Nube Viajera

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Nube viajera

No peno al escritor, peno a la sonrisa que abra el mundo a su paso, a la voz llena de genio con que nombraba la vida ESPECIAL | Luto en la Tierra y en Macondo Muere Gabriel Garca Mrquez: genio de la literatura universal El legado universal y el amor de los lectores Diez semillas mgicas de realidad FOTOGALERA La familia y los amigos de Gabo FOTOGALERA Gabo, escritor y periodista
NGELES MASTRETTA 20 ABR 2014 - 00:36 CET Archivado en: Gabriel Garca Mrquez Cartagena de Indias Colombia Literatura Libros Sudamrica Latinoamrica Amrica Cultura 4

Garca Mquez con su mujer Mercedes Barcha en 2007 en Aracataca. / DANIEL


MUOZ (REUTERS)

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No s por dnde empezar a decir qu. Yo ahora mismo no peno al escritor, peno a la sonrisa que abra el mundo a su paso, a la voz llena de genio con que nombraba la vida, convocndola. Todo lo que pasara a su lado era una fiesta. El arroz blanco, el mar, los hielos de su whisky. Un overol de mezclilla recin estrenado. Lo que fuera y hubiera para gozarlo y contagiar su regocijo por el mundo todo, incluso las minucias. Evoco en desorden. Lo recuerdo muchas veces acercndose a la mesa. Un da puse unas servilletas azules, dobladas no s cmo sobre el plato. Tenan un bies amarillo. Estas servilletas parecen la envoltura de un regalo, dijo y se puso a agitar la suya. Deca cosas as, que ahora no recuerdo sino como un consuelo. Siempre tena algo bueno que decir. Haban venido a comer los Sabina. Cmo ests?, Gabo, le pregunt Joaqun. No s, respondi l, hace tiempo que no me hago caso.

Todo a su lado era una fiesta. El arroz blanco, el mar, los hielos del whisky
Recuerdo ahora en destellos. Los ojos de nio insaciable, las manos blancas y los dedos muy largos. La voz armoniosa con que deca un

soneto de Lope. El modo en que abrazaba. La serenidad con que oa. La pertinencia con que supo rerse y jugar. Se acercaban los jvenes y lo besaban con naturalidad. Como si desde siempre. A mi hija le firm una vez una galleta redonda que ah tiene guardada, desde hace como 15 aos. Y a mi hijo el nico libro que le ha interesado tener con dedicatoria. Esto escrib una vez: Quin sabe qu mal quiso compensar la fortuna cuando puso, en el siglo nuestro, la vida y los milagros del Gabo Garca Mrquez? Quin sabe de dnde sale el genio? Quin la razn por la cual el destino nos lo acerca? Que las estrellas lo adivinen, a nosotros nos toc atestiguarlo. Ver a Garca Mrquez andar el mundo con sus ojos en vilo y sus palabras en el aire, ha sido uno de los grandes prodigios que nos ha dado la vida. No se juega con el amor, ni con la historia, ni con los cuentos de la tierra y el ro. O se juega para ganarles, como ha hecho el Gabo. De semejante triunfo hemos sido testigos sus lectores, que siempre somos sus amigos. No sola hacerlo, creo que estaba acostumbrado a los elogios, pero ese da Mnica me llam para pasarme a Don Gabriel. Estoy que patino, con eso que dijiste. Contaba yo, en ese texto, una rara noche en Cartagena, cuando ya estbamos todos exhaustos, pero ms l que haba tenido feria, en su nombre, durante seis das. Mientras cenbamos corri por la ciudad el chisme de que Don Premio andaba en la calle, y durante la cena una seora pidi entrar con su nio a tomarse una foto. Al rato haba una peregrinacin esperando con sus libros y sus hijos. Cuando terminaron la cena y las firmas, salimos a la calle de piedra. Ah esperaba un grupo de msicos cantando La gota fra. Al ver a esos hombres tocando sus clebres instrumentos el Gabo dej de caminar con los pies pegados al piso, como le haba dicho el mdico y l nos recomendaba, y se puso a bailar a media calle. Sergio

Ramrez debe tener las fotos que Tulita su mujer nos tom entonces. Creo que ah anduvo la esencia de la felicidad. Haba estrellas.

Poda haber cualquier postre si le servamos helado de vainilla


Hubo muchas tardes. Una de ellas nos hizo rer con los los en que lo haba metido un seor al que tuvo a bien inventar usando un sombrero que debe quitarse, ponerse, acomodar y recoger todo el tiempo. No slo tena que hacerse cargo del hombre sino de su sombrero. Tambin lo haba puesto en los un gato. Se le ocurri inventar un gato, pero dado su escaso tratar con los gatos no saba cmo lidiar con l, as que decidi ponerlo a hacer lo que fuera y despus preguntarles a expertos en gatos si lo que el suyo haca era posible. Helado de vainilla. Poda haber cualquier postre, si al final le servamos helado de vainilla. Y cantbamos. Creo que una de las ltimas versiones ilustres que hicimos juntos, por hacer quiero decir cantar en desorden, fue la de Nube Viajera. Una cancin que cuyo estribillo dice: Ay dnde ests, por qu no vuelves a iluminarme, nube viajera, por una sola de tus caricias, todo lo diera, aunque volvieras de nuevo a irte lejos de m. Otro da les cuento ms. Y espero que mejor contado. Ahora slo he querido estar en estas pginas dedicadas al genio nuestro, al hombre bueno y excepcional que tanto aoramos ya, para desde aqu volver a darle un abrazo a Mercedes. Me estoy haciendo al nimo de salir rumbo al velatorio. Al mismo en el que estuvimos con lvaro Mutis, porque as son estos mexicanos que vinieron de Colombia, estos colombianos de pura sangre que con tanto cario han vivido en Mxico. Sencillos. Quieren estar cerca y que todos estemos. Dice Mercedes que le ha dicho a Carmen. Ya estarn ahora tomando algo y contando cosas. De qu hablan ustedes? les preguntaron un da. De las mismas vanas, contestaron.

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