CORIFEO De tu ancha garganta, ¡oh Cíclope!, abre la puerta de tu labio: listos para ti, cocidos y asados, golosinas de la brasa para roer, puedes trinchar los miembros de los extranjeros, en una peluda piel de cabra recostado. No, no me delates: trae sólo tú para mí solo la barca de navegar.
Olvídate de ti mismo, sé paciente, no temas. No te delates en caso de peligro. Cuando te enfrentas a un enemigo, mantén tu espíritu indomable.