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Ascensión a Pleroma
Ascensión a Pleroma
Ascensión a Pleroma
Libro electrónico414 páginas6 horas

Ascensión a Pleroma

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Información de este libro electrónico

Cuando Lucy decide entrar a la tercera dimensión no esperaba que el velo del olvido fuera tan fuerte, siendo una joven universitaria de veinte años, esconde un secreto: su forma humana es solo una máscara. Criada por tres demonios —Astaroth, Balzak y Belcebú— su misión es despertar, recordar su verdadera esencia y cumplir su destino: descrear el Universo. Sin embargo, el plan se complica cuando Los Siete, los grandes arquitectos logran manifestarse en la Tierra, anunciando una necesaria guerra entre
ambas fuerzas.
Los Siete comienzan una carrera contra reloj cuando se unen al cuerpo del gran
Heredero de La Hermandad Blanca quién es el nuevo mesías y está destinado a aniquilar a Lucy. Sangre, lealtad, amor, amistad, muerte, olvido y dolor invaden la danza de este teatro divino entre la luz y la ausencia de ella.

Con una narrativa rica en misticismo y un trasfondo filosófico, Alejandrina Badillo nos adentra en una épica lucha por el destino del Universo, desafiando las barreras de lo humano y lo divino. Ascensión a Pleroma es una obra que invita a cuestionar la realidad y explorar los rincones más oscuros del alma.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 sept 2024
ISBN9788410891241
Ascensión a Pleroma

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    Ascensión a Pleroma - Alejandrina Badillo Ramírez

    Imagen de portada

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Alejandrina Badillo Ramírez

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz

    Diseño de cubierta: Rubén García

    Supervisión de corrección: Celia Jiménez

    ISBN: 978-84-1089-124-1

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    Prólogo

    En la búsqueda de una comprensión hacia mi persona, me encontré en el camino de la caída de la consciencia femenina. Llevaba años con la historia en mi cabeza, unos quince para ser exactos; sin embargo, me autoconvencía de que no era relevante en mi camino de vida: meras ideas, me repetía a mí misma, mucha imaginación. Debería concentrarme en lo que es realmente importante, lo cual hice. Casi catorce años de un camino profesional enfocado a la grandeza, desafiando el paradigma de la mujer profesionista, compitiendo contra todo y contra todos, en una carrera contra mi propia biología, atrapada en un problema sin solución en dónde ser mujer era mi mayor limitante para obtener lo que quería: el famoso reconocimiento. Obvio, este nunca llegó.

    Dentro de este recorrido fue inevitable llegar a un punto sin retorno, atrapada en la frustración de mis propios traumas, siendo víctima de mis propios demonios, absorbiendo todo lo que nunca se dice pero que todos sentimos, en la oscuridad, a la espera de que alguien me rescatara. La necesidad de ser salvado vive en todos nosotros, ¿cierto? Muy dentro de ti hay algo que se despierta cuando más dolor sientes; muy dentro de ti surge esa sensación sin entender el porqué de ella, pero una sensación tan fuerte que te mueve, te sacude como una ola que llega sin avisar. La sensación de que algo simplemente no encaja, algo no tiene sentido, ¿o sí?

    El miedo que recorre tu espina, tu piel descargando sensaciones eléctricas que te indican que algo acontece ante ti, solo que no puedes verlo. De pronto, la inevitable sensación de querer dejar de existir, esa sensación que, sin importar qué, todos hemos tenido, porque la simple idea es más reconfortante que existir. ¿Consideras que tiene lógica? Yo considero que no, no es lógica, son tus memorias. Todas tus células están hechas del mismo material que el universo; cada molécula que eres carga con la información de todo lo que fue y lo que será. Entonces, solo por ese pequeño instante, recuerdas que la vida trasciende la muerte, de ahí que la idea de dejar de existir se convierta en un consuelo. Me pregunto si tal vez solo quieres regresar a casa, a aquella que va más allá de la materia, esa que sientes en tu palpitar. 

    Justo en ese momento surgió mi pregunta, surgió aquella voz que, en los susurros de la noche, me recordaban que tenía una historia que contar.

    Ahí confronté a la oscuridad que me veía directamente de frente. Fue entonces cuando me senté con ella en silencio; la contemplé, la contemplé durante años, hasta que encontré el valor de preguntarle: ¿por qué te aferras a seguirme? ¿Por qué yo? En ese momento, aquella voz me dijo claramente: 

    «En el inicio todo fue abrupto, reactivo, sin consciencia. Todos gestamos nuestros miedos sin entender que esos miedos mismos eran versiones nuestras de un futuro ya sucedido. En el inicio todo fue colaborativo; todos participamos, sin embargo, fue egoísta, estoico. Acordado, mas nunca realmente aceptado; apenas tolerado y siempre con la certeza de que un día este día llegaría: el día en el que todos querrían su verdad de regreso, deshaciendo así el lazo más sutil en el universo. En un inicio era necesario construir para entendernos, en un inicio algunos creyeron que serían parte del juego, que este solo se sostendría por un momento, sin ver que terminarían convirtiéndose en los villanos más olvidados del cosmos. Hoy, hoy yo solo quiero descrearlo todo».

    Ahí encontré al arquetipo de consciencia más juzgado, el más mal interpretado; ahí, en esa oscuridad, encontré a la conciencia femenina olvidada. Entonces, sin pensarlo, solo sintiendo, me dejé guiar en esta travesía, en este viaje donde mi único objetivo es que, al igual que yo, te incomodes en esa oscuridad hasta que, el día que te sientas listo, te sientes con ella a escuchar qué historia tiene guardada para ti, qué memorias ha protegido, qué información quiere compartirte. 

    Para los que me conocen, saben lo mucho que le temo a la oscuridad, puesto que desde niña me susurra al oído todo aquello que se ha olvidado. Mi historia no es mía, es de todos los seres que viven en el olvido. Era cuestión de tiempo que tuvieran algo que decir, por lo que les agradezco que sostuvieron mis memorias en el dolor como un acertijo hasta ser resuelto. Les agradezco infinitamente lo dolido; los libero de esa carga, puesto que ahora el peso reside en las mentes humanas. 

    Que en esta cosmovisión donde todos somos Lucy, encuentres para qué decidiste caer, qué estás buscando, qué es lo que necesitas para poder subir. Que en lo más simple encuentres tu destino; solo ten cuidado, pues a veces se encuentra en aquel sorbo de café junto al amanecer, escuchando a los pájaros saludar al sol y a los grandes pinos despertar en el vasto bosque de Valle de Bravo, México. 

    Para el lector: 

    Quiero que sepas que hay diferentes maneras de leer este libro:

    Desde el humano que sigue dormido, que bajo la creencia de entretenerse da paso a su camino iniciático. 

    Desde el buscador, que ya se encuentra en aquel camino turbio, que quiere encontrar la incomodidad que le hacía falta para ir a donde no se ha atrevido. 

    Desde el alquimista, que puede comprender lo hay detrás del velo, el que comprende que para subir tiene que bajar.

    0. LA LUNA

    Aquellos que entran a la tercera dimensión, sucumben a la dualidad de la cual no pueden desprenderse, manchando de rojo todo el camino de regreso.

    ¿Qué estás dispuesto a hacer para volver a casa?

    La luna está llena, brilla de manera enigmática, toda su luz penetra al planeta para soltar un poco la cordura en las mentes humanas, nos invita a ser lunáticos. Todo el puerto se puede observar desde el cerro donde me encuentro, los barcos vienen regresando de estar todo el día en mar abierto pescando, los sonidos de las llegadas resuenan con eco, yo contemplo la escena y considero que es romántico, hasta podría decir que tranquilizante observarlos desde aquí.

    La ciudad es pequeña, si es que se le puede decir ciudad… aun así puedo decir que este escenario es simplemente hermoso; vengo aquí cada luna llena para despejarme, bueno, ya que tuve edad suficiente para salir sola a observar el mundo, porque según mi padre la Tierra no tiene nada que ofrecerme, es mejor entenderlo pero siempre todo de lejos, hacerlo como observadora dice él que me permite darme cierta noción de tiempo sin abrumar mi mente humana, al inicio no entendía a qué se refería pero con la edad mis pocas memorias se fueron restableciendo impactando en cómo proceso esta realidad, por lo mismo vengo a tomar un respiro de esta manera logro enajenar mis emociones sobre quién soy, de cierta manera me convierto solamente en un pequeño punto que observa todo, hay menor relevancia, así puedo salirme de esta simulación por un momento, incluso podría decir que me invade una sensación similar a la paz, saber que nada es importante y solo lo hacemos relevante si decidimos aceptar su existencia, tan solo si lo decidimos, decidir… ¡Qué belleza!

    Si los humanos supieran que he reencarnado en la tercera dimensión, si entendieran lo que implica ese hallazgo, lo que nos costó lograrlo, lo que tuve que hacer para llegar hasta aquí, supongo que de ser conscientes de ello, no vivirían en este ciclo de sueño eterno en el que se encuentran, pero aceptémoslo los humanos funcionan con el miedo, ya han olvidado las demás emociones, de todo un espectro de emociones el miedo derrocó a las demás tomando protagonismo, dirigiendo el mundo desde el interior de los corazones humanos que se encuentran enjaulados en sus propios mundos, mintiendo todo el tiempo, mintiéndose a sí mismos, mintiendo a los demás sin reconocerlo ya que no tienen la capacidad de comprender incluso lo que significa la palabra «comprensión», me parece tan básico y aun así de cierta manera fascinante, entiendo las bases de la vida en el planeta, pero como diría mi padre, «los humanos son nuestra fuente de alimento primario, prefiero no verlos en vivo y en directo, es más apetitoso solo extraer sus esencias», sí, mi padre… Este hombre realmente demasiado joven para ser padre porque se rehusó a usar un cuerpo que aparenta más edad, que aparte de todo con los años desde mi nacimiento no ha envejecido absolutamente nada me «enseñó» lo que el mundo humano implica, si somos honestos hizo lo que pudo no es fácil criar a un humano, creo que fue más tormento para él que para mí, aun tomando en cuenta las ocasiones que intentó matarme siendo un infante, le tengo que dar crédito.

    Mientras divago sobre la existencia en mi día de luna llena contempló la estatua conmemorativa de una deidad, algún ser religioso, la verdad desconozco cuál pero está llena de ofrendas. Justo en este espacio se construyó un mirador bastante bonito con la finalidad de darle devoción a esta estatua ¡pff! los humanos son peculiares, consideran que dejar cosas como flores, comida, velas, colores, emociones, rezos es significativo o casi les da la sensación de ser salvados solo por el simple hecho de entregar algo, todo en espera de una respuesta, de un cambio, pero nadie los escucha… ¿Por qué alguien escucharía dentro de un envase hecho por ellos mismos? En teoría se supone que nos protege, me pregunto si al nacer en materia humana estamos tan perdidos que buscamos una explicación espiritual a todo, necesitamos creer en algo, como si la misma vida que ellos cargan no fuera valiosa, prefieren responsabilizar a todo su entorno de la relación que tienen con su propia vida. Lo que he observado constantemente es que el confort de las religiones o algún sistema de creencias impuesto llena esos huecos de duda y brinda tranquilidad a la mente de los demás, esas ideas les permiten seguir viviendo, sufriendo, intentando. Si supieran que hemos vivido todos estos miles de años rodeados del infierno que tanto temen, que esto que llaman vida es en realidad una esclavitud, la gran ironía de la humanidad, pero a pesar de todo el dolor que han vivido se rehúsan a darse cuenta, pero si nadie lo hace, entonces lo haré yo, yo me tomo las molestias, que aparte de todo tengo que corregir lo que hicimos mal desde el inicio.

    —¿Lucy? —Sonríe cuando pronuncia mi nombre y es inevitable no sonreír de regreso.

    —¿Damián? ¡Qué sorpresa!, ¿qué haces tú por acá? —Siempre se ve hermoso, pero con la luz de la luna es simplemente algo aún más hermoso de observar, solo de verlo me siento feliz.

    —Vienes aquí desde que te conozco, bueno desde que puedes salir sola, luna llena ¿no? —Apunta al cielo como si no supiera en dónde está la luna—. Es sencillo saber dónde encontrarte, y como sueles tener razón no mentías, es realmente hermosa. —Su rostro muestra tristeza con algo de confusión.

    —Te obligué a que te gustara la luna desde niños, no pensé que hoy vendrías a contemplarla, sé perfecto que también eres un buen admirador de la naturaleza, vamos siéntate, te ves algo pálido ¿todo bien? —Toco su frente para saber si tiene algo de fiebre.

    —No lo sé, me he sentido extraño todo el día, he notado la luna con un color diferente, por eso vine a verte ¿tú también lo puedes ver? —Noto sudor sobre su frente.

    Dejo de contemplar sus hermosas facciones para redirigir mi mirada hacia la luna, la observo detenidamente, tiene razón hoy es particularmente extraña, sin poder decir cómo o por qué.

    —Ya veo a qué te refieres, sí es extraña el día de hoy, pero tú también ¿por qué tan serio? ¿Todo bien? —Damián ante el mundo siempre ha sido serio pero conmigo jamás.

    —Sí, sí. —Mueve la cabeza en un intento de despabilarse—. Es solo que, es como si me hablara… siento que no tengo espacio para respirar… —Se queda en silencio observando la luna y de pronto todas sus facciones se relajan como si no hubiera nadie dentro de su mente, un cambio abrupto de los que entiendo a la perfección.

    —Oh… —Esto no me huele nada bien—. Y se puede saber qué te dice ¿Damián? —La energía del lugar cambia, siento una pesadez, sé que Damián está en un estado de trance, todo el lugar huele diferente en cuestión de segundos, sus ojos se nublaron y comenzaron a temblar un poco… mierda ahí vienen—. ¿Damián?

    Que debo matarte antes de que despiertes… Lucy, no puedo permitirte estar viva ¿por qué no me lo dijiste antes? —Se agarra la cabeza en signo de frustración—. Dejaste que te hablara, sabías quién era yo y aun así permitiste que te viera como un humano, como si fueras alguien digno, alguien que merece respeto, sabes que eres una abominación y me encargaré de que nunca vuelvas a sonreírle a nadie con ese rostro de puta que te cargas. —Se abalanza sobre mí en un intento de ahorcarme.

    Lo detengo solo con levantar mi mano, paralizando su cuerpo con energía mientras observo su rostro totalmente poseso.

    —Damián, sé que no eres tú el que lo dice y que la hermandad es la que te envía, puedo distinguir cuando hay un huésped en el cuerpo de alguien… él jamás me hablaría así, tiene más educación que todos ustedes… no debieron mandarlo, saben lo que pasará si no hacen que se vaya lo antes posible. —Estoy empezando a enojarme en serio.

    El rostro de Damián se torna pálido y sus ojos pierden su color volviéndose grises como si una niebla los tapara, la voz emergente de sus labios son un conjunto de varias voces que hablan casi al unísono sin embargo el desfase de las voces hace que suene rasposo, es molesto, casi inentendible, bola de idiotas ni siquiera pueden poseer un huésped bien…

    —No permitiremos que despiertes, hemos preparado todo por siglos y no dejaremos que esto suceda, traeremos al ejército que tanto le temes y volverás a la boca del infierno de donde saliste. —La voz de Damián estaba completamente cambiada, como tengo poca paciencia me enojo cada vez más, noto que su cuerpo comienza a sufrir su ausencia y obviamente ya estoy hirviendo en ira.

    —La ignorancia con la que hablan me avergüenza, se dicen llamar los sabios, aun así su conocimiento es como el de un niño, un niño que no ha pasado de su primer estado. Pero por este momento les pido que por el respeto que le tienen a Damián, se retiren y lo dejen ir a él también, por que como sabrán no estoy sola, nunca lo estoy, puedo verlos desde aquí y si lo deseo puedo usar el cuerpo de Damián, solo para llegar hasta ustedes por el simple placer de verlos ser descuartizados, oh por cierto todo eso sin lastimarlo a él… él ni cuenta se daría. —Siento que me queman los ojos, comienzo a escuchar susurros, comienzo a dejar que la luz de mi cuerpo se revele y brille—. Uno… dos… —cuento en voz baja con mi mente para relajarme.

    Las voces se quedan en silencio.

    —Maldito engendro, no dejaremos que tengas un día de paz. —Las voces se retiran llevándose el hedor de la hermandad y siento cómo el cuerpo de Damián se restablece, sus ojos revelan su color natural, parece que ha regresado a ser solo él, ahora dejaron al chico con el que crecí sentado y confundido.

    —¿Lucy? Entonces… ¿Qué opinas de la luna?

    Lo veo con mi corazón apachurrado.

    —Opino que es hermosa en todas sus fases, pero ¿sabes? creo que hoy estás más sentimental que de costumbre. —Necesito que se retire, mi energía ha incomodado a mi compañía—. ¿Por qué no vas por Fer y la llevas a cenar? Así pasan un buen rato juntos, anda.

    —Es una buena idea, ¿quieres venir? Anda jugamos videojuegos, esta vez yo pongo las cervezas. —Me empuja de manera graciosa, intentando convencerme.

    —Gracias, pero hoy no, hoy solo necesito descansar, pero me la saludas ¿va? Anda que ya es tarde y conociéndola está ansiosa por verte. —Sonrío falsamente, porque casi no nos vemos desde que eligió como pareja a Fernanda.

    —Ok, sé que estás extraña porque me has estado evadiendo, pero también sé que si te doy tu espacio es más probable que regreses a ser tú de nuevo, te veo en la escuela. —Se acerca y me besa la frente, mi corazón brinca por un segundo.

    Se retira algo confundido, lo sé porque lo veo agarrarse la cabeza mientras se va, el pobre no sabe que su abuelo es parte de una secta a nivel global que se hace llamar hermandad… guerreros de luz dicen, jodiéndome la vida desde que nací, guerreros de mierda les llamo yo.

    El rugir de su voz grave me saca de mi metáfora existencial.

    —Le hubieras dicho la verdad, que está siendo usado y que eventualmente lo peor sucederá. —Su voz ronca como el mar, tenía un tono más fuerte de lo normal, me observa curioso casi sin vida—. ¿Por qué lloras? —me pregunta con su rostro inexpresivo.

    —Porque me rompe el corazón que usen a las personas así, lo peor es que llegará el momento en el que él y yo ya no podremos seguir siendo amigos, estar viva es difícil, lo que siento por él, todo ¿sabes? Es confuso respirar, mi mente por un momento me hace creer que tal vez todo es una broma, qué tontería… —Me limpio un poco las lágrimas.

    —«Si yo les digo pueden poseerlo y eliminarlos a ustedes sin dañarlo a él…», interesante… —repite mi frase usando exactamente mi tono de voz—. ¿Por qué les dijiste eso? ¿Tú cómo sabes que podemos hacerlo? —Me empuja suavemente.

    —No lo saben, pero bastó para sacarles un buen susto, no tienen la capacidad de verte, si supieran que tienes como seis metros de altura y tienes el aspecto de algo que solo vemos en las pesadillas… bueno el resto solo se ve en las pesadillas, esta idea de la hermandad nunca hubiera existido. —Lo veo levantando ambas cejas.

    —Oh, parece que tal vez porque saben cómo soy es la razón por la que alguien arriesgaría a un ser querido a venir hasta acá a decir eso, piensa bien, Lucy, recuerda tu entrenamiento, eso fue un intento desesperado, patético, aun así desesperado de evitar lo que sigue. Ten cuidado esa gente trae algo entre manos —gruñó levemente.

    —El miedo puede orillar a las personas a hacer lo que sea… Más porque saben perfectamente quién soy.

    —Lucy, ¿somos muy ofensivos para los humanos? —lo dijo mientras veía la luna de manera curiosa como si alguien que conociera lo estuviera viendo desde ahí.

    —Digamos que son un recuerdo que si recuerdan no tolerarán… ellos están llenos de oscuridad y la sola idea los paraliza, si saben la verdad no tendrían más opción que tomar responsabilidad, pero en fin la misma historia de siempre, ¿nos vamos? —Me levanto, me sacudo el vestido, me estiró tratando de sacudir la mala experiencia que no se irá y mi sombra sigue atento viendo la luna más tiempo del usual—. Piensas quedarte viendo la luna toda la noche o qué. —Lo veo reacia—. ¿Qué tanto le ves?

    —No, aunque el tiempo no es importante y podría verla toda la noche. —No entienden sarcasmo—. Es solo que hoy se ve particularmente extraña… me molesta —gruñe como animal.

    —¿Te refieres a que tiene ese halo verde alrededor? —Pensé para mí misma, tiene razón, tiene algo que no sé por qué me pone de nervios.

    —Sí, no me gusta, quisiera comérmela… vámonos, Lucy, está cambiando la temperatura, tu cuerpo no trae nada para protegerse del clima…. Aparte estas roja de la cara, eso de llorar hace que gastes energía, no llores por los cobardes. —Se coloca detrás de mí de manera que ya sé que debo caminar.

    —Sí, lo sé… qué remedio, vámonos Balzak. —Caminamos hacia abajo rumbo a nuestra casa—. Damián, espero que cuando esto suceda no me odies como tu familia, espero que no tengamos que enfrentarnos, espero que puedas ver con claridad por qué soy quien soy, que no hay otra opción —digo en voz alta convenciéndome.

    —Damián es humano, los humanos odian lo que desconocen, Lucy es desconocida para el universo entonces es equivalente a que te odiará —Balzak dice analíticamente sin pensar en mis emociones, tan amable en sacarme de mis pensamientos con sus análisis objetivos.

    —Touché. —No tiene caso discutirlo a estas alturas del juego.

    —Bien, Lucy entiende que Damián es cobarde y la odia. —Balzak lo dice enorgullecido.

    En esta vida humana tuve mi primer recuerdo cuando tenía alrededor de dos años, recordé el sonido del vacío, un vacío que te succiona pero al mismo tiempo te deshace, en ese vacío solo flotaba sin una intención, sin entender por o para qué, perteneciendo a todo, en ese espacio donde no existe la materia la energía se expande y contrae constantemente, era complicado entender si avanzaba o retrocedía simplemente una lucha constante, siempre cubierta de una oscuridad tranquilizadora, como si me abrazara en ese viaje incierto, sin un destino planeado, sola en el velo del universo. Para ese momento lo único que logro ver es a mí misma, el resplandor, la luminiscencia que emano de mi propio ser es la que me guía y es por eso que reconozco que tengo un cuerpo celeste, ese pequeño resplandor que sale de mí me recuerda que tengo bordes.

    ¿Acaso soy lo único que flota por esta oscuridad? Pero si puedo cuestionarme mi propia existencia, si puedo observar que tengo un cuerpo, debería ser porque soy el resultado de algo más… ¿no?

    No tengo idea por cuánto tiempo o por cuánto movimiento de expansión y contracción llevo flotando, es todo lo que conozco, no recuerdo nada antes de despertar en esta oscuridad por lo que asumo que no existía antes de esto, es aburrido, algo me falta, se siente incompleto… no lo controlo solo sé que apago mi consciencia por períodos que no logro medir, no tengo un principio de donde partir, sin embargo en esta ocasión he despertado por los susurros incesantes que me alertan después de estar descansando en la nada, el sonido de su distorsión me desregula todo, no lo sé… me genera un tipo de reacción, no es agradable; la realidad es que no sé dónde me encuentro pero me llaman esas voces ¿qué será lo que quieren? Son demasiado fuertes, me aturden, ocupan todo el espacio incluyéndome por lo que me perturban quiero irme de aquí, me generan confusión entonces mi ser empieza a brillar progresivamente ya que lo que sí recuerdo es que desde que tengo memoria solo brillo tenuemente, pero en esta ocasión brillo como nunca lo había hecho, estoy reaccionando a algo que desconozco, es tanto que me incomoda verlo; no sé qué es, me lastima mi propio brillo, pero es tanto que comienzo a distinguir mis alrededores, mi propia luz me da visibilidad y logro ver más allá de mi ser, he brillado tanto que entiendo que estoy rodeada de otros seres, los veo, puedo ver… es la primera vez que logro distinguir formas… Las voces susurrantes tienen forma y me observan como si fuera un milagro, sus enormes pupilas me ven igual de sorprendidas que yo a ellos, son enormes casi como planetas y estrellas completas, son sumamente hermosos pero la voz de uno retumba al querer decir algo.

    —Lucy, despierta. —Su voz densa como el trueno me despertó sacándome del profundo sueño, pero con su energía sacude la cama para despertarme, desde que soy niña lo hace.

    —Oh, vaya ¿ya es de día? —Me tallo los ojos, es confuso despertar en este planeta, siempre lo ha sido para mí.

    —Sí, dijiste que debía despertarte a las 8:00 a. m… el aparato que dice el tiempo marca las 8:15 a. m. —Lo señala con su enorme lengua.

    —Sí, gracias, he vuelto a soñar lo mismo. —Mis ojos se llenan de lágrimas que no entiendo el porqué de llorar recién levantada pero no lo controlo.

    —Es una memoria, incluso más vieja que yo. —Mueve su enorme cuerpo escamoso, lleno de raíces de carne y oscuridad.

    —Siempre dices eso, pero no tiene sentido, es como si viera otro universo, me hace sentir muy sola pero de alguna manera es tanta la oscuridad que es casi nostálgico.

    —Eso es bueno, Lucy siempre debe sentirse tranquila en la oscuridad, nosotros cuidamos a Lucy.

    —Lo sé, y Lucy —o sea yo— siempre los cuida a ustedes.

    Tomo un baño intentando despertar, pero los rezagos de esa memoria me dificultan entender los espacios por donde camino, es casi como si no estuviera dentro de mi cuerpo por completo, la tristeza aún sigue ahí como un recuerdo que no me permito dejar ir, ¿qué quiere decirme esa memoria? ¿Por qué me hace sentir que a pesar de todo, sigo sin comprender qué soy, ni siquiera quién si no, qué?

    Ellos dicen que es natural, que estar dentro de esta realidad me hace perturbar mi propio juicio, me han explicado miles de veces que en esta realidad soy una proyección de un fractal, por lo que estoy dentro de una distorsión colectiva, es por eso la importancia de nacer acompañada, que para eso ellos están conmigo y debo confiar en que todo saldrá como lo planeamos.

    —Deja de estar tan pensativa, llegarás tarde y eres muy molesta cuando eso sucede. —Me observa con sus ojos vacíos.

    —Vamos, déjala en paz. —La voz de mi «padre» interrumpe a Balzak—. Está en una etapa difícil, dicen que ser adolescente es horrible, tantos sentimientos mezclados, pobre… mira qué horrible se ve. —Sus ojos punzan en mi cabeza con su sonrisa algo deforme.

    «As» es mi tutor en este planeta, le tocó la gran tarea de ser mi «padre», dudo que se hubiera ofrecido, yo asumo que no tuvo opción ya que en verdad lo intenta, pretende ser humano sin embargo no es muy bueno haciendo ese trabajo ya que su aspecto es algo fenomenal, de cabello rubio casi blanco, ondulado con caída de sirena casi irreal, le fascina traer coleta le recuerda a la época de «los hombres de guerra» dice él, con un par de ojos color casi violetas lo cual hace que todo el tiempo traiga anteojos para disimular, cosa que nunca ha funcionado pero le gusta sostener un estilo así que ya dejé esa batalla, tiene un aspecto de esos hombres europeos altos, delgados pero sumamente hermosos obvio desde que tengo memoria es un imán de mujeres casadas, solteras, maestras, maestros, hombres lo que sea en realidad, prácticamente los humanos al verlo sienten una fascinación por su belleza, yo en realidad ya me acostumbré, aunque creo que algo en mí siente recelo de que es mucho más bello que yo.

    —Ya no soy adolescente… lo he explicado millones de veces, voy a cumplir veinte, eso me convierte en una mujer adulta, bueno algo así, eso dicen los demás adultos ¿no? y gracias por el cumplido, As, solo no dormí bien. —Idiota… él siempre se ve impecable.

    —¿Adulta? No digas tonterías, adulta serás cuando cambiemos de guardián y despiertes, tienes a todos impacientes —dice As viéndome de arriba para abajo—. Pues podrías verte un poco menos no sé… ¿miserable?

    No debo matarlo, no debo matarlo…

    —Lo sé, ¿no tienen nada mejor que hacer? Deberían dejar de preocuparse tanto por mí. —Siempre están arriba de mí… no sé lo que significa la privacidad.

    —Todavía sigues igual de malagradecida, no olvides lo llorona que eras de bebé y que lo único que te tranquilizaba eran las canciones de cuna que el mismísimo príncipe Belcebú venía a cantarte, nos volvíamos locos todos, tu voz llorando era horrenda yo solo quería comerte e incluso intenté destruirte, era más fácil matarte que escucharte, pero el solo pensar que tendrías que volver a nacer me daba náuseas. —As se tapa la boca con sensación de asco matutino, tal cual embarazada.

    —As —interrumpe Balzak—, siempre has sido muy impaciente, no entiendo por qué firmaste el contrato de cuidarla, desde el día uno estás insoportable, te he matado ya más de doscientas veces por querer matar a Lucy y sigues sin entender la misión. —Balzak lo observa molesto, sin expresiones pero sé que está molesto.

    —Tiene un punto, todavía tengo mi primera memoria traumática por tu culpa. —Él queriendo matarme.

    —No es personal Lu… digo, Lucy, sabes que odio a los humanos. —Su rostro sin culpa me molesta.

    —As, eso es justo lo que lo hace personal… es el punto. —Dice que es bueno siendo un humano, no pasa ni como maniquí.

    —Bueno entonces es realmente tu culpa por ser uno. —Camina hacia la cocina con su delantal puesto, tiene fobia por la limpieza y trae los guantes de látex que le compré la semana pasada, hace todo con ellos incluso cocinar, toma de la nevera un lunch bien elaborado. —Toma, es tu comida de hoy, no encontré el famoso curry que me comentaste, así que te hice arroz con verduras y algo de carne de cerdo.

    —As, te dijo que no estaba comiendo carne, no va a despertar si sigue comiendo carne ¿quieres que te mate de nuevo? —Balzak lo ve furioso.

    —Balzak, no pasa nada solo no me lo como, lo puedo ofrecer a alguien en la universidad. —Si supiera que se ve algo adorable vestido así… pero nunca le diría, me quitaría las pocas cosas placenteras de la vida.

    —No entiendo por qué no puede comer cerdo, los hicimos para los malditos humanos y todavía dicen que contamina el cuerpo… desgraciados malagradecidos si sabe tan delicioso, aparte son adorables, son más inteligentes que muchos de los humanos con los que he interactuado. —Me da el lunch forzadamente.

    —Aquí vamos de nuevo, ya te estas poniendo todo rojo, dejemos los recuerdos del pasado un poco en el pasado ¿va? De todas maneras gracias por cocinarme, te prometo que en cuanto despierte podré comer tu delicioso cerdo de nuevo ¿ok? Relájate, Astaroth. ¡Respira! —Lo llevó a la cocina mientras él respiraba profundamente para relajarse.

    —Duke Astaroth, si vas a usar mi nombre completo hazlo bien, no somos salvajes por eso quedamos que usaras As, niña rebelde sin educación. —Truena los dedos lanzándome un pellizco energético en el cachete.

    —¿Qué? Pero tú la educaste, esto realmente es tu culpa. —Balzak lo ve con recelo.

    —¡Ouch! Oye… Vamos, chicos, por una mañana quisiera no escuchar de quién es la culpa que saliera así, ustedes decidieron venir a cuidarme entonces se tienen que aguantar, qué esperaban ¿que un par de demonios me criara sin secuelas de rebeldía? ¡Es incongruente! Ya me tengo que ir es tarde y Balzak, quedaste de encargarte de la ceremonia del cambio de guardián, yo no recuerdo cómo se hace.

    —Eso te pasa por querer ser humana. —Astaroth se ríe maliciosamente de mí.

    —Sí, Lucy, yo me encargo de eso no te preocupes, ten un buen día y recuerda no brillar mucho, si brillas no puedo verte bien.

    Tomo mis cosas para irme de casa, este par va a empezar a destruir todo por tonterías de toda la vida, me doy la media vuelta y mi corazón se paraliza por un instante, frente a mí esta un demonio que nunca había visto, me tomó de sorpresa verlo, más sorpresa de la habitual que me asusté genuinamente por un segundo, eso no fue una buena reacción de mi parte, ya que obviamente ambos se percataron de mi ritmo cardiaco y sin preguntar aparecieron frente a mí partiendo en dos al demonio en menos de un segundo, Balzak hizo un campo de protección para evitar salir lastimada del ataque.

    —¿Estás bien? —Astaroth me revisa con la vista.

    —Sí, pero no tenían que matarlo… solo me agarró desprevenida, no se anunció entonces me asusté al verlo, fue una reacción biológica. —Observo todo el líquido de su cuerpo por toda la casa, qué asco.

    —No te apures revive en unos segundos, a nadie le anunció que vendría por lo que si no responde en cuanto regrese lo volveré a matar solo porque se lo merece. —Astaroth finge no estar nervioso.

    El cuerpo del demonio partido en dos se comenzó a restablecer, lentamente se empezaron a unir las piezas y tomó un gran respiro similar al de un animal herido, casi como un gruñido.

    —Lord Balzak, lamento haber entrado sin anunciarme, le pido una disculpa no volverá a suceder —dice el demonio jadeando por el esfuerzo de reconstruirse.

    Balzak lo veía fijamente sin decir palabra alguna, siempre se ha reservado con sus palabras, digamos que es un ser que es muy selectivo con lo que comunica, desde que tengo memoria es sumamente temido. Astaroth me contaba de niña que era de los demonios de alto rango

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