Que Es Un Cuento
Que Es Un Cuento
Que Es Un Cuento
Cuento El cuento es una narracin breve de hechos imaginarios o reales, protagonizada por un grupo reducido de personajes y con un argumento sencillo. No obstante, la frontera entre un cuento largo y una novela corta no es fcil de trazar.
10 EJEMPLOS DE CUENTOS
EL PATITO FEO
Como cada verano, a la Seora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los ms guapos de todos. Lleg el da en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez. Uno a uno fue saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompaado por los gritos de alborozo de la Seora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el ms grande de los siete, an no se haba abierto.
Todos concentraron su atencin en el huevo que permaneca intacto, incluso los patitos recin nacidos, esperando ver algn signo de movimiento. Al poco, el huevo comenz a romperse y de l sali un sonriente pato, ms grande que sus hermanos, pero oh, sorpresa!, muchsimo ms feo y desgarbado que los otros seis... La Seora Pata se mora de vergenza por haber tenido un patito tan fesimo y le apart con el ala mientras prestaba atencin a los otros seis. El patito se qued tristsimo porque se empez a dar cuenta de que all no le queran... Pasaron los das y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues creca muy rpido y era flacucho y desgarbado, adems de bastante torpe el pobrecito.
Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se rean constantemente de l llamndole feo y torpe. El patito decidi que deba buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una maana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huy por un agujero del cercado.
As lleg a otra granja, donde una vieja le recogi y el patito feo crey que haba encontrado un sitio donde por fin le querran y cuidaran, pero se equivoc tambin, porque la vieja era mala y slo quera que el pobre patito le sirviera de primer plato. Tambin se fue de aqu corriendo. Lleg el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendan dispararle. Al fin lleg la primavera y el patito pas por un estanque donde encontr las aves ms bellas que jams haba visto hasta entonces. Eran elegantes, grciles y se movan con tanta
distincin que se sinti totalmente acomplejado porque l era muy torpe. De todas formas, como no tena nada que perder se acerc a ellas y les pregunt si poda baarse tambin. Los cisnes, pues eran cisnes las aves que el patito vio en el estanque, le respondieron: -Claro que s, eres uno de los nuestros! A lo que el patito respondi: -No os burlis de m!. Ya s que soy feo y desgarbado, pero no deberais rer por eso... -Mira t reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y vers cmo no te mentimos.
El patito se introdujo incrdulo en el agua transparente y lo que vio le dej maravillado. Durante el largo invierno se haba transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne ms blanco y elegante de todos cuantos haba en el estanque. As fue como el patito feo se uni a los suyos y vivi feliz para siempre.
FIN
El gato soador
Haba una vez un pueblo pequeo. Un pueblo con casas de piedras, calles retorcidas y muchos, muchos gatos. Los gatos vivan all felices, de casa en casa durante el da, de tejado en tejado durante la noche. La convivencia entre las personas y los gatos era perfecta. Los humanos les dejaban campar a sus anchas por sus casas, les acariciaban el lomo, y le daban de comer. A cambio, los felinos perseguan a los ratones cuando estos trataban de invadir las casas y les regalaban su compaa las tardes de lluvia. Y no haba quejas Hasta que lleg Misif. Al principio, este gato de pelaje blanco y largos bigotes hizo exactamente lo mismo que el resto: merodeaba por los tejados, persegua ratones, se dejaba acariciar las tardes de lluvia. Pero pronto, el gato Misif se aburri de hacer siempre lo mismo, de que la vida gatuna en aquel pueblo de piedra se limitara a aquella rutina y dej de salir a cazar ratones. Se pasaba las noches mirando a la luna. - Te vas a quedar tonto de tanto mirarla le decan sus amigos. Pero Misif no quera escucharles. No era la luna lo que le tena enganchado, sino aquel aire de magia que tenan las noches en los que su luz invada todos los rincones. - No ves que no conseguirs nada? Por ms que la mires, la luna no bajar a estar contigo. Pero Misif no quera que la luna bajara a hacerle compaa. Le vala con sentir la dulzura con la que impregnaba el cielo cuando brillaba con todo su esplendor. Porque aunque nadie pareca entenderlo, al gato Misif le gustaba lo que esa luna redonda y plateada le haca sentir, lo que le haca pensar, lo que le haca soar. - Mira la luna. Es grande, brillante y est tan lejos. No podremos llegar nosotros ah donde est ella? No podremos salir de aqu, ir ms all? preguntaba Misif a su amiga Ranina. Ranina se estiraba con elegancia y le lanzaba un gruido. - Ay que ver, Misif! Cuntos pjaros tienes en la cabeza! Pero Misif no tena pjaros sino sueos, muchos y quera cumplirlos todos - Tendramos que viajar, conocer otros lugares, perseguir otros animales y otras vidas. Es que nuestra existencia va a ser solo esto?
Muy pronto los gatos de aquel pueblo dejaron de hacerle caso. Hasta su amiga Ranina se cans de escucharle suspirar. Tal vez por eso, tal vez porque la luna le dio la clave, el gato Misif desapareci un da del pueblo de piedra. Nadie consigui encontrarle. - Se ha marchado a buscar sus sueos. Habr llegado hasta la luna? se preguntaba con curiosidad Ranina Nunca ms se supo del gato Misif, pero algunas noches de luna llena hay quien mira hacia el cielo y puede distinguir entre las manchas oscuras de la luna unos bigotes alargados. No todos pueden verlo. Solo los soadores son capaces. Eres capaz t?.
Deberas preguntar a las nubes. - Y dnde estn las nubes? - Pues hace mucho que no las veo tambin. Otros gandules que se han ido de vacaciones. La rana Ritita y el sol se quedaron pensativos. Dnde estaran las nubes? - Lo mejor es que preguntes al viento. l es el encargado de traerlas de un lado para otro, seguro que te puede decir algo. Pero aquella tarde de primavera no corra ni una pizca de viento. La rana Ritita decidi seguir caminando hasta que encontrara al viento por si este poda decirle dnde estaban las nubes y estas donde estaba la lluvia. Por la noche, la rana Ritita lleg a la orilla de un ro medio seco y sinti una ligera brisa. - Viento suave! Por fin te encontr! Ando buscando a las nubes para que traigan lluvia a nuestra charca. Sabes dnde pueden estar? - Hace tiempo que no veo a ninguna nube. Lo mejor es que busques el mar. De ah salen la mayora de las nubes. El mar! Pero eso estaba lejsimos, tardara tanto Menos mal que en su maleta de rayas la rana Ritita guardaba un montn de cosas tiles. Por ejemplo un trozo de corcho hueco que le haba regalado una vez un zorro al que le salv de un cazador. El zorro le haba dado aquel corcho para que lo usara como silbato si alguna vez necesitaba ayuda. Ese era el momento! Se llevo el corcho hueco a los labios y silb, silb, silb y silb. El zorro apareci al poco tiempo. - Querida rana Ritita! Cunto tiempo sin vernos! Cmo ests? La rana Ritita le cont lo preocupada que estaba por su charca y que por eso haba salido a buscar la lluvia. - Te ayudar! Sbete a mi lomo y agrrate fuerte. Llegaremos al mar en apenas unas horas. La rana Ritita jams haba marchado a esa velocidad. Los rboles aparecan y desaparecan y las mariposas y los mosquitos se iban quedando atrs. Qu buena idea haber llamado a su amigo el zorro! Tal y como este haba anunciado, en apenas unas horas llegaron a una pequea montaa desde la que se poda ver el mar. Estaba amaneciendo y el sol (otra vez el sol) tea de naranja el agua. Era una imagen preciosa! Ritita se despidi de su amigo el zorro y dando saltos lleg hasta la orilla del mar. - Buenos das, seor mar. Ando buscando a las nubes para que nos traigan la lluvia que tanta falta hace en nuestra charca. Sabes cmo puedo encontrarlas?
El mar dej que algunas olas se rompieran en la arena y luego murmur pensativo. - La nica manera que se me ocurre de que las encuentres es sumergirte en mis aguas y esperar a que el cielo te absorba.- Y al ver la cara de asombro de Ritita solt una carcajada y exclam As es como se crean las nubes, amiga rana, o qu creas? Pero vamos a lo importante sabes nadar? Claro que la rana Ritita saba nadar, pero el mar, tan profundo y salado, era tan diferente a la charca que le dio miedo. Menos mal que en su maleta de rayas tena justo lo que necesitaba! Un paraguas que haba trado con la esperanza de poder utilizarlo cuando encontrara la lluvia. As que la rana Ritita utiliz el paraguas como barco y se adentr en el mar. Y esper a ser absorbida por el cielo. Pero el viaje haba sido tan agotador y estaba tan cansada que sin darse cuenta se qued dormida. Cuando se despert ya no estaba flotando sobre su paraguas, sino sobre una superficie hmeda y esponjosa: una nube! - Buenos das, querida nube. Por fin te encuentro! Estoy buscando a la lluvia porque se ha olvidado de mi charca y la pobre se est secando. La nube se sorprendi de tener dentro una rana. Una rana! Ella estaba acostumbrada a llevar pequeas gotas de agua, no ranas parlantes. - Cmo has llegado hasta aqu? Una rana dentro de una nube! Increble! Ritita le cont toda su aventura desde que haba salido de su charca y la nube se compadeci de ella. - Tenemos que hacer algo. Pero aunque soy una nube, no puedo llevar mis gotas de agua a tu charca a menos que nos lo diga la lluvia. Tendremos que hablar con ella. La nube le cont la historia a otras nubes, que se la contaron al cielo que tena muy buena relacin con la lluvia y poda visitarla siempre que quisiera. As que el cielo habl con la lluvia y le cont la historia de la rana Ritita. - Menudo viaje solo para encontrarme! Vaya rana ms valiente! As que la lluvia, que era buena aunque un poco despistada, por eso a veces se le olvidaba hacer su funcin en algunos lugares, decidi ayudar a Ritita. - Esto no puede ser! Ordeno inmediatamente que esa nube salga pitando hacia la charca de nuestra amiga. Y as fue. La nube comenz a sobrevolar el cielo y al ratito llegaron a la charca.
- Es el momento, Ritita. Preprate, porque adems de gotas de lluvia, tambin caers t. El cielo se volvi oscuro, el sol se retir a descansar (por fin!) y comenz a llover con fuerza sobre la charca. Todos los animales que an quedaban all, abandonaron sus escondites para salir a disfrutar de aquel momento. Estaba lloviendo! Y entre las gotas de lluvia, de repente, vieron aparecer a la rana Ritita con su maleta a rayas y comprendieron que, tal y como haba prometido, haba trado la lluvia. Lo haba conseguido! Desde entonces la despistada lluvia nunca ms volvi a olvidarse de aquella charca y la rana Ritita guard su maleta a rayas y nunca ms tuvo que usarla. A dnde se iba a marchar pudiendo quedarse en el lugar ms maravilloso del mundo?
La ratita presumida
rase una vez que se era, una rata muy trabajadora, que tena por hija una ratita muy presumida, a la que le gustaba pasarse el da estirndose los bigotes y tostndose al sol. Un da, la rata, mientras volva de trabajar, se encontr en el suelo un objeto muy brillante. Era una moneda de oro! Con ella podra hacer tantas cosas Pero como lo que ms le importaba en el mundo a la rata era su pequea ratita, decidi darle esa moneda de oro a su hija: - Esta moneda es para ti. Con ella podrs comprar lo que desees para convertirte en una ratita de provecho. Cuando la ratita presumida recibi aquella moneda, se fue contenta al mercado del pueblo y a pesar del consejo de su madre, en vez de invertir ese dinero en un buen negocio, se compr la mejor cinta del mercado para hacerse con ella un buen lazo, que se coloc en la colita. - Mira que elegante estoy! Con este lacito todo el mundo me admirar y querr hacer negocios conmigo. Y es verdad que todo el mundo se qued asombrado al ver a la ratita con su lacito rojo. Pareca toda una ratita de mundo! De camino a casa, la ratita presumida se cruz con el gallo, que muy asombrado le pregunt. - Justo eso es lo que estoy buscando: un poco de elegancia para mi granja. Quieres trabajar conmigo? La ratita presumida, satisfecha de que su plan hubiera funcionado, contest. - Depende, tendr que levantarme muy pronto? Cuando el gallo le cont cmo funcionaba la granja y como cada maana se levantaba al amanecer, puso cara de horror: - Ni hablar! No me gusta madrugar. Poco despus se cruz con un perro cazador. Cuando vio la ratita, tan elegante, pens que sera una buena compaera para las caceras. As tendra alguien con quien hablar! - Pero tendr que correr contigo por el campo persiguiendo conejos? Eso debe ser de lo ms agotador. Ni hablar! Al ratito apareci por ah un precioso gato blanco. Al igual que la ratita, aquel gato tena los bigotes bien estirados, y la ratita enseguida se sinti interesado por l. Le cont que estaba buscando un trabajo y le pregunt si poda colaborar con l. - Claro que s. - Pero tu trabajo no ser tan agotador como el del perro cazador.
- Qu va! Yo no corro nunca demasiado, prefiero quedarme tumbado y que me hagan caricias. Al or aquello, la ratita abri los ojos de par en par: con lo que le gustaba a ella que le acariciaran la barriga! El gato tambin haba abierto mucho los ojos y se acercaba cada vez ms a la pequea ratita. - Pero, no tendrs que madrugar mucho? Acabo de hablar con el gallo y tiene que despertarse prontsimo. - Qu va! Si me despierto pronto me doy la vuelta y sigo durmiendo. La ratita cada vez estaba ms contenta. Tan contenta estaba, que no se daba cuenta de lo cerca que estaba el gato (cada vez ms y ms) y de cmo se relama de gusto. Cuando estaba a punto de aceptar ese nuevo trabajo, a la ratita presumida le entr una duda. - Todo lo que me has contado est muy bien, pero a qu te dedicas exactamente? En ese momento, el gato se abalanz hacia ella y grit: - A cazar ratas y ratones como t! Cuando la ratita presumida se dio cuenta de las intenciones del gato era ya demasiado tarde. El enorme felino la tena bien agarrado con sus uas. Pero en ese momento, lleg el perro cazador, que haba estado atento a la conversacin y asust al gato, que sali huyendo soltando a la ratita presumida. Menos mal! Cuando la ratita volvi a casa, todo el mundo en el bosque conoca su historia. Tambin su mam, que mitad aliviada, mitad enfadada, la recibi en casa. - Todo te ha pasado por ser tan comodona y presumida le reprendi la mam cundo te hars una ratita de provecho? La ratita presumida no dijo nada. Haba aprendido una buena leccin
Un cuento de princesas
rase una vez una princesa de cabello alborotado y mejillas sonrosadas que viva en un castillo, en un reino, muy muy lejos de aqu. Su padre era un gran rey tan poderoso que por poseer, posea hasta los amaneceres del cielo. Su madre era una gran reina tan sabia e inteligente que por saber, saba hasta los idiomas que hablaban en la otra punta de su reino. La princesa era heredera de los amaneceres del padre y del saber de su madre, la nica heredera. Por eso sus padres cuidaban mucho de ella y no la dejaban hacer nada. Y la princesa que lo tena todo, un castillo y un jardn, un ejrcito que cuidaba de ella, una cocinera que le preparaba todo lo que le apeteca y una sala llena de juguetes, aun as no era feliz. Se pasaba el da suspirando y soando con ser cualquier cosa menos una princesa. Para olvidar lo aburrida, triste y solitaria que era la vida de una princesa, la pequea se suba al piso ms alto de la torre ms alta del castillo. Ah estaba la biblioteca con libros grandes y libros pequeos, libros gordos y libros finos, viejos y nuevos, interesantes y aburridos, divertidos y serios, alegres y tristes. Y ah se pasaba la princesa todo el da leyendo, sin parar de suspirar: - Pero, princesapor qu suspiris tanto? Todos sus sbditos se arrodillan cuando la ven y le besan la mano preguntaba siempre su dama de compaa. - Me besan la mano y me preguntan qu tal estoy, pero acaso se quedan a esperar la respuesta? Me besan la mano pero no se preocupan por m. No saben si estoy triste, o si estoy alegre y les da igual. - Pero, princesa, qu me dice de los prncipes del resto de reinos? Todos se mueren por pedir su mano, por batirse en duelo con dragones para defenderla y por regalarle joyas. - Piden mi mano porque quieren mi reino, no porque me quieran a m. Si me quisieran, no me regalaran joyas que nunca me pongo, ni mataran dragones de los que no necesito defenderme porque son mis amigos. Y una tras otra, todas las razones que la dama de compaa le iba dando, la princesa las iba rechazando. Nadie le hara cambiar de opinin: ser princesa era lo ms aburrido del mundo. Era infinitamente mejor ser arqueloga en busca de tesoros antiguos, o biloga en medio de la selva, o periodista a la caza de noticias, o ingeniera construyendo puentes por todos los confines del mundo. Y es que lo que quera la princesa era viajar, viajar y viajar: conocer algo ms que los confines de su reino. Y que la quisieran por lo que era en verdad, una simple chica de cabello alborotado y mejillas sonrojadas a la que le gustaba leer y soar despierta.
Pero mientras aquello no ocurra, la princesa viajaba a travs de los libros. Los que ms le gustaban, claro est, eran los libros de aventuras y de viajes a islas de gigantes y diminutos, de tierras encantadas y bosques mgicos. Los que menos le gustaban, claro est, eran los libros de prncipes y princesas. - Quin ha escrito semejante desfachatez? Seguro que quien lo hizo, ni fue princesa nunca, ni conoci a ninguna princesa de verdad Tan enfadada estaba con aquellos libros que decidi escribir su propia versin de la vida de las princesas. Pero lo de escribir no se le daba muy bien y por ms que lo intent y lo intent no consigui avanzar en su proyecto. As que busc a alguien por internet que pudiera hacerlo por ella. Y encontr Cuento a la vista. - Encima con ilustraciones Esto va a ser el no va ms! exclam feliz la princesa. Y ah que nos fuimos nosotras con nuestro cuaderno en blanco para anotar todo lo que la princesa quera contarnos. Tardamos tres das y tres noches en llegar a su castillo, pero mereci la pena. Aquel lugar era el ms bello que habamos visitado nunca, sin embargo la princesa se haba cansado de verlo. Quera conocer las ciudades grises y ruidosas de las que venamos nosotras y estaba harta de ser una princesa. As que adems de escribir este cuento sobre lo aburrido que es ser una princesa, tambin nos la trajimos con nosotras. Vino escondida en mi maleta: menos mal que la princesa era pequea! Pero aun as hay que ver cmo pesaba! Ahora la princesa vive en mi casa y ya no suspira. Le gusta salir a pasear por las maanas, montar en metro por las tardes y observar a la gente que vuelve a casa del trabajo. Le gusta jugar con los nios en el parque y subirse a los columpios: adelante, atrs, adelante, atrs y que el viento le alborote todava ms su ya alborotado cabello. La princesa, adems, est aprendiendo a cocinar y a veces, cuando llego a casa, me tiene la cena hecha. No le sale muy bien, pero ella lo intenta y lo intenta, as que yo no le digo nada y me lo como todo y ella se pone contenta. La princesa est buscando un nombre y no se decide, as que nosotras la llamamos Febrero, porque ese fue el mes en el que lleg a la ciudad. Febrero tiene muchos planes para marzo. Quiere ir a la universidad, hacerse exploradora, viajar por todos los mares del planeta, ser feliz.
En
l corri hasta su casita de paja, pero el lobo sopl y sopl y la casita de paja derrumb. El lobo persigui tambin al cerdito por el bosque, que corri a refugiarse en casa de su hermano mediano. Pero el lobo sopl y sopl y la casita de madera derrib.
sin aliento, con el lobo pegado a sus talones, llegaron a la casa del hermano mayor. Los tres se metieron dentro y cerraron bien todas las puertas y ventanas. El lobo se puso a dar vueltas a la casa, buscando algn sitio por el que entrar. Con una escalera largusima trep hasta el tejado, para colarse por la chimenea. Pero el cerdito mayor puso al fuego una olla con agua. El lobo comiln descendi por el interior de la chimenea, pero cay sobre el agua hirviendo y se escald. Escap de all dando unos terribles aullidos que se oyeron en todo el bosque. Se cuenta que nunca jams quiso comer cerdito.
FIN
una vez una nia muy bonita. Su madre le haba hecho una capa roja y la muchachita la llevaba tan a menudo que todo el mundo la llamaba Caperucita Roja. Un da, su madre le pidi que llevase unos pasteles a su abuela que viva al otro lado del bosque, recomendndole que no se entretuviese por el camino, pues cruzar el bosque era muy peligroso, ya que siempre andaba acechando por all el lobo.
Haba
se puso en camino. La nia tena que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no le daba miedo porque all siempre se encontraba con muchos amigos: los pjaros, las ardillas... De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella. - A dnde vas, nia?- le pregunt el lobo con su voz ronca. - A casa de mi Abuelita- le dijo Caperucita. - No est lejos- pens el lobo para s, dndose media vuelta. Caperucita puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores: - El lobo se ha ido -pens-, no tengo nada que temer.
abuela se pondr muy contenta cuando le lleve un hermoso ramo de flores adems de los pasteles. Mientras tanto, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llam suavemente a la puerta y la anciana le abri pensando que era Caperucita. Un cazador que pasaba por all haba observado la llegada del lobo. El lobo devor a la Abuelita y se puso el gorro rosa de la desdichada, se meti en la cama y cerr los ojos. No tuvo que esperar mucho, pues Caperucita Roja lleg enseguida, toda contenta.
La
que su abuela estaba muy cambiada. - Abuelita, abuelita, qu ojos ms grandes tienes! - Son para verte mejor- dijo el lobo tratando de imitar la voz de la abuela. - Abuelita, abuelita, qu orejas ms grandes tienes! - Son para orte mejor- sigui diciendo el lobo. - Abuelita, abuelita, qu dientes ms grandes tienes! - Son para...comerte mejoooor!- y diciendo esto, el lobo malvado se abalanz sobre la niita y la devor, lo mismo que haba hecho con la abuelita. Mientras tanto, el cazador se haba quedado preocupado y creyendo adivinar las malas intenciones del lobo, decidi echar un vistazo a ver si todo iba bien en la casa de la Abuelita.
lugar. Vieron la puerta de la casa abierta y al lobo tumbado en la cama, dormido de tan harto que estaba. El cazador sac su cuchillo y raj el vientre del lobo. La Abuelita y Caperucita estaban all, vivas!.
vientre de piedras y luego lo volvi a cerrar. Cuando el lobo despert de su pesado sueo, sinti muchsima sed y se dirigi a un estanque prximo para beber. Como las piedras pesaban mucho, cay en el estanque de cabeza y se ahog. En cuanto a Caperucita y su abuela, no sufrieron ms que un gran susto, pero Caperucita Roja haba aprendido la leccin. Prometi a su Abuelita no hablar con ningn desconocido que se encontrara en el camino. De ahora en adelante, seguira las juiciosas recomendaciones de su Abuelita y de su Mam.
FIN
rase una vez un viejo molinero que tena tres hijos. Acercndose la hora de su muerte hizo llamar a sus tres hijos. "Mirad, quiero repartiros lo poco que tengo antes de morirme". Al mayor le dej el molino, al mediano le dej el burro y al ms pequeito le dej lo ltimo que le quedaba, el gato. Dicho esto, el padre muri. Mientras los dos hermanos mayores se dedicaron a explotar su herencia, el ms pequeo cogi unas de las botas que tena su padre, se las puso al gato y ambos se fueron a recorrer el mundo. En el camino se sentaron a descansar bajo la sombra de un rbol. Mientras el amo dorma, el gato le quit una de las bolsas que tena el amo, la llen de hierba y dej la bolsa abierta. En ese momento se acerc un conejo impresionado por el color verde de esa hierba y se meti dentro de la bolsa. El gato tir de la cuerda que le rodeaba y el conejo qued atrapado en la bolsa. Se hecho la bolsa a cuestas y se dirigi hacia palacio para entregrsela al rey. Vengo de parte de mi amo, el marqus Carrabs, que le manda este obsequio. El rey muy agradecido acept la ofrenda. Pasaron los das y el gato segua mandndole regalos al rey de parte de su amo. Un da, el rey decidi hacer una fiesta en palacio y el gato con botas se enter de ella y pronto se le ocurri una idea. "Amo, Amo! S cmo podemos mejorar nuestras vidas. T solo sigue mis instrucciones." El amo no entenda muy bien lo que el gato le peda, pero no tena nada que perder, as que acept. "Rpido, Amo! Qutese la ropa y mtase en el ro." Se acercaban carruajes reales, era el rey y su hija. En el momento que se acercaban el gato chill: "Socorro! Socorro! El marqus Carrabs se ahoga! Ayuda!". El rey
atrado por los chillidos del gato se acerc a ver lo que pasaba. La princesa se qued asombrada de la belleza del marqus. Se visti el marqus y se subi a la carroza. El gato con botas, adelantndose siempre a las cosas, corri a los campos del pueblo y pidi a los del pueblo que dijeran al rey que las campos eran del marqus y as ocurri. Lo nico que le falta a mi amo -dijo el gato- es un castillo, as que se acord del castillo del ogro y decidi acercarse a hablar con l. "Seor Ogro!, me he enterado de los poderes que usted tiene, pero yo no me lo creo as que he venido a ver si es verdad." El ogro enfurecido de la incredulidad del gato, cogi aire y zs! se convirti en un feroz len. "Muy bien, dijo el gato- pero eso era fcil, porque t eres un ogro, casi tan grande como un len. Pero, a que no puedes convertirte en algo pequeo? En una mosca, no, mejor en un ratn, puedes? El ogro sopl y se convirti en un pequeo ratn y antes de que se diera cuenta zs! el gato se abalanz sobre l y se lo comi. En ese instante sinti pasar las carrozas y sali a la puerta chillando: "Amo, Amo! Vamos, entrad." El rey qued maravillado de todas las posesiones del marqus y le propuso que se casara con su hija y compartieran reinos. l acept y desde entonces tanto el gato como el marqus vivieron felices y comieron perdices.
FIN
PULGARCITO
rase una vez un pobre campesino. Una noche se encontraba sentado, atizando el fuego, mientras que su esposa hilaba sentada junto a l. Ambos se lamentaban de hallarse en un hogar sin nios. -Qu triste es no tener hijos! -dijo l-. En esta casa siempre hay silencio, mientras que en los dems hogares hay tanto bullicio y alegra... -Es verdad! -contest la mujer suspirando-. Si por lo menos tuviramos uno, aunque fuese muy pequeo y no mayor que el pulgar, seramos felices y lo querramos de todo corazn. Y entonces sucedi que la mujer se indispuso y, despus de siete meses, dio a luz a un nio completamente normal en todo, si exceptuamos que no era ms grande que un dedo pulgar. -Es tal como lo habamos deseado. Va a ser nuestro hijo querido. Y debido a su tamao lo llamaron Pulgarcito. No le escatimaron la comida, pero el nio no creci y se qued tal como era en el momento de nacer. Sin embargo, tena una mirada inteligente y pronto dio muestras de ser un nio listo y hbil, al que le sala bien cualquier cosa que se propusiera. Un da, el campesino se aprestaba a ir al bosque a cortar lea y dijo para s: -Ojal tuviera a alguien que me llevase el carro. -Oh, padre! -exclam Pulgarcito- Ya te llevar yo el carro! Puedes confiar en m! En el momento oportuno lo tendrs en el bosque.
El hombre se ech a rer y dijo: -Cmo podra ser eso? Eres demasiado pequeo para llevar de las bridas al caballo. -Eso no importa, padre! Si mam lo engancha, yo me pondr en la oreja del caballo y le ir diciendo al odo por dnde ha de ir. -Est bien! -contest el padre-, probaremos una vez. Cuando lleg la hora, la madre enganch el carro y coloc a Pulgarcito en la oreja del caballo, donde el pequeo se puso a gritarle por dnde tena que ir, tan pronto con un "Heiii!", como con un "Arre!". Todo fue tan bien como si un conductor de experiencia condujese el carro, encaminndose derecho hacia el bosque. Sucedi que, justo al doblar un recodo del camino, cuando el pequeo iba gritando "Arre! Arre!" , acertaron a pasar por all dos forasteros. -Cmo es eso! -dijo uno- Qu es lo que pasa? Ah va un carro, y alguien va arreando al caballo; sin embargo no se ve a nadie conducindolo. -Todo es muy extrao -dijo el otro-. Vamos a seguir al carro para ver dnde se para. Pero el carro se intern en pleno bosque y lleg justo al sitio donde estaba la lea cortada. Cuando Pulgarcito vio a su padre, le grit: -Vez, padre? Ya he llegado con el carro. Bjame ahora del caballo. El padre tom las riendas con la mano izquierda y con la derecha sac a su hijo de la oreja del caballo. Pulgarcito se sent feliz sobre una brizna de hierba. Cuando los dos forasteros lo vieron se quedaron tan sorprendidos que no supieron qu decir. Ambos se escondieron, dicindose el uno al otro: -Oye, ese pequen bien podra hacer nuestra fortuna si lo exhibimos en la ciudad y cobramos por ensearlo. Vamos a comprarlo. Se acercaron al campesino y le dijeron: -Vndenos al pequeo; estar muy bien con nosotros. -No -respondi el padre- es mi hijo querido y no lo vendera ni por todo el oro del mundo.
Pero al or esta propuesta, Pulgarcito trep por los pliegues de la ropa de su padre, se coloc sobre su hombro y le susurr al odo: -Padre, vndeme, que ya sabr yo cmo regresar a casa. Entonces, el padre lo entreg a los dos hombres a cambio de una buena cantidad de dinero. -Dnde quieres sentarte? -le preguntaron. -Da igual ! Colocadme sobre el ala de un sombrero; ah podr pasearme de un lado para otro, disfrutando del paisaje, y no me caer. Cumplieron su deseo y, cuando Pulgarcito se hubo despedido de su padre, se pusieron todos en camino. Viajaron hasta que anocheci y Pulgarcito dijo entonces: -Bajadme un momento; tengo que hacer una necesidad. -No, qudate ah arriba -le contest el que lo llevaba en su cabeza-. No me importa. Las aves tambin me dejan caer a menudo algo encima. -No -respondi Pulgarcito-, yo tambin s lo que son las buenas maneras. Bajadme inmediatamente. El hombre se quit el sombrero y puso a Pulgarcito en un sembrado al borde del camino. Por un momento dio saltitos entre los terrones de tierra y, de repente, se meti en una madriguera que haba localizado desde arriba. -Buenas noches, seores, sigan sin m! -les grit con un tono de burla. Los hombres se acercaron corriendo y rebuscaron con sus bastones en la madriguera del ratn, pero su esfuerzo fue intil. Pulgarcito se arrastr cada vez ms abajo y, como la oscuridad no tard en hacerse total, se vieron obligados a regresar, burlados y con las manos vacas. Cuando Pulgarcito advirti que se haban marchado, sali de la madriguera. -Es peligroso atravesar estos campos de noche -pens-; sera muy fcil caerse y romperse un hueso. Por fortuna tropez con una concha vaca de caracol.
-Gracias a Dios! -exclam- Ah podr pasar la noche con tranquilidad. Y se meti dentro del caparazn. Un momento despus, cuando estaba a punto de dormirse, oy pasar a dos hombres; uno de ellos deca: -Cmo haremos para robarle al cura rico todo su oro y su plata? -Yo podra decrtelo! -se puso a gritar Pulgarcito. -Qu fue eso? -dijo uno de los espantados ladrones-; he odo hablar a alguien. Se quedaron quietos escuchando, y Pulgarcito insisti: -Llevadme con vosotros y os ayudar. -Dnde ests? -Buscad por la tierra y fijaos de dnde viene la voz -contest. Por fin los ladrones lo encontraron y lo alzaron hasta ellos. -A ver, pequeajo, cmo vas a ayudarnos? -Escuchad! Yo me deslizar por las caeras hasta la habitacin del cura y os ir pasando todo cuanto queris. -Est bien! Veremos qu sabes hacer. Cuando llegaron a la casa del cura, Pulgarcito se introdujo en la habitacin y se puso a gritar con todas sus fuerzas. -Queris todo lo que hay aqu? Los ladrones se estremecieron y le dijeron: -Baja la voz para que nadie se despierte. Pero Pulgarcito hizo como si no entendiera y continu gritando: -Qu queris? Queris todo lo que hay aqu? La cocinera, que dorma en la habitacin de al lado, oy estos gritos, se incorpor en su cama y se puso a escuchar, pero los ladrones asustados se haban alejado un poco. Por fin recobraron el valor dicindose: -Ese pequeajo quiere burlarse de nosotros.
Regresaron y le susurraron: -Vamos, nada de bromas y psanos alguna cosa. Entonces, Pulgarcito se puso a gritar de nuevo con todas sus fuerzas: -S, quiero daros todo; slo tenis que meter las manos. La cocinera, que ahora oy todo claramente, salt de su cama y se acerc corriendo a la puerta. Los ladrones, atemorizados, huyeron como si los persiguiese el diablo, y la criada, que no vea nada, fue a encender una vela. Cuando regres, Pulgarcito, sin ser descubierto, se haba escondido en el pajar. La sirvienta, despus de haber registrado todos los rincones y no encontrar nada, acab por volver a su cama y supuso que haba soado despierta. Pulgarcito haba trepado por la paja y en ella encontr un buen lugar para dormir. Quera descansar all hasta que se hiciese de da para volver luego con sus padres, pero an habran de ocurrirle otras muchas cosas antes de poder regresar a su casa. Como de costumbre, la criada se levant antes de que despuntase el da para dar de comer a los animales. Fue primero al pajar, y de all tom una brazada de heno, precisamente del lugar en donde dorma Pulgarcito. Estaba tan profundamente dormido que no se dio cuenta de nada, y no despert hasta que estuvo en la boca de la vaca que se haba tragado el heno. -Oh, Dios mo! -exclam-. Cmo he podido caer en este molino? Pero pronto se dio cuenta de dnde se encontraba. No pudo hacer otra cosa sino evitar ser triturado por los dientes de la vaca; mas no pudo evitar resbalar hasta el estmago. -En esta habitacin tan pequea se han olvidado de hacer una ventana -se dijo-, y no entra el sol y tampoco veo ninguna luz. Este lugar no le gustaba nada, y lo peor era que continuamente entraba ms paja por la puerta, por lo que el espacio iba reducindose cada vez ms. Entonces, presa del pnico, grit con todas sus fuerzas: -No me traigan ms forraje! No me traigan ms forraje! La moza estaba ordeando a la vaca cuando oy hablar sin ver a nadie, y reconoci que era la misma voz que haba escuchado por la noche. Se asust
tanto que cay del taburete y derram toda la leche. Corri entonces a toda velocidad hasta donde se encontraba su amo y le dijo: -Ay, seor cura, la vaca ha hablado! -Ests loca! -repuso el cura. Y se dirigi al establo a ver lo que ocurra; pero, apenas cruz el umbral, cuando Pulgarcito se puso a gritar de nuevo: -No me traigan ms forraje! No me traigan ms forraje! Ante esto, el mismo cura tambin se asust, suponiendo que era obra del diablo, y orden que se matara a la vaca. Entonces la vaca fue descuartizada y el estmago, donde estaba encerrado Pulgarcito, fue arrojado al estircol. Nuestro amigo hizo mprobos esfuerzos por salir de all y, cuando ya por fin empezaba a sacar la cabeza, le aconteci una nueva desgracia. Un lobo hambriento, que acert a pasar por el lugar, se trag el estmago de un solo bocado. Pulgarcito no perdi los nimos. Quiz pens- este lobo sea comprensivo. Y, desde el fondo de su panza, se puso a gritarle: -Querido lobo, s dnde hallar un buena comida para ti! -Adnde he de ir? -pregunt el lobo. -En tal y tal casa. No tienes ms que entrar por la trampilla de la cocina y encontrars tortas, tocino y longanizas, tanto como desees comer. Y Pulgarcito le describi minuciosamente la casa de sus padres. El lobo no necesit que se lo dijeran dos veces. Por la noche entr por la trampilla de la cocina y, en la despensa, comi de todo con inmenso placer. Cuando estuvo harto, quiso salir, pero haba engordado tanto que ya no caba por el mismo sitio. Pulgarcito, que lo tena todo previsto, comenz a patalear y a gritar dentro de la barriga del lobo. -Te quieres estar quieto? -le dijo el lobo-. Vas a despertar a todo el mundo. -Ni hablar! -contest el pequeo-. No has disfrutado bastante ya? Ahora yo tambin quiero divertirme. Y se puso de nuevo a gritar con todas sus fuerzas. Los chillidos despertaron finalmente a sus padres, quienes corrieron hacia la despensa y miraron por una rendija. Cuando vieron al lobo, el hombre corri a buscar el hacha y la mujer la
hoz. -Qudate detrs de m -dijo el hombre al entrar en la despensa-. Primero le dar un golpe con el hacha y, si no ha muerto an, le atizars con la hoz y le abrirs las tripas. Cuando Pulgarcito oy la voz de su padre, grit: -Querido padre, estoy aqu; aqu, en la barriga del lobo! -Gracias a Dios! -dijo el padre-. Ya ha aparecido nuestro querido hijo! Y le indic a su mujer que no usara la hoz, para no herir a Pulgarcito. Luego, blandiendo el hacha, asest al lobo tal golpe en la cabeza que ste cay muerto. Entonces fueron a buscar un cuchillo y unas tijeras, le abrieron la barriga al lobo y sacaron al pequeo. -Qu bien! -dijo el padre-. No sabes lo preocupados que estbamos por ti! -S, padre, he vivido mil aventuras. Gracias a Dios que puedo respirar de nuevo aire fresco! -Pero, dnde has estado? -Ay, padre!, he estado en la madriguera de un ratn, en el estmago de una vaca y en la barriga de un lobo. Ahora estoy por fin con vosotros. -Y no te volveremos a vender ni por todo el oro del mundo. Y abrazaron y besaron con mucho cario a su querido Pulgarcito; le dieron de comer y de beber, lo baaron y le pusieron ropas nuevas, pues las que llevaba se haban estropeado en su accidentado viaje.
FIN
una vez... un nio que tena muchsimos juguetes. Los guardaba todos en su habitacin y, durante el da, pasaba horas y horas felices jugando con ellos. Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los pona enfrente unos de otros, y daba comienzo a la batalla. Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fundicin. No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera lnea, delante de todos, incitndole a ser el ms aguerrido. Pero el nio no saba que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces, al colocar ordenadamente a los soldados, meta por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes. as fue como un da el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, tambin de plomo. Entre los dos se estableci una corriente de simpata y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamor de ella. Las noches se sucedan deprisa, una tras otra, y el soldadito enamorado no encontraba nunca el momento oportuno para declararle su amor. Cuando el nio lo dejaba en medio de los otros soldados durante una batalla, anhelaba que la bailarina se diera cuenta de su valor y por la noche , cuando ella le deca si
rase
haba pasado miedo, l le responda con vehemencia que no. Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el diablejo que estaba encerrado en una caja de sorpresas.
se abra a medianoche, un dedo admonitorio sealaba al pobre soldadito. Finalmente, una noche, el diablo estall. "Eh, t!, Deja de mirar a la bailarina!" El pobre soldadito se ruboriz, pero la bailarina, muy gentil, lo consol: " No le hagas caso, es un envidioso. Yo estoy muy contenta de hablar contigo." Y lo dijo ruborizndose. Pobres estatuillas de plomo, tan tmidas, que no se atrevan a confesarse su mutuo amor! Pero un da fueron separados, cuando el nio coloc al soldadito en el alfizar de una ventana. "Qudate aqu y vigila que no entre ningn enemigo, porque aunque seas cojo bien puedes hacer de centinela!" El nio coloc luego a los dems soldaditos encima de una mesa para jugar. Pasaban los das y el soldadito de plomo no era relevado de su puesto de guardia. Una tarde estall de improviso una tormenta, y un fuerte viento sacudi la ventana, golpeando la figurita de plomo que se precipit en el vaco. Al caer desde el alfizar con la cabeza hacia abajo, la bayoneta del fusil se clav en el suelo. y la lluvia persistan. Una borrasca de verdad! El agua, que caa a cntaros, pronto form amplios charcos y pequeos riachuelos que se escapaban por las alcantarillas. Una nube de muchachos aguardaba a que la lluvia amainara, cobijados en la puerta de una escuela cercana. Cuando la lluvia ces, se lanzaron corriendo en direccin a sus casas, evitando
El viento
meter los pies en los charcos ms grandes. Dos muchachos se refugiaron de las ltimas gotas que se escurran de los tejados, caminando muy pegados a las paredes de los edificios. Fue as como vieron al soldadito de plomo clavado en tierra, chorreando agua. "Qu lstima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa.", dijo uno. "Cojmoslo igualmente, para algo servir", dijo el otro, y se lo meti en un bolsillo. Al otro lado de la calle descenda un riachuelo, el cual transportaba una barquita de papel que lleg hasta all no se sabe cmo. "Pongmoslo encima y parecer marinero!" Dijo el pequeo que lo haba recogido. As fue como el soldadito de plomo se convirti en un navegante. El agua vertiginosa del riachuelo era engullida por la alcantarilla que se trag tambin a la barquita.
En
el canal subterrneo el nivel de las aguas turbias era alto. Enormes ratas, cuyos dientes rechinaban, vieron como pasaba por delante de ellas el inslito marinero encima de la barquita zozobrante. Pero haca falta ms que unas mseras ratas para asustarlo, a l que haba arrastrado tantos y tantos peligros en sus batallas! La alcantarilla desembocaba en el ro, y hasta l lleg la barquita que al final zozobr sin remedio empujada por remolinos turbulentos. Despus del naufragio, el soldadito de plomo crey que su fin estaba prximo al hundirse en las profundidades del agua. Miles de pensamientos cruzaron entonces por su mente, pero sobre todo, haba uno que le angustiaba ms que ningn otro: era el de no volver a ver jams a su bailarina... De pronto, una boca inmensa se lo trag para cambiar su destino. El soldadito se encontr en el oscuro estmago de un enorme pez, que se abalanz vorazmente sobre l atrado por los brillantes colores de su uniforme.
con tan pesada comida, ya que qued prendido al poco rato en la red que un pescador haba tendido en el ri. Poco despus acab agonizando en una cesta de la compra junto con otros peces tan desafortunados como l. Resulta que la cocinera de la casa en la cual haba estado el soldadito, se acerc al mercado para comprar pescado. "Este ejemplar parece apropiado para los invitados de esta noche.", dijo la mujer contemplando el pescado expuesto encima de un mostrador. El pez acab en la cocina y, cuando la cocinera la abri para limpiarlo, se encontr sorprendida con el soldadito en sus manos. "Pero si es uno de los soldaditos de...!", grit, y fue en busca del nio para contarle dnde y cmo haba encontrado a su soldadito de plomo al que le faltaba una pierna. "S, es el mo!", exclam jubiloso el nio al reconocer al soldadito mutilado que haba perdido. "Quin sabe cmo lleg hasta la barriga de este pez! Pobrecito, cuantas aventuras habr pasado desde que cay de la ventana!" Y lo coloc en la repisa de la chimenea donde su hermanita haba colocado a la bailarina. Un milagro haba reunido de nuevo a los dos enamorados.
Felices
de estar otra vez juntos, durante la noche se contaban lo que haba sucedido desde su separacin. Pero el destino les reservaba otra malvola sorpresa: un vendaval levant la cortina de la ventana y, golpeando a la bailarina, la hizo caer en el hogar. El soldadito de plomo, asustado, vio cmo su compaera caa. Saba que el fuego estaba encendido porque notaba su calor. Desesperado, se senta impotente para salvarla. Qu gran enemigo es el fuego que puede fundir a unas estatuillas de plomo como nosotros! Balancendose con su nica pierna, trat de mover el pedestal que lo sostena. Tras mprobos esfuerzos, por fin tambin cay al fuego. Unidos esta vez por la desgracia, volvieron a
estar cerca el uno del otro, tan cerca que el plomo de sus pequeas peanas, lamido por las llamas, empez a fundirse. El plomo de la peana de uno se mezcl con el del otro, y el metal adquiri sorprendentemente la forma de corazn. A punto estaban sus cuerpecitos de fundirse, cuando acert a pasar por all el nio. Al ver a las dos estatuillas entre las llamas, las empuj con el pie lejos del fuego. Desde entonces, el soldadito y la bailarina estuvieron siempre juntos, tal y como el destino los haba unido: sobre una sola peana en forma de corazn.
FIN
QU ES UNA LEYENDA? Una leyenda es un relato de hechos humanos que se transmite de generacin en generacin y que se percibe tanto por el emisor como por el receptor, como parte de la historia. La leyenda posee cualidades que le dan cierta credibilidad, pero al ser transmitidas de boca en boca, se va modificando y mezclando con historias fantsticas. Parte de una leyenda es que es contada con la intencin de hacer creer que es un acontecimiento verdadero, pero, en realidad, una leyenda se compone de hechos tradicionales y no histricos. Una leyenda tiene como caracterstica fundamental, que es de carcter oral, es decir, es un relato hablado que se transmite tradicionalmente en un lugar, un pueblo, una poblacin. Tambin se destaca en una leyenda, que seala en su historia lugares precisos, que son parte de la realidad. Adems, se relaciona con hechos, lugares, monumentos, personas o comunidades. Los hechos relatados en una leyenda normal, son transformados con el correr de los aos, a menos que las leyendas sean escritas, ya que no cuentan con esa caracterstica. Algunas leyendas comienzan y continan siendo de carcter oral, mientras que otras tienen el mismo origen pero posteriormente pasan a ser escritas. Aunque la leyenda tiene historias maravillosas y ficticias, normalmente se basan en la realidad, ya sea de una persona, de un lugar, de un fenmeno natural, etc. As, se pueden contar leyendas de hroes, de la historia, de santos, etc., dndole a la leyenda la posibilidad de ser religiosa, profana, popular o erudita. Es esto lo que la diferencia del mito, del cual es pariente, ya que el mito es esencialmente un relato de hechos maravillosos, con personajes sobrenaturales y que trata de explicar el origen de las cosas, responder preguntas relacionadas con la creacin o el fin del mundo, etc. La leyenda, en lugar de explicar algo sobrenatural, trata de dar a conocer, de manera llamativa, las caractersticas de un pueblo, regin, etc. Es esa cercana con la cultura de un lugar determinado, lo que hace a la leyenda parte del folclore. Hay muchas leyendas que son especficas de algn pas, ciudad, regin o pueblo, pero hay otras muchas que son compartidas por todo el mundo, s con un origen especfico, pero debido a la globalizacin, se han vuelto ms populares. Es el caso de leyendas como la isla de Atlntida, la ciudad de El Dorado, Robin Hood, el Rey Arturo, la Piedra Filosofal, Beowulf, entre otras. Muchas leyendas han sido la causa de hallazgos por parte de arquelogos, de culturas que por mucho tiempo fueron consideradas solo una leyenda. Es el caso de Troya y su famosa guerra, Pompeya y su gran destruccin, entre otras.
10 EJEMPLOS DE LEYENDAS
na vez, hace miles de aos, el conejo tena las orejas muy pequeas, tan pequeas como las orejas
de un gatito. El conejo estaba contento con sus orejas, pero no con el tamao de su cuerpo. l quera ser grande, tan grande como el lobo o el coyote o el len. Un da cuando iba saltando por los campos, el conejo vio al len, rey de los animales, cerca del bosque. -Qu grande y hermoso es!- dijo el conejo. -y yo soy tan pequeo y feo. El conejo estaba tan triste que se sent debajo de un rbol y comenz a llorar amargamente. -Qu tienes, conejito? Por qu lloras?- pregunt la lechuza que viva en el rbol. -Lloro porque quiero ser grande, muy grande- dijo el conejito. La lechuza era un ave sabia. Cerr los ojos por dos o tres minutos para pensar en el problema y luego dijo: -Conejito, debes visitar al dios de los animales. Creo que l puede hacerte ms grande.
-Mil gracias, lechuza sabia. Voy a visitarlo ahora respondi el conejo. Y fue saltando hacia la colina donde Viva el dios.
-Buenos das. Cmo ests?- dijo el dios de los animales cuando vio al conejito. -Buenos das, seor. Estoy triste porque soy tan pequeo. Su majestad, podra hacerme grande, muy grande? -Por qu quieres ser grande?- pregunt el dios con una sonrisa. -Si soy grande, algn da yo, en vez del len, puedo ser rey de los animales. -Muy bien, pero primero tienes que hacer tres cosas difciles. Entonces voy a decidir si debo hacerte ms grande o no. - Qu tengo que hacer? -Maana tienes que traerme la piel de un cocodrilo, de un mono y de una culebra. -Muy bien, seor. Hasta maana. El conejo estaba alegre. Fue saltando, saltando hacia el ro. Aqu vio a su amigo, el pequeo cocodrilo. -Amigo cocodrilo, podras prestarme tu piel elegante hasta maana? La necesito para -Para una fiesta, no?- dijo el cocodrilo antes de que el conejo pudiera decir la verdad. -S, S- respondi rpidamente el conejo. -Ay, qu gran honor para m! Aqu la tienes. Con la piel del cocodrilo, el conejo visit al mono y a la culebra. Cada amigo le dio al conejo su piel para la fiesta. Muy temprano a la maana siguiente, el conejo fue despacio, muy despacio, con las pieles pesadas ante el dios de los animales. -Aqu estoy con las pieles- grit felizmente el pequeo conejo. El dios estaba sorprendido. Pens: Qu astuto es este conejito! Pero en voz alta dijo: -Si te hago ms grande, puede ser que hagas dao a los otros animales sin quererlo. Por eso voy a hacer grandes solamente tus orejas. As puedes or mejor y eso es muy til cuando tus enemigos estn cerca. El dios toc las pequeas orejas del conejo y, como por arte de magia, se le hicieron ms grandes. El conejo no tuvo tiempo de decir nada, ni una palabra. -Mil gracias, buen dios. Usted es sabio y amable. Ahora estoy muy feliz- dijo el conejo. Y fue saltando, saltando por los campos con las pieles que devolvi a sus amigos con gratitud. Al da siguiente vio al len que estaba visitando a la lechuza. La lechuza le dijo al conejo: -Buenos das, amigo mo. Eres muy hermoso. Y para ti es mejor tener las orejas grandes que el cuerpo grande. Con mucha dignidad, el len dijo: -La lechuza tiene razn. Y desde aquel da el conejo vivi muy contento con su cuerpo pequeo y sus orejas grandes.
LA PALOMA TORCAZ
Haba una vez un guerrero valiente y apuesto. Amaba la caza y as, con frecuencia, iba por los bosques persiguiendo animales. En una de sus caceras lleg junto a un lago y, lleno de asombro, contempl a una mujer bellsima que bogaba en una canoa. El guerrero qued tan enamorado que, muchas veces, volvi al lugar con el nimo de verla; pero fue intil, pues, ante sus ojos, slo brillaron las aguas del lago. Entonces pidi consejo a una hechicera, la cual le dijo: No la vers nunca ms, a menos que aceptes convertirte en palomo. Slo quiero verla otra vez! Si te vuelves palomo jams recuperars tu forma humana. Slo quiero volverla a ver! Si as lo deseas, hgase tu voluntad. Y la hechicera le clav en el cuello una espina y en el acto el joven se convirti en palomo. Este levant el vuelo y fue al lago y se pos en una rama y al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se ech a sus pies y le hizo mil arrumacos.
Entonces la mujer lo tom entre sus manos y, al acariciarlo, le quit la espina que tena clavada en el cuello. Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclin la cabeza y cay muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundi en el cuello la misma espina y se convirti en paloma. Y desde aquel da llora la muerte de su palomo. Texto extrado del libro Leyendas y Consejas del Antiguo Yucatn de Emilio Abreu Gmez. Editado por el Fondo de Cultura Econmica, Mxico.
La seora del salto mortal. Leyendas de Mxico. Leyendas Mexicanas. Leyendas cortas. Mitos leyendas. Cuando Mxico se hallaba todava bajo el dominio de Espaa, resida en aquella capital un rico comerciante, retirado ya de sus negocios, llamado don Mendo Quiroga y Surez. No obstante su gran fortuna, por todos envidiada, su vida era triste y solitaria y sus tesoros no fueron nunca bastantes, con ser inmensos, como para comprarle un amor que endulzara su amarga ancianidad. Para mitigar sus penas envi a buscar a una hija de su difunta hermana, que deba acompaarlo en su soledad. La joven era hermosa, vana, egosta y muy coqueta. Aunque se mostraba extremadamente agradecida y satisfecha por el lujo y comodidades que le prodigaba su to, no por eso lleg a quererlo ni se esforz en hacerle la vida ms agradable. Vistiendo trajes de riqusimos encajes y terciopelos, distraa sus ocios pasendose en el coche de su to, luciendo orgullosamente su riqueza y hermosura, que bien pronto sedujo a ms de cuatro enamorados mancebos. Pero doa Paz reciba despectivamente cuantas atenciones le prodigaban sus rendidos admiradores, en la certeza de que, al morir su to, sera ella la mujer ms rica de Mxico. Y as fue, efectivamente, aunque bajo ciertas condiciones que hirieron su orgullo en lo ms vivo. En el largo testamento en que don Menda la llamaba siempre mi querida sobrina, legbale todas sus propiedades; pero al final del documento se insert una clusula, que deba indispensablemente cumplirse antes de que doa Paz pudiera disponer de un centavo de la cuantiosa herencia. El testamento deca as: y la condicin que ahora impongo a mi querida sobrina es la siguiente: Ataviada con su mejor traje de baile y luciendo sus joyas ms preciadas, se encaminar en coche abierto y en pleno medioda a la plaza Mayor. All descender del carruaje y se situar en el centro de la plaza, inclinando humildemente al suelo la cabeza, y en esta posicin deber dar un salto mortal. Y es mi voluntad, que si mi querida sobrina Paz no cumple precisamente con esta condicin dentro de los seis meses del da en que yo fallezca, no perciba ni un solo centavo de mi herencia. Esta condicin la impongo a mi querida sobrina Paz, para que, en la amargura de su vergenza, considere las angustias que yo sufr por sus crueldades durante mis ltimos aos. Herido tan vivamente su orgullo por esta imposicin testamentaria de su to, doa Paz en encerr en las habitaciones de su palacio y nada se supo de ella durante los seis primeros meses, que transcurrieron desde la muerte de don Menda: Y, el
mismo da en que finaba el plazo impuesto en el testamento, la gente de la ciudad contempl llena de asombro cmo las hermosas puertas de hierro fundido de don Menda, girando lentamente sobre sus goznes, abran paso al majestuoso carruaje en cuyo interior luca esplendorosamente doa Paz su ms rico traje de baile y sus valiosas alhajas.
En su plido rostro, los hermosos ojos, entornados los prpados, miraban humildes. De este modo la orgullosa mujer march a la plaza Mayor, luciendo su gentileza y rico atavo por las calles ms cntricas de la capital, atestadas de gente. En llegando al trmino de su viaje, se ape del coche, y precedida de sus criados, que cuidaron de abrirle paso entre la compacta muchedumbre, avanz hacia el centro de la plaza, donde sus servidores haban colocado una mullida alfombra sobre las baldosas. All en el mismo centro y en presencia de todos, dio el salto mortal que exiga el testamento de su to y hered su fortuna, despus de haber humillado, amarga y vergonzosamente, su indomable orgullo.
Terminada esta terrible operacin, cubri su rostro con un tenue velo blanco y mand llamar a don Martn. Una vez en su presencia, apart lentamente el velo que le cubra el rostro desfigurado por el fuego y se lo mostr al galn; solamente brillaban en todo su esplendor sus hermosos ojos relucientes como las estrellas. Por un momento su amante qued horrorizado contemplndola. Luego la estrech en sus brazos amorosamente. La prueba haba dado un resultado feliz, y durante todos los aos de su dichoso matrimonio, doa Beatriz no volvi a sentir el temor de que don Martn slo la amara por su hermosura.
UN REGALO SORPRESA
Cuando naci era una enorme bola de pelos blancos que pareca un copo de nieve, a los das de nacido y despus de alimentarse de su mama el seor Chamin lo tomo en sus manos, lo puso dentro de una cajita de zapatos y lo llevo a casa de su gran amigo Gustavo, si que eran viejos amigos y se reunan a menudo a jugar golf y algunos otras tardes simplemente a platicar largas horas saboreando un buen vino. Gustavo al ver llegar a Chamin descubri que traa algo en sus manos y pregunto Qu escondes en esa caja? Porq no creo que me traigas unos zapatos verdad? Jajaja sonri chamin y respondi no, no son un par de zapatos, jams te regalara unos pues te conozco y s que eres muy especial para tus gustos jajaja. Pero lo que si traigo y no hagas alboroto, es un lindo gato que quiero regalarle a tu pequea hija mari ella. Oh! Respondi Gustavo y en complicidad le dijo: pongmoslo en su cama ahorita que est en la cocina y no se dar cuenta, seguro se sorprender al verlo. Ambos pusieron en marcha su plan y colocaron la caja sobre la cama de Mari ella, claro esto despus de varios intentos por ponerla de una u otra forma para ver cmo se vera mejor, la verdad es que ninguno de los dos era muy ducho para dejar detalles, as que el simple hecho de dejar esa caja en cualquier posicin era ya un gran logro. La pequea mariella termino de almorzar y subi a su cuarto cuando an estaban este par de misteriosos amigos que al or los pasos de la nia por la escalera, salieron corriendo (bueno algo presurosos porque correr a esa edad sera un desafi) como pudieron se metieron al bao justo cuando mariella entraba a su cuarto. Wow!! Parece que alguien dejo esa fea caja de zapatos sobre mi cama. La quitare antes que mi mama venga y me regae por tener cosas sucias sobre el edredn limpio. Al levantar la caja sinti que estaba un poco pesada y que algo se mova dentro. Quito la tapa y exclamo oh Qu es esto? T quin eres y quien te puso dentro? En el bao un par de cabezas se asomaban para no perder la escena mientras se decante dije que le pusieras una nota de que era un regalo para ella, si se me olvido ponerle un moo a la caja, mm tal vez la debiste haber forrado con un lindo papel. Bueno ya!
Peleaban en voz baja para no ser descubiertos. Mientras tanto mariella saco al gatito entre sus manitas que lo acariciaban suavemente y le dijosi que estas gordito!! Se ve que eres un tragn!! Y el gatito pareca entender pues su carita hizo una expresin que arranco una mirada de ternura de la pequea diciendo, eres tan tierno mmm ya se! Te pondr de nombrea ver eres gordito, tierno, suave, preludito, ah s te llamarebola de nieve.ese ser tu nombre jajaja s me gusta bola de nieve. Bola de nieve mam mira lo que me encontr en mi cama! es un gatito y se llama bola de nieve, sali gritando mariella por toda la casaen el bao los escondidos amigos se vean uno al otro y decan.te has dado cuenta Gustavo? Esa nia no supo que fui yo quien le ha dejado ese regalojajajaja rio Gustavo y dijo, pues claro si no le has dejado una nota, como crees que se enterara que fuiste t? Adems creo que nunca le has regalado nada. Pero ese nombre de bola de nieve, mmmm pensativo continuo, creo q mejor le hubiera puestobola de golf!! Ese si que es un buen nombre. Ahora ya sultame chamin que me has tenido abrazado todo este tiempo y vmonos a nuestro juego que ya fueron muchas emociones para una maana.
El Tesoro de Pirotn.
Hay muchas historias de piratas y tesoros. Piratas con parche en el ojo, pauelo en la cabeza, pata de palo, loros parlanchines y todos, pero todos, grandes buscadores de tesoros. Pero sta no es la historia de un pirata, sino de un pequeo piratita llamado Pirotn. Pirotn era el hijo del ms grande buscador de tesoros que la historia de los piratas haya conocido jams. Su pap era famoso por perseguir y encontrar cuanto tesoro andaba por los mares, no importaba cun lejano estuviese o qu tan escondido. Pirotn creca viendo cmo su pap y sus piratas amigos, se embarcaban una y otra vez tras el botn de turno. Vea que su mam, sus hermanitos y l se quedaban solos mucho tiempo y eso no le gustaba. Igual pasaba con sus amiguitos, los hijos de los dems piratas. Lo peor era que cuando su pap volva, estaba tan cansado que no hablaba con nadie y no jugaba tampoco con sus hijos. Tampoco le gustaba que todos los piratas, el barco y hasta el lorito parlanchn, volvieran lastimados, con las marcas de las luchas en sus cuerpos, cansados, sucios y si por esas cosas llegaban con las manos vacas, encima de muy mal humor. Nuestro pequeo piratita por un lado admiraba a su pap porque era fuerte, valiente, decidido y cuando pensaba en ello, crea que tambin l iba a ser un gran pirata cuando fuera grande, tan o ms grande que su pap. Otras veces, cuando se senta solo, y vea que su mam se senta igual,
pensaba que ser un gran pirata no era una de las mejores ideas. - Pero. si no soy pirata, qu podr ser entonces? Se preguntaba Pirotn. En un mundo de piratas no haba muchas alternativas. Cierto da, como tantos otros, volvi el barco cargando un gran tesoro, Pirotn se acerc a su pap todava cansado y mojado y le pregunto. - Trajiste algn tesoro papi? - Si hijo, como de costumbre!!! Contest orgulloso su pap. - Tiene lo mismo de siempre? - Claro qu va a tener si no?, joyas, monedas de oro y de plata tambin - Y para qu sirven tantas cosas? - Pues. para tener ms plata hijito - Y para estar ms contentos?, y para estar ms juntos tambin sirve? - Pues.. Para tener ms. Repiti su pap. A Pirotn no le gust mucho la repuesta. Pens que si los tesoros eran algo tan valiosos y tan buscados, deberan ser algo que trajera alegra, sino para qu tanto esfuerzo? se pregunt. Decidi entonces que l buscara su propio tesoro, no tena muy claro qu quera encontrar, pero imaginaba que otro tipo de cosas tena que haber en la vida que no fueran monedas de plata o joyas de oro. Se arregl su pauelito en la cabeza, ajust su cinturn de hebilla ancha y como no tena loro, se puso en el hombro un gusanito que tambin era verde. Para su sorpresa, el gusano no hablaba como el loro, cantaba, mal, pero cantaba. Como tampoco tena barco, ni bote a vela, ni nada, se fabric una balsita pequea en la que slo caban l y gusanito amigo. Decidido a descubrir qu otra cosa poda haber en los mares que no fueran metales y joyas parti en su balsita, no sin antes darle un gran beso a su mami, pero sin decirle nada ms. All zarp con el gusanito que le cantaba canciones de cuna, no porque tuviera que dormirse precisamente, sino porque eran las nicas que saba. Que arrorr de aqu, que arrorr de all, en fin, Pirotn termin acostumbrndose al repertorio. Pas por una isla y all se detuvo porque estaba cansado y tena hambre. Se acerc a la aldea y vio a sus habitantes. Vivan en chozas humildes y ninguno de ellos llevaba colgada joya alguna. Sus vestidos no eran ms que tnicas, rotas algunas, que casi les llegaban a los pies. La realidad era muy diferente al lugar de donde Pirotn vena. Sin embargo, not algo que le llam la atencin ms que cualquier otra cosa. Todas las familias estaban juntas, y eran felices, vivan de la pesca y nadie se iba a buscar nada a ningn lugar. Los paps estaban con las mams y jugaban con sus hijos. Como eran muy generosos, le dieron de comer y de beber, le permitieron pasar la noche en una choza y a la maana muy agradecido Pirotn volvi a partir, con su gusanito sobre el hombro. Lo que haba visto en aquella aldea lo puso un poco triste. Saba que si bien l tena buenas ropas, una casa amplia y nadie pasaba necesidades, su familia no era lo que se dice muy feliz, y no estaba muy unida tampoco. Por cada isla por la que pas, vio lo mismo, gente humilde que no persegua
tesoro alguno pero que estaba junta y contenta. Muy triste, decidi volver. Tan triste estaba que el gusanito improvis alguna cumbia a ver si lo alegraba un poquito, pero no tuvo xito. El gusanito pens que era porque l cantaba bastante mal pero, ms all que eso era cierto, Pirotn tena otros motivos. Su viaje le haba demostrado que el verdadero tesoro estaba en la unin de la familia y en estar con la gente que uno quiere, no en perseguir riquezas que slo sirven para ser ms ricos y no para estar ms contentos. Pirotn lo entenda, pero cmo se lo hara entender a su pap y a los dems piratas?, cmo podra l, un pequeo piratita con un gusanito en el hombro (que encima cantaba muy feo) cambiar las cosas? Cuando volvi su mam, que se haba preocupado mucho, se puso muy pero muy contenta de verlo sanito, pero lo ret por haberse escapado. Le pregunt por qu haba hecho semejante cosa, preocupando a todos y Pirotn le cont toda la verdad. Su mami lo escuch atentamente y para sorpresa de nuestro amiguito le dijo: - No te das una idea de lo que has hecho hijito mo!!! - Ya se mami, merezco un castigo, lo acepto. Contest resignado el piratita. - Castigo? mereces un premio ahora anda y contarle a tu pap lo que hiciste, no se ha movido de aqu desde que te fuiste. - No se fue? No viaj? Ests segura mami? Sin entender por qu su mam quera darle un premio por haberse escapado, Pirotn fue a hablar con su pap, con bastante miedo, dicho sea de paso. El gusanito ya no cantaba, es ms se haba escondido debajo del pauelo que el pequeo llevaba en su cabeza. Para sorpresa de los dos, el gran pirata abraz tan, pero tan fuerte a su hijo que casi hace saltar al gusanito cantor por los aires. Tambin le pregunt por qu haba hecho eso y Pirotn le cont una vez ms la verdad, todo lo que vio y sobre todo cmo se senta. Lo que no saba es que su pap, al enterarse que su pequeo hijo haba desaparecido, tambin se haba dado cuenta de muchas cosas, como por ejemplo que no haba tesoro en el mundo que igualara tenerlo a su lado. El gran pirata se sinti pequeo y un poco avergonzado por haber perseguido siempre la riqueza dejando de lado los afectos, pero nunca era tarde para cambiar. La ausencia de su hijo y todo lo que l le haba dicho lo haba hecho reflexionar. A partir de ese da todo cambio en la ciudad de los piratas, las joyas se vendieron a otras ciudades y con el dinero obtenido se pusieron a fabricar tnicas, caas de pescar, muebles. Ningn pap volvi a viajar tanto tiempo ni tan lejos y slo lo hacan para proveer a las aldeas humildes de las cosas que ellos fabricaban. Todo estaban felices, hasta el gusanito cantor haba ampliado tu repertorio y cantaba bastante mejor de tan contento que estaba. Los piratas valientes y temerarios haban aprendido que el mayor de los tesoros est en los afectos que viven en nuestro corazn, en las personas que amamos y nos aman y no en joyas, ni metales y les aseguro que nunca, pero nunca se sintieron ms ricos.
De su lejano reino, volando silenciosa, El hada de los nios, ms bella que una rosa, Llega toda vestida de luz, y coronada De ardientes amapolas. Oh misteriosa hada! De sueos mil felices su rostro brilla lleno, y del dormido infante sobre el rostro sereno Se inclina vaporosa, ir acariciando leve Ios dorados cabellos con su mano de nieve, Bajo la sombra quieta de la tierna pupila Visin rauda de ensueos en tumulto desfila. Pasan en gran cortejo muecas sonrientes, Soldados diminutos, de armaduras lucientes, Prados de flores llenos, y blancos corderillos, Osos de piel de seda, alegres geniecillos, Caballitos enanos, mariposas gigantes, Pases misteriosos y trompetas sonantes.
Estaba una cucaracha en sus aposentos, trataba de poner todo en orden, cuando vino su hijo menor y le dijo: - mami cul es tu afn de arreglar? Si t y yo sabemos que segn los humanos nosotros somos sucios, desordenados y no servimos para nada. Le contesto la cucaracha: no seor, porque los humanos digan cosas que muchos de ellos ignoran, no quiere decir que es as, algunos, se han preocupado por conocer ms all de lo que dice el argot popular y han encontrado que somos seres prehistricos y gracias a nuestra tenacidad, perseverancia hemos salido adelante sin extinguirnos, caminando muchas pocas y centurias logrando evolucionar hasta llegar adonde estamos. - ay! eso, si se llama tesn, pero dicen que no tenemos gracia. La gracia hijo, es aquella cualidad que cada ser le da a quien cree merecerlo; pero realmente desde el ms pequeito hasta el ms grande, todos tenemos nuestra gracia, que se llama vivir, para llegar a la meta donde estamos designados, amado hijo, ten la seguridad, que nosotros insectos llamados cucarachas, poseemos un valor de templanza y voluntad.
Vivan en la India y tenan el cuerpo de caballo, con patas de antlope, barba de chivo y un cuerno recto en la frente. Los unicornios eran de color blanco. Estos seres no podan ser vistos por cualquier persona, sino por aquellos que fueran bondadosos y puros de corazn. Se supone que slo las jvenes doncellas podan cuidarlos y protegerlos. Tambin es por este motivo, que emplearon a estas doncellas para atraparlos. El cuerno del unicornio tena poderes curativos, poda combatir enfermedades incurables, serva como antdoto para venenos y otras leyendas le atribuyen poderes de elixir de la eterna juventud. Para desgracia de estos animales, si se les quitaba su cuerno, moran al instante. Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecan grandes recompensas para quin pudiera conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta prctica llev a la extincin de estos animales mgicos. El unicornio era un animal solitario y tmido, sin embargo, poda ser muy agresivo, por lo que su captura resultaba particularmente difcil. Se consideraba que brindaba proteccin contra todos los venenos conocidos y tambin contra las enfermedades incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna pocin preparada con cuerno de unicornio, vivira eternamente. Los nobles consuman el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su accin era ms intensa si la copa estaba hecha con un cuerno de este animal. En realidad, las copas de cuerno de unicornio deban estar hechas con cuernos de rinoceronte o con el colmillo de la ballena narval. El narval macho desarrolla uno de sus colmillos ms que el otro, pudiendo llegar a medir hasta tres metros de longitud, este colmillo es torneado. El unicornio es smbolo de libertad, pureza, la fuerza, el valor y la magia.
En lo que actualmente se conoce como la Gran Bretaa, segn la leyenda, viva el rey Uther Pendraron, quien llevaba un largo conflicto con el duque de Tintagel. Un da decidi firmar la paz, para lo que invit al duque y la duquesa al castillo. Al ver a la duquesa Ingrayne, Uther se enamor perdidamente de ella. Uther enferm de amor y solicit ayuda al mago de la corte, Merln, quien realiz un hechizo con el cual hizo creer a Ingrayne que Uther era su esposo. De esta unin naci Arturo, quien fue tomado por Merln y entregado a Sir Hctor para que lo criara como propio. Ingrayne y Gorlias tenan ya tres hijas Morga us, Elaine y Morgana, las hermanas mayores de Arturo. Mor gana fue enviada a la isla de valon con Merln y la Dama del Lago, donde se convirti en sacerdotisa y sucesora de la Dama del Lago. Las otras dos hermanas se casaron. Cuando Arturo tuvo 16 aos, su padrastro lo llev junto con su propio hijo, Sir Kay, a Londres, donde caballeros de toda la Bretaa, intentaban liberar una espada de su prisin de piedra. Segn la leyenda, quien liberara la espada sera el rey de toda la Bretaa. Nadie tuvo xito, excepto Arturo, quien logr sin esfuerzo, sacar la espada y fue proclamado rey. Arturo fue un rey justo y noble, se rode de los caballeros ms valientes y honestos entre los que destacaban: Lancelot, Perceval y Gawain. Los caballeros se reunan en torno a una mesa redonda, donde debatan los problemas del reino, durante doce aos, el reino estuvo en paz. Hasta que los caballeros marchan a la bsqueda del Santo Grial, que es hallado por Perceval, Galahad y Bors. Arturo se cas con Ginebra, hija del rey de Cameliard, que tuvo un romance secreto con Lancelot. Durante los aos que los caballeros estuvieron en batalla, Arturo fue ayudado por Merln, quien luego desapareci junto a su amada Nimue (Dama del Lago).
Morgana utiliz su magia para acostarse con su hermanastro Arturo, de cuya unin naci Mordred, quien denuncia los amores de Lancelot y Ginebra. Ante la acusacin, Arturo debe condenar a su esposa a la hoguera, como lo dispona la ley. Lancelot salva a Ginebra y huye con ella a Francia. Arturo sale entonces a perseguir a la pareja, dejando el reino en manos de su hijo natural Mordred. Cuando Arturo regresa a Camelot, debe luchar para recuperar el trono de manos de Morded. Padre e hijo se enfrentan en la batalla de Calman, donde Arturo mata a Morded, pero este alcanza a herirlo fatalmente. La leyenda dice que Morgana llev el cuerpo de Arturo en una barca hasta orillas de valon, junto con otras dos reinas misteriosas. Cuando ms tarde muere Ginebra, Lancelot lleva su cuerpo para sepultarlo junto a la tumba del rey Arturo.
Qu es un poema?
Un poema es un arreglo de palabras que contienen significado y musicalidad. La mayora de los poemas se forman a partir de una serie de versos que forman grupos conocidos como estanza o estancia. Un poema puede rimar o no rimar, puede tener una mtrica fija o ser un flujo libre y polirtmico. An se debate qu es un poema, pero a nadie le queda la menor duda de su capacidad de transmitir e imponer estados de nimo.
POEMAS
En un trozo de papel con un simple lapicero yo trac una escalerita, tachonada de luceros. Hermosas estrellas de oro. De plata no haba ninguna. Yo quera una escalera para subir a la Luna. Para a subir a la Luna y secarle sus ojitos, no me valen los luceros, como humildes peldaitos. Ser porque son dorados en un cielo azul ail? Slo s que no me sirven para llegar hasta all. Estrellitas y luceros, pintados con mucho amor, quiero subir a la Luna y llenarla de color!
Definicin: Una fbula es un gnero narrativo en verso o prosa que tiene un fin didctico. Las fbulas suelen ser breves, protagonizadas por animales personificados, y contienen una moraleja que a veces aparece al final. Este gnero tiene su origen en las civilizaciones antiguas del Oriente Prximo, pero lo desarrollan an ms los escritores greco-latinos, como Esopo y Fedro. El mejor ejemplo de la literatura espaola de la Edad Media viene del Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, y en el siglo XVIII y lo cultivaron los escritores Toms de Iriarte y Flix M. Samaniego
El guila y la zorra.
decidieron vivir juntas con la idea de que eso afianzara su amistad. El guila escogi un rbol muy elevado para poner all sus huevos, mientras que la zorra solt a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo rbol. Un da que la zorra sali a buscar su comida, el guila, que estaba hambrienta cay sobre las zarzas,
se llev a los zorruelos, y entonces ella y sus cras se regocijaron con un banquete. Fbulas. Esopo - 15 Regres la zorra y ms le doli el no poder vengarse,
que saber de la muerte de sus pequeos; Cmo podra ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los dbiles e impotentes: maldecir desde lo lejos a su enemigo. Mas no pas mucho tiempo para que el guila recibiera el pago de su traicin contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cay el guila sobre ella y se llev una vscera que an conservaba fuego, colocndola en su nido. Vino un fuerte viento y transmiti el fuego a las pajas, ardiendo tambin sus pequeos aguiluchos, que por pequeos an no saban volar, los cuales se vinieron al suelo. Corri entonces la zorra, y tranquilamente devor a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga. LA TAN ESPERADA MORALEJA DE ESTA FABULA ES........ Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegar el castigo. El guila y la flecha.
Estaba asentada un guila en el pico de un peasco esperando por la llegada de las liebres. Mas la vio un cazador, y lanzndole una flecha le atraves su cuerpo. Viendo el guila entonces que la flecha estaba construida con plumas de su propia especie exclam: -Qu tristeza, terminar mis das por causa de las plumas de mi especie! SABES LA MORALEJA? Ms profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas
Cierto da un hombre captur a un guila, le cort sus alas y la solt en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el guila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se senta como una reina encarcelada. Pas otro hombre que la vio, le gust y decidi comprarla. Le arranc las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Repuesta el guila de sus alas, alz vuelo, apres a una liebre para llevrsela en agradecimiento a su liberador. La vio una zorra y maliciosamente la mal aconsejaba dicindole:No le lleves la liebre al que te liber, sino al que te captur; pues el que te liber ya es bueno sin ms estmulo. Procura ms bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas. Y LA MORALEJA ES.......... Siempre corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinan hacer lo incorrecto.
Dos gallos rean por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro. Resignadamente se retir el vencido a un matorral, ocultndose all. En cambio el vencedor orgulloso se subi a una tapia alta dndose a cantar con gran estruendo. Mas no tard un guila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que haba perdido la ria se qued con todo el gallinero. Y UNA FABULA NO SERIA FABULA SIN ESTO QUE ES LA... MORALEJA: A quien hace alarde de sus propios xitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.
La zorra y el espino
Una zorra saltaba sobre unos montculos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la cada, se agarr a un espino, pero sus pas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producan, le dijo al espino - Acud a ti por tu ayuda, y ms bien me has herido ! A lo que respondi el espino: - T tienes la culpa, amiga, por agarrarte a m, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y t no eres la excepcin!
NO OLVIDES LA GRAN MORALEJA: Nunca pidas ayuda a quien acostumbra a hacer el dao.
Meandro con el fin de calmar su sed; pero el ro estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atreva a ingresar al ro de primera. Se reunieron un da las zorras a orillas del ro Al fin una de ellas habl, y queriendo humillar a las dems, se burlaba de su cobarda presumiendo ser ella la ms valiente. As que salt al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastr al centro del ro, y las compaeras, siguindola desde la orilla le gritaban: - No nos dejes compaera, vuelve y dinos cmo podremos beber agua sin peligro! Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contest: - Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les ensear cmo pueden hacerlo. MORALEJA? Por lo general, los fanfarrones siempre estn al alcance del peligro.
LA FABULA DE LA MARIPOSA Y EL HOMBRE Un hombre encontr un capullo de una mariposa y se lo llev a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera del capullo.
Un da vio que haba un pequeo orificio y entonces se sent a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por abrirlo ms grande y poder salir. El hombre vio que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a travs del pequeo agujero, hasta que lleg un momento en el que pareci haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareca que se haba atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidi ayudar a la mariposa y con una pequea tijera cort al lado del agujero para hacerlo ms grande y ah fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tena un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeas y dobladas. El hombre continu observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblaran y creceran lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraera al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente poda arrastrarse en crculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar. Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendi, fue que la restriccin de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar. La libertad y el volar solamente podan llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, tambin le fue privada su salud. Firinfinfin .
Era un viernes en la noche y haba una gran fiesta en la selva, Todos los animales estaban muy contentos y todos se rean de las ocurrencias y bromas del mono. Las hienas tiradas en el piso con las patas arriba pataleando a carcajadas, El cocodrilo en medio de la euforia de las copas de tequila le deca a un hipoptamo: -"Yo te quiero mucho hipoptamo.... y a ti tambin!!! (le deca a otro),, y a todos ustedes los respeto mucho!!! (le deca a un grupo de feroces hipoptamos Raperos que estaban detrs de un arbusto) De igual forma todos estaban felices y hasta ahora no haba nada de qu preocuparse. Incluso las cebras estaban ms rayadas que de costumbre por una mezcla de maleza y flores que se haban comido dos horas antes de empezar la fiesta. Pero haba un animal que no dejaba escapar de su cara una intencin siquiera de una risa y mucho menos de una carcajada. Era la tortuga que relajada tomaba tinto mientras fumaba pasando la velada, y esto a nadie... a casi nadie molestaba.... Nada mas y nada menos que el len, seor y rey de la selva, era el que estaba al borde de la impaciencia con esta situacin. Entonces, al igual que todos los imprevisibles y caprichosos actos que emprenden los que de poder se hallan embriagados, Decide el len parar la fiesta y cuando cada animal quedo en silencio y a la espera, proclamo entre rugidos la siguiente sentencia: -"Atencin!! Nuestra querida Tortuga no la est pasando bien,
y todos han de saber el especial afecto que por ella siento. Si ella no se rie yo tampoco me divierto!! As que cada uno de ustedes le contar un chiste y pobre del animal que no la haga rer.... PORQUE ME LO COMER ENSEGUIDA!! Entonces nerviosos los animales se formaron en fila para comenzar su tragicmica jornada: De primero pas la Jirafa por ser la ms alta del grupo, Cont su chiste y cuando termin los animales se contorsionaban de la risa menos la imperturbable tortuga... Sin ms remedio se lanz el len y devor a la pobre jirafa. As, uno a uno fueron pasando todos los animales contando su chiste a la tortuga y ella mascando aire en cmara lenta, con sus ojos medio abiertos y con su cara de anciana, no daba ms gestos que la ms aptica de las fotografas. Finalmente el len ya habindose devorado a todos los animales mir a la tortuga y not que estaba abriendo mucho ms, uno de sus pequeos ojos... La tortuga estalla en carcajadas tan fuertes que se cae hacia atrs tambalendose sobre su caparazn y dando pataditas al aire con sus patas planas y arrugadas... Al ver esto el len enfurecido ruge y le pregunta: UAAAGRRRR!!!! Y AHORA DE QUE TE RES TORTUGA??? Y le contesta con su voz lenta y pausada la tortuga: - "je el chiste que cont la Jirafa, Est muy gracioso!!!". Fin je ... Es por
Delfines y ballenas libraban entre s una batalla. Como la lucha se prolongaba con encarnizamiento, una caballa (que es un pez pequeo) sali a la superficie y quiso reconciliarlos. Pero un delfn tom la palabra y dijo: -Nos humilla menos combatirnos y morir los unos por los otros, que tenerte a t por mediador. MORALEJILLA: Hay personas sin valor alguno, que en pocas de confusin, se llegan a creer grandiosos
Los rboles y el hacha Un hombre entr en un bosque y pidi a los rboles que le proporcionaran un mango para su hacha. Los rboles consintieron en su peticin y le dieron un fresno joven. Apenas haba el hombre encajado el nuevo mango del fresno a su hacha, cuando comenz a usarlo y rpidamente tal con sus golpes los ms nobles gigantes del bosque. Un viejo roble, lamentndose cuando fue demasiado tarde de la destruccin de sus compaeros, dijo a un cedro vecino: -El primer paso nos ha perdido a todos nosotros. Si hubiramos tenido mejor previsin, podramos haber retenido an nuestros propios privilegios y haber estado de pie una eternidad.Nunca se debe dar una ventaja a un desconocido.
Qu es una novela?
Novela Obra en prosa, de considerable extensin, en la que se describen acciones fingidas, caracteres, etc., imitando a los de la vida real.
Ttulo: El tesoro escondido Autor: Pastor Ulises Barreiro Editorial: Dunken ISBN: 978-987-02-4196-6 Esta narracin de Ulises Barreiro es un homenaje a la literatura de JRR Tolkien y RL Stevenson. Esta novela de aventura ocurre a principios del siglo XVIII. Una tripulacin, a bordo de la Santsima Trinidad, se embarca en un viaje oscuro, repleto de intrigas. A lo largo de la novela no volvemos ntimos de cada personaje, descubriendo sus facetas, su pasado y sus acciones. La historia comienza con la bsqueda de un tesoro y termina con su descubrimiento. Pero no siempre se encuentra exactamente lo que se busca...
Ttulo: El cuaderno escondido Autor: Pablo Mara Senz Editorial: Dunken ISBN: 978-987-02-4648-0 Una historia que transcurre en el interior de Buenos Aires, durante 8 das. Protagonizado por un nio de 11 aos, que a partir de una noche en que escucha ruidos comienza a vivir una serie de aventuras con humor, reflexin, tensin y misterio...La realidad se mezcla con lo fantstico en un punto justo para atrapar al lector juvenil.
NOVELA Ttulo: Soma, El rbol de la vida Autor: Pablo Banini Editorial: Taller Palabras ISBN 978-987-25603-1-7 Soma, una nueva y original Saga en el horizonte del gnero maravilloso, nos propone recorrer nuestro interior en busca de los valores fundamentales de la vida y as rescatarlos y reencontrarnos. El bien y el mal, enfrentados...un sin fin de enigmas por resolver por los protagonistas. Sorprendente juego de magia y fantasa.
Narrativa Argentina Novela Coleccin Vias / Novelas Ttulo: Matar a la nia Autor: Agustina Mara Bazterrica Imagen de tapa: Divina melancola de Mara Dolores Gachet. Editorial: TEXTOSINTRUSOS ISBN 978-987-29039-3-0 Matar a la nia, es una novela para adultos, es vlido advertir que se trata de un gnero poco usual mezcla de poesa y humor, un humor cido hasta lo irreverente. La autora de esta novela, logra crear un nuevo mundo, un cielo que se confunde con el mismo infierno. El juego al que se atreve esta historia, toca y trastoca profundas y tradicionales creencias religiosas heredadas por el cristianismo. El protagonista, un ngel, crtico de arte que no se resigna a la eternidad en un cielo armado exclusivamente para la mirada de una nia santa. Un cielo con mucho de infierno, lleno de burocrticas secciones, un DIOS cuestionado por el ngel que busca terminar con toda la humillacin y aberraciones a las que son sometidos l y los dems ngeles... La autora muestra una oscura mirada sobre lo que conocemos de lo angelical, del paraso y lo hace con un humor inteligente como recurso literario valiossimo, ya que la idea fija de este ngel es MATAR A LA NIA, causante absoluta de su desgracia. Entre el cielo y la tierra, buscar solucionar el tema, pero debe encontrarla. No ser sencillo llegar a ella. Podr terminar con su agona? Tendr la paz que ansa por sobre todo y por sobre todos? Dejo ac la propuesta echada, a encontrarse con una literatura filosa, entretenida, que remover los sentidos y la idea de un cielo perfecto, inmaculado, luminoso tal como nos ensearon. Una novela diferente que nos har rever nuestra propia idea de vida eterna...
Literatura Infantil y Juvenil Coleccin: Ala Delta Ttulo: La guerra de los Armandos y otros cuentos Autora: Griselda Glmes Ilustrador: Alberto Pez Editorial: EDELVIVES ISBN 978-987-642-041-9 A partir de 10 aos Un detective privado con una vida de sobresaltos; una nia-fantasma que ha vivido asustando a los habitantes de su casa; un ngel con problemas laborales; amigos imaginarios que resultan bastante reales... Estos son, entre otros, algunos de los personajes que dan vida a los cuentos que componen este libro.
Ttulo: Barro de Medelln Autor: Alfredo Gmez Cerd Ilustrador: Xan Lpez Dominguez Editorial: EDELVIVES N de pginas: 146 pginas Formato: 130 x 200 mm ISBN: 978-987-642-055-6 Para Camilo y Andrs los das transcurren vagabundeando por las calles de su barrio en Medelln, el mejor lugar del mundo. Camilo tiene claro que, cuando sean mayores, dirigirn una banda de ladrones. Pero Andrs no quiere ser ladrn. Eso s, siempre estarn juntos. Lo que no imaginan es que su entrada fortuita al Parque Biblioteca tal vez cambie sus vidas.
Descripcin de El perfil de la luna Mira bien Fernando, que luego tendrs que hacer la crnica de todo esto, que no se te escape ningn detalle por truculento que sea - pens con amargura que la sangre tendr que estar caliente cuando la describas en tus cuadernos, que los gritos debern seguir siendo gritos y la muerte, definida como triunfo. Fernando Esprrago nunca imagin que su viaje a Per como cronista de la conquista junto a Pizarro cambiara tanto su manera de pensar, de comprender, de vivir En este relato se nos ofrece una visin diferente de este hecho histrico. La de un hombre asombrado al conocer el Nuevo Mundo que plasma en sus notas la valenta de un pueblo honesto que detesta la mentira y el egosmo; el sufrimiento y soledad del soberano Inca AtaHuallpa, hombre inteligente que agoniza cuando se sabe conocedor de su destino tras meses de cautiverio y amistad con muchos de los espaoles, que, aunque aprendieron su lengua, fueron incapaces de conocer sus sentimientos; la magia de una nia, Illencka, que le descubre costumbres y tradiciones; la confusin e impotencia de algunos conquistadores que se debaten entre la admiracin y el respeto a este pueblo y su soberano, y la presin de quienes slo ambicionaron riquezas y honores a su regreso a Espaa