22 Seminario 19
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Ou pire
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8 de Diciembre de 1971
odra comenzar enseguida pasando por encima de mi ttulo, del que despus de todo
al cabo de un tiempo vern lo que quiere decir. Sin embargo, por gentileza, ya que en verdad est hecho para retenerlos, voy a introducirlo por un comentario que lleva a l: "...ou pire"; quizs sin embargo algunos de ustedes ya lo han comprendido, "...ou pire", en suma, es lo que yo puedo siempre hacer. Basta que lo muestre para entrar en lo vivo del
sujeto. Lo muestro, en suma, a cada instante. Para no permanecer en ese sentido que, como todo sentido ustedes lo perciben, pienso es una opacidad, voy entonces a comentarlo textualmente. "...ou pire", ocurre que algunos leen mal, han credo que era: "ou lo pire(1)". No es lo mismo. "Pire" es tangible, es lo que se llama un adverbio, como "bien", o "mejor". Se dice: yo hago bien, se dice yo hago pire. Es un adverbio pero disjunto, separado de algo que es llamado en algn lugar justamente el verbo, el verbo que est reemplazado por los tres puntos. (Pire: peor. Le pire: lo peor). Esos tres puntos se refieren al uso, al uso ordinario para marcar es curioso, pero eso se ve, se ve en todos los textos impresos para hacer un lugar vaco; lo que subraya la importancia de este lugar vaco y demuestra tambin que es la nica manera de d ecir algo con el lenguaje. Y este sealamiento de que el vaco es la nica manera de atrapar algo con el lenguaje es justamente lo que nos permite penetrar en su naturaleza, al lenguaje. Tambin, ustedes lo saben, desde que la lgica ha llegado a confrontarse a algo, a algo que soporta una referencia de verdad, es cuando produjo la nocin de variable. Es una variable aparente (aparente/tambin manifiesta). La variable "apparente" X est siempre constituda por lo siguiente: que la X, en lo que se trata, marca un lugar vaco; la condicin para que eso funcione es que se ponga el mismo significante en todos los lugares que se conservan vacos. Es la nica manera con la que el lenguaje llega a algo y es por lo cual me he expresado en esta frmula de que no hay metalenguaje. Qu es lo que quiero decir?. Parecera que dicindolo, no formulo sino una paradoja, pues, desde dnde lo dira?. Ya que lo digo en el lenguaje, sera ya suficiente afirmar que hay uno desde donde puedo decirlo. No hay sin embargo nada de esto. El metalenguaje, seguramente, es necesario que se lo elabore como ficcin, cada vez que se trata de lgica, a saber que se forja en el interior del discurso lo que se llama lenguaje-objeto, por medio de lo cual es el lenguaje el que deviene meta, entiendo, el discurso comn, sin el cual no hay medio de establecer esta divisin. "No hay metalenguaje" niega que esta divisin sea sostenible. La frmula rechaza(2) (forclot) en el lenguaje que haya discordancia. Qu ocupa entonces este lugar vaco en el ttulo que he producido para retenerlos?. He dicho: forzosamente un verbo, ya que hay un adverbio. Slo que es un verbo elidido por los tres puntos. Y eso, en el lenguaje, a partir del momento en que se lo interroga en lgica, es lo nico que no puede hacerse. El verbo en la ocasin no es difcil de encontrar, basta hacer bascular la letra con que comienza la palabra "pire", eso hace "dire". Slo que, como en lgica, el verbo es precisamente el nico trmino con el que ustedes no pueden hacer lugar vaco porque cuando una proposicin, ustedes intentan hacer de ella funcin, es el verbo que hace funcin y es de lo que lo rodea que pueden hacer argumento, al vaciar ese verbo entonces hago de esto argumento, es decir cierta sustancia, no es "dire", es "le dire". Ese dire, ste que retomo de mi seminario del ao pasado, se expresa como todo decir en una proposicin completa: no hay relacin sexual. Lo que mi ttulo adelanta es que no hay ambigedad: es que al salir de ah ustedes no enunciarn, no dirn sino peor (pire).
"No hay relacin sexual" se propone entonces como verdad. Pero ya he dicho que la Verdad no puede decirse sino a medias (mi-dire). Entonces, lo que digo es que se trata en suma de que la otra mitad diga peor (pire). Si no hubiera peor, simplificara eso las cosas?. Es el caso de decirlo. La cuestin es: es que eso no los simplifica ya, en tanto si aquello de lo que he partido es de lo que yo puedo hacer, y que sea justamente lo que yo no hago, es que eso no basta para simplificarlos?. Slo que vean, no puede hacerse que yo no pueda hacerlo, ese peor. Exactamente como todo el mundo. Cuando digo que no hay relacin sexual, adelanto precisamente esta verdad en el ser hablante de que el sexo no define ah ninguna relacin. No es que niegue la diferencia que hay, desde la ms temprana edad, entre lo que se llama una niita y un varoncito. Es incluso de ah que parto. Perciban enseguida que no saben, cuando parto de ah, de qu hablo. No hablo de la famosa "Pequea diferencia", que es aquella por la cual, a uno de los dos, le parecer cuando sea sexualmente maduro, le parecer absolutamente del orden del buen gusto, del rasgo de ingenio gritar: Hurra!, hurra! por la pequea diferencia. Nada, por divertido que fuera, bastara para indicarnos, denota, hace referencia, a la relacin complexual, es decir al hecho inscrito en la experiencia analtica y que es aquello hacia lo cual nos ha llevado la experiencia complexual con este rgano, la pequea diferencia, ya destacada muy temprano como rgano, lo que es ya decir todo (escritura en griego) (rganos-organon):instrumento. Acaso un animal tiene la idea de tener rganos?, Cundo se ha visto eso?, Y para qu?. Bastara enunciar: "Todo animal es una manera de retomar lo que he enunciado recientemnte a propsito de la suposicin del goce llamado sexual como instrumental en e l animal, he contado eso en otra parte, aqu lo dir de otra manera todo animal que tiene pinzas no se masturba". Es la diferencia entre el hombre y la langosta. Ven, eso siempre produce su pequeo efecto. Por medio de lo cual, se les escapa lo que esta frase tiene de histrico. No es del todo a causa de lo que ella aserta no digo nada ms, ella aserta sino de la cuestin que introduce a nivel de la lgica. Esto est oculto pero es lo nico que ustedes no han visto es que ella contiene el "no-todo", que es muy precisamente y muy curiosamente lo que elude la lgica aristtlica en la medida en que se ha producido y destacado la funcin de los proadiorismos que no son ninguna otra cosa que so que ustedes s aben, a saber, el uso de "todo", de "alguno", en torno de lo cual Aristteles hace girar los primeros pasos de la lgica formal. Esos pasos estn cargados de consecuencias, son ellos los que han permitido elaborar lo que se llama la funcin de los cuantificadores. Es con el "Todo" que se establece el lugar vaco del que hablaba hace un rato. Alguien como Frege cuando comenta la funcin de la asercin en relacin a una funcin verdadera o falsa de X, le hace falta, para que X tenga existencia de argumento aqu ubicada en ese pequeo hueco (creux), imagen del lugar vaco, que haya algo que se llama "Todo X" que conviene a la funcin:
La introduccin del "No-todo" es aqu esencial. El "no-todo" no es esta universal negativizada, el "No-todo" no es "ningn", no es "Ningn animal que tenga pinzas se masturba". Es "no todo animal que tenga pinzas" est por ah requerido a lo que sigue. Hay rgano y rgano, como hay fagot y fagot, el que da los golpes y el que los recibe. Y esto los lleva al corazn de nuestro problema. Pues, ustedes ven que simplemente al bosquejar el primer paso, nos deslizamos as al centro, sin haber tenido inclusive el tiempo de volvernos, al centro de algo donde hay una mquina que nos lleva. Es la mquina que yo desmonto. Pero hago la observacin para el uso de algunos no es para demostrar que es una mquina, tampoco para que un discurso sea tomado por una mquina, como lo hacen algunos justamente al querer embragarse sobre el mo, de discurso. En lo cual lo que ellos demuestran es que no se embragan sobre lo que hace un discurso, a saber lo Real que ah pasa. Desmontar la mquina no es del todo lo mismo que lo que venimos de hacer, es decir ir sin ms al agujero del sistema, es decir el lugar donde lo Real pasa por ustedes, y cmo pasa, ya que los aplasta!. Naturalmente me gustara, me gustara mucho preservar vuestra canallera natural que es lo que hay de ms simptico, pero que, lstima, lstima, recomenzando siempre, como dice el otro, viene a reducirse a la tontera por el efecto mismo de ese discurso que es esto que demuestro. En lo cual ustedes deben sentir al instante que hay al menos dos maneras de demostrar ese discurso, quedando abierto que la ma sea an una tercera. Es necesario forzarme en insistir, por supuesto, en este energtica de la canallera y la tontera a las cuales no hago nunca ms que una lejana alusin. Desde el punto de vista de la energtica, por supuesto, esto no se sostiene. Ella es puramente metafrica. Pero es de esta vena de metfora de la que el ser hablante subsiste, quiero decir, que constituye para l el pan y la levadura. Les he entonces pedido benevolencia sobre el punto de insistencia. Es en la esperanza de que la teora ah supla perciben el acento del subjuntivo, lo he aislado porque... y luego hubiera podido estar recubierto por el acento interrogativo, piensen en todo eso, as, en el momento dnde eso pasa, y especialmente para no perder lo que viene ah, a saber, la relacin del inconsciente a la verdad la buena teora, y es ella quien facilita la va, la va misma en que el inconsciente estaba reducido a insistir. No habra ms que hacerlo si la va estuviera bien facilitada. Pero eso no quiere decir que todo estara resuelto por eso, al contrario. La teora, al dar esta base, debera ella misma ser ligera, ligera al punto de no dar la impresin de apoyarse ah, debera tener lo natural que hasta hoy no tienen ms que los errores... no todos, una vez ms, por supuesto. Pero esto vuelve ms seguro que haya algunos para sostener ese natural del que tantos otros hacen apariencia (semblant). Aqu adelanto que para que aquellos, los otros, puedan hacer apariencia, es necesario que, de esos errores, para sostener lo natural, haya "al menos una(3)": Reconozcan lo que ya he escrito el ao pasado con una terminacin diferente, precisamente a propsito de la histrica y del "homoinzin" que sta exige. Esta
"homoinzune", el rol, es evidente, no podra estar mejor sostenido que por lo natural mismo. Es en lo cual yo negaba al comienzo, por el contrario, es en lo cual no negaba al comienzo la diferencia que hay, perfectamente notable y desde la primera edad, entre una niita y un varoncito, y que esta diferencia que se impone como nativa es en efecto natural, es decir, responde a esto de que lo que hay de real en el hecho de que, en la especie que se denomina a s misma as hija de sus obras, en eso como en muchas otras cosas, que se denomina "homo sapiens", los sexos parecen repartirse en dos nmeros aproximadamente iguales de individuos y que bastante temprano, ms temprano de lo que se espera, esos individuos se distinguen. Se distinguen, es cierto. Slo que, se los sealo al pasar, esto no forma parte de una lgica, ellos no se reconocen, no se reconocen como seres hablantes sino al rechazar esta distincin por todo tipo de identificaciones, y es la moneda corriente del psicoanlisis percibir que es el resorte mayor de las fases de cada niez. Pero esto es un simple parntesis. Lo importante lgicamente es esto: es que lo que yo no negaba, est justamente ah el deslizamiento, es que ellos se distinguen. Es un deslizamiento. Lo que yo no negaba es que se los distingue, no son ellos quienes se distinguen. Es as que se dice: "Oh, el verdadero hombrecito, como se ve ya que es absolutamente diferente de una niita. Es inquieto, inquisidor, eh!" ya en tren de vanagloriarse. Mientras que la niita est lejos de parecrsele. Ella no piensa ya sino en jugar con esta suerte de abanico que consiste en esconder el rostro en un hueco y rehusarse a saludar. Slo que vean: uno no se maravilla de eso sino porque es as, es decir exactamente as como ser ms tarde, es decir conforme a los tipos del hombre y de la mujer tales como van a constituirse a partir de otra cosa, a saber, de la consecuencia, del precio (prix) que habr tomado a continuacin la pequea diferencia. Intil agregar que "la pequea diferencia, hurra!" estaba ya ah para los padres desde una paga (depuis une paye) y que ella ha podido ya tener efectos sobre la manera con la que ha sido tratado, hombrecito y mujercita. No es seguro, no siempre es as. Pero no hay necesidad de esto para que el juicio de reconocimiento de los adultos que lo rodean se apoye entonces en un error, el que consiste en reconocerlos, sin duda por lo que ellos se distinguen, pero al no reconocerlos sino en funcin de criterios formados bajo la dependencia del lenguaje, si es que, como lo adelanto, es porque el ser es hablante que hay complejo de castracin. Agrego esto para insistir, para que comprendan bien lo que quiero decir. Entonces, es en eso que el homoinzune, de error, hace consistente lo natural por otra parte incuestionable de esta vocacin prematura si puedo decir, que cada uno experimenta por su sexo. Hay que agregar por otra parte que en el caso en que esta vocacin no es evidente, esto no debilita el error, ya que puede completarse con comodidad por atribuirse a la naturaleza como tal, esto, por supuesto, no menos naturalmente. Cuando eso no funciona se dice: "es un varn en falta" (manqu) y en ese caso, la falta tiene toda la facilidad para ser considerada como lograda en la medida en que nada impide que se le impute a esa falta un suplemento de femineidad. La mujer, la verdadera, la pequea mujercita se oculta detrs de esa falta misma, es un refinamiento absolutamente por otra parte plenamente conforme a lo que nos ensea el inconsciente de no tener xito nunca mejor que al fallar.
En esas condiciones, para acceder al otro sexo, es necesario realmente pagar el precio, justamente el de la pequea diferencia que pasa engaosamente a lo real por el intermediario del rgano, justamente en lo que l deja de ser tomado por tal y al mismo tiempo revela lo que quiere decir por ser rgano: un rgano no es instrumento sino por intermedio de esto en lo que todo instrumento se funda, es que es un significante. Y bien, es en tanto que significante que el transexualista no quiere ms de esto, y no en tanto que rgano. En lo cual comete un error, el error justamente comn. Su pasin, la del transexualista, es all locura de querer liberarse de este error: el error comn que no ve que el significante, es el goce y que el falo no es de esto, sino el significado. El transexualista no quiere ms ser significado falo por el discurso sexual que, lo enuncio, es imposible. No se equivoca ms que por querer forzar el discurso sexual que, en tanto que imposible, es el pasaje a lo Real, por querer forzarlo por l a ciruga. Es lo mismo que lo que he anunciado en un programa para un cierto "Congreso sobre la sexualidad femenina". Slo, deca, para aquellos que saben leer, la homosexual, a escribir en femenino, sostiene el discurso sexual. Es por lo que invocaba el testimonio de Las Preciosas que, ustedes saben, permanecen para m como un modelo, las Preciosas que, si puedo decir, definen tan admirablemente el Ecce Homo, permtanme detener ah el trmino, el exceso al trmino (l'exces au mot) el ecce homo del amor, porque ellas no arriesgan tomar el falo por un significante. Entonces, " ? pues!" signo ? pues: no es ms que al romper (briser)(4) el significante en su letra que se llega al final en ltimo trmino. Es enojoso no obstante que esto ampute para ella, la homosexual, el discurso psicoanaltico. Pues ese discurso, es un hecho, las pone, a las muy queridas, en una ceguera total sobre lo que hay aqu del goce femenino. Contrariamente a lo que se puede leer en un clebre drama de Apollinaire (el que introduce el trmino, "surrealista"), "Therese vuelve a Tiresias", vengo de hablar de ceguera, no lo olviden, no dejando sino recuperando los dos pjaros llamados "su debilidad" (cito a Apollinaire, para aquellos que no lo hayan ledo), es decir los pequeos y grandes globos que en el teatro los representan y son quizs, digo quizs porque no quiero distraer vuestra atencin, me conformo con un quizs, que son quizs eso, gracias a lo cual la mujer no sabe gozar sino de una ausencia. La homosexual no est del todo ausente en lo que le queda de goce. Lo repito, esto le facilita el discurso del amor, pero es claro que eso la excluye del discurso psicoanaltico que no puede apenas sino balbucear. Intentemos avanzar. Dado la hora, no podra ms que indicar rpidamente esto que en relacin a todo lo que se plantea como, instituyendo esta relacin sexual por una suerte de "ficcin", que se llama el matrimonio, sera buena la regla de que el psicoanalista se diga: sobre ese punto, que ellos se las arreglen como puedan. Es eso lo que l hace en su prctica. El no lo dice, ni siquiera se lo dice por una suerte de falsa vergenza, pues se cree en deber de paliar todos los dramas. Es una herencia de pura supersticin: hace de mdico. Nunca el mdico se haba metido a asegurar la felicidad conyugal y, como el psicoanalista, no se ha percatado an que no hay relacin sexual, naturalmente el rol de providencia de las parejas lo habita.
Todo eso: la falsa vergenza, la supersticin y la incapacidad de formular una regla precisa para ese punto, sta que acabo de enunciar, "que se las arreglen", proviene del desconocimiento de esto que su experiencia le repite, pero podra incluso decir le machaca, que no hay relacin sexual. Hay que decir que la etimologa de machacar (seriner) nos conduce directamente a "sirena". Es textual, est en el diccinario etimolgico, no soy yo quien se entrega aqu de golpe a un canto anlogo. Es sin duda por esto que el psicoanalista, como Ulises lo hace, permanece atado a un mstil... si!... naturalmente para que eso dure, lo que escucha como el canto de las sirenas, es decir permaneciendo encantado, es decir entendiendo todo al revs, y bien, el mstil, ese famoso mstil en el cual naturalmente no puede dejar de reconocerse el falo, es decir, el significante mayor, global, y bien! l permanece atado y eso conviene a todo el mundo. No conviene sin embargo a todo el mundo sino en esto de que no tiene ninguna consecuencia enojosa ya que est hecho para eso, para el navo psicoanaltico mismo, es decir para todos aquellos que estn en el mismo barco. No es menos cierto que l lo entiende al revs, ese machaqueo de la experiencia y que es por eso que hasta ahora queda como un dominio privado entiendo para aquellos que estn sobre el mismo barco. Lo que sucede sobre ese barco, donde hay tambin seres de los dos sexos, es no obstante remarcable: lo que sucede que escucho de esto por boca de la gente que a veces viene a visitarme, de esos barcos, yo que estoy, mi dios! sobre otro en que no rigen las mismas reglas, sera bastante ejemplar si la manera con la que obtengo viento de esto no fuera tan particular. Al estudiar lo que resulta de un cierto modo de desconocimiento de lo que constituye el discurso analtico, a saber las consecuencias que eso tiene sobre lo que llamara el estilo de lo que se refiere a la ligazn, ya que finalmente la ausencia de relacin sexual es muy manifiestamente lo que no impide, muy lejos de esto, la ligazn, sino lo que le da sus condiciones, esto permitir quizs entrever lo que podra resultar del hecho de que el discurso psicoanaltico permanezca alojado sobre sus barcos donde a ctualmente navega y de lo cual algo deja temer que permanezca el privilegio. Podra ser que algo de este estilo venga a dominar el registro de las ligazones en lo que impropiamente se llama el vasto campo del mundo, y en verdad eso no es tranquilizante. Sera seguramente an ms enojoso que el estado presente que es tal que es en este desconocimiento que vengo de puntuar de donde resulta lo que despus de todo no es injustificado, a saber lo que se ve a menudo a la entrada del psicoanlisis, los temores manifestados a veces por sujetos que no saben que es en suma por creer el silencio psicoanaltico institucionalizado sobre el punto de que no hay relacin sexual que evoca, en esos sujetos esos temores, a saber, mi Dios!, de todo lo que puede estrechar, afectar las relaciones interesantes, los actos apasionantes, an las perturbaciones creadoras que requiere esta ausencia de relacin. Quisiera entonces, antes de dejarlos, esbozar aqu algo. Ya que se trata de una exploracin de lo que he llamado una nueva lgica, la que se debe construir sobre lo que ocurre de esto al plantear en primer lugar que en ningn caso nada de lo que ocurre, por el hecho de la instancia del lenguaje, puede desembocar sobre la formulacin de ningn modo satisfactoria de la relacin, es que no hay acaso algo a tomar de lo que, en la exploracin lgica, es decir en el cuestionamiento de lo que, al lenguaje, no slo impone lmite, en su aprehensin de lo Real, sino que demuestra en la estructura misma de este
esfuerzo de aproximarlo, es decir, de situar en su propio manejo lo que puede haber de Real, haber determinado el lenguaje, es que acaso no es conveniente, probable, propio para ser inducido que, si es en el punto de una cierta falla de lo Real, hablando con propiedad indecible, ya que sera ella la que determina todo el discurso, donde reposan las lneas de ese campo que son las que descubrimos en la experiencia analtica, es que acaso todo lo que la lgica ha diseado, al referir el lenguaje a lo que es planteado de Real, no nos permitir ubicar en algunas lneas a inventar, y est ah el esfuerzo terico que designo por esta facilidad que encontrara una insis tencia, es que no es posible acaso encontrar aqu una orientacin?. No har, antes de dejarlos, ms que puntuar que hay tres registros, hablando con propiedad, ya emergidos de la elaboracin de la lgica, tres registros en torno a los cuales girar este ao mi esfuerzo por desarrollar lo que resulta de las consecuencias de esto, planteado como primero, que no hay relacin sexual. Primeramente lo que ustedes ya han visto en mi discurso puntuar, los prosdiorismos. En el discurso de ese primer abordaje no he hoy encontrado sino el enunciado del "No-todo". Ese, ya el ao pasado, he credo aislarlo muy precisamente: para no todo (escritura en griego) cerca de la funcin, que dejo aqu totalmente enigmtica, de la funcin, no de la relacin sexual, sino de la funcin que propiamente vuelve el acceso a esto imposible. Es aquella a definir, en suma, a definir este ao, imaginen el goce. Porqu no sera posible escribir una funcin del goce?. Es ponindolo a prueba que veremos la sostenibilidad de esto o no. La funcin del "no-todos", ya el ao ltimo he podido avanzar, y ciertamente desde un punto de vista mucho ms prximo en cuanto a aquello de lo que s e trataba, no hago hoy ms que abordar nuestro terreno, por una barra negativa puesta por encima del trmino que, en la teora de los cuantificadores designa el equivalente, dira an ms: la purificacin respecto del uso ingenuo hecho en Aristteles del prosdiorismos "todos". Lo importante es que hoy he adelantado ante ustedes la funcin del "no-todos". Cada uno sabe que a propsito de la proposicin llamada, en Aristteles, particular, lo que surge, si puedo decir, ingenuamente, es que existe algo que respondera a esto. Cuando emplean "alguno", en efecto, eso parece ir de suyo. Parece ir de suyo y no va de suyo, porque es absolutamente claro que no basta negar el "no-todo" para que cada uno de los dos pedazos, si puedo expresarme as, la existencia sea afirmada. Seguramente, si la existencia es afirmada, el "no-todo" se produce. Es en torno de este "exis te" que debe consistir nuestro avance. Desde hace tanto tiempo las ambigedades se perpetan ah que se llega a confundir la esencia y la existencia, y, de una manera an ms sorprendente a creer que es plus de existir que de ser. Es tal vez justamente que existen seguramente hombres y mujeres, y para decirlo todo, que no hacen ms que existir, lo que constituye todo el problema. Porque despus de todo, en el uso correcto que hay que hacer a partir del momento en que la lgica se permite despegarse un poco de lo Real, nica manera a decir verdad que tiene para poder situarse en relacin a l, es a partir del momento en que no se asegura sino de esta parte de lo Real, en donde sea posible una verdad, es decir las matemticas,
es a partir de ese momento que lo que se ve bien que designa un "existe" cualquiera, no es ninguna otra cosa por ejemplo que un nmero para satisfacer una ecuacin. No decido saber si el nmero es a considerar o no como Real. Para no dejarlos en la ambigedad puedo decir que decido, que el nmero forma parte de lo Real. Pero es ese Real privilegiado a propsito del cual el manejo de la verdad hace progresar la lgica. Sea lo que sea, el modo de existencia del nmero no es, hablando con propiedad, lo que puede asegurarnos lo que hay ah de la existencia cada vez que el prosdiorismo "algn" es avanzado. Hay un segundo plano sobre el cual no hago aqu ms que abrochar como referencia del campo en el cual iremos a avanzar de una lgica que nos sera propicia, la de la modalidad. La modalidad, como cada uno sabe al abrir Aristteles, juega con cuatro categoras, de lo imposible que se opone a lo posible, de lo necesario que se opone a lo contingente. Veremos que no hay nada sostenible en esas oposiciones y hoy les sealo simplemente lo que hay de una formulacin de lo necesario que es propiamente sta: "no poder no". "No poder no", est ah propiamente lo que para nosotros define la necesidad. Eso va dnde?. De lo imposible "no poder" a "poder no". Es lo posible o lo contingente?. Pero lo que hay de seguro es que, si ustedes quieren hacer la ruta contraria, lo que encuentran es "poder no poder", es decir que eso conjuga lo improbable, lo caduco de esto que puede ocurrir, a saber, no que este imposible al cual se volvera cerrando el crculo, sino muy simplemente la impotencia. Esto simplemente para indicar, en frontispicio, el segundo campo de las cuestiones a abrir. El tercer trmino es la negacin. No les parece ya, que lo que he escrito ah de lo que lo completa en las frmulas, el ao ltimo, ya anotadas en el pizarrn, es a saber que hay dos formas (escritura en griego) absolutamente diferentes de negacin posible presentidas ya por los gramticos. Pero en verdad, como se trataba de una gramtica que pretenda ir de las palabras al pensamiento, para decirlo todo, el embarcarse en la semntica es el naufragio seguro. Por lo tanto, la distincin hecha de la forclusin y la discordancia debe ser recordada a la entrada de lo que haremos este ao. Es necesario an que yo precise, y ser el objeto de las charlas que seguiremos, dar a cada uno de esos captulos el desarrollo que conviene, que la forclusin no podra, como lo dicen Damourette y Pichon ser ligada en s misma al "pas", al "point", al "goutte", al "mie" o a algunos otros de esos accesorios que parecen soportarlo en francs. Sin embargo hay que remarcar que lo que va en contra es precisamente nuestro "no todos". Nuestro "no-todos" es la discordancia. Pero qu es la forclusin?. Seguramente debe ubicarse en un registro muy distinto a este de la discordancia, en el punto en que hemos escrito el trmino llamado de la funcin. Ah se formula la importancia del decir. No hay forclusin sino del decir. Que de eso que existe, estando la existencia ya promovida a lo que seguramente nos hace falta dar su estatuto, que algo pueda ser dicho o no, es de esto que se trata en la forclusin. Y de que algo no pueda ser dicho seguramente no podra concluirse sino una cuestin sobre lo Real. Por el momento, la funcin ? ? tal como la he escrito no quiere decir sino esto: que para todo lo que es del ser hablante la relacin sexual hace cuestin. Est ah toda nuestra experiencia, quiero decir el mnimo que podemos extraer de ah. Pues esta cuestin, como
toda cuestin (pregunta), no habra pregunta si no hubiera ms respuesta que los modos bajo los cuales esta pregunta se plantea, es decir las respuestas, precisamente lo que se trata de escribir en esta funcin, est ah sin duda lo que va a perm itirnos sin ninguna duda hacer funcin entre lo que se ha elaborado de la lgica y lo que puede, sobre el principio considerado como efecto de lo Real, sobre el principio de que no es posible escribir la relacin sexual, sobre ese principio mismo fundar lo que es de la funcin, de la funcin que regla todo lo que pertenece a nuestra experiencia, en esto que al hacer cuestin, la relacin sexual que no es, en el sentido de que no se la puede escribir, esa relacin sexual determina todo lo que se elabora de un discurso cuya naturaleza es ser un discurso quebrado (rompu).
15 de Diciembre de 1971
e han dado esta maana, me han regalado esta maana, esto, una pequea
lapicera. Si supieran qu difcil es para m encontrar una lapicera que me guste, y bien, sentiran hasta qu punto esto me da placer, y a la persona que me la trajo, que est quizs ah, se lo agradezco. Es una persona... que me admira, como se dice. Yo, yo me cago en que se me admire. Lo que me gusta es que se me trate bien!. Slo que, inclusive entre aquellas, eso sucede raramente. Bueno, de cualquier modo, me he servido de ella para escribir, y es de ah que parten mis reflexiones. Es un hecho que, al menos para m, es cuando escribo que encuentro algo. Eso no quiere decir que si no escribiera no encontrara nada. Pero finalmente, tal vez no me percatara de ello. Al fin de cuentas la idea que me hago de esta funcin del escrito que, gracias a algunos pequeos vivillos est a la orden del da, y sobre lo cual finalmente no he querido tal vez demasiado tomar partido, pero se me fuerza la mano, porqu no?, la idea que me hago, en suma, y es tal vez eso lo que en algunos casos ha presta do a confusin, quiero decirlo as crudamente, masivamente, porque hoy justamente me he dicho que el escrito puede ser muy til para que encuentre algo, pero escribir algo para ahorrarme aqu, digamos, la fatiga o el riesgo u otras cosas an que quisiera hablarles, eso no da finalmente buenos resultados. Es mejor que no tenga nada para leerles. Por otra parte no es la misma especie de escrito el escrito en que hago algunos hallazgos de tiempo en tiempo o el escrito en el que puedo preparar lo que he de decir aqu. Tambin est el escrito para la impresin, que es an absolutamente otra cosa, que no tiene ninguna relacin o ms exactamente del que sera enojoso creer que lo que pude haber escrito una vez para hablarles constituya un escrito absolutamente aceptable y que yo retomara. Entonces, me arriesgo a decir algo como esto, que saltea un paso. La idea que me hago del escrito, para situarlo, para partir de ah, se podra discutir despus, digmoslo, dos puntos: es el retorno de lo reprimido. Quiero decir que es bajo esta forma, y es esto lo que quizs haya podido prestar a confusin en algunos de mis escritos precisamente, es que si he podido a veces parecer prestar a lo que se cree que identifico, el significante y la letra, es justamente porque es en tanto letra que me toca ms, a m como analista, es en tanto letra que a menudo lo veo volver, a este significante, el significante reprimido precisamente.
Entonces, que yo lo ilustre en la "Instancia de la Letra..." en fin, como una letra ese significante, y por otra parte debo decir que es tanto ms legtimo que todo el mundo haga as, la primera vez que se entra, hablando con propiedad, en la lgica, se trata de Aristteles y las Analticas, uno se sirve tambin de la letra, no absolutamente de la misma manera con que la letra vuelve al lugar que hace retorno, al lugar del significante que hace retorno. Viene ah para marcar un lugar, el lugar de un significante que, l, es un significante que arrastra, que puede al menos arrastrarse por todas partes. Pero se ve que la letra est hecha de alguna manera para eso, y uno se percata que est tanto ms hecha para eso que es as que se manifiesta de entrada. No s si ustedes se dan cuenta pero espero que piensen en esto, porque supone algo que no est dicho en lo que adelanto. Es necesario que haya una especie de transmutacin que se opera del significante a la letra cuando el significante no est ah, est a la deriva, no es cierto, se las tom del campo, de lo que sera necesario preguntarse cmo eso puede producirse. Pero no es por ah que tengo intencin de comprometerme hoy, tal vez otro da. Sin embargo no se puede hacer ms que, respecto de esta letra no se puede no tener relacin, en un campo que se llama matemtico, con un lugar donde no se puede escribir cualquier cosa. Seguramente no es... no voy tampoco a embarcarme en eso. Les hago observar simplemente que es en eso que ese dominio se distingue y que es incluso probablemente lo que constituye aquello a lo cual no he hecho alusin aqu, es decir en el seminario, pero finalmente que he llegado en algunas charlas donde sin duda algunos de aquellos que estn aqu han asistido, a saber Sainte-Anne, cuando planteaba la cuestin de lo que se podra llamar un matema, planteando ya que es el punto pivote de toda enseanza, dicho de otra manera, que no hay enseanza ms que matemtica, el resto es broma. Esto lleva seguramente a otro estatuto del escrito que el que he dado de entrada. Y la juntura, en el curso de este ao de lo que tengo para decirles, es lo que intentar hacer. Mientras tanto mi dificultad, aquella en suma donde a pesar de todo me sostengo, no s si esto viene de m o si es ms bien por vuestra cooperacin, mi dificultad es que mi matema, visto el campo del discurso que debo establecer, confina siempre en la boludez. Eso va de suyo con lo que les he dicho ya que en suma, de lo que se trata, es que en la relacin sexual no hay, habra que escribirlo H-I-H-A-N y appt (cebo, seuelo) con dos p, un acento circunflejo y una t al final. No hay que confundir naturalmente: H-I-H-A-N-A-P-P-=-T, relaciones sexuales, no hay ms que eso, sino encuentros sexuales, es siempre fallado, incluso y sobre todo cuando es un acto. Bueno, en fin, pasemos. Es eso que me ha trado una observacin como sta: quisiera, en tanto estamos a tiempo todava que, ya que habremos de verlo, se habr al menos de ver cosas en torno... es una muy buena introduccin, algo esencial, la Metafsica de Aristteles. Quisiera verdaderamente que la hayan ledo... para que cuando venga, sepa, al comienzo del mes de Marzo, para ver ah la relacin con nuestro asunto sera necesario que ustedes la hubieran ledo bien. Naturalmente no es de eso que les hablar. No es que yo no admire la boludez, dir ms: me prosterno. Ustedes no se prosternan, son electores conscientes y
organizados, no votan por boludos, es lo que los pierde. Un feliz sistema poltico debiera permitir a la boludez tener su lugar y por otra parte las cosas no marchan bien ms que cuando es la boludez la que domina. Dicho esto, no es una razn para prosternarse. Entonces, el texto que tomar, es algo que es una proeza, y una proeza (exploit) como hay muchos que son, si puedo decir, inexplotados, es el Parmnides de Platn, que nos servir. Pero para comprenderlo, para comprender el relieve que hay en ese texto no boludo, es necesario haber ledo la Metafsica de Aristteles. Y espero, espero porque cuando aconsejo que se lea la Crtica de la Razn Prctica como una novela, como algo pleno de humor, no s si alguien ha seguido ese consejo y logrado leerla como yo; no se me ha participado, es en alguna parte en Kant con Sade del que jams supe si alguien lo ha ledo, entonces voy a hacer algo parecido, les digo: lean la Metafsica de Aristteles , y espero que como yo, sentirn que es muy boluda. Bien, no quisiera extenderme demasiado en esto, es una de las observaciones laterales, seguramente, que me vienen, eso no puede ms que sorprender a todo el mundo cuando se lo lee, cuando se lee el texto seguramente. Se trata no de la Metafsica de Aristteles, como eso, en su esencia, en el significado, en todo lo que se les ha explicado a partir de ese magnfico texto, es decir todo lo que ha hecho la metafsica para esta parte del mundo en la que estamos, pues todo ha salido de ah, es absolutamente fabuloso. Se habla del fin de la metafsica, en nombre de qu?. En tanto existe este libraco se podr siempre hacer. Ese libro es un libro, es muy diferente de la metafsica, es un libraco "escrito", de lo que hablaba hace un rato. Se le ha dado un sentido que se l ama la metafsica pero es necesario sin embargo distinguir el sentido y el libro. Naturalmente una vez que se le ha dado todo ese sentido no es fcil volver a encontrar el libraco. Si lo reencuentran verdaderamente vern lo que sin embargo aquellos que ti enen una disciplina, y que existe y que se llama el mtodo histrico, crtico, exegtico, todo lo que quieran, que son capaces de leer el texto evidentemente con una cierta manera de apartarse del sentido, y cuando se observa el texto, y bien, evidentemente les vienen dudas. Dira que, porque este obstculo de todo lo que se ha comprendido de esto no puede existir ms que a nivel universitario, y que la universidad no existe desde siempre, finalmente en la Antigedad, tres o cuatro siglos despus de Aristteles se han comenzado a emitir las dudas naturalmente ms serias sobre ese texto, porque se saba todava leer, se han emitido dudas, se ha dicho que es una serie de notas o bien que ha sido un alumno quien lo ha hecho, que ha reunido las cosas. Debo decir que no estoy convencido del todo, quizs porque vengo de leer un libro de un llamado Michelet, no el nuestro, no nuestro poeta; cuando digo nuestro poeta quiero decir que ubico muy alto al nuestro, es un tipo que estaba en la Universidad de Berln, que se llamaba Michelet tambin, que ha hecho un libro sobre la Metafsica de Aristteles precisamente. El mtodo histrico que floreca entonces lo haba aguijoneado con las dudas emitidas, no sin fundamento ya que se remontan a la ms alta Antigedad. Debo decir que Michelet no es de esta opinin y yo tampoco. Porque verdaderamente, como dira yo, la boludez hace prueba para lo que es de la autenticidad. Lo que domina es la autenticidad, si puedo decir, de la boludez. Puede ser que ese trmino "autntico" que
est siempre un poco complicado entre nosotros con resonancias etimolgicas griegas, hay lenguas donde est mejor representado, es echt, no s como con eso se hace un nombre, debe ser Echtigkeit o algo as, qu importa. No hay nada tan autntico como la boludez. Entonces, esta autenticidad es tal vez no la autenticidad de Aristteles, sino la Metafsica, hablo del texto, es autntico, no puede haber sido hecho por fragmentos o partes, est siempre a la altura de lo que es ahora necesario que llame, que justifico llamar, boludez, la boludez es eso, aquello en lo cual se entra cuando se plantean las preguntas a un cierto nivel que est, ste precisamente, determinado por el hecho del lenguaje, cuando se aproxima su funcin e sencial que es la de llenar todo lo que deja abierto (beant) que no puede haber relacin sexual, lo que quiere decir que ningn escrito puede dar cuenta de alguna manera, de manera satisfactoria, que sea escrito en tanto que producto del lenguaje. Porque por supuesto, luego, desde que hemos visto las gametas podemos escribir en el pizarrn: "hombre=portador de espermatozoides", lo que sera una definicin poco graciosa porque no es slo l quien los lleva, hay montones de animales; de esos espermatozoides, espermatozoides de hombre, entonces comencemos a hablar de biologa. Porque los espermatozoides de hombre son justamente aquellos que lleva el hombre, porque, como son espermatozoides de hombre que hacen al hombre, estamos en un crculo que da vueltas ah. Pero qu importa, se puede escribir eso. Slo que no tiene ninguna relacin con lo que sea que pueda escribirse si puedo decir atinado, es decir que tenga una relacin a lo Real. No es porque es biolgico que es ms Real: es el fruto de la ciencia que se llama biologa. Lo Real es otra cosa: lo R eal es lo que comanda toda la funcin de la significancia. Lo Real es lo que ustedes encuentran justamente por no poder, en matemtica, escribir cualquier cosa. Lo Real es lo que interesa a esto en lo que es nuestra funcin ms comn: ustedes nadan en la significancia, y bien, no pueden atraparlos todos al mismo tiempo, los significantes, eh!. Est interdicto por su estructura misma: cuando tienen algunos, un paquete, no tienen los otros, estn reprimidos. Esto no quiere decir que ustedes no los digan de todos modos: justamente ustedes los dicen "inter". Estn prohibidos (interdictos) eso no les impide decirlos, pero los dicen censurados. O bien todo lo que es el psicoanlisis no tiene ningn sentido, hay que tirarlo a la basura; o bien lo que les he dicho debe ser vuestra verdad primera. Entonces es de esto que se va tratar este ao, por el hecho de que ubicndose en un cierto nivel, Aristteles o no, pero en todo caso el texto est ah, autntico, cuando uno se ubica en un cierto nivel, esto no va solo. Es apasionante ver que alguien tan agudo, tan sabio, tan alerta, tan lcido, se pone a chapotear ah de esta manera, por qu?. Porque se interroga sobre el principio, naturalmente no tiene la menor idea de que el principio es ste: que no hay relacin sexual. No hay idea de esto, pero se v e que es nicamente a ese nivel que se plantean todas las cuestiones. Y entonces lo que le sale como vuelo de pjaro al salir del sombrero donde simplemente l introdujo una pregunta cuya naturaleza no conoca, comprenden, es como el prestidigitador que cree haber puesto... en fin es necesario haber introducido un conejo,
naturalmente, que debe luego salir, y luego, despus, sale un rinoceronte. Es absolutamente as Aristteles: pues dnde est el principio, si es el gnero, pero entonces si es el gnero, se pone furioso porque: es el gnero general o el gnero ms especfico. Es evidente que el ms general es el ms esencial, pero no obstante el ms especfico es el que da lo que hay de nico en cada uno. Ahora, sin incluso darse cuenta, a Dios gracias!, porque gracias a eso l no los confunde, que esta historia de esencialidad y esta historia de unicidad es la misma cosa o ms exactamente es homnima a lo que l interroga, a Dios gracias l no los confunde, no es de ah que los hace salir, se dice: es que el principio es el Uno o bien que el principio es el Ser. Entonces en ese momento eso se embrolla completamente. Como es necesario a todo costo que el Uno sea y que el Ser sea uno, ah perdemos los pedales. Pues justamente, el medio de no boludear es separarlos severamente, es lo que intentaremos hacer a continuacin. Basta con Aristteles. Les he enunciado, he franqueado ya el paso (le pas(5)) el ao ltimo que esa no-relacin, si puedo expresarme as, es necesario escribirla, es necesario escribirla a todo precio, quiero decir escribir la otra relacin, la que hace tapn a la posibilidad de es cribir este... y ya el ao pasado he puesto sobre el pizarrn algunas cosas de las que despus de todo no encuentro malo plantearlas de entrada. Naturalmente hay algo de arbitrario. No voy a excusarme ponindome al abrigo de los matemticos: los matemticos hacen lo que quieren, y yo tambin. De todos modos, simplemente para aquellos que tienen necesidad de darme excusas, puedo hacer observar que en los Elementos de Bourbaki, se comienza por poner las letras sin decir absolutamente nada de aquello a lo cual pueden servir. Yo hablo... llamemos a eso smbolos escritos, pues no se parece siquiera a ninguna letra, y esos smbolos representan algo que se puede llamar operaciones, no se dice en absoluto de cules se trata, pues no ser sino veinte pginas despus que se comenzar a poder deducirlas retroactivamente de acuerdo al modo en que se las emplea. No ir del todo hasta ah. Intentar enseguida interrogar lo que quieren decir las letras que habr escrito, pero como despus de todo pienso que para ustedes sera mucho ms complicado que las traiga una por una a medida que ellas se animen, que tomen valor de funcin, prefiero plantear esas letras como algo en torno a lo cual habr de volver enseguida. Ya el ao ltimo he credo poder plantear aquello de lo que se trata ? x y que creo, por razones que son tentativas poder escribir como en matemticas, a saber la funcin que se constituye desde que existe este goce llamado goce sexual y que es propiamente lo que hace barrera a la relacin. Que el goce sexual abra para el ser hablante la puerta al goce, y ah tengan un poco de oreja: perciban que el goce, cuando lo llamamos as a secas, es quizs el goce para algunos, no los elimino, pero verdaderamente no e s el goce sexual. Es el mrito que se puede dar del texto de Sade haber llamado a las cosas por su nombre: gozar es gozar de un cuerpo. Gozar es abrazarlo, es estrecharlo, es ponerlo en pedazos(6). En derecho, tener el goce de algo es justamente eso: es poder tratar algo como un cuerpo, es decir, demolerlo, no es cierto?. Es el modo de goce ms regular, es quizs por eso que esos enunciados tienen siempre una resonancia sadiana. Es necesario no confundir sadiana con sdica, porque se han dicho muchas boludeces precisamente sobre ese sadismo, que el trmino est desvalorizado! No avanzar ms sobre este punto. Lo que produce esta relacin del significante al goce es lo que expreso por esta notacin
x. Esto quiere decir que x que no designa ms que un significante, un significante, eso puede ser cada uno de ustedes, cada uno de ustedes precisamente en el nivel, en el nivel delgado en que existen como sexuados. Es muy delgado en espesor, si puedo decir, pero mucho ms amplio en superficie que en los animales, en quienes cuando no estn en celo, ustedes no los distinguen, lo que llamaba la ltima vez el varoncito y la nenita: los leoncitos por ejemplo se parecen absolutamente en su comportamiento. No ustedes a causa de que justamente es como significante que ustedes se sexan. Entonces no es por ah, no se trata por ah de hacer la distincin, de marcar el significante hombre como distinto del significante mujer, de llamar a uno X y al otro Y, porque est justamente ah la cuestin: es cmo uno se distingue. Es por eso que pongo esa x en el lugar del agujero que hago en el significante, es decir que pongo ah esa x como variable aparente, lo que quiere decir que cada vez que tengo que vrmelas con ese significante sexual, es decir con eso que apunta la goce, voy a tener que vrmelas con
Aristteles, increblemente general. Que eso quiera decir que la relacin a un cierto significante, ven que, no lo he dicho an, pero en fin, digmoslo, un significante que es por ejemplo "un hombre", todo esto es matador porque hay mucho que remover y como nadie lo hizo antes que yo con el riesgo en todo momento de caer de cabeza, "un hombre"... no he dicho "hombre". Es bastante gracioso sin embargo que en el uso, as, del significante, se diga al muchacho "s un hombre". No se le dice "s hombre", se le dice "s un hombre". Por qu?. Lo que hay de curioso es que no se dice mucho "s una mujer" pero se habla por el contrario de "la mujer", artculo definido. Se ha especulado mucho sobre el artculo definido. Pero finalmente encontraremos esto cuando sea necesario. Lo que quiero simplemente decirles es que lo que escribo x quiere decir, no digo inclusive esos dos significantes precisamente ah, sino ellos y un cierto nmero de otros que se articulan con, entonces, tienen por efecto que no se pueda ms disponer del conjunto de los significantes y que est tal vez all una primera aproximacin de lo que hay all de la castracin desde el punto de vista seguramente, de esta funcin matemtica, que mi escrito imita. En un primer tiempo no les pido ms que reconocer que es imitado. Eso no quiere decir que para m que he ya reflexionado, esto no vaya mucho ms lejos. Finalmente, hay medio de escribir que para todo x, eso funciona. Es lo propio de una manera de escritura que proviene del primer trazado lgico cuyo responsable es Aristteles, lo que le ha dado ese prestigio que viene del hecho de que es formidablemente gozoso, la lgica, justamente por eso apunta a ese campo de la castracin. En fin, cmo podra justificarles a travs de la historia, que un perodo tan amplio de tiempo, tan ardiente como inteligencia, tan copioso como produccin, que nuestra Edad Media haya podido excitarse hasta ese punto sobre esos asuntos de la lgica, y aristtelica. Para que eso los haya puesto en ese estado, pues eso vena a levantar multitudes, porque por intermedio de los lgicos eso tena consecuencias teolgicas donde la lgica dominaba mucho al theo, lo que no es como en nosotros donde no hay ms que el theo que queda siempre ah, slido en su boludez, y donde la lgica es ligeramente evaporada, es gozosa, esta historia. Es por otra parte de ah que ha tomado el prestigio que, de la construccin de Aristteles ha repercutido sobre esa famosa Metafsica donde l se despacha a su gusto. Pero en ese nivel, pues no he querido hacerles hoy un curso de historia lgica, si quierensimplemente buscar las primeras Analticas, lo que se llama ms exactamente las Analticas Anteriores, incluso para aquellos que, por supuesto, los ms numerosos, no han tenido jams el coraje de leerlas, aunque sea fascinante, s, les recomiendo el que se llama el libro I en el captulo 46, leer lo que Aristteles produce sobre la negacin, a saber, sobre la diferencia que hay al decir "el hombre no es blanco", si es se el contrario de "el hombre es blanco" o si, como muchos lo crean ya en su poca, su contrario es "el hombre es no-blanco". No es en absoluto lo mismo. Pienso que al enunciarlo as la diferencia es sensible. Slo que es muy importante que hayan podido leer ese captulo porque desde que les he contado tantas cosas sobre la lgica de los p redicados, al menos aquellos que ya se han frotado en lugares donde se habla de estos asuntos, podrn imaginar que el silogismo est todo entero en la lgica de los predicados. Es una pequea historia que hago lateralmente. Como no he querido atrasarme, quizs tendr el tiempo de retomarlo un da, quiero decir simplemente que ha habido para que pueda escribirlo as, al comienzo del siglo XIX, una mutacin esencial: es la tentativa de aplicacin de esta lgica a aquello de lo cual ya hace
que son tales que se puede escribir: para todo x el que sea, que en matemticas se llama una funcin ? x .? x
Ahora voy a decirles, enseguida, aclararles, en fin... aclarar.. ustedes sern aclarados un momentito: como decan los estoicos, no es cierto?, cuando es de da, est claro. Yo estoy evidentemente, como lo he escrito en el reverso de mis Escritos, de parte de las Luces, aclaro... en la esperanza del Da (Jour) . Slo que es justamente l que est en cuestin, el da J, no es para maana. El primer paso a dar para la filosofa de las Luces, es saber que el da no ha amanecido y que el da del que se trata no es sino aquel de cierta pequea luz en un campo perfectamente oscuro. Por medio de lo cual ustedes creern que est claro cuando les diga que ? x eso quiere decir la funcin que se llama castracin. Como ustedes creen saber lo que es la castracin, entonces pienso estarn contentos, al menos por ahora. Slo que, figrense que yo, si he escrito todo eso en el pizarrn, y voy a continuar, es porque s del todo lo que es la castracin. Y que espero con ayuda de ese juego de letras llegar finalmente, justamente el da que amanezca a saber que se sepa que la castracin, es necesario pasar por ah y que no habr discurso sano, a saber que no deje en la sombra la mitad de su estatuto y de su condicionamiento, en tanto no se lo sepa, y no se lo sabr ms que haciendo jugar a diferentes niveles de relaciones topolgicas una cierta manera de cambiar las letras y ver cmo eso se reparte. Hasta ah ustedes estn reducidos a pequeas historias, a saber que Pap ha dicho: "te lo vamos a cortar", en fin, como si no fuera la boludez tipo. Entonces, hay en alguna parte un lugar donde se puede decir que todo lo que se articula del significante cae bajo el golpe de ? x, de esta funcin de castracin. Tiene una pequea ventaja formular las cosas as. Puede venirles la idea justamente, que si hace un rato he tenido, no sin intencin, soy mucho ms astuto de lo que aparento, los he llevado como observacin sobre el tema del interdicto a saber que todos los significantes no pueden estar ah todos juntos jams, eso tiene quizs relacin, no he dicho: el inconsciente = la castracin, he dicho: eso tiene muchas relaciones. Evidentemente escribir as
un rato les indicaba tiene un estatuto especial, a saber, el significante matemtico. Eso ha dado ese modo de escritura cuyo relieve y originalidad tendr, pienso, el tiempo de hacerles sentir en lo que sigue, a saber que eso no dice ms lo mismo que las proposiciones, pues es de esto de lo que se trata, que funciona en el silogismo, a saber que como lo he escrito el ao pasado: (escritura en griego). el signo de la negacin puesto en el nivel donde est el ? es una posibilidad que nos es abierta, justamente, por esta introduccin de los cuantores. En el uso de esos cuantores, llamados generalmente cuantificadores, pero que yo prefiero llamar as, no soy el nico ni el primero porque lo importante es que ustedes sepan, lo que es evidente, que eso no tiene absolutamente nada que ver con la cantidad; se lo llama as porque no se ha encontrado algo mejor, lo que es un signo, en fin esta articulacin de los cuantores nos permite, lo que no ha sido nunca hecho en esta lgica de los cuantores, y que yo hago porque considero que puede ser muy fructfero para nosotros, es la funcin del "no-todos". Hay un conjunto de esos significantes que suple a la funcin del sexuado, que ah suple lo que es del goce: hay un lugar donde es "no-todos" que funciona en la funcin de la castracin. Contino sirvindome de mis cuantores. Hay una manera que se tiene de articularlos, es escribir:
como Dios, es decir no demasiado. Entonces, naturalmente, hay algunos vivillos, estoy rodeado de vivillos, aquellos que transforman lo que adelanto en "polucin intelectual", como se expresaba una de mis pacientes y a quien agradezco haberme acercado eso; encontr eso sola porque es sensible; por otra parte, en general, no hay como las mujeres que comprenden lo que digo, entonces, estn los que han descubierto que yo deca que el padre es quizs un mito, porque salta a los ojos en efecto que ? x no marcha a nivel del mito de Edipo: el padre, no est castrado, sin eso como podra tenerlas todas. Ellas no existen incluso ms que ah en tanto que todas... Pues es a las mujeres que eso conviene, el "no-todos", pero en fin comentar esto ms la prxima vez. Entonces, a partir de esto de que "existe uno", es a partir de ah que todos los otros pueden funcionar, es en referencia a esta excepcin, a este "existe". Solamente vean ah, comprendiendo bien que se puede escribir el rechazo (rejet) de la funcin: ? x negada, "no es verdadero" que eso se castre, eso es el mito. Slo que, aquello que no han percibido los vivillos es que es correlativo de la existencia y que eso plantea el "existe" de este "no es verdadero" de la castracin. Son las dos, entonces voy simplemente a marcarles la cuarta manera de hacer uso de lo que es ah (del orden) de la negacin cuando ustedes se fundan en los cuantores, que es escribir "no existe" ? x. "No existe", quin, qu?... para que no sea verdadero que la funcin ? x sea lo que domina lo que es ah del uso del significante. Pero, es que es esto lo que esto quiere decir?. Pues hace un rato la existencia se las he distinguido de la excepcin, y si la negacin ah quera decir: ___
x.
eso quiere decir "existe". Existe qu?. Un significante. Cuando ustedes tratan con significantes matemticos, aquellos que tienen otro estatuto que vuestros pequeos significantes sexuados, que tienen otro estatuto y que muerde de otra manera sobre lo Real, intentar tal vez sin embargo hacer prevalecer en vuestro espritu que hay al menos una cosa real y es la nica de la que estamos seguros: es el nmero. Lo que llegamos a hacer con, se ha hecho no mal. !Para llegar a construir los nmeros reales, es decir, justamente aquellos que no lo son, es necesario que el nmero sea algo real!. En fin, dirijo esto al pasar a los matemticos, que van a lanzarme quizs manzanas cocidas, pero qu importa, lo harn en privado ya que aqu los intimido. Volvamos a lo que tenemos que decir. "Existe", x, esta referencia que vengo de hacer no es una disgresin, es para decirles que "existe", es ah que eso tiene un sentido. Esto tiene un sentido precario, es en tanto que significantes que ustedes existen, todos. Ustedes exi sten, seguramente, pero eso no va muy lejos. Ustedes existen en tanto que significante. Intenten imaginarse libres de todo este asunto, me dirn novedades. Despus de la guerra se los incita a existir de manera fuertemente contempornea, y bien, miren lo que queda!. Comprenden, me atrevera a decir que la gente tena sin embargo un poquitito ms de ideas en la cabeza cuando demostraban la existencia de Dios. Es evidente que Dios existe, pero no ms que ustedes!. Esto no va muy lejos, pero en fin, es para poner a punto lo que es del orden de la existencia. Qu puede interesarnos concerniente a lo que existe en materia de significante?. Sera que existe aumoinzun para quien eso no funciona, este asunto de la castracin. Y es por eso que se lo ha inventado: se llama el padre. Es porque el padre existe, al menos tanto
? x . ? x sin excepcin de esta posicin significante, ella puede inscribirse en la negacin de la castracin, en el rechazo, en el "no es verdadero que la castracin domine todo". Es sobre este pequeo enigma que los dejar hoy, porque en verdad es muy esclarecedor sobre el tema de saber que la negacin no es algo que uno pueda usar as de una manera simplemente unvoca como se lo hace en la lgica de las proposiciones donde todo lo que no es verdadero es falso, y donde, otra cosas enorme, todo lo que no es falso deviene verdadero... Bueno, dejo las cosas por el momento, la hora me empuja, retomar las cosas, como conviene, el segundo mircoles de Enero en el punto preciso en que las he dejado hoy.
(escritura en griego) 0 nade monade dyade 01 01 012 1 0 013 3 1 0 monade dyade triade
ttrade
valores sexuales, no estaramos sorprendidos, quiero decir aqu mismo en mi seminario, es decir en la superficie de esta experiencia, el anlisis, institudo por Freud, y de la cual se instaura una estructura de discurso que he definido. Retomo lo que dije. En la densidad de mi primera frase he hablado de "valores" sexuales. Quiero hacer observar que esos valores son valores recibidos, recibidos en todo lenguaje: el hombre, la mujer, eso son lo que se denominan valores sexuales. Al comienzo, que haya el hombre y la mujer, es la tesis de donde parto hoy, es antes que nada asunto de lenguaje. El lenguaje es tal que para todo sujeto hablando, o es "l" o es "ella". Lo que existe en todas las lenguas del mundo. Es el principio del funcionamiento del gnero, femenino o masculino. Que haya el hermafrodita, ser slo una ocasin de jugar con mayor o menor ingenio a hacer pasar en la misma frase el l y el ella. No se lo denominar "eso" en ningn caso, salvo para manifestar as algn horror de tipo sagrado; no se lo pondr en neutro. Dicho esto, el hombre y la mujer, no sabemos lo que son. Durante un tiempo, esta bipolaridad de valores ha sido considerada soportar suficientemente, suturar lo que hay del sexo. Es de all mismo que proviene esta sorda metfora que durante siglos ha suste ntado la teora del conocimiento. Como lo hice observar en otra parte, el mundo era lo que era percibido o incluso vislumbrado, como en el lugar del otro valor sexual, lo que haba del (escritura en griego), del poder de conocer, quedando ubicado del lado positivo, del lado activo de lo que interrogar hoy preguntando cul es su relacin con el Uno. Digo que, si el paso que nos ha hecho dar el anlisis nos muestra, revela, en todo abordaje estrecho de la aproximacin sexual, el desvo, la barrera, la marcha, el enredo, el desfiladero de la castracin, est all y con propiedad, lo que no puede realiza rse ms que a partir de la articulacin tal como la he dado del discurso analtico, est all lo que nos conduce a pensar que la castracin no podra en ningn caso ser reducida a la ancdota, el accidente, la torpe intervencin de un designio de amenaza, ni siquiera de censura. La estructura es lgica. Cul es el objeto de la lgica?. Ustedes saben, lo saben por la experiencia solamente de haber abierto un libro que se titula "Tratado de lgica", cun
12 de Enero de 1972
En el pizarrn:
frgil, incierto, aludido, puede estar el primer tiempo de todo tratado que se titule de ese orden: el arte de conducir adecuadamente su pensamiento, conducirlo a dnde, y tenindolo por qu punta?. O bien an tal recurso a una normalidad de la que se definira lo racional independientemente de lo real. Es claro que lo que despus de tal tentativa de definir como objeto de la lgica se presenta, es de otro orden y de otro modo consistente. Propondra, si fuera necesario, si no pudiera dejarlo simplemente en blanco, pero no lo dejo, propongo "lo que se produce por la necesidad de un discurso". Es ambigo sin duda, pero no es tonto, ya que tolera la implicacin de que la lgica puede cambiar completamente de sentido segn de dnde tome su sentido cada discurso... Entonces, ya que est all aquello de lo que toma sentido todo discurso, a saber a partir de un otro, propongo bastante claramente desde hace suficiente tiempo para que baste recordarlo aqu: lo Real, la categora que en la trada de la que parti mi enseanza, lo Simblico, lo Imaginario y lo Real, lo Real se afirma por un efecto del que no es el mnimo el afirmarse en los impasses de la lgica. Me explico: lo que al comienzo, en su ambicin conquistadora, la lgica se propona, no era nada menos que la malla del discurso en tanto se articula y al articularse, esta malla deba cerrarse en un universo supuesto encerrar y recubrir, como por una red, lo que poda haber de lo que era ofrecido al conocimiento. La experiencia, la experiencia lgica ha mostrado que era diferente y sin tener aqu, hoy o por accidente tengo que desgaitarme, que entrar en el detalle, este pblico est de todos modos suficientemente advertido de dnde en nuestra poca ha podido retom ar el esfuerzo lgico para saber que al abordar algo en principio tan simplificado como real, como la aritmtica, algo puede enunciarse siempre, ha podido ser demostrado que en la aritmtica, algo puede enunciarse siempre, ofrecido o no ofrecido a la deduccin lgica, que se articula como adelantado a aquello de lo que las premisas, los axiomas, los trminos fundadores, de lo que puede apoyarse dicha aritmtica, permite presumir como demostrable o refutable. All palpamos en un dominio en apariencia el ms seguro, lo que se opone al completo presamiento del discurso, a la exhausin lgica, lo que introduce all una abertura irreductible. Es all que designamos lo Real. Por supuesto, antes de llegar a este terreno de prueba que puede parecerles en el horizonte, o incluso incierto a aquellos que no han ceido de cerca estas ltimas pruebas, bastar recordar lo que es el "discurso ingenuo". El "discurso ingenuo" propone de entrada, se inscribe como tal verdad. Desde siempre ha parecido fcil demostrarle a este discurso, el "discurso ingenuo", que no sabe lo que dice, no hablo del sujeto, hablo del discurso. Es la orilla, por qu no decirlo?, de la crtica del sofista, a cualquiera que enuncie lo que es siempre planteado como verdad, el sofista le demuestra que no sabe lo que dice. Est all inclusive el origen de toda dialctica. Y adems est siempre listo a renacer: que alguien venga a atestiguar al estrado de un tribunal, es la infancia del arte del abogado mostrarle que no sabe lo que dice. Pero caemos all al nivel del sujeto, del testigo que se trata de enredar. Lo que dije al nivel de la accin sofstica, es con el discurso mismo que el sofista se las toma. Tal vez este ao tendremos, ya que anunci que tendra que dar cuenta del Parmnides, que mostrar lo que hay de la accin sofstica. Lo remarcable, en el des arrollo
al que me refera hace un rato de la enunciacin lgica, en donde tal vez algunos advirtieron que no se trata de otra cosa que del Teorema de Gdel concerniente a la aritmtica, es que no es a partir de los valores de verdad que Gdel procede en su demostracin de que habr siempre en el campo de la aritmtica algo enunciable en los trminos propios que ella comporta, que no estar al alcance de lo que ella se plantea a s misma como modo a considerar como recibido de la demostracin. No es a partir de la verdad, es a partir de la nocin de derivacin, es dejando en suspenso el valor "verdadero o falso" como tal que el teorema es demostrable. Lo que acenta lo que digo de la abertura lgica en ese punto, punto vivo, punto vigoroso en lo que ilustra lo que creo avanzar, es que si lo Real seguramente en un acceso fcil puede definirse como lo imposible, este imposible en tanto se comprueba de la toma misma del discurso, del discurso lgico, ese imposible, ese Real debe ser privilegiado por nosotros. Por nosotros quines?. Los analistas. Pues da de una manera ejemplar, es el paradigma de lo que pone en cuestin lo que puede salir del lenguaje. Resulta un cierto tipo, que yo he definido, ese discurso como siendo lo que instaura un tipo de lazo social definido. Pero el lenguaje se interroga sobre lo que l funda como discurso. Es sorprendente que no lo pueda hacer ms que fomentando la sombra de un lenguaje que se superara, que sera metalenguaje. A menudo hice observar que no lo puede hacer ms que reducindose en su funcin, es decir engendrando ya un discurso particularizado. Propongo, al interesarnos en ese Real, en tanto se afirma por la interrogacin lgica del lenguaje, propongo encontrar all el modelo de lo que nos interesa, a saber de lo que entrega la exploracin del inconsciente, el que, lejos de ser, como ha pensado poder retomarlo Jung, regresando a los vestigios ms viejos, lejos de ser un simbolismo sexual universal, es muy precisamente lo que he recordado hace un momento de la castracin, subrayando solamente que es exigible que sta no se reduzca a la ancdota de una palabra oda. Sin lo cual, por qu aislarla, darle ese privilegio de no s qu traumatismo, incluso eficacia de abertura, cuando es absolutamente claro que no tiene nada de anecdtico, que es rigurosamente fundamental en que, no instaura sino que vuelve imposible el enunciado de la bipolaridad sexual como tal, a saber como, cosa curiosa, continuamos de imaginarla a nivel animal como si cada ilustracin de lo que, en cada especie, constituye el tropismo de un sexo por el otro, no fuera tan variable para cada especie como lo es su constitucin corporal, como si adems no h ubiramos aprendido ya desde hace un montn de tiempo que el sexo, en el nivel no de lo que acabo de definir como lo Real, sino en el nivel de lo que se articula en el interior de cada ciencia, estando su objeto una vez definido, que el sexo, hay al menos dos o tres escalones de lo que lo constituye del genotipo al fenotipo y que despus de todo, despus de los ltimos pasos de la biologa, tengo necesidad de evocar cules?, es seguro que el sexo no hace ms que tomar lugar como un modo particular en lo que permite la reproduccin de lo que se denomina un cuerpo vivo. Lejos de que el sexo sea de esto el instrumento tipo, no es ms que una de sus formas. Y lo que se confunde demasiado, an cuando Freud dio al respecto la indicacin, aunque aproximativa, lo que se confunde demasiado, es muy precisamente la funcin del sexo y la de la reproduccin. Lejos de que las cosas sean tales que haya la serie de la gnada por un lado, lo que
Weisman llamaba el "grmen", y el empalme del cuerpo, es claro que el cuerpo, por su genotipo, vehiculiza algo que determina el sexo y que esto no basta: de su produccin de cuerpo, de su esttica corporal, suelta hormonas que pueden interferir en esta determinacin. No hay entonces por un lado el sexo irresistiblemente asociado, porque est en el cuerpo, en la vida, el sexo imaginado como la imagen de lo que en la reproduccin de la vida sera el amor, no hay eso por un lado y por el otro lado el cuerpo, el cuerpo en tanto tiene que defenderse contra la muerte. La reproduccin de la vida, tal como llegamos a interrogarla en el nivel de la aparicin de sus primeras formas, emerge de algo que no es ni vida ni muerte, que reside en esto de que muy independientemente del sexo e incluso en ocasin de algo ya viviente, algo interviene que denominaremos el programa o an el codom, como se dice a propsito de tal o cual punto localizado en los cromosomas. Y adems el dilogo vida y muerte se produce en el nivel de lo que es reproducido, y no toma a nuestro conocimiento carcter de drama sino a partir del momento en el que, en el equilibrio vida y muerte, el goce interviene. El punto fundamental, el punto de emergencia de algo que es aquello de lo que todos aqu creemos formar ms o menos parte, del ser hablante, para decirlo, es esa relacin perturbada a su propio cuerpo que se denomina goce, y esto tiene por sentido, por punto de partida, es lo que nos demuestra el discurso analtico, tiene por punto de partida una relacin privilegiada con el goce sexual. Es en lo que el valor del otro partenaire, el que he comenzado a designar efectivamente por el hombre y la mujer, es aproximable al lenguaje, muy precisamente en esto de que el lenguaje funciona originalmente como supliendo al goce sexual, y es por all que se ordena esta intrusin, en la repeticin corporal, del goce. Es en lo que voy a comenzar a mostrarles cmo, empleando funcin lgica, es posible dar, en lo que respecta a la castracin, otra articulacin que anecdtica. En la lnea de la exploracin lgica de lo Real, el lgico comenz por las proposiciones. La lgica comenz a saber aislar en el lenguaje la funcin de lo que se llaman los prosdiorismos, que no son otros que el "un", "algn", "todo" y la negacin de esas proposiciones. Ustedes saben que Aristteles define, para oponerlas, las universales y las particulares, en el interior de ellas, afirmativas y negativas. Lo que quiero marcar es la diferencia que hay en el uso de los prosdiorismos, a lo que por necesidad lgicas, a saber por un abordaje que no era otro que el de ese real que se llama el nmero, lo que ocurri de completamente diferente. El anlisis lgico de lo que se denomina funcin proposicional se articula del aislamiento en la proposicin, o ms exactamente de la falta, del vaco, del agujero, el hueco, que est hecho por lo que debe funcionar como argumento. Particularmente se dir que todo argumento de un dominio que llamaremos como quieran X A, todo argumento de ese dominio puesto en el lugar dejado vaco de una proposicin satisfactoria all, es decir, le dar valor de verdad. Es lo que se inscribe de lo que est all abajo a la izquierda: ? x. ? x poco importa cul sea la proposicin, la funcin toma valor verdadero para todo x del dominio.
Qu es esa x?. Dije que se define por un dominio. Es decir que por eso se sabe lo que es?. Sabemos lo que es un hombre por decir que todo hombre es mortal?. Aprendemos algo por el hecho de decir que es mortal y justamente por saber que es verdad para to do hombre. Pero antes de introducir el "todo hombre", no conocemos ms que los rasgos ms aproximados y que pueden definirse de la manera ms variable, esto, supongo que ustedes lo saben desde hace mucho tiempo, es la historia que Platn refiere, del pollo desplumado. Entonces es decir que es necesario interrogarse sobre los tiempos de la articulacin lgica, a saber que esto que detenta el prosdiorismo no tiene, antes de funcionar como argumento, ningn sentido, no toma uno ms que por su entrada en funcin: toma el sentido verdadero o falso. Me parece que esto es realizado para hacernos palpar la abertura que hay entre el significante y su denotacin, ya que el sentido si est en algn lado, est en la funcin, pero la denotacin no comienza ms que a partir del momento en que el argumento se inscribe all. Es al mismo tiempo poner en cuestin esto que es diferente, que es el uso de la letra E, igualmente invertida, ? ?"existe", existe algo que puede servir en la funcin como argumento y tomar o no tomar valor de verdad. Querra hacerles sentir la diferencia que hay entre esta introduccin del "existe" como problemtica, a saber, al poner en cuestin la funcin misma de la existencia, en relacin a lo que implicaba el uso de las particulares en Aristteles, a saber que el uso de "algn" pareca llevar consigo la existencia. De suerte tal que como el "todos" se supona comprenda ese "alguno", el "todos" mismo tomaba valor de lo que no es, a saber, de una afirmacin de existencia. Dada la hora no podremos verlo ms que la vez siguiente: no hay estatuto del "todos", a saber de la Universal, que en el nivel de lo posible. Es posible decir, entre otras cosas, que "todos los humanos son mortales", y lejos de decidir la cuestin del ser humano, es primero necesario, cosa curiosa, que se asegure que existe. Lo que quiero indicar es la va en la que vamos a entrar la prxima vez, y me disculpo de no haber avanzado ms en razn sin duda del esfuerzo vocal que se me ha exigido, espero que excepcionalmente, querra agregar que de la articulacin de esas cuatro conjunciones, argumentos, funciones, bajo la lnea de los cuantores, es de all, y slo de all, que puede definirse el dominio del que cada x toma valor. Es posible proponer la funcin de verdad, que es la siguiente, a saber que todo hombre se define por la funcin flica, y la funcin flica es precisamente lo que obtura la relacin sexual. Es de otro modo que va a definirse esta letra A llamada cuantor universal, provista como lo hago de la barra que la niega (escritura en griego) He avanzado el rasgo esencial del "no-todos", como aquello de lo que se puede articular un enunciado fundamental en cuanto a la posibilidad de denotacin que toma una variable en funcin de argumento: la mujer se sita de esto de que es como "no-toda" que pueden ser dichas con verdad en funcin de argumento en lo que se enuncia de la funcin flica. Qu es ese "no-todas"?. Es muy precisamente lo que merece ser interrogado como estructura. Pues contrariamente, est ah el punto importante, a la funcin de la particular negativa, a saber de que "hay algunas que no son", es imposible extraer del "no-todas" esta afirmacin. Es al "no-todas" al que est reservado indicar que en alguna parte, y nada ms, tiene relacin
a la funcin flica. Sin embargo, es a partir de all que parten los valores a dar a mis otros smbolos, es decir que nada puede apropiar ese "todos" a ese "no-todas", que permanece entre lo que funda simblicamente la funcin argumentativa de los trminos, el hombre y la mujer, permanece esta abertura de una indeterminacin de su relacin comn al goce. No es del mismo orden que se definen en relacin a l. Es necesario, como lo dije ya acerca de un trmino que jugar un importante papel en lo que hemos de decir a continuacin, es necesario que a pesar de ese "todos" de la funcin flica del que se sostiene la denotacin del hombre, a pesar de ese "todos", "existe", y "existe" quiere decir "existe" exactamente como la solucin de una ecuacin matemtica: existe al menos uno, existe "al menos uno" para quien la verdad de su denotacin no se sostiene en la funcin flica. Es necesario ponerle los puntos sobre las es y decir que el mito de Edipo es lo se ha podido hacer para dar la idea de esta condicin lgica que es aquella de la aproximacin indirecta que la mujer puede hacer del hombre. Si el mito fuera necesario, ese m ito del que se puede decir que es ya por s mismo extraordinario que el enunciado no parezca payasesco, a saber el hombre original que gozara precisamente de lo que no existe, a saber todas las mujeres, lo que no es posible, a saber no simplemente porque es claro que uno tiene sus lmites, sino porque no hay "todo" de las mujeres. Entonces de lo que se trata es, por supuesto, de otra cosa, a saber que en el nivel de "al-menos-uno", es posible que sea subvertida, que no sea ms verdadera la prevalencia de la funcin flica. Y no es porque dije que el goce sexual es el pivote de todo goce que he definido por lo tanto suficientemente la funcin flica. Provisoriamente admitamos que sea la misma cosa. Lo que se introduce en el nivel del "al-menos-uno" del padre, es este "al-menos-uno" que quiere decir que eso puede andar sin, eso quiere decir como el mito lo demuestra pues est hecho nicamente para asegurarlo, a saber que el goce sexual ser posible, pero que ser limitado, lo que supone para cada hombre en su relacin con la mujer, algn dominio, por lo menos de ese goce. Es necesario a la mujer "al menos eso", que eso sea posible, la castracin. Es su abordaje del hombre. Para hacerla pasar al acto, dicha castracin, ella se encarga. Y para no dejarlos antes de haber articulado el cuarto trmino diremos lo que saben todos los analistas y lo que quiere decir el ? x. Ser necesario por supuesto que lo retome, ya que hoy nos hemos retrasado, pensaba cubrir como cada vez, por otra parte, un campo mucho ms vasto; pero como ustedes son pacientes, volvern la prxima vez. Qu quiere decir?. Lo hemos dicho, el "existe" es problemtico. Esto dar ocasin este ao, de interrogarnos acerca de la existencia. Qu es lo que existe despus de todo?,Acaso no se ha nunca advertido que al lado de lo frgil, lo ftil, lo inesencial que constituye el "existe", el "no-existe" quiere decir algo? . __ ___
precisamente lo que puse en cuestin hace un momento: si "no todas las mujeres" tienen relacin con la funcin flica, implica esto que haya las que tienen que ver con la castracin?. Es precisamente al punto por donde el hombre tiene acceso a la mujer, quiero decir, lo digo para todos los analistas, los que languidecen, los que giran, trabados en las relaciones edpicas del lado del padre: cuando no salen de lo que ocurre del lado del padre, eso tiene una causa muy precisa, es que sera necesario que el sujeto admita que la esencia de la mujer no es la castracin y para decirlo todo, que es a partir de lo Real, a saber que, exceptuado una nadita insignificante, no digo esto por casualidad, ellas no son castrables, porque el falo, del que remarco que no he dicho an lo que es, y bien, ellas no lo tienen. Es a partir del momento en el que es de lo imposible como causa que la mujer no est ligada esencialmente a la castracin que el acceso a la mujer es posible en su indeterminacin. No les sugiere esto, lo siembro para que pueda tener de aqu a la prxima v ez su resonancia, que lo que est arriba y a la izquierda, el ? x ? x "el al-menos-uno" en cuestin resulta de una necesidad, y es por lo que es un asunto de discurso: no hay necesidad sino dicha, y esta necesidad es lo que vuelve posible la existencia del hombre como valor sexual. Lo posible, contrariamente a lo que avanza Aristteles es lo contrario de lo necesario. Es en lo que ? x se opone a ? x que es el resorte de lo posible. Se los he dicho, el "no existe" afirma por un decir, por un decir del hombre, lo imposible, es decir que es de lo Real que la mujer toma su vnculo a la castracin. Y es eso lo que nos entrega el sentido de ? x es decir del "no-todas". El "no-todas" quiere decir, como estaba hace un rato en la columna de la izquierda, quiere decir el "no imposible", qu es?. Eso tiene un nombre que nos sugiere la ttrada aristotlica, pero dispuesta aqu de otro modo: as como a lo necesario se opona lo posible, al imposible es lo contingente. Es en tanto la mujer a la funcin flica se presenta a manera de argumento en la contingencia que puede articularse lo que respecta al valor sexual "mujer". Son las 14 y 16, no avanzar ms por hoy. El corte se realiza en un lugar que no encuentro especialmente deseable. Pienso haber esbozado suficientemente con esta introduccin el funcionamiento de mis trminos para haberles echo sentir que el uso de la lgica no es sin relacin con el contenido del inconsciente ya que no porque Freud haya dicho que el inconsciente no conoca la contradiccin, ste no es tierra prometida a la conquista de la lgica. Acaso hemos llegado a nuestro siglo sin saber que una lgica puede prescindir perfectamente del principio de contradiccin?. En cuanto a decir que en todo lo que Freud escribi sobre el inconsciente, la lgica no existe, habra que no haber ledo jams el uso que realiza de tal o cual trmino: "Yo la amo a ella, no lo amo a l", todos los modos que hay de negar el "lo amo, a l", por ejemplo, es decir, por vas gramaticales, como para decir que el inconsciente no es explorable por las vas de una lgica.
?x
?x.
Qu quiere decir afirmar que no existe x que sea tal que pueda satisfacer la
funcin
??
n el pizarrn
(escritura en griego) la significacin del falo (escritura en griego) la Bedeutung del falo Genitivo objetivo: un deseo > de nio Genitivo subjetivo : un deseo < de nio
0 1 3 6 10 15 21 0 1 4 10 20 35 0 1 5 15 35 0 1 6 21 0 1 0 7 1
19 de Enero de 1972
"El arte de producir una necesidad de discurso", tal es la frmula que deslic ms que proponer la ltima vez acerca de lo que es la lgica. Los he dejado en el alboroto de cada cual que se levantaba para hacerles observar que no bastaba que Freud haya sealado como carcter del Inconsciente que desdea, se desprende, del principio de contradiccin
para que, como se imaginan algunos psicoanalistas, la lgica no tenga nada que hacer en su elucidacin. Si hay discurso, discurso que merezca hilvanarse por la n ueva institucin psicoanaltica, es ms que probable que como para todo otro discurso, su lgica deba ser despejada. Recuerdo al pasar que el discurso es aquello de lo que lo menos que puede decirse es que su sentido permanece velado. A decir verdad, lo que lo constituye est verdaderamente hecho por la ausencia de ese sentido. No hay discurso que no deba recibir su sentido del otro, y si es verdad que la aparicin de una nueva estructura de discurso toma sentido, no es slo para recibirlo, sino tambin si surge que ese discurso analtico tal como se los he situado el ao pasado representa el ltimo deslizamiento sobre una estructura tetrdica, "cuadrpoda" como lo he denominado en un texto publicado en otra parte, por el ltimo deslizamiento de lo que se articula en nombre de la significancia, resulta sensible que algo original se produce por ese crculo que se cierra. "El arte de producir, dije, una necesidad de discurso", es otra cosa que esa necesidad misma. La necesidad lgica, reflexionen, no podra haber otra, es el fruto de esta produccin. La necesidad (escritura en griego) no comienza ms que con el ser hablante, y as todo lo que ha podido emerger, producirse, es siempre el hecho de un discurso. Si es lo que ocurre en la tragedia, lo es en la medida en que la tragedia se concretiza como el fruto de una necesidad que no es otra, es evidente, pues no se trata all ms que de seres hablantes, de una necesidad, deca, que no es otra que lgica. Nada me parece, surge en otra parte que en el ser hablante de lo que es propiamente (escritura en griego). Es por eso que Descartes no consideraba a los animales ms que como autmatas, en lo que seguramente se trata de una ilusin, cuya incidencia mostraremos al pasar, a propsito de lo que vamos, de ese arte de producir una necesidad de discurso, de lo que vamos, voy a intentarlo, tratar de adelantar. Producir, en el doble sentido de demostrar lo que estaba all antes, ya all no es seguro que algo no se refleje, no contenga el esbozo de la necesidad en juego de lo previo, en lo previo de la existencia animal. Pero, falto de demostracin, lo que se debe producir debe ser en efecto considerado como anteriormente inexistente, otro sentido, sentido de producir, aquel sobre el que toda una bsqueda proveniente de la elaboracin de un discurso ya constituido, llamado discurso del Amo, ha avanzado ya bajo el trmino de "realizar por un trabajo". Es en lo que consiste esto que se produce en la medida en que soy yo mismo el lgico en cuestin, el producto de la emergencia de este nuevo discurso, que la produccin en el sentido de demostracin puede ser anunciado ante ustedes. Lo que debe ser supuesto haber estado all ya, por la necesidad de la demostracin, producto de la suposicin de la necesidad de siempre, pero justamente testimoniaba tambin de la no menor necesidad del trabajo de actualizarla. Pero en ese momento de emergencia, esta necesidad da al mismo tiempo la prueba de que no puede ser supuesta al comienzo, ms que a ttulo de lo inexistente. Qu es entonces la necesidad?. No!. Lo que hay que decir no es "entonces" es "qu" y directamente, pues ese "entonces" conlleva en s demasiado de ser. Es directamente "qu es" la necesidad tal que, por el hecho mismo de producirla, no pueda, antes de ser producida, ms que ser supuesta inexistente, lo que quiere decir, planteada como tal en el discurso.
Hay respuesta a esta pregunta, como a toda pregunta, por la razn de que no se la plantea, como toda pregunta, sin tener ya la respuesta. Ustedes la tienen entonces, an si no la saben. Lo que responde a esta pregunta "qu es la necesidad, etc.?" es lo que se hace lgicamente, an si no lo saben, en su bricolage de todos los das, ese bricolage que una cierta cantidad que, por estar conmigo en anlisis, hay algunos, por supuesto no todos, vienen a confiarme sin tener por otra parte antes de un cierto paso dado, sentimiento de que al hacerlo, venir a verme, me suponen ser yo mismo, al hacer ese bricolaje, entonces, es decir todos, incluso aquellos que no me lo confan, responden ya. Cmo?. Al repetirlo, simplemente, ese bricolage, de manera incansable. Es lo que se denomina el sntoma, a un cierto nivel, a un otro, el automatismo, trmino poco apropiado, pero del que la historia puede dar cuenta. Ustedes realizan en cada momento, en la medida en que el inconsciente existe, la demostracin en la que se funda la inexistencia como previa a lo necesario. Es la inexistencia de lo que est en el principio del sntoma, a saber su consistencia misma, de dicho sntoma, desde que el trmino, por haber emergido con Marx, tom su valor, lo que est en el principio del sntoma, a saber la inexistencia de la verdad que supone, an cuando marque su lugar. Esto para el sntoma en tanto se vincula a la verdad que no tiene ms curso. A ese respecto, se puede decir como, alguien, que subsiste en el arte moderno, ninguno de ustedes es extrao a ese modo de la respuesta. En el segundo caso, dicho automatismo, es la inexistencia del goce que el llamado automatismo de repeticin pondra a la luz de la insistencia de ese pataleo al alcance que se designa como salida hacia la existencia. Slo que ms all, no es completamente lo que se denomina una existencia lo que los espera, es el goce tal como opera como necesidad de discurso y l no opera, como ven, ms que como inexistente. Slo que al recordarles estos estribillos, estas cantinelas, lo que hago por supuesto con el props ito de tranquilizarlos, de darles el sentimiento de que no hago aqu ms que aportar speeches sobre lo que... en nombre de que habra una cierta sustancia de goce, la verdad en la ocasin, tal como estara pregonada por Freud, no es menos cierto que al permanecer all, no es al hueso de la estructura a lo que pueden referirse. "Qu es la necesidad, dije, ...que se instaura de una suposicin de inexistencia?". En esta pregunta no es lo inexistente lo que cuenta es justamente la suposicin de inexistencia, la que no es ms que consecuencia de la produccin de la necesidad. La inexistencia no hace cuestin ms por tener una respuesta, doble ciertamente, del goce y de la verdad, pero ella inexiste ya. No es por el goce, ni por la verdad que la inexistencia toma su estatuto, que ella puede inexistir, es decir venir al smbolo que la designa como inexistencia, no en el sentido de no tener existencia, sino de no ser existencia ms que del smbolo que la hara inexistente y que, l, existe: es un nmero, como ustedes saben, generalmente designado por cero. Lo que muestra claramente que la inexistencia no es lo que podra creer: la nada. Pues qu se podra sacar, fuera de la creencia, la creencia en s?. No hay 36 creencias!. Dios hizo el mundo de la nada, no sorprende que sea un dogma: es la creencia en s misma. Es este rechazo de la lgica que se expresa, uno de mis alumnos encontr un da esto solo, que se expresa segn la frmula que l dio, se lo agradezco: "Seguramente no, pero an as". Lo que no puede bastarnos de ningn modo. La inexistencia no es la nada. Como acabo de decrselos es un nmero que forma parte de los nmeros enteros, de la serie de los nmeros enteros. No hay teora de los nmeros enteros, si no dan cuenta de lo que ocurre con el cero. Y lo que se ha percibido en un esfuerzo que no es por azar contemporneo, ciertamente un poco anterior a la investigacin de Freud, es el que ha inaugurado, al
interrogar lgicamente el estatuto del nmero, un denominado Frege, nacido 8 aos antes que l y muerto alrededor de 14 aos antes. Esto est ampliamente dedicado en nuestra interrogacin de lo que respecta a la necesidad lgica del discurso del anlisis, es muy precisamente lo que sealaba de lo que arriesgaba escaprseles de la referencia que hace un instante ilustraba como aplicacin, llamado de otro modo uso funcional, de la inexistencia, es decir que ella no se produce ms que en el aprs coup del que surge primeramente la necesidad, a saber de un discurso en el que ella se manifiesta antes que el lgico, se los he dicho, advenga l mismo como consecuencia segunda, es decir, al mismo tiempo que la inexistencia misma. Es su fin reducirse donde ella se manifiesta antes que l. Esta necesidad, lo repito, demostrndola, esta vez, al mismo tiempo que la enuncio, esta necesidad, es la necesidad misma, en s misma, por s misma, para s misma, es decir, aquello por lo que la vida se demuestra no ser ella misma ms que necesidad de discurso ya que no encuentra para resistir a la muerte, es decir a su premio (lot(7)) de goce, ninguna otra cosa ms que un truco, a saber, el recurso a esta misma cosa que produce una opaca programacin que es muy otra cosa, lo he subrayado, que la potencia de la vida, el amor u otra chchara, que es esa programacin radical que no comienza para nosotros a desentenebrarse un poco sino en lo que hacen los bilogos a nivel de la bacteria y cuya consecuencia es precisamente la reproduccin de la vida. Lo que el discurso hace, al demostrar ese nivel en donde nada de una necesidad lgica se manifiesta ms que en la repeticin, nos parece aqu reunir como un semblante lo que se efecta en el nivel de un mensaje que no es de ningn modo fcil de reducir a lo que, por ese trmino que conocemos y que es del orden de lo que se sita en el nivel de una combinatoria corta cuyas modulaciones son las que pasan del cido desoxirribonucleico a lo que se transmitir a nivel de las protenas con la buena voluntad de algunos intermediarios calificados particularmente de enzimticos o catalizadores.Que est all lo que nos permite referir lo que hay all de la repeticin, esto no puede hacerse ms que elaborando precisamente lo que respecta a la ficcin por lo que algo n os parece repentinamente repercutirse en el fondo mismo de lo que ha hecho un da al ser hablante capaz de hablar. Hay uno, en efecto, uno entre todos, que no escapa a un goce particularmente insensato y que dira local en el sentido de accidental, y que es la forma orgnica que ha tomado para l el goce sexual. Colorea de goce todas sus necesidades elementales, que no son, en los otros seres vivientes, ms que rellenamiento (colmatage(8)) (9)respecto del goce. Si el animal come regularmente, es claro que lo hace por no conocer el goce del hambre. Colorea entonces, el que habla, y es sorprendente, es el descubrimiento de Freud, todas sus necesidades, es decir aquello por lo cual se defiende contra la muerte. No hay en absoluto que creer por tanto que el goce sexual es por eso la vida. Como se los dije hace un rato, es una produccin local, accidental, orgnica y muy exactamente ligada, centrada, sobre lo que es del rgano masculino, lo que es evidentemente particularmente grosero. La detumescencia, en el macho, ha engendrado esta convocatoria de tipo especial que es el lenguaje articulado gracias a lo que se introduce en sus d imensiones, la necesidad de hablar. Es de all que surge la necesidad lgica como gramtica de discurso. Vaya nimiedad!. Fue necesario para percibirlo nada menos que la emergencia del discurso analtico.
La Significacin del Falo: en alguna parte de mis Escritos me tom el cuidado de alojar esta enunciacin que haba realizado muy precisamente en Munich poco antes de 1960...hace un montn... Escrib debajo: Die Bedeutung des Phallus. No es por el placer de hacerles creer que s alemn, an cuando sea en alemn, ya que estaba en Munich, que cre tener que articular lo que di all, el texto retraducido. Me haba parecido oportuno introducir bajo el trmino de Bedeutung lo que en francs, dado el grado de cultura al que habamos llegado en esa poca, no poda traducir decentemente ms que por "la significacin". Die Bedeutung des Phallus era ya, pero los alemnes mismos, dado que eran analistas, marco la distancia por una pequea nota reproducida al comienzo de ese texto, los alemnes no tenan, por supuesto, hablo de los analistas, salamos de la guerra y no se puede decir que el anlisis hubiera hecho durante ella muchos progresos, los alemnes no opusieron ms que un cuac. Todo eso les pareci, como lo subrayo por el ltimo trmino de esta nota, hablando con propiedad, "inaudito". Es curioso por otra parte que las cosas hayan cambiado al punto de que lo que cuento hoy se haya vuelto quizs para un cierto nmero de ustedes, hoy, a justo ttulo, moneda corriente. Die Bedeutung sin embargo estaba referido al uso, al uso que Frege hace de esta palabra para oponerla al trmino de Sinn, el que responde muy exactamente a lo que he credo tener que recordarles al nivel de mi enunciado de hoy, a saber el sentido, el senti do de una proposicin. Se podra expresar de otro modo, y ustedes vern que no es incompatible, lo que respecta a la necesidad que conduce a este arte de producirla como necesidad de discurso. Se lo podra expresar de otro modo: qu se necesita para que una palabra denote algo?. Tal es el sentido, pongan atencin, menudas permutaciones comienzan, tal es el sentido que Frege da a Bedeutung: la denotacin. Les parecer claro si aceptan abrir ese libro que se llama Los Fundamentos de la Aritmtica y que cierta Claude Imbert, que en otra poca, si mal no recuerdo, frecuent mi seminario, tradujo, lo que lo pone enteramente accesible al alcance de mis manos, les resultar claro, como era previsible, que para que haya con seguridad denotacin, no est mal dirigirse primeramente, tmidamente, al campo de la aritmtica tal como est definido por los nmeros enteros. Hay un tal Kronecker que no se pudo impedir, tan grande es la necesidad de creencia, de decir que los nmeros enteros es Dios quien los cre. A travs de lo cual, agrega, el hombre tiene que vrselas con todo el resto, y, como era matemtico el resto era para l todo. Lo que queda del resto del nmero. Es justamente en la medida en que no hay ninguna seguridad de que nada sea de esta especie, a saber que un esfuerzo lgico puede al menos intentar dar cuenta de los nmeros enteros, que llevo al campo de vuestra consideracin el trabajo de Frege. No obstante, querra detenerme un momento, aunque no fuera ms que para incitarlos a leerlo, en esta enunciacin que he producido bajo el ngulo de la significacin del falo, de la que vern que en el punto en que me encuentro, en fin, este es un pequeo mrito del que alardeo, no hay nada que retomar, an cuando en esa poca nadie haya verdaderamente odo nada. Lo he podido constatar en el lugar. Qu quiere decir "la significacin del falo"?. Lo que merece que nos detengamos, ya que despus de todo una unin tan determinativa, hay siempre que preguntarse si es un genitivo llamado objetivo o subjetivo,
tal como ilustro su diferencia por la comparacin de los dos sentidos, aqu el sentido marcado por dos flechitas: > "Un deseo de nio" es un nio que se desea: objetivo < "Un deseo de nio" es un nio que desea: subjetivo
ha habido algunos filsofos llamados empiristas para articular esto, sirvindose de objetos menudos como bolitas, un rosario, por supuesto, es l o mejor que hay. Pero eso no resuelve en absoluto la cuestin de la emergencia del 1 como tal. Es lo que haba visto bien uno, llamado Leibniz que crey tener que partir como l se lo impona, de la identidad, a saber, plantear al inicio: 2 = 1 + 1; 3 = 2 + 1; 4 = 3 + 1, y creer haber resuelto el problema mostrando que al reducir cada una de esas definiciones a la precedente, se poda demostrar que 2 y 2 son 4. Hay desgraciadamente un pequeo obstculo que los lgicos del siglo XIX percibieron rpidamente, es que su demostracin no es vlida ms que a condicin de desatender el parntesis absolutamente necesario de poner en 2 = 1 + 1, a saber el parntesis que encierra el (1+1), y que es necesario, lo que l descuida, es necesario plantear el axioma de que (a + b) entre parntesis + c = a + abran parntesis (b + c), cierren parntesis: [(a + b) + c = a + (b + c)]
Pueden ejercitarse, es siempre muy til. La ley del talin que escribo debajo sin agregar comentarios puede tener dos sentidos: la ley que es el Talin, la instauro como ley; o lo que el talin articula como ley, es decir "ojo por ojo, diente por diente", no es lo mismo. Lo que querra hacerles observar es que "la significacin del falo", y lo que voy a desarrollar lo har para hacrselos descubRir, en el sentido que acabo de precisar de la palabra sentido, es decir la flechita, es neutra. "La significacin del falo", tiene lo siguiente de astuto, que lo que el falo denota, es el poder de significacin. No es entonces ese ? x una funcin del tipo ordinario, lo que produce que a condicin de utilizarlo, para ubicarlo all como argumento, de algo que no necesita tener al comienzo ningn sentido, con la sola condicin de articularlo con un prosdiorismo, "exi ste" o "todo" producto l mismo de la bsqueda de la necesidad lgica y de ninguna otra cosa, lo que se hilvanar por ese prosdiorismo tomar significacin de hombre o de mujer segn el prosdiorismo elegido, es decir, ya el "existe", o el "no existe", o el "Todo", o el "No-todo". No obstante es claro que no podemos no tener en cuenta lo que se produce de una necesidad lgica al confrontarla con los nmeros enteros, por la razn de la que he partido, de que esta necesidad aprs coup implica la suposicin de lo que inexiste como tal. Es sin embargo remarcable que sea al interrogar al nmero entero, al intentar su gnesis lgica que Frege haya sido conducido a nada menos que a fundar el nmero 1 sobre el concepto de inexistencia. Hay que decir que para haber sido conducido hasta all hay que creer que lo que hasta all corra sobre lo que funda el 1, no le daba satisfaccin de lgico. Es cierto que durante un buen tiempo se contentaron con poco. Se crea que no era tan difcil: hay varios, hay muchos, bien, se los cuenta. Lo que plantea, por supuesto, para el advenimiento del nmero entero, insolubles problemas. Puesto que si no se trata ms que de lo que es conveniente hacer, de un signo para contarlos, eso existe, acaban de traerme as un librito para mostrarme cmo..., un poema rabe sobre esto, un poema que indica as, en verso todo lo que hay que hacer con el meique, despus con el ndice, despus con el anular y algunos otros para hacer pasar el signo del nmero, pero justamente ya que hay que hacer el signo, es que el nmero debe tener otra especie de existencia que simplemente designar, aunque fuera cada vez con un ladrido, cada una de las personas aqu presentes. Para que tengan valor de 1, es necesario, como se los ha sealado desde siempre, que se las despoje de todas sus cualidades sin excepcin, qu queda entonces?.Por supuesto,
Es cierto que este descuido por parte de un lgico tan verdaderamente lgico como era Leibniz merece seguramente ser explicado y que, por algn lado, algo lo justifica. Como fuera, el hecho de que est omitido basta desde el punto de vista lgico para rechazar la gnesis leibniziana, adems de que descuida todo fundamento con respecto al cero. No hago aqu ms que indicarles a partir de qu nocin del concepto, del concepto supuesto denotar algo, hay que elegirlos para que esto funcione, pero despus de todo no se puede decir que los conceptos, los que se elijan, satlites de Marte o de Jpiter, no tienen este alcance de denotacin suficiente para que no se pueda decir que un nmero est asociado a cada uno de ellos. Sin embargo, la subsistencia del nmero no puede asegurarse ms que a partir de la equinumericidad de los objetos que subsume el concepto. El orden de los nmeros no puede entonces estar dado ms que por esta astucia que consiste en proceder exactamente en sentido contrario de lo que hace Leibniz. Al retirar 1 de cada nmero, es decir que el predecesor, es ste, el concepto de nmero salido del concepto, el nmero predecesor, es el que, puesto aparte tal objeto que serva de apoyo en el concepto de un cierto nmero, es el concepto que, puesto aparte este objeto, se encuentra idntico a un nmero que est muy precisamente carcterizado por no ser idntico al precedente, digamos a 1 de distancia. Es as que Frege regresa hasta la concepcin del concepto en tanto vaco, que no comporta ningn objeto, que es el de, no de nada (nant) ya que es concepto, sino de la inexistencia, y que es justamente al considerar lo que l cree ser la nada, a saber el concepto cuyo nmero sera igual a 0, que cree poder definir de la formulacin de argumento: "X diferente de X" (X X), es decir diferente de s mismo, lo que es una denotacin seguramente extremadamente problemtica. Pues qu alcanzamos, si es verdad que lo simblico es lo que digo, a saber enteramente en la palabra, que no hay metalenguaje, desde dnde se puede designar en el lenguaje un objeto del que estara asegurado que no fuera diferente de s mismo?. Sin embargo, es sobre esta hiptesis que Frege constituye la nocin de que el concepto "igual a 0" da un nmero diferente, segn la
frmula que dio al inicio por la que es del nmero predecesor, d un nmero diferente respecto del cero definido considerado, y con razn, por la nada, es decir, de aquel a l que conviene no la igualdad a cero sino el nmero 0. Desde entonces, es en referencia con esto que el concepto al que conviene el nmero 0 reposa sobre el hecho de que se trata de lo idntico a cero, pero no idntico a cero, que aquel que es simplemente idntico el 0 es considerado su sucesor y como tal igualado a 1. La cosa se funda sobre esto que es el inicio de la llamada equinumericidad, es claro que la equinumericidad del concepto bajo el cual no cae ningn objeto a ttulo de la inexistencia es siempre "igual a s mismo". Entre 0 y 0 no hay diferencia. Es la no diferencia de la que, por este sesgo, Frege entiende fundar el 1, y esto de todos modos. Esta conquista es por otra parte preciosa en la medida en que nos da al uno como siendo esencialmente, oigan bien lo que digo, el significante de la inexistencia. De todos modos, es seguro que el 1 puede fundarse all?. Seguramente la discusin podra proseguirse por las vas puramente fregianas. No obstante, para vuestro esclarecimiento, cre tener que reproducir lo que puede decirse no tiene relacin con el nmero entero, a saber el tringulo aritmtico. El tringulo aritmtico se organiza a la manera siguiente: parte, como dato, de la serie de l os nmeros enteros. Cada trmino a inscribir est contenido, constituido sin otro comentario se trata de lo que est por debajo de la barra,
al encontrar una dada obtienen inmediatamente que hay en la dada dos mnadas. Una dada no es difcil de imaginar, es un trazo con dos trminos, un comienzo y un fin. Y si ustedes se interrogan con respecto, tomemos algo ms que entretenido, a la ttrada, obtienen una ttrada: 0 1 5 15 .................... obtienen algo que es 4 posibilidades de tradas, dicho de otro modo para ilustrrselos, 4 caras de tetraedro, 0 1 4 10 20 ................. obtienen despus 6 dadas, es decir los 6 lados del tetraedro, 0 1 3 6 10 20 ................... y obtienen los cuatro vrtices de una monada: 0 1 2 3 4 5 6 ....................
Esto para dar soporte a lo que no puede expresarse ms que en trminos de subconjuntos. Es claro que ustedes ven que a medida que el nmero entero aumenta, el nmero de subconjuntos que pueden producirse en su seno supera en mucho y rpidamente al nmero e ntero mismo. Esto no es lo que nos interesa, sino simplemente que haya sido necesario, para que yo pueda dar cuenta del mismo procedimiento que la serie de los nmeros enteros, que parta de lo que est muy precisamente en el origen de lo que ha hecho Frege, que llega a designar esto que el nmero, el nmero de los objetos que convienen a un concepto en tanto que concepto del nmero, del nmero N particularmente, ser por s mismo lo que constituye el nmero sucesor. Dicho de otro modo, si ustedes cuentan a partir de 0: 0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, ser siempre lo que est all, a saber 7, 7 qu? de ese algo que he denominado inexistente, por ser el fundamento de la repeticin. Es an necesario, para que sean satisfechas las reglas de nuestro tringulo que ese 1 que se repite surja de alguna parte, y ya que por todas partes hemos encuadrado de 0 ese tringulo, 0 1 1 1 1 1 ................................... hay entonces aqu, en punto a situar en el nivel de la lnea de los 0, un punto que es uno y que articula qu?. Lo que interesa distinguir en la gnesis del 1, a saber la distincin precisamente de la no diferencia entre todos esos 0, a partir de la gnesis
por la suma, observarn que no he hablado todava nunca de la suma, como tampoco Frege, por la adicin de las dos cifras, la que est inmediatamente a su izquierda y la que est a su izquierda y arriba. Verificarn fcilmente que se trata aqu de algo que nos da por ejemplo cuando tenemos un nmero entero de puntos que denominaremos monadas, que nos da automti camente, lo que es, dado un nmero de esos puntos, del nmero de subconjuntos que pueden, en el conjunto que comprende todos esos puntos, formarse por un nmero cualquiera elegido como estando por debajo del nmero entero del que se trata. Es as por ejemplo que si toman aqu la lnea de la dada 0 1 3 6 10 15 ................
0 1 0 0 0 0 ...................................... de lo que se repite, pero se repite como inexistente. Frege no da cuenta entonces de la serie de los nmeros enteros, sino de la posibilidad de la repeticin. La repeticin se plantea en primer lugar como repeticin del 1, en tanto que 1 de la inexistencia. No hay aqu, no puedo aqu ms que adelantar la cuestin, algo que sugiere que por esto no hay un slo 1, sino el 1 que se repite y el Uno que se plantea en la serie de los nmeros enteros, en esta abertura que tenemos que encontrar algo que es del orden de lo que hemos interrogado al plantear, como correlato necesario de la cuestin de la necesidad lgica, el fundamento de la inexistencia.
9 de Febrero de 1972
O TE DEMANDO
palabras. No conozco bastante bien las otras como para haber encontrado lo que, en stas, sera su equivalente. Pero en las nuestras, "serio", como yo lo entiendo, es "serial". Como ustedes ya saben, espero, un cierto nmero de ustedes, sin que yo se los haya dicho, el principio de lo serial es esta serie de nmeros enteros que no se ha encontrado otro medio de definir que decir que una propiedad es transferible de N a N + 1 que no puede ser sino esta que se transfiere del 0 al 1, el razonamiento por recurrencia o induccin matemtica, se dice todava. Slo que vean ah el problema que he intentado aproximar en mis ltimos divertimentos: qu se puede transferir del 0 al 1? Est ah la seda!. Es por lo tanto lo que me he dado como mira este ao cernir... o peor. No avanzar hoy en este intervalo que de entrada es sin fondo, de lo que se transfiere del 0 al 1: pero lo que es seguro y claro, es que al tomar las cosas 1 por 1, hay que tener seguridad. Pues cualquier esfuerzo que se haya hecho para logicizar la continuacin de la serie de los nmeros enteros, no se ha encontrado mejor que designar de esto la propiedad comn, es la nica, como siendo aquella de lo que se transfiere del 0 al 1. Ustedes adoran las conferencias. Es por lo cual rogu ayer por al tarde por medio de un papelito que le alcanc hacia las diez y cuarto, a mi amigo Roman Jakobson, a quien esperaba aqu presente, darles la conferencia que no pudo darles ayer, ya que luego de habrselos anunciado, quiero decir de haber escrito en el pizarrn algo equivalente a lo que vengo de hacer aqu, crey que deba permanecer en lo que llam las generalidades, pensando sin duda que era lo que ustedes preferan escuchar, es decir una conferencia. Desgraciadamente, me llam por telfono temprano, estaba comprometido a un almuerzo con lingistas, de manera que no tendrn conferencia. Pues en verdad, yo no las doy. Como he dicho en otra parte muy seriamente, yo me divierto. Divertimentos serios o graciosos. En otra parte, a saber Sainte Anne, me entregu a divertimentos graciosos, sin comentarios. Y si dije, dije ah, que es quizs tam bin un divertimento, aqu digo que me mantendr en lo serio, pero es sin embargo, con todo, un divertimento. He puesto esto en relacin, en otra parte, el lugar del divertimento gracioso, con lo que he llamado la "carta de a-muro".("lettre d`a-mur"). Bien, tienen ac una, tpica: "Yo te demando me rechaces lo que yo te ofrezco", aqu nos detenemos, porque espero que no haya necesidad de agregar nada para que eso se comprenda, es muy precisamente eso la "carta de a-muro", la verdadera, "rechazar lo que yo te ofrezco", se puede completar para aquellos que por casualidad no hubieran nunca comprendido lo que es la "carta de a-muro", "rechazar lo que yo te ofrezco porque eso no es eso". Ustedes lo ven, patin, patin porque Dios mo!, es a ustedes que hablo, a ustedes que aman las conferencias. "Eso no es eso" (ca n'est pas a) hay agregado "n" (ne). Cuando el ne es agregado, no hay necesidad de que sea expletivo para que quiera decir algo, a saber la presencia del enunciador, la verdadera, la correcta. Es justamente porque el enunciador no estara ah que la enunciacin sera plena y que eso debera escribirse: "porque, no es eso" (c'est pas a). He dicho que aqu el divertimento era serio, qu es lo que esto puede querer decir?. En verdad busqu, me inform de cmo se deca "serio" en diversas lenguas. De la manera en que lo concibo no he encontrado mejor que la nuestra que se presta al juego de En el intervalo, han sido, los de mi Escuela, advertidos de no faltar a lo que Roman Jakobson deba aportar de luz sobre lo que es del orden del anlisis de la lengua, lo que en verdad es muy til para saber adnde llevo ahora la cuestin. No es porque haya partido de all para llegar a estos divertimentos presentes que debo considerarme atado. Es lo que seguramente me ha sorprendido, entre otros, en lo que les aport Roman Jakobson, es algo que concierne a este punto de historia que no es de hoy que "la lengua" est a la orden del da. El les habl, entre otros, de un cierto Boetius Dacus, muy importante, l lo ha subrayado, porque articul "suposiciones", pienso que al menos para algunos eso hace eco a lo que digo desde hace mucho tiempo acerca del sujeto, del sujeto radicalmente, lo que "supone" el significante. El les dijo que ocurra que a partir de un cierto momento ese Boecio, que no es aquel que ustedes conocen, aquel ha extrado las imagenes del pasado, Dacus que se llama, es decir Danes, no es el bueno, no es aquel que est en el diccinario Bouillet, que l haba desaparecido, como ocurre por una pequea cuestin de desviacionismo. De hecho l fue acusado de averroismo, y en ese tiempo no se puede decir que eso no perdonaba, pero poda perdonar cuando se tena la atencin atrada por algo que tena la apariencia un poco slida, como, por ejemplo, hablar de "suposiciones" (suppositiones). De modo que no es en absoluto exacto que las dos cosas estn sin relacin y es lo que me ha sorprendido. Lo que me sorprende es que durante siglos, cuando se tocaba a "lalengua" haba que poner atencin. Hay una letra que no aparece sino absolutamente al margen en la composicin fontica, sta que se pronuncia "hache". No toquen a la "hache", es lo que era prudente, durante siglos, cuando se tocaba a la lengua. Porque se encontr que durante siglos, cuando se tocaba a la lengua y bien, en el pblico, eso produca efecto, otro efecto que el divertimento. Una de las cuestiones que no estara mal que entreveamos as al final, aunque ah, donde me diverta de manera graciosa, he dado, bajo la forma de este famoso muro(mur), la indicacin, porque ahora el anlisis lingstico forma parte de la investigacin cientfica. Qu puede querer decir?. La definicin, ah me dejo arrastrar un poco, la definicin de la
investigacin cientfica es muy exactamente esto, no hay que buscar lejos, es una bsqueda de buen nombre en esto de que no es cuestin de encontrar, en todo caso, nada que moleste justamente a aquello de lo que hablaba hace un rato, a saber, el pblico. He recibido recientemente de una comarca lejana, no quisiera causar a nadie ningn perjuicio, no les dir entonces de dnde, algo concerniente a la investigacin cientfica, era "comit de investigacin cientfica sobre las armas", textual!. Alguien, que no me es desconocido, es por eso que se me consultaba a su respecto, se propona hacer una investigacin sobre el miedo. Era cuestin de darle un crdito que, traducido en Francos Franceses, deba tranquilamente superar el medio milln de antiguos francos, por medio de lo cual l pasara, estaba escrito en el texto mismo, no puedo mostrrselos pero lo tengo, 3 das en Pars, 29 en Antiqes, en Douarnemez 19, en San Mantano que, creo, Antonella ests ah?, San Mantano debe ser una playa agradable, no?, o me engao?. No, t no sabes? es quizs al lado de Florencia, en fin no se sabe, en San Mantano 15 das, y luego en Pars, 3 das. Gracias a uno de mis alumnos he podido resumir mi apreciacin en esos trminos: "I bowled over with admiration". Luego puse una gran cruz sobre todo el detalle de apreciaciones que demandaba sobre la calidad cientfica del programa, sus resonancias sociales y prcticas, la competencia del interesado, etc. Esta historia no tiene ms que un inters mediocre, pero comenta lo que indicaba, eso no va al fondo de la investigacin cientfica. Pero hay algo sin embargo que eso denota, y es tal vez el nico inters de todo el asunto, es que yo de entrada propuse as, en el telfono, a la persona que gracias a Dios me corrigi: "I bowled over". Ustedes no saben naturalmente lo que eso quiere decir, yo no lo saba tampoco, "Bowl, B.O.W.L. es la boule (bola), estoy entonces boul (bochado), soy como un juego de bolos entero cuando una buena bola lo bocha. Me creern si quieren, lo que yo haba propuesto al telfono, yo que no conoca la expresin "I bowled over", era yo "I'm blowed over": estoy soufle (inspirado agitado). Pero es naturalmente completamente incorrecto pues "blow" que quiere decir en efecto souffler (soplar), es lo que haba encontrado, "blow", eso hace "blown", no hace "blowed". Entonces si dije "blowed" es que sin saberlo yo saba que estaba "bowled over"!. Ah entramos en el lapsus, es decir en las cosas serias, pero al mismo tiempo est hecho para indicarnos que como Platn lo haba ya entrevisto en el Crtilo, que el significante sea arbitrario no es tan seguro. Ya que despus de todo, "bowl" y "blow", eh, no por nada es tan vecino, ya que es justamente as que le err por un pelo al "bowl"!. No s como calificarn ustedes este divertimento, pero yo lo encuentro serio. Por medio de lo cual volvemos al anlisis lingstico del que ciertamente, en nombre de la investigacin, escucharn hablar cada vez ms. Es difcil llevar ah su camino, ah donde el clivaje valga la pena. Se aprenden cosas, por ejemplo hay partes del discurso, me he guardado de esto como de la peste, quiero decir de insistir, para no entramparlos. Pero en fn, como ciertamente la
investigacin va a hacerse escuchar, como se ha hecho escuchar en otra parte, voy a partir del verbo. Se les dice que el verbo expresa toda suerte de cosas y es difcil librarse entre la accin y su contrario. Est el verbo intransitivo que manifiestamente hace aqu obstculo, el intransitivo deviene entonces muy difcil de clasificar. Para atenernos a lo que hay de ms acentuado en esta definicin, se les hablar de una relacin binaria para el verbo tipo donde, hay que decirlo, el mismo sentido del verbo no se clasifica de la misma manera en todas las lenguas. Hay lenguas donde se dice: "El hombre golpea al perro(10)". Hay lenguas donde se dice "hay el golpear el perro por el hombre(11)". No es lo esencial, la relacin es siempre binaria. Hay lenguas donde se dice: "el hombre ama (aime) el perro". Es siempre binaria cuando en esta lengua, pues ah hay diferencias, uno se expresa de la manera siguiente "el hombre ama al perro", para decir no que l le "like", que l ama (le gusta) eso como una chuchera, sino que l tiene amor por su perro. "Amar a alguien", a m, eso siempre me encant. Quiero decir, lamento hablar una lengua en la que se dice "yo amo una mujer", como se dice "yo le pego". "Amar a una mujer" eso me parecera ms congruente, inclusive al punto que un da, me percat, ya que estamos en el lapsus continuemos, que escrib: "t no sabrs nunca cuanto te he amado" ("Tu ne saurais jamais combien je t'ai aim"). No he puesto la e al final (aime) lo que es un lapsus, una falta de ortografa si quieren indudablemente, pero he reflexionado que si haba escrito eso as es porque deba sentir "j'aime a toi" (amo a t). Pero en fin es personal. Como sea, se distingue cuidadosamente de esos primeros verbos los que se definen por una relacin ternaria: "yo te doy algo". Eso puede ir desde la burla a la chuchera, pero en fin, hay ah tres trminos. Uds. han podido observar que he empleado el "yo te" como elemento de la relacin. Es ya arrastrarlos hacia el sentido que es aquel hacia el que los conduzco, ya que ah, ustedes ven, hay: "yo te demando me rechaces lo que te ofrezco". Va de suyo porque se puede decir "el hombre da al perro una pequea caricia sobre la frente". Esta distincin de la relacin ternaria con la relacin binaria es absolutamente esencial. Es esencial en esto: es que cuando se les esquematiza la funcin de la palabra se les habla del destinador (d), y del Destinatario (D), a lo cual se le agrega la relacin que, en el esquema corriente, se identifica al mensaje. Y ciertamente se subraya que el destinatario debe poseer el cdigo para que eso funcione. Si no lo posee, tendr que conquistarlo, que descifrar. Es satisfactoria esta manera de escribir?. Yo pretendo que la relacin si hay una, pero ustedes saben que la cosa puede ser puesta en cuestin, si hay una que pasa por la palabra implica que sea inscripta la funcin ternaria, a saber que el mensaje sea distinguido all.
F(x,y,f(x,y Y ah, estn obligados a terminar, es decir poner ah z?. No es de ninguna manera necesario, pues pueden tener muy bien, por ejemplo yo pongo un ? no pongamos ?
porque enseguida habr confusiones, pongo un pequeo ? , ? y de nuevo (x, y), "lo que yo te ofrezco", por medio de lo cual tenemos para formar tres parntesis: F(x,y,f(x,y,))) A lo que los conduzco es a esto, a saber, no van a verlo a cmo surge el sentido, sino cmo es de un nudo de sentido que surge el objeto, el objeto mismo, y para nombrarlo, ya que lo he nombrado como pude, el objeto (a). Se que es muy cautivante leer Wittgenstein. Wittgenstein, durante toda su vida, con un ascetismo admirable, ha enunciado esto que yo concentro, lo que no puede decirse, y bien, no hablemos de esto. Por medio de lo cual poda decir casi nada, a cada momento descenda de la acera y estaba en la zanja, es decir, que suba de nuevo sobre la acera, la acera definida por esta exigencia. No es seguro porque en suma mi amigo Kojeve ha formulado expresamente la misma regla Dios sabe que l no lo observa pero no es porque l lo haya formulado que me creera obligado a permanecer en la demostracin, en la demostracin viviente que ha dado Wittgenstein de esto. Es muy precisamente, me parece, de aquello de lo que no puedo hablar que se trata, cuando designo por el "no es eso", lo que por s slo motiva una demanda tal como la de "rechazar lo que yo te ofrezco". Y por tanto hay algo que no puede ser sensible a todo el mundo, es bien ese "no es eso" ('est pas a): estamos ah en cada instante de nuestra existencia. Pero entonces intentemos ver lo que eso quiere decir, pues ese "no es eso" podemos dejarlo en su lugar, en su lugar dominante por medio de lo cual evidentemente no veremos jams la punta. Pero en lugar de cortarlo, intentemos ponerlo en el enunciado mismo.No es eso, qu? Pongmoslo de una manera ms simple, aqu el "yo", aqu el "te", aqu "yo te demando" (D) "rechazar me" (R) "lo que yo te ofrezco" (O) y luego ah, hay prdida ().
y que no queda menos que, habiendo un destinador, un destinatario y un mensaje, lo que se enuncia en un verbo es distinto, a saber que el hecho de que se trata de una demanda, del D que est ah, merece ser aislado. Para agrupar los tres elementos, es justamente en eso que es evidente y solamente evidente cuando empleo "yo" y "te", cuando empleo "t" y "me" es que ese "yo" y ese "te", ese "t" y ese "me" estn precisamente especificados por el enunciado de la palabra. No puede haber ah ninguna especie de ambigedad. Dicho de otro modo, slo lo que se llama vagamente el cdigo, como si no estuviera ms que en un punto, la gramtica forma parte del cdigo, a saber esta estructura tetrdica que acabo de marcar como siendo esencial a lo que se dice. Cuando trazan vuestro esquema objetivo de la comunicacin, emisor, mensaje, y en la otra punta el destinatario, ese esquema objetivo es menos completo que la gramtica, la cual forma parte del cdigo. Es en lo que es importante lo que Jakobson les ha producido en esta generalidad de que la gramtica, ella tambin, forma parte de la significacin y que no es por nada que es empleada en la poesa. Esto es esencial, quiero decir precisar el estatuto del verbo, porque pronto se les decantar los sustantivos segn tengan ms o menos peso. Estn los sustantivos pesados, si puedo decir, que se llaman concretos, como si hubiera otra cosa como sustantivos que sustitutos! Pero en fin, es necesaria la sustancia, en tanto yo, creo urgente sealar de entrada que no tenemos relacin sino a sujetos. Pero dejemos las cosas ah por ahora. Una crtica que curiosamente no nos viene sino reflejada de la tentativa de logicizar la matemtica, se formula en esto, en esto en lo que ustedes reconocern el alcance de lo que adelanto, es que, al tomar la proposicin como funcin proposicional, habrem os de marcar la funcin del verbo, y no de lo que se hace de esto, a saber funcin de predicado. La funcin del verbo, tomemos aqu el verbo "demandar": "yo te demando", F(x.4), es "yo" y "te" : F(x,y qu es lo que yo te demando?, "Rechazar", otro verbo. Quiere decir que en lugar de lo que podra ser aqu la pequea caricia sobre la cabeza del perro, es decir z, tienen por ejemplo f y de nuevo x, y :
Pero si no es lo que yo te ofrezco, si es porque no es eso lo que te demando rechazar, no es lo que yo te ofrezco que t rechazas, entonces no tengo que demandrtelo. Y vean que aqu tambin eso se corta (en R).
a saber una primera ttrada que es esta: yo te demando rechazar; una segunda: rechazar lo que yo te ofrezco: quizs lo que no nos sorprender, podemos ver en la distancia que hay dos polos distintos de la "Demanda" y el "Ofrezco", que es tal vez ah que est el "no es eso" ('est pas a). Pero como acabo de explicarles, si debemos aqu decir que es el espacio que hay, que puede haber entre lo que tengo que demandarte y lo que yo quiero ofrecerte, a partir de ese momento es igualmente imposible sostener la reaccin de la "Demanda" al "Rechazar", y del "Rechazar" al "Ofrezco". Tengo necesidad de comentar en detalle?. No ser quizs sin embargo intil. De entrada por esta razn: ustedes pueden preguntarse cmo sucede que despus de todo eso, yo les de un esquema espacial. No es del espacio que se trata, es del espacio en la medida en que nosotros proyectamos nuestros esquemas objetivos. Y esto nos indica ya bastante, a saber que nuestros esquemas objetivos comandan quizs algo de nuestra nocin del espacio, dira ms, antes de que eso sea comandado por nuestras percepciones. S b ien que estamos inclinados a creer que son nuestras percepciones las que nos dan las tres dimensiones. Hay uno llamado Poincar que no les es desconocido, que ha hecho un feliz intento para demostrarlo. Sin embargo este sealamiento de lo previo de nuestros esquemas objetivos no ser quizs intil para apreciar ms exactamente el alcance de su demostracin. Lo que yo quiero, aquello sobre lo que voy a insistir, no es slo ese salto del "no es eso que yo te ofrezco" al "no es eso que t puedes rechazar", ni incluso al "no es eso que yo te demando". Es esto, es que lo que no es eso, eso no es quizs del todo lo que yo te ofrezco y que nosotros tomamos mal las cosas a partir de ah. Es "que yo te ofrezco", pues, qu es lo que eso quiere decir, "que yo te ofrezco"? Eso no quiere decir de ningn modo que yo doy(je donne), como alcanza con reflexionar. Eso no quiere decir tampoco que t tomes, lo que dara un sentido a "Rechazar". Cuando yo te ofrezco algo es en la esperanza de que t me devuelvas. Y es por eso que el potlach existe. El potlatch es lo que ahoga, es lo que desborda lo imposible que hay en el ofrecer, lo imposible de que sea un don. Es por eso que el potlacht, en nuestro discurso, nos ha devenido completamente extrao, lo que no hace sorprendente que en nuestra nostalgia hagamos de esto lo que soporta lo imposible, a saber lo Real, pero justamente lo R eal como imposible. Si no es ms en el "eso que" de lo que yo te ofrezco que reside el "no es eso", observemos entonces lo que procede de la puesta en cuestin del ofrecer como tal. Si es, no "lo que yo te ofrezco", sino "que yo te ofrezco" que yo te demando rechazar, saquemos el ofrezco, ese famoso sustantivo verbal que sera un sustantivo menor, es sin embargo algo, saquemos el "Ofrezco" y vemos que la "Demanda" y el "Rechazo" pierden todo sentido. Porque qu puede querer decir eso de demandar rechazar?. Les bastar un poco de ejercicio para percibir que es estrictamente lo mismo si retiran ese nudo "yo te demando rechazar lo que yo te ofrezco", no importa cual de los otros verbos. Pues, si ustedes retiran el rechazo, que puede querer decir el ofrezco de una demanda y, como se los he dicho, es de la naturaleza del ofrezco que, si retiran la demanda, rechazar no significa nada. Es por lo cual la cuestin que se nos plantea no es la de saber lo que es ah del "no es eso" que estara en juego en cada uno de esos niveles verbales, sino
por medio de lo cual si yo no he de demandarte rechazarlo, por qu yo te lo demando?. Eso se corta tambin aqu (en D)
Por medio de lo cual para retomar en un esquema ms correcto donde el "Yo" y el "te" estn aqu, la "Demanda" aqu, "Rechazar" aqu, y el "Ofrezco" aqu,
percibir que es al desanudar cada uno de esos verbos de su nudo con los otros dos que podemos encontrar lo que es del orden de este efecto de sentido en tanto lo llamo el objeto a. Cosa extraa, mientras que con mi geometra de la ttrada me interrogaba ayer sobre la manera con que les presentara esto hoy, me sucedi, cenando con una persona encantadora que escucha los cursos de M. Guilbaut que, como anillo al dedo me fue dado algo que voy ahora, que quiero mostrarles algo que no es nada menos parece, lo he encontrado ayer, que los emblemas de los Borromeos.
Seguramente la Demanda no basta para constituir un discurso, pero tiene la estructura fundamental que es de ser, como me he expresado, un cuadrpodo. Subray que una ttrada es esencial para representarla, lo mismo que un cuaterno de letras, F,X,y,z, es indispensable. Pero "Demanda", "Rechazo" y "Ofrezco", es claro que, en ese nudo que adelant hoy ante ustedes, no toman su sentido sino cada uno del otro, pero que lo que resulta de ese nudo tal como intent desanudarlo para ustedes, o mejor hacer la prueba de su desanudamiento, de decirles, de mostrarles que eso no se sostiene nunca con dos solos, que est ah el fundamento, la raz, de lo que es el objeto a. Es decir que les he dado el nudo mnimo, pero que ustedes pueden ah agregar otros. Por qu ese, no eso, qu?. Que yo deseo, y que no se sino lo propio de la Demanda, es muy precisamente no poder situar lo que es ah del objeto del deseo. Con ese deseo, l o que yo te ofrezco, lo que yo te ofrezco, que no es lo que t deseas, anillaramos fcilmente la cosa con lo que t deseas que yo te demande. Y la carta(12) de a-muro (o'a-mur) se extender as indefinidamente. Pero quin no ve el carcter fundamental para el discurso analtico de una concatenacin tal? He dicho en otra oportunidad hace mucho y hay gente todava que se acuna con esto que un anlisis no termina sino cuando alguien puede decir no "yo te hablo", ni "yo hablo de m" sino "es de m que yo te hablo", es un primer esbozo. Es que no es claro que aquello de lo que se funda el discurso del analizante, es justamente eso: "yo te demando me rechaces lo que yo te ofrezco, porque no es eso". Est ah la demanda fundamental y es aquella que al descuidarla el analista hace siempre ms pregnante. Ironic en un tiempo: "con el ofrezco, hace de la demanda". Pero la demanda que l satisface es el reconocimiento de esto fundamental que lo que se demanda, no es eso (c'est pas a)
Es necesario un poco de cuidado, lo ven. Pueden hacerlo con cuerdas. Si copian bien esto, cuidadosamente, no he cometido falta, percibirn esto: que, presten atencin, este, el tercero ah, no lo ven ms, pueden hacer un esfuerzo, es accesible, no ven ms. Pueden sealar que los dos otros, ven, este pasa por encima de este de la izquierda y pasa encima tambin ah, pues estn separados. Slo a causa del 3ro. Se sostienen juntos. Pueden hacer el ensayo, si no tienen imaginacin hagan el ensayo con tres cabos de cuerda. Basta que ustedes corten uno para que los otros dos, an cuando parezcan anudados como en el caso que ustedes conocen bien, a saber de los 3 anillos de los Juegos Olmpicos que continan unidos cuando uno se ha largado del campo, para que los otros dos se separen. Y bien, este ltimo se termin! Es algo que tiene igualmente inters, ya que es necesario recordar que cuando habl de cadena significante estaba siempre implicada esta concatenacin. Lo que es curioso, y que va a permitirnos tambin volver al verbo binario, es que los binarios, no parece haberse percibido que tienen un estatuto especial muy en relacin con el objeto a. Si en lugar de tomar el hombre y el perro, esos dos pobres animales , como ejemplo, se hubiera tomado el "yo" y el "te", hubiramos percibido que el ms tpico de un verbo binario es por ejemplo "yo te jodo". O bien "yo te miro", o bien "yo te morfo" o "yo te hablo". Las cuatro especies que no tienen precisamente inters ms que en su analoga gramatical, a saber por ser gramaticalmente equivalentes. Y entonces, es que no tenemos ah, reducido, en minscula, algo que nos permite ilustrar esta verdad fundamental de que todo discurso no toma su sentido sino de otro discurso.
as cosas son de tal modo que, ya que pretendo este ao hablarles del Uno,
comenzar hoy por enunciar lo que respecta al Otro, este Otro con O mayscula, a propsito del cual he recogido hace un ao la inquietud, sealada por un marxista, a quien deba el lugar desde donde haba podido retomar mi trabajo, la inquietud de que este Otro era ese tercero que al adelantarlo en la relacin de la pareja no poda l, el marxista, sino identificarlo a Dios. Esta inquietud, a continuacin, prosigui lo suficiente para inspirarle una desconfianza irreductible con respecto a la huella que yo poda dejar, es una cuestin que dejar de lado por ahora, porque voy a comenzar por el simple develamiento de este otro que escribo en efecto con O mayscula. El Otro del que se trata, el Otro es aquel de la pareja sexual, ese mismo, y es por eso que nos va a ser necesario producir un significante que no puede escribirse sino de lo que barra ese gran A: A/ [A mayscula barrada]. No s no es fcil no s lo subrayo sin detenerme pues no dar un paso, no se goza sino del Otro (on ne jouit que de l'Autre). Es ms difcil avanzar en esto que parecera imponerse, porque lo que carcteriza al goce, despus de lo que acabo de decir, se sustraera. Adelantar que no se es gozado ms que por el Otro. Es el abismo que nos ofrece en efecto la cuestin de la existencia de Dios, precisamente la que dejo en el horizonte como inefable, porque lo que es importante no es la relacin con lo que goza de lo que podramos creer nuestro ser. Lo importante, cuando digo que no se goza ms que del Otro es lo siguiente: no se goza de l sexualmente no hay relacin sexual ni se es gozado as, ven que "lalengua", "lalengua" que escribo en una sola palabra, que es sin embargo buena chica, resiste aqu, infla la mejilla. Se goza, hay que decirlo, del Otro, se goza "mentalmente". Hay una observacin en ese Parmnides, que toma aqu su valor de modelo, es por eso que les he recomendado ir a cultivarse un poco con l. Naturalmente, si leen en diagonal los comentarios que se hacen de l en la Universidad, lo situarn en la lnea de los filsofos, vern que es considerado como un ejercicio particularmente brillante. Pero, despus de este saludito, se les dice que no hay mucho que hacer, que Platn simplemente llev a su ltimo grado de acuidad lo que se les deducir de su teora de las formas. Es tal vez de otro modo que hay que leerlo: hay que leerlo con inocencia... Observen que de tanto en tanto algo puede impresionarlos aunque no fuera por ejemplo ms que esta observacin, cuando aborda as
8 de Marzo de 1972
completamente al pasar, al comienzo de la sptim a hiptesis que parte del "Si el Uno no es", completamente al margen dice: "y si dijramos que el No-Uno no es?" Y all se aplica a mostrar que la negacin de cualquier cosa no slo del Uno, el no-mayscula y el no-minscula esta negacin como tal se distingue por no negar al mismo trmino. Est bien en cuanto a lo que se trata, la negacin del goce sexual en lo que les ruego detenerse un instante. Que escriba S parntesis A barrado, S(A/) [A mayscula barrada], y que es lo mismo que acabo de formular de que el Otro, se goza de l mentalmente, lo que escribe algo sobre el Otro, y como lo he adelantado, en tanto trmino de la relacin que por desvanecerse, por no existir, deviene el lugar donde se escribe, donde se escribe tal como esas cuatro frmulas estn all inscritas para transmitir un saber, porque he hecho ya, me parece, suficiente alusin el saber, en la materia, el saber se ensea tal vez, pero lo que se transmite es la frmula. Es justamente porque uno de los trminos se vuelve el lugar en donde la relacin se escribe, que ella no puede ms ser... relacin ya que el trmino cambia de funcin, deviene el lugar donde ella se escribe y la relacin no es sino por estar escrita justamente en el lugar de ese trmino. Uno de los trminos de la relacin debe vaciarse para permitirle a esta relacin escribirse. (escritura en griego) Es en lo que ese "mentalmente" que avanc hace un rato entre comillas que la palabra no puede enunciar, es lo que sustrae radicalmente a ese "mentalmente" todo alcance de idealismo, ese idealismo incontestable al verlo desarrollarse bajo la pluma de Berkeley, observaciones que espero ustedes conocen, que reposan todas sobre el hecho de que nada de lo que se piensa no es pensado sino por alguien. Hay all argumento o ms exactamente argumentacin irreductible y que sera ms mordiente si confesara de lo que se trata: el goce. Ustedes no gozan ms que de fantasmas, he aqu lo que dara alcance al idealismo que nadie por otra parte, a pesar de que sea incontestable, toma en serio. Lo importante es que vuestros fantasmas los gozan. Y es aqu que puedo volver a lo que deca hace un momento, es que, como ustedes ven, an "lalengua", que es buena chica, no deja salir esta palabra fcilmente. Que el idealismo avance que no se trata ms que de pensamientos para salir del paso, "lalengua" que es buena chica, pero no tan buena, puede tal vez ofrecerles algo que no voy a tener de todos modos necesidad de escribir para rogarles que hagan consonar es e "que" de otro modo. En fin, si hay que hacrselos entender: q.u.e.u.e. "Queue de pensamientos" es lo que permite la buena chiquera de lalengua en francs, es en esta lengua que me expreso, no veo porqu no lo aprovechara; si hablara otra, encontrara otra cosa. No se trata all "queue de pensamientos", no, como lo dice el idealista, en tanto que se los piensa, ni an slo que se los pienso luego soy lo que constituye sin embargo un progreso sino que ellos se piensan realmente. Es as que me destaco, en la medida en que esto tiene el menor inters porque no veo porqu me destacara, porqu me destacara filosficamente, yo, por quien emerge un discurso que no es el discurso filosfico, el discurso psicoanaltico en particular, cuyo esquema reproduje a la derecha, al que califico de discurso en razn de lo que subray, nada toma sentido sino de las relaciones de un discurso a otro discurso. Lo que supone por supuesto este ejercicio del que no puedo decir ni esperar que yo los haya hecho duchos. Todo esto les corre por supuesto como el agua sobre las plumas de un pato, ya que y por otra parte esto constituye vuestra existencia estn solidariamente insertos en discursos que los preceden, que estn all desde hace un tiempo, un montn, incluido el discurso filosfico, en la medida en que se los transmite el discurso universitario, es decir en qu estado. All estn ustedes slidamente instalados, y eso constituye vuestro asiento. Los que ocupen el lugar de ese Otro, de ese Otro que saco a la luz, no hay que creer que tengan ms ventajas que ustedes; pero de todos modos , se les ha puesto entre manos un mobiliario que no es fcil de manejar. En ese mobiliario est el silln, cuya naturaleza no est an bien situada. El silln es esencial sin embargo porque lo propio de ese discurso es permitir a ese algo que est escrito all arriba a la derecha, bajo la forma de S/ y que es, como toda escritura, una forma muy atractiva que la S sea lo que Hogarth da como huella de la belleza, no es completamente una casualidad, debe tener en algn lugar un sentimiento y ya que hay que barrarla eso tiene seguramente uno tambin pero sea como sea, lo que se produce a partir de ese sujeto barrado es algo de lo que es curioso ver que lo escribo de la misma manera que lo que tiene en el discurso del Amo otro lugar, el lugar dominante. Esa S de 1, S1, es justamente lo que para ustedes, en tanto hablo aqu, trato de producir en lo que, lo he dicho muchas veces, estoy en el lugar, el mismo y es por eso que es enseante, estoy en el lugar del analizante. Lo que est escrito ha sido pensado, he ah la cuestin. Se puede no poder decir por quin ha sido pensado. Y es incluso, en todo lo escrito, con lo que tienen que vrselas. La "queue de pensamientos" de la que hablaba, es el sujeto mismo, el sujeto en tanto que hipottico de esos pensamientos. Este hipottico, les han machacado tanto las orejas con l desde Aristteles, el (escritura en griego) que era sin embargo claro, han hecho una cosa tal que una gata no encontrara ya ms a sus gatitos. Voy a llamarlo "la traine" (la cola, el arrastre) justamente de este "queue de pensamientos", de ese algo real que produce ese efecto de cometa que denomin la "queue de pensamiento" y que es tal vez muy bien el falo. Si lo que ocurre all no es capaz de ser reconquistado por lo que acabo de denominar la traine, lo que no es concebible ms que porque el efecto que es, es de la misma agudeza que su advenimiento, a saber el desarreglo (desarroi), si me permiten llamar as a la disjuncin de la relacin sexual, lo que ocurre all no es capaz de ser reconquistado "nachtrlglich", si lo que se pens no es abierto al alcance de los medios de un repensado, lo que consiste justamente en percibir, al escribirlo, que eran pensamientos porque el
escrito, dgase lo que se diga, viene despus que esos pensamientos, esos pensamientos reales, se hayan producido es en ese esfuerzo de repensado de ese "nachtrglich", esta repeticin, que es el fundamento de lo que descubre la experiencia analtica. Que se escriba, es all prueba, pero slo prueba del "efecto de retoma", "nachtrglicht", es lo que funda al psicoanlisis. Cuantas veces en los dilogos filosficos ven ustedes el argumento: si no me sigues hasta aqu no hay filosofa. Lo que voy a decirles es exactamente lo mismo: una de dos, o lo que est recibido an en el comn, en todo lo que se escribe sobre psicoanlisis, en todo lo que fluye de la pluma de los psicoanalistas, a saber que lo que piensa no es pensable y entonces no hay psicoanlisis; para que pueda haber psicoanlisis, y para decirlo todo, interpretacin, es necesario que aquello de lo que parte el "queue de pensamientos" haya sido pensado, pensado en tanto que pensamiento real. Es por eso que les he hecho tostadas con Descartes. El "pienso, luego soy" no quiere decir nada si no es verdad. Es verdad, porque "luego soy" es lo que pienso antes de saberlo y lo quiera o no. Es lo mismo. La misma cosa, es lo que denomin justamente la "Cosa freudiana". Es justamente porque es la misma cosa, ese "yo pienso" y lo que pienso es decir "luego soy", es justamente porque es la misma cosa, ese "yo pienso" y lo que pienso, es decir "luego soy", que no es equivalente. Porque por eso es que habl de la "Cosa freudiana". Porque en una cosa, dos caras (faces), y escribanlo como quieran f.a.c.e (cara) o f.a.s.s.e (haga) dos caras, es no slo no equivalente, es decir reemplazable uno por otro en el decir, no hay equivalente, no es ni siquiera parecido. Es por eso que no habl de la "Cosa Freudiana" sino de cierta manera. Lo que escrib se lee, es incluso curioso que sea una de las cosas que obligan a releerlo, es incluso para eso que est hecho. Y cuando se lo relee se percibe que no hablo de la cosa, porque no se puede hablar de eso. Hablar "de eso": la hago hablar a ella misma. La Cosa de que se trata enuncia: "Yo, la verdad, hablo". Y ello no lo dice, por supuesto as, pero debe verse, y es por eso incluso que lo escrib, lo dice de todas las maneras y me atrevera a decir que no es un mal fragmento, no soy aprehensible ms que en mis secretos (cachotteries-misterios triviales). Lo que se escribe, de la Cosa, hay que considerarlo como lo que se escribe proveniente de ella, no de quien escribe. Es lo que hace que la ontologa, dicho de otro modo, la consideracin del sujeto como ser, la ontologa es una vergenza, si me lo permiten. Entonces lo han entendido: hay que saber de qu se habla. O el "luego soy" no es ms que un pensamiento, a demostrar que es lo impensable que piensa, o es el hecho de decirlo que puede actuar sobre la cosa lo suficiente para que ella gire de otro modo. Y es all que todo pensamiento se piensa por sus relaciones a lo que se escribe de l. De otro modo, lo repito, no hay psicoanlisis. Estamos en el I.N.A.N. que es actualmente lo ms difundido, lo I.N.A.N. alizable. No basta con decir que es imposible, porque no excluye que se practique. Para que se practique sin ser I.N.A.N., no es la calificacin de imposible lo que importa, es su relacin a lo imposible lo que est en causa, y la relacin a lo imposible es una relacin de pensamiento. Esta relacin no podra tener ningn sentido si la imposibilidad demostrada no fuera estrictamente una imposibilidad de pensamiento porque es la nica demostrable. Si fundamos lo imposible en esa relacin a lo Real, nos queda por decir lo que les doy
como regalo, lo obtuve de una mujer hermosa, lejana en mi pasado, que permanece no obstante marcada de un encantador olor a jabn, con el acento valdense que ella saba tomar para, habindose purificado, recuperarlo. "Nada es imposible al hombre" deca no puedo imitarles el acento valdense porque no nac all "lo que no puede hacer lo deja". Esto para centrarles todo lo que es respecto de lo imposible en tanto este trm ino es aceptable por alguien sensato. Y bien, esta anulacin del Otro no se produce sino a ese nivel donde se inscribe de la_ nica manera que puede inscribirse, a saber como lo he inscripto: ? de x, y la barra encima ? x lo que quiere decir que no se puede escribir ms que lo que hace obstculo all, a saber la funcin flica, que la funcin flica, quiere decir ? x, a saber "Existe x" tal como podra escribirse en esta negacin de la verdad de la funcin flica? Es lo que merece que lo articulemos segn tiempos y ustedes ven que lo que vamos a poner en cuestin es precisamente este estatuto de l a existencia en tanto no est claro. Pienso que hace bastante tiempo que tienen las orejas, las entendederas martilladas por la distincin de la esencia y la existencia como para no estar satisfechos. Que haya all, en lo que el discurso analtico nos permite aportar sentidos a los discursos precedentes, es algo que no podra al fin de cuentas, por la coleccin de esas frmulas ms que hilvanar con el trmino de una motivacin de la que lo desapercibido es lo que engendra por ejemplo la dialctica hegeliana que, en razn de este desapercibido no prescinde, si puedo decir, sino al considerar que el discurso como tal regentea el mundo. He aqu reencontrando una pequea nota lateral, no veo por qu no la tomara, esta disgresin, tanto ms cuanto que no me piden ms que eso. Me piden eso porque si fuera derechito los fatigara. Lo que deja una sombra de sentido al discurso de Hegel, es una ausencia, muy precisamente esta ausencia de la plus-vala tal como es obtenida del goce, en lo Real, por el discurso del Amo. Pero esta ausencia, de todos modos, seala algo: seala realmente al Otro, no como abolido sino justamente como imposibilidad d e correlato. Y es al presentificar esta imposibilidad que colorea el discurso de Hegel, porque... no perdern nada al reller, no s, simplemente el prefacio de la Fenomenologa del Espritu en correlacin con lo que adelanto aqu. Ven todos los deberes de vacaciones que les doy: Parmnides y la Fenomenologa el prefacio al menos, porque la Fenomenologa, naturalmente no la leen nunca. Pero el prefacio est muy bien, vale por s slo el trabajo de releerlo, y vern que confirma, toma sentido de lo que les digo. No me atrevo a prometerles otro tanto del Parmnides, tomar sentido, pero as lo espero, porque es propio a un nuevo discurso renovar lo que se pierde en los remolinos de los antiguos discursos justamente el sentido. Si les dije que hay algo que lo colorea, este discurso de Hegel es que all la palabra color quiere decir otra cosa que sentido. La promocin de lo que adelanto justamente lo decolora, completa el efecto del discurso de Marx, donde hay algo que querra subrayar y que constituye su lmite: comporta una protesta de la que resulta que el consolida el discurso del Amo completndolo, y no slo por la plusvala, al incitar siento que esto va a provocar revuelos al incitar a la mujer a existir como igual. Igual a qu, nadie lo sabe,
porque se puede decir tambin que el hombre igual a cero, ya que necesita la existencia de algo que lo niega para que exista como todos. En otros trminos, la suerte de confusin, que no es inhabitual: vivimos en la confusin, y sera errneo creer que vivimos de eso, no va de suyo, no veo porqu, la falta de confusin impedira vivir. Inclusive es muy curioso que uno se precipita all, es el caso de decirlo: uno se entrega. Cuando un discurso como el discurso analtico emerge, lo que les propone es de ser fuertes como un roble para soportar el complot de la verdad. Cada cual sabe que los complots no van lejos. Es ms fcil hacer tanto bla-bla-bla que se termina por ubicar muy bien a todos los conjurados. Se confunde, se precipita en la negacin de la divisin sexual, la diferencia, si ustedes quieren... Si dije "divisin" es que es operacional. Si digo "diferencia" es porque es precisamente lo que pretende borrar este uso del signo "igual" : la mujer = al hombre. Lo que es formidable se los voy a decir: no son todas esas boludeces; lo formidable es el obstculo que pretenden por ese trmino grotesco transgredir. He enseado cosas que no pretenden transgredir nada sino ceir un cierto nmero de puntos nodales, punto s de imposible. A travs de lo que, por supuesto, hay gente que a la que eso molestaba porque eran los representantes, los bien acreditados del discurso analtico en ejercicio, me han dado as uno de esos golpes que les quiebran la voz. Me sucedi por, por un muchacho encantador, fsicamente, me hizo eso un da, es un amor, puso coraje. Lo hizo a pesar de que yo estaba al mismo tiempo bajo al amenaza de un asunto en el que no crea especialmente pero en fn, haca como si de un revlver. Pero los tipos que me cortaron la voz en cierto momento, no lo hicieron a pesar de... lo hicieron porque estaba bajo la amenaza de un chumbo, uno verdadero, no de juguete como el otro. Consista en someterme a examen, es decir precisamente al standard de l a gente precisamente que no quera or nada del discurso analtico, an cuando ocuparan la posicin fundamental. Qu queran que hiciera? Desde el momento en que no me somet a ese examen estaba, por supuesto, condenado por anticipado, lo que naturalmente haca mucho ms fcil cortarme la voz. Porque una voz, existe. Lo que dur as varios aos, debo decir, tena tan poca voz... Tengo de todos modos una voz de la que nacieron los "Cachiers pour la Psychanalyse", que es una muy fina literatura, se las recom iendo decididamente, porque estaba tan enteramente ocupado de mi voz, que esos "Cachiers pour la Psychanalyse" voy a decirles todo, no puedo hacer todo; no puedo leer los "Cachiers pour la Psychanalyse" tena que curarme en salud, lo he hecho ahora, los he ledo de cabo a rabo, son formidables. Es formidable, pero es marginal porque no estaba hecho por psicoanalistas. Durante ese tiempo los psicoanalistas charlaban: no se habl nunca tanto de la transgresin en torno a m como durante el tiempo en el que yo haba all... pfuit Voil! Porque figrense, cuando se trata del verdadero imposible, de lo imposible que se demuestra, de lo imposible tal como se articula y por supuesto, lleva tiempo entre los primeros garabatos encontrarn algo que exista pero no de la manera que se crea has ta el momento, a la manera del ser, es decir, de lo que cada uno de ustedes se cree, se cree ser, bajo pretexto de que son individuos, se percibi que haba cosas que existan en ese sentido de que constituyen el lmite de lo que puede resistir de la avanzada de la articulacin de un discurso. Eso es lo Real. Su aproximacin por la va de lo que llamo lo
simblico, lo que quiere decir los modos de lo que se enuncia por ese campo, ese campo que existe, del lenguaje, ese imposible, en tanto se demuestra, no s e transgrede. Hay cosas que desde hace mucho tiempo han constituido referencia mtica tal vez, pero muy buena referencia, no slo de lo que respecta a este imposible sino de su motivacin, muy precisamente a saber: que la relacin sexual no se escribe. En el gnero no se ha hecho nunca nada mejor que, no dir la religin, porque como se los dir, se los explicar a lo largo y a lo ancho, no se hace etnologa cuando se es psicoanalista, y ahogar la religin en un trmino general, es lo mismo que hacer etnologa. No puedo tampoco decir que no hay que ms que una, pero est aquella en la que nos baamos, la religin cristiana. Y bueno, cranme la religin cristiana se las arregla muy bien con vuestras transgresiones, es incluso lo que ella anhela, lo que la consolida. Ms transgresiones hay, ms le conviene! Y es eso justamente lo que est en cuestin, se trata de demostrar dnde est la verdad de lo que se sostiene en pie un cierto nmero de discursos que los petrifican. Terminar hoy ojal que no haya estropeado mi anillo terminar hoy en el mismo punto en que comenc. Part del Otro, no sal de eso porque el tiempo pasa y porque despus de todo no hay que creer que en el momento en que la sesin termina, yo, no tenga mi claque. Redondear entonces lo que dije, trazo local, referido al Otro, dejando lo que podr ser de lo que tengo que avanzarles de lo que constituye el punto pivote, el punto al que apunto este ao, a saber el Uno no por nada no lo he abordado hoy porque lo vern, no hay nada que sea tan deslizante como este Uno. Es muy curioso: hace de esto cosa que tiene caras en lo que se hacen no innumerables sino singularmente divergentes, como ustedes vern, es el Uno. El Otro, no por nada tengo que tomar apoyo en l. El Otro, iganlo bien, es entonces un entre, el "entre" del que se trata en la relacin sexual, pero desplazado y justamente por Otro-plantearse. Por "Otro o plantearse", es curioso que al plantear este Otro, lo que he tenido que avanzar hoy no concierne ms que la mujer. Es ella quien, por esta figura del Otro nos da la ilustracin a nuestro alcance, por ser como lo ha escrito un poeta (entre centro y ausencia), entre el sentido que toma en lo que denomin este "al-menos-uno" en el que ella no lo encuentra sino al estado de lo que les anunci anunci, no ms por no ser ms que pura existencia. Entre centro y la ausencia, que se vuelve qu para ella? Justamente esta segunda barra que no pude escribir ms que al definirla como "No-toda", la que no est contenida en la funcin flica sino por eso ser su negacin. Su modo de presencia est entre centro y ausencia, entre la funcin flica de la que participa, singularmente por lo que "al-menos-una" que es su partenaire, en el amor, renuncia all para ella, lo que le permite, a ella, dejar aquello por lo que no participa en la ausencia que no es menos goce (jouissance), por ser "gozo-ausencia" ("jouis-absence") Y pienso que nadie dir que lo que enuncio de la funcin flica proviene de un desconocimiento de lo que respecta al goce femenino. Es al contrario de lo que el "gozo-presencia", si puedo expresarme as, de la mujer, en esta parte que no la hace "No
toda" abierta a la funcin flica, es de lo que esta "goza-presencia", el "al-menos-uno" est apurado de habitarla en un contrasentido radical sobre lo que exige su existencia, es en razn de ese contrasentido, que hace que no pueda siquiera existir, que la excepcin de su existencia misma est excluda, que entonces este estatuto del Otro hecho de no ser universal se desvanece y que el desconocimiento del hombre es necesitado, lo que es la definicin de la histrica. Es aqu que los dejar hoy. Pongo un punto para darles cita dentro de 8 das, la reunin de Sainte-Anne cae un da tal, el primer jueves de Abril, que, no tendr lugar; se los advierto a los que estn aqu para que lo hagan saber a los dems que frecuentan Sainte-Anne.
15 de Marzo de 1972
a ltima vez, les habl de algo que estaba centrado en el Otro, lo que es ms cmodo
que aquello de lo que les voy a hablar hoy, de lo cual ya les he carcterizado lo que se podra llamar la relacin (el "raport"), el raport al Otro (con l), muy precisamente en aquello que no es inscribible, lo que no hace ms fciles las cosas. Se trata del Uno, el Uno en tanto que les indiqu, indicndoles tambin como su huella se abri en el Parmnides de Platn, del cual para comprender algo el primer paso es, apercibir que todo lo que en l se enuncia como dialectizable, como desenvolvindose de todo discurso posible al sujeto de el Uno, es primero y no se lo debe tomar ms que en ese nivel que no es ninguna otra cosa, como se expresa, que "es Uno", y probablemente habr algunos entre Uds.- que, por mi conjuro- habrn abierto ese libro y se habrn apercibido de que no es lo mismo decir que, "el Uno es". "Es Uno" es la primera hiptesis y "el Uno es", es la segunda; y son distintas. Naturalmente para que esto avance sera necesario que leyeran a Platn poniendo un poco de Uds. Sera necesario que Platn no fuese para Uds., ms que lo que es, un autor. Uds. estn formados desde la infancia en el "autor-stop". Desde el tiempo que ha pasado sobre las costumbres, esta manera de dirigirse a las mquinas como si ellas tuvieran autoridad, Uds., debern saber que no lleva a ninguna parte, an sabiendo que puede llevarlos bien lejos. Habiendo hecho estas observaciones, se trata entonces del Uno- por razones de las cuales deber excusarme, porque, en nombre de qu voy a ocuparles en esto?- deca entonces que se trata del Uno de lo que les voy a hablar hoy. Es incluso para esto que he inventado una palabra que sirve de ttulo a lo que les voy a decir. No estoy muy seguro, estoy incluso seguro de lo contrario, yo no he inventado el "Unario", el trazo unario que en 1962 cre poder extraer de Freud que lo llama "einzig", traducindolo de este modo, lo que en la poca aquella pareci a algunos milagroso. Es curioso que el einziger Zug, la segunda forma de identificacin distinguida por Freud, no los haya nunca llevado hasta
ah. Por el contrario, la palabra que yo abrazar a lo que quiero decir hoy, es completamente nueva. Y lo hago con una especie de preocupacin, porque en realidad, hay muchas cosas que estn interesadas en el Uno de modo que no es posible...Voy a intentar abrir un camino que site el inters que mi discurso, en tanto es l mismo traza del discurso analtico, el inters que mi discurso tiene en pasar por el Uno. Pero, primero tomemos el campo designado en forma general del Uniano (Unien), U-n-i-a-n-o diferente de Unaire que en lneas anteriores se tradujo por Unario. Es una palabra que no fue dicha nunca, que sin embargo tiene inters en llevar una nota, una nota de alerta cada vez que se trate del Uno y para ser tomado bajo una forma epteta, lo que les recordar aquello que Platn promete, que es que de su naturaleza hay pendientes directas. Que, en el anlisis se hable de ello a Uds. no se les escapa- pienso-, para recordarnos que preside esta bizarra asimilacin de Eros a aquellos que tiende a coagular. Bajo el pretexto de que el cuerpo, es muy evidentemente una de las formas de el Uno que se sostiene unido; que salvo accidente, es un individuo l es es singular promovido por Freud, y en realidad, es esto lo que cuestiona la dada por l avanzada de Eros y Thanatos, si ello no estuviera sostenido por otra figura que es precisamente aquella en la cual fracasa la relacin sexual, a saber aquella de Uno y No-Uno, es decir cero, no se ve muy bien que funcin podra tener esta pareja estupefaciente. Es en tanto sirve. Sirve en provecho de un cierto nmero de malentendidos, de hilvanes- pinchar con alfileres- de la pulsin de muerte, por as decirlo sin discernimiento . Pero es cierto que en todo caso, el Uno no sabra dentro de este discurso salvaje que se instituye de la tentativa de enunciar la relacin sexual, que es estrictamente imposible considerar la copulacin de dos cuerpos como haciendo uno. Es extraordinario que en relacin a esto, el Banquete de Platn, en tanto los sabios se burlan del Parmnides, el Banquete sea tomado en serio presentando algo, lo que sea,) que concierna al amor. Algunos probablemente se acuerdan todava que yo lo us en un ao, exactamente el que precede al ao del que antes hablamos, el ao 61-62, fue en 1960-1961 que yo tom el Banquete como terreno de ejercicio, sin soar en hacer otra cosa que fundar en l la trasferencia. Hasta nueva orden, la transferencia, si hay algo en ella, algo del orden del dos en su horizonte, no puede pasar por una cpula. Pienso de todas maneras haber indicado un poco el modo de irrisin en el cual se desarrolla esta escena- hablando con propiedad- designada como bquica (de Baco). Que sea Aristfanes quien promete, inventa la famosa biparticin del ser que en principio no hubiera sido sino una bestia con dos espaldas que se mantienen unidas y de las cuales se hacen dos a partir de los celos de Zeus; es demasiado decir en boca de quien se coloca este enunciado para indicar que uno se divierte, y por otra parte, nos divertimos bien! Lo ms enorme, es que no aparece ms aquella que corona todo el discurso, la llamada Diotima no juega otro rol, que lo que ella ensea es que el amor no s ostiene ms que al amado ya sea homo o htero, no se llega a l, no hay ms que Afrodita uraniana que cuenta. O sea que no es precisamente el Uno el que reina sobre Eros. Sera ya una razn en s misma para avanzar algunas proposiciones ya abiertas antes sobre el Uno, si esto no es as, es que, en la experiencia analtica, el primer paso es introducir Uno, en tanto analista que se es, se le hace hacer el paso de entrada, mediante lo cual el
analizante del que se trata, este Uno, el primer modo de su manifes tacin es evidentemente reprocharles no ser ms que Uno entre otros, mediante aquello que l manifiesta, pero por supuesto sin apercibirse, que precisamente con esos "otros", l no tiene nada que hacer y es por eso que con Ud., el analista, el quisiera ser el nico para que sean dos, y l no sabe que lo que sucede es que l se da cuenta que "dos" es ese Uno que l se cree y donde se trata de que el se divida. Entonces hay el Uno. Habra que escribir esto; hoy no estoy muy llevado a escribir, pero en fin, por qu no? HAY EL Uno Y A D' L' UN Por qu no escribirlo as? Van a ver, que escribirlo as, tiene un cierto inters, que justifica la eleccin de ese uniano (Unien) de antes, y es que "y a d' ln", escrito as valoriza una cosa propicia de la lengua francesa, y de la cual no s si se puede sacar el mismo provecho del "There is" o del "Es gibt". Aquellos que tengan manejo de ello me podrn indicar. "Es gibt" pide el acusativo, no es cierto?. Se dice: "es gibt einen..." algo, cuando es masculino. "There is", se puede decir "There is one", "There is a ..." algo, yo s que hay el "There" que es un poco el cebo de este lado. Pero no es simple. En francs se puede decir "il y en a". Cosa muy extraa, yo no he logrado, lo que no quiere decir que no sea encontrable, pero en fn de esta manera prematura yo acto, a pesar de l a funcin de la prisa en la lgica, de la cual yo s algo!, es necesario que me apure el tiempo me apremia, no he logrado ver, encontrar algo, ni a simplemente; les voy a decir lo que he consultado: el Littr, el Robert, el Damourette, Pichon e incluso algunas otras la emergencia histrica es, que un diccinario como el Bloch et Von Wartburg est hecho para darles la emergencia de una frmula tan capital como "il y a" que quiere decir esto:"y en a". Es sobre el fondo de lo indeterminado que surge de los que se designa, hablando propiamente el "il y a" del cual curiosamente hay quiero decir no hay no hay equivalente, es cierto, no hay equivalente corriente en lo que nosotros llamaremos las lenguas antiguas. En nombre de lo cual justamente se designa que el discurso, y como dice y demuestra el Parmnides, el discurso, cambia. Es de esto de lo que el discurso analtico puede representar una emergencia y es probablemente de esto de lo que Uds. deberan hacer algo, en tanto que, desde mi desaparicin a los ojos de muchos espritus seguramente siempre presente como posible, sino inminente desde mi desaparicin en fin se espera, en el mismo campo la verdadera lluvia de basura que se anuncia desde ahora, porque se cree que no puede tardar ms, en la huella de mi discurso. Valdra ms, probablemente, que se confronten aquellos que podran dar a esta traza una continuacin, de la cual felizmente tambin en algn lugar, un lugar bien preciso, yo tengo algunas premisas. Porque pasan el tiempo hinchando con el hecho de saber la relacin del discurso analtico con la revolucin. Es probablemente el discurso analtico el que lleva el germen de ninguna revolucin posible, porque no hay que confundir la revolucin con la ola en el alma que podemos sentir bajo esta etiqueta. No es lo mismo. "Y en a" entonces, es sobre un fondo, el fondo de algo que no tiene forma. Cuando se dice
"y en a", habitualmente quiere decir "y en a du ..." o "y en a des..." se puede incluso agregar de tanto en tanto a ese "des" (de los, de las, unos, unas) "unos que", "unos que piensan", "unos que se expresan", "unos que cuentan", y cosas as, que da un fondo de indeterminacin. La cuestin empieza en lo que quiere decir "de l'Un" "de el Uno". Porque desde que se enuncia al Uno el "de" no est ms aqu sino como un mnimo pedculo sobre lo que es el fondo. De donde surge ese Uno?. Es precisamente lo que, Platn trata de comenzar a decir en una primera hiptesis, como puede, a falta de otras palabras: (escritura en griego) "Si es Uno", porque (escritura en griego) tiene manifiestamente la funcin de suplencia de lo que no se acenta, como en francs, de lo "il y a" (hay), y de lo que seguramente habra que traducir comprendo el escrpulo que detiene en esto a los traductores habra que traducir "si hay Uno o el Uno"- elijan Uds.-. Pero lo que es cierto es que, Platn eligi y que su Uno no tiene nada que ver con lo que engloba. Hay inclusive algo llamativo, y es que lo que el demuestra inmediatamente, es que esto no tendra ninguna relacin con aquello de lo que l hizo el recuento o censo metafsico bajo mil formas, y que se llama la dada, en tanto que en la experiencia del pensamiento est en todas partes: lo ms grande lo ms pequeo, el ms joven, el ms viejo, etc..., lo incluyente lo includo y todo lo que Uds. quieran de esta especie. Lo que l comienza por demostrar es precisamente aquello que a tomar el Uno por medio de una interrogacin discursiva, quien es aqu el interrogado?. Evidentemente no es el pobre pequeo, el querido gracioso, el llamado Aristteles, si mi recuerdo es bueno, del cual parece difcil creer que pueda ser aquel que nos ha dejado su memoria. Est bien claro que, como en todo dilogo, en todo dilogo platnico, no hay huella de interlocutor. Parece no llamarse dilogo ms que para ilustrar, lo que hace mucho tiempo yo vengo enunciando, que dialogo, no hay. Lo que no quiere decir que en el fondo del dilogo platnico no haya presente otra presencia bien distinta digamos presencia humana ms que en muchas otras cosas que se escribieron despus. No nos hara falta como testimonio ms que aquel de los primeros acercamientos, el modo en que se prepara lo que constituye el hueso del dilogo, lo que yo llamara la pltica, charla(13) preliminar, lo que nos explica, como en todos los dilogos, cmo se lleg a esta cosa loca que no se parece en nada a lo que sea que se pueda llamar dilogo- es aqu dnde verdaderamente se puede sentir, si uno no lo saba ya, por el comn de la vida, que no se ha visto nunca un dilogo llegar a algo- se trata en aquello que se llama dilogo, en esta literatura que tiene su tiempo, justamente de presar que puede hacer creer, que da la ilusin de que se puede llegar a algo dialogando con alguien. Entonces vale que se prepare el truco, que se diga de que cosa se trataba. El viejo Parmnides y su pandilla, haca falta nada menos que esto para que pudiera enunciarse algo que haga hablar a quin?. Y bien, el Uno, y a partir de momento en que se lo hace hablar, el Uno, vale la pena fijarse para que sirve aquel que escucha sin poder meter palabra (que tiene la vela). No puede ms que decir cosas como sta (escritura en griego); "oh l l", an tres veces ms cierto que como lo dices"!...esto es el dilogo!. Naturalmente cuando es el Uno el que habla. Lo que es curioso es el modo en que Parmnides lo introduce: el Uno, l le pasa la mano por la espalda, le explica: "Querido amable, ven aqu a hablar, querido pequeo Uno, todo esto no es ms que charla", por que no se traduce (escritura en griego), no es cierto?; por la idea de que se trata de adolescente. Digo esto para aquellos que no estn al tanto. Sobre todo porque frente al escrito se les dice que deben conducirse cono inocentes, como jovencitos, podran confundirse. No estn nombrados as los jovencitos en el texto griego (escritura en griego), esto quiere decir charla. Y se puede considerar que aqu est algo que es como el esbozo, la prefiguracin, la prefiguracin de lo que nosotros llamamos as en nuestro rudo
lenguaje, trenzado por lo que se ha podido, La Fenomenologa que en ese momento se podra tener al alcance de la mano, lo que se ha traducido como "asociacin libre". Naturalmente la asociacin no es libre. Si fuera libre, no tendra ningn inters, pero es lo mismo que la charla: est hecha para domesticar al gorrin. La asociacin, est claro que est ligada. No se ve cual sera su inters si fuese libre. La charla en cuestin, es cierto que no hay ninguna duda que como no es alguien el que habla, sino que es el Uno, se puede ver aqu hasta que punto est ligada, porque es muy demostrativo. Al poner las cosas bajo este enfoque, esto nos permite situar, muchas cosas y en particular el paso que se franquea de Parmnides a Platn, porque ya Parmnides haba atravesado un paso en este medio donde se trataba en suma de saber que ello es lo Real. Seguimos siempre ah. Despus de decir que era el agua, la tierra, el fuego y ya que despus de esto no haba ms que recomenzar, hubo alguien que divis que el nico factor comn de toda sustancia de la cual se trataba, era ser decible. Es este el paso de Parmnides. El paso de Platn es diferente. Es diferente: es mostrar que, desde que se intenta decir de manera articulada, lo que se dibuja, la estructura, como se dira en lo que yo he llamado antes nuestro rudo lenguaje, la palabra "estructura" no vale ms que la palabra asociacin libre, pero lo que dibuja como dificultad es lo Real, es en esta va que hay que buscarlo:(escritura en griego) , que se traduce impropiamente como la forma, es algo que ya nos promete el encierro, el cerco de lo que hace apertura en el decir. En otros trminos Platn era lacaniano!. Naturalmente, el no poda saberlo. Adems era un poco dbil, lo que no facilita las cosas, pero que seguramente lo ayud. Llamo debilidad mental, al hecho de que un ser, un ser parlante, no est slidamente instalado en un discurso, Es lo que hace el precio (lo valioso) del dbil. No hay ninguna otra definicin que se le puede dar, sino de ser lo que se llama un poco descarriado. Es decir que entre dos discursos, l flota. Para estar slidamente instalado como sujeto, es necesario atenerse a uno o bien saber lo que se hace. Pero no es por que se est al margen que se sabe lo que se dice. De modo que para lo que es su caso, le permiti slidamente, porque despus de esto haba cuadros, no hay que creer que en su tiempo las cosas no fuesen tomadas en un discurso muy slido y l muestra sus verdaderas intenciones en alguna parte de las conversaciones preliminares de este Parmnides. Es l el que lo ha escrito. No se sabe si se burla o no, pero en fin, no esper a Hegel para hacernos la dialctica del amo y del esclavo. Y debo decir que lo que l enuncia es de otro plato que lo avanza a toda la Fenomenologa del espritu. No es que l concluya, sino que da los elementos materiales. El avanza, l avanza y puede porque en su tiempo esto no es simulacin. Uno se pregunta si era mejor o peor pensar que los amos y los esclavos se afirmaron all. Esto permiti imaginarse que eso poda cambiar en cada instante y en efecto cambiaba a cada instante. Cuando los amos eran hechos prisioneros, se convertan en esclavos y cuando los esclavos eran liberados, se convertan en amos. Gracias a lo cual, Platn se imagina y lo dice en los preliminares de este dilogo que la esencia amo, el (escritura en griego) y la del esclavo se puede considerar que no tienen nada que ver con lo que es realmente. El amo y el esclavo son entre ellos en relaciones que no tienen nada que ver con la relacin de la esencia-amo y la esencia-esclavo. Es aqu donde l es un poco dbil, nosotros hemos visto hacer la gran mezcla, que se opera en una cierta va en donde no se ve hasta que punto promete la continuacin, es que somos todos hermanos?. Hay una regin as de la historia, del mito histrico, quiero decir del mito en tanto es historia, no se ha visto ms que
una vez: en los judos, donde se sabe para qu sirve la fraternidad!. Esto dio el gran modelo: est hecha para vender a su hermano, lo que no ha dejado de producirse en la continuacin de todas las subversiones lo que dice girar alrededor del discurso del amo. Est completamente claro que el esfuerzo en el que Hegel se extena al nivel de la "Fenomenologa", el temor a la muerte, la lucha o muerte de pura prestancia y yo te cuento (te marco) yo te reubico. Mediante lo cual- esto es lo esencial a obtener- hay un esclavo. Pero yo les pregunto a todos aquellos que tienen esos deseos de cambiar los roles, yo les pregunto: qu es lo que puede hacer ya que el esclavo sobrevive, que no se vuelva inmediatamente despus de la lucha a muerte de pura prestancia viviendo de l y del temor de la muerte que cambia de campo, todo esto no subsiste, no tiene posibilidad de subsistir sino a condicin que se vea muy precisamente aquello que Platn descarta, descarta pero no se sabr nunca en nombre de qu porque no se puede, Dios mo!, sondear su corazn, es probablemente debilidad mental simplemente, est claro que por el contrario aqu est la ms bella ocasin de marcar lo que hay aqu de lo que l llama el (escritura en griego), la participacin. Jams el esclavo es esclavo sino desde la esencia del amo; al igual que el amo sin ..., yo llamo a esto la esencia, llmenlo como quieran, yo prefiero escribirlo S1: el significante Amo, y en cuanto al amo, si no hubiera S2, el saber del esclavo, que es lo que l hara?. Me detengo. Me detengo para decirles la importancia de esta cosa inverosmil que es el Uno. He aqu el punto relevante, porque desde que se interroga a ese Uno, lo que l deviene, en fin, como una cosa que se deshace, es que es imposible relacinarlo con l o que sea excepto la serie de nmeros enteros, que no es otra cosa ms que ese Uno. Por supuesto esto no sobreviene, no surge, no llega sino al final de una larga elaboracin del discurso. En la lgica de Fregue, que se inscribe en los "Grundlagen der Aritmetik", vern ustedes, a la vez la insuficiencia de toda deduccin lgica de Uno, y a que es necesario que pase por el cero del cual no se puede decir que sea Uno y sin embargo de donde se desarrolla que es de ese Uno que al nivel del cero que procede toda la secuencia, aritmtica, entonces porque ya de 0 a 1 hace 2; desde ah esto har 3, porque habr 0, 1 y 2 antes y as contina. Y esto precisamente hasta el primero de los aleph que curiosamente- y no por nada- no puede designarse ms que Aleph 0. Seguramente, esto puede parecerles una distancia sabia. Es por esto que es necesario encarnarlo y yo he puesto primeramente: "y a d'lun" "y a d'lun" y ustedes no sabrn exclamar suficientemente su asombro de este anuncio sino con tantos signos de exclamacin a continuacin de que precisamente el Aleph o ser suficiente para sondear lo que puede ser, si se lo acerca suficientemente, del asombro que merece que haya "d'l' Un". Si, esto no merece menos que ser saludado de este "ouille" ya que: nosotros hablamos en la "lengua de ouille"!. Quiero decir "hoc est ille". Aqu es l de quien se trata el Uno, el responsable. Es al tomarlo por las orejas que "y en a" (hay) muestra bien el fondo del cual existe. El fondo de que l existe se basa en aquello que no es evidente: que para tomar el primer mueble que tengo al alcance de la mano, el Uno dbil mental, se le puede agregar una gripe a los cajones, pito cataln, un gesto burln, un hurno, un "buen da de tu
Caterina", una civilizacin, ver una liga despareja, y bien, esto hace ocho!. Tan disperso como esto pueda parecerles hay as en gran cantidad, pero vienen todos al llamado: Pequeos! pequeos! pequeos!. Y lo importante- porque evidentemente debo hacer sensibles las cosas de modo que por un 0, 1 y por (5)(14) lo importante, es que esto supone siempre el mismo Uno, el Uno que no se deduce, contrariamente al polvo en los ojos que puede arrojarles John Stuart Mill, simplemente al tomar cosas distintas y tenerlas por idnticas, porque esto, es simplemente algo que ilustrar, o sea que da el modelo, el baco, pero el baco fue hecho expresamente para contar, y en este caso se cuenten los ocho dispersos que yo les he hecho surgir recin. Lo que el baco no les dar, es aquello que se deduce directamente y sin ningn baco de Uno, a saber entre estos ocho muebles de los cuales les habl recin, y bien, hay porque son ocho, 28 combinaciones de 8 tomadas de a dos: ni una ms y esto es as, por el hecho del Uno. Naturalmente espero que esto los sorprenda, y como tom ocho, esto los impide, los asombra. Uds. no sabrn de antemano que dara 28 combinaciones, aunque es fcil: es, no s qu:
n (n+1) 2 corresponde a la suma de los primeros nmeros naturales en su orden y no a las combinaciones de 8 tomadas de a dos. 7 veces 8=56, no da 28, da 21. Bueno entonces?. Esto no cambia nada! La cifra, la podemos conocer es de lo que se trata. Si yo hubiera puesto menos, los hubiera hecho trabajar, me hubieran dicho incluso que sera necesario que cuente las relaciones de cada uno con el conjunto. Por qu no lo hago, tengo que esperar a la prxima vez para explicarles. Por qu las relaciones de cada uno con el conjunto, no eliminan justamente que hay Un conjunto y que, por este hecho, quiere decir que se restablece Uno, lo que llevara en efecto a aumentar considerablemente el nmero de combinaciones dos a dos. Al nivel del tringulo, si yo les hubiera puesto solamente tres Uno, esto hubiera dado tres combinaciones solamente. En seguida tienen seis si toman el conjunto por Uno. Pero es justamente de lo que se trata, es de percibir aqu otra dimensin del Uno, que yo tratar de ilustrarles la prxima vez del tringulo aritmtico. En otros trminos entonces, el Uno no tiene siempre el mismo sentido. Hay por ejemplo el sentido de ese Uno del conjunto vaco que, cosa curiosa a nuestra enumeracin de elementos agregar dos. Les mostrar por qu y a partir de dnde. Sin embargo nos acercamos ya a algo que, sin partir del Uno como todo, nos muestra que el Uno en su surgimiento no es un equvoco. En otros trminos, renovamos la dialctica platnica. Es de este modo que yo pretendo llevarlos a alguna parte a proseguir por esta , bifidad del Uno. Todava hay que ver si resiste. Este Uno que Platn distingue tan bien del ser, es seguramente el ser, l es Uno siempre en todos los casos, pero que el Uno no sepa ser como ser, he aqu lo que se encuentra perfectamente demostrado en el Parmnides. De dnde ha surgido histricamente la cuestin de la existencia. No es porque Uno no es, que no se plantea la cuestin y la plantea ms an en tanto que sea dnde sea, siempre, que se trate de existencia, ser siempre alrededor del Uno que girar esta cuestin. La cosa de Aristteles no se aproxima sino tmidamente al nivel de las
proposiciones particulares. Aristteles se imagina que es suficiente decir "algunos"algunos solamente, no todos- son as o as para que estos los distingan, que no es sino distinguindoles de aquello que es as, si ello, esos algunos, por ejemplo no son as, esto alcanza para asegurar su existencia. He aqu aquello en que la existencia desde su primera emergencia se prefigura enseguida, se enuncia de su inexistencia correlativa. No hay existencia sino sobre el fondo de la inexistencia e inversamente. "ex-sistere" no tener su sostn, sino de un afuera que no es, he aqu aquello de lo cual se trata en el Uno. Porque, de dnde surge l, en verdad?... En un punto dnde Platn consigue encerrarlo. No se debe creer que sea como parece, solamente a propsito del tiempo. El lo llama: (escritura en griego) Tradzcanlo como quieran = es el instante, es lo sbito, es el nico punto donde puede hacer subsistir, es en efecto siempre donde toda elucidacin del nmero y Dios sabe que ha sido llevada suficientemete lejos como para darnos la idea de que hay otros aleph adems de los nmeros. Pero ste aqu, este instante, este punto- porque sta sera la verdadera traduccin es aquel que no resulta decisivo sino en el nivel de un aleph superior, el nivel del continuo. El Uno, el cual aqu precisamente parece perderse y llevar al colmo lo que es de la existencia hasta confirmar la existencia como tal en tanto surgiendo de lo ms difcil de alcanzar, de lo ms huidizo dentro de lo enunciable. Y es esto lo que me ha hecho encontrar, reportarme a ese (escritura en griego), en el mismo Aristteles, a apercibirme que al fin de cuentas, ha habido una emergencia de ese trmino "existir" en alguna parte de La Fsica donde ustedes la puede encontrar, donde ustedes pueden encontrarlo sobre todo si yo se los doy, es en algn lugar del libro IV de la Fsica de Aristteles.(15) Aristteles lo define como ese algo que (escritura en griego) en un tiempo que no puede ser sentido (escritura en griego) en razn de su extrema pequeez es (escritura en griego) (nota del traductor(16)). No se si en alguna otra parte que en ese lugar del libro IV de la Fsica, el trmino (escritura en griego) es proferido en la literatura antigua. Pero est claro que viene, es un participio pasado, el participio pasado, del aorismo segundo (escritura en griego), de ste aorismo que se dice (escritura en griego), es (escritura en griego) y yo no s que haya el verbo (escritura en griego) habr que controlar. Sea lo que sea el "sistere" es ya, aqu el ser estable. Ser estable a partir de un afuera: (escritura en griego), lo que no existe sino no siendo. Y es de esto de lo que se trata. Es esto lo que he querido abrir hoy bajo el captulo general de lo Uniano y les pido disculpas: si he elegido lo Uniano es que es el anagrama de aburrimiento (d'ennui) [Unien ennui].
19 de Abril de 1972
funcionamiento en este lugar, me han pedido que termine ms temprano, mucho ms temprano que de costumbre. Entonces para abordar lo que viene, en una trama, cuyo recuerdo espero no les resulte demasiado lejano, lo retomo desde "y a d' l'un" que ya he proferido. Para los que estn aqu que se promueven desde una comarca lejana, repito lo que quiere decir porque no es de una sonoridad muy habitual; "y a d' l'Un" , parece venir de no se sabe donde: del Uno, del Uno, vamos. Habitualmente no nos expresamos as. Y sin embargo y hablo de eso: del Uno..."L'-U-N" il y en a. Es una manera de expresarse que vamos a encontrar- espero por lo menos para Uds. de acuerdo con algo que, espero no es nuevo para todos aqu. Gracias a Dios, s que tengo orejas, en fin algunas, advertidas sobre los campos que debo tocar para hacer frente a aquello de lo que se trata en el discurso psicoanaltico, por consiguiente esto va a mostrarse de acuerdo- les explicar en qu- este modo de expresarse, con lo que histricamente se produjo como la teora, la Teora de los Conjuntos. Ustedes han odo hablar de esto, han odo hablar de esto porque es as como se ensean ahora las matemticas a partir de primer grado. No es seguro, por supuesto, que esto mejore mucho la comprensin. Pero, en fin, en relacin a lo que es de una teora de la cual uno de los resortes es la escritura, no, por cierto, que la Teora de los Conjuntos implique una escritura unvoca sino que, como muchas cosas en matemticas, no se enuncia sin escritura la diferencia pues con esta frmula, ese "y a de l'Un" que yo trato de hacer pasar es justamente toda la diferencia que hay de lo escrito a la palabra. Es una grieta que no siempre es fcil de llenar. Sin embargo es esto lo que yo trato de hacer en esta ocasin y ustedes deben de inmediato poder comprender porque, si es cierto que, como yo los reescribo en el pizarrn, las dos superiores de estas cuatro frmulas donde yo trato de fijar lo que suple a aquello que he llamado la imposibilidad de escribir justamente lo que es la relacin sexual, es en la medida en que en el nivel superior dos trminos se enfrentan, de los cuales uno es "il existe "(existe) y el otro "il n'existe pas" (no existe) que aporto o trato de aportar, la contribucin que pueda aqu surgir tilmente a partir de la Teora de los Conjuntos. Es notable, es sorprendente que "il y ait de l'Un" no haya producido ningn tipo de asombro, si me permiten decirlo. De todos modos, quizs sea ir un poco rpido formularlos as porque se puede poner en el activo lo que yo llamo, como asombro en nombre de lo cual los interpelo a sorprenderse, se puede poner en el activo aquello justamente de lo que les habl, aquello de lo cual los he invitado del modo ms vivo, a tomar conocimiento, es ese famoso Parmnides, del querido Platn, que siempre es tan mal ledo, o en fin en todo caso, que yo me ejercito en leer de un modo que no es el recibido, para el Parmnides, es
llamativo ver hasta que punto, en un cierto nivel que es aquel propiamente dicho del discurso universitario perturba. El modo que tienen todos aquellos que prefieren cosas sabias en nombre de la Universidad, est siempre prodigiosamente perturbado como si se tratara de una apuesta de una suerte de ejercicio de algn modo enteramente gratuito, de ballet y el desarrollo de las ocho hiptesis concerniente a las relaciones del Uno y el Ser permanente de algn modo problemtico, un objeto de escndalo. Algunos, ciertamente se distinguen mostrando la coherencia de ello, pero esta coherencia aparece en el conjunto gratuita y la confrontacin de los interlocutores, ella misma, parece confirmar- si se puede decir- el carcter histrico del conjunto. Yo dira si es que puede avanzar algo sobre este punto: yo dira, que lo que me llama la atencin es verdaderamente todo lo contrario y que si algo me diera la idea de que hay en el dilogo platnico no s que de un primer asentamiento de un discurso propiamente analtico, yo dira que es justamente ste, el Parmnides, el que me lo confirmara. En efecto, est completamente claro que si Uds. se acuerdan de lo que les d, lo que inscrib como estructura, lo que les doy como estructura es algo que- no por azar- se inscribe como el Significante indexado 1: a S2 ? $ S1
(S1) se encuentra al nivel de la produccin dentro del discurso analtico. Y ya es algo, aunque, yo convengo, que esto no pueda aparecrseles de inmediato no les pido que lo tomen como una evidencia es, en fin , una indicacin de la oportunidad de centrar muy precisamente sobre, no la cifra, sino sobre el significante Uno, nuestra interrogacin en su continuacin. No es evidente que haya Uno (qu'il y ait de l'Un); da la impresin de ser evidente as porque, por ejemplo, hay seres vivos y ustedes tienen toda la apariencia, cada uno de los aqu presentes, tan bien ordenados, de ser completamente independientes unos de otros; de constituir cada uno en lo que, en nuestros das, se llama una realidad orgnica, sostenerse como individuos. Es sobre esto, seguram ente, que ha tomado un cierto apoyo toda una primera filosofa. Lo que hay de llamativo, por ejemplo, es que en el nivel de la lgica aristotlica el hecho de poner en la misma columna es decir, se los recuerdo en esta ocasin, poner al principio la misma especificacin de la x, a saber, yo lo dije, ya lo enunci, en fin del hombre, del ser que se califica en el hablante como masculino. Si tomamos el "il existe" existe al menos uno para quien ? de x no es recibible como asercin desde este punto de vista, punto de vista del individuo, nos encontramos ubicados ante una posicin que es netamente contradictoria, a saber que la lgica aristotlica, que se funda sobre esta intuicin del individuo que plantea como real, Aristteles nos dice que despus de todo no es la idea de caballo lo que es real, sino el caballo mismo, sobre la cual nos vemos forzados precisamente a preguntarnos como surge la idea, de dnde la tomamos; ella invierte, no sin argumentos perentorios aquello de lo que hablaba Platn, a saber que es por participar de la idea de caballo que el caballo se sostiene: lo que es ms real, es la idea de caballo. Si nos ubicamos bajo el ngulo, bajo el sesgo aristotlico, est claro que hay una contradiccin entre el enunciado que para toda x, x ocupa en ? de x la funcin de argumento y el hecho de que haya algn x que no puede cubrir el lugar del argumento sino en la enunciacin exactamente negacin de la primera. Si les dicen que todo caballo es lo que Uds. quieran, por ejemplo fogoso, y si se agrega que hay algn caballo, al menos uno que no lo es, en la lgica aristotlica esto es
una contradiccin. Lo que yo les anticipo est hecho para hacerles aprende que justamente, si puedo, si oso anticipar dos trminos, aquellos que estn a la derecha de mi grupo de cuatro trminos- no son cuatro por azar si puedo anticipar algo que manifiestamente hace defeccinar a dicha lgica, es ciertamente en la medida en que el trmino existencia ha cambiado de sentido en el intervalo y ya no se trata de la misma existencia cuando se trata de la existencia de un trmino capaz de tomar, en una funcin matemtica articulada, el lugar del argumento. Aqu todava nada hace la juntura de ese "y a de l'Un" como tal ese "au moins Un" que precisamente es lo que se formul por la notacin x: existe un x, al menos Uno, que da a aquello que se plantea como funcin valor calificable de verdadero. Esta distancia que se plantea de la existencia se puede decir, yo no lo llamara hoy de otra manera a falta de otra palabra- de la existencia natural que no est limitada a los organismos vivos, esos Unos, por ejemplo, podremos verlos en los cuerpos celestes, los cuales no por nada han sido los primeros en retener una atencin propiamente cientfica, y es precisamente en esta afinidad que tienen con el Uno. Aparecen como inscribindose en el cielo como elementos tanto ms cmodamente representantes del Uno, en tanto son puntiformes, y es cierto que han hecho mucho para poner el acento como forma de paso, para poner el acento sobre el punto. Si entre el individuo y lo que es de aquello que yo llamara el Uno real, en el intervalo, los elementos que se significan como puntiformes han jugado un rol eminente para su transicin, acaso no les es sensible, acaso no les hizo parar la oreja el pasaje en que yo hablo del Uno como de un Real, de un Real que bien puede no tener nada que ver con ninguna realidad? Yo llamo realidad a aquello que es la realidad, a saber, por ejemplo vuestra propia existencia, vuestro modo de sostn que es seguramente material y primero es corporal. Pero se trata de saber de qu se habla cuando se dice "y a de l'Un". De cierta manera, en la va en la cual se empea la ciencia, quiero decir, a partir de esa vuelta en que decididamente ella se fija en el nmero como tal para gran giro, el giro galileano, para nombrarlo, est claro que desde esta perspectiva cientfica, el Uno que podemos calificar de individual, Uno y luego algo que se enuncia en el registro de la lgica del nmero, no hay realmente espacio para interrogar sobre la existencia, sobre el sostn lgico que se le puede dar a un unicornio en tanto que ningn animal ha sido concebido de un modo ms apropiado que el unicornio mismo. Es dentro de esta perspectiva que podemos decir que lo que nosotros llamamos la realidad, la realidad natural, podemos tomarla al nivel de un cierto discurso, y no retrocede a pensar que el discurso analtico sea ese, la realidad, podemos siempre tomarla al nivel del fantasma. Ese Real del cual yo hablo y "cuyo" discurso analtico est hecho para recordarnos que su acceso es lo Simblico, dicho Real, es en y por ese imposible que slo define lo simblico que accedemos a l. Retomo: a nivel de la historia natural de un Plinio, no veo que es lo que diferencia al unicornio de cualquier otro animal que sea perfectamente existente dentro del orden natural. La perspectiva que interroga a lo Real desde una cierta direccin nos manda enunciar as las cosas. Sin embargo, no estoy hablando de cualquier cosa que se parezca a un progreso. Lo que ganamos en el plano cientfico es incontestable, sin embargo esto no acrecienta para nada nuestro sentido crtico por ejemplo, en materia de vida poltica. He sealado siempre que lo que ganamos por este lado lo perdemos por el otro en tanto hay
cierta limitacin inherente a lo que se puede llamar el campo de la adecuacin en el ser parlante. No es porque hayamos hecho en lo que concierne a la vida, a la biologa, hayamos hecho progresos desde Plinio, que el progreso es absoluto, Si un ciudadano romano viera como vivimos, y lamentablemente est fuera de lugar evocarlo en persona en esta ocasin, pero probablemente se sentira trastornado de horror. Como nosotros no podemos prejuzgar sino a partir de las ruinas que ha dejado esa civilizacin, la idea que nosotros podemos hacernos de ella, surge de ver, de imaginarse lo que sern, en un tiempo supuestamente equivalente, los restos de la nuestra. Esto d icho para que ustedes, no se hagan ilusiones, si me permiten decirlo, sobre el hecho de la confianza que yo tendra en la ciencia particularmente. En el discurso analtico, no se trata de un discurso cientfico, sino de un discurso para el cual la ciencia nos provee el material, que es algo muy diferente. Por lo tanto, est claro que la toma del ser parlante en el mundo en el cual se concibe como inmerso, esquema ste que ya insina su fantasma, esta toma no va en aumento y esto es cierto no va en aumento sino en la medida en que algo se elabora y ese algo es el uso del nmero. Yo pretendo mostrarles que ese nmero se reduce simplemente a ese "y a de l'Un". Ahora, es necesario ver lo que histricamente nos permite saber sobre ese "y a de l'Un", un poco ms que lo que Platn hizo de l colocndolo en el mismo plano con lo que corresponde al ser. Es cierto que este dilogo es extraordinariamente sugestivo y fecundo, y que si ustedes, lo observan bien de cerca encontrarn en l ya la prefiguracin de lo que yo, desde su base, puedo sobre el tema de la Teora de los Conjuntos enunciar de este "y a de l'Un". Empiecen solamente por el enunciado de la primera hiptes is: si "l'Un" (el uno) debe ser tomado por su significacin, si el Uno es uno, qu es lo que vamos a poder hacer?. Lo primero que l pone como objecin es esto: que este Uno no estara en ninguna parte, porque si estuviera en alguna parte estara dentro de una envoltura, dentro de un lmite y esto es absolutamente contradictorio con su existencia de Uno. Para que el Uno haya podido ser elaborado en su existencia de "Uno", del modo en que lo funda la Mengenlehre, la Teora de los Conjuntos para traducirlo como lo ha traducido, no sin gracia, en francs; pero ciertamente con un acento que no responde del todo al sentido del trmino original en alemn que, desde el punto de vista de lo que enfocamos no es mejor; y bien, esto no lleg sino tardamente y en funcin de toda la historia de las matemticas mismas que, por supuesto, no es cuestin aqu de que yo les refiera an del modo ms abreviado posible; pero es necesario tenerla en cuenta pues l ha tomado todo su acento, todo su alcance, de aquello que yo podra llamar las extravagancias del nmero. Esto evidentemente, comienza muy temprano, ya que en el tiempo de Platn el nmero irracional creaba problemas y heredaba l nos da ya el enunciado de ello con todos sus desarrollos en el Teeteto el escndalo pitagrico del carcter irracional de la diagonal del cuadrado, del hecho que no se terminar nunca, y es to es demostrable en una figura, y es esto lo mejor que haba en esa poca para hacerles aparecer la existencia de lo que yo llamo la extravagancia numrica, quiero decir algo que surge del campo del Uno: y despus de esto, qu?. Algo que podemos, en el llamado mtodo de exhausin de Arqumedes, considerar como el evitamiento de lo que viene, tantos siglos despus, bajo la forma de las paradojas del clculo infinitesimal, bajo la forma del enunciado de lo que se llama lo infinitamente pequeo, cosa que lleva mucho tiempo para ser elaborada
poniendo alguna cantidad finita de la cual se dice que de todos modos un cierto modo de operar dar por resultado ser ms pequeo que la dicha cantidad, es decir al fin de cuentas servirse de lo finito para definir un transfinito. Y luego, la aparicin, Dios mo! no podemos no mencionarla de la serie trigonomtrica de Fourier que ciertamente no aparece sin plantear todo tipo de problemas de fundamento terico, todo esto conjugado con la reduccin, la reduccin a principios perfectamente finitistas del clculo llamado infinitesimal que se persigue en la misa poca del cual el gran representante es Cauchy. No hago esta evocacin ultra rpida ms que para ubicar lo que quiere decir: la retoma de qu es el estatuto del Uno bajo la pluma de Cantor. A partir del momento en que se trata de fundarlo, el estatuto del Uno no puede partir sino de su ambigedad, a saber que el resorte de la Teora de los Conjuntos se sostiene enteramente en que el Uno del conjunto es distinto del Uno del elemento. La nocin de conjunto que reposa sobre el hecho de que hay un conjunto incluso en un slo elemento. Habitualmente esto no se dice as, pero lo propio de la palabra es justamente avanzar toscamente. Es suficiente abrir cualquier exposicin de la Teora de los Conjuntos para tocar con el dedo lo que esto implica a saber; que si el elemento planteado como fundamental de un conjunto es ese algo que la nocin misma del conjunto permite enunciar como un conjunto vaco, y bien, hecho esto, el elemento es perfectamente recibible, a saber que un conjunto puede tener al conjunto vaco como constituyendo su elemento; que es en este sentido absolutamente equivalente a lo que se llama un elemento "Singleton" justamente para no anunciar enseguida la carta de la cifra Uno y esto del modo ms fundado, por la buena razn de que no podemos definir la cifra Uno sino tomando la clase de todos los conjuntos que tienen un slo elemento y destacando la equivalencia como siendo aquello que constituye propiamente el fundamento del Uno. Entonces, la Teora de los Conjuntos est hecha para restaurar el estatuto del nmero. Y lo que prueba que efectivamente lo restaura, en la perspectiva de lo que yo enuncio; es que precisamente al enunciar, como ella lo hace, el fundamente del Uno, y al hacer reposar en ello al nmero como clase de equivalencia, ella termina destacando lo que ella llama el no-enumerable que el muy simple y Uds. van a verlo de un acceso inmediato. Pero que al traducirlo a mi vocabulario yo llamo no el "no-enumerable", objeto que yo no dudara en calificar de mstico, sino la imposibilidad de enumerar; lo que demuestra por el mtodo, aqu me disculpo por no poder ilustrar inmediatamente en el pizarrn la forma de hacerlo pero realmente, despus de todo, que es lo que les impide a los que entre ustedes, estn interesados en este discurso de abrir el menor tratado de "Teora de los conjuntos" para descubrir que, por el mtodo llamado de la diagonal, se puede hacer tocar con el dedo que existe manera de enunciar una serie de formas diferentes la serie de nmeros enteros ya que de verdad se la puede enunciar de 36.000 maneras, que ser inmediatamente accesible mostrar que, sea cual sea el modo en que los hayamos ordenado, habr tomado simplemente la diagonal, y en esta diagonal cambiando cada vez, segn una regla determinada antes, los valores, habr otra forma an de enumerarlos. Es precisamente en esto en lo que consiste lo real ligado al Uno. Y tan es as que hoy yo puedo llevar bastante lejos, en el tiempo al cual he prometido que me limitara la demostracin, de cualquier modo, desde ahora voy a poner el acento sobre lo que comporta esta ambigedad puesta en el fundamento de el Uno como tal. Es exactamente esto, contrariamente a la apariencia, el Uno no estara fundado sobre la
"memet", la mismidad, sino que precisamente lo contrario, por la Teora de los Conjuntos, marcado como debiendo estar fundado sobre la pura y simple diferencia. Lo que regla el fundamento de la Teora de los Conjuntos consiste en que cuando ustedes, anotan, digamos, para ir a lo ms simple, 3 elementos cada uno por separado por una coma, o sea por dos comas, si uno de esos elementos de algn modo parece ser el mismo q ue otro si puede estar unido por algn signo que sea de igualdad, es pura y simplemente el nivel de armazn que constituye la teora llamada de los conjuntos. Este es el axioma de extensionalidad que significa precisamente esto, que al comienzo no sabra actuar de mismo. Se trata muy precisamente de saber en qu momento en esta construccin surge la mismidad. La mismidad (mmet), no solamente surge tarde en la construccin, y, si me permiten decirlo, en uno de sus bordes, sino ms an, puedo avanzar que esta mismidad como tal se cuenta en el nmero y que por consiguiente el surgimiento del Uno, en tanto es calificable como "mismo" no surge sino de una manera exponencial. Quiero decir que es a partir del momento en que el Uno del cual se trata no es otra cosa que este Aleph cero, a (1), donde se simboliza el cardinal del infinito, del infinito numrico, de este infinito que Cantor llama "impropio" pero que est hecho de los elementos de lo que constituye el primer infinito propio, a saber el Aleph cero en cuestin, es en el curso de la construccin de este Aleph cero que aparece la construccin del "mismo", en s mismo, y que este "mismo" en la construccin es contado el mismo como elemento. He aqu porque decimos que es inadecuado en el dilogo Platnico de dar participacin a cualquier cosa que sea de existente en el orden de lo semejante. Sin el paso del cual se constituye el Uno primeramente, la nocin de semejante no podra aparecer de ningn modo. Es lo que nosotros vamos a ver, espero, si no lo vemos hoy aqu ya que estoy limitado a un cuarto de hora menos de lo habitual, lo continuar en otra parte y por qu no la prxima vez el jueves en Sainte Anne ya que muchos entre ustedes conocen el camino. Sin embargo lo que yo quiero marcar es lo que resulta de este comienzo de la Teora de los Conjuntos y de lo que yo llamara, porqu no?, "la cantorizacin" a condicin de escribir C-A-N del nmero. He aqu de lo que se trata: para fundar en ella al cardinal, no hay otra va que aquella de lo que se llama la aplicacin bi-unvoca de un conjunto sobre otro. Cuando se quiere ilustrar esto, no se encuentra nada mejor, no hay otro modo que evocar alternativamente no s que ritmo primitivo de potlatch para la prevalencia del dnde saldr la instauracin de un chef al menos provisorio o ms simplemente la manipulacin llamada del matre d' htel, aquel que confronta uno por uno cada uno de los elementos de un conjunto de cuchillos con un conjunto de tenedores. Es a partir del momento en que an habr uno de un lado, y del otro lado nada como si se tratase de rebaos que hacen atravesar un cierto umbral a cada uno de los dos aspirantes al ttulo de chef, o que se tratara del mitre d' htel que est haciendo sus cuentas. Qu aparecer?. El Uno comienza en el nivel en que hay un Uno que falta. El conjunto vaco es pues propiamente legitimado por ser l la puerta cuyo atravesamiento constituye el nacimiento del Uno. El primer Uno que se designa, quiero decir recibible matemticamente de una manera que pueda ensearse- porque eso es lo que quiere decir matema- y no que apele a esa especie de figuracin grosera que la de "es ms o menos lo mismo", lo que constituye al Uno y precisamente ninguna otra marca calificativa, es que no comienza con su falta. Y es aqu donde se nos aparece, en la reproduccin que yo les hice del Tringulo de Pascal: 1 [1] [1] [1] [1] [1]
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de la mnada. Vern que al interrogar, no a esos nmeros primeros, sino es os primeros nmeros, levantar una dificultad de la cual el hecho de que sea una dificultad figurativa, espero, no nos impedir comprender que ella es la esencia y ver lo que es el fundamento del Uno.
1 4 10 1 1 la necesidad de distinguir cada una de esas lneas de las cuales, ustedes saben, yo pienso, desde hace algn tiempo, ya se los he subrayado bastante, como ellas se constituyen,estando cada una de ellas hecha de la adicin de lo que est en alto sobre la misma lnea y de lo que est anotado sobre la derecha de cada una de estas lneas esta entonces constituda as. "Importa darse cuenta lo que se designa cada una de esas lneas". El error, la falta de fundamento que se enuncia de la definicin de Euclides que es precisamente esta: 5
"La mnada no es aquello segn lo cual cada uno de los entes puede ser llamado Uno y el nmero (escritura en griego) es precisamente esta multiplicidad que est hecha de mnadas". El tringulo de Pascal no est aqu para nada. Est aqu para figurar lo que se llama, en la Teora de los Conjuntos no los elementos, sino las partes de esos conjuntos. Al nivel de las partes, las partes enunciadas mondicamente de un conjunto cualquiera son de la segunda lnea, la mnada es segunda. Como llamaremos a la primera, aquella que, en suma, est constituda por este conjunto vaco cuyo paso es justamente aquello de lo que se constituye el Uno?. Por qu no usar el eco que nos da la lengua espaola y no llamarlo la Nada (Nade). Aquello de lo que se trata en ese Uno repetido de la primera lnea, es propiamente la Nada (Nade), a saber la puerta de entrada que se designa de la falta. Es a partir de lo que se trata del lugar donde se hace un agujero, de ese algo que, si ustedes quieren una figura, yo representar como siendo el fundamento de "y a de l'Un", que pueda haber el Uno en la figura de una bolsa que es una bolsa agujereada: nada es Uno sino sale de la bolsa o no entra en la bolsa, he aqu el fundamento original, a ser tomado intuitivamente, del Uno. No puedo, en razn de mis promesas, y lo lamento, llevar ms lejos hoy y aqu lo que he aportado. Sepan simplemente que nos interrogaremos como yo ya haba aqu dibujado la figura, que nos interrogaremos a partir de una trada, la forma ms simple en que las partes, los subconjuntos hechos de partes del conjunto donde estas partes son figurables de un modo que nos satisface para remontar a lo que sucede a nivel de la dada y al nivel
de identificacin imaginaria. Pero no solamente esa puntuacin de un soporte tpico, es decir imaginario, la marca como tal, el trazo unario, no constituye un juicio de valor como se dice que yo haca un juicio de valor del tipo: imaginario: caca, simblico: miam-miam!; sino todo lo que yo he dicho, escrito, inscripto en los grafos, esquematizado en el modelo ptico en esta ocasin, donde el sujeto se refleja en el trazo unario y donde solamente a partir de all es que l se marca como Yo-ideal, todo esto insiste justamente sobre el hecho de que la identificacin imaginaria se opera por una marca simblica. De suerte que quien denuncia este maniquesmo el juicio de valor: puaj! en mi doctrina demuestra solamente lo que l es; por haberme escuchado desde el comienzo de mi discurso del cual sin embargo es contemporneo: un cerdo por pararse sobre sus patas y hacer de cerdo parado; no deja de ser el cerdo que era pero slo l se imagina que alguien se acuerda de aquello. Para volver a Freud del cual hasta aqu no he hecho otra cosa que comentar la funcin que l introdujo bajo el nombre de narcisismo, es del error que cometi ligando el yo sin pasaje a su "Massen-Psychologie" de donde releva lo increble de la institucin en que l ha proyectado lo que l llama la economa del psiquismo, es a saber la organizacin a la cual l ha credo debe confiar el relanzamiento de su doctrina. El la ha querido as; por qu? Para constituir la custodia de un ncleo de verdad. Es as como lo ha pensado Freud. Y es as tambin que aquellos que manifiestan ser los frutos de esta concepcin se expresan por lo mismo y llaman la atencin sobre l, aunque declaran modesto este ncleo, lo que, desde el punto en que estn las cosas ahora en la opinin, es cmico. Es suficiente para hacerlo desaparecer, indicar lo que implica esta especie de garante: una escuela de sabidura. He aqu como se habra llamado a esto desde siempre. Es as? La sabidura, como aparece en el mismo libro de la paciencia, de la sapiencia que es el Eclesiasts, es qu? Es como est dicho claramente: es el saber del goce. Todo lo que se plantea como tal se carcteriza como esotrico y se puede decir que no hay religin, fuera de la cristiana, que no se adorne (s'en pare/s' empare(17)) con ello, con los dos sentidos de la palabra. En todas las religiones, la budista y tambin la mahometana, sin contar las otras, hay este adorno, este modo de adornarse, quiero decir de marcar el lugar de ese saber del goce. Tengo necesidad de evo car los tantras para una de esas religiones, y los sufes para la otra? Es esto con lo cual se autorizan tambin los filsofos presocrticos y es esto aquello con lo que Scrates rompe substituyndolo, llamndolo por su nombre, por la relacin con el objeto a que no es otra cosa que eso que l llama alma. Esta operacin se ilustra suficientemente con el partenaire que le es dado en el "Banquete" bajo la especie perfectamente histrica de Alcibades, o dicho de otro modo del frenes sexual, en cual desemboco normalmente el discurso del Amo, si puedo decirlo, absoluto, es decir que l no produce otra cosa que la castracin simblica, recuerdo la mutilacin de los Hermes, yo lo hice en su tiempo cuando, me serv de ese "Banquete" para articular la transferencia(18). El saber del goce, a partir de Scrates, no sobrevivir sino al margen de la civilizacin, por supuesto sin que ella sienta eso que Freud llama pdicamente su malestar. Un loco cada tanto muge que l se encuentra en el hilo de esa subversin, esto no marca un momento decisivo sino en que sea capaz de hacerla or en el discurso mismo que ha producido ese saber: el discurso cristiano, para poner los puntos sobre las es, ya que no dudemos de ellos, es el heredero del discurso socrtico, es el discurso del Amo up to date, del Amo ltimo modelo, y de sus nietas modelo-modelo que son su progenitura.
10 de Mayo de 1972
interesa a todos. Quiero decir como pas-tous e incluso agrego: sino como pas-tous. Una cosa es evidente, es el carcter clave en el pensamiento de Freud del "Todos". La nocin de masa que l hereda de ese imbcil que se llamaba Gustave Lebon le sirve para entificar ese todo. No es asombroso que haya descubierto ah la necesidad de un "il existe"; del cual, en esta ocasin, no ve sino el aspecto que l traduce como el trazo unario: "der einziger Zug". El trazo unario no tiene nada que hacer con "l'y a de l'un" que yo trato este ao de estrechar bajo el ttulo de que no hay mejor manera de hacerlo, lo que yo expreso por medio de "...ou pire", entonces no es por nada que dije el dicho adverbialmente. Les indico de inmediato: el trazo unario es aqul en el cual la repeticin se marca como tal. La repeticin no funda ningn "todos" ni identifica nada porque tautolgicamente, si se puede decir, no puede haber en ella una primera vez. Es por esto que toda esta psicologa de algo que se traduce como "de las masas", psicologa de las masas, fracasa, falla aquello que se tratara de ver con un poco ms de suerte: la naturaleza del "paus-tous" que la funda, naturaleza que es justamente aquella de "la mujer"- a ser puesto entre comillas- que para el padre Freud ha constitudo el problema hasta el fin, el problema de lo que ella quiere, ya les he hablado de esto. Pero volvamos a lo que yo trato de hilar para ustedes este ao. Es cierto que no importa que puede servir para escribir l' Un de repeticin. No es que no sea nada, sino que se escribe con cualquier cosa, an siendo fcil repetirlo en figura. Nada ms fcil de figurar para el ser que se encuentra a cargo de hacer que en el lenguaje eso hable, nada ms fcil a figurar que aquello que est hecho para reproducir naturalmente, a saber, como se dice, su semejante o su tipo, no es que l sepa en el origen hacer su figura, pero ella lo marca, y eso, puede devolverle, la marca que justamente es el trazo unario. El trazo unario es el soporte de aquello de lo que yo part bajo el nombre de estadio del espejo, es decir
Me aseguran que en este gnero, lo que yo llamo modelo-modelo, que ahora se adorna de iniciales diversas, pero que comienzan siempre por M, vienen aqu en gran cantidad. Lo s porque me lo dicen. Porque, yo, de donde estoy, no me es suficiente para verlos, mirarlos a Ustedes, porque justamente desde el vamos, ellas no son "pas-toutes" modelo-modelo. S, remarqumoslo, esto produce efecto evidentemente cuando, esta observacin, que ha habido subversin- y he dicho que marca un momento decisivo, hace poca- es un Nietzsche el que la profiere. Yo simplemente marco, que no puede proferirla, quiero decir hacerse or, sino articulndola dentro del nico discurso audible, es decir aqul que determina el Amo up-to-date como su descendencia. Todo ese bello mundo se regodea en ello naturalmente, pero eso no cambia nada. Todo lo que se produjo es parte desde el comienzo y, por supuesto, las mismas iniciales de las cuales se trataba hace un rato, estn tambin desde el comienzo, esto no se descubre sino "nachtrglich". Creo que no es intil marcar aqu que el "pas-tous" se ha deslizado, como es natural, al "pas-toutes", est hecho para eso, todo el bla-bla-bla del cual yo produzco hoy que no se puede puntear algn movimiento en la emergencia del discurso sino para marcar que el sentido del mismo sigue siendo problemtico, particularmente lo que no se debe or en lo que yo acabo de decir, a saber un sentido de la historia, ya que, como cualquier otro sentido, no se aclara sino de lo que sucede, y lo que sucede no depende sino de la fortuna. Sin embargo, esto no quiere decir que no sea calculable. A partir de qu? De l'Un que se encuentra. Slo que no hay que equivocarse en lo que se encuentra de Un. No es nunca aqul que se busca. Es por eso, como yo lo dije despus de otro que est en mi caso- "Yo no busco", dijo "yo encuentro" el modo, el nico modo de no equivocarse, es a partir del hallazgo interrogarse sobre qu era lo que haba, si se hubiera querido, para buscar. Qu es la frmula de la cual, un da, yo he articulado la transferencia, ese luego famoso "sujeto-supuesto-saber"? Mis artefactos de escritura demuestran en ella un pleonasmo: hay que escribir sujeto de $, lo que recuerda que un sujeto no es jams ms que un supuesto: (escritura en griego). No uso la redundancia sino a partir de la sordera de el Otro. Est claro que es el saber el que es supuesto, y nadie se ha equivocado nunca en esto. Supuesto a quin? Ciertamente no al analista sino a su posicin. Sobre esto se puede consultar mis seminarios, ya que es esto lo que sorprende al releerlos, nada de fallas. A diferencia de mis Escritos. S. Es as. Porque yo escribo rpido. No me lo haba dicho nunca, pero lo descubr porque me sucedi hablando recientemente con alguien. Fue despus de la ltima vez en que algunos de ustedes. me oyeron en Sainte Anne. Avanc algunas cosas a partir de la teora de los conjuntos aqu evocada, para cuestionar este Uno del cual hablaba recin, hace un instante. Yo arriesgo siempre , y no se puede decir que esta vez no lo haya hecho con todo el humor necesario. Dos elevado a la Aleph(19), ndice cero menos Uno, creo haberles sealado suficientemente la diferencia que hay entre el ndice cero y la funcin cero cuando es utilizada en una escala exponencial. Por supuesto, esto no quiere decir que no haya cosquilleado aqu la insensibilidad de los matemticos que podran encontrarse aqu esta noche entre mi auditorio. Lo que yo quera decir es que, sustrado el Uno, todo este edificio de nmeros debera, entendindolo como producto de una operacin lgica, nominalmente aquella que procede de la posicin del cero y la definicin del sucesor, deshacerse en toda la cadena hasta volver a su punto de partida. Es curioso que me haya sido necesario convocar a alguien expresamente para que, de su boca, reencuentre lo bien fundado de lo
que enunci la ltima vez, a saber que esto no comporta solamente el Uno que se produce del cero, sino un otro que como tal he marcado sealable en la cadena del pasaje de un nmero al otro cuando se trata de contar su parte. Es aqu donde yo espero concluir, pero desde ahora me contento con notar que la persona que as me confirmaba, es ella la que en una dedicatoria que me hizo el honor de hacerme a propsito de un pequeo artculo en el cual ella misma enunciaba que yo escriba rpido. Esto no se me ocurri porque lo que yo escribo, lo rehago diez veces. Pero es cierto que la dcima vez, lo escribo muy rpido y es por esos que quedan en ello imperfeccines: porque es un texto. Un texto, como su nombre lo indica, no puede tejerse sino haciendo nudos . Cuando se hacen nudos, hay algo que resta y pende. Pido disculpas. Nunca he escrito sino para que me entendieran las personas sensatas. Y cuando, por excepcin escriba primero, el relato de un congreso por ejemplo, no hice nunca sino dar un discurso sobre mi propio relato. Consulten sino lo que yo dije en Roma para el congreso as llamado: hice el informe escrito que se sabe, y esto ha sido publicado en su momento, lo que yo dije; no lo he retomado en mi escrito, pero estaremos ms cmodos seguramente en l que en el informe mismo. Aquellos para quienes, en suma, yo hice este trabajo de retoma lgica, este trabajo que parte del discurso de Roma, desde que ellos abandonan la lnea crtica que de l resulta, de ese trabajo, para volver a los seres de los cuales yo demuestro precisamente que este discurso debe abstenerse, para volver a esos seres, y hacer de ellos el soporte del discurso del analizando, no hacen ms que volver al parloteo. He aqu por qu los mismos que han tomado el ancho de este discurso, tan pronto dicho, tan pronto hecho, han perdido completamente el sentido del mismo. He aqu por qu, a propsito de mi "sujeto-supuesto-saber", ocurre que lo emiten, ms an, que imprimen negro sobre blanco lo que es ms fuerte, justamente al apercibirse despegados de donde yo los c onduca, de la lnea en que yo los mantena, que ellos no saban ms nada. A partir de lo cual, lo repito, llegaron a decir que suponerlo, ese saber, a la posicin del analista, es muy malo porque quiere decir que el analista hace apariencia. No hay en esto ms que una pequea paja que yo ya he puntualizado recin, y es que el analista no hace apariencia: ocupa ocupa con qu? es lo que dejo a retomar ocupa la posicin del aparente (semblant). Lo ocupa legtimamente porque, en relacin al goce, al goce ta l como ellos deben aprehenderlo en los dichos de aquel que a ttulo de analizante ellos resguardan en su enunciacin de sujeto, no hay otra posicin sostenible, que no hay sino aqu que se apercibe hasta dnde el goce, el goce de esta enunciacin autorizada, puede conducirse sin estragos demasiado notables. Pero el que hace apariencia (semblant) no se nutre del goce del cual se mofara segn el decir de aquellos que vuelven al discurso del carril. Este que hace apariencia (semblant) da a otra cosa que el mismo su portavoz, y justamente al mostrarse con mscara que (yo digo) abiertamente llevada, como en la escena griega: el goce apariencia no tiene efecto sino por ser manifiesto. Cuando el actor lleva su mscara, su cara no gesticula, no es realista, el phatos est reservado al coro que se da a l es el caso de decirlo lo pasa en grande, y, por qu?. Para que el espectador, digo aquel de la escena antigua, encuentre su plus de gozar comunitario en l. Es lo que para nosotros es el costo del cine, en l la mscara es otra cosa: es lo irreal de la proyeccin. Pero volvamos a nosotros, es para darle voz a algo que el analista puede demostrar que esta referencia a la escena griega, es oportuna, porque. qu es lo que l hace, al ocupar como tal esta posicin de aparente?. Nada ms que demostrar justamente que el poder, demostrar que el terror experimentado del deseo sobre el cual se organiza la neurosis lo
que se llama defensa no es a la vista de lo que se produce de trabajo de pura prdida ms que conjura para provocar compasin. Encontrarn en las dos puntas d e esta frase lo que Aristteles designa como efecto de la tragedia sobre el auditor. Y dnde dije yo que el saber del cual procede esta voz sea del aparente? Debe ella misma parecerlo, tomar un tono inspirado? Nada parecido: ni el aire, ni la cancin del aparente le convienen al analista. Solamente he aqu, que est claro que ese saber no es lo esotrico del goce, ni solamente la habilidad de la mueca; es necesario resolverse a hablar de la verdad como posicin fundamental, incluso si de esta verdad no se sabe todo ya que yo la defin por su medio decir, por el hecho de que ella no puede ms que medio-decirse. Pero, qu es entonces el saber que se asegura de la verdad?. No es otra cosa que lo que proviene de la notacin que resulta del hecho de plantearla a partir del significante, actitud bastante ruda de sostener, pero que se confirma al proveer un saber no inicitico porque procediendo, mal que le pese a alguien, del sujeto, que un discurso somete como tal a la produccin, ese sujeto que califican de creativo, y precisar que es de sujeto de lo que se trata, lo que se recorta de lo que el sujeto en mi lgica se extena por producirse como efecto del significante, por supuesto, mantenindose tan distinto de l como un nmero real de una serie cuya convergencia est asegurada racionalmente. Decir saber no inicitico, es decir saber que se ensea por otras vas que las directas del goce, las cuales estn todas condicionadas por el fracaso fundador del goce sexual, quiero decir de aqul por el cual el goce constitutivo del ser parlante se demarca del goce sexual, separacin y demarcacin de las cuales ciertamente la eflorescencia es corta y limitada. Y es por esto que no se ha podido hacer sino el catlogo precisamente a partir del discurso analtico en la lista perfectamente finita de las puls iones. Su finitud es conexa con la imposibilidad que se demuestra en el verdadero cuestionamiento de la relacin sexual como tal. Exactamente, es en la prctica misma de la relacin sexual dnde se afirma el lazo que promovemos. Nosotros, como seres parlantes, dispersamos por todas partes lo imposible y lo real, a saber que lo Real no tiene otro testimonio: toda realidad es supuesta ser, no imaginaria, como me lo imputan, porque en realidad es bastante patente que lo Imaginario tal como surge de la etologa animal es una articulacin de lo Real. Lo que nosotros debemos suponer de toda realidad, es que ella sea fantasmtica y lo que permite escapar de ella, es que una imposibilidad en la frmula simblica que nos est permitido extraer de ella demuestra lo real del cual no por nada aqu para designar lo simblico en cuestin nos serviremos de la palabra trmino. El amor, despus de todo podra ser tomado como objeto de una fenomenologa: la expresin literaria de lo que se emite es bastante profusa para que se pueda presumir que se podra sacar de ella algo. De cualquier modo es curioso que, poniendo a parte ciertos autores como Stendhal, Baudelaire y dejando caer la fenomenologa amorosa del surrealismo cuyo moralismo me deja impotente es el caso de decirlo es curioso que la expresin literaria sea tan corta como para que no pueda incluso aparecer la nica cosa que nos interesara: es la extraeza, y que si esto es suficiente para designar todo lo que se inscribe en la novela del siglo XIX, para todo lo que est antes, es lo contrario: es remtanse a la "Astrea" que, para los contemporneos, no era nada en que nosotros comprendemos tan poco lo que ella poda ser, justamente para los contemporneos, que no sentimos por ella ms que fastidio. De suerte que esta fenomenologa, no es muy difcil de hacerla y que al retomar lo que hara inventario de ella, no pueda deducir en ello otra cosa que la miseria de aquello sobre lo cual ella se apoya.
El psicoanlisis mismo ha cado all dentro en total inocencia. Por supuesto, no es muy alegre lo que ha encontrado primero. Hay que reconocer que no se ha limitado a ello: pero lo que le resta y lo que ella abre de ejemplar primeramente, es ese modelo de amor en tanto que est dado por los cuidados dados por la madre al hijo, a aquello que se inscribe an en el carcter chino: HAO, lo que quiere decir el bien o lo que est bien. No es otra cosa que esto:....( carcteres chinos.....) que figura el hijo Tseu y eso que quiere decir la mujer. Extendiendo esto, de la hija acariciando al padre senil e incluso a eso a lo cual yo hago alusin al final de mi: La Subversin del sujeto, a saber al minero que su mujer friccina antes que l la bese, no es esto lo que nos aclarar mucho la relacin sexual. El saber sobre la verdad es til al analista en tanto le permita ensanchar un poco su relacin a esos efectos del sujeto justamente de los cuales yo he intentado decir que l resguarda dejando el campo libre al discurso del analizando. Que el analista debe comprender el discurso del analizando, parece en efecto preferible. Pero saber de donde, es una cuestin que no parece imponerse a los ojos de la sola notacin de lo que l debe ser en el discurso al ocupar la posicin del semblant. Es necesario, por supuesto, acentuar que es en tanto que a que l ocupa esta posicin del semblant. El analista no puede comprender nada sino a ttulo de lo que dice el analizando; a saber, de verse, no como causa, sino como efecto de ese discurso, lo que no le impide el derecho de reconocerse en l. Y es por esto que vale ms que haya pasado por all, en el anlisis didctico, quien no puede estar seguro ms que por haber estado involucrado de esta manera. Hay una face (o faz) del saber sobre la Verdad que toma su fuerza de descuidar totalmente el contenido de ella, de asestar que la articulacin significante es su lugar y su tiempo de tal modo que cualquier cosa que no es ms que esta articulacin cuya mostracin al sentido pasivo se encuentra en tomar un sentido activo e imponerse como demostracin al ser, al ser parlante que no puede en esta ocasin no reconocer, para el significante, no solamente habitarlos sino no ser ms que la marca de l. Porque la l ibertad de elegir sus axiomas, es decir al comienzo elegido para esta demostracin no consiste ms que en sufrir como sujeto las consecuencias que, ellas mismas no son libres, a partir solamente de que la Verdad puede construirse solamente a partir de 0 y de 1, lo que se hizo no solamente al comienzo del ltimo siglo, en algn lugar entre Boole y De Morgan, con la emergencia de la lgica matemtica, donde no se debe creer que 0 y 1 aqu anotan la oposicin de la Verdad y el error. Es la revelacin, que no toma su valor sino "nachtraglich", por Fege y Cantor de lo que ese 0 dice del error, que obstrua a los estoicos para quienes era esto y esto conduca esta graciosa locura de la implicancia material, la cual no por nada era rechaza da por algunos de eso que ella plantea, que la implicacin es verdadera lo que hace resultar la verdad formulada, el error implicando la verdad es una implicacin verdadera. No hay nada parecido en la posicin de esto con la lgica matemtica: que 0 implique 1 es una implicacin notable de 1, es decir verdaderamente. 0 (cero) tiene tanto valor verdico como 1, porque 0 no es la negacin de la verdad 1, sino la verdad de la falta que consiste en que a 2 le falta 1, lo que quiere decir, en el nico plano de la verdad, que la Verdad no podra hablar sino afirmndose en la ocasin, como se ha hecho durante siglos, ser la doble verdad, pero jams la verdad, completa.
0 no es la negacin de alguna cosa, particularmente de ninguna multiplicidad. El juega su rol en la edificacin del nmero. Es completamente arreglable como cada uno sabe: si no hubiera ms que 0, que vida tranquila tendramos! Pero lo que esto indica es que, cuando hara falta que hubiera 2, no los hay jams y esta es una verdad. 0 (cero) implica 1, el todo implicando 1, se debe tomar, no como lo falso implicando lo verdadero, sino como dos verdaderos, el uno implicando al otro, pero tambin afirmar que lo verdadero no sea nunca sino al faltarle a su partenaire. La nica cosa a la cual l o se opone, pero resueltamente, es a tener una relacin con el 1 tal que el 2 puede resultar de ella. No es cierto que (0 --> 1) --> 1, es lo que yo marco con la barra que conviene, que 0 implicando 1 implica 2. Como aprehender entonces lo que es de ese 2, sin lo cual est claro que no se puede construir ningn nmero? Yo no he hablado de numerarlos, sino de construirlos. Es por eso que la ltima vez, los llev hasta el Aleph, fue para, al pasar, hacerles sentir que en la generacin de un nmero cardinal al otro, en el conteo de los subconjuntos, algo en alguna parte se cuenta tal que es otro 1, esos que marqu en el tringulo de Pascal haciendo remarcar que cada cifra que se encuentra a la derecha remarcando el n mero de partes se hace de la adicin de lo que en ella corresponde como parte en el conjunto precedente.
mismidad de la diferencia", porque es en tanto que nada en su propiedad es ms que ser diferencia de los elementos que vienen aqu a soportar a los subconjuntos; que esos elementos son contados ellos mismos en la generacin de las partes que van a continuar. Insisto. Lo que se cuestiona es, aquello de lo que se trata en cuanto a lo enumerado, es el uno en ms en tanto y en cuanto se cuenta como tal en lo enumerado en el Aleph de sus partes en cada pasaje de un nmero a su sucesor. Es de contarse como tal, de la diferencia como propiedad, que la multiplicacin que se expresa en el exponencial 2n-1 , de las partes del conjunto superior, de su biparticin, que se comprueba en el Aleph, qu? A ser puesta a prueba de lo enumerable. Que es lo que aqu se revela en tanto que de un Uno, del Uno del cual se trata, es de otro que se trata: que aquello que se constituye a partir del 1 y del 0 como inaccesibilidad del 2, no se libra sino al nivel del Aleph(20)0 es decir del infinito actual. Para terminar, se los voy a hacer sentir y bajo una forma completamente simple que s sta: de lo que se puede decir en cuanto a lo que es en los enteros, concerniendo una propiedad que sera la de la accesibilidad. Definmosla as: un nmero es accesible de poder ser producido, sea como suma, sea como exponenciacin de nmeros que son ms pequeos que l. Bajo este tratamiento, el comienzo de los nmeros se confirma no ser accesible y ms precisamente hasta el 2. La cosa nos interesa muy especialmente en cuanto a ese 2, ya que de la relacin del 1 al 0, he sealado suficientemente que el 1 se engendra de aquello que el 0 marca como falta. Con 0 y 1, que Uds. adicionan, o ponen uno junto al otro, vase al 1 mismo en una relacin exponencial, jams se llega al 2. El nmero 2, en el sentido en que yo acabo de plantearlo, que se puede de una suma o de una exponenciacin engendrarse de nmeros ms pequeos, este test se demuestra negativo: no hay 2 que se engendre por medio del 1 o del 0. Una observacin de Gdel es aqu esclarecedora, y es precisamente que el Aleph0 (4), a saber el infinito actual, es lo que se revela realizar el mismo caso, en tanto que para todo lo que corresponde a los nmeros enteros a partir de 2 comiencen por 3: 3 s e hace con 1 y 2, 4 puede hacerse de un 2 puesto en su propia exponenciacin, y as el resto no hay un nmero que no pueda realizarse por una de esas dos operaciones a partir de nmeros ms pequeos que l. Es esto precisamente lo que falta y es lo que, a l nivel del Aleph 0 (cero) reproduce esta falla que yo llamo de la inaccesibilidad. No hay ningn nmero propiamente que, sirvindose de l para hacer la adicin indefinida con todos, incluso con todos su sucesores, ni tampoco llevndolo a un exponente tan grande como Uds. deseen, que haya accedido jams al Aleph. Es singular y esto es lo que hoy debo dejar de lado, a riesgo de tener que retomarlo: si esto interesa a algunos en un crculo ms estrecho es muy llamativo que, de la construccin de Cantor, resulta que no hay Aleph que a partir del Aleph o no pueda ser tenido como por accesible. No es menos cierto que, desde la opinin de aquellos que han hecho progresar esta dificultad de la Teora de los Conjuntos, es solamente de la suposicin que, en esos Alephs, hay algo de inaccesible, que puede reintroducirse, en lo que es nmeros enteros, lo que yo llamara la consistencia, dicho de otro modo que, sin esta suposicin de lo inaccesible reproducindose en alguna parte en los Alephs, esto de los que se trata, y esto de lo que yo part y esto que est hecho para sugerirles la utilidad de que haya Uno para que Uds, sea capaces de or lo que es esta biparticin fugitiva a
Es ese 1, ese 1 que he carcterizado cuando se trata del 3 por ejemplo, a saber el ab opuesto al c y del ba que viene igual. Para lo que corresponde al 4, es necesario que al ab, al ba,
al ac, haya a.b.c. el a.b.c., la yuxtaposicin de los elementos del conjunto precedente, su yuxtaposicin como tal que viene a cuenta al slo ttulo de 1. Es lo que yo he llamado "la
cada instante, esta biparticin del hombre y la mujer: todo lo que no es hombre es mujer; tenderamos a admitirlo, pero ya que la mujer es "no toda" (pas-toute), por qu todo aquello que no es mujer debiera ser hombre? Esta biparticin, esta imposibilidad de aplicar, en esta materia del gnero, algo que sea el principio de contradiccin, que no deba nada menos que admitir la inaccesibilidad de algo ms all del Aleph para que la no-contradiccin sea consistente, que sea fundado decir que lo que no es 1 sea 0 y que lo que no es 0 sea 1; es esto lo que yo les indico como siendo lo que debe permitir el analista escuchar, un poco ms lejos que a travs de los cristales de los anteojos del objeto a, lo que aqu se produce, lo que de efecto se produce, lo que se crea de Uno por un discurso que no reposa sino sobre el fundamento del significante.
17 de Mayo de 1972
He aqu, esto gira alrededor de lo que el anlisis nos conduce a formular esa funcin ? x en relacin a lo cual se trata de saber si existe un x que satisfaga la funcin. Entonces naturalmente esto supone articular lo que puede ser la existencia. Es aproxi madamente cierto que histricamente esto no surgi, esta nocin de existencia, sino con la intrusin de lo real; de lo real matemtico como tal. Pero, es una prueba de nada, porque nosotros no estamos aqu para hacer la historia del pensamiento. No puede haber ninguna historia del pensamiento. El pensamiento es una fuga en s mismo. El proyecto, bajo el nombre de memoria, el "m" (me) conocimiento de su "moire" (moria), el des-conocimiento de su "reflejo". Todo esto no impide que podemos intentar hacer ciertos sealamientos/localizaciones descubrimientos; y para comenzar por lo que, no por azar, he escrito en forma de funcin; he comenzado por enunciar algo que, espero, les ser til: un decir as y que, si yo lo escribo, es en un sentido, en el sentido que es una funcin sin relacin con lo que sea con nada que fundo (funde) de ellos (d'eux -d, apstrofe, e, u, x -) Uno. Entonces, ustedes, ven que toda la astucia est en el subjuntivo que pertenece al verbo fundar y la vez al verbo fundir. De ellos (d'eux) no est fundido en Uno, ni Uno fundado por dos (deux). He aqu que esto es lo que dice Aristfanes en una muy bella pequea fabulita del "Banquete": que ellos han sido separados en dos. Estaban primero en forma de bestia con dos (a deux dos) espaldas/lomos o de bestias con espaldas/lomos de ellos (a dos d'eux)... lo que desde luego, si la fbula enseara con ser un instante de ningn modo que no se rehagan pequeos con dos espaldas, a espaldas de ellos, cosa que nadie advierte, y felizmente, porque un mito es un mito y est ya dice bastante: es esto el que yo he proyectado primero bajo una forma moderna, bajo la forma de ? x. En suma, es lo que concerniendo la relacin sexual, se presenta ante nosotros como la especie de discurso hablo de la funcin mate mtica la especie de discurso- en fin, al menos yo se los propongo como modelo- que nos permitira fundar sobre ese punto otra cosa que la apariencia... o peor. Esta maana, yo he comenzado en lo peor y a pesar de todo, no encuentro que sea superfluo hacerlos partcipes a ustedes, aunque sea para ver dnde puede ir esto. Era a propsito de ese pequeo corte de corriente. No s hasta cuando la tuvieron ustedes, pero yo lo tuve hasta las 10 hs. Esto me jodi enormemente porque es la hora en que
habitualmente yo reno, repienso estas pequeas notas. Esto no me lo facilitaba. Para colmo, por causa del mismo corte, me rompieron un vaso para los dientes que yo quera mucho. Si hay aqu personas que me quieren, pueden probablemente pagarme otro, de este modo puede ser que llegue a tener varios, lo que me permitira romperlos todos, salvo aqul que yo prefiera!. Tengo un pequeo patio que est hecho expresamente para eso. Bueno, entonces yo no deca pensando en ello, que seguramente este corte no vena de ninguna persona; esto vena de una decisin de los trabajadores. Yo tengo un respeto que no se pueden imaginar para la gentileza de esa cosa que se llama un corte, una huelga. Que delicadeza, no ir ms all, limitarse a eso!. Pero aqu me pareca que en vista de la hora... Qu? No oyen? Estaba diciendo que una huelga, era la cosa ms social del mundo, que representa un respeto del lazo social que es algo fabuloso. Pero aqu haba una punto en este corte de corriente que tena significacin de huelga, y es que era justamente la hora en que como a m que cocinaba esto para hablarles ahora cmo debi hinchar a la mujer del trabajador que sin embargo se llama la burguesa. Es cierto que las llaman as. Y entonces me puse a soar. Por que todo esto es lgico: si son trabajadores; es decir, explotados, es porque ellos prefieren an esto a la explotacin sexual de la burguesa. He aqu que esto, es peor, es el ....o peor (ou pire); entienden?. Porque, a qu lleva pronunciar articulaciones sobre cosas contra las cuales no se puede hacer nada? La relacin sexual no se presenta, no se puede decir que bajo la forma de la explotacin, es primero, es a causa de esta explotacin que uno se organiza porque, no hay incluso esta explotacin misma. He aqu esto es lo... o peor. No es serio. No es serio aunque no vea que es all a donde debera ir un discurso que no sera apariencia (semblant), pero es un discurso que terminara mal, que n o sera un lazo social, como es necesario que sea un discurso. Ahora bien, se trata ahora del discurso psicoanaltico; y se trata de hacer que aqul que cumple la funcin de a tenga una posicin, ya les he explicado esto la ltima vez, naturalmente les pas de largo como el agua entre las plumas del pato; pero en fn, algunos me parece que se han mojado un poco, tiene la posicin de la apariencia. Aquellos que estn verdaderamente interesados ah dentro, he tenido ecos de ello a pesar de todo, esto los ha enmudecido. Hay algunos psicoanalistas que tienen algo que los atormenta, que los angustia cada tanto. No es por eso que yo digo lo que digo, que yo insisto sobre el hecho que el a deba sostener la posicin de la apariencia; no es para generarles la angustia, yo preferira incluso que no la tuvieran. Pero, en fin, no es un mal signo que esto se las produzca porque quiere decir que mi discurso no es completamente superfluo; que puede tener un sentido. Pero esto no es suficiente. No asegura absolutamente nada, que un discurso tenga un sentido, porque es necesario al menos que ese sentido, pueda ser identificante. Si ustedes hacen esto, el movimiento browniano, a cada momento; esto tiene un sentido. Es esto lo que hace difcil la posicin del psicoanalista, porque el objeto a, su funcin, es el desplazamiento, y como no es a propsito del psicoanalista que he hecho descender del cielo, por primera vez, el objeto a, he comenzado, en un pequeo grafo que estaba hecho para dar indicacin/marcacin a las formaciones del inconsciente, a encerrarlo entre puntos de los cuales no poda moverse. Es mucho menos fcil mantenerse en la posicin de la apariencia, porque el objeto a se nos escapa/huye entre las patas ya que, como ya lo he explicado cuando comenc a hablar de esto a propsito del lenguaje es "corre, corre el hurn"(4), en todo lo que ustedes dicen; a cada instante l est en otra parte.
Ahora bien, es por eso que nosotros intentamos aprehender dnde podra situarse algo que estara ms all del sentido, de ese sentido que hace adems que yo no pueda obtener a otro efecto que la angustia all donde no es de ningn modo ni intencin. Es en esto donde nos interesa que est anclado/aferrado ese real, el real que yo digo, no por nada, ser matemtico porque, en suma, en la experiencia de lo que se agita, de lo que se formula, de lo que llegado el caso se escribe, vemos, podemos tocar con el dedo que ah algo que resiste, quiero decir, algo de lo cual no se puede decir cualquier cosa. No se puede dar cualquier sentido a lo real matemtico. Incluso es llamativo que aquellos que-en suma- en una poca reciente se han aproximado a ese real con la idea preconcebida de hacerle dar cuenta de su sentido a partir de lo verdadero. Haba aqu un inmenso extravagante que ustedes conocen seguramente, de reputacin porque hizo su pequeo nido en el mundo, que se llamaba Bertrand Russell: l est en el corazn de esa aventura. Es l mismo quien ha formulado algo como eso de que la matemtica, es algo que se articula de tal manera que ni siquiera se sabe si es cierto, lo que se articula, o si tiene algn sentido. Lo que no impide que justamente esto pruebe lo siguiente: es que no se le puede dar cualquier sentido, ni en el orden de la verdad, ni en el orden del sentido, y que esto resiste al punto que para llegar a ese resultado que yo considero un xito, el xito mismo, el modo bajo el cual esto se impone que es real, es que justamente, ni lo verdadero, ni el sentido dominan a l; son secundarios y aquella posicin, esta posicin secundaria de esas dos mquinas que se llaman lo verdadero y el sentido, les sigue siendo inhabitual, a ellos, en fn, que esto le produce un poco de pereza a la gente cuando se toman el trabajo de pensar. Era el caso de Bertrand Russell: l pensaba, era... era una mana de aristcrata!. No existe ninguna razn verdaderamente para creer que esta sea una funcin esencial. Pero, aquellos que edifican y no estoy ironizando la Teora de los Conjuntos, tienen bastante que hacer en ese real para encontrar tiempo de pensar al costado. El modo en que uno se mete/interna en una va, no solamente de la cual no se puede salir, sino que ella lleva a alguna parte con una necesidad, y luego adems una fecundidad, hace que se aborde el hecho que se est en relacin con otra cosa que aquello que sin embargo es empleado, lo que ha sido el modo/trmite/gestin en el inicio de esta teora: se trataba de interrogar lo que era real; porque de ah hemos partido porque no podamos no ver que el nmero era real y que luego de algn tiempo haba una (rififi) gresca con el Uno. No era de todos modos una pobre empresa descubrir/apercibirse de que el nmero real se poda cuestionar si tena algo que ver con el Uno, el Uno as, el primero de los nmeros enteros, de los nmeros llamados naturales. Es que habamos tenido tiempo, desde el siglo XVIII hasta los inicios del siglo XIX, de acercarnos un poco ms que los antiguos al nmero. Si parte de esto, es porque esto es lo esencial. No solamente: "y a de l'Un", sino que se ve en esto que el Uno, l no piensa, "l no piensa, luego yo soy" en particular. Cuando yo digo: "l no piensa, luego yo soy", espero que ustedes recuerden que inclus o Descartes, no dice esto. El dice: esto se piensa, "luego yo soy". El Uno, no se piensa, incluso solo. Pero esto dice algo. Es esto mismo lo que lo distingue y l no ha superado que la gente se plantee a propsito de l, a propsito de sus relaciones, le pregunta de qu es lo que quiere decir desde el punto de vista de la verdad, no ha esperado incluso la lgica. Porque la lgica es esto. La lgica, es localizar en la gramtica lo que toma forma de la posicin de verdad, aquello que en lenguaje lo hace adecuado para ser verdad, adecuado, no quiere decir que siempre lo lograr, ahora bien, buscando sus formas, uno cree
aproximarse a lo que es la verdad. Pero antes de que Aristteles se diera cuenta de esto, a saber, de la relacin con la gramtica, el Uno ya haba hablado, y no para decir nada, dice lo que tiene para decir en el Parmnides. Es el Uno que se dice. El se dice, es necesario decirle, apuntando a ser verdadero, de ah naturalmente el enloquecimiento resultante: no hay nadie, entre las personas que cocinan el saber, que no sienta cada vez tomar un buen pedazo de l. Esto rompe el vaso de dientes! Es por eso que despus de todo, an cuando algunos han puesto una cierta buena voluntad, un cierto coraje al decir, que despus de todo esto puede admitirse, aunque sea un poco trado de los pelos, no se ha llegado an a acabar con esta cosa que sin embargo, era simple: advertir que el Uno, cuando es verdico, cuando dice lo que tiene que decir, se ve hacia donde va: en todo caso es la total recusacin de a lguna relacin con el ser. En fin, no hay ms que una cosa que surge de esto cuando se articula; y es exactamente sta: "no hay de eso dos" (y en a pas deux). Yo se los dije: es un decir. Y an ustedes pueden encontrar al alcance de la mano la confirmacin de lo que yo digo, cuando digo que la verdad no puede sino medio decirse (mi-dire) porque ustedes no tienen ms que romper la frmula: para decir esto, no puede sino decir, o bien "y en a" (hay de eso), como lo digo hay del Uno "y a d'l' Un" o bien "pas d'eux" (no de ellos), lo que de inmediato es interpretado por nosotros: "no hay relacin sexual". Est entonces, si ustedes quieren, al alcance de nuestra mano, pero seguramente no, al alcance de la mano unaria del Uno, hacen algo en el sentido del sentido. Es por eso que yo recomiendo a aquellos que quieren mantener la posicin del analista; con todo lo que esto comporta de saber no resbalar de ella; recomiendo ponerse al da respecto de lo que, seguramente, podra para ellos leerse, con solamente trabajar el Parmnides. Pero sera de cualquier modo un poco corto. Uno se rompe los dientes en este asunto. Mientras que sucede otra cosa que vuelve todo completamente claro; si desde luego, uno se obstina un poco, si se rompe en ello, incluso si se quiebra; que vuelve completamente clara la distincin de que hay un real que es el real matemtico con, sea lo que sea de esas bromas que parten de ese no se qu que es nuestra posicin nauseabunda que se llama lo verdadero o el sentido. Por supuesto, naturalmente, esto no quiere decir que no tendr efectos, efectos de masaje, efectos de vigorizacin, efectos de aireamiento, de limpieza sobre lo que nos pareca exigible respecto de lo verdadero o bien del sentido. Pero justamente, es eso lo que yo espero de l: es que se forme para distinguir lo que en l es del Uno simplemente, para aproximarse a ese real del cual se trata en tanto soporta el nmero; esto permitir mucho al analista, quiero decirle que puede ocurrirle, en este desvo en que se trata de interpretar, de renovar el sentido, de decir cosas, de ese hecho, un poco menos corto, circuitadas, un poco menos cambiantes que todas las estupideces que pueden ocurrrsenos y de las cuales hace un rato "...o peor"(..ou pire), les he dado la muestra, a partir simplemente de lo que para mi no era ms que la contrariedad de la maana. Yo habra podido bordar as sobre el trabajador y su burguesa y extraer de eso una mitologa. Esto por otra parte los ha hecho rer, porque, en ese gnero el campo es vasto, el sentido y lo verdadero, no faltan. Se ha vuelto incluso el comedero universitario justamente. Es que hay tanto de lelo, hay tal gasa/abanico que se encontrar en l un da para hacer con lo que yo les digo una antologa; para decir que yo dije que la palabra, era el efecto, la completud de esta que es lo que yo articulo como "no hay relacin sexual". As, de esta manera solo!. Es la interpretacin subjetivista, como no puede adularla, le hace el verso (la camelea); es simple: Yo, lo que intento es otra cosa: es hacer que ustedes en su discurso, pongan menos estupideces, hablo de los analistas. Para eso, ensayen airear un poco el sentido,
con elementos que seran un poco nuevos. Ahora bien, no es una exigencia que no se imponga porque est bien claro que no hay ningn medio de repartir dos series cualquierayo digo, cualquiera- de atributos que hagan una serie "macho", por un lado, y por el otro, la serie "mujer". No he dicho "hombre" para no crear confusin. Es que voy a florearme sobre esto an para seguir en,... en lo peor? Evidentemente es tentador, incluso para m, yo me divierto: Y adems, estoy seguro de divertirlos, de mostrarles que eso que llamamos el activo, si es en ello en lo que ustedes se fundamentan, porque naturalmente es la moneda corriente, que es esto entonces... l es activo, el querido precioso: En la relacin sexual, me parece que es ms bien la mujer la que da el empujn; y adems no hay ms que verlo incluso en las posiciones que, nosotros no llamaremos de ninguna manera primitivas, porque es porque se las encuentra en el tercer mundo que es el mundo de Monsieur Thiers que, s... que no es evidente que en la vida normal, no hablo, por supuesto, naturalmente de los tipos del gas y de la electricidad de Francia que, ellos, han tomado sus distancias, que se han consagrado a su trabajo. Pero en una vida, llammosla simplemente lo que ella es, lo que ella es en todas partes, desde que se produjo nuestra gran subversin, nuestra gran subversin cristiana; bien, el hombre, l holgazanea (huevea), la mujer, ella muele, borda, cose, hace las compras y encuentra an el modo de en estas slidas civilizaciones que no se han perdido, encuentra an el modo de contonear el trasero luego, para- hablo de una danzapara la satisfaccin jubilosa del tipo que est ah. Entonces, para lo que pertenece el activo y al pasivo permtanme que... Es cierto que l caza! No hay de qu rerse, mi pequeo! Es muy importante. Ya que ustedes me provocan, seguir divirtindome. Es lamentable porque no llegar al final de lo que tengo para decirles hoy concerniente al Uno... son las dos: Pero de cualquier modo, ya que hace rer la caza, s... yo no s... no s si igualmente, a pesar de todo, no es absolutamente superfluo ve en ello justamente una virtud del hombre, justamente la virtud por la cual l se muestra lo mejor que tiene: ser pasivo. Porque, a partir de todo lo que se sabe, a pesar de todo,... no s si ustedes se dan bien cuenta, porque, seguramente, aqu ustedes son todos mamarrachos, y si no hay aqu campesinos, nadie caza, pero si hay campesinos, tambin, cazan mal, para el campesino. No es forzosamente un hombre, el campesino, digan lo que digan de l. Para el campesino, la caza se abate, pan! pan! se recoge y listo. No es esto, la caza. La caza, cuando existe, no hay ms que ver en que trances los pona; eso, porque se sabe, hemos tendido pequeas huellas de todo lo que ellos ofrecan como propiciatorio a la cosa que sin embargo ya no estaba ah, ustedes comprenden que ellos no eran ms chiflados que nosotros: un animal (bestia) muerto (matado) es un animal (bestia) muerto (matado). Solamente que si ellos haban podido matar a la bestia, es porque ellos estaban tambin sometidos a todo lo que corresponde a ese trmite, a esa huella, a sus preocupaciones sexuales, para justamente ellos, substituido a aquello que no es eso: a la no-defensa, a la no-clausura, a los no-lmites de la bestia, a la vida para decir la palabra y que, cuando ellos debieron sustraer esa vida luego de haberse vuelto tales, ellos, esta misma vida, que eso se comprende, seguramente, ellos descubrieron, no solamente que se volva fea, sino que era peligroso, que bien poda sucederles a ellos lo mismo. Debe ser una de esas cosas que han incluso hecho pensar a algunos; porque estas cosas se siguen sintiendo, y yo he odo esto, formulado de una manera curiosa por alguien excesivamente inteligente, un matemtico, que; pero en este caso l extrapola, el muchacho igualmente, pero en fn, yo
se los proveo porque es excitante, que el sistema nervioso, en un organismo, no era probablemente nada ms que lo que resulta de una identificacin con la presa. Les dejo la idea as, se las doy, ustedes harn de ella lo que quieran, por supuesto, pero se puede boludear sobre este asunto una nueva teora de la evolucin que ser apenas un poco ms graciosa que las precedentes. Se las entrego primero tanto ms voluntariamente porque ella no me pertenece. A m tambin me la pasaron. Pero estoy seguro excitar los cerebros entolgicos. Es cierto, por supuesto, tambin para el pescador y tambin en todo aquello por lo cual el hombre es mujer, porque el modo en que el pescador pasa su mano sobre el vientre de la trucha que est bajo su peasco... en fn!, sera necesario que hubiera aqu un pescador de truchas, de cualquier modo aqu hay posibilidades, l debe saber de qu estoy hablando, en fin es algo! Por ltimo esto no nos pone sobre el sujeto del activo y del pasivo, en una reparticin ms clara. Ahora bien, no voy a extenderme, porque es suficiente que confronte cada una de las parejas habituales con un ensayo de reparticin bisexual cualquiera para llegar a resultados igualmente bufones. Ahora bien, qu es lo que esto podra ser? Cuando yo digo "ya d'l'Un", hace falta sin embargo que barra delante del escaln de mi puerta, y adems no veo porqu no me quedara aqu ya que yo les hablar entonces el jueves 1 de Junio, creo que algo as, se dan cuenta?. el 1 jueves de Junio, me veo forzado a volver unos das de vacaciones para no faltar a Sainte Anne. Ahora bien, de cualquier modo voy a remarcar ah que "y a d'l'Un", no quiere decir, me parece que de cualquier manera para muchos, esto ya debe ser seguro, pero porqu no finalmente, no quiere decir que hay el individuo. Es por esto, ustedes comprenden, que les pido que enraicemos, "y a d'l'Un" all de donde viene, es decir, que no hay otra existencia de el Uno que no sea la existencia matemtica. Hay Uno algo. Un argumento que satisface a Una frmula; y un argumento es algo completamente vaco de sentido. Es simplemente el Uno como Uno. Era esto, lo que yo tena intencin al comienzo de marcarles bien en la Teora de los Conjuntos. Probablemente voy a poder marcrselos de cualquier manera, antes de irme. Pero tambin hay que liquidar antes esto, que incluso la idea del individuo no constituye en ningn caso el Uno. Porque se ve bien igualmente que esto podra estar al alcance; para lo que es la relacin sexual, sobre la cual- en suma- no pocos imaginan que esto se funda: hay tantos individuos de un lado como del otro, en principio, al menos en el ser que habla, el nmero de hombres y mujeres salvo excepcin, quiero decir pequeas excepciones: en las islas britnicas, hay probablemente un poco menos de hombres que de mujeres... en otra parte hubo la gran masacre naturalmente de los hombres, pero en fn, esto no impide que cada uno tenga su cada uno. Esto no es del todo suficiente para motivar la relacin sexual, que haya Uno por Uno. Es incluso gracioso que ustedes lo hayan visto: hay ah una especie de impureza, en la Teora de los Conjuntos, alrededor de esta idea de la correspondencia bi-unvoca. Aqu se ve bien en qu el conjunto se liga a la clase y que la clase, como todo aquello que se prende de u n atributo, es algo que tiene que ver con la relacin sexual. Solamente que es justamente esto, esto lo que yo les pido que quieran aprehender gracias a la funcin del conjunto: es que hay Uno distinto de lo que unifica como atributo de una clase. Existe una transicin por el intermediario de esta correspondencia bi-unvoca: hay tantos de un lado como del otro. Y algunos fundamentan en esto la idea de la monogamia. Uno se pregunta en qu es sostenible, pero en fn est en el Evangelio. Como hay tanto de ello, hasta el momento en que haya una catstrofe
social... ha sucedido parece, en la mitad de la Edad Media, en Alemania, se pudo estatuir, segn parece, en ese momento que la relacin sexual poda ser otra cosa que bi-unvoca. Pero lo que es muy divertido, en qu esto, es que la Sex-Ratio, existen personas que se han planteado el problema como tal: hay tantos machos como hembras?. Y ha habido una literatura en relacin a esto que es verdaderamente muy picante, divertida, porque ese problema que ha sido en s uma resuelto ms frecuentemente por lo que nosotros llamaremos la seleccin cromosmica... el caso ms frecuente es evidentemente una reparticin de los dos sexos en una cantidad de individuos reproducidos iguales en cada sexo, iguales en nmero. Es verdaderamente muy bonito que se haya planteado la cuestin de que sucede si llega a producirse un desequilibrio. Se puede demostrar muy fcilmente, que en ciertos casos de ese desequilibrio, no pueda ms que acrecentarse, ese desequilibrio, si nos atenemos a l a seleccin cromosmica, que no llamaremos azar ya que se trata de una reparticin. Pero entonces, la solucin elegante que se la ha dado es que, en ese caso, esto debera ser compensado por la seleccin natural, la vemos aqu mostrarse al desnudo; quiero decir que se resume en decir lo siguiente: que los ms fuertes son, forzosamente, los menos numerosos y, como son los ms fuertes, prosperan, y que entonces van a reunirse con los otros en nmero. La conexin de esta idea de la seleccin natural justamente con la relacin sexual es uno de los casos en que se muestra bien que lo que se arriesga en cualquier abordaje de la relacin sexual es quedarse en la salida ingeniosa. Y en efecto, todo lo que sobre ella se ha dicho, es de ese orden. Si es importante que se pueda articular algo ms que algo que haga rer, es justamente lo que nosotros buscamos para asegurar la posicin del analista, de otra cosa que lo que ella parece ser en muchos casos: un gag. El comienzo se lee en esto; en la Teora de los Conjuntos, que tiene funcin de elemento: ser un elemento en un conjunto, es ser algo que no tiene nada que hacer con pertenecer a un registro calificable como Universal; es decir con algo que cae bajo la jugada del atributo. Es la tentativa de la Teora de los Conjuntos de disociar, de desarticular de manera definitiva el predicado del atributo. Lo que hasta esta teora carcteriza justamente la nocin en juego/en discusin en que es del tipo sexual, es por eso que esbozara algo como una relacin; es ms precisamente esto: que lo Universal se funda sobre un atributo comn. Hay aqu adems el esbozo de la distincin lgica del atributo al sujeto. Y de ah se funda el sujeto: es en lo que algo, que se distingue de l, puede ser llamado atributo. De esta distincin del atributo, el resultado es que no se ponga en un mismo conjunto, por ejemplo, los trapos rejilla y las servilletas. En oposicin a esta categora que se llama la clase, est la del conjunto en la cual, no solamente el trapo rejilla y la servilleta son compatibles, sino que no puede, en un conjunto como tal de cada una de esas dos especies, haber ms que Uno. En un conjunto, no puede haber, si nada distingue a un trapo rejilla de otro, no puede haber ms que un trapo rejilla; al igual que no puede haber ms que una servilleta. El Uno, en tanto diferencia pura, es lo que distingue la nocin del elemento. El Uno en tanto atributo es entonces distinto de l. La diferencia entre el Uno de diferencia y el Uno atributo es sta: es que, cuando para definir una clase Uds. se sirven de un enunciado atributivo cualquiera, el atributo no estar en esta definicin en demanda (de sobra); es decir que si ustedes dicen "el hombre es bueno" y, si, con relacin a ello, lo que se puede decir, porque quien no est obligado a decirlo: proponer que "el hombre es bueno" no excluye que debamos dar cuenta de que no siempre responde a esta denominacin.
Por otra parte, se encuentran siempre suficientes razones para mostrar que l es capaz de no responder a este atributo, de sufrir un desfallecimiento al tener que cumplirlo. Es la teora que se hace y donde se libera que, est todo el sentido a disposicin para hacer frente a explicar que de tanto en tanto incluso l es malo, pero esto no cambia nada de su atributo, que si llegara a hacer un balance desde el punto de vista del nmero: cuantos hay que se mantienen en l, y cuando que no responden a l, el atributo "bueno" no estara en la balanza de ms; adems de cada uno de los hombres buenos. Es justamente la diferencia con el Uno de diferencia: es que cuando se trata de articular su consecuencia, ese Uno de diferencia tiene que ser contado como tal en lo que se enuncia de aquello que l fundamenta que es conjunto y que tiene partes. El Uno de diferencia, no solamente contable, sino que debe ser contado en las partes del conjunto. Llego precisamente a la hora Dos. No puedo entonces ms que indicarles lo que ser la continuacin de aquello en lo que como de costumbre me veo obligado a cortar, es decir muy seguido, de cualquier manera; y hoy sin duda en razn justamente de otro corte que es el de mi corriente, de esta maana, con sus consecuencias; me veo llevado entonces a no poder sino darles la indicacin de lo que, sobre esta afirmacin, formacin-pivot, ser mi reanudacin, es esto: la relacin de este Uno que debe contarse adems con lo que, en lo que yo enuncio como, no suplente, pero no desplegndose en un lugar del puesto de la relacin sexual, se especifica de "l existe", no ?x, sino el decir que ese verdad: que es de ah que surgi el Uno que hace que ese aquello que funda al hombre como tal. Es decir que ese fundamento lo especifica sexualmente, es precisamente lo que a continuacin ser acusado. Ya que, desde luego, no queda de ello menos que la relacin
?x
no es la
? x ? deba ser colocado, y es el nico elemento carcterstico, deba ser puesto al lado de
14 de Junio de 1972
ueno, parece que hay problemas con la mezcla como la vez pasada (problemas de
micrfono). No se entiende nada, me oyen bien as? Un poco ms alto? Bueno, en todo caso acrquense un poco... Entonces, viendo lo que recin llam mezcla, las comunicaciones que pueden haberse entablado entre mi pblico de aqu y el de Sainte-Anne, supongo que ahora se habrn unificado. Ustedes habrn visto que pasamos de lo que llam aqu un predicado hecho
para uso especial de ustedes, lo Uniano, bueno, en Sainte-Anne la ltima vez pasamos a un trmino de otra factura que se fundara en la palabra, en la forma Unegar (Unier). Eso que dije, que expres la ltima vez en Sainte-Anne, es el pivote de ese orden que se funda(21), "Funda". Fndenlo, que sea "Fundado fundido". Entonces digo este Unegar que se funda, y les ped que ese "fundamento" sea... que no les parezca muy fundamental lo que llam "dejarlo en lo fundido", ese Unegar que se funda en "hay uno, hay uno que dice que no", que no es lo mismo que negar. Ese forjamiento del trmino Unegar como verbo que se conjuga, podramos decir que finalmente, en la funcin representada en el anlisis por el mito del padre (p-a-d-r-e), esto une (Unie). Este es, para los que hayan podido escuchar en medio de este bochinche, el punto donde me gustara permitirles entenderse. El padre Une entonces. En el mito hay ese correlato de "todas, todas las mujeres". Ah es posible, si siguen mis inscripciones cunticas (c-u--n-t-i-c-a-s-) introducir una modificacin: l las Uniega, s, pero "no a todas", justamente. Aqu rozamos a la vez todo lo que no es de mi cosecha, por ejemplo, el parentesco de la lgica y el mito. Que una pueda corregir al otro es el trabajo que nos queda por delante. Por el momento les recuerdo que con lo que he dicho como aproximacin al padre, con lo que inscrib sobre "e-patarlo", ustedes ven que la va que conjuga, llegado el caso, el mito con la irrisin, no nos es ajena y que no afecta en nada al estatuto fundamental de las estructuras interesadas. Es gracioso que algunos descubran tan tarde eso que puedo decir desde m, y que es un poco general por el momento, toda esa efervescencia, esta turbulencia alrededor de trminos como significante, signo, significacin, semitica, todo lo que ahora est en el candelero... Es curioso que haya retrasos tan singulares. Hay una revistita bastante buena, en fin, no peor que otras, donde apareci de sopetn un artculo, Dios mo!, que se llama: "Agona del signo". La agona es siempre muy conmovedora. Agona quiere decir lucha, pero tambin quiere decir "estirar la pata", entonces la agona del signo es muy pattica y lo cierto es que yo habra preferido que no cayera en lo pattico. Eso parte de una invencin encantadora sobre la posibilidad de forjar un nuevo significante que sera furmi... furmidable. Efectivamente, es " furmidable" ese artculo. Pero uno se pregunta cul puede ser el estatuto de "furmidable(22)". Pero eso me gusta, y me gusta mucho ms porque viene de alguien muy enterado desde hace rato de ciertas cosas que digo y que, para colmo, al principio de ese artculo se cree obligado a hacerse el inocente y a dudar con respecto a "furmidable", ponindolo como metfora o como metonimia, para terminar diciendo que hay algo descuidado en la teora jakobsoniana que consistira en embutir palabras unas detrs de las otras. Hace mucho que expliqu eso! Escrib "La instancia de la letra" expresamente: S sobre s, con el resultado: I parntesis efecto de significacin, es el desplazamiento, la condensacin, exactamente la va por donde se puede crear, y dira que hasta con ms ingenio que "furmidable", Unegar. Y adems sirve para algo, sirve para explicarles a us tedes, por otro camino, eso que renunci completamente a abordar por la va de los Nombres del Padre. Renunci porque en determinado momento me lo impidi precisamente la gente a quien le habra venido mejor. Hasta podra haberles servido en su vida ntima, gente muy implicada en el Nombre del Padre. Hay una camarilla muy especial que podramos ubicar por el lado de la tradicin religiosa. A ellos podra haberlos "oxigenado", pero no vale la pena seguir
dndole al asunto... Entonces cuento la historia de lo que Freud abord precisamente como pudo para evitar su propia historia: "al'shaddai", el nombre del " Innombrable", y se remiti al Edipo. Y s, hizo algo muy prolijo, hasta un poco asptico. No fue ms lejos y est bien, lo que pasa es que se pierden las oportunidades de retomar a Freud precisamente en el punto que debera hacer que el psicoanalista est en su lugar en su propio discurso. Perdi la oportunidad, ya lo dije, de modo que en el avin que me traa anoche de Miln... traje una cosa que se llama Atlas y que Air France le da a los pasajeros. Pero por suerte no lo tengo, lo dej en casa, porque sino les habra ledo el articulito es e y no hay nada ms aburrido que or a otro leer. Bueno, en fin, hay psiclogos en Norteamrica, y psiclogos del ms alto vuelo, que hacen encuestas sobre los sueos, porque a los sueos se los busca, se los encuentra, se los encuesta y finalmente se ve... que son muy raros los sueos sexuales! La gente suea de todo, suea con deportes, con cadas, con infinidad de pavadas, en fin, no hay una mayora aplastante de sueos sexuales. De donde resulta que, como es de pblico conocimiento, se nos dice en ese texto psicoanaltico que los sueos son sexuales. Y bien, el gran pblico, que est hecho de difusin psicoanaltica (ustedes tambin son un gran pblico); se va a desinflar como una torta (souffl)! Es curioso que nadie, al fin de cuentas, entre todo ese gran pblico supuesto, porque todo esto es suposicin, bueno, es cierto que en cierta resonancia, todos los sueos eso hubiera dicho Freud son sexuales. Pero l nunca dijo eso, precisamente jams!, jams!, jams! Freud dijo que los sueos eran sueos de deseo: nunca dijo que fuera deseo sexual. Comprender la relacin que hay ente el hecho de que los sueos sean sueos de deseo y ese orden de lo sexual que carcteriza esto que digo me llev mucho tiempo. Me llev mucho tiempo para no sembrar pnico en el espritu de esas encantadoras personas que no han hecho, al cabo de diez aos de escuchar mis historias, ms que soar con una cosa: entrar en la Asociacin Psicoanaltica Internacional. Todo lo que yo les pude decir eran por supuesto bellos ejercicios, ejercicios de estilo. Ellos estaban en lo serio, y lo serio es la IPA. S, por eso ahora puedo decir y se puede entender que no hay relacin sexual y que hay un orden que funciona donde estara esa relacin y que en ese orden algo es consecuente como efecto de lenguaje. Hasta podramos aventurarnos un poquito y pensar que cuando Freud deca que el sueo es la satisfaccin de un deseo, satisfaccin en qu sentido? Cuando pienso que todava estoy en esto! Qu nadie, a pesar de todos los que se dedican a embrollar lo que digo, a hacer ruido, nadie haya entendido eso que es la estricta consecuencia de lo que dije y articul de la manera ms precisa en el 57, no, ni tampoco, en el 55!. A propsito del sueo de la "inyeccin de Irma" que us para mostrarles cmo se trabaja un texto de Freud, les expliqu, haba algo ambigo que est justamente ah y no en el inconsciente, a nivel de sus preocupaciones presentes, que Freud interpreta ese sueo, sueo de deseo que nada tiene que ver con el deseo sexual, an teniendo todas las aplicaciones de transferencia que ustedes quieran. El trmino inmixcin de los sujetos lo adelant en el 55, se dan cuenta? 17 aos!.
Y despus, claro, tuve que publicarlo y lo publiqu porque estaba absolutamente asqueado de la manera cmo haban tratado el tema en un libro que se llama "Auto-anlisis" y que era mi texto pero con agregados que lo hacan incomprensible. Qu es un sueo? Un sueo no satisface el deseo. Por razones fundamentales que no desarrollar ahora porque valdran cuatro o cinco seminarios, por esa simple razn que Freud da y que es palpable: el nico deseo fundamental en el sueo es el deseo de dorm ir. Les da risa, verdad? Porque nunca lo escucharon. Slo que est en Freud. Cmo no lo entienden, de una vez por todas. En qu consiste dormir? Consiste en eso que en mi ttrada (el semblante, la verdad y el goce y el plus de goce) hay que suspender. No har falta que lo vuelva a escribir, no? Para eso est hecho el sueo. Cualquiera puede mirar dormir un animal para darse cuenta de lo que hay que suspender, precisamente eso ambigo en relacin con el propio cuerpo: el goce. Si es posible que ese cuerpo acceda al goce de s, est claro que es cuando se sacude, cuando se hace dao. Eso es el goce. Pero el hombre tiene puertitas de acceso que otros no tienen, y hasta se puede hacer una meta de eso. En todo caso cuando duerme se acab. Justamente se trata de que ese cuerpo se enrolle, se oville. En fin, dormir es no ser molestado. El goce incluso es molesto. Naturalmente, se lo molesta, pero mientras duerme el hombre puede esperar no ser molestado. Por eso cuando duerme todo el resto se desvanece. Tampoco es cuestin de semblante, ni de verdad, porque todo eso est, es lo mismo, ni de plus de goce. Slo que Freud dice: el significante, mientras tanto, sigue dando la lata. Por eso aunque duerma preparo mis seminarios. Por eso mientras dorma Poincar descubri las funciones de Fuchs...funciones fuxsianas (fuchsiennes).
carcteriza por situar el objeto a. Figrese usted, seor que crey haber hecho u na proeza y que abunda en la direccin de lo que quiero decir... La polucin ms carcterstica de este mundo es exactamente el objeto a del cual el hombre toma, y usted tambin toma, su sustancia y es su deber, de esa polucin que es el efecto ms cierto del hombre sobre la superficie del globo, hacer en su cuerpo y en su existencia de analista una representacin y observarla ms de una vez. Los pobrecitos estn enfermos, y debo reconocer que en esta situacin no estoy ms cmodo que otro. Lo que intento demostrarles es que no resulta totalmente imposible hacerlo con un poco de decencia. Gracias a la lgica llego- si acaso ellos se dejaran tentar- a hacerles soportable esa posicin que ocupan como a en el discurso analtico y a permitirles concebir que evidentemente no es poca cosa elevar esa funcin a la posicin de semblante que es la clave de todo el discurso. Ah aparece lo que siempre he intentado hacer sentir como la resistencia del analista a cumplir su funcin. No es que la posicin de semblante sea cmoda para nadie, slo es sostenible a nivel del discurso cientfico y por una simple razn: all la posicin de mando es algo totalmente del orden de lo Real mientras que todo lo que nos atae de lo Real es la Spaltung, la grieta, en otras palabras, mi definicin del sujeto. Porque en el discurso cientfico es el S, el S/ que tiene la posicin clave. En el discurso universitario es el saber. All la dificultad es an mayor a causa de una especie de corto-circuito, porque para aparentar un saber hay que saber fingir y eso se nota enseguida. Por eso cuando estaba en Miln, ante una audiencia mucho menos numerosa que ustedes, digamos la cuarta parte, haba muchos jvenes, muchos de esos jvenes que estn en eso que se llama "el movimiento", y haba tambin un personaje muy respetable y muy elevado que pareca ser el representante. Sabe o no sabe (lamentablemente no pude preguntrselo porque slo despus supe que haba estado all), sabe o no sabe l que estando en ese lugar lo que quiere, como todos los interesados en ese movimiento, es devolverle al discurso universitario todo su valor? Como el hombre lo indica eso remite a las unidades de valor. Ellos querran poder dar una mejor apariencia de saber. Eso los gua, y es respetable por qu no? El discurso universitario es un estatuto tan fundamental como otro. Simplemente marco que no es lo mismo..., no es lo mismo que el discurso psicoanaltico. El lugar del semblante es sostenido de otra manera. Y entonces, Dios mo, cmo hacer con un auditorio nuevo y sobre todo si puede confundirse! Trat de explicarles un poquito cul era mi lugar, mi historia, comenc por decirles que mis Escritos eran... eran la publicacin, que no deban creer que ah podan encontrarme. Estaba tambin la palabra "seminario", por supuesto, cmo hacerles entender que el seminario no es un seminario sino un "parloteo" mo con mis buenos amigos desde hace aos, pero que hubo un tiempo en que s mereci ese nombre, cuando haba gente que intervena!... Eso me sac de las casillas. Tuve que venir ac, y como en el camino alguien me pregunt cmo era cuando; s era un seminario... Bueno, me dije, voy a decrselos hoy, la penltima vez que los veo, porque todava los voy a ver una vez ms. Dios mo!, si alguien viniera a decir algo. Y recibo una carta de Recanati! No les voy a contar historias, no voy a "aparentar" que saco de esta galera esta intervencin, les digo simplemente que recib una carta del seor Recanati, aqu presente, en respuesta a una ma, y que me demostr, para mi gran sorpresa, haber entendido algo de lo que dije este ao. Ahora le voy a ceder la palabra para que les hable de algo relacinado con ese surco que intento abrir mediante la Teora de los Conjuntos y la lgica matemtica. El les dir cul. Explqueselos bien porque es muy importante, adelante.(Nota del traductor(23))
X: Yo.
Lacan: S, eso es, y me gusta que haya elegido este trmino, usted debe ser muy inteligente. ya me alegr pblicamente de que una de mis analizadas que est por ah y es una mujer muy sensible haya hablado de "polucin intelectual" a propsito de mi discurso. Es una dimensin muy fundamental la polucin. Probablemente yo no hubiera llevado hoy las cosas hasta ese punto, pero usted parece tan orgulloso de haber dicho la palabra polucin que sospecho que no debe entender nada de eso. Sin embargo, ya ver que no slo la usar enseguida sino que me alegrar nuevamente de que alguien la haya hecho surgir porque esa es precisamente la dificultad del discurso analtico. Marco esta intervencin, le salto encima, agarro al vuelo algo que en la urgencia de un fin de ao necesito decir: es en el lugar del semblante donde el discurso analtico se
Recanati: La carta que menciona el Dr. Lacan en realidad son algunas observaciones de comentarios sobre tres textos de Pierce que le mand, no tanto porque l no los conociera, sino porque esos textos justamente diferan de los que l haba citado. Son te xtos de cosmologa y textos relacinados con la matemtica. Voy a precisar un poco el tenor de esos tres textos antes de comentarlos. Con respecto a la matemtica, Peirce hace una crtica de las definiciones que conoce de los conjuntos continuos y examina tres definiciones, especialmente la de Aristteles, la de Kant y la de Cantor, criticndolas a las tres, en funcin de un criterio nico. Ese criterio es que l querra que en cada definicin se marque el hecho mismo de la definicin, porque, segn l, al definir un conjunto continuo se lo determina de cierta manera, y eso es importante para el resultado de la definicin, donde el proces o mismo de la definicin debe ser marcado como tal en algn lugar. En cuanto a la cosmologa, Peirce parte de un problema bastante similar, o de una preocupacin similar a propsito del tema de la gnesis del universo. Su problema es el del antes y el despus. No se puede acceder al antes mediante la simple operacin analtica de retirar al despus todo lo que lo carcteriza, porque as slo se llegara a un despus enmendado y porque precisamente sobre el modo de esa enmienda se constituye el despus que no difiere, sino por una inscripcin precisa deslizada sobre el modo de la enmienda, del antes. En otras palabras, el antes es de alguna manera un despus, o ms bien, el despus es un antes inscripto y no se podr de ninguna manera deducir el antes del despus, porque el antes que est inscripto en el despus es precisamente el despus, y en ese sentido no tiene nada que ver con el antes cuyo propsito es justamente no estar inscripto. Dicho de otra manera, lo que cuenta es la inscripcin. O bien lo que est antes no es nada. Eso dice Pierce cuando habla de la gnesis del universo: antes no haba nada, pero esa nada es tambin una nada especfica o quiz justamente no es especfica porque de todas maneras no est inscripta. Podemos decir que todo lo que ha habido despus es nada tambin, pero inscripto como nada. Eso no inscripto en general que l reencontrar un poco por todas partes y no slo en la cosmologa es lo que Peirce llamar el POTENCIAL(24) y sobre lo que les hablar ahora. Pero antes quera decirles algo sobre mi posicin aqu, que evidentemente es paradojal ya que no soy especialista en nada y menos que menos en Peirce o en cualquier otro, y que todo lo que diga sobre ese autor y otros- porque hablar de otros- ser lo que retome del discurso del Dr. Lacan. Entonces, en mi propia palabra conservo mi estatuto de auditor. Cmo es posible? Precisamente por no significar en mi propio discurso ms que el hecho de haber escuchado. Eso me plantea el problema de a quin dirigirme, porque evidentemente si me dirijo a quienes como yo han escuchado no inscribir la nada y slo podr inscribir la nada de su no-escucha, permitiendo as una elaboracin que evidentemente servir en sus consecuencias pero que no tendr nada que ver con la nada pura del principio; en este caso entonces nada cambiar y slo si mi intervencin de auditor no molesta podr efectivamente representar al auditorio. Al fin de cuentas todas las intervenciones de Aristteles son supuestas en el discurso de Parmnides y justamente
con respecto a las intervenciones de Aristteles- ms bien para que pudiera sostener un verdadero discurso- necesitaba un auditorio mudo con quien identificarse, lo que explica que el otro Aristteles, en la Metafsica del vosotros platnico (porque fue recin despus que Platn habl, o si se quiere despus que Parmnides hablara para el otro) haya podido comenzar a hacerlo. Por eso la paradoja, pero como esa paradoja no es mi tema lo dejo para el Dr. Lacan. No se puede, dice Pierce, oponer el vaco, el cero, a algo, porque sabemos que el cero es algo, el vaco representa algo, y Pierce dice que forma parte de sus conceptos fecundantes, conceptos importantes en l sobre los que volver luego. No es una mnada como vaco inscripto sino relativo. En efecto, si se plantea ese vaco, se lo inscribe. En este caso la inscripcin del conjunto vaco puede dar esto:
Esto se reconoce porque el conjunto vaco est considerado como un elemento del conjunto de las partes del conjunto vaco. Luego aqu el vaco se constituye como Uno, y si quisiramos repetir un poco la operacin y hacer el conjunto de las partes del conjunto de las partes del conjunto vaco tendramos inmediatamente algo as:
lo cual es ms o menos:
y esto se reconoce por poder muy bien representar al 2. Tambin puede representar al 1. Esto nos lleva a reiterar que es la repeticin de una inexistencia que puede fundar muchas
cosas, y particularmente la serie de los enteros en este caso. Pero lo que le interesa a Pierce en esta observacin es lo que se repite, no la inexistencia como tal o no exactamente, sino la inscripcin de la inexistencia en la medida en que la inexistencia se marca en esta inscripcin. Eso es lo que Pierce desarrollar muchas veces en varios textos y de lo que hablar. Ah reencontramos su propuesta matemtica. Cuando se quiere definir un sistema donde esta inexistencia est repetida, dice, hay que precisar que est repetida como inscripta. En el punto de partida hay inscripcin de una inexistencia, y esto es muy importa nte para la lgica. El cuantificador universal slo no podra definir nada. El cuantificador universal, para Pierce, es algo secundante, por paradjico que resulte: es relativo a algo, como l dice. Lo que funda a ese cuantificador es la nadizacin previa y posterior inscripta de los valores que lo contradicen (nota del traductor(25)). As, desde un punto de vista puramente metodolgico, Pierce critica a Cantor. Cantor se equivoca, dice, porque su definicin del continuo remite especialmente a todos los puntos del conjunto. Y agrega: hay que hacer variar la definicin desde un punto de vista lgico. Una lnea oval no es continua sino porque es imposible negar que al menos uno de sus puntos debe ser verdadero para una funcin que no carcteriza de ninguna manera al conjunto: por ejemplo, cuando se trata de pasar del exterior al interior, cuando necesariamente hay que pasar por uno de sus puntos del borde. Eso, de alguna manera, es una aproximacin lateral. No se puede plantear as al cuantificador universal, hay que pasar por una nadizacin previa y sta a su vez deber pasar por una funcin previa. La negacin est aqu erigida en funcin, y el conjunto de los conjuntos pertinentes para esta funcin, en el caso presente, en la medida en que es imposible negarlo, etc., etc., es el conjunto vaco que inscribe a la negacin como imposible. El mismo tipo de ejemplo podra tomarse eventualmente en topologa. Si escuchramos a Pierce, el teorema de los puntos fijos debera enunciarse como sigue. Lo voy a escribir: (escritura en griego) Es imposible negar que en una deformacin de un disco sobre su borde al menos un punto escapa a la deformacin que l mismo autoriza por el propio hecho de escaparse. Si usamos el teorema de los puntos fijos para un disco, se trata de algn modo de deformar de manera continua un disco sobre su borde, es cierto, y est dado en el teorema, que al menos un punto del disco escapa a la deformacin, es decir que queda fijo y que porque un punto queda fijo se puede efectuar la deformacin general, sin lo cual no s era posible. Pero ac puedo decir que evidentemente hay contradiccin, digamos que hay una ligazn muy neta entre ese punto que escapa a la funcin que l mismo autoriza, a la funcin misma. Lacan: Eso es un teorema demostrado. No slo demostrable sino matemticamente demostrado. Por otra parte, ese teorema se simboliza. Quiz usted pueda comentar cmo est simbolizado por ese "existe x" que es una frmula muy cercana a: existe x en la medida en que sea preciso negar que no hay para que ? de x sea negado. Usted lo puede hacer entender.
Recanati: Hay una doble negacin, es cierto, pero no es que las dos negaciones no sean equivalentes sino que no son exactamente las mismas. Y por otra parte, sobre todo, esa doble negacin, en la medida en que est inscripta como vemos aqu, no es lo mismo que afirmar simplemente. Se habra podido afirmar. Por eso cit al comienzo la crtica del cuantificador universal, de alguna manera como dada as. Si es el producto de una doble negacin, esta primera negacin, segn Pierce, apunta a una negacin erigida como funcin. Por ejemplo: los puntos no quedan fijos, y bueno, hay un punto que precisamente escapa a esta funcin, y entonces antes que nada hay que inscribirlos. Por eso lo hice, y convendra quiz subrayar especficamente eso que seal como una imposibilidad, pero que al mismo tiempo ac es nada ms que el conjunto vaco planteado como el nico punto que funciona para la funcin de la negacin. Lacan: Me parece que usted debera destacar esto: que la barra trazada sobre los dos trminos, cada uno como negado, es un "no es verdad que". Un "no es verdad que" a menudo utilizado en matemtica, pues es el punto clave a que nos conduce la llamada demostracin de "contradiccin". En realidad se trata de saber porqu, en matemtica, se acepta que se pueda fundar, pero solamente en matemtica, porque en otro lugar, cmo se podra fundar algo afirmable sobre un "no es verdad que"? De ah viene, desde la matemtica, la objecin al uso de la demostracin por el absurdo. El asunto es saber cmo, en matemtica, la demostracin por el absurdo puede fundar algo que se demuestra efectivamente como tal, pero no voy a insistir sobre la contradiccin. Ah se especfica el campo propio de la matemtica. Entonces, desde ese "no es verdad que", vemos que se trata de dar estatuto a la barra negativa que aparece en un punto de mis esquemas para decir que eso es una negacin: no hay x que satisfaga esto: ? x negado (frmula en griego)
Recanati: Segn Pierce el trabajo es lo primero, la primera inscripcin. El dice y es un concepto bastante elaborado que reaparecer en el curso que lo potencial es el campo de inscripcin de las imposibilidades an no inscriptas, el campo de las imposibilidades posibles y en ese campo algo viene a subvertirlo por medio de ese trazo que de alguna manera es imposibilidad. Una especie de corte en un terreno que antes fue nico. Por eso, dice Pierce, primero hay que inscribir la primera imposibilidad porque determina todo, y despus eventualmente las negaciones y todas esas especificaciones siguen determinando pero ya dentro de lo imposible. En otras palabras, l dice que hay dos campos: por un lado el campo de los potenciales, que es el elemento del cero puropodramos decir del vaco puro- y por el otro los imposibles que nacen del potencial. Pero para oponerse ms claramente y dentro de los imposibles, se pueden decir cosas como sta: "no existe x como no ? de x", " existe x como no ? de x". Pero Pierce presentaesos dos campos como fundamentalmente opuestos, uno como el elemento del cero puro y el otro como elemento que yo llamara del cero de repeticin. Sobre eso quisiera volver. Lacan: Usted admite por ejemplo que transcriba sus palabras diciendo que el potencial iguala el campo de las posibilidades como determinando lo imposible. Recanati: Como determinando, y aclaro enseguida lo que l dijo: es el campo de las posibilidades el que determina lo imposible, pero no en el sentido Hegeliano. Hay que
prestar atencin, dice Pierce, porque eso determina pero no necesariamente sino potencialmente. O sea que no se puede decir: necesariamente eso tena que ocurrir; observamos que ha ocurrido, sabemos que ese potencial ha determinado este imposible, pero no necesariamente estamos de acuerdo. Eso es exactamente lo que yo quera decirles. El potencial... Lacan: Quiz podramos transcribirlo as: potencial = campo de las posibilidades como determinando lo imposible. Recanati: Con este tipo de consideracin Pierce construye el concepto de potencial: el lugar donde se inscriben las imposibilidades. Es la posibilidad general de las imposibilidades no efectuadas, es decir no inscriptas. Es el campo de las posibilidades como determinando lo imposible. Pero que no comporta, como dije, ninguna necesidad con respecto a las inscripciones que all se producen. Eso significa, para un problema matemtico, que del 2 no se puede dar cuenta racionalmente en el sentido hegeliano, es decir necesariamente. El 2 est, podemos decir de dnde ha venido, podemos ponerlo en relacin con el 0, con lo que hay entre el cero y el 1, pero decir porqu est es imposible. El potencial permite definir la paradoja de continuo. Y eso est en un texto de Pierce, "Reflexiones sobre la definicin kantiana del continuo"; lo cito aunque en realidad no lo estudi bastante y no voy a desarrollarlo. Si a un punto de un conjunto contnuo potencial se le confiere una determinacin precisa, una inscripcin, una existencia real, la continuidad misma se rompe. Y eso era interesante, no desde el punto de vista del contnuo sino del potencial. El potencial existe verdaderamente como potencial pero una vez que se inscribe de una u otra manera deja de ser potencial para ser producto de algo desconocido que ha surgido de l. Lacan: Ah es donde Cantor se equivoca. Recanati: En cosmologa, el cero absoluto, la nada pura como dice Pierce, es diferente del cero que se repite en la serie de los enteros. Ese cero que se repite en la serie de los enteros no es sino el orden general del tiempo, mientras que el cero absoluto es el orden en general del potencial. Entonces el cero tiene una dimensin propia y Pierce insiste para que esa dimensin se inscriba en algn lado, o al menos sea marcada, presentada en las definiciones matemticas. El problema evidentemente es... Lacan: Cantor no se opone. Recanati: ... como pasar de una dimensin, la del potencial, por ejemplo, a otra que yo llamara de lo imposible, del tiempo o lo que sea. Pierce presenta as el problema: cmo pensar no temporalmente lo que haba antes del tiempo. Eso recuerda por cierto a Spinoza y a San Agustn, pero sobre todo a los empricos y aqu debo decir que a menudo se ha observado que Pierce retoma el estilo de los empricos y sus preocupaciones... Pero, para situar verdaderamente la originalidad de Pierce, eso nunca se les adjudic a los empricos, nunca se busc en ellos lo que pudo haber preparado esto. Sin embargo, esas dos dimensiones, una potencial y la otra si se quiere temporal, o mejor todava, una dimensin del cero absoluto y una dimensin del cero de repeticin, estaban presentes desde el comienzo de la epopeya emprica. Y sobre eso quiero agregar algo para que quede ms claro.
Lacan: Dgalo!, grtelo! Recanati: Bueno, pero despus vuelvo a la semitica de Pierce en relacin con esto. S, el objeto de la psicologa emprica, y hay que aclararlo expresamente, son los signos y nada ms, es el sistema de los signos. Vale decir una extensin del sistema cuaternario de Port-Royal, del cual a su vez Saussure es una resultante: la cosa como cosa y como representacin, el signo como cosa y como signo, el objeto del signo como signo y la cosa como representacin. Es lo mismo que dice Saussure, y no voy a repetirlo: el signo como concepto y como imagen acstica. Slo con la escolstica se evacu el problema en general de la cosa en s, llegndose a ver en el mundo y eso en todas las teoras del gran libro del mundo el signo del pensamiento. A partir de all se llega a algo como esto: el mundo como representacin, en tanto slo se lo conoce como e r presentacin, reemplaza a la cosa en el sistema cuaternario del signo y el pensamiento del mundo en general reemplaza a la representacin, lo cual equivale a enfrentar pensamiento del mundo y mundo del pensamiento. Es evidente que el pensamiento del mundo y el mundo del pensamiento difieren quiz por alguna parte, pero no importa. Entonces, hay un problema para el sistema cuaternario porque existe una dualidad irreductible en el sistema cuaternario y hay que dejarlo o cambiarlo. Sabemos que Berkeley lo deja y establece justamente una especie de identidad entre el pensamiento del mundo y el mundo del pensamiento. Locke lo cambia y dice: las representaciones, las ideas no representan a las cosas, sino que se representan entre ellas. Las ideas ms complejas representan a las ms simples. Hay facultades por ejemplo de representacin de las ideas entre s y eso est muy desarrollado. Existe toda una tpica que es ms o menos una jerarqua de las ideas y de las facultades. Me gustara insistir sobre algo que no se vio en Locke, quiz lo ms interesante, y que preanuncia a Condillac, quien a su vez por esa va precede en cierto modo a Pierce: hay otra facultad que para Locke permite eso, algo que aparentemente funciona solo. Es preciso algo para que el sistema funcione, una nueva facultad, una nueva operacin que no se tuvo en cuenta porque no est en sus pequeas clasificaciones sino en las notas y que l llama "la observacin". La observacin funciona sola, en todos los nive les, se encuentra en todas partes y es tambin intrnseca a todos los elementos, algo bastante incomprensible que es a un tiempo proceso y medio de transformacin, el elemento en general de lo transformado. Es a la vez el medio... y por esta observacin en alguna medida una idea simple se transforma en imagen de s misma, es decir en idea compleja, pues su objetividad la rodea en la idea, pero en esa idea general por donde es transformada hay una inscripcin, una connotacin de la inscripcin, de su transfo rmacin en imagen, es decir que la idea, una vez transformada, de alguna manera est inscripta, deviene idea compleja y ya no idea simple. El problema reside en saber cmo es posible, vale decir, qu haba al principio, qu se transforma al principio, a partir de qu se transforma para obtener la primera causa, Qu es, de alguna manera, lo "ante-primero"? Locke lo plantea en esos trminos cuando habla de sensacin irreductible de una sensacin originaria. Si una reflexin es originaria qu es reflexionado que sea pre-originario? Es decir qu es lo pre-originario? Qu posibilita esa facultad?
Ah, Condillac toma la posta. Su mtodo es absolutamente ejemplar y va a delimitar lo que ha visto en Locke, lo inalcanzable, dndole un nombre, hacindolo funcionar como una incgnita en una ecuacin. Ms tarde, los crticos de Condillac dirn que su sistema no era psicologa sino lgica, un sistema lgico, un sistema sin contenido. Justamente all reside el inters de Condillac. En especial esa sensacin de la cual segn l deriva todo, (al menos eso dice en uno de sus tratados mayores). Esa sensacin finalmente no es nada y nunca la define con precisin. Al contrario, todo el desarrollo que hace, todo lo que muestra como derivado es una especie de contribucin a su definicin. Lo que permite que todo el resto derive de all, los atributos de la sensacin, lo que permite esa atribucin, es el elemento cero, presente desde siempre en la sensacin y sobre el cual se interrogar. Para tratar de alcanzar ese elemento irreductible, Condillac carcterizar todo lo que ocurre con la ayuda de ese elemento, pero con algo ms todava. Como l lo expresa: "todo lo que pasa en el entendimiento". Con eso se podr ver en qu funda verdaderamente la originalidad de la sensacin, si de la sensacin deriva todo lo que pasa en el entendimiento. Lo propio del entendimiento, dir en su primer ensayo insisto porque despus hay una especie de pequea divergencia y se alejar de esa idea que era realm ente su mxima originalidad lo propio del entendimiento es el orden, la ligazn, ligazn como ligazn de las ideas, de los signos, de las necesidades; de hecho es siempre una ligazn de los signos, es siempre la misma cosa. En el hombre, dice Condillac, el orden funciona solo, y se explica un poco, mientras que en los animales, es necesario, para poner el "orden en movimiento", un impulso exterior puntual. El usa una frase muy bella. Unos no llegan a capturar el orden: son los idiotas que sistemticamente no logran atrapar el orden; los otros no llegan nunca a desasirse y quedan completamente ahogados en el orden sin poder tomar distancia, " sin poder separarse". El orden en general es lo que permite pasar de un signo a otro, es la posibilidad de tener una idea de la frontera entre dos signos, y Condillac concebir al signo como algo siempre impropio, siempre metfora. Lo dir con todas las letras en un curso de es tudios donde se hace la apologa de los tropos, retomando quiz, no estoy muy seguro, los trminos de Quintilliano. Para l un signo es lo que completa el intervalo entre otros dos signos. En ese sentido Qu se considera de un signo? Los otros dos signos limtrofes, de los cuales al menos dos que son considerados, pero no como signos que pudieran implicar una representacin desde el punto de vista de su propio borde, es decir desde el punto de vista formal. Y Condillac agrega que eso no puede ser slo una representacin de los signos porque "no hay representacin formal" , no hay representacin abstracta, hay siempre una representacin que representa a una representacin, es decir que hay siempre una mediatizacin de la representacin del signo, pero jams una inmediatizacin del contenido, por ejemplo. "La imagen de una percepcin, su repeticin no es sino su repeticin alucinatoria, y no se puede diferenciar una percepcin de su imagen", dir. Ah critica todas las teoras anteriores. Entonces el orden es lo que el signo representa en la medida en que el signo sustantifica un intervalo entre dos signos. Slo que en todas las teoras de las que Condillac es heredero los signos representan algo, y eso para l es un problema porque no llega a desprenderse. Cmo se establece la ligazn entre el signo formal y su referencia en general? Esa misma ligazn, dice Condillac para zanjar el tema, deriva de la incgnita, deriva de la sensacin. Entonces, la incgnita es ya una relacin
entre el signo como acontecimiento y el signo como inscripcin del acontecimiento. Esto ltimo no lo dice Condillac sino Destutt de Tracy, su exgeta, y Maine de Biran, que era alumno de... Lacan: Las dos frases que yo haba empezado a escribir recin y que quiz algunos de ustedes hayan copiado son directamente el enunciado de sus palabras... Aqu reproduzco a Recanati. Recanati: Maine de Biran, discpulo de Destutt de Tracy, deja morir al principio esa diferencia entre el acontecimiento y la inscripcin del acontecimiento, de la que har ms tarde el pivote de toda su teora. Hay, dice, un perpetuo desfasaje entre la inscripcin y el acontecimiento. Ese desfasaje proviene del desfasaje entre el ser hablante y no estoy bromeando el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciacin. En los "Fundamentos de la psicologa" Maine de Biran dice que al representarse el yo, en la medida en que en toda representacin hay un yo, se puede decir que, en ese momento, hay dos. Cuando se trata de representarse el "yo", automticamente hay dos, inmediatamente hay dos, slo hay uno mediatamente. Para Condillac el orden de los signos, en la medida en que el orden de los signos es el orden de ese desfasaje, tiene como modelo lo que l denomina espacio pluridimensional del tiempo. Podemos decir que el tiempo no es sino la distribucin infinita de las puntualidades, la puntualidad como tiempo-cero. Pero se plantea el mismo problema de antes: no es lo mismo la puntualidad que se repite en el tiempo que la que procede del tiempo, la puntualidad cero de donde proviene el tiempo, la puntualidad cero como transparencia justamente entre la inscripcin y el acontecimiento. La puntualidad que se repite en el tiempo siempre para Condillac est relativizada a ser considerada en el tiempo como esa puntualidad presente, pasada o futura. Tambin es considerada des de el punto de vista de sus bordes, desde el punto de vista de su frontera. El tiempo, que es toda una serie de puntualidades, est en la serie de las fronteras interpuntuales en tanto la frontera es justamente el punteado de los bordes efectivos de las dos puntualidades o tambin de los dos signos. Hay la misma diferencia entre la puntualidad absoluta y el tiempo; que entre el conjunto vaco y el conjunto de sus partes: es la inscripcin del cero que es elemento de ste, as como la inscripcin de la puntu alidad es el elemento del tiempo. Hay una falla presente desde el principio en esta teora y que quiz Maine de Biran trataba de delimitar mejor. El sistema de los signos no es sino la repeticin infinita de esta falla. Como tal, toda falla (y esto se repite en todos los escritos de los em pricos y surge de la experiencia y la investigacin de esa escuela) es algo de lo que no se habla. Condillac tambin, aunque raramente, habla de la naturaleza humana: "me pregunto cmo se establece esa relacin, ese orden; porqu, si justamente es falido el orden entre la inscripcin y el acontecimiento, y si es falido y no encaja, porqu existe". Por qu hay una inscripcin de lo que no es sino cero? Evidentemente ese es su problema, y responder, despus de haber hecho una pequea pieza oratoria: "no s, es la naturaleza humana". Esa falla es la que permite la automotricidad del sistema de signos, para Condillac, que habra dicho: "los sistemas de signos caminan solos". En su tratado sobre los animales cuentan montones de historias para mostrar que en los animales tambin hay un sistema
de signos y que ese sistema de signos est bajo la dependencia de todos los objetos exteriores. Volvamos entonces a la semitica de Peirce de donde arrancamos. Peirce llama "phaneron", del griego (escritura en griego) al conjunto de todo lo que est presente en el espritu. Real o no ese es ms o menos el sentido de (escritura en griego) lo inmediatamente observable, y parte de all, descomponiendo los elementos del "phaneron". Hay tres elementos indisociables en el "phaneron", que el llama sucesivamente, "priman", que es la mnada en general, creo que l usa la palabra mnada elemento completo en s mismo "secondan", fuerza esttica, oposicin, tensin esttica entre dos elementos, es decir que cada elemento evoca inmediatamente al otro con el que se relacina, y eso es de alguna manera un conjunto absolutamente indisociable. Lo ms importante es el "tertian", elemento inmediatamente relativo a la vez a un primero y a un tercero. Peirce precisa: "toda continuidad, todo proceso en general depende de lo terciario". A partir de all, a partir de esa concepcin de lo terciario como derivado de sus teoras astronmicas primeras... Lacan: Peirce era astrnomo... Recanati: ... a partir de lo terciario construye una lgica que se especifica en semitica, "Logic of semiotic", la propia semitica especficndose a cierto nivel como retrica, y esto es importante para Peirce. Todo cabe en su definicin del signo. El l ama al signo "representamen" y dice: "el representamen es aquello que para alguien ocupa el lugar de otra cosa desde cierto punto de vista o de cierta manera". All hay cuatro elementos: para alguien que es el primero vuelvo a citar a Pierce " significa que el signo crea en el espritu del destinatario un signo ms equivalente o quiz ms desarrollado". El segundo punto se desprende de all: la recepcin del signo es entonces un segundo signo que funciona como "interpretante". En tercer lugar, la cosa de la cual el signo hace las veces es llamada su "objeto". Esos tres elementos constituirn las cimas del tringulo semitico. El cuarto trmino es ms discreto, pero no menos interesante y Pierce lo llama el "ground"; el signo hace las veces de objeto pero no de manera absoluta, sino con referencia a una especie de idea llamada "ground", es decir el piso o el fondo de la relacin del signo y el objeto. Esos cuatro trminos son los objetos respectivos de las tres ramas de la semitica. Primera relacin: la relacin signo-fondo, signo-ground, "es la gramtica pura o especulativa, dice Peirce. Se trata de reconocer...
Recanati: ... lo que debe ser verdadero del signo para tener sentido. En general la idea es la focalizacin del "representamen" sobre un objeto determinado, segn el "ground" o el punto de vista. Se ve entonces que la significacin se recorta de alguna manera sobre un fondo diferenciado y que el "ground", la determinacin del "ground", es casi la determinacin del primer punto de vista que determina la inscripcin, todo eso sobre el potencial. De igual modo, el "representamen" es con respecto a su fondo la determinacin de cierto punto de vista que dirige la relacin con el objeto. El "ground" es entonces el espacio preliminar de la inscripcin. La segunda relacin, "representamen-objeto", es el terreno de la lgica pura para Pierce, es la ciencia de lo que debe ser verdad del "representamen" para que pueda hacer las veces de un objeto. La tercera, y la ms importante para nosotros, es la relacin entre el representamen y el interpretante, lo que Pierce llama, con verdadero talento, la "retrica pura", que reconoce las leyes porque funciona a nivel de leyes segn las cuales un signo da origen a otro signo que lo desarrolla. Segn el curso de los "interpretantes" Pierce aborda la cuestin de la retrica pura con ayuda de su tringulo semitico. Voy a deslindar cada uno de los trminos para que se capte mejor lo que afirma Pierce de esta r elacin. El primer "representamen" tiene una relacin primitiva con el segundo, el objeto; el objeto es entonces el segundo, el signo es dado primero, "pero esta relacin puede determinar a un tercero, el interpretante, a tener a su objeto la misma relacin que l mantiene". En otras palabras, la relacin del representamen con el objeto est llamada a ser la misma relacin, la misma desde el punto de vista del orden, pero sin embargo diferente, vale decir ms especificada, que en cierto modo se ha reducido el campo de posibilidades de ese signo que aparece, y as hasta el infinito, reducindose cada vez ms. "El ground", ausente aqu, determina la relacin del "representamen" con el objeto, y a su vez la representacin del "representamen" con el objeto que d etermina como repeticin la relacin del representante con el objeto que ella misma determina como repeticin. Pero de algn modo se puede decir, y Pierce lo hace, que el objeto de la relacin entre el interpretante y el objeto no es exactamente el objeto que es objeto del interpretante, sino el conjunto de
esa relacin, es decir por una parte que todo eso es el objeto de esto y que por otra parte esto debe repetir aquello, repetirlo en general en la forma y tenerlo por objeto. Y podramos tomar un e jemplo, Pierce da un ejemplo... Lacan: Que yo traduzco diciendo que la existencia es la insistencia. Lacan: S, porque la gramtica especulativa no se invent ayer...
Recanati: El problema es el principio, lo que pasa entre el "representamen" y el objeto. Precisamente es imposible decir nada de lo que pasa ah, volver sobre eso. Lo nico que se sabe es que lo que pasa entre los dos da por resultado todo el resto. Por ah voy a llegar al resto porque el resto sigue hasta el infinito. Para que tenga sentido, dice Pierce el proceso de significacin se hace a partir de all para que tenga sentido de una u otra manera, es necesario que de la relacin, si se toma el objeto "justicia" y el "representamen" balanza, es necesario que esa relacin que en s no es nada, sea interpretada por sus interpretantes, sus interpretantes que pueden ser cualquiera; podr ser "igualdad" y entonces la relacin del interpretante ser interpretada por un segundo interpretante, podemos decir "comunista", podemos poner lo que queramos, y as continuamente. Es decir que al principio hay un todo que es dado, una especie de va, un fondo elegido dentro de un fondo diferenciado, y a partir de all hay una tentativa de exhaucin, absolutamente imposible, de ese fondo a partir de la primera etapa que es dada en el todo. El tringulo semitico reproduce la misma relacin terciaria que ustedes mencionaron para los nudos Borromeos. Es decir aunque Pierce no lo diga ni elija los nudos Borromeos, pero s emplee los mismos trminos: que los tres polos estn ligados por esta relacin de una manera que no admite relaciones duales mltiples sino una trada irreductible. Lo cito: "el interpretante no puede tener relacin dual con el objeto sino con la relacin que le impone la del signo-objeto, que no puede ser tampoco idntica sino degenerada. La relacin signo-objeto ser el propio objeto del interpretante como signo". Luego el tringulo se desarrolla en cadena como "interpretacin interminable" dice Pierce, y es realmente fantstico eso de "interpretacin interminable", es decir que cada vez, lo que trazamos como nueva hipotenusa es tomado por objeto del nuevo interpretante. Este punteado, de alguna manera, ser afirmado como objeto enseguida por el nuevo interpretante, y el tringulo contina hasta el infinito.
anlogo al cero puro. Aqu tambin surge la doble funcin del vaco. Bueno, ya es tarde y no sigo porque habra montones de ejemplos para dar en Pierce y en todas las teoras. Aqu tom el empirismo pero podra haber tomado cualquier otra. Ustedes buscaron en Berkeley y es una buena idea porque es un autor muy rico, en fin, podramos multiplicar los ejemplos pero tendramos que limitarnos al comentario. Lacan ha dicho que su discurso permita volver a darle sentido a los discursos ms antiguos, por cierto es el primer fruto que se puede recoger, pero la sealizacin de lo que se produce generalmente como surco en la pluma de Pierce por ejemplo no es an m s que la inscripcin de lo que hasta ese momento no era tenido en cuenta. Hasta ese momento, hasta Pierce o hasta Lacan, como ustedes quieran. A partir de esa inscripcin que hasta ese momento era cero, debe nacer una enorme serie infinita, y a esa serie es a la que hay de darle lugar. Lacan: Bueno, fue necesario que viajara a Miln para sentir la necesidad de una respuesta. Creo que la que acabo de recibir es lo suficientemente satisfactoria como para que ustedes, por hoy, tambin se den por satisfechos.
En este ejemplo la relacin "igualdad-justicia" es del mismo orden que la relacin "balanza-justicia", pero sin embargo no es la misma. "Igualdad" apunta no slo a "justicia" sino tambin a la relacin "balanza-justicia". Entonces, volviendo a Locke, por ejemplo, vemos que justamente eso se toma como objeto de una interpretacin, pero lo que es nuevo, de alguna manera, es el punto de vista terminal, en el resultado de la interpretacin, es que la inscripcin del objeto est marcada como tal, porque justamente la relacin en general "balanza-justicia" est puesta al costado del objeto mismo, "la justicia". Ese es el modelo del proceso de significacin en tanto interminable. En un primer desvo, dado por un primer trazo dentro del "ground-representamen-objeto", de un primer desvo nace una serie de otros y el elemento puro del primer desvo ser ese "ground",
todos, una especie de ... espero que sea suficiente para quien tuvo el eco, que se den cuenta que rinde, aunque siempre es difcil saber hasta donde se extiende. En Italia, y vuelvo sobre eso porque despus de todo no me parece superfluo, conoc a alguien muy amable que est en la historia del arte, en la idea de la obra. No s por qu pero se puede llegar a entender: lo que se enuncia con el nombre de estructura, y especialmente lo que yo mismo pude producir, le interesa. Le interesa por razones personales. Esa idea de la obra, esa historia del arte, esa veta, esclaviza, es cierto. Eso se puede ver bien cuando se ve lo que alguien que no es ni crtico ni historiador, pero s un creador, ha formado como imagen de esa veta: el esclavo, el prisionero. Hay un tal Miguel Angel que nos lo mostr. Entonces, al margen, est el historiador y crtico que ruega por el esclavo... En suma, es una chiquilinada como cualquier otra. Una especie de servicio divino que puede practicarse. Para hacer olvidar a quin comanda, porque la obra, an para Miguel Angel, viene, por encargo. El que comanda- eso fue lo primero que intent ensearles este ao con el ttulo de "hay Uno"-, lo que comanda es el Uno. El Uno hace al Ser. Les ped que buscaran eso en Parmnides, y quizs algunos de ustedes me hayan obedecido. El Uno hace al Ser, como la histrica hace al hombre. Evidentemente ese Ser que el Uno hace, no es el Ser, hace al Ser. Evidentemente eso le resulta insoportable a cierta infatuacin creativista y en el caso de la persona de quien les habl, que fue realmente muy gentil conmigo y me explic cmo se haba enganchado con lo que se llama "mi sistema" para denunciar es picante y por eso hoy lo destaco para evitar ciertas confusiones que encuentra que hago demasiada ontologa. No deja de ser gracioso! No es que yo crea que ustedes son todo odos; es ms, creo que, como en todas partes, hay una buena cantidad de sordos. Pero decir que hago ontologa es bastante cmico, y encima ubicarla en ese gran Otro que precisamente muestro como debiendo ser barrado y prendido con alfileres precisamente del significante de esa misma tachadura, es curioso. Porque lo que hay que ver en la resonancia, en la respuesta que se obtiene, es que despus de todo la gente nos responde con sus problemas, y como el problema de l es que la ontologa y el propio Ser le quedan atravesados en la garganta, a causa de esto: que si la ontologa es simplemente la mueca del Uno, evidentemente todo lo que se hace por encargo deviene suspendido en el Uno, y, por Dios, eso lo joroba!. Entonces, lo que l querra, es que la estructura estuviera ausente. Sera lo ms cmodo para el escamoteo. Lo que se querra es que el escamoteo, el escamoteo que tiene lugar, que es la obra de arte, que el escamoteo no tenga necesidad de cubilete. No tienen ms que mirar esto, hay un cuadro de Breughel, un artista que estaba muy por encima de todo eso y que no disimula cmo se cautivan los incautos. Pero aqu, evidentemente, no nos ocupamos de eso. Nos ocupamos del discurso analtico y con respecto al discurso analtico pienso que no estara mal puntualizar algo antes de despedirme que les d justamente la i dea de que no slo no es ontolgico, ni filosfico sino solamente necesidad para cierta posicin, cierta posicin que, les recuerdo, es aquella donde cre poder condensar la articulacin de un discurso y al mismo tiempo mostrarles qu relacin tiene con es e hecho con el cual los analistas estn en relacin se equivocan si creen que lo desconozco y que se llama ser humano. Claro, por supuesto, yo no lo llamo as para que no se hagan ilusiones, para que se queden quietos donde deben estar, en la medida que puedan, por supuesto, ser
21 de Junio de 1972
o que se diga como hecho queda olvidado detrs de lo que es dicho, en lo que se
escucha este enunciado asertivo por su forma, pertenece a lo modal por lo que expresa de existencia. Hoy me despido de ustedes, de los que vinieron, de los que no vinieron, y de los que vienen a esta despedida. No hay por qu echar las campanas al vuelo Qu puedo hacer? Que me resuma, como se dice comnmente, est totalmente excluido. Que marque algo, un punto, un punto suspensivo. Por supuesto, podra decir que he continuado circunscribiendo ese imposible donde converge lo que es para nosotros para nosotros en el discurso analtico fundable como real. A ltimo momento, a fe ma, por una cuestin de suerte, tuve el testimonio de que lo que digo se escucha. Y lo tuve porque alguien quiso es un gran matemtico hablar en el ltimo momento de este ao, probndome as que efectivamente para algunos, para ms de uno, por vetas que no podra decir en qu sesgos se producen, es interesante lo que trato de enunciar. Agradezco entonces a la persona que dio, no slo a mi, que nos dio a
capaces de percibir cules son las dificultades que se ofrecen al analista. No hablamos, desde ya, de conocimiento, porque la relacin del hombre con un mundo suyo, es evidente que despegamos de ah hace tiempo y que eso ha sido desde siempre no otra cosa que un melindre al servicio del discurso del Amo. No hay mundo como suyo sino el que el amo hace marchar puntualmente. Y en cuanto al famoso conocimiento de uno mismo, que supuestamente hace al hombre, partamos de esto que es ms o menos fcil y palpable y que tiene lugar en el cuerpo: el conocimiento de uno mismo es la higiene. Arranquemos de ah. Entonces, durante siglos, quedaba por supuesto la enfermedad, porque sabemos que no la arreglamos con la higiene. La enfermedad que e s algo enganchado al cuerpo , la enfermedad ha durado siglos y se supona que el mdico la conoca. Conocer, quiero decir conocimiento. Pienso que ya subray suficientemente, durante uno de nuestros ltimos encuentros, no s bien dnde, el fracaso de esos dos sesgos. Todo eso es patente en la historia, donde se instala en toda suerte de aberraciones. Pero con todo, la cuestin que yo querra hacer sentir hoy es esta: es el analista quien est all y parece tomar el relevo. Se habla de enfermedad y al mismo tiempo se dice que no hay, que no hay enfermedad mental, por ejemplo, con justa razn, en el sentido de que es una entidad nosolgica, como se deca antes. No es de ninguna manera "entitaria" la enfermedad mental, ms bien es la mentalidad que tiene fallas. En fin, digmoslo rpidamente. Entonces tratemos de ver lo que ese ejemplo supone, por ejemplo lo que est escrito en el pizarrn y que supuestamente enuncia dnde se ubica cierta cadena que con toda certeza y sin ninguna ambigedad es la estructura. Vemos sucederse dos significantes y el sujeto no est sino en la medida en que un significante lo represente para otro significante. Y luego hay algo que resulta de all y que hemos desarrollado ampliamente a travs de los aos, con muchas razones para motivar que lo connotemos como objeto a. Evidentemente si es en esta forma, en esta forma de ttrada, no se trata de una topologa desprovista de sentido. Esa es la novedad aportada por Freud, y vaya si tiene peso esa novedad. Hubo alguien que hizo algo muy bien hecho situando, cristalizando el discurso del amo a la luz de un enfoque histrico, que fue Marx. Ese es un paso que no hay que reducir de ninguna manera al primero. Pero tampoco es cosa de hacer de ambos una mixtura. Es posible preguntarse a santo de qu deberan concordar. No concuerdan, son absolutamente compatibles, encajan bien. Y despus hubo uno que estuvo en su lugar con toda comodidad y ese fue Freud. Qu fue lo que Freud aport de esencial en definitiva? Aport la dimensin de la sobredeterminacin. La sobredeterminacin es exactamente eso que metaforizo con mi manera de formalizar, del modo ms radical, lo esencial del discurso en tanto est en posicin giratoria con respecto a lo que acabo de llamar un soporte. Es a pesar de todo del discurso de donde Freud hizo surgir esto, que lo que se produca a nivel del soporte tena que ver con lo que se articulaba del discurso. El soporte es el cuerpo. Es el cuerpo y hay que prestar atencin cuando se dice que es el cuerpo. No forzosamente un cuerpo, puesto que a partir del momento en que se parte del goce quiere decir exactamente que el cuerpo no est solo, que hay otro cuerpo. No es por eso que el goce sexual, puesto que les expliqu este ao que lo menos que se puede decir es que ese goce no est relacinado, es el goce del cuerpo a cuerpo. Lo propio del goce es que cuando hay dos cuerpos y mucho ms cuando hay ms naturalmente no se sabe, no se puede decir
cul goza. Eso es lo que hace que en este asunto puedan estar involucrados varios cuerpos, y hasta series de cuerpos. Entonces, la sobredeterminacin consiste en esto: que las cosas que no son el sentido, donde el sentido estara sostenido por un significante, justamente lo propio del significanteno s, me puse a deducir, sabr Dios por qu! y por otra parte no importa - encontr algo en un seminario que hice a principios de un trimestre, justo el trimestre de fin de ao, sobre lo que se llama "El caso del Presidente Schreber" fue el 11 de Abril de 1956, precisamente a partir de esa fecha, los dos primeros cuatrimestres que estn resumidos en "Acerca de una cuestin previa a cualquier tratamiento de la psicosis"- al final, el 11 de Abril de 1956, cuando plante lo que era, y lo llamo por su nombre, en fin el nombre que tiene en mi discurso, la estructura, que no es lo que banalmente se piensa, sino que est perfectamente dicho a ese nivel: me gustara reeditar ese seminario, si la tipeadora no hubiese hecho demasiados agujeritos por no haber reproducido correctamente la frase latina que haba escrito en el pizarrn y que ahora no recuerdo de quin es, lo hara, no s, tal vez en el prximo nmero de Scilicet. Encontrar esa frase latina me va a hacer perder mucho tiempo pero no importa!... Todo lo que dije en ese momento del significante, cuando realmente no se puede decir que estuviera de moda, en 1956, queda acuado en un metal donde no hay nada que retocar. Lo que quiero precisar es que se distingue en el hecho de que no hay ninguna significacin. Lo digo de una manera tajante porque en ese momento me tena que hacer entender, se dan cuenta, eran mdicos los que me escuchaban! Qu demonios poda importarles! Simplemente escuchaban a Lacan, escuchaban "Lacan", es decir esa especie de payaso que se colgaba maravillosamente del trapecio, por supuesto. Durante todo ese tiempo pispiaban la manera de volver a hacer la digestin. Porque no se puede decir que soaran, eso hubiera sido muy lindo: no suean, digieren. Y bueno, despus de todo, es una ocupacin como cualquier otra. Lo que sin embargo hay que tratar de entender bien es que lo que Freud introduce es algo que ellos imaginan que no lo s porque hablo del significante es el retorno a ese fundamento que est en el cuerpo y que hace que, independientemente de los significantes a los cuales se articulan, los cuatro polos que determinan la aparicin como tal del goce justamente como inasible, y bien, eso es lo que hace surgir a los otros tres, y en respuesta el primero, que es la verdad. La verdad implica ya al discurso, lo cual no quiere decir que pueda decirse. Me desgaito diciendo que no puede decirse o que solamente puede decirse a medias. Pero, en fin, para que el goce exista es preciso que se pueda hablar de l, mediante lo cual hay algo que no es otro y que se llama el decir. En resumen, ya les expliqu durante un ao, me tom bastante tiempo para articularlo porque es all donde ustedes deben ver que la necesidad, necesidad que es ma, mi manera de proceder, justamente nunca pude articularla como una verdad. Es necesario, segn el destino comn a todos ustedes, hacer un giro, o ms exactamente ver cmo gira, como bascula, como bascula una vez que se lo toca, y cmo, hasta cierto punto, es bastante inestable para prestarse a toda suerte de errores. Sea como fuere, si he dicho, si he establecido lo cual muestra cierto caradurismo el ttulo. "De un discurso que no sera apariencia", pienso que fue para hacerles sentir, y que ustedes hayan sentido que el discurso como tal es siempre discurso
de apariencia y que si hay algo que se autoriza del goce es justamente aparentar. Y es desde ese punto de partida que podemos llegar a concebir ese algo que slo podemos atrapar all, pero de una manera ms firme, tan asegurada por alguien cuya memoria hay que saludar memoria, as como lo escribo, dndole al "me" el mismo sentido que al "des" de desconocimiento aquel que memoriz tan bien que sus palabras fueron el hazmerrer, es decir Platn. Realmente si alguien capt lo que es del plus-de-goce, algo que hace pensar que Platn no es slo las ideas y la forma y todo lo que hay con cierta clave que, lo admito, es verosmil, que traduce sus enunciados. Platn fue quien anticip la funcin de la dada como siendo ese punto de cada donde todo pasa, donde todo huye. No hay ms grande sin ms pequeo, ni ms viejo sin ms joven. Y el hecho de que la dada sea el lugar de nuestra prdida, el lugar de las hudas, el lugar gracias al cual es forzoso forjar ese Uno de la idea, de la forma, ese Uno que por otra parte tan pronto se demultiplica, se vuelve inasible, es porque est all, como todos nosotros, hundido en ese nico suplementohablo de eso el 11 de Abril de 1956 el suplemento, la diferencia que hay entre el suplemento y el complemento. En fin, yo haba dicho muy bien todo eso. Desde 1956 podra haber servido, parece, para cristalizar algo del lado de esa funcin a cumplir, la del analista, y que parece tan imposible ms que otras que no se piensa sino en camuflarla. Entonces por ah gira todo eso y hay que ver bien ciertas cosas: que entre ese soporte, lo que ocurre a nivel del cuerpo y de donde surge todo sentido, pero inconstitudo, porque despus de lo que acabo de enunciar del goce, de la verdad, de la apariencia y del plus-de-goce como haciendo el fondo, el "ground", como deca la vez pasada la persona que tuvo a bien venir a hablarnos de Pierce, por cuanto fue en la nota de Pierce donde haba entendido lo que yo deca. Es intil que les diga que ms o menos para la misma poca saqu los cuadrantes de Pierce, lo cual, por supuesto, no le sirvi a nadie de nada, porque lo que ustedes pueden pensar de mis observaciones sobre la ambigedad total de lo Universal, sea afirmativo y negativo, y tambin de lo Particular, qu podra hacerles eso a quienes no soaban ms que con reencontrar su propia cantinela! El "ground" est all: efectivamente, se trata del cuerpo. Se trata del cuerpo con sus sentidos radicales sobre los cuales no hay ningn asidero porque no es con la verdad, y la apariencia, el goce y el plus-de-goce que se hace filosofa. Se hace filosofa a partir del momento en que algo tapona ese soporte que slo es articulable a partir del discurso. Que lo tapona con qu? Hay que decir que con eso de lo cual ustedes estn hechos, en fin, tanto ms porque son un poco filsofos, a veces pasa pero es raro, ustedes son sobre todo "a-estudiados", como ya dije una vez, y estn en el lugar donde el discurso universitario los sita, tomados como "a-formados": desde hace un tiempo se produce una crisis, pero ya hablaremos de eso, es secundario. La cuestin es diferente, es preciso que se den cuenta de que de lo que ms fundamentalmente dependen porque despus de todo la Universidad no naci ayer es del discurso del amo, que fue el que primero surgi, y que dura y no tiene posibilidades de quebrantarse. Podra compensarse, equilibrarse con algo que sera, cuando eso ocurra, el discurso analtico. A nivel del discurso del Amo, podemos decir perfectamente lo que hay, entre el campo del discurso, entre la funcin del discurso tal como se articula entre el S1,
S2 el S y el a, y luego ese cuerpo que los representa aqu y al cual, en tanto analista, me dirijo, porque cuando alguien viene a verme a mi consultorio, por primera vez, y yo escando nuestra entrada en el asunto mediante algunas entrevistas previas, lo importante es eso, es esa confrontacin de los cuerpos. Es justamente porque de ah parte, ese encuentro de los cuerpos, que cuando se entra en el discurso analtico ya no ser ms cuestin de eso. Si ocurre que en el nivel donde el discurso funciona, que no es el discurso analtico, se plantea la cuestin de "cmo ha logrado ese discurso atrapar los cuerpos", a nivel del discurso del amo, est claro: a nivel del discurso del amo, donde, como cuerpos , ustedes estn modelados no se lo disimulen, sean cuales fueren sus cabriolas es lo que yo llamara los sentimientos y muy precisamente los buenos sentimientos. Entre el cuerpo y el discurso est eso con que los analistas se relamen llamndolo pretenciosamente los "afectos". Es evidente que estamos afectados en un anlisis. Si eso es lo que hace un anlisisevidentemente es lo que ellos pretenden y para eso tienen que sujetar la cuerda de algn lado para no deslizarse los buenos sentimientos, con qu se hacen? Es forzoso llegar aqu. A nivel del discurso del amo est claro: se hace con la jurisprudencia, y es bueno no olvidarlo cuando hablo, cuando soy husped de la Facultad de Derecho, y no desconocer que los buenos sentimientos los funda la jurisprudencia y slo la jurisprudencia. Y cuando algo as aparece de golpe y les agita el corazn porque no saben muy bien si no son un poco responsables de cmo ha girado mal un anlisis, escuchen, seamos claros: si no hubiera deontologa, si no hubiera jurisprudencia dnde estara es e "dolor del corazn", ese "afecto", como se dice comnmente? Habra que tratar de vez en cuando de decir un poco la verdad. "Un poco" quiere decir que no es exhaustivo lo que acabo de decir. Podra hasta llegar a decir algo que es incompatible con lo que acabo de decir, y tambin sera verdad. Eso es lo que pasa, eso ese lo que pasa sencillamente cuando sencillamente, no por efecto de un cuarto de giro, sino de una mitad de giro completo, de dos cuartos de giro, dos deslizamientos de esos elementos de funcin de discurso, en fin, encontramos, encontramos porque hay en esa ttrada vectores cuya necesidad podemos establecer y que no tienen que ver con la ttrada, ni con la verdad, ni con el semblante, ni con nada de esa especie, tienen que ver con que la ttrada es cuatro por la sola condicin de exigir que haya vectores en los dos sentidos, es decir, que sean dos vectores que lleguen o dos que partan, o uno que llegue o uno que parta. Y para ustedes es absolutamente necesario saber cmo engancharse: eso tiene que ver con el nmero cuatro y con nada ms. Por supuesto, el semblante,la verdad, el goce y el plus-de-goce no se suman, entonces evidentemente no pueden dar cuatro. Justamente en eso consiste lo Real, en que el nmero cuatro existe. Eso tambin es algo que dije el 11 de Abril de 1956, pero con ms precisin. Todava no haba sacado todo esto, ni siquiera haba construido todo esto. Eso me demuestra que estoy en el buen camino, por que el hecho de haber dicho en ese momento que el nmero cuatro era un nmero esencial, si recuerdan, prueba que estaba bien encaminado, porque ahora no encuentro nada superfluo alrededor de eso: lo dije en el momento oportuno, en el momento en que hablbamos de psicosis. Entonces la cuestin es esta: si los sentimientos, no se molesten por las personas que se
van: tienen que hacer, van a los funerales de alguien cuya memoria saludo, alguien de nuestra Escuela a quien yo apreciaba realmente. Lamento que mis compromisos no me permitan ir a m tambin... (Pierre Fizlewicz) Qu hay en el discurso analtico entre las funciones de discurso y ese soporte que no es la significacin del discurso, que no tiene que ver con lo dicho? Todo lo dicho es apariencia, todo lo dicho es verdadero, y encima de todo, todo lo dicho hace gozar: todo lo que es dicho. Y tal como lo repito, como lo he vuelto a escribir en el pizarrn: "lo que se diga como hecho- el decir- queda olvidado detrs de lo que es dicho". Lo que es dicho no est en ninguna otra parte ms que en lo que se escucha. Y es eso, la palabra. Slo que el decir es otro plano, es el discurso. Es eso que, de relaciones, de relaciones que a ustedes los mantienen a todos y a cada uno juntos con personas que no son forzosamente las que estn ah, lo que se llama la relacin, la religin, el engranaje social, eso ocurre a nivel de cierto nmero de conexiones que no se hacen por casualidad y que necesitan con mayor o menor errancia cierto orden en la articulacin significante. Y para que algo sea dicho all, es necesario algo distinto de lo que ustedes imaginan, lo que imaginan con el nombre de realidad, porque la realidad emana precisamente del decir. El decir tiene sus efectos en eso que constituye lo que llamamos fantasma, es decir esa relacin entre el objeto a, que es lo que me concentra del efecto del discurso para causar el deseo y ese algo que, alrededor y como una hendidura, se condensa y que se llama el sujeto. Es una hendidura porque el objeto a, l, est siempre entre cada uno de los significantes y el que sigue. Y por eso el sujeto ha estado siempre no "entre" sino por el contrario abierto. Volviendo a lo de Roma, pude captar, pude palpar con mis propias manos el efecto bastante sobrecogedor, el efecto donde yo me reconoca muy bien, de las placas de cobre que cierto Fontana, muerto, segn parece, y que despus de haber mostrado grandes capacidades como constructor, escultor, etc., consagr sus ltimos aos a hacer- en italiano parece que se dice "squarcio", pero yo no s italiano y me lo tuvieron que explicar: es una hendidura una hendidura en una placa de cobre. Eso tiene cierto efecto, cierto efecto para quienes son sensibles, aunque no es necesario haber escuchado mi discurso sobre la Spaltung del sujeto para ser sensible a eso. El primero que venga, sobre todo si es del sexo femenino, puede tener una pequea vacilacin as. Hay que creer que Fontana no era de los que desconocen totalmente la estructura, de los que crean que era demasiado ontolgica. Entonces, de qu se trata en el anlisis? Porque, de creer en lo que digo, hay que pensar que es tal como lo enuncio, a ttulo de lo que todava, con toda la ambigedad de ese trmino que es justificada, que es porque el analista en cuerpo instala el objeto en el lugar del semblante, que hay algo que existe y que se llama el discurso analtico. Qu quiere decir eso? En el punto en que estamos, es decir en haber comenzado a ver tomar forma a ese discurso, vemos que, como discurso y no en lo que es dicho, e n su decir, nos permite aprehender lo que es del semblante. Lo asombroso es ver que al trmino de una tradicin, cosmolgica, como nos lo hicieron sentir la ltima vez; cmo pudo nacer el universo? No les parece que esto data, que eso data de la noche de los tiempos, y no por eso queda menos datado? Lo asombroso es que conduzca a Pierce a una articulacin puramente
lgica, incluso lgica. Es un punto de separacin del fruto del rbol de cierta articulacin ilusoria, dira yo, que, desde el ms remoto pas ado, haba desembocado en esta cosmologa unida a una psicologa, a una teologa y a todo lo que le sigue. Estamos as tocando con el dedo, como se dijo la ltima vez, que no hay discurso sobre el origen sino origen del discurso, de un discurso, que no hay otro origen atrapable sino el origen de un discurso y que eso es lo que nos importa cuando se trata de la emergencia de otro discurso, de un discurso que, con respecto al discurso del amo, cuyos trminos y disposicin puedo volver a trazar, rpidamente, comporta la doble inversin precisamente de los vectores oblicuos, y esto es de suma importancia.
Lo que Pierce se atreve a articularnos est en la coyuntura de una antigua cosmologa: es la plenitud de eso de lo que se trata en el semblante del cuerpo, es el discurso en su relacin, nos dice, con la nada. Quiere decir eso alrededor de lo cual necesariamente gira todo discurso. Por esta va es que, promoviendo este ao la Teora de los Conjuntos, trato de sugerir a los que sostienen la funcin del analista, que sea en esta veta, la que explota esos enunciados que se formalizan en la lgica, donde se adiestren para formarse. Form arse en qu? En lo que debe distinguir a eso que recin llam el taponamiento, el intervalo, la hiancia que hay entre el nivel del cuerpo, del goce y del semblante y el discurso, para apercibirse de que es all donde se plantean la cuestin de lo que hay q ue poner, y que no son los buenos sentimientos, ni la jurisprudencia, que hay otra cosa, que esa otra cosa tiene un nombre y que se llama interpretacin. Es lo que se puso el otro da en el pizarrn en forma del tringulo llamado "semitico", en la forma del "representamen", del interpretante y aqu del objeto, para mostrar que la relacin es siempre ternaria, es decir que es la dupla representante/objeto la que siempre debe ser reinterpretada y que de eso se trata en el anlisis.
El interpretante es el analizante. Eso no quiere decir que el analista no est all para ayudarlo, para impulsarlo un poco en el sentido de lo interpretado. Hay que decirlo, eso no puede hacerse a nivel de un slo analista, por la simple razn de que, si lo que digo es cierto, es decir que es slo de la veta lgica, de la extraccin de las articulaciones de lo que es dicho y no del decir, que si, para decirlo de una buena vez, el analista en su funcin no sabe, quiero decir en cuerpo, recoge bastante de lo que escucha del interpretante, de ese a quien, con el nombre de analizante, le da la palabra. Y bien, el discurso analtico permanece en lo que efectivamente fue dicho por Freud sin mover una lnea. Pero a partir del momento en que eso forma parte del discurso comn, como es el caso ahora, entra en la armadura de los buenos sentimientos. Para que la interpretacin progrese, para que sea posible segn el esquema de Pierce que se les mostr la ltima vez, es en la medida en que la relacin interpretacin y objeto fjense, de qu se trata? Cul es ese objeto en Pierce? es desde all que la nueva interpretacin, no tiene fin eso a lo cual puede advenir, salvo que haya un lmite, precisamente, que es justamente aquello a lo cual el discurso analtico debe advenir, a condicin de que no se corrompa en su atascamiento actual.
escuchado, porque la persona no estaba aqu sino que trabaj sobre la base de notas y crey posible agregar otras de su propia cosecha... Pero, sin embargo, est claro que si hay algo que el sueo de esta inyeccin de Irma, sublime, divino, perm ite mostrar, eso que es evidente y que debera haber sido explotado desde el momento que lo anunci por cualquiera en el anlisis (yo lo dej pasar porque despus de todo, como ya vern, la cosa no tiene tantas consecuencias) si no fuera que, como les recordaba recientemente, la esencia del sueo es justamente la suspensin de la relacin del cuerpo con el goce. Es evidente que el deseo que, por su parte, se suspende del plus-de-goce, no va a ser sin embargo puesto entre parntesis. Lo que el sueo trabaja, aquello sobre lo cual el sueo teje, y vemos cmo y con qu: con los elementos de la vigilia, como dice Freud, es decir con lo que est todava en la superficie de la memoria, no en las profundidades, lo nico que liga al deseo del sueo con el inconsciente es la manera de trabajar para resolver el problema de una frmula con "igual a cero" hasta encontrar la raz gracias a la cual el modo de funcionamiento se anula: si no se anula, como se dice vulgarmente, est el despertar, mediante el cual por supues to, el sujeto continuar soando en su vida. Si el deseo est interesado en el sueo, Freud lo subraya, es en la medida en que hay casos en que el fantasma no se puede resolver, es decir percibir que el deseo permtanme decirlo pues estoy llegando al final no tiene razn de ser, que se ha producido algo que es el encuentro de donde procede la neurosis, la cabeza de la Medusa, la hendidura de la cual hablbamos recin vista directamente en tanto no tiene solucin. Es por eso que en los sueos de la mayora de nosotros se trata efectivamente de la cuestin del deseo, la cuestin del deseo en tanto se remita a mucho ms lejos, a la estructura gracias a la cual el 0 es la causa de la Spaltung del sujeto. Entonces, qu nos liga a aquel con quien nos embarcamos, franqueada la primera aprehensin del cuerpo? Acaso el analista esta ah para reprocharlo, esta ah para reprocharlo no ser lo bastante sexuado, no gozar bastante bien? Y qu, en cuerpo, todava? (Juego de palabras, por homofona, a partir de "en corps", "encore") Qu nos liga a aquel que se embarca con nosotros en la posicin llamada del paciente? No les parece que si ponemos en ese lugar el trmino "hermano", que est en todos los frontispicios "Libertad, Igualdad, Fraternidad" les pregunto, en el punto de la cultura en que estamos de quin somos hermanos? De quin somos hermanos en cualquier otro discurso que no sea el analtico? El patrn es hermano del proletario? No les parece que el trmino "hermano" es justamente aquel al cual el discurso analtico da su presencia, aunque ms no sea por comportar todo el rollo familiar? Creen que es slo para evitar la lucha de clases? Y bien, se equivocan. Tiene que ver con muchas cosas ms que con el circo de la familia. Somos hermanos de nuestro paciente en la medida en que, como l, somos hijos del discurso y que, para representar ese efecto que llamo objeto a, para hacernos a eso "Je-ser" de ser el soporte, el desecho, la abyeccin a los que puede engancharse eso que nacer, gracias a nosotros, del decir, de decir que sea interpretante, por supuesto, con la ayuda de esto a lo que invito al analista: a sostenerse de manera de ser digno de la transferencia, a sostenerse en ese saber que puede, por estar en el lugar de la verdad, interrogarse como tal sobre lo que es desde siempre la estructura de los saberes, desde el saber-hacer hasta los saberes de la ciencia. Desde all, por supuesto, interpretamos. Pero quin puede hacerlo sino el que se compromete en el decir y que del hermano que ciertamente somos nos dar la
Qu hay que sustituir en el de Peirce para que pegue con mi articulacin del discurso analtico? Algo tan simple como decir buenos das: para el efecto de lo que se trata en la cura analtica no hay otro representamen que el objeto a, objeto a del cual el analista se hace representamen, justamente l mismo en el lugar del semblante. El objeto del cual se trata no es otro que lo examinado aqu de mis dos frmulas, no es sino esto: como olvidado, el hecho del decir. Eso es el objeto de lo que para cada uno es la pregunta: dnde estoy en el decir? Porque si est claro que la neurosis se muestra es precisamente en eso que nos explica la fluctuacin de lo que Freud expres respecto del deseo, y especialmente respecto del deseo en el sueo. Es muy cierto que hay sueos de deseo, pero cuando Freud analiza uno de esos sueos, vemos de qu des eo se trata: del deseo de plantear la ecuacin del deseo con el "igual a cero". En una poca no muy posterior al 11 de Abril de 1957 justamente, analic el "sueo de la inyeccin de Irma". Eso fue transcripto, como pueden imaginarse, por un universitario en una tesis que anda dando vueltas por ah actualmente. La manera en que eso fue no dira
exaltacin?, quiero decir que lo que nace de un anlisis, lo que nace a nivel del sujeto, del sujeto que habla, del analizante, por medio, (Aristteles deca que el hombre piensa con su alma), el analizante analiza con esa mierda que le propone, en la figura de su analista, el objeto a. Es con eso que algo, esa hendija, debe nacer y que no es sino, al fin de cuentas, para retomar algo de lo que se dijo el otro da a propsito de Pierce, el fiel que constituye a una balanza y que se llama justicia. Nuestro hermano transfigurado es lo que nace del conjuro analtico y es lo que nos liga a quien impropiamente llamamos nuestro paciente. Ese discurso "parasexual", admitmoslo, puede tener sus retorcimientos. No todo es azuquita. La nocin de hermano, tan slidamente anclada gracias a todo tipo de jurisprudencia durante pocas, si volviera a ese nivel, a nivel de un discurso, tendr lo que recin llam sus retorcimientos a nivel del soporte. No les habl en todo esto para nada del padre porque consider que ya dije bastante, que he explicado bastante, para mostrarles que es alrededor del que "uniega", del que dice que no, que puede fundarse, que debe fundarse, que no puede sino fundarse todo lo que hay de universal. Pero cuando volvemos a la raz del cuerpo, si revalorizamos la palabra hermano, vamos a entrar a toda vela a nivel de los buenos sentimientos. Puesto que no es cuestin de pintarles un porvenir color de rosa, sepan que lo que trepa, lo que no hemos visto hasta sus ltimas consecuencias y que se enraiza en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo, es el racismo, del cual ni siquiera han terminado d e or hablar.