galeno


También se encuentra en: Sinónimos.

galeno

(De Galeno, médico griego de la antigüedad.)
s. m. y f. MEDICINA Persona autorizada para ejercer la medicina. médico

galeno, a

(Del gr. galenos, tranquilo.)
adj. NÁUTICA Se aplica al viento o brisa que es suave.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

galeno

 
m. fig. y fam.Médico.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

galeno

(ga'leno)
sustantivo masculino
persona que tiene la autorización académica y legal para ejercer la medicina Debes hacer caso a los consejos del galeno.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

galeno

nombre masculino
(col.) médico* doctor matasanos (desp.) medicastro (desp.) medicucho (desp.) mediquillo (desp.) mediquín (desp.)
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

galeno:

facultativomédico, doctor,
Traducciones

galeno

Galen

galeno

Galen

galeno

Гален

galeno

Galen

galeno

Galen

galeno

جالينوس

galeno

Galen

galeno

Galen

galeno

Galen

galeno

Galen

Galeno

SMGalen

galeno

1/a SM/F (Literat) (hum) → physician (LAm) → doctor
V tb galena

galeno

2 ADJ [viento] → moderate, soft
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005

galeno

m (fam) doctor
English-Spanish/Spanish-English Medical Dictionary Copyright © 2006 by The McGraw-Hill Companies, Inc. All rights reserved.
Ejemplos ?
Decía saber oraciones para muchos y diversos efectos: para mujeres que no parían, para las que estaban de parto, para las que eran malcasadas, que sus maridos las quisiesen bien; echaba pronósticos a las preñadas, si traía hijo o hija. Pues en caso de medicina, decía que Galeno no supo la mitad que él para muela, desmayos, males de madre.
Si quieres ser famoso médico, lo primero linda mula, sortijón de esmeralda en el pulgar, guantes doblados, ropilla larga y en verano sombrerazo de tafetán. Y en teniendo esto, aunque no hayas visto libro, curas y eres doctor; y si andas a pie aunque seas Galeno, eres platicante.
Siguió éste tres días entre si amanece o no amanece; pero al cuarto anunció el galeno que la enfermedad hacía crisis favorable, y crisis fue que entró D.
El tal Galeno, después de recetar, limitándose los cortos alcances que la Sociedad le permitía, respiraba recio, con cierta lástima desdeñosa, y daba a entender bien claramente que aquello podía ser la carabina de Ambrosio: que la verdadera salud estaba en tal y cual tratamiento, que costaba un dineral; pues entraban en él viajes, cambios de aire, baños, duchas, aparatos para respirar, para sentarse, para todo, brebajes reconstituyentes muy caros y de eso muy prolongado...
(Todo lo que sigue se refiere a la educación física que recibía para ser un hercúleo caballero) (Décimo sexto) Invertido así este tiempo (desarrollo físico), se enjugaba, se frotaba, se refrescaba y examinando los árboles y las plantas para comprobar las observaciones de los que sobre esto han escrito en la antigüedad, como Teofrasto, Dioscórides, Marino, Plinio, Nicandro, Macer y Galeno.
Un campesino muy avaro tenía a su mujer en cama desde hacía dos meses, y acosado por los vecinos, se decidió a llamar al doctor: -Que me la cure o que me la mate, le he de pagar peso sobre peso. La vieja falleció, y a poco, apareció el galeno a saldar su cuenta.
Y los discípulos de Galeno eran los que más contribuían a vigorizar esa opinión, si hemos de dar crédito a muchas tesis o disertaciones médicas, que impresas en Lima, en diversos años, se encuentran reunidas en el tomo XXIX de Papeles varios de la Biblioteca Nacional.
El doctor Juan Villalobos, de aquella corte galeno, al personaje consagra toda su ciencia y su esmero; y en el pronóstico duda, y cauto no quiere hacerlo, hasta que síntomas note más favorables que adversos.
Halló, docto en engaños, un galeno de ciencia más que apta al crimen grave, pues más matar sabía con veneno que dar vida al enfermo con jarabe.
En ese tiempo el capitán Juan Galeno comenzó a avanzar con los otros la sobredicha fortaleza; de suerte que nuestra gente dio ataque a los enemigos por tres diversas partes a un mismo tiempo, con grande coraje y valor.
La abadesa, discreta, de la verdad queriendo cerciorarse, en la nariz montó los anteojos, que eran auxiliadores de sus ojos; mandó luego acercarse al galeno que estaba bien armado por no haber la receta consumado, y, alzándole de prisa el cumplido faldón de la camisa, exclamó con presteza: -¡ Bendígaselo Dios!
Y ella al galeno entonces, muy serena, dijo -No es menester, que ya estoy buena; mi enfermedad penosa ha cedido a la fuerza milagrosa que San Agustín puso en los pepinos de los robustos frailes agustinos.