Lluvia De Zombis 1: Zombie Fallout 1 En Español
Por Mark Tufo
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Fue una temporada de gripe como ninguna otra. Se tenía temor de contraer el virus H1N1 que se propagaba sin parar por todo el país, las personas formaban filas en forma masiva para tratar de conseguir una de las codiciadas vacunas. Lo que no se sabía, era el efecto que esta inoculación en gran parte no sometida a pruebas y lanzada precipitadamente al mercado, iba a tener en las inocentes multitudes.
En cuestión de días, tipos febriles a lo largo del país convulsionaban, se desplomaban y fallecían, pero luego volvían a la vida. Hambrientos por comer cerebros, sangre y cuerpos, estos zombis modernos recorrían los lugares en busca de su próxima víctima. Durante la noche el país se convirtió en un campo de matanza por las hordas de zombis que asolaron las localidades.
Esta es la historia de Michael Talbot, su familia y sus amigos. Cuando ocurre el desastre, Mike, quien se autoproclamaba a sí mismo un superviviente, hace todo lo posible para garantizar la seguridad de las personas a su cargo. ¿Podrán los seres humanos vencer a los come-cerebros? Es una batalla por la supervivencia, ¡el vencedor se lo lleva todo!
Mark Tufo
Mark Tufo was born in Boston Massachusetts. He attended UMASS Amherst where he obtained a BA and later joined the US Marine Corp. He was stationed in Parris Island SC, Twenty Nine Palms CA and Kaneohe Bay Hawaii. After his tour he went into the Human Resources field with a worldwide financial institution and has gone back to college at CTU to complete his masters. He lives in Colorado with his wife, three kids and two English bulldogs. Visit him at marktufo.com for news on his next two installments of the Indian Hill trilogy and his latest book Zombie Fallout
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Lluvia De Zombis 1 - Mark Tufo
One
CAPÍTULO 1 – 8 de Dic., Denver, CO – 7:02 p.m.
Anotación del Diario – 1
No se suponía que esta fuera la forma cómo empezara... ¡maldita sea! Acababa de abrir la ducha y me disponía a limpiar la suciedad y la mugre que se había acumulado durante mi día en el trabajo. Trabajaba en la Dirección de Caminos reparando baches. Hubo un tiempo en mi vida en que fui lo que se considera un trabajador de cuello blanco. Era Coordinador de Recursos Humanos de una compañía incluida en el ranking Fortune 500. Para decirlo delicadamente, hice dinero. Y luego el Presidente Bush juzgó convenientemente poner fin a mis días de juventud. ¿Fue realmente su culpa? No lo sé, pero era el chivo expiatorio más fácil.
Después de que se agotaran las prestaciones por desempleo y no barajaba ninguna perspectiva de empleo interesante, tomé un trabajo en la localidad. Era un trabajo sucio, agotador, y ganaba menos que lo que cobraba con la prestación de desempleo - imagínense. Ganaba mucho más sentado sobre mi trasero jugando Wii. Pero por lo menos era un trabajo honrado. Ni una sola vez en los tres meses que había estado trabajando allí, me desperté en medio de la noche con un sudor frío y el estrés de no haber rellenado un agujero en Havana Avenue. Había ventajas respecto a un trabajo de oficina; la ausencia de estrés era una de ellas. Pero estoy desviándome del tema...
Así que ahí estaba yo, metiendo la mano en la ducha para ver si estaba a la temperatura adecuada. Había empezado a colocarme un poco de gel de baño preparándome para la sensación vigorizante de estar limpio. (Sí, JABÓN CORPORAL, ¿tienen un problema con eso?) Tengo dos manías en la vida. Bueno mierda, si se trata de ser honesto, probablemente tengo unas diecisiete, pero ¿quién las cuenta? En particular, dos de ellas me vienen a la mente, y se las explicaré. La primera es respecto a estar sucio. Simplemente odio sentirme sucio tener mugre alrededor de mi cuello. Odio la forma en que el cuello de la camisa se me pegará apenas un poco. Me irrita y exaspera. La segunda cosa que me altera los nervios es sentir jabón seco en mi cuerpo. No sé si alguno de ustedes alguna vez ha estado en Nueva Orleans. El agua es blanda
o dura
, no sé cuál - siempre me confundo con las dos. De todos modos, el agua no acaba de sacar totalmente el jabón del cuerpo, así que tienes que caminar todo el día con esta película invisible sobre ti. Todo es pegajoso. La ropa se adhiere al cuerpo, mierda, tu propio cuerpo se pega a ti. El simple hecho de doblar el brazo, y luego apenas pueden volver a enderezarlo. Así que caminan todo el día como un espantapájaros con un palo en el trasero. ¡Sí, lo sé, lo sé! ¡Mi esposa me dice todo el tiempo que tengo problemas! Diablos, ¿dónde estaba? Sí, entonces allí estaba a punto de ingresar a la ducha cuando oigo pegar a mi esposa un grito verdaderamente espeluznante. Tienen que conocer a mi esposa, ella gritaría si me cayera por las escaleras y me rompiera el brazo. Demonios, ella probablemente me llamaría torpe y me metería en el coche para llevarme a la sala de emergencia, y durante todo el trayecto llamaría a los chicos para contarles que papá se lastimó él mismo nuevamente. No tenía dotes precisamente histriónicas. Así que cuando oí el grito, supe que algo malo estaba pasando. Me quedé mirando con nostalgia a la ducha que tenía que renunciar, mientras cogía una toalla y me dirigí hacia las escaleras.
Qué mierda....
, grité, pero el resto de mi improperio se atascó en mis labios cuando vi el terror en la cara de mi hijo de quince años. Nada asusta a Travis, ni siquiera yo, y soy un ex infante de marina. Maldición, la semana pasada lo vi partir una guía telefónica en dos, y no era de un pequeño pueblo de Nebraska. El chico estaba empezando a jugar como linebacker central en el equipo de primer año, y tenía asustado hasta los tuétanos al lanzador del equipo junior JV. Al chico no le importaba quién venía por él, o a quién perseguía él. Bueno, creo que eso es una mentira... tienen que ser seres vivos.
Nunca miró hacia arriba cuando bajé las escaleras. ¡Mamá, cierra la puerta!
, gritó. ¡CIERRALA!
, gritó de nuevo.
No logró descifrar el seguro
, respondió mi esposa con otro grito.
No sabía si debía reír o preocuparse. Para ser honesto, fue una escena graciosa: Mi esposa frenéticamente tratando de bloquear la puerta de seguridad sin suerte, mientras mi hijo que jugaba como defensor de línea, y que normalmente se destacaba en estatura respecto a su madre, estaba acurrucado detrás de ella. No podía ver la puerta desde el punto donde me encontraba. Cuando la puerta principal está abierta, bloquea el rellano, así que me apresuré a cerrarla, obligando a mi esposa e hijo a alejarse de la puerta de seguridad. Apenas había cerrado la pesada puerta principal de acero cuando escuché el panel de cristal hacerse añicos. (Tuvimos que mudarnos a una casa adosada en un barrio menos deseable después de que perdiera mi trabajo, y la seguridad era un gran problema. Incluso teníamos barras que atravesaban todas las ventanas del nivel bajo, ¡GRACIAS A DIO!
Estaba a escasos segundos de abrir la puerta y morderle el trasero a algún vecino punk que me iba a costar unos cientos de dólares para reparar el cristal.
¡NO!
, gritaron mi esposa y mi hijo al unísono. Mi esposa se abalanzó contra la puerta para reiterar su postura.
¿Qué demonios está pasando?
Mi adrenalina estaba elevándose. Mis manías comenzaban a manifestarse – las diecisiete.
Observa por la mirilla
, susurró mi esposa.
Puse mi ojo en el agujero esperando ver algunos condenados pandilleros apropiándose de cosas. Pero lo que vi fue una lengua.
¡Veo una lengua! Algunos gilipollas está lamiendo mi mirilla
, dije, y luego me reí un poco. Eso sonó un poco asqueroso incluso para mí.
Mi esposa no le vio la gracia, su rostro aún no había recuperado su color, y mi hijo parecía que estaba empezando a hiperventilarse.
Mi esposa me dijo que mirara por la ventana, pero no hizo ningún movimiento para mirar conmigo. Yo no soy el tipo más brillante, pero hasta yo sabía en ese momento que algo estaba realmente mal. Me armé de mi mejor bravuconería masculina y me acerqué a la ventana. Subí la persiana, y hasta el día de hoy no sé cómo sucedió, pero al mismo tiempo sentí que mi estómago se elevaba hasta mi garganta y mis bolas llenaban el lugar vacío que había dejado mi vientre. Debía haber por lo menos un par de docenas de personas muertas dando vueltas por nuestras áreas verdes comunes. Muy bien, ellos no estaban muertos en la forma tradicional, aún se movían, pero estaban muertos de todos modos.
Mi sueño cuasi-pesadilla se había hecho realidad. ZOMBIS que caminaban. Ahora, sé que esta es una fantasía enfermiza, así que tengan paciencia conmigo. Yo siempre había deseado esto. Había visto casi todas las películas de zombis, desde el Amanecer de los Muertos, con los lentos come-cerebros arrastrándose, hasta la más reciente 28 Días Después con zombis semi-inteligentes más veloces. Demonios, incluso me gustaban las películas que se burlaban de este género, como Muertos de Risa y Chico se Come a Chica. Si se trataba de un zombi, era divertido.
Ahora, retornando a la parte ligeramente insana de mi fantasía. Supongo que si tratar de llegar a las entrañas mismas del asunto, sin doble sentido, sería una manera de escapar de las responsabilidades (y el aburrimiento) de la vida cotidiana. Olvídense de la rutina del empleo de 9-a-5, la hipoteca y la compra de ropa, todo se trataba de la supervivencia del más apto. Me había estado preparando para este día durante casi veinticinco años de mi vida. Lo sé, es patético, ¿verdad? Tenía una caja fuerte con armas llena de rifles y pistolas de diferentes calibres. Le dije a mi esposa que eran para la caza. NUNCA he cazado. O ella era REALMENTE ingenua, o sólo estaba poniendo la otra mejilla. Todos tenemos nuestras propias cruces que soportar. Sin embargo, voy a ser honesto, mi fantasía involucraba más a los zombis más lentos que se arrastraban, que los ultra-rápidos tipo El Huésped Maldito. Nos guste o no, parecía que HABÍA ocurrido finalmente. Cerré las persianas lo más rápido que pude, esperando no haber atraído ninguna atención indebida. Mi cerebro estaba trabajando en quinta velocidad.
Tracy, grité un poco más fuerte de lo que pretendía. Luché con mis emociones y traté de calmar mi corazón acelerado.
Encienda el televisor, por favor".
Todavía estaba en una especie de shock. Talbot (el apellido de la familia), este no es momento para ESPN
, respondió ella mordazmente.
"Tú sabes, me gustaría saber cómo les fue a los Gigantes esta noche, pero esperaba escuchar las noticias", le contesté sarcásticamente.
Oh
, fue todo lo que pudo decir conforme la delgada película delgada de terror comenzó a despegarse de su visión.
Travis
. Él no se movió. Travis
dije un poco más alto.
Finalmente se separó de la espalda de su madre, la confusión y el miedo todavía luchaban por controlar sus funciones.
Ve a mirar por la ventana trasera. Si la terraza está despejada, quiero que verifiques que la puerta trasera está cerrada con llave
. Ahora, antes de que hagan todo tipo de conjeturas, nuestro patio trasero es casi tan grande como la mayoría de los baños principales de las viviendas. El chico estaría perfectamente a salvo mientras la puerta estuviera cerrada y el patio no hubiera sido violentado.
Pero aún Travis me miró con ojos suplicantes, sin poder creer que su propio padre lo pondría en peligro.
¡Oh, por el amor de Dios!
¡Yo lo haré!" dije con disgusto.
La relajación de su rostro era claramente perceptible. Debía actuar calmadamente con el chico, estaba traumatizado, y yo iba a necesitar su ayuda antes de acabar con todo esto. Me asomé de nuevo a través de las puertas francesas vulnerables. No habíamos podido costear barras de seguridad para ellas todavía.
Oh, mierda
, mascullé, podía ver que la puerta estaba abierta. Nada, solo había que hacerlo… ¿verdad? Aunque si moría en una toalla, iba a estar jodido. Era capaz de decir en menos que canta un gallo que nuestra terraza posterior del tamaño de un sello postal no tenía ningún visitante no amistoso. Pero no podía determinar, desde mi punto de observación actual, si algo (o alguien) estaba en el otro lado de la puerta. Era una puerta de piquete completa y no me permitía el lujo de ver a través al otro lado. Abrí una de las puertas francesas e inmediatamente deseé no haberlo hecho. El olor que ingresaba era putrefacto, olía a leche agria mezclada con un poco de brócoli al vapor (que detestó) y una buena dosis de excrementos todo bien agitado.
Los muertos vivientes no estaban en mi patio trasero, pero estaban cerca. Si atravesarán la puerta ahora, está sería una novela corta. Mi toalla quedaría atrapada en una especie de inútil pretexto para cerrar la puerta. Ni siquiera me detendría para agarrarla. De alguna manera parecía más noble morir desnudo como un salvaje que con una toalla de tela encima alrededor de mi cintura. ¡Me moví tan rápido como pude cuando sucedió! Sentí algo caliente y blando que cedía bajo mi pie derecho. Mi primer pensamiento fue SESOS, pero entonces el inconfundible olor a excremento fresco de perro llegó hasta mi nariz. Tuve que luchar vigorosamente contra la repugnancia que brotó en mí. Quería vomitar, pero traté de seguir adelante. Estaba a dos pasos de la puerta cuando oí el característico arrastre de los pies. ¿Los había atraído el olor a excremento, o ya se encontraban cercan? Me tiré contra la puerta, buscando aplicar mi creciente pánico, tratando frenéticamente de asegurar la casa.
Usted sabe cuándo uno ve esta basura en las películas, siempre dice algo así como, Oh, vamos, sólo cerrar la puerta, ¿cuán difícil puede ser?
Bueno, yo se los diré. Cuando el corazón se acelera como un martillo y tus brazos están temblando como si estuvieras en la zona cero en la falla de San Andrés cuando ocurre El Grande, es increíblemente difícil. Sentí un impacto como si algo o alguien empujara contra la puerta desde el otro lado. No era un gran esfuerzo, lo que era bueno; podría haber abandonado el barco y dirigirme gritando hacia la casa. Fue un buen empujón que movió la puerta cerca de quince centímetros en mi dirección. Yo empujé hacia el otro lado con tanta fuerza que casi impulsé la puerta a través de la mampara, lo que obviamente habría causado una serie de problemas. Tuve la oportunidad de colocar el pestillo, pero no me quedé mucho tiempo para deleitarme con mi victoria.
¡Talbot, ven aquí!
, gritó mi esposa.
HOMBRE, me dije a mí mismo, ¿no se ha dado cuenta de que casi he muerto allí? Sí, estaba siendo un poco melodramático, pero creo que tenía una excusa apropiada. Estuve a punto de preguntarle qué
, cuando ella señaló a la televisión. La imagen era horrible. Sabía que no debería haber cambiado del cable al satélite. ¿Por qué me estaba perdiendo los detalles cuando la situación era tan grave? Tal vez era mi manera de hacer frente, quién sabe. Traté de seguir psicología en la universidad, pero no pude soportarlo. La locutora parecía que la habían sacado de la cama para hacer el informe. Probablemente así había sido.
... Según los informes, ¡parece que la amenaza (
¡Oh, por el amor de Dios, señora! Llame las cosas por su nombre) está superando a nuestras tropas de tierra! Las estimaciones señalan que casi un tercio de nuestro país ya está en manos del enemigo y se vienen propagando rápidamente. No deje que uno de los infectados lo arañe o muerda. En cuestión de horas, el virus lo matará y luego lo reanimará. Si usted o alguien que usted conoce se infectan, la única forma de detenerlos es destruir su cerebro. No se acerque a ellos. No trate de razonar con ellos. Lo peor está por venir
Y continuó: ¡También parece que el patógeno está en el aire!
(¡Mi corazón dio un vuelco!) Incluso si alguien muriera por cualquier otra causa diferente al contacto directo con los infectados, volverán a la reanimarse en unas pocas horas de su muerte
.
¿Qué significa eso?
, preguntó mi esposa. Yo sabía que ella conocía la respuesta, pero ella estaba tratando manejar su shock de la única manera que sabía... con la negación.
Eso significa que tenemos un montón de problemas
, contesté solemnemente.
¿Qué diablos es ese olor?
, replicó ella, saliendo de su estupor. Ella estaba mirando directamente a la fuente del mal olor. Quería echarle la culpa a los zombis, pero yo tenía el excremento de Henry embarrándome hasta la mitad de mi tobillo. Henry era nuestro bulldog inglés, y yo lo amaba a muerte. Antes de esto, yo incluso habría dicho que su excremento no apestaba, pero ahora puedo decir que eso es una mentira. Es imposible no amar a los Bulldog ingleses, el mundo se estaba yendo al infierno a toda prisa y él ni siquiera había dejado la comodidad de su cama para ver qué era lo que pasaba.
Mi hijo Travis todavía parecía convulsionado, así que quería darle algo que hacer para mantener su mente y cuerpo ocupado.
Travis, ve a cargar las armas
, le dije.
¿Cuáles?
respondió él.
Mi corazón dio un salto cuando me di cuenta de que estaba recuperándose. Todas
, fue mi respuesta. Tan rápido como mi sensación de júbilo me había levantado el espíritu, un sentimiento de temor me aplastó contra el suelo. ¿Dónde está Justin?
, le pregunté a mi esposa.
Justin es mi hijo del medio. Tiene diecinueve años y se había mudado recientemente a casa después de una breve temporada viviendo con su hermana en la ciudad de Breckenridge. Él es un buen chico con un gran corazón. No siempre prioriza las cosas en su vida correctamente, pero ¿cuántos adolescentes lo hacen? Yo lo necesitaba aquí, no sólo porque es nuestro hijo y quería asegurarme de que estaba a salvo, sino porque es un excelente tirador, y necesitaba un tercer hombre en nuestro equipo de combate. Preparándome como había estado para la ya mencionada invasión zombi había implicado llevar a mis dos hijos al campo de tiro tan a menudo como había sido posible. Me aseguré de que estuvieran bien versados en los entresijos de la manipulación de armas de fuego correctamente, sin importar el calibre. Podían disparar todo, desde mi ilegal (shhh) M-16 totalmente automática, a mi pequeño cañón (de 30.06 mi), o los rifles calibre 22 y diversas pistolas que poseía. ¡Necesitaba a mis hombres a los flancos!
La cara de mi esposa se desencajó, el miedo en sus ojos la hizo olvidar el rancio excremento que iba dejando en su alfombra. El golpe contra la puerta de entrada armó su resolución. La sacó del abismo al que se dirigía.
Él está en el trabajo
, respondió ella. Su trabajo era en Walmart, y estaba exactamente a 5.9 km de distancia de nuestra casa. Yo lo sabía, porque la mayoría de los días lo llevaba de ida y vuelta al trabajo. Él aun no tenía su licencia, deben referirse a la parte que trato acerca de sus habilidades de priorización.
Travis, ¿cómo va eso con las armas?
, grité por las escaleras.
Ya está casi hecho, papá
, fue su respuesta.
La puerta principal se estremeció de nuevo, pero no iba a ceder pronto. Puse el cerrojo de todos modos. Voy a ponerme algo de ropa
. Tomé los hombros de mi esposa y la acerqué a mí, ella me miraba fijamente. Vamos a ubicarlo
, añadí dándole tranquilidad.
Ella asintió con la cabeza y murmuró las mismas palabras que dijo el día de nuestra boda como parte de sus votos: . Uh-huh
Cielo
, lo sostuve con firmeza. Busquemos algo de comida
. Me miró inquisitivamente. Vamos a buscar a Justin y luego, espero, volver a casa. Pero quiero estar preparado. Ve a buscar las cajas de CLC
(Los militares habían desarrollado estas comidas listas para consumir,.. tenía gusto a porquería, pero contenían toda la ingesta calórica que se necesita para defenderse de los no muertos ¿O es que la palabra no muertos
se refiere a los vampiros? Bueno, bueno, de modo que los zombis serían los muertos vivientes
, ¿es mejor así?) Cariño, tienes que volver de Traceyville
.
A veces bromeaba cuando mi esposa hacía alguna tontería o simplemente se abstraía de nuestra realidad y se encerraba en la suya propia. La vida volvió a sus ojos, y de igual forma ella misma se había recuperado. Tenía una misión: salvar a uno de sus hijos. No se atrevan jamás a interponerse entre una madre y su pequeño.
Voy a ponerme algo de ropa y luego nos vamos, ¿de acuerdo?
, pregunté.
Estaba un poco preocupado por ella, pero no tenía por qué estarlo, ella ya se había recuperado y nada iba a detenerla... a menos que, por supuesto, las malditas luces se apagaron. La locutora de televisión ahora nos decía que deberíamos quedarnos en nuestras casas. '¡Nada de estridentes alaridos de mierda!', estuve a punto de decirle, cuando fue interrumpida en mitad de una frase al irse la electricidad. Tracy se aferró a mí. Sólo el estruendo ocasional en nuestra puerta principal rompía repentinamente el silencio. Esas Girl Scouts son persistentes, siguen haciéndome señales de luces intermitentes por la cabeza. Hey, nadie dijo que no fuera a Mikeyville vez en cuando.
¿Papá?
casi gimió Travis desde arriba. Volví a la realidad; si no era por mí, entonces por él.
Estoy aquí, amigo, dame dos segundos. Voy a buscar unas velas y una linterna.
Yo había tenido la intención de arreglar el interruptor automático fijo, pero no iba a ir Home Depot esta noche.
Umm, ¿podrías darte prisa?
, preguntó. Podía oír el pánico que lo invadía.
Hay algo que decir acerca de ser un superviviente. La mayoría de la gente piensa que estamos locos. Diablos, yo creo eso y soy uno de ellos. Siempre estamos preparándonos para lo que creemos que es una eventualidad, el Día del Juicio, el fin del mundo, invasiones de otro planeta, cuando las probabilidades indican que lo peor que podría pasar es un tornado errante. Pero lo que sí es cierto acerca de estarse siempre preparando para lo peor es que, bueno, siempre estamos preparados. ¿No es ese el lema de los Boy Scouts?, pensé. Me aparté nuevamente de Mikeyville y volví con mis tropas.
Travis, junto al lado izquierdo de la caja fuerte de las armas, en la pared cerca del suelo, deberías ver una pequeña luz. Eso es una linterna, agárrala y estaré allí en un instante. Quiero llevar a tu madre algo de luz, también
.
¡La tengo!
, respondió triunfante. Podía oír el temblor de su voz relajarse mientras veía el haz de luz cortando una franja a través de la escalera.
Subí las escaleras con mi propia vela. Tracy fue al sótano para tomar la comida. En la cama, Travis tenía todas las armas dispuestas, aseguradas y cargadas. Allí estaba la M-16, a la que llamaba mi elefante asesino
, la 30.06. Oh, dejen sus protestas de asociaciones en defensa de los animales, ya les dije que yo no cazo. Continué con mi inventario visual: Dos escopetas, un rifle calibre 22 y una pistola, mi Magnum 357, mi Glock semi automática de 9mm y mi rifle calibre 17. Tenía como para más de mil rondas con cada arma, pero lo único en que podía pensar era que yo debería haber comprado más. La manía por la sobrevivencia era adictiva. Nunca puedes tener suficientes municiones.
La puerta principal resonó de nuevo. ¡MALDITOS!
, dije mientras cogía de la cama la 357. Bajé corriendo las escaleras y me asomé por la mirilla, agradecido de que fuera noche de luna llena, aunque, ¿verdad? ¿Era esa la razón de que los muertos estuvieran caminando por ahí? Yo no lo sabía. Todo lo que podía ver era el idiota que todavía estaba lamiendo mi mirilla, y que todavía me parecía un poco inquietante, incluso a mí.
Sostuve la Magnum hasta la altura del ojo y apreté el gatillo. La explosión fue ensordecedora en nuestro tranquilo hogar. Miré a través del orificio ahora abierto en mi puerta. Mr. Lamemucho estaba ahora muerto por segunda vez, y no iba a reincorporarse muy pronto. Cayó de costado frente a mi porche, no tenía la parte posterior de su cabeza. La bala había entrado en su boca y había volado la mayor parte de sus dientes y esa espantosa lengua. Había un poco de sangre y un poco de cartílagos colgando por la parte trasera de su cráneo, pero eso fue todo. Sus compinches ni siquiera se percataron de su muerte, pero el ruido les llamó la atención. Me apresuré a abrir la puerta y patear hacia afuera a Mr. Lamemucho para que pudiera cerrar la puerta de seguridad. A pesar de que el cristal se había roto, la puerta todavía ofrecería cierta protección muy necesaria contra los avances de los indeseables zombis.
El ruido de la pistola podría haber inquietado a los zombis, pero la visión de carne fresca los agitó en un frenesí. El arrastre de pies se convirtió en un deambular y el deambular en un trote lento, eh, tal vez algo más parecido a una caminata a paso rápido. Bueno, no es que fueran a romper ningún récord de velocidad, pero esto no era el lento grupo que arrastraba los pies que imaginó el visionario George A. Romero en sus documentales.
Yo sólo había pateado al zombi muerto... ¿no muerto…re-muerto? alejándolo de la puerta, y colocando la traba de la puerta esta vez con mucha más facilidad, cuando el primero de mis huéspedes que no habían sido invitados se estrellaron contra la cubierta de metal, los barrotes estaban intactos, pero eso no impidió el impacto del fétido olor que desprendió. Cerré la puerta principal y sólo entonces me di cuenta que acababa de matar a mi primer zombi y yo estaba completamente desnudo.
Two
CAPÍTULO 2
Anotación en el Diario – 2
Tras oír el disparo, Travis bajó corriendo la mitad del trayecto de las escaleras, con su calibre 12 a la mano (bendito sea). ¿Está todo bien, papá?
Todo está bien, termina de empacar,
fue mi mesurada respuesta.
Tracy gritó desde el fondo de las escaleras del sótano, ¿Qué ocurre?
No sé por qué no le dije la verdad. Un disparo accidental,
contesté.
Ten cuidado, eso fue lo que dijiste la noche que Nicole fue concebida, y mira en qué resultó aquello
, dijo ella con toda claridad.
¿Estás bromeando? Pensé. ¿Cómo es que recuerda esas cosas? Sí, éramos jóvenes cuando nació Nicole, y puede que haya tenido un poco de exceso de entusiasmo en la cama, pero estoy seguro de que no dije un disparo accidental
probablemente fue algo más parecido a oh-oh-oh—aahhh.
Todavía estaba un poco agitado por el asesinato. Seguro que era un zombi, pero a la vez era un individuo normal, que respiraba aire, y comía hamburguesas. Hice lo mejor que pude para no pensar en la persona que había sido, y pensar más en el monstruo en que se había convertido. Después habría tiempo para meditar. Ahora, sin embargo, era tiempo para la acción, y Justin necesitaba nuestra ayuda. Subí las escaleras. Travis había empezado a llevar las armas y las cajas de munición al piso de abajo. Ahora, el temor se había desvanecido de su rostro y tenía un objetivo y protección. Agarré la primera camisa en la que puse mis manos. Se trataba de un polo viejo del concierto de Widespread Panic, uno de mis favoritos. Tan pronto me lo puse por la cabeza, me quedé congelado. El cuello me raspaba y la suciedad y el jabón seco en la base del escote me hizo desear saltar fuera de mi piel. Era como si alguien estuviese arañando sus uñas sobre un pizarrón y utilizara un megáfono para amplificar el sonido. Casi no podía moverme, estaba a punto de decir ‘¡MIERDA!’ y de sacarme el polo y saltar a la ducha más que rápido, pero sabía que cada segundo contaba para llegar hasta Justin.
¡Maldición!
grité mientras pasaba mis brazos por las mangas, haciendo una mueca cada vez que la tela me raspaba. Si hubiera sabido en qué tipo de forma se encontraba ya Justin, simplemente me habría dado una ducha.
Mientras bajaba por las escaleras, Tracy miró hacia arriba, sosteniendo su celular junto a su oído. No logro comunicarme con Nicole, la línea está ocupada,
afirmó ella.
Nicole era la mayor de nuestros hijos, y de lejos mi favorita (y nuestra única hija). Ahora ella vivía en la ciudad de Lakewood (tras haber perdido su trabajo en Breckenridge) con un hombre que yo esperaba que con el tiempo se convirtiera en parte de la familia, Brendon Van Hutchinson. Nuestra familia era peculiar y él encajaba a la perfección. Había esperado que mi esposa hubiera podido comunicarse con Nicole. Habría sido una preocupación menos en mi cabeza. Desde donde vivíamos, Lakewood estaba a unas dieciocho millas de distancia. No me había hecho ningún tipo de ilusiones de que llegar hasta Walmart iba a ser sencillo, pero llegar hasta Lakewood parecía una pesadilla logística.
Cariño, ellos viven en el tercer piso y Brendon tiene una pistola y una escopeta. Su casa es mucho más defendible que la nuestra
, dije, sin estar seguro de si estaba tratando de hacer que ella o yo mismo me sintiera mejor.
Ella asintió mostrando su aceptación, pero no parecía que le hiciese sentir mejor. La multitud delante de nuestra casa había aumentado hasta llegar a unos cincuenta. Yo no me iba a sentar junto a la ventana para efectuar el conteo exacto. Me habría encantado tener una fiesta y servir un barril de cerveza con toda esta gente, habría ganado una fortuna. Incluso a veces me maravillaba yo mismo de la forma en que mi cerebro hacía algunas de sus conexiones.
Papá, el carro está lleno
, anunció Travis.
¿También metiste la comida?
pregunté. Él simplemente me miró indignado y disgustado como lo haría un adolescente normal. Está bien,
contesté. Sólo quería asegurarme
.
Henry, finalmente, había conseguido salir de su cama. Toda la actividad había suscitado su curiosidad, que, por lo general, no es muy alta a menos que se trate de un delicioso Hueso Carnoso.
Nuestra casa del pueblo tenía un garaje cerrado para dos carros. Sin embargo, era un garaje independiente, no gran cosa teniendo en cuenta que estaba en la parte más alejada de nuestro patio trasero, que lo situaba a, exactamente, a tres metros de distancia. Todavía había algunos signos de desplazamientos moderados más allá del portón, pero no se parecía en nada al hervidero de gente similar a una liquidación con precios especiales para mayoristas que tenía lugar en la parte delantera. Me sentí tentado a trepar el portón y echar un vistazo más allá, pero no podía ver qué ventaja había en ello. Henry me había seguido hasta afuera y se tomó un momento para olfatear su montón recién removido, luego empezó a olfatear mi pie cubierto de porquería. Fue capaz de atar cabos con bastante rapidez. Me lanzó un resoplido como si me dijera: ‘Papá, ¿cómo pudiste ensuciarte con mi obra de arte?’
Golpeé con el puño el interruptor automático montado en la pared del garaje. Creo que aún no lo había arreglado, porque siempre me sentía como Fonzi de Días Felices prendiendo el tocadiscos. La energía regresó. Si hubiera estado más atento, me habría dado cuenta de que todo el complejo había estado a oscuras y que las luces que se encendían tenían más que ver con Jed (a quien ustedes conocerán más tarde) que con mis movimientos suaves. Regresé a la casa para apagar lo que no era esencial, incluida la televisión que ahora solo mostraba una transmisión llena de estática, y nos dirigimos de nuevo al garaje. Cogí a Henry y lo puse en la parte de atrás del jeep Liberty de mi esposa con las municiones. Él no estaba feliz de compartir su cama; resopló una vez más antes de echarse. Al fin salió mi esposa, recordando traer el pack de ocho de PowerAde que teníamos en la refrigeradora. Se detuvo un momento en la puerta del garaje.
¿Por qué estamos cogiendo mi carro?
preguntó con una ligera actitud de superioridad.
Cabrán más cosas
, le mentí. Bueno, no quería decir eso en realidad, el carro de ella es más grande que mi Jeep Wrangler, pero esa no era la única razón. Me encantaba mi carro, lo tenía algo más de diez años y era casi tan nuevo como el día que había salido de la fábrica, y que me aspen si algunos zombis