La mortalidad de los ataques de la familia de los patos hacia humanos, aumentó un 1000% en tan sólo los últimos 3 meses.
Cada día, más víctimas se atreven a denunciar la crueldad que sufren en cualquier ámbito por culpa de los patos. Gente sin trabajo, familias rotas y un nido lleno de comida.
Muchas veces dejamos pasar este dolor. Queremos pensar que no fue para tanto, sin aceptar que realmente nos ha ocurrido. ¿A caso deberíamos seguir aceptando que un animal sin pulgares tenga más derechos que nosotros?
"Un pato se llevó a mi mujer y mis hijos"
35 años - Vive de las tragaperras
"Antes de la llegada de los patos podías decir cualquier cosa en internet. "
53 años - Dice lo que quiere por internet
"En mis tiempos los platyrhynchos tenían su propia acera"
30 años - Fumar le pasó factura
"HAY QUE PREPARARSE PARA LUCHAR CONTRA CIENTOS DE ELLOS. SE REPRODUCEN COMO CONEJOS"
20 años - No sabe poner la lavadora
"A mí realmente no me molestan los patos, estoy buscando gente para una partida de 4 de commander en magic, somos 1 persona."
26 años - Claramente no juega a Pokemon
Tenemos en nómina a algunas de las personas más experimentadas a la hora de atender víctimas.
Meses de experiencia en el sector nos permiten decir que sabemos lo que hacemos.
Suelo tener el móvil con sonido, salvo cuando se me quede sin batería. (5 bitcoins minuto, también aceptamos tarjetas de Amazon.)
Ya que la usan todos, no vamos a ser menos.
Es complicado fiarse de internet, pero no tenemos motivos para mentir. (La aceptación de este servicio supone cargos recurrentes)
Esta página web y la opinión de algunos usuarios de internet nos avalan.
Ataques cada minuto
Familias afectadas
Patos ilegales
Presidente del gobierno
¿Cuantos picotazos, aleteos y graznidos vamos a tener que soportar hasta que esto sea insostenible?
Muchas personas tienen miedo a contar sus experiencias, pero el silencio es el arma más poderosa de los patos.
Más patos llegan a nuestras costas y el presidente Pato Sanchez no hace nada al respecto. Echo de menos a mi mujer, vuelve Marta por favor, no sé encender el lavavajillas.