VIKTOR FRANKL. EL SENTIDO DE LA VIDA
«Cuando la situación es buena, disfrútala. Cuando la situación es mala, transfórmala. Cuando la situación no puede ser transformada, transfórmate».
(VIKTOR FRANKL)
EL PADRE DE LA LOGOTERAPIA
Frankl escribió muy poco sobre su vida personal, a excepción del bestseller El hombre en busca de sentido, donde explicó sus experiencias en el campo de concentración nazi de Auschwitz. Sus memorias, publicadas hace un par de años en nuestro país bajo el título: Lo que no está escrito en mis libros, nos aportan una visión que completa su vida y su obra.
UNA DECISIÓN CRUCIAL
El episodio que desató el mayor drama en la vida de Frankl ocurrió cuando él ya estaba bien establecido en Viena como doctor en Neurología y Psiquiatría. Hacia 1942 le caducó el visado de inmigración estadounidense que le permitía salir del país, y tanto él como su familia acabaron en un campo de concentración.
Pero… ¿por qué se quedó, cuando pudo haber huido a un país donde habría trabajado libre y a salvo? Muy poco tiempo antes de que Estados Unidos entrara de lleno en la Segunda Guerra Mundial, al presentarse en el consulado descubrió que el visado solo se lo otorgaban a él a título individual. Se encontraba en una encrucijada: ¿Debía dejar atrás a sus padres y salvarse? ¿Decirles simplemente adiós y abandonarlos a su suerte?
El entonces soltero Frankl, que aún vivía con ellos, salió a dar un paseo. Debía enfrentarse a una de las decisiones más difíciles de su vida y no sabía qué hacer. Observó una señal celeste («Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se alarguen en la tierra») y se quedó con sus padres, dejó que el visado caducara.
Frankl aún pudo conocer a la que sería su primera esposa, Tilly. Fueron los últimos en poder casarse en la época en que Viena estaba gobernada por los nazis. Y, justo antes de que todos fuesen deportados, Viktor y Tilly fueron obligados a abortar de su hijo, ya que, de acuerdo con las leyes nazis, las mujeres judías no podían tener bebés.