martes, 8 de abril de 2025

LECTURA DE FRANZ KAFKA

Franz Kafka (1883-1924) 



KAFKA Y YO

 

 
   Leo a Kafka con frecuencia alevosa. Para entender la piel translúcida del mundo y sus agrietadas variaciones. Para entenderme yo. Sé que el absurdo forma parte de lo cotidiano. Lo respiro con sosegado conformismo. Sin apremio, sin pánico. Los desnortes de la situación política, la perpetua idiocia nacionalista y su retaguardia militante, los asesinatos y la barbarie fundamentalista, los atentados contra la dignidad y la beligerancia de quienes manosean el sentir colectivo en los medios de comunicación son atajos de sentido único. Llevan a Kafka.
   La biografía del escritor disiente de su obra. Fue un modesto judío de Praga cuyo itinerario vivencial estuvo regulado por rutinas meticulosas. Las lentas caladas de su existencia no pueden interpretarse en clave literaria. Las relaciones con los demás fueron pobres, como si permaneciera en el umbral del otro, detrás de un cristal que asegurara un íntimo confinamiento.
   Borrado en lo diario, el hombre personifica el sopor del relato sin argumento. Observa el entorno y anota solo lo que sucede fuera. Desconcierta, porque el azar  legitima el absurdo. Sobre la mesa camilla de lo cotidiano leo a Kafka y el tiempo se deshace en nubes bajas. Pongo el brazo en su hombro y nos perdemos juntos en el espacio fértil de cualquier laberinto.
 

(Del libro de microrrelatos  Fuera de guion (Lastura, 2024)


lunes, 7 de abril de 2025

EN EL CAMINO

Soledad 
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana 


Noches y días,
viajeros sedentarios 
sin cobertizo.




 

sábado, 5 de abril de 2025

CARMEN HERNÁNDEZ MONTALBÁN. ONDAS EN EL ESTANQUE (Aforismos)

Ondas en el estanque 
(Aforismos)
Carmen Hernández Montalbán
Prólogo de José Luis Morante
Aliar Ediciones
Guadix, Granada, 2025

 DUNAS DE AGUA

   
 
El expresivo título Ondas en el estanque, de Carmen Hernández Montalbán, tan contundente y visual, recuerda de inmediato el haiku más celebrado del clásico japonés Matsuo Basho: “Un viejo estanque. / Se zambulle una rana, / ruido del agua”.  El epígrafe parece el umbral de una introspección meditativa, un deseo de profundizar en la observación y trasladar sus dibujos verbales a la escritura. Naturalmente, entre la estrofa japonesa y el decir preciso del aforismo abundan los rasgos diferenciales; pero ambas estrategias expresivas comparten el afán de desprendimiento. Mantienen la pupila alerta, a punto de ver, ante un paisaje que exige capacidad sensorial y toma de conciencia; un minucioso cotejo de las estribaciones intimistas del yo interior. 
  Esta salida a descubierta de los aforismos requiere una aproximación inmediata sobre el tiempo de plenitud que vive esta modalidad expresiva. Durante siglos ha tenido una presencia secundaria entre los géneros literarios, sobre todo entre la novela y la poesía. Se desconocía casi al completo la tradición literaria en el tiempo y la obra de sus protagonistas más celebrados. Pero las redes digitales, entre otros factores, tan proclives a la inmediatez, los asuntos cambiantes y la urgencia de titulares efímeros han rescatado al minimalismo verbal de la condición precaria del ángel caído. Carmen Hernández Montalbán se incorpora gustosa al mediodía aforístico y reúne sus textos en las páginas de Ondas en el estanque, un libro con voluntad de ser y existir que refleja, con agudeza y concisión,  un mundo cercano, fragmentario y disperso.
   Desde el comienzo de la entrega se percibe una evidente inclinación hacia lo poético, hacia lo que se ha dado en llamar “aforismo lírico”,  frente a otras modalidades como los aforismos éticos o filosóficos que alumbran una clara tendencia moralizante. La sensibilidad de la autora entrelaza en cada esqueje verbal lenguaje coloquial y sentido poético. Así se vislumbra en estos ejemplos: “Tómate un baño de brisa, así espantarás tus miedos recordando el vuelo de los pájaros”, “En el mar habitan todas las melodías del universo”. Los escuetos desarrollos verbales no hablan de instantáneas provocadas por situaciones concretas sino que alumbran ideas que reflejan el continuo vaivén del pensamiento. La mirada es vigilia. Reclama los rasgos sutiles de cada detalle, siempre alejados de cualquier afectación, vestidos de humildad y cristalina transparencia. De este modo, cada aforismo contiene sendas invisibles de exploración y conocimiento; la voz de alguien que sabe que “la respuesta ha de vestirse con el traje de la interrogación”, aunque la realidad se disfrace de objetividad y cercanía.
  En Ondas en el estanque se establece un diálogo a dos voces entre palabras e imágenes. Los collages de Carmen Hernández Montalbán son etéreas construcciones imaginarias que firman alianzas con lo simbólico; no son instantáneas decorativas sino semillas que abren surco a las palabras para que estas se conviertan en dunas de agua.
   La propuesta de Carmen Hernández Montalbán, en su aparente sencillez, resulta compacta y bien construida. En ella convive el tono meditativo de la filosofía existencial y la voz conversacional de los sentidos, aderezada con un abundante despliegue de imágenes en torno a los sentimientos. La escritora encontró la belleza de esta forma breve en las obras del poeta, pintor y filósofo libanés Kahlil Gibran, cuyos aforismos atesoran hondura emotiva y conocimiento filosófico. Aquel magisterio impulsó una obra que entiende esta forma breve como un horizonte de significación, como un puente que enlaza sabiduría y el pensamiento. Con hábito paciente, su biblioteca ha ido sumando enunciados célebres de escritores, pensadores o artistas que han dado continuidad al despliegue verbal del aforismo en las voces de Antonio Machado, Rafael Sánchez Ferlosio y contemporáneos como Andrés Trapiello, José Luis Morante, Miguel Cobo Rosa y Miguel Ángel Arcas.
   En Carmen Hernández Montalbán la síntesis del pensamiento se conjuga con la práctica del collage digital, desarrollada en el intervalo temporal de los dos últimos años, en un ejercicio de taller, capaz de enriquecer la relación  entre ideas e imágenes. Sin duda, con un gusto autodidacta, acaso fomentado por las nuevas tecnologías, que se consolidan como puertas para explorar novedosas técnicas de creación de imágenes y vídeos.
   Los enunciados sentenciosos de Ondas en el estanque hacen de la búsqueda un punto de fuga. Plantean una vigilia sensible para que afloren las voces del silencio. Mantienen en su brevedad el entusiasmo de quien sabe que las palabras siempre necesitan la libertad del vuelo de algún pétalo.
 

                                                                                            JOSÉ LUIS MORANTE 

viernes, 4 de abril de 2025

EL PARKING

Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza
LA DIVINA COMEDIA 
Dante Alighieri

 

                                                                         EL PARKING

     La ciudad dispone de un solo parking. Es una construcción con forma de zigurat cuyo exterior apenas muestra indicios de vida. Cuatro avenidas del callejero acogen sus entradas. Son portones con largas rampas dispuestas a engullir incansables atascos. Nada presagia que el interior alumbre una cronología sin relojes. Tras ocupar la plaza, conductores y pasajeros caminan a pie por itinerarios de ida y vuelta que fosilizan la paciencia. Entre el desconcierto y las grafías publicitarias, los aleatorios recorridos se repiten. Así pasan días y noches con lentitud de invierno subterráneo. Los usuarios van y vienen despacio, o duermen en los asientos de sus autos en raras posiciones fetales. Útero inmenso, el parking hace de sus salidas espejismos fugitivos de la memoria.

Del libro Fuera de guion (casi cien microrrelatos)

Editorial Lastura, 2024






jueves, 3 de abril de 2025

LLUVIA EN LAS CALLES VACÍAS


 
UNA CALLE VACÍA
 
Hoy recorren mis pasos esa calle
que no esconde ningún itinerario.
Todas las calles fluyen dócilmente
al mar de cualquier sitio,
cierran con parsimonia una distancia;
pero ésta alarga al infinito su trazado,
pretendiendo ignorar dónde concluye.
Amo el cuello sumiso de sus verdes farolas,
los reflejos chillones de sus autos a plazos,
la cal que habitan líquenes y musgos;
y amo sus papeleras, cielos para despojos,
singulares regazos donde nada perturba
el aliento feliz de lo caduco.

     (del libro Población activa, 1994) 


miércoles, 2 de abril de 2025

MICHAEL WATERS. POEMAS ASCENDENTES

Poemas ascendentes
Michael Waters
Traducción al castellano
de
Frances Simán
Ediciones El Ángel Editor
Colección El Otro Ángel
Quito, Ecuador, 2024

 

VIVIR EN EL DESPUÉS


    Aparece en castellano, fruto del incansable quehacer de la traductora Frances Simán, el volumen Poemas ascendentes de Michael Waters (1949). Residente en Ocean (Nueva Yersey), antiguo profesor de la Universidad de Monmouth, en West Long Branch, y esposo de la poeta estadounidense de origen rumano Mihaela Moscaliuc. Michael Waters protagoniza un fecundo transitar literario en verso y prosa que aglutina el ensayo La bicicleta y el alma (2024) y catorce títulos de poesía, entre los que se integran los poemarios Darling Vulgarity (2006), The dean of Discipline (2018), Cat (2020) y Sinnerman (2023). Además, ha coeditado varias compilaciones y su taller de autor ha conseguido el apoyo de prestigiosas instituciones como la Fundación Guggenheim y el Fondo Nacional para las Artes de Estados Unidos.
    La traductora integra como umbral una breve nota “Ascendencias” que clarifica su decisión de acercarse a la sensibilidad estética de Waters a través de la antología Poemas ascendentes, donde conviven conocidas composiciones de trayecto y algunos poemas inéditos. La lírica de Michael Waters se caracteriza por su tensión narrativa y por el uso de algunos núcleos temáticos recurrentes en torno a la evocación, el asombro intacto de lo cotidiano, la genealogía de la identidad o el sedimento de las relaciones sentimentales. El poema abre la conciencia a un relato que se va construyendo desde la incertidumbre, con una palpable cadencia versal que elimina el prosaísmo y lo acerca a un entrelazado de tiempos, entre la reconstrucción ficcional del pasado y el ahora mudable. El sustrato narrativo convierte al sujeto verbal en espectador. Se preserva lo anecdótico para transcender las circunstancias y buscar respuestas existenciales. Ejemplos de este formato expresivo encontramos en “El misterio de las cuevas” , “Leyendo a Dikens” y “Covert Street”.
   La naturaleza comparte el fondo de representación de Poemas ascendentes. Es un escenario imprevisible y capaz de mantener la imaginación despierta con su luminoso lenguaje. Sus paisajes conforman un universo físico cercano, que impregna la textura sensorial y ejerce en los estados de ánimo del sujeto una acción terapéutica. De este conocimiento del entorno natural se nutren los versos del extraordinario poema “Fresno verde, arce rojo, gomero negro”, del  que rescato algunos versos iniciales: “Cuántas veces me consolaron los nombres de los árboles, / cómo repetía para mí mismo fresno verde / mientras el matrimonio se consumía en el no-hablarse, / arce rojo cuando la ternura era cualquier cosa menos eso, / luego gomero negro, gomero negro mientras yacía junto a ti / en el no-dormir, en el no-hacer el amor…”
   Para dar variedad al hilo argumental, Frances Simán recoge composiciones diversas. Conviven en este amplio enfoque de asuntos la reflexión biográfica y los poemas derivados de viajes o reflexiones en torno al arte. La escultura de Donatello “Magdalena”, por su exacta expresión de la angustia, genera una notable indagación sobre la fragilidad existencial y el inevitable olvido. En la esencia del poema, como en otras composiciones, el tema del tiempo y la travesía vital donde la madurez y senectud enlazan con el intervalo auroral de la infancia y la indefensión de quien va recorriendo un camino de erosiones y pérdidas, entre la cercanía de lo inevitable. Tramo a tramo, las composiciones desprenden la sensibilidad comunicativa de la confidencia intimista, la persistente búsqueda de situaciones con un claro enfoque evocador. En la realidad habita lo diverso; pero en el patrimonio personal de cada identidad el pensamiento preserva también el reverso de lo que se aparenta, la memoria del humo que conmueve, más allá de la escarcha, y aflora hacia el exterior mediante la escritura.
    Cada poeta crea su voz singular, acumula coordenadas propias que establecen una poética intrínseca. En la poesía de Michael Waters es palpable la conexión entre experiencia biográfica y lenguaje. El autor sabe que los libros son puertas que permiten el encuentro entre recuerdos y símbolos, las señales que detectan las zonas transitables de la condición humana. Las palabras no son sólo palabras; constatan lo que sucede fuera; hablan también de que la escritura es siempre un horizonte abierto que no precisa más final que el aliento que guía cada verso: la cercana presencia de los sentimientos.
  En Poemas ascendentes encuentra significado la experiencia vital. Se apuesta por el intimismo y la proximidad del sujeto verbal, cuya voz en el ahora refleja el cauce manso de lo cotidiano, esas fotografías lúcidas que reflexionan sobre el sentido de lo existencial. La escritura acoge hitos temáticos perdurables: el amor, la muerte, la soledad y esos impactos mínimos que resaltan la fragilidad del ser transitorio en el cauce manso de lo cotidiano. Poesía viva, sensible, con el latido de lo perdurable.


JOSÉ LUIS MORANTE



 
 

martes, 1 de abril de 2025

LA PIEL DEL CACTUS

Sequía
(cactus de Níjar)

 

SABOR ACRE

 
Se  despeña a diario por el precipicio de la inteligencia.
 
Pieles con la compleja sensibilidad de cactus.
 
Imita a los paisajes áridos de la estupidez con el talento de un explorador.
 
Nunca niego el saludo a los ausentes.
 
Unen suelo y ceniza con una raíz de bergamota.
 
En el frío del amanecer tiembla el futuro y su escasa reputación.
 
Todo muy claro, dijo, y se adentró en el túnel.

(Aforismos de gris)