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Blood In The Water.

Summary:

Draco visita demasiado la enfermería para el gusto de Poppy.

Harry Potter y sus amigos no aparecen a ayudar hasta mucho después, pero llegan.

Notes:

Bien. Publiqué esto por accidente y no sé como deshacerlo sin borrar todo lo que ya escribí.

Entonces probablemente no sean las actualizaciones más constantes. Nisiquiera estaba segura de si hacerlo Drarry o no antes del accidente.

Chapter Text

La primera vez que Poppy conoció al joven Malfoy no se llevó una buena impresión. 

Un chico lastimado por un hipogrifo. Eso era algo de lo que podía sentir lástima. Siempre supo que esas cosas podrían ser problemáticas cerca de los niños.

-Él los molesto.

Fue lo que dijo Hagrid, con esa expresión de que el niño era un monstruo y su hipogrifo una lastimera víctima, pero eso no le quitó a Poppy el ceño fruncido del rostro. 

Ella, que había trabajado más de cerca a niños irresponsables que cualquier otro adulto en esta institución, era completamente consciente de las posiciones en las que los niños tienden a ponerse a si mismos. Era consciente de que los niños poco obedientes existían. 

Eso no significaba que debían perder un brazo.

Claro que se dio cuenta rapidamente porqué Hagrid no parecía sentir empatia por el niño herido.

Era desdeñoso y engreído. 

La mandoneo y apuro todo el tiempo, casi como si la considerara incompetente. 

Ella no se perdío ni una vez las muecas de desprecio que hizo hacía Hagrid. Mucho menos paso por alto los murmullos de ira del chico, que fueron acompañados por un rostro rojo de ira y una mueca que afeaba su gracil rostro.

- Potter... Ese asqueroso tramposo, traidor a la sangre, descerebrado...

Murmuraba mientras Poppy vendaba su brazo lastimado. Ella encontró ciertamente deslumbrante su capacidad para encontrar palabras con las que insultar a Potter mientras se deshacía del mundo a su alrededor.

Pero no encontró nada encantador que dijera tantas barbaridades de un niño tan dulce como Harry, a quien había tenido que cuidar tantas veces en los años pasados y quien ella sabia, cargaba un peso más grande que el de la mayoría de los niños de su edad.

También fue claro para ella que era un purista. No fue sorpresa, el niño era un Malfoy después de todo.

Tal vez apretó un poco más de lo necesario las vendas y tal vez hizo un poco menos de lo que podría haber hecho por el brazo del chico. Malfoy pareció darse cuenta, pero ella no pudo evitar pensar que si él ya la creía incompetente, no tenía motivos para contenerse. Malfoy se veía tan en contra de pasar más tiempo del necesario en esa habitación que no reprocho. Aunque Poppy casi escuchó un "Inútil" murmurado en voz baja cuando se dio la vuelta un minuto.

Aún así, se aseguró de darle suficiente hungüento y suficientes pociones para que ese brazo no fuese más que una molestia.

Los niños no merecían desangrarse, incluso si eran unos malcriados.

Luego Hagrid lloró a mares por ese Hipogrifo y ella deseo haber hecho incluso menos por ese estúpido brazo.

 

Luego fueron años sin verlo. Claro, los Slytherins no suelen llegar a la enfermería, eso era más de Gryffindors y Hufflepuffs.

Y ahora la Guerra ya había terminado.

Era casi difícil de creer, pero con Hogwarts completamente reconstruido y niños de 11 años desembarcando a orillas del lago, era una realidad.

Fue un banquete hermoso, con Mcgonagall asegurandose de que Hogwarts fuera más cálido de lo que había sido incluso antes de la Guerra.

Poppy todavía recordaba el cantico del Sombrero Seleccionador, tal vez porque era más corto que en años pasados, tal vez porque decía demasiadas verdades.

¡La Guerra terminó!

¡El Gran Lord por fin cayó!

¡Y les puedo asegurar!

¡Este sombrero feliz está!

Pueden verme viejo, pueden verme sucio.

Pero les quiero recordar

Por si el sentimiento los ciega

Que toda vuestra sangre es igual de roja

Y corre igual por todas las venas.

 

Habiendo pasado varios meses desde el final de la Guerra, Poppy por fin podía ver llegar un tiempo más optimista. 

Con la gente cansada de la Guerra y simplemente dispuesta a disfrutar tranquilamente el año escolar, dudaba que fuera a tener visitantes en la enfermería en poco tiempo.

Durante los primeros 5 días de clase tuvo la razón. 

Luego la tarde del sábado llegó junto a Draco Malfoy.

Poppy estaba perfectamente consciente de la situación de Malfoy. 

Tras su juicio, el profeta se encargó de hacerle saber al mundo la situación del niño.

De todos los Mortifagos con marca que habían capturado hasta la fecha, Malfoy fue el único que salió con solo una multa (Pequeña para la enorme fortuna de los Malfoy) y una palmada en la espalda.

Claro, a Poppy le parecía que el niño ya había pagado un precio muy alto por su familia Mortifaga.

Después de todo ahora era un huérfano. La cabeza de la familia Malfoy, incluso cuando apenas era mayor de edad.

Pero eso no hizo que El Profeta tuviera algun tipo de piedad.

Aprovechando los nulos detalles que proporcionó el ministerio sobre el juicio de Malfoy, los reporteros no dudaron en insinuar (Asegurar) que solo el dinero entregado debajo de la mesa mantuvo a Malfoy fuera de Azkaban.

Poppy se aseguró de mantener la mente abierta, impulsada porque Malfoy, apesar de todo, era un niño más, arrastrado a un conflicto de adultos. 

Pero verlo allí parado, con la expresión de alguien que tuvo que librar una enorme guerra interna para presentarse, no era algo que la pusiera precisamente de buen humor.

Aún así, ella podía verlo.

No al niño malcriado del 93, sino a un joven lleno de moretones que no era capaz de verla a los ojos.

Él era el único Slytherin de Octavo Año. Recordaba muy bien como Mcgonagall le pidió a todo el personal tenerlo almenos vigilado. Poppy sabía que Mcgonagall no confiaba mucho en el joven, pero aún así decidio darle la opción de regresar, si así lo quería. 

- ¡Por Merlín! ¿Qué sesupone que te pasó?

Lo sentó rápidamente, antes de que Malfoy pudiera responder. Luego se dio la vuelta y busco un frasco de Bálsamo de Lewisia Ardiende.

- Me caí por las escaleras... ¿Sí tiene algo que me pueda dar? No necesito que me aplique nada.

Ella escuchó las palabras del joven a sus espaldas, justo cuando estaba apunto de darse vuelta, con el frasco en manos. Esas palabras que iniciaron tan firmes, solo para terminar siendo casi temblorosas al final. Ella no lo veía, pero estaba segura de que el niño estaba viendo su propio regazo.

- ¿Estás seguro de que te caíste por las escaleras?

Hubo más de un segundo de silencio. Poppy no sabe porqué no se atrevió a darse la vuelta. 

- Sí, porsupuesto. Me resbale por las escaleras del cuarto piso. ¿Puede darme el frasco y dejarme ir?

Parecía casi molesto cuando respondió, como si la pregunta fuera estúpida y la respuesta una molestia.

Esta bien, podía dejar eso pasar.

- No, quitate esa camisa, no te irás hasta que me asegure de que terminé mi trabajo.

Pero no podía permitirse dejar salir al joven Malfoy de la enfermería hasta que estuviera satisfecha con su situación física. 

Así que se dio la vuelta para encontrarse con el ceño fruncido de Malfoy.

Hubo un intercambio de miradas que duro un largo rato. Ambos ceños fruncidos y ojos afilados luchando por una retirada.

Luego Malfoy chasqueo la lengua y se puso de pie.

- Olvidelo.

Y se dio la vuelta para salir de la enfermería. 

- ¡Joven Malfoy! 

Pero su paso solo titubeo un segundo antes de salir decididamente de la enfermería, dejando a Poppy sintiendose disgustada.

Odiaba no poder ejercer correctamente su labor.

Odiaba ver a los niños lastimarse.

¿Pero qué sesupone que hiciera, si el niño en cuestión no aceptaba sus cuidados?