Este diario llega gracias al gentil auspicio de Wuhan
Por Chiara Roggero
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Este diario llega gracias al gentil auspicio de Wuhan - Chiara Roggero
ESTE DIARIO LLEGA GRACIAS AL GENTIL AUSPICIO DE WUHAN.
CHIARA ROGGERO
ESTE
DIARIO
LLEGA
GRACIAS
AL GENTIL
AUSPICIO DE
WUHAN.
Este diario llega gracias al gentil auspicio de Wuhan.
© 2021, Chiara Roggero
© 2021, Ediciones Pichoncito
Medianoche es un sello editorial de Ediciones Pichoncito S. A. C.
Autora:
Chiara Roggero
Dirección creativa y dirección gráfica:
Raquel Tudela
Diseño y diagramación:
Sandra Florián
Corrección de textos:
Jorge Cornejo
Editado por:
Ediciones Pichoncito S. A. C.
Jr. Santa Rosa 359, Barranco 15063, Lima, Perú
www.pichoncito.pe
Primera edición: noviembre de 2021
Digitalizado por
Book And Play Studio
bap-studio.com
ISBN: 978-612-48383-7-8
Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú n.º 2022-01444
Todos los derechos reservados. No se permite la reproducción total o parcial de
este libro ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de la editorial.
A todos los que, incluso encerrados, fueron libres.
PARTE 1
DÍA 1
16 de marzo de 2020
Se empieza con tareas, se hace conference de chamba x dos horas, se ordena el refrigerador, se pregunta uno qué hará con tanta cebolla roja, se cae en la nostalgia de ver las flores y saber que por un tiempo serán las últimas, otra llamada de trabajo, se estrena mascarilla (la única que tengo), se sale a Metro por lentejas y azúcar y se vuelve con el bien más preciado: una piscina armable que destrozará mi pequeño jardín pero que será Disney para mis hijos.
Palabra del día: comienzo.
Sensación predominante: esto no está tan mal.
Lo que hoy más extraño: mi clase de hot yoga.
DÍA 2
17 de marzo de 2020
Hoy saqué a pasear a Mick tempranito en la mañana. En realidad, él me sacó a pasear a mí. Sentí que en los pocos transeúntes con los que me cruzaba había una urgencia de ser más amables entre nosotros. Como si de repente nos hiciera feliz la existencia del otro.
Hice un poco de yoga y un poco de cardio. Sudé, y eso me hizo bien. Me he duchado y me he puesto ropa (me he jurado no quedarme en pijama ni un día). Casi no he visto las noticias. He trabajado toda la mañana y he ayudado a los chicos con las tareas. Luciano ha pintado un mono con acuarelas y Julia ha hecho un origami con post-its (felizmente no se le ocurrió agarrar el papel higiénico, que hoy es un bien preciado). He fileteado por primera vez un pescado y prensado papa para el puré. Diego me ha dicho que, si los almuerzos siguen así, no tiene problemas con la cuarentena. Me ha hecho sentir una verdadera ama de casa de comercial de salsa de tomate; hasta he sonreído a la cámara y me ha brillado un diente. He presentado por teléfono una campaña para el Día de la Madre y les ha gustado. He trabajado toda la tarde con unos colegas de San Francisco que están en cuarentena igual que nosotros. He comido chirimoya. Me he tomado una chela en copa. Diego se ha dejado el bigote. He vuelto a pasear a Mick y le he chiflado a mi amiga para que salga por la ventana. Hemos conversado a los gritos como dos viejas.
Hasta ahora, todo va bien, muy bien. Espero que afuera las cosas vayan mejor.
Aprendizaje del día: para filetear un pescado, se necesita un buen cuchillo... y saber filetear.
Lo primero que haré cuando salga: emborracharme con mis amigas.
DÍA 3
18 de marzo de 2020
Con Diego nos peleamos por ver quién pasea al perro. Nunca antes visto. Me he sentido tan feliz de ser yo la ganadora que he recogido cacas de perros ajenos. He ido a la bodega por verduras, cerveza y comida para gatos. Hemos abierto la caja de la piscina y hemos dejado las piezas tiradas. Armarla parece una tarea imposible. En la mañana, he hecho clase de baile en vivo de @aurastudiope y, aunque nunca lo creí posible, he bailado hasta abajo reguetón. Besitos, @cirazola. Como no encontraba mis pesas, he usado dos botellas de alcohol etílico. Un poco más de ejercicios para combatir los mofletes. Ducha y ropa. Trabajo y tareas. Cocina y almuerzo.
La tele no se prende. A las tres de la tarde, se abre la primera cerveza. Qué costumbre maravillosa la de tomarse una al día. Suena una bocina. Es mi hermana, que nos saluda desde la distancia. Los extrañamos tanto. Me conecto con los colegas de San Francisco. Más trabajo y más tareas escolares.
Cae la tarde y las piezas de la piscina parecen reclamarnos. El trabajo en equipo es fundamental. Finalmente, el armatoste celeste se sostiene y habemus piscina. Es enorme, casi olímpica. Chau, jardín. No importa. La cara de emoción de los chicos lo vale. A las ocho de la noche, empiezan los aplausos. DJ Hbomb (mi marido) le mete con todo al equipo al Contigo Perú. Los vecinos celebran la idea y hasta sacan cajón. Se arma la jarana. La última vez que le metimos tanto volumen, vino el Serenazgo. Esta vez no nos dicen nada porque saben que es para ellos.
El día nos queda corto. Qué raro eso. Estamos muy bien. Espero que tú también.
Lo insólito del día: la jarana improvisada del barrio.
Lo mejor que hice: salirme de los chats comunales.
DÍA 4
19 de marzo de 2020
La piscina comienza a llenarse. Despierto a Julia a las ocho porque tiene que registrarse en el colegio
. Improviso unas pesas con unos tomatodos a los que les meto arena de gato. Hago gimnasia por Instagram. Sudo. Con las mismas, me voy a comprar lo que falta. Me pongo la mascarilla. Mandarinas, piña, limón, platanitos y palta a la vuelta de la esquina. ¡Toda la vida yendo al supermercado cuando las bodegas lo tenían todo! Antes de darme una ducha, estreno la piscina. Qué delicia. Me siento una niña. Si no hubiera sido por la cuarentena, nunca habría accedido a ese armatoste gigante que ocupa todo mi jardín. Pienso en los millones de cosas a las que les decimos no solo porque sí. ¿De cuántas anécdotas nos habremos perdido por esas negativas aguafiestas?
Hoy no tengo cabeza para trabajar. Deshueso un pollo. Meto camotes en un pírex con jugo de naranja, mantequilla y miel. Me persigno para que salga rico. Sale más o menos. Me viene el primer bajón. Me siento triste y preocupada. Me echo en mi cama y me quedo dormida. Cuando despierto, hago una videollamada con mis amigas. Nos reímos y nos alentamos.
Me hago un café que rápidamente reemplazo por una cerveza. Vemos el atardecer que explota. Luciano tiene un diente colgando y ha botado sangre y se ha asustado. ¿Por qué la sangre nos asustará tanto?
DJ Hbomb ha decidido mejorar su sistema de sonido y ha sumado un amplificador al equipo. Los vecinos nos esperan puntuales en sus ventanas y techos, para el repertorio criollo. Al señor del cajón se le ha sumado una señora que hace sonar sus cucharas. Como ya nos tenemos confianza, nos han pedido del edificio de enfrente que pongamos Dar es dar de Fito Páez. Hbomb accede al reclamo. Ahora, y en la soledad de mi cuarto, escribo estas líneas y escucho a la distancia Sweet child o’mine, de otro DJ de la zona. Hay lugar para todos.
¿Un miedo?: la incertidumbre de no saber si podremos volver a nuestra vida habitual.
¿Un aprendizaje?: menos nos y más sís.
DÍA 5
20 de marzo de 2020
Me desperté completamente sudada a las cuatro de la mañana. Cuando me pasa eso es señal de estrés. OK, estoy angustiada. ¿Para qué negarlo? La magia de los primeros días de cuarentena se ha ido empañando con las noticias. Pero igual me baño y me pongo un jean.
—¿Vas a salir? —me pregunta Luciano.
Qué ganas de decirle que sí, que tengo que ir a trabajar y después tengo un almuerzo con amigas y después me voy al cine y en la noche saldré a juerguear hasta regresar en calidad de bulto.
El jean es una señal de que hoy me toca trabajar. Una llamada con un cliente a las diez, otra a las doce con los de San Francisco y, sin darme cuenta, llega la hora de almuerzo. Diego filetea un salmón que rescató del restaurante antes de cerrarlo. Comemos maravilloso. Me siento afortunada por eso.
En la tarde, trato de escribir, pero no termino nada de lo que empiezo. Hoy no he querido hacer deporte y, para coronar el desgano, me he comido un Snickers tamaño familiar. Ayudo a Julia con su tarea de Cristóbal Colón. Videollamada con mis amigas y mi hermana. Los chicos disfrutan de la piscina a pesar del día gris. Preparamos una pizza casera y nos sentamos todos a la mesa.
A las ocho, nos esperan los vecinos entusiastas. Prometo darles un abrazo cuando todo esto acabe. Al pelado de la azotea, al niño pelucón, a las señoras del segundo piso. Armaremos una fiesta en la cuadra celebrando el fin de esta mierda. Antes de arrancar con la música, pasan los señores de la basura y los aplaudimos. Por segunda noche consecutiva, lloro cuando se escucha Y se llama Perú.
—¿Qué va a ser de nosotros? —me pregunto.
Un vecino nos pide que pongamos El Niágara en bicicleta de Juan Luis Guerra. Y con esa música de fondo y la angustia aún en el pecho, reemplazo a Bobby y me digo: Tranquila, Chiara, tranquila.
Palabra del día: garabato.
Canción del día: Silencio de Jorge Drexler.
DÍA 6
21 de marzo de 2020
Hoy amanecí hacendosa: limpié, ordené y volví al deporte. Yo con mis pesitas, Julia con sus estiramientos, Luciano con la pelota, y Diego simulando correr una ola en el mat de yoga. Hablé por teléfono con Sergio, el último nuevo amigo que hice este año. Hemos reído hasta las lágrimas. Nos agradecimos mutuamente por ese gran momento #Bromato. Sergio está pasando la cuarentena solo. Le he dicho que cuente conmigo para cuando quiera. Todos deberíamos hacer lo mismo con los amigos que viven solos.
Los cuatro nos bañamos en la piscina y jugamos Fútbol acuático
, un deporte que hemos inventado y que exigimos sea considerado en las próximas olimpiadas. ¡No vale manos! Cocino con Mari. Mari nos ha acompañado estos días con todo su amor y paciencia. Espero que se sienta parte de nuestra familia, porque lo es. Hacemos tequeños y para el almuerzo usamos el salmón que sobró de ayer, los espárragos que están por vencer y papa amarilla con mantequilla.
A las cuatro, tengo una cita con @fernandoarayaurquiza, otro nuevo amigo que hice por internet, que es astrólogo, coach y tarotista. Tenemos una conversación exquisita.
—Y aunque estés en Portugal, te he sentido en la sala de mi casa, querido Fer —le digo antes de colgar.
Todo este tiempo me he estado rompiendo la cabeza con cómo tapar la piscina por las noches (para evitar los mosquitos, según yo). Hasta ahora, todos mis intentos han resultado fallidos, y Diego no ha perdido oportunidad para reírse de mí.
—¿Cuándo me he rendido yo? —lo pecheo.
Finalmente, encuentro unos rollers viejos en el depósito que funcionan perfecto para tapar la piscina. Me siento tan orgullosa de mi hazaña que le meto a Diego una miradita amenazante para que nunca más me subestime.
El atardecer ha estado impresionante. Escribo atardecer
y no sunset
por recomendación de mi amigo @alfredopc, para que no me troleen en esas páginas que se encargan de destruir a los poetas digitales
.
Escuchamos rock en español desde el balcón. Esta vez, comenzamos el repertorio de la cuadra con las sentidas palabras de nuestro presidente, a todo volumen.
—El Perú es nuestra familia —dice, y a mi se me vuelven a aguar los ojos.
¡Malditas hormonas de día 28!
El repertorio de esta noche incluye Querida de Juan Gabriel y Chicles, cigarrillos, caramelos del gran Micky Gonzales. Hoy inauguramos el ron. Escribo dos míseras páginas de mi novela y, cuando salgo a ver mi piscina perfectamente tapada, me encuentro con los rollers sumergidos en el agua. Pido ayuda a gritos, pero solo escucho una risita de Diego desde la cocina, e invocando quizás a Cachito*, me dice:
—¡Te dije!
Nombre del último nuevo amigo que hice: Sergio.
Muestra de hipocondría: dificultad para pasar saliva.
* Cachito es un hombre que se hizo famoso en las redes sociales al ser llevado por la policía por pasear a su perro cuando la orden de inamovilidad permanecía rígida. Cachito, vestido en boxers de rayas moradas y blancas, escuchaba los gritos de su mujer, quien reclamaba a las autoridades que no tocaran a su perro. Cachito le respondió con la célebre frase ¡Te dije! ¡Te dije que me iban a llevar!
.
DÍA 7
22 de marzo de 2020
Decreto que, como es domingo, tenemos que comportarnos como domingo. Vale pijama hasta las once y la ducha puede esperar.
Avanzo con la novela y chapuzón. Hacemos carreras acuáticas llevando limones en una cuchara. Repetimos la rutina de los tequeños y los comemos sentados en una sábana sobre el jardín. La casa empieza a parecerse más a un campamento. Yo no me he rendido con mi tapapiscina y he perfeccionado mi técnica con una especie de poleas. He triunfado. Me he sentido como el hombre que descubrió el fuego.
Le corto el pelo a Diego advirtiéndole de mis paupérrimas aptitudes. El resultado es desastroso. No puedo aguantar la risa al ver ese corte escalonado que le he hecho en la parte posterior. Felizmente, él no alcanza a verse.
Almorzamos unas deliciosas milanesas napolitanas y me siento de nuevo agradecida.
Me quedo dormida sin querer queriendo. Me despiertan mis amigas en la tripartita diaria. Llegan las ocho, y esta vez empezamos el repertorio con el cumpleaños criollo para el presidente.
En honor a