Leyendas de Guatemala
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LEYENDA DE LA SEGUA
Hay varias leyendas de la Segua. Una de ellas cuenta que es una joven muy linda, que persigue a los hombres mujeriegos para castigarlos. Se aparece de pronto en el camino pidiendo que el jinete la lleve en su caballo, pues va para el pueblo ms cercano. Y dicen que ningn hombre se resiste a su ruego. Hay quienes le ofrecen la delantera de la montura y otros la llevan a la polca. Para ella es lo mismo. Pero a medio camino, si va adelante vuelve la cabeza y si va atrs hace que el jinete la vuelva. Entonces aquella hermosa mujer ya no es ella. Su cara es como la calavera de un caballo, sus ojos echan fuego y ensea unos dientes muy grandes, al mismo tiempo que se sujeta como un fierro al jinete. Y el caballo, como si se diera cuenta de lo que lleva encima, arranca a correr como loco, sin que nada lo pueda detener. Otras leyendas cuentan que las Seguas son varias. Y no faltan ancianos que aseguren que cuando ellos eran jvenes atraparon a una Segua. Pero que una vez atrapada y echa prisionera se les muri de vergenza. Y que al da siguiente no encontraron el cadver, sino solamente un montn de hojas de guarumo, mechas de cabuya y cscaras de pltano.
2. LEYENDA DEL JILGUERILLO Cuenta la leyenda que hace cientos de aos una tribu indgena se estableci en la zona Atlntica de nuestras tierras. Entre ellos haba un guerrero muy cruel llamado Batsu. Un buen da Batsu decidi buscar esposa y escogi a Jilgue, una hermosa joven que acostumbraba pasear por el bosque cantando como un pajarillo. Cuando Jilgue se enter de las intenciones de Batsu huy a esconderse en el bosque. Batsu estall en clera cuando supo que la joven haba desaparecido y mand a sus guerreros a buscarla. Al poco andar escucharon el canto de Jilgue. Pero cada vez que se acercaban al sitio de dnde vena el canto, Jilgue haba desapareci. Entonces Batsu
mand a quemar el bosque. Cuando las llamas comenzaban a levantarse le grit a Jilgue que si sala poda salvarse. Ella le respondi que prefera la muerte. El fuego se haca cada vez ms fuerte. De pronto vieron como Jilgue cay al cuelo u agoniz. Pero un pajarillo color ceniza, con el pico y las patas rojas, comenz a cantar sobre sus cabezas. No era el canto de un pjaro, era la voz de Jilgue, que desde entonces se sigue escuchando en el canto de los jilgueros que hoy pueblan los bosques de nuestras tierras.
3. LEYENDA LOS PENITENTES DE LA RECOLECCION Todos los das a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recoleccin escuchan pasos de encadenados. Todos los das a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recoleccin escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas. Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar. Verlos atemoriza pero tambin produce pena y compasin porque a nadie le gustara estar eternamente encadenado a sus malas acciones.
Decan nuestros antepasados que haba unas mujeres que a las once de la noche se daban tres volantines para atrs y luego tres para adelante; que esta mujeres tenan un guacal blanco y que a la ltima voltereta vomitaban el alma en el guacal. Ya sin alma, tomaban figura de monos o micos y se dedicaban a hacer diabluras . Y as, estas brujas, acompaadas de la oscuridad de la noche, se trepaban a los rboles y tiraban frutas a la gente. Se suban a los techos de las casas, saltando de un lugar a otro y arrojando pedradas contra las piedras de la calle. Muchas personas han tratado de agarrar y matar a la mona o al mico, pero de nada les sirve, pues cuando ya estn cerca y creen tenerlo acorralado se les esfuma como por encanto. Tambin contaban nuestros antepasados que estas mujeres podan convertirse en chanchas grandes, negras y llenas de lodo. Apenas vean a la persona sealada , aligeraban su trote y comenzaban a gruir. Embestan furiosamente a la persona y le daban trompadas y mordiscos en las piernas hasta derribarla y hacerle perder el conocimiento. Al da siguiente, la vctima amaneca molida y mordida, y con los bolsillos vacos.
5. LA PALOMA TORCAZ
Haba una vez un guerrero valiente y apuesto. Amaba la caza y as, con frecuencia, iba por los bosques persiguiendo animales. En una de sus caceras lleg junto a un lago y, lleno de asombro, contempl a una mujer bellsima que bogaba en una canoa. El guerrero qued tan enamorado que, muchas veces, volvi al lugar con el nimo de verla pero fue intil, pues, ante sus ojos, slo brillaron las aguas del lago. Entonces pidi consejo a una hechicera, la cual le dijo: No la vers nunca ms, a menos que aceptes convertirte en palomo. Slo quiero verla otra vez! Si te vuelves palomo jams recuperars tu forma humana. Slo quiero volverla a ver! Si as lo deseas, hgase tu voluntad. Y la hechicera le clav en el cuello una espina y en el acto el joven se convirti en palomo. Este levant el vuelo y fue al lago y se pos en una rama y al poco rato vio a la mujer y, sin poderse contener, se ech a sus pies y le hizo mil arrumacos. Entonces la mujer lo tom entre sus manos y, al acariciarlo, le quit la espina que tena clavada en el cuello. Nunca lo hubiera hecho, pues el palomo inclin la cabeza y cay muerto! Al ver esto, la mujer, desesperada, se hundi en el cuello la misma espina y se convirti en paloma. Y desde aquel da llora la muerte de su palomo.
Yo no soy Juan Tul. Yo acabo de salir del bosque que est del otro lado del camino. Entonces me dars un poco de agua? Vengo sedienta de tanto correr! Claro que s! Aqu tienes mi calabazo lleno de agua. Bebe hasta la ltima gota, si quieres. Sedienta como estaba, la ardilla bebi de golpe todo el contenido del calabazo y cuando tom aliento cay de bruces. Lo que haba tomado era aguardiente. Entonces Juan Tul, muerto de risa, le dijo: Vieja borracha, ahora alcnzame si puedes. Y ech a correr.
10. LEYENDA DEL SOMBRERON El sombrern es una leyenda muy arraigada en las costumbres y tradiciones de Guatemala. La leyenda cuenta que Un da, como a las seis de la tarde, aparecieron en la esquina de la casa de Celina cuatro mulas amarradas. Pasaron por all dos vecinas y una de ellas dijo: "Qu raro! No sern las mulas del sombrern?". "Dios nos libre!" dijo la otra, y salieron corriendo. A esa hora, Celina comenzaba a dormirse porque ya se senta muy cansada. Entonces comenz a or una msica muy bonita y una voz muy dulce que deca: "eres palomita blanca como la flor de limn, sino me das tu palabra me morir de pasin". Desde ese da, todas las noches, Celina esperaba con alegra esa msica que slo ella escuchaba. Un da no aguant la curiosidad y se asom a la ventana y cul va siendo la sorpresa, ver a un hombrecillo que calzaba botitas de piel muy brillante con espuelas de oro, que cantaba y bailaba con su guitarra de plata, frente a su ventana. Desde entonces, Celina no dej de pensar en aquel hombrecito. Ya no coma, slo viva esperando el momento de volverlo a escuchar. Ese hombrecito la haba embrujado. Al darse cuenta los vecinos, aconsejaron a los padres de Celina que la llevaran a un convento para poderla salvar, porque ese hombrecito era el "puritito duende". Entonces Celina, fue llevada al convento donde cada da segua ms triste, extraando las canciones y esa bonita msica. Mientras tanto el hombrecito se volva loco, buscndola por todas partes. Por fin la bella Celina no soport la tristeza y muri el da de Santa Cecilia. Su cuerpo fue llevado a la casa para velarlo. De repente se escuch un llanto muy triste. Era el sombrern, que con gran dolor llegaba a cantarle a su amada: "ay...ay... maana cuando te vayas voy a salir al camino para llevarte el pauelo de lgrimas y suspiros".
Los que vieron al sombrern cuentan que gruesas lgrimas rodaban mientras cantaba: "estoy al mal tan hecho que desde aqu mi amor perd, que el mal me parece bien y el bien es mal para m". Toda la gente lloraba al ver su sufrimiento. Y cuentan que para el da de Santa Cecilia, siempre se ven las cuatro mulas cerca de la tumba de Celina y se escucha un dulce canto: "corazn de palo santo ramo de limn florido por qu dejas en el olvido a quien te quiera tanto?" Y es que se cuenta que el sombrern nunca olvida a las mujeres que ha querido.