La Plaga (La Plaga 01) - Jeff Carlson

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 208

Un laboratorio disea un producto de nanotecnologa para combatir el cncer.

Un fallo de seguridad permite una fuga de estos mecanismos microscpicos cuando an estn en fase de pruebas y lo que deba ser un mtodo curativo se convierte en una plaga tecnolgica que acaba con la vida de cinco mil millones de personas y cambia la vida en la Tierra para siempre. Pero el mecanismo nanotecnolgico tiene un punto dbil: se autodestruye a altitudes superiores a los tres mil metros. Aqullos pocos que han conseguido escapar luchan por sobrevivir en las montaas ms altas. La ltima esperanza de la humanidad son una cientfica especializada en nanotecnologa que se encuentra a bordo de la estacin espacial internacional y un pequeo grupo de supervivientes en California que emprenden un arriesgado viaje ms all de la frontera segura de los tres mil metros de altitud. Porque uno de los miembros de este grupo parece saber algo sobre el origen de la plaga.

Jeff Carlson

La plaga
La plaga 1
ePub r1.0
OZN 17.11.13

Ttulo original: Plague Year Jeff Carlson, 2007 Traduccin: Ana Guelbenzu Diseo/Retoque de portada: OZN Editor digital: OZN ePub base r1.0

Para Diana.

1
Primero se comieron a Jorgensen. Se torci la pierna, aquella pierna larga y plida. Era poco ms que un desconocido, pero Cam recordaba mil detalles sobre l. Era una debilidad. Cam recordaba de l que nunca deca palabrotas, y que por alguna razn conservaba las tarjetas de crdito y el permiso de conducir. En su recuerdo, Jorgensen era un trabajador incansable que estaba agotado el da en que se cay. Ms tarde hubo otros con los que Cam s haba hablado, saba de dnde eran y qu tipo de trabajo tenan. Aqullas charlas hacan los das ms llevaderos, si no fuera porque los fantasmas eran muy reales tras succionar el tutano de los huesos de una persona. Cam tena raciones extra porque se presentaba voluntario para ir a buscar lea incluso cuando la nieve se acumulaba en el tejado. Las noches eran ms largas que sus recuerdos. Erin slo practicaba el sexo hasta que entraba en calor, y luego no haba nada que hacer ms que toquetearse las ampollas y escuchar las pesadillas y lentos susurros que invadan la cabana. Se alegr cuando Manny dio un golpe en la pared y grit. Erin se movi pero no se despert. Poda no levantarse durante doce o trece horas seguidas. Otros se incorporaron apoyados en un codo o levantaron la cabeza, farfullando y gimiendo, y gritaron cuando Manny abri la puerta de un empujn y dej entrar una rfaga de aire helado. Fue un aire fresco que ahuyent los fantasmas de Cam. El chico tena casi quince aos, apenas meda metro sesenta, pero aun as tena que agacharse para no tocar el techo. En el fondo haban tenido suerte de no haber encontrado ms materiales para hacer algo mejor. Probablemente habran construido el refugio demasiado alto, por costumbre. Aqul espacio bajo se calentaba rpido, y tenan pensado bajar el techo otros treinta centmetros antes de que regresara el invierno y utilizar las tablas que sobraran como aislantes. Hay alguien en el valle dijo Manny. Qu? Price quiere encender una hoguera. De qu hablas? Hay alguien en el valle. Viene hacia aqu. Cam estir el brazo por encima de Erin para sacudir a Sawyer, pero ya estaba despierto. Se le puso el brazo tenso bajo la mano de Cam. La fogata, reducida a brasas, desprenda la luz justa hacia su rincn para que la silueta del cuero cabelludo recin afeitado de Sawyer pareciera una bala. En el valle repiti Sawyer es imposible. Manny mene la cabeza. Se ve una linterna. La alta sierra de California, al este de lo que quedara de Sacramento, estaba formada por sorprendentes lneas rectas. Los barrancos y desfiladeros dibujaban pronunciadas uves. Cada pico de la montaa se elevaba como una pirmide que sobresala sobre un llano, tan liso como un aparcamiento al aire libre. Teida con el dulce brillo de las estrellas, aquella imagen dio esperanzas a Cam: era hermosa, an poda reconocer la belleza.

Y lo que era an mejor, ya deba de ser abril o incluso mayo, y por fin hara calor suficiente para huir de aquella apestosa cabaa y dormir fuera. Los dedos de los pies que Manny haba perdido no le impedan andar con presteza, cojeaba por los campos cubiertos por la nieve que todava no se haban llevado a su rudimentario depsito de agua. Cam y Sawyer lo seguan de cerca. Aqulla cima no era muy grande, y conocan hasta su ltimo centmetro por cazar da y noche los pocos roedores y aves que habitaban en los rboles, y por arrasar con toda planta viva. Llevaban all arriba casi un ao. Tal vez ms. Estaba claro que de nuevo era primavera, eso lo saban, por muy confuso que fuera su calendario. Haca demasiado tiempo que estaban all arriba. Jim Price tena a todos los de la otra choza llevando lea hacia una cresta baja, incluso a su mujer, Lorraine, que haba sufrido un aborto natural haca slo tres semanas. Cam no recordaba si Lorraine cojeaba antes o no. Ahora haba tantos que caminaban con dificultad Price estaba de pie junto al montn de lea. Haca seales, profera gritos, caminaba junto a un hombre un momento y luego retroceda presuroso para ayudar a otro a cargar. Muy bien, vamos! Por desgracia algunas personas necesitaban nimos. A juicio de Cam, por lo menos la mitad de los ayudantes de Price estaban abatidos, eran almas derrotadas que se haban aferrado a la nica figura paternal disponible. A sus cuarenta y seis aos, Price era doce aos mayor que el resto de los habitantes de la montaa. Sawyer se fue hacia el ajetreado grupo y se coloc el primero con su cabeza oscura recin afeitada. Hablaba ms alto que Price, agarraba a la gente de la manga y les bloqueaba el paso. Cam se dirigi hacia donde estaban formando tres montones. Unas pilas enormes. Manny lo sigui, al tiempo que haca seales con el brazo. La voz del chico trasmita una impaciencia evidente. Ah abajo. Sin embargo, Cam mir al otro lado del valle. La gente del otro pico haba hecho tres hogueras. Desde all slo se vean titilantes chispas naranjas, pero eran una seal inequvoca. Lo veis? pregunt Manny, luego grit: Ehhhhhh! Algunas de las sombras humanas a su alrededor tambin chillaron. Haba pocas posibilidades de que aquel sonido penetrara en el extenso valle oscuro, pero Cam sinti que lo invada de nuevo una sensacin de esperanza y asombro. Un kilmetro por debajo de ellos un haz de luz se mova con rapidez por el agreste terreno. Era luz elctrica. Pareca una estrella. Debe de haber empezado a cruzar esta maana dijo Cam. Crees que alguien podra llegar tan lejos en un da? Si tardara ms, morira. Price iba de aqu para all con un cuenco de estao lleno de brasas. Lo tena sujeto contra el pecho con una mano, y con la otra haca seales exageradas a los que iba adelantando. Jim Price tena el torso en forma de tonel. En ocasiones, a la luz del da, daba la impresin de estar un poco rollizo. Bajo la luz tenue de las ascuas, su rostro era todo huecos y mandbula. En la barbilla se le marcaba un dibujo parecido a un reloj de arena. Ah no le creca la barba. Una cicatriz de su

ltimo descenso por debajo de los tres mil metros con un grupo de rescate. Tena una sonrisa impresionante, casi aterradora, pero Cam no deba de tener mucho mejor aspecto, porque Price baj la mirada cuando se coloc frente a l. Cameron Luis Najarro haba estado bastantes veces por debajo de la barrera, y tena la piel morena salpicada de ampollas quemadas. La ceja y el orificio nasal izquierdo. Las dos manos. Los pies. Se haba dejado el grueso pelo negro a la altura de los hombros para taparse una oreja que tena muy desfigurada. Una hoguera dijo Cam. Una hoguera ya est bien, y hacedla pequea. De dnde diablos vamos a sacar ms lea? Debe de saber una manera de protegernos! Price mir a sus compaeros de cabaa, volvi a agitar el brazo en el aire y unos cuantos asintieron y mascullaron algo. Algunos llevaban todo el invierno escuchando sus tonteras altisonantes. No seas bobo. Si fuera as, acampara durante la noche en vez de arriesgarse a romperse una pierna. Recuerda lo que dijeron en Colorado. Eso fue hace cinco meses! Sawyer se acerc, con los brazos tensos en jarras y la barbilla inclinada sobre el pecho. No podemos gastar esa lea dijo. Price ni siquiera lo mir. Nunca haba entendido el lenguaje corporal de Sawyer, mucho ms sutil que el suyo. Price le hizo un gesto de desdn a Cam y dijo: Dile a tu compaerito de cama Sawyer le tumb de un golpe en la boca. Price se desplom como un fardo, dej caer el cuenco y saltaron chispas naranjas por encima de su cabeza. Se revolvi y patale en el lodo, al tiempo que Sawyer avanzaba, tenso y decidido. Entonces Lorraine se interpuso entre ellos, lanz un lamento a pleno pulmn y extendi los brazos en un gesto muy propio de Price. Una hoguera dijo Cam. Por favor. Algunos volvieron a su choza. Los dems se apretujaron alrededor de la fogata. Se calentaban y bloqueaban la luz. Sawyer miraba a Price con muy poco disimulo por encima de las llamas amarillas, y Cam estuvo a punto de decir algo. Pero no quera avergonzar a su amigo. l y Sawyer apenas se hablaban ya fuera de la cabaa a menos que estuviera Erin, y estaba harto de ejercer de conciliador. Al otro lado del valle se apagaron los fuegos. Ellos tampoco tienen bosques que quemar anunci Sawyer con un malicioso tono de satisfaccin, y Cam sinti una punzada de decepcin, de inoportuno miedo. Era como si la oscuridad del valle arremetiera como una ola y asfixiara a aquella gente. Desde que se agot la ltima pila y perdieron los repetitivos y tranquilizadores comunicados militares que se emitan cada veinticuatro horas desde Colorado y los refugios bajo tierra cerca de Los Angeles, se haban producido dos suicidios. Casi el diez por ciento de su poblacin. Ambas eran mujeres. Ya slo quedaban seis. Cam no tena ni idea de cunta gente sobreviva al otro lado del valle ni de las consecuencias que haba tenido el invierno en ellos, slo que estaban all. El grupo de Cam nunca tuvo prismticos ni una radio, slo un reproductor porttil de CD de color rojo. Haban intentado imitar el cdigo morse con un espejo de bolsillo y el reflejo de la luz del sol, con la intencin de ayudarse unos a otros; pero, aunque se hubiera podido establecer una comunicacin, los otros supervivientes no podan hacer nada

por ellos ms que saludarlos. Ayudarlos a mantenerse cuerdos. El aislamiento los afliga ms cada hora que pasaba. Se haban convertido en una amenaza para ellos mismos, el ambiente estaba crispado por la impotencia, la tensin y la desconfianza. El hambre y la culpa eran despiadadas. Tal vez a todos los corroa la misma idea. Me pregunto qu han comido dijo Sawyer. Jorgensen fue fcil. Su pierna renqueante lo converta en un completo intil. Se cay por el hueco de una escalera mientras revolvan en el hotel de la estacin de esqu en busca de aislantes y ms tornillos, torpes por el cansancio. Llevaban das ajetreados porque se avecinaban las primeras nieves. Podran haberlo abandonado all, pero decidieron hacerse los hroes, dejar la mayor parte de lo que haban reunido y llevarlo de vuelta. Cam ni siquiera recordaba haberlo discutido. Resultaba extrao, terrible y cmico al pensar en lo que le hicieron al cabo de seis semanas. Pero necesitaban ser hroes. Todas las personas de aquella montaa haban dejado familia y amigos atrs, en aquella ascensin demencial para lograr situarse por encima del mar invisible de nanotecnologa. El haz de luz se desvaneci en el techo que dibujaban las copas de los pinos. El pinar era demasiado pequeo para considerarlo un bosque, por lo que reapareci enseguida. La vegetacin menguaba de manera espectacular ms abajo de su cima, se iba reduciendo en franjas muy visibles de rboles, arbustos y finalmente resistentes hierbajos con flores. No haba aire, agua ni suelo suficiente. Los escasos pinos y abetos esparcidos por encima del lmite de la vegetacin arbrea eran casi indiscernibles, todos inclinados, retorcidos y maltratados por el viento y la nieve. El inquieto rayo de luz volvi a desaparecer tras una elevacin. Pas un minuto. Cinco. Cam haba subido hasta all en repetidas ocasiones e intent imaginrselo. No haba zanjas ni rampas, nada que retrasara a aquel hombre. Est aminorando la marcha dijo Sawyer. Vamos. Cam se adentr en la noche con su amigo, y Jim Price murmur algo. Algunos se rieron. Sawyer se detuvo y mir atrs, pero Cam le dio una palmada en el hombro. Manny haba dejado la fogata para seguirlos, y aquello bast para hacer que Sawyer volviera a caminar. Los tres se aventuraron por un amplio barranco poco profundo que formaba un embudo natural hacia su cima. Era el acceso ms fcil. Discurra por una serie de salientes de granito y riscos de antigua lava de basalto que se desprendan. Cam se mova con seguridad por las rocas y la tierra compacta. Se senta como si tuviera ms resistencia fsica. Miraba a derecha e izquierda para aprovechar al mximo la visin perifrica, as que las rocas que se desprendan slo le aplastaron los dedos de los pies una vez. Una ardilla listada chill y todos se quedaron petrificados, a la escucha. Aqul extrao sonido no se repiti. Los saltamontes no paraban de cantar. Encontraron asiento en la base de un irregular pinculo de lava que crean haber identificado en el mejor mapa topogrfico del que disponan. Segn ese mapa se hallaba a tres mil cien metros. Las fluctuaciones normales de la presin atmosfrica hacan que la barrera cambiara a diario, cada hora, y lo nico sensato era reducir al mximo su exposicin.

Tal vez tenga una manera de parar esto dijo Cam. No se sacan nanoclaves de los escombros. Sawyer rara vez hablaba de quin haba sido, a quin y qu haba perdido, pero argument como un ingeniero durante la construccin de las cabaas y seal problemas de drenaje y de cimentacin. Aunque all hubiera alguien que supiera lo que hace, dudo mucho que dispongan del equipo adecuado. Tal vez lo trajeron al principio. Si tuviera un nano de defensa que funcionara como un anticuerpo en los seres humanos, habra parado a pasar la noche como t dijiste Y la nica alternativa es el ataque, construir un cazador asesino que salga al mundo y engulla a todos los pequeos cabrones que nos estn devorando. Cam se dio la vuelta en la oscura ladera para mirarlo. Sawyer miraba al suelo en vez buscar abajo. se loco hijo de puta no tendra que cargar un arma as hasta aqu, slo soltarla dijo. Manny se puso en pie. Ah est. Un rayo de luz irrumpi por encima de las rocas achatadas y la maleza esqueltica, a poco ms de doscientos metros. Ehhh! grit Manny. Ehhh! Los saltamontes enmudecieron un momento, luego volvieron a cantar a coro. Cric, cric, cric. Aqul ruido enloquecedor pareca ir sincronizado con el latido del corazn de Cam, que interrumpi sus pensamientos. sos bichos parecan un mar cada da ms alto, triunfante, imparable. Manny se puso a bailar, cargando todo el peso sobre el pie sano. Eh! Eh! El chico agit los brazos como si quisiera hender la oscuridad. Eh, aqu! Cam no pretenda ponerse a gritar, pero le sali la voz de golpe. Le escocan los ojos de contener las lgrimas, y casi se ahoga al volverse hacia Sawyer. Dijiste que un equipo de submarinismo podra ser una proteccin. Claro. La sombra alargada del rostro de Sawyer se dividi en una sonrisa. Hay muchas tiendas de submarinismo en la montaa Slo quera decir Cam se volvi hacia la ladera de nuevo para ocultar el rostro mientras una gruesa gota fra caa y surcaba su piel hasta adentrarse en su barba. A lo mejor tiene aire embotellado, eso podra funcionar. Tienes razn. Excepto por los ojos, las heridas abiertas, las picaduras Cam se toc sin querer las ampollas que todava se le estaban curando en la nariz. Le picaba el cuerpo de los cientos de pequeas heridas que tena, sobre todo las manos. Cada corte, cada respiracin, era una puerta abierta a los nanos. Da igual dijo Sawyer. Aunque trajera aqu arriba un camin con aire suficiente para todos, no servira de nada. De los pocos hechos conocidos, lo nico seguro era que la plaga de nanos se desat en California. Ms concretamente en Cal Berkeley, San Jos, en el garaje de alguien, y no haba habido tiempo para muchos avisos. De lo contrario, su cima habra estado muy abarrotada. Lo ltimo que haban odo era que en Colorado haba catorce millones de refugiados, disturbios por la comida, y cierta falta de honestidad por parte de los soldados de las fuerzas areas, que llevaban

armas automticas. Colorado tena que salir adelante. Las Montaas Rocosas ofrecan cientos de kilmetros cuadrados de altitud segura, algunas ciudades, ranchos, estaciones de esqu, instalaciones del parque nacional. Muchas zonas an tenan energa que obtenan de las plantas hidroelctricas, y por debajo de la barrera haba docenas de ciudades grandes, e incluso pequeas, fciles de saquear. Otros lugares de altura parecida, como los Alpes y los Andes, mantendran viva a la raza humana. Exista un futuro, pero Cam no se consideraba parte de l. A menos que su grupo tuviera una suerte increble con la caza durante todo el verano y el otoo, l y Sawyer haban calculado que la nica manera de sobrevivir otro invierno sera desmantelar la otra cabaa para usarla como combustible y matar y congelar a casi todos los dems justo tras la primera nevada.

2
Cam oy respirar al recin llegado casi a la vez que les llegaba el crujido de sus pasos. Aqul hombre pareca un lobo torturado. Se apiaron como nios. Ni siquiera Manny grit, y Cam se dio cuenta de que los saltamontes haban enmudecido de nuevo. El desconocido estuvo a punto de pasar entre ellos sin darse cuenta. Clav la linterna en los ojos de Cam, duros como diamantes. Luego se detuvo, entre jadeos, y se apoy en una rodilla. De un manotazo se apart el pauelo y las gafas de esquiar de la cara y los ojos. Por favor, agua susurr. Se aglomeraron a su alrededor, murmurando, lo ayudaron a levantarse y lo llevaron hacia la fogata. Cam agarr la linterna, un tubito pesado y suave al tacto. El metal estaba caliente por la mano del extrao. La linterna pareca mgica, como si trasmitiera fuerza. Cam advirti que aquel hombre llevaba una ridicula parka de color rosa forrada de piel y una pequea rionera, como si fuera una anciana rica de paseo. Haba elegido esa parka por la visibilidad o a la gente del otro lado del valle le faltaba ropa de invierno decente? Agua repiti, pero no se la llevaban. Era absurdo. El hombre sufri espasmos antes de llegar a la fogata, trat de resistirse, entre gemidos, e intent agarrarse los pantalones. Ellos no lo entendieron y el pobre desgraciado se cag encima. Manny solt un grito, Aaaah!, fue un ruido agudo, como el de un pjaro atrapado en una red. Cam observ los ojos brillantes de Sawyer en la oscuridad. A pesar de la rudimentaria proteccin que eran las gafas de esquiar y el pauelo, hasta que el hombre manifest los sntomas an tenan la esperanza de que les trajera dosis de un nano de nueva generacin que sirviera de vacuna y protegiera sus cuerpos. Pero estaba infectado. Slo saban lo que haban odo de Colorado y lo que les haban enseado sus propias experiencias. Sawyer tena la teora de que la nanotecnologa era un prototipo mdico, por lo tanto pensado para funcionar en el interior de un cuerpo. Los dems insistan en que deba de ser un arma. Daba igual. Lo importante era que los nanos se destruan en alturas elevadas, ya fuera por un error de diseo o un fusible hipobrico pensado a propsito. Daba igual. Aqullas mquinas microscpicas estaban basadas en el carbono y se alimentaban de los organismos de sangre caliente para mejorar su rendimiento. Como un supervirus, se propagaban tanto por los fluidos corporales como por el aire. Como esporas, parecan capaces de hibernar fuera de un cuerpo anfitrin en cualquier parte, excepto en la escasa atmsfera de las cumbres. La plaga de mquinas se haba multiplicado de forma exponencial hasta que la mayor parte del planeta se qued sin mamferos ni aves. Si eran inhalados por humanos o animales, los nanos inertes se introducan en la corriente sangunea antes de volver a despertar, y tendan a aglomerarse en las extremidades. Si conseguan entrar en un cuerpo abriendo brechas en la piel, por lo general dichas infecciones se mantenan localizadas pero slo al principio. Incluso la ms mnima contaminacin se multiplicaba, se

extenda y se reproduca. Una y otra vez. El cuerpo se curaba si no sufra demasiados daos. Por eso ellos haban logrado adentrarse en el mar invisible de nanos y saquear el centro turstico cercano, as como un pueblo de cabaas y unos apartamentos que haba ms abajo, en el valle. Sin embargo, si uno se debilitaba demasiado, ya no haba marcha atrs. Casi igual de terrible era que, al alcanzar la seguridad de una cumbre, el cuerpo, ya exhausto por los calambres, las nuseas, las migraas, incluso hemorragias y diarreas, se viera afectado por miles o millones de nanos muertos que obstruan la corriente sangunea. Cam haba visto a una mujer caer fulminada por un derrame cerebral, adems de tres paros cardacos y un desprendimiento de retina. Y nunca haba conocido a nadie que aguantara por debajo de la barrera ms de seis horas. El desconocido deba de llevar por debajo de los tres mil metros la mayor parte del da, corriendo y ascendiendo. Pareca a punto de perder el sentido, arrastraba las botas cuando lo sostuvieron y lo acompaaron. Haba comido bien. Estaba blando en sitios donde ellos slo eran huesos, como las caderas o las costillas. Bajo el penetrante rayo blanco de la linterna, Cam vio que el hombre tena el cuello y las manos acribillados a ampollas, mucha sangre y cosas peores. Un repentino tono ceniciento ti el rostro de Cam. Tal vez fueran imaginaciones suyas. Por desgracia, su nivel de conocimientos mdicos era pattico. Ya no tenan ni lo ms bsico, como desinfectante o aspirinas. Cam tena formacin de primeros auxilios, requisito imprescindible para formar parte de la patrulla de seguridad de la estacin, y durante el lento invierno haba enseado a todos los que estaban interesados, pero nadie estaba preparado para abrir a alguien y detener una hemorragia interna. Si aquel forastero estaba tan mal, su supervivencia era cuestin de suerte. Cam esperaba que viviera lo suficiente para explicar por qu haba ido hasta all. Por lo menos mereca cumplir su misin. Los dems se aglomeraron cerca de la fogata. Price grit un saludo formal, era obvio que lo haba ensayado. Todo este tiempo hemos estado solos! Todo este tiempo esperando! Aqul idiota escandaloso haba sido un promotor inmobiliario con muchas propiedades de alquiler en la zona, y si destacaba en algo era en pronunciar discursos. Deja descansar al hombre dijo Cam, y Price enseguida agarr al recin llegado del codo y lo atrajo hacia s. S dijo Price. S, puedes quedarte con mi cama! Era lgico, su cabaa era la ms cercana, pero Cam no confiaba en que Price no intentara aprovecharse de la situacin y la manejara en su inters. Estaba claro que Manny haba avisado a Sawyer y Cam por voluntad propia ms que por indicacin de alguien. Tal vez an estaran dormidos si el chico no hubiera tenido que mudarse de su cabaa tras discutir con sus compaeros de cama durante todo el invierno. No era la primera vez que Cam se alegraba de tener un espa en el campamento de Price. Sigui a los dems hacia la puerta baja de la cabaa. Quieres entrar con todos? gru Sawyer. No. se tipo va a dormir una eternidad. Sawyer hizo una seal con la cabeza y a Cam le volvi a llamar la atencin lo mucho que se

pareca la cabeza de su amigo a una bala. Incluso Manny tena ms barba ahora que Sawyer se haba obsesionado con afeitarse. Se haca muescas en las largas mejillas con viejas navajas romas y un cuchillo afilado en una piedra de granito y tiraba el pelo que se le caa de forma prematura en un papel de lija negro, por ser material inerte donde los nanos supuestamente no podan vivir. Cam pens que era un comportamiento muy fatalista para alguien que saba tanto sobre la manera en que los nanos se introducan en el cuerpo. Intent sonrer. Vamos a calentarnos, de acuerdo? Sawyer lo mir, tal vez enfadado, luego mir a izquierda y derecha para ver si lo haba odo alguien ms. Cam no intent seguirle el paso a Sawyer a travs del fro paisaje lunar que se extenda entre las cabaas. Era una manera tonta de romperse un tobillo. De todos modos, nada de lo que dijera cambiara la situacin. Sawyer se detuvo en la puerta. Mir al cielo, y Cam descubri el punto plido de un satlite que cruzaba el mar de estrellas. Apart la mirada. Las paredes de la cabaa estaban hechas de trozos, como un fuerte infantil. Slo disponan de martillos y dos motosierras del servicio forestal para trabajar. Aun as, la cabaa haba resistido el peso de la nieve y la fuerza del viento. La cubierta elevada que haban diseado para el techo funcionaba bien, alimentaba el fuego al tiempo que permita expulsar una parte del humo. Cam estuvo contemplando su hazaa con mucho orgullo durante toda una semana, hasta que la claustrofobia min aquella agradable sensacin. Algunas voces protestaron cuando l y Sawyer irrumpieron en la hedionda penumbra. De apenas seis metros por tres de largo, la mayor parte del espacio estaba ocupado por cuatro camas amplias: bastidores de madera suavizados con mantas. Encajados en la zona restante haba dos agujeros en el suelo que se utilizaban para almacenar comida, una lumbre protegida por piedras, un montn de lea, un orinal, recipientes de agua, mochilas, trampas de cartn a medio construir y otras herramientas y ocho personas ms sin lavar. Erin estaba despierta y murmuraba. Me estoy congelando. Sawyer se acerc al fuego y se la dej a Cam. l se deleit con la distraccin que supona aquello. Disfrutaron de su pestilente calor corporal, movindose despacio para mantenerse cubiertos por las finas colchas mugrientas. Se rozaron hasta alcanzar un frenes ya conocido. Ella primero. l con los dedos rugosos. Erin levant el trasero de la dura cama al mover la pelvis hacia arriba, arriba. Luego ella se lo bebi, anhelaba cualquier sustancia que sirviera de alimento. Erin le dej cogerla de las orejas y empujar. Eran ms listos que la mayora respecto al embarazo. Slo utilizaban manos y bocas. Siempre manos y bocas, excepto ocho veces, cuando Sawyer encontr media caja de preservativos en un armario de esques. Todava soaban con aquellos coitos, tres cabezas juntas, ansiosas, aorantes, Erin tumbada entre los dos, dctil y flexible. S, a veces hubo seis manos juntas. Pocas veces, seis manos y nada ms. Era su nica va de escape. El padre de Cam no le habra hablado durante aos de haberlo sabido, pero estaba muerto. El

mundo estaba muerto. Por qu iba a importarle a nadie ahora? Aqullos vientos de las tormentas de nieve les haban obligado a estar dentro durante una eternidad. Sin embargo, algunos de sus compaeros de cabaa no apartaban la vista, los imbciles incapaces de buscarse una compaa sexual. Los celos alimentaron rumores malintencionados pese a todo lo que Cam y Sawyer haban hecho por ellos Me ests haciendo dao dijo Erin. Y sonri. En otra poca, Erin D. Shifflet-Coombs deba de haber sido preciosa. Tena unos ojos muy anglos, como dos joyas, como dos zafiros, y Cam soaba a menudo con el aspecto que debi tener su trasero y sus muslos con pantalones cortos de tenis, faldas caras o un chndal con leves arrugas. Si hubieran ido a comer a casa de los padres de Cam, su padre se habra inflado como un pavo real y le habra insistido toda la noche con fuertes codazos viriles para que le contara los detalles. Arturo Najarro haba llamado a sus hijos Charlie no Carlos, tony, Cameron y Greg. Los chicos eran estadounidenses de sexta generacin y la madre slo saba decir en espaol poco ms que ms cerveza. Erin era universitaria, de tercer ao, especializada en comunicacin empresarial en la Universidad de California, Da vis, y haba ido a practicar un poco de snowboard entre semana con cinco amigos. Ahora se negaba a cortarse el pelo, obcecada en que la ayudaba a mantener el calor, y tena el rostro siempre perdido en una maraa arenosa y rubia. Probablemente el hecho de dormir junto a aquella melena haba sido la causa del nuevo hbito de Sawyer de afeitarse. No caba duda de que el cambio de aspecto de Erin haba afectado a su estado de nimo. El perfil de la mandbula era un rastro de antiguas ampollas, tena los muslos esculidos, anorxicos. Lo peor era la sonrisa, que siempre apareca en el momento equivocado. Como haba ocurrido durante el desayuno. Pero por qu? Cam la haba llevado a su barranco favorito, su preferido, porque nunca iba nadie. No pudieron soportar la imagen: la ciudad enclavada junto al ro, all abajo, a lo lejos, se pareca demasiado a su pasado, una cuadrcula de ngulos rectos y color en medio de un paisaje de bosque sombro, formaciones de lava negra y granito gris. Por lo general coman con Sawyer, pero la noche anterior no lo haban visto irse a dormir y cuando despertaron no estaba. Si no tiene un antdoto dijo ella, por qu dej su campamento? Se le torci la comisura de los labios. Crees que lo han expulsado? Cam mene la cabeza. No habran utilizado toda esa madera para encender tantos fuegos. Cuatro cuervos volaban en crculo a menos de un kilmetro al sur, siguiendo una corriente de aire caliente. Cam los observ para ver si se adentraban en el valle o se acercaban a su cima, aunque no tenan mucha carne. El ltimo que haban capturado tena sarna y estaba cambiando el plumaje. Sin duda los enjambres de insectos los atraan con frecuencia por debajo de los tres mil metros. Lo que haba sobrevivido del ecosistema estaba muy maltrecho, slo quedaban lagartijas, serpientes, ranas y peces para mantener a raya la creciente poblacin de insectos. En su ltimo viaje por debajo de la barrera, Cam haba atisbado lo que parecan bancos de niebla txica en la parte baja del valle. Bichos. Hasta entonces la altura haba mantenido alejadas las especies que picaban, excepto a las pulgas, y hasta poco antes el fro invernal protega a los equipos de bsqueda de comida que

bajaban al valle. Ya no. Aqul da no soplaba el viento y el sol matutino caa con fuerza suficiente para dejar la piel al descubierto. La sensacin era tan limpia, tan ertica, que a Cam se le puso la piel de gallina, y Erin lo malinterpret como una reaccin al fro. l tuvo que hacerle cosquillas para que por lo menos se subiera las mangas. Luego se quit la camisa sin mirar si haba alguien cerca, y Cam sinti un leve escalofro. Las cabaas no permitan intimidad alguna, y ella haba tenido relaciones con dos hombres durante casi un ao, pero Erin Coombs nunca haba sido una exhibicionista. De hecho, se enfrentaba al mal tiempo que tanto odiaba con tal de no orinar en el recipiente comn. El tintineo deca ella. Todo el mundo mira. A Cam le inquiet que de repente pareciera no importarle. Demasiados haban quedado mermados, abatidos por aquella experiencia. Cam se senta ms en sintona con el entorno y consigo mismo que nunca. Se senta salvaje y consciente. Cam se haba quedado todo lo plido que poda estar un latino, pero Erin era puro marfil, excepto por las cicatrices violceas. Cam lanz miradas furtivas a su cuerpo y a sus pechos pequeos mientras compartan una pegajosa papilla hecha de de harina de huesos, liquen amargo y las motas que se desprendan de la roca al rascar el hongo naranja. Cuando a l le dola el diente malo, ella lo besaba una y otra vez, piel sobre piel caliente. Fue el mejor momento que haban tenido. Cam rode con un brazo los hombros de Erin mientras estudiaba la cima de enfrente. Ella lo mir a la cara. Al final, hizo un gesto hacia el otro lado del valle y dijo: Llvame contigo.

3
El desconocido les dijo que se llamaba Hollywood, y slo Price hizo un comentario al respecto. Ah, s, yo tena conocidos all! Cam pens que Hollywood estaba frunciendo el ceo. Era difcil saberlo. Aqul joven haba sido medio devorado vivo desde las entraas, y la agona le desencajaba el rostro. Le haban salido manchas y sarpullidos en las sienes. Adems, tena picaduras inflamadas, entre ellas, tres desagradables cmulos blanquecinos en el cuello y la mejilla. Cam intent imaginar cuntos centenares de insectos se necesitaban para ocasionar semejante dao. He venido para llevaros a todos al otro lado anunci Hollywood. La cabaa se qued en silencio. Volvi a torcer el gesto y levant la mirada hacia los rostros congregados a su alrededor. Apenas tena diecinueve aos. Estaba en buena forma. Tena rasgos japoneses, de ojos y pelo negros, un autntico surfista de California que arrastraba las vocales y levantaba la barbilla para enfatizar cada pausa de su discurso. Cam no pudo evitar pensar en sus hermanos, de piel morena pero iguales a sus vecinos. All, en la costa, haba funcionado un crisol de culturas fundidas en una gracias a una libertad y riqueza sin precedentes. Me refiero al otro lado del valle explic Hollywood. Tenemos un mdico y algunos utensilios agrcolas. Y, por cierto, mucho ms espacio. Por qu? dijo Erin. Por pura suerte. Hollywood esboz una sonrisa de suficiencia. Me refiero a por qu te importamos tanto como para jugarte la vida. Se encogi de hombros, pero aquel movimiento le provoc un gesto de dolor. Deba de haberse imaginado aquella escena muchas veces. No podamos dejaros aqu, sin ms. Tenis un equipo de radio? pregunt Sawyer. Cam mir a su alrededor, sorprendido. Aqulla pregunta caba esperarla de Price. Qu ms daba? Colorado no enviara un avin aunque tuviera un sitio donde aterrizar. S. De onda corta asinti Hollywood. De banda civil o de radioaficionado? De radioaficionado, creo. Cuntos sois all? continu preguntando Sawyer, muy tranquilo. Cam pens que las preguntas sobre la radio haban sido un intento de desenmascarar sus verdaderas intenciones. Cam trat de hacerle una seal, pero Sawyer pareca no ver nada ms que la expresin de Hollywood. Nueve contest Hollywood, incluido yo. Menos que nosotros, pens Cam. Sawyer no poda parar. Tenis comida? Casas? Hay una cabaa con una habitacin y un enorme tanque de propano. Nos ayud a pasar el invierno. Y queremos plantar el mximo de alimentos posible. Por eso necesitamos vuestra ayuda. Slo hay cuatro adultos ms.

Sawyer movi la mano y cerr el puo. En realidad estamos muy impresionados de que hayis conseguido sobrevivir aqu, metidos en esta pequea cima. Seguramente habis hecho incursiones por debajo de la barrera, no? Demasiadas caras se dieron la vuelta, y Hollywood desvi la mirada hacia ellos, preocupado, pensativo. S, somos bastante fuertes dijo Cam. Hollywood volvi a sonrer. No podamos dejaros aqu, sin ms. Despus de Jorgensen mataron a Loomas de nombre Chad, Chuck o algo as, jefe de ventas, con el pecho peludo como un oso y un grueso anillo de platino en el pulgar. Cam distrajo a aquel holgazn hijo de puta con un grito mientras Sawyer se abalanzaba sobre l por detrs y le daba un martillazo en el crneo. Loomas gimi y cay a cuatro patas. Siempre lloriqueando. Cam se hizo dao en el pie y las espinillas dndole patadas a aquel hombre, hasta que Sawyer lo apart de un empujn y acab el trabajo. Descuartizar el cuerpo fue ms complicado. Haba que guardar aquella nueva riqueza, repartirla en porciones exactas. Grasa dulce y sal. Jim Price era el siguiente en la lista de Sawyer, pero Cam quera evitar una guerra. A nadie le gustaba Loomas, pero Price era el lder indiscutible de la mayor faccin de la montaa, a algunos incluso les caa bien. Por eso estaban tratando de inventar una lotera justa que poder controlar en secreto, cuando se acab la ltima pila y Nancy McAlgo se hizo un corte desde las muecas hasta los codos. Luego la seora Lewelling salt del barranco preferido de Cam. Tal vez pens que no podran llegar hasta ella. Algo se revent dentro de Pete Czujko al regresar de una salida en busca de alimentos y luchar contra montones de nieve en polvo que les llegaban a las rodillas. Estuvo desangrndose durante ocho largos das, vigilndolos. Pero el miedo de sus ojos poco a poco se fue apagando. Timmerman muri de neumona. Y, tras una expedicin intil por las cabaas que ya haban arrasado, Ellen Gentry se desplom unos segundos despus de alcanzar la seguridad de la cima. Pensaron que fue un ataque. Un ataque de suerte dijo Sawyer, sin parar de rer. Siete cuerpos eran carne suficiente para sobrevivir. Y si es una trampa? Sawyer se acerc por detrs a Cam, al tiempo que observaba la lnea irregular del horizonte. Vaya, an me hablas. La primera reaccin de Cam fue disimular su alivio, intrigado, y enseguida se arrepinti de la broma. ltimamente Sawyer le daba un doble sentido a todo, y no serva de nada hacerle enfadar. Era absurdo tener que disculparse. Una prdida de energa sin sentido. Cam volvi a su trabajo y rompi la corteza congelada de un banco de nieve con un esqu, una herramienta de una utilidad sorprendente. Sawyer dio otro paso, como si pretendiera seguir caminando, pero intentaba atraer la atencin de Cam. se tipo podra estar mintiendo dijo. Y si esa gente slo quiere procurarse carne?

Cam contempl la nieve virgen bajo la profunda capa quebrada de hielo sucio. Era como una metfora de algo, pero estaba demasiado cansado para darse cuenta. Sin embargo, la nieve no era tan pura como pareca, se comprima al derretirse y caer, y volvi a clavar el esqu. Pinsalo. Sawyer se arrodill a su lado y empujaron unos trozos de nieve hacia la manta que Cam utilizaba como carretilla. Llegaremos all tan cansados que no nos tendremos en pie. Aunque slo haya cuatro adultos, nos pueden dar un golpe a todos en la cabeza. No. A lo mejor les quedan un par de mujeres. Cam mir a derecha e izquierda. Rocas quebradas contra el cielo plido. Price haba delegado en seis personas para ayudarlo. Arrastraban pequeas cargas en mantas hacia el depsito de agua, un agujero que haban cavado en un lecho de lava. Mucho ms cerca, Erin descansaba en una piedra de granito que iluminaba el sol porque estaba un poco mareada. Cam clav su mirada en ella, y habl en voz baja: No. De ninguna manera pueden estar planeando algo as. Es demasiado arriesgado. Hollywood apenas ha conseguido llegar. Pero lo ha hecho. Algunos de los nuestros no llegarn. Cierto. Mejor para ti y para m si es as. Sawyer estaba relajado, agarr dos esquinas de la manta y le indic a Cam que hiciera lo mismo. Iremos, sea o no una trampa. Slo necesito que ests preparado. El nico motivo para enviarlo hasta aqu es que realmente necesitan ayuda en la reconstruccin. Sawyer mene la cabeza una vez. Si dijo Cam, pero era una idea demasiado retorcida para articularla. Si lo conseguan, qu tipo de futuro crearan? Asesinos y canbales. Merecan el sacrificio de Hollywood o era mejor dejarlos morir all? Albert Wilson Sawyer poda ser tan egosta como una rata, y violento si perciba una amenaza. sa combinacin lo converta en el superviviente perfecto. La voluntad e inteligencia de Sawyer lo haban mantenido con vida en las condiciones ms adversas. Era una suerte poder contar con su ayuda. La lealtad que Cam senta hacia su amigo se haba vuelto recproca. Sin embargo, la fuerza de Sawyer se convertira en una debilidad fatal si no era capaz de dejar de esforzarse, de luchar, de crear amenazas inexistentes hasta que l las imaginaba. Cam volvi a mirar a Erin y ms all, al otro lado del valle. Una profunda y peligrosa tristeza se apoder de l, y estuvo a punto de decirle a Sawyer lo mucho que lamentaba en lo que se haban convertido. El fin del mundo estaba anunciado en la pgina cuatro del Sacramento Bee. Cam no se habra dado cuenta de no ser por su amigo Matt Hutchinson, que era adicto a la poltica. Dos aos en la universidad haban tenido su efecto en el cerebro de aquel tipo. Hutch vea programas como Crossfire o 60 minutos, y siempre tena una nueva atrocidad de la que hablar, una pgina web que haba descubierto, un artculo de revista que se haba metido en el bolsillo e insista en compartir. Una actitud curiosa para un loco del esqu. La gente se mudaba a la zona de Bear Summit por muchos motivos, pero no por estar al corriente de los acontecimientos del siglo XXI.

Aqul sitio estaba en medio de la nada. En invierno, la poblacin permanente apenas llegaba a los cuatrocientos habitantes, y unos mil turistas por semana, sobre todo los festivos. Al llegar el verano la poblacin residente descenda a cincuenta personas. La vida nocturna consista en una pizzera sin licencia para vender alcohol, un bar con una mesa de billar y un tugurio en la nica gasolinera con seis videojuegos de 1997. La televisin por cable se apagaba con frecuencia, a veces la electricidad y los telfonos tambin, y por lo menos una vez cada invierno cerraban las carreteras. Cam le segua la corriente a Hutch porque era divertido ver a su amigo entusiasmado. El tipo le contestaba exaltado con sus espectculos. Cam prefera los deportes. Cada da, al parecer, todo el mundo lanzaba bombas, cometa violaciones, envenenaba el agua y destrozaba bosques del tamao de una ciudad. Era deprimente. Se imaginaba que iba a empezar con ms de lo mismo cuando Hutch le dio un golpe con un nmero enrollado del Bee en el abarrotado coche patrulla de la estacin de esqu y dijo: Has odo toda esta mierda? S, Hutch, me he quedado pasmado. Ni siquiera sabes de qu hablo. Ley por encima los primeros prrafos mientras se abrochaba las botas, con el peridico extendido en el banco de al lado. Cuatro vctimas mortales en Emeryville y Berkeley, cuatro enfermos, posiblemente ms. Lo que fuera que los estuviera matando se haba diagnosticado errneamente al principio como una voraz infeccin bacteriana pero entonces Bobby Jaeger plant su culo encima del peridico para juguetear con sus botas, Cam le dio un golpe y los dos se rieron. Bobby se fue antes de que Hutch pudiera abordarlo. Cam tambin se levant. No le gustaba llegar tarde la primera ronda, como decan en aquella estacin. Una vez comprobados todos los postes e indicadores de su seccin, ya podan hacer uno o dos descensos antes de abrir los telesillas al pblico. La montaa era una combinacin intrigante de vistas amplias, matorrales y barrancos secretos, y a veces el primer sol era tan brillante y el silencio tan ntido que se senta de nuevo como un nio. Cameron Najarro no cargaba con ninguna cruz destaca ble. El dinero era secundario, haca ocho meses que no se acostaba con nadie y su madre siempre le haca sentirse fatal por vivir tan lejos cuando hablaban por telfono; pero, como todos los verdaderos deportistas, le gustaba dejarse llevar. Ninguna experiencia superaba la sensacin animal de ser msculos y slo msculos. Deslizarse entre los rboles en la nieve reciente, bajar a toda prisa por un campo de baches le encantaba la velocidad, el equilibrio y la lucidez mental. Tena veintitrs aos. Hutch, to, a veces eres un pesado le dijo cuando recorran un estrecho pasillo hacia los portaesques. Entonces t qu opinas? Que eres un retorcido. Hace una maana muy bonita, disfrutmosla antes de que llegue la tormenta y nos quedemos atascados y tengamos que sacar nieve de las laderitas. La nieve haba sido muy abundante durante todo marzo, y la prediccin era que cayeran sesenta centmetros ms a partir de aquella tarde. No, de verdad dijo Hutch. Te acuerdas de la amenaza de meningitis hace unos aos?

Recuerdas que gastaron el dinero de nuestros impuestos examinando si haba ntrax? Cam se encogi de hombros. Tabitha Doyle estaba en cuclillas en la base del portaesques, toqueteando los bordes de sus Dynastars nuevos, y quera tener una sonrisa preparada para cuando ella levantara la vista. Saba que con ella tena muy pocas posibilidades. En la zona la proporcin era de ms de tres hombres por cada mujer, y haba muchas caras ms bonitas que la suya. Adems, Tabby acababa de salir de una relacin. Y, por supuesto, Cam era el chico de color que deba haber en todo grupo. No era muy significativo, pero esquiar era un deporte de blancos, y, aunque era su tercer ao en Bear Summit, todava le lanzaban miradas divertidas. Algunas mujeres simplemente lo rechazaban. En realidad, Tabby ni siquiera era guapa, en su cara destacaban unos labios siempre resecos e hinchados, pero era bueno practicar. Hutch segua despotricando. Me gustara saber por qu el Estado no tiene una base de datos mdica en red. Estis hablando de esa epidemia? pregunt Tabby. Cam volvi a encogerse de hombros. Hutch est bastante indignado. Eh, yo tambin dijo ella. Has visto las noticias de la maana? Slo el peridico. Hutch lo llevaba encima, como si fuera a leer su horscopo en el telesilla . Cuatro fallecidos. Treinta y ocho repuso Tabby. Aqulla tarde, unidades del ejrcito y la guardia nacional empezaron a poner en prctica protocolos de guerra biolgica en toda la zona de la baha, hicieron aterrizar todos los vuelos y cerraron las autopistas. Dieron rdenes a la gente de no moverse y quedarse dentro de casa, con las ventanas cerradas y el aire acondicionado apagado. La madre de Cam, sus tres hermanos, su sobrina de un ao, Violeta, y todos los dems quedaron en la vasta zona en cuarentena. Consigui contactar al sptimo intento, el nmero de la suerte, y habl con su madre durante cuarenta minutos, hasta que ella lo oblig a colgar. Dijo que se encontraba perfectamente. Quera que rezara por sus hermanos. Haba intentado hablar con ellos en vano y vea humo en el horizonte, a veces se oan sirenas y en la televisin mostraban mapas de la zona este de la baha marcados en rojo en el barrio de Greg, en Concord. En teora las madres judas eran las peores, pero la de Cam era una anciana catlica, hispana, y utilizaba a menudo el sentimiento de culpa como recurso. Tena un motivo de culpa para cada ocasin. La ltima vez que habl con su tercer hijo fue amable. Deca que era obvio que Jess tena un buen motivo para hacer de Cam mi pajarito vagabundo, y estaba contenta de que se hubiera mudado tan lejos. Tena que quedarse all, porque lo ms importante era continuar con la familia Na jarro. Hutch quera conducir al ste, hacia Nevada, y la mayora de la gente lo hizo, pero Cam no se animaba a abandonar el telfono. Oa llamadas inexistentes. Incluso descolg varias veces. Dos das despus, cuando los esfuerzos de contencin fracasaron, se extendi el rumor de que la plaga de mquinas mora en las grandes alturas. Cientos de enfermos que haban eludido los controles de carretera se dirigieron a las montaas, y un piloto del ejrcito despresuriz su avin para eliminar a un soldado infectado cuyo comportamiento empezaba a ser peligroso. Los informes no se ponan de acuerdo sobre qu altura se consideraba segura, pero nada pudo detener el xodo salvaje que se

desencaden, nada excepto las mismas multitudes, cientos de miles de civiles y militares que luchaban entre s, entre vehculos abandonados, restos y tullidos que soltaban alaridos. Nada excepto casi ochenta centmetros de nieve en la zona de la sierra, que para entonces sufra su tercer da de tormenta de nieve. Sawyer empez a moverse, con la carga de hielo y nieve entre ellos, pero Cam todava miraba al otro lado del valle. Se dio un golpe en la espinilla contra una roca y tropez. Se miraron. Entonces Sawyer asinti, como si Cam hubiera hablado. Quiero ensearte algo le dijo Sawyer. Primero vamos a tirar esto al depsito. Ahora que no hay nadie. Sawyer baj su extremo de la manta al suelo. Cam se agach para evitar que la nieve se cayera. Sawyer frunci el ceo y dijo: Por qu te esfuerzas tanto? Algunos de los nuestros se quedarn. Entonces que se ocupen ellos de eso. Sawyer baj la ladera. Cam lo sigui y volvi a mirar a Erin. No se haba movido de su piedra de granito, y probablemente no lo hara durante horas si no la molestaban. Puede que tengamos que volver a esta cima dijo Cam. Tal vez los necesitemos ms tarde. Es lo ms inteligente. Sawyer se limit a gruir. Pasado medio minuto, Sawyer se detuvo, luego fue detrs de una roca. Cam se dio la vuelta y vio a Doug Silverstein caminando con dificultad a unos sesenta metros por debajo de ellos. Silverstein meda metro ochenta y estaba flaco cuando se conocieron. Ahora era un extravagante espantapjaros, y ofreca una imagen estrambtica abrazando un montn rgido y enredado de malla extrada de las puertas mosquiteras. Estaba cazando saltamontes. Sawyer dej que el hombre desapareciera de su vista antes de reemprender la marcha. El extremo occidental de su islote elevado se estrechaba hasta formar una larga cresta inclinada como un trampoln. Ms all, un laberinto de peascos y valles caa hacia el ocano de nanos, hasta que ascenda en lo que pareca una columna de dinosaurio de estribaciones que perfilaba el horizonte. Las pronunciadas rectas y curvas de las pocas carreteras visibles daban testimonio de la civilizacin que una vez existi en las tierras bajas; una lnea de alta tensin, una lejana torre de radio Las marmotas, las primas grandes de las ardillas, la mayora de piel dura, color caoba y msculos fuertes en las piernas, rpidas como un rayo, haban limpiado de basura la cresta. Todas las madrigueras parecan abandonadas, pero aun as Cam haba colocado tres de sus rudimentarias trampas de cartn en la zona. Haca varias semanas que no iba all porque a Manny le produca verdadero placer encargarse de eso y porque no queran ahuyentar a las marmotas yendo con demasiada frecuencia. Esperaba que Sawyer quisiera ensearle una pista reciente, nuevos agujeros, seales de cras o, con mayor probabilidad, alguna prueba de la extincin total, dado su estado de nimo. Cam oli a salvia y polen de pino. Gir la cara hacia el viento, luego advirti la decoloracin del valle, hacia el sur. Dios mo. Eso es lo que queras que viera? Sawyer mir atrs con una evidente expresin de perplejidad. Cam hizo un gesto y Sawyer le lanz

una breve mirada. Retazos aleatorios de marrn y gris apagado marcaban el bosque de hoja perenne de abajo, fragmentos enormes, cada uno de ms de un kilmetro de ancho. Cam intent buscarles un sentido, tena la mente confusa por una fra sensacin de miedo. Toda esta lucha para nada. Los nanos estn haciendo eso? Son escarabajos. Tal vez termitas. Sawyer mene la cabeza. Si los nanos hubieran evolucionado hasta el punto de aprender a roer la madera, ya habran subido esta montaa. Movmonos. Cam dio dos pasos, lento y cauteloso, incapaz de desviar la mirada. Al final la erosin y los desprendimientos de tierra acabaran con los rboles que hubieran dejado los insectos. El valle se convertira en una fosa estril de lodo. Al final Sigui a Sawyer. Al cabo de veinte metros haban llegado al lmite de su mundo. Sawyer se detuvo, en apariencia al azar. Cam vio que haba posado la mano sobre una veta lechosa de cuarzo. Calcul tres pasos, luego mir atrs, hacia lo alto de la ladera, y se arrodill ante una roca. Era una roca corriente. Sac un paquete de debajo envuelto en plstico negro. El primer pensamiento de Cam fue comida. El segundo fue de alegra, de agradecimiento. La culpa lleg ms tarde, y tambin mir hacia arriba de la ladera. Pens en Erin, en los posibles testigos, en embutidos o en un rico guiso de ternera en salsa. Cerr los ojos, como un nio la noche de Navidad, ante la promesa del crujido del papel, la apertura Sawyer tena un revlver. Jim Price estaba armando jaleo, como siempre. Colorado ha dicho que casi tienen una cura! Para ellos y la estacin espacial! Estn muy cerca! Cam examin la multitud de caras, veintids en total. Toda la poblacin se haba congregado en la extensin polvorienta frente a la cabaa de Price, incluso Hollywood, que estaba apoyado en una pared, envuelto en mantas. Todo el mundo tena el mismo aspecto. Los largos meses de privaciones haban dibujado una mscara fnebre en todas las caras. El lenguaje corporal se haba convertido en el mejor indicador de lo que alguien estaba pensando. Los partidarios de Price estaban muy juntos y detrs de l, formando lo que podra haber sido un crculo en forma de lgrima. Era interesante que se colocaran enfrente de Hollywood. Price agitaba los brazos. En cualquier momento puede llegar una cura! Colorado tiene universidades, militares, y los astronautas estn No lo deis por hecho. Hollywood habl en un tono bajo, como la brisa. Estaba cansado, tal vez aburrido. Por su extraa falta de entusiasmo Cam vio claro que llevaba toda la tarde repitiendo aquel argumento. Las predicciones fuera de Colorado dicen lo mismo que osteis hace cinco meses. Que necesitan un poco ms de tiempo y ms muestras. Aun as, estaremos mejor esperando aqu! Podra ser para siempre. Junto con dos parejas y varias personas solas, Cam, Erin y Sawyer formaban la periferia de la reunin, y Manny rondaba cerca. Cam pens que la mayora o toda aquella gente se ira. En

comparacin con la postura rgida y a la defensiva del grupo de Price, sus poses parecan ms naturales. No debera haberlo sorprendido que fueran minora. A McCraney se le haban roto las gafas nueve semanas antes y necesitara que alguien le cogiera de la mano, ya que el mejor recambio que haban encontrado apenas le permita ver a tres metros. George Waxman haba perdido un ojo en el ltimo ataque de los nanos y desde entonces se negaba a traspasar la barrera. Sue Spangler estaba embarazada de seis meses, ya inflada, demasiado para conseguirlo aunque quisiera asumir el riesgo, y su amante, Bill Faulk, tena buenos motivos para quedarse. Lo mismo ocurra con Amy Wong y Al Pendergraff y su beb, Summer. De pie junto a Price, Lorraine diriga un discurso a su faccin, ms que al grupo en general. Jams lograremos atravesar el valle. Mira en qu condiciones ha llegado aqu, y no est medio muerto de hambre como nosotros! sta cima ya no nos puede dar nada. A un grupo de estas dimensiones, no, slo a algunas personas contest Cam, despacio. Que se queden murmur Sawyer. Hollywood necesita por lo menos un par de semanas de descanso antes de irnos. Podemos reunir fuerzas, comernos la mayora de nuestras reservas. No dijo McCraney. Necesitamos esas raciones! Price dio un melodramtico paso adelante, y Faulk y Doug Silverstein se movieron para hacerle retroceder. La tensin se reflej en todos los rostros, impasibles, feos, ansiosos. Waxman y otro tipo retrocedieron enseguida, pero Cam avanz al centro del grupo, con el mpetu de la adrenalina. Nunca era tan consciente de la diferencia entre el color de su piel y la de los dems como en momentos as. En realidad eso pareca pesarle, sobre todo en las anchas mandbulas, y se pregunt por un instante qu expresaba su cara, si malinterpretaran su miedo. Escuchadme dijo. La encontr en aquella cabaa de lujo con la terraza que daba al ro le haba dicho Sawyer. Te acuerdas?. Aqul lugar era un maldito paraso, seis metros de sof alrededor de una chimenea de piedra, cristal reforzado, un horno enorme y dos calentadores de agua alimentados por tanques de propano. Encontraron numerosos brtulos de esqu y productos enlatados, los metieron en las mochilas, ya muy cargadas, y mancharon los armarios de roble con jirones de piel y huellas de dedos sanguinolentos. Las cosas se estaban poniendo tensas dijo Sawyer. se maldito Loomas haba empezado a acaparar comida, Price volva a hablar de elecciones. Pens que un revlver del 38 y dos cajas de municin seran de ms utilidad que unos paquetes ms de galletitas. Aqu no queda nada para nosotros. Cam mantuvo el tono suave y regular. A duras penas hemos aguantado este tiempo, ya lo sabis. Intentar llegar a la otra cima es arriesgado, pero es nuestra nica oportunidad. Price les seal con el dedo ndice. Podis iros, no os lo impediremos! Pero no os podis comer todas las provisiones! Cam quiso odiarlo, habra sido ms fcil. Pero eran buena gente, la mayora, los elegidos. Luchadores. Haba sangrado con ellos, compartido utensilios, se haban arrimado en busca de calor.

Haban cometido los mismos pecados. Era justo intentar salvarlos. Era una manera de salvarse a s mismo. Cam necesitaba compensar todo el mal que haba hecho. Si poda volver a empezar, vivir mejor, tal vez tendra alguna opcin de olvidar todo lo ocurrido all arriba, en el fro, a cielo abierto. Sin embargo, Price volvi la cabeza hacia su faccin, exactamente como haba hecho Lorraine. Nadie va a comer ms que sus raciones habituales! grit. Otro de los que estaban solos, Bacchetti, se coloc al lado de Cam antes incluso que Sawyer o Manny. Es nuestra comida dijo Bacchetti, y sus asquerosos dientes brillaron entre la barba enmaraada. Haca das que Cam no oa hablar a aquel hombre, lo haba dado por perdido tiempo atrs, y en aquel momento le dio un vuelco el corazn al sentir un extrao orgullo. Fue un fallo, una distraccin. Price segua bramando. sa comida nos pertenece a todos! Exacto! exclam Sawyer en el mismo tono. Bacchetti, estos chicos y yo nos hemos estado matando recogiendo suministros para subirlos hasta aqu. Merecemos comer bien. Votemos! Vamos a votar! Vamos a comer bien, Price. Sawyer se ech hacia delante, y Doug Silverstein reaccion inclinando su alto cuerpo Cam se meti entre los dos con los brazos extendidos. Silverstein le dej pasar, pero Sawyer se mantuvo inflexible y Cam lo empuj, desesperado, rozando con la punta de los dedos el pecho de su amigo. No not el revlver bajo su ropa. A Price le ola el aliento a amargos cidos estomacales, pero Cam se le acerc. Venid con nosotros, Jim le dijo. Deja que se queden volvi a gruir Sawyer. Podemos conseguirlo insisti Cam. Hollywood ya conoce el camino ms fcil. Tardaremos menos que l. De acuerdo? Aqu siempre hay algunas lluvias breves e intensas en primavera. Esperaremos hasta entonces. Las bajas presiones haban hecho que los nanos descendieran casi trescientos metros, segn la estimacin de Sawyer, y siempre haban ido en busca de comida con el peor tiempo. Los peligros de correr por el hielo y las resbaladizas rocas, a oscuras y con fro, la posibilidad de avalanchas, de perderse, todo vala la pena con tal de reducir su exposicin al mar de nanotecnologa. Tenemos que hacerlo dijo Cam. No lo veis? Si os quedis ms de cuatro o cinco personas, en diciembre os estaris comiendo los unos a los otros.

4
Ruth se pasaba el tiempo en la ventana, da tras da, horas sin parar. El comandante Ulinov le haba ordenado que parara, se lo haba suplicado e incluso haba bromeado con ella. Su actitud cambiaba con la misma discrecin que las masas de nubes que envolvan la Tierra azul all abajo, pero la Estacin Espacial Internacional era un mundo limitado y estril. Ruth necesitaba ms espacio para pensar. Adems, volverse locos entre s era casi la nica diversin de que disponan. El mdulo del laboratorio tena una ventana al exterior slo porque sus diseadores pretendan llevar a cabo pruebas de materiales y fluidos all, y haca tiempo que Ruth haba retirado los dos waldos que sujetaban la ventana para mejorar la vista. A nadie le interesaban ya las ciencias puras. La noche inmemorial cubra un lado del planeta. Ruth observaba con paciencia. Soaba. El amanecer todava la embelesaba, aunque desde una rbita terrestre baja apareciera cada diecinueve minutos. Cada nuevo amanecer era para ella una inspiracin. Doctora Goldman! Se estremeci cuando la voz de Ulinov tron en el laboratorio. ltimamente lograba sorprenderla, aunque no era difcil, ya que era capaz flotar en silencio por el pasillo que conectaba aquel mdulo con la estacin principal la misma tcnica que utiliz su padrastro para reeducar a su terrier, cuando Curls empez a comerse el sof. Tratamiento de shock. Saba bien que su reaccin era irracional, pero Ruth se sorprendi actuando exactamente como aquel perro bobo, convirtindolo en una competicin, y ya no dudaba de que Ulinov tambin participaba de aquel juego. Inverta demasiado tiempo en atormentarla. La confrontacin se haba convertido en un cauteloso coqueteo entre comandante y subordinada, pasaban por alto las rgidas normas de no confraternizar, y la atraccin deba de resultarle ms difcil a l por su reticencia a minar su autoridad. Se mostraban duros entre ellos, fuertes, y era maravilloso tener la oportunidad de estar entretenido. Ruth mantuvo el rostro frente a la ventana, para atraerlo. En qu ests pensando? inquiri Ulinov. Qu hay que no hayas visto un milln de veces al otro lado de ese agujero? El interior del mdulo de laboratorio habra sido intransitable con gravedad. Sus aparatos se extendan en voluminosas torres sujetas a tres de las seis superficies de aquel cubo, atornilladas entre el equipo original y los ordenadores. Era una mezcla monocromtica, paredes de color hueso, paneles de metal gris. Ulinov fue hacia ella con paso experto y pis el techo con el pie para corregir el giro. El comandante Nikola Ulinov era grande para ser cosmonauta, tena el trax lo bastante ancho para abrazar a dos como Ruth, y su cara angulosa se haba extendido hasta alcanzar unas dimensiones enormes debido a la redistribucin de los fluidos corporales que se produca en la gravedad cero. Al parecer pensaba que sus dimensiones le daban una ventaja psicolgica y a menudo la intimidaba. Como en aquel momento. El olor que desprenda a Ruth le recordaba la Tierra, un aroma pleno y con textura. Bueno, autntico. Tentador. Por fin lo mir, al tiempo que se preguntaba por qu todava se molestaba en actuar como un brusco oso sovitico. l se dio cuenta y prob con otro tono. En realidad era ms como un lobo, gil y astuto. Habl con suavidad:

Tovarish, tendr que tapar ese agujero? Tendr que asignarte un vigilante? Por qu no entiendes la importancia que tienes? La chispa de picarda que se haba encendido en el corazn de Ruth se desvaneci. Tal vez fuera mejor as. He hecho todo lo que he podido. La India envi nuevos esquemas justo ayer He hecho todo lo que he podido aqu. Ulinov no dijo nada. Nunca lo haca cuando ella insista en que la haban vencido. Era un buen truco, dejarla regocijarse en su vergenza y frustracin. Por lo general ella sola hacer promesas de trabajar ms. En aquel momento ambos se quedaron en silencio. Al final, Ruth se arriesg a lanzar otra mirada. Los grandes ojos de Ulinov no estaban fijos en ella, sino en la ventana, donde una amplia corona de color amarillo blanquecino iluminaba la oscura curva del planeta. La nieve ya se ha derretido lo suficiente dijo ella. Colorado debera poder despejar un tramo de carretera para nosotros. Ulinov volva a mostrarse brusco. No volveremos a la rbita. Ruth asinti. Para entonces lo llamaban El Ao de la Plaga, el que haba cambiado el calendario, la historia. Y la decisin pareca correcta en muchos sentidos. Todo estaba muerto y era nuevo a la vez. Once meses atrs la vida era muy distinta, cuando ella form parte del ltimo lanzamiento regular en el Centro Espacial Kennedy, el definitivo. Los cohetes con suministros que lanzaron los europeos una semana despus no contaban. Nos quedaremos todo el tiempo que podamos dijo Ulinov. El presidente nos lo orden por una buena razn. Y t quieres seguir formando parte de tu guerra, pens ella. La tierra natal de Ulinov, como la mayora del planeta, deba de estar para entonces inconcebiblemente vaca. Los restos del pueblo ruso haban huido a las montaas de Afganistn y a la zona del Cucaso, una masa escarpada de rocas que se elevaba entre el mar Caspio y el mar Negro, donde estaban atrincherados en una confusa lucha feroz contra los nativos chechenos y las hordas de refugiados de Turqua, Siria, Arabia Saud, Jordania e Irak. Podra haber sido peor si los israeles no se hubieran trasladado por va area al sur hacia frica y las cimas altas de Etiopa. Por fin reinaba la paz en Oriente Prximo. La estacin espacial todava reciba comunicados espordicos de la poblacin rusa, peticiones de vigilancia orbital o apoyo militar de Estados Unidos o, a veces, declaraciones sanguinarias dirigidas contra los musulmanes. Ulinov enviaba fotos de alta resolucin todos los das, si lo permitan el tiempo y las rbitas, trasmita con diligencia todas las peticiones de suministros y haba jurado lealtad a Estados Unidos. Cuando la luz del da penetr por la ventana, Ruth le toc el hombro. Fue una tontera. La reaccin les hizo moverse un poco. Ella lo agarr con ms fuerza para mantenerse juntos. La superficie del mono de Ulinov estaba fra, como su autocontrol, pero desvi la mirada hacia la mano de Ruth y luego le examin el rostro. Se le suaviz la expresin.

Ruth habl primero. Las condiciones de trabajo en la gravedad cero no son una ventaja si no tengo lo que necesito. He sobrepasado el lmite de lo que puedo lograr con reconstrucciones, adems mal aplicadas. Con las prisas por alejar a la doctora de la marea invisible de nanotecnologa, los equipos en tierra haban perdido las muestras de los nanos. Lo ms probable era que alguien no hubiera entendido por qu cargaban partes de cuerpos humanos. La plaga de mquinas se conservaba con mayor facilidad y garantas en pedazos de tejido congelado. Colorado est utilizando una vieja sonda de electrones dijo Ruth, y la India ha perdido muchos programas. Los anlisis que envan estn incompletos. Ulinov se estremeci, luego se zaf de ella. Cada vez que haces un informe progresas. Ruth no saba qu hacer con la mano. Claro. Todava estoy aprendiendo. Hizo un gesto hacia el equipo, luego se acerc al microscopio atmico, que siempre le recordaba a un enano robusto en posicin de firmes. Su cuerpo terminaba en lo que seran los hombros, donde unos collares bajos protegan la superficie de trabajo, y el ancho cono de su sombrero contena manipuladores de puntos pticos y atmicos ampliados por ordenador. Haban tenido que instalar el MMFA de lado, a lo largo del laboratorio, y Ruth se haba pasado tantas horas con aquel aparato que, aprovechando la falta de gravedad, se coloc por costumbre longitudinalmente respecto de l, de modo que ella y Ulinov ya no compartan la misma vertical. Era de mala educacin. Ruth apenas se dio cuenta, estaba absorta en la cuadrcula de visualizacin en blanco del MMFA. Saba muy bien que no era correcto admirar la genialidad que se esconda tras los nanos. sa langosta invisible haba acabado con casi cinco mil millones de personas y provocado la extincin de miles de especies animales. El Ao de la Plaga. No slo se haba colapsado la historia humana. El medio ambiente tardaran siglos en volver a encontrar el equilibrio. Si es que era posible. En muchos senados, la Tierra se haba convertido en un planeta distinto, y slo estaban empezando a ver lo que les ocurrira a los bosques, el ciclo meteorolgico, la atmsfera, la tierra. S, todava ests aprendiendo repuso Ulinov, probando una nueva aproximacin. La tcnica de diseo es extremadamente innovadora. Podra estar trabajando con mis modelos otros cinco aos replic Ruth. Es una broma. No. Intentaba ser delicada con la verdad. La sonda de electrones de Colorado apenas tiene potencia suficiente para desarmar un nano de dos mil millones de unidades de masa atmica o urna, no hablemos ya para aplicarles la ingeniera inversa, y los problemas tcnicos de programacin en la India hacen que sus esquemas sean casi intiles. Puede que esta mquina sea el mejor equipo que quede en el mundo. Y aun as has dejado de trabajar. Uli, he hecho todo lo que he podido aqu. Ruth nunca haba tenido esa sensacin con una persona, ternura mezclada con resentimiento. La sacaba de quicio. No era l quien deba tomar la decisin de quedarse en rbita, pero Ulinov siempre haba sido un claro defensor de mantener a la

tripulacin de la EEI en la estacin el mayor tiempo posible, cuando podra haber aadido su voz a la de Ruth. Ruth entenda su postura. Respetaba el compromiso y el cdigo de honor de Ulinov. Al fin y al cabo, estaba convencida de que aquellas cualidades eran sus propios puntos fuertes. Tambin era la base de su atractivo, y al mismo tiempo tal vez fuera lo que los mantena separados. Su pequea pelea podra haberse alargado de no ser porque ya llevaban semanas discutindolo, desde que la nieve empez a desaparecer en las Montaas Rocosas. l se fue. Ella volvi a su ventana. La observacin del mosaico de la superficie de la Tierra que rotaba le ocupaba lo suficiente la mente, de modo que pronto volvi a entrar en un conocido estado de meditacin que permita que su subconsciente le diera vueltas al diseo del nano. Se senta casi como si estuviera fuera, en un paseo espacial, sola en el vaco, esbozando diagramas como constelaciones y recorriendo aquellas formas intrincadas, separando secciones para un examen ms exhaustivo. Ruth Ann Goldman no haba entrado en el campo de la nanotecnologa porque prometiera revolucionar los procesos de fabricacin, curar todas las enfermedades, erradicar la contaminacin, incluso limpiar el cielo de los gases de efecto invernadero, aunque siempre haba deslumbrado a los entrevistadores con esas posibilidades antes de encontrarse con el encargado de personal del departamento de Defensa y dejara de publicar. La verdad era mucho ms sencilla. Ruth tena un coeficiente intelectual de 190 y se aburra con facilidad, y el hecho de desarrollar mquinas funcionales a escala nanomtrica era un reto suficiente para olvidarse a menudo de s misma. En el cambio de milenio, los mejores investigadores estaban entusiasmados con empujar, grabar, inducir qumicamente o manipular tomos de otro modo, de forma individual o en millones, en tubos, cables, placas y otras formas inanimadas. Cuando Ruth era todava estudiante universitaria, se colaba en el laboratorio por la noche para marcar HOLA GUAPO o ELVIS EST VIVO en las superficies de prueba de sus colegas, esos primeros tubos y cables rudimentarios que se manipulaban para formar procesadores y que lograron crear una nueva generacin de ordenadores hiperrpidos. Cuando obtuvo su doctorado, aquellos nuevos ordenadores y avances en microscopa se haban utilizado para construir verdaderos robots a escala nanomtrica, aunque poco inteligentes, ya que slo eran capaces de consumir energa deambulando sin rumbo en un entorno estril. Haca tiempo que los cientficos ms arrogantes y los expertos ms histricos comparaban la nanotecnologa con jugar a ser dioses, pero a Ruth esa analoga le pareca ms bien tontorrona, adems de irnica, por el hecho de que alguien confundiera la habilidad de controlar cambios en el nivel molecular con la capacidad de crear universos. La nanotecnolo ga era precisamente lo contrario, un campo de diseo muy exacto y preciso, nada ms. Ruth decidi concentrar sus esfuerzos en algoritmos de reconocimiento, que en esencia eran cerebros. El montaje de robots microscpicos todava presentaba una serie de obstculos interesantes, pero los fundamentos estaban bien consolidados, y todo hijo de vecino quera montar una mquina el doble de elaborada que los dems. Ruth no le vea el sentido. Sin una orientacin, el robot ms sofisticado no dejaba de ser una curiosidad que no serva ni siquiera como pisapapeles. Utiliz su seguridad y considerable capacidad de sarcasmo para obtener subvenciones y varios ayudantes universitarios, luego se prepar para un trabajo que le llevara toda la vida. Le fue de gran ayuda ser un bicho raro, paciente y obsesivo, cuya idea de tiempo libre era meterse

bajo el lavamanos de la sala de hombres y esperar para dar un susto de muerte a un rival. Tuvo una aventura con un compaero, una rata de laboratorio, ms por conveniencia que por verdadero deseo, y cuando su familia celebraba la Hanukkah tambin se acostaba con su hermanastro. Entre tanto, sus esfuerzos le valieron diecisis patentes, y en ltima instancia le salvaron la vida. Tena treinta y cinco aos cuando el tipo del departamento de Defensa entr en su despacho tras pasar el control de seguridad. Los trabajos para el gobierno no solan ser tan atractivos como los que se hacan en los laboratorios privados, y Ruth era lo bastante consciente de s misma para darse cuenta de que haba prosperado gracias a la atencin que haba suscitado al publicar sus logros. Era divertido estar de moda. Tambin le daba reparo trabajar para el ejrcito, por el tpico ese de destruir en vez de crear. Pero el hombre del departamento de Defensa o era un romntico o un buen actor. Vea a Ruth como una vanguardista audaz y discreta, una suerte de Batman, dotada de un equipo de miles de millones de dlares y ms potencia de ordenadores que la mayora de naciones pequeas, capaz de responder con su talento a los ataques y descubrimientos casuales de los laboratorios enemigos y los cientficos aficionados. Tambin le ofreci la posibilidad de llevar a cabo experimentos con microgravedad y gravedad cero pagados por los contribuyentes. Haca tiempo que se especulaba con que, si se liberaban de la fuerza de la Tierra, el diseo de nanos saldra beneficiado, como haba ocurrido con tantas ciencias estructurales. Ruth vio una gran oportunidad de ser la pionera. Dijo que s y disfrut de cinco meses de recursos increbles, as como sus primeras clases en la NASA, antes de que la plaga de nanos se desatara en California. La plaga no era militar, pese a los rumores. Ruth tampoco se crea a los tres o cuatro grupos terroristas que haban reivindicado la autora, de los cuales uno se apresur a corregir su declaracin cuando las infecciones se propagaron sin control. Aunque un grupo terrorista poseyera los aparatos y la formacin necesaria, el diseo era demasiado complejo si el objetivo era la mera devastacin. El nano se pareca a un largo gancho viral recubierto de cilio, en vez de adoptar una forma ms bsica, esfrica o reticular, y casi un tercio de su capacidad segua sin utilizarse. La mquina, tal y como la conocan, pareca slo un prototipo, quedaba espacio para introducirle ms programas. Aqul maldito bicho era biotcnico, orgnico, construido para engaar al sistema inmunolgico humano. Tambin se podra haber creado un arma con un reloj vital para evitar que proliferaran sin fin. Pero el rel que serva de control de los nanos no funcionaba fuera de las condiciones de laboratorio. La cifra mgica era 70 por ciento de una atmsfera estndar. Bajo esa presin, esos nanos se autodestruan. Por desgracia, el 70 por ciento de la atmsfera se produca a 2850 metros de altura, y los cambios normales en la densidad del aire provocaba que funcionaran con toda normalidad a tres mil metros. El 19 de agosto, un da despejado y soleado, Colorado registr infecciones hasta a una altura de 3200 metros. Ruth consideraba que el 70 por ciento era una cifra curiosa. Su hiptesis era que el equipo que los haba diseado haba redondeado al alza para evitar el feo nmero de 66,6 por ciento, y era imposible saber cuntas vidas haban salvado as. Cada punto de ese porcentaje abarcaba mucho terreno. Dos tercios de atmsfera estndar el 66,6 por ciento habran puesto la barrera por encima de los 3350 metros.

Era una pequea pista para seguir el razonamiento de los diseadores, parte de una tendencia general hacia la eficacia ms brutal. sos nanos eran un trabajo brillante, representaban un gran avance conceptual y de ingeniera que superaba todos los trabajos por los que Ruth haba cosechado tantos elogios. Tendra que enfrentarse a la plaga cara a cara si quera desvelar sus secretos algn da.

5
El sargento Wallace, Bill para los amigos, se solt las correas de la bicicleta esttica en cuanto Ruth entr en el mdulo de ciencias mdicas y biolgicas. El reloj todava marcaba veintisiete minutos, pero l se levant del silln y se quit de un tirn las muequeras sin ni siquiera limpiarlas. sa breve rasgadura del velero y los dos latidos del monitor del corazn fueron su nica conversacin. El interior de la EEI ofreca menos espacio que un tren de pasajeros de cuatro vagones, aunque estaba dividido en un laberinto de zonas separadas. Los miembros de la tripulacin nunca conseguan evitarse del todo. Wallace haba jugado de defensa, haba estado en la Armada y ahora tena demasiado tiempo libre. A Ruth nada le despejaba tanto la mente como una buena sesin de sudor, pero el ejercicio en la estacin se limitaba a la bicicleta y una mquina de pesas. Tal vez iba all con frecuencia slo por los cajones y las unidades de almacenamiento que formaban las paredes, salpicadas de etiquetas rojas y naranjas. Algunos de los maletines europeos con suministros mdicos estaban asegurados al techo. Eran de color amarillo. Contenan material peligroso. En aquel pequeo mundo metlico Ruth se mora por ver algo de color. Bill Wallace no responda a la imagen que utilizaba el Ejrcito en sus carteles de reclutamiento. Tena el pelo rojizo y las mejillas pecosas, con muchas marcas de un acn de la adolescencia, pero haba estado a punto de batir el rcord estadounidense de horas en el espacio antes de su largo exilio y, como a Ruth, le volva loco su trabajo. Era el perfecto hombre para todo, saba de electrnica y mecnica Eso lo retuvo a bordo de la EEI cuando tres de los siete miembros de la tripulacin fueron evacuados por la lanzadera Discovery para prolongar el oxgeno, el agua y la comida en beneficio de Ruth. Se acerc sin decir nada ni molestarse en indicar sus intenciones con un gesto. No importaba. Haban ejecutado aquellos pasos cientos de veces. Ruth se apart y Wallace, grosero, pas por su lado de manera forzada. Ella estuvo a punto de gritarle algo al odo, cualquier cosa, para obtener una reaccin pero saba por experiencia que esas bromas slo hacan su silencio ms profundo. Ruth fue hacia la bicicleta. Pas por encima, meti un pie debajo del silln acolchado, luego desplaz el otro pie hacia abajo. Sin embargo, ese movimiento le hizo girar las caderas y se dio un golpe con el trasero en el respaldo, de modo que lo que podra haber sido una maniobra excelente fue un desastre. Echara de menos flotar, dar volteretas. El hecho de distraerse durante aquel apocalipsis era un placer sencillo teido de muchas sombras de culpa. Y pagara por ello. Cuando regresara a la Tierra, tal vez estara en una silla de ruedas durante un tiempo. La degeneracin de los msculos y los huesos eran una amenaza muy real en la gravedad cero. Las dietas especiales y el ejercicio continuo slo podan ralentizar el proceso. Sigui a Wallace con la mirada antes de atarse con las correas. Su reflejo le resultaba incmodo. Qu estupidez. l jams le hara dao, aunque slo fuera porque le haban ordenado que la considerara su superior. Todos los astronautas estaban tan orgullosos de su disciplina como ella de su trabajo. En realidad, Wallace haba sido uno de los miembros que se haba prestado voluntario para desalojar la estacin, con la esperanza de reunirse con su familia, pero los de la central lo haban

considerado esencial para operaciones a largo plazo. Eso no era un problema. No se poda hacer mayor cumplido a un hombre como Wallace. Haban metido a su esposa y a su hija en un avin de la guardia nacional de Florida junto con otros VIPs y los haban llevado a la cima del Pikes Peak, en Colorado, a 4250 metros por encima del nivel del mar. Se las haba dado por muertas en el desastre que arras los depsitos provisionales de combustible la primavera pasada, pero aun as haban tenido ms oportunidades que la mayora. Wallace se puso en su contra por los zumos de zanahoria. Todo el asunto era increblemente absurdo, pero llevaban demasiado tiempo metidos en aquel pequeo infierno. Ruth poda contar ms conflictos de personalidad que personas. Al astronauta A no le gustaba la manera en que los astronautas B o C reorganizaban los suministros, mientras que B se haba puesto a cantar canciones country y discuta con A, D y E cada vez que los molestaba, y C pensaba que D ola especialmente mal y le sentaba mal que A lo llamara idiota, etc. Su existencia cotidiana era de una rutina desalentadora, y Ruth haba hecho que reventaran dos cartones de zumo con la esperanza de que todos se divirtieran, aunque slo fuera un momento. Haba sido un placer planear el truco. Lstima que a Wallace le reventaran los dos cartones de zumo. Ruth no haba cado en que el de zanahoria era su zumo favorito, pero l se lo tom como algo personal, y despus de sorber del aire la segunda nube pegajosa de zumo le ech en cara que violara las normas de seguridad y los posibles daos para las conducciones electrnicas. De pronto Ruth se estremeci al or un golpe suave, cerca, luego otro, de manos o pies contra las paredes. El monitor del corazn emiti un pitido de alarma y ella se dio la vuelta, atada por las correas de velero de la bicicleta. Derek Mills, el piloto de la Endeavour, dej de acercarse cuidadosamente y se detuvo en el pasillo con una mano y un pie extendidos. Mills deba de haber sido guapo. Tena la frente y la mandbula fuertes y suaves. No obstante, a Ruth no le gustaba su estudiado semblante neutro, ni sus miradas furtivas a la camiseta interior blanca de Ruth. Consigui taparse el pecho con el codo mientras se limpiaba la frente. Qu ocurre? Mills pensaba que las bombas de zumo haban sido una pasada. Mostraba sus brillantes dientes perfectos con todas las bromas de Ruth, coqueteaba con ella siempre que tena oportunidad. Incluso guardaba su racin de tubos de pasta de chocolate y los sacaba cuando estaban ellos dos solos eso provocaba una intimidad incmoda y forzada, ya que tenan que posar sus labios por turnos en la misma boca de plstico. Dej de mostrarse simptico porque era un verdadero creyente en el programa espacial, como la mayora de la tripulacin, y Ruth insista ahora en hacerles volver a tierra. Tal vez para siempre. La radio anunci, y luego le dio la espalda. Ruth pas por una seccin fra y oscura de la EEI, y de pronto fue consciente de que senta un dolor en todo el cuerpo, un malestar tan real como el escorbuto. Para Mills aquella estructura era la gloria. Ruth slo quera volver a ver rboles y el cielo. La sala de comunicaciones era un desastre, un caos. Haba trozos de papel arrancados de cuadernos y envoltorios pegados en la pared, con nombres, frecuencias y localizaciones de todo el globo. Era un registro vivo del Ao de la Plaga. Se haban tachado muchos datos, casi todos los dems haban sido alterados por lo menos una vez, y aun as nunca se quitaba un trozo de papel.

Ruth entr como pudo. Ulinov ordenaba despejar aquel pasillo cada semana, incluso haba quitado l mismo muchas veces los molestos maletines de suministros, pero el camino siempre volva a quedar bloqueado. Simplemente haba demasiados trastos a bordo. Encontr a Gus escuchando estallidos de interferencias, tan fuertes que no dijo nada. Toqueteaba el panel de control con una mano y se frotaba la calva con la otra, como si l fuera su propio amuleto de la suerte. Luego vio a Ruth, la salud y silenci la esttica. Al parecer haba estado pasando de un canal en silencio a otro. Por fin has venido dijo. Ponte estos auriculares, vamos a ponerte en contacto a escondidas, tal vez haya grandes noticias, djame que te conecte a travs de una transmisin por satlite. Hola, Gus. El oficial de comunicaciones Gustavo Proano, que se qued a bordo para apaciguar a los europeos, era el miembro de la tripulacin ms relajado durante aquella espera eterna. La fuerza de la costumbre. Era trilinge, tena nociones de farsi y portugus y estaba aprendiendo ms. Gustavo tena en la Tierra ms amigos vivos que nadie. Ruth an no entenda su costumbre de encerrarse ah dentro. Era la persona ms sociable de toda la tripulacin. Tal vez de forma inconsciente trataba de proteger sus radios. Volvi a hacer un gesto para que se diera prisa, y farfull algo en un micrfono, demasiado rpido para que nadie pudiera contestar. Hablaba ingls con un marcado acento neoyorquino, pero su locuacidad se impona a cualquier idioma, incluso en aquellos en los que su nico repertorio era Hola y Cmo ests?. Leadville, aqu la EEI. Leadville, vuelve, tengo un contacto esperando. Ruth se coloc el auricular y se dio cuenta de que le estaba volviendo a crecer el pelo y empezaba a rizrsele. Estupendo. El estilo astronauta le hara parecer un mono. Leadville dijo Gus. Leadville, Leadville A finales del siglo XIX, en la poca de la fiebre del oro, Leadville fue una metrpoli de treinta mil hombres atrados al centro de Colorado por sus ricas minas de plata. En el siglo XXI, reducida a slo 3000 residentes, su nueva fama se deba a que, con sus 3100 metros de altura, era la ciudad ms alta de Estados Unidos. Ahora era la capital del pas, y un censo aproximado fijaba la poblacin de la zona en 650.000 habitantes. Los refugios del North American Aerospace Defense Command, NORAD, a los pies de la montaa Cheyenne, albergaron en un principio al presidente, los congresistas que haban sobrevivido y los cientficos ms destacados en nanotecnologa. La base subterrnea se encontraba mucho ms abajo de la barrera, pero estaba equipada con un sistema de aire independiente para protegerse de la radiacin o la guerra biolgica. La mayor parte de las comunicaciones de Ruth haban sido con el NORAD, hasta que la plaga se desencaden desde un laboratorio dentro del complejo. EEI, aqu Leadville dijo una voz, arrastrando las palabras, con tono tranquilo. No os retiris. Recibido. Quieres que nos mantengamos a la espera? dijo Gustavo. No os retiris. La evacuacin parcial de la base del NORAD haba reducido mucho su capacidad de trabajo, ya mermada por el desencadenamiento de la plaga. En un momento dado hubo ms de mil investigadores

por toda la nacin, luego cientos, al final slo docenas y aparte de la India y un equipo japons desplazado al monte McKinley, en Alaska, nadie ms ni siquiera lo intentaba. En los Alpes, los alemanes, los franceses, los italianos y los suizos estaban en guerra entre ellos, y con las masas de refugiados que se moran de hambre, tan errantes como los rusos. Y los cientficos brasileos refugiados en los Andes haban dejado de hacer predicciones antes de finalizar el primer invierno. Ruth alcanz las listas de contactos pegadas a la pared ms prxima, pero enseguida dej de toquetearlos. Haba tantos nombres y lugares tachados que se preguntaba cmo poda Gus soportar aquel constante recordatorio. Le pareci terrible. Sin embargo, era obvio que algo en su interior se senta satisfecho al rodearse de datos y barreras fsicas. Eh, hola, estoy conectado? La nueva voz hablaba casi igual de rpido que Gustavo, habituada durante meses a la escasez de energa. James dijo Ruth, te escucho. Tengo Intervino la otra voz de fondo. Es una llamada segura, comunicacin de la EEI. Por favor, despejen el canal. Recibido. Gustavo se dio la vuelta y le gui el ojo antes de ir flotando hacia la salida. Hasta entonces Ruth haba decidido compartir toda la informacin con el resto de la tripulacin, fuera clasificada o no. Crea que era lo justo. Por qu seguir guardando secretos? Los soldados de abajo exigan que se despejara el canal slo por entretenerse. Ruth estuvo a punto de decir algo, pero se oy un clic bajo y amenazador. Gus haba identificado aquel sonido como un aparato de grabacin, y a Ruth se le pusieron los pelos de punta. Ansiaba el aire puro, un horizonte, caras nuevas, pero crea que sera un pecado envidiar a los que estaban en la Tierra. Era uno de los miembros de la raza humana mejor alimentados y que estaba ms a salvo. Les haban informado de que la situacin en Colorado era estable, aunque Ruth perciba indicios de otra realidad en aquellas conversaciones: retrasos inexplicables, evidentes escaseces, nombres que parecan haber desaparecido para siempre. Haba intentado conversar un poco ms para averiguar algo, pero por lo general la interrumpan y una vez cortaron la conexin. Dijeron que era por ahorrar energa. Otras veces los cientficos con los que hablaba eludan sus preguntas o no le hacan caso de forma descarada. Por qu? Si conociera a alguno de ellos, si tuviera amigos all, podra haber insistido, pero sus relaciones eran tan escasas como el cable que una los auriculares a la radio. Tengo buenas noticias y buenas noticias dijo James. Bueno, yo siempre digo que prefiero or las buenas noticias primero. Ruth intent que su sonrisa se reflejara en su voz. Demasiado a menudo sus comunicaciones eran letanas de desesperacin. Haba conocido a James Hollister en una convencin en Filadelfia, aos atrs. Recordaba de l una vaga imagen, gafas gruesas y una enorme barriga a lo Moby Dick. Tena un recuerdo ms claro de los artculos que haba publicado. Haba dirigido un nuevo enfoque en medicina nanobitica utilizando aminocidos sintetizados para perforar membranas bacterianas y as matar infecciones. Su campo slo estaba relacionado con el problema actual en el sentido ms amplio, pero James no era tonto y haba aportado una perspectiva nica a los esfuerzos por construir un nano antinanos: el NAN.

Se haba presentado voluntario para el puesto de coordinacin para liberar a otros investigadores con aptitudes ms apropiadas para resolver la crisis. Ruth se alegraba de ello. Hablaba con l seis de cada diez veces, y ya nadie ms haca bromas, ni siquiera pequeos juegos de palabras como buenas noticias y buenas noticias. Hemos rediseado nuestro motor dijo l, hemos incrementado la eficacia de combustin en casi un cinco por ciento. Genial. Al fin y al cabo, la qumica era su especialidad. Supongo que es genial, James, pero qu ms da? Podemos agrandar el NAN si necesitamos ms potencia. Silencio. Interferencias. Estuvo a punto de callrselo. Estis perdiendo el tiempo con vuestras extravagancias. Tenemos un algoritmo de reproduccin funcional. Podemos hacerlo todo lo grande que queramos, cinco, diez por ciento, da igual. Pensaba que habamos quedado en centrarnos en la discriminacin. Ruth, necesitbamos algo a lo que apuntar, algo real. El bicho de LaSalle ha resultado eficaz y el consejo del presidente habla de reasignarle a todo el personal. Qu? Lo ha hecho en un entorno real o en condiciones de laboratorio? En el laboratorio, si es que importa. Pues claro que importa! Nosotros tambin hacemos pruebas en condiciones controladas. Qu les has dicho? Que nuestra eficacia de combustin haba subido un cinco por ciento. sta vez fue Ruth quien no contest enseguida. Luego se ech a rer. De acuerdo, supongo que son buenas noticias. No haba un consenso sobre cmo manejar la situacin. Todo el mundo quera destruir la plaga, por supuesto, pero en aquel momento haba como mnimo tres propuestas que competan y el doble de conceptos haba sido descartado durante los ltimos meses. La escasez de equipos obligaba a que, de todos modos, gran parte de su trabajo fuera terico, y los especialistas en nanotecnologa de cualquier campo tendan a ser visionarios y un poco excntricos. El fin del mundo no haba cambiado eso. Tal vez lo hubiera empeorado. Haba demasiado en juego, y el nombre de la persona que venciera a la plaga de esas mquinas sera ms importante que Mahoma o Jesucristo. LaSalle es idiota afirm Ruth, y oy en sus auriculares dos golpes, tal vez era James, que se encoga de hombros. O quizs era el otro oyente. Le daba igual. Supongo que todava proclama a los cuatro vientos que la discriminacin es una prdida de tiempo. Ha conseguido que la mitad del consejo est de acuerdo con l. James, es imposible que funcione de otra manera. No puede pasar por alto el asunto slo porque le resulte incmodo. Cualquier nano en un entorno real tena que superar tres obstculos importantes, e integrar cada solucin en un todo que funcionara era el cuarto reto. Y el ms difcil.

El primer problema era cmo hacer funcionar algo tan increblemente diminuto. En honor de El Mago de Oz, los profesores de Ruth lo llamaban el Problema del Hombre de Hojalata ojal tuviramos un corazn. Existan docenas de posibilidades utilizando combustibles sintticos, protenas, electricidad, calor. El truco era destinar el mnimo de capacidad posible al almacenamiento de energa y/o su generacin. La segunda dificultad era el Espantapjaros: ojal tuviera cerebro. La inteligencia ms antigua y fundamental de la naturaleza estaba basada en reacciones qumicas a partir del cido ribonucleico, y los aminocidos de James, reacciones simples y limpias, suficientes para alguna clase de biotecnologa. Pero era todo un reto incorporar una conciencia y capacidad de decisin a mquinas de ese tamao sin obstruir su velocidad operativa. El tercer desafo, conocido como la Bruja Malvada, era cmo crear suficientes nanos para que valiera la pena. Una persona podra tardar sesenta horas en montar un equipo compuesto por quinientos tomos, segn el material y el equipo utilizado. La automatizacin podra acelerar el proceso, pero no era viable econmicamente porque habra que gastar millones de dlares en construir fbricas para crear los nanos. Una lnea de pensamiento puntera haba propuesto unir al Espantapjaros con la Bruja. Unos nanos capaces de obedecer instrucciones tambin deberan ser capaces de montar otros como ellos. Su funcin determinaba su forma. Una vez ms, la escala infinitesimal de los nanos haba entorpecido la aplicacin de este enfoque, pero los rudimentarios prototipos de kilotomos lo llevaban haciendo desde antes de que Ruth entrara en la universidad. Ni un solo aspecto de los nanos era revolucionario. Lo que los haca tan eficaces era lo bien ensamblados que estaban. El nano utilizaba el calor corporal de su anfitrin como fuente de energa, de modo que slo necesitaba unos pocos receptores en puntos clave de su estructura. Sus creadores haban superado el obstculo del cerebro esquivndolo del todo. La mquina era muy sencilla. Infestaba los tejidos de sangre caliente porque era incapaz de funcionar en ningn otro entorno, y montaba ms criaturas, igual de limitadas pero agresivas, porque as se lo haban ordenado. Punto. Todo el mundo coincida en que el nano, tal como lo conocan, era un prototipo, y aun as Gary LaSalle quera adoptar ese mtodo para su NAN. Vaya estupidez. Era como si el doctor Frankestein dijera: Igor, ve a buscar un cerebro!. Sin embargo, tal vez Ruth haba llevado demasiado lejos sus bromas, porque dos meses antes LaSalle haba dejado de hablarle por radio. Tena razn en que los nanos funcionaban de forma rpida porque les faltaban instrucciones complejas, pero aquel hombre era un completo idiota si pensaba que podran limpiar el planeta con un NAN sin discriminacin. La tarea era demasiado vasta, el campo de batalla demasiado heterogneo. Y, lo que era ms importante, en el mundo, por debajo de los tres mil metros, los nanos ya no tenan anfitriones y estaran en hibernacin. Eran objetivos inertes e inactivos, e incluso un NAN que se reprodujera despacio al final destruira a casi todos los nanos. La idea era sencilla: soltar su mejor trabajo, luego esperar y observar. Pero quin sera el salvador? El NAN de LaSalle, ms una reaccin qumica que una mquina, estaba compuesto por molculas

de carbono rico en oxgeno con la intencin de unir los nanos en cmulos supramoleculares y no funcionales. Rpido y sucio. James haba ayudado en los inicios de ese programa, llamado Copo de Nieve, antes de declararlo inestable. Pero, aun as el NAN de LaSalle segua siendo el ms pequeo y rpido de reproducir, un hecho en el que siempre insista cuando an intentaba contar con la ayuda de Ruth. Otra faccin, tal vez la ms ambiciosa, imaginaba un NAN parsito que proporcionara una nueva programacin a los nanos, que aprovechara su capacidad extra e hiciera que aquellos malditos aparatos se atacaran unos a otros. No obstante, este grupo todava estaba trabajando con anlisis y simulaciones por ordenador, y nadie ms crea que llegaran ms all de la fase de planificacin. Ruth perteneca al tercer equipo, formado en su mayor parte por tcnicos con formacin militar y gubernamental. Haban construido un cazador cuyo ciclo de vida se basaba en destruir nanos. Una autntica arma. Quemara una parte de los nanos para obtener combustible, y utilizara el resto para construir ms cazadores como l. ste diseo haba sido el favorito hasta que el consejo presidencial se fue desesperando, como era comprensible. Haba un gran problema con los tres conceptos. Al crear ms criaturas como ellos, los nanos extraan carbono y algo de acero del tejido de sus anfitriones, y, como sustancia, cada mquina apenas era discernible de cualquier otra forma de vida. Lo que supona un problema muy grave. Un NAN diseado para acabar con los nanos en masa tambin atacara las clulas humanas y animales. Vuelve a ensearles tus nmeros dijo Ruth. Si el bicho de LaSalle utiliza hasta la ltima pizca de carbono del mundo, todo lo ocurrido hasta ahora va a parecer una tontera en comparacin. Una tontera? Todos estaremos muertos, en todas partes. Sus auriculares volvieron a hacer un ruido, y se pregunt si James sonrea, caminaba o meneaba la cabeza. Le hubiera gustado verle la cara. Su voz, como siempre, slo trasmita fuerza y calma. El consejo ha ideado una manera de protegernos de cualquier NAN dijo, en caso de que algo salga mal. Ahora es obligatorio incorporar el fusible hipobrico en todos los diseos, aunque eso haga que todo el mundo se retrase. Un fusible no evitar que el bicho de LaSalle afecte a plantas, insectos o lo que quede por debajo de los tres mil metros. Acabar con el poco equilibrio medioambiental que pueda quedar todava en el planeta! Necesitamos un NAN capaz de discriminar. En realidad las otras buenas noticias tienen cierta relacin con ese tema. Qu? Entonces para qu dejas que me indigne? La sonrisa de Ruth era real, pero se forz a rer por el bien de James. Retiro lo dicho, es perfecto! Tenan el principio de un cerebro. Otro miembro de su grupo haba propuesto atacar el fusible hipobrico en s en vez de el nano en general, y utilizar esa estructura nica como indicador. Por desgracia, de momento, el programa mejor desarrollado era eficaz en menos de un treinta por ciento en una cpsula presurizada donde haba el doble de atacantes que nanos en hibernacin. Es mejor que eso dijo James. El FBI ha llevado un equipo a Denver. Piensan que tienen una nueva pista. Ruth dobl brazos y piernas, y se encogi en un arrebato involuntario de emocin. Golpe la pared con una rodilla, empez a rotar y se llev la mano al auricular para evitar que se le cayera.

Cundo? Cmo? Slo han despejado un tramo suficiente de una carretera para empezar a volver a volar Ella casi lo interrumpi. Cunta carretera habran despejado? La lanzadera necesitaba ms del doble de pista de aterrizaje que la mayora de los aviones. llevaron un grupo a la ciudad y han cogido ms ordenadores de la biblioteca pblica de all. Creen que ahora tienen registros completos de las ventas de los fabricantes. Antes de la plaga haba cuarenta y seis laboratorios universitarios de nanotecnologa en todo el pas. Siete grupos privados y cinco que trabajaban para el gobierno. sas cifras no incluan a Ruth, ni por lo menos dos operaciones federales ms, secretas, de las que ella tena noticia. Ni tal vez una docena de laboratorios con fondos independientes que se mantenan en la sombra y que se aprovechaban de los datos pblicos pero sin compartir sus progresos. Sin embargo, slo trece empresas haban producido equipos de microscopa y nanofabricacin, y esos costosos aparatos rara vez se vendan tan fcilmente como las acciones de esas empresas. Incluso antes de desatarse la plaga ms all de las barreras de cuarentena por el norte de California, los analistas de datos del FBI haban descubierto dos grupos privados en la regin. Los agentes arrasaron esos laboratorios y los otros seis que operaban pblicamente en la zona. Lo confiscaron todo, incluso la poca tecnologa de laboratorio que an quedaba. Lstima que slo algunas de aquellas personas llegaran a una altura segura. Las pruebas se haban extraviado o destruido. Nadie estaba siquiera seguro de que la plaga hubiera sido construida en la zona de la Baha. Podra haberse desencadenado en un viaje o durante una compra. Nadie pudo explicarlo jams. No era de extraar. Cualquiera que se hubiera hecho responsable habra sido linchado. Pero no se haba disparado una sola alarma ni siquiera durante las primeras cuarenta y ocho horas, cuando se podra haber contenido el problema. La creencia general era que el equipo de diseo de la plaga haba muerto en cuanto se desat y a juzgar por la mayora de los supervivientes, probablemente su muerte no haba sido lo bastante lenta. No haba castigo suficiente para aquel crimen. Ningn idioma humano tena una palabra para describir lo que haba ocurrido. No obstante, el objetivo de los diseadores de la plaga, por lo menos segn la opinin de Ruth, nunca haba sido la venganza. Queran comprender, respuestas, una clave para detenerla. Dime que habis encontrado el laboratorio dijo ella, a sabiendas de que, si fuera as, incluso James estara gritando. Slo es una pista dijo l. Aparatos. Han enviado a alguien a buscarlos? Dnde? Todava estn calculando el coste del combustible y las botellas de aire. Pero eso podra ser lo que necesitamos! Diseos originales, aparatos personalizados, incluso pistas sobre lo que le ocurri al equipo de diseo! James no contest durante varios segundos. Tal vez esperaba que se calmara. A lo mejor deseaba, como ella, que fuera cierto. Nadie est convencido an de que sea informacin fiable. Cuntame. Hace tres aos, Select Atomics entreg un lser de fabricacin en una localidad de Stockton que

no se puede decir. Ruth nunca haba estado en la Costa Oeste, pero se haba familiarizado con la zona, al principio por las noticias, luego por las entrevistas con el FBI y la ASN. Todo superviviente ligado aunque fuera mnimamente con la nanotecnologa, incluso guardias de seguridad y conserjes, haba tenido que dar informes extensos, y los agentes de inteligencia rastreaban todas las posibles pistas, nombres, rumores Segn el patrn de las infecciones, la mejor hiptesis era que los diseadores de la plaga haban trabajado en Oakland o Berkeley, en el congestionado ncleo urbano de la zona. Stockton dijo Ruth. Est al este de la zona de la Baha, cerca de Sacramento, verdad? Cerca de las estribaciones de las sierras? S lo que ests pensando, pero has de tener en cuenta Llevad un avin all! Lo antes posible. Ruth, debes tener en cuenta que podran haberse llevado el lser a cualquier sitio. Aunque estuvieran en Stockton, la situacin se convirti en una locura enseguida. Las autopistas se colapsaron. Media ciudad estaba quemada. Y caan unos cinco centmetros de nieve por hora por encima de los 1800 metros, en todas partes. Ella sacudi la cabeza, el auricular le haca dao en la oreja. Puede que el equipo original haya conseguido sobrevivir. Ruth Puede que algunos lo hayan logrado.

6
Sawyer iba de aqu para all por la zanja de drenaje poco profunda que llevaba a su peasco, se mova de lado, como si los pequeos indicadores de rocas que haban puesto a 3000 metros fueran una cerca infranqueable. No le interesaban las despedidas. Cam se reuni con los dems en la cresta donde haban encendido la fogata para Hollywood. Faulk, que se quedaba, haba accedido a quemar dos brazadas durante el da. Ms tarde. Mucho ms tarde. El amanecer se alzaba como una gran promesa amarilla ms all de las praderas del ste, y en aquel crepsculo helado incluso los susurros sonaban agudos y fuertes. Era el 14 de abril del ao uno. El Ao de la Plaga. Las predicciones de Colorado haban servido de calendario fiable para el grupo de Hollywood. En la radio haban empezado a hablar as, y la idea se impuso de inmediato, por razones obvias, pens Cam. Un nuevo comienzo. Lanza el armazn de una cama al montn dijo Doug Silverstein. Eso proteger el fuego y a la vez har que arda de verdad. Faulk asinti. Sabrn que os dirigs hacia all. Al oeste, unas nubes grises surgieron de la noche y absorbieron las conocidas siluetas de las montaas ms prximas. La tierra y el cielo quedaron unidos por las capas grises que anunciaban lluvia. El viento hmedo y errtico ola a oxgeno. La voz de Sawyer tron hacia ellos: Vamos! La mayora de las cabezas se volvieron. Sawyer mova el puo arriba y abajo. Cam record que l haca el mismo gesto a los camioneros desde el asiento trasero del coche de su padre, cuando era pequeo y oan partidos de bisbol en la radio, alborotando con sus hermanos en aquel reducido espacio abarrotado. Sonri. Chillaban como hienas tontas cuando un camionero haca sonar el claxon por ellos. Erin tambin sonrea. Era el nico rostro que no estaba tenso ni amargado. Cam se estremeci. l saba que su extraa sonrisita felina slo significaba que estaba pensando. Pero Cam no quera que nadie les viera a los dos ah, de pie, sonriendo. Joder. Contest a Sawyer con un gesto lento para que tuviera paciencia. Espera. Esto es importante. El centro de su reunin era una maraa de apretones de manos y abrazos, palabras de nimo. Era la mayor demostracin de emociones que haba visto Cam en aquel islote alto y yermo, y deseaba ser ms partcipe de ella. Deseaba tantas cosas No importaba que ya hubieran practicado aquel ritual dos das antes, cuando los cielos se nublaron y llovi durante media hora, ni que todo estuviera decidido con ms de dos semanas de antelacin. Todos queran tocar a los pocos que se quedaban: Faulk, Sue, Al y Amy Wong. El hijo de tres meses de Amy, Summer, pas por una docena de personas que lo arrullaron, le murmuraron frases y le rascaron en el anorak acolchado que le serva de paales. Cam no tuvo ocasin de tenerlo en brazos. Tampoco lo haba intentado. Summer le pona los pelos de punta. Los bebs deberan llorar. l slo miraba, ajeno incluso a la conmocin de aquella maana.

Cam sospechaba que sufra daos cerebrales. En su dieta haba una peligrosa falta de protenas, y Amy haba traspasado la barrera dos veces antes de saber que estaba embarazada. Los nanos podran haber afectado esa parte de su cuerpo o atacado al beb directamente. Tal vez ambas cosas. Abajo, Sawyer pas la lnea de los indicadores hechos con piedras, y los pensamientos de Cam se desvanecieron de repente. Aqulla silueta oscura contra la spera ladera de grises y marrones no deba inspirar miedo; pero haban sobrevivido lo suficiente para desarrollar nuevos instintos. All abajo no haba nada. Nada humano. Mientras lo observaba, Cam dud, luego se dio la vuelta y se abri paso con el hombro hacia el centro del grupo. Necesitaba decir algo. Cualquier cosa. Le gust que Erin le cogiera de la mano y fuera con l. Pareca que la temperatura era diez grados ms alta dentro del grupo. All se estaba a resguardo del viento. La tela de los anoraks de Gore-Tex flameaba y chasqueaba por efecto del viento, un sonido que Cam asociaba a los ajetreados fines de semana en la estacin de esqu. Nunca haba sentido su pasado ms cerca. Amy y Lorraine estaban lloriqueando, con las cabezas juntas, y sujetaban a Summer entre ellas. Sue, en cambio, estudiaba a Cam con la mirada fija e inexpresiva, con ambas manos sobre su barriga de embarazada. Cam no poda ver su expresin. Nadie ms haba advertido su presencia todava. Price estaba dando palmaditas en la espalda a la gente como si fuera un entrenador de ftbol, por una vez se haba quedado sin habla, y tanto Hollywood como Doug Silverstein jugueteaban con unos cordeles amarillos que haban cortado en trozos de aproximadamente cinco centmetros. De verdad os lo agradecemos dijo Faulk, por ensima vez, y Hollywood asinti y se encogi de hombros. Su plan era atar marcadores en los rboles cercanos a donde hubiera bayas, madrigueras de serpientes y todo lo que fuera til por debajo de los 2,000 metros o ms, para reducir el tiempo que Faulk y Al Pendergraff pasaran por debajo de la barrera, en las futuras expediciones en busca de comida. De verdad repiti Faulk. Cam carraspe. Todos se dieron la vuelta. Hollywood pareca aliviado, pero los dems se limitaron a mirarlo con la misma intensidad cautelosa que Sue. Erin, que estaba junto a Cam, baj la cabeza. Cam le tendi la mano y Faulk la acept. Y eso fue todo. El y Pendergraff repitieron el apretn de manos. Amy sonri entre lgrimas y Sue incluso le dio un beso en la mejilla cuando l se inclin para abrazarle la enorme barriga. Despus de todo lo haban conseguido. Haban logrado un intercambio civilizado de gestos. No volvi a ver a ninguno de ellos con vida. Diecisiete das no haban sido suficientes para Hollywood. El chico todava se inclinaba un poco a la derecha y pareca que no poda mover del todo la pierna izquierda hacia delante, lo que haca que caminara de forma torpe, an peor que la curiosa forma de andar de Manny. Para entonces el chico ya haca tiempo que se haba acostumbrado a la ausencia de los dedos de sus pies perdidos y caminaba o corra a una buena velocidad, dando saltitos. Manny y Hollywood iban por delante de los dems. Juntos parecan un pingino borracho junto a un juguete mecnico estropeado. Eran los miembros ms jvenes del grupo de diecinueve y quince

aos, y tenan en comn cierto entusiasmo. Cam quera creer que eso era bueno. Hollywood admiti que an le dola un poco. Si no estuvieran ya a mediados de abril, podran haber dejado pasar la tormenta y esperar ms tiempo pero la breve temporada de lluvias de California estaba terminando. No podan arriesgarse. Todos pensaban que aquel invierno era peor de lo normal, aunque Sawyer se riera de la teora de Cam de que el planeta se estaba enfriando porque todas las ciudades y fbricas, todo estaba parado. De hecho, ahora que saban que an era principios de ao, la verdad es que el invierno haba sido relativamente suave. Aqulla podra ser la ltima lluvia. Cam haba animado a Hollywood a hacer ejercicio cuando an estaba postrado en cama. Lo instaba a levantar las piernas y a hacer movimientos sencillos con los brazos. Eso ayudaba a purgar el organismo de nanos muertos. El hecho de que Hollywood no lo supiera, que hubiera hecho el camino con buen tiempo, era la prueba de que la gente del otro lado del valle rara vez, si alguna, haba traspasado la barrera. No lo haban necesitado. Eran ricos. La sospecha de Sawyer de una recolecta de ganado deba de ser infundada. Tena que ser as. La tensin en la cabaa de Price haba sido palpable como el hedor a humo y el olor corporal, y seguro que no ayud en la recuperacin de Hollywood, aunque Cam nunca sugiri trasladarlo a un lugar ms elevado en la ladera. El grupo de Price necesitaba provocar. Pensaba que si sus visitas regulares les hacan sentirse incmodos, tanto mejor. Pasaba por all todos los das para hablar de los cambios que se vean en el valle y la vida ms fcil y mejor del otro lado. Pasados seis das, Hollywood insisti en volver a andar, con cuidado, inclinado hacia delante como un anciano y con el brazo encogido, como un pjaro que se protegiera. Estaba claro que el chico no haba esperado lo suficiente; el descanso era el nico tratamiento para las heridas internas. Cam debera haber dicho algo, pero no tuvo el valor de dejarlo all varado. Adems, quera que todo el mundo fuera testigo de la tenacidad de Hollywood. Encontraron hierbajos, lquenes, urracas grasientas y fibrosas, y crujientes saltamontes dulces. Hicieron de la ltima lata de ensalada de frutas una celebracin. Si Cam sospechaba algo, no dijo nada. Sawyer haba subido de nuevo hasta los 3000 metros y los estaba observando mientras descendan, con la cara oculta tras la capucha, las gafas de esqu de espejo y una bufanda negra. Deberamos permanecer juntos dijo Hollywood. Es ms seguro. Cam sinti que alguien pasaba por su lado corriendo, hacia la cabecera del grupo. Agrupaos! grit Price. Sawyer no hizo ninguna seal de haber odo, ni un sonido, ningn movimiento. Ni siquiera podan ver hacia dnde miraba. Price agit los brazos y volvi a abrir la boca, pero Cam habl enseguida por encima del hombro de Price. T cul crees que es la presin del aire? La barrera ha descendido por lo menos ciento cincuenta metros, tal vez ciento ochenta o doscientos. La bufanda amortiguaba la voz de Sawyer, pero no hizo ningn esfuerzo porque lo oyeran. Pero habr bolsas de presin alta, fluctuaciones. Ahora cubrios bien. Si algo haba en abundancia en el complejo turstico eran gafas y otros accesorios de esqu,

guantes que se estiraban por encima de las mangas de los anoraks, las bufandas. Aqul equipamiento diseado para repeler la nieve no era a prueba de los nanos, por supuesto, pero aquel da era especialmente importante retrasar y minimizar las infecciones. Nunca haban caminado ms de tres horas sin sentir los nanos en su interior, y en ese momento siempre iniciaban el regreso a la cumbre si no estaban ya subiendo. Aqul da, el descenso durara ms de tres horas. Segn su mapa, la otra cima estaba a doce kilmetros al norte. Haba que ir hacia abajo, luego recto y arriba, y era imposible atajar. Las carreteras del gran valle se encontraban sobre todo al oeste y al ste. Cam haba estimado que una persona a pie recorrera un total de diecinueve kilmetros o ms subiendo y bajando las laderas ms abruptas, evitando los barrancos y el terreno difcil. Se ajust las gafas y mir hacia las nubes bajas que se avecinaban. Se pregunt de nuevo por qu las tormentas no haban limpiado el mundo, por lo menos las zonas montaosas. Por sentido comn, la lluvia y la nieve presionaran a los nanos, les hara descender hacia el valle. Sawyer deca que no lo entenda. Los nanos no eran personitas. Las partculas de ese tamao transportadas por el aire apenas notaban la llovizna ms fina o la ventisca ms fuerte, y las rfagas de viento y el impacto de las primeras gotas de una tormenta removeran las bolsas de nanos que hubiera en el suelo. Probablemente el mal tiempo barra un buen porcentaje de las mquinas invisibles, pero atraa tantas o incluso ms de las tierras bajas. Espera. Erin pos la mano en la cadera a Cam. Llevaba las gafas en la frente, y sus ojos eran de un color violeta intenso en la penumbra. Mechones sueltos de pelo, que ondeaban al viento, salan de su capucha hacia la cara de Cam cuando ella se acerc. Esboz una sonrisa divertida cuando lo bes. Era toda calidez y ternura. Cam subi la mano por debajo de su anorak, pero se frustr porque era muy entallado. As que baj la mano hacia la entrepierna. Ella apret los muslos contra su mano. A su alrededor, quince seres humanos ms estaban envueltos en abrazos parecidos, o sorbiendo agua de las cantimploras, u orinando all, entre la mugre. Keene se haba puesto de cuclillas en un ltimo intento de vaciar sus intestinos. Una vez cruzada la barrera, mantendran sus armaduras cerradas sin tener en cuenta las necesidades fsicas. Nadie quera que se le metieran los nanos entre la ropa y exponerse a cortes o picaduras. En cierto modo, era una despedida. No habra otra oportunidad de sentir la piel desnuda del otro hasta que llegaran a su destino. Cam quera decir te quiero, pero no era cierto. Te necesito era una frase mucho ms sincera. A veces cuidar de Erin era lo nico que le haca seguir adelante. De todos modos, pronunci aquellas palabras, como una oracin. Te quiero. S. La sonrisa de Erin hizo que se le arrugaran las comisuras de los ojos. Una autntica sonrisa. Yo tambin te quiero. Entonces fue hacia Sawyer. Gir la cabeza hacia atrs. Su sonrisa se haba convertido en aquella mueca torcida de nuevo, y Cam fingi mirar a otra parte. Observ que Erin haca un gesto con los labios, en silencio. Vio que Sawyer se descubra la cara, se suba las gafas, se bajaba la bufanda. Su amigo haba dejado de afeitarse el da despus de la llegada de Hollywood, y ahora pareca otra persona debido a aquella barba irregular que le enmarcaba su rostro alargado.

Cam deseaba que Erin le hubiera dado a l el ltimo beso. Acaso no se daba el ltimo a quien ms queras? Se volvi hacia lo alto de la montaa, pensaba que los que se haban quedado habran ido a la parte superior de la zanja para verles descender, pero no vio nada, ni un movimiento, excepto un fugaz remolino de polvo y el vuelo rpido de un pjaro. La rabia, y no la pena, se apoder de l. Faulk y Pendergraff deberan haber bajado para buscar las primeras bayas de enebro y vegetales, los lagartos e insectos entumecidos por el fro. Saba que no estaban ocupados comprobando los desages ni sacando todos los recipientes que quedaran porque l y Manny ya lo haban hecho por ellos Supona que se haban ido a su cabaa, avanzando a trompicones debido al impacto emocional, rodeados de un nuevo mar, de aislamiento total, pero igual de peligroso. Sin saber por qu, Cam estaba seguro de que sus caras lo perseguiran durante mucho ms tiempo que cualquiera de las personas que se haba comido.

7
El piloto de la lanzadera, Derek Mills, giraba el cuerpo o se agarraba a un nuevo asidero cada vez que Ruth se colocaba en su vertical, una reaccin que para ella hablaba por s sola. Y no era porque el desdn en su voz no fuera lo bastante claro. No sabes de lo que hablas farfull entre dientes. No es como hacer aterrizar un avin. Ruth se trag la primera respuesta que le vino a la cabeza. Si realmente piensas quedarte aqu arriba para siempre, ser mejor que aprendas a vivir en esta atmsfera, to. Se volvi hacia los dems, recorri el mdulo de vivienda con la mirada y exager al levantar las cejas y encogerse de hombros alzando una mano. La nueva Ruth era elegante, y nada histrica. Lstima que al girar despus de Mills quedara en un ngulo incmodo en comparacin con los dems. Todos se haban acostumbrado a entrar en una nueva seccin de la EEI y encontrar a alguien de pie en lo que pareca el techo o una pared, pero slo Gustavo estaba dispuesto a conversar con la gente sin estar frente a frente. La mente era reacia a interpretar expresiones faciales de lado o del revs. Nadie reconoci la validez de sus argumentos, y sinti una leve frustracin al verlos tan indiferentes como las paredes. La habitacin, plida y alargada, era ms o menos del tamao de una pista de frontn, lo bastante grande para que Mills y Gus dejaran metro y medio entre ellos y los dems, Gus se hallaba al fondo, y Mills estaba suspendido junto a la nica salida. Ruth habra preferido reunirse dentro de la Endeavour, su poder de sugestin podra haber jugado a favor de su argumento, pero Mills rechaz la idea de reunirse en la lanzadera, que consideraba sus aposentos privados. Ruth lo entenda. Ella senta el mismo recelo obsesivo hacia su laboratorio y decidi no arriesgarse a aumentar la incomodidad del piloto. De esa forma, jams lo convencera de que hiciera su ltimo vuelo. Mir a Ulinov. Su ceo fruncido era un aviso. Ruth decidi no hacerle caso y dijo: S que no ser pan comido sin el apoyo desde tierra. Aun as, podemos bajar. Quieres abandonar la lanzadera? Abandonar la lanzadera! Mills y Wallace gritaron esas frases a la vez. Habra sido divertido si los dos no hubieran interpretado sus palabras de la peor manera posible. Saba que, si se pona la estacin a velocidades subsnicas, las tripulaciones que se lanzaban en paracadas desde una lanzadera averiada sufran imprevistos. Incluso haba un lago enorme slo a tres kilmetros al oeste de Leadville, Ruth haba estado estudiando las pelculas de la zona y supona que podan conseguir ir a parar all para evitar la densa poblacin de refugiados acampados por toda la regin. Por supuesto, sus ordenadores y el MMFA podran no salir tan bien parados. De ningn modo dijo ella. La lanzadera vale demasiado. Podemos utilizar la autopista que hay al norte de la ciudad, hay un tramo recto y casi llano de unos cinco kilmetros. No es como aterrizar con un avin volvi a decir Mills. Pero tiene que haber Por qu sigues pensando que sabes ms de nuestro trabajo que nosotros? Deborah Reece, mdico y doctora en filosofa, se sorbi los mocos alzando la barbilla de una manera que dio a sus

palabras un tono altivo e imperial. Aqul aire tan seco haba dejado las fosas nasales de la doctora Deb en un estado permanente de irritacin, y durante meses haba sido una fbrica de mucosidades. Ruth sugiri que los descongestionantes podran ser el remedio, pero Deb contest que su cuerpo generaba mocos por una buena razn, para proteger sus tejidos. As que moqueaba. Sin parar. Era de mal gusto. Mira respondi Ruth, que lo volvi a intentar, tarde o temprano tendremos que irnos. Tenemos que bajar. El ceo de Ulinov segua fruncido. El presidente nos lo ha ordenado. Las rdenes son acabar con la plaga. Las vuestras son ayudarme como sea. Es lo nico importante. Entonces deja de perder el tiempo replic Deb por detrs. Al principio, Ruth sinti una discreta alegra porque hubiera otra mujer a bordo. Incluso le pareci divertido que Deb y Gustavo se enrollaran. Entonces Gus cort la relacin poniendo un muro de silencio. Los dos volvieron a liarse, juraron que se haba terminado, y volvieron a liarse. Ruth conoca el esquema. Slo necesitaban algo que hacer. Tal vez lo que ocurri a continuacin fuera inevitable, dados los estrechos espacios de la estacin y su aislamiento absoluto. Deb se haba enrollado con Derek Mills. Y de nuevo con Gus. Ulinov intent pararlo. Habl con cada uno de los hombres, brome sobre las costumbres americanas y amenaz con informar a Colorado. La promiscuidad sexual iba en contra de toda su formacin, y con razn. Y los haba convertido, a cada uno de ellos, en piezas de una bomba de relojera. Ruth no era muy tradicional, ni una mojigata. En su tercer ao de universidad haba sido de las chicas de su residencia que se quedaron en ropa interior durante la mayor parte del semestre de primavera cuando se estrope el aire acondicionado. Al cabo de unos aos, en el balcn de un apartamento slo tres plantas por encima del trfico de Miami, le haba hecho unos trabajos manuales a su hermanastro con crema solar de coco del factor 45. Cada vez se fijaba ms en las espaldas de Ulinov, y en sus anchas manos, en el suave bulto rojizo que era su labio inferior. Era increble que seis personas que flotaban alrededor de un planeta moribundo, en una diminuta carcasa metlica, fueran capaces de encontrar nuevas formas de atormentarse. Sin embargo, lo de menos era si Deborah Reece, con su pelo rubio y sus preciosas caderitas, haba actuado por aburrimiento o por su instinto mdico de aliviar el dolor, lo cierto era que Wallace se haba sumido en la pena, y Mills se haba vuelto distrado y hostil. El pobre Gus, siempre un torrente de palabras, tartamudeaba en presencia de Deb. Perder el tiempo, bueno, es que has quedado? pregunt l. Deja que Ruth se explique. Gustavo se haba retirado a un rincn, como un cangrejo, rehua los espacios abiertos, y a Ruth le preocupaba su reaccin cuando estuviera de vuelta en la Tierra, expuesto a kilmetros de cielo y tierra. Eso le hizo apreciar todava ms su apoyo Deb solt un bufido y se dirigi a la salida. Mills, que le bloqueaba el paso, se agarr a un par de asideros para retirarse a un lado y dejarla pasar, pero eso lo alej ms del grupo. Basta. Era arriesgado, pero a Ruth no le quedaba ms alternativa que un ataque directo. Regresaris les dijo. Todos podris volver aqu. Mills la mir directamente por primera vez, con una mezcla de emociones reflejada en el rostro.

Puedo vencer a esa cosa dijo Ruth, lo juro, pero necesito estar en tierra. Luego perdi el contacto visual con Mills cuando Deb se puso en medio e intent no levantar la voz. En poco tiempo volveremos a hacer vuelos espaciales! Apenas ha habido daos industriales, querrn las tripulaciones ms experimentadas Deborah se volvi para mirar y perdi su asidero, pero Mills la agarr por la cintura y, a pesar de todo lo que hubiera o no entre la mdico y el piloto, ninguno reaccion al roce del otro. El eco del molesto zumbido de los ventiladores haca que su silencio fuera ms ruidoso. Demasiado lejos. Ruth haba ido demasiado lejos, era consciente, y apenas haba rozado la superficie de lo que intua que era el verdadero problema: su orgullo, su vanidad. Debera haber bajado y unirse a los dems cientficos que estaban en Leadville un mes antes o incluso ms, en cuanto se hubiera podido despejar la acumulacin de nieve; pero Colorado los haba mantenido en rbita por los mismos motivos que suscitaban esas ganas de quedarse en los astronautas: por el prestigio, el poder, un miedo razonable a que la raza humana quedara atrapada en las montaas para siempre y slo mirara la luna y las estrellas como un recuerdo que se desvaneca. Tampoco le caba duda de que a la tripulacin le aterraba sentirse intil. Es que no vean que seran ms valiosos en tierra? Ingenieros, pilotos, expertos en radio, mdicos, eso era lo que permitira a Ruth y sus colegas vencer a la plaga. Ulinov rompi el silencio al dar un fuerte golpe con la palma de su enorme mano en un armario de suministros. Tenemos rdenes de quedarnos dijo. Ruth neg con la cabeza. Yo ya no puedo hacer nada ms aqu. Y si te equivocas? S, pero y si te equivocas t? Cada hora aparecen nuevos datos. Puede que maana encuentren lo que necesitas, lo que slo funciona en gravedad cero. Su semblante contrariado vacil al mirarla a la cara, pero luego volvi a dar un golpe al armario. Yo decido afirm. Y te digo que no. A Ruth no le haba bastado con diecisiete das. Desde que conocieron los nuevos datos del FBI que ubicaban con exactitud el origen de la plaga, haba intensificado su campaa de influir en las opiniones de Leadville, se haba puesto tan pesada como poda serlo estando en rbita. Por desgracia, en el mejor de los casos estaba 400 kilmetros por encima de Colorado. En el peor, haba todo un planeta entre ellos. Y los hombres y mujeres de abajo no tenan motivos para entablar una conversacin enojosa si podan ganar slo con no hablar con ella. El da anterior sus miedos y frustraciones haban alcanzado un nuevo punto. Gus haba interceptado una serie de transmisiones entre Leadville y un C-130 de transporte en su vuelo de regreso de California. Lo haban hecho. Haban enviado al oeste a un contingente de tropas de asalto en busca del laboratorio donde se haba creado la plaga. Los soldados permanecieron en Stockton durante ms de cinco horas una vez agotadas las botellas de aire, incapaces de aceptar su fracaso. Un joven sufra una ceguera parcial. Todo para nada. No haban encontrado ni una sola pista, y Ruth an oa las ltimas palabras de la grabacin que Gus haba reproducido para ella, el lacnico comentario en la voz de un soldado exhausto: Es intil, es intil.

Y si Leadville decida no arriesgar ms hombres, equipos ni combustible de avin? Y si se aferraban a esa visin conservadora que la haba mantenido atrapada all arriba durante tanto tiempo y dejaban escapar su mayor oportunidad? Ruth decidi que haba invertido sus esfuerzos en la gente equivocada. Para todos los que estaban en tierra era demasiado fcil no hacerle caso. Pero si lograba convencer a los astronautas, todo cambiara. Leadville no poda hacer nada para evitar que abandonaran la EEI. Derek Mills haba ido a refugiarse en la Endeavour, y Ruth lo acorral all. Estaba sentado en la cabina de mando, baja e inclinada, sujeto con correas a la silla. El sonido del teclado de su porttil le impeda or que Ruth se aproximaba por detrs, por la escotilla, entre los tubos. Se qued quieta a medio camino del suelo. Mills haba atenuado las luces superiores pero no pareci advertir su sombra, que se cerna sobre la consola que tena ante l, hasta que ella dio un golpecito y se acerc rpido. Mills le lanz una mirada, tensando la mandbula. Ruth no se molest en decir nada. Le pas las fotografas que les quera ensear cuando estaban en el mdulo de vivienda. Las cmaras de la estacin eran increbles, dignas de James Bond, capaces de contar las patas de una chinche. Ruth haba puesto la foto del aeropuerto del condado de Leadville al principio del montn para despertar su inters. Necesitaba atraerlo con aquel reto. Dos excavadoras y varios cientos de personas con y sin uniforme estaban alargando la nica pista, esforzndose por llegar a la colina del lado sur porque un gran DC-10 se haba hundido en el lodo, a cincuenta metros del extremo norte. Tambin llevaban una gra para cargar los restos del avin, pero tena problemas para maniobrar entre tantos aparatos. Mills apenas contempl la fotografa, ni la mir a ella. Le entreg las fotos para que se las quedara. S que no hay espacio suficiente dijo ella. A diez minutos en coche de la ciudad, el aeropuerto del condado ofreca unos 1500 metros de pistas. No haba sido diseado para grandes vuelos comerciales, mucho menos para lanzaderas espaciales que iban a 350 kilmetros por hora. De haber empezado la construccin la primavera anterior, Ruth supona que habra habido algo til para entonces, pero no tena derecho a culparles por estar tan ocupados. Nunca habr espacio suficiente antes de que nos quedemos sin aire le dijo ella. Mills sacudi el fajo de fotos con un gruido de irritacin. Estuvo a punto de dejarlo caer. Ruth lo agarr enseguida. Separ la foto de encima. Aqu dijo ella. Aterrizaremos aqu. Desde arriba, el terreno alrededor de Leadville pareca una baera gigante llena de arcilla, abandonada durante eones. La Divisoria Continental recorra catorce kilmetros al este de la ciudad y la rodeaba al norte. Tan slo a nueve kilmetros y medio al oeste del centro de la ciudad haba otra pradera enorme, y la mayor parte de la zona dentro de aquella gran baera inclinada era un embrollo de colinas, bultos y barrancos erosionados por las inimaginables cantidades de lluvia y nieve derretida amontonadas en la cabecera del ro Arkansas. Una lnea de ferrocarril y una carretera de dos carriles discurran hacia el norte, en paralelo con el

ro, hasta que la carretera se desviaba al ste, hacia Leadville, donde se divida en dos. Desde la ciudad, la carretera 24 volva a ir hacia el norte para encontrarse con la va frrea en una amplia cuenca pantanosa. Las carreteras de Colorado describan muchas curvas siguiendo la orografa del terreno, pero aquella cuenca cubra seis kilmetros cuadrados, y algn delineante cansado simplemente decidi tirar de regla. Aqul tramo era recto. Es perfecto dijo Ruth. Podemos ir desde el sureste como si llegramos a la pista 33 del Kennedy. Por fin Mills la mir a la cara. El ngulo es casi exacto dijo ella. Mralo. Y los vientos que predominan son del norte, como t queras. sta montaa en el extremo sur podra suponer un problema contest l, y Ruth contuvo una risa esperanzada y le dej continuar. En aquel momento Mills sujetaba las fotos con las dos manos. La carretera tampoco es lo bastante ancha. Cunto tiene, metro ochenta, poco ms de dos metros? Nuestra envergadura es casi de dos y medio. Las pistas del aeropuerto de Denver, donde a veces planeaba la gente de Leadville su aterrizaje, eran el doble de amplias que la carretera 24, pero aun as eran la mitad que las pistas de aterrizaje del Centro Espacial Kennedy. En definitiva, si de verdad intentaban aterrizar sin permiso, sin ayuda en tierra, el aeropuerto de Denver podra ser un poco menos arriesgado que la carretera 24, pero luego qu? La ciudad no estaba lo bastante alta, slo kilmetro y medio. Slo tena sentido aterrizar en Denver si hubiera un avin preparado para volar hasta Leadville. Ruth se acerc y dio un golpecito con el dedo en la foto. Podemos rebasar esa colina dijo. Hay mucho espacio. Hay un puente encima de esta maldita lnea de ferrocarril, justo en el medio. Imposible. Como mucho tiene un metro y medio de ancho. Ella se sinti aliviada al ver que las vas iban por debajo de la carretera, en vez de al revs. Era obvio que no queran meter la lanzadera por debajo de un puente de ferrocarril durante el aterrizaje, aunque Ruth pensaba que en el fondo no haba tanta diferencia. Cul es el problema, los quitamiedos? Nuestras alas los eliminarn con facilidad. No es como aterrizar S, s, no es un avin, deja de decir eso! S ms de lo que crees sobre el tema. Si conseguimos llegar al objetivo impactaremos en la pista. Y si te desvas un poco, la rueda delantera de aterrizaje nos puede hacer retroceder en lnea recta. Todo dependa del enfoque. Haca tiempo que se comparaban las lanzaderas con ladrillos voladores. No slo eran torpes en la atmsfera. A diferencia de los aviones convencionales, el Endeavour sera pasivo durante el aterrizaje. En esencia, la mquina se converta en un planeador demasiado pesado para la corriente ascendente de su cuerpo y las pequeas alas gruesas. Peor an, las lanzaderas no tienen capacidad de giro. Un piloto que previera dificultades no tena la opcin de acelerar sus motores a reaccin y recuperar altura para volver en crculo. Una vez tomada la decisin, era hacerlo o morir. Tendrs que hacer el mejor puto aterrizaje de la historia dijo ella, que se oblig a utilizar su palabrota preferida y tema que sonara forzada.

l no contest. Ruth esperaba que estuviera imaginando su aproximacin. Derek Mills era una eminencia, o la haba sido haca un ao. Por eso lo haban enviado all, como a todos, y ella saba que se haba mantenido lo ms distante posible, haciendo simulacros, discutiendo ejercicios de vez en cuando con Leadville. El mantenimiento de la coordinacin de sus manos y su vista haba sido la excusa para ponerse videojuegos en vez de limpiar o hacer inventario. Mills mene la cabeza antes de hablar, luego pas la mano por la foto, de izquierda a derecha. Ahora mismo amenaza una tormenta procedente de California, y otra despus. Haba estado estudiando la situacin por su cuenta! Ruth sinti un impulso de adrenalina, y sin querer cruz los brazos sobre el pecho como para contener esa sensacin, consciente de que una carcajada la agitaba por dentro de nuevo. Mills era la clave. Sera imposible conseguir la mayora de votos, dada su relacin con la doctora Deb y la dura disciplina que compartan Ulinov y Wallace. Sin embargo, si pudiera tentar a Mills para que se pusiera de su parte junto con Gus, seran tres contra tres y ella contara con el voto decisivo. Tendra al piloto. No podemos hacer nada con ese tiempo dijo Mills. Pasar. Ruth casi senta el deseo de Mills, que flaqueaba. Debera decir algo ms? Eso slo es lo primero en la lista de dificultades continu l. El corazn de Ruth no paraba. Tena miedo de dejarle refugiarse en la metdica cautela que la NASA le haba inculcado. Pero ella ya haba jugado su mejor carta: convertirse en una leyenda entre los pilotos de todo el mundo. El gran problema son los DOE. Los Daos causados por Objetos Externos. Los pjaros no sern un problema como en el Kennedy. Me refiero a los coches. A la gente. Tengo ms fotos dijo ella. Ya ves que casi no hay trfico. Y sabrn que vamos hacia all. Se necesitan como mximo noventa minutos para el reingreso, verdad? Y tendremos ms si avisamos antes de abandonar la estacin. Mills hoje las siguientes fotos, se detuvo al llegar a las imgenes de los dems aeropuertos diminutos en Eagle-Vail y ms al norte, cerca de Steamboat Springs. Ruth dese no haber dicho nada de un previo aviso. Le preocupaba lo que pudiera decir el control de tierra? Su carrera? Leadville poda bloquear la carretera y obligarlos a quedarse Si les damos una hora dijo ella, pueden hacer que mil personas caminen por la carretera y recojan todas las cosas que haya. Sabes que lo harn, tendrn que hacerlo. Supongo. Ruth quera aadir que era muy poco probable que ms de un puado de soldados comprobara con antelacin las pistas de Denver. Simplemente en Leadville no haba trajes ni aire embotellado para realizar grandes esfuerzos, pero no iba a ser la primera en decir Denver. No se atreva a distraerlo. Supongo que si los forzamos dijo Mills, utilizarn todos sus recursos. S. Me tomara una jodida cerveza. sta vez se le escap la risa temblorosa, pero saba que no pasaba nada. Mills pensara que le haba gustado la broma. l esboz una sonrisa y Ruth se dio cuenta de lo que deba decir a continuacin,

compro. Podra entusiasmarlo tanto que Ulinov y Wallace no pudieran arrastrarlo a su bando? Ulinov apareci por la escotilla, justo detrs de ellos, y dio un golpe con la mano contra el techo para agarrarse cuando Ruth se dio la vuelta, parpadeando, confusa al ver que sus temores se hacan realidad. Cunto tiempo haca que escuchaba? T dijo Ulinov. Su ancho rostro tena un color como de tierra rojiza, lo cual resultaba mucho ms feo que su ceo fruncido, de manera que al principio ni siquiera le vio la expresin. Luego advirti su postura. No se haba estabilizado con un movimiento fcil. Estaba agarrado a un asidero, con el tronco echado hacia atrs, dispuesto a lanzarse con los dos pies por delante. Era una posicin de combate. Ruth consigui forzar un sonido despus de que el corazn lo diera un vuelco. Mira Ulinov la hizo callar al encoger sus admirables hombros. Se dirigi a Mills, con el peor ingls que ella le haba odo jams. T, pienso que eras mejor. Un profesional hace mejor. Ruth oy un ruido a su lado cuando Mills se movi en su asiento. Quera mirar, tal vez animarlo con un gesto, pero no haba manera de apartar la mirada de Ulinov. Tus fotografas dijo Ulinov. Retralas. Ahora. He sido yo dijo ella. No. Volvi a gesticular con los hombros. Ni siquiera quera or una confesin. Cunto tiempo llevaba escuchando? Mierda. Lo nico que poda hacer era tomar la ofensiva, actuar como un nano. Mierda, mierda, mierda. Tena que ser implacable. Comandante Basta. Obedece las rdenes. Ulinov pareca ms cansado que enfadado, y tal vez se haba relajado un poco. La guerra que ests intentando librar. Ushba. Skata. Ella mencion los nombres de las cimas donde los rusos haban fracasado en su intento de contener a los musulmanes. Puedes ayudarlos ms dejndome en tierra, de lo contrario perderemos la mejor oportunidad que tenemos de vencer a la plaga. Si no la paramos seguirn destruyndolo todo. Qu demonios te pasa? Obedece las rdenes. Lo destruirn todo hasta que ya no quede nadie, Uli No, aqu no va a haber ningn motn. Le extraaba que no se le hubiera ocurrido a ella la palabra, pero era precisa. Motn. No es eso, slo Ulinov observ cmo se quedaba sin palabras antes de volverse hacia Mills. Dame las fotos dijo. Luego volvi a mirar a Ruth y dijo: No vuelvas a la lanzadera. Su pulso se negaba a calmarse, y sus pensamientos discurran tan rpido que se senta disociada de s misma. Se haba retirado a su laboratorio despus de que Ulinov la escoltara desde el Endeavour, para apaciguarlo y porque no quera presentarse ante los dems. Esperaba encontrar all un poco de seguridad y consuelo. Habra sido mejor enfrentarse a ellos. All slo estaba el sonido de sus propios miedos. Ruth saba cmo forzar una evacuacin de la EEI.

No haba otra manera. Ella no poda pilotar la Soyuz rusa acoplada a la estacin como bote salvavidas de emergencia. Toda la tripulacin tena que irse a la vez o no lo hara nadie. Pretenda agujerear el material aislante en algn sitio lejos de su laboratorio, provocar un escape de presin. El dao se atribuira al impacto de un micrometeorito. Wallace ya haba salido dos veces para arreglar los paneles solares. El concepto de vaco total era una ilusin, existan peligros constantes, polvo y desechos, basura humana abandonada en rbita. Razn de ms para salir de all, antes de que un golpe de azar los matara a todos. Ruth decidi que la maldicin del sentimiento de culpa era un precio aceptable, aunque no sera una carga ligera. No le importaba lo que pensara la tripulacin, respetaba el conocimiento y los esfuerzos invertidos en consolidar la presencia humana en el espacio ms que casi todo su propio trabajo. En realidad era un respeto natural ante todo reto superado con xito. En gran parte se deba a la guerra fra haber descubierto que la Tierra era una cesta demasiado frgil donde colocar todos los huevos de la humanidad. La plaga era prueba ms que suficiente de que lo mejor era que se expandieran por el sistema solar y ms all, si era posible, en cuanto tuvieran oportunidad, antes de que un desastre peor que la plaga provocara la extincin de la raza humana. No obstante, primero necesitaban esa oportunidad. Ruth rebusc entre sus efectos personales en busca de una herramienta y se rio al ver una caja de tampones. Cuatro lpices. Nada. Intent caminar sin retirar los pies de la puerta abierta del armario, y el impulso la hizo descender hacia una hilera de ordenadores. Se dio un golpe en el muslo, luego en el antebrazo, y se hizo dao en el cuello al apartar la cara del ordenador. Sin saber cmo, rebot en la direccin que pretenda ir, hacia la escotilla, y se pudo agarrar a ella. No pensaba haber sufrido ms que unos cardenales, pero la impresin la haba despejado. Se frot la pierna. Tena que esperar, por supuesto. Si ocurra enseguida, levantara sospechas Un ruido de manos y pies la volvi a sobresaltar. Alguien iba hacia all. Ulinov? Ya haba demostrado una asombrosa habilidad para predecir sus acciones. Ruth retrocedi. Lanz una breve mirada a la ventana. Era Gustavo el que llenaba aquel espacio diminuto. La radio, tu amigo James aull. Han dicho que s! S Ha funcionado! Todo lo que les has dicho, el NAN, lo de llevarte a tierra, han dicho que s! Le tendi una mano para darle la enhorabuena. Pero Ruth lo abraz y le grit en la cara. Aaaaaaaah! No haba palabras para expresar el alcance y la complejidad de su triunfo. Iba a volver a la Tierra.

8
El Remonte 12 tena un aire extrao con la ladera escarpada de fondo. Todos los telesillas en Bear Summit estaban pintados de color verde oscuro, para que se fundieran con el entorno, pero nada lograba suavizar las lneas rectas de aquellas estructuras. Cam siempre senta un estremecimiento ambiguo al salir del desfiladero, entre la base de su cima y el punto ms alto de la zona de esqu. En otra poca aqul era uno de sus lugares preferidos. Ahora era raro e inquietante. La gran caja de metal que contena los engranajes estaba suspendida en el aire, a cuatro metros y medio de altura, imponente por encima de una caseta con la fachada de cristal. Doscientas sillas idnticas separadas por intervalos regulares que se trasladaban por ambos lados mediante una serie de poleas y que se perdan ms all de una cresta y los primeros pinos. Las sillas se balanceaban en el cielo plomizo, presagiaban la tormenta, chirriaban, geman. A veces, cuando el viento soplaba con fuerza, aquel sonido se oa durante horas en la cima. Cam desvi la mirada y se volvi hacia Erin, que estaba a su lado. Tambin observaba. Vigila dnde pones los pies la advirti l. De la nieve dura emergan vetas de granito, la mayora suaves pero salpicadas de nudos y huecos donde quedaban atrapados los pies. Intent no pensar en los nanos que deban de estar encontrando a cada paso que daban, como polvo invisible. Los saltamontes no paraban de brincar. Tenan los mismos tonos bronceados y grises que la suciedad y las rocas. Haba ms que nunca. Sus brincos imprevisibles hacan que el terreno pareciera inestable y provocaban constantes destellos en el rabillo del ojo. Unos sesenta metros por delante, casi haciendo carreras, Sawyer, Manny y Hollywood caminaban de lado. Erin protest cuando Sawyer la dej atrs, pero Cam estaba contento. Necesitaban lderes. El grueso del grupo pareca estar rezagndose, y la cresta que estaban atravesando era la parte fcil. Slo haban avanzado poco ms de un kilmetro, en direccin al oeste, hacia el viento hmedo. Cam volvi la cabeza. Bacchetti no estaba muy atrs, pero los dems se movan ms despacio, con las miradas posadas en el telesilla. Lorraine meti el pie en una grieta y se cay al suelo. Cam la perdi de vista cuando la mayora de ellos se agrup a su alrededor, pero vio que no volva a levantarse. Empez a retroceder para ayudar, pero Erin dijo: Cam, no. Las nubes de tormenta haban oscurecido el amanecer y los pocos colores que quedaban en el mundo. Sus gafas polarizadas, diseadas para destacar las siluetas en la nieve, hacan que el bosque de all abajo pareciera casi negro. Cam se abri paso entre los azules y rojos de los anoraks de todo el mundo y vio que Price le haba quitado la bufanda a Lorraine. Por Dios, qu haces! Tiene que respirar dijo Price. Cam se apoy en una rodilla y volvi a subirle la bufanda. Lorraine tena los ojos de par en par tras las gafas, as que pens que estaba hiperventilando. Ella conoca la gravedad de su error. Un faldn de la manga del anorak le colgaba del codo izquierdo, y en la roca que haba entre ellos se vea una salpicadura serpenteante de sangre, como una firma, oscura como el petrleo. Todava estamos a salvo aqu! dijo Price.

Es imposible que hayamos llegado ya a la barrera aadi McCraney. Cmo te sientes? pregunt Cam. Crees que est roto? No la atosigues! Lorraine mene la cabeza y Cam la agarr de la cintura, intentaba palpar alguna anomala, y la recorri toda hasta el hombro. Luego l tambin mene la cabeza. Te has hecho dao en algn otro sitio? No? Bien. Que alguien traiga un pedazo de hielo. Price no se movi, pero Doug Silverstein se dio la vuelta. Espera dijo Cam. Necesito unos trozos de esa cuerda. Silverstein se la entreg toda, luego subi deprisa hacia un campo de nieve. Cam llevaba dos cantimploras en la mochila, sac una y se la vaco encima del brazo para ahuyentar a los nanos que hubieran penetrado ah. Probablemente Price tena razn y estaban por encima de la barrera, siempre cambiante, pero Cam haba aprendido a ser pesimista. Quin tiene un gorro de sobra o algo as? pregunt. Le cerr la manga y cubri el rasgn con un par de guantes, mientras Silverstein volva con demasiado hielo. Pensaba que era para bajar la inflamacin dijo Silverstein. Ni siquiera lo va a sentir a travs del anorak. S que lo sentir. Cam la mir a los ojos. Sujtalo ah todo el tiempo que puedas, de acuerdo? Lorraine asinti. Pese a la bufanda se la oy decir gracias. Cam se puso en pie y se dio la vuelta. Te pondrs bien. Sawyer no esper, y Manny se fue con l, pero Hollywood estaba de pie justo donde Cam lo haba visto por ltima vez, con la cabeza inclinada sobre un maltrecho plano que haba doblado en forma de cuadrado. Erin tampoco se haba movido, excepto para sentarse a descansar. Cam avanz en medio de otra nube de saltamontes. Casi corra, as de apremiante era la necesidad de escapar de Price y los dems. Habra sido mejor quedarse en medio del grupo, juntarlos, pero la responsabilidad que estaba dispuesto a aceptar tena un lmite. Los alcanzaran. Tenan que hacerlo. Erin se puso en pie y Cam vio que desviaba la mirada hacia los dems. Siempre captaba su estado de nimo. Y el de Sawyer. Gracias por esperar dijo l, le dio una palmada en el trasero y ella le agarr de la mano un momento hasta que fue incmodo. Senta el calor de su aliento en la barba, apelmazada contra las mejillas y el cuello por efecto de la bufanda. Supongo que todava no estoy convencido confes Hollywood cuando los dos se acercaron. En realidad, parece que seguir este camino sea una prdida de tiempo. Cam se encogi de hombros y sigui caminando. Hollywood se volvi para seguirlo, baj el plano, y Cam se alegr de que no insistiera. Ya no tena sentido discutir. Por delante, caminando con dificultad detrs de Sawyer y Manny, Bacchetti lleg a una roca lisa y hecha aicos que haba cado trescientos metros desde un montculo de piedra que haba por encima del Remonte 12. Cam y sus compaeros llamaban a aquella roca la Fortaleza de la Soledad, por el escondite secreto de Superman. Tenan nombres para cada barranco y precipicio de la montaa. El

Refugio del Fumador. La Aldaba del Gallo. El Paraso. Cam fue con Erin y Hollywood hacia donde Bacchetti haba empezado a cruzar, pero all los indicadores eran montones hechos con prisas, en vez de los hitos que haban erigido a 3000 metros. Perdi el sendero dos veces. El tramo irregular era todo de granito, dividido en fragmentos de esquinas cuadradas, algunos pequeos como un puo y otros mayores que un coche. Se detuvo para orientarse, inquieto, incluso asustado, y vio que Sawyer y Manny ya estaban en el telesilla. El Remonte 12 llegaba a los 2940 metros, as que Bear Summit se poda anunciar como la estacin de esqu ms alta de California. Era casi cierto. B. S., como lo llamaban los lugareos, era sin duda ms baja que Heavenly, en el lago Tahoe, que deca disponer de pistas hasta a 3100 metros. Aqulla seccin de Heavenly estaba a un tiro de piedra, pero al otro lado de la frontera de Nevada. Cam tambin haba esquiado en montaas ms altas y mejores. El terreno extremo en B. S., Bear Summit, se limitaba a media docena de barrancos, pero no importaba. Conoca al detalle cada pista, los mejores saltos, todos los baches. Trabajar en un centro turstico de poca monta tambin significaba que rara vez se producan aglomeraciones, y Bear Summit contrataba a gente con la que en las instalaciones lujosas del Tahoe ni siquiera trataran. Gente como Cam. Cuidado advirti Erin, hacindose or por encima de un repentino ruido de rocas. l mir hacia atrs y vio que agarraba a Hollywood del brazo para que ste recobrara el equilibrio. Cam volvi a mirar hacia delante y estuvo a punto de caer cuando el bloque bajo sus pies se movi. Entonces un fantasma le hizo volver la cabeza. Esperaba ver saltamontes, pero no haba nada. Antes del invierno en que cumpli trece aos, Cam Najarro slo haba visto la nieve en las pelculas y los programas de televisin. Hasta entonces, le result casi imposible estar jams por encima del nivel del mar, excepto en las montaas rusas y norias. El dinero no era problema. Cam y sus hermanos eran californianos de sexta generacin, una eternidad segn los parmetros blancos, y su abuelo fue el ltimo que trabaj como un esclavo en los naranjales y los campos de ajos por un sueldo msero. Su padre era universitario, ascendido a jefe de distrito de una cadena de suministros de oficina antes de que sucumbiera a una prematura enfermedad cardiovascular. Tena el detalle de llevar a su familia una semana de vacaciones todos los aos. Normalmente tambin los meta en la ranchera Ford para salir los fines de semana. Para l era importante que sus hijos entendieran que el mundo no se reduca a su urbanizacin. No quera que se sintieran limitados en ningn sentido. Por la misma razn, nunca les dej llevar las prendas heredadas de sus hermanos mayores, aunque habra significado menos horas extra para l. Y si su decisin haca que, por los cumpleaos y Navidad, los regalos fueran ms ropa interior y calcetines que juguetes nuevos, por lo menos los Najarro tenan buen aspecto. Su padre valoraba el orgullo y la apariencia por encima de todo. Para l, lo ms destacado del da era tomarse una cerveza en el saln de su casa de tres dormitorios, que siempre describa a sus hermanos como situada justo en el ocano. En ingls. Siempre en ingls. Tal vez a Cam nunca le molestaron las medias verdades de Bear Summit porque su padre se permita la misma costumbre de exagerar. La ciudad de Vallejo, donde vivan, en realidad estaba en el interior de la zona de la baha de San Francisco, y, en cualquier caso, haba tres edificios

entre ellos y la plana oscuridad verde y lnguida del mar. Su padre amaba el ocano tanto como a ellos, casi con solemnidad. Pero a distancia. No pescaba ni nadaba. Se habra ahogado, nunca se quitaba los zapatos, y muchos menos se desabrochaba la camisa. Slo le gustaba mirar, escuchar y tal vez caminar por la arena. Slo eso ya era un triunfo para l, que haba crecido encerrado en una ciudad de vacas cerca de Bakersfield. No se daba cuenta de que estaba restringiendo las perspectivas de su hijo por su forma de ampliarlas con tanto ahnco. Pasaban las vacaciones a cientos de kilmetros hacia el norte o el sur, pero siempre por la costa que l encontraba tan extica, el paseo martimo de Santa Cruz, Disneyland, el embarcadero de la playa de Pismo Crio a una generacin de habitantes de tierras bajas que mantendran la mirada y sus sueos fijos en el oeste, hacia el Pacfico. Cam fue el nico que se liber. Hollywood dej de moverse en cuanto salieron del campo de rocas. Esperaron a Price y los dems, con un brazo levantado, y gritaron: Por aqu! Ya lo tenis! Erin dudaba, pero volvi a tomar el camino antes de que Cam la agarrara. Buena chica. No quedaba casi nada de la caseta de seguridad que haba al lado del Remonte 12: una plataforma de cemento y puntales de acero que no haban podido arrancar. Todos los otros materiales haban sido arrastrados hacia la cumbre para construir sus cabaas, y al ver slo los cimientos Cam sinti una extraa satisfaccin melanclica. Haba hecho todo lo posible. Su padre slo les llevaba a la montaa para alardear con un compaero de trabajo. Un compaero blanco. Los chicos se volvan locos, iban en trineo y se lanzaban bolas de nieve durante diez horas al da mientras l les haca fotos de lo bien que se lo pasaban. Luego, durante la semana, insista en que haba derrochado dinero en alquileres de esqu y billetes de telesilla. Cam pronto empez a perderse en la confusin de la colina, aunque, visto con perspectiva, aquella separacin era deliberada, por lo menos en un cincuenta por ciento. Para alguien con tres hermanos, incluso ir en bicicleta a la tienda a comprar leche era una competicin, y Cam siempre era el raro que se quedaba atrs. Sus dos hermanos mayores tendan a tomarla con l, y el pequeo Greg tena tres aos y medio menos, no era de mucha ayuda y a menudo supona un estorbo. Los otros chicos se pasaban la maana peleando, presumiendo, y haciendo carreras, lo que no era muy inteligente porque no podan volver. Ni parar. Al bajar la ladera como una bala en lnea recta, a veces chocaban contra un nio rubio de pocos aos y pasaban la tarde en el banco de las dependencias de la patrulla de seguridad. Cam volva tarde al coche, estremecido por la emocin y el fro, ya que todos llevaban pantalones vaqueros, y, contento. Enfureca a sus hermanos con sus relatos triunfales. Al da siguiente le hacan el vaco. Eso slo le daba ms margen de tiempo antes de que volvieran a meterse con l. No volvi a esquiar hasta que tuvo quince aos, cuando un amigo suyo se sac el permiso de conducir, despus del ingreso de su padre en el hospital. Se esperaba que los chicos Najarro encontraran un trabajo de media jornada al llegar al instituto, y Cam se gast sus ahorros antes de febrero comprando un equipamiento mejor del que necesitaba y pagando algunas clases menos de las que necesitaba. Ms que el nuevo entorno alpino, que la alegra inconsciente de arrojarse al impulso

de la gravedad, le encantaba la individualidad de aquel deporte, sin contrincantes, ni pblico, ni puntuaciones. Slo estaba l. El primer ao fuera del instituto, cuando ya era un buen esquiador medio, aunque no especialmente gil, Cam trabaj durante siete meses de aturdimiento en una centralita telefnica, iba a conseguir un pequeo aumento cuando lo dej en diciembre. Aqulla temporada esqui sesenta y un das en nueve estaciones distintas. Cada noche tena que ponerse hielo en las espinillas. Tena tantos morados por sus botas baratas que caminaba como un cowboy. En marzo se le cay la ua del pulgar izquierdo. Pero era demasiado tarde. Haba conocido a fanticos de la nieve que pensaban que alardear de aquellos daos fsicos era la mejor actitud. Cam encontr trabajo de operario de telesilla, y ms tarde se hizo un hueco en el equipo de mantenimiento slo por presentarse todos los das, que era esperar demasiado de la mayora de empleados de Bear Summit. Los chicos organizaban buenas fiestas y no ayudaba que los jefes hubieran reducido los sueldos y pluses al mnimo. El ao siguiente Bear Summit tambin ech a parte de la patrulla de seguridad, y haba muchas vacantes. Aprovech la oportunidad. Llegaron al Remonte 12 cuando las nubes avanzaban y el aire dej de soplar. El chirrido resonante de las sillas enmudeci, era casi como si el telesilla los hubiera estado esperando. Mal presagio. Qu significaba aquel silencio? Cam experiment el fenmeno contrario, como si todo el ruido se le metiera directamente en la cabeza. Al pasar por la cabina del empleado y el montn de tierra que serva de rampa de descarga, l y Erin levantaron la mirada hacia la cadena de sillas. Ojal Siguieron caminando. El gasleo para los motores de reserva no haba durado ni un mes. La mayora de la gente se dirigi al ste, hacia Nevada, para huir de la plaga, incluido su amigo Hutch. Por supuesto, se demostr que fue la peor decisin posible. No podan quedar ms de trescientas personas en Bear Summit cuando los informativos dijeron que se podra estar a salvo en cotas altas, pero para entonces la zona de la sierra ya sufra el tercer da de tormenta de nieve. Cam se qued en su dplex, a 2280 metros, con su televisin y su telfono, hasta que, pasada la medianoche del cuarto da, se despert con pinchazos en la palma de la mano izquierda. Llam a casa una vez ms. Todas las lneas estaban ocupadas. La tormenta haba cesado, pero la carretera estaba cubierta por veinte centmetros de nieve, y haba ms a los lados del nico carril que algn hroe haba abierto el da antes. Recorrer aquel camino estrecho podra haber sido demasiado para Cam si no hubiera memorizado a medias las constantes curvas de la carretera, algunos descensos y las curvas sin visibilidad. Recorra el mismo tramo para ir a trabajar seis das a la semana y, como se deca en broma, lo que distingua a un verdadero lugareo era la capacidad de llegar a la estacin en cualquier situacin, a ciegas si era necesario, golpeando el guardabarros contra los postes reflectantes de hierro, colocados cada cuarenta metros. La carretera blanca, los terraplenes blancos Para mantener la visibilidad, volvi a poner las largas, una especie de radar rudimentario. Unas siluetas extraas se cruzaron en su camino, tres figuras de animales con demasiadas patas. Cam fren. Su camioneta derrap y se precipit hacia los monstruos. Ciervos, slo eran ciervos. Pasaban volando por delante, movan los enormes ojos ante sus faros y huan corriendo. Montaa

abajo. Vio dos tiendas abandonadas, casi se qued encallado al pasar por la primera. Las farolas del pueblo emitan un brillo rosa irreal entre las nubes bajas, visibles mucho antes de llegar al valle. Entonces vio luces tambin en la cresta, en las cabaas de lujo. La gente segua alojada all? Slo estaba a unos centenares de metros Sigui conduciendo. No le sorprendi encontrar slo algunos vehculos delante de los principales edificios de la estacin, transformados en dunas blancas por la nieve, pero se sinti confuso al ver slo cincuenta coches aparcados ms arriba, junto al pabelln de media montaa. All reinaba la oscuridad, se impuso el negro absoluto cuando apag los faros. En algn lugar entre los apartamentos y la estacin se haba cado una lnea de alta tensin. No pensaba preocuparse por eso. El pabelln de media montaa estaba a 2400 metros y el espantoso picor de la mano no cesaba, ahora senta un cosquilleo en la mueca. Entr a trompicones y encontr a setenta y una personas. De ellos slo reconoci a Pete Czujko y dos chicos que trabajaban en la cafetera. El resto eran turistas, gente de vacaciones. Forasteros. Todos estaban infectados, presas del pnico, enloquecidos por aquel extrao dolor y desesperados por encontrar una manera de subir ms arriba. La pequea flota de motos de nieve y vehculos oruga haba desaparecido. Los generadores de gasleo, los aparatos de rescate, la radio de banda civil y los transmisores de la patrulla, todo. Incluso haban vaciado la tienda de regalos. Los telesillas podan funcionar a dos tercios de la velocidad con los motores de gasleo auxiliares, aunque quien se hubiera ido con los vehculos oruga tambin haba provocado un desastre al extraer el combustible de los remontes 11 y 12 haciendo agujeros en la base de los tanques, con lo que se desperdici lo que no pudieron llevarse. Mientras Cam se esconda en su cabaa con su miedo y su pena, otros haban trabajado para asegurarse su supervivencia. sos otros haban sido los lugareos. Deban de haber previsto que la mayor parte de los turistas y otros refugiados acabaran all, y pensaron que sera mejor irse a las cabaas que haba en la cresta, por encima de los apartamentos. Algunas de aquellas casas estaran vacas, con sus propietarios y sus gatos gordos atrapados debajo del lmite de las nieves perpetuas. Con depsitos de propano y armarios bien surtidos, aquellas cabaas eran ideales para sobrevivir a largo plazo, pero la cresta slo llegaba a los 2470 metros. Si la plaga llegaba ms alto, a los lugareos no les quedaba ningn sitio adonde ir. Cam podra haber estado all si hubiera cado ms simptico, pero no tena ms remedio que echarse a andar. La nieve reciente llegaba a la altura de la cadera y la temperatura, con el fro del viento, rondaba los siete grados bajo cero, aunque estaba subiendo porque se acercaba un frente de alta presin. En lo alto de la montaa slo haba oscuridad. Tres personas se negaron a abandonar el pabelln. Muchas chicas, Erin y sus amigas, slo llevaban pantalones de deporte y sombreritos de cowboy. Haba nueve nios, una pareja de setenta y tantos aos, una mujer enorme llamada Barbara Price que no iba a abandonar a su perro con pedigr y tres turistas coreanos que slo se podan comunicar con mmica. No obstante, la nica opcin era echarse a andar. Hollywood an tena el plano en la mano, aunque no dijo nada ms, y Cam se lo agradeci. De alguna manera haba conseguido que Price y el resto se dieran prisa. Nadie iba demasiado retrasado cuando Cam y Erin dejaron de seguir la cresta hacia el oeste.

Erosionada por el viento, la cresta de la pista de esqu era una zona estril de suciedad y gravilla. Caminaron por los senderos paralelos de huellas profundas y resbaladizas que haban dejado Sawyer, Manny y Bacchetti. Hollywood haba seguido una ruta distinta, directa hacia su cima, y probablemente lo habra hecho aunque conociera la zona. Era su forma de ser. Sin embargo, haban aprendido que era igual de rpido, y seguro, salir de la estacin y utilizar los caminos abiertos y los rastros de los todoterrenos que en invierno servan como pistas para los vehculos oruga. Cuando haba nieve suficiente bajaban esquiando, claro, con equipamiento de esqu de fondo porque las botas eran lo bastante suaves para caminar, y los esques, lo bastante ligeros para cargarlos al regresar. Unas flores delicadas se aferraban a la ladera, zacates de un rojo intenso y polemonias blancas. Cam se apart de su camino para no pisarlas y sinti nuevos nimos. Vea el pabelln de media montaa, mucho ms abajo, una caja de zapatos de madera de pino. Mucho ms cerca, Bacchetti haba alcanzado a Sawyer y Manny cuando trazaban una diagonal en la ladera. Entonces se puso a llover, y las tres figuras de delante quedaron reducidas a fantasmas de color verde y azul. Los esperaban? No, vio que Manny saltaba un agujero que pronto se llenara de agua. A travs de la capucha, el tamborileo de las gotas a Cam le sonaba como si fueran palabras. No debera haberle sorprendido tropezar con Tabitha Doyle. Un bulto en la colina tenda a llevar a los caminantes hacia la ruta ms fcil, y l haba pasado justo por aquel lugar veinte veces o ms. Sawyer deba de haber dado una patada a Tabs porque se haba movido. Su familiar posicin fetal haba cambiado hasta quedarse con los brazos y piernas extendidos y la mandbula relajada y abierta dentro de la capucha naranja manchada del anorak de la patrulla de seguridad. Cam clav los ojos en sus manos agarrotadas, como siempre. Descompuestos de una manera que slo las bacterias y los elementos jams podran haber provocado, los huesos de los dedos parecan haberse derretido en varios puntos. De las sesenta y ocho personas que subieron desde el pabelln, sesenta y cinco lograron escapar de la plaga de mquinas, pese a que avanzaba con ellos a medida que amainaba la tormenta. Sentan que les quemaban la piel de nuevo debido a las fluctuaciones de la presin del aire. Un hombre se sent sin ms. Otro cometi el error de irse a pesar de los gritos de los dems, que vieron el haz de luz oscilante de su linterna ms abajo durante una eternidad. Barbara Price perdi mucha sangre cuando su perro, jadeando entrecortadamente, le mordi las manos y la cara. A medio camino, un fragmento de luna se abri paso entre las nubes. Para entonces cargaban con los nios. Barbara Price se haba desplomado cuatro veces y los coreanos salmodiaban una maldicin una y otra vez. Cam empezaba a creer que ya la entenda. Acurrucado para resguardarse del viento con dos sombras annimas en la base del noveno poste del Remonte 11, desplomado contra el metal congelado, no advirti enseguida el rabioso zumbido que retumbaba arriba, en la montaa. Motos de nieve. Aparecieron linternas al ste, casi a su altura, un enjambre de falsas estrellas ocultas por los rboles y las rfagas de nieve. Los lugareos huidos. Haban abandonado las cabaas de lujo para abrirse camino por las crestas del valle, entre resbalones y cadas, vencidos por la pendiente de la montaa, hasta llegar a los senderos planos y abiertos de las pistas de los vehculos oruga. El dolor y el fro resultaban demasiado abrumadores para sentir nada cuando un alud acab con

aquella caravana que ruga. El esqueleto doblado de Tabby era como un guardin. Haba sobrevivido al derrumbe de una cornisa de nieve conocida como el Muro Alto para morir all sola, doscientos metros por encima de los otros lugareos. Casi con toda certeza haba sido la ltima persona en caer por no estar a suficiente altura. Estaba tan cerca En la seguridad de su cabaa, caliente con Erin, Cam a menudo se lamentaba de no haber enterrado a Tabs. Pero habra sido una insensatez demorarse tanto por debajo de la barrera. Ayud a Erin a cruzar el lecho del ro y mir hacia atrs para ver a los dems. Una silueta haba cado de rodillas. McCraney. Cam reconoci su anorak a rayas. Se qued observando para asegurarse de que se levantaba, y Erin le toc la cadera. Ella pareca tener los ojos incoloros tras sus gafas de cristal gris, aunque era obvio que estaba angustiada. Ni siquiera Sawyer finga no verse afectado por aquella parte de la montaa. Cam y Erin volvieron a cogerse de la mano y descendieron. Las treinta y una motos de nieve ni se haban oxidado ni perdido el brillo, slo algunos rboles desenterrados les haban provocado abolladuras y otras haban chocado entre s. Sus brillantes formas metlicas parecan piezas de un tiovivo desvencijado, rojas, violetas y azules, abandonadas entre los troncos partidos y las races de pinos muertos. Cam y Pete Czujko revolvieron entre los cadveres congelados mucho antes del deshielo primaveral, rebuscaron en los bolsillos y mochilas. Ms tarde volvieron para sacar la mezcla de petrleo y gas que aquellos motores de dos tiempos utilizaban como combustible. Entonces los cuerpos todava estaban intactos, aunque Cam haba visto un codo roto, un cuello muy dislocado, y supuso que los dems tenan tambin miembros rotos debajo de la ropa. Era cierto. Ahora haba fragmentos de huesos y extremidades sueltas por todas partes. Lo que ms le molestaba era el apogeo final de los nanos. Hasta que el cuerpo anfitrin perda un mnimo de temperatura, aquellos malditos bichos seguan reproducindose. Las manos derretidas de Tabby no eran lo peor, ni el trax desintegrado de otro esqueleto. Un crneo pequeo, probablemente de un nio, pareca una lmpara hecha con una calabaza torcida. Tena los dientes destrozados, sobresalan como colmillos retorcidos, y el hueco del ojo izquierdo casi doblaba el tamao normal por los mordiscos. A las sesenta y cinco personas que llegaron a las cotas seguras se unieron en el glido amanecer dos supervivientes de la caravana de motos de nieve, Manfred Wright, una estrella en ciernes del equipo de esqu junior de la regin, y un ayudante del sheriff al que le sangraban los pulmones. Sin embargo, los sesenta y siete pronto quedaron reducidos a cincuenta y dos a medida que moran los que tenan peores heridas internas, incluidos todos los nios, menos uno. Los nanos les haban destrozado los cuerpecitos. Probablemente Barbara Price habra sobrevivido a las heridas que le haban provocado los mordiscos de su perro, pero la plaga de nanos de la mejilla se le haba extendido hasta las fosas nasales. No poda ms que emitir un gemido. Dur seis das. Su marido, Jim, mantuvo un inquietante silencio durante semanas. Al principio intentaron vivir por encima del Remonte 12, hacinados en las casetas de la patrulla de seguridad, pero las olas de nanos les obligaban una y otra vez a volver a subir, sin importar la hora o el clima. La plaga redujo su nmero a cuarenta y siete, muchos debilitados por el mal de altura y la

desesperacin. La deshidratacin era una amenaza para todos y estaba minando a una mujer diabtica. Cam y Pete se vieron en el papel de lderes por defecto. Llevaban uniformes. Un hombre llamado Albert Sawyer tambin coment que tal vez estaban ms familiarizados con la zona y sus recursos que los dems. Sawyer era un autntico pragmtico. Fue idea suya esperar a la tormenta siguiente para ir a saquear el pabelln, aunque estuvieran muertos de hambre. A l se le ocurri utilizar el nico defecto de los nanos a su favor. El Remonte 12 fue muy importante en su lucha por la supervivencia. Arreglaron el motor, luego se atrevieron a bajar esquiando al pabelln principal, encendieron el Remonte 4 y transportaron bidones de combustible por la montaa adems de comida, equipamiento y madera. En primavera estaban bastante bien instalados. Los accidentes, la neumona y un suicidio haban reducido el grupo a cuarenta personas, lo que facilitaba las cosas. Con raras excepciones, los supervivientes eran jvenes y decididos. Entendan el mundo que les haba quedado. Cam incluso tena novia. Erin Coombs tal vez no se habra acercado jams a l de no haber confundido su nombre y el color de su piel con la de un italiano, pero debi de sentirse comprometida con su decisin. Para entonces, el campamento ya estaba dividido. Jim Price consigui apoyo, como si de un poltico se tratara, con una serie de propuestas. La primera fue asignar tareas. Fue una medida muy popular porque la mayora de la gente pensaba que haca ms que los dems. Organiz una sesin para cantar juntos y una reunin recordatorio. Intervena en polmicas, discusiones, en todo Dos de los coreanos estuvieron entre las primeras vctimas, y el tercero fue el primero que se suicid. El nico negro dur gracias a sus esfuerzos para construir las cabaas, pero se abri la pantorrilla cuando lo roz una sierra mecnica y muri por la infeccin. Despus de eso, Cam y Amy Won eran los nicos no caucsicos. No debera haber importado. Gran parte de la raza humana haba sido diezmada, como para preocuparse por eso pero Cam sospechaba que el color de su piel era otro motivo por el que tanta gente le daba la espalda para irse con Price. Cuntas culturas se haban perdido para siempre? Si reclamaran el planeta, qu aspecto tendra la humanidad? No haba tiempo para cavilaciones. Los alimentos en lata desaparecan rpido, se pasaban el da buscando comida y habran encontrado mucha si estuvieran dispuestos: roedores confusos y lisiados, un ciervo, las matas de hierbas de primavera que brotaban de la tierra. Nadie mencionaba los cuerpos de la zona del alud, que se descomponan al derretirse la nieve, y haban enterrado al resto de sus difuntos. Sin embargo, en verano haban dejado la montaa tan limpia que ya no creca nada. Y cuando volvi el invierno, la nica opcin era hacer incursiones por debajo de la barrera. Primero se comieron a Jorgensen.

9
Aqulla camioneta Chevrolet, roja y alargada, suspendida en la ladera desmoronada, a Cam siempre le recordaba a la televisin. Encarnaba la imagen de fuerza que la publicidad quera proyectar. La haban molido a golpes, rascadas, le haban machacado los bajos con rocas y baches, haba superado la carga recomendada en quinientos kilos, y la camioneta nunca les haba fallado. Sin saber por qu, Cam se senta orgulloso. Sigui mirando el vehculo en la distancia mientras iba dirigiendo a los dems entre el lodo y las rocas por encima de lo peor del alud. Manny se baj la capucha, se frot la nieve de las gafas, y Bacchetti estir los brazos y el cuerpo para proteger el depsito de gasolina de la lluvia mientras Sawyer luchaba con un bidn de plstico de quince litros. Si caa agua en los tubos del combustible moriran. La ladera dibujaba un prolongado descenso, a veces en tramos del tamao de una casa. De lo contrario podran haber intentado abrir una carretera. Pero tenan que aceptar lo que la montaa les ofreca. El chaparrn arreci, la lluvia golpeaba los hombros de Cam formando una fina niebla. Los sucios charcos marrones se rizaban por el impacto de los goterones. Tras l alguien emiti un sonido atroz. Eh! Tena que ser Price. Cam volvi a levantar la vista y vio que la camioneta se mova. Al volver de las incursiones en busca de comida siempre estaban ansiosos por alcanzar cierta altura y dejaban el vehculo en la ladera. Sawyer estaba maniobrando con cuidado adelante y atrs en la estrecha planicie para dar la vuelta, y Manny se encontraba de pie en la pendiente, con las manos en alto. Sealaba el espacio libre. Esperad! Esperad! Price se abri paso hacia delante en cuanto tocaron tierra firme, junto con Nielsen y Silverstein. Cam dej a Erin y corri tras ellos, pero resbal en el barro y sinti una punzada en la rodilla, la mala. Aminor el paso y se concentr en dnde colocaba los pies. Bacchetti ya estaba en la caja trasera de la camioneta, Manny subi de un salto mientras el grupo se acercaba y Price todava gritaba: Esperad! No! Nielsen lleg primero al vehculo y dio un golpe contra el lado del conductor al tiempo que se diriga a trompicones hacia el cap. El cono blanco del faro atraves su mugrienta chaqueta amarilla y brill una gota de humedad metida dentro de una de sus fosas nasales. A Nielsen se le haba bajado la bufanda. Eh dijo Cam. Conduzco yo! grit Price. La manilla de la puerta chasque al segundo intento. Cerrada. Sal! La bufanda dijo Cam, y Nielsen no fue el nico que se la subi para protegerse la cara. Price dio un golpe a la ventanilla. Conduzco yo! No. El cristal empaado reduca la capucha y las gafas de Sawyer a una extraa silueta.

Es mi camioneta! Era cierto. Aqulla camioneta era uno de los pocos vehculos que valan la pena de los aparcamientos del pabelln que haban podido poner en marcha. Una cantidad increble de refugiados se haba molestado en cerrar y llevarse las llaves, de modo que o murieron con aquellos cruciales objetos de metal o los haban perdido. Price tendi los brazos. Slo porque has bajado corriendo! Slo porque has sido el primero en llegar! Perdisteis demasiado tiempo dejando esos malditos indicadores dijo Cam, con la suficiente dureza para distraer su atencin. Hollywood estaba junto al parachoques trasero, con la cabeza alta, inseguro, y Cam baj el tono. Alguien tena que darle la vuelta. Entonces dile que salga! Jim, de todos modos conocemos la carretera mejor que t. Los sobrecargados amortiguadores de la camioneta respondan mal al camino abrupto. Cada vez que los neumticos topaban con un bache o un hoyo, la camioneta se balanceaba como un barco que se deslizaba entre dos olas. Cam pensaba que era slo cuestin de tiempo que alguien se cayera del vehculo. Haban metido a las cuatro mujeres en la cabina, aunque slo tena asientos para el conductor y el acompaante, por lo que doce hombres deban apretujarse en la caja. Aunque la mitad se sentaran unos encima de otros, apenas quedaba sitio para que el resto estuviera de pie. Era ms seguro en el medio que delante, donde Price y McCraney se inclinaban sobre la cabina con las manos extendidas, pero Cam haba subido tarde a propsito por el lado del acompaante. En su mayor parte, el camino era slo una pista de montaa, vulnerable a la erosin, y si la camioneta resbalaba en el barro o se desprenda parte del camino, quera tener la opcin de salvarse de un salto. Empez a sudarle la espalda, y las axilas, al caminar, pero le baj la temperatura corporal porque se filtraban bolsas de humedad y fro por la capa de Gore-Tex. Entraron en una zona de pinos que los resguard de la lluvia, luego de nuevo la lluvia. Entonces llegaron al pabelln de media montaa. El aparcamiento resbalaba mucho, deformado por miles de heladas y deshielos, pero las sacudidas de la camioneta se convirtieron en una suave vibracin cuando pasaron a toda velocidad entre el cmulo desordenado de coches. Cuidado Deja de empujarme las gafas! Cuando Sawyer aceler, los pocos hombres que estaban de pie se inclinaron para mantener el equilibrio y se agarraron a los que estaban sentados. Bacchetti y otro chico salieron despedidos hacia atrs. Hollywood grit algo que Cam slo oy en parte. Juntos! Cada vez que giraban se sujetaban ms fuerte, y Sawyer aceleraba el motor en cada recta, por corta que fuera. Price dio un golpe en el techo de la cabina. Ve ms despacio! Jim, deja que se concentre! He dicho que vayas ms despacio! Price golpe el techo hasta que Sawyer pis el freno y

redujo la velocidad de cincuenta y cinco a quince en medio de un largo giro. Para Cam fue una advertencia clara y una demostracin de poder. Era obvio que Price no lo vea as, ya que volvi a dar un golpe con el puo. Mucho mej Sawyer aceler el motor y provoc dos sacudidas que les hicieron balancearse hacia atrs. Hollywood no era el nico hombre que protestaba a gritos, pero a Cam le volvi a impresionar su tono de decepcin. Pero qu hace? grit Hollywood. Sawyer se puso a ochenta o ms cuando la carretera descendi recta durante doscientos metros. Cam pensaba que la lluvia haba cesado, pero era imposible saberlo con certeza en medio de las salpicaduras que provocaban los neumticos. La bufanda empapada saba a amargo hedor humano ya rancio. Tomaron una curva frente a tres coches amontonados, luego llegaron a la entrada de la urbanizacin. Unos grupos de diminutas flores amarillas en la cuneta atrajeron la mirada de Cam, luego vio media hectrea o ms de colores vivos. Mirad dijo. Sawyer redujo la velocidad y abandon la carretera. Cam no haba visto la seal de RESERVA CORLISS, pero reconoci la salida. No gires, no gires! Qu haces? sta carretera no tiene salida! Price levant un puo para golpear el techo de la cabina otra vez y Silverstein dijo: Tiene razn, la reserva est slo unos kilmetros ms abajo y luego hay un aparcamiento. Cam se alegr de llevar la bufanda y las gafas. Saba que llevaba escrita la culpa en la cara. Parara Sawyer si Price amenazaba con empujarlo a un lado? Price estaba aporreando la cabina, Nielsen intentaba encontrar espacio para avanzar y Hollywood se haba inclinado hacia delante, con la mano en el hombro de Keene, mientras ste se agarraba el estmago con los dos brazos. Fue Manny quien hizo que todo el mundo se fijara en l. Cam? Adnde vamos? La camioneta entr en un tramo de curvas y el dbil sol se movi a un lado y de nuevo hacia atrs. Las gafas se oscurecan y aclaraban siguiendo un esquema que le recordaba a un pndulo. Cam? repiti Manny. El ansia por hacer callar al chico hizo que separara las manos del cuerpo unos centmetros. Manfred Wright haba madurado de una manera que Cam lamentaba y respetaba a la vez por ser inevitable. Pero an no entenda algunos de los aspectos bsicos de las relaciones humanas. A menudo Cam crea que era una especie de autodefensa por parte de Manny, un regreso voluntario a la infancia. Sin embargo, su carcter irreflexivo se haba convertido en una amenaza, y Cam se dio cuenta de que Sawyer estuvo muy acertado al no confiarle al chico su plan. Manny se lo habra contado a Hollywood, que se lo habra dicho a Price, todos con las mejores intenciones. Es un callejn sin salida dijo Silverstein. Price casi estaba afnico. Qu pretendis? Cam era consciente de que deba decir algo. Necesitaba encontrar las palabras justas, pero entonces unos dedos lo tocaron por debajo de la mochila. Nielsen. Sultalo dijo Bacchetti con un gruido.

El claxon volvi a sonar. Dos minutos! Sawyer sali por la ventana y dio un golpe en la puerta. Llegaremos en dos minutos y podis quedaros con la camioneta si queris! Nadie ms habl durante un minuto, y Cam sinti una mezcla de alivio y gratitud. David est infectado explic Hollywood. Sawyer volvi a dar un golpe en la puerta, impaciente ante su falta de reaccin. Un minuto ms y podis quedrosla! Silverstein fue el primero en lanzar una mirada a Keene. Luego volvi a mirar hacia delante y grit: Es una prdida de tiempo! Es un callejn sin salida. Estamos ganando tiempo! exclam Cam. Mirad el plano. La carretera va hacia el oeste durante casi ochenta kilmetros antes de desviarse hacia la direccin correcta, y est llena de curvas. Eso significa por lo menos dos horas, tal vez ms, y si est bloqueada tendris que volver aqu pase lo que pase. Qu! Price acompa este comentario con un chasquido. Bajaremos caminando. Las pocas carreteras del gran valle tendan a ir de oeste a este porque los coches tenan un lmite de pendiente para ascender y porque no haba muchos destinos en la zona. Al este de Bear Summit, la autopista 6 slo conduca al desierto de Nevada, y al oeste durante setenta y tres kilmetros slo haba cmpings, huertos y tres ciudades pequeas. De vez en cuando la 6 descenda para encontrarse con la autopista 14, y a veces la 14 se bifurcaba hacia la carretera 47, que iba al norte, hacia la cima de Hollywood, pero Cam y Sawyer haban estimado que tenan que recorrer en total ciento cuarenta y cuatro kilmetros o ms. Aun suponiendo que la carretera 6 est despejada durante todo el descenso, que no lo estar, tardaris dos horas slo en llegar a la 14 dijo Cam. Sin embargo, desde aqu slo cinco kilmetros y medio separan las carreteras. Podemos ir campo a travs. Seran cuarenta minutos. Tardaremos ms! Es una locura! McCraney mir a Price. Por algo no hay carretera ah abajo! Nosotros podemos ir por sitios por donde los coches no pueden pasar replic Cam. Y luego qu? pregunt Silverstein. A pie. Encontraremos otro coche, o caminaremos recto hacia arriba. Quedarse en la carretera slo porque est ah os va a matar. Todo el mundo vot! Todo el mundo dio su opinin! dijo. En efecto, haban llevado a cabo el ritual dos veces, como si el hecho de levantar la mano fuera a cambiar de algn modo la distribucin del valle. Cam haba presentado las mismas objeciones y slo consigui que le hicieran callar a gritos. Sawyer ni siquiera haba intentado hacer cambiar de opinin a nadie. Observ, escuch e hizo un gesto a Cam con la cabeza en silencio cuando Price mont el numerito de contar los votos por primera vez. Cam mir a Hollywood en ese momento. El chico tambin se haba opuesto a utilizar la camioneta al principio, y Cam esperaba que lo apoyara, pero no dijo nada. Tal vez intentaba imaginarse el plano. Todos hemos pasado por all cientos de veces! Price seal a Nielsen, Atkins y McCrane

como si los contara. Todos lo hemos calculado! Una hora! Slo es una hora de bajada! Las carreteras estarn bloqueadas, Jim. El lmite de las nieves perpetuas estaba en mil ochocientos metros, de modo que las carreteras podran haberse mantenido limpias hasta esa cota, salvo por los turismos, los vehculos de los lugareos con aperos, las motos de nieve y los tanques de la Guardia Nacional. Slo se necesitaba un choque mltiple para detenerlos. Price estir el brazo como si fuera a lanzar algo. Fue su nica reaccin ante las palabras de Cam. Es una tontera caminar ahora si no es necesario! Hay que ahorrar fuerzas! Moriris ah fuera aadi McCrane, como si la camioneta fuera una fortaleza o un submarino, como si David Keene no hubiera respirado el mismo aire que los dems. La arbitrariedad de los ataques siempre haba sido casi tan aterradora como la velocidad y la fuerza con la que los nanos consuman un cuerpo anfitrin, y Cam saba que slo era cuestin de tiempo que la plaga se despertara en el interior de todos ellos. Muy poco tiempo. Aparecieron trozos de madera junto a la carretera que mostraban figuras que utilizaban las papeleras y las reas de descanso. Entonces entraron en una zona de asfalto donde slo haba una camioneta Subaru. Ms all haba una sorprendente extensin de agua oscura y muy calma, donde unas siluetas rocosas sobresalan hacia el cielo. Sawyer dej el motor encendido y abri la puerta de un empujn, llevando su paquete verde de plstico negro en la mano. Cam salt por el asiento del copiloto al otro lado. Silverstein fue el nico que baj con ellos. Enseguida se coloc entre Sawyer y la puerta abierta del conductor. Se produjo un alboroto por parte de las mujeres que estaban en el interior de la cabina. Bacchetti intent abrirse paso en la caja de la camioneta. Cam levant la mirada hacia ellos. Se haba convencido de que, una vez hecho, todos veran que no era realista seguir bajando. La mayora ni siquiera se haba inmutado. Sawyer no se equivocaba contigo dijo, con la esperanza de provocar alguna reaccin, rabia, cualquier cosa, y Keene hizo un amago de levantarse cuando Bacchetti baj junto a Cam. Manny tambin se haba apoyado en una rodilla, pero se haba quedado quieto, mirando a Cam y Hollywood. Tengo que volver dijo Keen. Se agarr la mueca izquierda con la otra mano. Llevadme de vuelta. El alboroto del interior de la cabina se calm cuando Erin sali por el lado del conductor y empuj a Silverstein por detrs. Las otras mujeres deban de haberse resistido a salir con tal fuerza que ni siquiera haba podido abrir la puerta del copiloto. Fue a trompicones a abrazarse a Sawyer, y Cam vio que l la apartaba del grupo y le recolocaba la bufanda y las gafas con unos mnimos gestos eficaces. Tengo que volver! Keene levant los brazos, desesperado, sin soltarse la mueca. Si estos cabrones no nos hubieran hecho perder el tiempo! grit Price. Hollywood dijo Cam. De todos nosotros, t sabes mejor que nadie que tenemos razn. Llegaremos al camino que t seguiste en cuarenta minutos. No puedes dijo Hollywood. Lo mismo podra estar contestando a Cam. Pero luego dio una palmadita en el hombro a Keene y dijo: Sabes que no podemos volver arriba. La mano susurr Keene. Puede que en aquella Subaru estn las llaves dijo Silverstein, al tiempo que sealaba el otro

lado del aparcamiento, y Price por fin salt al suelo y se meti en la cabina de la camioneta. Hollywood repiti Cam. Por favor Price cerr la puerta de un golpe y le dio gas al motor. Cam retrocedi un paso. Cada centmetro que los separaba le pareca un abismo inmenso que se ensanchaba con rapidez a medida que la camioneta se alejaba. S, Hollywood tena todo el derecho a estar molesto con l. El desvo de la carretera haba sido jugar sucio, pero ese engao era culpa de la tozudez de Price Tal vez al chico slo le dola la pierna. A lo mejor Hollywood se haba dado cuenta durante su breve caminata que no tendra fuerzas para volver a recorrer todo el camino. Price fren junto al otro coche, pero Keene no se movi. Comprubalo, ser mejor que te asegures ahora dijo Silverstein. Hollywood baj de un salto y lleg a la puerta de la Subaru en dos zancadas. Prob a abrir la puerta, luego se agach y, cubrindose los lados de la cara con las manos acerc su cara al cristal. Se apart, mene la cabeza y, cuando Cam se acerc a l, Hollywood retrocedi hacia la camioneta y la roz como si fuera un jugador de bisbol que tocara la base. Vamos con ellos! Yo quiero ir con ellos! Manny fue tambalendose hacia Hollywood, hacia donde estaban, aunque el otro lado de la camioneta estaba ms cerca. Sawyer siempre sabe lo que dice! No seas tonto. Silverstein agarr a Manny del brazo. La sorpresa de Cam ante aquella reaccin se desvaneci al ver que McCraney tambin agarraba a Manny y Nielsen se mova para cerrarle el paso. Aqullos hombres se sentan tan amenazados por cualquier alternativa a su manera de pensar que lucharan para evitar que los dems escogieran otra opcin. Tal vez la sensacin de seguridad dependa del nmero de gente que le apoyaba. El pie! grit Price por la ventana del conductor. No puedes caminar con el pie as, Manny! Est en mejores condiciones que la mayora de vosotros replic Cam. Craso error. Manny haba logrado zafarse de ellos, pero ahora Silverstein lo agarraba por la cintura y McCraney utilizaba las dos manos para bloquear el brazo izquierdo del chico. Las intimidaciones y amenazas slo haban reforzado su decisin. Manny se zaf de Silverstein de un empujn y Cam dio un golpazo en la camioneta. Soltadlo! Vamos, muvela, vamos! grit Price a Hollywood. El disparo son tan fuerte que Cam se retir de un traspi de la pelea, conmocionado por aquel estruendo. Sawyer camin hacia ellos con el revlver deslustrado en una mano. No tuvo que apuntar a nadie. McCraney solt a Manny de un empujn, y Silverstein slo mantuvo un brazo alrededor del chico como un acto reflejo para evitar que se cayera. Tampoco hacan falta palabras. Sawyer pareca disfrutar del momento. Levant el arma por encima de la cabeza como si comprobara su peso y su poder. Quitadle las putas manos de encima.

10
El viento entre los rboles sonaba como las olas del ocano. A Cam lo tranquilizaba, aunque le recordara a su padre y sus hermanos. Su bramido penetrante era lo bastante fuerte para ahogar sus preocupaciones, y aquella pequea renuncia era ms fcil a cada paso. Estaba cansado. Sawyer marcaba un paso despiadado. Se alimentaba de la rabia y de la visin de futuro. Pero Cam estaba cansado. Le dola la rodilla. Tena los pantalones de esquiar hmedos y calientes. Le pesaban. La luz del sol se filtr entre las copas de los pinos, dividida en distintos rayos repletos de insectos y moscas. Las botas hacan ruiditos por debajo del bramido del viento, el sonido de los guijarros que chocaban, el chasquido de las ramitas. La suciedad reblandecida por la lluvia absorba todos los dems sonidos. Sus cuatro compaeros le habran parecido un obstculo mayor si descendieran en grupo en vez de en fila, pero seguir a Sawyer entre los rboles era ms fcil que hacerlo de forma individual. Cam oa la respiracin de Erin cuando se acercaba, cuando las rocas o una grieta les haca aminorar la marcha o, con menos frecuencia, cuando evitaba un paso estrecho y se paraba para encontrar otro camino. Por lo general Cam slo oa el latido de su corazn y el viento montono y los insectos. Las moscas negras zumbaban alrededor de Cam con insistencia, atradas por su calidez, su olor o sus colores. Por mucho que lo intentara no poda ahuyentar aquellos puntos gruesos. Chocaban contra sus gafas y la bufanda como gotas de lluvia. Las moscas hacan ruido, pero durante los ltimos diez minutos Bacchetti haba resultado ms molesto imitando el zumbido de un motor. Brrrrr! Brrrr! Al final, Sawyer se par y mir alrededor mientras se reunan. Bacchetti pesaba unos quince kilos ms, aunque estuviera en los huesos, pero Sawyer se limit a decir: Cllate. Entre los rboles haba menos saltamontes que ms arriba, antes de la tormenta, pero Cam haba advertido varios puntos negros. Una masa oscura bulla alrededor de un ciempis que se agitaba. Un enjambre explot en una pantorrilla de Sawyer cuando puso el pie en el lugar equivocado. Cam empuj a Erin para ayudar a su amigo a limpiarse la pierna antes de que las inquietas motitas se le colaran en la ropa. Sawyer se haba desviado seis veces a la derecha o la izquierda. Cam slo se imaginaba el motivo, excepto para el cuarto rodeo, pues haba odo la seca sacudida de advertencia de un reptil. Ya haba visto dos nidos de serpientes, con las cras enrolladas para mantener el calor. Para aquellas criaturas no era lo normal estar tan expuestas. Tal vez todas las buenas grietas y salientes estaban ocupados. Quizs, cuando llegara una tarde calurosa, aquella tierra empezara a bullir. La poblacin de lagartijas era increble. Heladas por las lluvias pasajeras, sus cuerpecitos grises se perfilaban en cada fragmento de luz. Estaba claro que preferan la roca, pero a veces tambin cubran troncos cados o simple suciedad. Huan de Sawyer a una velocidad asombrosa, como una onda baja en movimiento, aunque enseguida se agotaban y se fundan de nuevo con la tierra inmvil. Cam observaba la tierra para distraerse. No poda negar la sensacin que perciba en la mano

izquierda. No le serva de nada sacudir el brazo para detener el creciente picor. No poda evitar que los nanos se extendieran, pero la nica alternativa era no hacer nada. As que sacuda la mueca sin parar. Eso le haca perder el equilibrio, y casi se cay al tropezar con una pia. El miedo era real pero no paralizador. Al menos hasta que vio que la silueta verde de Sawyer colina arriba Erin se haba sentado. Cam estuvo a punto de gritar, pero Sawyer se detuvo enfrente de un claro entre los pinos. Llevaba el plano abierto, colgado a un lado, con los pliegues desgastados. Manny sigui subiendo a duras penas sin detenerse. Avanzaba para llegar hasta Sawyer. Estaba claro que la cojera del chico era ms acusada. Vamos le dijo Cam a Erin. Vamos. Sawyer y Manny se volvieron. Bacchetti los alcanz. Mirad. Mirad todos. Sawyer se agach y despleg el plano en el suelo. Estamos desvindonos demasiado hacia el oeste. Fuiste t quien dijo que tenas que ir delante, pens Cam. Aunque el resentimiento era bastante infantil, poda ser peligroso. Empuj a Manny para que se acercara al hombro de Sawyer. De todos modos el chico estaba preocupado. Hurgaba en sus botas con los pulgares y se pinchaba en el taln. Tal vez slo sufriera un calambre, pero los nanos tenan una desgraciada tendencia a agruparse en cicatrices y atacar las partes del cuerpo ya debilitadas. A Cam siempre le afectaba primero en la mano o la oreja. Una cuadrcula roja cubra el plano mostrando los kilmetros cuadrados, cada recuadro era un caos de lneas marrones de cotas de elevacin, pero Cam localiz el camino que buscaban de un solo vistazo. Haba grandes X en las zonas donde la erosin era menor. Sawyer coloc el dedo enguantado junto a una curva pronunciada, casi un cuadrado completo fuera de la ruta. Dios. Manny dej de tocarse el pie. Dios mo. Es sta la cresta en la que estamos? dijo Cam. Exacto. Haban ido casi medio kilmetro ms al oeste de lo necesario, por una ondulacin de barrancos que conduca al ocano en vez de hacia el valle, donde podran orientarse por la forma de las montaas. Cam cerr la mano que le escoca en un puo. Ir contigo al frente, para controlar la brjula mientras t le echas un vistazo al plano. De acuerdo. Sawyer se puso en pie y Cam se levant a su lado. As que Manny reanud la marcha, apretando desesperadamente el pie y masajendose el tobillo. No podemos sentarnos cinco minutos? dijo Erin en voz baja. Cam se inclin y la agarr del brazo. Erin se ensimism. Cam no estaba seguro de cunto tiempo haba transcurrido desde que descendieron de la cresta, tal vez quince minutos, el sol no estaba ms alto que a media maana, pero Erin ya haba tropezado con l dos veces, cuando aminoraba el paso para leer la brjula. Estaba agotando sus reservas de energa. Cam tambin necesitaba recobrar fuerzas. Llevaban caminando ms de cien metros entre hierbas marchitas cuando record que era primavera. Aqul campo de orqudeas silvestres daba la sensacin

de que hubiera llegado el otoo. Sus flores amarillas, normalmente del tamao de un dlar de plata, eran slo brotes incompletos, y sus caractersticas largas hojas carnosas se vean marrones. Muchas estaban lo bastante secas para desmenuzarse bajo sus botas a pesar que la tormenta haba convertido aquel prado en una alfombra irregular de lodo y charcos. Aqul ao no haba visto abejas ni mariposas, y se preguntaba si las araas y los reptiles haban devorado todos los enjambres y las lentas orugas. No estaba seguro de que la falta de insectos polinizadores fuera la condena de aquellas plantas. Tal vez tambin tena la culpa un hongo, unos caros o los pulgones Cam casi haba captado la lgica de lo que haba ocurrido cuando los mosquitos se reunieron en la parte inferior de sus gafas como una niebla repentina que tratara de entrar. Dio un manotazo a aquella nube negra alargada y se baj la bufanda. Dios Sawyer dio un salto, estuvo a punto de caerse, y se volvi para mirarlo. Tena treinta pequeas sombras pegadas a la cara, la tela de la bufanda mostraba una mancha alargada a la altura de la boca. Qu? dijo Sawyer, y Cam estir el brazo. Sawyer lo detuvo, el plano sali despedido de su mano, pero ninguno de aquellos movimientos desplaz a los insectos. Los mosquitos en s eran una amenaza menor, poco ms que una molestia. Las picaduras eran las que podan ser letales. Cada pinchazo era una puerta para que los nanos se introdujeran en la piel. Cam se golpe con los guantes en la barbilla y la frente, y se volvi hacia Erin. En su capucha se vean bultos. Tras ella, Bacchetti ya se estaba rascando frenticamente. Manny levant las manos ante sus ojos, incrdulo. Mierda dijo Sawyer. Corred. Era lo nico en lo que poda pensar Cam. Sin embargo, se quedaron ah otro instante, con el agua sonando en algn lugar entre las plantas moribundas. Se inclin para limpiarse los muslos y vio que aquella oscura masa viviente tambin estaba pegada a sus botas. Se qued absorto, igual que Manny. Haca tiempo que debera haberse detenido el ciclo de los huevos de los mosquitos. No vivan ms que unas semanas, y las hembras necesitaban sangre para ser frtiles. Podan haberse adaptado en tan poco tiempo a una dieta de ranas y salamandras? Pareca imposible. Toda la especie debera haberse extinguido excepto algunos restos de las variedades cuyos huevos quedaban aletargados en el lodo hasta que se mojaban con las lluvias. Los residuos lquidos de la primavera. Dios. Y Hollywood probablemente haba recibido picaduras suficientes para fertilizar a quinientas hembras, cada una capaz de engendrar a mil ms Cam mat a veinte con la mano. Pero eso no significaba nada. Se incorpor hacia una bruma de cuerpos y entrecerr los ojos para lanzar un agudo gemido crispado. Corred. Empuj a Erin y ella tropez y aplast un buen tramo de florecillas. Corred! Manny se fue dando saltos, agitando los brazos, y todos echaron a correr tras l. Los mosquitos eran como nieve negra. Cam grit cuando el anorak azul delante de l desapareci, pero luego vio otra silueta y cambi de ruta. Se cay. Se levant de un salto y Manny se tambale hacia l por la pendiente. Cam empez a empujarlo, pero Manny se resista. Fueron en direcciones distintas y Cam corri durante otros

cuarenta metros hasta que se dio cuenta de que Bacchetti, a la izquierda, tambin se mova de lado por las tierras inundadas. Al oeste, hacia el viento. Tal vez bastara para ahuyentar a los bichos. Vio unos destellos verdes y rojos que desaparecan encima de una pendiente leve, Sawyer y Erin. Deban de haberle gritado. Subi a tientas en busca de Manny hacia lo alto del terrapln. Se golpearon con la maleza y las ramas bajas. Se protegan las gafas y las bufandas con los antebrazos. Aqullos pinos eran diferentes de los que Cam haba visto durante los ltimos doce meses, con agujas finas y frgiles pias anaranjadas que lo rociaban de polen. Cada impacto aplastaba docenas de mosquitos y ahuyentaba a cientos ms. Vio el anorak azul de Bacchetti y luego a Erin delante, una figura roja que avanzaba hacia una colina apenas arbolada. All el viento soplara con ms fuerza. La adrenalina era un pobre sustituto de las fuerzas. Cam se dirigi a la ladera, pero le pesaban los pies. Empez a gatear. Entonces Manny lo ayud a volver a ponerse en pie y ascendieron con dificultad. En la cresta, Erin estaba tendida de costado, tratando de respirar. Sawyer an se mantena de pie. Ms all slo haba bosques y rocas. Cam se vio como una gota distorsionada en las lentes de espejo de Sawyer cuando ste se acerc a l, y le dio manotazos en la cara y el pecho para matar los pocos insectos que an tena pegados. Bacchetti era ms torpe, sus esfuerzos eran como puetazos. Tenemos que seguir adelante les dijo Sawyer. Las crestas dijo Manny, entre jadeos. Quedaos en las crestas. Cierto. Si podemos. Sobre todo debemos mantenernos alejados del agua. Crees que estamos cerca de la carretera? Sawyer mene la cabeza y alis el plano. Se puso en cuclillas y sujet el plano al suelo con las manos. Debemos de estar cerca insisti Manny. Haban perdido todo lo ganado mientras caminaban hacia el ste. Incluso podran haberse desviado ms al oeste que antes. Por lo menos tambin haban bajado bastante, al norte. Los pinos y la abundante maleza eran la prueba de que haban alcanzado una cota ms baja, ms evidente para Cam que los nmeros del plano, 2000 metros. El dedo de Sawyer se detuvo en la cota ms cercana. Tal vez aqu dijo Sawyer. Al principio Cam no advirti el nuevo sonido del viento. Tenan que ir hacia el noroeste para evitar las tierras inundadas y los peores mosquitos, pero la carretera 14 no estaba a ms de kilmetro y medio. Podan encontrar un coche. Un coche. Cam gir la cabeza. Es? El claxon no paraba de sonar, como en una imitacin burlesca de los coyotes que antes aullaban all. Pero aquel aullido era un quejido. Es cdigo morse dijo Manny. SOS. Tres cortos, tres largos, tres cortos. El esquema le pareci evidente cuando el chico se lo explic. De acuerdo. Sawyer se rio y se frot la frente. No s qu demonios se cree Price que vamos a hacer por l. Mirad. Desliz el dedo cuatro kilmetros al oeste, contra el viento. Se han metido en esta pista maderera.

Pero la pista no acaba ah dijo Cam. A menos que est bloqueada. O puede que hayan tenido un accidente. Sawyer se tambale al levantarse. Da igual dijo. No podemos ayudarlos.

11
Para su sorpresa, haba pocos huesos en el bosque, la mayora slo eran de pjaros, parecan pequeas esculturas elaboradas. Su teora era que todas las criaturas haban intentado esconderse. Las ardillas, conejos y zorros se haban metido bajo tierra, mientras que los ciervos y coyotes se haban agazapado entre los matorrales. Los pjaros se haban escondido en las copas de los rboles, pero slo consiguieron que el viento se los llevara ms tarde. Los humanos haban sentido el mismo instinto de ocultarse. Cada uno de los seis coches con los que se encontraron era un atad colectivo. Se vean las siluetas de las personas, con la ropa apelmazada y sucia, siempre arrugada, pegadas contra las puertas o en el suelo. El olor sera ms nauseabundo de no ser porque al inicio de la primavera los insectos se haban colado por los respiraderos y los resquicios de las puertas para devorar la carne podrida y a menudo tambin la tapicera. Sawyer sacaba los restos a rastras por las piernas o los crneos, o los empujaba ms adentro del coche, lo que le resultara ms fcil. Las llaves colgaban de todos los contactos, pero haban dejado los motores encendidos, con la calefaccin, las luces y la radio. Cuatro de los seis vehculos estaban cerrados. Al principio Cam se haba redo de aquel absurdo. Pero le daba vueltas la cabeza cada vez que se inclinaba a buscar una roca, y casi se rasg el anorak al romper la tercera ventanilla. Estaba demasiado dbil para controlar el movimiento de lanzar aquella rudimentaria herramienta contra el cristal. Contempl su imagen en la ventanilla del cuarto coche. Incluso para levantar aquel trozo de unos cinco kilos de asfalto del arcn, su postura era demasiado tensa, con los hombros encorvados y la cabeza baja, como si el hecho de encogerse ayudara en algo. Entendi por qu cerraban las puertas y las ventanillas. Todos los vehculos provocaban una amarga frustracin. Manny perda el tiempo probando de nuevo cada contacto cuando Sawyer ya haba desistido. Sawyer iba de aqu para all y probaba cada llave tres veces. Slo tres veces, luego se iba. El asfalto les permita dar zancadas ms grandes porque no tenan que luchar contra las rocas y el barro. Adems, estaban casi en una planicie, en el fondo del valle, a medio camino. Avanzaban demasiado despacio. Parecan unos viejos con sus intiles cuerpos encorvados. En la carretera 14 se vean coches. A 1900 metros, haba estado cubierta por una capa de varios centmetros de nieve, Cam imaginaba que la falta de coches se deba ms bien a que la mayora de la gente se haba decantado por la carretera 6, ms abajo en el valle pero si no lograban hacerse con un coche pronto, la nica opcin sera seguir a pie hacia la cara norte. De todos modos, Hollywood haba dicho que la carretera 47 estaba bloqueada por lo menos en dos puntos, pero si podan ir en coche hasta el primer obstculo Erin choc con l, como un peso muerto. Se haban encontrado con otro vehculo, una vieja camioneta, en la cuneta. Sawyer se apart de Erin. Una mosca choc contra las gafas oscuras de Cam. l parpade, su estado consciente se encenda y apagaba en su interior como un faro. Senta dolor. Estaba ardiendo. Lengetas lquidas le recorran la mano y la mueca. El mismo fuego le deformaba la oreja y haca que se desprendiera el tejido. Erin intent sentarse y l se dio un par de golpes. Entonces pas Manny dando tumbos. Erin se

solt de Cam, que se tambale al intentar suavizar su cada, aunque estaba desesperado por mantenerse erguido. Mir a los dems en busca de ayuda. Sawyer haba sacado a rastras un extrao cuerpecito de la camioneta. Cam observ, se dio cuenta de que era un perro, y Erin consigui decir una palabra que apenas se diferenciaba de un jadeo. Descansar Las botas de Bacchetti entraron en el campo de visin de Cam. Aqul hombretn grua y animaba a la camioneta. Tambin hablaba con las moscas. Rrrrr. Rrrrr tosi. Aydame suplic Cam. Levntala. Bacchetti ya haba adoptado una postura firme y decidida. Tal vez se haba vuelto un poco loco, pero Cam se alegraba de su presencia, de su fuerza y lealtad, as que le sorprendi ver que Bacchetti se alejaba. Hasta que oy otras botas. Juntos, Cam y Sawyer levantaron a su amante hasta sentarla. Ella abri los ojos y la franja de su cara enmarcada por las gafas se arrug en un gesto familiar. Estaba sonriendo. No puedo cargar contigo le dijo Sawyer. No lo har. Por favor dijo Cam, tal vez a los dos. Haba estudiado la ciudad tantas veces desde su precipicio favorito que crea saber adnde iba. La central de los guardas forestales y los talleres de la concesionaria de autopistas compartan muchas cosas en la parte del noreste. Ambas eran instalaciones rodeadas de vallas de tela metlica que resguardaban camionetas verdes y camiones y excavadoras naranjas. Ah seguro que conseguiran arrancar un vehculo, no debera costarles encontrar uno. Aqul lugar slo tena ocho calles, una cuadrcula de tres por cinco situada fuera del centro en la carretera 14, y varias vas secundarias serpenteantes, flanqueadas por cabaas viejas y enormes casas modernas. Sis? dijo Erin. Seis. Una seal de madera sobre unos pilotes metlicos rezaba: BIENVENIDOS A WOODCREEK, 2273 HAB ALT. 1869. Bacchetti sigui ayudando a Cam cada vez que Sawyer probaba otro coche, se acercaba para mantener erguida a Erin. Pero el hombretn haba dejado de imitar los ruidos de un motor. Tosa cada vez que lo intentaba. Tosa sin parar. Tena esos malditos bichos en los pulmones. El arrepentimiento invadi el pequeo ncleo de emociones clidas que Cam guardaba en su interior a salvo de su desesperacin, de la misma manera que haban aprendido a proteger las brasas de las hogueras. Bacchetti haba sido la verdadera sorpresa, el hroe inesperado, y Cam esperaba que de algn modo lograra salir adelante. Woodcreek pareca estar en un excelente estado de conservacin. Se haban incendiado dos casas y haba un todoterreno empotrado contra una barandilla, pero quienquiera que hubiese fallecido all haba desaparecido. Los fantasmas aparecieron al llegar al centro. Se oa el eco de sus pies por todas las calles, y unas sombras caminaban junto a ellos en las polvorientas ventanas de las fachadas. Entonces Sawyer encontr una furgoneta. Encajada entre una tienda de delicatesen y otra de antigedades, la Ford blanca no funcionaba, se calaba una y otra vez. Le dio al contacto e intent cambiar a punto muerto o a primera. Le dio ms tiempo a la furgoneta que a los ltimos tres coches

juntos, pero no acababa de arrancar. Se desviaron a la izquierda, aunque queran seguir recto, para evitar un enorme nido de serpientes de cascabel que tomaban el sol en la calle. Los gruesos cuerpos marrones y blandos defendan su terreno cuando Manny agit los brazos y grit con voz suplicante Vamos! Moveos!, y los fantasmas empezaron a hablar. No estaban solos en Woodcreek. Los murmullos y susurros se convirtieron en palabras reales mientras Cam instaba a Erin a dirigirse al cruce, al tiempo que Bacchetti la arrastraba del otro brazo. En realidad al principio haba mirado al sitio equivocado, engaado por las siluetas reflejadas en el cristal de una agencia inmobiliaria. La urgencia de McCraney era evidente. Le he odo hacerlo, ya sabes, no Hollywood los vio y levant los dos brazos por encima de la cabeza. Eh! Cam respondi con un grito. Eh! Estaban a veinte metros de distancia, agrupados en la acera. Reconoci a Silverstein y Jocelyn Colvard. A nadie ms. Pero, al parecer, los doce lo haban logrado. Price tena razn. Jim Price haba elegido la mejor opcin. S, aquella gente se haba quedado ms al oeste del grupo de Cam, tena que ser eso, de lo contrario habran llegado en camioneta a la ciudad una hora antes, pero, aunque los dos grupos haban cubierto a pie aproximadamente la misma distancia, Price haba recorrido a pie la ltima parte de la pista maderera, y luego la llana y fcil superficie de la carretera 14. Mejor an, Price no haba perdido el tiempo intentando arrancar ningn coche. Las puertas abiertas y los huesos esparcidos eran prueba evidente de que ya haban probado todos los vehculos. Cada fracaso y decepcin les haban servido de ayuda. La sensacin de contento hizo que Cam avanzara an llevando a Erin, y ella gimi: Para. Cam era consciente de su dolor, de que quera dormir. Era ms sensato seguir adelante. Los dems tenan que subir la calle para llegar a los talleres de la concesionaria de autopistas, pero quera verles los ojos. Eso requera cincuenta pasos. A Erin se le aflojaron las piernas, y Cam y Bacchetti se inclinaron a la vez y la incorporaron. Parad dijo ella. Volved! grit Sawyer tras ellos. Cam senta que le daba vueltas la cabeza, y de pronto se dio cuenta de que Hollywood no haba levantado los brazos a modo de bienvenida. Era una advertencia. El grupo de gente sobre la acera retrocedi, y dejaron tres hombres al frente, tiesos como postes. Price. Nielsen. Silverstein. Haba una entrada abierta junto al codo de Nielsen, y por encima sobresala una turstica seal del Viejo Oeste, EL PUESTO DE CACERA. Price mantena el rifle bajo, como si le costara demasiado levantarlo, y el torso alargado de Silverstein tapaba los perfiles de su arma. Slo sobresala la punta de la escopeta por encima de su

hombro. Las manos de Nielsen parecan descomunales, con una pistola en cada una, los caones parecan espantosos dedos rgidos. Volved volvi a gritar Sawyer a Cam. Volved atrs! Alejaos de nosotros! chill Silverstein. Cam nunca haba odo hablar a Doug Silverstein sin ser comedido, ni siquiera durante las peores discusiones, y la histeria le daba un aire falso. Haba ms. Silverstein pareca ms bajo, encorvado hacia un lado. Price hizo un gesto tajante de los suyos, pero permaneci callado. No eran la misma gente que Cam haba dejado en la montaa. En la voz de Hollywood no haba ni rastro del loco seguro de s mismo que haba cruzado aquel valle. Marchaos dijo. Sonaba perdido, viejo. Sawyer no le hizo caso. Bajad las armas, Price. Fuera de aqu! bram Silverstein. Entonces Bacchetti tosi y se oy un ruido spero como respuesta, desde detrs del otro grupo. Un sonido ronco, dbil y hmedo. Podra haber bastado para reconciliarlos. Su sufrimiento era el mismo, siempre haba sido as. Sin embargo, Sawyer volvi a gritar: Bajad las armas! Atrapado entre ellos, a Cam le daba miedo moverse o hablar, pero un pnico ms urgente le sirvi de motivacin. Sawyer y Price estaban ah. Slo haba una conclusin posible. Entre Sawyer y Price haba demasiado odio. Cam mir hacia atrs, busc las palabras en su mente acelerada. Consider convertirse l mismo en objetivo. Manny los haba seguido y estaba a diez metros. Sawyer an estaba en el cruce, pero se acerc a un buzn azul con su revlver. Vamos, eh dijo Hollywood, esta vez ms alto. Deba de tener la misma intencin que Cam, pero aquel pobre imbcil nunca entendi cunto miedo y resentimiento haba entre ellos. Intentaban disimularlo, pero Hollywood tambin haba querido obviar miles de indicios. El chico repiti sus palabras: Eh, eh. Al parecer, su voz anim a Price, que le dijo una tontera a Sawyer: Tardaste demasiado, asesino. La perplejidad de Cam desemboc en un recuerdo fugaz de Chad Loomas, el segundo hombre que asesinaron y se comieron. Sin embargo, todos haban comido, todos haban querido estofado. Qu le haba dicho Price a Hollywood para desviar la culpa? La mataste volvi a murmurar Price. Cam lo haba malinterpretado, cegado por su propia culpa. Lorraine. Price deba de estar hablando de Lorraine. Con lo de tardar demasiado deba referirse a la camioneta. La busc, pero las personas detrs de Price eran demasiado parecidas, todo capuchas y gafas. A simple vista faltaba ella. Yo la ayud, Jim, con el brazo, recuerdas?

Maldito hispano. Haca siglos que Cam no oa ese insulto. Durante todo el tiempo que haban pasado juntos, en todos sus enfrentamientos, nunca nadie lo haba insultado en voz alta por el color de su piel. Aqul insulto en aquel momento slo significaba que lo que quedaba de Jim Price se reduca a lo ms bsico y primitivo. Maldito hispano, panda de maricones, vosotros la matasteis. Price agit el rifle. Maricones dijo. Algo pas por detrs de Cam. Vio que Silverstein y Niel sen reaccionaban a la vez. El primero cogi el rifle que llevaba al hombro y apunt hacia delante, al tiempo que Nielsen levantaba las dos pistolas. Cam se movi. Tir con fuerza del brazo de Erin y Bacchetti fue con ellos, un paso, dos. Sawyer estaba detrs del buzn, con la pistola bajada. Apartaos, apartaos! grit Silverstein. Vamos, eh, dejad que dijo Hollywood. Sawyer dispar primero.

12
Bacchetti se qued con Erin y Cam. De no ser por l, se habran cado. Erin slo logr mover torpemente las piernas cuando echaron a correr. Cam coloc el pie junto al tobillo de ella. Entonces Bacchetti tir de ella hacia delante y Cam recuper el equilibrio. Aqul primer disparo se qued en un mero ruido. Estaban a seis metros del final del bloque, pero pareca una eternidad, un ancho can de paredes planas. El revlver de Sawyer volvi a tronar y dej grabados cientos de detalles en la mente de Cam: los gritos tras l, las sombras cuadradas de los edificios en la calle. El rifle estall y las pistolas de Nielsen tartamudearon, pura, pum, pum, pum Los tres se agacharon por instinto, Bacchetti se apart a un lado y empuj a Erin hacia Cam. El ruido de los disparos casi era tangible, cada restallido iba acompaado de una desquiciada estela de ecos. El edificio era de ladrillo. Doblaron agachados la esquina y se desplomaron juntos cuando el ruido se desvaneci. An se oan sonidos humanos, de histeria, el alarido desgarrado de algn herido. Pero haban cesado los disparos. Tembloroso incluso estando a cuatro patas, dndose golpes contra el duro ladrillo, Cam busc primero a Manny. Vio a Sawyer al otro lado del cruce, agazapado contra la pared de una barbera, ocupado con algo en el regazo. Estaba recargando el arma. A Cam se le haba bajado la bufanda hasta la barbilla, se la puso bien y asom la cabeza por la esquina. Silverstein los haba seguido un trecho, todava con el rifle a un lado. Se tambaleaba con rigidez, intentaba no agravar el dolor que le provocaba la infeccin de nanos alojada en sus intestinos. Marchaos! grit. Marchaos, marchaos! Price no pareca haberse movido, tena el rifle bajado. Alguien cerca de l corri a la armera. Todos los dems estaban agachados, heridos o intentando encogerse lo mximo posible. Las chaquetas relucientes parecan confetis esparcidos por el asfalto. Uno de ellos se agit, daba patadas de agona. Manny era una figura azul entre Silverstein y Cam, con las gafas rotas en su fina cara ensangrentada. El chico haba sido lo bastante listo para no correr hacia la esquina de Sawyer, pese a estar ms cerca de aquel lado de la calle. La mayora de los disparos deban de haber sido una respuesta al revlver de Sawyer, pero aun as, por lo menos, una bala perdida haba dado a Manny. O tal vez haba sido demasiado lento, un objetivo fcil cojeando con el pie malo. Tal vez Nielsen le haba apuntado por frustracin al escapar Sawyer. Quiz lo haba hecho Price por rencor. El chico estaba vivo. Tena el cuerpo doblado, como si lo hubieran dejado caer desde una gran altura, con el pecho hacia abajo y las caderas vueltas, pero estaba vivo. Pareca que an intentara correr, o quiz soaba que estaba corriendo. Sus dos piernas se agitaban patticamente, y movi despacio un brazo por encima de la mugrienta carretera. En el fondo de su corazn, Cam se despidi de l. Marchaos, marchaos! Aqul grito era ms de susto que amedrentador, y priv a Silverstein del factor sorpresa, pues se iba acercando. Haba perdido el juicio. Sawyer saba exactamente lo que haca. Siempre lo haba sabido. Mir a Cam desde el otro lado

del cruce, levant el revlver y gesticul con la mano libre. Hizo el gesto de caminar con los dedos, luego como si se abalanzara sobre ellos con el can corto del arma. Dale un golpe si se te acerca. La precisin de la idea, el simple acto de comunicarse, hizo que Cam se concentrara. Se quit la mochila. La cantimplora del interior no pesaba ms de cinco kilos, pero era la nica arma de que dispona. Agarr la parte superior de un asa para lograr el mximo alcance posible, luego mir a Erin, sin estar seguro de lo que vera. Ella y Bacchetti estaban agachados, atentos, y Erin hizo un gesto con la cabeza, como haca Sawyer, como si con una vez bastara para asentir. Cam le devolvi el gesto. Entonces supo que la quera de verdad. Marchaos! El grito de advertencia no son ms cerca. Cam se atrevi a inclinarse, mir asomando la cabeza entre los ladrillos. Silverstein an se tambaleaba por el dolor de estmago, pero cambi de direccin y cruz la calle en vez de seguir avanzando hacia ellos. Cam desvi de nuevo la mirada hacia Manny, abandonado como una sangrienta bolsa de basura. Tendra que ser Price, o Sawyer. Aqulla idea resonaba en su interior tranquila, clara y firme. Sin ningn atisbo de paranoia. Tendran que ser Price y Sawyer. La mayora de la gente estirada en el suelo se estaba levantando y se amontonaba alrededor de las dos figuras que seguan tendidas. Una de ellas estaba viva, una mujer llamada Kelly Chemsak. Solloz cuando Atkins y McCraney la levantaron. La otra vctima era Nielsen, las grandes manchas de sangre en el pecho se haban vuelto violetas en su chaqueta amarilla. Nadie perdi el tiempo con l. Jocelyn agarr una pistola que haba quedado atrapada bajo el hombro de Nielsen cuando George Waxman sali de la tienda de caza con dos escopetas. Hollywood se estaba apartando. Al principio Cam advirti que se estaba separando del grupo, a una distancia considerable por detrs del resto. Entonces dio media vuelta y ech a correr. Se fue por el camino por donde haba llegado el grupo de Price, lejos de Cam, lejos de todos. Volvieron las cabezas. Silverstein se dio la vuelta. Era su oportunidad. Vamos dijo Cam, que se levant y qued al descubierto. No le quedaban fuerzas para ayudar a Erin. Le fall la rodilla en el primer paso, estuvo a punto de caerse. Bacchetti y Erin pasaron por su lado enseguida, apoyados el uno en el otro, y lo mejor que pudo hacer Cam fue dar brincos como Manny. Oy que Price gritaba. Estaba a medio camino. Otro disparo lleg de delante. Sawyer se haba asomado en su esquina y haba disparado dos balas, luego dos ms mientras Erin y Bacchetti intentaban ponerse a salvo. Cam estir el brazo y golpe el pecho de Sawyer al llegar a la acera. Ambos cayeron enredados. Cuidado! Para Pero no le quedaba aliento. Sawyer volvi a rastras hacia la barbera. Asomarse para disparar supona exponerse. Cam jams lo habra hecho. Las voces y escaramuzas en el bloque podan estar a treinta metros o a slo uno y medio, acercndose o retirndose. Por qu no huir sin ms? Por qu forzar un enfrentamiento en

aquel lugar mientras los nanos los devoraban? Vio la respuesta en el contorno de la figura de Sawyer contra el edificio de ladrillo, al otro lado del cruce. Sawyer haba mostrado un extrao inters por la moda durante la semana anterior, les enseaba a Cam y Erin distintos anoraks de su alijo de ropa. Es nuevo, har que estis ms secos, insista, pero a Erin le encantaba su anorak rojo, suave y acolchado, y Cam no quera renunciar a su viejo anorak de la patrulla de esqu, naranja, diseado para ser visible. El anorak verde de Sawyer y los pantalones de esqu marrones lo haban camuflado bien en el bosque. No destacaba menos que los dems, pero se haba preparado lo mejor posible. Haba previsto que tendran que correr y esconderse. Cam se inclin hacia su amigo. Sawyer no reaccion, concentrado por completo en la direccin opuesta. Seal con la cabeza ms all del lmite de la barbera y levant el revlver No lo hagas dijo Cam, que le agarr el otro brazo. Por Dios, no lo hagas. Sultame! Deja que se vayan. Maldito idiota, adnde? Adnde irn, Cam? Sawyer se acerc y levant la mano como para apartar el revlver del 38 de Cam. Aqulla posicin tambin le permitira utilizar el arma a modo de martillo. Maldita sea, podra haber dado a un par ms! A estas alturas probablemente ya se habrn ido. Cam se qued muy quieto, mirando las gafas de espejo de Sawyer. Estaba tan concentrado en el arma que apenas haba procesado la informacin de que los dems haban huido. Lo que eran buenas noticias. La prxima vez puede que no los veamos venir dijo Sawyer. Cam asinti, pero aquel movimiento era slo un acto reflejo. La costumbre de darle la razn. Tienes que ayudarme! Vamos a los talleres de la concesionaria de autopistas. Tienes que ayudarme repiti Sawyer, que baj el revlver. Pasado un instante se apart de Cam y volvi a mirar hacia la esquina. Luego se puso en pie, poco a poco, apoyndose en la pared de la barbera. Cuando estuvo erguido, le tendi la otra mano. Cam no lo dud. Era difcil seguir una secuencia lgica con aquella tensin y aquel dolor metido en el cuerpo, pero no vea otra opcin ms que salir corriendo como Hollywood, y luego qu? Price le disparara al verlo, antes o despus, all o en la cima de la montaa. Sawyer tena razn en eso, y tal vez los haba salvado al disparar primero. Era mejor pensar as. S, Sawyer los haba salvado. Se aferr a aquella decisin igual que agarr la mano de Sawyer, que tir de l hacia arriba. Haba cuatro cuerpos tendidos en la calle, Manny, Niel sen y dos ms, y Kelly Chemsak estaba herida. Entonces quedaban ocho, tal vez menos si Sawyer haba dado a alguien ms, y David Keene haba sido infectado pronto, as que estara dbil Puede que unas cuatro o cinco personas no lograran derrotarlos La transformacin de Cam fue rpida y decidida. No quera ser ese tipo de persona. Sera una tragedia muy pequea en comparacin con todo lo ocurrido, pero haba una manera de salir de aquel

atolladero. Exista una tercera opcin. Necesito un arma dijo con la reticencia justa. Mata a Sawyer. Mata a Sawyer ahora y grtaselo a los dems. Debera bastar para acabar con esta guerra. El gruido de Erin le hizo girar la cabeza, aunque con el rabillo del ojo segua a Sawyer, que hizo un gesto sin hacer caso de Erin. Los dos necesitamos rifles dijo Sawyer, por si nos atacan a distancia. Hizo un gesto con el revlver para que Cam empezara a andar, pero a ste le fue imposible darse la vuelta. Sawyer dependa de su propia paranoia igual que mucha gente utilizaba el odo o la vista. Necesitaba un aliado, pero tal vez haba decidido que Cam no era de fiar. Poda dejarlo ah en la calle con el resto de muertos y seguir solo. Cam exager su cojera y toc el hombro de Sawyer, que se acerc a l. Ola mucho a sudor, como si hubiera estado follando. Podemos hacerlo le dijo Sawyer. Vamos a hacerlo. Manny respiraba con jadeos entrecortados. Cam vio sangre en la parte superior de la espalda del chico, manchas oscuras debajo del anorak, en los pantalones. Es ellos o nosotros dijo Sawyer. As de sencillo. Manny estaba estirado, de cara al otro lado. Cam se sinti aliviado, luego lo invadi la vergenza y el horror. El chico tena los ojos abiertos? Los estaba oyendo? Cam esperaba que se diera la vuelta en cualquier momento, y qu haran entonces? El siguiente cuerpo era de Silverstein, tena un disparo en la espalda. De hecho, Nielsen pareca el nico que no haba intentado escapar. Tena los brazos abiertos, como las alas de un pjaro, pareca que quisiera abrazar el cielo. Silverstein se haba desplomado boca abajo, con el rifle a sus pies. Cam se separ de Sawyer y dio tres pasos antes de recordar que estaba exagerando su cojera. Estuvo a punto de mirar atrs. Se inclin y agarr el rifle por la culata de madera Tienes que ayudarme insisti Sawyer. Mtalo. Yo formaba parte del equipo de diseo que construy el nano. Cam? Yo era uno de los que lo construy. Se detuvo y se puso tenso para darse la vuelta. Cam? Escchame. Silverstein tampoco estaba muerto. La vida no era como en las pelculas, pam, un disparo en el vientre y ya est. La capacidad de resistencia del cuerpo humano era increble. A veces segua luchando aun cuando todo estaba perdido. Doug Silverstein se haba quedado inconsciente y le borboteaban los pulmones, pero poda durar horas. Poda despertarse all, solo, mientras la plaga de mquinas lo devoraba. Cam desvi el rifle hacia la cabeza de aquel hombre. No sabra decir cundo empez a llorar. No! Hars que sepan dnde estamos! Sawyer lo agarr del hombro. Me ests escuchando? bamos a vencer al cncer en dos aos, estbamos muy cerca. Lo juro. Lo tenamos todo planeado. Qu? T llvame a la radio. Te lo juro. Les puedo ensear a los de Colorado cmo detenerlo, pero

tienes que ayudarme. De qu hablas? Yo constru el nano, Cam. Yo lo constru y probablemente soy la nica persona viva que puede detenerlo.

13
Sawyer rara vez hablaba de quin haba sido, a quin y qu haba dejado atrs, pero no resultaba extrao ni era motivo de sospecha. Muchos haban dejado atrs su pasado. Sawyer siempre haba adoptado una postura racional sobre la plaga, pareca informado sobre el funcionamiento de casi cualquier objeto mecnico, motores de gasleo, recepcin de radio, y argument como un ingeniero cuando construyeron las cabaas, detectando los problemas de drenaje y de cimentacin. A Cam nunca le haba preocupado, ni siquiera en los das cortos del invierno, cuando dejaba vagar la mente fuera de la apestosa cabaa y se dejaba llevar por las fantasas ms delirantes como si fueran un recuerdo real. Todo el mundo hablaba de la plaga. Todos tenan teoras. Su compaero Hutch, fallecido tiempo atrs, haba ledo suficientes artculos sobre nanotecnologa para soltar impresionantes peroratas cuando vean los primeros reportajes confusos en televisin. Manny desarrollaba ideas basadas nicamente en los cmics y Star Trek. No caba duda de que Sawyer pareca saber ms del problema que el resto. Pero siempre saba ms de todo. Arrodillado en la sangre de Doug Silverstein, Cam evit todas las preguntas obvias. A 1200 metros, dentro de aquel mar invisible de nanos, aqul no era lugar para un interrogatorio. Colorado. La radio. sa haba sido su primera pregunta a Hollywood, diecisiete das antes, si tenan un equipo de radio. Saba que Sawyer dira y hara cualquier cosa por salvarse, pero aquello sera una mentira tan delirante, un riesgo tan grande Aqul astuto hijo de puta saba cmo manejarlo. Cam alz la vista. Sawyer no se haba movido de su lado, a la espera de un veredicto. Deprisa dijo Cam. Sawyer asinti y se fue hacia el cuerpo de Nielsen y la tienda de caza. Cam podra haberle disparado entonces. No obstante, hurg en los bolsillos de Doug Silverstein en busca de ms municiones. El pobre sufra convulsiones cuando lo tocaba. Deba de ser horrible. Pero eso no era nada. Cam se haba erguido ya antes de que Sawyer volviera con dos pistolas y otro rifle. Luego recorrieron la calle cautelosamente hacia Erin y Bacchetti. Te fuiste a las primeras de cambio dijo Cam. Cmo, si no, podra haber llegado Sawyer a una altura segura? Sin llevar ventaja, se habra quedado atrapado en las ciudades o en las carreteras colapsadas, con millones de personas ms. Te fuiste corriendo en vez de intentar ayudar. Yo no tuve nada que ver con que se liberaran. Pero te fuiste corriendo. Todo eso toda esa gente no fue culpa ma. Has dicho que puedes pararlo repuso Cam. Te lo juro. He inventado una manera de hacer que el nano se vuelva contra s mismo. Aqu. Sawyer se seal la cabeza con una de las pistolas. El Arcos es una plantilla muy adaptable, ah estaba la clave. Podemos cambiar

Por qu no lo paraste antes? Claro. En la maldita montaa? No se construyen claves para nanos con mugre y restos. Antes. Por qu no hiciste nada antes. No haba tiempo! No es algo que se pueda derrotar en una tarde! Yo me llev la misma sorpresa que los dems, te lo juro! No fue culpa ma. Cam no dijo nada. Casi haban llegado a la esquina, y no quera que los oyera Bacchetti. Sawyer lo deca en serio. Era la verdad. Era ms que capaz de ocultar un secreto de semejante magnitud, ya que de haberlo sabido lo habran matado, pero nunca haba sido un gran actor, jams disimulaba su desdn ni superioridad aun cuando aquellas cualidades se hubieran convertido en un peligro para la supervivencia de sus tres compaeros. Cam ya lo haba odiado antes. Haba desconfiado tanto de Sawyer que, en ltima instancia, se sinti dispuesto a acallarlo con una bala. Era la rabia de un amor traicionado. En muchos sentidos el vnculo que los una a los tres era el ms ntimo de la vida de Cam, pasada o presente. Eran una verdadera familia para todo lo verdaderamente importante. Saba que cargara con aquel capullo si era necesario. Cam y Bacchetti cargaron con Erin colocando sus brazos alrededor de sus hombros, tiraron de sus muecas, y ella camin con una nueva determinacin, slo para aliviar los tirones y el desgarro del vientre. Algo en su interior se haba roto. Cam supona que la cura no estaba tan cerca como deseaba. Erin no slo estaba flaqueando a pocos metros de la lnea de meta. No lograremos encontrar la cura en una sola tarde. Aun as, el sufrimiento sobraba. l y Sawyer podran haber cruzado el valle solos, tal vez con Hollywood como gua. Por supuesto, eso era por lo que Sawyer haba luchado. Deja que se queden. Lo deca sin cesar. Cam era el que haba convencido a todo el grupo para intentarlo. No lo conseguiremos jams. Apenas consigui llegar y no est medio muerto de hambre!. De quin era esa voz? Lorraine. Muerta para nada. Ella tambin se podra haber quedado en la montaa. Todos podan haberse quedado de haberlo sabido. Dos bloques para llegar a los talleres de la concesionaria de autopistas. Dos bloques y Erin se podran sentar y descansar. Sawyer sigui adelante, agachndose un poco, como un hombre que se esfuerza por avanzar en plena ventisca. Cam se pregunt hasta qu punto lo afectaba. No lo suficiente. Era una locura, pero quera que Sawyer la viera. La espalda de aquel anorak verde era un insulto, y Cam intent meterle prisa a su cuerpo agonizante. Espera dijo. Eh! Oh se quej Erin. Sawyer debera habrselo dicho a Erin. Ella tendra que haberse quedado en la cima. se hijo de puta tena razn al considerarse ms valioso que todos los dems juntos, demasiado para que corriera riesgos, y Cam entenda que lo ms sensato era no decrselo a todos. La reaccin de Price habra sido histrica, un juicio, una sentencia. Pero Sawyer haba decidido no mantener a Erin y a Manny a salvo. Eh! Sawyer se detuvo y se dio la vuelta con un puo alzado, el ndice extendido. Cam pens que era

una amenaza, hasta que vio que slo le estaba amonestando como un maestro de escuela. Lo ambiguo de su gesto se deba a la bufanda que le cubra la cara como una mscara. Erin se haba quitado su bufanda. Sacudi la cabeza cuando l intent volver a subrsela. Erin sonri, lade la cabeza hacia Cam porque Bacchetti era cinco centmetros ms alto que l y la sujetaba ms alto por ese lado. Erin tena una relacin con el dolor que Cam nunca haba entendido, y odiaba su siniestra sonrisilla felina. Dios lo siento le dijo Cam. Por lo menos la tos de Bacchetti no haba empeorado. Cam crea que aquel hombretn an sobrevivira. Quedaba una manzana, despus de pasar el banco de la esquina. Aqul enorme cubo de cemento haba sido una de las referencias ms visibles desde el precipicio. Una manzana y luego a la izquierda, pasada la gasolinera. Sawyer lleg primero y se detuvo ante el banco, toqueteaba el cerrojo de su rifle. Luego su cabeza se fue hacia atrs, a causa de la arrolladora descarga de la escopeta de Waxman. Parte o todo el grupo de Price haba decidido no huir al bosque tras Hollywood. Algunos, tal vez todos, haban rodeado los talleres de la concesionaria de autopistas mientras Sawyer y Cam buscaban armas. Jim Price haba colocado vigilantes para poder arrancar un vehculo. Price haba vuelto a tomar la mejor decisin. La cabeza de Sawyer desapareci con brusquedad de la esquina del edificio en medio de una polvareda de cemento. Su cuerpo se sacudi como una bandera mal hecha, enmaraada y flccida. Las gafas y un retazo de su capucha salieron volando, y Cam pens que ya no tena cara Ya est, todo ha terminado. y Cam se tambale hacia atrs, incluso mientras Sawyer caa sobre una boca de alcantarilla, con el brazo izquierdo extendido en la acera. Erin se colg de Cam, le estrangul el cuello, y l la solt y levant el rifle. Sin embargo, cuando volvi a moverse hacia delante, el impulso que llevaba fue demasiado fuerte. Ella dio un ligero tirn a su mochila al deslizarse hacia abajo. Sawyer estaba vivo. Apoyndose en el brazo izquierdo, levant el pecho de la boca de alcantarilla. Antes de que Cam lograra alcanzarlo, son un rifle en algn lugar de la calle y salt una esquirla negra del asfalto, cerca de la bota de Sawyer. Le vean las piernas! Cam se tir al suelo, dej caer el arma y agarr la parte trasera del anorak de Sawyer. Su mano infectada qued a la vista, pero tir de Sawyer casi cinco centmetros, para que quien estuviese detrs de la esquina no pudiera verlo. La sangre serpenteaba en el polvo que cubra un lado del rostro de Sawyer, un polvo salpicado por fibras verdes de la capucha. Pero pareca ms desconcertado que gravemente herido. Lo peor eran los dos agujeros de la sien. Cam vio un hueso o tendn en el fondo de aquellos pequeos agujeros. Al parecer la descarga de la escopeta slo le haba rozado. Cam supuso que Sawyer estaba en el lmite del alcance del arma. Waxman haba disparado seguramente desde el lugar donde se acababa el bloque. La carga de perdigones se haba dispersado y debilitado, por eso la nube de polvo era tan grande y la parte superior del crneo de Sawyer no estaba hecha picadillo. Cam sac su pistola y dispar dos veces hacia el otro lado de la calle, enfrente. Debera bastar para impedir que avanzaran hacia ellos.

La escopeta volvi a tronar, luego el rifle, dos veces. Se oyeron ms disparos ms all, Cam gir la cabeza tan rpido como le permitan sus dolores, al tiempo que se preguntaba si Bacchetti intentaba perseguir al otro grupo para que se retiraran. El tiempo se haba vuelto elstico. Tema haber perdido muchos minutos, pero Bacchetti estaba justo detrs, encima de Erin, con el revlver en la mano. Sawyer le haba dado el revlver del calibre 38, pero Cam sospechaba que estaba descargado. Saba que Sawyer no comparta su fe en el hombretn. El nuevo tiroteo tuvo un ritmo extrao, metdico, controlado, no fue un frenes de ataque y defensa. Los disparos de pistola que se mezclaban con otros sonidos, metal que resonaba, estallidos leves. Price! Saba lo que estaban haciendo. Price! Dispar de nuevo al otro lado de la calle, incapaz de detenerlos. Ni siquiera poda asomarse a la esquina. Era obvio que el otro grupo haba encontrado un vehculo que funcionaba. Estaban listos para marcharse y estaban inutilizando otros vehculos, agujereando los radiadores y reventando los neumticos. Dime dnde podemos encontrar tu laboratorio dijo, mientras le limpiaba las heridas a Sawyer. Ya no tena miedo de que Waxman o cualquier otro los atacara. Vaci la mayor parte de la cantimplora en la cabeza de Sawyer y se la frot con los dedos mientras Sawyer se estremeca. Luego se arriesg a dar tres sorbos rpidos. Cada sorbo era de una dulzura increble. Y casi seguro empapado en veneno. Los nanos inertes que llevaba en el estmago pronto despertaran, pero el olor de aquella agua sucia era demasiado tentador para negarse. Dmelo dijo, poniendo mucho cuidado en el tono que utiliz. Si ocurra algo ms, si Sawyer no sala adelante, por lo menos les indicara a los de Colorado qu hacer. En el laboratorio habra ordenadores, archivos, algo. Los programas de radio suplicaban a los supervivientes del Oeste que aportaran pistas. Para salvarnos dijo. Tienes que hacerlo. Los ojos castaos de Sawyer seguan tan inexpresivos y vigilantes como los espejos de sus gafas. Creo que no. Por Dios, te ayudar! Te lo juro por Dios! El incendio de los talleres de la concesionaria de autopistas se propag rpido. Un grasiento humo negro ascendi en dos columnas gruesas, y Cam oy que el fuego crepitaba como entre risas mientras ellos huan cojeando. Los tanques de combustible explotaron en un despliegue de estallidos que se extendieron por las paredes del valle y resonaron en cada centmetro que haba entre la tierra y el cielo de la tarde. Echaron a andar. Caminaban separados, Sawyer daba grandes zancadas para ir delante, y Cam se martirizaba con la pregunta. Dime dnde podemos encontrar tu laboratorio. Si su pensamiento no estuviera tan fragmentado, lo habra preguntado antes. Debera de haber sido lo primero que saliera por su boca tras la confesin de Sawyer. El hecho de dejar a Erin para echar una mano a Sawyer con el cuerpo de Nielsen y quitarle la

capucha amarilla y las gafas baratas, era un ejemplo perfecto de en qu se haban convertido. l la mir en ese momento. Las gafas de Erin era unas Smiths de buena calidad, luego pens en ir a ver a Doug Silverstein y ver si su equipo era mejor. No muy lejos, por detrs, el fuego de los vehculos que se propagaba por los bloques como un gigante que se abriera camino a patadas en la ciudad. Se vieron obligados a ir hacia el oeste y luego cortar hacia el norte de nuevo, por delante del desastre. Fuera del centro de Woodcreek, el terreno ascenda en una pendiente y los pinos se cernan sobre la carretera de gravilla. Las casas all eran pequeas, antiguas y cmodas. Pasaron al lado de un todoterreno grande metido debajo de un cobertizo, luego ante un 4Runner y un Sedn aparcados junto a unas casas. Luego dejaron la carretera y se abrieron paso por el jardn de alguien, lleno de hierbajos. Podran haber buscado llaves, arrancado un coche, pero luego qu? Rodear el incendio slo para dar alcance a Price? Hollywood haba cruzado a pie. Les haba dicho que la ruta 47 no era buena. Meterse en un coche era un truco, una trampa. Tarde o temprano Price y los dems se veran obligados a abandonar su vehculo y deshacer el camino a pie. El rifle pesaba demasiado, Cam se qued con la pistola. La parte norte del valle, de cara al sol, tena ms plantas y rboles que la montaa que acababan de descender a pie, y la exuberante vegetacin primaveral evitara que el fuego los persiguiera. Por lo menos estaban a salvo de aquel peligro. Treparon. Treparon, y el gigante ruga tras ellos. Cam se anim al or la explosin de un tanque de propano. A partir de entonces se dej llevar. Estir el brazo hacia donde la tierra se recortaba en el cielo infinito. En la cima haba otras personas, vigilndolo. Si el grupo de Hollywood no haba odo los disparos, algo poco probable, las explosiones hablaran por s solas. El humo sera visible a ochenta kilmetros. Suban hacia su sentencia. Ascendan con los msculos hinchados y los pies rotos. Sus cuerpos procesaban cido lctico e hidratos de carbono. Salieron de la arboleda y entraron en un prado marrn. De pronto la tierra se elev en forma de capas oscuras y onduladas. Miles y miles de saltamontes. Los cuatro retrocedieron, acribillados por cuerpos diminutos que los golpeaban, y Erin se desplom, encogida y agarrndose las tripas. Eso la haba destrozado. Se desangr en un santiamn, fue una sopa terrible que empap sus pantalones. En cierto modo fue una bendicin, pero, como Silverstein, como Manny, conservaba un suspiro de vida incluso despus de aquel golpe devastador. Levant la mirada hacia Cam mientras le quitaba las gafas, con los ojos azules como gemas, abiertos de par en par, confusos. l le quit los bichos de la cara y el pelo. No se poda hacer nada ms. Pens en besarla, pero entonces le sali espuma sangrienta por la boca. Ascendan y la montaa era eterna. Suban como borrachos, alejndose de los rboles, chocando entre s. Pasaron ante una cantimplora vaca y Cam avanz unos diez metros antes de darse cuenta de que l iba delante. Se tambale y casi se cay al alzar la vista del suelo. Haba alguien delante de ellos. Cam se llev la mano al ancho bolsillo del pecho, a la pistola. Se volvi hacia donde se pona el

sol. Sawyer se acercaba dando tumbos por detrs y se rascaba la capucha amarilla con su guante negro. Haban ascendido lo suficiente para volver a encontrarse con Price? Tal vez. Quizs estaban ya casi en la cima, no lo saban, slo haban intentado situarse en el mapa dos veces desde que haban huido de Woodcreek no. Estaba claro que faltaba poco para la cima. Era difcil saber cunto ms, pero Price no se habra cruzado en su camino tan pronto a menos que hubiera cruzado la montaa en lnea recta. Tendran que haber sido buenas noticias. No iban a sorprender a nadie con los resuellos de Bacchetti y el eco de sus pasos resonando entre las piedras amontonadas, y no podan permitirse buscar una ruta distinta para evitar una emboscada. Un tullido podra dispararles con un arma y dejarlos lisiados tambin a ellos. Tena que ser Hollywood, as que iban por buen camino. Buenas noticias. Sin embargo, Cam ya no crea en las buenas noticias. Siguieron subiendo por un revoltijo de rocas del tamao de un coche, Cam iba delante, probando los pasos. En lo alto de un talud, mantuvo el brazo que le escoca estirado hacia abajo para que Sawyer lo utilizara como una cuerda. Ascendan demasiado despacio. Sawyer se dej caer al suelo y se dio un golpe en la sien. Si se hubiera limpiado y vendado las heridas se podra haber reducido la infeccin, pero de todos modos los nanos estaban en su interior. Cam se inclin y logr hablar. Dime dnde. Sawyer sacudi la cabeza como un perro se sacude las moscas. Cam no estaba seguro de que fuera una respuesta. Dmelo, hijo de puta. Sawyer levant un guante destrozado. Fue su nica respuesta. Se quedaron ah, jadeando, hasta que Cam lo ayud a levantarse. Continuaron el ascenso, y Bacchetti les sigui el paso durante casi trescientos metros a gatas, con convulsiones y asfixiado. Cam mir atrs demasiadas veces. Aqul hombre probablemente no se salvara ni con su ayuda. Pero jams lo sabran. Cam decidi quedarse con Sawyer. El sol se pona ya muy por debajo de ellos. A aquella altura, a las maanas primaverales les seguan atardeceres repentinos, y la tenue luz se haba desplazado hacia el oeste. Pronto todo quedara oculto tras una cresta. Ascendan y se les nublaba la vista a medida que se acercaba el anochecer. Treparon por un campo de nieve sucia. Encontraron los primeros hielos. Cam saba que aquello significaba algo. Rodeado de estrellas, con la conciencia atravesada por duros puntitos blancos, no se dio cuenta de que volvan a ser tres hasta que tropez con una silueta y, al intentar levantar a Sawyer, el contorno del cuerpo le pareci desconocido. Hollywood se haba hecho heridas en la cara rascndose antes de perder el conocimiento, tal vez en un intento de permanecer despierto. A la luz de las estrellas la sangre era negra y viscosa, y dejaban entrever los dibujos que haba trazado el sarpullido de su rostro. Eh susurr Cam. Eh, levanta. Casi haban llegado, estaba seguro. En aquel lado del valle, la nieve se mantena slo en las cotas

ms altas. El sol haba derretido el resto, y aquel paisaje lunar era el mismo que en casa. Casi haban llegado. Hollywood haba ganado. Haba superado, por dos veces, una extenuante odisea que ellos ni siquiera habran emprendido sin su ejemplo, y no caba duda de que todo hubiera ido mejor y ms rpido si fueran mejores personas. Si no hubieran discutido, mentido, asesinado. Aqul joven mereca su ayuda ms que nadie. Sawyer dijo Cam, y mir a su alrededor. Eh. Sawyer ya estaba a su lado, dando golpecitos en el suelo, de rodillas. Pas por el lado de Cam dando tumbos y meti una piedra entre los dientes de Hollywood. El chico abri los ojos de par en par, que desprendan brillantes destellos en la oscuridad. Arrrg! Arg! Cam grit tambin y se interpuso. Para Se cay. Se cay y se dio un golpe en la cabeza, pero cargamos con l en la subida. Cargamos con l durante todo el camino. Podramos haberlo hecho! Podramos haberlo hecho! Sawyer lanz un bufido. Tenemos que hacerlo. Ser los buenos, por si Price sale vivo de sta. Es su palabra contra la nuestra, y nosotros somos los buenos. Cargamos con su amigo. Podramos haberlo hecho. Dios, podramos haberlo hecho. Price quera hacerse con el control de la situacin. Acurdate. Eso es lo que tenemos que decirles. Price reuni todas esas armas y plane tomar el control. Llegaron a la barrera. Ascendieron con Hollywood en el medio, agonizando o ya muerto, la sangre le empapaba la parte delantera de su anorak. Luego, fue como si chocaran con un muro invisible. El dolor no se desvaneca como por milagro. Se haba desintegrado demasiado tejido, les haban invadido muchos nanos. Cam lanz un chillido y dio un golpe en el suelo, sin ser consciente del impacto. Saba que la transicin sera horrible. Pero nunca haba sufrido una infeccin tan profunda. Se retorci en el suelo como un manojo de nervios obstruido por un grueso msculo inerte. Se le formaban cogulos y manchas por las plantas de los pies, se expandan, se acumulaban en franjas de ampollas. Segua subiendo, pero Hollywood pesaba mucho, le estorbaba el pie, y la pierna mala pareca tirar de l como una correa. No conoca su situacin. No se percat de que se haba detenido. Intentaba ascender, siempre lo haca, y volvi a gritar cuando su propia sangre lo abras de la cabeza a los pies. Sawyer se acerc. Se revolva con el mismo frenes animal, aunque no profera ms que algn resoplido sofocado. Las voces que contestaron a Cam procedan de arriba. Nunca adivinara cunto tardaron los pasos y los haces de luz en alcanzarlo. Lo suficiente para que lo invadiera de nuevo aquella agona de quemaduras y dolores. Lo bastante para preocuparse por si se trataba de Jim Price, por si haba llegado antes y ahora los fueran a matar a los dos. Lo bastante para preguntarse si tena alguna importancia. Sawyer an sufra un fuerte ataque, rechinaba los dientes, y sacuda la cabeza contra el suelo.

Los desconocidos descendieron juntos en una aureola de luz, y los haces cortantes se clavaron en Cam y recorrieron su tembloroso cuerpo. Las figuras altas retrocedieron. Murmuraron entre ellos, rpido, con sonidos guturales, extraos. Luego se separaron y lo rodearon. Vio el mango de un bate de bisbol, el brillo de un hacha Al darse cuenta recuper la lucidez. El miedo de Sawyer era fundado, como tantas otras cosas. All la situacin no era menos desesperada que en la otra cima. Aqulla gente haba enviado a Hollywood al otro lado para que volviera con comida. Su extrao entusiasmo, las ansias y promesas, todo tena sentido. Buscaban ganado. Merecan aquel destino, pero Cam habl sin fuerzas a las sombras sin rostro. Esperad. Yo Entonces la vaca oscuridad del valle lo envolvi y le nubl la mente antes de poder decir que dejaran a Sawyer con vida.

14
Las vibraciones snicas de la lanzadera producan un ruido que parecan los retumbos de un gran can. La Endeavour se mova con suficiente rapidez para empujar el aire con el morro y sus alas, y emiti dos ondas de impacto en el cielo de Colorado. James Hollister alz la vista. Haba estado observando la multitud. Aqul valle formaba un amplio anfiteatro natural de tres kilmetros de ancho y casi cinco de largo. Caones, hondonadas y barrancos hendan las montaas circundantes. James estimaba que la superficie total del paraje exceda los veinticuatro kilmetros cuadrados. Las laderas del norte y el oeste eran montculos pelados de roca sin hierba. Sin embargo, a lo largo de la cara este se haba congregado la gente, codo con codo, de punta a punta, como una gran manada de bisontes de las leyendas de los indios americanos. James siempre haba tenido facilidad para los nmeros, pero aquella masa lo superaba. Era irreal, hipnotizadora. Su voz son como un ruido sordo, ms fuerte que el estruendo de la Endeavour, que haba irrumpido en el cielo azul de aquella tarde despejada. An no los veo Crees que estarn bien? Algunos cmaras apostados cerca de James se haban girado para protegerse los ojos del sol. No era la direccin correcta. Y era demasiado pronto. La Endeavour an estara girando hacia la ruta de aproximacin, oculta para todos los que estaban en el valle. James mir atrs, a la ingente multitud. Estaba en uno de los extremos del anfiteatro, el del sureste, encima de un montculo bajo. La carretera 24 giraba al sur desde Leadville y dibujaba una ltima curva justo por debajo de l antes de seguir recta por el este para evitar el pantano. Tendremos asientos de primera fila, le haba dicho a Ruth, y ella se haba redo. En realidad habra preferido otra ubicacin ms al norte. Lo nico que vera bien desde all era la cola de la lanzadera. La Endeavour le pasara por encima de sus cabezas y descendera unos cuatrocientos metros ms all. No se poda esperar que los personajes VIP caminaran mucho, por supuesto. Haba cuatro docenas de vehculos alrededor de James, camiones militares, vehculos privados, y otro equipo de cmaras un poco ms abajo, observando aquella multitud que contemplaba la autopista, grabndola. Todo correcto. El problema era que James tambin haba sido considerado un VIP. El comandante Hernndez se negaba a dejarle pasar ms all de aquel montculo. De hecho, Hernndez haba intentado evitar que acudiera, pero el jefe de seguridad accedi, merced a algunas palabras bien escogidas de James ante los peces gordos. Todos con los que haba hablado se moran por ir. El aterrizaje de la Endeavour era un acontecimiento. Era histrico, incluso en el Ao de la Plaga. Muchsimas personas haban acudido a pie para presenciar aquel intento. James se imaginaba que deban de haber salido por la maana, pese a que a esas horas el fro an era implacable. La mayor parte del medio milln de refugiados que haba en los alrededores de Leadville viva en los valles y colinas que haba al este de la ciudad, en los cientos de antiguas minas y en cobertizos construidos con materiales de desecho. No podan ir en coche, y era tan cierto que los campamentos ms prximos estaban a dos kilmetros como que los pjaros vuelan. Como que una lanzadera espacial vuela.

James cambi de postura, se apoy en el otro pie como si intentara compensar su sonrisa fugaz y a la vez mantener el equilibrio. Ruth haba estado maldiciendo para sus adentros durante todo el descenso, pero no porque ella le hubiera comentado ninguna dificultad, sino porque empez a mostrarse locuaz y marisabidilla. Era su truco para soportar la tensin. Un buen truco. Se haban hecho buenos amigos. James a menudo posaba la mano sobre el equipo de comunicacin cuando hablaban, y ahora le daba un poco de vergenza verla en persona, como si ella lo supiera de alguna manera y malinterpretara su gesto. Ruth se haba vuelto loca, literalmente loca, segn ella, cuando l le comunic el calendario propuesto por el consejo: dos semanas ms. Al principio slo tenan previsto esperar a que pasara una tormenta primaveral procedente de California, pero James haba aprovechado la oportunidad para volver a darle vueltas al asunto. La discusin no haba sido especialmente dura. La intrincada jerarqua de oficiales desplazados estaba llena de egos henchidos que se esforzaban todos los das por seguir siendo importantes, y James no haba tenido ningn problema en movilizar a un batalln de congresistas para que pidieran a gritos los recursos suficientes para proteger a los valientes astronautas. A pesar de todo su entusiasmo por comprometerse con aquel aterrizaje inevitable, tambin estaban nerviosos por si se produca un desastre. Nadie quera que le hicieran responsable, ni ser sustituido. A James tal actitud ya le iba bien. No haca falta decirle a Ruth quin haba hecho a un lado sus miedos y les haba dado una patada. Cuanto menos se enfadara y exigiera, ms fcil sera que volviera entera a la Tierra. James aceptaba que para la mayora de los supervivientes que quedaban en la Tierra el beneficio real de hacer que la Endeavour aterrizara era ms bien abstracto. Tal vez ni siquiera crean que hubiera tal beneficio. La poblacin estaba demasiado ocupada luchando por su existencia, y a los dirigentes les inquietaban amenazas ms inmediatas y encontrar comida por debajo de la barrera. James tena fe en que Ruth se esforzara al mximo para desarrollar un NAN eficaz. Saba que ella poda ser su ltima oportunidad. Durante su largo exilio, Ruth haba defendido sus propias ideas sobre los tres NAN an en desarrollo. Se haba mantenido ocupada y firme, y nunca haba transmitido todos sus archivos porque el tiempo de emisin por radio era limitado. Tal vez lo nico que necesitaban eran ideas nuevas para avanzar en su investigacin. Slo su equipo era de un valor incalculable, produca mejores imgenes y daba antes los resultados, superaba cualquier dispositivo del batiburrillo que haban conseguido reunir en Leadville. La multitud volvi a emitir un rugido. Las luces se acercaban. James mir al otro lado y admir su obra. Lo que haba sido una autopista secundaria ahora era incluso mejor que lo que le haban pedido. Era el 27 de abril. Haca seis das que la autopista estaba preparada. Si los trabajos no hubieran ido tan bien, sin duda alguien de peso habra propuesto esperar al Memorial Day o incluso al 4 de julio. Los tipos de la NASA y los ingenieros del ejrcito haban superado todas las expectativas, y James se anim al ver que haban hecho tanto con tan pocos recursos. Durante cincuenta y cinco aos haba sido optimista. Pero aquella nueva vida estaba falta de alegras y xitos. Los operarios haban dado lo mejor del ser humano. Inventiva. Cooperacin. Haban aprovechado

los sistemas de seleccin de blanco de tres tanques M-1 y construido un sistema de radar decente en la montaa para acoplarlo a una torre de radio y utilizar las lneas elctricas y de comunicacin existentes. Tambin haba un avin AWACS en el aire para garantizar la precisin. El ejrcito haba reforzado el tnel de tren que pasaba por debajo. Se haban levantado muros de contencin a lo largo de kilmetro y medio, la mayor parte a mano, como proteccin, as como acondicionado reas para camiones de bomberos, mdicos, militares y dos equipos de IRAP. Las luces del Indicador de Ruta de Aproximacin de Precisin estaban montadas en dos grupos, una casi arriba de todo del anfiteatro, la otra mucho ms cerca de James. Cada juego constaba de faros rojos y blancos, as como generadores que se haban terminado de ensamblar una hora antes. Algn listo no haba querido que el tanque de combustible estuviera al lado de la carretera. Sin embargo, el proceso de ajustar el sistema IRAP haba sido complicado. Slo se necesitaban matemticas bsicas para disear y montar el dispositivo, claro, pero las luces que se haban utilizado provenan del campo de ftbol del instituto y de la pequea pista de aterrizaje que haba al sur de la ciudad. Lo ltimo que queran era confundir al piloto de la lanzadera. El IRAP era una ayuda visual que indicara a la Endeavour si estaba en el ngulo de planeo correcto, segn si los rojos y los blancos encajaban. Haban hecho todo lo posible. El ltimo retraso slo se debi al tiempo, una vez ms. Esperaban vientos suaves de cara y que se instalara un buen frente de alta presin. James haba visto helicpteros pasarlo mal a aquella altura, y la lanzadera tambin tendra una resistencia mnima al aire que facilitara el descenso. Sera suficiente? Era extrao, slo haba empezado a inquietarse cuando todo estaba preparado La Endeavour lleg en picado y a gran velocidad. Una ola de gritos inund el anfiteatro, como un aullido. James se estremeci pero no apart la mirada de la reluciente nave. Se dio cuenta de que todos pensaban que se iba a estrellar. La lanzadera descenda en un ngulo de diecinueve grados, ms de seis veces el ngulo de planeo que toman los aviones comerciales. Al reducir la velocidad, con el morro romo hacia arriba, la Endeavour se recort en el horizonte de cimas blancas. La nave espacial era magnfica. Una cosa del pasado. James Joseph Hollister, cientfico de reputacin de mediana edad, alz los puos y solt un chillido como un nio entusiasmado. Otro de los trucos que haba aprendido de Ruth. Gritaba por ella. Gritaba con ella. La Endeavour pas en un abrir y cerrar de ojos y se coloc por encima de l. Su vientre negro se estaba poniendo de color hueso, como el fuselaje. Mierda, me lo he perdido! exclam uno de los cmaras. El piloto era excelente. Entr en contacto con la autopista justo en el medio. Las blancas y anchas alas de la Endeavour bajaron con un aire como el del vuelo de un vestido, de un traje de baile, mucho ms anchas que la autopista. Al aterrizar, nubes de humo se alzaron por debajo del cuerpo de la lanzadera. Todava con el morro hacia arriba, la robusta carcasa se balance a la izquierda y James se inclin hacia la derecha, los brazos en tensin. Vamos, vamos murmuraba.

La Endeavour avanz y sigui girando hacia el extremo izquierdo de la autopista. El paracadas de deceleracin se abri de repente y se agit con violencia, pareca una enorme flor gris. A una velocidad de ms de trescientos kilmetros por hora, la lanzadera lleg al puente cuando James an estaba absorto en su avance. Durante las ltimas semanas se haba aplicado a estudiar la maniobra de aterrizaje y las caractersticas tcnicas de la nave, y haba tranquilizado a cada uno de los peces gordos con los que tena contacto sobre los frenos de carbono y la maniobrabilidad del tren delantero. Se haba estado repitiendo esos mantras toda la maana, pero ahora segua suplicando. Vamos El piloto hizo que la nave, que iba a toda velocidad, se apartara del margen izquierdo, de los muros de contencin y el desastre. Fue un excelente acto reflejo que sentenci a la nave. Haba un bache de unos cuatro centmetros entre el asfalto y el bloque de cemento del puente, resultado de la nueva pavimentacin que se haba hecho tres aos antes. Los ingenieros militares se dieron cuenta mientras hacan los arreglos. Para un coche el bache era mnimo, apenas suficiente para sacudir el caf de una taza, pero el peso de la lanzadera y su velocidad ampliaran cualquier defecto. Nivelaron la superficie con una nueva capa de alquitrn. Los especialistas de la NASA haban aprobado la obra y avisado a la tripulacin de la lanzadera. Las ruedas del tren delantero de la Endeavour golpearon el remiendo del asfalto ligeramente en ngulo. Aun as, haba muy pocas probabilidades de que hubiera un accidente. El morro se balance y las alas se levantaron por efecto del viento. El tirn del paracadas de deceleracin increment la desviacin. En una pista de aterrizaje normal habra habido espacio para corregirlo. La lanzadera, que en aquel momento daba bandazos a la derecha, perdi diez centmetros del ala de estribor al chocar con la cabina de un coche de bomberos amarillo de Colorado Springs. Arranc el techo y las puertas del vehculo y provoc una brillante lluvia de fragmentos de cristal y plstico. La Endeavour slo perdi algunas piezas de la cermica trmica que la protegan del calor de la reentrada. Sin embargo, el impacto hizo que el morro de la nave espacial girara ms a la derecha. La Endeavour se llev por delante una ambulancia y otro camin de bomberos antes de volcar en el terrapln.

15
Ruth fue la nica que se dej llevar por el pnico. Gus le haba desabrochado el cinturn de seguridad antes de que ella se diera cuenta de que haban dejado de moverse. El odo interno y todos sus otros rganos le daban vueltas debido a la sensacin olvidada de estar en tierra, mientras el terror se apoderaba de su corazn acelerado, que pareca querer saltarle del pecho. Sal, Gus, tenemos que salir! La sensacin era todava peor porque la lanzadera estaba inclinada. Ella lo agarr y se dej caer hacia delante, dbil y torpe. Se golpe con la cara en el traje naranja de presin de Gus. Todos iban debidamente equipados con esos trajes, por si el largo tiempo en el espacio haba provocado daos sutiles y la presin se escapaba; por si era necesario cambiar de direccin hacia el aeropuerto internacional de Denver, para evitar el mar invisible de nanos; por si acaso se produca alguna de las muchas contingencias que el equipo de la NASA haba previsto. Las voces eran rpidas, tajantes, demasiada jerga tcnica para procesarla: Evacuar, no responde el control, medio, apagar. Gus la arrastr hacia la trampilla lateral, dndose golpes, por detrs de Deb. Por suerte el suelo se inclinaba en esa direccin. l mova la boca y Ruth se dio cuenta de que una de las palabras que le resonaban en la cabeza era suya. Espera, le dijo, pero la apart. Deb haba accedido a la escalera de la escotilla, y Ruth se agarr a uno de los puntales. Deb segua trepando hacia la cabina de mando. Ruth la segua con la mirada, le impresionaba que se alejara de la salida. Iba a bloquear el paso a Ulinov, Mills y Wallace para que no pudieran bajar. Qu? Cada vez que respiraba le dola. Senta los pechos y las costillas como si fueran un tambor baqueteado. La reentrada haba sido dura, pero estaba bastante segura de que la lanzadera haba dado varias vueltas al final. Impacto, haba anunciado Mills por radio. Una palabra. Ruth supona que no haba tenido tiempo de ms. No era ms que una suposicin, ya que se haba sujetado a su silla para el arranque inicial, noventa y tantos minutos antes. Haba que ser sobrehumano para no asustarse. Mills les haba ido comentando el proceso por su bien, pero Ruth, Cus y la doctora Deb haban sido relegados a la cabina de tripulacin, ciegos, en una caja, como si estuvieran en un ascensor en medio de un terremoto. Estaba claro que Ruth no era sobrehumana. En otra poca, en el punto lgido de su xito, habra apostado a que lo haca sola, sin radio, o incluso sujeta al ala, en el exterior, maldita sea, pero aquella chica decidida y con desparpajo la haba abandonado para dar paso a la claustrofobia y el miedo. Deborah dijo en un jadeo en la radio: Dereck, oh Baja ahora mismo de esa escalera. Ulinov lo dijo como si estuviera pidiendo un t, con la voz tan serena como la de Mills. Impacto. Hubo un tiempo en que las operaciones posteriores al aterrizaje implicaban a ms de veinte

vehculos especialmente diseados y un centenar de expertos cuya primera accin era comprobar el exterior de la lanzadera por si haba gases residuales txicos y/o explosivos, como hidrgeno y tetrxido de nitrgeno. Los astronautas se quedaban dentro mientras una unidad de bombeo de helio eliminaba los peligros potenciales inminentes, y poco despus otros vehculos cisterna cargados de refrigerantes iniciaban una labor ms exhaustiva. Sobre todo la zona de carga til, donde estaban almacenados los registros y aparatos de nanotecnologa de Ruth, tenda a estar llena de gases. Leadville slo dispona de una turbina de viento improvisada para refrigerar la nave mediante aire y camiones de bomberos civiles. El equipo de la NASA anhelaba que el aterrizaje fuera un xito. Ruth se encontraba en el interior de una bomba. Una chispa de un cable cortado, o el terrible calor de los motores era urgente escapar de la lanzadera. No haba posibilidad de que la Endeavour prendiera en una enorme bola de fuego, ya que la mayor parte del exceso de combustible se haba quemado durante la reentrada como medida de seguridad, pero aun as un fuego repentino los abrasara. Gus abri la escotilla y Ruth lo empuj mientras la puerta redonda se caa hacia fuera, en el lateral de la lanzadera. Deban de estar tres metros por encima del suelo, pero pareca que la Endeavour se haba subido a una colina, de manera que, aunque la nave estaba inclinada, la tierra removida y cada compensaba la inclinacin. Debajo haba arbustos machacados, el neumtico desprendido de un coche y dos hombres con chaquetas negras de bombero que gritaban y agitaban los brazos Ruth volvi a empujar, pero Gus se haba quedado en la apertura para desplegar la manta trmica, que los protegera de las altsimas temperaturas que sufra la nave durante la reentrada a la Tierra. Y durante aquellos insoportables segundos adicionales, la conversacin que haba odo en el casco por fin penetr en sus desquiciados miedos. Evacuad a la doctora Goldman ya deca Ulinov. La pierna. Deb de nuevo. Bill? Estoy ocupado. Baja ahora mismo de esa escalera. Necesito ayuda aqu arriba dijo Deb. No. Evacuad ahora. De acuerdo, vamos, vamos, vamos dijo Gus, y pas. A los dos bomberos se les haba unido un soldado y un mdico de emergencias, de blanco. Todos gritaban y hacan seas. La valenta de aquellos hombres era impresionante. Haban corrido hacia una bomba. Sin estar equipados, sin ningn plan perfecto, se haban acercado al peligro por ella. La voz de Deb sonaba tranquila: Tengo tres heridos en la cabina de mando, uno grave. Ruth podra haberse salvado. Debera haberlo hecho. Era exactamente lo que les enseaban en el entrenamiento para aquellos momentos y aun as dudaba al borde de la salvacin. Como los primeros que haban acudido a su rescate en tierra, la tripulacin de la EEI se lo haba jugado todo por ella. Haban sacrificado a sus familias y sus casas. Gus y Ulinov haban abandonado sus pases slo para ayudarla. Si los abandonaba en aquel momento, tal vez nunca lo superara. El impulso de sabotear la estacin espacial y forzar su aterrizaje, aunque no lo hubiera hecho, la haba afectado de una forma que jams podra olvidar. Por un instante Ruth lo sopes en su interior, pero en realidad nunca hubo eleccin.

Volvi adentro. Los hombres de abajo no podran ayudar de inmediato. Ignoraba dnde se haba detenido la lanzadera, pero estaba claro que fuera reinaba el caos. Tal vez necesitaran varios minutos slo para llegar a la escotilla. Ruth se desliz y peg la cara a la escalera de la escotilla. Su cuerpo no le responda bien. Era increble que alguna vez hubiera pesado tanto. La escalera se inclinaba por encima, como una ola, y tuvo que asegurar las dos manos y un pie en los travesaos antes de levantar la otra pierna y seguir subiendo. Ruth! Ruth, salta! Era Gus, al parecer ya en el suelo, que la buscaba en la escotilla lateral. Ella se qued helada con la cabeza erguida en la cabina de mando. Vio cristales y manchas de suciedad estampados por toda la cabina. Era una mugre hmeda y marrn que se desmenuzaba. Se levant gracias a una nueva dosis de adrenalina. El copiloto, Bill Wallace, se inclin sobre lo que parecan dos cuerpos para llegar al panel del piloto. Derek Mills estaba sentado en el asiento, la espalda recta a pesar de la inclinacin. Lo sostena una plancha de hierro retorcida que haba entrado por el parabrisas. Era el techo abollado de la ambulancia que la Endeavour se haba llevado por delante. Wallace tena el brazo cubierto de sangre, parte deba de ser suya. La metralla del impacto le haba abierto el codo y el hombro de la manga del traje de presin de color naranja. Le haba herido el brazo que haba extendido para completar su trabajo. La desconexin de emergencia. El corte total de todo el sistema de a bordo era su mejor opcin para evitar un incendio, y el hombre responsable de ello nunca haba recibido entrenamiento como piloto. Deprisa! Ruth le gritaba a l, a s misma, a todos. Vuelve abajo. Evaca. Ulinov todava estaba en su asiento, justo al lado de Ruth, en la pared trasera de la cabina de mando. Tambin haba recibido el impacto de la metralla. Tena el rostro parcialmente cubierto de trocitos opacos, y Deb le sacudi la rodilla ensangrentada con una mano, al tiempo que con la otra se agarraba a su asiento. El parche adhesivo que le haba puesto en la pierna sobresala como si hubiera otros doblados debajo, prietos contra la piel rasgada, era un vendaje de presin rudimentario pero eficaz a pesar del volumen del traje. Scalo le dijo Deb a Ruth con un gesto. Intenta sujetarlo de manera que no se caiga por la escalera. Ulinov les indic con un gesto que se fueran. Las rdenes son que Hazlo dijo Deb, ms autoritaria que nunca, antes de dejar a Ulinov para atender a Wallace. An no haba tenido tiempo de ocuparse de Mills, y Ruth se percat de que deba de estar muerto. El bulto de metal que tena incrustado en el tronco y el cuello lo haba golpeado con la fuerza suficiente para doblar su asiento. Tengo que hacerlo le prometi Ruth a Ulinov, y lo agarr del brazo con una mano temblorosa. Moverse en la cubierta abarrotada era como un rompecabezas. Sac las piernas de la escotilla de acceso, luego hizo todo lo posible por calmar a Ulinov cuando ste abandon su silla y pas muy cerca de ella. T eres el siguiente le dijo Deb a Wallace, mientras le examinaba las heridas del hombro, pero Bill Wallace se qued en su asiento. Dio un golpe a un ordenador, porque no responda o para

apartar los restos, pero ni siquiera volvi la cabeza. Ruth se hizo dao en la espalda cuando Ulinov perdi pie en la parte superior de la escalera. Ruth apoy con fuerza los pies contra la pared, con el torso de Ulinov entre las piernas, y se sujet con el brazo con una fuerza que pareca slo mental. La sangre de Ulinov le caa por las mangas. Ulinov se desplom arriba, en el suelo de la cabina de la tripulacin. Ruth se tropez con l y tambin se cay. Salieron juntos a aquel horrible sol blanco, y Ulinov dio un salto desde la placa redonda de la escotilla. Ruth profiri un grito, pero contuvo la respiracin. No se haba cado, haba saltado y se haba girado para protegerse la pierna. Abajo ahora haba cuarenta o ms personas, uniformadas de negro, caqui, azul o blanco. El enorme cuerpo naranja de Ulinov cay sobre un muro humano formado por ellos. Los hombres tambin tendan los brazos hacia arriba, hacia ella. Casi todas las caras llevaban barba, resultaba extrao, duro, animal. Ruth se arrodill para reducir al mnimo la distancia, pero resbal antes de poder impulsarse. Tres hombres se lanzaron para evitar su cada. Nadie se molest en ponerla en pie. Media docena de brazos le rodearon las botas, axilas y codos, la alzaron en volandas, y una confusin de siluetas con gorra y casco de bombero se agitaron por encima de su rostro mientras la llevaban. Wallace dijo ella. Wallace! Pero la conversacin por radio que sonaba en sus odos volva a ser slo una confusin. Alguien en su hombro izquierdo tropez y la dejaron caer, dos siluetas chocaron contra su cuerpo. Podra haberse cado. Perdi del todo el dbil aliento. Luego estaba erguida, apoyada en el parachoques de un todoterreno del ejrcito. Un tipo con barba blanca y larguirucho, vestido con la tpica bata blanco sucio de los profesionales de la medicina, la miraba con los ojos entornados y con arrugas oscurecidas por el sol. Tena las cejas pobladas. Hurgaba en los cierres hermticos del casco. Ruth mir por detrs de l, pero la vista de cielo y las montaas era demasiado amplia para ella, as que baj la mirada, todo le daba vueltas, aunque la curiosidad la obligaba a volver a alzar la vista de vez en cuando. Estaban a unos cien metros de la Endeavour, y se qued helada al darse cuenta de que la ladera de la montaa pareca viva por la cantidad de gente que haba. Por Dios. Deba de haber miles de personas all arriba observando La lanzadera se haba salido de la autopista, estaba entre ella y aquella multitud imposible, su trayecto estaba marcado por los restos de dos o ms coches de bomberos. Otros vehculos de emergencia haban acudido a aquel punto, con las lu ces giratorias, las sirenas bramando, avanzando con lentitud entre el enjambre de bomberos, soldados y especialistas de la NASA. Luego le quitaron el casco y la charla de la radio, que resonaba en sus odos, fue sustituida por un alboroto de gritos como lejano, y ms catico. Ruth entorn los ojos ante el sol, y la dulce fragancia del aire le hizo cerrarlos. Saborendolo, se acord de Derek Mills. Impacto. Su ltima palabra, para avisarlos. Alz la vista. Est mareada? le pregunt el mdico, que le puso la palma de la mano en la mejilla y le pas el pulgar por el prpado inferior. No est sangrando, verdad? La sangre es de l contest ella. Haban sentado a Ulinov a su lado mientras recobraba el aliento. Dos mdicos, uno tambin con

bata y otro de uniforme de combate, haban abierto con un cuchillo la pernera del traje de Ulinov para vendarle el muslo. Se haba formado otro ajetreado corro de personal mdico detrs de una ambulancia, enfrente de ellos, y Ruth atisbo un traje naranja. Gus. Estn fuera? pregunt ella. Los astronautas? Creo solt el mdico, y levant la cabeza. Entonces les lleg el disparo de rifle. Ruth no habra notado la detonacin distante entre tantos motores y cientos de voces de no haber sido porque el movimiento del mdico la puso en alerta y el barullo general enmudeci al instante. Confusamente, se pregunt cmo haba podido or el mdico un sonido antes de que se produjera. Luego l apart la mano de su mejilla y se hizo a un lado. La sangre se filtraba a travs de la mugrienta bata blanca del mdico. Su barba se separ para hacer una pregunta. Se fue apartando de ella mientras las voces rugan. Por todas partes la gente se tiraba al suelo o corra en busca de refugio tras la multitud de vehculos, para esconderse de la gran ladera del ste, que pareci ondularse cuando trescientos mil refugiados huyeron formando una masa catica y desesperada. Un francotirador! grit el soldado arrodillado ante Ulinov, al tiempo que le agarraba del brazo para hacerlo bajar. Ruth no le encontraba sentido, no se daba cuenta de que su brillante traje naranja era el objetivo, aun despus de que una bala diera en el techo del todoterreno, a menos de cinco centmetros. Observ boquiabierta el caos a su alrededor hasta que Nikola Ulinov le dio un golpe en el costado. La mole de su cuerpo la hizo caer sobre el asfalto y le aplast dos huesos del antebrazo.

16
Leadville se haba convertido en una fortaleza. La barricada enfrente de la frontera del norte bloqueaba la autopista y provocaba lo que deba de ser el nico atasco del mundo. Metieron a Ruth y Ulinov en la ambulancia despus de Gus, y la sirena abri un camino entre los vehculos de emergencia y militares durante dos kilmetros y medio, no muy lejos de donde las ruedas de la Endeavour haban entrado en contacto por primera vez con el suelo. Sin embargo, a la altura del montculo que James haba apodado la primera fila aparecieron otras sirenas y les bloquearon el paso. Eran tres coches patrulla y dos todoterrenos de la polica militar. Apareci otra ambulancia por detrs mientras esperaban, y Ruth supuso que en ella iban la doctora Deb y Wallace. Saben a quin tenemos aqu dentro? balbuce Gus. Diles a quin tenemos, vamos, vamos. Nadie ms dijo nada, excepto los mdicos de urgencias, que estaban colocando un protector alrededor de la manga de Ruth. Tmbese, est muy plida dijo la mujer, pero Ruth no poda apartar la vista del parabrisas. El conductor de la ambulancia haba apagado la sirena y no haca ademn de abrirse camino entre el torrente de camiones de color verde y Suburban negros amontonados en la carretera. Los dos todoterrenos de la polica militar tenan ametralladoras montadas en la parte trasera, con soldados preparados, y todos los policas llevaban armas en la mano. Ruth advirti varias cosas sobre la primera fila que James no haba mencionado por radio. Aqulla loma quedaba separada del cuerpo principal de la montaa por un barranco poco profundo lleno de alambradas y soldados. Era de suponer que el bloqueo daba toda la vuelta. Adems, aquella parte del montculo era paralela a la ladera ms grande, de modo que nadie ah arriba vea bien a los de abajo, ni podan acertar en los disparos. No era tanto una primera fila como unos asientos privilegiados, separados y protegidos. Esperaban problemas. Un rastro de aquel pnico salvaje que haba sentido volvi a bombear su sangre, pero qued anulado por la tensin y el agotamiento extremo. Estaba exhausta. No le quedaban fuerzas. Ruth se sent con el brazo roto en el regazo. Se estaba asfixiando con aquel traje. Y le daba igual. El aire era tan fresco, incluso en el espacio cerrado de la ambulancia, que senta su propio calor hmedo, que se elevaba del collar redondo de metal. En otra poca y lugar, aquel hedor habra sido humillante. Pas menos de un minuto hasta que reanudaron la marcha. Otro todoterreno del ejrcito derrap detrs de los agentes y la polica militar para bloquear el paso, y un hombre flaco como un palo sali de un salto del asiento del copiloto. Iba vestido de color caqui, pero llevaba gorra en vez de casco. Estaba desarmado excepto por una pistola en la cadera. Ningn miembro de la polica militar lo salud. La discusin slo consisti en diez o doce palabras. La polica militar retir uno de sus todoterreno de la carretera. Vaya, me gusta ese tipo exclam Gus. El hombre flaco hizo una seal al conductor de su ambulancia, luego se dio la vuelta y se dirigi presuroso a su todoterreno. El conductor seal con agresividad dos de los vehculos que an bajaban desde la colina y les bloqueaban el paso, y el hombre delgado se asom en el asiento del copiloto con una mano extendida para que se apartara un camin militar.

No llegaron muy lejos. La carretera trazaba una curva alrededor del montculo y luego descenda hacia el lecho de un ro, con colinas escarpadas a ambos lados. Las docenas de vehculos redujeron la velocidad y volvieron a subir por tres carriles, todos orientados al sureste, rozndose los unos a los otros, casi sin dejar un trozo de asfalto libre. Ruth tena ganas de rer, era una bobada sentir nostalgia de un atasco con todas las luces traseras rojas, pero de nuevo slo experiment un amago de emocin por debajo del cansancio. La dura gravedad le haba aplanado el trasero y comprimido las entraas, y le provocaba dolor entre los extremos de los huesos rotos del antebrazo. Qu folln dijo Gus. El hombre flaco volvi a asomarse de pie desde su asiento. Ruth esper indiferente a que se pusiera furioso. Ordenaba a gritos a los dems vehculos que se apartaran de la carretera y se retiraran hacia el pantano. Sin embargo, mir atrs, a su ambulancia, levant las dos manos y se encogi de hombros. Era hispano, de casi cincuenta aos, esbelto y duro. El uniforme le quedaba bien y resaltaba su cuerpo. Llevaba una oscura franja de bigote, pero no barba. Mir a izquierda y derecha, observ las colinas, luego se agach y tom un transmisor. Ruth se inclin hacia delante para mirar. Vio a cientos de personas bajando con dificultad la ladera de la izquierda, una masa slida bajo el sol reluciente, y haba decenas ms congregados a lo largo de la orilla del ro. En aquel momento sinti como una punzada. Vivira para siempre con el hecho de no haber odo el disparo del rifle hasta que la bala dio al mdico. Siempre la perseguira no haber odo aquel sonido. De acuerdo, y ahora qu? pregunt Gus, que apart a Ruth para ver mejor. Qu desastre. Quin ha planeado? Gus. Dijo Ulinov con los ojos cerrados. Por qu hay disparos? pregunt Ruth al conductor, y desenmascar su miedo como una nia. Mucha gente lo perdi todo contest la doctora. Tena la edad de Ruth, y no iba ms aseada que el resto. La grasa haba convertido sus largos mechones castaos en pas. Quieren vengarse. La ambulancia avanz unos centmetros. Con la cabeza embotada, Ruth le dio vueltas a aquella frase. Qu ha dicho? dijo al poco. Algunas personas slo quieren vengarse. Yo no constru los nanos! Estoy intentando detenerlo. Puede que hayan sido rebeldes intervino el conductor, que aceleraba el motor en vano. Slo era un nio, con la cara llena de granos, excepto un trozo en la barbilla. Ulinov volvi a decir una palabra: Rebeldes. Ahora nos han cerrado el paso pero, maldita sea, podran acabar con todo el gobierno, si quisieran. El chico aceleraba una y otra vez, con los nudillos flexionados sobre el volante. En algn lugar haba helicpteros haciendo ruido. Estoy intentado detenerlo repiti Ruth. Slo quera decir La doctora se call, igual que el mdico de la barba gris al recibir el impacto de la bala. Un trueno avanzaba hacia ellos desde la parte baja del ro. Se acercaba rpido, las capas de ruido

se intensificaron hasta formar una sola vibracin grave. La ambulancia se agit, igual que el corazn de Ruth. Rebeldes. La organizacin era perfecta. Desatar el pnico, reunir a los dirigentes en una zona letal Gus grit y Ulinov intent agarrar las puertas traseras como para bajar de un salto Los helicpteros de combate volaban por encima de sus cabezas, por lo menos dos, luego bajaron en picado y volvieron a emitir aquel ruido sordo. Estaban cubriendo el lento grupo de camiones y Suburban. Era una reaccin desproporcionada para un solo francotirador, aunque fuera para proteger al presidente, si es que haba acudido. Slo el gasto en combustible era impresionante. La respuesta tambin haba sido de una rapidez sospechosa. Deban de tener preparada la flota de helicpteros antes de que la Endeavour rozara la atmsfera, y Ruth dese por un instante, con sinceridad, estar de nuevo en su pequea celda solitaria a bordo de la EEI. sta vez se rio, fue un breve resoplido. Traicin, impotencia, no tena palabras para su rabia cansada. Haca tiempo que intua que la situacin abajo no era tan estable como le decan, senta cierta preocupacin por los escasos informes sobre saqueadores y disturbios por la comida, pero si James haba insinuado alguna vez que haba una guerra civil en curso, ella no haba captado las indirectas. Qu ms no saba? Se acercaron a la siguiente curva y el motivo del atasco se hizo patente. Ruth conoca la existencia de un muro, por las fotografas orbitales, pero no le haba dado importancia. Le sorprendieron sus dimensiones, pero reconoca que las necesidades de seguridad de Leadville eran extraordinarias. Lo duro era que no hubiera suficiente comida ni alojamiento para todos los que llegaban a aquella cota, y era imprescindible proteger los laboratorios y a los expertos en nanotecnologa, la nica esperanza para darle la vuelta a la situacin. Rara vez haba pensado en cmo eran las condiciones de los dems. No tena por qu hacerlo. Era una de las elegidas, siempre lo haba sido. Ahora contemplaba el muro y segua a los helicpteros con los odos, mientras la ambulancia avanzaba con lentitud unos metros cada vez. Sera tal desperdicio que la mataran ah. El terreno irregular descenda hacia un collado entre la colina de la derecha y, a la izquierda, una pendiente ms progresiva que al final ascenda hasta la Prospect Mountain, una de las blancas cimas redondeadas al este de Leadville. En aquella peculiar zona baja, la carretera se una a otra procedente del noreste siguiendo el ro. Era una posicin defensiva de manual. Los coches estaban amontonados, tres vehculos de ancho y tres de alto, en el barranco, coches civiles, muchos sin neumticos ni asientos, y probablemente tampoco tenan los motores ni el cableado. Aqul montn colorido de hierro superaba lo necesario para desviar a las masas de refugiados que haba en lo alto de la ladera del ste. Resistira un ataque de artillera, aunque al parecer no se haba producido jams un asalto de ningn tipo. No era de extraar. Un tanque estaba apostado en el nico hueco que quedaba en el muro, que probablemente serva de puerta, con el grueso can levantado y apuntando al ro para ayudar a los helicpteros. Haba veinte soldados que paraban a todos los vehculos, aunque slo fuera un momento. Por qu? Haba una contrasea? Ruth supona que s. Cmo, si no, se podan evitar infiltrados? Obstruido por el tanque, el trfico empujaba para encontrar un sitio. Justo enfrente de Ruth, un Suburban negro embesta al todoterreno del hombre flaco, que daba golpes en la ventana de cristales ahumados de la puerta del conductor con el transmisor. Los clxones se dejaban or. En vano. Era

absurdo. Pero aun as Ruth oa en parte la voz segura de aquel hombre. Los soldados de la entrada hicieron una seal al hombre flaco para que pasara, y cuando l hizo un gesto tambin dejaron pasar a las dos ambulancias. Leadville era merecedor de postales y cuadros, aun sin tener en cuenta la majestuosidad de la zona montaosa. El orgullo que senta su oficina de turismo estaba justificado. La parte principal de la ciudad cubra poco ms de kilmetro y medio cuadrado en una llanura baja y cncava justo al oeste de una maraa de elevaciones y caones con nombres como Yankee Hill y Stray Horse Gulch. Al ste, la elevacin de tierra se alzaba inexorable hasta que al final se rompa a 4260 metros y caa hacia Kansas. Nunca se vieron muchos rboles en esas alturas. Ahora no haba ni uno. Los quemaron todos para obtener combustible durante el primer invierno, y Leadville era un montn de ladrillos rojos. La aguja blanca de una iglesia se elevaba hacia el cielo. En la calle principal haba dos museos, el juzgado y un teatro bien conservado construido en 1870. Los edificios bajos y el amplio bulevar siempre haban sido los tpicos de una ciudad fronteriza. No importaba que aquellas estructuras, las tiendas y las cafeteras, se hubieran convertido en centros de mando para personal civil, gubernamental y militar. Daba igual que los sacos de arena de las posiciones de tiro abarrotaran las aceras. Aqul lugar, que ya tena un gran peso histrico, sobrevivira para repoblar el continente y convertirlo de nuevo en Amrica. Ruth se lo jur a s misma. Sus das, sus noches, su vida, todo. Lo conseguira. Aqulla gente haba luchado mucho. Gus le toc la pierna, ella se apart y apret los puos a pesar del terrible dolor del brazo. Mira dijo l. Mira eso. Ella ya lo haba visto. Banderitas de color rojo, blanco y azul colgaban de las farolas y fachadas, y vio un podio en los escalones del juzgado al pasar deprisa. Un desfile victorioso. Una celebracin en medio de la inanicin y la locura. Lo hemos logrado dijo Gus. Ruth asinti, pero no poda hablar, estaba demasiado ocupada, demasiado nerviosa, con todos los sentidos centrados en asimilar aquel entorno. Nunca haba llorado delante de ellos. El todoterreno condujo su pequea caravana a la parte trasera de un hotel moderno. A Ruth le pareci extrao, pero vio otra ambulancia ya estacionada en el aparcamiento. Se quedaron mirando el edificio de tres plantas. De forma refleja en su fuero interno se mora por volver a estar conectada con algo. se algo significaba limpieza, calma, soledad. Era sinnimo de seguridad. Soy el comandante Hernndez le dijo el hombre flaco, mientras el personal mdico trajinaba junto a las puertas abiertas de las dos ambulancias. Vamos a quitarles esos trajes y hacer que los examinen. Era un momento demasiado confuso para presentaciones. Pero lo supo hacer. Mir a Ruth a los ojos al sentarse en el fondo de la ambulancia, y luego hizo un gesto seco a Ulinov. Ruth tuvo la impresin de que l haca que todo funcionara, pero no era el tpico oficial. No llevaba condecoraciones ni insignias. Lo nico eran unas hojas de roble negras en el cuello, y Ruth record la actuacin de la polica militar, que le dej paso pero no lo salud. Por supuesto. Sera una insensatez identificar a un mando en zona de guerra con francotiradores en las montaas.

Hernndez tambin era ms bajo de lo que pensaba, de la altura de Ruth. Pese a su tamao el comandante no se inquietaba por el ir y venir de batas blancas. El personal mdico tena sillas de ruedas, una camilla, y dos hombres sujetaban bolsas intravenosas por encima de la cabeza, dando gritos. Rodearon al oficial exactamente igual que cuando el atasco haba esquivado el tanque. La camilla y las bolsas de suero, probablemente de plasma sanguneo, fueron a la otra ambulancia, para Derek Mills o para el mdico herido? Ruth estuvo a punto de decir algo, pero el comandante Hernndez prosigui, en un tono estudiado y tranquilizador: Probablemente vean a algunos viejos amigos. Tenemos a los mejores fsicos de la NASA esperando. Levantaron a Ulinov para ponerlo en una silla de ruedas mientras Gus sala por su propio pie. Ruth intent seguirlo, con ayuda de la doctora de la ambulancia, pero se cay encima de la mujer. La adrenalina la haba hecho subir y bajar la escalera de la escotilla de la Endeavour, pero le pas factura. Ya no le quedaban fuerzas en el cuerpo, era como una bolsa de gelatina llena de palos. Entonces la camilla pas rodando de nuevo con varios cuerpos, entre los que se encontraba un traje naranja de presin. Mills se haba salvado! Deborah estaba de pie, en la parte trasera de la otra ambulancia, se resista a la enfermera que intentaba ponerla en una silla de ruedas al lado de Ulinov. Djenme ir con l Deborah tena su suave mandbula levantada, en su estilo altanero y agresivo. Clmese. Hernndez le dio un empujoncito. Tenemos los mejores equipos dentro. Deje que nos ocupemos tambin de ustedes dos. Ruth hizo una mueca. Tena el corazn acelerado por el esfuerzo excesivo que supona soportar la gravedad de la Tierra, pero no le haba reventado el organismo. Las heridas que haba sufrido Mills deban de ser veinte veces ms peligrosas debido a esa presin. Agradeci que la sentaran en una silla de ruedas. Hay gente que necesita verle dijo Hernndez, Ruth alz la vista y se sinti confusa al ver que se diriga a Ulinov. Les dir que se vayan un rato si lo desea, comandante. Ulinov neg con la cabeza. Han salvado la lanzadera? Hernndez se volvi con suavidad hacia Ruth, como si se lo hubiera preguntado ella. S, su equipo est todo a buen recaudo, doctora Goldman. Lo hemos sacado todo. Hizo otro gesto sobrio y los llevaron a la entrada de cristal. Ruth mir a Ulinov a la cara, extraada por aquella conversacin con Hernndez. Por qu era importante para ellos hablar con l? Estaban ocurriendo demasiadas cosas. Se pondr bien Derek? pregunt. No quera que nadie pensara que slo le preocupaba su equipo. Hernndez camin a su lado sin contestar, y Ruth se dio cuenta de que tal vez no saba su nombre. Volvi a levantar la mirada para aclarrselo. El gesto tenso era autntico, afectaba a sus ojos, oscuros y directos. Me temo que su piloto est muerto les dijo.

Ruth mene la cabeza. Pero he visto Deb, por detrs, muy cerca, la interrumpi en un tono cortante que Ruth interpret como acusador. Como si ella pudiera haberlo previsto. Bill tiene heridas punzantes en la cadera izquierda, el brazo y el hombro, y un fuerte traumatismo en el abdomen y el muslo. Est sufriendo una hemorragia. Y aun as Bill Wallace se haba quedado ante su panel para completar la desconexin de emergencia. Ruth volvi a menear la cabeza, sin saber qu estaba negando, si es que negaba algo. Tena que redescubrir ese tipo de valor y dedicacin en s misma.

17
So que se caa y se agarr a la estrecha cama de hospital con la mano sana y la incmoda escayola del brazo. Se revolvi en el colchn y presion con los talones. El oscuro techo de madera no formaba parte de la EEI. Ruth cogi aire y se tranquiliz. Era extrao ver cmo la mente se resista a que hubieran cambiado las cosas, aunque fuera de forma inconsciente. Su cuerpo tardara mucho en adaptarse de nuevo a la gravedad, y, mientras descansaba, su cerebro no paraba de funcionar, atrapado en irregulares tornados de miedo. Unas voces resonaban al otro lado de la puerta. Probablemente la haban despertado. Aunque no haban sido exactamente sus palabras, ya que el techo cruja con frecuencia y una mujer tosa sin parar en la habitacin de detrs. Incluso dormida, Ruth haba estado alerta. Necesitaba ver una cara amable. Slo esperaba que James no se presentara acompaado de un comit de bienvenida. Tambin tardara mucho en adaptarse a estar en presencia de mucha gente. Por qu habis tardado tanto?. Ruth miraba a derecha e izquierda para ver si era de noche o de da, pensaba en impresionarle con un comentario educado. Por desgracia haban dividido aquella habitacin en dos con rudimentarias planchas de contrachapado, y la ventana estaba en el otro lado. No haba reloj, pero s una bombilla de sesenta vados, en el techo, en un aplique pensado para cuatro. Saba que era afortunada por tener algo de intimidad, pero un leve ataque de claustrofobia le hizo sentir que an estaba atrapada en el sueo. Poda haber dormido durante una hora o cien aos. Tena la vejiga llena, como una roca pesada que presionaba con fuerza. Le haban hecho beber todo lo posible. Pero aquel espacio dividido era la sala de estar de una de las suites del hotel, con las paredes oscuras, de una elegancia discreta, y no haba lavabo. Slo haba un orinal, y pareca que los hombres de la puerta iban a entrar. digo. Y yo se lo digo, doctor. Ni hablar. El orinal! La enfermera lo haba dejado a la vista, en una silla azul de terraza, el nico mobiliario de aquel cuchitril, excepto por la cama. Ruth medio empuj el orinal, pero slo haba un sido donde esconderlo, debajo de las sbanas, donde se vera un bulto evidente. Mejor dejar aquel maldito objeto all como testigo de la conversacin. An estaban en la puerta, tal vez intentaban despertarla. Sera propio de James. Era muy astuto, y muy educado, aunque no crea haberlo odo todava. He dicho que no. Ahora aprtate de mi camino. Tambin es por su bien. Tal vez su voz sonaba as cuando no hablaba por la radio. Ruth estuvo a punto de decir estoy despierta, pero se toc el pelo y frunci el ceo. Deba de estar horrible, sucia, mareada e hinchada de dormir, con los rizos en forma de espaguetis. Bien saba que debera estar por encima de algo tan banal como su apariencia, pero al fin y al cabo ella era la chica nueva, y ese factor era importante para su xito o fracaso. Necesitaba tener buena presencia. Tena mucho a su favor, la reputacin por sus logros pasados, el halo de misterio por pertenecer a la estacin espacial, el hecho de que los equipos cientficos de all se haban encontrado en un callejn sin salida.

Algunas personas se sentiran molestas con ella por esos mismos motivos, claro. Estaba acostumbrada. Habra quien buscara cualquier excusa para distanciarse de ella, sembrar la duda, mantener o aumentar su estatus, y una primera impresin negativa poda ser lo nico que necesitaban para iniciar su campaa. Eran mentes brillantes. Nadie era capaz de dejarte en el ridculo ms hiriente. Maldita sea, estaba prcticamente desnuda, slo llevaba una camiseta y ropa interior. James debera haberlo pensado mejor antes de llevar a nadie sin que estuviera lista! Ruth intent incorporarse y quedarse sentada. Sin embargo, el brazo roto era como un maldito poste, en forma de ele por la gruesa escayola, y un estremecimiento de dolor le recorri toda la extremidad hasta el hombro. Habra sido mucho mejor soportar tres o cinco horas de desfiles, discursos, medallas, asfixiada dentro del fotognico traje naranja de presin en una tribuna, con los otros astronautas y todos los peces gordos de la ciudad. Despus debera ser el rey indiscutible La reina Lo que fuese. Mareada, Ruth se pas la mano sana por las piernas y alis las mantas como si fueran un vestido. Haba pedido calmantes cuatro veces, pero se los negaban porque teman forzar ms su sistema cardiovascular o respiratorio. Ahora se alegraba. Se haba desmayado de nuevo cuando le recolocaron los huesos, era como si le arrancaran el brazo, pero aquella reunin era demasiado importante para parecer un ratn maltratado. Por lo menos no estaba aturdida por la morfina. Ruth levant la mirada y sonri a medida que los pasos se acercaban a su cuchitril, pero no era James. No poda ser l. Slo lo haba visto en persona una vez, aos atrs, y el hombre de enfrente pareca de la misma edad, cincuenta y tantos pero James era de Seattle. Aqul hombre iba vestido como un cowboy, sombrero, pantalones vaqueros, una chalina sobre una camisa azul celeste. Iba recin afeitado. El segundo hombre era demasiado joven para ser James, rabe y, al parecer, mdico. Llevaba una mscara quirrgica y otra en la mano. Haban estado discutiendo en la puerta sobre si el cowboy tambin tena que cubrirse la nariz y la boca o no. El cowboy le tendi una mano pequea. Seora Goldman. Me alegra ver que est despierta. Ruth mir primero al mdico. No poda permitirse tener miedo. El mdico tena unas ojeras muy marcadas pese a ser de piel morena. Por el agotamiento. Est preparada para esto? le pregunt l. No. Por supuesto. No tengo ni un microbio, seora Goldman dijo el cowboy con naturalidad. He venido directamente a su habitacin sin tocar nada. Ella acept la mano pequea y se arrepinti de la cautela que la haba hecho dudar. Sin duda, era alguien importante. Es que me gusta respetar las normas dijo ella, un pequeo dardo para ver cmo reaccionaba. Bien. l sonri sin mostrar los dientes. Eso siempre est bien. Cinco minutos? dijo el joven mdico. Puede que ms contest el cowboy. No se preocupe.

Ruth procur mostrarse de acuerdo con l, y de forma inconsciente imit su manera entrecortada de hablar. De verdad, estoy bien. Excepto porque voy a mearme encima. Esperaba que no vieran que tena los muslos juntos y prietos, pero se senta expuesta en aquella cama elevada. Hasta luego, doctor dijo el cowboy. Sabr encontrar la salida. El mdico lanz una mirada a la mscara que tena en la mano, luego mene la cabeza y se fue. A Ruth le haban sacado sangre, orina y mucosidades, para comprobar sus sistema inmunolgico entre otros centenares de cosas, la funcin renal, los niveles de protenas y calcio y le preocupaba que hubieran obtenido malos resultados. Se volvi hacia el cowboy. l contempl la silla de plstico pero se qued de pie. Ruth no crea que el orinal lo disuadiera. Simplemente no quera sentarse en un lugar ms bajo que ella. Soy Larry Kendricks dijo. Encantada de conocerlo. Ruth era sincera. El senador Lawrence N. Kendricks, republicano, de Colorado, ocupaba uno de los siete preciados asientos del consejo presidencial. Ruth tena programado presentarse ante aquella junta de gobierno dos das despus, tras las ceremonias pblicas, una vez instalada, pero tal vez el accidente de la Endeavour haba cambiado las cosas. Quiz Kendricks siempre haba querido verla en persona, pero prefiri no quedar por radio para que no lo oyera todo el mundo. Siento no poderle ofrecer la suite del tico dijo Ruth. Lo dijo en broma, para ser amable, pero Kendricks pens que le estaba tomando el pelo. Levant la barbilla y el ancho sombrero blanco en un movimiento lento y solemne. Podra hacer algo por usted al respecto dijo. Conseguirle una ventana, por lo menos. Algo ms? No, no, se han portado muy bien. Es perfecto. Bien, el Ao de la Plaga ha sido bastante duro aqu, entindalo. Trabajamos con lo que tenemos, pero la gente adecuada siempre recibe cuidados. La mir, y ella asinti. Quiero que cuiden de usted insisti. Cualquier cosa que necesite Todos tenemos muchas esperanzas. S. Todo depende de ustedes. Ruth volvi a asentir, al tiempo que intentaba mantener el semblante tranquilo. No poda arriesgarse a que pensara que su rabia y su contrariedad iban dirigidas contra l. Maldita sea. Un comentario inocente y ya estaban inmersos en aquella desalentadora conversacin. Estaba demasiado cansada, muy incmoda. En realidad le dola ms la vejiga que los huesos rotos. Est segura de que est bien? Cmo tiene el brazo? dijo l. Ruth lo mir a los ojos grises. Le intrigaba aquel giro hacia una conversacin intrascendente. l ya se haba encargado de que supiera quin estaba al mando, por lo menos en eso no era torpe. Ruth dijo obviedades. Estn cuidando bien de m. De verdad, se lo agradezco. Por su atuendo, el sombrero, la chalina y todo lo dems, probablemente se hubieran redo de l en

Washington, pero aquella era su tierra natal, y un gran porcentaje de los supervivientes eran paisanos suyos, tal vez una gran mayora si se tenan en cuenta los refugiados de Arizona, Utah y el Medio Oeste. Gran parte de los militares supervivientes tambin tenan su base en aquel estado. Ruth no crea que se hubieran celebrado elecciones, ni que se fueran a producir, pero todo poltico que se preciara quera ser popular, y deba de ser ms fcil si uno se caricaturizaba. La gente quera que lo tradicional y lo familiar consolidaran una barrera contra aquella brutal marea de cambios. Bueno, debera dejarla descansar dijo Kendricks. El doctor tiene razn. Pero tena que conocerla en persona. Gracias por cuidar de m. Estuvo a punto de decir seor. Kendricks no hizo ademn de marcharse. Volvi a esbozar aquella leve sonrisa. Mire, seorita Goldman, un montn de gente me ha estado diciendo que es usted un potro rebelde. Ruth pens en mostrarse sorprendida pero reaccion con una sonrisa. Supongo que puedo ser muy testaruda. l volvi a levantar la cabeza en un movimiento lento. Aqu no va a haber mucho tiempo para eso. Necesitamos jugar en equipo, que todo el mundo vaya en el mismo barco. Por eso haba ido a verla. Lo comprendo, seor, no ser Necesitamos que colabore todo el mundo. Cada uno hace su parte, es la nica manera de conseguir que las cosas se mantengan. Se detuvo, tal vez esperaba interrumpirla de nuevo. Ya ha tenido una muestra hoy de lo que ocurre cuando algunas personas van a su aire, trabajando unas contra otras. Un recuerdo de los sonidos amenazantes en la radio que Gus haba identificado como un equipo de grabacin se removi en su interior. Eso hizo que se le pusieran los pelos de punta. Era la misma sensacin que tuvo en el instante de silencio antes de que el disparo del rifle estallara en sus odos. Ruth movi la cabeza arriba y abajo, asinti. S. Kendricks lo repiti. S. Era como sellar un acuerdo. l dio una palmadita en la barandilla de la cama para recalcar la palabra, luego volvi a arrugar los labios con una sonrisa carente de sentido. Descanse un poco. Coma algo. Maana o pasado haremos que vuelva a trabajar y nos podr ensear su magia. Sigui con aquella sensacin una vez que se hubo ido, despus de orinar, de acurrucarse de lado y cerrar los ojos con aquellas mantas sucias arrebujadas contra el pecho como un oso de peluche harapiento. Una presin fantasmal la envolva, y slo se le ocurra una solucin: alguien que haba flirteado con ella con prudencia durante meses. Saba dnde encontrar a Ulinov porque el comandante Hernndez segua haciendo un trabajo ejemplar para hacerles sentir como en casa. Y porque su enfermera estaba exaltada y muy habladora al tener a semejantes celebridades a su cargo. Ruth haba preguntado por qu estaban en un hotel en el centro de la ciudad y se enter de que aquel edificio era para cuidar a personajes VIP. El nico hospital de la zona era ms bien una clnica,

slo tena cuarenta camas. Sus amigos estn muy bien le inform la enfermera. Tenemos un gran personal y buenos equipos. Tenan unos medios excesivos. Haban llevado a la zona aparatos y mdicos, tanto civiles como militares, en avin o coche durante los primeros das de la plaga y ms tarde, tras las operaciones de rescate. Con ellos, proporcionaron un lugar seguro dentro de Leadville a toda persona con experiencia o formacin mdica. Wallace estaba en lo que haba sido el restaurante del hotel, en cuidados intensivos, y Deb y Gus, en observacin, se encontraban justo detrs de Ruth, con la mujer que tosa sin parar. Haban instalado a Nikola Ulinov en un cuchitril como el suyo al otro lado del amplio saln. Ruth consigui llegar tan lejos slo porque haba descansado y porque se apoyaba en las paredes como una anciana. Menos de una de cada cinco lmparas decorativas estaban encendidas, y la alfombra estaba recogida para que las sillas de ruedas y las camillas pasaran sin dificultades. Ruth podra haberse sentado en el suelo de madera sin barnizar para recuperarse antes de entrar, pero no quera que la sorprendieran y la enviaran de vuelta a la cama. Necesitaba sin falta un amigo. l estaba all, apoyado en lo que parecan unos cojines de sof, leyendo un fajo de papeles. Estaba solo. Ruth esperaba encontrar a Kendricks de visita, o a otro miembro del consejo, pero no le importaba lo que quisieran de Ulinov. En aquel momento no. l baj la mirada hasta las piernas desnudas de Ruth y se detuvo en la parte delantera de la camiseta. Ella se alegr. Ruth era demasiado consciente de la rigidez de su brazo izquierdo, que le colgaba del hombro, como si fuera una estatua de mrmol. Ulinov tena la pierna levantada, sujeta por la rodilla y el pie. Vaya par. Camarada dijo ella. Era una vieja broma entre ellos. Sintate La cara Ests blanca. Maravilloso. Camarada, puedo acurrucarme contigo? No hay espacio Su pecho viril, con una fea camiseta interior de color caqui, ocupaba casi toda la estrecha cama. Tengo mucho fro. Un hombre gru en la otra mitad de la habitacin, apenas separado de ellos por la pared divisoria de contrachapado. A Ruth no le importaba, poda estar callada. En realidad lo nico que quera era acostarse a su lado, que la abrazaran. Ninguno de ellos tena fuerzas para mucho ms. Una palabra tierna. Una caricia. Ella se apart de la pared impulsndose y fue a su lado. Ulinov mir su montn de papeles y lo dej al lado de su pierna. Se volvi hacia ella de nuevo para decir algo y Ruth se inclin, con la mirada fija en la boca de Ulinov, sintiendo la primera autntica chispa de excitacin ante su propio descaro. l apart la cabeza. Ella no suplic exactamente. No quieres Uli

No es el momento dijo l, con su acento ruso ms pronunciado, como siempre que estaba contrariado. No quiero estar sola nada ms. Lo siento. Fue una sorpresa. Y le doli. Era una sorpresa demasiado enorme para asumirla. Haca tanto tiempo que se produca aquel coqueteo vacilante entre ellos, las miradas y por fin eran libres, ya no eran oficial y subordinado. Eran libres de hacer lo que quisieran y l no la deseaba. Cmo poda haberse equivocado tanto? No era una romntica. Cuando se le dispersaba la mente, se concentraba en su trabajo. Poda ser slo imaginacin suya que aquella tensin prolongada fuera mutua? S, haban discutido, y s, Ulinov siempre haba tenido una doble cara, o tres o cuatro, segn el estado de nimo que ms le conviniera. Tal vez lo que ella consideraba un inters contenido por su parte slo era otro truco para ganarse su obediencia. No. Ruth le roz el brazo, se acerc de nuevo para que el dobladillo de la camiseta se levantara y dejara al descubierto sus muslos y su ropa interior. Lo siento repiti l, pero mir. Haba algo ms, un motivo para rechazarla. Porque la haban etiquetado de potro rebelde y no quera que lo relacionaran con ella? Cobarde, estpido cobarde, podramos haberlo pasado genial juntos. Pero no lo dijo. Aqul campamento armado que era Leadville, aquel laberinto de intimidaciones y engaos, era demasiado complejo para que uno quemara sus naves. Tal vez lo necesitara ms adelante, as que reprimi su rabia y su vergenza. Forz una sonrisa. De acuerdo dijo.

18
Nada ms en la Tierra era como Ruth lo haba imaginado, ni siquiera James. Cuando se conocieron, al da siguiente, al principio lo confundi con otro poltico. Tena el recuerdo de unas gafas gruesas de fantico de la tecnologa y una barriga, pero se haba sometido a ciruga lser dos aos antes y ya no estaba gordo. Tena buen aspecto, con las mejillas altas y compactas y la barba bien recortada. Al parecer utilizaba el mismo mecanismo para cortarse el pelo castao en punta. Como mnimo era un indicador de la mentalidad de rata de laboratorio, la eficiencia est por encima de las apariencias. Los dos centmetros y medio de barba y aquel pelo le daban un aire de sensatez, reforzado por un sencillo jersey de color beige. l haba cultivado esa imagen, modesta, inofensiva. James Hollister se haba convertido en un poltico en todos los sentidos de la palabra. Era el director general de los equipos de nanotecnologa y el contacto con el consejo presidencial. Controlaba a treinta y ocho genios de trato difcil, acallaba sus polmicas, haca respetar la rotacin de los equipos, y entre tanto defenda sus intereses por encima de cualquier otro problema al que se enfrentara Leadville sin irritar en exceso a los gerifaltes. Caminaba por todas aquellas cuerdas flojas con seguridad. A Ruth le atrajo su porte antes de saber la mayora de esas cosas. Tambin ella era muy diferente de como se haba imaginado a s misma, ms sola, ms necesitada; pero la relacin padrehija estaba demasiado presente en su cabeza. Haca muchos meses que se apoyaba en James, acuda a la radio en busca de su orientacin y sus elogios. El mero hecho de recibir un abrazo fue maravilloso. Ola a limpio. Ella debi de quedarse as lo bastante para incomodarlo, luego balbuce las palabras que haba reprimido ante Kendricks. Ah fuera hay una guerra! Cmo qu est pasando? Sin embargo, James no quera hablar en serio. Otro cambio. Hasta aquel momento toda su relacin no haban sido ms que hiptesis y grandes ideas. Murmur frases agradables: Vuestro piloto ha estado increble, hablan de hacerle una placa o algo as. Se tir de la oreja, le hizo un gesto para que no dijera nada y se encogi de hombros. Ruth se trag sus preguntas. Tal vez los escuchaban. La soltaron al da siguiente por la maana con un cuarto de botella lleno de suplementos de calcio y un puado de aspirinas. La haba explorado un gineclogo, haba sido atacada por un dentista que hizo que le sangraran las encas, y un optometrista le haba examinado brevemente la vista. Y necesitaban su cama. Acababa de llegar un grupo de soldados con heridas de bala y el peculiar sarpullido subcutneo causado por las infecciones de los nanos. El comandante Hernndez en persona escolt a Ruth al salir a la vasta luz ntida del aire libre, junto con James y por lo menos nueve soldados en tres todoterrenos. James pareca conocer bien a Hernndez. Le pregunt por alguien llamado Liz, y Ruth se alegr. Pens que los dos se parecan mucho. Seguros, metdicos. Era bueno saber que todava quedaba buena gente. Sin embargo, resultaba extravagante orles hablar de trivialidades mientras los todoterrenos traqueteaban hacia el sur por calles de barrios residenciales.

Ven esta noche a tomar algo le dijo James. Y trae a tu mujer. Seguro que puedo ofreceros un poco ms de ese zumo si tienes una o dos latas ms de sardinas. Sabes que si lo encuentro, tendr que confiscarlo dijo Hernndez, y mir atrs, a su guardaespaldas. No sea tan duro, comandante. El optometrista le haba dado unas gafas de sol, unas gigantes de aviador que se puso enseguida cuando James la sac en la silla de ruedas. La luz del sol haca que le escocieran los ojos, apagaba los colores, quemaba el contorno de las altas cimas blancas de la montaa. Ruth lo miraba todo. Los residentes originales haban hecho todo lo posible por ayudar a la masa de refugiados, los haban alojado en salones, cobertizos y garajes, en campamentos, tiendas y remolques de caballos. Estaba claro que los lugareos no eran gente de ciudad. Todo el mundo tena ropa de abrigo y equipo de acampada y, durante un tiempo, haba sido suficiente. La mayora de la poblacin desplazada acab en las montaas al este de Leadville, pero Ruth an vea los resultados de la determinacin y generosidad de aquella gente. Terrenos abiertos y jardines seguan llenos de cobertizos improvisados. Sin embargo, vio a muy poca gente. Por qu? Apenas poda haber trabajos, algn lugar adonde ir Llegaron a un punto de control, un muro bajo de coches amontonados en la calle, dos ametralladoras y un destacamento de soldados. Luego salieron a una pequea carretera que constitua la frontera en el sur de Leadville. James y Hernndez enmudecieron. Ruth se encorv. Ya le haban disparado una vez, y Hernndez no haba llevado dos todoterrenos adicionales slo para impresionarla. Miles de personas trabajaban en la larga ladera que se elevaba fuera de la ciudad, estaban haciendo terrazas. Para construir casas? Ruth no le encontraba sentido. Otros cientos de personas obstruan la carretera, caminaban en ambas direcciones, como un estrambtico peregrinaje, transportaban carretillas y carros a pulso. Ya no quedaban caballos. De hecho no haba visto ningn animal, excepto un pjaro, tal vez un halcn, que planeaba muy por encima de sus cabezas. El todoterreno de delante no paraba de hacer sonar el claxon. Sin embargo, algunas de las cargas pesaban mucho, sus portadores tardaban en retirarlas y los tres vehculos slo conseguan recorrer quince o veinte kilmetros por hora, en zigzag y frenando. Ruth vio gente con cajas y mochilas, con carros de la compra. Transportaban heces. Entonces lo entendi, pero era ms fcil girar la cabeza hacia James que enfrentarse a la envidia y la esperanza entumecida de aquellos desconocidos mugrientos. Qu hacen? Aqu el suelo es horrible, sobre todo arriba, fuera del valle. Tierra dura y rocas. Pero el lecho del ro est a un kilmetro, kilmetro y medio de aqu? l se limit a asentir. Pasados cien metros salieron de la carretera. Otro punto de control. Luego siguieron una carretera que suba la montaa. Ruth contempl los trabajos en la ladera y se pregunt cmo iban a regar esas terrazas para cultivos que estaban construyendo. Seguro que no iba a ser a mano, cubo a cubo. El espacio y los recursos dedicados a los laboratorios de nanotecnologa eran mejores de lo que se

tema. El Instituto Timberline, una pequea escuela de estudios medioambientales que a menudo utilizaba el campo como aula, era igual de grande que el hotel y pareca un chalet suizo. Slidas paredes blancas, ventanas altas con marco de madera oscura, vigas pesadas que sobresalan por debajo de un techo lo bastante inclinado para evitar que se acumulara la nieve. El patio era un revoltijo de caravanas, remolques y cobertizos de aluminio, pero aquel caos pareca innecesario, ya que el edificio de varias plantas poda alojar sin problema a treinta y ocho cientficos, sus cincuenta y cuatro familiares, y por lo menos a la mayor parte del destacamento de seguridad, pero los soldados vivan fuera, incluso Hernndez. Era una decisin tctica: interponerse entre los cientficos y cualquier amenaza potencial. Por toda la ladera haba bobinas de cable y trincheras. Cuando el todoterreno se detuvo, el comandante Hernndez le ofreci la mano a Ruth y la ayud a salir. Haba llevado una silla de ruedas plegable que pareca ms nueva y mejor acolchada que el armazn pesado y rgido que haba estado usando. Gracias dijo ella. l sonri por primera vez antes de volverse hacia sus hombres. James llev a Ruth adentro, donde le haba conseguido una habitacin en la planta baja. Era casi del mismo blanco que su laboratorio a bordo de la EEI. Las vistas daban al catico patio. Desvi la mirada hacia un rectngulo oscuro que haba en la pared adyacente a la ventana, donde haba estado colgada durante aos una pizarra o un cuadro. El mobiliario era prcticamente inexistente, un colchn en el suelo con dos estanteras de metal a modo de armario. Todo lo dems se haba utilizado para hacer lea. Tienes ganas de hacer una visita? le dijo James. Estoy hecha polvo. S que es una tontera. El aire fresco le haba sentado bien, pero su aprensin le haba mermado las fuerzas. Ruth lo mir a los ojos y le hizo un gesto para que no dijera nada. James asinti. S. Deberas tomar un poco el sol le dijo. Tu cuerpo necesita vitamina D. Ella slo quera echar un sueecito, que escucharan su respiracin si queran. Pero estaba desesperada por obtener respuestas y no saba cundo volvera a tener la oportunidad de estar a solas con l. De acuerdo. S. James se fue. A pedir permiso? No se trataba de escabullirse juntos y encontrar un rincn tranquilo? Ruth dio una palmadita en el petate que llevaba en el regazo, con los pocos efectos personales que haba recuperado de la Endeavour y la ropa razonablemente limpia de otra persona. All no tena la comodidad que necesitaba. James volvi con otra silla de ruedas, no tan acolchada como la nueva. No slo sospechaba que hubiera micrfonos ocultos en la habitacin. Tambin sospechaba de la silla. Ella estuvo a punto de gritar. Casi les echa un rapapolvo. Pero James lo vio en su rostro. Abri los ojos de par en par y extendi las manos como si fuera a atraparla. Ruth se qued callada, justo como haba hecho con Ulinov. El patio pareca un lugar peligroso para hablar, repleto de soldados ociosos. Demasiadas cabezas se volvieron para mirar cuando James la llev por el camino de cemento, inclinado cerca de su odo. No s si un micrfono direccional podra captar nuestras voces aqu dijo, ni siquiera si

disponen de algo as, pero vamos a hacerlo rpido. No te fas de Hernndez. Creo que dara su vida por protegernos. Pero entonces has cambiado las sillas. No sabemos dnde la consigui ni quin la tuvo antes que l. Adems, hay demasiada gente del servicio de inteligencia sin trabajo intentando ser til. Pasaron por una caravana Winnebago, un soldado con el torso desnudo se arreglaba una manga, un joven lugarteniente frunca el ceo ante un tabln de anuncios. Confo en l dijo James. De verdad. Pero no es realista esperar que oculte informacin a sus superiores o que no colabore con ellos. Segn esa lgica yo ni siquiera debera confiar en ti. Debes tener cuidado con cmo actas y lo que dices. S que te gusta provocar. No lo hagas aqu. Ruth fue cortante. Hablas como Kendricks. Te ha ido a ver? Lo iba diciendo. Pensaba que tal vez lo haba convencido de que yo te tena a raya, pero mierda, Ruth, all arriba no causaste ms que problemas, protestabas, siempre discutas. Y durante el ltimo mes cada vez eras peor. Mantenerme ah arriba era una prdida de tiempo. No eres lo nico importante. Cuatro soldados salieron corriendo hacia ellos. James par la silla y una amarga frustracin recorri los pensamientos de Ruth como un calambre. Se senta impotente en tantos sentidos, fsica y mentalmente Los hombres esquivaron su silla de ruedas y continuaron su camino. James volvi a empujar la silla. Ruth deseaba poder verle la cara, pero era como en los viejos tiempos, slo una voz en el odo. Dijo: Mejor no te enfrentes con Kendricks. No, no lo har. Apenas saba quin era hasta que vino a soltarme el rollo. ste invierno hubo casos de canibalismo en algunas de las minas. Lo dijo sin cambiar el tono suave de reprimenda, y Ruth agarr la rueda con la mano. Sinti una punzada de dolor como un latigazo. James tropez. Ruth estir el cuello y se volvi. S dijo l. No son slo rumores. Hay pruebas de que ocurri a gran escala. Ruth intent prever adnde se diriga l. El hbito de analizar era, como siempre, ms reconfortante que enfrentarse a sus propias reacciones emocionales. Los militares y las reservas de la FEMA la agencia federal que se ocupaba de las emergencias , las miles de reses arreadas hasta las alturas, los esfuerzos por hurgar en la basura en busca de comida por debajo de la barrera, todo eso debera haber sido suficiente para alimentar a unas setecientas mil personas. Guardaron la mayora de la comida desde el principio dijo ella. James empez a empujarla de nuevo. La decisin es comprensible. El consejo quera asegurarse de que quedaran personas vivas en la fase final.

Ruth mene la cabeza. Era un fenmeno muy humano convertir un miedo en una realidad con acciones que pretendan ser preventivas. Haban creado un problema que podra no haber surgido durante aos, si es que surga. Nunca haba existido mucha vida all arriba, hierbas, arbustos, roedores, pjaros, algunos alces, y al cortar los suministros haban provocado una rebelin. Sin duda haba empezado poco a poco, con ladrones y acaparadores. Cundo se organiz la oposicin? pregunt ella. Ruth, escucha. El tono de amonestacin, de paciencia cansada y paternal, la hizo reflexionar sobre s misma. No tena que demostrarle nada a James. El consejo estuvo repartiendo algo de comida explic. Era una dieta nfima, pero suficiente para mantener a la gente a la espera, dependientes, aunque casi nada llegaba a la parte ms alta de los caones. Ella saba que algunas de las minas ms grandes estaban a ms de siete kilmetros al este de Leadville, encajadas entre barrancos y cimas. James suspir y emiti un sonido que ella interpret como el equivalente verbal a encogerse de hombros. En realidad, no s si podran haber hecho otra cosa, aparte de utilizar helicpteros para llevar suministros tan lejos. Es una situacin terrible. Era criminal, un asesinato, pero Ruth no dijo nada. Tena razn, y en parte lo haban hecho para proteger los laboratorios. El camino se bifurc, y James decidi retroceder hacia el edificio principal y evitar una camioneta con una cubierta de lona. Siempre ha habido asaltantes continu, chicos con rifles de caza, nada que pudiera hacer frente a las tropas militares, sobre todo porque el ejrcito reciba alimento todos los das. A Ruth le salieron las palabras en un susurro: Qu hicieron? Estamos bajo la ley marcial. Ha sido as desde el principio. No en todas partes haba una presencia militar slida. Profiri aquel sonido de resignacin de nuevo. El otoo pasado eso cambi. Enviaron un tercio de las tropas aqu, y establecieron guarniciones en puntos clave. Queran control, orden, y calmaron la situacin local deshacindose de miles de estmagos hambrientos. Sali mal dijo James. Las primeras nevadas cayeron pronto, y muchas de aquellas unidades quedaron atrapadas. Se pararon los esfuerzos por buscar comida. La cadena de mando ya era un caos, con diferentes grupos por todo el pas, distintas ramas militares El primer disidente fue la meseta del ro White, en diciembre, y el paso Loveland se desentendi en febrero. Declararon la independencia y luego se hicieron con los pueblos y ciudades ms prximos por debajo de la barrera. Ruth cerr los ojos, pero era intil negarlo, y los abri enseguida. Las emociones que senta ahora en su interior eran como aquel sueo de los tornados y su cada. l par la silla junto a dos cobertizos de aluminio, el ms cercano camuflado con falsa hiedra. Enfrente haba una tienda amplia. Fuera haba sentados media docena de soldados, sin hacer nada, sin jugar a las cartas ni lanzarse una pelota, simplemente descansaban all en el suelo. Un hombre

murmur algo y los dems se volvieron para mirar. James se arrodill y seal la planta superior del instituto, como si estuvieran comentando los laboratorios del interior. As era su vida ahora, la de los dos. Ella siempre estara fingiendo. No es una guerra dijo l. Nadie tiene recursos, y estamos demasiado lejos. La regin que Ruth llamaba Colorado en realidad se extenda por lo que haban sido varios estados del Oeste, a lo largo de la columna vertebral que formaba la lnea continental. La separaban de las Montaas Rocosas de Canad los amplios espacios de Montana, que ascendan hacia el sur, hasta Arizona y Nuevo Mxico antes de caer al desierto. Gran parte de aquella remota lnea de islas estaba separada por valles poco profundos que descendan durante decenas de kilmetros, pero Leadville se hallaba en el centro de la mayor masa de zona habitable. La meseta del ro White era una entidad independiente entre Leadville y las alturas de Utah. Ruth no entenda en qu podan cambiar las cosas si haban decidido convertirse en un pequeo reino. Por otra parte, el paso de Loveland se encontraba a slo sesenta kilmetros al norte. Por eso haban construido aquel muro en el extremo de la ciudad. De momento se dedican sobre todo al hostigamiento dijo James, patrullas y grupos de bsqueda de comida que se persiguen unos a otros. Pero en este estado haba antes algunas enormes bases militares a nadie le faltan armas. Los disidentes han armado a los refugiados y les han animado a derrocar al gobierno. Gus deba de saberlo. Tena que haberlo odo, viva para sus transmisiones de radio, pero le haba ocultado la verdad. Por qu? Por orden de quin? Ella siempre comparta todo lo que saba de los laboratorios y casi seguro que Gus haba informado de la indiscrecin de Ruth a Leadville Tambin le dola que James asumiera semejantes riesgos por ella. La voz de James era baja e implacable. Por desgracia no se puede amurallar sin ms una zona de estas dimensiones, sobre todo porque la gente necesita salir y entrar de las granjas. Las minas ms prximas ahora son barracones militares, y han ido acumulando coches, tendiendo cables y apostando armas. Y colgando a gente. Doctora Hollister! Un soldado de pelo negro sali agachado de la gran tienda. Uno de los hombres sentados enfrente deba de haber informado a los de dentro. Ruth crey reconocerlo como parte de su escolta. Seor, no debera estar tan cerca del permetro. James le dedic una sonrisa. La doctora Goldman an se est adaptando a la altura, necesitaba un poco de aire fresco. El soldado la mir, luego a uno y otro lado. Era obvio que buscaba a un oficial. Haba movido la mano hacia la clavcula como para agarrar la correa de un rifle que colgara de su hombro, aunque slo iba armado con una pistola en la cadera. Volvamos dijo James. El sol me hace dao en los ojos! solt Ruth demasiado alto, la sangre le herva. El hombre los vio irse, con la mano an en el hombro. James no se dio prisa. Mira, creo que, en parte, Kendricks vot por bajarte porque le vend la idea de que, al tenerte bajo la autoridad directa del consejo, en vez de escondida bajo el paraguas de la NASA, mejorara su posicin. Por eso es tan importante que no fuerces las cosas. Si la herona espacial va diciendo por ah el psimo trabajo que ha hecho todo el mundo, l sufrir las consecuencias.

De nuevo, sinti un regusto de amargura en la garganta. Entonces por qu no me dejaron ah arriba para siempre? No se trataba de ti, Ruth. Nunca se trat de ti. De verdad poda ser que slo quisieran sus aparatos? Saba que haban perdido la mayor parte de sus equipos cuando la plaga se dispar dentro del NORAD, fue el caos absoluto Evacuaron la estacin espacial por Ulinov dijo James. Basta. Ya haba odo suficiente. Ruth cerr los ojos. Eso no tiene sentido. Mierda. Esperaba que supieras por qu. Saber qu? Tengo contactos, pero no estoy dentro. Slo oigo cosas. James detuvo la silla, se inclin y volvi a hacer la farsa de sealar el edificio. Se rumorea que le necesitan para negociaciones en el ms alto nivel con los rusos, porque los chinos se estn movilizando. Antes de que la plaga afectara a Asia, China haba invadido y ocupado gran parte de la zona del Himalaya. Ya tenan un punto de apoyo en el Tibet, por supuesto, y ascendieron por aquella zona como una plaga humana. Entonces dejaron de comunicarse con el mundo. James se volvi para verla, luego lanz una mirada hacia atrs. La India ha hecho demasiado trabajo para encontrar cmo detener a los nanos para olvidarse de ellos sin ms, pero no hay manera de que puedan contener a los chinos solos. A menos que utilicen armas nucleares. Incluso entonces, en una situacin extrema, nadie quera dar ese paso. Nadie poda permitirse contaminar los escasos fragmentos de tierra que quedaban por encima del mar invisible de nanos. Dicen que la India ha accedido a un trato de compra a cambio de proteccin, y los rusos estn en apuros. Han sido prcticamente expulsados de las montaas del Cucaso y Afganistn. James se levant y se coloc detrs de la silla. El comandante Hernndez se diriga hacia ellos, sin duda tras el aviso del soldado de pelo negro. Ruth salud y sonri. Dicen que aviones norteamericanos van a transportar a los rusos para que puedan frenar a los chinos.

19
Van a enviar otro equipo de bsqueda a California anunci Aiko, al tiempo que apoyaba la cadera y ambas manos en el escritorio, demasiado cerca de Ruth. Ruth se reclin en la silla. Dnde has odo eso? En todas partes. Va en serio. Y esta vez algunos de nosotros tenemos que ir con los soldados, ahora mismo estn decidiendo quin. Aiko Maekawa era una chismosa, hablaba en voz baja pero no paraba. Timberline era una fuente de rumores incomparable, Ruth supona que haba demasiadas mentes privilegiadas, todas entrenadas para lanzar hiptesis, y Aiko pareca enorgullecerse de ser uno de los principales vectores de informacin. Eso le permita ser la primera, la que revelaba los secretos a todos los que se le acercaban. Era bien sabido que no estaba aportando mucho al desarrollo del NAN. Aqulla chica era muy brillante, incansable y hbil, y haba perdido la cabeza cuando meses atrs sus padres y dos hermanas no lograron salir de Manhattan. sos eran los trapos sucios de Aiko. Era la maana del octavo da de Ruth en los laboratorios. Por lo general se limitaba a asentir y dejaba que Aiko le hablara. Cualquier comentario slo prolongaba el asedio, porque Aiko confunda el estar atento con el consentimiento, disfrutaba repitiendo lo ms destacado de cada historia y a Ruth no le pareca una actitud inteligente ir hablando ms de la cuenta por ah. Los laboratorios estaban repletos de aparatos de escucha. La mayor parte de lo que Aiko tena que decir era inofensivo: Ted senta algo por Trish, que estaba casada; las cebollas que llevaba la pasta del da anterior eran frescas, de debajo de la barrera, etc. Aun as a Ruth le molestaba la distraccin. Los laboratorios provisionales ya eran un caos, estaban saturados, todas las superficies atestadas de equipo, ordenadores PC y Mac, amontonados, todo de acero, cromo y plstico. En el espacio despejado ante Ruth destacaba un instrumento ptico multifuncional con una campana de atmsfera. Aqullas fundas de cristal estaban diseadas para experimentos en entornos gaseosos, pero ahora estaban conectadas a un sencillo compresor de aire. Tambin contena una unidad de calentamiento de fluidos. Estaba sentada a pocos centmetros de unos nanos vivos y activos. Sabes lo que le ocurri a la ltima misin, verdad? Aiko mir al otro lado del laboratorio, a Vernon Cruise, para asegurarse de que no estaba escuchando con disimulo. Aqul da Aiko iba a seguir con su chisme todo lo que pudiera. Se quedaron sin aire y apenas pisaron el suelo dijo Ruth, con la esperanza de evitar un relato morboso. La idea era dura, pero sospechaba que el amor de Aiko por las noticias exclusivas proceda en parte de su belleza. Las chicas guapas crecan de forma distinta a los dems. La adoracin que despertaban tena un efecto diferente en su formacin, converta a muchas de ellas en engredas. Aiko era bastante desagradable en eso, siempre intentaba ponerse por encima de su vctima, fuera hombre o mujer.

Ruth pareca una almohada blanca con el traje de laboratorio arrugado, no se le distinguan los pechos y slo se le insinuaba la cadera. Aiko era demasiado delgada para ensear nada tampoco, pero tena el cuello largo y esculpido, la piel del color de la almendra y los ojos oscuros y exticos. La doctora Deb no poda competir con ella. Por lo menos tienen que ir dos de nosotros dijo Aiko. sta semana sin falta, lo antes posible. Qu ha pasado? pregunt Ruth, muy a su pesar. Quiero decir, por qu ahora? Tal vez los equipos del FBI haban revisado los registros y localizado una nueva ubicacin. Algo huele mal ya en el equipo de parsitos continu Aiko, que dosificaba la informacin. Tienen la certeza de que algunos de sus miembros sern elegidos porque son los que van ms retrasados. Ruth frunci el ceo. La situacin en Timberline era muy parecida a cmo funcionaban las cosas a bordo de la estacin espacial, de manera fra y provocando escisiones. Durante la semana anterior haba visto actuar a muchos de los cientficos de all con la misma crueldad, como slo puede suceder en el seno de una familia. Se burlaban de los conceptos de sus rivales, intercambiaban insultos sobre quien tuviera la responsabilidad del desorden o la contaminacin que haba en los laboratorios compartidos. Ruth intentaba que eso no la afectara. Haba hecho lo posible por cerrarse a todo eso. Utilizaba una sonrisa y un carcter de trato fcil como si fuera un traje de laboratorio contra ello. Tal vez si las cosas hubieran ido mejor con Ulinov se habra sentido diferente. Quizs si Sin embargo, era ms fcil limitar su visin al microscopio y mantenerse al margen. Era mejor estar sola, por lo menos estaba acostumbrada. Ni siquiera hizo caso a un evidente revs. Cuando an estaba en el hospital, Gary LaSalle y su equipo haban descargado sus archivos y empezado a examinar todo lo que crean til. Antes de que le ensearan Timberline, haban realizado la primera de varias pruebas de perfeccionamiento en su microscopio atmico. Ruth tampoco habra esperado. Pero sa no era la cuestin. Esperaba consolidar su nombre y reputacin con una presentacin formal de su investigacin y una muestra del MMFA y los mdulos de aplicacin personalizada, pero se dio cuenta de que no la beneficiara quejarse. De todos modos, siempre haba tenido la intencin de compartir su trabajo. LaSalle no comparta nada. El consejo le haba concedido derechos exclusivos las 24 horas del da sobre los aparatos de Ruth, por lo menos al principio, as como el primer acceso a sus archivos. Era invalidar todo lo que Ruth haba hecho. Desde los primeros das de la plaga, ella se haba alineado con el grupo del cazador asesino. Conceptualmente, el NAN asesino era una autntica arma, especfica y controlada. An tenan que perfeccionar el mtodo de discriminacin, pero funcionaba, pese a no ser del todo eficaz. El NAN copo de nieve de LaSalle era en igual medida una reaccin qumica y una mquina, y funcionaba con un vnculo atmico natural. Inhabilitaba a los nanos hacindoles formar grupos no funcionales. Cada grupo as formado se volva a combinar despus alrededor del nano original y as se creaban otros grupos de nanos mayores que atacaban a ms nanos hacindolos inviables. Desde principios de abril, LaSalle haba realizado con xito tres pruebas en condiciones de laboratorio.

El NAN asesino tambin funcionaba en entornos previstos, pero con una tasa de acierto mxima del 58,8 por ciento. LaSalle simplemente los destrua todos dentro de la cmara de prueba. Ruth no haba sido la nica en apuntar el peligro evidente. Otros cientficos destacados de Timberline haban presentado las mismas objeciones, pero LaSalle insista en que su copo de nieve slo afectara a los nanos porque era, en esencia, incapaz de ejercer su fuerza en estructuras moleculares mayores y ms complejas. Ruth no entenda cmo poda asegurarlo, aunque no haba visto esquemas del copo de nieve desde principios de marzo. Tampoco nadie fuera de su grupo haba visto nada reciente. Por lo general, los equipos de investigacin mantenan una poltica de mxima transparencia porque el control de sus colegas era su nica garanta. Sin embargo, eso cambi cuando el consejo dio prioridad a LaSalle dos meses antes. La reorganizacin de los laboratorios haba aislado al grupo de LaSalle en un ala de la tercera planta, que ahora reclamaban entera. Su gente no poda evitar que otros cientficos accedieran al saln de la residencia, aunque ellos no desvelaran sus avances. Ruth no crea que el consejo fuera demasiado confiado, despus de todo lo ocurrido. Su decisin implicaba que LaSalle haba realizado pruebas favorables con ratas o hierbajos y otros entes expuestos al copo de nieve. Aun as, ella confiaba en su instinto. El bicho de LaSalle no poda funcionar como l deca. Podra afectar a la integridad molecular de todos los seres orgnicos: mamferos, insectos, plantas, incluso bacterias. No volvera a haber vida en este mundo nunca jams. En aquel momento necesitaba un respiro ms que nunca. No tena alternativa. Para la gente sin conocimientos tcnicos era demasiado fcil or slo lo que queran, y sin nada nuevo con lo que deslumbrar al consejo presidencial, sin un mnimo progreso, tal vez nunca consiguiera que la escucharan. Mir deliberadamente su instrumento ptico, pero Aiko segua con su recital de quejas. No es justo. Todos estamos ocupados. Si alguien tiene que ir, no debera ser Ruth baj la cabeza para impedir el contacto visual y se concentr en meter el dedo ndice dentro de la escayola. El picor de su piel sin lavar era real, pero era ms importante la reaccin de Aiko. Aiko alz la voz, en un intento de recuperar la atencin de Ruth. Estn hablando con alguien ah fuera por radio. Ruth levant la mirada. Es verdad. Te lo juro. Aiko tena los ojos oscuros clavados en la cara de Ruth. Un to que ayud a montar el nano de la plaga ha conseguido llegar a una montaa con una radio. Est vivo, a duras penas, pero su historia est comprobada del todo, y jura que nos puede llevar hasta sus archivos, los aparatos, todo. No me digas! Aiko se ech a rer. Saba que Vernon grit Ruth, eh, Vernon, has odo eso? Aiko parpade y se qued boquiabierta por la sorpresa. Aquello le haba dolido. Entonces retrocedi un paso como para proteger a Ruth de su colega mientras ste apartaba la cabeza de un sistema de aislamiento a presin.

Vernon Cruise era un hombre ms bien menudo, uno sesenta, con una densa mata de pelo de color rubio rojizo y gafas. Ejerca de abuelo de mucha gente de all. Era lo bastante viejo para haberse jubilado, y estaba orgulloso, con razn, de sus contribuciones en el trazado del esquema de la estructura de los nanos. Lo malo es que intent explicrselo todo a Ruth en su tercer da, y de nuevo el cuarto. Le colocaba su porttil y sus informes ante la cara cuando ella estaba ansiosa por familiarizarse con el bicho por ella misma. Podran haber sido amigos, pero Ruth segua recelosa. No eran slo las escuchas, cualquiera de sus compaeros de laboratorio podra ser un espa del consejo presidencial, para seguir recibiendo buen trato, o ganar comida o tabaco extra. Ulinov le haba hecho un favor. Haba dejado muy claro cul era su lugar all. El ejrcito va a enviar otro avin a California! solt Aiko, antes de que Ruth pudiera decir nada ms. El to que construy el nano an est vivo. Vernon levant las cejas, pero Ruth no se molest en reprimir una exclamacin. Ah! Aqul hombre misterioso haba pasado de ser un miembro del equipo de investigacin al diseador jefe, as que el rumor se extendera. Espero que sea cierto dijo Ruth. Se qued casi sin fuerzas al dirigirse a toda prisa al despacho de James. Si hubiera estado en otra planta, Ruth habra tenido que sentarse a descansar. Llevaba seis das con la rehabilitacin, al principio slo estiramientos, luego pesas ligeras y una cinta andadora. Odiaba interrumpir su trabajo por las tardes, pero reconoca que era mejor que recuperara la forma fsica si quera ser eficaz mentalmente toda la jornada. Ahora no dijo James cuando ella abri su puerta de un empujn. Estaba en su escritorio, con la espalda recta, las manos sobre unos pocos papeles que tena enfrente. El senador Kendricks estaba sentado en la otra silla, tambin rgido. Hablando del rey de Roma dijo, y gir la cabeza y su sombrero blanco de cowboy. Tras ellos se vea un da precioso, el cielo limpio y azul, y el horizonte cercano de cimas nevadas. Las ventanas del laboratorio estaban todas cegadas con tablas, y Ruth an se senta confusa cuando entraba all de da y encontraba un agujero rectangular en la pared lleno de luz solar y montaas. Doctora Goldman dijo James. Su tono formal era una advertencia. Mi despacho tiene una puerta por algo. No, no. Kendricks la hizo entrar con un gesto. Tambin puede dar su opinin. Se puso en pie y seal su silla. Por favor. S que todava se est recuperando de las piernas. Ella no se opuso, le permiti que le hiciera aquel pequeo favor. Estaban hablando de California? La ech de menos el otro da dijo Kendricks. Ruth sonri, un nuevo acto reflejo detestable. Cada vez se vea ms falsa. Me han dicho que fue muy bien. Al final haba habido un desfile, dos das antes, pero el comandante Hernndez sugiri que no vala la pena correr el riesgo de llevarla en coche a la ciudad, y Ruth se alegr de no tener que perder el tiempo. Tambin estaba contenta por poder evitar a Ulinov, Gus y Deb. Le habra gustado dar las

gracias en persona a Bill Wallace, pero an tenan que darle el alta del hospital. Fue mejor que bien dijo Kendricks. Fue fue algo increble. Todo el mundo los aclamaba. Todos unidos. Ella asinti y forz otra sonrisa. Debera haber estado all. Todos ustedes. Tal vez les habra animado ver por qu estn trabajando. Jornadas de convivencia en pleno apocalipsis. Basura. Sin embargo, era posible, incluso probable, que Kendricks entendiera a la gente mejor que Ruth. Los nimos dentro de los laboratorios eran imprevisibles en el mejor de los casos, y tenan suficiente para comer, duchas, luces y la opcin de hacer caso omiso del mundo que haba al otro lado de aquellas paredes vigiladas. Hasta qu punto se viva peor en la ciudad, en tiendas y camiones, en las minas? Era de un cinismo asqueroso presuponer que el consejo hubiera organizado una celebracin con el nico objetivo de reforzar su autoridad. Aun as, Ruth haba reconsiderado la decisin de las autoridades de cambiar el calendario y declarar que aquel era el Ao Uno. El Ao de la Plaga. La expresin era a la vez acertada, correcta y muy fcil de manipular, si se analizaba con cierta perspectiva y en aquellos momentos Ruth dudaba de todo. Era un lema de propaganda de primera, engaoso e inteligente. Jugaba con las expectativas, el miedo y la esperanza. Era una manera de dar al gobierno de Leadville an ms legitimidad, hacerse ms necesarios e importantes. Creo que todo el mundo en el laboratorio est aproximndose a un xito real dijo ella, con la intencin de conducir la charla hacia el rumor de Aiko. Lo digo con toda sinceridad. Slo necesitamos encajar algunas piezas ms. Bueno, de eso estbamos hablando. De poner las cosas en su lugar. Kendricks se volvi hacia James y dijo: Gary LaSalle la tiene en muy alta estima, seorita Goldman, y James lleva mucho tiempo dicindome lo mismo. Dios mo. Ruth apart la mirada de Kendricks por un instante, pero James no reaccion. Tena sus oscuros ojos vigilantes enmarcados entre su pelo corto y su barba. Nos gustara que se uniera al equipo de LaSalle dijo Kendricks. De ninguna manera. James hizo una mueca, un cambio de postura apenas perceptible. Kendricks se limit a encogerse de hombros. S que no es de su agrado, seorita Goldman, pero me gustara apelar a su patriotismo. Seor, eso Mene la cabeza. Trabaj para el departamento de Defensa con una autorizacin sin restricciones. No es justo que No importaba lo que fuera justo. Volvi a intentarlo. Mi compromiso con el trabajo que estamos haciendo aqu es total. Eso es lo que necesitamos. Un compromiso total. El nano de LaSalle es muy peligroso, seor. No soy la nica que lo dice. James intervino, se apoy en el escritorio y habl en un tono que segua siendo de una formalidad inusitada: Usted no conoce algunos aspectos de la situacin, doctora Goldman. Kendricks se volvi hacia l. Ni una palabra ms.

Si es sobre el tipo de California dijo Ruth, el rumor ya est corriendo por ah. James mene la cabeza. No. Kendricks sigui observndolo un momento antes de mirar a Ruth. Ya veremos cmo termina lo de California, si ese hombre puede hacer lo que dice. Tenemos problemas ms graves. Cmo puede ser ms graves? Ms que vencer a la plaga? Los chinos han desarrollado una nanotecnologa blica dijo Kendricks. No est autorizada para saber nada de esto pero, por el amor de Dios, me pregunto qu le pasa por la cabeza para no colaborar con nosotros despus de todo lo que ha ocurrido. Se da cuenta de que casi no sobrevivimos a El Ao de la Plaga? De nuevo aquella expresin. La utilizaba a propsito, como un arma, para amenazarla y hostigarla. Ruth tena razn. Siempre la haba tenido. El copo de nieve no slo afectara a la plaga, y el consejo ya no tena intencin de utilizarlo para ese nico fin. Sera un arma incomparable con un regulador para evitar que proliferara sin fin, y en los archivos de Ruth, entre los estudios realizados durante la eterna espera a bordo de la estacin espacial, estaban las bases de tal regulador. Ruth trat de confundirlo. No podra ayudar a LaSalle aunque quisiera. Mi especialidad es un campo completamente distinto, no tiene nada que ver. No es verdad replic Kendricks, y volvi a inclinar la cabeza. l dice que sus ideas han sido de gran ayuda. Entonces tendra parte de responsabilidad si ocurra algo. Por Dios. Un arma de destruccin masiva perfecta, con ms poder letal que un arma nuclear, sin secuelas ni contaminacin. Sera fcil soltar el copo de nieve de forma segura, en cpsulas lanzadas desde un helicptero, desde un avin por encima del Himalaya, ocupado por cien mil personas, que quedaran hechas papillas tras cada descarga El corazn le lata con tal fuerza que le dola, y la paralizaban la vergenza y la rabia. S que ustedes dos no son amigos dijo Kendricks. Digamos que no la ponemos directamente bajo las rdenes de LaSalle. Trabajarn juntos, pero cada uno ser su propio jefe. Como si el problema fuera su ego. Es una locura. Estn locos. No se arrepinti de sus palabras. Cuando venzamos a la plaga se habr acabado con todos los conflictos. Salvamos a todo el mundo y las batallas cesan en todas partes. No necesitamos nanos blicos! Todos podremos volver abajo. Kendricks la mir sin ms, sus arrugas alrededor de los ojos se acentuaron ligeramente. Ruth alz la voz. Todos podremos volver abajo. Creo que ha sido un error sobreprotegerlos dijo Ken dricks, despacio. Estoy seguro de que los chinos no miman a sus tcnicos. Se volvi hacia James, con la barbilla y el ala ancha del sombrero hacia abajo, en una postura agresiva. brele los ojos. Cuntaselo todo, lo que necesite or. Esto tena que pasar. James fue respetuoso.

Tiene toda la razn, senador. Cambiar los equipos as, de repente nadie est preparado para eso. Desde el principio todo nuestro empeo ha sido defensivo. Mir a Ruth. Hay mucho que asimilar. Ella intent seguirle el juego. Es que no lo entiendo. Estamos tan cerca, es una locura me parece una locura dejar ahora de intentar vencer a la plaga. Puede que le sorprenda or dijo James que el consejo no evacu la estacin espacial antes de lo necesario por usted, sino por el comandante Ulinov. Su expresin segua inmutable, y a Ruth le maravillaba su osada. Asinti enseguida. No se fiaba de s misma, de parecer convincente. James aadi: Vamos a participar en la guerra de Asia, a ayudar a los rusos para que ataquen a los chinos antes de que ultimen su tecnologa blica. Los rusos insistieron en tener a Ulinov aqu como representante. Y qu? Qu importa todo eso si podemos volver a vivir todos por debajo de los tres mil metros? James emiti su ruido de resignacin, mmmm, para indicarle que, en realidad, no crea lo que estaba a punto de decir. En primer lugar, no hay garanta de que venzamos jams a la plaga. Adems, el consejo tiene buenos motivos para creer que los conflictos no cesarn aunque venzamos a los nanos. Kendricks asinti, con solemnidad y satisfecho de la actuacin de James. Las cosas han llegado demasiado lejos. Hace mucho tiempo que vivimos en la guerra total. Siempre han existido las guerras dijo Ruth. No como sta. No con naciones enteras que se abalanzan las unas sobre las otras. Dobl sus pequeas manos y mir por encima de ella, hacia la ventana. No con ejrcitos que se comen a los muertos y encierran a los prisioneros como si fueran ganado. qu? l la mir de nuevo. No son los nicos que han estado estudiando la plaga, Goldman. Kendricks nunca la haba llamado doctora, y ahora olvidaba incluso el seorita, dudosa muestra de respeto. Aqu tambin se ha estado analizando. Los hemos estado observando con atencin. Los satlites espas, las cmaras de Ulinov. Ser ellos o nosotros dijo Kendricks. El bando que pueda dar el primer golpe eliminar a todos los dems. Y me refiero a todos. Un mundo. Un pueblo. Ruth comprenda que la sencillez de aquel concepto era atractiva para una determinada mentalidad, sobre todo despus de tantos conflictos y atrocidades, y nunca haban tenido la oportunidad tan al alcance, con todos los enemigos reducidos a una mnima parte de su poblacin y apretujados en enclaves de seguridad. El vencedor jams olvidara la plaga con tantas especies animales extinguidas y el medio ambiente colapsado, en busca de un nuevo equilibrio, pero podan olvidar la Historia. Sera empezar de cero de verdad. Una cultura. Una paz. El ao uno. Aun as, James haba dejado claro que no estaba de acuerdo con Kendricks al insinuar ms

complicaciones. Mierda, mierda, mierda. Tal vez quera que el consejo confiara en ella, que la metieran en los laboratorios de armas, slo para desviar y retrasar los progresos de LaSalle. Ella podra evitar la nanoguerra durante el tiempo suficiente para que los dems cientficos derrotaran a la plaga. Era una espiral. Cundo terminara? Ruth se volvi hacia su amigo. James asinti. As que mir a Kendricks a los ojos y dijo: De acuerdo, lo har.

20
El descenso desde la rbita alrededor de la Tierra no poda ni compararse con las distancias que Ruth haba recorrido en su interior. Jams ayudara a Kendricks a dar el primer golpe. Haba dedicado su vida a salvar a gente, aunque fuera por motivos egostas, por beneficios en su carrera, y por su propia satisfaccin, y las tragedias del ao anterior haban acentuado aquel impreciso altruismo hasta convertirlo en una fiebre. Volvi a pensar en Bill Wallace, con el cuerpo desgarrado, en los controles de la Endeavour. Si haba interpretado bien a James y previsto correctamente que ella deba convertirse en un topo dentro de los laboratorios de armas, habra sido ms sensato no decir nada ms despus de mentir a Kendricks, pero necesitaba saberlo. Y qu pasa con el rumor de California? pregunt. Bueno, todos tenemos grandes esperanzas. Se notaba que la tensin iba abandonando a Kendricks, que inclin la cabeza en uno de sus afectados gestos amables. Ruth insisti: Es seguro que ese tipo es quien dice ser? Quiero decir, dnde ha estado todo este tiempo? James mir a Kendricks para pedirle permiso, luego se dio la vuelta y sonri, un extrao destello de dientes dividi su cuidada barba. Yo hablar con l. Se llama Sawyer. Ruth no necesit preguntar si James pensaba que era cierto lo que deca. Se la quitaron de encima. Kendricks dijo que quera estar de vuelta en la ciudad en una hora y que tena ms asuntos que comentar con James. Kendricks le ofreci la mano al salir. Murmuraron tonteras por educacin, encantado de tenerla a bordo y s, seor, y Ruth decidi que ya bastaba de farsas. Volvi al laboratorio 4 por instinto, pero casi pas de largo. Estuvo a punto de bajar a su habitacin, a la cama, para cerrar los ojos y aclararse las ideas. Sin embargo, aqulla poda ser la ltima oportunidad de hacer algo productivo. Vernon Cruise la volvi a acorralar media hora despus, entr de nuevo en el laboratorio con un porttil y varias carpetas. Qu demonios le pasaba a aquel tipo? Ruth supuso que se haba corrido la voz. Vernon deba de imaginar que era la ltima ocasin de alardear antes de que ella se trasladara a la planta de arriba, con el equipo de LaSalle. Por una parte resultaba halagador, y la sonrisa que dedic al anciano era sincera. Quera que l disfrutara de su momento. Hola lo salud ella. Vernon desvi la mirada hacia las otras dos personas del laboratorio, como haba hecho Aiko para asegurarse de que no la oan. No mucho antes Ruth podra haberle encontrado el lado divertido. Sin embargo, la irritacin se fue filtrando en sus sentimientos de buena voluntad. S que queras tener una visin objetiva del nano dijo Vernon, pero echa un vistazo a esto. He odo que es fantstico. Vernon se enfurru, impaciente, y Ruth consigui evitar no hacer un gesto de aburrimiento al aceptar tres carpetas gruesas.

Vernon haba dejado el informe donde ella no pudiera pasarlo por alto, arriba de todo, en el interior de la primera carpeta. Era una sola pgina, idntica al resto, con la misma tipografa, pero la primera frase le puso el corazn en un puo. Si la sorprenden con esto estamos todos muertos. Ruth lo mir. Vernon tena una expresin de desprecio? Haba intentado encontrar un conducto de comunicacin casi desde el principio, aunque hasta entonces no haba sido tan osado. No estaba tan desesperado. Era un truco infantil No. Aquello tena la sofisticacin propia de las escuelas de primaria, el pasar notas, pero los aparatos de escucha de todo Timberline no podan or un papel. Qu lstima haber estado tan ocupada. Era casi divertido, adems de triste y horrible, cuntas veces haba estado demasiado ocupada en su vida. El informe era de James. Ruth estaba segura. Reconoci el mismo tono confidencial, que retomaba su conversacin anterior sobre el hombre de California. Senta el pulso en el cuello y en el brazo roto. Por supuesto. Ruth se qued en el laboratorio 4 cuando Vernon se fue con su s, fingiendo leer las dems carpetas. Ruth se preguntaba si quemara la nota. Las llamas eran demasiado llamativo. No podan ir por ah quemando papeles, alguien se dara cuenta. Tal vez ira directamente al lavabo y lo tirara al vter. Todas las semanas los soldados se llevaban doscientos cincuenta kilos de heces de cientfico para las granjas. Eso era seguro. Vernon siempre rezongaba sobre ello y su vejiga. Ruth necesitaba creer que se haban tomado precauciones. Sus vidas estaban en peligro. No haba nada concreto en el papel que la delatara si descubran a Vernon, pero Kendricks lo sabra. Qu haran? Hacerla ir al patio y pegarle un tiro? Una hora despus no importara. En una hora estara en un avin rumbo a California. James saba ms de lo que Kendricks quera que supiera. Lo menos importante era que Gary LaSalle ya haba desarrollado un regulador rudimentario para su copo de nieve utilizando las ideas de Ruth y aparatos mecnicos para pulir su estructura. Como ese NAN no tena una programacin completa de origen, la nica manera de retrasar su proceso de reproduccin era cargarlo con comandos adicionales. Los nuevos copo de nieve, ms grandes, eran ms estables que el original. Tenan tendencia a aglomerarse entre s, as como en las masas ajenas. Despus, la reaccin en cadena se rompa al quedar revestidos de carbono producido por ellos mismos El ataque se haba producido en gran parte tal y como Ruth se lo haba imaginado. Los cazas norteamericanos lanzaron botes que se abran al impactar en el suelo, liberando un reguero de muerte que enseguida se extingua. Casi demasiado rpido. Con el tiempo, una versin mejorada sera todava ms potente, pero no haban atacado a los chinos. China llevaba aos de retraso respecto de los equipos de Timberline, y representaba la clsica amenaza para sus vecinos, pero nada ms. El da anterior el consejo haba dado rdenes de atacar la meseta del ro White, a los disidentes del oeste de Utah. Aqul da su guerra silenciosa se haba convertido en otra cosa. La mayora de los satlites espa de Estados Unidos se controlaban desde Leadville, y la cobertura

all arriba era regular, cuando no constante. Los del ro White deban de saber que estaban provocando que los atacaran al prepararse para ir hacia la costa. No tenan equipos de nanotecnologa y de hecho sufran carencias bsicas en vivienda y suministro elctrico, pero el hombre de California sera un rehn inestimable y moneda de negociaciones. Era obvio que haban decidido que vala la pena jugrsela, aunque no podan haber previsto semejante arma. El nmero de vctimas estimado era de mil seiscientas, y docenas de personas menos afortunadas que sobreviviran a las heridas. El copo de nieve tenda a devorar primero la cavidad sinusal o los pulmones. Tras el primer golpe, despus de poner fin a la expedicin a California, Leadville lanz una advertencia a los dirigentes rebeldes que quedaran. La intencin era dar un aviso a todo el mundo. Aqul hombre, Sawyer, perteneca a la capital. Lo del ro White sirvi de castigo ejemplar. Ruth dej de hojear la segunda carpeta y examin los diagramas que contena. Vernon no le haba dado aquellos papeles para hacerse el importante. Era un informe de los trabajos realizados. El porttil que haba dejado deba de contener una cantidad parecida de datos. Probablemente ella tena una copia de todo lo que haban descubierto sobre la plaga. Era demasiada informacin para haberla compilado solo, a menos que l y James la hubieran estado acumulando durante todo este tiempo, algo poco probable. Cuntos ms estaban implicados en el complot? Como slo eran treinta y nueve cientficos, incluida ella, la mayora deban de ser espas del consejo o aliados de James y la conspiracin. Aqulla idea le daba fuerzas. No estaba sola. No llevaba all el tiempo suficiente para imaginar hasta dnde haban llegado las cosas, pero pensaba que la mayora estaba de parte de James. Aqulla gente tena un pensamiento demasiado analtico, independiente, y todos sus mentores haban intentado inculcarles un fuerte sentido de la responsabilidad. Ruth lanz una mirada a sus compaeros de laboratorio al dirigirse al ordenador, pero no haba forma de saber si alguno de ellos estaba en su bando. Ni una palabra, ni una seal. Los discos compactos estaban estrictamente racionados. Ruth slo tena tres para ella, pero haba ms en una estantera, con una etiqueta que deca Iso y Plas286 en una cursiva serpenteante. Borr los dos. Luego descarg su anlisis actualizado y todo lo que haba hecho durante la semana anterior. Podra haberle dicho que s a Vernon aunque la nota terminara con lo ocurrido en el ro White, pero haba ms. Algo peor. El hombre de California juraba poder derrotar a la plaga si le proporcionaban sus aparatos y algunos ayudantes hbiles, pero no tena inters alguno en mejorar su NAN. No tena intencin de atacar el mar invisible. Deca que el proceso de limpieza del planeta podra tardar aos, una idea que Ruth no poda rebatir. Y que no tenan garanta de que fuera total. La repoblacin de un entorno as implicara el riesgo de encontrar bolsas de nanos que el NAN hubiera pasado por alto, adems de nuevos brotes. El hombre pretenda aprovechar la versatilidad de los nanos. La naturaleza de los nanos era biotcnica, como sospechaba Ruth. Sus diseadores tenan la esperanza de ensearle a detectar y aislar los tejidos malignos administrando a cada paciente una

cantidad con una clave individual. Una vez hecho esto, mediante un dispositivo interno bajaban la presin, y as el paciente quedaba libre del cncer y de los nanos. Deca que poda aplicar la ingeniera inversa para crear una nueva versin de los nanos, sin la mayor parte de esos dispositivos, y por lo tanto los nuevos seran ms rpidos y sensibles. Con el trabajo que ya haban realizado ellos sobre el mtodo de discriminacin, diseara un modelo que viviera dentro de un anfitrin humano, alimentado por el calor corporal, y deshabilitara a los nanos originales al ser absorbido. Al dirigirse slo al tipo de nano original y utilizar nicamente esos materiales concretos para reproducirse, sera como un NAN vacuna, a prueba de la plaga. Habra que vacunar a la gente mediante una inyeccin. Hacerlo de otro modo sera difcil. El consejo podra usar ese nuevo nano para controlar el mundo dndoselo slo a una poblacin selecta, asegurarse su lealtad, repartir el territorio y establecer colonias por debajo de la barrera donde les conviniera. Por toda la Tierra. El premio era demasiado tentador, despus de tantas dificultades, y asegurrselo era tan fcil como darse la vuelta, no tenan que esforzarse sino dejar que las cosas ocurrieran solas. Todos los disidentes, los rebeldes, todas las restantes naciones en menos de una generacin los millones de personas famlicas en disputa y atrapadas en las cotas altas quedaran reducidas a unas pocas tribus mugrientas, a menos que accedieran a bajar como siervos y esclavos. Kendricks tendra su mundo, la paz, un pueblo. Aiko estuvo a punto de echarlo todo a perder, dando un grito en el patio. Ruth! Eh, Ruth, no te han seleccionado, verdad? Debera haber sabido que habra una multitud. No haba mucho que ver, dos todoterrenos y un camin, algunos uniformes distintos, pero all los das eran especialmente montonos para las familias de los cientficos. Aqulla gente eran los afortunados, bien alimentados, protegidos, y se peleaban por las pocas tareas disponibles: arreglar el jardn, hacer la colada, buscar agua. El confinamiento haba sido ms duro para los siete nios. A los cincuenta y cuatro civiles slo les estaba permitido entrar en sus habitaciones, el gimnasio, la cafetera y estar al aire libre sobre metro y medio de acera y suciedad. Ruth supona que ms de la mitad se haba reunido junto al edificio, as como una docena de tcnicos. Mierda. Espera! grit Aiko. Eh, Ruth, espera! Dej de avanzar entre la multitud slo para que Aiko cerrara la boca. Era medioda, el sol caa sobre los camiones militares y los hombres de caqui. Los espectadores se amontonaban en una franja de sombra bajo las alas del edificio. Aiko la alcanz, pero dio un paso demasiado cerca. Te lo dije, verdad? Te lo dije. Pareca haber olvidado su enfado, le brillaban los ojos de la emocin. Vas a ir? Con este brazo? Cmo iba a entrar en un traje de contencin? Ruth movi su brazo escayolado en el cabestrillo. Entonces qu llevas en esa bolsa? Archivos y un porttil. Eso era cierto. Dale algo jugoso. D. J. Se puso neurtico y se dej los diagnsticos arriba, as que tengo que hacer de correo. James quiere asegurarse de que de verdad lo tiene todo antes de partir.

Aquello casi tena sentido, y a Aiko le encant. Vaya mierda de misin. Sabes quines son los dems perdedores? Te lo dir ms tarde dijo Ruth, y se apart de la zona en sombra. No mir atrs. Deberan haber esperado a la comida. Con todo el mundo en la cafetera, habra habido pocos testigos, y Ruth volva a tener hambre, siempre le pasaba despus de picar algo. Debera haber sido una preocupacin sin importancia, pero no poda evitarlo. Iba a tener que perderse una comida? Por desgracia, James no controlaba el horario. l slo poda controlar la situacin hasta donde llegaba su autoridad. La expedicin incluira a tres tcnicos, y Kendricks haba ido de visita por la maana en parte para confirmar los nombres. El consejo no tena motivos para fiarse sin ms de aquel tal Sawyer. Era un desconocido, se negaba a decirles la ubicacin de su laboratorio hasta que hubieran ido a buscarlo, y no podan esperar que los soldados supieran ver todo lo que era importante en sus ordenadores y dems aparatos. El dilema era a quin enviar. Era impensable arriesgar a los mejores y ms brillantes, pero enviar a un ayudante de bajo nivel o a unos intiles implicaba un riesgo de otro tipo. Podran dejarse algo. James haba regateado con Kendricks quin era prescindible y quin poda hacer el trabajo. Lleg a un acuerdo con el senador, y luego prepar unas instrucciones totalmente distintas. Goldman, comprubelo. Las rdenes del capitn ya estaban bien dobladas, perfectamente dobladas, y se guard la hoja en el bolsillo de la camisa. Dnde estaba, seora? Vamos a llegar tarde. Lo siento. Esperaba salir rpido y evitar al comandante Hernndez. El jefe de seguridad podra preguntarse por qu haban incluido a uno de los principales cerebros de Timberline e insistir en hacer una llamada aunque ella estuviera en la lista. Puede ayudarme a subir? La caja del camin le llegaba a la altura del pecho. Tres hombres que estaban en la trasera enseguida se adelantaron, agarraron su maleta y le tendieron la mano, pero Ruth slo tena un brazo. Sus uniformes estaban ms nuevos y limpios que los que haba visto hasta entonces, y eran de camuflaje, en vez del verde militar del destacamento de seguridad de Timberline. Se haba enterado de que Hernndez y los dems eran marines. Aqullos hombres formaban parte de las fuerzas especiales del ejrcito. El capitn se agach y junt las manos a la altura de la rodilla, con las palmas hacia arriba para ofrecer un escaln a Ruth. Al erguirse, Ruth movi la escayola con la gracia de un pelele. No esperaba que la levantara, pero el oficial lo hizo sin problemas. Se habra cado si los soldados del camin no la hubieran agarrado por el brazo sano. Bueno, lo hemos conseguido. El ms cercano esboz una leve sonrisa sincera, como cuando un hombre conoce a una chica. No importaba probablemente que aquel prncipe azul lanzara la misma mirada a toda mujer mayor de diecisiete aos. Ruth vio una oportunidad. No se le ocurri nada inteligente que decir, pero daba igual. Un sois realmente fuertes o gracias, chicos servira para iniciar una amistad. Calculadora, le devolvi la sonrisa, pero oy una voz conocida por detrs El comandante Hernndez. Lo tenemos todo, capitn? Seor.

Ella le dio un empujn al prncipe azul, movida por una punzada de pnico, pero las zapatillas de deporte y los pantalones vaqueros llamaban la atencin entre las botas y la tela de camuflaje. Doctora Goldman dijo Hernndez. Ella pens en la historia que le haba contado a Aiko, que slo iba al aeropuerto y volva. Sin embargo, el capitn acababa de comprobar su nombre en las instrucciones. Era difcil utilizar esa mentira con l, y adems tena la mente en blanco. Tenemos que llegar a California antes del atardecer dijo Hernndez, que alz la vista hacia ella, y nadie quiere esperar un da ms. Espero que sepa trabajar en equipo a partir de ahora, entendido? Ruth asinti sin decir palabra y resopl. Tenan pensado hacer lo que los del ro White no haban hecho: evitar que Sawyer y su trabajo llegara hasta el consejo. Pretendan desviarse al norte, hacia Canad, desarrollar el nano vacuna y luego extenderlo por todas partes. Habra sido imposible que James realizara aquel juego de engaos solo. No tena influencia alguna en el mando militar, y tres cientficos no podran vencer o escapar a una escolta de tropas de elite. Parte o la mayora de la escolta estaba de su lado. James no estaba solo. Tampoco era el jefe de la conspiracin. James slo lo haba insinuado y no haba osado escribir ni un nombre en un papel, no haba habido ningn nombre, aunque Ruth crea que deba de ser uno de los generales de ms alto rango si esa persona poda cambiar las unidades a su conveniencia. A primera vista era raro que un militar se opusiera a las acciones del consejo, pero Ruth sospechaba que los militares de carrera tenan una tica muy parecida a la de los expertos en nanotecnologa. Cuando se ostenta mucho poder se tiene tambin una gran responsabilidad, y las mil seiscientas personas asesinadas en el ro White eran compatriotas, norteamericanos, o podran haber vuelto a serlo algn da. Pronto.

21
Ruth estuvo sentada en silencio durante el breve trayecto, cabizbaja, con la boca cerrada. Por suerte, slo se poda mantener una conversacin a gritos. El enorme camin no tena amortiguadores y todo traqueteaba. Los bancos de tablillas de madera en la trasera se clavaban o te daban golpetazos cada vez que las ruedas topaban con el ms mnimo bache, as que dej que el rugido grave del motor le llenara la cabeza. El aeropuerto regional era un escenario denso y complejo, la breve pista de aterrizaje estaba rodeada de enormes aviones comerciales y otros ms pequeos. Esperando en el asfalto haba una avioneta Cessna monomotor, de blanco y beige civil, y un C-130, un avin de carga mucho ms grande, pintado de caqui. Aparcaron debajo de la cola de casto del Hrcules, pero podran haber llegado hasta las compuertas. La parte trasera del avin estaba abierta. Sali una rampa de carga. Haba un todoterreno, un camin de plataforma y una excavadora en fila dentro de la bodega. Ruth no vio ms soldados a la espera de unirse a ellos, as que en total la expedicin sera de menos de veinte personas. Era la nica mujer. Hernndez, el oficial de rango superior, envi a cinco miembros de las fuerzas especiales y un piloto de las fuerzas areas a la avioneta, luego apremi a los dems a entrar en el C-130. Estaba intentando respetar el horario o, como a Ruth, le daba miedo que una voz por radio cancelara su misin antes de estar en el aire? Sus compaeros tcnicos eran Dhanumjaya Julakanti, ms conocido como D. J., y Todd Brayton, ambos del equipo de desarrollo del cazador asesino. Los dos haban colaborado en el diseo del mtodo de discriminacin. Recibi la confirmacin que necesitaba de sus ojos y de un gesto de D. J., pero no se poda hablar. Hernndez insisti en que se sentaran todos juntos cerca de la cabina. La excavadora, el camin y el todoterreno estaban sujetos a la cubierta, pero si algo se soltaba durante el despegue, descendera hacia la cola. Era ms prudente ir delante. Ella sinti otra punzada de pnico cuando el avin se elev hacia el cielo. El interior era un largo bidn de luz tenue. No haba ventanillas. Se pareca demasiado a la Endeavour. Incluso era peor, los asientos estaban situados a lo largo de los mrgenes de la cubierta, de cara a la pared de enfrente en vez de hacia la parte delantera, de manera que la fuerza de la gravedad empujaba sus estmagos. Por fin recuperaron el equilibrio. Siempre educado, el comandante Hernndez se desabroch el cinturn y se arrodill ante los tres tcnicos. Ruth examin su rostro con detenimiento, atenta a un guio, un indicio de algn tipo. S que todo esto parece improvisado dijo, pero estn en buenas manos. No quiero que se preocupen por nada ms que su trabajo, de acuerdo? Hernndez y cuatro marines haban sido asignados para la expedicin como guardaespaldas personales, adems de los siete hombres del equipo de las fuerzas especiales y tres pilotos de las fuerzas areas. Hernndez solt una sarta de presentaciones, tuvo el cuidado de incluir a los soldados del otro avin. Ruth advirti que en el grupo elegido a dedo todos eran suboficiales, sargentos y cabos, aparte del comandante Hernndez y el capitn de las fuerzas especiales. Un teniente coronel diriga el

tro de pilotos. Me parece que le falta algo de personal coment D. J. No tiene sentido desperdiciar trajes le dijo Hernndez, ni aire, ni combustible de aviacin. Y all no habr nadie ms, si eso es lo que le preocupa. No pens Ruth. Seguro que no despus de arrasar el ro White. Ninguna de las pocas regiones que an podan conseguir hacer despegar un avin se atrevera. La avioneta volaba por delante del C-130 porque necesitaba menos espacio para aterrizar que un avin de carga. Si era necesario, los hombres a bordo de la avioneta podan hacer todo lo posible por marcar mejor la zona de aterrizaje. Tras un vuelo de dos horas y cuarto, el C-130 an tendra combustible para volar en crculos o incluso volver a Leadville en el peor de los casos, pero les esperaba un tramo de carretera suficiente para aterrizar. Las fotografas por satlite, y las conversaciones con los californianos, confirmaban que haba un tramo casi recto de setecientos metros a lo largo de la planicie en la cima de la montaa. Ser complicado aterrizar si el laboratorio de ese tipo estaba en una ciudad dijo Hernndez, pero el C-130 es uno de los aviones ms resistentes que se han construido jams. Podemos meternos en un campo de patatas si hace falta y luego despegar. D. J. Frunci el ceo, mirando la excavadora e hizo el amago de decir algo. Lo tenemos todo cubierto les garantiz Hernndez. Estemos aqu o all, estamos en casa. Casa. Mierda. Ah estaba la clave que quera. El comandante Hernndez segua siendo leal al consejo. Son las fuerzas especiales dijo Ruth. Pinsalo. D. J. Mene la cabeza. James y Hernndez son amigos. Ella sacudi la cabeza. Eso no significa nada. James intenta llevarse bien con todo el mundo. La discrecin no era un problema. El C-130 poda acoger a casi cien soldados, y los vehculos formaban una pared baja e irregular en medio de la cubierta. Ruth haba encendido el porttil y empezado a discutir los esquemas con D. J., que lo comprendi e hizo algunos comentarios en voz alta. Pasado un minuto, ella se disculp con Hernndez y se fue con D. J. Y Todd. An estaban a la vista de los soldados, pero envueltos por el ruido del motor, que era atronador en la zona de las alas. Yo te dir lo que no significa nada. Una palabra. D. J. No tena un aire despectivo, pero sus labios gruesos dibujaban una perfecta sonrisa condescendiente. Ha dicho casa como poda haber dicho cualquier cosa. Lo habra dicho de otro modo si estuviera de nuestra parte. No creo que significara nada. Dhanumjaya Julakanti tena las cejas saltonas, un hoyuelo en la barbilla y una tendencia a vocalizar en exceso, sobre todo las palabras yo, m, me. Algunas personas no vean que su fuerte personalidad o su coeficiente intelectual, una clsica combinacin, y confundan el engreimiento con la capacidad de liderazgo aunque bien saba que ella tampoco era la personificacin de la Humildad. Ruth reconoca su terca obsesin por tener razn cuando vea algo con claridad. Todd Brayton no era de gran ayuda. Joven, tal vez veinticinco aos, rubio de ojos castaos. Era inquieto, demasiado callado, ms nervioso que Ruth y D. J. Juntos. Al conocerse una semana antes,

ella intent no mirarle las cicatrices de las ampollas. Todd lo pona difcil. Se tocaba la mancha de la nariz con frecuencia, y no paraba de juguetear con sus dedos quemados. Haba sido uno de los ltimos tcnicos en salir del NORAD, y Ruth admiraba su voluntad de enfrentarse a la plaga de nuevo. S, llevaban trajes, pero la exposicin a los nanos para l era una pesadilla ms real. Todd era el ms valiente. Sin embargo, pareca haber llegado ya al lmite, que ya no tena nada que ofrecer al exterior. Mira. Ruth se esforzaba por mantener un tono amable, algo imposible, al hablar a gritos por encima del ruido del motor. Hernndez habra preferido tener toda una seccin de sus hombres. No hay motivo para enviar un grupo mixto a no ser que nuestro hombre viniera de otra unidad. Y Hernndez se ha asegurado de dominar la bodega mientras l est dentro, siete contra cinco. D. J. Hizo un gesto con la barbilla. No son ms que elucubraciones de nuevo. Tal vez tenan planeado desde el principio enviar a todas las fuerzas especiales, y Hernndez es el que est en el complot. Da igual dijo Todd. No podemos estar especulando, podramos decantarnos por la opcin equivocada. D. J. Segua meneando la cabeza. De todas formas no nos lo diran. Entonces crees que esperarn a ver cmo salen las cosas? dijo Ruth. Seguro. Ya estuvieran en la conspiracin el equipo de las fuerzas especiales o Hernndez y sus marines, no les importaba que Ruth tuviera la conciencia tranquila. Queran mantener sus opciones abiertas hasta el ltimo minuto, y no podan confiar en ella ni cometer un error. En cualquier caso, saba que James tendra problemas. Crcel? Exilio? Ruth slo empezaba a entender su sacrificio. Sin embargo, si aquella misin era un fracaso, todos los soldados podran volver a Leadville, limpios de polvo y paja. Ella, D. J. Y Todd lo pasaran peor tratando de demostrar su inocencia. De hecho, sera mejor provocar un enfrenta miento entre las dos mitades de su escolta, y quedarse en el Oeste. Era una idea peligrosa. Aunque ganaran los soldados que estaban de su lado, podran matarlos luego por convertirlos en marginados. Ruth volvi a la parte delantera del avin y escogi un asiento desde donde se vea una cua de cielo por la puerta abierta de la cabina de los pilotos. Forz una sonrisa, al tiempo que pensaba que el accidente de la Endeavour era preferible a aquel vuelo. Por lo menos haba sido rpido. Su ansiedad se reflejaba en el constante baile de sus dedos y su mente. Abajo, fuera de aquella estructura de metal, reinaba un ambiente slo ligeramente menos peligroso que el vaco del espacio. La zona letal se extenda sin interrupcin desde Utah hasta las montaas de California, segua al oeste y cubra un tercio del planeta, perfecto y absoluto, excepto por los picos volcnicos de Hawai, y acababa en las alturas de Nueva Guinea y Taiwan, que se elevaban al otro lado del Pacfico. El avin tembl y gir a la izquierda. Ruth solt un grito cuando el avin inclin el morro. Slo eran turbulencias. Volvieron a estabilizarse, y casi todos los hombres le dijeron algo amable, le sonrieron o le hicieron un gesto. Ruth ni siquiera poda mirarlos a los ojos, se maldeca en silencio.

No era una buena candidata para salvar el mundo, maldita sea. El aterrizaje transcurri sin incidentes. El avin rebot una vez, un impacto estremecedor seguido de un arco rpido que haca palpitar el estmago, pero Ruth consigui no volver a quedar en ridculo. Luego rodaron por la pista durante quince minutos. Fue exasperante. Adnde podan ir all? El avin se mova muy despacio y se par tres veces. Hernndez la oblig a permanecer en el sitio. Dijo que iban a retroceder y girar para ponerse en posicin de despegue. Ruth mova las piernas. Por fin los pilotos se sintieron satisfechos, y los dos soldados de las fuerzas especiales fueron a bajar las compuertas traseras. De nuevo Hernndez le indic que se quedara quieta. Ella oli los pinos y la tierra en cuanto abrieron el avin. Hernndez ya haba consultado por radio con el piloto de las fuerzas areas y los cinco miembros de las fuerzas especiales de la avioneta, que haban aterrizado cuarenta minutos antes. Informaron de que todo haba ido como esperaban, sin trucos, ni trampas, slo un puado de supervivientes malnutridos. Aun as, a Ruth le ordenaron que no se alejara de los marines. Algn instinto se dispar en Ruth cuando sali a la luz del sol. Al principio culp a Hernndez de aquella paranoia, pero entonces D. J. Dijo: La cima del mundo, eh? Era eso. En Leadville el horizonte prximo de cimas gigantes creaba la ilusin de estar protegido. All slo estaba el cielo plido. Se encontraban en el punto ms alto, y las vistas parecan infinitas. Al oeste, bajo el sol de la tarde, la tierra descenda en un laberinto serpenteante de crestas, precipicios y laderas curvas. Las zonas habitables de California eran poco ms que una cadena de motitas. El Parque de Yosemite ofreca varias parcelas grandes no muy lejos de all, pero aquella cima pareca estar sola por encima de la barrera. Ruth pase la mirada de un lado a otro de la maraa de barrancos y oscuros bosques de debajo mientras se diriga con Hernndez hacia los marines. Nadie saba de dnde haba salido Sawyer. Aunque aquella elevacin de roca del sur, al otro lado del valle, asomaba por encima de los tres mil metros, su superficie no pareca mayor que dos o tres campos de ftbol. Los neumticos del C-130 haban dejado lneas oscuras del frenazo en el asfalto de la carretera, muy cerca de la nica estructura a la vista. Era un error mirar con anhelo atrs, al avin. En aquella montaa no haba rboles, pero vio un cmulo de rocas que no haba rozado el ala de estribor por cuestin de centmetros, y tenan que volver a pasar por ah para despegar. En sus orgenes el edificio era una cabaa de dos habitaciones con una chimenea baja. Era antigua, tal vez de los aos cincuenta. Haban agregado otra habitacin unos aos antes, y una moderna antena se ergua a un lado de la chimenea. Otras incorporaciones recientes consistan en un armazn de dos por cuatro cubierto con lonas. Ruth tambin vio tres entoldados bajos de plstico claro. Invernaderos. Cinco adultos y un chico estaban juntos, alejados de la cabaa, en la carretera, con el mismo nmero de miembros de las fuerzas especiales vestidos de camuflaje y un hombre de las fuerzas areas vestido de gris azulado. Los dos grupos no se mezclaron. Los soldados sostenan rifles de asalto, los caones apuntaban al suelo. Ruth frunci el ceo. De verdad era as como pensaban tratar a aquella gente, como ganado? Flanqueadla dijo el marine que estaba a su lado. La orden funcion como un conjuro. El

movimiento hizo que ella desviara la vista de nuevo hacia los invernaderos. Vio dos siluetas que se escondan, una de ellas sac el brazo, y los soldados levantaron las armas Una mujer en la carretera grit: Lindsey, por Dios, no! Su pnico estridente se perdi enseguida entre voces masculinas. Slo son nios! Nios Bajad las armas orden Hernndez. Por el amor de Dios. Los marines que rodeaban a Ruth bajaron los rifles al or la risa de una nia, clara y entrecortada. Lindsey! chill la mujer. La nia sali al aire libre, les apunt con su palo y dijo pam, pam, pam antes de agacharse detrs de los bloques de hormign de un invernadero. Ruth la contempl, incluso despus de que Todd le diera un suave codazo y hubieran reanudado la marcha. Al parecer la nia tena nueve o diez aos, llevaba un chubasquero amarillo que le colgaba como una bolsa de basura de cien litros. Era obvio que estaba encantada con los soldados. Ruth mene la cabeza y sonri. Senta una emocin demasiado compleja en su interior para expresarla con palabras, pero aquella nia era una esperanza. Era el futuro. Llegado el caso, la humanidad se recuperaba de cualquier cosa. Los seres humanos tenan una enorme capacidad de adaptacin. Los soldados la separaban de los seis californianos mientras Hernndez se presentaba. Ruth se qued tras los dos miembros de las fuerzas especiales. Cinco de los seis, dos mujeres, dos hombres y un chico, estaban demacrados y sucios. Normal. El ltimo hombre la dej helada. Tena la cara y el cuello acribillados por un sarpullido de ampollas y picotazos que le deformaban la barba negra, viejas cicatrices mezcladas con fragmentos grandes en curacin y marcas que sangraban. Tena el sufrimiento reflejado en sus ojos oscuros, y Ruth crey ver culpa. Era alguien que haba ayudado a diezmar un planeta entero, fuera por accidente o no. La expiacin no estaba a su alcance. Haba pagado un precio terrible, intentara hacer ms, siempre quedara sumido en su dolor y aun as el sentimiento de Ruth no era de odio, ni siquiera una repugnancia primitiva. Era de respeto. De intimidacin. Seor Sawyer dijo, y le tendi la mano. Tena los dedos speros y nudosos, pero su sonrisa era frgil. No contest. Me llamo Cam.

22
Me llamo Ruth le dijo la mujer, que le sostuvo la mano durante un instante ms. Aunque fuera por demostrarle algo a l o a s misma, Cam agradeca el esfuerzo. Saba que era un monstruo y que sus manos eran lo peor. Tena el meique derecho corrodo hasta el hueso en la primera articulacin, y la piel del tejido cicatrizado casi le impedan doblar ese dedo. Los daos nerviosos le haban arrebatado el sentido del tacto tambin en el anular, de manera que no poda agarrar bien. Viniste con Sawyer dijo Ruth, en voz baja, con cuidado, pero su mirada de inteligencia era implacable. Uno de los otros civiles protest, un chico moreno con la barbilla ancha y un hoyuelo. El hombre levant las cejas en seal de impaciencia. Dnde est el seor Sawyer? Est bien? Est durmiendo dijo Cam. Por lo menos estaba durmiendo. Durmiendo! El oficial, Hernndez, tuvo ms tacto. Tenemos que verlo, hermano. Hermano. Cam sinti que volva a esbozar una sonrisa. Aqullas tres slabas evocaban tanto de lo que haba perdido Vamos a esperar unas horas, de acuerdo? Est mejor cuando ha descansado. Hernndez mir el sol y luego la cabaa. De verdad dijo Cam. No tiene un buen da. De acuerdo. Hernndez se volvi hacia uno de los soldados vestidos con uniforme de camuflaje. Capitn, por qu no les preparamos a esta gente una buena comida y vemos si podemos ofrecerles atencin mdica? Hollywood se llamaba Eddie Kokubo. Edward. sa fue su nica mentira. La cima podra haberlos abastecido a todos sin problemas, y la gente de all tena ganas de ayudar, estaban ansiosos por ver caras nuevas, reconstruir algo parecido a una comunidad. Cam recobr la conciencia en su casa, bajo la luz amarilla y brillante de una linterna. Oa el desdichado sollozo de una mujer entre su propia agona. Cam slo tena espacio en su mente para una pizca de comprensin y el terror confuso y recurrente a que se lo comieran. Estuvo a la deriva en aquel lugar durante das, sala a la superficie con irregularidad, pero tena ganas de escapar de s mismo. Ochenta y una horas despus de alcanzar la altura deseada, se despert cuando le estaban cambiando los vendajes, solo en una cama de verdad. El doctor Anderson se pareca tanto a como se lo haba imaginado por las descripciones de Hollywood que se olvid de que no se conocan. A sus cuarenta y tantos aos, canoso, Anderson no tena sobrepeso, pero sus mejillas ovaladas y los dedos regordetes le daban un aire de satisfaccin, reforzado por sus lentos movimientos. Su esposa, Maureen, era menos amable, una pelirroja con arrugas en la frente y junto a la nariz puntiaguda. Doctor An dijo Cam. Maureen dio un respingo al orle hablar con aquella voz ronca. Anderson se limit a detenerse y

luego levant la mirada desde el pie izquierdo de Cam. Ests despierto le contest, para darle nimos. As transcurrieron otras dos semanas, Anderson lo cuidaba con frases pausadas y caldo, luchaba contra la llegada de la fiebre con cantidades sensatas de aspirinas y compresas fras de usar y tirar irreemplazables. Casi medio metro cuadrado de la piel de Cam estaba lacerada, tena heridas que supuraban, y Anderson lo mantena aislado por miedo a infecciones. Tambin queran ver si l y Sawyer contaban la misma historia. Le preguntaban un poco cada vez. La mayora de las veces Anderson aceptaba su versin, pero Maureen probaba para encontrar incoherencias, con los ojos verdes como el jade, y su estado result ser una perfecta excusa para evitar responder demasiado rpido. Desviaba la mirada o respiraba hondo, sin necesidad de fingir dolor o cansancio lo pensaba todo lo mejor que poda hasta que estaba seguro de tener claras sus medias verdades. l y Sawyer eran los nicos que podan hablar. Hollywood se haba desangrado en una hora, y a su lado ahora haba dos tumbas ms. Jocelyn Colvard y Alex Atkins tambin haban llegado a rastras aquella noche, demasiado tiempo despus de que Cam y Sawyer arrastraran a Hollywood hasta la barrera. Jocelyn haba muerto al instante de un derrame cerebral, pero Atkins dur casi siete das, murmuraba, tosa, en un estado de coma inquieto que dio paso a una muerte agnica. Cam nunca sabra cmo haba cado Jim Price. La vida no era como la televisin, donde se libraba un duelo cara a cara, perfecto e inevitable, entre el bueno y el malo. En su situacin, ni siquiera se distingua cul de ellos era el bueno. Price debi de quedarse clavado en algn lugar demasiado al este en lo alto del valle. Despus de todo, salir en coche de Woodcreek haba sido una eleccin equivocada, y Price y el resto haban muerto por tomarla. Sawyer, como siempre, tena razn incluso en los casos extremos. La poca gente que quedaba en aquella montaa haba odo el tiroteo del valle. Supuso que haba buenos y malos, y, al cargar a Hollywood con ellos, Cam y Sawyer se haban ganado su amistad y su confianza. Dijeron que se haban peleado porque Price tena planeado convertirse en una especie de rey. l y sus partidarios haban asaltado una armera de Woodcreek, ellos les hicieron frente pese a ser menos, y sus amigos murieron por su culpa. Erin, Manny, Bacchetti. Maureen se abland cuando Cam describi los das que Hollywood haba pasado con ellos. As que Eddie al final consigui que alguien lo llamara as dijo ella. Baj la mirada al suelo y ofreci a Cam sus historias para ayudarle en su curacin. En la habitacin contigua, Sawyer gema y gritaba, despertaba a Cam con su alboroto constante, pero la empatia de Cam estaba reservada a los fallecidos y a aquella gente buena y generosa. Sawyer mereca sufrir. Eddie Kobuko haba inventado buenas razones para meterse en el mar invisible, pero Maureen crea que su primera y principal motivacin haba sido un desengao. Eddie simplemente no haba encajado all. Los cuatro adultos eran parejas casadas, el ms joven tena treinta y tres aos, y el mayor de los nios, slo once. Haba otro hombre, pero durante la primera primavera haba sucumbido a un problema heptico, y ninguno de los otros que haban llegado tambalendose a aquella montaa al principio de la plaga haba durado ms de una semana, destrozados por las heridas internas.

Desde el principio, Eddie, de dieciocho aos, nunca fue excluido de forma intencionada, excepto cuando los nios estaban enfrascados en juegos demasiado infantiles para l, o cuando los adultos hacan sus planes, o cada noche, cuando todo el mundo se iba a la cama. No estaban solos del todo. Vean humo de hogueras en un bulto al noreste, y observaban al grupo de Cam con los prismticos. A Cam aquello lo inquiet, pero no pregunt. Nos visteis comindonos los unos a los otros?. Cuando sali ech un vistazo al sur. Se vea su precipicio favorito, junto con varias crestas y peascos, aunque la mayor parte de aquel pequeo pico se inclinaba hacia el oeste y el sur, lejos de la montaa. No vio rastro de los que haban quedado atrs, ni humo, ni movimiento, pero estaran ahorrando combustible para el invierno, y en cualquier caso se reserv algunas miradas a su antiguo hogar tras estar seguro de que no slo sus mentiras estaban a salvo. El valle le provocaba demasiado dolor. Un mes tras otro Eddie haba malgastado pilas intentando contactar con ellos por radio, haba derrochado madera y escrito palabras gigantes en rocas, y una maana se fue y dej slo una nota firmada con el audaz nombre que haba elegido: Hollywood. Aqulla noche encendieron varias hogueras para alertar a la gente del otro valle o para que ayudaran al pobre Eddie a encontrar el camino de regreso. El viaje era absurdo y casi irrealizable. Era un adolescente, y aun as se haba reivindicado incluso ante sus ms elevados sueos. Sin Eddie, tal vez Sawyer jams hubiera conseguido una radio. Los dos mdicos de las fuerzas especiales examinaron primero a Cam en la relativa intimidad del avin de carga, y los dems soldados dejaron que los nios se entretuvieran mientras levantaban tiendas y cavaban un hoyo para el fuego. Pese a que los enfermeros tenan menos formacin que el doctor Anderson, sus suministros lo compensaban. A Cam le volvieron a vendar el persistente sarpullido bajo el brazo derecho y le dieron antibiticos de amplio espectro, aunque le advirtieron que le podan provocar diarrea. Anderson coincidi en que el riesgo de deshidratacin era mejor que confiar en que su desgastado sistema inmunolgico superara la infeccin. Los mdicos ni siquiera intentaron tratarle los problemas dentales. Se haban comido toda la pasta de dientes que haban encontrado en sus expediciones de saqueo por el valle, y Cam llevaba meses toquetendose una cavidad. Los pedazos de hilo dental que haba compartido con Erin y Sawyer, los pocos cepillos que haban gastado hasta desmocharlos, probablemente haban evitado que desarrollara problemas peores, pero hacia el final de su ascenso la plaga de nanos le destroz la enca superior izquierda. El colmillo y la muela estaban sueltos, agonizantes. Los dos tendran que caerse pronto, y el hueco seguira deformndole el contorno de la cara. Al salir del avin, Ruth y los otros dos cientficos interrogaron a Maureen. Luego se dieron la vuelta y el bocas de D. J. Enseguida le solt: Dnde est el laboratorio de Sawyer? Sabes la direccin? Cam esperaba impaciencia, pero aquel tipo estaba nervioso. Todos lo estaban. Por qu? No era por falta de armas. No deberan haber hecho esa pregunta. Ruth intervino enseguida y mir a D. J. Necesito sentarme dijo. Estoy cansada. Podemos sentarnos y hablar? Cam asinti, y se dirigieron con D. J. Y Todd al lado descendiente de la carretera, no muy lejos de

los aviones, ni de los dos marines que velaban por la seguridad de los cientficos. Aqul arcn de asfalto y gravilla suelta se haba convertido en el lugar favorito de Cam porque los nios iban all con frecuencia y arrancaban trozos entre gritos, y porque las vistas daban al oeste, lejos de Bear Summit. No obstante, ni D. J. Ni Todd eran buenos conversadores. D. J. No saba escuchar, y Todd no abra la boca, no paraba de rascarse una vieja cicatriz que tena en la nariz y miraba en cualquier direccin menos el perfil destrozado de Cam. Vamos a vencer a la plaga dijo Ruth, lo juro. Cam apenas alz la vista de la piedra que haba cogido, un fragmento de cuarzo lechoso atravesado por vetas naranjas y negras. Aqul da la puesta de sol no iba a ser espectacular, sin nubes, el sol amarillo caera hacia el margen del mundo sin cambiar de tono ni intensidad. Los saltamontes no paraban de cantar. Ya estuvimos cerca insisti Ruth. Lo suficiente para hacer pruebas en condiciones de laboratorio. l asinti. Era lo nico que quera or. No obstante, no haba reaccionado ante su llegada como l mismo esperaba. Volvi a hacer girar la reluciente roca blanca en sus nudosas manos. Pensaba que haba superado la autocompasin, y aun as se sorprenda evitando los ojos de Ruth. Lo miraba con el mismo asombro sincero que los nios, hablaba con compasin y con una deferencia pasmosa, y le afectaba de una manera distinta que la repugnancia de D. J. Porque no se lo mereca. Porque lo nico que senta era repugnancia, hacia s mismo, su aspecto, su pasado. Aqulla mujer inteligente y valiente jams habra sido tan respetuosa de haber sabido la verdad. Pocos hombres habran encontrado guapa a Ruth, pero estaba sana, era esbelta y delicada. Cam quera gustarle, por eso precisamente no poda confiar en ella. An no. Estis con los rebeldes dijo l con toda naturalidad, slo para ver su reaccin. No importaba. Sawyer era suyo, a menos que alguien llegara en avin y disparara a todos esos soldados. Dios. No era de extraar que tuvieran tanta prisa. Ruth pareca asustada, pero no se amedrent cuando l levant la mirada. Qu? No, somos de Leadville. Entonces deberais saberlo. D. J. Lo interrumpi: Eso son sandeces. Dinos dnde est el laboratorio. Deberais saberlo. Cam no tena ni idea de dnde estaba el laboratorio de Sawyer. Haba sido tajante en ese asunto en sus comunicaciones por radio. Se negaba a revelar la ubicacin hasta que fueran a buscarlo, lo trataran y lo llevaran a un lugar donde estuviera bien alimentado, protegido y limpio. Cam suplic al doctor Anderson que llamara a Colorado antes siquiera de decirles cmo se llamaba, tras haber identificado a Sawyer. Por desgracia, la radio de aficionado no era como coger el telfono. La familia que vivi all guardaba un equipo de radio como pasatiempo y para urgencias, tena voltaje ms que suficiente para cubrir la distancia, pero a menos que hubiera alguien a la espera, en el momento justo, en la frecuencia adecuada, la emisin era igual de eficaz que una oracin. Adems, durante esa poca, casi todo el trfico de radio se produca en las frecuencias militares o federales. Nadie segua los canales de aficionados. La Estacin Espacial Internacional habra sido un repetidor ideal, los supervivientes haban contactado con ella varias veces durante el ao pasado, de manera que empezaron a transmitir en un

horario preciso y rotativo, convencidos de que interceptaran una de las rbitas. Pero la EEI nunca contest. Tambin haban entablado muchos contactos en tierra, tanto prximos como remotos. En diez das haban establecido unos cuantos. Nadie poda ayudar. La mayora se senta igual de impotente, enclavados en puntos altos repartidos por la costa, y los de las Montaas Rocosas se haban esforzado durante todo ese tiempo en mantenerse neutrales entre Leadville y sus enemigos. Cam era consciente de la guerra civil que se desarrollaba poco a poco a lo largo de la Divisoria Continental. Hollywood los haba informado de lo poco que saba de ello, con una curiosidad distante. sas hostilidades complicaban los intentos de los supervivientes por avanzar mil kilmetros. El silencio se convirti en un mar invisible en su mente, un mar ancho y desolado, en el que se aventuraban todas las noches, cuando la recepcin era mejor, pero los das pasaban y la actividad atmosfrica les impeda enviar una seal clara. Algunas noches persiguieron contactos intermitentes slo para luego descartarlos por ser bromas o simplemente porque estaban demasiado lejos. Al final, pasadas tres semanas de su llegada a aquella montaa, Cam y Sawyer hablaron con un experto en nanotecnologa de Leadville llamado James Hollister. Sin embargo, las emisiones abiertas podan ser interceptadas por cualquiera que estuviera en la misma longitud de onda. Cam estaba preparado para ver llegar en avin a personas que no fueran de Leadville porque otros haban odo fragmentos de sus conversaciones. Me parece que Hollister les habr contado todo lo que les explicamos por radio dijo Cam, y D. J. Levant las cejas de rabia. Tendrs tu premio dijo D. J.. Lo que quieras. Quiero saber de dnde sois. Eh, vamos. Ruth intent darle un codazo a D. J. Con la escayola, al tiempo que le haca un gesto de resignacin a Cam. Aqu todos estamos en el mismo barco. Cam record cuando l ejerca de pacificador. James nos ha dicho que slo Sawyer sabe la ciudad le explic ella. Cremos que estabas ocultando informacin aunque no hemos empleado precisamente nuestros mejores modales. Era broma? Cam alz la mirada, pero ella estaba ya encarada con D. J. Y lo castigaba con su sarcasmo. Entonces Ruth y D. J. Giraron la cabeza al or pasos que el mal odo de Cam percibi un instante despus. Maureen se mova con suavidad por detrs de ellos, en un ngulo extrao, para evitar a los dos soldados que la rondaban. Est despierto dijo Maureen.

23
Ruth se senta incmoda con la sensacin de que iba a encontrarse con el destino, y esa idea cobr fuerza mientras caminaban hacia la cabaa. Aqul extrao estado de nimo era una mezcla de anticipacin, alivio y preocupacin al ver que, por fin, haba llegado el momento. Pero haba algo ms. Se senta identificada con Cam, tan desgraciado, tan afortunado, hasta un punto que slo empezaba a intuir. Tal vez habra sentido la misma serena simpata hacia cualquiera en su situacin, pero una cadena de acontecimientos los haba unido. Su padrastro lo habra llamado divina providencia. Demasiadas circunstancias, muchas decisiones y accidentes ajenos a sus vidas individuales. Va a tener que tomrselo con calma advirti Cam a D. J. Eso no es problema, como usted diga dijo Ruth enseguida. Ustedes sigan mi ejemplo. Aun as, pens ella, el principal factor para que ella estuviera all entonces, aquella noche, en realidad era slo la fuerza de la naturaleza. Hasta el Ao de la Plaga la humanidad haba olvidado, en sus ciudades, rodeadas de comodidades, la mano divina de las estaciones. El fin del invierno haba dictado aquel encuentro. El deshielo primaveral haba permitido que Cam y Sawyer cruzaran el valle, y tambin haba permitido que la lanzadera aterrizara. Gracias a la primavera se haban reanudado las guerras entre rusos y musulmanes, y entre chinos e indios. Cam renqueaba para no forzar la pierna derecha. En los escalones delanteros de la cabaa se detuvo y se volvi, les bloque el paso sin ni siquiera mirar a D. J., aunque sac un brazo para impedirle el paso cuando intent rodearlo. Espere dijo Cam. Observaba a Hernndez y los dos mdicos, que acudan presurosos desde el avin de carga, seguidos por el doctor Anderson, los cuatro nios y muchos ms soldados. D. J. Se sinti ofendido. No tenemos por qu He dicho que espere. El rostro quemado de Cam permaneca impasible, y, aunque usaba un tono de voz neutro, tena el cuerpo echado hacia delante, as que D. J. Se call y retrocedi. Se acercaron los dos marines, el ms prximo le dio un golpe a Todd con las prisas. Ruth vio que la mirada de Cam se paseaba entre los soldados una vez, dos. Luego apart el brazo del camino de D. J. Los saltamontes rompan el silencio, cric, cric, cric, tan ocupados e insistentes como los pensamientos de Ruth. Cam era todo un misterio con sus incoherencias. Haba sido firme con Hernndez, sin hacer caso de la peticin inicial del comandante de ver a Sawyer, haba mostrado la misma dureza con D. J., y estaba claro que era peligroso. Pero con ella era amable. Porque haba sido educada o slo porque era una mujer? Supuso que Cam actuaba en todo momento de manera muy consciente y deliberada. D. J. Actuaba como si no viera ms all de las cicatrices, pero Cam era lo bastante listo y lcido para inquietar a Ruth. Pasados slo treinta minutos haba deducido que algo iba mal entre ellos y

Leadville. Cmo poda ser tan intuitivo? Era joven, de la edad de Todd, pero haba sobrevivido cuando muchos otros haban muerto. Ruth supona que se deba a la educacin que haba recibido en casa, una educacin a la que pocos tenan acceso. El Ao de la Plaga. En aquel lugar ese nombre encajaba, y Ruth se sinti de nuevo ajena y distante. Haba tenido suerte. Era una idea extraa despus de tantas dificultades y muertes, pero durante todo ese tiempo ella haba sido muy afortunada. Comandante dijo Cam cuando Hernndez lleg con su pequeo grupo. No puede entrar toda esa gente. Hernndez era amable. Los nios no entran, hermano. Ya haba usado antes esa palabra en espaol. Qu significaba, seor, el equivalente a caballero? Ruth conoca la palabra amigo, pero pens que sera ms propio que Hernndez tratara a Cam con formalidad aunque intentara manipularlo. Hernndez haba hecho lo mismo con ella. Cam mene la cabeza una vez para negarse en redondo. Dos o tres personas adems de m. Nadie ms. Tiene que ser as. Y las cmaras se quedan aqu fuera. Un soldado haba llevado un equipo de grabacin, una minicmara, una cmara de video ms grande, un trpode, unos pinganillos y cintas y pilas. Hernndez se qued mirando un instante a Cam. Luego mene la cabeza. Me temo que son rdenes dijo. Llegaron a un acuerdo. Hernndez se mantuvo inflexible en cuanto a que entraran los tres cientficos, pero acept entrar con slo una cmara que llevara l mismo. Ruth sigui a Cam hacia las sombras de la habitacin delantera, el saln, que se vea despejado y como en orden. Entonces Cam alz la mano para que se detuvieran y se agach para entrar l solo en un dormitorio adyacente. Por debajo del hedor no muy desagradable del humo de la lea, Ruth oli a sudor y mugre antiguos. Hernndez levant su minicmara y apret el botn de grabar, que emiti un pequeo sonido, al parecer como prueba. La baj cinco segundos despus. D. J. Miraba a su alrededor con una ceja levantada, y Todd se balanceaba sobre los talones. Muy parecida al cuarto de Ruth en Timberline, aquella cabaa careca de mobiliario. No haba sof, ni sillas, todo se haba utilizado como lea. Haba un par de sacos de dormir doblados en el suelo de madera, cerca de la chimenea, sin duda para dos de los nios. Encima de unos estantes estaba el equipo de radio. Aqulla imagen la hizo apenarse de una manera vaga y difusa. Gus podra haber odo a aquella gente si hubiera seguido las frecuencias de radioaficionados durante la primera semana. Era evidente que la voz de Gus haba resonado en aquella habitacin ms de una vez. Sin embargo, a mediados de abril Gus haba estado ocupado con las transmisiones militares y la preparacin del aterrizaje, y luego la EEI se haba quedado vaca. Y si hubieran hablado? Ella no estara all, tal vez ninguno de ellos, ni siquiera la unidad de las fuerzas especiales. El consejo ya tendra a Sawyer y su equipo.

An poda pasar. James les iba a cubrir, le dira a Kendricks que estaba ocupada si el senador preguntaba por ella, pero era inevitable que los aparatos de escucha en todos los laboratorios captaran conversaciones sobre quin estaba ausente, y Ruth daba por sentado que las cintas se repasaban a diario. En cualquier momento podan llegar nuevas rdenes que alertaran a Hernndez de que estaba rodeado de traidores. O podra estar aterrizando otro avin en ese mismo instante. Est bien dijo Cam, y se volvi hacia Ruth. Hizo un gesto con una garra llena de costras. Se encuentra bien. Albert Sawyer era un hombre que pareca una vela de cera deforme, encogido y contrahecho. Se haba sentado, o haba pedido que lo incorporaran, contra la pared de un lado de la cama. Deba de querer aparentar la mayor entereza posible, pero los daos cerebrales haban arrebatado a Sawyer el control muscular en la mayor parte del lado derecho, tena un ojo cado, la mejilla flccida y la cabeza inclinada hacia el hombro. Tambin haba perdido demasiado peso, de manera que la carne se le pegaba tensa al cuerpo. Si la cara morena de Cam pareca escoriada o quemada, la piel ms blanca de Sawyer se haba convertido en un pellejo de color violeta cubierto de bultitos. Su cabeza larga, en forma de bala, slo tena mechones de pelo. Cam y Maureen los haban avisado, pero Ruth contuvo la respiracin y Todd se qued petrificado en la puerta, le daba codazos a Hernndez al tiempo que se tapaba la nariz. Ella vio la reaccin de sus compaeros reflejada en la mitad viva del rostro de Sawyer. El ojo izquierdo se abri de par en par. Le brillaba de la emocin. Han venido a verte unos figurines dijo Cam, en un tono demasiado alto y desenvuelto que ella no haba odo antes. Sawyer desvi la mirada con rabia y Cam volvi a hablar y atrajo hacia s su nico y siniestro ojo. Habas visto alguna vez alguien con la manicura tan bien hecha? Sawyer abri la boca. Gena gopa. Muy buena. Un poco ms y vienen vestidos de etiqueta. Estaban jugando, jugando a que eran sus rivales, pero Cam conoca mejor a Sawyer y saba lo que se haca, y ellos no le haban dejado mucha opcin al humillarlo nada ms verlo. Si aquel hombre destrozado se rea de ellos, tal vez al final revelara sus secretos. Hernndez hizo un amago de saludo y baj la minicmara a la altura de la cadera. Soy el comandante Frank Hernndez dijo, segunda divisin del Cuerpo de Marines y jefe militar de la expedicin. Haba sido amable. Rimbombante, pero amable. Tenan que lograr que Sawyer se sintiera importante, dejarle claro que haban llevado a los mejores. Incluso D. J. Fue educado. Soy el doctor Dhanum Arg! Sawyer dio una sacudida y cerr los ojos. Por un momento Ruth pens que era una palabra que no haba entendido, pero a Sawyer no le interesaban las presentaciones. Ruth supona que Cam le haba explicado quines eran, y eso le bastaba. Ella observ la boca contrahecha de Sawyer y analiz los sonidos.

Peo sarrollar un nticuepo, Acos seado as. Puedo desarrollar un anticuerpo tradujo Cam. Arcos fue diseado as, como una plantilla adaptable Eh! volvi a gruir Sawyer ante la explicacin de Cam. Pantilla daptable dijo, con todo el mal genio de un nio de tres aos que quiere que se siga el ritual de su historia favorita. Cam lo repiti con cuidado. Una plantilla adaptable. Ruth apart la mirada, sinti un fugaz estremecimiento, el horror en su interior iba en aumento. Los dems tambin guardaban silencio. El cerebro de Sawyer haba sufrido daos tan graves como los de la piel. l los mir, desafiante, provocador. Cam le dio unas palmaditas y Ruth se arrodill en el suelo de madera desgastado, por debajo de Sawyer en vez de seguir de pie, por encima de l. Psicologa bsica. Podan reducir su inquietud demostrndole que eran un pblico atento. Hernndez y Todd siguieron el ejemplo, pero D. J. Mir a Cam, que se qued de pie. D. J. Se agach, reticente. Sawyer volvi a mascullar algo y Cam dijo: bamos a curar el cncer en dos aos, tal vez menos. D. J. Arrug la frente. Estaba todo en nuestro Ruth le dio un golpe, le clav los nudillos en la pierna. S, ya saban los hechos bsicos, pero iban a dejar que Sawyer alardeara. El nombre Arcos era nuevo, probablemente til, otra pista que poda seguir el FBI, registros de patentes, archivos de empresas. Tal vez podran ser ms listos que Sawyer si ste les daba pistas suficientes pero se negara a cooperar. O si era incapaz de colaborar. Nadie saba lo que ocurra en su cabeza. Los aleccion sobre la mecnica del nano. Arrastraba las palabras, miraba las sbanas o dejaba vagar su ojo por sus rostros. Sin embargo, o an no estaba acostumbrado o se negaba a aceptar sus condiciones fsicas, y no cesaba de toser para tomar aire a media slaba. Una vez le dieron arcadas. Despus de cada ataque se pasaba el brazo sano por la boca para limpiarse la baba, y se pona a darse golpecitos con el dorso de la mano contra los labios. Cam traduca con seguridad y paciencia, aunque pasado un rato se sent en el borde de la cama y estir una pierna. A veces su entonacin era vacilante, pero no dudaba en las frases tcnicas. Ruth pens que deba de haber sido l quien haba hablado con James, aunque probablemente Sawyer se haba puesto alguna vez al micrfono. Ruth quera sentir la misma simpata por l que experimentaba por Cam, pero en aquel momento sera una emocin muy distinta en su interior. Sawyer deba de haber sido un gran hombre, capaz de grandes cosas, de participar en el desarrollo del prototipo Arcos, pero que no quisiera darles la ubicacin de su laboratorio era imperdonable. Era una amenaza para ella. No importaba que tal vez no fuera una eleccin del todo consciente. Sawyer no haba dejado que su culpa se convirtiera en la carga que era tan evidente en Cam. Lo que quedaba de l pareca posedo por la rabia amarga de un invlido, y sus heridas eran ms profundas al ser consciente de todo lo que haba perdido. Protestaba articulando sonidos roncos una y otra vez. Protestaba porque su cuerpo le fallaba, o

porque Cam interpretaba mal las palabras o incluso por anticiparse correctamente a lo que tena pensado decir a continuacin. Hernndez grababa a los dos hombres, manteniendo la cmara pegada a su cuerpo. El ngulo era malo, y el cuarto iba oscurecindose a medida que caa el atardecer al otro lado de la ventana, pero lo ms importante era la grabacin de audio. Sawyer estaba representando un papel. Pensaba que tena que convencerlos de su identidad, o slo trataba de defender lo que haba hecho ante s mismo? Ruth supona que no les haba dejado que se presentaran para no tener que usar sus nombres. Era consciente de sus limitaciones. Su memoria a corto plazo no era de fiar, aunque segua siendo lo bastante astuto para disimular su debilidad. Se estaba justificando. Laboriosamente, explic dos veces ms que el Arcos haba sido diseado para salvar vidas. Cuatro veces insisti en que no haba tenido nada que ver con que se extendiera la plaga. A Ruth le record de nuevo a un nio pequeo que intenta hacer que algo sea real repitindolo una y otra vez. Cul era su especialidad? pregunt ella, pasados unos veinte minutos. No saba cmo reaccionara Sawyer ante su interrupcin, pero ya se estaba poniendo cansino y tema que los tuviera all cautivos toda la noche aunque cada vez fuera ms incoherente. Tal vez habra sido mejor que D. J. Lo interrogara desde un principio. La eficacia de la reproduccin es ma les dijo Sawyer, a travs de Cam, y su orgullo era lo bastante fuerte para que su rostro flccido y erosionado esbozara lo que a Ruth le pareci una sonrisa. Era as de sencillo. Los restos de su autoestima se apoyaban en quin haba sido, y slo en eso, y le daba pnico que lo excluyeran una vez recuperados sus archivos y su equipo. No le quedaba nada ms. La velocidad de reproduccin ser nuestro mayor obstculo dijo Ruth, y no era mentira. James le dijo que tenemos un mtodo de discriminacin que funciona, verdad? Tendr que revisarlo, pero el nano vacuna no servir si no logramos controlar el proceso de reproduccin. l la mir en silencio. Tal vez sopesaba si era sincera. Ruth se pregunt hasta qu punto vea Sawyer en aquellas sombras. D. J. Se movi, dio un manotazo en el suelo y atrajo la atencin de todos. Yo dira que vale la pena redisear el motor dijo. No necesitamos el fusible, y es otra manera de recortar un poco de masa adicional. De nuevo la sonrisa de Sawyer. Deba de ser la primera oportunidad de hablar de su trabajo que tena en quince meses. Farfull algo y Cam dijo: De acuerdo, pero el trabajo de diseo ya est hecho. Freedman aadi el fusible ms tarde. Podemos construirlo directamente a partir del esquema original. Estupendo dijo Ruth. Eso les ahorrara das, incluso semanas, y les haba dado otra pista. Freedman. Cam volvi a hablar por Sawyer. Nos vamos maana? Ruth se enderez, apenas poda contener la emocin.

S, maana por la maana dijo Hernndez. Sawyer asinti, satisfecho. Sin embargo, el silencio se prolong. Sawyer se daba golpecitos en la boca y D. J. Cambi de postura una vez ms. Sera mejor que nos dijeran ahora dnde est su laboratorio dijo Hernndez. Qu? Hay que hacer muchos preparativos. Colrado! El ojo de Sawyer mostr confusin y furia, y Ruth cerr el puo. Quera que lo llevaran al ste. Por qu? Qu esperaba encontrar all? Seguridad, comida, atencin mdica de primera pero ningn mdico podra curarlo jams. Quizs se era el problema. Tal vez no le interesaba salvarlos si ellos no podan salvarlo a l. Hernndez mantuvo la calma. Imposible dijo. se nunca fue el trato. No podemos desperdiciar el combustible yendo y viniendo, y necesitamos garantas de que podemos recuperar todo lo importante. Que tjodan. Colrado. Nos lo dijeron dijo Cam, pero Sawyer movi la cabeza adelante y atrs, en un gesto brusco. La pierna que tena levantada por debajo de las mantas se cay a un lado y Sawyer perdi el equilibrio. Cam lo agarr del brazo. Nos dijeron que primero tenas que decirles dnde estaba el laboratorio. Sutame! Su voz era como un alarido. Sutame! Cam obedeci. Apart su mano de retorcidos dedos de la camisa de Sawyer, pero entonces empuj las costillas de Sawyer con la palma de la mano, haciendo fuerza. Pareci espontneo, un acto debido al sufrimiento reprimido durante mucho tiempo. El arrepentimiento de Cam fue obvio e inmediato. Volvi a agarrar a Sawyer cuando ste se desplomaba sobre la cama, lloriqueando de dolor. Aaaah! Aaaah! Hernndez se puso en pie de un salto, dej la cmara en el suelo, pero se qued atrs mientras Cam se inclinaba sobre Sawyer. Le dio palmaditas en la espalda mientras le deca en voz baja: Lo siento eh, lo siento La respuesta de Sawyer sorprendi a Ruth. Fue sin rencor, ya no haba aquel regocijo cruel en el poder que tena. Contest a Cam en el mismo tono de disculpa. Ora no, ale? Ora no. Ahora no, de acuerdo, claro. Cam se volvi hacia ellos, pero evit su mirada. Por el momento ya basta. La comida les trajo al principio recuerdos dolorosos. Leadville haba incluido carne fresca en sus provisiones, un costillar lo bastante grande para reconocer que era de vaca. Tambin haban llevado dos bolsas de carbn vegetal y los soldados hicieron fuego en el hoyo que haban cavado. Aqul aroma era una tortura en s mismo, traa el fantasma de las reuniones familiares en verano. El olor se volvi insoportable cuando colocaron la carne en una parrilla, sobre las brasas. Todos se concentraron alrededor del fuego, excepto Sawyer, los dos mdicos y el doctor Anderson. Cam tambin se qued dentro, por si Sawyer se negaba a cooperar, y Hernndez comprob dos veces que se le guardaba su racin para ms tarde. El cielo oscureci lo suficiente para que salieran las primeras estrellas. Todd dijo que el punto ms

brillante era Jpiter, y uno de los soldados afirm que era Venus. Los nios se abran paso a empujones entre la gente, a gritos. Ruth se sent delante, aplacada por el cansancio y la decepcin, pero con mucha hambre. Tena la espalda fra y la cara demasiado caliente. Le dola el brazo dentro de la escayola. La voz estridente de Maureen le hizo alzar la vista de la carne. Tiene que llevarnos con usted! Al otro lado del fuego, Hernndez haba estado hablando en voz baja con el capitn de las fuerzas especiales y dos de los pilotos. Maureen estaba ahora detrs de ellos, tras acercarse lo suficiente para escucharlos a escondidas. Hernndez se dio la vuelta y mene la cabeza. No tenemos trajes de contencin suficientes, y puede que estemos horas all abajo. Pero vuelvan a buscarnos, llvennos de regreso con ustedes. No queremos arriesgarnos a hacer un aterrizaje adicional o malgastar el combustible. Aterrizaron bien! Los cuatro nios, que desfilaban entre los soldados con armas hechas con palos, se haban quedado quietos y en silencio ante el arrebato de Maureen. Entonces todos huyeron y se refugiaron tras los adultos ms altos. No pueden dejarnos aqu sin ms! Lo siento. Les daremos todos los suministros No pueden! No pueden! Ruth volvi a posar la mirada en el fuego mientras Maureen suplicaba en un tono ms suave y la otra mujer californiana se echaba a llorar. No se daban cuenta de que estaban mucho mejor all. Lo interesante era que Maureen pareca tener la misma falsa idea utpica de Colorado que Sawyer. Ruth tambin se haba creado expectativas poco realistas a bordo de la EEI. Tal vez todo el mundo necesitaba la posibilidad de un refugio seguro, en algn lugar, para salir adelante. Ruth no saba cmo sentirse al respecto. La entristeca y le daba miedo. Se restreg los ojos para no mirar y dese que hubiera otra manera de hacerlo. La carne era fantstica, la grasa crujiente, casi cruda en el hueso. Ruth comi demasiado rpido, intentaba no engullir pero no poda controlarse. Hernndez se asegur de que Ruth tuviera su propia tienda, una de acampada tipo igl, para dos personas. Los soldados la plantaron entre el fuselaje del C-130 y sus tiendas, ms grandes. Ella se lav la cara y las manos en un barreo de plstico. Le hubiera gustado, al menos, quitarse la camiseta y limpiarse el cuello y las axilas. Un bao estara mejor, pero no tena intimidad, rodeada de soldados, y all el agua era un recurso muy preciado. A diferencia de Leadville, rodeado de cordilleras y nieve, en aquel pequeo islote slo haba dos dbiles saltos de agua, y uno se secaba todos los veranos. Ruth haba odo que Maureen le comentaba a Hernndez dos veces que haba que racionar el agua. Ruth se qued mirando el barreo, goteando, reacia a prepararse para la noche pese a sentir un cansancio absoluto. No estaba segura de poder dormir. All los insectos eran repugnantes, omnipresentes y ruidosos. Y el miedo de Ruth era como unas descargas incesantes de adrenalina, semejantes a las picaduras de esos mismos insectos. Hernndez haba informado de las pistas por radio, los nombres Arcos y Freedman, pero podran pasar das hasta que el FBI encontrara algo

til. La conspiracin ya se habra descubierto mucho antes. Si Hernndez haba incluido el nombre de Ruth en su informe, aunque slo fuera para elogiar sus esfuerzos, sera pronto. sa misma noche. Qu ocurrira? El combustible era un bien muy preciado, la enviaran de vuelta? Se producira un tiroteo cuando un grupo de soldados se volviera contra el otro? Se alegr cuando Cam dio un golpe en una caja de suministros y grit: Tengo que verla! Desde la perspectiva de Ruth, el grupo de hombres era una sombra intrincada, con las linternas enfocadas hacia el cuerpo de Cam. Los soldados parecan dispuestos a impedirle el paso. Ruth sali presurosa y dijo: Esperen. Quiero intentarlo de nuevo con Sawyer le dijo Cam, slo usted y yo para que no se sienta tan acorralado. Yo ir dijo D. J., que lleg a zancadas al lado de Ruth. Cam neg con la cabeza. No se lo he pedido. Se mova en la oscuridad como si hubiera nacido para ello, en absoluto entorpecido por su cojera. Ruth y los marines de su escolta no se separaban del incesante cono blanco de sus linternas, miraban abajo, observaban la suave carretera de asfalto en busca de peligros inexistentes. Los cincuenta metros entre su campamento y la cabaa eran distancia suficiente para que Cam los dejara atrs. Se vea la luz de unas linternas en dos ventanas, en la parte delantera de la cabaa y en un lateral. En la habitacin de Sawyer. La noche, tan cerrada, podra haber incomodado a Ruth, pero intensificaba su sensacin de inclusin. La fra oscuridad pareca mucho ms abarcable que la luz del da, ocultaba los kilmetros de tierra inhspita que descenda a sus pies. Oy a los nios dentro, dbilmente, luego la voz ms profunda de un hombre. Las linternas de los soldados se alzaron y captaron a Cam y al doctor Anderson, juntos, en la puerta principal. Levantaron las manos para protegerse la cara. Gracias dijo Ruth a los dos soldados. Esperen aqu. Ah, no, seora. El sargento Gilbride mene la cabeza. Se trata de no atosigarlo Nos quedaremos fuera de su habitacin. No sabr que estamos ah. Gilbride empez a avanzar, gesticulaba hacia Cam, y la potente luz de la linterna se pos en ellos cuando se abri la puerta. Entraron, Ruth estaba atrapada entre Gilbride y el otro soldado. Qu les haba dicho Hernndez a esos hombres, que tuvieran cuidado de que aquella gente no la tomara como rehn para que los llevasen a Colorado? Sawyer era ms valioso que ella, y haban hecho todo lo que estaba en su mano para que pudieran contar con l Los tres nios tenan varias filas de naipes en el suelo, junto a la linterna, un juego que ella no conoca. El doctor Anderson se arrodill entre ellos. Cam llev a los dos marines y a Ruth hacia la habitacin de Sawyer y se detuvo all. Usted parece tener sentido comn le dijo Cam, mirndola a los ojos. Ruth se encogi de

hombros ante el cumplido. Luego baj el tono de voz: Flirtee con l. Qu? S, de acuerdo. Llevaba el ordenador porttil en un costado, en la mano sana. Se puso el fino maletn contra el pecho, sonriente, adems de irritada, porque el verdadero motivo por el que la haba escogido a ella eran sus tetas. Era la mujer equivocada. l no le devolvi la sonrisa. Lo digo en serio. Sin pasarse, slo para ver qu pasa. Ningn problema. En la habitacin de Sawyer reinaba un hedor rancio. Tena los intestinos hechos un desastre, y su funcin digestiva estaba muy alterada. El doctor Anderson haba dicho que lo que Sawyer ganaba comiendo le provocaba tal desgaste al digerirlo que casi se consuma an ms. Describi heces grumosas, hinchazones y ataques de gritos. Ruth se preguntaba si aquellas flatulencias eran el resultado de haberle dado a comer las costillas. Tambin se pregunt si Cam lo haba hecho a propsito, para hacerle dao y que bajara la guardia. Ella nunca llegara a comprender del todo la relacin entre aquellos hombres, de hermanos, enemigos, cada uno dependiente y al mismo tiempo dominante respecto del otro. Eh, to dijo Cam, te encuentras mejor? No. Sawyer estaba tumbado sobre el costado derecho, su lado ms dbil, con las rodillas levantadas por debajo de las mantas. La otra mano se mova por el borde del colchn, como un cangrejo. Buscaba a tientas, se paraba y volva a buscar. Tena los prpados bajos y la mirada desviada. Una parte de ella deseaba no estar all. No tena ni idea de qu hacer. Su impulso era gritar y suplicar, podan ofrecer muy poco a alguien en el estado de Sawyer. Pens compungida en Ulinov, el pobre Ulinov, que haba intentado durante das y semanas que ella volviera a su trabajo cuando se quedaba absorta mirando por la ventana del mdulo de laboratorio. Sawyer la sorprendi de nuevo. Ha vuelto dijo con bastante claridad, en un tono de arrepentimiento, casi infantil. Ruth se caa de cansancio, pero Sawyer, mucho ms dbil, haba quedado reducido a un estado muy vulnerable Era lo que Cam esperaba, lo tena planeado. Quiere saber ms de tus ideas dijo Cam. Mucho ms. Ruth levant el porttil. Le ensear las mas si usted me ensea las suyas. Ah. El gruido de Sawyer le son ambiguo, pero intent levantar la cabeza, con un temblor en los msculos del cuello que enseguida se convirti en un estremecimiento. Se desplom en el colchn con un suspiro. Cam lo incorpor y le desenred las piernas. Sawyer solt un alarido. Ruth se apart de ellos y se puso a toquetear el porttil mientras los miraba de reojo. Por fin estuvo acomodado. Lstima que Cam se colocara a la izquierda de Sawyer, su lado ms fuerte, probablemente por costumbre, porque era ms fcil hablar con la parte viva de su cara. Ruth se sent cerca, con la voluminosa escayola como un arma o un muro entre ellos. El ojo cado y la mejilla de Sawyer eran una barrera de otro tipo. Esto es lo mejor que hemos podido reunir anunci, y se coloc el porttil abierto sobre las piernas. El primer grfico era de Vernon, una progresin simplificada para impresionar a los peces gordos

sin conocimientos tcnicos. Tena cuatro cuadrados arriba y cuatro abajo, como una tira de cmic. Mostraba una estrella descomunal en dos dimensiones que representaba a un NAN cazador que atacaba y luego desmontaba una especie de anzuelo que tena un nano Arcos. La descripcin por escrito de cada grfico era de diez palabras como mximo. Sis so hora? pregunt Sawyer, que soltaba los sonidos a trompicones. Usis eso ahora? dijo Cam. No, an estamos haciendo pruebas. Es una maqueta, pero el trabajo preliminar es slido, hemos logrado el cincuenta y ocho por ciento de eficacia. No cabe duda de que el mtodo de discriminacin funciona. Cinquenta cho esmal. Sus palabras arrastradas seguan siendo incoherentes, pero el tono despectivo era inconfundible. Cincuenta y ocho es muy poco admiti ella, pero si podemos funcionar ms rpido que el Arcos, tal vez no importe que la tasa de error sea alta. Sawyer se movi inquieto, volvi a gruir, y Ruth lament sus dificultades para hablar. Eso quera decir que s, que no, o algo completamente distinto? Cuntas cosas se callaba porque le costaba decirlas? Mir, ms all de su rostro deforme, a Cam, en busca de ayuda. Estara bien advertirlo, reclutarlo para la conspiracin. Cam sera decisivo para seguir controlando a Sawyer, y quiz necesitaran otro par de manos durante la toma del poder, pero haba demasiado en juego. Apenas lo conoca, y caba la posibilidad de que fuera directo a Hernndez a contarle la confesin de Ruth. Siempre alerta, Cam advirti su mirada y al parecer la interpret como una provocacin. A lo mejor t puedes mejorarlo le dijo a Sawyer, hacer que llegue al cien por cien. S. Sawyer inclin la cabeza. Tengo pruebas y esquemas dijo Ruth. Djae ver. Sawyer traste con una mano en el ordenador, Ruth intent ayudar, aunque, la escayola la estorbaba. Cam intervino y entre los tres consiguieron poner el porttil sobre los muslos de Sawyer. Avanz y retrocedi por los datos que Vernon haba recopilado, diagramas modulares y anlisis de pruebas. Mascull algo entre dientes. Dio un golpe con la mano sana en la cama. Cam observaba la pantalla mientras traduca el gruido de Sawyer, tal vez con la esperanza de comprender mejor aquellos trminos y conceptos: Slo el hecho de introducir esta tecnologa NAN en el cuerpo debera mejorar su capacidad para seleccionar el objetivo. Se concentrar en los mismos lugares que el Arcos, en las extremidades y los tejidos de las cicatrices. Ruth asinti con la precaucin de alguien que est en un campo de minas. Seguro. No quera discutir. Y si se callaba durante una semana slo para castigarlos? Sin embargo, los seres humanos no eran contenedores vacos. Los organismos de los seres humanos y los animales eran mil veces ms complejos que el resto de los integrantes del ecosistema de la Tierra. sos organismos estaban repletos de venas y tejidos. El sistema sanguneo poda hacer que la mayora de los nanos de la vacuna se acercaran a la mayora de nanos Arcos, pero cada Arcos extraviado all podra

reproducirse Sawyer se le haba adelantado. El problema es lo que nos dejamos dijo, a travs de Cam, y este mtodo de discriminacin parece bueno. Probablemente se tardara un ao ms con todos los que se han dejado la piel en esto para incrementar ese porcentaje. As que hay que aadir un nuevo componente. Ms masa nos har ms lentos. La crtica le sali antes de poder contenerla, aunque Ruth acabara de recordarse que no deba hacerle enfadar. Sin embargo, Sawyer pareca disfrutar con el reto. Solt una carcajada ronca y dijo: Si ona, ciona. Cam sacudi la cabeza. Perdona, qu? Si repiti Sawyer, fuerte, con rabia. Si funciona, funciona. Por supuesto dijo Ruth. El nano Arcos generaba cantidades nfimas de calor residual, una fraccin de calora cuando despertaba por primera vez dentro de un cuerpo anfitrin y luego setenta y una veces ms durante su reproduccin. Al modificar el nano vacuna para detectar ese calor como ayuda para la discriminacin, Sawyer pensaba que podan garantizar que localizara a todos los Arcos que no hubieran sido destruidos mientras an estaban inactivos. La persona en cuestin, el campo de batalla, podra experimentar cierto dolor y una acumulacin de heridas a largo plazo, pero la mejor manera de mejorar el nano vacuna sera tener un prototipo que funcionara y poder probarlo y perfeccionarlo. Era una posibilidad. Sera innovador. Y rpido. Sawyer insisti en que no habra que hacer ningn nuevo diseo. l poda fabricar un sensor trmico programado, y su equipo haba utilizado aparatos de fabricacin LUVE, lser ultravioleta extremo, con una capacidad mecnica superior al MMFA o la sonda de electrones de Leadville. Pero la mayor parte de Stockton se quem dijo Ruth. Era el inicio perfecto, suponiendo que el informe del FBI que apuntaba a esa ciudad fuera correcto. Y si su laboratorio qued arrasado? Sawyer se dio la vuelta con rigidez y dirigi la parte animada de su rostro hacia ella. Sus labios agrietados se contrajeron para esbozar una fina sonrisa rgida. Luego mene la cabeza y pronunci con cuidado cuatro slabas, encantado como siempre de corregirla. Sacramento dijo. No vamo a Sacramento, al carent catro de alie sesnta cho. El cuarenta y cuatro de la calle 68. Ruth contuvo la respiracin, incapaz de disimular su euforia. Sin embargo, el ojo sano de Sawyer no se separaba del rostro de Ruth, consciente y muy cansado. Ella no lo haba engaado. Sawyer haba decidido revelar su secreto, tras impresionarla de nuevo con sus habilidades. No era una rendicin, sino un cambio de estrategia. Farfull durante unos diez minutos ms, aceler su discurso, desesperado por explicarse mientras su cuerpo le fallaba. La fatiga redujo sus farfullos a una sarta de sonidos y pronto fue incapaz de seguir su propio razonamiento. Se repeta, se daba golpes con la mano en la pierna, cerraba los ojos o la miraba con una intensidad irregular y debilitada. Sawyer les tena preparada una sorpresa ms.

24
Kendra Freedman esperaba vivir para siempre, doscientos o trescientos aos como mnimo. La destruccin de las clulas cancergenas era slo el principio. La nanotecnologa Arcos tena la capacidad de eliminar del cuerpo todas las enfermedades y toxinas. Exista la posibilidad de vencer a la vejez, acabar con las placas o depsitos grasos, reconstruir huesos minados por la osteoporosis, regenerar los tejidos del corazn, el hgado o el estmago. Tal vez la generacin de sus padres fuera la ltima en morir. Si podan llegar a los doscientos aos con buena salud para continuar con su trabajo, y permitir el avance de otras tecnologas mdicas, podan convertirse en autnticos inmortales. Cuatro aos antes de la plaga, a Al Sawyer le surgi la oportunidad de trabajar con Freedman. No buscaba como ella alcanzar la inmortalidad. se mbito estaba lleno de chiflados entusiastas que proponan de todo, desde ordenadores inteligentes insertados en el nervio ptico hasta la fusin fra en una botella de coca cola. Se uni a Freedman porque era una investigadora independiente, le ofreca la libertad que quera y contaba con dinero. Casi dos dcadas de promesas desorbitadas seguidas de avances ms realistas en nanotecnologa haban agotado los fondos a medida que los inversores se desilusionaban, pero Freedman tena un amante adinerado, un hombre rico que no quera darse por vencido. Ofreci a Sawyer un sueldo de seis cifras y comprar o alquilar el equipo que quisiera. Era un trato atractivo, tal vez demasiado para un recin doctorado, y Sawyer pronto descubri por qu. Su contrato era muy estricto en cuanto a los derechos de propiedad intelectual. No iba a ser dueo de nada de lo que diseara, Freedman siempre iba a tener acceso libre, y entre tanto tena prohibido publicar nada. A Sawyer no le importaba. Si hubiera querido ser famoso habra aprendido a tocar la guitarra. Freedman era una ingeniera genial y no necesitaba ayuda para construir su aparato. Contrat a Sawyer para que le enseara a su criatura a multiplicarse. Haba hecho la tesis sobre algoritmos de reproduccin, como tantos de sus coetneos. Un automontaje impecable era el ltimo gran obstculo en nanotecnologa, y haba cientos de cientficos famosos en todo el mundo que registraban patentes por cada mnima mejora y nueva teora. Pronto alguien dara el paso decisivo y obligara a todos los dems a comprar los derechos, menear la cabeza durante el resto de su vida y murmurar lo cerca que haban estado. l no quera ser uno de los perdedores. Kendra Freedman, una mujer negra en un mundo de hombres blancos, tena ms reproches que hacer al mundo que Sawyer. Eso era un punto de partida, algo en comn, y foment una actitud de nosotros contra ellos que se convirti en su motivacin. Ella ya trabajaba sesenta horas a la semana antes de que apareciera Sawyer, y una competicin tcita los mantena a ambos en el laboratorio durante setenta, ochenta o ms horas. Y proseguan por la noche o durante el fin de semana. El tema del sexo tena poca importancia en su relacin. Ambos estaban demasiado exhaustos, y de todos modos Freedman meda metro y medio y pesaba ochenta y cinco kilos. Tena forma de pera. Seguramente sa era una de sus motivaciones para crear nanos que arreglaran el cuerpo. En aquella poca tenan su laboratorio en las afueras de Stockton porque ella tena familia cerca y se ahorraba bastante dinero en el alquiler. Freedman haba visto que a demasiados rivales se les agotaban los fondos y que todas sus instalaciones acababan en una subasta judicial.

Todo cambi cuando Sawyer hizo su primer simulacro informtico con xito, apenas tres aos despus de firmar. El patrocinador de Freedman se estaba impacientando, tena sesenta y dos aos, y, pese a que ella no haba dejado de mejorar los componentes de su aparato, no se haban producido avances suficientes en la programacin, en parte porque tenan un nmero limitado de prototipos disponibles para pruebas. Tras ese xito, Freedman apart a todo el mundo de sus responsabilidades para que ayudaran a Sawyer, incluida ella misma. Al principio el prototipo de Sawyer era propenso al error, pero siempre rpido. Y fue el impulso que necesitaba Freedman para recuperar el inters de su patrocinador. Aport viejos amigos, nuevos fondos, y Freedman gast decenas de millones mejorando los ordenadores y los aparatos de fabricacin. Sin embargo, incluso cuando recibieron este equipo, su patrocinador insisti en que se mudaran. Su nuevo socio les ofreca un laboratorio ms espacioso en Sacramento, no muy lejos de la universidad, as como una colaboracin flexible con dicha institucin que permitira a Freedman emplear a estudiantes de postgrado de ciencias computacionales. El traslado a una ciudad importante tambin facilitara la atraccin de otros inversores. El nuevo laboratorio inclua un nuevo sistema de aislamiento, una cmara hermtica lo bastante grande para albergar una zona de trabajo. El mecanismo de reproduccin del prototipo de Sawyer tena un inicio pero no un final, y de hecho esperaban no obstruir su programa con un comando de finalizacin. Lo ideal sera que un Arcos bien integrado devorara todas las clulas cancergenas, y slo sas, y que dejara de reproducirse cuando el tejido enfermo hubiera desaparecido. Sin embargo, de momento su nano a medio terminar pareca capaz de multiplicarse sin cesar, algo que resultaba al mismo tiempo maravilloso y aterrador. Freedman era prudente. Haba insertado el fusible hipobrico en el ncleo de su dispositivo al principio, y como medida preventiva era infalible. Las series de pruebas se iban a llevar a cabo dentro de campanas de atmsfera en la sala grande, para tener doble garanta. Era poco probable que el Arcos pudiera escapar de esas campanas, pero la presin en el interior de la cmara hermtica se mantena por debajo de la autodestruccin y la nica manera de entrar y salir era a travs de una cmara de aire. Escogi dos tercios de una atmsfera estndar como disparador porque era una cada importante pero aun as tolerable para animales de prueba y personas. Para simplificar consider redondear del 66,6 por ciento al 65, pero su prudencia la llev a establecer el 70 por ciento, ya que tardara un poco menos en compensar la cmara de aire en ese nivel. Cada mes se ahorraran unas horas de trabajo, adems de unos dlares en la factura de la luz. Existan peligros mayores, los llamados desastres naturales, terremotos, incendios, inundaciones, pero programaron las campanas de atmsfera de manera que ante la primera insinuacin de cualquier amenaza sirvieran de contencin. Fue el jefe de su equipo de programacin quien liber Arcos, un hombre llamado Andrew Dutchess. A sus cincuenta aos, Dutchess era el miembro de ms edad del grupo. Una vctima del desplome en Bolsa de la burbuja tecnolgica de finales de los aos noventa, haba sido el director de operaciones de una importante empresa que trabajaba en nuevos mtodos de revisin para el cncer de prstata. Era de familia rica y haba sido millonario en acciones, casado y padre de una parejita. La recesin y el fracaso de su empresa no fueron el nico motivo para su divorcio; como todos,

trabajaba demasiadas horas. Aos despus nadie ms sera responsable de su decisin de robar el Arcos. Pero Dutchess nunca haba tenido el xito de Sawyer. Estaba bajo una presin creciente a medida que Freedman lo instaba a cumplir con las expectativas. Demasiado tarde, hambriento y helado en aquella desolada cima rocosa, por encima de Bear Summit, Sawyer pens que probablemente Dutchess en realidad no lo hizo por dinero. Dutchess coloc una silla entre las puertas externas de la cmara de aire, y las interiores no se podan abrir hasta que el cierre se igualara. Freedman y Sawyer an estaban dentro. No caba duda de lo que Dutchess haba hecho, pero al principio ninguno de los dos lo entendi. Se pusieron a dar golpes en el cristal de ocho centmetros y a gritar. Jams lograran salir a golpes. La diferencia de presin ejerca una fuerza de cinco toneladas en las puertas. Si se introducan los cdigos adecuados, las bombas de la cmara aumentaran la densidad del aire en el interior para adaptarse al mundo exterior, y les permitira escapar pero Dutchess haba desactivado el sistema dndole golpes al chip. No haba lnea telefnica. Podran empalmar un cable cortado, as que la haba quitado del todo. Mir atrs, hacia ellos, varias veces mientras introduca discos en los muchos ordenadores que haba fuera de la cmara. No slo descargaba archivos, tambin borraba los discos duros. Entre tanto Freedman contaba muestras. Faltaban muchas, junto con la mayor parte de la programacin y algunos objetos que no tenan sentido, como la agenda electrnica de Sawyer. Pareca que Dutchess hubiera cado presa del pnico, ya que la cmara hermtica no era enorme, deba de estar a slo unos metros de ellos cuando se llen los bolsillos, y haba arrasado con todo lo que quedaba a mano antes de escabullirse. Era un viernes por la tarde. Dutchess haba realizado su jugada en el mejor momento posible. No se esperaba que llegara nadie ms al laboratorio hasta el lunes, y ni Freedman ni Sawyer tenan citas con gente que pudiera darse cuenta de que no se haban ido del trabajo. Dutchess haba calculado que tendra una ventaja de ms de cincuenta horas, pero el domingo por la tarde ya se fue la luz. Las bateras de emergencia y luego los generadores de reserva mantuvieron las luces encendidas y la cmara segura. La red elctrica volvi a entrar en funcionamiento dos veces y fall de nuevo. Se hizo de noche antes de que el sistema autnomo del laboratorio consumiera sus reservas de energa. Sawyer y Freedman haban estado todo el tiempo tratando de romper los sellos de goma de la puerta, utilizando varillas de las jaulas de los conejillos de indias y, sin el constante esfuerzo de las bombas, la cmara haba perdido poco a poco la presin negativa. Lograron abrir las puertas poco despus de las tres de la madrugada del lunes. Y salieron al caos. Era imposible que hubiera una persona viva que supiera con exactitud lo que haba ocurrido. Durante el encierro en el laboratorio, Freedman elabor la teora de que Dutchess deba de estar en un avin hacia Europa o Asia, pero el Arcos se haba liberado en la zona de la baha mientras ella y Sawyer discutan, forzaban las puertas de la cmara hipobrica o hacan turnos para orinar, avergonzados, en un rincn. Tal vez Dutchess vendi la nanotecnologa a alguien que luego abri una muestra pese a las advertencias, para comprobar qu haba comprado. Lo ms probable era algo tan prosaico y tonto como un accidente de coche, Dutchess nervioso, a toda velocidad las muestras liberadas por la colisin Tal vez cruz la calle sin mirar. Las primeras infecciones de las que se tuvieron noticia fueron en Emeryville y Berkeley, y nunca

hubo posibilidad de contenerlas. Kendra Freedman se qued para alertar a las autoridades. La ltima vez que Sawyer la vio iba hacia el oeste, hacia la ciudad, bajo una dbil lluvia de marzo y con un trfico catico. l se fue al ste. No quedaba ni una sola prueba de si ella lleg a los edificios principales o incluso a una comisaria. La plaga an no haba llegado a Sacramento, pero el pnico ya haba asolado la ciudad. Sus esfuerzos fueron en vano. Sawyer fue lo bastante inteligente para darse cuenta de que las carreteras interestatales 80 y 50, las principales rutas hacia el lago Tahoe, no eran una buena opcin. La gente an no haba relacionado la altura con la seguridad, pero haba miles de personas huyendo en todas direcciones, las calles eran un caos, y saba que la 80 poda ser un cuello de botella incluso en una situacin normal. Andrew Dutchess esquiaba, se llevaba a los nios a la montaa cuando los tena el fin de semana. En el trabajo siempre se quejaba del trayecto en coche. Sawyer se dirigi al sur, pas un control de carretera de la Guardia Nacional, luego por fin volvi a girar al ste, en la carretera 14, tras pasar junto a restos de todo tipo y atascos. Aqulla carretera no estaba tan transitada en comparacin con la autopista interestatal, y ahorr tiempo. Por encima de los dos mil metros la lluvia se converta en nieve. Ms de una vez estuvo a punto de contar la verdad a Cam, Erin o incluso Manny, para aumentar las probabilidades de que su conocimiento perviviera, pero el riesgo para l era demasiado grande. En cualquier caso, Sawyer siempre haba sabido que la mayora de los esquemas y prototipos del Arcos se haban perdido para siempre.

25
Cam encontr a Ruth esperndolo fuera de la cabaa. Haca ms de veinte minutos que haba salido, el tiempo que se tardaba en limpiar a Sawyer y volver a acomodarlo. Al parecer Ruth tena preguntas que no quera que Sawyer oyera. Estaba sentada de lado en el primer escaln de los tres de delante, utilizaba el ms alto como escritorio para el porttil, y cuando levant la mirada tena el semblante iluminado por el brillo azul de la pantalla. La turbacin de Ruth lo tranquiliz. Era respuesta suficiente para la mayora de las preguntas que Cam quera hacerle a su vez. El sargento Gilbride estaba detrs de ella, pero el otro soldado deba de haber ido al campamento a comunicar la noticia. En aquel momento el enorme avin irradiaba luz, con los faros blancos y rojos en la alta cola y las alas, y el cuadrado iluminado de la puerta trasera lleno de gente. Se movan linternas entre las siluetas de las tiendas, como si las agitara el viento que se haba levantado. Cam se qued vacilante en la puerta, dej que una rfaga de aire fro entrara en la cabaa, por miedo a pisar el equipo de Ruth. Cmo est? Se ha vuelto a dormir? dijo Ruth. Eso espero. Mientras Cam observaba, cuatro siluetas subieron una caja al avin. No crea que fuera ms tarde de las once. No podis despegar a oscuras, verdad? Probablemente puedan. Ella tena los ojos abiertos de par en par y la sonrisa amplia, animada . Pero estoy segura de que no se van a arriesgar. No partiremos hasta que no haya luz les inform Gilbride, con la misma seguridad que empleaba el comandante Hernndez. Vamos a necesitar fotografas de satlite para ver dnde podemos aterrizar. Ruth apart el porttil, limpi el peldao superior y se puso en pie mientras Cam bajaba. Ella tena la cara eclipsada por la sombra, excepto una mejilla y algunos rizos del flequillo. Gracias dijo ella. Muchas gracias. l crey notar el calor corporal de Ruth en una rfaga de viento. Pens en Erin. Su aroma era maravilloso, sutil, femenino. Desvi la mirada hacia el avin y dijo: De verdad esa vacuna va a funcionar? S. Y tal vez rpido, si slo se trata de introducir nuestro mtodo de discriminacin en la plantilla original. Y si ese tipo se lo llev todo? No hay un solo laboratorio en el mundo que no tenga copias de todo, muestras, programas. Desmontaremos todo el laboratorio si hace falta. Y sabemos casi con certeza que su equipo est all, el lser de fabricacin. Los aparatos principales son todos del tamao de una nevera, as que no se los pudo llevar. Mientras tengamos los esquemas y el equipo, podemos hacer algo. Cam asinti, combatiendo su pesimismo. Le haban salido bien tan pocas cosas Lo ltimo que quera era estar ligado a Sawyer de forma indefinida, un mes, un ao, ejerciendo de enfermero y traductor. El odio hacia su viejo amigo se haba intensificado a medida que se curaban, cuando estuvo seguro de que ellos dos sobreviviran despus de que todos los dems hubiesen muerto, al darse cuenta del absoluto control que Sawyer tena sobre l.

l crea que lo que haban odo aquella noche era cierto, ese hijo de puta estaba demasiado destrozado y senil para mentir con aplomo, pero a Cam le costara mucho tiempo asimilar aquella verdad. Sawyer no era el culpable de que se hubiera desatado la plaga. Y qu hay de todo lo dems, lo de arreglar el cuerpo y vivir para siempre? pregunt. Por supuesto dijo Ruth. Era una de sus expresiones preferidas, advirti l. Se enorgulleca de ser directa y decidida. En cuanto volvamos a bajar Todos los que se dedican a la nanotecnologa saben cien veces ms que hace un ao. Creo que es posible. Al parecer ella previo lo que Cam quera preguntar a continuacin. Podris curarme algn da?. Es muy posible dijo ella, y le tendi una mano en la glida oscuridad. Ruth roz con los dedos su antebrazo y le agarr con firmeza la mano. Sin embargo, la solt antes de que l pudiera reaccionar. Aqul pequeo gesto lo dej aturdido. Cam haba perdido la esperanza de que alguien volviera a compartir algn gesto ntimo y natural con l. El cielo matutino tena un color que no recordaba, un azul hermoso y sereno. Sacramento, casi al nivel del mar, se hallaba tres mil metros por debajo de la atmsfera que la cima que haban abandonado slo media hora antes. De pie, junto a la silla de ruedas de Sawyer, Cam volvi a alzar la vista hacia aquel cielo de tonos intensos una y otra vez. La luz del sol destacaba las finas espirales grises de dos huellas digitales que alguien haba dejado en su mscara de plexigls. Borr la leve mancha tratndola con el guante. La presin lo afectaba en sus puntos ms dbiles, las manos, la oreja destrozada, el diente podrido, en la parte superior izquierda de la boca. El hecho de no poder frotarse ni rascarse las heridas slo incrementaba su miedo. Era un lugar extrao. El avin de carga no tena ventanillas, y pasar de la agreste montaa a una autopista de ocho carriles de ancho haba sido algo asombroso. Los edificios de Sacramento que flanqueaban aquella autopista elevada que llevaba al centro, la circunvalacin 80, formaban un rompecabezas denso e implacable de superficies planas y lneas, un bloque idntico tras otro. No haba horizonte. Los auriculares del traje y la radio no le permitan or nada fuera de s mismo, y estaba contento. Fuera slo haba silencio. Entre kilmetros de cemento, cristal y acero, estaban solos. Sin embargo, para Cam la ciudad tena una vida que no poda compartir. Haba estado all muchas veces. Sacramento estaba a slo una hora en coche de la casa de sus padres, y se preguntaba si alguno de sus hermanos haba llegado all en su xodo a las montaas Por el amor de Dios, cortadlas. De todos modos no nos vamos a llevar la excavadora. Hernndez anul el canal de comunicacin de Cam, en un tono seco, inusitado. Los soldados ya haban retirado su todoterreno, pero las cadenas que aseguraban la excavadora a la cubierta de vuelo estaban enredadas. Seor, probablemente podramos romperlas simplemente si acelerramos en el despegue. Tambin podran romperse los frenos o algo as. El enorme vehculo haba dejado la marca de sus enormes neumticos. Busca las tenazas. S, seor.

El comandante Hernndez no haba presentado objeciones a que Cam oyera sus instrucciones por la maana, de hecho haba solicitado la opinin de Sawyer a travs de l. Adems, cuando supo que Cam conoca la zona, tambin le pregunt. Estaba claro que Hernndez pareca ser el hombre perfecto para la tarea. Al atardecer, los soldados haban sacado tres cajas de suministros que haban decidido dejar, y quince minutos despus del amanecer descarg las primeras fotografas orbitales gracias a un enlace con un satlite de comunicaciones. Sacramento, una gran ciudad, antes habitada por un milln y medio de personas, estaba congestionada, llena de humo, asolada por el crimen, y contaba con una cantidad sin igual de parques y zonas naturales. Dos ros interrumpan de forma agradable la expansin urbana, as como varios canales de transporte y una docena de lagos, naturales y artificiales. Cam estaba seguro de que los canales fluviales an estaban rebosantes de vida, sin duda como los parques y zonas de ocio ms grandes, y haba advertido a Hernndez de que en el valle se haban encontrado con enjambres de mosquitos y saltamontes. Colonias de araas que podan llegar a millones de animales podran haber infestado todos los edificios de apartamentos y tiendas de comestibles. Deban haber prosperado gracias a los cuerpos y la comida en descomposicin y luego crecido en las alfombras y moquetas. Probablemente los miembros de la expedicin no atraeran a los insectos porque eran inodoros con sus trajes de contencin, pero si se encontraban con una plaga podan verse en apuros. Necesitaba que Hernndez estuviera alerta. La ciudad podra matarlos de mil maneras, podan desmoronarse edificios, poda haber escapes de gas. Aqul lugar estaba en silencio pero no en calma, y por todas partes, a cada paso y movimiento, estaba el mar invisible de nanos. Se senta demasiado cercano al xito, despus de tanto dolor y tantas prdidas, como para no temer que tambin le arrebataran eso. La noche anterior todo haba cambiado para Cam. Hasta entonces su mayor objetivo haba sido en cierto modo externo, ayudar a los dems en un ltimo esfuerzo desesperado por compensar todo el dao que haba causado. Ahora era ms personal. Exista la posibilidad, por nfima que fuera, de que el Arcos pudiera evolucionar hasta convertirse en un nano de nueva generacin capaz de curarlo, y la sola posibilidad influa en su estado de nimo. El objetivo principal an era real. Siempre estara en deuda por haber sobrevivido, pero en aquel momento su esperanza personal era lo que ms pesaba en su interior. No quera acabar como Sawyer, destrozado e indefenso. Los daos de su propio cuerpo se volveran atroces a medida que envejeciera, tal vez slo le quedaban cinco o diez aos ms, y aquella maana su impaciencia y su prudencia estaban en conflicto en su mente. Aqul da la deshidratacin sera otro peligro. Cam siempre estaba hmedo por el sudor, la piel se le pegaba al material plstico del traje y llevaba poca ropa debajo, y a medida que la maana se calentara aquel atuendo se convertira en un horno. No tenan aire suficiente para refrigerar peridicamente los trajes. Cada persona llevaba dos botellas de oxgeno, dos cilindros estrechos que pesaban ms de cinco kilos cada uno. Las de Sawyer colgaban de los asideros que sobresalan por detrs de su asiento. Una botella duraba una hora, a menos que se gastara ms rpido por el esfuerzo o el miedo. Leadville haba calculado que cada una durara una media de cincuenta minutos. Haba seis botellas

adicionales para cada uno, pero las ocho horas en total le parecan a Cam un clculo peligrosamente optimista. Costaba depositar completamente su fe, su destino, en manos de aquellos desconocidos. Como era una ciudad importante, Sacramento tena tres aeropuertos y una base de las fuerzas areas. Sin embargo, todo estaba en las afueras de la ciudad. Era un inconveniente, ya que su objetivo se hallaba en el centro de la ciudad, en la calle 68. Los aviones de la expedicin tendran que repostar antes de volver a Colorado, pero el aeropuerto ms prximo se encontraba a ocho kilmetros del laboratorio y las calles estaban obstruidas. Aqulla extensin despejada era un hallazgo excepcional. Al ver que los esfuerzos por establecer una cuarentena fracasaban, la mayor parte de la poblacin de Sacramento huy a las alturas. Lo mismo hicieron los cinco millones de personas que vivan ms al oeste, en la zona de la baha, muy urbanizada, aunque en ese caso una obstruccin jug en su favor. Un triler que se diriga al norte choc con dos coches y sigui avanzando. Un tercer coche qued atascado al intentar meterse entre el arcn y el triler, con lo que no qued ningn hueco para pasar. Casi todos los vehculos que ya haban pasado siguieron avanzando por la carretera hasta que encontraron un embotellamiento. Haban dejado unos setecientos metros de espacio libre. La avioneta Cessna volvi a aterrizar primero. Su tripulacin apart cinco coches, luego cortaron dos vallas publicitarias con un soplete. An haba treinta y ocho bloques hasta su destino, pero en vez de pedir a Hernndez que siguiera recto arrasando con todo, los analistas militares haban diseado un camino intrincado por callejones y, en cierto momento, a travs de dos patios contiguos. El nivel de detalle del trabajo era impresionante, pero Cam pens que su estimacin de setenta minutos para llegar al objetivo era absurda. Ni siquiera haban empezado a moverse. Lo tengo! El grito del marine fue un alivio. Cam se dio la vuelta y dej de mirar el denso cielo azul. De acuerdo, despejad el eje al otro lado? Sus cascos emitan y reciban sin parar, lo que creaba cierta confusin en la frecuencia general pero les dejaba las manos libres, no tenan que presionar los botones de control de la radio. De acuerdo, sentaos dijo Hernndez. Hermano, te toca, vamos a sacar a Sawyer. Claro. Cam haba empujado la silla de Sawyer a diez metros del avin de carga, fuera del camino, y lo coloc de cara al avin en vez de a la ciudad inerte. Cuatro hombres con trajes de contencin de color beige bajaron presurosos la rampa de carga y se abrieron camino hacia la excavadora. Hernndez podra haber sido cualquiera de ellos. Otro soldado se qued junto al todoterreno y se puso a desenmaraar una cuerda amarilla. Haban dispuesto las cajas, bidones de combustible y neumticos de repuesto en filas delante del camin en la parte delantera y trasera. Pareca una defensa pero era ms probable que lo hicieran por equilibrio y seguridad. Muchos de ellos viajaran sentados en el camin. Seis soldados haban recorrido la autopista con bidones de gasolina y una batera para buscar un camin o una ranchera que pudiera llevar a todos los dems. Ruth y sus dos colegas se subieron al todoterreno en cuanto qued despejado, una decisin que evoc en Cam el recuerdo incmodo de cuando Jim Price insisti en quedarse con la camioneta. Dos

se sentaron detrs, inclinados sobre el porttil de Ruth, y el tercero estaba encajado en el asiento del copiloto. Estaban en silencio, relegados a su propia frecuencia. Hernndez haba sintonizado a los cientficos en el canal cuatro poco despus del despegue, cuando se hizo patente que iban a hablar sin parar. La extraa silueta de la izquierda era Ruth. Llevaba el brazo metido en el pecho del traje, as que los soldados haban amaado un cinturn adicional que le apartaba la manga y permita asegurar las botellas de aire. Aun as, Hernndez le haba advertido que fuera prudente. Ruth le contest que poda estar seguro de que no se iba a mover en absoluto si le aada doscientos cincuenta kilos a la espalda. Cam admiraba su estilo y su extraa forma de llamar la atencin. Le habra gustado que hablaran ms, volver a sentirse prximo a ella, pero estaba clavado en el papel de cuidador, y ella totalmente absorbida por D. J. Y Todd. La excavadora sali a rastras, luego aceler y gir en el otro extremo del avin, los gruesos neumticos antideslizantes hacan temblar el asfalto. Por delante del morro del avin, gir en la autopista con ms agilidad de la que Cam habra credo. Se inclin para entrar en el campo de visin de Sawyer. Ests preparado? El visor frontal de los cascos era amplio, pero aun as limitaba la visin perifrica Sawyer tena los ojos cerrados con fuerza, los labios abiertos y la mandbula en movimiento, pareca un pez horrendo en una pecera estrecha. Cam le dio una palmadita en el hombro, el relieve de los dedos del guante spero en el suave tejido plstico. Eh. Estaba intentado destaparse los odos porque tena demasiada presin en el traje?. Eh, Sawyer. Dios. Durante el descenso del avin sobre la ciudad, los trajes de color beige empezaron a pegrseles al cuerpo. El C-130 podra haber mantenido la misma presin que la cima de la montaa, la que los mantena a salvo, pero Hernndez quera someter su atuendo a la prueba real cuando estuvieran en tierra. Dos soldados de las fuerzas especiales ajustaron las vlvulas de seguridad que llevaban en la espalda para ponerse al nivel del mar. Poda ser que Sawyer no hubiera seguido las instrucciones de bostezar y tragar saliva para combatir la presin y que le dolieran los tmpanos? Haba sido uno de sus peores das desde el principio. Su estmago an tena que recuperarse de las costillas que haba comido, y durante el desayuno meneaba la cabeza, y chill cuando Cam le puso una cucharada de huevos liofilizados en los labios, pues no haba manera de comer ni beber dentro de un traje de contencin. Cam slo esperaba que se calmara a medida que se fuera debilitando. se hijo de puta se haba resistido con todas sus fuerzas cuando lo metieron en su traje porque no quera tener tan poco control sobre su propio cuerpo, o tal vez porque se dio cuenta de que lo obligaran a llevar el mismo paal mientras estuviera dentro del traje. Los trajes tenan como unos bolsillos para la vejiga y un tubo de alivio que se poda colocar en el pene de forma muy parecida a un preservativo. Pero a Cam le haban asegurado que se le iba a salir y que acabara llenando de orn el traje. Todos haban preferido llevar paales para adultos. No haba otra opcin. La dieta de Cam haba sido tan limitada durante tanto tiempo que se haba debilitado mucho y por

lo general estaba constipado, pero los antibiticos le haban irritado el intestino. Poco despus de despegar haba tenido dos defecaciones muy sueltas y espantosas, luego rez para que su cuerpo ya se hubiera vaciado. Cualquier situacin embarazosa sera una nimiedad en comparacin con lo que poda a llegar a ser aquel da, pero no quera que nadie le dirigiera la mirada con el mismo asco que empaaba sus ojos cuando miraba a Sawyer. No quera que Ruth lo mirara as. Sawyer dio una patada cuando los trajes empezaron a pegrseles al cuerpo durante el descenso. Se retorci con todas sus fuerzas, confuso y medio ciego dentro del casco. Hernndez orden que el avin volviera a una altura segura, donde le desbloquearan el casco a Sawyer y le quitaran la radio del todo. Cam haba sugerido que Sawyer se volvera a liar con la radio. No era necesario que la llevara. El traje amortiguaba las voces, pero lo ltimo que necesitaban era que Sawyer se peleara con los controles de la radio en vez de centrarse en su trabajo. Eh! Cam volvi a darle un fuerte toque en el hombro, preocupado. Te duelen los odos? Mrame. Sawyer gir la cabeza levemente, no hacia arriba, donde estaba Cam, sino hacia abajo, donde lo haba tocado. No abri los ojos. Su boca segua mascando de aquella extraa manera. Creo que necesito ayuda. Cam hizo una seal a los soldados para que supieran quin hablaba . Eh. Ayuda. Hernndez levant un brazo para indicar que lo haba visto. Haba estado intercambiando gestos con otro, hablando por el canal de mando, pero cambi a la frecuencia general en medio de una frase. Se dirigi a zancadas hacia Cam, con el guante an sobre el control de radio del cinturn. Qu ocurre? Puede que el traje de Sawyer le est causando problemas, por la presin. Hernndez mir a Cam a los ojos antes de agacharse para examinar a Sawyer. El comandante tena el rostro duro, pensativo, pero se relaj levemente cuando pas frente a l. No podra haber expresado mejor su opinin sobre Cam con palabras. A Hernndez le preocupaba que Cam fuera presa del pnico, y que se imaginara un fallo en el equipo cuando estuvieran dentro del mar de nanos. Pero la resolucin y seguridad de Hernndez hacan que Cam se sintiera orgulloso. Le hacan sentir ms fuerte e ntegro. Hernndez apret el brazo a Sawyer con cautela para comprobar la rigidez del traje, luego se coloc detrs de l para examinar el indicador del tubo de aire. Capitn dijo Hernndez. Aqu. Un chirrido metlico les atraves los odos. Cam dio un salto, oy voces en el casco, luego camin para mantener el equilibrio durante unos instantes antes de darse cuenta de que era el suelo el que temblaba y no sus piernas. La excavadora. Dios. La radio haba enmudecido en el acto. Cam cerr la boca para seguir la disciplina de los dems. Intent girar la cabeza, limitado por el traje, y volvi a arrastrar los pies al tiempo que inclinaba hacia delante el torso. La rampa de salida estaba llena de vehculos. Al llegar al atasco, la excavadora clav su pala de hierro debajo de un sedn de color granate y lo apart a un lado. El coche cay sobre otro y su techo se arrug como un montn de papel. Luego la excavadora empuj otra vez por debajo el sedn y movi los dos vehculos a un lado. Desparramadas por detrs haba esquirlas brillantes de vidrio, plstico y metal.

Hernndez tambin haba saltado. Debajo de su bigote apareci una sonrisa extraa, debi pensar que nadie la vea. Cuando se dio la vuelta se haba desvanecido. Creo que aqu estamos bien dijo, y se apart de la silla de ruedas de Sawyer para dejar espacio al capitn de las fuerzas especiales. Sawyer parpadeaba tras el visor de plexigls, alarmado por el tremendo ruido, el chirrido del acero sobre el asfalto, el quejido grave del motor de la excavadora. Cam se arrodill como pudo, balance la cabeza de lado a lado hasta que llam la atencin de Sawyer. Cmo te encuentras? Te duelen los odos? El traje est bien dijo el capitn, en un tono bajo, porque aunque Sawyer no tena radio quiz pudiera orlos. Toy cansado. Sawyer mir a Cam, desconcertado, y con sufrimiento en la mirada, quiz lo culpaba. Intenta descansar. Se puso en pie antes de que se pusiera rabioso. La patrulla de esqu no haba sido un grupo de elite, nunca se jugaban ms que una pierna rota o un nio separado de sus padres. Aqullos hombres eran muy distintos. Con una gran formacin y motivacin, con el mundo entero en peligro era un privilegio estar con ellos y una vergenza haberles hecho perder el tiempo. Hernndez ech a andar y Cam dio un paso tras l y dej a Sawyer. El comandante se dio la vuelta. Lo siento, seor dijo Cam. Hernndez volvi a examinar su rostro, rpido, luego asinti. Pida ayuda cuando quiera, hermano. Debemos tenerlo contento. Lo que usted diga dijo Cam en espaol. Deseaba tanto ser uno de ellos

26
Ruth se dio cuenta de que haba acertado al no haberle confiado a Cam nada de la conspiracin. Simpatizaba con Hernndez. Lstima. Le gustaba. Pona mucho empeo en su cometido, pero la fuerza de su compromiso era a la vez su mayor impedimento. Enclaustrada en la parte trasera del todoterreno con D. J., escriba nuevos cdigos y haca anotaciones, pero Ruth logr controlar sus nervios hasta que la excavadora empez a chocar por todas partes. Siempre haba sido capaz de enfrascarse en el trabajo, y utilizar el teclado y el ratn con la mano enguantada era toda una hazaa, lo suficiente para mantenerla ocupada. No veo dijo D. J., que alarg la mano para mover el porttil. Ruth choc con su brazo cuando fue a cambiar la frecuencia de la radio. Necesitaba or lo que deca Hernndez. No era justo dudar de Cam en aquella situacin que se le haba venido encima. Ignoraba que existan dos bandos, y para l era natural apreciar los recursos y la sensacin de control que Hernndez haba aportado a su vida. Era un buen hombre, pero tena heridas profundas, as que poda no creerse nada de lo que ella le contara sobre las atrocidades del gobierno de Leadville. Para l la forma ms rpida de acabar con aquel desastre era volver a Colorado. Sera un campen. En cierto modo podra considerarse ntegro de nuevo. Ruth no estaba segura de que fuera capaz de escoger otro camino, una va que significaba otro xodo, ms esfuerzos, para que ellos fueran al norte, hacia Canad, montaran un laboratorio e intentaran reunir aliados suficientes para resistir los inevitables asaltos de Leadville. Era esperar demasiado. Sin embargo, la tensin y la culpa la haban mantenido despierta la mayor parte de la noche. Le dola la cabeza por el intenso olor a plstico del traje, y le pesaba el cuerpo del cansancio, aunque se remova con energa por los nervios. Estaba incmoda e inquieta. D. J. Movi otra vez el porttil y volvi a quejarse, fue como un zumbido sordo fuera del traje de Ruth. Haba captado media frase de Hernndez. lo llevaremos al remolque. Hernndez pase la mirada hasta ella, y Cam llev a Sawyer tras l, hacia el todoterreno. La excavadora choc contra otro vehculo. Bang! Uno de los neumticos del coche explot mientras lo apartaba a un lado. El armazn metlico se clav en el asfalto con un gemido espeluznante. No ces hasta que el coche se tambale en el terrapln al que daba la rampa de salida y cay dando tres vueltas de campana. Lorrey, Watts. Hernndez alz la voz slo ligeramente. Vamos a levantar esta silla para meterla en la camioneta. S, seor. Iba a colocar a Sawyer en el remolque. De acuerdo. Vamos a moverlo. La rampa estar despejada en un minuto. Cam se dio cuenta de que Ruth estaba atenta y levant una mano. Ella pens que tal vez Cam haba sonredo, pero el sol se reflejaba en el visor de l y oscureca su rostro. Ruth se dio la vuelta. En su incertidumbre, una parte de ella en realidad quera encontrar los laboratorios desmontados del todo. Una vez tuvieran los esquemas de Sawyer, las fuerzas especiales les ordenaran despegar, y Hernndez luchara. De eso Ruth estaba segura.

Fueran cuales fueran sus posibilidades, Hernndez se enfrentara a ellos. La ciudad pareca slo ligeramente deteriorada. Los edificios comerciales se elevaban sobre ellos, con un peso impasible, con mil destellos de luz solar en sus cristales rotos. Si fracasaban, si los archivos y prototipos de Sawyer se haban perdido y la plaga dominaba el planeta para siempre, aquel lugar era un monumento que pervivira de alguna forma hasta que, en ltima instancia, la plataforma continental se desplazara en el ocano Pacfico. El cemento y el acero resistiran terremotos, incendios y los cambios climticos durante eones. Ruth mir a su alrededor, sobrecogida por un ominoso asombro. Todos los coches estaban orientados en una direccin, al oeste, hacia la autopista, como congelados, cada vehculo pegado al siguiente. Subieron a las aceras. Atajaron por aparcamientos, setos y vallas. Estaban llenos de siluetas en forma de postes, y la calle se haba convertido en el sepulcro de cientos de personas, con harapos descoloridos sobre huesos amarillentos, mandbulas desencajadas en gritos y dedos descarnados. Esqueletos de perros y pjaros estaban esparcidos entre los restos humanos como extraos monstruos a medio crecer. La mortandad pareca an peor por el contraste con los iconos ms comunes de Estados Unidos. La mayora sobrevivan intactos. Izadas en postes, atornilladas en las fachadas, estaban las estridentes vallas de Chevron, Wendys y Donuts 24 horas. Al principio avanzaban hacia el este muy poco a poco, el todoterreno esperaba a la camioneta blanca que los soldados haban logrado arrancar. El hombre de la excavadora trabajaba solo. Se lanzaba hacia el cmulo de coches, siempre medio bloque o ms por delante del grupo, y an ms aislado por las planchas de metal que los mecnicos de Leadville haban soldado a la cabina del operador para protegerle de las esquirlas y grandes trozos de metal que se levantaban a veces. Con cada rugido del motor de la excavadora, cada chirrido del metal, el eco resonaba en las altas fachadas de los edificios y desapareca en el silencio. A veces volvan desde direcciones extraas. En ocasiones los sonidos que regresaban no se correspondan con los emitidos porque tenan un tono ms alto o eran ms lentos de lo que se poda esperar. Ruth no era la nica que miraba a un lado y otro. Peligrosos ganchos y dientes cubran su camino, caps retorcidos, guardabarros doblados, parabrisas rotos en telaraas opacas. Los escombros rechinaban bajo los neumticos del todoterreno a medida que avanzaba y dispersaban una lluvia de cristales y trozos de hueso. Pasaban por encima de charcos de anticongelante y gasolina. Ruth dej escapar un resoplido por la nariz, aunque slo perciba el espeso olor de su propio sudor. Sera terrible haber llegado hasta all slo para perder la vida por una chispa, con cincuenta coches en llamas a su alrededor como un domin explosivo. La imagen la impresion, lenguas de fuego por toda la ciudad pero su buena fabricacin impeda que la mayora de los vehculos perdiera combustible al ser aplastados o volcados, y el hombre de la excavadora era cauteloso al colocar la pala bajo la parte inferior. Ruth vea un patrn general en aquella devastacin. La gente que haba dejado sus coches para seguir a pie tras el fenomenal atasco Era obvio que haban seguido tratando de llegar a la autopista. Todas las calaveras y brazos miraban hacia delante, como para tocarla, pero por qu haban muerto tantos en grupo?

De pronto lo entendi. Y era nauseabundo. Aqullos huesos manchados, ahora inmviles, haban sido una barrera de carne y msculos, ahora estaban doblados y amontonados en algunos sitios, resbaladizos por sus fluidos, tal vez an se movan. Desangrados o ciegos, miles de hombres y mujeres se tambalearon a travs del laberinto de coches hasta alcanzar obstculos que no podan superar y sus cuerpos llenaban los espacios entre los interminables vehculos Ruth agradeci el traje de contencin. Al principio, en el avin, haba sido como envolverse en una pequea crcel. Se le puso la piel de gallina y le picaba la tela plstica. Pero ahora la ayudaba a sentirse aislada del entorno. Entonces supo mejor que nunca que su testaruda actitud respecto de lo que haba que hacer con los nanos haba sido muy vlida. No caba duda de que haba acertado al ir all. El problema era si sera lo bastante buena, lista y rpida. Un grito en la distancia le hizo volver la cabeza, un sonido vivo, alto e irregular. Un gato? No. Clav la mirada en el colorido atasco de coches, en la fachada alta de un edificio de oficinas. Era un engao de la brisa? Entonces vio que Cam le daba una palmadita en el hombro a Sawyer. Comprendi que l haba emitido ese ruido, amortiguado por el traje. Pero ese capullo se estaba lamentando o, aunque fuera cruel pensarlo, slo se senta frustrado por el traje, por su propio hedor y por su aislamiento al no tener radio? Hernndez y sus marines hicieron un gran trabajo identificando en los planos dnde se encontraban en cada momento como si pudieran perderse pese a avanzar casi a paso de tortuga. Los pilotos, que se haban quedado en los aviones, trasmitieron a Colorado la frecuencia general y el canal de mando. Ruth supuso que, de ese modo, otro equipo podra beneficiarse de sus observaciones si ellos no lo lograban. La charla constante tambin era una manera de superar la desolacin y concentrarse en lo que estaban haciendo. Sin embargo, tambin era un peligro. No pensaba que el senador Kendricks les escuchara en persona, a todas horas, estara demasiado ocupado, era demasiado importante, pero si ella estuviera en su piel insistira en obtener informes frecuentes. Y se mencionara su nombre. No era cuestin de si sucedera, sino cundo. Kendricks sabra que algo iba mal. Pasados cuatro bloques, tras ms de cuarenta minutos, salieron de la calle principal y giraron al norte, en la calle 35, hacia calles residenciales que llevaban a un laberinto de casas de una y dos plantas. Aqullas calles ms estrechas estaban salpicadas de obstculos, pero la mayora de residentes haban huido y las calles estaban despejadas. La excavadora avanz mientras se dirigan de nuevo hacia el ste. Mantente por debajo de cincuenta le dijo Hernndez a Gillbride, que iba al volante del todoterreno. Hernndez haba conseguido desplegar el mapa, a pesar de ir sentado junto a Cam, Sawyer, el cabo de la infantera de marina Ruggiero, el cabo Watts y el sargento Lowrey. La unidad de fuerzas especiales los segua en la camioneta, excepto el sargento Dansfield, que conduca la excavadora. A Ruth le preocupaba que, al haberse separado, hubieran llamado la atencin de Hernndez, aunque slo fuera de forma inconsciente. Estaban urdiendo un plan con las radios apagadas? Y si se daban cuenta de que ellos haban desconectado los auriculares?

Ella saba que haban cometido un error garrafal. Al salir del avin, la mayora de los soldados slo llevaban sus pistolas reglamentarias. En aquel lugar, las armas eran slo un trasto ms que cargar. Pero dos miembros de las fuerzas especiales haban cogido sus rifles de asalto, y Hernndez deba de haberlo advertido Ruth se retorci, movi el brazo escayolado bajo el traje y cerr la mano en un puo. La presin le haca dao en la fractura y la ayudaba a centrarse. Para. Clmate. Hernndez no lo saba. No poda saberlo. Si Leadville le enviaba un aviso se enfrentara a ella de inmediato, junto con D. J. Y Todd, o arrestara a los miembros de las fuerzas especiales, dependiendo del alcance de su informacin. Slo los conspiradores tenan razones para retrasarse, pero si esperaban demasiado y llegaba un aviso si decidan dar marcha atrs porque el laboratorio de Sawyer estaba desmantelado Para, para. Ruth volvi a apretar el puo y lo mantuvo cerrado, pese al dolor, furiosa consigo misma. Dejaron atrs rpidamente diecinueve bloques de la calle 55, pero entonces apareci un nuevo atasco de coches. Giraron al sur y lograron pasar otro bloque antes de que la calle se pusiera impracticable. Como estaba previsto, la excavadora gir hacia una entrada y choc contra una valla de dos metros, luego otra. Acortaron a travs de dos aparcamientos al aire libre hasta la 54. En una zona haba un pequeo jardn con hiedra y hamacas. A un metro el suelo estaba cubierto de csped muerto seco como el cereal. Las partculas de polvo se levantaban con el aire por detrs de la excavadora, y Todd, con su acostumbrado nerviosismo, se sacudi y luego intent alisar los pliegues de las mangas. Vamos con ocho minutos de ventaja sobre lo planeado dijo Hernndez. No est mal, caballeros. Esperaban llegar a ese punto pasados tres cuartos de hora. Ruth se senta como si hubiera transcurrido un mes. Cmo vamos de aire? pregunt Todd. Tenemos mucho tiempo le dijo Hernndez. Miradme el indicador, queris? Por el gesto, Todd se diriga a Ruth y D. J, que estaban justo detrs de l, pero Hernndez dijo: No voy a hacerles correr riesgos innecesarios, cranme. Vamos a esperar hasta que lleguemos al laboratorio. Ruth se inclin hacia delante y pos el guante sobre el hombro de Todd. Veintitantos minutos de vuelo, diez ms descargando los vehculos, otros sesenta para llegar hasta all l an no estaba en reserva, lo que le sorprendi. Tienes veinte minutos dijo ella. Se dirigieron hacia el sur por la 54, luego volvieron a girar al este en Folsom, otra va principal que estaba relativamente despejada durante varios edificios. El todoterreno pinch una rueda justo despus de la ca lle 64. De todos modos estaban a punto de parar para dejar que la excavadora retirara los obstculos cada vez ms abundantes. Vamos a revisar las botellas de aire. Primero cambiaremos las botellas de los hombres que tengan el indicador ms bajo dijo Hernndez. Dos miembros de las fuerzas especiales se peleaban con una rueda de recambio y el gato, se movan de forma extraa para no engancharse los trajes. El capitn Young y dos ms empezaron a

cambiar las botellas de aire, primero Sawyer, el sargento Lowrey, luego Todd. Una persona sola no podra haberlo hecho. El tubo de aire quedaba cerrado, por lo que el individuo se quedaba slo con el aire que haba en el traje. Unos sencillos soportes sujetaban las botellas en sus mochilas para poder quitarlas y volver a atornillarlas con facilidad, pero la amenaza de la contaminacin era real. Haba un regulador de la compresin encajado por encima del tubito y las botellas. Luego se apretaba bien para asegurar el cierre hermtico. La bolsa de baja presin destrua a los nanos que pudieran haberse alojado ah, antes de que el capitn Young volviera a abrir el tubo y luego las botellas. Un traje contena tal vez quince minutos de aire respira ble, pero Ruth cerraba el puo cada vez que empezaban el proceso, aunque nunca tardaran ms de dos minutos. Ella era la cuarta. Consigui no expresar su fobia esforzndose en mantener la concentracin. Mir abajo, a un fragmento naranja de plstico reflectante en vez de a los hombres a su alrededor. Cambiaron el neumtico antes de que Young hubiera reemplazado la botella de Ruth. Entre tanto, la excavadora haba despejado el bulevar Folsom hasta la calle 64. Hernndez volvi a organizarlos y avanzaron entre el trfico inerte tres edificios ms. La autopista 50 se hallaba al sur como un inmenso muro, formaba un horizonte recto entre los huecos de los edificios. Estaba tan cerca, maldita sea. No obstante, no haba espacio para que hubieran podido aterrizar all. Doscientos metros ms adelante, en la calle 68, la excavadora se abri camino a golpes hacia un estrecho aparcamiento, vaco excepto por un Volkswagen rojo, el tpico Escarabajo. Dansfield empuj el coche hacia un montculo con arbustos y dej su mquina all, fuera del camino. Al otro lado del pequeo aparcamiento haba una estructura de dos plantas en forma de ele. Los dos niveles eran de ladrillo gris oscuro y cristal plateado. Dentro del ala ms prxima estaba el laboratorio. Hernndez la hizo esperar. Quera que sus hombres entraran primero en el edificio. Pero antes deban cambiar las botellas que quedaban por reemplazar. Ruth baj del todoterreno y estamp sus botas contra el suelo, abrazada a su porttil. Contempl su rostro reflejado en el edificio, pero no reconoci ni su imagen ni las emociones de su rostro. No. Aqul momento era como si el ltimo vuelo de la Endeavour se hubiera condensado en un tremendo pulso de fe y duda, de exaltacin y miedo. Young cambi las botellas de Dansfield y Olson de inmediato porque ya estaban en reserva, luego se encarg de D. J. Y Cam porque los dems soldados se ofrecieron a esperar. Ruth an pensaba en la Endeavour, y volvi a sentir el enorme respeto que le merecan los equipos de rescate. Aqullos hombres eran increbles, todos, por haber luchado en aquella tierra estril con tal competencia. No estaba bien que tuvieran que ser enemigos. Busc a Sawyer. Watts y Ruggiero haban bajado su silla del remolque, y Sawyer hizo un gesto cansado con un brazo. Ruth ech a andar hacia ellos y se detuvo. Le daban miedo sus propios nervios. Sawyer se enfadaba con mucha facilidad, y se haba comportado como un nio malcriado durante toda la maana. No poda irritarlo. Los soldados con las botellas nuevas se acercaron al edificio y encontraron la puerta cerrada. Las cerraduras electrnicas se haban bloqueado al irse la luz. La entrada de reparto, al otro lado, estaba abierta. Freedman y Sawyer la haban dejado as, pero llevar all el todoterreno y el remolque

implicara despejar otra calle. Hernndez prefiri atravesar la pared. A lo largo del interior del edificio en forma de ele, haba un jardn de arbustos y cantos rodados, que exiga poco mantenimiento. Las paredes alternaban las ventanas con cristales que iban desde el suelo hasta el techo. Lowrey dispar cuatro veces a la cristalera ms prxima con un ngulo descendente. Apuntaba hacia el suelo en vez de al espacio del laboratorio que se extenda al otro lado. Luego golpearon el cristal debilitado con llaves inglesas y quitaron con cautela los fragmentos del marco. Vamos a llevarlos adentro dijo Hernndez por radio tras examinar el interior durante menos de un minuto. D. J. Le dio un golpe a Ruth en el lado del brazo malo para instarla a ser la primera. Ruth estuvo a punto de pegarle con el porttil. Sin embargo, recorri con pasos cautelosos unos diez metros del jardn. Todd la sigui lentamente, con la mano tendida, preparado para ayudar. Haber podido entrar debera haber sido un triunfo. Pero pareca una trampa. Sus ojos, acostumbrados a la luz del da, lo vean todo borroso. Ruth supuso que las oficinas y la administracin estaban en la segunda planta. Los laboratorios tendan a estar en la planta baja porque era una tontera cargar con los aparatos arriba y abajo. Eso les facilitara el trabajo, como a ellos se lo haba facilitado la cristalera rota. Haban entrado directamente en un espacio rectangular donde una seccin de cristal ocupaba casi la mitad del lado derecho. La cmara hermtica. Era un laboratorio dentro de un laboratorio. La zona principal era una sala muy amplia, con el suelo de baldosas de un blanco duro, paneles blancos, el techo con fluorescentes empotrados. Haba ordenadores a lo largo de la pared izquierda con una gran variedad de aparatos pticos. Un monitor haba sido derribado de una mesa, una silla estaba volcada. Por un instante Ruth pens que Hernndez y sus hombres ya haban empezado a registrar el lugar, pero esas pequeas seales de desorden ya existan quince meses antes. Por favor, Seor, que encontremos todo lo que necesitamos. El laboratorio era de tal vez doscientos setenta metros cuadrados, la cmara hipobrica sobresala en la cara izquierda y unos voluminosos conductos de metal en el lado derecho. El laboratorio estaba abarrotado de ordenadores y aparatos microscpicos, incluido el lser de fabricacin, tres monolitos bajos en fila. Ruth se dirigi hacia la barrera de vidrio. Por el canal de radio los soldados se daban avisos unos a otros mientras llevaban la silla de Sawyer. Que no se caiga! No deja de balancearse Equipo de cientficos, escuchen. Hernndez. Necesitamos que identifiquen todo lo que hay en este lugar segn su importancia. Es obvio que no tenemos espacio para llevrnoslo todo. Acrquense. El sargento Gilbride tiene lpices de cera para marcar Ruth lo interrumpi: Primero hay que buscar los generadores dijo. Comandante? Haga que busquen los generadores. Hay un sistema de energa independiente aqu. Podemos hacer algunas pruebas. No hay tiempo para eso. Ruth se dio la vuelta y enseguida lo vio entre los trajes de color beige. Hernndez tena los brazos

en alto y agitaba las manos, por aqu. No sabe lo que Ruth se contuvo y termin en un susurro: Tenemos que probarlo. Llamar la atencin en la frecuencia general era un riesgo. El senador Kendricks estara escuchando, por lo menos para saber si vala la pena el gasto en combustible de aviacin. Doctora Goldman dijo Hernndez, y ella se encogi al or su nombre. Disponemos de una cantidad limitada de aire y tenemos mucho que cargar. El camino de regreso ser mucho ms rpido que el trayecto hasta aqu, pero no contemos con ello. Ella sigui metiendo la pata. Qu sentido tiene volver si no estamos seguros de tener lo que hemos venido a buscar? Creo que tiene razn. Era D. J.. Tenemos seis horas. Yo digo que dediquemos la mitad a hacer pruebas antes de empezar a cargar cosas en el remolque. Dios mo, haba hablado ella con la mitad de esa arrogancia? Haba muchos factores a tener en cuenta, y Ruth se apresur a adoptar un tono ms diplomtico. No les pedimos que pierdan el tiempo, entre tanto vayan cargando aparatos. Qu les hace pensar que aqu hay generadores? Freedman saba lo que se haca. Mire esa cmara de aislamiento. No se construye algo as sin instalar un generador de reserva. La red pblica es demasiado inestable. Si falla el suministro elctrico, se pierde el aislamiento. De acuerdo. Hernndez accedi as de fcil, aunque deba de tener un plan totalmente calculado en mente, como un reloj que marcaba tictac desde que haban salido de Colorado. Les daremos dos horas, no ms. Sin discusiones. Y uno empezar a identificar el equipo ahora mismo para que podamos ir cargndolo. Era un buen hombre, ms de lo que se merecan en Leadville. Qu haba dicho James? Creo que dara su vida por protegernos. Pronto ella lo traicionara precisamente por esa integridad. Capitn dijo Hernndez, localice los generadores y haga que sus hombres los revisen. Hermano, cmo est el seor Sawyer? Los trajes de color beige se movieron, varios se dirigieron hacia la nica salida del laboratorio, y el capitn Young dio instrucciones a su equipo para que cambiaran al canal seis. Cam empuj a Sawyer mientras contestaba a Hernndez. Quiere hablar con Ruth, seor dijo Cam. Ella resaltaba en el grupo, con su torso deformado por la escayola. Cam dirigi a Sawyer hacia ella. Ruth se inclin y respir hondo, desesperada por recobrar la compostura. El visor de Sawyer estaba marcado con unas extraas lneas fantasmales. Manchas de los dedos. Se haba ensuciado los guantes en las ruedas de la silla y luego intentado repetidas veces rascarse sus cicatrices, o esconderse de los que le rodeaban, o posiblemente incluso quitarse el casco tras perder el control. En ese momento Sawyer estaba consciente. Su ojo brillante la miraba desde aquel rostro flccido y torcido. T qu dijo, dbilmente, sin radio. Qu nes. Aqu me tienes tradujo Cam. Necesitaba una confirmacin verbal de su estado mental.

Por supuesto. Ella esboz una sonrisa. Vamos a dar la corriente y hacer algunas pruebas con tus aparatos. Ya. Movi la cabeza en un gesto de aprobacin. Hace ms de diez aos que me dedico a la nanotecnologa y nunca haba visto nada igual sus palabras le parecieron al instante fuera de lugar. La cabeza de Sawyer se convulsion de lado a lado en vez de arriba y abajo como era habitual en l. No quera cumplidos ni que lo convencieran de nada. Por fin haba dejado a un lado su ego. Riba dijo, parpadeando. La haba perdido de vista al sacudir la cabeza, y su ojo buscaba frentico hasta que la volvi a encontrar. Era desesperacin lo que reflejaba su mirada? Gru y Cam dijo: Miren arriba. Freedman tena copias en todas partes, en casa, en su despacho. Creo que Dutchess slo registr el laboratorio. Ruth resisti el impulso de darse la vuelta e ir ella, an tema disgustarlo. D. J? Lo he odo. Pregntale dnde con exactitud Sawyer segua dispuesto a cooperar. El despacho de Freedman est en la segunda puerta desde la escalera dijo Cam por l. A la izquierda. Prueben en su escritorio o en el archivador. D. J. Y dos marines se fueron presurosos. Y el sargento Olson de las fuerzas especiales habl por la radio: Aqu Olson. Parece que los generadores se han agotado, seor. Probablemente arrancarn si les ponemos combustible. Ponedle un poco le dijo Hernndez. Cam volvi a hablar por Sawyer. Si no hay nada arriba, prueben con los ordenadores que hay junto a la zona para escanear. Dutchess se lo llev casi todo, pero un buen hacker debera saber reconstruir los archivos eliminados del disco duro. Por lo menos tendrn diseos preliminares sobre los componentes del Arcos. Por detrs de Ruth haba movimiento, Todd o quizs Hernndez se dirigi a los ordenadores. Ella centr su atencin en Sawyer al tiempo que se preguntaba por su cambio de actitud. Sigui hablando y Cam le haca de eco. Si tienen datos completos, utilicen el modelo R-1077 de base. R-1077. No hay fusible y su masa es menor a mil millones de urna. Menos de un cuarto de eso es espacio programable, pero debera contener el algoritmo de reproduccin y su clave de discriminacin. Lo estaba dejando todo en sus manos. Tal vez senta que estaba perdiendo la guerra contra s mismo. Su inusitada fuerza de voluntad, la rabia, el terror, todo era intil contra la baba que le caa por la comisura de los labios, la carne torpe que antes eran sus brazos y piernas. Tal vez tardara otros cinco aos, pero en el fondo se estaba muriendo, y lo saba, y en aquel momento de lucidez quera ante todo huir de su propia amargura. Ruth logr esbozar otra sonrisa, esta vez ms autntica, y la intensa mirada de Sawyer oscil de los ojos de Ruth a la peculiar tristeza de su boca. l asinti, y luego el laboratorio cobr vida a su alrededor con un montn de pitidos y murmullos. Muchos aparatos estaban encendidos cuando se fue la electricidad. Los fluorescentes del techo parpadearon y luego los cegaron.

Las distracciones rompieron la muda comunin entre Ruth y Sawyer. l apart la mirada y Ruth vio que se le relajaba la expresin, tensa mientras luchaba por retener sus pensamientos, luego de nuevo serena por el entusiasmo ante aquellos nuevos estmulos. Instantes despus Sawyer perdi la concentracin. D. J. Volvi del piso de arriba con un estuche de discos y una cajita ms pequea de metal, como una pitillera. Alarde bastante de sus hallazgos y los ense con orgullo. La unidad de las fuerzas especiales tambin haba regresado al laboratorio principal y D. J. Provoc un revuelo entre los que se haban congregado all cuando la curiosidad hizo que la mayora le siguieran unos pasos. Ruth le perdon la sonrisa de engreimiento. Protegidas con una esponjilla de la misma forma, la cajita contena diecisis lminas portaobjetos no ms grandes ni gruesas que una ua. Aqul contenedor diseado para ser manipulado por manos humanas era de proporciones astronmicas para un grupo de nanos; sus estructuras microscpicas estaran adheridas a aquellas lminas de carbono para trabajar mejor con ellos al microscopio. No era un Arcos. Freedman jams habra sacado nanos completos y programados de la cmara hermtica. Sin embargo, sus componentes seccionales les ayudaran a intuir todo el potencial de su tecnologa, y aquellos prototipos bsicos podran servir como nano vacuna con unas mnimas adaptaciones. Los discos tenan algo gracioso. Sawyer se anim cuando D. J. Le ense el estuche. Era de color fucsia, con la simptica cara con ojos de conejo de una de las Supernenas. En cierto modo, por un instante, eso haba convertido a Freedman en alguien real para Ruth, la vea como una persona por primera vez, una mujer que se gastaba unos billetes de ms en una funda llamativa en vez de comprar una del montn. La serie doce dijo Cam, que an traduca con diligencia. Los discos de la serie doce son el programa de reproduccin. Alguien agarr a Ruth del brazo y ella alz la vista. Ms all de los trajes reunidos alrededor de Sawyer, el resto del grupo se estaba preparando para sacar el equipo, apartaban sillas, desenchufaban ordenadores y desconectaban teclados. El hombre que la haba agarrado del brazo era el capitn Young. Lo tiene? pregunt, tapndose la boca. El jefe del equipo de las fuerzas especiales haba apagado la radio. Acerc la cara y Ruth se apart, desconcertada, pero Young volvi a tirar de ella y presion su casco contra el de Ruth. El contacto mejoraba la transmisin del sonido. Habl con mayor precisin. Tiene lo que hemos venido a buscar? Ella vacil y asinti. Young hizo un gesto con la cabeza como respuesta y se dio la vuelta, le solt el brazo y agarr el control de radio del cinturn. Su voz inund la frecuencia general. Verde, verde, verde dijo, y cogi el rifle del hombro.

27
Cam apart la mirada de D. J. Y Sawyer al or aquel extrao anuncio, Verde, verde, y vio que por lo menos la mitad de los hombres levantaban el brazo izquierdo en lo que pareca el movimiento de una coreografa, con los guantes cerrados en un puo. Era un gesto de identificacin. Entonces avanzaron hacia los dems con las armas en alto. Qu? grit Cam, pero la radio se llen de voces. Quieto, joder, quieto ah, mierda, qu demonios, quieto, eh, Trotter, quieto, no te muevas! Aqulla accin coordinada dur slo unos segundos. Debi de haber una seal previa que l haba pasado por alto. Cada atacante se qued cerca de uno de los dems, ninguno llevaba nada en las manos, mientras que la mayora de sus vctimas iban cargadas con un monitor, cables o un montn de material electrnico. Cada atacante puso su Glock de 9 mm. En la cara de su oponente y agarr al hombre por la cintura para sujetar el control de radio, en vez de la pistola enfundada. El cableado iba bien cubierto dentro de los trajes excepto durante un breve tramo que iba desde la cadera izquierda hasta la caja de control, lo que permita desenchufar los auriculares y conectarlos directamente a otro sistema de comunicacin, como el de un avin. Los atacantes silenciaron a los dems. Algo se apag tambin en Cam. La confusin, perplejidad, la rabia la impresin que haba sentido lo haba dejado vaco, y despejado, pendiente por completo del exterior. Asimilaba los detalles como si fuera oxgeno. Su pensamiento era inmediato y fluido como el de un animal, disociado de la lgica y los sentimientos. Eso lo hizo decidirse. Se agach a un lado como un jugador de ftbol americano que va a hacer una carga y se sita. Durante las ltimas horas, Cam haba logrado distinguir a sus compaeros pese a los trajes, por lo menos algunos. Dansfield por la altura, Olson porque llevaba sucia la manga, Hernndez por el paso rpido y la tendencia a ser el centro de atencin del grupo. Su instinto le deca que eran las fuerzas especiales las que se estaban haciendo con el poder y Hernndez quien estaba en apuros. Con un poco de tiempo, Cam habra llegado a la misma conclusin con un clculo rpido. La proporcin de atacantes y atacados era de cinco contra cinco, otros dos atacantes se quedaron atrs con los rifles de asalto, sus brazos sostenan en alto aquel trozo de infame metal negro. Sin embargo, se haba olvidado de los nmeros, y saba que ellos se haban olvidado de l. El atacante ms prximo estaba a tres pasos de Ruth, con el M16 apuntando al techo. El capitn Young. El casco se mova mientras l reiteraba el cdigo, Verde dos, verde. Cam le golpe en las costillas, con el hombro, y, como un jugador de ftbol en un placaje, agarr los brazos del capitn. No! dijo la nica voz femenina. Luego se produjo otro alboroto de gritos masculinos: Pero qu? Mierda, ten cuidado! El M16 hizo un ruido, cuatro disparos contra el suelo. Cam y Young cayeron juntos. Fue muy rpido, por el peso de las botellas de aire. Otro disparo ms fuerte reverber en todo el espacio cerrado del laboratorio. Luego se golpearon

contra las baldosas, Young debajo. Sin embargo, la botella de aire evit que Young cayera plano. Cam se desplom encima, y Young no se resisti cuando Cam le arrebat el M16. Resbalando, a gatas, Cam recuper el equilibrio sobre la mano izquierda y las rodillas y puso el arma plana. No poda haber disparado. Tena los dedos separados en el guardamonte, entre la empuadura del rifle y el cargador. Flashes la yema del dedo sobre el suave metal se mueve hacia el gatillo los trajes frente a l, ahora cuatro contra cinco Hernndez y los marines haban aprovechado su movimiento sorpresa para contraatacar. Haba un hombre retorcido en el suelo. A otro chico le haban dado un golpe en el trasero. Pero dnde estaba el segundo M16? Entonces una bota le dio una patada en el lado derecho del casco. El impacto hizo que le entrechocaran las mandbulas, gir el cuello y dej caer el M16, que sali disparado. Las botellas de aire le golpearon en los omplatos, pero el dolor se concentraba alrededor de un bulto que tena bajo el labio. Los dientes podridos se le haban desprendido de las encas. Oscilaron sueltos en sus races rotas mientras l tosa sangre contra el visor. El otro se puso en pie sobre l, con el M16 apuntndole. No, l no lo sabe! Ruth estaba a un paso o dos del soldado de las fuerzas especiales, pero corri de todos modos y sigui con aquel movimiento frentico cuando lleg a su lado. Agit el brazo como un ala, con el codo hacia fuera, agarrando an el porttil. Se enfrent al soldado con una valenta increble. Sin embargo, sus palabras sonaban extraas. l no lo sabe, no lo necesitamos! El atacante se mantuvo en su posicin. Cam tambin se qued inmvil, despatarrado, torcido sobre las botellas, retorca las manos porque quera tocarse la cara, y un miedo distinto le recorra el pecho y los brazos. El traje, Dios mo, y si se me ha roto el traje?. El resto de la sala tambin pareca en calma. Cam trag sangre. Junto a sus pies estaban Todd y Sawyer, el primero encorvado sobre la silla de ruedas de un modo que pareca protector. D. J. Se retir a la esquina ms prxima a la cmara para apartarse con sigilo de todo el mundo. Las palabras de Ruth no tenan sentido. Parad, l no lo saba balbuce Ruth. Se oy un arrastrar de pies al otro lado de Cam. El capitn Young se levantaba a tientas del suelo, entre sonoros jadeos entrecortados. Tiene razn dijo Young, cansado. Lo necesitamos. Intervino una nueva voz. Verde, verde, qu est ocurriendo Verde dos, verde dos, estamos bien contest Young. A quin estaba tranquilizando, a otro grupo de soldados?, pens Cam. Habran venido en otro avin? No, los pilotos que esperaban al otro lado de la ciudad en la autopista tenan un radar y habran avisado a Hernndez los pilotos Claro. Los pilotos estaban metidos en el ajo y deban de haber cortado la trasmisin por radio a Colorado con el primer mensaje en cdigo de Young. Slo podan querer una cosa, una razn para tomar el poder. La nanotecnologa. Pero qu sentido tena robarla? Qu podan pedir, dinero no? Puta. sa puta rastrera.

Ruth lo haba estado utilizando todo ese tiempo, incluso haba sonredo y le haba agarrado la mano, y entre tanto ella lo saba Cam gir la cabeza y sinti una punzada en las vrtebras. Entre las motitas de sangre, vio que haban perdido la batalla. El traje desmoronado con languidez boca arriba era el cabo de la infantera de marina Ruggiero. Llevaba una funda con un mapa en el cinturn, por eso lo reconoci Cam, pues el plexigls del visor estaba opaco por las grietas y un velo sangriento. Cuando Cam haba cargado contra Young y el rifle de asalto se dispar, el soldado de las fuerzas especiales que encaonaba a Ruggiero se estremeci. A quemarropa, la bola de 9 milmetros hizo explotar el crneo de Ruggiero dentro del casco. La lucha no era del todo desigual. La persona que Cam haba avistado por detrs, que en aquel momento estaba de pie y se frotaba el cuello, era el soldado de las fuerzas especiales Trotter, pero con las armas ya fuera, las fuerzas especiales haban recuperado el control enseguida. No obstante, un hombre haba muerto. Los trajes beige estaban casi en las mismas posiciones que diez segundos antes, cinco contra cuatro, pero las posturas haban cambiado. Se apartaron del cuerpo de Ruggiero. Cam sinti el mismo horror que los alejaba. Un asesinato en aquella tumba de millones de personas, y todo cambiaba. Oh, mierda exclam Olson. Estaba solo, no tena a ningn marine prisionero. Sostena la pistola baja junto a la cadera como para esconderla. Oh, mierda, yo no yo slo A falta de radio, Hernndez grit para hacerse or. Qu ests haciendo, Young, sumarte a los disidentes? Nunca tuvimos intencin de heriros, chicos dijo Young. Nunca pens que fueras un traidor. Te lo juro por Dios. No queramos hacer dao a nadie. Ruth intervino, como siempre: No lo entiende. Apart su rostro plido, en busca de Hernndez, luego enseguida volvi a Cam. Tenamos que hacerlo. Somos la nica oportunidad para la gente de conseguir una vacuna para todos. Hernndez no le hizo caso. Tenis a los pilotos? Lo siento, comandante dijo Young. Se lo juro. No nos cause ms problemas y sus chicos estarn bien. Cam tena demasiadas emociones en la cabeza, no poda discernir: alarma, duda, y culpa. La vieja culpa. En un abrir y cerrar de ojos haba pasado de la nada interior a la saturacin Qu demonios quera decir con la nica oportunidad? No lo conseguiris. Impasible, Hernndez hablaba como si tuviera un arma. Ser mejor que os lo pensis. Adnde iris? A cualquier lugar que vayis ir nuestra gente a buscaros. All donde aterricis enviaremos tropas. Young le dio la espalda. Inmovilizadlos, de la cabeza a los pies. No podis ganar. Olson, me ha odo?

S, seor entendido. An contemplaba el cuerpo de Ruggiero, el sargento Olson alz el brazo izquierdo como si empezara el ataque de nuevo. Estamos en el canal seis. Olson se hizo cargo del grupo que retena a los prisioneros, y apag la frecuencia general. Empezaron a desarmar a los marines uno por uno, les quitaron las pistoleras. Vigiladlos orden Young, y el que llevaba el M16 por fin lo apart del estmago de Cam y fue a apoyar a Olson. Ruth se arrodill en el acto, desquiciada. Quera decrtelo Joder. Young podra estar insultndose a s mismo. No mir a Cam hasta que ya haba pronunciado las palabras. Leadville iba a quedrselo slo para ellos dijo Ruth, pero Cam mir a Young, incapaz de mirarla. Un asesinato ms, y por razones equivocadas. Para nada. Cam hundi la lengua en el agujero de sus encas, bultos carnosos, piedrecillas de esmalte. La sopa empalagosa que formaba su propia sangre ya le estaba provocando arcadas. Tosi. Por qu iban a? Young tambin se arrodill, de manera que quedaron uno a cada lado de Cam. Haba sacado la pistola y la levant, una ostentacin silenciosa, antes de cogerle el cinturn a Cam con la otra mano. Qu hace? dijo Ruth. Luego su voz se convirti slo en un farfullo: Djeme explicrselo! Young lo haba desconectado. No puedo tenerlo en la radio dijo Young. Entonces cmo se supone que va a ayudarnos con Sawyer? l no lo saba. Djeme que se lo explique. Tenemos que poder hablar. Son imprescindibles para construir Basta! No vamos a quedarnos aqu. Habla en serio? Pensaba que slo lo estaba retrasando para darnos ms tiempo. Tenemos que quedarnos. Es nuestra mejor oportunidad. Doctora Goldman, nos llevaremos todo lo que nos indique. Y si se rompe algo? Y si resulta que nos dejamos un pequeo mdulo de aplicacin que no nos dimos cuenta de que necesitbamos? Sabe que tenemos que salir de aqu. Dos horas! dijo ella. Podemos quedarnos por lo menos dos horas, como ha dicho Hernndez. Leadville no lo sabe, de acuerdo? Young hizo una pausa, tal vez consciente de que Cam estaba cerca y poda escuchar. Jams volveran a confiar en l. Y al recordar lo sucedido, al reflexionar sobre su error, Cam se percat del parecido entre esa conversacin y la que Ruth ya haba mantenido con Hernndez. Young incluso haba adoptado el mismo tono paciente y paternal para responder a la inquebrantable voluntad de Ruth. La valenta y el compromiso de Ruth eran reales. Yo creo que probablemente lo hemos conseguido contest Young despacio. No han dicho nada. Ruth volvi al ataque.

Entonces todo va bien. No creo que comprenda los riesgos. An tenemos que volver a los aviones, reponer el combustible, hay un montn de cosas que tienen que ir bien antes de estar de nuevo en el aire. Es nuestra mejor oportunidad. Es todo por lo que hemos estado luchando. No lo eche a perder. Por favor. Cam tambin estuvo a punto de decir algo, y Young se dio cuenta. Frunci el ceo y se puso en pie, lejos de los dos. De acuerdo, nos quedamos hasta que agotemos estas botellas. Y ya est. Qu? Eso es apenas una hora y media! Ya est le dijo Young. Cambiar las botellas les llev veinte minutos. Young haba ordenado a los cientficos que reunieran sus cosas mientras l las cambiaba, Es hora de trabajar, dijo, Ruth y D. J. Apenas le contestaron, an nerviosos por las emociones vividas, y Young titube. Cam pens que probablemente aquello no habra quedado as si Hernndez estuviera an al frente, pero esa actitud era una rebelin dentro de una rebelin. Young jams podra ostentar la autoridad de Hernndez. Podra haber cortado la electricidad o haberlos sacado fsicamente a rastras, pero antes deseaba como el que ms que la misin tuviera xito. Antes, cuando Todd y D. J. An estaban cargando todos los programas, Ruth apag su radio y presion su casco contra el de Cam, con el semblante serio, muy cerca, para describirle los motivos de la conspiracin: la investigacin para aplicar los nanos como armas que se estaba llevando a cabo en Leadville, los mil seiscientos estadounidenses asesinados en el ro White, el miedo a que el gobierno de Leadville pretendiera utilizar el nano vacuna para volver a colonizar el planeta si lo crean conveniente. Es un genocidio fcil dijo ella. Dejar que todos los dems mueran y que ellos gobiernen para siempre. Cam haba prometido lealtad de nuevo demasiado tarde. Era disponer de una persona menos, pero Young puso a Iantuano a hacer guardia en la cmara, para asegurarse de que Cam no volva a conectar los auriculares y lanzaba un aviso a Leadville, o tal vez derribara a uno de los cientficos y causara un tumulto que no se pudiera explicar. Rojo, rojo. A la tercera seal de Young, los pilotos al otro lado de la ciudad restablecieron la trasmisin de audio con Colorado. Slo haban transcurrido cuatro minutos de silencio, y durante ese tiempo los pilotos siguieron proporcionando datos antiguos mientras arreglaban un cable en la trasmisin. No haba motivos para alarmarse. La expedicin haba llegado a su objetivo, a tiempo, e iba a permanecer all un rato. Haban mantenido esa ficcin. En aquel momento la atencin de Leadville se centraba en el equipo cientfico, los instigaban y hacan preguntas. Se supona que D. J., Ruth y Todd deban describir todas sus acciones, aunque a menudo se distraan con los comentarios entre ellos o se callaban, sumidos en sus pensamientos. Ruth sobre todo hablaba poco y utilizaba gestos siempre que era posible. El plan era mantener la mentira hasta primera hora de la tarde si era posible, hasta que, de pronto, el C-130 se dirigiera al norte en vez de emprender el camino de regreso a Leadville. Cada media hora el comandante Hernndez hablaba con sus superiores mientras el capitn Young

apuntaba con un rifle de asalto no a l, sino a los dems marines. Era obvio que Young lo haca con reticencia, le avergonzaba su funcin, pero haba jurado que Hernndez vera morir al resto de su pelotn antes que l si deca algo errneo. Tambin haba que montar una farsa para los satlites, pese a un vaco de cuarenta minutos en la cobertura. La toma del poder se haba producido a salvo, bajo un techo, pero en cuanto salieran, en Leadville se preguntaran por qu haba cosas que no encajaban con lo que les haban ordenado, as que las fuerzas especiales se estaban agotando cargando el remolque y saliendo y entrando del laboratorio slo para parecer un grupo doce hombres en vez de siete. Cam an no haba tenido tiempo para asumir la situacin en su cabeza. Estaban pasando demasiadas cosas en poco tiempo, aunque hablaban con l menos de lo que esperaba porque apenas preguntaban nada a Sawyer. Su decepcin rayaba en el pnico. Necesitaba serles til, pero al parecer la mayor parte de su trabajo ya estaba hecho, antes de despegar, la madrugada anterior, en el porttil de Ruth, y ese da por la maana. Sus esfuerzos estaban dando resultado, eso lo saba. Estaba bien. Aun as, se senta frustrado al verse arrinconado. Nunca haba sido uno de los suyos, pero ya ni siquiera era una herramienta til. Su gran contribucin haba consistido en confirmar la identificacin de Sawyer de cada lmina portaobjetos. Tambin se haba asegurado de que entendieran dos contraseas para los ordenadores, supernena y mar12, la fecha de nacimiento del sobrino favorito de Kendra Freedman. Sawyer tambin pareca temeroso de perder relevancia, aunque se desacreditaba envolviendo cada mnima informacin til en unos recuerdos personales sin sentido. El nombre del sobrino Sus visitas Graznaba y daba paseos, sin dejar de restregar el reposabrazos de su silla con la mano sana, intentando incordiar. El equipo cientfico choc las palmas en dos ocasiones, y Ruth se rio varias veces, un ja, ja satisfecho y fuerte que atravesaba el casco. Cam los observaba expectante, le dolan las encas, senta los morados de la espalda, los brazos, el pecho, la barbilla, adems de las cicatrices petrificadas que le cubran la cara y el cuerpo. En muchos sentidos el rugido de su estmago era tambin un recuerdo, feo y vivo. El lser de fabricacin no pareca gran cosa, tres bloques gruesos como frigorficos que costara mucho de pasar por la cmara hermtica, sin contar con los cables y tubos que los unan. Al tercero le faltaba un recuadro poco profundo en el medio, donde los paneles grises daban paso a una consola blanca con una cuadrcula de visualizacin, un teclado numrico y dos palancas de mando. Nada que a los cientficos les importara mucho. Teclearon algo. Observaron con paciencia sus aparatos. Consultaron con Leadville. Casi dos horas antes D. J. Haba colocado un par de lminas portaobjetos en una fina lengeta que sobresala de la consola, parecida a la bandeja de un reproductor de DVD. Automticamente sellada dentro de una recmara hipobrica, unos delicados brazos mecnicos abran las lminas, despus de que un proceso de descontaminacin eliminara el polvo y los residuos del espacio de trabajo. El lser tambin estaba equipado con manipuladores atmicos y una sonda de escaneo. D. J. Activ los programas de autorrecuperacin que encontr y luego mont un proto Arcos individual a partir de la primera lmina junto con un componente de motor que tom de la segunda. Fue un proceso minucioso. Cada lmina contena una docena de muestras de un tipo comn pero

con variantes menores, ya que haban sido producidas a mquina por separado en vez de por autorreproduccin. D. J. Descart los primeros tres fragmentos de motor. Entre tanto, Ruth y Todd resolvieron una cuestin de protocolo entre el programa del porttil y el de los ordenadores del laboratorio, luego empezaron a cargar sus archivos. Tambin haban introducido varios discos de Freedman, unos CD grabables comunes. El rayo del lser ultravioleta extremo, pese al nombre grandilocuente, habra sido imperceptible aunque no estuviera escondido dentro de la maquinaria. En el monitor de video apareca slo como smbolo, una barra oblicua generada por el ordenador, incluso ms pequea que las retculas que representaban las nanoestructuras. Incapaz de utilizar bien una pantalla tctil con guantes, D. J. Indic los parmetros que quera con una palanca de mando y luego se sent, con las manos apartadas. El lser fue recortando materiales innecesarios del componente del motor para reducirlo. Luego dio instrucciones de injertar ese nudo en el ncleo del proto Arcos. Realiz ajustes en el mismo programa seis veces hasta que todo fue correcto. Tard ochenta minutos. Genial, parece genial dijo Ruth. El lser, que an cortaba, empez a alterar la composicin molecular del ncleo del nano. Al erradicar partculas atmicas seleccionadas, podan crear un microprocesador de estado semislido codificado con el algoritmo de reproduccin y su clave de discriminacin, as como cdigos para el sensor trmico. Surgieron dos complicaciones graves. En primer lugar, era una secuencia que no se poda corregir, o se haca a la perfeccin la primera vez o sera un desperdicio de todos sus esfuerzos. Antes de volver a intentarlo tendran que construir un nuevo nano, y haba probabilidades de que D. J. Hiciera un promedio de seis pruebas ms para recrear aquella estructura hbrida. Peor an, la segunda complicacin era que estadsticamente estaba garantizado que hubiera defectos. Incluso mientras el lser daba forma al ncleo del nano, caba esperar que algn cambio no previsto se produjera. El nano nunca sera perfecto al cien por cien. La pregunta era si podan fabricar un nano vacuna con la suficiente programacin para funcionar bien, porque fuera lo que fuera lo que crearan, montaran ms nanos con las mismas limitaciones, as que era imprescindible que la vacuna funcionara con un margen pequeo de error. De lo contrario sera engullido por la plaga de Arcos. Sera intil. Les quedaban veintisis minutos en las botellas nuevas, Young volvi a golpear el cristal de la cmara hermtica. Sin un cable de radio, Cam no oa sus palabras, pero el mensaje era obvio. Salid. Enseguida dijo Ruth. Lo prometo. De verdad no podemos detener el proceso de grabacin despus de Young volvi a aporrear el cristal, al tiempo que mova la boca. Por detrs, Cam vio a dos soldados de las fuerzas especiales que se inclinaban con rigidez para mirar al techo, aunque la luz fluorescente pareca estable. Iban a cortar la corriente?

Qu? Cundo? Ruth haba alzado la voz, asustada, y D. J. Se incorpor de la consola LUVE. Young haba girado la cabeza, y Cam se percat de que estaba hablando con Iantuano. Aqul intenso vaco se apoder de Cam de nuevo, pero se resisti, incluso al apartarse de Iantuano y darse la vuelta para mirarlo a la cara, tras asegurarse de que estaba lejos de la silla de ruedas de Sawyer. Qu est pasando? Saca a tu amigo dijo Iantuano. Casi han terminado. Scalo. Acaban de llegar dos aviones a las montaas.

28
El puesto de mando de Leadville lo haba sabido todo el tiempo. Ruth debera habrselo imaginado. James no haba estado entre los colegas que le haban dado consejos y nimos. Estaba retrasndola. No estaba familiarizado con su tecnologa del cazador asesino ni con la fabricacin lser, pero, como jefe de sus laboratorios, debera haber estado al corriente. La ausencia de James en s era el aviso que Leadville intentaba impedir, y Ruth haba estado demasiado absorta en su trabajo para comprenderlo. Podra haberles costado todo. Young tena razn. Deberan haber salido corriendo hacia el avin. Sus trajes tenan micrfonos ocultos? No, los microdispositivos no podan trasmitir desde tan lejos. Hernndez haba dicho algo, una frase que sonaba inocente, seales acordadas para indicar el grado del problema. Young? Ruth haca seas con la mano contra el muro de cristal de la cmara. Young! Ha cortado la trasmisin por radio! Un poco a la izquierda, al otro lado del cristal, Young se dio la vuelta. Djeme hablar con ellos dijo ella. Lo tengo encaonado, doctora. Mueva el culo. Cam ya estaba empujando a Sawyer, le bajaba el brazo cuando intentaba agarrarse a la pared. Escuche, tenemos el rehn ms importante dijo Ruth. Sin bromas. Young mene la cabeza, no por discrepancia sino exasperado. Iantuano, squelos. S, seor. Espere! Ruth dio un golpe en el cristal, pero el capitn Young ya se diriga hacia la otra esquina de la sala principal, donde estaban sus prisioneros, sentados contra la pared, con las botas y las muecas atadas con cinta de carrocero. Haba jurado matarlos Young, no! Me refera a los nanos y todos los aparatos! No contest. Haba apagado la frecuencia general. Qu canal haba utilizado Olson? Ruth agarr sus controles. Interferencias. Interferencias. La frecuencia dos era la de mando, y los pilotos haban dejado ese canal abierto. , tmbense y entreguen las armas al comandante Hernndez. La voz de Leadville era femenina, fra, sin entonacin. No hay motivos para derramar ms sangre. Eso le estoy diciendo. Era Young. Retrense. Retrese, capitn. Atrs. Antes lo haremos volar todo, entendido? Tenemos bidones de gasolina suficientes para armar una gorda, as que retrense. No querrn que El edificio tembl en dos atronadoras ondas snicas cuando dos F-15 Eagle pasaron por encima de sus cabezas. Leadville haba enviado un despliegue impresionante. Eso decan ellos, por lo menos, y los pilotos al otro lado de la ciudad confirmaron que el radar mostraba otro C-130 que se acercaba tras los dos aviones de combate. Leadville deca que en su interior haba sesenta soldados.

Young repiti su nica amenaza: Lo volaremos todo, todo! Luego dio instrucciones a los pilotos de que cortaran la trasmisin del todo. Podis bloquear nuestro tramo de autopista, poner los aviones en medio? dijo. Ya los estamos moviendo. Ruth advirti que el hombre de las fuerzas areas no llam a Young seor ni capitn. Era significativo? El rea de aterrizaje ms prxima era un aeropuerto que estaba a cinco kilmetros al sur de donde ellos haban tomado tierra, las carreteras estaban atascadas y pasaran otros quince minutos hasta que el avin de Leadville cubriera la distancia desde Sierras, y otros diez o ms hasta que tomaran tierra. Nosotros ya habremos hecho casi todo el camino de vuelta antes de que ellos pisen el freno dijo Young. Sin embargo, Ruth se qued pensativa. Aunque no los arrestaran en tierra, por mucho que los disidentes reunieran apoyo areo o los combatientes canadienses intervinieran a su favor, permitira Leadville que otro tuviera esa tecnologa? Los seres humanos, llevados por la codicia y el miedo, tal vez no entenderan que otros nanos les podan beneficiar a ellos. Aqullos hombres obsesionados con la guerra podan no creer que un nano vacuna los salvara. Un misil aireaire era lo nico que necesitaba Leadville para eliminar a un avin de carga lento para siempre. No! Ruth se separ, tambalendose, de Iantuano, se resista sin xito con su nico brazo. An no! Si no tenemos esto no tenemos nada l la agarr de la mueca. Est loca? Tenemos que irnos. He terminado, he terminado, estoy acabndolo protest D. J. Por detrs, y Ruth se movi adelante y atrs, intentando impedir el paso a Iantuano a la consola LUVE. Tenemos que asegurar el prototipo o todo este tiempo habr sido en vano! Seora, nos vamos. Ya voy dijo Todd. Seor? Mire, ya me voy. Lo tengo! grit D. J.. Djeme extraer Toctoc. El capitn Young haba vuelto al exterior de la cmara, con el rifle en un brazo y la otra mano en el cristal. Al mismo tiempo, dos soldados estaban entrando a toda prisa por la cmara de aire. Cam ya haba empujado la silla de ruedas de Sawyer por la sala ms grande, con la cabeza vuelta sobre el hombro para mirar. Si no supiera nada dira que est jugando a dos bandas dijo Young, que buscaba los ojos de Ruth a travs de las muchas capas que haba entre ellos, la pared de cristal, los visores. Ella aguant la mirada. Eso es ridculo. D. J. Se coloc al lado de Ruth y ense el puo a Young. Lo tengo, de acuerdo? Tengo el prototipo. Vamos a asegurarnos de que tenemos toda la programacin y nos podemos ir. Hganlo rpido dijo Young, e hizo un gesto para que pasaran como un guardia de trfico. Quiero llevarme ese lser, pero estn en medio.

Los soldados que haban entrado en la cmara estaban tirando de una plataforma rodante. Ninguno de los componentes del lser de fabricacin pesaba ms de cien kilos, pero los soldados tambin tenan un cilindro azul no era una botella de aire conectado por un cable a una boca estrecha y negruzca. Un soplete. Tengan cuidado! dijo. Doctora, todo lo que no est en el remolque en quince minutos se quedar aqu. No pueden cortar los cables de refrigeracin, nunca arreglaremos Quince minutos. Puedo minimizar los daos dijo D. J.. Djeme que les ensee dnde cortar y cargar con todo el cableado que pueda. Claro contest Young. Un soldado ya estaba ayudando a otro, Dansfield, a ponerse una pesada mscara de soldador encima del casco. Ruth dud, las ideas se le agolpaban en la cabeza. El tercer componente, la fuente de alimentacin y la electrnica informatizada, estaba conectado a los dems slo por un grupo de cables de los que se poda tirar con facilidad. Por desgracia la segunda unidad, el sistema de refrigeracin, los ventiladores y los filtros, estaba conectada a la primera por muchos tubos industriales. Si cortaban esas conexiones, perderan la mayor parte del lquido refrigerante y contaminaran mucho el sistema de descontaminacin. Sin embargo, Ruth supona que era mejor eso que arriesgarse a daar la ptica lser del primer componente quitando los tornillos a golpes. Ruth agarr su porttil. Todd estaba recogiendo los CD y D. J. Haba metido la cajita de lminas portaobjetos en el bolsillo del pecho y lo haba cerrado con la cremallera. Ruth entr presurosa en la cmara hipobrica, con Todd pisndole los talones. An hacan falta muchas pruebas y ajustes antes de tener una vacuna fiable, ms de las que se podan realizar dentro del lmite de su suministro de aire. Probablemente repetiran todo el proceso cincuenta veces. Necesitaban das, incluso semanas. Ruth cerr los ojos y se maldijo a s misma. Las razones para hacer las comprobaciones previas eran slidas, pero deberan haber parado en cuanto estuvieron seguros de poseer lo esencial. Tal vez podran haber terminado de reponer combustible en el aeropuerto internacional de Sacramento antes de que los reactores aparecieran en el horizonte. Ruth pensaba con sinceridad que estaba por encima del orgullo, de verse en un lugar destacado en la Historia, pero la tentacin de ser la primera haba sido demasiado grande. La tentacin y la debilidad. Nunca haba evitado del todo el miedo mientras trabajaban, haba demasiados recordatorios, el tejido del traje que se le cea, el peso de la mochila y los incmodos calambres en el hombro, pero utiliz el paal all, de pie, con cinco hombres, y casi ni lo pens, absorta, poseda. Ahora rezaba a Dios por tener un lugar y tiempo para volver a ensimismarse. No por ella, jams lo volvera a hacer por ella. Los millones de personas que quedaban en el mundo no merecan morir de hambre ni combatir durante los prximos mil aos por su egosmo. Eso no debera contar? Por favor, por favor, por favor. Aqulla letana era el latido de su corazn. Soy Dansfield, voy a encender la llama Ella mir hacia atrs. Estpida. Tres de los cuatro hombres que estaban en la cmara hipobrica se

haban vuelto hacia fuera, y vio que Iantuano abra la boca, sorprendido por su reaccin. Ruth desvi la mirada de forma natural hacia el cuarto hombre, una silueta arrodillada, justo cuando el soplete que llevaba en las manos escupa una llama azulada. Se estremeci. Por favor, Dios. La imagen se le qued grabada en la mente. Todd dijo, puedes volver a revisar el remolque? Voy a ver qu ha quedado ah dentro y luego podemos trabajar en tro, de acuerdo? Suena bien. Djenme ayudar. Era Cam, que haba vuelto a conectar su radio sin permiso. Ruth se detuvo, asustada por l, pero seguro que Young no se opondra ahora que Leadville lo saba todo. Sus rasgos llenos de cicatrices se haban inflado entre la nariz y la boca, aunque era difcil discernir hasta qu punto, porque el interior del visor estaba salpicado de sangre, con manchas mayores en la mitad inferior. Junto a Cam, en la silla de ruedas, Sawyer alz la vista hacia ella con una mueca de chimpanc asustado. Sin duda l tambin haba visto el soplete. Por qu no echas una mano a ese chico? pregunt ella, que se diriga al exterior del laboratorio, donde un soldado estaba sujetando el equipo en el remolque. No podemos permitirnos que se caiga nada. De acuerdo. Cam se dio la vuelta, se fue tras Todd y dej a Sawyer en medio del suelo. Ruth camin a zancadas, observando el embrollo de objetos. Si hubiera espacio, si dispusieran de una flota de camiones, no dejaran nada ms que las sillas y las lmparas de mesa. Pero otros objetos no importaban, ampermetros, un generador de seales Estaba de pie sobre la sangre del cabo Ruggiero. Cerr el puo y sigui avanzando, aunque se retir para caminar sobre baldosas limpias. Luego volvi a bajar la mirada con la misma curiosidad refleja que casi la haba cegado. El charco se haba corrido cuando sacaron a rastras a Ruggiero de la habitacin, ahora era un rastro amplio que se ennegreca y se volva pegajoso. El capitn Young estaba en la esquina de enfrente de nuevo, adonde iba tras cada interrupcin, de pie, junto a los prisioneros, con otro soldado de las fuerzas especiales, mientras un tercer hombre envolva con ms cinta las piernas de los prisioneros. Ya estaban inmovilizados, por qu se molestaban? Ruth busc a tientas su control de radio, con cuidado de no tirar el porttil. o culpa nuestra. De lo contrario volverais con nosotros. No puede dejarnos aqu sin ms. Hernndez. Deban de haber conectado su radio. No puedo molestarme en mantenerles vigilados ni ir por ah con un vehculo adicional le dijo Young. Lo siento. Les diremos dnde los pueden encontrar. Y si no llegan a tiempo? Tienen casi dos horas. Y pueden sobrevivir casi dos ms hasta que de verdad les empiece a doler. No si nos ahogamos en estos trajes Les dejaremos un cuchillo dijo Young. Deberan poder moverse en diez, quince minutos. Tardarn ms. Pero Ruth no lo dijo. Los marines tendran que ser muy cautelosos para no cortarse los trajes, y en ese momento comprendi por qu el soldado estaba colocando la cinta

alrededor de las espinillas y las rodillas en vez de reforzar las ataduras de los pies. Eso les dara ms superficie que cortar. Espere. sta vez Hernndez habl ms rpido. Sabe que Timberline tiene la mejor oportunidad de montar un nano que funcione de verdad. Si lleva esta tecnologa a los disidentes Adis, comandante. Buena suerte. est jugando con ms vidas que la suya Young se arrodill y tir del cable de la radio, y el soldado de la cinta se inclin sobre l. Tambin llevaba una navaja plegable. Cortaron el cable de la radio de Hernndez e hicieron lo mismo con los otros tres marines, as que quedaron irremediablemente mudos. Era una bendicin darles a Hernndez y su brigada una oportunidad. E inteligente. Ruth estaba de acuerdo. Si Young los hubiera ejecutado, no poda esperar otra cosa para s mismo si las cosas salan mal. El dejarlos ah para que los rescataran tambin era un movimiento calculado para distraer a parte de las fuerzas de Leadville. Pasaron ms de quince minutos hasta que estuvieron en el coche, los componentes del lser apenas pasaban por la cmara de aire de uno en uno, pero Young esper hasta que la ltima pieza estuvo cargada en el remolque. Sus sombras eran pequeas y se acurrucaban debajo de ellos, el sol de medioda estaba suspendido en su punto ms alto. Dansfield iba delante con la excavadora, Trotter iba arrodillado en el techo de la cabina con uno de los dos rifles de asalto que tenan, y Olson estaba de pie en el cuerpo de la excavadora. Los cinco civiles y los cuatro miembros de las fuerzas especiales que quedaban se metieron en el todoterreno y, entre los aparatos apretujados en la plataforma, Sawyer y su silla de ruedas estaban encajados en el remolque. Iantuano estaba sentado en un componente del lser de fabricacin con el segundo rifle. Newcombe haba inhabilitado la furgoneta con tres disparos, en las dos ruedas delanteras y el radiador. Tambin se haban deshecho de la mayor parte del equipo que haban llevado hasta all, se quedaron con las botellas de aire que quedaban y la campana de presin, y Ruth advirti que entre los objetos abandonados estaban los bidones de gasolina que Young haba jurado utilizar para destrozar el equipo del laboratorio si los de Leadville se acercaban demasiado. La discreta decisin de Young la hizo sentirse orgullosa y triste al mismo tiempo. Era un sentimiento salvaje, solitario, directo. Peor que el control de la nanotecnologa por parte del gobierno de Leadville sera quedarse sin ella. Young no tena intencin de hacer volar algo que haba costado los esfuerzos de tanta gente. Iban lentos. El todoterreno se esforzaba por tirar del remolque. Avanzaban a cuarenta kilmetros por hora por el bulevar Folsom y se dirigan al norte por la calle 54 cuando volvieron a or los aviones. Pasaron por encima de sus cabezas, como si temblara el cielo. Encajada entre D. J. Y Cam en la parte trasera del vehculo, apoyada contra el techo del coche, Ruth intent mirar a su alrededor, pero baj la cabeza antes de perder el equilibrio. Avanzaron a sacudidas por los patios colindantes, se desviaron brevemente al ste, luego continuaron hacia el norte por la 55. Pasado medio bloque se orientaron al oeste. A partir de aquel momento era un trayecto recto a lo largo de diecinueve manzanas. Cuando se acercaron a la autopista,

Jennings aceler para seguir el ritmo de la excavadora. Lo conseguiremos dijo Young. El C-130 enemigo se acercaba de frente por encima de las siluetas cuadradas del horizonte urbano, bajo y perezoso, y Ruth, completamente desorientada, gir la cabeza de nuevo en busca del sol. Se haba equivocado de camino? Dnde estn? Otras voces provocaron una confusin en la radio: Dios, estn al sur del aeropuerto, van directos hacia nosotros!. No podan haberse perdido. Slo haba un camino de vuelta por las ruinas, as que el gran avin de carga deba de estar saliendo del oeste en vez de ir hacia el este desde las montaas. Pronto pasara por encima de la autopista directo hacia ellos. Caan objetos por detrs del avin. Contenedores del arma basada en el nano copo de nieve. Ruth intent gritar y no pudo, tena los pulmones paralizados, ya muertos no. El copo de nieve era intil contra los trajes de contencin. Los objetos que descendan eran hombres. Se vean ms grandes por el equipo que llevaban, y unos apndices largos se elevaban de cada silueta humana, ondeaban y se hinchaban. Paracadas. Ya haba media docena de paracadas rectangulares que bajaban oscilando en la estela del C-130.

29
Una salpicadura de sangre golpe el visor de Cam cuando Jennings se retiro del volante de una sacudida. El chasquido de la cabeza de aquel hombre fue brusco y despiadado. Cam se sobresalt y grit cuando los disparos se sucedieron en la calle. Muerto, con el casco partido, Jennings rebot de nuevo hacia delante y cay sobre el volante. El todoterreno dio un viraje brusco a la izquierda, a cincuenta kilmetros por hora, y redujo la velocidad cuando se le resbal la bota del acelerador, pero sigui embistiendo debido al peso y la inercia del remolque. El cambio de velocidad provoc una creciente sensacin de terror en Cam, pareca como si la cabeza le fuera a estallar. Pasado el bloque treinta y ocho, Olson vio un paracadas de color caqui, colgado en un grupo de rboles, con el arns abierto, el paracaidista huido. El capitn Young se encogi de hombros tras ordenar seguir la marcha. Saban que estaban rodeados, que los superaban en nmero. Las cuentas variaban, pero coincidan en que haban bajado del C-130 ms de cuarenta paracadas, reunidos sobre todo en un gran grupo delante de ellos y otro ms pequeo detrs. Young esperaba abrirse camino engandolos, pero el francotirador estaba sincronizado por lo menos con otro. Con los ojos abiertos de par en par y la mente despejada, Cam vio que Trotter quitaba el techo de la cabina de la excavadora diez metros por delante. Ms all, los destellos de los disparos surgan a lo largo del muro bajo de ladrillo de un edificio de apartamentos y por detrs de las esquinas de otro bloque de viviendas, ms de una docena de detonaciones irregulares, como un fuego cruzado de sinapsis. La excavadora fue la ms afectada. Chispas y esquirlas amarillas saltaban del duro metal, y el sargento Olson corri la misma suerte que Trotter. En el asiento del conductor, Dansfield se resista y agitaba, destrozado por algunos disparos que se haban colado por las placas del blindaje y que ahora rebotaban en la cabina. Young, que iba en el todoterreno, apoy el hombro contra el cuerpo de Jennings para enderezar el volante. Demasiado tarde. Evit que el todoterreno y el remolque chocaran, y tal vez que volcaran, pero la mala suerte haba colocado una furgoneta Toyota de color rojo en su camino. Chocaron contra ella a cincuenta por hora o ms, el guardabarros golpe en una esquina de la parte trasera. Los dos vehculos sufrieron una sacudida, y el todoterreno, ms pequeo pero ms pesado, embisti a la furgoneta. Nadie llevaba cinturn de seguridad. Jennings y Young no caban en el suyo, no podan sentarse bien por las botellas de aire, y en la parte trasera Cam y los tres cientficos estaban encajados. El impacto lanz a Cam a un lado, hacia la espalda de Young. Todd, enfrente de l, empez a caer del todoterreno, pero el lateral de la camioneta le dio un golpe, al tiempo que Ruth y D. J. Eran impulsados hacia delante, por encima de Cam, provocando una maraa de cuerpos. Un brazo le golpe en los auriculares, estampndoselos contra el crneo. Debajo de ellos, contra el salpicadero, Young logr escurrirse y salir por el lado abierto del todoterreno.

En la radio un hombre sollozaba, a quin ms haban disparado?, y todos jadeaban como perros. Cam se arrastr hacia el espacio que Young haba dejado, luego cay al asfalto. Las piezas desiguales de un rompecabezas de cristal de seguridad rodaron como guijarros bajo sus antebrazos y su vientre. La furgoneta y el todoterreno se haban parado en forma de T torcida, con el remolque doblado de manera que formaba algo parecido a un tringulo, y, para la percepcin distorsionada de Cam, la furgoneta era como una enorme mole entre l y los paracaidistas. Entonces una rfaga de disparos de rifle se abri paso a travs del panel abollado por encima de su cabeza y choc contra el todoterreno. Pam, pam, pam. Cubrios, cubrios con cualquier cosa! Era Young. Su visor tena una fractura. Mir al remolque con un ojo cerrado y la piel de la mandbula y la sien en carne viva. Newcombe! Dos minutos antes Cam haba pensado en pedir una pistola. Tenan las que les haban quitado a los marines, pero Young no estaba conectado a la frecuencia general porque comunicaba con los pilotos y tal vez tambin con Leadville, y las pistoleras estaban en el remolque, con Newcombe y Iantuano Jennings. El cadver de Jennings tena un arma. Mientras Cam lo pensaba y retroceda de rodillas, Young y otro consiguieron responder con una corta descarga de los chasquidos espordicos y pesados de las Glock de 9 mm. Young ni siquiera se molestaba en apuntar, tena el brazo debajo de la furgoneta. Los paracaidistas reaccionaron y Cam se qued tumbado mientras una lluvia de cristal le caa encima, mezclada con fragmentos de pintura, plstico y tapicera. Sin embargo, los disparos de los rifles no sonaban tan concentrados como antes. Se percat de que algunos paracaidistas estaban avanzando, deban de haberse agachado ante los disparos de pistola. Young logr que aminoraran la marcha, pero probablemente no por mucho tiempo. Cam se levant del asfalto contra todos sus instintos y venci a sus propios msculos, rgidos del pnico. La seguridad que en teora proporcionaba el suelo era falsa. Si Leadville haba estado negociando con Young desde su primera conversacin, slo era un ardid. Aqulla emboscada era responsabilidad de Leadville, y demostraba que queran recoger las piezas que quedaran antes que arriesgarse a no rescatar nada, y si Cam y los dems eran acorralados all, en la calle, no podan esperar ms que una bala en la cabeza. Los paracaidistas los mataran en defensa propia, para evitar que usaran los bidones de gasolina que Young haba amenazado con incendiar. Cam se agach a un lado del todoterreno e intent agarrarse a Jennings. Lanz un grito cuando una bala choc contra el todoterreno, a su lado, lo bastante cerca para que la vibracin le llegara al pecho. Luego volvi a agacharse contra el suelo y arrastr a Jennings por el cuello. Vio a Todd encima de l. An estaba en la parte trasera del todoterreno y utilizaba su cuerpo para proteger a Ruth y D. J. La voz de Todd era como un mantra, un murmullo, tena los auriculares estropeados o perdidos dentro del traje: Abajo, abajo, quedaos abajo!. Era la segunda vez que Cam le vea proteger a los dems. Ms all del todoterreno, Newcombe estaba de pie en el remolque, viajaba en una estrecha ranura entre los ordenadores. Tena la pistola en alto, pero el equipo inestimable que lo rodeaba poda ser su mejor proteccin. Tal vez nadie disparaba a Newcombe. Poda ser que Sawyer tambin hubiera sobrevivido al accidente, con la silla metida en la parte trasera y hacia atrs, pero Iantuano no estaba

en su posicin. O los francotiradores lo haban acribillado o haba cado a la calle. Tenemos que movernos! Hacia el sur, vamos detrs de ese edificio blanco! Young saba mandar, pero hablaba como si organizara a gente dispersa a mucha distancia en vez de a pocos metros . Dnde estn los cientficos? Newcombe, puedes llegar Se detuvo. Cam sujetaba una Glock de 9 mm. En una mano, mientras le quitaba el cinturn de armas a Jennings. Young se lo qued mirando. Estaba recargando, era vulnerable. Capitn? Eh, mierda. Era obvio que Newcombe pensaba que Young estaba herido o muerto, y que haba asumido el mando tras un instante de pnico. Mierda, eh, vamos a la casa blanca! An estn en el todoterreno dijo Cam como respuesta a Young, que volvi a hablar incluso antes de que Cam hubiera terminado. Asegrate de que tienen la nanotecnologa le dijo Young. Newcombe, puedes traer las pistoleras? Cgelas todas. Vamos a tener que salir a pie. Abandonar el equipo de laboratorio ya era todo un sacrificio, pero eso retendra a muchos de los paracaidistas all. Pero a qu distancia estaba la autopista? Haban llegado siquiera a la calle treinta y cinco? Equipo cientfico, escuchen! Young era extremadamente metdico. Les quiero en el lado del conductor del todoterreno, es decir, lejos de m. Vamos a correr al sur, hacia ese edificio blanco en el lado ms prximo de la calle, y necesito que se lleven todo su equipo, el porttil, las muestras, todo! Cam intent hacer las cuentas. Dios mo, estaban como mnimo a siete edificios del avin. Iantuano, an est conmigo? pregunt Young. En la parte trasera del remolque, s. Creo que me he roto el brazo. Necesito que lleve a Sawyer. Puede pasarle su M16 a Newcombe? Sganme. Siete bloques, a menos que les cortaran el paso. Cam se arrastr boca abajo detrs de Young, entre el remolque y el todoterreno, mientras Todd bajaba como poda al asfalto, luego Ruth. Mirando de un lado a otro en busca de D. J., Cam vio que Iantuano le daba tres puetazos a Sawyer en la barriga para que dejara de resistirse, y que haca torpes intentos con la izquierda porque tena el otro brazo roto. Dnde est el otro cientfico? grit Young a Ruth al tiempo que D. J. Gritaba: Rendirnos! Tenemos que rendirnos! An estaba en el todoterreno. Cam podra haberlo abandonado. No haba tiempo, pero Ruth y Young discutieron con l aunque no lo vean, en cuclillas, cubiertos por el vehculo. Maldita sea, no est tan lejos! exclam Young. Podemos hacerlo! grit Ruth. No importa si no tenemos el lser La programacin es lo ms importante! chill Ruth. La programacin y las muestras! Podemos hacerlo! Iantuano avanz hacia ellos, en paralelo al remolque, con Sawyer en el hombro como un saco de patatas. Entre tanto, los disparos de los rifles llegaban en descargas breves y controladas que chocaban en la parte superior de la furgoneta. Slo Newcombe responda a los disparos. Cam notaba que los soldados de Leadville se acercaban

Young se dio la vuelta y dispar a boca jarro al todoterreno, cinco disparos seguidos. No, no, esperad! grit D. J. Pero todos los disparos acertaron en la rueda delantera, destrozaron el neumtico y dieron en el motor. Los daos en el todoterreno haran que al enemigo le costara ms trasladar los aparatos del laboratorio, y que por lo menos algunos soldados no los persiguieran. Los disparos tambin sonaron como una descarga de respuesta a D. J., y solucionaban las dudas de ste con la misma eficacia con que Iantuano haba controlado a Sawyer. No, esperad suplic D. J.. Estoy atascado! No puedo! Aydeme a agarrarlo. Young mir a Cam a los ojos antes de levantarse, y Cam no pudo dejarlo solo. La sensacin de estar de pie encima del todoterreno era como tumbarse en la va de un tren, a la espera de la muerte, a la espera de una bala. Cam se rompi un ligamento del hombro al sacar a D. J. Del asiento trasero y ponerlo en el suelo con una fuerza bruta fruto de la adrenalina. Verde, verde, estamos llegando a pie! grit Young, y qued claro que sus pilotos haban estado esperando, a la escucha. Mantengo mi posicin. Mantengo mi posicin. El miembro de las fuerzas areas hablaba con fra precisin, luego aadi: Moved el culo. No vamos a ninguna parte sin vosotros. Tenan la suerte de su lado, pero la idea era una locura, Cam se dio cuenta de que haban tenido la ventaja de que los canales de radio no se hubieran bloqueado. Los auriculares funcionaban bsicamente como transmisores, y Colorado estaba a una distancia infernal para afectar a sus comunicaciones, pero seguro que los paracaidistas tenan el mismo equipo que ellos. Un transmisor del C-130 enemigo podra haberles inundado los auriculares con msica o ruido blanco. Aun as, tal vez los paracaidistas tambin estaban escuchando. Ahora. Young los sac a descubierto, con la Glock escupiendo fuego. Al mismo tiempo, Newcombe rode a gachas la furgoneta y barri la calle con su nico M16. Ruth y Todd eran los siguientes, juntos, como dos nios en una apuesta, pero primero perdieron un instante precioso, vacilantes, mirando atrs y adelante, a Young, y a sus caras plidas. An parecan estar mirndose cuando dieron los primeros pasos. Iantuano los embisti por detrs, obstaculizado por el peso de Sawyer. Cam corri con el miembro de las fuerzas especiales, sus disparos de pistola eran demasiado altos porque el retroceso le empujaba el brazo hacia arriba. Newcombe lo segua con el rifle. D. J. Fue el ltimo en salir, aunque le haban dicho que fuera con Todd y Ruth, y posiblemente se habra quedado atrs si no lo hubieran dejado a solas con su miedo. Algo lo impuls a seguir a los dems. Esperad! Esperad! grit. Haba tres metros de la furgoneta a la acera, seis ms para llegar detrs del edificio blanco cuadrado. La excavadora y otros obstculos los cubran de los soldados de Leadville, y una valla cada tambin los ocultara parcialmente cuando estuvieran en el pato, pero unos cinco paracaidistas haban avanzado mucho, ms cerca de lo que nadie supona. Los disparos de los rifles sonaron por encima de sus cabezas como una marea ensordecedora.

El ruido desapareci con la misma rapidez. Tumbado detrs de la excavadora, Olson an estaba consciente, su traje roto sangraba en el abdomen y un pie. Olson le haba quitado el M16 a Trotter y vaci el cargador entero en una salva salvaje y atronadora. Hiri a tres de los soldados que estaban ms cerca. Luego lo mataron a balazos, a quemarropa. Los paracaidistas llevaban trajes de contencin de color caqui con cascos de combate del mismo color, encima de capuchas con unas gafas como ojos de insecto en vez de visores. Eran corpulentos, los chalecos antibalas y una tercera botella de aire los entorpecan un poco. Cam no habra acertado a disparar a aquellas fugaces oscuras siluetas a diez metros aunque estuviera quieto. Disparando de lado, encogido para hacerse pequeo, sigui disparando de todos modos y estuvo a punto de matar a Newcombe cuando se puso delante de l. Cam apart la pistola y perdi el equilibrio. Young, Ruth y Todd ya haban pasado la esquina del edificio, y Newcombe lo hizo mientras Cam tropezaba por culpa de su rodilla. Dos metros, uno Cam se dej caer en los hierbajos y la blanda suciedad y se retorci para girar la pistola La mayora de los paracaidistas, se mantuvieran en sus posiciones en la calle o avanzaran, estaban limitados en su campo de tiro por el destacamento al que Olson haba disparado. Algunas balas rozaron la fachada del edificio, por encima, pero los rifles casi haban dejado de disparar. Un francotirador encontr a Iantuano, el objetivo ms grande y lento. Sawyer sufra convulsiones en su hombro y tena el pecho acribillado. Iantuano logr avanzar tres cuartas partes del camino por el patio. Aqul hombre estaba lo bastante cerca para que Cam advirtiera su mirada de consternacin. Esperaba que Iantuano cayera muerto, herido en el cuello o el torso. Sin embargo, la descarga deba de haber rebotado en las costillas de Sawyer y salido por un ngulo extrao, porque Iantuano slo tena una herida leve en la parte inferior del costado. Se levant sobre los brazos, con los dos, incluso el roto, luego trat de agarrar a Sawyer. D. J. Era incapaz de tomar la decisin de ir a la izquierda o la derecha para rodearlos. Se detuvo y salt por encima de las piernas de Iantuano. El francotirador lo hiri en el brazo. A D. J. Se le separ el antebrazo del cuerpo y l se gir, tambalendose. Mantuvo el equilibrio lo justo para desplomarse cuando pas a Cam. Iantuano podra haber rodado el ltimo metro y salvarse. Sin embargo, intent agarrar mejor a Sawyer, avanz a rastras con las dos piernas, con la cara desencajada por el esfuerzo. Los guantes ensangrentados se le resbalaron y una sombra de un nuevo sentimiento alter su expresin al mirar a Sawyer. Era el rastro de una duda triste, casi nostlgica. Un francotirador atraves el casco de Iantuano. Las heridas de Sawyer eran mortales. All donde la bala haba salido por el abdomen, el grueso traje de contencin tena un agujero del tamao de un puo. El brazo ms fuerte tena el pulso irregular, pero se debilit hasta convertirse en un temblor mientras Cam lo miraba anonadado. Sawyer mir en la direccin en que estaban, doblado sobre las botellas de aire. Era imposible saber si los miraba a ellos o a la seguridad que l nunca alcanzara. El nico ojo que observaba se desvi hacia Cam y lo pas de largo, an con vida en aquel rostro desfigurado. Lo dejaron all como a un animal. Por una parte no era justo y por otra s. Una muerte cruel era lo mnimo que mereca Albert Sawyer por su egosmo y brutalidad, y aun as esas cualidades haban sido

lo mejor de Sawyer, su fuerza de voluntad, su capacidad de adaptacin. No haba un juicio definitivo. Cam lo dej morir all, solo, se dio la vuelta y ech a correr. Todd ayud a Cam con D. J., que caminaba con torpeza por la conmocin y quera sentarse. No puedo, no puedo dijo D. J., pero el hecho de que hablara era una seal positiva. El capitn Young segua avanzando, sin molestarse en echar un vistazo a la parte trasera del edificio antes de cruzar un callejn. Tampoco hizo amago alguno de buscar cobijo mientras corra por un aparcamiento al aire libre casi vaco. Si haba paracaidistas delante de ellos, se haba terminado. Su nica esperanza era la rapidez. Ruth se mova como si estuviera borracha, se tambaleaba como si las botellas de aire fueran de acero. Sin embargo, aunque se hubiera hecho un esguince en el tobillo o simplemente tuviera las piernas agotadas, no se quejaba. No puedo Era una herida espantosa. El impacto en el antebrazo de D. J. Tambin le haba roto el codo, y las astillas del cbito destrozado haban actuado como metralla en el interior del msculo. Le caa sangre de la manga hacia la cadera y la pierna, y tambin manch a Todd. Cam pens que poda hacer un torniquete con una de las pistoleras que Newcombe llevaba como bandoleras, pero tendran que dejar de correr y eso no poda ser. Aprieta el brazo con la otra mano dijo Cam. Aprieta o seguirs sangrando! No puedo, no puedo. Ya casi estamos dijo Todd, con voz ahogada. Casi hemos llegado. Llevaba los auriculares sueltos, le pinchaban en el cuello y retransmitan todos los golpes y chirridos. Newcombe, torpemente, dio media vuelta con el M16 en la cadera. Nada inform, nada, an nada, dnde estn? Se tropez con la mochila de Cam y se detuvo. Al otro lado del bloque de apartamentos empezaba el barrio comercial del que se haban desviado a su llegada. Y la calle que tenan ante ellos era interminable y haba mu chos vehculos. Muchos coches estaban en la acera, y se vea qu vehculos se haban parado primero, otros conductores haban girado hacia los aparcamientos de una tintorera y una librera de viejo. Vamos, vamos, vamos dijo Newcombe, que empuj a D. J. Young y Ruth ya estaban unos diez metros dentro del trfico inmvil, giraron a la izquierda y luego de nuevo a la izquierda, entre aquella masa multicolor de vehculos. Los parabrisas reflejaban el sol de medioda y oscurecan los fantasmas desplomados que haba en el interior. Sultame! D. J. Se zaf de Cam. Qu? Slo estamos El laberinto de coches, casi siempre era demasiado estrecho para que fueran en fila, y D. J. No iba a colaborar. No voy a morir por esto! Sultame! A medio camino, Young se volvi para mirar y Ruth se apoy en el cap azul de un coche, se le oa la respiracin agitada en la radio. Clmese dijo Young. La plaga siempre tarda una o dos horas en actuar, y llegaremos en diez minutos si siguen movindose. Os van a disparar! Derribarn el avin a balazos! Tal vez no.

Un esqueleto vestido con harapos enmohecidos se dobl sobre la bota de Todd cuando ste le dio una patada en el hueso plvico, observaba la cara de D. J. En vez de mirar por dnde iba, y sus manos, colocadas con cuidado en el hombro de D. J., le rozaron el brazo destrozado. Ahhh! Retorcindose, D. J. Golpe con las botellas de aire en el pecho de Cam y lo lanz contra un coche plateado. D. J. Se dio la vuelta, dispuesto a correr, pero Newcombe le bloque el paso. Cam saba muy bien el efecto del dolor en la mente, y en cierto modo la herida superaba a D. J. No poda pensar en otra cosa. D. J. Lanz su brazo sano contra Newcombe, que par el puetazo y levant el M16 en una posicin defensiva que funcion como un muro. D. J. Solloz, enloquecido, odioso. Os van a matar! Joder, dejadlo que corra. Era Young. Ya casi estamos, D. J! dijo Todd. Pero Newcombe se apart y D. J. Sali corriendo. No lo hagas, no! grit Ruth. Tiene las muestras! Lo agarraron slo dos metros ms all mientras los F-15 rugan por encima de sus cabezas. Bajo el trmulo estruendo, Cam se aferr a la mochila de D. J. Y Newcombe le dio un manotazo en el brazo herido. D. J. Se desplom, su gemido penetrante perdur mientras los motores de los aviones desaparecan. Cgelo, cgelo! grit Newcombe, que haba bajado el rifle y de nuevo miraba al edificio de apartamentos. D. J. Se resisti cuando Cam llev sus manos a sus bolsillos del pecho, no para quedarse con las muestras sino para volver a ponerse en pie. Se levant de nuevo en cuanto Cam lo solt, desgarbado, agarrndose el brazo con la otra mano. An estaba dando tumbos cuando Cam mir atrs. Por qu no los haban rodeado los soldados? El equipo de laboratorio ya era un botn, pero Leadville tena hombres de sobra, y para entonces los perseguidores deberan haberse acercado Verde, me recibs? El piloto. Verde, verde! Aqu dijo Young. Estamos aqu. Malas noticias. Tengo un grupo de tos tomando posiciones en la autopista. Young se detuvo, levant el puo como si no pudieran verlo. Haba dejado atrs al grupo y era la nica silueta animada en el can que dibujaban los edificios. Mientras lo rodeaban, Ruth se arrodill, jadeando. Cam se volvi para observar el camino por donde haba ido, y Newcombe hizo lo mismo, y pens que cada vez estaba ms convencido de que los soldados no haban ido tras ellos. Cuntos tenis? pregunt Young. Nueve o diez. El piloto pareca disculparse. Algunos corren hacia el avin. Podis? No vamos a resistirnos respondi el piloto en tono muy serio. Deba de estar trasmitiendo estas palabras a la vez a los hombres que estaban rodendolos. No vamos a resistirnos. Haban calculado que por lo menos cuarenta soldados haban descendido en paracadas, tal vez

cincuenta, y mientras iban en el todoterreno Young haba deducido que los ltimos diez estaban de reserva a bordo de otro C 130, a menos que Leadville hubiera falseado la magnitud de sus fuerzas, un truco muy comn. De esos cincuenta, algunos se habran herido al tomar tierra. Young consol a su equipo diciendo que, por lo general, los traumatismos afectaban a un dos por ciento de los paracaidistas con equipamiento completo que aterrizaban en un terreno abierto, y las caractersticas de la ciudad deban de haber incrementado esa cantidad de forma radical, por mucho que fueran soldados de elite y contaran con para cadas planeadores corrientes. Un cielo atravesado por cables de alta tensin, las calles llenas de coches si tenan suerte una docena de hombres habran quedado inmovilizados. Seamos pesimistas, dijo Young en su momento. Supongamos que son cuarenta y cinco hombres. Eso dejaba a unos quince soldados a unos cinco kilmetros al este de ellos, reunidos en el laboratorio del Arcos para evitar una retirada, hacerse con todo archivo o aparato que se hubieran dejado, ayudar al comandante Hernndez y en la prctica verse reforzados por sus marines Cam haba supuesto que los otros treinta o ms participaban en la emboscada. Sin embargo, Leadville se imagin correctamente que veinte tiradores podan diezmar a su pequeo ejrcito, apenas armado. Y mientras ellos se dirigan hacia las armas que los esperaban, los diez soldados restantes ya se dirigan al avin. Los tres hombres heridos por el sargento Olson probablemente eran la razn de que no les persiguiera ahora y que Leadville hubiera decidido reagrupar a sus hombres. Los heridos necesitaban cuidados. Haba que custodiar y mover el remolque. Y por qu arriesgarse a provocar ms vctimas en una caza de ratones edificio por edificio? Leadville saba que se haban quedado sin aire, tambin saban exactamente dnde se encontraban. Los satlites espa deban de haberlos seguido desde que se fueron del laboratorio. Se haba terminado todo, y Cam tena la misma sensacin que cuando carg con Erin mientras se desangraba a mil doscientos metros de la barrera. Cam vio el mismo pavor y cansancio en el rostro enrojecido y sudoroso de Ruth cuando sta alz la vista hacia Young. Todd tambin se haba quedado paralizado, con la expresin petrificada en una mueca y con la mano como si jugueteara con la pequea cicatriz que tena en la nariz. Sin embargo, Young mene la cabeza. Infrmeme sobre el terreno alto. Por qu no se rinde? dijo el piloto, esta vez con amabilidad. No hay forma de Infrmeme sobre el terreno alto! Era un nombre en clave. Acaso tenan otros planes aparte de ir a Canad? Pronto todo el maldito mundo iba a estar all encima de ellos, hasta que el combate se convirtiera en una pequea guerra y costara cien vidas, mil. Cam estaba dispuesto a llegar tan lejos con tal de ganar. La ltima llamada era afirmativa, pero no puedo confirmarlo dijo el piloto. Interfirieron mi conexin en cuanto los F-15 aparecieron en el radar. De todos modos tiene mala pinta, nos han pillado, estamos abriendo las compuertas Apaguen las radios! grit Young. Que todo el mundo apague la radio, seguirn el rastro de nuestras emisiones. Cam estaba ansioso, pero Todd fue ms racional.

Seor dijo Todd con cautela, nos han atrapado. No obedeci la orden, e hizo un gesto de resignacin. Qu importa Ruth se volvi hacia su amigo. Si hay alguna oportunidad Apaguen las radios repiti Young, y Newcombe comprob sus cinturones. Apaguen las radios, apaguen las radios. Todd tena paciencia, como si hablara con locos. Cam se percat de que an intentaba protegerlos. Aunque traigamos otro avin, no hay modo de que podamos ir a buscarlo. Lo ven todo. Pueden Los satlites estn desconectados dijo Young, y el pinchazo de emocin que senta Cam se convirti en fuerza y energa. El terreno alto. A novecientos cincuenta kilmetros, en el centro de la fortaleza que era Leadville, un hombre, o quizs dos, tal vez una mujer, haban actuado y casi con certeza se podra seguir su rastro. La cantidad de tcnicos que seguan los satlites espa era demasiado reducida. Tal vez el conspirador que colaboraba con ellos ya haba emprendido la huida. Quiz ya lo haban identificado y matado. En algn momento durante la ltima hora, se haban enviado secuencias correctivas a los cinco satlites Keyhole KH-11 que an estaban bajo control de Leadville. sas secuencias hicieron que no pudieran disparar a sus aviones y haban empujado a los satlites hacia la atmsfera de la Tierra, donde empezaron a dar vueltas y ardieron. En Leadville estn ciegos dijo Young, que los llev hacia el sur. Un grupo de rascacielos se elevaban desde el horizonte. Ruth tambin pareca haber descubierto alguna reserva de energa. Segua el ritmo, pero haba que azuzar a Todd. Newcombe, an detrs, presionaba con la culata del MI6 en las botellas de aire de Todd con un ruido sordo. No es verdad replic Todd. An tienen el radar. Aunque vuestro avin llegue, tienen tropas No va a venir ningn avin dijo Young. Qu? Ruth se detuvo de repente. Entonces qu? Young les indic que se acercaran a una furgoneta antes de detenerse y darse la vuelta. Tena la mejilla inflada, y la fina grieta en su visor pareca dividir su ojo derecho en mitades desiguales. Hay tres hospitales y un centro mdico justo en esta zona de la ciudad anunci. Podemos encontrar aire suficiente para llegar a la montaa. Por Dios. Cam pronunci aquellas palabras antes de darse cuenta, fue una reaccin sincera pero que deseara haber reprimido. S que es un intento desesperado admiti Young. Un intento desesperado! Todd mir a Cam en busca de apoyo. Aunque las botellas duren lo suficiente, por mucho que invente la manera de hacer el cambio sin contaminarnos Podemos improvisar algo. Aunque llenara un coche con cien botellas ms

Young no utiliz la intimidacin fsica, pese a que le habra resultado fcil hacer un gesto con la pistola o simplemente acercarse demasiado. Ni siquiera levant la voz. Quieren convencernos para que nos rindamos? Cinco de mis hombres estn muertos. No es factible dijo Ruth, reticente, y tambin se volvi hacia Cam. Cunto crees que tardaramos en llegar a las alturas desde aqu, con las autopistas atascadas? Cam no contest, se le estaba ocurriendo una idea. Est demasiado lejos. Tardaramos das. No s ni si podramos salir de la ciudad dijo Todd. Tenemos una hora les dijo Young. Dos o tres horas hasta que de verdad tengamos que rendirnos. Todd volvi a llevarse la mano a la nariz. Tal vez podamos tomar el control del avin dijo Newcombe. Tenemos que intentar algo. Young estudi a cada uno de ellos por turnos. Hay que ver lo que podemos hacer. Yo, no Todd se estremeci. Sabrn que los hospitales son nuestra nica opcin! De todos modos irn all para conseguir oxgeno, medicamentos, todo Tonteras. Tendrn las manos ocupadas recogiendo a su gente y subiendo el equipo del laboratorio a bordo. Y si nos dejan aqu? Es mejor que nos rindamos dijo Ruth, despacio. Mejor que dejar que nos atrapen. Y fue listo con el comandante Hernndez. No nos harn dao. A ustedes no les harn dao le corrigi Young. La vacuna dijo Cam. Djenme por lo menos intentar Tras ellos, un fuerte chirrido de metal reson en la calle. Los paracaidistas pasaron corriendo en dos parejas, la segunda sigui a la primera en un intervalo de casi sesenta segundos. Cam slo poda imaginar lo que haba sido ese ruido, el chirrido de la maltrecha puerta de un coche al apartarla del camino, algn otro escombro. Eso los salv. Young, de nuevo, hizo un gesto para que todos se quedaran callados cuando desaparecieron los primeros hombres. Los dos siguientes estaban bien situados para atrapar a quien saliera de un escondite pensando que estaba a salvo. Young pareca estar esperndolos y tena razn. La ptica no era un buen lugar para esconderse, en la planta baja, con un gran ventanal, una amplia zona de espera, el doble como espacio de exposicin, flanqueado de espejos y muestrarios giratorios de gafas. Sin embargo, la entrada estaba cerrada y la capa de polvo de la sala principal permaneca intacta. Haban entrado por una puerta lateral abierta tras guarecerse detrs de un Dumpster. Los paracaidistas apenas miraron en el interior. Vieron meras sombras por la ventana y luego nada ms. La vacuna dijo Young. Mir a Cam, pero se volvi hacia Ruth para continuar: Es posible? Pensaba que necesitaban mucho ms tiempo. Todos se sentaron en la moqueta, repartidos de forma irregular detrs de dos mostradores y un escritorio. En la parte superior de las paredes haba carteles de jvenes blancos y sonrientes, primeros planos que habran sido ms adecuados en una peluquera de no ser por el inhumano azul zafiro de las lentes de contacto.

A Cam le invadi una sensacin de extraeza, comedida pero penetrante. Estaba demasiado sereno, y se haban animado mientras esperaban. Lo sinti en la cara entumecida, y tambin lo vio en Ruth, en su mirada fija y solemne. Aqul silencio no era propio de Ruth. Slo tenemos un prototipo de primera generacin dijo Todd. Ser mejor que no salgamos corriendo hacia los malditos hospitales mientras estn ah fuera intentando cazarnos. No, en eso tena razn dijo Young. El hospital ms cercano est a cinco manzanas, y ahora tienen que estar por todas partes. Pero es poco probable que los volvamos a ver por aqu de momento. Tienen demasiado terreno que cubrir. Fuera, los F-15 retumbaban hacia el sur. Probablemente estemos a salvo si nos refugiamos aqu aadi Young, y Ruth por fin se movi. Puede funcionar dijo ella. Si no es eficaz, es inofensiva. Si no funciona, el sujeto quedar infectado! Todd se daba golpes con el guante en la mitad inferior de su visor, nervioso, obsesivo. Cmo esperas siquiera introducirlo en su sistema se va a comer la lmina? Se puede aspirar. El sujeto se llenar los pulmones de nanos al mismo tiempo. S dijo Ruth. Y luego qu? pregunt Young. S, qu pasa con los dems? dijo Newcombe. Si funciona, lo incubar. Pero qu significa todo eso? dijo Young. Nosotros Ella baj la mirada. Se puede trasmitir de una persona a otra mediante fluidos corporales Sangre. Dejadme intentarlo. Cam sac la cajita de muestras del bolsillo del pecho para que ella identificara la vacuna. Deberamos jugrnoslo a las pajitas propuso ella. Cam apart la cajita de Ruth. No. De ninguna manera, doctora coincidi Young. Cam apret la cajita contra el pecho. Tengo que ser yo. Eso no es verdad le dijo Ruth. Todos estamos en esto, todos deberamos Soy su mejor opcin. S mejor que nadie cmo es una infeccin. Primero se concentrara en las heridas ms antiguas y graves, en la oreja y las manos. Sabr si la vacuna funciona o no antes de que se queden sin aire. Ella asinti con la cabeza. S, de acuerdo, lo siento. l se alegr de que Ruth dijera la ltima palabra. Se encogi de hombros para consolarla y dijo: Soy el que menos tiene que perder.

Era el que ms poda ganar. En ltima instancia, su decisin era la misma que haba tomado Hollywood cuando se esforz en subir a su rida cima rocosa. As era como quera que lo recordaran. Tuviera xito o fracasara, as quera ser l. Los cierres del cuello emitieron un chasquido, y el aire ascendi desde el traje hacia la cara cuando se levant el casco. Pareca de una calidad increble en comparacin con la atmsfera dentro de la ptica. Con todo, pese al aire hmedo y enrarecido, la tienda resultaba mucho ms agradable que su propio hedor asfixiante. Ruth le haba ordenado que no respirara, pero Cam not el cambio incluso con la boca cerrada, el roce del viento en las fosas nasales era una promesa. Preparado? pregunt ella, y Todd acerc la placa de la vacuna a los labios de Cam. Ruth no haba querido realizar ella la operacin con una sola mano, y Cam haba necesitado las dos para quitarse el casco. Una, dos, ya. Todd empuj un dedo y el pulgar entre la dentadura abierta de Cam, rompi la placa, apretndola, mientras Cam aspiraba con fuerza. Decidieron que tambin poda ingerir la vacuna. De acuerdo, contn la respiracin todo lo que puedas. Ruth le ofreci una tira de gruesa tela blanca, cortada de una bata idntica a la que llevaban los mdicos en la televisin. Newcombe la haba encontrado colgada cuando Ruth sugiri que deberan probar cualquier cosa para minimizar la exposicin inicial de Cam. Cam se envolvi con gran habilidad la nariz y la boca con la tela basta, luego se quit la botella de aire, sinti dolor, los morados en los hombros y la espalda, y por las caderas y el estmago, donde el cinturn le apretaba. Le habra gustado quitarse el traje del todo. Le picaba y le dola el cuerpo en mil sitios distintos, y el olor era como llevar puesto un retrete. Por desgracia, slo llevaba una camiseta para reducir el roce de la mochila, junto con el paal de adulto hmedo, los calcetines y las botas, y no pareca haber ms ropa disponible en la tienda. Ninguno tena ya ningn pudor, pero no podan dejar al descubierto la multitud de escoriaciones de Cam a los nanos, aunque era probable que algunos ya se hubieran introducido en su traje. Le colocaron otro trozo de tela alrededor del cuello, a modo de bufanda. Young agarr la mochila de Cam, comprob tres veces que las espitas estuvieran cerradas y luego estudi su indicador. Inspeccion a Todd y Ruth antes de revisar a Newcombe. Luego ya no quedaba nada ms que hacer. Cuarenta y seis minutos dijo Young. Despus, Todd se quedara sin aire y Ruth ya estara en reserva. Cam se quit los dientes rotos de las encas empujando con el dedo grueso del guante. El colmillo se desprendi con facilidad, pero hizo una mueca de dolor cuando una de las races de la muela se aferr. Su estmago reaccion con vigor a los nuevos hilillos calientes de sangre que se trag, y empez a eructar sin cesar. Era absurdo. Young encendi su radio y revis los escasos canales, intentaba interceptar las emisiones del enemigo, pero slo haba un comunicado dirigido a ellos: la rendicin. La apag, pero enseguida volvi a escuchar, con el mapa extendido ante l. Saltaba a la vista que estaba planeando la ruta ms rpida de vuelta a los aviones y los soldados de Leadville. Newcombe merodeaba por la tienda, rebuscaba en cajones y armarios cualquier cosa til. El escritorio de la recepcionista contena una lata de Pepsi y dos paquetes de tostadas con sabor a queso.

En la parte trasera encontr una bandeja de gafas de buceo graduables con snorkel y le llev unas a Cam. Ruth y Todd estaban sentados a ambos lados de Cam con un aire protector, descansaban e intentaban que el aire les durara. Haba mucho que decir y al mismo tiempo nada. Nadie quera comportarse como si fuera necesario decir las ltimas palabras. Dentro de la corriente sangunea de Cam y por todo el cuerpo, o el Arcos empezaba a reproducirse sin inhibicin alguna y le devoraba los tejidos para formar cada vez ms parte de l, o el nano vacuna estaba desmontando a los invasores y reconstruyendo ese material para crear ms defensores, como en una guerra de mareas. Al principio el Arcos se reproducira con toda libertad aunque el prototipo de la vacuna funcionara, por pura cuestin de cantidad, pero sin ese cncer la vacuna no tendra nada con lo que crecer. Pens en Sawyer y el largo ao que haba transcurrido. Pensaba demasiado. El fracaso total de la vacuna no era la peor perspectiva, Cam lo saba. Si era efectiva en cierta medida, ralentizara la propagacin de la plaga, pero al final, como era inevitable que causara daos letales, tal vez entenderan demasiado tarde que se haba comprometido con una causa perdida De acuerdo dijo Ruth. Qu? Cam se haba olvidado de ellos, absorto en el lando de su propio corazn y el ritmo de su respiracin. De verdad poda haber pasado casi una hora? Ella se levant. De acuerdo, vamos a prepararnos. Vamos a tener que hacerlo en los prximos cinco o diez minutos. Qu necesitan? pregunt Young. Su cuchillo. Y algn tipo de recipiente. No ha pasado tiempo suficiente dijo Todd, con la mano de nuevo en el visor. No puedes No me voy a quedar aqu sentada. Creo que funciona intervino Cam. La voz de Todd se convirti en un grito. No ha pasado tiempo suficiente, es imposible saberlo! Tiene razn admiti Ruth, pero sonri a Cam, con una leve inclinacin cansada. Como gesto era idntico a encogerse de hombros, como l haba hecho antes. Una muestra de determinacin. Vamos a hacerlo de todos modos dijo ella, que acept la navaja de Newcombe. En Leadville dicen que tienen tiendas de desintoxicacin dijo Young para cuidar a las vctimas. Y podemos movernos con bastante rapidez si es necesario cuando nos quitemos estos trajes. Todd estaba muy silencioso. Sabes lo que hace el Arcos cuando explota en tu interior? Los nanos no se quedan quietecitos. Yo ser la primera dijo Ruth. Cuantos ms tengas en los tejidos, ms tiempo nos quedaremos aqu Al parecer Todd no lograba hacerse entender. An no es demasiado tarde. Deberamos irnos ya. Podemos estar a medio camino antes de que se nos acaben las botellas! Ruth se arrodill frente a Cam. Newcombe se le acerc con una vieja taza de Burger King sucia que haba recogido de la basura.

Cam tendi el brazo izquierdo. Ella subi la manga y le quit el guante. Cam sinti el aire fro en la palma de la mano. Se encogi sin querer. Ella lo mir a los ojos y l asinti. Ruth volva a tener la boca cerrada con esa sonrisa tensa y valiente, y Cam se pregunt por el significado de esa expresin que vea en su cara. Ruth le hizo un corte profundo en la yema del dedo, luego tambin le hizo una incisin en el dedo medio y el anular. El dolor no fue muy intenso. Haca tiempo que sufra daos en los nerviosos. Ruth se solt los cierres del cuello y se quit el casco, tena el pelo enredado y lacio del sudor. Cerr los ojos un instante y levant la cara, para deleitarse con el aire fresco, para rezar, o ambas cosas. La sangre de Cam golpe en la taza de papel, repleta de la plaga de Arcos y tambin, tal vez, de una gran cantidad de nanos vacuna. Bebieron de ella.

30
La calma era incompleta. El silencio que envolva la ciudad quedaba perturbado por una brisa primaveral y los golpes, aqu y all, de las ramas de los rboles contra los edificios, el leve crujido de las estructuras por el cambio de temperatura tras la noche, el zumbido mecnico y el ronroneo de las moscas, araas y escarabajos. El primer sol proyectaba sombras en la calle, grandes formas cuadradas de torres y como pequeas garras extraas. Una bolsa de plstico de supermercado se alej hacia el ste, levant el vuelo debido a una rfaga ascendente pero enseguida volvi a bajar. Ruth Goldman estaba en el balcn de una oficina en la segunda planta, animando de forma impulsiva el ascenso al cielo de la bolsa blanca. Eh Sin embargo, la bolsa descendi y qued atrapada en un aparato de aire acondicionado que haba en una azotea. Apart la mirada, intentaba aferrarse a la euforia que la danza aleatoria de la bolsa haba despertado en ella. Era irracional, s, tener una reaccin tan fuerte por un pedazo de basura, pero slo por haber trado vida a aquella zona balda se haba convertido en hermana suya. Sus esperanzas eran frgiles y desesperadas al mismo tiempo. Estamos listos dijo Cam por detrs, en la puerta que ella haba dejado abierta. Ruth asinti, vacilante mientras intentaba controlar sus emociones, y Cam sali. Ella pens que iba a decir algo ms, pero se limit a unirse a ella en la barandilla y mirar la ancha calle. Ruth deseaba poder verle la cara. Le habra gustado compartir una sonrisa. Formaban un buen equipo, los dos con el brazo izquierdo en cabestrillo, pero tambin llevaban capuchas, mscaras, gafas y guantes idnticos. Los cinco llevaban expuestos a la plaga treinta y tres horas, y tenan una ventaja que Leadville no poda compensar, la capacidad de esperar. El capitn Young pensaba que los de Leadville estaban lejos de haber agotado todos los trajes de contencin, las botellas de aire y el combustible de aviacin, pero el precio de la caza haba aumentado demasiado y los ltimos aviones haban salido la tarde anterior. Haban ganado. El nano vacuna funcionaba. A Ruth no le caba duda de que se poda mejorar, aunque el prototipo funcionaba a un nivel que superaba los requisitos mnimos. Los aparatos de fabricacin de Freedman y Sawyer podran estar mejor calibrados de lo que ella supona, o tal vez slo era que, por una vez, las cartas haban jugado a su favor y haban construido el nano correctamente en el primer intento. De vez en cuando sentan un dolor, sobre todo despus de comer. Cada bocado de melocotones enlatados o sopa concentrada introduca Arcos en sus organismos. Sin embargo, de momento nadie haba sufrido ms que incomodidades internas o un ligero picor bajo la piel. Si se encontraban por casualidad con un gran enjambre de Arcos, Ruth sospechaba que sufriran heridas graves antes de que los anticuerpos respondieran, pero el hecho era que se podan mover con libertad en un entorno en el que su enemigo estaba limitado. Haban ganado. Podan esperar.

Young los avis de que Leadville iba a ser un problema constante. Enviaran aviones de vigilancia. Leadville an controlaba un satlite de imgenes trmicas que pasaba por encima de su zona dos veces cada tarde, y a cielo descubierto seran relativamente fciles de localizar, dada la ausencia absoluta de otros animales o fuentes de calor industrial. Aun as, podan esperar. Podan esconderse. Y sus probabilidades mejoraran a medida que pasaran los das, cuando se alejaran a pie de Sacramento y la zona de bsqueda se expandiera. Al otro lado de la calle, la bolsa se liber del aparato de aire acondicionado y cay en el techo de una tienda de repuestos de automvil. Entusiasmada como una nia, Ruth tarare para s. En el borde del edificio, la bolsa cay y descendi hacia la entrada de mercancas, donde tres esqueletos se apiaban contra una valla de tela metlica. Unas extraas vetas negras se erizaban en el asfalto, se enredaban en un hueso de tobillo, se elevaban por la pared y desaparecan en los mrgenes de la entrada de mercancas. Araas. A los insectos les volva locos algo del interior de la tienda, un componente qumico o una goma. El da anterior a ltima hora, cuando buscaban comida y ropa, haban evitado sin cesar nidos de araas, y Newcombe abri la puerta de un apartamento y vio una masa marrn de termitas. Las moscas los acosaban hasta que empezaba a refrescar, y al caer la noche Cam sugiri que aquella oficina en una segunda planta sera un lugar seguro donde dormir. El edificio era de ladrillo y tena escaleras en los dos extremos, por si tenan que salir corriendo. Los insectos seran otra amenaza constante, como los peligros de las carreteras, con escombros esparcidos, corrimientos de tierra, y el tiempo. Haban ganado, pero an les quedaba mucho por recorrer. La distancia entre Ruth y sus compaeros tambin pareca mucho mayor de lo que era. Mir a los lados, de nuevo consciente de ese deseo de compartir. Era raro ser desconocidos. Compartan la misma sangre, y a ella le costara mucho tiempo olvidar el sabor clido y metlico de la sangre de Cam. Aun as, haban estado demasiado ocupados buscando comida, echando cabezaditas y mantenindose activos para hablar de otra cosa que no fueran sus planes inmediatos. Eso iba a cambiar. Tendran tiempo de conocerse mejor cuando viajaran, pero era incmodo e incorrecto que pudieran sentir vergenza entre ellos a esas alturas. Yo dijo ella, y cuando Cam se dio la vuelta baj la cabeza hizo un gesto para indicar que no era nada. De verdad Young quiere que nos separemos? Dentro del espacio de la oficina, los dems hombres estaban de pie. Tanto Young como Newcombe llevaban mochilas ligeras. Por suerte no haba mucho que cargar, las muestras de nanotecnologa, armas, dos radios, bateras y objetos pequeos como cerillas y abrelatas. Encontraran comida en el camino y dormiran entre los muertos. Cam dijo: A nadie le gusta. Se encogi de hombros. Pero parece muy lgico. S. Si localizaban a alguien, los otros podran continuar. Leadville enviara soldados a capturarlos en vez de rociar todo el valle con el nano copo de nieve. Su vacuna slo les protega de la plaga Arcos. Sin embargo, Leadville no los rociara de forma indiscriminada: sera una tontera matar a Ruth y los dems sin saber con exactitud dnde encontrar sus cuerpos para recuperar las extraordinarias

mquinas de su interior. Me alegra no tener que despedirme de ti, pens Ruth. La divisin en grupos de dos y de tres era obvia. Ruth y Todd tenan que separarse para que hubiera ms posibilidades de que un experto en nanotecnologa se salvara. Young y Newcombe tambin se dividiran, ambos ejerceran de guardaespaldas, y como Cam y Ruth estaban impedidos, por la mano y el brazo, lo lgico era juntarlos. El entrenamiento de los soldados y la dilatada experiencia de Cam en ese mundo les daban ventaja, una buena ventaja, y Ruth no pens que estuviera loca por sentirse optimista. Sera una lucha cuesta arriba, iran a pie desde all a las alturas y luego continuaran de cima en cima para llevar la inmunidad a los supervivientes esparcidos por aqu y all. Saban bien que algunos de ellos tambin seran un peligro, estaran demasiado hambrientos o heridos para entender por qu o cmo haban llegado ellos. Otros los ayudaran, tal vez la mayora, se dispersaran en todas direcciones y ganaran las zonas bajas entre la costa y la Divisoria Continental, y algn das ms all Y si tenan xito, si volvan a tener paz, quin saba qu podan aportar la tecnologa Arcos y todo lo que haban aprendido? En poco tiempo ella podra recomponer a Cam, y curar las quemaduras y heridas internas de todos los supervivientes. Tal vez encontrara la inmortalidad que Freedman anhelaba. Ruth se volvi de nuevo y sonri, aunque Cam no le vea la parte inferior del rostro. Ella saba que su sonrisa se notara en sus ojos y su voz. Supongo que sta es la parte fcil. Un paseo dijo Cam. Por supuesto. Primero fueron hacia el norte, por las sierras de California.

Agradecimientos
Ante todo me gustara dar las gracias a mi mejor amiga, Diana (adems tuvo la gentileza de casarse conmigo hace unos aos). Sin su paciencia y apoyo, este libro no existira. Tambin me gustara mostrar mi agradecimiento a mi padre, Gus Carlson, ingeniero, ex jefe de departamento en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, y un tipo muy inteligente. Ha sido un gran consejero en mi investigacin y en la seleccin de las ideas aqu expuestas, no slo respecto de la nanotecnologa que aparece en El ao de la plaga, sino tambin por muchos de los conceptos que utilizo en otras historias. Mis agradecimientos tambin a mi brillante e incansable editora, Anne Sowards, y a Ginjer Buchanan, Susan Allison, y todos lo que han sido tan amables en Penguin USA. Tambin me quito el sombrero ante mi agente, Donald Maass, y ante Cameron y Stephen, de su oficina. Hay ms gente que merece una mencin por su contribucin y amistad: Patti Kelly y Ute Kelley, mis dos superabuelas; Meghan Mahler por sus mapas; Peter Kelley por su increble trabajo en mi rincn en internet, www.jverse. com; Derek, Troy y Darren por el esqu y, por supuesto, Steve y Naomi.

También podría gustarte