indecencia


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indecencia

1. s. f. Falta de decencia la criticaban por la indecencia de su conducta; su falta de decoro e indecencia no me sorprenden. deshonestidad decencia
2. Acción o palabra indecente o indecorosa estos hechos son una indecencia.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

indecencia

 
f. Falta de decencia o de modestia.
Acto vituperable.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

indecencia

(inde'θenθja)
sustantivo femenino
1. falta de observación de las normas morales de una sociedad La indecencia de sus escritos generaba gran polémica.
2. acto que no observa las normas morales de una sociedad Disfrutaba de decir indecencias en público.
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

indecencia

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.
Traducciones

indecencia

indecency

indecencia

indécence

indecencia

SF
1. (= cualidad, falta de decencia) → indecency; (= obscenidad) → obscenity
2. (= acto) → indecent act; (= palabra) → indecent thing
3. (= porquería) → filth
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Lustrar el calzado sosteniéndolo en la mano, corriente; limpiar una bota puesta en un pie..., eso, ¡recontra!, es una grandísima indecencia.
Estos quiteños bergantes, ¿cómo harán tal indecencia?, pues hallo yo en mi conciencia que es muy grave hipocresía vestir la cicatería con traje de penitencia.
Precisamente aquella noche les tenía ella a los señoritos una cena de rechupete: lenguados en salsa, Pollos con «chicharos» y costillas de cerdo en adobo. ¡Que tirasen al polvero esa indecencia, si no querían morir de mala muerte!
Y no que éstas o se pierden por falta de doctrina o por querérsela aplicar por tan peligrosos medios cuales son los maestros hombres, que cuando no hubiera más riesgo que la indecencia de sentarse al lado de una mujer verecunda (que aun se sonrosea de que la mire a la cara su propio padre) un hombre tan extraño, a tratarla con casera familiaridad y a tratarla con magistral llaneza, el pudor del trato con los hombres y de su conversación basta para que no se permitiese.
Así como la sacaron, pidió que si estaba allí el señor Arzobispo, la llevasen a él, como fue hecho, habiéndola, por la indecencia que estar desnuda causaba, cubiértola con una capa.
Soltó la indecencia gorda, provocando en el compadrío una explosión de risotadas, y chuscando un ojo añadió socarronamente: -¡A largas tierras, largos engaños!
¡Oh, qué bien que le han de estar las espumillas! Belleza como la que Dios le ha dado era indecencia traer descansos que puedan ser gruesos para un encerado.
Añadió su merced que aquello era una indecencia sin nombre, y que para ponerle coto á tiempo, antes que, alentándose con la impunidad ó desentendencia de los oficiales de justicia, llevaran el desacato y el insulto a personas de calidad, había echado guante á los turbulentos, empezando por el cabecilla que era un chileno, mocetón de veinticinco años, el cual iba, a caballo, batiendo una bandera de tafetán colorado, enarbolada en la punta de una caña de dos varas de largo.
Es justo que lo aclare, porque si quieren pintar a otros con bombines que pinten al ministro que los tenga, pero que no cometan la vileza, la innobleza y la indecencia de venir a pintárselo al que no tiene porque eso no es honrado y eso no es de artista (EXCLAMACIONES).
Pues, ¿cómo, vuelvo a decir, aleves monstruos, ingratos instrumentos de mi afrenta, imágenes de mi agravio, en tal sitio--¡qué tormento!-- a las dos--¡qué desacato!-- disfrazadas--¡qué indecencia!-- solas con dos hombres hallo?
No sé si tú sabrás que su población se compone en su mayor parte de malasios infieles, de chinos hediondos y de budistas cuya indecencia llega a extremos que no puedes imaginarte.
El chico no acertaba a explicar la razón; sólo afirmaba lo de la indecencia con tal energía y con tales pujos de altivez, que el limpiabotas, pegándole un puntillón brutal, le echó al arroyo, no sin gritarle: -Vaya usía con Dios, señor marqués...