22¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo, 23 Lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, Para el día de la guerra y de la batalla? 24¿Por qué camino se reparte la luz, Y se esparce el viento solano sobre la tierra?
La familia Sampedro no vestía luto; era algo peor: el peso de un misterio, de una trágica incertidumbre. El hijo menor,
Solano, llevaba más de año y medio sin aparecer, aunque se le buscaba incesantemente.
Emilia Pardo Bazán
Aquel día estaba fray Gómez en vena de hacer milagros; pues cuando salió de su celda se encaminó a la enfermería, donde encontró a San Francisco
Solano acostado sobre una tarima, víctima de una furiosa jaqueca.
Ricardo Palma
Y era el barbecho un fangal, y el prado un estanque era, y una charca la ribera, los valles un chapatal. Arrebataba el
solano las gotas del aguacero, que eran las puntas de acero de su látigo inhumano.
José María Gabriel y Galán
22 Mas su carne sobre él se dolerá, Y entristecerse ha en él su alma. Job 15 1 Y RESPONDIO Eliphaz Temanita, y dijo: 2¿Si proferirá el sabio vana sabiduría, Y henchirá su vientre de viento solano?
Y, de pronto,
Solano, con movimiento lleno de soltura, el airoso gesto del que recoge una flor, rodeó el talle de Irene, la atrajo a sí, y ella, vencida, se dejó ir, sintiendo sobre su pecho, entre un vértigo que la desvanecía, el batir y golpear del corazón de
Solano...
Emilia Pardo Bazán
Y la ahogaba a caricias, entre un susurro tierno, mientras ella, rendida, ya había olvidado la inminencia de las visitas anunciadas, que no eran invención para alejarle, sino un hecho cierto que ocurriría de un momento a otro. Fue
Solano, ducho en lances tales, el primero que recobró la razón.
Emilia Pardo Bazán
Éste era un lego contemporáneo de don Juan de la Pipirindica, el de la valiente pica, y de San Francisco
Solano; el cual lego desempeñaba en Lima en el convento de los padres seráficos las funciones de refitolero en la enfermería u hospital de los devotos frailes.
Ricardo Palma
Con motivo de la fundación del primer hospital, que se llamó del Carmen y que fue destinado a la convalecencia de las enfermas del de Santa Ana, un señor, don Juan
Solano de Herrera, le asignó una renta de dos mil pesos al año sobre un capital de cuarenta mil, impuesto en las Cajas Reales; pero fray Rodrigo se empeñó en que el donante emplease mejor esa suma en la fundación de un monasterio en Guatemala.
Ricardo Palma
Patria Madrid: Fortanet, 1890 Arcos de la Frontera y la invasión francesa (Conjeturas sobre un original documento). Prólogo de Víctor F. Marín Solano. Arcos de la Frontera / Cádiz: Cuadernos de la Prov.
La negación fue firme y categórica, con sabor de dignidad varonil. -Mira, hija mía -añadió
Solano, fijando sus ojos en Irene con insistencia abrasadora-.
Emilia Pardo Bazán
Y con mezcla de cómico y serio,
Solano se medio arrodilló ante Irene, y en el respaldo de lira de una silla imperio hizo ademán de tocar la guzla.
Emilia Pardo Bazán