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Crecer en el amor: Talleres para la tercera edad
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Crecer en el amor: Talleres para la tercera edad
Libro electrónico110 páginas1 hora

Crecer en el amor: Talleres para la tercera edad

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En formato de talleres, este libro está dirigido a las personas de la tercera edad, entregando una mirada positiva para que se pueda comprender y asumir con entusiasmo esta etapa de la vida y enfrentar las dificultades propias de esta edad.
IdiomaEspañol
EditorialNueva Patris
Fecha de lanzamiento1 dic 2024
ISBN9789562469975
Crecer en el amor: Talleres para la tercera edad

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    Crecer en el amor - Humberto Anwandter

    PRÓLOGO

    Hay una verdad que es casi como una profecía auto cumplida: Todos nos vamos poniendo viejos, como dice la canción Años de Pablo Milanés, porque el tiempo pasa

    El Papa Francisco ha recordado que el cuarto mandamiento es el único que promete algo a cambio. Es el mandamiento de la piedad. Ser piadosos con nuestros antepasados. Y recomienda que pidamos hoy la gracia a los viejos santos (…) a tantos ancianos santos: pidamos la gracia de cuidar, escuchar y venerar a nuestros antepasados, nuestros abuelos.

    En su Exhortación Apostólica sobre la Alegría del Evangelio dice el Papa que Dios "hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos (EG, 11) Los ancianos aportan la memoria y la sabiduría de la experiencia (EG, 108) y critica el abandono de los ancianos (EG, 75).¹

    Jesús, en el Evangelio según san Juan, nos advierte que cuando ya seas viejo, extenderás tus manos y te ceñirá otro (Jn 21, 18). Es una oportunidad para madurar volviendo a ser como niños, con la típica genialidad de la ingenuidad, como dice el padre José Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.

    En el retiro del año 1937, publicado en el libro Niños ante Dios, el mismo padre Kentenich se preguntaba: ¿por qué en la ancianidad suele ocurrir que desilusionemos terriblemente a los demás? Y responde: Porque descuidamos mucho el amor, que es lo más importante de nuestras vidas, la fuerza que nos puede transformar interiormente."² Y decía que cuanto más avance-mos en edad, tanto más debemos asumir rasgos de sencillez fi-lial. ³

    Espero que la lectura de este libro ayude especialmente a las personas de la tercera edad -sean matrimonios, viudos o personas solas- a comprender y asumir con entusiasmo y gratitud esta etapa crucial de su peregrinar por este mundo; y que los vaya preparando para la entrada victoriosa a la vida eterna, donde nos espera el Padre bueno y misericordioso.

    P. José Luis Correa Lira

    Director Editorial Nueva Patris

    INTRODUCCIÓN

    En un período de la vida en que el deterioro del cuerpo es evidente; cuando las energías se van desvaneciendo en forma irreversible; la memoria se debilita, aparecen enfermedades y afecciones crónicas; sentimos que ya no somos lo que fuimos en nuestros años de madurez… hay un punto en que los seres humanos sí podemos seguir creciendo y desarrollándonos como personas. Ese punto donde la curva descendente puede ir en dirección contraria es en el amor. El amor no tiene medida ni edad, condición social, raza, sexo, actividad o profesión ni cualquiera de las categorías con que habitualmente se clasifica a las personas.

    Ser joven de espíritu significa amar. El amor hace a la persona más bella, más alegre, más sabia, más trascendente. El amor atrae, conmueve, humaniza el mundo y es un bien del cual la sociedad siempre está necesitada. Las personas de la tercera, cuarta o quinta edad, mientras tengan vida, poseen todavía ese gran atractivo que es la capacidad de recibir y dar amor. Con su fragilidad enseñarán a otros a amar y con sus actitudes y testimonio de vida se transformarán en un manantial de amor para quienes las rodean. Estos talleres buscan ayudar a que las personas mayores tomen conciencia de su valor, de su dignidad como personas y del bien que significan para el mundo de hoy, en medio de una sociedad que no quiere envejecer y que se maneja según los criterios de eficiencia y productividad; cayendo muchas veces en un desenfrenado individualismo, materialismo o exitismo, lejano a una auténtica humanidad.

    Agradecemos a quienes han contribuído a la edición de estos pensamientos basados en el acontecer de la vida diaria. Reflexiones que partieron como charlas dictadas por el sacerdote Humberto Anwandter, miembro del Instituto Secular Padres de Schoenstatt, a un grupo de matrimonios pertenecientes a la Federación de Familias del Movimiento Apostólico de Schoenstatt.

    Nuestro agradecimiento especial a Isabel Irarrázaval de Opazo por los apuntes de las charlas que motivaron la elaboración de este libro; a Rodrigo Ossandón Vicuña por promover y colaborar en su edición; a Patricia Lyon Echeñique por el ícono que contribuyó al diseño de portada.

    Los talleres pueden realizarse en grupos, en forma individual, matrimonial o bien al interior de las familias.

    cultivar un corazón agradecido significa mirar la vida cotidiana en forma positiva y ver las cosas sencillas de cada día como regalos gratuitos que no merecemos.

    TALLER I

    CULTIVAR UN CORAZÓN AGRADECIDO

    Oración de introducción:

    Hoy Señor te quiero dar las gracias.

    Gracias Señor por todo lo que me regalas cada día,

    gracias por la vida, por la naturaleza,

    por los árboles y las flores;

    por el sol, las estrellas, el mar y la cordillera.

    Te alabo Señor por tu creación.

    Quiero cantar las grandezas de tu amor.

    Gracias por la familia que me regalaste.

    Por mi mujer, mis hijos, nietos y bisnietos.

    Gracias por los amigos;

    por aquellos compañeros de ruta durante tantos años.

    Gracias porque con ellos he aprendido a compartir

    y me han ayudado a ser más persona.

    Gracias por el don de la fe.

    Gracias por la historia de mi vida,

    porque es una historia sagrada,

    sagrada porque es una historia de amor Contigo.

    Desde mi pequeñez de hijo,

    Señor te entrego mi corazón agradecido.

    Lectura bíblica (Salmo 62)

    DIOS, LA ÚNICA ESPERANZA

    En Dios sólo el descanso de mi alma,

    de El viene mi salvación;

    sólo El mi roca, mi salvación,

    mi ciudadela, no

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