Ítaca en el siglo XXI. Ecologismo y democracia
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Bajo los glaciares polares están las ideas de la Ilustración, que nos llevaron a la Modernidad, o la barbarie. El reto climático puede cambiar nuestra sociedad tal y como la conocemos; la situación es muy grave. Si el calentamiento global aumenta provocará desastres naturales, escasez de agua, temperaturas extremas, migraciones forzadas... Hay un riesgo serio de autoritarismos para hacer frente al deterioro del planeta. Proteger a tiempo el medioambiente es defender nuestros derechos. Mientras la crisis climática se agrava, observamos cómo las desigualdades van en aumento y los mercados internacionales imperan sobre la democracia. Pero hay posibilidades de cambio, adaptadas a las necesidades del siglo XXI. Sobre esas posibilidades reflexiona el libro, defendiendo un ecologismo con raíces democráticas como Ítaca, horizonte de dignidad, de nuestra época.
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Ítaca en el siglo XXI. Ecologismo y democracia - Néstor Fernández Zapico
Ítaca en el siglo XXI.
Ecologismo y democracia
Néstor Fernández Zapico
Portada de Javier Granda
Copyright © 2019 Néstor Fernández Zapico
Todos los derechos reservados.
Néstor Fernández Zapico (Langreo, 1992) pertenece a una generación que crecería ya en una sociedad globalizada, criada a medio camino entre el mundo digital y el analógico. Nacido en la cuenca minera de Asturias, pronto se interesaría por la historia de los movimientos políticos para la transformación social. A los 18 años vivió el 15M en Madrid, momento en que otro mundo parecía posible. Sociólogo y politólogo por la Universidad Carlos III de Madrid, complementó sus estudios con un Máster en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Oviedo. Estudiante de música durante diez años, Grado Profesional en la especialidad de fagot, entiende las palabras como herramientas que, a través de la armonía, pueden ayudar a mejorar la vida cotidiana.
A un niño testarudo
que prometió saldar su deuda
por haber nacido
sin hambre y con cariño
ÍNDICE
PREÁMBULO
I- RIESGOS DE NUESTRO SIGLO
Los riesgos del Cambio Climático
La Historia continúa
Crisis del sistema
Populismos
Nuevos debates
II- DEMOCRACIA ECOLÓGICA
Por un ecologismo con raíces democráticas
Nuevo acuerdo entre generaciones
Política y contrapesos al mercado
Economía consciente
El siglo de la igualdad de género
III- ECOLOGISMO Y CAMBIO SOCIAL
Evolución de las ideas políticas
Sociedad ecológica
Posibilidades de cambio
Transformar la sociedad
Escenarios de futuro
EPÍLOGO
PREÁMBULO
"Ten siempre a Ítaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te regaló un hermoso viaje.
Sin ella el camino no hubieras emprendido.
Mas ninguna otra cosa puede darte.
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Ítaca.
Rico en saber y vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Ítacas".
K. Kavafis
El camino de las utopías es el viaje hacia Ítaca. La Historia avanza a golpe de desencanto, pero gracias al viaje recorrido las condiciones de vida han mejorado, en comparación con la difícil supervivencia hace dos siglos.
Durante el trayecto descubrimos que hay dos ítacas: una idealizada, que nos hace viajar, y otra de crudo realismo, a la que llegamos cada cierto tiempo.
La primera fue transmitida por Eduardo Galeano, idea original del cineasta Fernando Birri: La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar
.
La segunda es menos bella. Un ejemplo de Ítaca agridulce fue la consecución del estado de bienestar. Gracias a la presión social vivimos, al menos en Europa, una situación inimaginable hace cien años. Ítaca, en La Odisea representación del hogar, es el sueño de un futuro digno en nuestra casa.
El presente no invita al optimismo. En los últimos tiempos vemos cómo aumentan las desigualdades y el racismo, unido al vaciamiento de las democracias, cóctel perfecto para el resurgimiento de las épocas más oscuras… Mientras tanto, acecha una grave crisis climática. Pero frente al pesimismo de la razón, o pesimismo de la inteligencia, debe triunfar el optimismo de la voluntad. Pienso firmemente que en los próximos años veremos nacer nuevos movimientos de cambio político. Para introducir esta idea escuchemos a un gigante del pensamiento, odiado y admirado.
Marx tenía razón en casi todos los análisis, pero el culto a su persona y a parte de sus propuestas no trajo el paraíso a la tierra porque es imposible. Desarrolló, en colaboración con Engels, una de las herramientas más útiles para el análisis social, el materialismo dialéctico.
Los cambios materiales traen nuevas ideas. Se puede entrever modelos históricos, con posibilidad de repetirse, al afrontar cambios similares. Los modelos históricos no tienen por qué darse, ya que la evolución de los tiempos es imposible de predecir con certeza, pero ayudan a explicar sucesos. De este modo, podría intuirse la repetición de un patrón histórico: una respuesta parecida frente a las revoluciones tecnológicas.
En un primer momento, quienes tienen más recursos aprovechan e impulsan las revoluciones tecnológicas para incrementar sus beneficios. Por ejemplo, la inversión en maquinaria hace doscientos años o la presente deslocalización del empleo en países del Tercer Mundo. Este hecho genera un aumento de las desigualdades y nuevos problemas sociales. Ante esta realidad, se produce una reacción popular. A principios del siglo XIX los obreros unidos al movimiento ludita destruían las máquinas que les quitaban el empleo. Tras la reciente globalización crecieron los movimientos altermundistas. Eran llamados antiglobalización
porque cargaban contra la nueva realidad.
En un segundo momento, en la primera mitad del siglo XIX se plantean demandas colectivas para el cambio, demandas generales. El movimiento cartista reclamaba la carta del Pueblo
para la mejora de las condiciones económicas. Durante la segunda década del siglo XXI han crecido los movimientos indignados, en nuestro país el 15M: demandas generales frente a los problemas del sistema. La enorme dignidad de estos movimientos va unida a la ausencia de un claro y concreto marco de ideas políticas.
En un tercer momento nacieron las corrientes del movimiento obrero (socialismo, anarquismo...). Las demandas generales se materializaban en ideas políticas para el cambio. Entonces, viendo que se repiten ciertas reacciones, ¿podría materializarse la indignación en nuevos movimientos de cambio político? Sí, podría suceder, aunque no siempre se cumplen los patrones históricos. Creo que el ecologismo, unido al feminismo y a las demandas democráticas, se materializará en un nuevo movimiento de cambio político.
El Cambio Climático, reto más serio de nuestra generación, es un aviso acerca de los excesos de la economía internacional sin contrapesos democráticos efectivos. ¿Existe una relación directa, mecánica, entre este hecho y un gran cambio político? No, pero hay serias posibilidades de cambio. Estas oportunidades pasan por la unión entre ecologismo y democracia. Los riesgos climáticos son la prueba del mal funcionamiento del sistema.
Bauman describía la licuación, deshielo, de los sólidos proyectos colectivos y llamaba a nuestro presente Modernidad Líquida. Era pesimista respecto a lo que nos va a tocar vivir. Sin embargo, el deshielo de los polos devuelve a la superficie ideas atrapadas en una intensa era glacial. Ideas comunitarias, de defensa del bien común. La rebelión del clima es un aviso para replantearse cómo nos organizamos.
Deterioramos gravemente el planeta mientras muere gente intentando llegar a nuestras costas. En nuestros tiempos la defensa del medio ambiente, la lucha por la libertad y la igualdad y la defensa de la democracia están más unidas que nunca. Solo con respuestas globales se puede afrontar el siglo XXI. Desde la solidaridad para erradicar el hambre y reducir la desigualdad, desde el egoísmo para mantener nuestro nivel de vida frente a los graves problemas del desafío climático.
Estas páginas no ofrecen una respuesta milagrosa a los problemas del presente, eso es imposible y quien lo prometa miente. Aunque sí intenté escribir palabras que ayuden, en rachas de poco viento, a dar razones por las que remar. Siendo consciente de que Ítaca, en cuanto a tierra idealizada, no existe, pero sí que existe el viaje hacia sus costas. Y siguiendo ese camino vivimos mejor que nunca, aunque acechen una vez más los peligros de tiburones, vientos que empujan al pasado y demás preocupaciones de todo viaje.
I- RIESGOS DE NUESTRO SIGLO
Cuando cruzamos una calle asumimos riesgos, en este caso de pequeñas dimensiones. Si tuviésemos sobre nuestra cabeza una espada pendiendo de un hilo estaríamos menos seguros. No solo como individuos, también como sociedades elegimos un futuro dependiente de diversos factores. Cada época tiene sus propios peligros; en la actualidad a gran escala y globales. Ulrich Beck define el presente como la sociedad del riesgo[1]. Las relaciones económicas son frágiles, como se vio en la última crisis económica, la capacidad armamentística podría llevarnos a la destrucción mutua y, sobre todo, el Cambio Climático puede variar la situación medioambiental y social de una forma impredecible. La espada de Damocles pende de un hilo sobre nuestras sociedades.
Frente a esta situación, es urgente luchar contra el Cambio Climático y ayudar a cambiar la sociedad, pensar mundos distintos con los pies en la tierra. El siguiente capítulo plantea propuestas en torno a un ecologismo con raíces democráticas, como aporte al debate de ideas. Para ello, en primer lugar, es importante describir brevemente la gravedad de los problemas climáticos. A continuación, el análisis sociopolítico da comienzo. Este capítulo se centra en el contexto que da lugar a la propuesta de democracia ecológica.
El Cambio Climático no solo es un riesgo, sino también el ejemplo en toda su amplitud de los problemas sistémicos (cortoplacismo, hiperindividualismo, desigualdad, falta de transparencia…). Representa las crisis crónicas de nuestros