cirio

Paseando una tarde en coche, se encontró detenido por el Viático que marchaba a casa de un moribundo. El rey hizo subir en su carroza al sacerdote, y cirio en mano acompañó al Sacramento hasta el lecho del enfermo.

El resplandor entró por la puerta abierta en la estancia donde se hallaba reposando el sujeto, y al herir sus ojos, provocó la misma conclusión que hubiera provocado en estado de vigilia; esto es, la de que la llama de un cirio había producido un fuego en un lugar cercano al cadáver.

Mas al levantarse por la mañana, encontrose con que cada cirio se había convertido en una canilla y que la vivienda era un campo santo u osario.

El caballero peruano extrajo de una de las maletas de sus cuñadas un tremendo crucifijo de oro y organizando una peregrinación por los puentes se pusieron en marcha al son de la canción: "¡Oh, María, madre mía, etcétera, etcétera...!" Tras de la reja del departamento de máquinas, los brigantes desnudos, al pasar la procesión, le gritaban increíbles obscenidades, pero las devotas y sus acompañantes continuaron imperturbables. El telegrafista abría la marcha con un cirio en una mano y el revólver en la otra.

Atónita la vieja, entonces mira con atención al cabo, y más se admira que el sacristán, diciendo: -En cincuenta y tres años que siguiendo estuve la carrera de moza de portal y de tercera, no vi un cirio tan tieso y tan soplado.

Como costumbre española, se había introducido entre nosotros la de que toda niña de más de quince abriles encendiese aquella noche un cirio ante la imagen del precursor de Cristo.

En el centro de la iglesia y sobre una cortina negra leíase en grandes letras cortadas de un pedazo de género blanco: En los momentos en que el sacerdote oficiante iba a consagrar la Hostia divina, desprendiose un cirio de la cornisa del templo e incendió la cortina.

Por tu blancura, celos padece el Marqués Lirio, y diamantes y perlas se han negado a brillar en nuestro pecho, porque, han sufrido el martirio de ver, que ante tus ojos, eran cual blanco cirio, que quisiese a dos soles, con su brillo igualar.

Ahuyenta, madre, ahuyenta la chusma turbulenta; y te pondré en la falda olorosa guirnalda de rosa, nardo y lirio; y haré que tu sagrario alumbre un blanco cirio por todo un octavario.

Al menos, cuando Nora estuviese en la Ascensión, no vería su palidez, de cirio, sus dilatadas pupilas, la expresión precozmente grave de aquella cara que cada día, facción por facción y rasgo por rasgo, traía más a la memoria la faz del muerto.

Es la viuda de un héroe, muerto en defensa de la patria; ¡de la patria que deja a su familia en la miseria! Allí, una joven, vistiendo el sayal de la penitencia, desnudos los pies, y en la mano un cirio de expiación.

Sabino Guerrero SUPLENTES Pedro Cirio Loayza Loaiza, Serafín Castillo Rodríguez, Miguel Arteman Vidal Vivanco, José Filoteo Jaramillo Ordoñez, Teófilo Domingo Huanca Rogel, Aimar Antonio Valle Moreno, Gabriel Antonio Díaz Jaya.