De esta suerte llegó a la cocina, pero ni jefe, ni sota-cocineros, ni pinches, ni fregatrices había en ella; todo estaba desierto, como el resto del palacio.
También se le mandó al predicho sota síndico que averiguase a quién pertenecen ciertos ranchos que están en la Cañada junto a las paredes del Conde de Quinta Alegre.
Vióse un escrito del maestro Pedro Plata en que pedía se le permitiese redimir el principal de cuarenta pesos que reconocía a censo a favor de esta ciudad un sitio que compró en la Alameda a don Fortunato Mesías, y se decretó lo siguiente: “El Sota-síndico don Camilo Gallardo, con conocimiento del Procurador General de Ciudad, perciba y cancele este principal”.
Y el Ayuntamiento proveyó lo siguiente: “Para proveer, el Sota-síndico presente una razón de los escribanos que adeudan los alquileres de las piezas que ocupan, el tiempo y sus cantidades, y si han sido requeridos”.
Inaccesible al deshonor, floreces; creeré en ti mientras una mexicana en su tápalo lleve los dobleces de la tienda, a las seis de la mañana, y al estrenar su lujo, quede lleno el país, del aroma del estreno. Como la
sota moza, Patria mía, en piso de metal, vives al día, de miagros, como la lotería.
Ramón López Velarde
El valiente patriota, don Rafael de la Sota, con 150 hombres, sostuvo por cerca de 3 horas el fuego del Ejercito de Chiloé, y después de clavar la artillería cedió a la fuerza infinitamente superior, y se salvo para volver a pelear en unión de sus conciudadanos, a quienes inflama con sus palabras y ejemplo.
Tiraba lentamente. Era una mano sádica que hacía doloroso el placer y lo prolongaba. De pronto se levantó un murmullo: -¡La sota! ¡La sota!
---- El valiente patriota, don Rafael de la Sota, con 150 hombres, sostuvo por cerca de 3 horas el fuego del Ejercito de Chiloé, y después de clavar la artillería cedió a la fuerza infinitamente superior, y se salvo para volver a pelear en unión de sus conciudadanos, a quienes inflama con sus palabras y ejemplo.
El resto queda a cargo de doña Calixta y sus hijas: y el resto se reduce simplemente a que se dé la primera una vuelta por la cocina, al sonar la una, para sazonar el puchero y hacer la sopa, poner en seguida la mesa y servir de un solo viaje toda la comida, compuesta de sota, caballo y rey, como decían los estudiantes de tricornio y cuchara de palo; y al avío de la casa, que es de cuenta de las chicas.
Compadre don Centurión, esto en confianza le digo yo sé que usté es nuestro amigo y no nos hará traición; a más es de la opinión y por eso le he albertido, pa que quede prevenido que Aparicio ya invadió, y mi marido marchó a riunirse a su partido. ¡Pobre viejo mi tocayo siempre guapo y tan patriota, no andaba espiando a la sota para ensillar su caballo!
-Pos lo que le pasa es que la Pinturera y el Zancúo le han jugao una chanaíta de las que están pidiendo a voces una puñalá en un riñón... Eso es, ¡mardita sea tu sangre!... ¿Aónde tenías esa sota de oro? -En el contrafuerte..., adónde la iba a tener...
pero le prometí a don Narciso ir a votar, porque así me lo pidió, cuando lo compuso a Manuel, mi hermano, por esa pelea que tuvo, el mes pasado, y en la cual cortó medio feo a Juan Sota.