Llegamos al dormitorio de mi madre y ante el altar, donde había una virgen del Carmen muy linda, nos arrodillamos. Iniciamos el rezo.
Un desdén tan profundo me pasea por las letras degastadas que no quiero más cartas sobre mesas inhóspitas al rezo, sino puntos sobre íes de signos sacros y bostezando confesas, no importarme el lugar donde las rompan los carteros del fastidio… Vacío de edades, desgajado el optimismo en anuarios de patéticas creaturas que no oyeron, mudo… me arrincono en el bochorno de esta tarde como un títere callado… que se conforma con el hilo que le toca en su senecto teatro y sin avisos al usuario de mi nombre ni recados al lector analfabeta me corrijo la función desprogramada y reitero desnudo las escenas censuradas por silicios encrespados adaptándome al proscenio donde caigo abandonado.
Y sintió gran sorpresa y temor al descubrir delante del altar tres piedras enormes, que eran en realidad tres tumbas. Se arrodilló Catherine y comenzó su rezo, interrumpido por lágrimas y sollozos.
Aquí el rascarme la cabeza. Yo, que desde el último amén del
rezo hasta las seis dormía a pierna suelta, tuve entonces mis ratos de velar.
Tomás Carrasquilla
Por la noche llaman a Candelaria al
rezo y no responde; búscanla y no parece; corren a su cuarto, hallan abierto y vacío el baúl...
Tomás Carrasquilla
Era más de media noche cuando, fatigado del
rezo y de encomendar el alma, empezó el sueño a apoderarse del padre Farfán de Rivadeneira, quien después de encargar al hermano lego que no pestañease, se recostó sobre el único estrado del cuarto y a poco se quedó profundamente dormido.
Ricardo Palma
Es por esto que —confiando mucho en su celo y autoridad episcopal, Venerables hermanos, y sin dudar que los fieles buenos y piadosos irán más allá de la mera letra de la ley— disponemos que durante todo el mes de octubre, durante el rezo del Rosario, sobre el cual ya hemos legislado, se añada una oración a San José, cuya fórmula será enviada junto con la presente, y que esta costumbre sea repetida todos los años.
Las comparaciones de novio, de esposo, de amante celestial y de matrimonio eterno que se repiten en los sermones suscitaban en el fondo de su alma dulzuras inesperadas. Por la noche, antes del rezo, hacían en el estudio una lectura religiosa.
Yo no pido a Dios que por mí cambie el orden del mundo;
rezo deseando que haya armonía entre mi bien, el que persigo, y ese orden divino;
rezo, en fin, deseando que mi bien sea positivo, real, no una apariencia, un engaño de mi corazón.
Leopoldo Alas
¡Ellas, pues, ya sabían que yo debía «decir!» Con su reír interrumpía el
rezo de la anciana que se quedó pensativa acariciando las cuentas de su camándula.
Rubén Darío
Pero, bien porque no se hubiera fijado en aquella maniobra o porque no quisiera someterse a ella, ya se había terminado el rezo y el «novato» aún seguía con la gorra sobre las rodillas.
Contra lo que más declamaba, era contra el
rezo en que se pide a Dios o a los santos que hagan alguna cosa para cumplir nuestro deseo.
Juan Valera