Vive tu muerte

VIVE

TU

MUERTE

ANTONIO RIVERA ROSADO

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A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido tomadas de la Santa Biblia, versión Nueva Reina-Valera Versión Siglo XXI, Derechos reservados © 2009 por Sociedad Bíblica Emanuel, 2905 NW 87 Ave., Doral, Florida 33172, EE.UU. Las citas bíblicas atribuidas a RVR1960 han sido tomadas de la versión Reina-Valera, Derechos reservados © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas.

Nota Editorial del Autor:

Esta obra sustituye los títulos romanizados, paganizados y/o transliterados atribuidos al Eterno y al Mesías tales como Dios, Jesús, Jehová (Iesus del antiguo griego) y se utilizan sus equivalencias restauradas del hebreo y/o arameo en conjunto con el Tetragrámaton (YHWH), con el propósito de honrar sus genuinas raíces, tanto por respeto y amor al Hacedor según establecido en Las Escrituras en su origen histórico y cultural, tanto como fuente educativa a la humanidad que desconoce sobre ello. Por supuesto, compartido sin ofensa a ninguna interpretación y sentir individual de cada ser, y con el propósito de continua y ascendente sabiduría con pureza de intención benigna y amor a cada asunto de relación con nuestro Abba Kadosh (Padre Santo).

Para asistencia, preguntas y/o comentarios acerca de este libro o con su Autor, favor de comunicarse por correo electrónico a: vivetumuerte@yahoo.com o a visite su página de Facebook en: www.facebook.com/vivetumuertelibro

Publicado por Ibukku

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Diseño de portada e interiores: Antonio Rivera Rosado

Maquetación: Índigo Estudio Gráfico

Copyright © 2015 Antonio Rivera Rosado

ISBN Paperback: 978-1-64086-876-2

ISBN eBook: 978-1-64086-877-9

Índice

Introducción

CAPÍTULO 1

Despertar

CAPÍTULO 2

Viviendo Tu Muerte

CAPÍTULO 3

Ante El Gran Juez

CAPÍTULO 4

Profecía

CAPÍTULO 5

ELOHIM

CAPÍTULO 6

Salvación

CONCLUSIÓN & ARGUMENTOS FINALES

Dedicatoria

Bibliografía

Introducción

Durante toda mi vida, me he topado con un sinnúmero de seres humanos de variadas edades, procedencia, clase social, personalidad y puntos de vista. Aun entre tanta diversidad, me he percatado de una creencia bien peculiar compartida. Existe un denominador común acerca de un deseo en particular: la gran mayoría de seres humanos desean poder querer regresar al pasado para arreglar traspiés cometidos. Qué curioso descubrir que, en algún momento en las vidas de cada ser humano, exista algo que desearíamos poder haber evitado para que, a nuestro presente, los resultados fueran otros. Si nos fijamos en esto, los errores a ser corregidos se remontan primordialmente a este primario plano terrestre que experimentamos dentro de la travesía mundanal desenfrenada. El enfoque principal del hombre es sobre las cosas que sentimos y vivimos mientras existimos.

Asuntos primordialmente emocionales, sentimentales, familiares, materiales, económicos, sociales y sicológicos. Muchos basados en nuestra salud, prosperidad relativa y búsqueda de felicidad propia. Todo lo que vemos y sabemos que en general es lo que los seres humanos buscan para sí mismos. A eso se le incluye, todo el ámbito espiritual. Vivimos en una fijación individualista del presente.

Vivir el momento se ha convertido en el énfasis. Adquirir la experiencia instantánea para luego preocuparnos con las consecuencias cuando lleguen, sean buenas o malas. Vivimos para lo inmediato. Por tal razón, cuando culmine lo inmediato, te alcance la realidad y llegue el momento de enfrentar las consecuencias; ¿No desearías haber tomado la decisión correcta y tener que evitar el peor desenlace? Sin la bendición de YHWH, el Creador de todo; ¿qué real sentido tiene acaparar todo en esta vida, corregir todos tus errores y alcanzar perfección mundanal si al final pierdes tu alma? ¿Cuánto tiempo tú crees que vas a vivir?

La muerte, para toda alma viviente es absolutamente... ¡inevitable! Partiendo de esa seguridad que llegará el día en que dejarás de existir; ¿Has pensado en las consecuencias de tu destino final? ¿Irás hacia salvación o perdición total? ¿No crees que sea la mejor alternativa poder evitar el peor desenlace imaginable?

Éste pequeño y corto libro, tiene un propósito benigno. No demostrará ninguna manera de evadir lo inevitable. Si se propone ayudarte, por medio de la Palabra del Altísimo Creador, a inspirarte a realizar una importante introspección, durante el tiempo que te tome invertir en esta lectura. Para que puedas lograr algo increíble que quizás jamás sospechaste pudiera ser posible. Viajar a un futuro que no desearías para corregirlo en tu pasado.

Por eso el libro ha llegado como una llave espiritual a tus manos. En amor del Amoroso Padre Celestial, Elohim, enciende esta literaria máquina del tiempo y en su interior, inicia una exploración bíblica, imaginativa y bajo total seguridad, conscientemente por adelantado... ...¡Vive Tu Muerte!

Antonio Rivera Rosado

CAPÍTULO 1

Despertar

Iniciemos el viaje. Imagina vivir en una isla perfectamente circular. Su esfera tiene un diámetro exacto de 50 millas. Empotrada en su epicentro, existe la capital urbana; hogar para casi 4 millones de habitantes. En algún lugar indefinido de las entrañas de esta metrópoli, te encuentras completamente inconsciente.

Repentinamente, tus sentidos recomienzan su estimular. Pausadamente, tus párpados emprenden apertura. El reflejo fotomotor de tus pupilas se reactiva, avivado por la claridad lumínica que irradia tus campos ópticos. Borrosidad desvanece y enfoque visual es optimizado. De un estado de inconsciencia; logras ver todo a tu alcance y comienzas a intentar descifrar tu presente dilema.

Primero: No reconoces dónde estás. Segundo: Tampoco recuerdas cómo llegaste aquí. Tercero: Ni idea concibes sobre su propósito. Pero acerca de algo, sí posees seguridad; este lugar te es absolutamente desconocido. Instintivamente se apodera de ti un estado innato de alarma. Reconoces un sentido de peligro, te levantas y con extrema cautela, procedes a buscar la salida de este lugar. Das varios, lentos pasos y logras llegar a una puerta solitaria. Cuidadosamente, pegas un oído a la misma. Solo silencio recibes. Sientes puedes proseguir, así que extiendes una mano, alcanzas la perilla y sigilosamente la giras.

Emerges a un área más amplia. Te luce como un almacén o sótano abandonado. El ambiente está saturado con ranciedad. Hueles todo mohoso y de un añejo modo. Una multitud de curtidas sábanas y pesadamente polvorientas cajas de cartón deslucen aún mayor el lugar. Pero un detalle peculiar absorbe tu atención. En una sección, un bien acomodado y masivo contenedor reluce como inquilino reciente; careciente de cobertura de sábana y desprovisto de granulación alguna. Tal presagio inyecta malestar a tus entrañas. Estallas en intensa premonición. Como insecto hechizado a atrayente fluorescencia, no puedes vencer al hipnótico impulso que te posesiona y accionas hacia el recipiente como marioneta magnetizada. De rodillas ante el gran cajón, un dúo de metálicos "CLIC, CLIC" declaran tu liberación de cerrojos de la cubierta protectora. Abres cuidadosamente, curioseas y el contenido súbitamente te engendra una aterradora implosión. Tus huesos se convierten en gélido ártico. Quedas un alma petrificada. Tu mundo entero se desploma ya que has destapado una…

…¡BOMBA NUCLEAR!

Los latidos de tu corazón han desfallecido. Toda tu cordura te ha renunciado y en su lugar, quien gobierna es un poderosamente abrumador y espeluznante horror. Indeseada parálisis asume tu dominio corporal. Dentro de tu inmovilidad, tu cerebro y ojos son los únicos órganos todavía en vital función. Piensas; nada en este preciso instante podría ser peor - hasta que - otorgando una metódica ojeada adicional, te percatas de tu exponencial aprieto. Una bombillita indicadora está encendida, y agrava el dilema al mostrar que la bomba está; ¡ARMADA!

Quedas en total consternación. Tus pelos se erizan. Tu piel pierde toda su pigmentación y torna sobrecogedoramente transluciente. Eres la personificada definición de desesperanza de cualquier diccionario. De la nada, irrumpe un agudo "BIP", seguido por un sepulcral silencio nuevamente. El problema incrementa al presenciar una fatídica lectura numérica en un tablero digital que revela la siguiente configuración de luminosos dígitos: 03H: 59M: 48S. ¡Oh no! Había iniciado su irreversible y siniestro conteo regresivo. En menos de 4 horas, esta poderosa bomba hará su inefable detonación. Reconoces que la ola de estallido alcanzaría hasta los extremos de la isla. Nadie está a salvo. Entras al reino del pánico.

El espanto detiene tu degenerativo grado de desmoralización. Imágenes inundan tu mente. Tu familia. Tus más amados son ahora tu único enfoque. Ya sabes la verdad. Esta bomba va a estallar, ellos no lo saben y