Inventariado con el código P. Hamb. Graec 1011, el Papiro 1011 habría estado durmiendo durante varias décadas en algún cajón olvidado de la Biblioteca Estatal y Universitaria Carl von Ossietzky de la ciudad de Hamburgo (Alemania) –también conocida, de manera abreviada, como Stabi o SUB Hamburgo–. Se trata de un único fragmento, en delicado estado de conservación, cuyas dimensiones apenas superan los 11,1x5 centímetros y que contiene unas trece líneas (de alrededor de una decena de letras), escritas en griego.
En su momento, fue adherido a una hoja de papel (que muestra garabateado el código 1011), mediante pequeños trozos de cinta adhesiva colocados en el reverso –que ahora no sería visible y que no debía tener nada escrito–, en una tosca práctica de “conservación”, que ya no se utiliza. Papiro y papel habrían sido abrigados luego por sendas placas de vidrio para su protección y almacenado en una caja con otros manuscritos a los que no se concedía importancia. Solo una casualidad quiso que alguien prestase atención a sus letras, para descubrir que ese deteriorado fragmento de papiro, olvidado durante años en los sótanos de la Biblioteca, es la copia más antigua conocida hasta la fecha, datada entre los siglos IV y V, de… El Evangelio de la Infancia de Jesús.
EL EVANGELIO ¿DE UNA HEREJÍA?
El Evangelio de la Infancia, el filósofo israelita, más conocido simplemente como Evangelio del Pseudo Tomás o Evangelio de la Infancia, es el más célebre de todos los Evangelios Apócrifos (que no fueron aceptados por la Iglesia). No debe confundirse con el homónimo Evangelio de Tomás o “de los dichos de Jesús”, integrado en los Manuscritos (gnósticos) de Nag Hammadi, y que se conserva en el Museo Copto de El Cairo. De hecho, esta coincidencia de nombres se prestó inicialmente a confusión: cuando, a finales del siglo XVII comenzó la investigación crítica de este Evangelio de la Infancia –y hasta la segunda mitad del XIX–, se pensó que ambos textos eran el mismo.