Chapter Text
"Peace was never an option"
Erik Lehnsherr
Marcó el teléfono con cuidado mientras su compañero vigilaba la puerta del pequeño cuarto en que se encontraban. Dejó de escuchar el tono de marcado, alguien había levantado el auricular, y sin esperar un saludo o sonido alguno, habló.
―Hay seis aquí, tenemos confirmación visual de sus habilidades ―dijo con tranquilidad antes de sustraer del saco de su terno un papel doblado―. Hay dos más que no se encuentran en este momento, uno de ellos utilizó a Cerebro para localizarlos. Tengo las posibles ubicaciones de los que no llegaron a contactar ―anunció y comenzó a dictar las coordenadas mecanografiadas en el papel.
Su compañero sonrió desde la puerta. Luego de meses infiltrados en una rama ridícula de la CIA habían obtenido lo que tanto buscaban: datos reales de la presencia de mutantes.
Un sonido extraño llamó la atención de ambos, las paredes de la facilidad de la CIA eran gruesas y rara vez se podía escuchar lo que ocurría en el exterior. Intercambiaron miradas con curiosidad, en un primer momento pensaron en bombas, pero una explosión generaba mucho más impacto y las alertas no habían sido activadas.
La frecuencia del sonido comenzó a aumentar, como si muchos objetos estuvieran cayendo pesadamente contra las paredes. Sin darles tiempo de reacción, una nube oscura invadió el cuarto trayendo consigo un hombre de piel roja que no perdió el tiempo en tomarlos por el cuello y desaparecer con ellos, dejando la habitación vacía, con un teléfono descolgado y una hoja con coordenadas cayendo al suelo.
. .
Darwin estaba muerto, Ángel desertó a favor de Shaw y el complejo de la CIA que estuvieron usando como base se encontraba en ruinas. El panorama no era muy alentador. Aun así, Charles no dejó que una ola negativa lo invadiera, habían decidido encarar el problema de frente y para eso debían concentrarse en entrenar sus habilidades. Ellos por su lado habían logrado capturar a Emma Frost y con esto obtener una idea más clara de las intenciones de Shaw.
―¿Todo listo, Hank? ―preguntó al verlo acercarse con una pequeña caja que estaba seguro había visto en uno de los laboratorios. Moira se había retirado para buscar un transporte adecuado y le recalcó que era mejor que se movieran rápido, antes que otra rama de la CIA decidiera hacerse cargo de ellos.
―Casi ―respondió, mirando en dirección a Erik―. Hay algunas cosas en las que estuve trabajando que podrían sernos útiles, pero el área está bloqueada ―explicó y Erik le hizo una seña al muchacho para que lo guiara por el lugar en ruinas.
El concreto reforzado con metal se elevó por el aire con suavidad, abriendo camino por uno de los corredores que había sido afectado por las explosiones provocadas en el ataque. Hank se adelantó y comenzó a recolectar los instrumentos y documentos que consideraba les podrían servir, pero antes de poder terminar, una puerta cerrada lo separó de los últimos archivos que deseaba llevarse.
―Debe de haberse descuadrado… ―opinó el muchacho al momento que Erik realizó un pequeño movimiento con los dedos para abrirla.
―O alguien estaba adentro y la dejó cerrada ―comentó él, la puerta se encontraba en perfecto estado.
Hank entró a la pequeña habitación y se acercó a unos archivadores. Erik se quedó en el umbral esperando, hasta que un papel familiar olvidado en el suelo captó su atención. Lo levantó para cerciorarse y comprobó que eran las coordenadas de los mutantes que Charles había localizado. A muchos no llegaron a contactarlos ya que partieron tras la pista de Shaw en Rusia.
―Deberías de tener más cuidado con esto ―recalcó, mostrándole el papel y notando su sorpresa―. ¿No lo habías dejado aquí? ―preguntó y recibió una negativa. Observó un poco más el cuarto y se dio cuenta del teléfono descolgado a menos de un metro de donde había recogido el papel. De inmediato su instinto se activó y su mente se convenció de que alguien había sacado al exterior los datos.
―¿Erik? ―llamó Hank, sujetando los papeles que había entrado a buscar, al notar lo enfocado que se veía.
―Vamos, Charles debe estar esperándonos ―indicó, guardando el papel en el bolsillo de su casaca.
. .
Luego que Raven le mostrara al grupo la mansión y les asignaran un cuarto a cada uno, Erik se acercó a Charles para explicarle su preocupación respecto a los mutantes que no llegaron a contactar. Su mente estaba enfocada en el hombre que mató a su madre, pero algo le decía que debía de considerar seriamente la posibilidad de un enemigo del cual no estaban al tanto.
―Eso implicaría que había gente infiltrada ―recalcó Charles al escuchar a Erik.
―¿Sería tan extraño? ―replicó él con tranquilidad―. Esto no tiene que ver con Shaw, quien haya estado en esa habitación murió como el resto de los agentes.
―¿Crees que alguien está interesado en localizar mutantes? ―cuestionó Charles y ante la respuesta afirmativa, pero silenciosa, lo meditó un poco―. No van a poder dar con ellos sin mí, tienen las coordenadas de un momento específico nada más. Aun así, sería bueno revisar que ninguno de esos lugares sea una cabaña perdida en la mitad de la nada ―sugirió con cierto humor.
Erik ya había hablado con Charles respecto a cómo se sentía ante la idea que las personas como ellos se hicieran conocidas a la luz pública. Muchos les temerían y de inmediato alguien sacaría provecho de esos sentimientos para identificarlos, perseguirlos y luego eliminarlos. Trató de no pensar en eso, resolvería los problemas paso a paso y en ese momento, sin rastros del paradero de Shaw, lo que podía hacer era asegurarse que ellos no hubieran puesto a otros mutantes en peligro.
Hank tomó la labor de identificar los lugares señalados por las coordenadas obtenidas gracias a Cerebro. La mayor parte se encontraban sobre la costa este, con centro en la base de la CIA y comenzaban a volverse más escasos conforme se alejaban del punto donde se realizó la búsqueda. Uno a uno fue señalando en un mapa la ubicación donde debía de haber un mutante. Cuando terminó, las marcas mostraban varias ciudades grandes o zonas densamente pobladas excepto por un punto al norte del estado de Montana.
―Podría analizar más a fondo las coordenadas, pero inicialmente no creo que puedan encontrar a ninguno excepto a este ―señaló Hank.
―¿Qué hay en ese lugar? ―preguntó Erik observando la marca sobre Montana.
―Es un pequeño poblado cerca a una carretera, un punto de parada de camiones, puede que sólo haya estado de paso ―respondió el muchacho.
―Tendría que estar ahí para asegurarme, pero creo que se trata de una mujer y su habilidad estaba relacionada al agua―habló Charles luego de hacer memoria por unos instantes. Ya había confirmado que cuando tocaba una a una las mentes de otros mutantes gracias a Cerebro, el orden que él recordaba no era en el mismo que se mostraba en el papel.
―Si es mujer no creo que esté manejando un camión ―recalcó Erik sacándole una sonrisa a su amigo.
―Quizás podríamos ir a buscarla, no creo que muchas mujeres estén de paso por esa zona, debe vivir ahí... ―ofreció Charles, ligeramente preocupado con la posibilidad de haber puesto a alguien en peligro―. En estos momentos no nos vendría mal un poco más de ayuda.
―No ―intervino Erik de inmediato, sorprendiendo un poco a Charles―. Tú tienes que entrenarlos.
―¿Estás seguro? Sin mí vas a tener problemas para localizarla.
―Veremos que tan difícil es encontrar mutantes sólo conociendo un punto de partida ―respondió Erik con tranquilidad, realmente quería averiguarlo―. Tomaré un avión y me quedaré un par de días buscándola, pero no pienso ocupar más tiempo que eso.