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La casa de Bernarda Alba
La casa de Bernarda Alba
La casa de Bernarda Alba
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La casa de Bernarda Alba

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"La casa de Bernarda Alba", última obra y culminación dramática de Federico García Lorca, te sumerge en un intenso drama familiar donde el deseo, la represión y el conflicto generacional se entrelazan en el interior de una casa dominada por la autoritaria figura de Bernarda. Tras la muerte de su segundo esposo, Bernarda impone un luto riguroso de ocho años, encerrando a sus cinco hijas en una cárcel emocional que refleja las convenciones sociales asfixiantes de la España rural de principios del siglo XX.

A través de diálogos afilados y una atmósfera cargada de tensión, Lorca desgrana las pasiones ocultas y los sueños frustrados de estas mujeres, creando un poderoso retrato de la lucha por la libertad y la individualidad frente a la tiranía y el conservadurismo. "La casa de Bernarda Alba" es una obra maestra del teatro que, con su crítica a la represión social y sexual, trasciende su contexto histórico para hablar de temas universales y atemporales.

Lorca, con su habilidad única para combinar la belleza lírica con el drama social, ofrece una visión desgarradora de la condición femenina y de la resistencia humana ante el autoritarismo. Esta obra no solo es un reflejo de la sociedad española de su época, sino también un grito contra toda forma de opresión.

"La casa de Bernarda Alba" sigue resonando en el público contemporáneo, manteniéndose como una pieza esencial del repertorio teatral mundial. Invitamos a los lectores y espectadores a descubrir o redescubrir esta joya de Lorca, a sumergirse en su intensidad emocional y a reflexionar sobre las dinámicas de poder y deseo que define a la naturaleza humana. Esta obra es un testimonio vibrante de la pasión, el dolor y la esperanza que anida en el corazón de todas las luchas por la libertad y la dignidad.

SOBRE EL AUTOR

Federico García Lorca, nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, España, fue uno de los más grandes poetas y dramaturgos del siglo XX. Conocido por su profunda sensibilidad y su habilidad para capturar la belleza y el dolor de la vida, García Lorca dejó un legado literario perdurable. Sus obras maestras, como "Bodas de sangre", "Yerma" y "La casa de Bernarda Alba", exploran temas universales como el amor, la muerte y la opresión social. Además de su genio creativo, García Lorca también fue un símbolo de resistencia y libertad durante la dictadura franquista en España. Su trágica muerte en 1936 dejó un vacío en el mundo literario, pero su obra sigue inspirando y conmoviendo a lectores de todo el mundo hasta el día de hoy.
IdiomaEspañol
EditorialLibrofilio
Fecha de lanzamiento5 dic 2024
ISBN9782384613748
Autor

Federico García Lorca

Federico García Lorca, one of Spain’s greatest poets and dramatists, was born in a village near Granada in 1898 and was murdered in 1936, at the beginning of the Spanish Civil War.

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    La casa de Bernarda Alba - Federico García Lorca

    LA CASA DE

    BERNARDA ALBA

    Drama de mujeres en los pueblos de España

    Federico García Lorca

    – 1945 –

    Personajes

    Bernarda, 70 años.

    María Josefa, madre de Bernarda, 80 años.

    Angustias, (hija), 39 años.

    La Poncia, 60 años.

    Mujer 1

    Magdalena, (hija), 30 años.

    Criada, 50 años.

    Mujer 2

    Amelia, (hija), 27 años.

    Mendiga, con niña.

    Mujer 3

    Martirio, (hija), 24 años.

    Mujeres de luto.

    Mujer 4

    Adela, (hija), 20 años.

    Muchacha

    Prudencia (amiga de Bernarda), 50 años.

    El poeta advierte que estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico.

    Acto I

    Habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes. Sillas de anea. Cuadros con paisajes inverosímiles de ninfas o reyes de leyenda. Es verano. Un gran silencio umbroso se extiende por la escena. Al levantarse el telón está la escena sola. Se oyen doblar las campanas.

    (Sale la Criada)

    Criada: Ya tengo el doble de esas campanas metido entre las sienes.

    La Poncia: (Sale comiendo chorizo y pan) Llevan ya más de dos horas de gori-gori. Han venido curas de todos los pueblos. La iglesia está hermosa. En el primer responso se desmayó la Magdalena.

    Criada: Es la que se queda más sola.

    La Poncia: Era la única que quería al padre. ¡Ay! ¡Gracias a Dios que estamos solas un poquito! Yo he venido a comer.

    Criada: ¡Si te viera Bernarda...!

    La Poncia: ¡Quisiera que ahora, que no come ella, que todas nos muriéramos de hambre! ¡Mandona! ¡Dominanta! ¡Pero se fastidia! Le he abierto la orza de chorizos.

    Criada: (Con tristeza, ansiosa) ¿Por qué no me das para mi niña, Poncia?

    La Poncia: Entra y llévate también un puñado de garbanzos. ¡Hoy no se dará cuenta!

    Voz (Dentro): ¡Bernarda!

    La Poncia: La vieja. ¿Está bien cerrada?

    Criada: Con dos vueltas de llave.

    La Poncia: Pero debes poner también la tranca. Tiene unos dedos como cinco ganzúas.

    Voz: ¡Bernarda!

    La Poncia: (A voces) ¡Ya viene! (A la Criada) Limpia bien todo. Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan.

    Criada: ¡Qué mujer!

    La Poncia: Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!

    Criada: Sangre en las manos tengo de fregarlo todo.

    La Poncia: Ella, la más aseada; ella, la más decente; ella, la más alta. Buen descanso ganó su pobre marido.

    (Cesan las campanas.)

    Criada: ¿Han venido todos sus parientes?

    La Poncia: Los de ella. La gente de él la odia. Vinieron a verlo muerto, y le hicieron la cruz.

    Criada: ¿Hay bastantes sillas?

    La Poncia: Sobran. Que se sienten en el suelo. Desde que murió el padre de Bernarda no han vuelto a entrar las gentes bajo estos techos. Ella no quiere que la vean en su dominio. ¡Maldita sea!

    Criada: Contigo se portó bien.

    La Poncia: Treinta años lavando sus sábanas; treinta años comiendo sus sobras; noches en vela cuando tose; días enteros mirando por la rendija para espiar a los vecinos y llevarle el cuento; vida sin secretos una con otra, y sin embargo, ¡maldita sea! ¡Mal dolor de clavo le pinche en los ojos!

    Criada: ¡Mujer!

    La Poncia: Pero yo soy buena perra; ladro cuando me lo dice y muerdo los talones de los que piden limosna cuando ella me azuza; mis hijos trabajan en sus tierras y ya están los dos casados, pero un día me hartaré.

    Criada: Y ese día...

    La Poncia: Ese día me encerraré con ella en un cuarto y le estaré escupiendo un año entero. Bernarda, por esto, por aquello, por lo otro, hasta ponerla como un lagarto machacado por los niños,

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