De La Celda De Una Prisión a Millonario

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Publicada por AuthorHouse  10/09/2020

ISBN: 978-1-6655-0412-6 (tapa blanda)

ISBN: 978-1-6655-0410-2 (tapa dura)

ISBN: 978-1-6655-0411-9 (libro electrónico)

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CONTENTS

Agradecimientos

Introducción

1    Recuerdos de mis primeros años

2    Hora de salir

3    Uno de los momentos más aterradores

4    El pequeño de la casa

5    Mi madre: lealtad pura

6    Muchos problemas

7    Los barrotes, ¡malditos barrotes!

8    Mi barrio

9    Los deportes

10    De nuevo la cárcel

11    Hora de cambiar

12    Aprovecha el momento    y las oportunidades

13    Siempre con Dios a mi lado

14    La ilusión de una familia

15    Un comienzo totalmente nuevo

16    La vida y el éxito no esperan

17    Nuevos vientos

18    Un nuevo camino

19    ¿Y si…?

20    A la comunidad

21    El crecimiento nunca se detiene

En el mundo hay personas que dejan caminos repletos de cosas buenas que seguir e imitar y con las que mejorar, mientras que otros únicamente dejan fango que limpiar.

—Juan Santacoloma

AGRADECIMIENTOS

Quiero dedicar este libro a las personas maravillosas que Dios ha traído a mi vida. Primeramente, por supuesto, a mi madre y a mi padre por no permitir que me rindiera. En la cárcel recuerdo haber sentido que mi vida había terminado completamente y haber pensado que estaría mejor muerto, pero entonces vino mi madre a verme y me dio fuerzas. No tienes ni idea de cómo me ayudó a creer en mí mismo y a buscar a Dios para que me diera la fortaleza necesaria para seguir adelante. ¡Gracias, mamá! Papá, te doy las gracias por perdonarme por haber sido un completo idiota y un mal muchacho. ¡Lo digo en serio! Hice cosas terribles y te lastimé, y aun así me mostraste amor incondicional, perdonándome y convirtiéndote en un padre fantástico para mí. Eres un gran hombre.

También quiero mencionar a mi abuelo Weaver. Cuando estaba en una de las peores cárceles del condado, teniendo que pelear para conservar mi propia comida, lo llamé por teléfono y él rezó por mí y me dijo que ese no era el camino para mí. Me dijo que Dios podía cambiarlo todo. Mi abuelo falleció hace unos años, pero a menudo recuerdo sus palabras.

No puedo olvidarme de mi hermano, que era muy pequeño cuando lo dejé atrás e ingresé en prisión. Sé que eso te afectó y que no fui un buen ejemplo para ti. Lo siento mucho. Me encanta ver el hombre y el padre tan increíble en que te has convertido. Te quiero, hermano, y espero que puedas perdonarme.

También a mis asombrosas hermanas, Laura y Angela. Recuerdo que, cuando éramos niños, nos quedábamos hablando toda la noche de Nochebuena y yo me quedaba dormido sobre el piso de su dormitorio. Son ustedes dos personas y madres asombrosas. Les doy las gracias porque, aunque no entendían por qué hice las cosas que hice, ambas continuaron rezando por mí. Esas oraciones me ayudaron a no abandonar toda esperanza en la vida. Muchísimas gracias, Laura y Angela.

Por supuesto, tampoco puedo olvidarme de todos mis hijos: mi hijo y mi hija de mi primer matrimonio y mis dos angelitos con mi esposa actual. Los amo a los cuatro y espero que se conviertan en mejores personas de lo que fui yo y no cometan los mismos errores que yo cometí en mi vida. Todos ustedes me animan cada día simplemente viendo o recordando sus sonrisas, y pensando en todas las buenas cualidades que tienen cada uno de ustedes.

Por último, aunque no menos importante, quiero dar las gracias a mi preciosa esposa por entrar en mi vida, por enseñarme a ser sincero conmigo mismo y por mostrarme qué significa en realidad ser padre, incluso ahora que ambos estamos aprendiendo juntos. Te amo muchísimo y estoy agradecido por tenerte en mi vida. Soy completamente sincero cuando digo que no hay nadie como tú. Nos divertimos mucho siendo simplemente nosotros mismos y he llegado a amarte más y más cada día. Gracias por ser tú, amor mío.

Gracias a todos por amarme incondicionalmente. Espero que leer este libro abra los ojos a aquellos que sienten que su vida ha terminado y que no valen nada. Quiero brindar esperanza a los que están en prisión, ya sea física o emocionalmente, para que comprendan que pueden lograr cualquier cosa que quieran mediante el trabajo duro y la dedicación, y que nunca deberían aceptar lo que otros piensan de ellos, sino que únicamente deberían creer en lo que Dios piensa de ellos.

Como todo el mundo sabe, todos somos hijos de Dios, creados a Su imagen y semejanza. Les ruego, hermanos y hermanas, que crean y consigan lo imposible.

INTRODUCCIÓN

Creo que todos nosotros hemos oído e incluso utilizado la frase: «Ayúdate a ti mismo, que yo te ayudaré». Muchas personas afirman que Dios dijo esta frase o que está en la Biblia, pero aparentemente esto es falso. Sin embargo, no hay nada más cierto que esa frase: «Ayúdate a ti mismo, que yo te ayudaré». En la vida hay dos tipos de personas: los que permanecen en silencio en casa o en el trabajo y se quedan paralizados toda su vida, y los que corren riesgos y salen a buscar nuevas aventuras y nuevos horizontes. Yo soy un hombre que ha tenido que recorrer muchos caminos oscuros y complicados. Desde que era niño, las carencias y los problemas formaban parte del menú diario en mi hogar, desde el desayuno hasta el almuerzo, e incluso a veces eso era lo único que teníamos para comer.

Nací en un área donde los jóvenes veían a los delincuentes como grandes triunfadores, con buenos autos y un montón de dinero, lujos, vicios y mujeres. Los contemplábamos desde las esquinas de la calle como un gato acecha a un ratón, pero sin atrevernos a dar el salto definitivo. Así éramos mis amigos y yo. Pasábamos mucho tiempo admirando a esos personajes, a los que considerábamos casi como de otro mundo. Queríamos ser como ellos. Sí, criminales. Eran los espejos en los que nosotros, niños desfavorecidos, nos mirábamos para ver nuestro futuro reflejado. Nada podría haber sido más absurdo e incoherente. Pero así era la vida en aquella época en el pequeño vecindario donde crecí. Era un lugar repleto de mafiosos italianos y su palabra era la ley.

No fue fácil crecer allí en esas circunstancias. Tarde o temprano, todos los jóvenes acababan implicados de algún modo en ese submundo de delincuencia. Yo no fui una excepción, por supuesto. Yo también participé en esos manejos casi maquiavélicos para desarmar a la justicia y actuar según nuestros propios deseos y conveniencia, pero siempre, en todo momento y en todas las cosas, estábamos vigilados y supervisados por los jefazos de esa poderosa mafia.

Tengo muchas historias y anécdotas de mi infancia, pero tengo muchas otras y mejores después de abandonar ese oscuro entorno ante el cual uno sucumbía y que me impregnó hasta la más profunda y recóndita fibra de mi ser. Es difícil entrar en ese mundo, pero, una vez que estás dentro, es mucho más difícil abandonarlo, especialmente con vida.

Por motivos negativos y adversos, se me presentó la oportunidad de cambiar mi vida de una forma radical. Pasé muchas noches sin dormir pensando qué hacer con mi vida y con mi futuro. No tenía ni la más remota idea de lo que iba a hacer. Solo sabía hacer lo que había aprendido en mi barrio con mis amigos.

Me encantaban los deportes y era bueno jugando al fútbol, pero eso no era algo que me convenciera lo suficiente como para dedicarme totalmente a ser exclusivamente jugador de fútbol. Volvía una y otra vez a la pregunta de qué hacer, y simplemente no sabía la respuesta. No tenía siquiera el más ligero entendimiento de lo que iba a suceder con mi vida o cómo quería que fuera.

Lo importante es creer en nosotros mismos y en nuestras capacidades. Los seres humanos, con toda nuestra grandeza, poseemos cualidades indescriptibles, desconocidas incluso para nosotros mismos, que están esperando a ser tocadas y estimuladas para emerger en toda su enormidad y demostrar todo de lo que son capaces.

La palabra éxito es un término subjetivo y depende enormemente de las necesidades, deseos, ambiciones y aspiraciones de cada persona. Hay otros factores como la educación, el entorno en el que se vive y el estrato socioeconómico que pueden afectar en mayor o menor medida a la naturaleza de lo que el éxito significa para cada persona. Debemos tener en cuenta que el éxito es personal, y lo que una persona ve como éxito tal vez