Decepción del polvo en la tormenta
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con Decepción del polvo en la tormenta
Libros electrónicos relacionados
Conversación en la ventana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDolly City Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVibraciones Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ideogramas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa sorpresa de mi vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vox Popurri Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMi Libro De Cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa piel intrusa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Muda: La Muda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPañales y cerveza: Novela humorística sobre la rutina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones4 Fairy Tales + 1 Poem: Español English Italiano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesShiloh Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Pan con tomates verdes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHambre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El libro para ser leído en familia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl extraño Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl caso del chantajista pelirrojo. Berta Mir detective Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEsperanzas rotas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Bandido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVida de maniobras Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCocaína Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos días que nos separan Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Volar sobre el pantano: A veces tocar fondo es inevitable Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El tío millonario de mí esposo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTe estaba esperando Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFantasía nocturna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa niña sin talento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAcerca de las cosas perdidas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesFragmentos de una niña decapitadita Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa viuda de las canarias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Fantasía para usted
Historia de un crimen perfecto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos de terror Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Don Quijote de la Mancha Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Biblia de los Caídos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Te deseo tanto... Novela erótica Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Insólitas: Narradoras de lo fantástico en Latinoamérica y España Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Llamada de Chtulhu Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ensayo sobre la ceguera de José Saramago (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Nocturna Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Albert Camus, El Rebelde Existencial Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El cuervo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Ilíada y La Odisea Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos de horror Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Destino De Los Dragones (Libro #3 de El Anillo del Hechicero) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Antología rokhiana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa tiranía de las moscas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El señor presidente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Viaje al centro de la Tierra: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Asmodeo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCiudad Fantasma: Relato Fantástico de la Ciudad de México (XIX-XXI) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Narrativa completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Buscando a Jake y otros relatos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los pequeños macabros Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos infantiles de ayer y de hoy Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para niños (y no tan niños) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La sed Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los mejores cuentos de Terror Latinoamericano: Selección de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiario de un cura rural Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Despertar de los Dragones (Reyes y Hechiceros—Libro 1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El ataque de los zombis: (Parte mil quinientos) Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Categorías relacionadas
Comentarios para Decepción del polvo en la tormenta
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Decepción del polvo en la tormenta - Francisco J. Becerra
© Derechos de edición reservados.
Letrame Editorial.
www.Letrame.com
info@Letrame.com
© Francisco J. Becerra
Diseño de edición: Letrame Editorial.
Maquetación: Juan Muñoz Céspedes
Diseño de portada: Rubén García
Supervisión de corrección: Ana Castañeda
ISBN: 978-84-1386-772-4
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.
Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».
.
La mayor parte del tiempo
un faro no sirve
para gran cosa.
Los libros
y
los faros
son parecidos.
Pequeño truco de desaparición
Él está allí, de pie en la cocina, con su frac negro desvaído, el chaleco blanco apagado, la pajarita salpicada con un puñado de lentejuelas dispersas. La pajarita es de color rojo, del rojo de un tomate secado al sol. Sostiene la chistera en la mano derecha. Ella, de pie frente a él, le grita.
—¡Hueles a coño!
Él es mi padre, ella mi madre. Saco la galleta que sostengo de dentro del vaso de leche, tiembla un poco y se rompe. Me quedo entre los dedos sólo con una esquina.
—¡Eres un cabrón! ¿Lo sabes?
—No he estado con ella. No he estado con ninguna.
Cojo la cucharilla para pescar la galleta invisible del fondo del vaso.
—Quiero que te vayas.
—Mujer…
—No quiero verte más. Estoy cansada, cansada de las mentiras, de que te pases las noches fuera de casa, de todo. Estoy cansada, cansada. —Ella le da la espalda, cruza los brazos y mira al suelo. Cerrando los ojos, aprieta los dientes como si le hubiesen dado una patada en la espinilla.
—Podemos arreglarlo, sé que podemos.
—Esto no es como uno de tus trucos de mierda. No puedes romper algo por la mitad y luego unirlo como si nada —ella casi susurra y llora.
No consigo pescar la galleta. Muevo la cucharilla de un lado a otro hasta dar con el trozo sumergido. Lo levanto con cuidado pero se deshace poco a poco. Minúsculas manchas marrones flotando.
—Vete. —Ella se gira y pasa junto a él sin dejar de mirarse los zapatos. Cierra de golpe una puerta.
Dejo la cucharilla. Levanto el vaso. Trago la leche tibia. Dentro, un grumo de galleta se arrastra por mi lengua. Él me mira. Se acerca desde el fondo del cristal marrón del vaso. Más cerca mientras la leche hace olas en sus rodillas y desciende. Me acaricia el pelo.
—Tengo que irme unos días, hijo. Mamá está… Debo ensayar un truco nuevo y necesito tiempo para prepararlo —sonríe pero no parece contento.
—¿Qué clase de truco es? —Me paso la mano por la boca. Noto leche y galleta pegadas en mi palma.
—Uno muy difícil. Ya lo verás. Cuando esté listo, te lo enseñaré el primero de todos.
—¿No puedes prepararlo en el sótano como siempre?
Pone la chistera sobre la mesa y se agacha. Al pasar por delante de mis ojos las lentejuelas de la pajarita vacilan como las luces exhaustas de una aldea lejana en la enorme oscuridad.
—Hay veces en que el público ha visto tantas veces al mago hacer el mismo truco que ya no les impresiona, se aburren y se enfadan. En ese momento, el mago debe preparar un nuevo truco más grande e impresionante. Si no lo consigue, debe buscar un lugar —se para y mira mi vaso vacío—, una persona, que todavía no conozca sus trucos.
Yo cabeceo, no lo he entendido del todo, pienso en los tres conejos blancos de la jaula del sótano, en que no tengo que olvidarme de darles de comer o se morirán.
Me besa la frente y me abraza. Coge la chistera, se la pone con cuidado dando un golpecito hueco con la punta de los dedos sobre ella para ajustarla. Toc. Al salir de la cocina se agacha un poco para no dar en el marco de la puerta. Me quedo sentado pasándome la lengua por el paladar donde tengo pegado un trozo de galleta.
Thonka
—¿No es más oscuro? —preguntó ella mirando al perro.
—Es idéntico —respondió él.
La pareja miraba con una expresión de duda intensa el maletero abierto del monovolumen. El cachorro de Schnauzer era de color gris oscuro y brillante, tenía las orejas gachas y abundante pelo en el hocico, justo debajo de la nariz. El pelo que rodeaba la boca era gris claro, casi blanco sucio. Ladeó un poco la cabeza y les miró seriamente con los ojillos brillantes color carbón. Abrió la boca, la lengua rosa pálido le daba todavía más aspecto de juguete. Estaba tendido sobre una manta de lana de cuadros blancos y marrones. Se levantó, apoyó las patas delanteras para hacer fuerza y comenzó a mordisquear la manta.
—Yo creo que es un tono más oscuro. Y es más grande —suspiró la mujer.
—El criador dijo que tenía un mes. Es más o menos igual que Thonka.
—No digas eso —recriminó ella dejando de mirar al perro—. No digas igual que Thonka, porque es Thonka —enfatizó.
—Tienes razón, perdona.
—Pero es más vivaracha. ¿No?
—Es un cachorro, hace lo que todos.
—¿El rabo no es más largo?
Él entrecerró los ojos, metió la cabeza dentro del maletero. El cachorro parecía desfilar de una esquina a otra levantando las patas delanteras.
—Es más largo, ¿verdad? —insistió ella.
—No lo parece.
—Se dará