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No Hay Forma De Comportarse En Un Funeral
No Hay Forma De Comportarse En Un Funeral
No Hay Forma De Comportarse En Un Funeral
Libro electrónico271 páginas4 horas

No Hay Forma De Comportarse En Un Funeral

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Información de este libro electrónico

Esta es la historia de Noel, quien perdió a Maris, su amada esposa de 42 años, por suicidio, después de años de luchar con la depresión.

El final abrupto de una vida por suicidio puede ser el evento más catastrófico para los que quedan atrás. Los sobrevivientes experimentan dolor intenso y culpa masiva. El duelo destierra a los supervivientes a un lugar tan alejado del ajetreo normal de la vida cotidiana que se sienten cerca de la locura. De alguna manera, tienen que regresar.

Noel aceptó que no había manera de evitar su angustia y se encontró con el sufrimiento de frente. Su dolor le permitió descubrir la riqueza dentro de él y crecer en sabiduría, que espera que sea de beneficio para los demás.

La muerte de Maris no la excluyó de la vida de Noel. Sigue siendo una presencia muy real. Esta es una historia de amor con una diferencia.

©2018 Noel Braun (P)2020 Noel Braun

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento15 ene 2021
ISBN9781071583449
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    Vista previa del libro

    No Hay Forma De Comportarse En Un Funeral - Noel Braun

    No Hay Forma de Comportarse

    En un Funeral 

    Una historia de pérdida personal por suicidio

    Noel Braun

    Sus ojos están abiertos

    Pero ella no puede ver

    Más allá del velo negro

    Atraído por su mundo

    Ella anhela el sol brillante

    Para brillar en su tierra

    Y desterrar las sombrías tinieblas oscuras.

    Ella anhela la suave brisa

    Para levantar la pesada cortina

    Que esconde las cosas buenas de su vida

    Pero todo lo que puede sentir

    Son vientos fríos y sombríos

    que le enfrían hasta el alma

    -Noel Braun,2004

    Dedicado a la memoria de mi querida esposa,

    Maris, cuyo apoyo, estímulo y

    su confianza tranquila, me inspiró, y continúa haciéndolo

    Prólogo:

    En Australia, como en muchos países, el suicidio es una de las principales causas de muerte. Más gente muere cada vez al año por suicidio que  por cáncer de mama o en accidentes de coche. Sin embargo, es uno de los menos comentados acerca de los  problemas de salud en nuestra comunidad.

    Así que cuando un libro como este aparece, me siento obligado en  animar a todos a leerlo, especialmente a los hombres.

    El suicidio es devastador, especialmente para los amigos y familia de alguien que se quita la vida. Las palabras  no pueden  describir el inimaginable dolor que  se puede sentir cuando perdemos a un ser querido  o a alguien cercano a nosotros de esta manera, combina esto con sentimientos de culpa y confusión que casi pueden engullirnos después del hecho, estos  resultados pueden ser debilitantes.

    Libros como este pueden marcar la diferencia. La forma en que Noel explora abierta y honestamente los sentimientos y las emociones profundas que sintió después del suicidio de su esposa, son poderosos y se hacen importantes para nuestra sociedad. Los hombres, en particular, suelen embotellar sus emociones, y esto puede tener un efecto extremadamente perjudicial  a largo plazo. Las personas que sufren por el suicidio son vulnerables a ellos y la historia de Noel nos ayuda a enfrentar esta noción y nos proporciona un camino hacia una mayor comprensión.

    El libro es también una historia de amor y viaje con Noel y  de cómo su relación con su esposa va cambiando, pero no en la forma en la que podrías pensar. Hay un mensaje de esperanza en este libro y la valiente manera en que el autor comparte su muy personal relación, significa que podemos viajar con él, me siento privilegiado de ser parte de su viaje.

    Desde el principio  en el funeral, hasta aprendiendo a vivir la vida con su esposa de otra manera, el libro nos proporciona una visión de la mente de un hombre que ha experimentado la vida, el amor y la muerte, y que ha arribado al otro lado dispuesto a compartir sus experiencias.

    Me sentí inspirado por su historia, es una historia convincente y en torno a un tema del que necesitamos desesperadamente empezar a hablar más abiertamente. Sé que ganarás mucho leyéndolo y deseando te deje con un pensamiento clave. El suicidio es un problema de salud de la comunidad, todos nosotros tenemos un papel que desempeñar en la prevención, porque  siempre hay esperanza, es el pegamento que nos une a todos

    Dawn O'Neil AM

    CEO Lifeline Australia

    "Venga a un viaje de trauma, horror y pérdida absoluta, a través del dolor y la pena, a los acantilados de la desesperación.

    Siempre en la oscuridad hay una pequeña vela parpadeando. El amor nunca se apaga. Lentamente, siempre muy lentamente, la luz resplandece.

    Puede que  ya  hayas hecho este viaje tú mismo. Al leer,  ganarás consuelo y valor para seguir adelante. Solo alguien que tenga el conocimiento  y el amor puede estar en este viaje porque  tendrá más respeto y profunda  comprensión  hacia ellos.

    Sea cual sea el caso, serás cambiado, estarás animado a vivir cada momento de tu vida con gratitud y la gracia. Estas palabras no están escritas holgazaneando. Conozco a Noel, al hombre; respetadlo y amadlo. Noel nos da en este libro, un gran  regalo "

    Padre Peter McGrath cp

    Fundador del Movimiento de Grupos Familiares Pasionistas

    Prefacio

    Hay varias razones para escribir este libro. Ante todo, quiero honrar a mi esposa Maris por los cuarenta y un años que compartimos. La amé todos esos años y sigo amándola. Ella es una presencia e influencia continua en mi vida. Me gusta pensar en este libro como una historia de amor, sólo que un poco diferente a lo que normalmente se encuentra en las librerías, bibliotecas, películas y televisión.

    En segundo lugar, mi esperanza es que este libro pueda dar algún consuelo y apoyo a aquellos cuyas vidas han sido destrozadas por el suicidio de un ser querido; mi corazón está con ellos. El suicidio de un ser querido encabeza la lista de situaciones  estresantes que altera permanentemente las vidas de los sobrevivientes. Lo que mi duelo  me ha comprado es la vulnerabilidad, pero es una vulnerabilidad que se ha convertido en un regalo para mí, y para otros, al compartirlo. Compartiendo mi dolor, mi pérdida, mi vacío, espero que otros que han tenido una experiencia similar, compartirán su dolor, su pena, su angustia, sus sentimientos de insuficiencia e incapacidad para hacerle frente.

    Espero que los hombres que lean este libro se den a sí mismos permiso para sentir y llorar. Los hombres abordan el dolor de una manera diferente y menudo evitándolo totalmente. Algunos hombres construyen una fortaleza alrededor de sus sentimientos. El dolor de la pérdida es igual de intenso para los hombres como para las mujeres, pero la sociedad elogia a los hombres que aguantan bien, que mantienen un labio superior rígido, o que adoptan  una postura fuerte y silenciosa que se supone que debemos mostrar; la creencia que el dolor puede ser superado al morderse el labio ,está atada al miedo que sea lo único que se pueda hacer, sin dejar de bajar la guardia y expresar el verdadero sentimiento, como si esa máscara de  estoicismo proporcionara algo de protección. Por el contrario, en lugar de protegerte contra el dolor, la máscara duele, porque al ocultarle el dolor a otros, tiene que ser llevada en silencio y soledad.

    Expresar la emoción a nuestra manera ayuda al proceso de la curación, suprimir el dolor de uno y enviarlo bajo tierra puede ser destructivo, ya que puede surgir de maneras inesperadas. En las palabras de Shakespeare:

    "Pide que hable la pena; la pena que no habla

    Susurra el corazón enfurecido y pide que se rompa."

    Macbeth, IV, iii

    Sé que no puedo decirle a nadie cómo llorar o cómo salir de su dolor, cada uno de nosotros es único y tiene que encontrar su manera y su tiempo. No hay un horario para decidir y decirnos cuánto tiempo tomará. Sin embargo, las lecciones que he aprendido después del suicidio de mi esposa pueden ayudar a otros a entender su propio dolor; no tuvimos elección en la tragedia, pero sí tenemos una elección en la forma en que respondemos a ella. Una lección importante es que hay esperanza en la peor de las situaciones.

    En tercer lugar, a través de este libro, me gustaría agradecer a todos aquellas personas que ayudaron a aliviar mi angustia. ¿Dónde estaría yó sin el apoyo de mi familia y muchos amigos?  Soy también agradecido a las muchas personas que conocí en el camino. Algunos nombres que he cambiado y he intentado recrear las muchas conversaciones que tuvieron lugar durante el período de esta  historia y, aunque puede que no recuerde las palabras exactas, me he esforzado por dejar constancia de los sentimientos expresados. En particular, me gustaría agradecer a los amigos que han permitido reimprimir sus cartas. Sus mensajes de apoyo son sólo una muestra de los muchos que recibí describiendo la hermosa persona que era Maris.

    No hay nada que no haría para tener a Maris de vuelta; dedico este libro a su memoria. Ella me animó a perseverar. Su espíritu sigue inspirándome.

    Conectate con alguien que se preocupa:

    Línea de vida

    13 11 14

    Confidencial las 24 horas

    Asesoramiento telefónico

    www.lifeline.org.au

    Beyond blue

    1300 22 46 36

    www.beyondblue.org.au

    SANE Australia

    1800 18 72 63

    www.sane.org

    Capítulo 1

    Decidí que probaría mi suerte en la ciudad de Heidelberg Hall, la banda era buena, golpeaba vigorosamente, su ritmo constante aseguraba que el piso  estaba lleno de gente. La noche se veía brillante y prometedora. La banda comenzó un fox trot. Más parejas comenzaron a encaminarse hacia el sitio; había un montón de chicas de pie en el borde, esperando al hombre de sus sueños. Algunos charlaban en grupos, riéndose juntos, encontrando la seguridad en la muchedumbre. Otros, tal vez más aventureros, estaban por su cuenta; busqué entre ellos una compañía adecuada.

    Ahí estaba ella, una chica alta, delgada, de pelo oscuro, atractiva en su propio estilo; resaltaba del resto. No podría decir exactamente por qué. Ella sólo se destacó. Tal vez era más alta que la mayoría y se retraía de chico tras chico

    Le daré una oportunidad, murmuré para mí mismo.

    Me abrí camino por el pavimento, corriendo al desafío de las parejas más aventureras que alardean su estilo de tener amplio margen de posibilidades

    "¿Te gustaría bailar?

    Me miró de cerca, dudó por un momento y luego...aceptó.

    Estábamos incómodos al principio y bailamos en silencio mientras nos acostumbrábamos el uno al otro. No tenía mucho que decir, podría haber sido tímida o tal vez me estaba midiendo.

    Comencé la conversación e hice las preguntas. Ella me dijo que su nombre era Maris. Tenía 21 años. Acababa de empezar su Certificación de partería, habiendo completado su entrenamiento de enfermería general en el Hospital de la Base de Mooroopna en el centro de Victoria. Este era  su primer baile del sábado por la noche en la gran ciudad. Le dije que mi nombre era Noel, que tenía 26 años y estudiaba psicología en la Universidad de Melbourne y trabajaba como psicólogo y oficial de orientación del Departamento de Educación de Victoria.

    Me di cuenta de que estabas llamando a unos cuantos tipos, le dije.

    "Estaba esperando al tipo que me había sacado a pasear a beber en la milk bar  (tienda deli), que volviera de mover su coche, pero para cuando llegaste, concluí que me había dejado plantada".

    Nos reímos y ella pareció relajarse. Bailamos el resto de la noche. De hecho, se podría decir que me aferré en caso de que el tipo se hubiera regresado de cambiar su auto y quisiera reclamarla. Nos llevábamos bien, pensé. Después del baile la llevé a tomar café en South Yarra y luego a casa, el cuarto de enfermeras del Hospital St Vincent.

    "Le he cogido cariño a esa Sheila (muchacha)", le dije a un compañero mientras tomaba una cerveza.

    Creo que podría casarme con ella.

    "¿Qué te gusta de ella?

    Parece directa y genuina. Es fresca y poco sofisticada, no como las chicas de la universidad.

    Descubrí mucho después que Maris tenía un punto de vista diferente.

    No voy a salir con ese tipo de nuevo, le había dicho a una de sus compañeras de enfermería.

    "¿Por qué?

    Cuestiona demasiado las cosas; es demasiado cínico para mí.

    Supongo que debo haber mejorado y finalmente llegué a dar la talla; una noche, algunos meses después, estábamos aparcados muy acogedores en mi VW naranja, frente a la playa de St. Kilda; el mar estaba suave, las olas apenas lamiendo la arena. La luz de la luna brillaba en el agua. Nuestros brazos se rodearon el uno al otro. Era...

    ¿habra un mejor momento?.. Miré al otro lado y susurré: Maris, ¿te casarías conmigo?

    Me susurró, No pude pensar nada más agradable

    Capítulo 2

    En octubre de 2004, Maris y yo estábamos viviendo en la casa de Sydney en las playas del norte, en medio de una ciudad de arbustos. El frondoso Bosque Francés es un área hermosa donde Las cucaburras (dacelos) nos despertaban con sus risas antes del amanecer, los  galahs o  cacatúas hacían su ruido a diario. Nuestra casa de dos pisos pasaba a lo alto del parque nacional y era  lo suficientemente grande como para levantar cuatro niños. Construida en una pendiente empinada, a sesenta pasos del frente, la puerta de la calle, su jardín se enrosca  alrededor de las rocas ofreciendo paz y soledad a nuestras vidas ocupadas. Maris amaba su jardín y lo cuidaba con mucha atención.

    Amaba a nuestros cuatro hijos. Yo también los amaba, pero podía ver en ella  algo más. Eran su propósito. Como muchas familias, la nuestra estaba dispersa, y no era frecuente que nos vieran a todos juntos, pero, por primera vez en cuatro años, nuestros hijos y sus parejas estaban todos en Sydney.

    La familia se reunía para la boda de Stephen el seis de  noviembre. Stephen, nuestro hijo mayor, había estado casado antes. Fuimos testigos de la ruptura de su matrimonio anterior, un mal partido que se pensó estaba condenado desde el principio. Se mudó de vuelta a casa, y se  escondió del mundo en su habitación  no abandonando nunca a su computadora. Nuestro hijo luchó con su angustia, y nos sentimos aliviados cuando él finalmente surgió, comenzó a llamar a sus viejos compañeros, se mudó de casa y, después de su divorcio, cortejó a Anthea, una chica interesante de la Universidad Macquarie.

    Stephen era un entusiasta del esquí y nos dijo que planeaba conquistar la cima del Monte Kosciusko.

    Podrías dejar caer el anillo en la nieve, había dicho Maris, alguna vez siempre ansiosa por Stephen.

    Nuestro hijo menor, Tim, vivía en Melbourne; llegó a nuestra casa temprano con su compañera Melissa para asistir a la fiesta de Stephen y para prepararse para su actividades de padrino; aunque habíamos hablado por teléfono, Maris y yo  no habíamos conoció a Melissa en persona.

    A Maris le encantaban las celebraciones familiares y se adelantó al matrimonio de Stephen con alegre antelación, también  había compartido la planificación de la boda de Angela y estaba igual de emocionada en la primera boda de Stephen.

    Sin embargo,  temía este evento.

    Nubes negras de depresión cubrieron su vida con un terrible velo, había tomado sus primeros antidepresivos veinte años antes; inicialmente, sufriría durante dos o tres semanas al año, pero con el tiempo, sus ataques de desánimo se alargaron y se convirtieron en un amo cruel y dominante. Un pesimismo implacable la plagaba. Me sentí impotente al presenciar el poder de la depresión porque inunda una mente normalmente racional con terror y ansiedad.

    Esta boda va a ser un desastre, repitía.

    Estoy seguro de que Stephen y Anthea lo tienen todo organizado, respondí.

    Maris se estremeció. ¿'La recepción'? ¿Un cóctel? Para ella las recepciones de boda eran una variedad de banquetes donde todo el mundo se sentaba delante de las etiquetas con nombres.

    De esta manera los invitados pueden vagar, dije, pero ella seguía sin estar convencida.

    Fui testigo de su lucha diaria. Temprano en la mañana era lo peor; me despertaba, miraba al otro lado y veía sus ojos bien abiertos, mirando fijamente en el techo, reuniendo el valor para empezar el día. Hacía todo lo posible para acompañarla, para apoyarla en su terrible viaje.

    Maris visitaba  a su médico de cabecera regularmente. También estaba viendo a un psiquiatra y un psicólogo, aunque no estaba satisfecha con su psiquiatra y quería cambiarlo; le había aumentado medicación drásticamente, pero estaba empeorando. Hablabamos.

    Parecía necesitarme a su lado. Discutiamos las opciones.

    Un nuevo psiquiatra podría cambiar el tratamiento, le dije.

    Podría internarme en el hospital mientras me desvinculan de mi antigua medicación y esperando que la nueva haga efecto.

    A mediados de octubre, después de una cuidadosa investigación y discusión, se eligió los nombres de dos psiquiatras. Su primera elección  no estaba disponible hasta el año siguiente, y el otro no podía verla  sino hasta mediados de noviembre. Estaba amargamente decepcionada.

    Podría estar muerta para entonces.

    ¿Qué quieres decir?, pregunté.

    Nunca antes había sido suicida, pero ahora lo soy.

    Nunca olvidaré el nudo en mi estómago. Sería justo

    decir que no tenía ni idea de qué hacer. "Piensa en tu cita con el nuevo psiquiatra, el podría ponerte en el hospital. Parecía relajarse, pero sabía que necesitaría cuidado continuo.

    Me quedaré contigo todo el tiempo, le ofrecí.

    No, tienes que continuar con tus intereses normales y no te sientas restringido. ¿Qué clase de vida es esa?

    Me había inscrito en un curso de formación para el fin de semana, un Curso de terapia Gestalt con Lifeline

    Cancelaré el curso el fin de semana y me quedaré contigo.

    Ella .en su  lugar dijo : No, quiero que te vayas, Noel.

    Intentamos llevar una vida normal. El martes ella cenó con amigos de nuestra iglesia. Maris dejó ver a muy pocos el grado de su sufrimiento, pero uno de sus amigos cercanos le preguntó a Maris cómo lo era. Maris respondió con la típica subestimación. no estoy viajando bien

    El miércoles por la noche fuimos a la Casa de la Ópera para ver el Mikado. Ella no quería ir pero yo la animé, pensando que la salida podría hacerla sentir mejor. Se vistió con cuidado como siempre. Solía bromear con que ella se fregaba bien.

    El tiempo era perfecto, una noche agradable y agradable. Llegamos temprano y admiró la vista del puerto y el puente. Caminamos de  brazos a lo largo de la explanada y se detuvo para escuchar a los habladores públicos. Nos sentamos en el vestíbulo con una taza de café y observabamos las idas y venidas, algo que Maris siempre ha disfrutado. Maris se rió de las payasadas de los artistas y de la Poo Bah (contorsionistas), Nanki Poo (opereta) y el resto  que se las arreglaron para entrar. La miré con frecuencia. Parecía contenta mientras caminábamos de vuelta a Circular Quay, admirando la tierra de las hadas creada por el puente iluminado, rodeando los edificios y los barcos; me sentía esperanzado mientras viajábamos a casa.

    El jueves por la mañana tenía una cita a las 9 am con su medico de cabecera. La esperaba en casa temprano. A medida que avanzaba la mañana y hacia la tarde, me agité e inquiete. Vagué por  la casa, frustrado por no poder contactar con ella. Ella no tenía móvil. Imagina mi alivio cuando apareció de ningún lugar de nuestro patio trasero.

    Me tenías muerto de miedo, Maris. ¿Dónde has estado?

    He estado buscando un lugar para saltar.

    No puedo comenzar a describir mi alarma, No era un día cálido, pero sentí el sudor en mis axilas y el olor del miedo.

    Revisé los acantilados de Dee Why pero encontré el lugar perfecto - el aparcamiento de Westfield en Chatswood.

    Me quedé sin palabras.

    Me alegro de no haber saltado, continuó en un tono. Además, me gustaría escribir una nota a todos en la familia y para cuando lo hubiera hecho, habría perdido el impulso". Luego se rió.

    Esto me alivió enormemente. Sentí los nudos devolverse en el estómago; quería creer que habíamos superado lo peor, caí en la negación, supongo. Quería compartir mis preocupaciones con alguien. Mi hija Jacinta vivía con nosotros y  su marido Rick pero estaba preocupada por su bebé, Brody, enfermo en ese momento. Maris insistió en que hiciera mi turno de asesoramiento en Lifeline que programé para la tarde.

    Mientras yo estaba fuera, ella decidió limpiar la habitación de Stephen, preparándola para mi hermana María y su marido Joe que llegarían la semana siguiente para la boda. Stephen estaba fuera con Anthea en las visitas previas a la boda en el país de los parientes. Cuando volví a casa, Maris, nuestra hija Jacinta y yo llevamos los bienes a un lugar arriba que llamamos la galería y se utiliza para el almacenamiento; verifique  a Maris, parecía de buen humor, feliz de haber hecho el  trabajo sucio, los pensamientos matutinos los había olvidado. Ella recordó las tantas veces que había limpiado después de Stephen el más rutinario con mucha diferencia de nuestros  otros hijos. Me sentía optimista, pero todavía estaba al borde.

    * * *

    El viernes por la mañana me desperté y encontré a Maris mirando al techo.

    Noel, soy una desgraciada, dijo. No creo que pueda soportar hoy. El preescolar de nuestro nieto Hugh había organizado un día de los abuelos.

    Hugh se decepcionaría si no vamos.

    Vale, vamos. Se levantó de la cama y se preparó con una sombría determinación.

    Cuando llegamos al preescolar, Hugh estaba encantado de vernos. anduvimos por ahí y hablamos con otros abuelos sobre los grandes momentos que pasan los niños en estos días. Maris se sentó

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