La Evangelizacion de America

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La evangelización en el Perú

Al visitar los conventos de los Dominicos y de los Franciscanos se puede


apreciar claramente cómo era la religión antiguamente, se ve que el Perú
desde esas épocas ya era un país católico, a pesar de que poco antes habían
estado los incas y los indígenas con sus diferentes religiones. Al ver los
conventos uno se pregunta: ¿Cómo fue que los incas y los indígenas que había
antiguamente dejaron su religión y se volvieron católicos? y ¿cómo fue el
proceso de esa evangelización? Eso fue porque cuando los españoles llegaron
a nuestras tierras y empezaron su conquista impusieron una violenta
evangelización, y uno también se pregunta: ¿Cómo hicieron para que esa
evangelización fuera efectiva?, ¿cuáles fueron sus medidas y quienes fueron
los evangelizadores? El presente ensayo tiene como objetivo explicar y
demostrar las raíces que nos llevaron a ser un país católico.
Antes de hablar de evangelización, se debe explicar qué es la evangelización.
La evangelización es la predicación del Evangelio cristiano, que tiene como fin
de que todas las personas conozcan la fe de Jesucristo y enseñarles el camino
de la salvación, como se hizo antiguamente con América luego de ser
descubierta. Actualmente se siguen evangelizando en muchos lugares, como
en algunos países de África, en pueblos de la selva amazónica y en otros
pueblos nativos.
La evangelización en el Perú se dio de manera paulatina a medida que
llegaban las órdenes religiosas. La evangelización empezó el mismo día en que
los conquistadores españoles llegaron a nuestras tierras y emprendieron su
proceso de conquista, en la cual principalmente buscaban oro y riquezas, pero
la iglesia quiso que también se evangelizaran esas tierras. Las principales
órdenes religiosas que vinieron al Perú fueron los Dominicos, los Franciscanos,
los Mercedarios y los Agustinos; entre otras como los Jesuitas. Para la
evangelización se tomaron muchas medidas, por lo que fue caracterizada como
una evangelización violenta: Todos los indígenas fueron bautizados
progresivamente, por lo que debieron abandonar sus antiguas religiones, sus
prácticas idólatras y todas las formas que iban contra las leyes eclesiásticas y
contradecían los mandamientos católicos; se destruyeron las huacas y en su
lugar colocarron cruces o levantaron una iglesia o ermita, en el caso de que la
huaca haya sido un importante lugar de culto; todos los actos paganos fueron
castigados, por lo que se dieron campañas de extirpación de idolatrías; entre
otras no muy importantes. Las órdenes religiosas evangelizaban de acuerdo a
las reglas de su orden, pero teniendo como telón de fondo los marcos
generales de los acuerdos conciliares. Hubieron 3 concilios limenses: el
primero (1551) en la cual empezaron las primeras acciones importantes de
evangelización, y en la cual las directrices que se tomaron de la Instrucción,
dictada por el arzobispo Loayza en 1545 y corregida en 1549, imprimen "por
primera vez una orientación general que marcaría los primeros pasos de la
iglesia católica nacida en los Andes". En el segundo Concilio Limense (1567-
1568) se retoma la idea de destruir las huacas y de colocar en su lugar cruces
o levantar una iglesia o ermita (en caso de que la huaca haya sido un
importante lugar de culto). Hay que tener claro que los primeros concilios no
fueron más que intentos o experimentos de pastoral indígena de las distintas
ordenes religiosas que llegaron al Perú. El Tercer Concilio Limense (1582-
1583) marcó un cambio significativo en la evangelización peruana. Este concilio
no innovó en materia de juicio sobre las prácticas idolátricas. Reafirmó lo que
los anteriores concilios proclamaron acerca de cómo destruir las huacas y
extirpar las idolatrías. Lo nuevo fue en materia de textos y catecismos. Las
distintas órdenes debían utilizar los mismos materiales de enseñanza y
adoctrinamiento.
La primera orden en llegar al Perú fueron los Dominicos. La orden Dominicana
fue fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse durante la Cruzada
Albigense, y confirmada por el Papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216.
Esta orden destacó en el campo de la teología y doctrina, lo que la diferenció
de las otras órdenes. Fue la que alcanzó su mayor número de miembros
durante la expansión del catolicismo en los territorios de América, África y Asia.
Su hábito es blanco con una túnica, escapulario, cogulla con capucha y una
capa de color negro. Utilizan como emblema más conocido una cruz
flordelisada pintada con los colores de la orden. El lema de la orden es “Alabar,
bendecir y predicar”. Su trabajo en la predicación de Perú fue muy importante y
en los anales de la historia se tiene en especial consideración a Fray Bartolomé
de las Casas, Fr. Antonio de Montesinos, Fr. Pedro de Córdoba, San Luis
Beltrán y otros más por su labor en la defensa de los derechos de los indígenas
americanos, quienes eran explotados inmisericordemente hasta en su misma
dignidad personal, a nombre de la encomienda, por lo que en numerosas
oportunidades, la Iglesia debió reclamar ante las cortes de España, justicia y
castigo para estos excesos. Intervinieron también en la educación de la
población criolla, a través de la fundación de centros universitarios y en la
propagación de prácticas y devociones que aún hoy están presentes entre la
población católica, como la devoción a la Virgen María a través del rezo del
rosario.
Otra orden importante en venir al Perú fueron los Mercedarios. Esta orden fue
fundada en Barcelona (España) en 1218 por San Pedro Nolasco, (un joven
mercader de telas), para la redención de los cristianos cautivos en manos de
musulmanes (60.000 hasta 1779), con la intervención directa del jurista San
Raimundo de Peñafort, que era su confesor. Ellos también fueron conocidos
como “Orden de la Merced”. Estaba compuesta por religiosos y caballeros
(frailes legos o coadjutores) que recibieron la institución canónica del obispo de
Barcelona y la investidura militar del rey Jaime I, "el conquistador", aunque a
partir de 1317 convirtió en una orden clerical asimilándose, canónicamente, a
una orden mendicante. Los mercedarios pronunciaban cuatro votos: pobreza,
castidad, obediencia, y "estar dispuestos a entregarse como rehenes y dar la
vida, si fuese necesario, por el cautivo en peligro de perder su fe”. Fue una de
las tres órdenes mendicantes que evangelizaron América, desde el Reino de la
Nueva España a La Patagonia y Chile, se le encomendaban los lugares más
lejanos. En esto es necesario destacar la participación del P. Antonio de
Almansa como capellán en la expedición de Diego de Almagro, en el año 1535,
cuando llegaron a Chile. Algunos santos e intelectuales de esta orden son:
Santos: San Pedro Nolasco (fundador de la Orden de la Merced), San Serapio
(patrono de los enfermos), San Ramón Nonato (patrono de las madres
gestantes), San Pedro Pascual (patrono de los estudiantes), Santa María de
Cervellón, religiosa española, y Beata Mariana de Jesús religiosa española.
-Intelectuales: P. Francisco Zumel (catedrático en Salamanca, inicios del S.
XVII), Fray Diego Rodríguez (1596-1668). Matemático y astrónomo mexicano,
Fray Gabriel Telléz "Tirso de Molina" (literato e historiador), P. Pedro Armengol
Valenzuela (reformador de la orden, S. XIX), P. Alfonso López Qintás (profesor
de filosofía y estética en España), y Fray Melchor de Talamantes (mártir de la
independencia de México).
Otra orden importante que vino al Perú fueron los franciscanos. Esta orden fue
fundada por fundada por San Francisco de Asís en 1209. Actualmente es la
orden religiosa con mayor número de elementos y presencia mundial. La orden
religiosa de los franciscanos llegó al Perú poco después de la muerte de
Atahualpa, aunque fue en Quito (1533) donde se construyó el primer convento.
En Lima se construyó el segundo convento de la orden (poco después de
1548). Estos frailes dedicaron grandes esfuerzos en la evangelización de los
indígenas de estas tierras. Ricke, además de enseñar la doctrina cristiana, les
enseñó a los indios técnicas de agricultura (arar con bueyes, hacer yugos,
arados y carretas), la manera de contar con cifras, la gramática española, a
leer y escribir, el arte de tocar instrumentos musicales de viento y cuerda, y
otros oficios. La espiritualidad de los franciscanos es compleja y tiene muchos
caminos, pero en general se basa en la alegría, el servicio especialmente a los
más pobres, y el amor a Dios, a su creación y a los humanos. Los franciscanos
tienen presencia en la Organización de las Naciones Unidas y vigilan
constantemente a través del estudio el respeto a la "hermana naturaleza". Los
símbolos típicamente franciscanos son reconocidos la Tau franciscana, el
cordón franciscano con tres o cinco nudos, el hábito franciscano y el Cristo de
San Damián. Algunos personajes importantes de esta orden son: San Antonio
de Padua, doctor de la Iglesia, Santa Clara de Asís, que es reconocida como
co-fundadora de la espiritualidad franciscana, San Francisco Solano, Apóstol
del Perú y Taumaturgo del Nuevo Mundo, San Pedro de Alcántara, franciscano
español, San Pedro Regalado, franciscano español. Patrón de Valladolid y de
los toreros, San Buenaventura, doctor de la Iglesia, entre muchos otros.
La otra orden religiosa importante en venir al Perú fueron los agustinos. Esta
orden fue fundada por el papa Inocencio IV en el siglo XIII (1244), ante la
necesidad de unificar una serie de comunidades de monjes en la Toscana
(Italia) que siguieran las directrices conocidas como la Regla de San Agustín,
dictadas por San Agustín de Hipona quien falleció en 430. Los Agustinos,
mientras siguen la Regla de San Agustín, también están sujetos a las
Constituciones redactadas por Augustinus Novellus, Prior General entre 1298 y
1300, y Clemente de Osimo. El hábito de la Orden es de color negro y llega
hasta los tobillos y está ceñido por un cinturón de cuero negro y encima va una
capucha en forma de punta o de cono que debe llegar hasta la cintura. En
algunos conventos se usa el color blanco y morado. Los Agustinos en el Perú
se encuentran en los tres vicariatos y la Provincia Autonoma de la Orden de
San Agustín. Los Agustinos llegaron al Perú en 1551. El primer agustino que
llega al Perú, el P. Agustín de la Santísima Trinidad, con la finalidad de preparar
hospedaje a los fundadores, y que debió desembarcar en 1548, no tuvo la
dicha de recibir a sus hermanos, quienes eran doce y, después de embarcar en
Sanlúcar, llegaron a Lima el 1º de Junio. Se alojaron en una de las casas de
nuestros bienhechores, el matrimonio de Hernán González de la Torre y Juana
de Cepeda, cerca de lo que hoy es Parroquia de San Marcelo y que, durante
22 años, constituirá el primer convento en la Capital del Virreinato del Perú.
Este Capítulo de 1551 nombró Prior del Convento de Lima al P. Andrés de
Salazar. En el segundo Capítulo, el de 1554, se acepta el Convento de
Huamachuco y se nombra por Prior al P. Juan de San Pedro. El tercer
Convento, situado en Trujillo, será reconocido en el Capítulo de 1560; pero en
el trienio 1557-1560, ya se han puesto a caminar los Conventos de Conchucos,
Laymebamba, Cuzco y Paria, aceptados jurídicamente en el Capítulo de 1560.
En conclusión, el Perú es un país católico en la actualidad gracias a que los
españoles lo evangelizaron, pero creemos también que la evangelización
podría haber sido de una forma en la que no se abuse de los indígenas de la
forma en que se abusó, y creo que la iglesia debió intervenir en los fuertes
abusos que se hacían. Pero aún así, si eso no hubiera pasado, probablemente
el Perú no sería el país católico que es ahora, y probablemente todavía habría
peruanos con costumbres y prácticas idólatras.

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