Yo soy el Desengaño; estos rasgones de la ropa son de los tirones que dan de mí los que dicen en el mundo que me quieren, y estos cardenales del rostro, estos golpes y
coces me dan en llegando, porque vine y porque me vaya, que en el mundo todos decís que queréis desengaño, y en teniéndole, unos os desesperáis, otros maldecís a quien os le dio, y los más corteses no le creéis.
Francisco de Quevedo
-Con la que lo dices, lo atices, grandísima arrastrada; que ya dirá la gata al unto, te barrunté y te barrunto. Y el alguacil mayor se alejó, murmurando: -
Coces de yegua, amor para el rocín.
Ricardo Palma
PENTEO No quieras hacerme prudente: tú, preso fugitivo, ¿te salvarás de que te encadene, o habré de volver mi justicia sobre ti? DIONISO Yo le haría sacrificios en lugar de irritarme y de dar coces contra el aguijón, mortal contra un dios.
En un abrir y cerrar de ojos rompo la cuerda que me sujetaba y aprieto a correr como un demonio, protegiendo mi retirada con abundantes coces.
detestable cuadrúpedo, aunque tuvieses uso de palabra ¿á qué imbécil persuadirías de que no te cabe culpa en esta desgracia? ¿No podías defender con tus coces y mordiscos al infeliz muchacho?
Mas en cuanto le vio otra palabra llamada Música, se echó sobre ella y empezó a mesarla los cabellos y a darla coces, cantando así: -Miren la bellaca, la sandía, la loca; ¿pues no quiere llevarme encadenada -con una Preposición, diciendo que yo tengo Filosofía?
Con más felicidad que el precedente, 1020 pisó las huellas casi del primero el adusto vaquero. Pasos otro dio al aire, al suelo
coces.
Luis de Góngora y Argote
Otros que llaman tarabilla, gente que se va de palabras como de cámaras, que hablan a toda furia. Había otros habladores nadadores, que hablan nadando con los brazos hacia todas partes y tirando manotadas y
coces.
Francisco de Quevedo
Lleno de un horrible miedo corrió nuestro hombre para huir hacia la puerta, mas el perro, que estaba echado detrás de ella, se tiró a él y le mordió una pierna; cuando pasaba por el corral al lado del estiércol, le soltó un par de
coces el asno, mientras el gallo, despierto con el ruido y alerta ya, gritaba: ¡qui qui ri qui!
los Hermanos Grimm
Hamela Dios dado por favor gn- de, pero no fie de ella, que es cerril, y le dara un par de coces— Dios le guarde — El de Cuenca, — Nada he habido menester de Dios ni de paciencia, co nociendo su ignorancia, para sufrir su desverguenza.
SOLDADO: Pues, señor Andrés, esté en lo que quiero decirle: tome este cuarto de a ocho, y haga cuenta que va pagado por cuatro días de la limosna que le dan en esta casa y suele recebir por mano de Cristina; y váyase con Dios, y séale aviso que por cuatro días no vuelva a llegar a esta puerta ni por lumbre, que le romperé las costillas a
coces.
Miguel de Cervantes
dixo el licenciado, viendo la escarapela; empezaron todos á encogerse de hombros, y á decir, que se rugia cierta cosa; y que aunque no importaba un bledo, bastaba el run run y el qué diran; y que si no se estorbaba, era fuerza que el alguacil llevase una tunda de coces.