Nightingale 2

NIGHTINGALE 2

Nueve Historias Cortas Sobrenaturales de Jack Nightingale

Por STEPHEN LEATHER

CONTENIDO

TOC TOC

TUMBA DE AGUA

LAS CARTAS

LA POSESIÓN

GARRAS

EL MANICOMIO

LA MUÑECA

LA MANSIÓN

VUELTA EQUIVOCADA

TOC TOC

Jack Nightingale salió a la acera, tiritó de frío y encendió un Marlboro. Eran las diez de la mañana y sabía que recibiría una mirada torva de Jenny McLean por llegar tarde, así que pensó en dar un rodeo por Starbucks y comprarle un café y una magdalena. Un Porsche Cayenne negro con cristales tintados casi impenetrables se encontraba aparcado al otro lado de la carretera. La puerta se abrió y, mientras Nightingale echaba una bocanada de humo hacia el cielo color gris plomo, un hombre negro y corpulento se apeó. Nightingale sonrió al reconocer a T-Bone, pero su sonrisa se endureció un poco al darse cuenta de que no había ninguna razón evidente para que estuviera allí. Podría haber sido una coincidencia, pero Nightingale no solía creer en las coincidencias. Según su experiencia, las cosas, tanto buenas como malas, solían ocurrir por una razón. T-Bone era un ejecutor de un gángster del sur de Londres llamado Perry Smith, y no solía hacer llamadas sociales.

T-Bone llevaba una chaqueta Puffa negra y un gorro de lana también de color negro calado sobre las orejas. Llevaba las manos metidas en los bolsillos de la chaqueta, lo que podría significar que intentaba mantenerlas calientes o que escondía una pistola. La parte superior de la chaqueta estaba abierta y mostraba un medallón de oro del tamaño de un puño que colgaba de una gruesa cadena de oro alrededor del cuello. Hola, Hombre pájaro, dijo T-Bone. ¿Cómo va todo? No sonreía, pero su tono no era hostil.

Todo bien, T-Bone, dijo Nightingale. Pensó que era poco probable que hubiera un arma de mano. Si T-Bone planeaba dispararle, había mejores lugares para hacerlo que una calle de Bayswater a la luz del día. ¿Me estabas esperando? Podrías haber llamado al timbre".

No quería molestarte. Se acercó a Nightingale pero mantuvo las manos en los bolsillos.

¿Cuánto tiempo llevas ahí?

T-Bone se encogió de hombros. Digamos que al que madruga, Dios le ayuda.

T-Bone, amigo, tengo trabajo que hacer.

Perry tiene un trabajo para ti

Nightingale frunció el ceño. ¿Qué tipo de trabajo?

El tipo de trabajo que necesita tus habilidades, Hombre pájaro. Perry dice que debo llevarte a él, pase lo que pase.

¿Suceda lo que suceda?

Por las buenas o por las malas, pase lo que pase, sea cual sea el cliché que te suene, quiere verte.

Sabe dónde está mi oficina. Dile que se pase por allí. Tenemos galletas.

No puede viajar en este momento. Dice que la montaña tiene que venir a Mahoma.

Nightingale miró su reloj. Eran más de las nueve pero no tenía nada puesto. Había sido una semana tranquila. A decir verdad, había sido un mes tranquilo. Y cuando dices trabajo, te refieres a un trabajo remunerado, ¿verdad?

T-Bone asintió. Él pagará. Sacó la mano derecha de su chaqueta y señaló el todoterreno. Estamos perdiendo tiempo.

Se dirigieron al coche. Nightingale telefoneó a su asistente mientras T-Bone conducía hacia el sur, al otro lado del río. Jenny, ha surgido algo y llegaré tarde.

Nada nuevo, entonces, dijo Jenny.

Ja, ja, dijo Nightingale. Voy a ver a un tipo llamado Perry Smith en Clapham, por si acaso encuentran mi cuerpo acribillado a balazos.

Tomaré nota, dijo Jenny.

Nightingale terminó la llamada y guardó el teléfono.

T-Bone negó con la cabeza en señal de advertencia. Mira, eso no es gracioso, dijo.

Sólo trato de aligerar el momento, dijo Nightingale, cruzando los brazos.

¿Y si la policía está escuchando?

¿A mí? No creo.

No lo sabes. GCHQ, ellos escuchan todo. Y usaste el nombre de Perry y dijiste dónde estaba. No le gustará eso.

Entonces mantengamos nuestro secreto, dijo Nightingale.

Yo no trabajo para ti.

No, pero somos amigos.

T-Bone frunció el ceño. No somos amigos.

T-Bone, no habría subido al coche si no confiara en ti.

Confiar en la gente y ser su amigo no es lo mismo, ¿no?

Te pondré en mi lista de tarjetas de Navidad, ¿qué te parece?

La expresión en el rostro de T-Bone finalmente se convirtió en una sonrisa. Sólo ten cuidado con el nombre de Perry, es todo lo que te pido.

Mensaje recibido y entendido. Entonces, ¿estamos bien?

Todo lo bien que podamos estar, dijo T-Bone.

Condujeron hacia el sur a través del Támesis. Perry Smith vivía en una casa adosada en una calle tranquila, de dos pisos y con barandillas alrededor de unos escalones que llevaban al sótano. Dos hombres negros y corpulentos con abrigos gruesos estaban de pie fuera de la casa, zapateando contra el frío. Miraron cuando T-Bone aparcó y asintieron con la cabeza mientras salía del todoterreno.

Los dos pesos pesados observaron a Nightingale con ojos impasibles mientras seguía a T-Bone al interior de la casa. T-Bone le llevó por el pasillo hasta las escaleras. Pasaron por una gran sala llena de tres grandes sofás alrededor de una mesa de centro que estaba repleta de parafernalia de drogas. Un hombre de gran estatura con una camiseta de los LA Lakers y unos vaqueros holgados estaba sentado en uno de los sofás, con una Glock en la mano. Saludó con la cabeza a T-Bone y este le devolvió el saludo.

Subieron lentamente las escaleras y éstas crujieron bajo el peso de T-Bone.

Perry Smith estaba en un dormitorio en la parte trasera de la casa. Todos los muebles habían sido retirados, excepto un sofá de dos plazas y una pequeña mesa de centro de cristal. Perry estaba sentado en el sofá y se zampaba un envase de cartón con comida china, algo con arroz. Había una cachimba sobre la mesa y una lata de cerveza. Un círculo protector había sido dibujado en las tablas del suelo desnudo con tiza. Nightingale frunció el ceño al ver el círculo, pero antes de que pudiera decir nada Perry dejó los palillos y se levantó. Llevaba una gruesa cadena de oro colgando del cuello y otra en la muñeca derecha, presumiblemente para equilibrar el enorme reloj de oro con diamantes que llevaba en la izquierda. Hombre pájaro, gracias por venir. Extendió las manos. Te daría un apretón de manos o un abrazo o algo así, pero tengo que quedarme donde estoy por el momento.

¿Quién lo dice?

¿Quién lo dice?, repitió Perry, frunciendo el ceño.

¿Quién dice que tienes que quedarte en el círculo, Perry? ¿Alguien te ha amenazado?

Perry hizo una mueca. No se trata de una amenaza verbal, sino que han matado a cuatro de mis socios y nunca he sido lento a la hora de sumar dos y dos.

Y no estamos hablando de elementos criminales, ¿verdad?

Estamos hablando de mierda de demonios y diablos, Nightingale, y por eso te necesito. Tú eres el hombre al que hay que recurrir para eso, ¿verdad?

He tenido algunos casos de cuestiones sobrenaturales, sí, dijo Nightingale. ¿De dónde sacaste el diseño del pentagrama?

Perry frunció el ceño. ¿Pentagrama?

Nightingale señaló el círculo del suelo. El dibujo del suelo.

Perry asintió. De internet. Es un círculo de protección, ¿no? Impide que los demonios puedan llegar a mí, ¿no es así?

Nightingale inclinó la cabeza hacia un lado. Más o menos, dijo. Es más bien un círculo de protección para cuando invocas a un demonio. Pero sí, puede protegerte contra otras entidades. Supongo.

¿Supones? ¿Qué carajo quieres decir, Hombre Pájaro? No quiero suposiciones. Quiero que sea definitivo.

Bueno, tienes las letras en el lugar equivocado. Perry había escrito tres grupos de letras mayúsculas con tiza. EL, HA y MIC.

Sí, no pude distinguirlo.

Se supone que dice MICHAEL, dijo Nightingale. El arcángel.

Así es como se veía en Internet.

Sí, bueno, Internet está mal. Y los sigilos, varios de ellos están mal.

¿Sigilos? repitió Perry,

Esas cosas garabateadas entre los círculos, dijo Nightingale. Algunos de ellos están apagados.

¿Es eso un problema?

No parece serlo hasta ahora, dijo Nightingale. Se encogió de hombros. El tiempo lo dirá. ¿Qué demonios ha pasado, Perry? ¿Cómo te has metido en esto? ¿Por qué necesitas protección oculta?.

Perry se frotó la nuca. Estábamos jugando con un tablero de Ouija. Siete de nosotros.

¿Hablas en serio?

Perry se encogió de hombros. No fue idea mía. Una de las chicas quería hacerlo.

¿Y casualmente tenía una tabla de ouija por ahí?

Perry le dirigió una mirada fulminante. No, claro que no. Era una aplicación.

¿Una qué?

Una aplicación. En su teléfono. Parece un tablero de Ouija y escribes tu pregunta y el tablero la responde.

Eso es una tontería, Perry. Ya lo sabes.

Perry frunció el ceño. Amigo, es una aplicación. Creía que era un juego, creía que estábamos haciendo el tonto. Pero luego todo se convirtió en una mierda.

¿Y qué pasó?

Era el pájaro de Micky quien lo tenía. Estaba jugando con su iPad y Micky le preguntó qué estaba haciendo con él.

¿Conozco a ese Micky?

Perry lo fulminó con la mirada. "¿Vas a dejar que te cuente lo que pasó o no?'

No eres el mejor narrador del mundo, Perry. Y como yo soy un ex policía, pensé que unas cuantas preguntas pertinentes podrían acelerar las cosas. ¿Quién es Micky?

Micky el de la copa, le llaman, por su arma preferida en una pelea. Micky es un escocés que trae hachís de Europa, a lo grande. Lo conozco desde hace años.

¿Y dónde está ese Micky ahora?

Está muerto, dijo Perry. "¿Puedes dejar que te cuente la puta historia a mi manera, Hombre pájaro?

Nightingale levantó las manos en señal de rendición.

Así que Micky está en España hablando con algunos de sus hombres. Un poco de encuentro y saludo, presionando la carne, no se discute ningún negocio porque las paredes tienen oídos, cierto, pero a veces se necesita el toque personal, ya sabes, para comprobar que todo es como debe ser.

Nightingale asintió pero no dijo nada.

Así que fui con Micky y un par de chicos, sólo para descansar, tomar unas cervezas, ir a algunos de los burdeles locales, desahogarme.

Suena divertido, dijo Nightingale.

Lo sé, lo sé, estás esperando el punto, pero ten paciencia conmigo, Hombre pájaro. Perry se sentó y se pasó las manos por la cabeza. Entonces, el tipo al que fuimos a ver, el principal, es un argelino, Mo se llama. Le llaman Mo Money porque siempre dice que no tiene dinero. Mo tiene una gran villa a las afueras de Fuengirola, así que nos quedamos allí. De todos modos, Mo tiene una novia, no recuerdo cómo se llamaba. Pero era bastante guapa. De todos modos, la novia tenía esta aplicación de tabla de Ouija en su iPad y mientras todo el mundo estaba fumando un poco del mejor hachís que he fumado nunca, ella se lo mostró a Micky.  Micky le dijo que era una mierda. Ella dijo que respondía a todo tipo de preguntas, así que Micky dijo que lo intentaría y lo preguntaría si el Cinco-0 estuviera en su caso. Ella se lo dio y él tecleó para preguntar si había alguien allí. Decía Toc Toc.

¿Toc toc?, repitió Nightingale.

Sí, Toc Toc. Entonces Micky se río y dijo que le seguiría el juego, así que tecleó ¿quién está ahí?", como tú.

Bien.

Y rápido como un rayo obtuvo la respuesta. AMY. En mayúsculas.

¿Amy?

Sí. El nombre de la chica. Así que Micky se preguntó qué coño estaba pasando y tecleó ¿Amy qué? y recibe la respuesta. AMY TE VA A MATAR", de nuevo en mayúsculas, lo que a Micky le hizo gracia.

Eso no tiene sentido, dijo Nightingale.

Dímelo a mí. Pensamos que era una broma.

Perry, no creo que los demonios del infierno se molesten con las Apps.

Sólo te estoy contando lo que pasó, dijo Perry. Así que Micky tecleó JÓDETE y recibió como respuesta NO MICKY TÚ ERES EL QUE SE VA A JODER. Sabía su nombre. Sabía su puto nombre.

Nightingale frunció el ceño. ¿Estás seguro?

¿Qué quieres decir con que si estoy seguro? Le llamó Micky. Sabía su nombre.

¿Escribió Micky su nombre? ¿Lo hizo la chica que tenía el iPad?

Ella dice que no. Le dio un puto susto a Micky, te lo aseguro. Dejó caer el iPad como si estuviera al rojo vivo.

Esto parece una broma, Perry. Una broma.

Como dije, Micky está muerto, Hombre pájaro. Murió hace dos días.

¿Cómo murió?

Se ahogó en su jacuzzi. Aquí en Londres. Con una botella de champú metida donde no brilla el sol.

Y Micky era un traficante de drogas, ¿no es así?

Así que tenía enemigos, ¿es eso lo que estás diciendo? La puerta de su baño estaba cerrada y no había nadie más abajo. Dos de su equipo estaban jugando con su Xbox abajo y subieron cuando el jacuzzi se desbordó.

Los accidentes ocurren, dijo Nightingale.

Micky no era de los que se ahogan en su bañera y tampoco de los que se meten un bote de champú por el culo, dijo Perry. Estaba jodido, Birdman. Tal y como decía la aplicación.

¿De dónde sacó la aplicación?, preguntó Nightingale.

¿Cómo coño voy a saberlo? ¿De dónde saca alguien las aplicaciones? De la tienda de aplicaciones, supongo.

¿Y por qué crees que es la aplicación la que te persigue?

¿Qué otra cosa podría ser? preguntó Perry. Cuatro de nosotros volvimos a Londres y tres de ellos están muertos.

¿Cómo muertos?

¿Muertos cómo? ¿Qué coño quieres decir con cómo muertos? Muertos, muertos.

Quiero decir, ¿cómo murieron, Perry? Micky murió en el baño. ¿Y los otros? ¿Estás seguro de que no fueron accidentes?

Como cuando se desgarran los cuerpos en un accidente y se desparraman por la habitación. Sangre por todas partes, tripas esparcidas en la pared.

Entonces, ¿por qué no salió en los periódicos o en la televisión?

Porque los chicos con los que me junto no suelen ir corriendo a la policía. El pequeño Pete fue asesinado con veinte kilos de hachís en su casa. Así que su equipo lo limpió y tiró los trozos en el New Forest.  Smokey Joe también fue asesinado en su baño. Su novia me llamó histérico.

¿Vio lo que pasó?

No, pero lo escuchó. Estaba abajo viendo Netflix y drogándose. Escuchó un ruido en el piso de arriba, pero estaba muy distraída. Cuando finalmente subió, había sangre rezumando por debajo de la puerta. Me llamó y T-Bone y yo fuimos a verla.

¿Y?

¿Y? ¿Qué coño quieres decir con y? Smokey Joe estaba partido en una docena de pedazos y el que lo hizo había garabateado AMY en el espejo con su sangre.

Y para que quede claro, Smokey Joe y Little Pete estaban contigo y Micky en este lugar... ¿cómo se llama?

Fuengirola. Está a media hora en coche de Málaga. Sí, Smokey Joe y Little Pete están en el negocio de la distribución. Traen fruta y verdura en camiones que han sido adaptados para contener un poco más, si me entiendes. La mayoría de sus cosas terminan en el noroeste, principalmente en Manchester.

¿Y crees que algo ha salido del iPad y está matando a tus amigos? ¿Te das cuenta de lo ridículo que suena eso?

Perry frunció el ceño hacia Nightingale y luego señaló a T-Bone. Enséñale.

T-Bone sacó un iPhone del bolsillo de su chaqueta Puffa, tocó la pantalla y se la mostró a Nightingale. Era un vídeo, grabado en un baño. Había sangre por todo el suelo y partes del cuerpo esparcidas. Una pierna. Una mano. Una mandíbula. Una oreja. Nightingale hizo una mueca.

Smokey Joe, gruñó T-Bone. Ya no fuma. Obviamente.

Nightingale se quedó mirando el teléfono. La cámara se movió para mostrar la escritura en el espejo. AMY. T-Bone se reflejaba en el espejo, con el rostro impasible a pesar de la carnicería que le rodeaba. El vídeo terminó y Nightingale le devolvió el teléfono a T-Bone. Los colombianos pueden ser creativos a la hora de deshacerse de sus rivales, dijo Nightingale.

Smokey Joe no tenía ningún problema con los colombianos, y habrían pateado la puerta, no la habrían cerrado desde dentro, dijo Perry. Algo lo destrozó. ¿Y por qué los colombianos escribirían AMY en el espejo?

¿Por qué lo haría cualquiera?, dijo Nightingale. Sacó sus cigarrillos y levantó el paquete. ¿Te importa?

El humo de los cigarrillos de segunda mano es la menor de mis preocupaciones, Hombre pájaro.

Nightingale encendió un Marlboro y echó una bocanada de humo antes de hablar. ¿Qué quieres de mí, Perry?

Quiero que te ocupes de esta cosa, sea lo que sea, dijo Perry. No puedo quedarme aquí para siempre meando en botellas y cagando en bolsas de plástico.

Tú y yo, murmuró T-Bone.

Nightingale echó otra bocanada de humo. ¿Has visto algo, algo fuera del círculo?

Perry negó con la cabeza.

Tal vez ha seguido su curso, sea lo que sea.

¿Sí? Y tal vez esté esperando a que salga de este círculo antes de destrozarme, ¿no?

Entonces, ¿qué quieres que haga?

He intentado llamar a Mo Money pero su teléfono está apagado. Estoy asumiendo lo peor. Así que necesito que vayas a la villa y veas si está bien o en pedazos. Si está muerto... Perry se encogió de hombros. Entonces no sé qué. Encuentra el iPad, tal vez, y haz lo que sea para detenerlo.

¿Detener qué?, preguntó Nightingale. Esto es totalmente nuevo para mí, Perry. No tengo ni idea de lo que es.

Tienes que ayudarme, Hombre pájaro. No tengo a nadie más a quien recurrir.

Nightingale echó una bocanada de humo hacia el techo y asintió lentamente. De acuerdo.

*  *  *

Mientras T-Bone conducía su todoterreno por el Támesis hacia el noroeste de Londres, Nightingale jugaba con su paquete de cigarrillos. ¿Qué piensas, T-Bone?, preguntó. ¿Qué crees que mató a Smokey Joe?

T-Bone se encogió de hombros. No tengo ni idea.

El cuerpo, ¿cómo fue destrozado? ¿Fuerza bruta?

Había marcas de dientes.

¿Marcas de dientes?

T-Bone mostró sus dientes en un gruñido.

Bien, dijo Nightingale. Lo entiendo. ¿Así que un animal, tal vez?

No fue un animal el que desgarró a Smokey Joe. Y no olvides la escritura en el espejo.

¿Así que le crees a Perry?

Perry no se asusta fácilmente, dijo T-Bone. Se ha enfrentado a cosas muy duras en el pasado sin pestañear, pero esto es diferente.

¿Pero no has visto nada?

No estaba jugando con esa cosa de Squeegee, ¿verdad

Ouija.

Ouija, Squeegee. Patata, tomate. ¿A quién le importa? Todo lo que sé es que Smokey Joe, Micky y Little Pete están muertos y que no le ha pasado nada a Perry desde que dibujó esa cosa del círculo. ¿Significa eso que creo en toda esa palabrería? Se encogió de hombros. Tal vez sí, tal vez no. Pero no voy a ser yo quien intente convencerle de que abandone ese círculo.

Nightingale asintió lentamente.

Hay cosas raras por ahí, ¿no?

Supuestamente.

'Ya sabes lo que quiero decir. La gente suele ser poseída, ¿verdad?"

Hay maldad en el mundo, es cierto. Una parte es de cosecha propia y otra viene de fuera. Pero un iPad poseído, tengo que ser honesto, T-Bone, es la primera vez para mí.

El mundo avanza, ¿verdad? La gente se adapta. Quizá los demonios y los diablos también se adaptan.

Nightingale se volvió para mirar a T-Bone. Eres la última persona que creería en demonios y diablos.

T-Bone se encogió de hombros. Creo en Dios, y si crees en Dios tienes que creer en todas las cosas que vienen con él. Volvió a encogerse de hombros. Hay maldad en el mundo, Hombre pájaro, y eso es un hecho que nadie puede discutir.

¿Eres cristiano?

Soy bautista. Sonrió. Igual que mi madre, claro. Mi padre se fue cuando yo aún estaba en pañales.

Estoy realmente sorprendido, T-Bone.

¿Por qué?

Por tu trabajo. ¿Cómo racionalizas lo que haces con tu religión?

Hay mucha violencia en la Biblia, Birdman. Pero sí, tiendo a no poner la otra mejilla. Pero seguro que creo que algo del lado oscuro mató a Smokey Joe. Lo vi con mis propios ojos. Y sea lo que sea, si va detrás de Perry, entonces joder, tenemos que hacer algo.

Supongo que sí, dijo Nightingale.

Él depende de ti, Birdman. No puede quedarse en ese círculo para siempre.

Nightingale asintió, pero no dijo nada.

Miró por la ventanilla lateral mientras conducían hacia el oeste, hacia Bayswater.

Amy significa algo para ti, ¿verdad?, preguntó finalmente T-Bone.

Nightingale se volvió para mirarlo. ¿Por qué dices eso?

Por tu cara. Cuando Perry mencionó el nombre.

Nightingale volvió a mirar por la ventanilla lateral.

Vamos, Hombre pájaro cuéntalo, dijo T-Bone. ¿Quién es ella?

Nightingale suspiró. Amy no es un ser humano.  Es un demonio, también conocido como Avanas, uno de los hijos de puta más malos del infierno. Suele aparecer como fuego, pero puede adoptar forma humana. Amy está a cargo de 36 legiones en el Infierno y le gusta torturar almas. Forzó una sonrisa. Supuestamente.

¿Así que esta Amy trabaja a través del iPad?

Nightingale levantó las manos. T-Bone, amigo, no tengo ni idea. Nunca he escuchado algo así. Pero he escuchado de Amy.

Esta Amy, ¿podría destrozar un cuerpo?

Si toma forma humana, seguro.

¿Y puedes matarla?

Eso está por verse, amigo, dijo Nightingale.

*  *  *

T-Bone dejó a Nightingale en la puerta de su despacho y se marchó a toda velocidad por la calle. Nightingale subió al primer piso y abrió la puerta para encontrar a Jenny McLean terminando de prepararse un café.

Iba a traerte un café y una magdalena, dijo Nightingale, quitándose la gabardina y colgándola en la parte trasera de la puerta.

Iba a darte las gracias, dijo Jenny, dejándose caer en su silla. Pero como no lo hiciste, no lo haré". Le dio un sorbo a su café.

¿Tenemos mucho que hacer?

La Sra. Dawson quiere que veas lo que hace su marido en su conferencia en Bournemouth. Pero eso es la próxima semana. Y tengo un casero que quiere que comprobemos si su personal está al tanto, pero no hay prisa en eso porque no ha enviado el depósito que le pedí.

Nightingale se sentó frente a ella y puso los pies sobre su escritorio. Ella le lanzó una mirada de desaprobación a sus Hush Puppies manchados y él los volvió a poner en el suelo. "¿Has escuchado hablar de Fuengirola?

Mis padres tienen una casa en Marbella, cerca de la costa.

¿Cómo está tu español?

Comme ci, comme ca.

Nightingale frunció el ceño. ¿No es eso francés?

Jenny sonrió. Me impresiona que te hayas dado cuenta.

Pero, ¿sabes hablar español?

Más o menos, dijo ella.

Por favor, deja de hacer eso, dijo Nightingale. Mira, tengo que ir a la Costa por un día o dos. ¿Podemos usar la casa de tus padres?

¿Nosotros?

Voy a necesitar a alguien que hable español, por si tengo que hablar con los lugareños. Y si tienes un lugar donde podamos quedarnos si lo necesitamos, mejor aún.

Tendré que hablar con mamá, dijo Jenny.

Harán cualquier cosa por ti, ya lo sabes, dijo Nightingale.

¿Y qué haremos en España?

Es complicado.

Siempre lo es contigo, Jack.

¿Puedes reservarnos en el primer vuelo que salga?

Escucho y obedezco.

* * *

El vuelo de EasyJet procedente de Gatwick estaba lleno y Jenny y Nightingale estaban sentados en el centro. Los pasajeros salían en tropel por las puertas delanteras y traseras y se apresuraban a cruzar la pista hasta la terminal. Fueron los últimos en bajar del avión y, como habían llegado tarde al aeropuerto, no había espacio para sus maletas en la cabina y las habían puesto en la bodega, por lo que no tenían prisa por pasar por Inmigración. Había dos colas de inmigración y los funcionarios de inmigración españoles sólo echaban un vistazo a los pasaportes que les presentaban, así que Jenny y Nightingale estaban en el carrusel de equipajes menos de veinte minutos después de que el avión hubiera aterrizado.

Eran más de las nueve y media de la noche cuando salieron de la terminal. Todavía hacía diez grados más de calor que en Londres y el cielo apenas se estaba oscureciendo. Jenny había conseguido un coche de alquiler a su nombre y él pensó que, como ella conocía la zona, le dejaría la conducción a ella, sobre todo porque los españoles insistían en conducir por el lado equivocado de la carretera.

El coche era un Seat blanco de cuatro puertas, funcional y sin carácter. ¿Cuál es el plan?, preguntó Jenny mientras arrancaba el motor. Está a una hora y media de la casa de mis padres, así que podríamos ir directamente allí, comer algo y dirigirnos a Fuengirola a primera hora.

Nightingale hizo una mueca. Perry está viviendo en un círculo de protección y orinando en botellas, dijo. Cuanto antes lo saquemos, mejor. ¿Cuánto tiempo de luz queda?

Una hora más o menos.

¿Crees que podremos llegar a la villa antes de que oscurezca?

Probablemente. Le entregó el navegador por satélite que le había dado la empresa de alquiler de coches. Teclea la dirección y nos vamos.

Vamos Jenny, me conoces a mí y a los navegadores. Si empiezo a jugar con él, acabaremos en el Mediterráneo.

Jenny sacudió la cabeza con disgusto y se lo quitó. Le mostró la dirección que Perry le había dado y ella la introdujo. La pegó al parabrisas mientras el aparato calculaba la ruta. Cuarenta minutos, dijo. Estará oscuro cuando lleguemos.

¿Tienes una linterna?

Claro, junto con mi cuerda de acampada, mi hornillo portátil, mi tienda y mis sacos de dormir.

No hay necesidad de ser sarcástica, dijo Nightingale.

Jack, ¿en serio? Volamos con equipaje de mano. ¿Por qué habría de empacar una linterna?

Esa vieja cosa de las niñas exploradoras.

'Chica guía'. Pero no, no empaqué una linterna. Pero aquí en España tienen electricidad, así que no debería ser un problema. A menos que te dé miedo la oscuridad.

Estoy bien.

Ella frunció el ceño mientras lo miraba. ¿Me has contado todo sobre este trabajo?

Claro.

¿Vamos a comprobar que el tal Mo Money está vivo y en buen estado?

Eso es todo. En pocas palabras.

Nunca dijiste por qué podría no estar vivo y bien.

Es complicado.

Y es por lo que de repente te preocupa que caiga la noche.

Nightingale parecía dolido. Jenny...

No me digas 'Jenny', Jack. ¿Cuál es la historia?

Nightingale suspiró. Un par de personas han muerto violentamente. Estaban jugando con una ouija en un iPad en la villa de Mo Money. Tenemos que comprobar que está bien. Si lo está, todo bien. Si no lo está... Se encogió de hombros. No tiene sentido contar pollos.

Al menos no los muertos. La chica suspiró, puso el coche en marcha y salió del aparcamiento del aeropuerto. Un tablero de ouija embrujado, ¿se trata de eso?

Aparentemente.

Sólo espero que el cheque del cliente se haya cobrado.

Nightingale parecía incómodo.

Jack... por favor dime que nos han pagado por esto.

Él pagará.

¿Cuánto?

Nightingale hizo una mueca. Se había olvidado de plantear la cuestión de los honorarios a Perry Smith. No estoy seguro, dijo.

Jenny le lanzó una mirada de disgusto y se concentró en conducir.

* * *

El SatNav les llevó a una villa que estaba rodeada por un elevado muro que había sido pintado de color amarillo canario. El chalet estaba en una colina con vistas a los bloques de apartamentos de Fuengirola y al mar. Sólo había un chalet más arriba de la colina, protegido por un bosquecillo de naranjos. Ya había caído la noche, pero la luna estaba llena, mirándolos como un ojo torvo, y les proporcionaba luz más que suficiente para ver. Jenny mantuvo el motor en marcha y los faros a toda potencia. Tal vez deberíamos esperar hasta mañana, dijo.

Deberíamos atacar mientras el hierro está caliente, dijo Nightingale.

Si por nosotros quieres decir tú, entonces estoy de acuerdo, dijo Jenny.

Al menos llamemos al timbre, dijo Nightingale. Si está ahí, entonces el trabajo está hecho.

Esperaré aquí, dijo Jenny. Hizo un gesto hacia la puerta. Adelante.

Nightingale suspiró y salió. Encendió un cigarrillo y echó una bocanada de humo hacia la luna. Se acercó a unas puertas dobles de hierro forjado. Estaban cerradas. Miró a través de ellas. Había un camino de entrada de hormigón que conducía a la villa de dos plantas. Había varias luces encendidas en la villa y una gran piscina igualmente iluminada. Había dos árboles salpicados de cientos de pequeñas luces blancas y una gran estatua de un tigre iluminada con focos. Nightingale apagó lo que quedaba de su cigarrillo y subió con cuidado la verja. Pasar por encima era problemático y tuvo cuidado de no engancharse con su gabardina mientras bajaba y se dejaba caer en el camino de entrada. Miró hacia el coche y le hizo un gesto con el pulgar hacia arriba, pero ella se limitó a sacudir la cabeza con desdén.

Sus Hush Puppies crujieron en el camino de entrada mientras caminaba hacia la villa.  Algo voló por encima, algo pequeño y negro y silencioso, ya fuera un murciélago o un pájaro. Se giró para mirarlo, pero lo que fuera ya había desaparecido detrás de la casa.

La puerta principal era enorme, de madera oscura atravesada por tiras de metal negro. No parecía haber ningún circuito cerrado de televisión ni alarmas. Había un timbre de latón colocado en la pared y Nightingale lo pulsó. Escuchó un timbre en el interior de la casa. Lo pulsó de nuevo. Y otra vez, luego se apartó y esperó. Miró hacia las puertas, pero estaban ocultas y todo lo que podía ver era la piscina y el muro que había más allá. Se volvió y miró a través del césped hacia Fuengirola. Los bloques de pisos estaban salpicados de luces.  Todavía hacía calor, pero Nightingale temblaba. Probó la puerta y, para su sorpresa, se abrió. Entró en el pasillo y dio un salto cuando vio una figura a pocos metros. Tardó menos de un segundo en darse cuenta de que era su reflejo en un gran espejo frente a la puerta, pero su pulso seguía acelerado. Hola, dijo, y su voz resonó en las paredes de mármol.

Entró en la enorme sala de estar y sus ojos se acostumbraron a la oscuridad. La luz de la luna que entraba por las ventanas le permitía mirar a su alrededor. Dos grandes sofás, una mesa de comedor para ocho personas y un televisor de pantalla grande con enormes altavoces a ambos lados. 

La cocina estaba relucientemente limpia, con electrodomésticos de acero inoxidable y encimeras de mármol que brillaban a la luz de la luna.

Cuando subió la escalera de mármol, escuchó un zumbido, silencioso al principio pero más fuerte a medida que subía las escaleras. El olor le llegó a mitad de la escalera. Era un olor con el que se había topado varias veces cuando era policía. El olor a carne muerta.

El olor y el zumbido fueron suficientes para decirle que Mo Money estaba muerto, pero sabía que tenía que verlo por sí mismo para estar cien por cien seguro. Encontró a Mo Money en el dormitorio. Y en el baño. Y en la bañera. Al menos, trozos de él, cubiertos de moscas y llenos de gusanos. Había parte de su brazo en la cama, una mano en el tocador, un trozo de carne en el lavabo y un pie en el asiento del inodoro. Y en la pared, encima de la cama grande, estaba garabateada la palabra AMY.

Nightingale ya había visto cadáveres antes, pero ésta era una experiencia totalmente diferente. Mo Money había sido despedazado por algo que tenía garras o dientes, o ambas cosas. Había salpicaduras de sangre por todo el dormitorio, lo que sugería que era allí donde había muerto, pero lo que lo había matado lo había destrozado y había tirado los trozos por ahí. Encontró la cabeza en una papelera, con los ojos muy abiertos por el miedo y la boca abierta en un grito silencioso.

Nightingale se apresuró a bajar las escaleras y salir, limpiando sus huellas dactilares en el pomo de la puerta antes de salir. Volvió a saltar la verja y corrió hacia el coche. Vamonos, dijo en cuanto se sentó y cerró la puerta de golpe.

¿Está bien?, preguntó Jenny mientras ponía el coche en marcha.

No, dijo Nightingale. Está destrozado. Literalmente. Perdona el juego de palabras.

Mientras Jenny conducía hacia Marbella, Nightingale llamó a Perry Smith a su móvil. Mo Money ha muerto, dijo en cuanto Perry contestó.

Sí, me lo imaginaba, dijo Perry. ¿Fue muy malo?

Todo lo malo que puede ser, dijo Nightingale. Y lo que fuera escribió AMY en la pared con sangre.

¿Lo que fuera? Ya sabes lo que es, Hombre pájaro. Y viene por mí, ¿no?

Has estado a salvo en el círculo, Perry. No veo que eso pueda cambiar.

Sí, bueno, no puedo quedarme aquí para siempre, ¿verdad?

Estoy en el caso, Perry. Mira, dijiste que era la novia de Micky la que tenía el iPad. ¿Dónde está ella?

Tal vez exageré al llamarla su novia, dijo Perry. Ella era una acompañante.

¿Una prostituta?

El dinero cambió de manos, sí. Cenamos esa noche, luego fuimos a un burdel al que acostumbraba ir Mo Money, y llevamos a un grupo de chicas a la villa para la fiesta.

¿Recuerdas el nombre de la chica?

Era una prostituta, Hombre pájaro. ¿Quién recuerda el nombre de una prostituta? Candy o Sandy o Mandy, ¿a quién diablos le importaría?

¿Qué tal una descripción?

Rubia de grandes pechos. Piernas interminables. Micky dijo que hacía las mejores mamadas que había tenido.

¿Española?

De Europa del Este. Polaca o bosnia o algo así. ¿Quién diablos sabe?

Eres un verdadero caballero, Perry.

Entonces, ¿cuál es el plan, Hombre pájaro? ¿Cómo vas a sacarme de esto?

'Trataré de conseguir el iPad, dijo Nightingale. Lo que significa que tengo que encontrar a Candy-Sandy-Mandy. ¿Dónde está ubicado el burdel?

A las afueras de Fuengirola. Un lugar llamado Club Isabella.

¿Isabella es la jefa?

Isabella es sólo el nombre. La mujer que lo dirige se llama Valentina. Val. Tiene más de sesenta años, pero probablemente era muy guapa en su día.

¿Supongo que no tienes un número?

Supongo que sí.

Vas a tener que ayudarme aquí, Perry.

Todo el mundo lo conoce en Fuengirola, dijo Perry. Está en el extremo oeste de la playa principal. Pregúntale a cualquier lugareño, seguro lo conoce.

Nightingale terminó la llamada y guardó el teléfono. Tenemos que visitar un prostíbulo, le dijo a Jenny.

Ahí está ese 'nosotros' de nuevo, dijo Jenny. Son las once de la noche, no he comido nada desde el almuerzo y estoy cansada. Así que lo último que necesito hacer ahora es visitar un prostíbulo. Necesito comida y necesito una buena noche de sueño. Y aun así, no voy a acercarme a un prostíbulo.

Nightingale miró su reloj. De acuerdo, come y duerme y mañana haré una visita al lugar.

Espero que esté relacionado con el caso.

Nightingale abrió la boca para responder, pero entonces vio, por el brillo de sus ojos, que ella estaba bromeando y se limitó a sonreír.

* * *

Llegaron a Marbella justo antes de la medianoche. Los padres de Jenny tenían una bonita casa adosada encalada de tres plantas en el casco antiguo de la ciudad. El aparcamiento era complicado, pero después de diez minutos de conducción consiguió meter el Seat entre un Rolls Royce descapotable y un reluciente Ferrari rojo. Llegaron a la casa y Jenny abrió la puerta. Había una cocina en el primer piso con una pequeña sala de estar forrada con estanterías. El estudio de papá, dijo ella. Déjame ver los dormitorios. Mamá dijo que la mucama estuvo ayer, pero voy a comprobar que han cambiado la ropa de cama.

Desapareció en el piso de arriba. Nightingale se dejó caer en un sofá y examinó los libros. Había un montón de novelas de suspense e