Intercambio político: Un concepto a revisión
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El texto que tiene usted en sus manos es resultado, por un lado, de la sistematización que se hizo de los aprendizajes en estudios de caso en trabajos previos (Aguilar, 2015, 2021), en los que el marco teórico metodológico fue muy semejante, el presente trata de discutir sobre estos pilares y repensar otros, tal es el caso de una nueva variable que, de hecho, sería central. Ya Cacciari y Rusconi insistían en el carácter detonante del factor crisis y aunque en estudios previos no habíamos dilucidado su importancia, ya preveíamos su centralidad, sin embargo, sigue habiendo un problema con esta variable; consideramos que, si bien es un factor detonante y que favorece lo nuevo y los reacomodos, también es un elemento que crispa las energías, pues muchas de las acciones se contraen y se arrinconan en las brechas conservadoras.
Finalmente, ponemos a disposición del amable público lector, una obra a la que le auguramos salud y plenitud a la categoría de intercambio político, pues como dice Cacciari y Rusconi, el momento fundante se da en las crisis y qué mejor momento que la época actual, llena de incertidumbres y de la necesidad de replanteamientos urgentes y sensatos. Hemos visto el declive de la otrora doctrina de la economía neoclásica y de su apropiación del sentido individualista que le dieron a la libertad y al conocimiento. Nos encontramos en un momento de crisis en el que es posible recuperar otros parámetros y horizontes de la comprensión de lo político y de las políticas; no obstante, la crisis en tanto que factor detonante del intercambio es eso, un elemento disparador, pero no siempre sabemos en qué dirección.
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Intercambio político - Carlos Ricardo Aguilar Astorga
Intercambio político
Un concepto a revisión
logouamRector General
José Antonio de los Reyes
Heredia
Secretaria General
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Coordinadora General de Difusión
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Director de Publicaciones
y Promoción Editorial
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UNIDAD LERMA
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Editorial de la División
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Asistente del Consejo Editorial
de la División de Ciencias
Sociales y Humanidades
Denise Elizabeth Ocaranza
Ordóñez
ptituloIntercambio político : un concepto a revisión / Carlos Ricardo Aguilar Astorga, coordinador. - - México : Universidad Autónoma Metropolitana, 2021
1a. edición
226 p. : ilustraciones ; 14 x 21 cm
ISBN: 978-607-28-2299-3 epub
T. 1. Teoría política T. 2. Filosofía política T. 3. Políticas públicas
HT621 I58
INTERCAMBIO POLÍTICO. UN CONCEPTO A REVISIÓN
Carlos Ricardo Aguilar Astorga (coordinador)
Primera edición: 2021
D.R. © 2021, Carlos Ricardo Aguilar Astorga (coordinador)
D.R. © 2021, Universidad Autónoma Metropolitana
Prolongación Canal de Miramontes 3855
Ex Hacienda San Juan de Dios, Alcaldía de Tlalpan
14387, Ciudad de México
Unidad Lerma/División de Ciencias Sociales y Humanidades
Avenida de las Garzas núm. 10
Col. El Panteón, 52005, Lerma Estado de México
Consejo Editorial de la División de Ciencias Sociales y Humanidades
Diseño de portada: Daniel Domínguez Michael
ISBN: 978-607-28-2299-3 epub
Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada o transmitida, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma y por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo y por escrito de los editores.
La presente publicación pasó por un proceso de dos dictámenes (doble ciego) de pares académicos avalados por el Consejo Editorial de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-Lerma, que garantizan su calidad y pertinencia académica y científica
Impreso en México/Printed in Mexico
ÍNDICE
PRÓLOGO. PASADO Y FUTURO DEL INTERCAMBIO POLÍTICO
Manuel Canto Chac
A MANERA DE INTRODUCCIÓN: EL INTERCAMBIO POLÍTICO A REVISIÓN
Carlos Ricardo Aguilar Astorga
INCIDENCIA DE LA SOCIEDAD CIVIL EN LA CONSTRUCCIÓN E IMPLEMENTACIÓN DEL SISTEMA ESTATAL ANTICORRUPCIÓN EN JALISCO
Angélica Cristal Fernández Andrade
PARTICIPACIÓN CIUDADANA E INTERCAMBIO POLÍTICO EN EL ESPACIO LOCAL
Carlos Israel Ham Ramírez
EL INTERCAMBIO POLÍTICO Y LA ESTRATEGIA CONTRA LA COVID-19 en México
Ángel Mundo López
y Carlos Ricardo Aguilar Astorga
INTERCAMBIO POLÍTICO Y MOVILIDAD COMO DERECHO HUMANO
Guillermo Santana Barrios
LA EVALUACIÓN DE POLÍTICAS CON ENFOQUE DE DERECHOS Y LAS RELACIONES DE PODER
Carlos Ricardo Aguilar Astorga
CONCLUSIONES PRELIMINARES. ¿HACIA DÓNDE VA EL INTERCAMBIO POLÍTICO?
Carlos Ricardo Aguilar Astorga
SOBRE LOS AUTORES
En memoria de mi padre
[…] la crisis debe leerse simultáneamente, como proyecto político y como resultante de conflictos entre proyectos políticos. Implica una decisión sobre la crisis —o un conjunto de decisiones— de cuya confrontación la crisis obtiene sus características determinadas […] es entonces recomposición productiva y de clase, redistribución de renta de poder, definición de nuevos bloques dominantes, desarticulación de los precedentes. La crisis produce, y las diversas ciencias sociales
deben analizar cómo ha producido y cómo puede producir
(Cacciari, M., 1980, "Transformación
del Estado y proyecto político",
en Cuadernos Políticos, núm. 25,
México, Era, p. 4)
PRÓLOGO
PASADO Y FUTURO DEL INTERCAMBIO POLÍTICO
Manuel Canto Chac*
La categoría intercambio político (IP en adelante), central en este libro, refleja con mucha claridad las vicisitudes del sistema político-económico en los países que comparten algunas características, tales como la existencia de acuerdos políticos entre actores sociales diversos. Ello no sólo entre partidos políticos, en los que el vínculo entre asuntos políticos y económicos es claro y está sujeto a debate público, es decir, en los que existe un mercado político.¹
El uso del IP surgió en Europa a fines de los setenta; creado por Gian Enrico Rusconi, da cuenta de los intentos de reconstruir acuerdos, con la participación de diversos actores sociales y políticos,² en un contexto dentro del cual también surgieron otras categorías, más conocidas aunque con menor poder analítico, como la concertación o el neocorporativismo (Regini, 2000). Algunos años después de su publicación en Europa llegó a México el texto fundante de la categoría IP (Rusconi, 1985).
Las tres conceptualizaciones referidas pretendían ampliar la comprensión de los hechos políticos que se sucedieron después de la crisis del Estado Social en Europa y acompañaron los proceso de reconstrucción política en la perspectiva de mantener abiertos los espacios para los actores sociales, saliendo al paso de la corriente que, con la promesa liberal de devolver el espacio político a los ciudadanos, ocultaba una pretensión individualizadora que a su vez le permitiera controlar los comportamientos electorales a través de los enormes aparatos publicitarios. Así, de la mano de las estrategias desreguladoras de los grandes consorcios empresariales y de la de los organismos financieros multilaterales —los nuevos reguladores del orden económico global—, se dio paso al neoconservadurismo europeo, al neoliberalismo americano y al llamado Consenso de Washington. Las notas comunes eran el fin de la regulación económica estatal, la disminución del poder de negociación de los sindicatos y, como consecuencia, la merma de los salarios directos e indirectos colectivamente pactados.
La corriente anterior se reedita hoy en el populismo conservador que tanto en Europa como en América Latina³ avanza de manera preocupante, ya sea en las posiciones denominadas progresistas o en aquellas que fijan sus causas en objetivos tales como el combate a la desigualdad, la promoción de los derechos humanos y la democracia participativa. Uno de los principales rasgos característicos de esta nueva etapa de gobiernos populistas conservadores es su aversión a la sociedad civil, puesto que en ella se expresan las diversas formas de agregación social que se constituyen con independencia de los gobiernos para la defensa de los intereses o de los derechos propios o de terceros.
En América Latina, región en la que el despliegue de las reformas neoliberales fue mucho mayor que en Europa o Norteamérica,⁴ la búsqueda de pactos y consensos para trascender sus estrategias y resultados ha producido una abundante bibliografía, impulsada particularmente por la Comisión Económica para América Latina, la cual aborda diversas temáticas relacionadas (pactos territoriales, Williner et al., 2012; fiscales, Bárcena y Serra, 2012; política social, Maldonado y Palma, 2013).
El intento de absolutizar el mercado, propio del neoliberalismo, comprendió también las formas de gestión pública en las que, de manera acrítica, se proponía solucionar los asuntos públicos a través de los desarrollos administrativos realizados en la empresa privada. Un ejemplo de ello es la Nueva Gerencia Pública (NGP), en la cual se reivindica al ciudadano abstracto, sin tener en cuenta su actuación ni organización colectiva. Esta corriente, con la consigna de la modernización, dibujó una caricatura de la planeación, ignorando su desarrollo histórico concreto y, a partir de críticas válidas, propuso y realizó reformas que pretendían negar la acción planificadora de los gobiernos a la par que disminuir las responsabilidades públicas de los Estados. Frente al fracaso de los resultados de las estrategias basadas en la NGP, y sin ignorar sus logros, se ha vuelto la mirada a la Planeación para el Desarrollo, la cual tiene como uno de sus contenidos básicos, justamente, la construcción de pactos y acuerdos sociales y políticos.
No obstante lo anterior, en América Latina la categoría de IP sólo ha sido utilizada para dar cuenta de la búsqueda de pactos y acuerdos entre actores diversos. México tampoco ha sido la excepción y es por ello que destaca la preocupación sostenida de investigadores pertenecientes a la joven unidad académica Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana, quienes, bajo el liderazgo del doctor Carlos Aguilar, han desarrollado importantes aplicaciones de la categoría IP en diversos campos. Su labor se confirma con la publicación de este nuevo texto, que tiene además la virtud de abrir espacios para la difusión de trabajos realizador por jóvenes universitarios egresados de licenciatura y maestría, en los cuales se incorpora el uso de esta categoría en temas como la sistematización y análisis de las experiencias de participación de la sociedad civil en la lucha contra la corrupción en el estado de Jalisco, de la autoría de Angélica Fernández, o el análisis de los mecanismos de participación ciudadana institucional en los municipios del Estado de México, de Carlos Ham. Por su parte, el capítulo de Guillermo Santana analiza el papel de las organizaciones sociales y civiles en las políticas públicas municipales y estatales, del que se deriva que la menor efectividad de su desempeño obedece a que estos actores no tienen las habilidades técnicas ni las capacidades políticas necesarias para encaminar sus proyectos, además de que no han definido de manera correcta su materia de intercambio. Los trabajos que presenta esta publicación son acompañados por textos de Ángel Mundo y Carlos Aguilar, quienes aplican el IP en el análisis de alternativas a los fenómenos derivados de la pandemia y a la evaluación de políticas públicas. Resulta notable cómo estos investigadores, siendo aún jóvenes, impulsan a otros más jóvenes aún.
Llegados a este punto de la lectura la pregunta obligada es sobre la relevancia que puede tener en el futuro hablar de intercambio político, puesto que lo importante no es tanto el uso de una categoría o enfoque teórico, sino la capacidad explicativa y prescriptiva que pueda tener sobre los desafíos contemporáneos. Al respecto, propongo tres argumentos para afirmar la utilidad del IP en el futuro próximo. El primero se relaciona con el fenómeno global de la post-pandemia
, que sin duda tiene varios derroteros. Uno de ellos puede ser, de ninguna manera resulta necesario, el acuerdo entre diversos actores sociales y políticos para la construcción de un nuevo modelo de desarrollo global, más incluyente y menos depredador del medio ambiente. La magnitud con la que un acuerdo de este tipo genere efectos redistributivos de la riqueza y del poder político, su mayor inclinación a la izquierda o a la derecha, estará dada por el conocimiento que los actores sociales tengan del uso de los recursos de poder y de sus capacidades para generar identidades amplias y convergentes, todos ellos temas centrales del intercambio político.
El segundo argumento tiene que ver con un asunto más teórico, pero no por ello menos importante para el futuro próximo. Parte del éxito
del discurso neoliberal ha sido el abandono que la izquierda ha hecho de los temas históricos de las reivindicaciones sociales, como la disminución de la desigualdad, vinculada necesariamente con la relación entre economía y política, entre mercado y democracia. La apelación al mercado político, supuesto del IP, surge de la analogía con el mercado económico, en particular con el intercambio entre capital y trabajo. Se parte, entonces, de la relación individual, atomística, del salario entre trabajador y empresa; a ésta sigue el contrato colectivo, el intercambio mediado por las negociaciones entre actores sociales, que para la negociación del salario directo y de las prestaciones requieren de organización y de construcción de acuerdos políticos. El IP resultaría una tercera etapa en la que los trabajadores y los diversos sectores sociales negocian bienes políticos pero también bienes de autoridad (Regini, 2000); así, negocian políticas públicas en las que se pueden reencontrar economía y política, mercado y democracia, y que hoy constituyen tanto la diferencia entre liberales y socialistas como su posible punto de confluencia.
El tercer argumento tiene que ver justamente con las diferentes perspectivas e intereses entre los diversos actores sociales, trabajadores, propietarios y autoempleados, ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil y autoridades, entre muchos otros. El IP proporciona una manera de analizar y resolver el asunto del manejo del conflicto social, pero también de la cooperación entre personas y colectivos con intereses e ideas no sólo diferentes, sino incluso contrapuestas; puede abrir las puertas para construir acuerdos entre actores sociales y políticos diversos, en los cuales de manera pactada, razonable y consensada, no exenta de relaciones de poder y por tanto de asimetrías, acotadas históricamente y no pensadas como el arribo a la tierra prometida, se intercambien bienes de naturaleza diversa que hoy se podrían llamar desarrollo social y económico, democracia participativa, derechos humanos reconocidos como universales y por tanto vinculantes de los Estados nacionales, re-conocimiento de las diferencias y de la diversidad. Todos ellos son temas que van más allá de las solas compensaciones monetarias a los pobres; la exigibilidad de los derechos de ciudadanía da lugar a que la demanda social no sea solamente (aunque también) un reclamo redistributivo, sino también un reclamo de reconocimiento. En conjunto, estas demandas se pueden entender como …una reivindicación, que como la redistribución y junto con ella, condicionan el acceso igual a la participación […] la justicia reside así en la ‘paridad de la participación’ en relación a la cual la redistribución aparece como condición objetiva y el reconocimiento como una condición intersubjetiva
(Guéguen y Malochet, 2011:96).
Se trata al final de cuentas de recuperar el pasado de planteamientos teóricos que puedan decir algo importante para el futuro; por ejemplo lo indispensable de construir acuerdos entre diversos actores, en los que se reconozca que bajo cualquier hipótesis habrá que hacer balances de pérdidas y utilidades, pero también, que éstas son consecuencia de la distribución de los recursos de poder que se tengan y cuyo correcto uso puede contribuir a redistribuirlos a favor de la sociedad. Ello implica tener un sentido histórico de la construcción de acuerdos sociales y políticos, intencionados pero no por ello voluntaristas, sino abiertos a la transformación paulatina y orientados por visiones utópicas dispuestas a dialogar e intercambiar con otras e, incluso, a transformar identidades.
BIBLIOGRAFÍA
Bárcena, Alicia y Narcís Serra (eds.) (2013), Reforma fiscal en América Latina, Santiago de Chile, CEPAL.
Guéguen, Haud y Guillaume Malochet (2011), Les théories de la reconnaissance, París, La Découverte.
Kliksberg, Bernardo (2005), Hacia un nuevo perfil del Estado en América Latina: los cambios en las percepciones y las demandas de la ciudadanía
, en revista del CLAD Reforma y Democracia, núm. 32, junio, Caracas, pp. 1-24.
Maldonado, Carlos y Andrea Palma (2013), La construcción de pactos y consensos en materia de política social. Apuntes para un marco de análisis, Santiago de Chile, CEPAL.
Pizzorno, Alessandro (1977), Scambio politico e identità collettiva nel conflitto di classe
, en C. Crouch y A. Pizzorno (eds.), Conflitti in Europa: lotte di classe sindacati e stato dopo il ‘68, Milano, Etas Libri.
Regini, Marino (2000), Dallo scambio politico ai nuovi patti social
, en D. Della Porta, M. Greco y A. Szakolczai (eds.), Identità, riconoscimento, scambio. Saggi in onore di Alessandro Pizzorno, Roma-Bari, Laterza.
Rusconi, G. (1985), Problemas actuales de teoría política, México, IIS-UNAM (Serie Cuadernos de Teoría Política, núm. 2).
Williner, Alicia et al. (2013), Redes y pactos sociales territoriales en América Latina y el Caribe. Sugerencias metodológicas para su construcción, Santiago de Chile, CEPAL.
1 La categoría de mercado político, muy utilizada en Europa, fue tomada como analogía del mercado económico, supone que un sujeto (generalmente el gobierno) que posee bienes distribuibles, está dispuesto a intercambiarlos por el consenso social que otro sujeto puede darle o retirarle, ya que [este último] es capaz de amenazar el orden
(Pizzorno, 1977, traducción libre).
² Rusconi proporciona dos definiciones de intercambio político, una inicial y otra ampliada: Éste puede definirse como una situación en la cual se negocian bienes de naturaleza diversa, a medio camino entre la economía y la política
. Más adelante añade, después de advertir que el IP no puede reducirse a la dimensión políticoeconómica convencional: El intercambio político es un sistema de acción colectiva en el cual los diversos contratantes ponen en juego el sentido de su actuar, en una lógica de reciprocidad, de la cual puede salir confirmada, redimensionada o desmentida la propia identidad
(Rusconi, 1985: 67 y 69).
³ Al momento de escribir este prólogo son diversos los países que se puede poner como ejemplo: Austria, Hungría y varios del Este europeo, o bien, en América Latina, los casos más significativos son Brasil y Nicaragua, no por ser los únicos sino por su pasado próximo de gobiernos de izquierda.
⁴ Un análisis objetivo del hecho sobre los países que crearon el neoliberalismo es el de Bernardo Kliksberg, quien demuestra que la reducción del papel económico del Estado fue mucho mayor en América Latina que en Estados Unidos (Kliksberg, 2005).
* Profesor–investigador titular en el Departamento de Política y Cultura de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Investigador Nacional.
A MANERA DE INTRODUCCIÓN: EL INTERCAMBIO POLÍTICO A REVISIÓN
Carlos Ricardo Aguilar Astorga*
Son varias las razones centrales que explican la existencia de este libro; en primer lugar porque hacer una valoración a poco menos de 10 años de haber comenzado los estudios sobre el intercambio político. A partir de estos se hicieron varios proyectos de investigación y surgieron trabajos colectivos de colegas y amigos que vieron en esta categoría una forma de describir las tensiones entre los actores de la sociedad civil y el gobierno. Asimismo, surgió un entusiasmo entre tesistas de varias universidades y de distintos grados académicos, quienes vieron en la categoría una oportunidad de desarrollar investigaciones que tenían como objeto de estudio las relaciones de poder, sin relacionarlas con los habituales temas de corporativismo, gremialismo, negociación de grupos, etcétera. En su lugar, mediante el intercambio político se podía explicar una pugna por el poder pero también por las condiciones necesarias para lograr y explicar los acuerdos colectivos.
De lo anterior se desprende la segunda razón de este libro: un trabajo colectivo que pudiera reunir, sistematizar y presentar los resultados de los estudios que el alumnado ha realizado durante estos años. No obstante, se debe advertir que esta empresa no pudo concluir de modo pleno pues, a pesar del entusiasmo de los convocados, el momento actual de pandemia ha puesto a todos en una situación donde las prioridades primarias concentran la mayor parte de las energías. Incluso con estos los obstáculos se pudo realizar un seminario que hizo converger a los involucrados y socializar algunos puntos en común; sobre todo, se logró entablar una discusión a la luz de la actual pandemia sobre la pertinencia y vigencia del intercambio político.
Por otro lado, y sin buscar eternizar las reflexiones en estudios de caso, nosotros creemos que se puede lograr cierta saturación teórica por medio de un método alterno a dichos estudios. Esto nos conduce también a la autocrítica, pues nos obliga a repensar colectivamente las variables del intercambio en función de reflexiones ulteriores y también, a proponer nuevos componentes y variantes que nutran la discusión.
Finalmente, el texto que tiene el lector en sus manos es resultado de los factores anteriores y, si bien teóricamente se nutre de mucho de lo que se había escrito, también trata de crear sobre estos pilares y repensar otros, tal es el caso de una nueva variable que, de hecho, sería central. Ya Cacciari y Rusconi insistían en el carácter detonante del factor crisis y aunque en estudios previos no habíamos dilucidado su importancia, preveíamos su centralidad. Sin embargo, sigue habiendo un problema con esta variable; consideramos que, en efecto, es un factor detonante y que favorece lo nuevo y los reacomodos, pero también es un elemento que crispa las energías, pues muchas de las acciones se contraen y se arrinconan en las brechas conservadoras. Para