Epístola a los filipenses

libro de la Biblia en el Nuevo Testamento
(Redirigido desde «Epístola a los Filipenses»)

La Epístola a los filipenses o simplemente Filipenses es un libro de la Biblia en el Nuevo Testamento. Se trata de una carta que tiene en Pablo de Tarso su autor prácticamente indisputado,[1]​ y en los cristianos de Filipos sus destinatarios. Escrita entre los años 54 y 61 d. C. en prisión,[2]​ consta de 4 capítulos. Su propósito principal fue agradecer a los cristianos de Filipos la ofrenda que ellos le enviaron. Pablo trata también temas como la humildad, el gozo, la unidad y la vida cristiana.

Epístola a los filipenses.

La epístola se atribuye a Pablo Apóstol y Timoteo se nombra con él como coautor o coenviador. La carta está dirigida a la iglesia cristiana de Filipos. [3]​ Pablo, Timoteo, Silas (y tal vez Lucas) visitaron por primera vez Filipos en Grecia (Macedonia) durante el segundo [viaje misionero]] de Antioquía, que ocurrió aproximadamente entre los años 50 y 52 d. C.. En el relato de su visita en los Hechos de los Apóstoles, Pablo y Silas son acusados de «alborotar la ciudad».[4]​.

Existe un consenso general en que Filipenses consta de material auténticamente paulino, y que la epístola es un compuesto de múltiples fragmentos de cartas de Pablo a la iglesia de Filipos.[5][6]: 17  Estas cartas podrían haber sido escritas desde Éfeso en 52-55 d. C. o Cesarea Marítima en 57-59, pero la ciudad de procedencia más probable es Roma, alrededor del año 62 d. C., o unos 10 años después de la primera visita de Pablo a Filipos.[7]

Datación

editar

Las dataciones de la Epístola a los filipenses suelen agruparse según se sostenga que fue escrita en Éfeso (hacia el año 56), en Cesarea (58-60) o en Roma (61).[1]

Según la datación tradicional, la epístola habría sido escrita alrededor del año 60 a 62 d. C., desde la prisión en Roma, la denominada «primera prisión». Se sabe que fue redactada en prisión porque así lo señala la misma carta, al hacer referencia a sus «prisiones» o «cadenas» (Filipenses 1:7; Filipenses 1:12-17) y al «pretorio» (Filipenses 1:13). La datación tradicional sostiene que el primer periodo de prisión de Pablo en Roma data del 59 d. C. al 61 d. C.

La gran mayoría de los autores modernos datan la carta más tempranamente. Joseph A. Fitzmyer señala que la Epístola a los filipenses habría sido escrita muy probablemente a raíz de un encarcelamiento en Éfeso, ca. 56 d. C.[8]​ Vidal García la data de 53-54, también en la prisión de Pablo en Éfeso, y no en las posteriores en Cesarea y en Roma.[2]​ También la Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén data esta carta de la prisión de Éfeso en 56-57 d. C.[9]​ Las alusiones al pretorio (Filipenses 1:13) y a la «casa del César» (Filipenses 4:22) no ofrecen dificultad, porque había destacamentos pretorianos en todas las grandes ciudades —tal el caso de Éfeso— y no solo en Roma.[9]

Lugar de la escritura

editar
 
Ruinas del anfiteatro de Éfeso con la calle del puerto que conduce a la costa (2004)

No se sabe con certeza dónde estaba Pablo cuando escribió la(s) carta(s) que componen Filipenses. Las evidencias internas de la propia carta apuntan claramente a que fue compuesta mientras Pablo estaba detenido,[10]​ pero no está claro a qué período de encarcelamiento se refiere la carta. Si el testimonio de los Hechos de los Apóstoles es de fiar, los candidatos incluirían el encarcelamiento romano al final de los Hechos,[11]​ y el encarcelamiento anterior de Caesárea. [12]​ Cualquier identificación del lugar de redacción de Filipenses se complica por el hecho de que algunos eruditos consideran que Hechos es una fuente de información poco fiable sobre la Iglesia primitiva.[13]

Jim Reiher ha sugerido que las cartas podrían proceder del segundo período de encarcelamiento romano atestiguado por los primeros padres de la Iglesia.[14][15]​ Las principales razones sugeridas para una fecha posterior incluyen:

  1. La muy desarrollada Eclesiología de la carta
  2. Una inminente sensación de muerte que impregna la carta
  3. La ausencia de cualquier mención de Lucas en una carta a la iglesia natal de Lucas (cuando la narración en Hechos sugiere claramente que Lucas estuvo con Pablo en su primer encarcelamiento romano)
  4. Un encarcelamiento más duro que el arresto domiciliario abierto de su primer encarcelamiento romano
  5. Una expresión única similar que sólo comparte con 2 Timoteo
  6. Una decepción similar con sus compañeros de trabajo compartida sólo con 2 Timoteo

Manuscritos primitivos supervivientes

editar

El manuscrito o manuscritos originales de la epístola se han perdido, y el texto de las copias supervivientes varía. Los primeros manuscritos supervivientes se realizaron siglos más tarde, e incluyen copias completas y parciales:

Composición

editar
 
Ruinas de Filipos, ciudad de Tracia (noreste de Grecia)

A partir de la década de 1960, surgió un consenso entre los eruditos bíblicos de que Filipenses no fue escrita como una carta unificada, sino más bien como una compilación de fragmentos de tres cartas separadas de Pablo a la iglesia de Filipos.[6]​{rp|17}} Según Felipe Sellew, Filipenses contiene los siguientes fragmentos de cartas:

  • Carta A consiste en Filipenses 4:10-20. Es una breve nota de agradecimiento de Pablo a la iglesia filipense, en relación con los regalos que le habían enviado.[18]​.
  • Carta B consta de Filipenses 1:1-3:1, y también puede incluir 4:4-9 y 4:21-23.
  • Carta C consta de Filipenses 3:2-4:1, y también puede incluir 4:2-3. Es un testamento del rechazo de Pablo a todas las cosas mundanas por causa del evangelio de Jesús.[6]: 19 

En apoyo de la idea de que Filipenses es una obra compuesta, Sellew señaló los bruscos cambios de tono y tema dentro del texto. También parece haber incoherencias cronológicas de un capítulo a otro en relación con el asociado de Pablo Epafrodito:

Otro argumento en contra de la unidad se ha encontrado en el rápido cambio de suerte de Epafrodito: este asociado de Pablo está a punto de morir en el capítulo dos (Flp 2:25-30), donde aparentemente lleva mucho tiempo privado de la compañía de los cristianos filipenses; Pablo dice que tenía la intención de enviarlo de vuelta a Filipos después de esta separación aparentemente larga, o al menos casi mortal. Sin embargo, dos capítulos más tarde, al final de la carta canónica, Pablo señala que Epafrodito acababa de llegar al lado de Pablo, llevando un regalo de Filipos, una referencia que se encuentra hacia el final de la «nota de agradecimiento» como un acuse de recibo formulista en Fil 4:18.
Philip Sellew[6]: 18 
 
Papiros de Oxirrinco 1009, que contiene parte de Filipenses (siglo III d. C.)

Estos fragmentos de cartas probablemente habrían sido editados en un único documento por el primer recopilador del corpus paulino, aunque no existe un consenso claro entre los eruditos respecto a quién pudo ser este recopilador inicial o cuándo pudo publicarse la primera colección de epístolas paulinas.[6]: 26 

En la actualidad, varios eruditos creen que Filipenses es un compuesto de múltiples fragmentos de cartas. Según el teólogo G. Walter Hansen, «La opinión tradicional de que Filipenses se compuso como una sola carta en la forma presentada en el NT ”[Nuevo Testamento]“ ya no puede reclamar un apoyo generalizado.»[5]

Independientemente de la unidad literaria de la carta, los eruditos coinciden en que el material que se recopiló en la Epístola a los Filipenses se compuso originalmente en griego koiné, en algún momento de los años 50 o principios de los 60 d. C.[19]

Comentarios previos

editar

En esta carta, Pablo el Apóstol revela su corazón de apóstol a los fieles de Filipos. A pesar de estar preso (1,1-26), expresa su alegría al pensar en ellos y en la difusión del Evangelio. Les exhorta a vivir en unidad y humildad, siguiendo el ejemplo de Cristo en su abajamiento (1,27-2,18). Aunque él no puede estar presente, envía a algunos hermanos (2,19-30) y les escribe para fortalecer su vida cristiana, alertándolos sobre ciertos intrusos, animándolos en la esperanza del Cielo y agradeciéndoles por su apoyo (3,1-4,23). Esta carta destaca por el afecto y aprecio de Pablo hacia esta comunidad que fundó. Además de los saludos iniciales (vv. 1-2) y la acción de gracias por su fidelidad (vv. 3-11), Pablo reflexiona sobre su situación personal (vv. 12-26), algo común en sus cartas.[20]

Contenido de capítulos en cada carta

editar

En los capítulos 1 y 2 de Filipenses (Carta B), Pablo informa a los filipenses de su próxima condena en Roma y de su optimismo ante la muerte,[21]​ junto con exhortaciones a imitar su capacidad de regocijarse en el Señor a pesar de las circunstancias. [22]​ Pablo asegura a los filipenses que su encarcelamiento en realidad está ayudando a difundir el mensaje cristiano, en lugar de obstaculizarlo. [23]​ También expresa su gratitud por la devoción y el heroísmo de Epafrodito, a quien la iglesia filipense había enviado a visitar a Pablo y llevarle regalos. [24]​ En algún momento durante su visita a Pablo, Epafrodito aparentemente contrajo alguna enfermedad debilitante que amenazaba su vida.[25]​ Pero se recupera antes de ser enviado de vuelta a los filipenses.

En el capítulo 3 (Carta C), Pablo advierte a los filipenses sobre los cristianos que insisten en que la circuncisión es necesaria para la salvación. Da testimonio de que, aunque una vez fue un devoto fariseo y seguidor de la ley judía, ahora considera que estas cosas carecen de valor y son mundanas en comparación con el evangelio de Jesús.[26]

En el capítulo 4, Pablo insta a los filipenses a resolver los conflictos dentro de su hermandad.[27]​ En la última parte del capítulo (Carta A), Pablo expresa su gratitud por los regalos que los filipenses le habían enviado, y les asegura que Dios les recompensará por su generosidad.[28]Filipenses 4:15-20.

A lo largo de la epístola se percibe una sensación de optimismo. Pablo tiene la esperanza de que será liberado, y sobre esta base promete enviar a Timoteo a los filipenses para que ejerza el ministerio,[29]​ y también espera hacerles una visita personal.[30]​.

Contenido de los capítulos

editar

La epístola tiene cuatro capítulos que se desarrollan a continuación.

Capítulo 1

editar
Presentación

Se interpreta que Pablo escribió esta carta desde la prisión de Éfeso. Los hechos de los apóstoles mencionan que tuvo problemas en aquella ciudad con Demetrio y los plateros Hechos. A esta situación parece aludir cuando dice:

En mis prisiones, en mi defensa y en la confirmación del Evangelio sois todos participantes de mi gracia.

Insiste en ello poco después cuando dice: mis cadenas se han a conocer en todo el pretorio (Filipenses 1:13-14).

1-El capítulo se inicia con un saludo de Pablo y Timoteo a todos los santos de Filipos con sus obispos y diáconos. Versículos 1 y 2.
2 Acción de gracias y desvelo por los creyentes. Versículos 3 al 11.
3 Describe su situación ya que se encuentra prisionero y encadenado. Versículos 12 al 26.

En este apartado figura su versículo 21 y su conocida frase:

21Porque para mí, el vivir es Cristo,
y morir una ganancia.[31]

Comentario a los versículos 1 y 2

editar

La palabra griega epískopos se traduce como "vigilante" o "guardián", mientras que diákonos significa "servidor" o "ayudante". Aunque en los tiempos antiguos estos términos no tenían el mismo significado exacto que se les atribuye hoy en día, su uso sugiere que las comunidades cristianas ya contaban con algún tipo de estructura jerárquica en ese entonces.[32]

Comentario a los versículos 1-9

editar

El crecimiento en la caridad estimula el empeño por alcanzar un mayor «conocimiento» de Dios.

El que ama —dice Santo Tomás— no se contenta con un conocimiento superficial del amado, sino que se esfuerza por conocer cada una de las cosas que le pertenecen, y así penetra hasta su interior.[33]

Comentario a los versículos 3 - 11

editar

La alegría es un tema destacado en este escrito, impulsada especialmente por el buen comportamiento y la disposición de los filipenses (cfr. 3,1; 4,4). Pablo la presenta como un fruto del Espíritu Santo, resultado de la unión con Dios y de la confianza en su providencia amorosa, que cuida de todas sus criaturas, especialmente de sus hijos. Esta alegría aporta serenidad, paz y objetividad al cristiano en su vida cotidiana. La identificación de Pablo con Cristo es tan profunda que expresa que comparte los mismos sentimientos que el corazón de Cristo. A partir de las palabras del versículo 6, la Iglesia ha enseñado, en respuesta a la herejía pelagiana:[34]

...que la fe —en su inicio, desarrollo y acto— es fruto de la gracia divina y de la libre respuesta del ser humano [35]​ Esta doctrina fue reafirmada siglos después por el Concilio de Trento de la siguiente manera:
así como Dios ha empezado la obra buena, la acabará, si los hombres cooperamos con su gracia.[36]

Comentario a los versículos 12 - 20

editar

Pablo contempla con gratitud su encarcelamiento, ya que ve en su situación una oportunidad para dar testimonio, lo cual está contribuyendo positivamente a la propagación del Evangelio. Al igual que él, los discípulos de Cristo hoy en día también pueden aprovechar las dificultades que enfrentan para dar testimonio de su fe y colaborar en la misión evangelizadora si...

...plantean a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así? ¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? Pues bien, ese testimonio constituye ya de por sí una buena proclamación silenciosa, pero también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva (…). Sin embargo, esto es insuficiente, pues el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente si no es (…) explicitado por un anuncio claro e inequívoco del Señor Jesús.[37]

No se sabe a quién se refiere cuando menciona a los que predican a Cristo «por envidia y rivalidad» (v. 15). Pero, en cualquier caso, se alegra de que sea predicado el Evangelio (cfr Mc 9,38-40).

Comentario a los versículos 21 - 26

editar

El verbo griego que se traduce como "morir" (v. 23) originalmente se usaba para describir el acto de soltar las amarras de una nave o levantar un campamento militar antes de trasladarse. Para el apóstol Pablo, la muerte es vista como una liberación de las limitaciones terrenales para ir directamente a estar con Cristo. Gracias a Él, la muerte adquiere un sentido superior, por lo que Pablo puede considerarla una "ganancia" (v. 21). Morir implica alcanzar la visión plena de Dios y la unión eterna con Cristo.[38]

Vivir en el cielo es “estar con Cristo” (cfr Jn 14,3; Flp 1,23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven “en Él”, aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre: “Pues la vida es estar con Cristo; donde está Cristo, allí está la vida, allí está el reino. [39][40]

Este deseo de ver y gozar de Dios en el Cielo hacía cantar a Santa Teresa de Jesús:

Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.[41]

No obstante, Pablo abraza la vida terrena convencido de que tiene mucha tarea por hacer (vv. 25-26):

Cuán grande amor tuvo a los creyentes lo demuestra el hecho de no elegir lo que está diciendo que es mejor para él. Pero querría que aprovechase a muchos, seguro de que también agrada al Señor lo que aprovecha a la salvación de muchos. [42]

Capítulo 2

editar
Enseñanzas del apóstol

Se extiende desde 1.27 hasta 2.18 que incluyen las siguientes partes

1-Comprende la exhortación a la lucha por la fe. Desde 1:27 hasta 1:30.
2-Unidad y humildad. Desde 2:1 hasta 2:4
3-Himno a la humillación y exaltación de Cristo. Desde 2:5 hasta 2:11
4-Los hijos de Dios, luz del mundo. Desde 2:12 hasta 2:18

San Pablo exhorta a los filipenses a mantener la unidad y la paz en su comunidad, y a tal fin los invita a seguir el ejemplo de humildad dado por el Señor: «Tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús. Él, a pesar...» (v. 5); estas palabras enlazan con el texto del Cántico que para Nácar-Colunga es de extrema importancia dogmática porque en él se declara el triunfo de Cristo por la cruz y el anonadamiento sin dejar de ser Dios.]

Se rebajó, por eso Dios lo levantó.

Pablo está urgiendo a la comunidad de Filipos la unidad eclesial, cuyo presupuesto básico es la humildad (Flp 2,1-4). Les propone ahora, como acicate, un formidable ejemplo: la humillación de Cristo que desemboca en su glorificación.

Los vv. 6-11 constituyen un precioso himno a Jesucristo. En él aparecen los elementos característicos de los himnos cristológicos.

El tema central de la perícopa es el contraste entre la humillación de Cristo y la gloria de su resurrección, por la que queda constituido Señor de los cielos y la tierra.

Pablo piensa en el Cristo histórico, en el complejo teándrico: Dios y hombre. Pues bien, como Hijo de Dios, tenía por esencia todos los atributos divinos. Pudo haber manifestado exteriormente la gloria, que desde siempre poseía, y, por lo tanto, aparecer glorioso en su humanidad. Pero no lo hizo así. Hecho hombre, asumió la condición puramente humana, como uno de tantos, cargado con las debilidades comunes a los mortales, excepto el pecado. Su humillación culminó en la obediencia a la muerte de cruz.

Por este anonadamiento y obediencia, el Padre lo glorificó constituyéndolo sobre toda la creación, y ordenando que toda criatura reconozca a Jesucristo como Señor, como Dios.

En Cristo se cumplió, como en ningún otro, lo que él había advertido a los demás: «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» (Mt 23,12).

(Flp 2,6-11) 6Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
7al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
8se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

9Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
10de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo,
11y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Comentarios general a los versículos 1:27 a 2:18

editar

Los cristianos de Filipos enfrentaban algunas dificultades, posiblemente debido a cierta persecución y a rivalidades provocadas por algunos predicadores. Pablo los exhorta a mantenerse firmes en la fe y a promover la unidad entre ellos, basada en la humildad, siguiendo el ejemplo de Cristo.

Comentario a los versículos 1:27-30

editar

La frase griega que se traduce como "llevar una vida digna" (v. 27) tiene un sentido más específico: "vivir como ciudadanos responsables". Pablo, posiblemente haciendo referencia al orgullo que sentían los filipenses por su ciudadanía romana, les recuerda que, además de su estatus terrenal, su verdadera ciudadanía está en los cielos (cfr. 3,20). Por lo tanto, deben comportarse en la tierra como ciudadanos del Reino de Dios sabiendo que:[43]

...la esperanza escatológica no merma la importancia de las tareas temporales, sino que más bien proporciona nuevos motivos de apoyo para su ejercicio.[44]

El dolor y las dificultades son ocasiones providenciales que permiten al cristiano identificarse más plenamente con Cristo, abrazándose sin temor a su cruz (v. 29).

¿Qué importa padecer, si se padece por consolar, por dar gusto a Dios nuestro Señor, con espíritu de reparación, unido a Él en su Cruz, en una palabra: si se padece por Amor?…[45]

Comentario a los versículos 2:1-4

editar

El principal gozo de San Pablo es ver a los cristianos unidos, una unidad fundamentada en la caridad y en el ejemplo de Cristo. Jesús es el modelo supremo de humildad, como se muestra claramente en los versículos que siguen.

Comentario a los versículos 2:5-11

editar

Este pasaje es uno de los textos más antiguos del Nuevo Testamento que proclama la divinidad de Jesucristo. Se cree que podría haber sido un himno utilizado por los primeros cristianos, que Pablo incorpora en su enseñanza. En él se destaca tanto la humillación como la exaltación de Cristo. Aunque el Apóstol reconoce la divinidad de Jesús, se enfoca especialmente en su muerte en la cruz, que presenta como el ejemplo máximo de humildad y obediencia.[46]

¿Qué hay de más humilde en el Rey de los seres que el entrar en comunión con nuestra pobre naturaleza? El Rey de Reyes y Señor de Señores se reviste de la forma de nuestra esclavitud; el Juez del universo se hace tributario de príncipes terrenos; el Señor de la creación nace en una cueva; quien abarca el mundo entero no encuentra lugar en la posada (…); el puro e incorrupto se reviste de la suciedad de la naturaleza humana, y pasando a través de todas nuestras necesidades, llega hasta la experiencia de la muerte.[47]

Comentario a los versículos 2:6 a 2:8

editar

Se evoca el contraste entre Jesucristo y Adán, que siendo hombre ambicionó ser como Dios. Por el contrario, Jesucristo, siendo Dios, «se anonadó a sí mismo» (v. 7). «

Al afirmar que se anonadó no indicamos otra cosa sino que tomó la condición de siervo, no que perdiera la divina. Permaneció inmutable la naturaleza en la que, existiendo en condición divina, es igual al Padre, y asumió la nuestra mudable, en la cual nació de la Virgen.[48]

La obediencia de Cristo hasta la cruz repara la desobediencia del primer hombre.

El Hijo unigénito de Dios, Palabra y Sabiduría del Padre, que estaba junto a Dios en la gloria que había antes de la existencia del mundo, se humilló y, tomando la forma de esclavo, se hizo obediente hasta la muerte, con el fin de enseñar la obediencia a quienes sólo con ella podían alcanzar la salvación.[49]

Comentario a los versículos 2:9 a 2:11

editar

Dios Padre, al resucitar a Jesús y sentarlo a su derecha, concedió a su Humanidad el poder manifestar la gloria de la divinidad que le corresponde —«el nombre que está sobre todo nombre», es decir, el nombre de Dios—.

Sin embargo, esta expresión “le exaltó” no pretende significar que haya sido exaltada la naturaleza del Verbo (…). Términos como “humillado” y “exaltado” se refieren únicamente a la dimensión humana. Efectivamente, sólo lo que es humilde es susceptible de ser ensalzado.[50]

Todas las criaturas quedaron sometidas a su poder, y los hombres deberán confesar la verdad fundamental de la doctrina cristiana: «Jesucristo es el Señor». La palabra griega Kyrios empleada por Pablo en esta fórmula es utilizada por la antigua versión griega llamada de los Setenta para traducir del hebreo el nombre de Dios. De ahí que esa fórmula sea una proclamación de que Jesucristo es Dios.[51]

Comentario a los versículos 2:12-18

editar

La meditación sobre el ejemplo de Cristo debe motivar una lucha constante y generosa en el discípulo. Los cristianos estamos llamados a ser luz en el mundo a través de una vida sencilla y recta. En el versículo 13 se destaca que, para cumplir este propósito, contamos con el apoyo de la gracia divina, «pues cuando nosotros queramos, seguidamente Él aumentará nuestro querer»[52]

Es una verdad inseparable de la fe en Dios Creador: Dios actúa en las obras de sus criaturas. Es la causa primera que opera en y por las causas segundas (…). Esta verdad, lejos de disminuir la dignidad de la criatura, la realza. Sacada de la nada por el poder, la sabiduría y la bondad de Dios, no puede nada si está separada de su origen, porque “sin el Creador la criatura se diluye” (Gaud. et sp. 36,3); menos aún puede ella alcanzar su fin último sin la ayuda de la gracia»[53]

.El ser humano, por sí solo, no puede realizar ninguna acción que lo conduzca a la vida eterna sin la intervención de Dios. A pesar de esto, la gracia divina no anula nuestra libertad, ya que somos nosotros quienes decidimos y actuamos. Por lo tanto, la limitación humana para realizar obras meritorias con sus propias fuerzas no debe ser motivo de desánimo. Al contrario, esto nos lleva a sentir mayor gratitud hacia Dios, quien constantemente nos ofrece su gracia para que podamos obrar el bien y, con esas acciones, ganar el merecimiento del Cielo.[54]

Francisco de Sales ilustra esta maravilla del amor de Dios con un ejemplo:

Cuando la tierna madre enseña a andar a su hijito, le ayuda y sostiene cuanto es necesario, dejándole dar algunos pasos por los sitios menos peligrosos y más llanos, asiéndole de la mano y sujetándole, o tomándole en sus brazos y llevándole en ellos. De la misma manera Nuestro Señor tiene cuidado continuo de los pasos de sus hijos.[55]

Capítulo 3

editar
Proyectos y noticias

Se extiende desde 2:19 hasta 2:30 y comprende los siguientes apartados:

1-Envío de Timoteo. Desde 2.19 hasta 2.24
2:Envío de Epafrodito. Desde 2:25 hasta 2:30

La carta a los filipenses tiene una cesura de carácter que no pasa desapercibida. Se puede decir que transcurre plácidamente cuando, de pronto, Pablo espeta:

¡Ojo a los perros! ¡Guardaos de los malos obreros! ¡Cuidado con la mutilación!.[56]

Estas advertencias y el polémico contenido que viene después sustenta la hipótesis de que esta epístola es en realidad una fusión de dos cartas independientes o que fue escrita con alternancia de dos estados de ánimo diferentes. Los capítulos 1 y 2 serían de la carta laudatoria y el capítulo 3 de la carta polémica. En cuanto al capítulo 4 es en su mayor parte tranquilo aunque algunos versículos pueden considerarse como pertenecientes a la polémica.

  • Filipenses 3:5-6 contiene unos apuntes biográficos donde Pablo declara su origen judío, en concreto de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín.[57]​ Añade, además, que es por la ley, fariseo. Este dato tiene su complemento en el libro de los Hechos donde se dice que fue alumno de Gamaliel,[58]​ un reputado escriba conocido también a través de fuentes judías.

Comentario general a los versículos 2:19-30

editar

A partir de aquí se produce un cambio de tema un tanto brusco para dar paso a diversas noticias que el Apóstol quiere comunicar a los filipenses.[59]

Comentario a los versículos 2:19-24

editar

Timoteo fue un colaborador cercano de Pablo en su labor de evangelización y en la conversión de los filipenses, participando en algunos de sus viajes misioneros (cf. Hch 16,1.3.10ss.; 20,4) o siendo enviado en su nombre (cf. Hch 19,22). Entre las virtudes que San Pablo elogia en Timoteo, destaca la profunda sintonía en sentimientos y propósitos con el Apóstol, reflejo de una auténtica comunión con los pastores legítimos de la Iglesia.[60]

Comentario a los versículos 2:25-30

editar

La prisión de Pablo formaba parte de los designios de Dios, suscitando el amor y la generosidad de los filipenses, quienes enviaron a Epafrodito para atender sus necesidades. Según San Juan Pablo II, El sufrimiento está presente en el mundo para provocar amor… para transformar toda la civilización humana en la ‘civilización del amor’[61]​ Es conmovedor observar la forma en que los primeros cristianos vivían la fraternidad, con un afecto profundo y un respeto práctico hacia sus pastores.[62]

Capítulo 4

editar
La vida cristiana

Comprende desde el versículo 3-1 hasta el final.

  • Filipenses 4:15-16. Pablo mantenía una relación especial con la comunidad de Filipos que Pablo recuerda agradecido. Afirma que Filipos se hacía cargo de su debe y de su haber, es decir, que le pagaba sus deudas y que sostuvieron su actividad en Tesalónica. Este hecho es también recordado en 2Corintios 11:7-9.
1-Cuidado con los judaizantes.
2-La justica de Dios, superior a la justicia de la Ley.
3-La lucha ascética, deporte sobrenatural.
4-Ciudadanos del Cielo.
5-Exhortación a la perseverancia y la alegría.

Comentario general a los versículos 3:1-4.23

editar

Después de informar a los filipenses sobre su situación y la de sus colaboradores, San Pablo los exhorta a mantenerse fieles y avanzar en su vida cristiana, ofreciéndose como modelo a seguir. Primero, advierte contra los judaizantes y describe la transformación que él mismo vivió al abrazar la fe en Cristo (Fil 3,1-16). Luego, comparte con ellos su meta última, la vida eterna en el Cielo (Fil 3,17-21). Finalmente, expresa la alegría y gratitud que siente al recordar a la comunidad filipense (Fil 4,1-20).[63]

Comentario general a los versículos 3:1-6

editar

En algunas casas romanas, era común ver carteles con la advertencia Cave canem (Cuidado con el perro). San Pablo utiliza esta expresión de manera figurativa para alertar a los filipenses sobre los malos obreros que, lejos de construir la obra de Cristo, la complicaban. En el Antiguo Testamento, la circuncisión era una señal de pertenencia al pueblo de Israel y una garantía de las promesas de Dios en el Sinaí. Sin embargo, ciertos predicadores cristianos de orientación judaizante enseñaban que los conversos gentiles también debían circuncidarse. San Pablo, en un tono crítico, los llama "los de la mutilación" (Fil 3,2), ya que se enfocaban en la circuncisión física sin comprender su significado espiritual. Para el cristiano, la verdadera gloria es su unión con Cristo, iniciada en el Bautismo. Pablo, orgulloso de su origen judío, usa su experiencia y autoridad moral para guiar a los filipenses frente a estos falsos maestros.[64]

Comentario a los versículos 3:7-11

editar

Todo lo que antes era motivo de orgullo para Pablo, ahora pierde su valor frente al conocimiento de Cristo, que es quien verdaderamente justifica al hombre, y no la Ley de Moisés (cf. Rm 3,21). Por ello, Pablo subraya la importancia de abandonar todo por Cristo y esforzarse en asemejarse a Él, con la esperanza de alcanzar la gloria de la resurrección. En esta misión, vale la pena emplear todo el esfuerzo posible. Santa Teresa de Jesús expresa esta dedicación con gran profundidad:[65]

importa mucho, y el todo, (…) una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella, venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabaje lo que trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera me muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo.[66]

Comentario a los versículos 3:12-16

editar

El crecimiento en santidad exige un esfuerzo continuo. Usando una metáfora inspirada en las competiciones atléticas, San Pablo describe la lucha ascética como un "deporte sobrenatural", donde el progreso interior es la meta y se persigue con entusiasmo y disciplina.

Que siempre te desagrade lo que eres, si quieres llegar a lo que todavía no eres. Pues cuando te agradaste a ti mismo, ahí te quedaste. Pues si dijeras “basta”, en ese momento has perecido. Crece siempre, camina siempre, avanza siempre, no te quedes en el camino, no vuelvas atrás, no te desvíes. Se queda quien no avanza: retrocede quien se vuelve a las cosas que ya había dejado; se desvía quien apostata. Es mejor andar cojo por el camino que correr fuera del camino.[67]

Comentario a los versículos 3:17-21

editar

Imitar la vida de los santos, y no la de aquellos que rechazan la cruz de Cristo, asegura una mayor efectividad en el servicio a Dios y al prójimo. Los cristianos, como ciudadanos del Cielo, están llamados a vivir con alegría y confianza, como hijos de Dios, fundamentando su vida en la esperanza de la venida del Señor y de la resurrección. Además, San Pablo muestra una notable actitud pastoral, dando ejemplo con su vida de aquello que enseña:[68]

¡No hay mejor enseñanza que el ejemplo del maestro! —exclama San Juan Crisóstomo, comentando este pasaje—. Por este camino el maestro está seguro de lograr que el discípulo se decida a seguirlo. Hablad con sabiduría, instruid con toda la elocuencia posible (…), pero vuestro ejemplo causará una impresión más fuerte y más decisiva (…). Cuando vuestras obras sean consecuentes con vuestras palabras, no habrá nada que se os pueda objetar.[69]

La invitación de Pablo en el versículo 17 no implica falta de humildad. En otras epístolas, él también alienta a los cristianos a seguir su ejemplo, aclarando en 1 Corintios 11,1 que deben imitarlo en la medida en que él mismo sigue a Cristo. La humildad auténtica no se opone al reconocimiento de las propias virtudes, siempre que se tenga claro que todo lo bueno proviene de Dios.[70]

Versículos 4:1-3

editar
1Por tanto, hermanos míos muy queridos y añorados, mi gozo y mi corona, ¡permaneced así, queridísimos míos, firmes en el Señor!
2Suplico a Evodia y a Síntique que tengan un mismo sentir en el Señor.
3También te ruego a ti, fiel compañero, que ayudes a éstas, que trabajaron conmigo por el Evangelio con Clemente y mis otros colaboradores, cuyos nombres están en el libro de la vida.

Comentario a los versículos 4:1-3

editar

San Pablo utiliza expresiones llenas de afecto y ternura (v. 1) y ruega con insistencia que dos mujeres fieles, Evodia y Síntique, mantengan una buena relación, propia de una comunidad cristiana comprometida (v. 2). En el versículo 3 menciona al "fiel compañero", que literalmente significa "compañero de yugo". Es posible que San Pablo esté dirigiéndose a un colaborador llamado Sícigo, usando una palabra griega que también funcionaba como nombre propio. Así, le pide que, en coherencia con su nombre, actúe como verdadero "compañero de yugo" en las tareas del Evangelio.[71]

Versículo 4:4

editar
4. Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos.

Comentario al versículo 4

editar

Las palabras de San Pablo resultan especialmente admirables considerando que las escribe estando preso y encadenado. Las dificultades y el sufrimiento no impiden experimentar la verdadera alegría, que va más allá de las circunstancias adversas de la vida.

Ésta es la diferencia entre nosotros y los que no conocen a Dios —dice San Cipriano—: ellos en la adversidad se quejan y murmuran; a nosotros las cosas adversas no nos apartan de la virtud ni de la verdadera fe. Por el contrario, éstas se afianzan en el dolor. [72]

Versículos 4:5-9

editar
5-Que vuestra comprensión sea patente a todos los hombres. El Señor está cerca.
6-No os preocupéis por nada; al contrario: en toda oración y súplica, presentad a Dios vuestras peticiones con acción de gracias
7-Y la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
8-Por lo demás, hermanos, cuanto hay de verdadero, de honorable, de justo, de íntegro, de amable y de encomiable; todo lo que sea virtuoso y digno de alabanza, tenedlo en estima.
9-Lo que aprendisteis y recibisteis, lo que oísteis y visteis en mí, ponedlo por obra; y el Dios de la paz estará con vosotros.[73]

Comentarios a los versículos 4:5-9

editar

El Apóstol invita a la alegría y a la comprensión mutua recordando la cercanía del Señor. Estas palabras evocaban en los primeros cristianos la invocación Marana tha (Señor, ven), repetida en sus celebraciones. A pesar de las dificultades del entorno, mantenían su esperanza firme en la venida de Jesucristo. Así como ellos, también nosotros tenemos la certeza de que, mientras esperamos su regreso glorioso, el Señor nos acompaña siempre con su providencia. Por ello, no hay motivo de inquietud; Él sólo espera que le confiemos nuestras necesidades en oración, con la sencillez de un hijo. De este modo, la oración se convierte en un medio seguro para conservar la paz, como así enseñaba San Bernardo:[74]

Todas las realidades terrenas y las cosas nobles de este mundo tienen un valor divino, son buenas, y le sirven al cristiano para acercarse a Dios (v. 8).

Allí donde están vuestros hermanos los hombres, allí donde están vuestras aspiraciones, vuestro trabajo, vuestros amores, allí está el sitio de vuestro encuentro cotidiano con Cristo.[75]

Comentario a los versículos 4:10-20

editar

Las dificultades de la vida no son un obstáculo insuperable ni deben llevarnos a perder la paz, ya que el cristiano dispone de la fortaleza que Dios concede. San Pablo se siente profundamente conmovido por la generosidad de los filipenses (vv. 14-20). No ansía recibir sus donativos, sino más bien el beneficio espiritual que esas ofrendas aportarán a ellos mismos.[76]

«No necesito, dice, ni busco nada necesario, sino que debéis usar únicamente de benevolencia, para que podáis recibir el fruto de vuestra benevolencia.[77]

Como Dios es remunerador, resulta mucho más beneficiado quien da limosna que quien la recibe. Quien da recibirá la gloria eterna ganada por Cristo Jesús:

Que quien distribuye limosnas lo haga con despreocupación y alegría, ya que, cuanto menos se reserve para sí, mayor será la ganancia que obtendrá.[78]

Poema de Cristo

editar

El capítulo 2 de la epístola contiene un famoso poema que describe la naturaleza de Cristo y su acto de redención:

Quien, aunque tenía la forma de Dios,
No consideró el ser igual a Dios
Algo a lo que aferrarse.

Sino que se despojó a sí mismo

Tomando la forma de esclavo
Y haciéndose semejante a los humanos.

Y hallándose en apariencia como humano

Se humilló a sí mismo
Haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó
altamente

Y le confirió el nombre
Que está por encima de todo nombre,
Para que ante el nombre de Jesús
Toda doble rodilla se doble
De los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra

Y toda lengua confiese

Que Jesucristo es el Señor
Para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:5-11, traducido por Bart D. Ehrman[79]

Cristología de la encarnación

editar

El poema de Cristo es significativo porque sugiere fuertemente que había cristianos muy tempranos que entendían a Jesús como un ser celestial preexistente, que eligió tomar forma humana, en lugar de un humano que más tarde fue exaltado a un estatus divino.[80][79]

Aunque el autor del poema creía que Jesús existía en el cielo antes de su encarnación física, existe cierto debate sobre si se creía que era igual a Dios Padre antes de su muerte y resurrección. Esto depende en gran medida de cómo se traduzca la palabra griega harpagmon (ἁρπαγμόν, acusativo forma de ἁρπαγμός) en el Versículo 6 («Algo a lo que agarrarse / explotar»). Si harpagmon se traduce como «algo para ser explotado», como se hace en muchas traducciones cristianas de la Biblia, entonces la implicación es que Cristo ya era igual a Dios antes de su encarnación. Pero Bart Ehrman y otros han argumentado que la traducción correcta es, de hecho, «algo para ser aprovechado después», lo que implica que Jesús no era igual a Dios antes de su resurrección. Fuera de este pasaje, harpagmon y las palabras relacionadas se utilizaban casi siempre para referirse a algo que una persona aún no posee pero que intenta adquirir.[79]

Sin embargo, los intérpretes coinciden ampliamente en que el poema de Cristo representa a Jesús como igual a Dios «también después» de su resurrección. Esto se debe a que las dos últimas estrofas citan Isaías 45:22-23:[81]​ («Toda rodilla se doblará, toda lengua confesará»), que en el contexto original se refiere claramente a Dios Padre. [79]​ Algunos eruditos sostienen que Filipenses 2:6-11 identifica a Jesús con Dios desde su preexistencia basándose en que las alusiones a Isaías 45:22-23 están presentes en todo el poema.[82]

Final de la epístola

editar

Pablo termina esta epístola expresando unas «muestras de gratitud» (vv. 4-10 a 4-20) y una «despedida final» (vv. 4-21 a 4-23)

Copia manuscrita antigua

editar

La copia más antigua que se conserva de la Epístola a los filipenses es el papiro 16 (en la numeración Gregory-Aland), designado como  16. Contiene los pasajes 3,10-17 y 4,2-8.[83]​ Ese manuscrito fue datado paleográficamente de finales del siglo III.[83]​ Fue descubierto por Grenfell y Hunt en Oxirrinco en 1910.

Línea temporal

editar
I. Prefacio (1:1-11)[84]
A. Salutación (1:1-2)
B. Acción de gracias por la participación de los filipenses en el Evangelio (1:3-8)
C. Oración para que aumente el amor perspicaz de los filipenses hasta el día de Cristo (1:9-11)
II. Las circunstancias actuales de Pablo (1:12-26)
A. El encarcelamiento de Pablo (1:12-13)
B. La respuesta de los hermanos (1:14-17)
C. La actitud de Pablo (1:18-26)
III. Instrucciones prácticas para la santificación (1:27-2:30)
A. Vivir audazmente como ciudadanos del cielo (1:27-1:30)
B. Vivir Humildemente como Siervos de Cristo (2:1-11)
1. La motivación para vivir humildemente (2:1-4)
2. El modelo de vivir humildemente (2:5-11)
a. El vaciamiento de Cristo (2:5-8)
b. La exaltación de Cristo (2:9-11)
C. Vivir obedientemente como hijos de Dios (2:12-18)
1. La energización de Dios (2:12-13)
2. El efecto sobre los santos (2:14-18)
D. Ejemplos de siervos humildes (2:19-30)
1. El ejemplo de Timoteo (2:19-24)
2. El ejemplo de Epafrodito (2:25-30)
IV. Cuestiones doctrinales polémicas (3:1-4:1)
A. La base de los judaizantes: La carne (3:1-6)
B. El objetivo de Pablo: La resurrección (3:7-11)
C. Perfección y humildad (3:12-16)
D. Pablo como ejemplo de conducta y vigilancia (3:17-4:1)
V. Postludio (4:2-23)
A. Exhortaciones (4:2-9)
1. Estar unidos (4:2-3)
2. Alegrarse sin angustia (4:4-7)
3. Pensar y actuar con pureza (4:8-9)
B. Una nota de agradecimiento (4:10-20)
1. El contento de Pablo (4:10-13)
2. El don de los filipenses (4:14-18)
3. La provisión de Dios (4:19-20)
C. Saludos finales (4:21-23)

Véase también

editar

Notas y referencias

editar
  1. a b Brown, Raymond E. (2002). Introducción al Nuevo Testamento, volumen 2. Madrid: Editorial Trotta. p. 635. ISBN 84-8164-539-7. 
  2. a b Vidal García, Senén (2007). Pablo. De Tarso a Roma. Santander: Editorial Sal terrae. p. 126. ISBN 978-84-293-1716-9.  Vidal García data la carta «probablemente desde finales de 53 hasta la primavera de 54», en una «prisión de Pablo en Éfeso, y no en las posteriores en Cesarea y en Roma». La datación tradicional hacia el año 61 supone que fue redactada durante la prisión en Roma.
  3. Filipenses 1:1
  4. Hechos 16:20
  5. a b Hansen, Walter (2009). La carta a los filipenses. Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company. p. 15. ISBN 978-1-84474-403-9. 
  6. a b c d e Sellew, Philip (Enero 1994). ««Laodicenses» y la hipótesis de los fragmentos de Filipenses». Harvard Theological Review 87 (1): 17-28. JSTOR 1509846. S2CID 163252743. 
  7. Harris, Stephen L., Comprender la Biblia. Palo Alto: Mayfield. 1985.
  8. Fitzmyer, Joseph A. (1972). «Vida de San Pablo». En Brown, Raymond E.; Fitzmyer, Joseph A.; Murphy, Roland E., eds. Comentario Bíblico «San Jerónimo» III. Madrid: Ediciones Cristiandad. p. 561. 
  9. a b Escuela bíblica de Jerusalén (1976). Biblia de Jerusalén (edición española). Bilbao: Desclée de Brouwer. p. 1603. ISBN 84-330-0022-5. 
  10. Filipenses 1:7,13
  11. Hechos 28:30-31
  12. Hechos 23-26
  13. Hornik, Heidi J.; Parsons, Mikeal C. (2017). Los Hechos de los Apóstoles a través de los siglos (1ª edición). John Wiley & Sons, Ltd. ISBN 9781118597873.  En palabras de Hornik y Parsons, «Los Hechos deben ser cuidadosamente cribados y minados en busca de información histórica». (pág. 10)
  14. Clemente de Roma (finales del siglo I) hace una referencia al ministerio de Pablo después del final de los Hechos. Clemente, A los corintios, 5. En J. B. Lightfoot (ed), The Apostolic Fathers (Michigan: Baker Book House, 1978) 15. El autor del Canon Muratoriano (finales del siglo II) dice que Lucas registró sobre todo lo que él mismo presenció y por eso no incluyó «el viaje de Pablo, cuando fue de la ciudad -Roma- a España». El Canon Muratoriun. 2. Los Hechos de Pedro apócrifos hacen referencia a la tradición de que Pablo llegó a España. Se describe a Pablo en prisión en Roma, recibiendo una visión de Dios de que iría a España. Hechos de Pedro, Verscelli Hechos 1 y 3. Eusebio (principios del 300) registró que Pablo hizo más ministerio después de su primer tiempo en la cárcel en Roma. Eusebio, Historia Eclesiástica, II, 22, 1-8, en Philip Schaff y Henry Wace (editores), A Select Library of Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian Church 2ª serie. Vol.1. Eusebio: Historia de la Iglesia, Vida de Constantino el Grande y Oración en alabanza de Constantino (Edimburgo: Eerdmans, 1997) 124-125.
  15. Jim Reiher, «¿Pudo escribirse Filipenses desde la segunda prisión romana?». Evangelical Quarterly. Vol. LXXXIV. No. 3 Julio 2012. pp. 213-233. Este artículo resume las otras teorías, y ofrece ejemplos de diferentes eruditos que se adhieren a diferentes teorías, pero presenta una opción diferente para su consideración.
  16. Comfort, Philip W.; David P. Barrett (2001). El texto de los primeros manuscritos griegos del Nuevo Testamento. Wheaton, Illinois: Tyndale House Publishers. p. 93. ISBN 978-0-8423-5265-9. 
  17. Nestle-Aland, Novum Testamentum Graece, Deutsche Bibelgesellschaft, p. 610.
  18. Filipenses 4:17
  19. Bird, Michael F.; Gupta, Nijay K. (2020). Filipenses. New Cambridge Bible Commentary. Cambridge University Press. p. 20. ISBN 978-1-108-47388-0. 
  20. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10195). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  21. Filipenses 1:18b-26
  22. Filipenses 2:14-18
  23. Filipenses 1:12-15
  24. Filipeenses 2:25-30
  25. Filipenses 2:26-27
  26. Filipenses 3:2-10
  27. Filipenses 4:2-3
  28. Filipenses 4:15-20
  29. Filipenses 2:19-23
  30. Filipenses 2:24
  31. Facultad de Teología. Sgrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 3633). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  32. Facultad de Teología. Comntarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10196). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  33. Tomás de Aquino; Summa theologiae 1-2,28,2c
  34. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10197). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  35. Concilio II de Orange, canon 5
  36. Concilio de Trento; De iustificatione, cap. 13
  37. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, nn. 21-22
  38. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10200). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  39. Ambrosio de Milán, Luc. 10,121)
  40. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1025
  41. Teresa de Ávila; Poesías 2
  42. Ambrosiaster, Ad Philippenses
  43. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10202). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  44. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, n. 21
  45. Josemaría Escrivá, Camino, n. 182
  46. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10204). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  47. Gregorio de Nisa; De beatitudinibus 1
  48. Agustín de Hipona, Contra Faustum 3,6
  49. Orígenes, De principiis 3,5,6
  50. Atanasio de Alejandría, Contra Arianos 1,41
  51. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10206). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  52. Juan Crisóstomo, In Philippenses 8,2,12-13
  53. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 308
  54. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (pp. 10207-10208). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  55. Francisco de Sales; Tratado del amor de Dios 3,4
  56. Referencia más bien despectiva a la circuncisión.
  57. En Romanos 11, 1 dice que soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín.
  58. Hechos 22:3
  59. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10209). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  60. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10210). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  61. Juan Pablo II; Salvifici doloris, n. 30
  62. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10211). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  63. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10212). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  64. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10213). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  65. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10214). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  66. Teresa de Ávila; Camino de perfección 35,2
  67. Agustín de Hipona;, Sermones 169,18
  68. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10216). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  69. Juan Crisóstomo; In Philippenses, ad loc.
  70. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10216). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  71. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10217). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  72. Cipriano de Cartago; De mortalitate 13
  73. Facultad de Teología. Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 3639). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra.
  74. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10219). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  75. Josemaría Escrivá, Conversaciones, n. 113
  76. Facultad de Teología. Comentarios a la Sagrada Biblia: Universidad de Navarra (p. 10221). EUNSA Ediciones Universidad de Navarra
  77. Mario Victorino, In epistolam Pauli ad Philippenses 4,17
  78. León Magno, Sermo 10 de Quadragesima 5
  79. a b c d Ehrman, Bart D. (2014). «7. Jesús como Dios en la Tierra: Las primeras cristologías de la encarnación». Cómo Jesús se convirtió en Dios: La exaltación de un predicador judío de Galilea. HarperOne. ISBN 978-0-0617-7819-3. 
  80. Martin, Ralph P. (1997). Philippians 2:5-11 in Recent Interpretation & in the Setting of Early Christian Worship (2nd edición). Downers Grove, IL: InterVarsity Press. pp. vii-ix. ISBN 0-8308-1894-4. 
  81. NRSV
  82. Hill, Wesley (2015). Pablo y la Trinidad: Persons, Relations, and the Pauline Letters. Wm. B. Eerdmans Publishing. p. 96. ISBN 978-0-8028-6964-7. 
  83. a b Comfort, Philip W.; Barrett, David P. (2001). The Text of the Earliest New Testament Greek Manuscripts. Wheaton, Illinois: Tyndale House Publishers. p. 93. ISBN 978-0-8423-5265-9. 
  84. «11. Filipenses: Introducción, Argumento y Esquema». Bible.org. 

Bibliografía

editar

Bibliografía adicional

editar
  • Abrahamsen, Valerie (March 1988). «Christianity and the Rock Reliefs at Philippi». Biblical Archaeologist 51 (1): 46-56. JSTOR 3210038. S2CID 195040919. doi:10.2307/3210038. 
  • Barclay, William. 1975. The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians. Rev. ed. Daily Bible Study Series. Louisville, Ky.: Westminster.
  • Barnes, Albert. 1949. Ephesians, Philippians, and Colossians. Enlarged type edition. Edited by Robert Frew. Grand Rapids, Mich.: Baker.
  • Black, David A. 1995. "The Discourse Structure of Philippians: A Study in Textlinquistics." Novum Testamentum 37.1 (Jan.): 16–49
  • Blevins, James L. 1980. "Introduction to Philippians." Review and Expositor 77 (Sum.): 311–325.
  • Brooks, James A. 1980. "Introduction to Philippians." Southwestern Journal of Theology 23.1 (Fall): 7–54.
  • Bruce, Frederick F. 1989. Philippians. New International Biblical Commentary. New Testament Series. Edited by W. Ward Gasque. Peabody, Mass.: Hendrickson, 2002.
  • Burton, Ernest De Witt. 1896. "The Epistles of the Imprisonment." Biblical World 7.1: 46–56.
  • Elkins, Garland. 1976. "The Living Message of Philippians." pp. 171–180 in The Living Messages of the Books of the New Testament. Edited by Garland Elkins and Thomas B. Warren. Jonesboro, Ark.: National Christian.
  • Garland, David E. 1985. "The Composition and Unity of Philippians: Some Neglected Literary Factors." Novum Testamentum 27.2 (April): 141–173.
  • Hagelberg, Dave. 2007. Philippians: An Ancient Thank You Letter – A Study of Paul and His Ministry Partners' Relationship. English ed. Metro Manila: Philippine Challenge.
  • Hawthorne, Gerald F. 1983. Philippians. Word Biblical Commentary 43. Edited by Bruce Metzger. Nashville, Tenn.: Nelson.
  • Herrick, Greg. "Introduction, Background, and Outline to Philippians." Bible.org.
  • Jackson, Wayne. 1987. The Book of Philippians: A Grammatical and Practical Study. Abilene, Tex.: Quality.
  • Kennedy, H. A. A. 1900. "The Epistle to the Philippians." Expositor's Greek Testament. Vol. 3. Edited by W. Robertson Nicoll. New York, NY: Doran.
  • Lenski, Richard C. H. 1937. The Interpretation of St. Paul's Epistles to the Galatians, to the Ephesians, and to the Philippians. Repr. Peabody, Mass.: Hendrickson, 2001.
  • Lipscomb, David and J.W. Shepherd. 1968. Ephesians, Philippians, and Colossians. Rev. ed. Edited by J.W. Shepherd. Gospel Advocated Commentary. Nashville, Tenn.: Gospel Advocate.
  • Llewelyn, Stephen R. 1995. "Sending Letters in the Ancient World: Paul and the Philippians." Tyndale Bulletin 46.2: 337–356.
  • Mackay, B. S. 1961. "Further Thoughts on Philippians." New Testament Studies 7.2 (Jan.): 161–170.
  • Martin, Ralph P. 1959. The Epistle of Paul to the Philippians. Tyndale New Testament Commentaries. Ed. By R.V.G. Tasker. Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1977.
  • Martin, Ralph P. 1976. Philippians. New Century Bible Commentary. New Testament. Edited by Matthew Black. Repr. Grand Rapids, Mich.: Eerdmans.
  • McAlister, Bryan. 2011. "Introduction to Philippians: Mindful of How We Fill Our Minds." Gospel Advocate 153.9 (Sept.): 12–13
  • Mule, D. S. M. (1981). The Letter to the Philippians. Cook Book House.
  • Müller, Jacobus J. 1955. The Epistle of Paul to the Philippians. New International Commentary on the New Testament. Ed. By Frederick F. Bruce. Grand Rapids, Mich.: Eerdmans, 1991.
  • Pelaez, I. N. (1970). Epistle on the Philippians. Angel & Water;reprint, Angels new books, ed. Michael Angelo. (1987). Peabody, MA: Hendrickson.
  • Dictionary of Paul and His Letters, s.v. "Philippians, Letter to the"
  • Reicke, Bo. 1970. "Caesarea, Rome, and the Captivity Epistles." pp. 277–286 in Apostolic History and the Gospel: Biblical and Historical Essays Presented to F. F. Bruce. Edited by W. Ward Gasque and Ralph P. Martin. Exeter: Paternoster Press.
  • Roper, David. 2003. "Philippians: Rejoicing in Christ." BibleCourses.com. Accessed: 3 Sept. 2011.
  • Russell, Ronald. 1982. "Pauline Letter Structure in Philippians." Journal of the Evangelical Theological Society 25.3 (Sept.): 295–306.
  • Sanders, Ed. 1987. "Philippians." pp. 331–339 in New Testament Survey. Edited by Don Shackelford. Searcy, Ark.: Harding University.
  • Sergio Rosell Nebreda, Christ Identity: A Social-Scientific Reading of Philippians 2.5–11 (Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2011) (Forschungen zur Religion und Literatur des Alten und Neuen Testaments, 240).
  • Swift, Robert C. 1984. "The Theme and Structure of Philippians." Bibliotheca Sacra 141 (July): 234–254.
  • Synge, F.C. 1951. Philippians and Colossians. Torch Bible Commentaries. Edited by John Marsh, David M. Paton, and Alan Richardson. London: SCM, 1958.
  • Thielman, Frank. 1995. Philippians. NIV Application Commentary. General Editor. Terry Muck. Grand Rapids, Mich.: Zondervan.
  • Vincent, Marvin R. 1897. The Epistle to the Philippians and to Philemon. International Critical Commentary. Ed. By Samuel R. Driver, Alfred Plummer, Charles A. Briggs. Edinburgh: Clark, 1902.
  • Vincent, Marvin R. Vincent's Word Studies in the New Testament. 4 vols. Peabody, Mass.: Hendrickson, n.d.
  • Wallace, Daniel B. "Philippians: Introductions, Argument, and Outline." Bible.org.
  • Walvoord, John F. 1971. Philippians: Triumph in Christ. Everyman's Bible Commentary. Chicago, Ill.: Moody.

Enlaces externos

editar