La Metafísica de Kant-Mario Caimi PDF
La Metafísica de Kant-Mario Caimi PDF
La Metafísica de Kant-Mario Caimi PDF
. '1' d
182
N .
no es m s que verosimi Hu . o existe, por tanto, cuando se trata
de lo suprasensible, ninguna modalidad del asentimiento a la que se
pudiera llamar probabilidad.
73. La ilusin transcendental (Ed. Acad. XX, 299 Y 300).
El examen del conocimiento prctico-dogmtico termina con una
referen~ia.a la ilusin transcendental que consiste en que las reglas del
uso subjetivo de la razn se toman por princlplos objetivos; de donde
resulta que una conexin de nuestros conceptos, necesaria subjetiva-
mente, parece ser una necesidad objetiva: parece una determinacin
de la ,. 183 Es '1 .
cosa en SI misma: ta 1usin resulta en nuestro contexto ms
en l~Revolucin Copernicana de la razn terica) los objetos los que
se ngen por la razn prctica; se los ha determinado segn las necesi-
dades de sta, y se ha afirmado libremente su existencia. Corresponde
ahora expresar que, de acuerdo con esto, la feno se rige por la mayor o
menor probabilidad de la existencia de sus objetos.
Pero adems, por otro lado, la distincin entre fe y clculo pro-
babilstico es algo que se requiere por un motivo histrico. En efecto,
fueron varios los autores que intentaron fundar la fe en consideracio-
nes acerca de la probabilidad. Entre los que Kant suele citar mencio-
naremos a B. Pascal, a D. Hume ya M. Mendelssohn~78 Estos son,
pues, a nuestro juicio, los motivos de la presencia de este prrafo sobre
la probabilidad, en la construccin argumental.
Kant sostiene que el concepto de probabilidad no es aplicable en la
metafisica, sino slo en la matemtica.
179
Por definicin, la probabili-
dad se basa en fundamentos homogneos, que pueden sumarse, y con-
siste en el clculo de la relacin entre la suma de los fundamentos in-
suficientes, y la razn suficiente; de tal modo se puede determinar
cuantitativamente la probabilidad como proporcin con respecto a un
todo: como, p. ej., 2/3 de la razn suficiente, o tres cuartos de ella, etc.
De aqu se obtiene al mismo tiempo la determinacin de la relacin
que guardan los fundamentos de la creencia en lo contrario, con esa
misma totalidad; de modo que si la probabilidad de que suceda A es de
180 Lgica, Ed. Acad. IX, 81S.; comprese Critica del Juicio, 90, Ed. Acad, V. 445s.
181D ll Ios '1
. e~ que osJ UICIOS probabi sticos slo puedan referirse aobjetos de laexperien-
cia: Critica de la razn pura, A775=B803.
182
. Prolegmenos, Ed. Acad. IV, 369; laverosimilitud no puede tener cabida en lame-
tafsica, quees u~saber.a priori, apodcticamente cierto; en laverosimilitud secomparan
losfundamentos insucentes en favor deunaafirmacin, nocon larazn suficiente, sino
con los fundamentos, igualmente insuficientes, en favor de laafirmacin contraria (Lgi-
ca, Ed. Acad; IX, 82).
183 Critica de la razn pura, A297= B353.
135
engaosa todava, porque pareciera tener cierto sustento en la expe-
riencia, yaque las acciones arregladas alaley dela libertad son accio-
nes que se encuentran en laexperiencia. Parece entonces, que hubiese
una base emprica para conocer tericamente laexistencia de objetos
. 184 PI' t
correspondientes alasformas deaquellas acciones: ero ocier oes
que por un camino terico no logramos acercarnos en lo ms mnimo
alaconviccin delaexistencia deDios, delaexistencia del sumo bien,
ni delainminencia deuna vida futura; yque el conocimiento prctico
que tenemos deestos objetos selimita adarles realidad slo en lame-
dida en que as sefavoreceel uso delalibertad humana.
Estas consideraciones se repetirn ms adelante, al final de la pg.
300 de laEd. Acad.: el conocimiento prctico-dogmtico no es un co-
nocimiento especulativo. Pretender demostrar de modo terico-
dogmtico las proposiciones que configuran el contenido de la me-
tafsicasera arrojarse en losexcesosdeuna especulacin desaforada.
Para poder alcanzar el punto devista delas ideas, larazn hadebi-
do desligarse delascondiciones delaintuicin sensible; yesto slo pu-
do hacerse mediante un deslinde muy preciso del campo en el que es-
tas condiciones tienen validez inexcusable, para poder as trazar a la
vez los lmites del dominio en el que es posible una consideracin de
losobjetos diferente del conocimiento terico. Sehadebido "suprimir
el saber, para obtener lugar para lafe".l86
En el dominio as ganado, los objetos se relacionan entre s de tal
modo, que se suponen mutuamente, sin admitir sustracciones ni adi-
ciones: el conocimiento de lo suprasensible es un todo fuera del cual
no hay nada ms, yencierra todo lo que pueda satisfacer la necesidad
de la razn; porque la razn aqu no tiene las fuentes de su conoci-
miento enlos objetos, sino ensi misma; yfuera deladeterminacin de
las leyes fundamentales de su propia facultad, no le queda a la razn
. . . d t 187
nada por conocer apnon, ru na apor pregun aro
74. El crculo (Ed. Acad. xx, 300).
184La forma de una accin es su concordancia con la ley moral universal (Fundamento-
ci6n de la mctafisica de las costumbres, Ed. Acad. IV, 416;Critica de la razn prctica, Ed,
Acad. V, 27);la expresin 'esta forma', que aparece. al comienzo de Ed. Aca~. XX, 300,
significa por consiguiente, la conformidad de las acciones con las leyes de la libertad, con
independencia de su contenido emprico.
185Wundt, M.: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p_ 399.
75. Final de la exposicin histrica del tercer estadio, y mirada
prospectiva (Ed. Acad. XX, 300, 301).188
En el final delaexposicin del tercer estadio seanuncian los temas
que seguirn. En primer lugar se tratar lateologa, en lacual el pro-
greso es muy fcil mientras la filosofa no pretenda un conocimiento
especulativo, sino que se dirija al fin final, siendo de este modo una
doctrina de lasabidura~89 Seguirn lacosmologa y lapsicologa. En
todos los casos, el tratamiento decadatemaestar precedido por una
demostracin de laesterilidad detodos los intentos pasados y futuros
de la razn, de ampliar de modo terico-dogmtico su conocimiento
del ysuconocimiento acercadel finfinal~90
186 Critica de la razn pura, 'SXXX.
187Prolegmenos, Ed. Acad. IV, 366. Sobre la integridad de la metafsica vanse nues-
tros 7y 9.
188A este prrafo puede referirse la segunda de las notas marginales (Ed. Acad. XX,
329:"Tdo el mundo tiene .," ) segn de Vleeschauwer: "La Composition", p. 172.
189 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 108,S. y 130-131: sabidura es el conoci-
miento del sumo bien, yla adecuacin de lavoluntad a l.
190 Ntese la formulacin ofrecida en este pasaje, de lo que correspondera al segundo
articulo del credo moral: "la naturaleza de un mundo en el cual, y mediante el cual, debe
ser posible el sumo bien derivado". Vase sobre esto nuestro 70.
La exposicin del tercer estadio culmina con una metfora en la
que sedescribe lametafisica
185
mediante laimagen deun crculo. ~te
viene aser el horizonte delarazn, cuando ella contempla sus objetos
desde el punto devista de las ideas. Para alcanzar este punto devista,
la razn ha debido someterse a s misma a lacrtica. Pero ahora, gra-
cias asta, puede contemplar sus objetos tal como son en si mismos. Y
no hay peligro de que esto signifique un retroceso hacia una actitud
metafsica de las que sehaban dado por superadas con lacrtica; pues
este conocimiento del objeto en s mismo es un conocimiento prcti-
co-dogmtico, posible gracias ala inversin copernicana del punto de
vista, por lacual conozco estos objetos como algo que mi razn prcti-
carequiere necesariamente, yles otorgo realidad objetiva slo en vis-
tas deeserequerimiento.
136
137
76. Consideraciones generales sobre esta exposicin del tercer
estadio.
LA EXPOSICION "CRITICA"
Si consideramos en su conjunto laexposicin que hemos desarrolla-
d?, encon.tram~s q~e cumple una doble funcin. Por una parte, me-
dante la nvestgacon del concepto del fin final y de sus condiciones
de POSi?ilid
1
g
i
logramos determinar los conceptos de los objetos su-
prasensbles, . Por otra parte, la fe les otorg realidad objetiva (aun-
que slo prctica) a los conceptos as determinados: dada la decisin
de la razn prctica de afirmar, con la fe, los objetos suprasensibles,
~llos al~anzan una influencia sobre la accin de los sujetos morales
Igual al influjo que tendran si existiesen efectivamente; de este modo,
e~os objetos reciben realidad prctica. Queda cumplida as una deduc-
cin transcendental de los conceptos de lo suprasensible, al demostrar-
~eque no son vacos, sino que se aplican a priori, legtimamente, a ob-
J etos reales.
77. La exposicin crtica del tercer estadio (EIl. Acad, XX, 301-310).
Ha terminado as la exposicin del tercer estadio que se haba ini-
ciado en Ed. Acad, XX, 293 Yque abarc una seccin que presentamos
como introduccin y otra que llev el ttulo de "resolucin del proble-
ma acadmico". Con ella termina toda la llamada "exposicin histri-
ca", que se refiri a los tres estadios de la metafsica. Lo que sigue aho-
ra es la aplicacin del mtodo crtico para lograr un efectivo trnsito a
los tres objetos suprasensibles, temas de la metafsica especial: Dios, el
mundo y el alma. A esta penltima parte del texto la hemos llamado,
siguiendo a Wundt, "exposicin crtica" del tercer estadio; abarca unas
nueve pginasde la edicin acadmica, en las que se trata, con exten-
sin desigual, la teologa, la cosmologa y la psicologa, ofreciendo en
cada caso un examen crtico de lo que sobre estas ciencias haba dicho
la metafsica de Leibniz y de Wolff, seguido del avance realizado en los
mismos asuntos por la filosofa crtica.
78. Resumen del desarrollo de la exposicin crtica del tercer
estadio (Ed, Arad. XX,301-310).
191Vase nuestro 163.
138
Para tener una visin de conjunto del curso de la argumentacin,
139
veamos un resumen delaexposicin crtica del tercer estadio, antes de
pasar al estudio pormenorizado delos distintos temas.
I.Teologatranscendente.
El concepto de una cosa en general, en la ontologa, se elabora a
partir deposiciones, deafirmaciones derealidades; apartir deestas re-
alidades se determina aquel concepto; pero las determinaciones son
negaciones; demodo queladeterminacin debe tener supunto depar-
tida en el concepto deuna realidad ilimitada. Si esta condicin subjeti-
vaa la que est sujeto el pensar se toma por condicin objetiva de la
posibilidad delascosas mismas, entonces todas las determinaciones de
una cosa, efectuadas mediante negaciones, seentendern como efecti-
vas limitaciones de un conjunto universal de larealidad, efectivamente
existente; todas lascosasderivarn del enterealsmo originario.
Esto tendra por consecuencias: a) que el mal sera slo negacin:
seraslo lo formal (el lmite) delascosas; yb) que loverdaderamente
existente, aunque sujeto a esa limitacin, no sediferenciara esencial-
mente deladivinidad.
Planteado as el concepto del ser realsmo, sedirigelaatencin ha-
cialaspruebas desuexistencia. Setoman en consideracin dos demos-
traciones, presentadas como otras tantas variedades de prueba on-
tolgica. Laprimera deellas es laprueba ontolgica clsica, que sede-
ja delado sin mayor discusin. Lasegunda demuestra laexistencia de
una cosa absolutamente necesaria, para determinar luego su concepto
como el concepto deDios. Lacrtica aeste argumento secentra sobre
laimposibilidad dedeterminar el concepto deser necesario; ypor otra
parte semuestra que este ltimo concepto slo tiene validez en larela-
cin de la representacin con la facultad de conocer, es decir, que no
se refiere al modo de ser de una cosa. As vuelve asu propia nada el
argumento cosmolgico, que aqu seincluyeen el ontolgico.
A estos argumentos seles contrapone el conocimiento de Dios por
analoga, ylapostulacin basada en fundamentos prcticos.
II. La cosmologa ("11.Presuntos progresos terico-dogmticos en
lateleologa moral durante lapoca deLeibniz ydeWolff'; Ed. Acad.
XX, 306-308).1
1 SI atendemos a lo que se dir en la nota 3 al 79 encontraremos natural que el t{lulo
de la seccin presente se refiera a los progresos de la teleologia moral, y que se interprete
140
Trtase aqu del fin final de la Creacin, que sesupone que ser la
gloriadeDios? Sehacever que laadecuacin del mundo para lareali-
zacin del fin final en l presupone laconformidad del mundo a fines
morales. Esto equivale apresuponer laposibilidad deafirmar lateleo-
logra moral del mundo, respecto del sumo bien. Esta afirmacin ~,
tambin ella, una suposicin basada en un mandato delarazn prct-
ca; no es, como en la cosmologa de Leibniz y de Wolff, un concepto
terico-dogmtico. En esta seccin culmina laconcepcin de la liber-
tad que hemos considerado al examinar las diferentes versiones del se-
gundo artculo del credo moral.
lll. Lapsicologa ("lII. Presunto progreso terico-dogmtico de la
metafsica en la psicologa, durante la poca de Leibniz y de Wolff';
Ed. Acad. XX, 308-309).
ste esel menos desarrollado delos temas delametafsica especial.
Tambin aqu se contrapone la consideracin del alma como cosa en
si, alaconsideracin del alma como fenmeno. En este ltimo caso, la
psicologa sereduce auna antropologa. Esto hace imposible alcanzar,
por vaterica, una decisin acerca delasubsistencia del alma separa-
dadel cuerpo.
La va prctica ofrece un fundamento suficiente para suponer una
perduracin del alma despus delamuerte del hombre.
IV. Conclusi6n del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 309-310).
Despus dehaber efectuado una crtica delarazn pura, sepueden
retomar los esfuerzos de la metafsica tradicional (esfuerzos que
haban sido infructuosos por estar mal encaminados en lavade laes-
peculacin y del conocimiento terico). Las leyes morales permiten
volver sobre los objetos suprasensibles de la metafsica y conocerlos,
dentro delimitaciones que lequitan anuestro conocimiento un alean-
esta parte como un estudio de la COSI ologta; y ello a pesar de que al menos dos edicio-
nes hayan preferido poner 'teologa' en lugar de 'teleologa' en el ttulo, con la consi-
guiente influencia sobre la interpretacin del contenido del pasaje. Wundt (Kant als Me-
taphysiker, Stuttgart, 1924, p. 380) afirma que el tratamiento de la cosmologa racional
est ausente en esta parte de los Progresos.
2 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 131.
141
ce slo ilusorio, pero que por ello mismo le dan mayor solidez
pr.estndoles validez objetiva -aunque slo prctica- a las ideas d~
Dlos,.de laor~anizacin del mundo conforme a la teleologa moral y
delammortahdad del alma. '
A travs delametfora deun edificio para cuyaconstruccin sepo-
seen el pl~no ylos materiales, seexpresa nuevamente laintegridad de
la me~afslca; C?nello seretoman temas que yase haban presentado
en lamtroduccln.'
80. El concepto de Ser realslmo (Ed. Acad, xx, 301-302).
El primer prrafoS de laseccin titulada "teologa transcendente",
en el que se comienza a desarrollar el concepto del Ser realsmo, no
ofrece propiamente una argumentacin, sino msbien una descripcin
muyresumida del camino que toma larazn, eI11ametafsica, para co-
noccr al Ser supremo. Presuponiendo conclusiones que ha alcanzado
yaen la Crtica de la razn pura, Kant no se preocupa por distinguir
aqu loque considera aceptable delo que considera ilegtimo; por ello
esdificil comprender este pasaje si no es comparndolo con otros pa-
ralclos'' delos que nos valdremos en lo que sigue. El texto delos Pro-
gresos dice:
79. La teologa transcendente (Ed. Acad. XX, 301-306).
~abiendo ~nsiderado as en su conjunto laargumentacin deesta
seccin, examinemos de ms cerca laprimera y ms importante de las
partes delasquesecompone: laque tiene por tema lateologa' El de-
sarroll~dee~teasunto en el texto de losProgresos presenta tres gran-
desrhCulaclOnes: en primer lugar, setrata el concepto de Ser reaIsi-
mo; en s~gundo luga.r se discuten los dos argumentos tradicionales
demostrativos delaexistencia deDios;5finalmente seexpone el nuevo
argumento ~rop~esto por el crucsmo," En las dos primeras etapas la
argumentacin sigueel curso delaCrtica de la razn pura?
"La razn quiere, en lametafsica, formarse un concepto del origen
de todas las cosas, del Ser originario (ens originarium), y desu consti-
tucin interna, y empieza subjetivamente por el concepto originario
(conceptus originarius) de la cosidad en general (realitas), esto es, por
aquello cuyo concepto representa en s mismo un ser, adiferencia de
aquello cuyoconcepto representa unno-ser; slo que ella, para pensar
objetivamente tambin lo incondicionado deeste Ser originario, selo
representa como si l contuviese latotalidad (omnitudo delarealidad
(ensrealissimum), y as determina ntegramente el concepto de l co-
moel concepto del Ser supremo, lo cual no puede hacerlo ningn otro
concepto; y por lo que concierne a la posibilidad de tal Ser, no es
difcil, como agrega Leibntz, demostrarla, porque realidades, como
meras afirmaciones, no pueden contradecirse entre s, ylo que es pen-
sable porque su concepto no se contradice a s mismo, esto es, todo
aquello cuyoconcepto es posible, es tambin una cosa posible; ante lo
cual larazn guiada por lacrtica meneara probablemente lacabeza ".
La razn, en la metafsica, aspira a conocer al Ser originario. ste
3 .
Tal co~~ ~epresenta el texto, laseccin titulada "teologa transcendente" parece ser
una subdivisin .del trozo titulado con lacifra romanaI, y que abarca toda laexposicin
de~tercer estad.1O(~, Acad. XX, 296). Pero la organizacin aparente del texto es en-
ganosa. La~CCI?ntitulada "te~loga transcendente" debera tener lamisma importancia
q~elospasajes sigu entes, referidos alacosmologa yalapsicologaynumerados con las
CIfrasromanas. 11y III. Para ello, el tftulo "teologa transcendente" debera llevar el
~~~ro 1en CIfrasromana~(as lo observa tambin de Vleeschauwer: ."La Compos-
1I0n ~p. 158, cf. La dduction, III, p. 451). Esto sirve adems para apuntalar nuestra
eleccin de laexpresin 'teleologa' en lugar de'teologa' para el ttulo del nmero 11.
4
Ed. Acad. XX, 301s.
5
Ed. Acad, XX, 302 - 304.
SVase Heimsoeth: Transzendentale Dialektik, III, p. 438 nota 48.
9 Critica de la razn pura, A 571 ss. =B 599 ss.: "Del ideal transcendental (prototypon
transcendentale)" y laleccin de 1783/84sobre lateora filosfica de lareligin editada
por Plitz, que consultamos en laedicin crtica de Kurt Beyer: Kants Vorlesungen iiber
die philosophische Religionslehre, Halle, 1937 (en adelante lacitaremos con laabreviatu-
ra: "Leccin de filosofta de la religin ").
6
Ed, Aca.d. XX, 305-306; es el pasaje que llevael ttulo "Trnsito de la metafsica a lo
suprasenstme despus delapoca deLeibniz yde Wojff".
7
A 571 ss =B 599 ss.: "Del ideal transcendental'" A 584 ss =B 612 ss.: "O I f d
ment d I ' ".. e os un a-
os. e araz nespeculativa para deducir laexistencia deunser supremo".
142
143
es Dios, considerado "como una cosa que no se deriva de ninguna
t ,,10 . .
o ra, meo ente que no es derivado, Para formarse un concepto de
este ser ydesu propiedades, recurre la razn aun concepto que le es
cercano: al concepto transcendental de realidad; y ello porque, como
sever, el concepto transcendental de realidad en general, es un con-
cepto originario del cual derivan los conceptos delas cosas singulares,
y.sepodra suponer queel correlato objetivo deeste concepto origina-
rIO fuese aquel Ser originario buscado. Del ens originarium sepasa as
al ens realissimum, Veamos primeramente cmo llegalarazn al con-
cepto del ser realsmo.
A cadacosaexistente lecorresponde siempre unpredicado detodos
los pares ~osibles depredicados opuestos. Para conocer perfectamente
una cosasmgular, tendramos que conocer el conjunto total delaposi-
bilidad, para determinar ntegramente la cosa respecto de todos los
pred~cados posibles. En el progreso denuestro conocimiento (al ir de-
terminando cadavez ms lascosas) nos guiamos por una ideadel todo
delaposibilidad, que presuponemos corno condicin deladetermina-
cin integral (uomnmoda) decadacosa.
l1
. .
Esta idea del todo de laposibilidad puede determinar apriori 1nte-
. gramente asuobjeto; pues aste lecorresponden todos los predicados
no d~rivados;. el.conjunto de los predicados no derivados permite de-
terminar apr~o~l ntegramente a lacosa correspondiente a laidea, ya
que por definicin los posee todos, y no es necesario -<:omo s lo es
en el caso delascosas finitas- ir determinando lacosa mediante cada
par ~osible de predicados opuestos, para ver cul deestos opuestos le
.conviene, ycul no. La idea del todo de laposibilidad es, entonces, el
co~cepto de una.cosa singular, determnada apriori ntegramente por
suIdea. Ahora bien, lasafirmaciones transcendentales (adiferencia de
lasafirmaciones lgicas) ponen realidades como efectivamente existen-
tes; (losjuicios afirmativos son laexpresin lgicadel concepto de re-
alidad o cosidad~2 que es el concepto que expresa en s mismo unser);
10 Leccin de filosQfla de la religin, p. 38 s.
11 Critica de la razn pura, A 573= B 601.
12Annelic:se Maier: Kants Qualitiitskategorien, Berlin, 1930, p. 40. La expresin 'cosidad'
(que tambin aparece en el pasaje correspondiente de la Critica de la razn pura, A 574
= ~6(2) "de~ entenderse simplemente como traduccin literal de realitas" (Maier, An-
nehese, loe, CIt. nota). .
144
y las negaciones (transcendentales, o supresiones) son conceptos der-
vados, que no sepueden pensar si no essobre labase delascorrespon-
dientes afirmaciones. Por tanto, aquella cosa singular determinada
ntegramente por suideatendr por predicados slo realidades; ser la
idea del todo de la realidad (omnitudo realitatis) la que determine a
priori ntegramente a esta cosa en s singular, que es el ideal de la
razn pura; stevieneaser, por tanto, el ser realfsimo~3
Dejemos para ms adelante lacuestin de lavalidez objetiva de la
idea del Ser realsmo (en nuestro texto aparece inmediatamente, co-
mo cuestin delaposibilidad real del Ser supremo), yveamos cmo es
queel Ser realsimo esalavez unser lgicamente originario.
14
Ello es
as por una condicin subjetiva del pensar, por la cual la determina-
cin deuna cosasingular mediante negaciones no sepuede pensar sin
suponer las realidades correlativas; o, con otras palabras, ocurre as
porque las negaciones transcendentales son siempre derivadas!5 Por
tanto, siempre quequeremos formarnos unconcepto de una cosa (esto
es, no unconcepto meramente lgico, sino uno ontolgico: un concep-
to que posea referencia auna realidad efectivamente existente), si esta
cosa es diferente del todo delarealidad, debemos presuponer este to-
do, para poder determinar, mediante negaciones, la cosa de la que
queremos formarnos un conceptoi" Los conceptos de las cosas parti-
culares surgen como consecuencia de suprimir algunas realidades,en
el concepto del Ser realsmo. Son conceptos en parte reales. yen par-
13 Critica de la razn pura, A 576 .. B 604.
14 Leccin de fitosofia de la religin, p. 41: "un ens realissimum es por consiguiente tam-
bin un ens logice orfginarium".
15 Critica de la razn pura, A 575 = B 608.
16 Puesto que esta determinacin no es meramente lgica, sino ontolgica (no es slo
lgico-formal, sino tambin lgico-transcendental), la cosa en general se determinar
como "algo" (Critica de la razn pura, A 574 s =B 602 s.). Para ello se requiere una afir-
macin limitan te: afirmacin que oponga este algo a la nada, y limitacin que distinga el
algo del todo. Los juicios por los cuales se realiza esta determinacin son los juicios inde-
finidos (Anneliese Maier: Kants Qualitiitslwtegorien, Berlin, 1930, p. 42: "La relacin en-
tre el juicio negativo y el indefinido es la misma que existe entre la negacin de la cosa y
la limitacin en la relacin de la cosa con el todo de la realidad"). Estos juicios suponen,
para limitarla, "la esfera infinita de todo lo posible" (Critica de la razn pura, A 72= B
97).
145
te negatvos.i" que derivan todos lgicamente del Ser realsimo. ste
es, pues, el Ser originario, del cual derivan los conceptos de todas las
dems cosas.
18
81. Uso legtimo del ideal (Ed. Acad. xx, 302).
mente) la determinacin omnmodar'' Esta tampoco est dada ~acon
las cosas existentes, sino que es una tarea que debemos realizar. 1 En
la realizacin de esta tarea, el entendimiento va guiado por la razn,
cuya idea de la determinacin omnmoda funciona as como regulati-
va. Pero la tarea del entendimiento seejerce sobre realidades que de-
ben ser dadas en lasensacin~2 ypor consiguiente, los objetos someti-
dos al principio de determinacin omnmoda son los objetos fe-
nomnicos~ Al integrar en una experiencia nica las diversas realida-
des empricamente percibidas, el entendimiento les presta unidad; esta
unidad es slo distributiva (consiste en considerar cada "dato" como
perteneciente aun mismo conjunto) yes ilegtimo confundirla con una
unidad colectiva, esto es, considerarla como launidad propia deun to-
do objetivamente dado, tal como si ste constituyese efectivamente
una cosa~ La omnitudo realitatis termina,pues, por convertirse en la
experiencia nica yomnabarcadoraf No hayaqu, por tanto, trnsito
alguno alo suprasensible, apesar delanecesaria suposicin del Ser re-
alsimo.
Para mejor entender la crtica a la metafsica tradicional y a su uso
veamos ahora cul es el uso legtimo del ideal de la razn pura. En
nuestro texto dice:
"Es verdad que si queremos formarnos a priori de una cosa en ge-
neral, esto es, ontolgica mente, un concepto, ponemos siempre por
fundamento, como concepto originario, en nuestros pensamientos, el
concepto deun ser realsimo; pues una negacin, como determinacin
de una cosa, es siempre slo una representacin derivada, porque no
sela puede pensar como supresin (remotio) sin haber pensado antes
la realidad opuesta a ella como algo que es puesto (positio s. reale), y
as, si hacemos de esta condicin subjetiva del pensar una condicin
objetiva delaposibilidad delas cosas mismas...". 82. Determinacin omnmoda yexistencia (Ed. Acad. xx, 301-302).
Para poder formarnos a priori un concepto deuna cosa real en ge-
neral, tenemos que presuponer (subjetivamente) una idea: la idea de
un todo delarealidad, como substrato transcendental. Pero slo debe-
mos presuponer laidea, sin llegar aatribuirle un correlato objetivo; no
debemos confundirla con una efectivamente existente totalidad de la
realidad. Esta totalidad no nos es dada nunca; 19 jams tenemos el todo
dela realidad. Slo tenemos la idea de laomnitudo realitatis, y gracias
a esa idea podemos representarnos (no efectuar deuna vez y completa-
En contraste con este enfoque crtico, el tratamiento tradicional del
tema suprima por una parte la restriccin segn la cual la omnitudo
realitatis se refiere slo a la realidad fenomnica, y por otra parte su-
prima la restriccin segn la cual la totalidad se piensa idealmente,
17Leccin de filosofta de la religin, p. 41.
18 Critica de la razn pura, A 578 =S 606: "Toda la multiplicidad de las cosas no es ms
que una manera mltiple de limitar el concepto de la suma realidad (...) Por eso, al obje-
to del ideal de la razn (objeto que se halla slo en ella) se lo llama tambin el Ser origi-
nario (ens originarium)".
19 El suponer esta totalidad de la realidad como algo efectivamente existente es hposta-
siar el concepto del Ser realsimo; al hipostasiarlo, se le otorga realidad objetiva; luego se
lo personificar, con lo cual quedar convertido en el Dios metafsico (Critica de la razn
pura, A 582 s. =B 610 s., y la nota).
146
20 Critica de la razn pura, A 577 s.= S605 s.; recordemos que esta determinacin con-
siste en atribuir al concepto un predicado de cada par de todos los pares de predicados
contrarios posibles.
21 Critica de la razn pura, A 573 = S601: "Ladeterminacin omnmoda es, por consi-
guiente, un concepto que nunca podemos exhibir in concreto en su totalidad, y se basa
(...) en una idea que tiene su lugar slo en la razn, que prescribe al entendimiento la re-
gIa de su uso completo". ce. Heimsoeth, H.: Transzendentale Dialekiik, m, p. 433.
22 Critica de la razn pura, A 143 =S 182; comprese A 128 = B 266.
23 Critica de la razn pura, A 340 = S 398; vase Pich, Claude: Das Ideal: Ein Prob/em
der Kantischen Ideenlehre, Bonn, 1984, p. 83.
24 Critica de la razn pura, A 582 s. =S 610 s.
25 Pich, C.: Das IdeaL.. cit., p. 84.
147
pero no sesupone efectivamente existente. Al exponer el punto devis-
ta de la metafsica dogmtica terica sobre esta cuestin, se refiere
Kant, aunque sin decirlo, aladefinicin deexistencia que haba ofreci-
do Baumgarten, yque l haba sometido acrtica yaen 1763?-6 Baum-
garten haba afirmado que lo que diferenciaba auna cosa meramente
posible, deuna cosaexistente, era que esta ltima estaba ntegramente
determinada~7 La determinacin integral (omnmoda) era aquello
que seagregaba a la mera posibilidad ydaba por resultado. la existen-
ciaefectivadelacosa~ Una determinacin tal slo era posible, empe-
ro, mediante una comparacin delacosasingular con todos los predi-
cados positivos posibles; la negacin de algunos de estos predicados
determinara lacosacomo lo que ella fuese, dividiendo el universo en-
tero entre "esta cosa" y"todas las dems" que ella no es~9 En el caso
del Ser realsimo (que por definicin posee todos los predicados posi-
tivos), tal determinacin es posible apriori, ycon ella laatribucin de
laexistencia; al estar ntegramente determinado por sumismo concep-
to, el Serrealsimo es existente (segn la definicin de existencia de
Wolff yde Baumgarten). As, en este nico caso, del concepto mismo
resulta laexistencia del objeto.
Pero ya en el pasaje mencionado de Der einzig mogliche Beweis-
grund ... dice que "en el enlace de una cosa con todos.los predicados
que sepuedan pensar, no se encuentra nada que la diferencie de una
cosa meramente posible". Laomnmoda determinatio no equivale ala
existencia. En la representacin que Dios tiene de las cosas posibles
"no falta ni una sola" determinacin, "y sin embargo no est entre
ellas la existencia, pues Dios las conoce slo como cosas posibles".
26 En Der Einzig miigliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes, &t.
Acad. 11,76.
27 Baumgarten, A. G.: Metaphysica, 54Y 55.
28Tambin loafirm asf.Wolfr(Ontologia, 174),segn el mismo Kant, Ed. Acad. XXI,
603 (citado por Heimsoeth: Transzendentale Dialktik; Berln, 1%9,II, p. 427nota). La
distincin entre laexistencia y lamera posibilidad lahace residir Wolff enel complemen-
tum possibilitas, como lo observa Kant enVer einzig mogliche Beweisgrund. .. , lococit.; la
determinacin omnmoda vendra aser precisamente esecomplemento. En losProgresos
recurrir Kant otra vezaesta definicin de existencia(Ed. Acad. xx, 303).CC. Mendels-
sohn: Mcngenstunden, XIV, ed. Bourel, Stuttgart, 1979, p. 137.
29 Fink, E.: Todo y nada. Una introduccin a la filosofta, Buenos Aires, 1964,p. 142
(Al/es und Nchts. Ein Umweg zur Philosophie, 1959, trad. deNorberto Alvaro Espinosa).
148
"No podra ser que, si existiesen, contuviesen un predicado ms; pues
en laposibilidad deuna cosa, tras sudeterminacin integral, no puede
faltar ningn predicado.,,30 La conclusin crtica ~e q.uela existe~cia
no es un predicado supone que "todas las determnacones y predica-
dos delacosa real pueden encontrarse tambin en lamera posibilidad
de ella".31 Con lasola determinacin omnmoda no basta para resol-
ver el problema delavalidez objetiva (posibilidad real) de un concep-
to; no basta para resolver la cuestin de si se trata de un concepto
vacoosi acaso tiene un correlato real. Segn lametasca tradicional,
lonico que poda oponerse alasrealidades eran las negaciones tran~-
cendentales (las carencias, el no-ser); demodo que una suma de reali-
dades era, por definicin, posible. Kant hace notar que de este modo.
se logra, s, establecer (como lo hiciera Leibniz) la posibilidad lgica
delaomnitudo realitatis (pues latotalidad dela realidad no puede en-
cerrar contradiccin); pero que no es lcito pasar de all a afirmar su
posibilidad real; pues aunque no ha~~contradiccin entre l~sreal~da-
des, puede haber una oposicin real entre ellas, que haga imposible
su coexistencia en una misma cosa, sin que sesupriman mutuamente.
Si slo seconsidera laposibilidad lgica, sintomar en cuenta laposibi-
lidad real ysus condiciones propias, sedar, por posible lacosa misma,
con slo establecer la ausencia de contradiccin en el concepto; pero
33
ello slo porque seconfunden los conceptos con lascosas ylos nom-
bres de las cosas
34
se toman por conceptos. As se llegaba al "sumo
bien metaffsico;,35 que contena en una totalidad colectiva la materia
30 Der enzig moglicheBeweisgrund: .. , Ed. Acad. II, 72.
31 Ver einzig mOgliche Beweisgrund. .. , Ed. Acad. II, 75;comprese Mendelssohn: Mor-
genstunden, XVII, edicin deD. Bourel, Stuttgart, 1979, p. 174ss.
32Vase Progresos Ed. Acad. XX, 282ss, y nuestro 52.En su Versuch, den Begriff der
negativen Grossen ;;, die Weltweishet einzufiihren (1763)llama Kant "repugnancia real" a
esta oposicin que no encierra contradiccin. En Ver einzg mOgliche Beweisgrund. .. apa-
receel concepto derepugnancia real enconexin con el concepto de lasuma de toda re-
alidad (Ed. Acad. II, 86).
33Progresos, Ed. Acad. XX, 302.cr. Ed. Acad. XX, 282ss.
34Serefiere al Ser realsmo, del cual slo tenemos el nombre, pero no tenemos concep-
toalguno.
35Ed. Acad. XX, 302,prrafo cuarto: "Esto que la metafsica, no sesabe bien 001110 ..."
(A este prrafo podra referirse laquinta nota marginal, Ed. Acad. xx, 330: "La exigen-
149
de toda realidad. Supuesto ste, la funcin del entendimiento dejaba
deser la determinacin progresiva delos fenmenos en una experien-
ciainfinita (tarea en la que el entendimiento vaguiado por la idea de
una determinacin omnmoda); sino que le corresponda al entendi-
miento simplemente limitar este Ser, para derivar as del las cosas fi-
nitas.
Deaqu seseguan dos consecuencias. Laprimera era que el mal no
poda ser real -recurdese que toda realidad estaba en Dios, como
propiedad del o como consecuencia suya- yconsista en lacarencia
derealidad: en lanegacin; pero sta (lanegacin) era asuvez el fun-
damento de la individuacin; por ella sedistinguan unas cosas singu-
lares de las otras. Por consiguiente, las cosas malas slo lo eran por lo
mismo que las haca ser cosas finitas y no ser el todo dela realidad~
Esta primera consecuencia presupone la confusin entre negacin en
el concepto yoposicin real, delaque acabamos dehablar. Lo que se
opone auna realidad no es, para Kant, una mera "sombra en un mar
de luz", sino otra realidad de signo contrario. Habr que admitir, por
consiguiente, un mal moral con consistencia propia, que no sea una
mera privacin. La segunda consecuencia es que Dios, como Ser re-
alsimo as definido, no se distingue claramente del mundo, que es
tambin una totalidad de lo realmente existente. La metafsica
precrtica conduce por tanto aunpantesmo que Kant identifica con la
doctrina deSpinoza.
En conclusin, digamos que el Ser supremo, como ideal (regulati-
vo) de larazn pura, tiene una funcin legtima. Representa la m.xi-
maunidad ideal en el uso del entendimiento; la ilegitimidad empieza
cuando sepiensa al "concepto originario" como constitutivo: lasupre-
maunidad ideal setoma entonces:;80r una cosareal originaria. En esto
consiste lailusin transcendental.
83. Las demostraciones de la existencia de Dios (Ed. Acad. XX,
302_304).38
Habiendo examinado as el concepto del ser realsimo, y despus de
haber sealado las dificultades que encierra la pretensin de darle a
esta idea, identificndola con Dios, un contenido objetivo, se vuelve
Kant hacia las "presuntas demostraciones de la existencia de un ser
tal".39En primer lugar seala que slo hay dos argumentos ontolgi-
cos acerca delaexistencia deDios, y que no pueden ser ms.
40
El pri-
mero deellos es el ontolgico propiamente dicho, que parte del con-
cepto del ser realsimo; el otro esel cosmolgico, que parte deun exis-
37Heimsoeth, H.: Transzendentale Dialelaik, III.p. 509; Critica de la razn pura. A 619=
B647.
38La sptima nota marginal (Ed. Acad. XX. 330-332) vieneaser (segn deVleeschau-
wer: "La Composition", p. 173)unaversin alternativa deeste pasaje.
39 Ed. Acad. XX. 302 al final: "Pero aun sin tener en cuenta todos estos reparos .,". Se
hasealado que con este giro que daasu argumentacin. Kant pierde laposibilidad de
pensar de manera ms inmediata latotalidad de larealidad. esto es. depensarla sinapli-
carle los medios de pensamiento que sirven para el conocimiento decosas que no son la
totalidad; y ello porque no podra Kant pensar latotalidad de la realidad de otro modo
que como una cosa ms: carecera de un medio para pensar esa totalidad de un modo
"no-csico", como "el misterioso. innominado e indecible fundamento primigenio" (E.
Fink: Todo y nada. Una introduccin a la filosofia, trad. de Norberto Alvaro Espinosa.
Buenos Aires. 1964.p. 142). Ante esto debernos observar que toda la argumentacin
kantiana es precisamente unesfuerzo para mostrar. por un lado -mediante lacrtica-
la impotencia del pensamiento "c6sico" ante aquello misterioso e innominable que la
metafsica terico-dogmtica pretenda ilegtimamente nombrar; y por otra parte. es un
esfuerzo para establecer -mediante laanaloga. lasuposicin relativay lafe- una rela-
cincon loque nosepuede concebir como cosa.
40Los argumentos posibles sobre laexistenciadeDios sedividen en argumentos apriori
y argumentos a posteriori en Der einzig mogliche Beweisgrund: .. Ed. Acad. Il, 155 ss.;
tambin en Critica de la razn pura A 591 =B 619 se reconocen slo dos vas de argu-
mentacin, laemprica ylatranscendental, para lademostracin delaexistencia deDios.
Comprese Moses Mendelssohn: Morgenstunden, IX y XII, ed. D. Bourel, Stuttgart,
1979,pp. 90 ss. y 109ss. respectivamente. F. Duque (en su edicin de los Progresos, p.
114. nota 41) remite, enconexin con estos dos argumentos, aWolff: Theologia naturalis,
II, 9Y10.
ciadela razn.,", segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 173).Comprese Crui-
a de la rozn pura, B 610Y Mendelssohn: Morgenstunden, XII (edicin de D. Bourel,
Stuttgart, 1979,p. 116s.).
36 La determinacin se produce por negaciones, y el principio lgico que gobierna esta
determinacin por negaciones es el principio detercero excluido. Este principio seaplica
a cada uno de los miembros del conjunto de toda la realidad, atribuyendo algunos de
ellos a lacosa que se determina, y excluyendo aotros de esta cosa. Este procedimiento
concuerda con laforma del silogismo disyuntivo, que viene aser as el origen lgico de
esteuso dialctico delarazn. Comprese Critica de la razn pura, B 392s., YA 577=B
605;vase tambin Anneliese Maier: Kanes Qualittskategorien, loe. ct.
150
151
tente cualquiera, para obtener el concepto del ser necesario concepto
que luego se determinar y resultar ser el concepto de Dios:
41
La exposicin est extremadamente condensada; no se considera
aqu el argumento a posteriori (la prueba fisico-teolgica), ni se toma
e~~uenta el.argumento que Kant haba formulado como suyo en Prin-
ctptorum pnmorum cogn~tio~is me~aphysicae nova dilucidatio 42 y que
desarroll luego en Der eznzlg mogliche Beweisgrund. .. 43
84. El argumento ontol6gico (EI.Acad. XX, 303).
En los Pr_ogresos no desarrolla Kant el argumento ontolgico en la
f~rma .ampha en que lo haba hecho en la Critica de la razn puror la
discusin del argum~n.to es sumaria, lo que parece indicar que el in-
ters de Kant no se dirige a la prueba ontolgica, y que slo la mencio-
na por _cumplir con exigencias formales de la exposicin. En efecto,
s.l0s:nala que en esta prueba se aade la existencia, como una deter-
mmacI~n ms, al conceg~o de ~n~ cosa (aad.ido cuya ilegitimidad ya
haba Sido demostrada); y se limita a denunciar la falta de fundamen-
tode esta prueba, que no merece, segn se expresa en el texto, que de-
tengam.os en ella nuestra atencin. Pero ms adelante
46
se ofrece una
refutacin ~s detallada de este argumento, junto con la del argumen-
to cosmologco ..
85. El argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 303-304).
Este argumento recibe en los Progresos un tratamiento ms extenso
que el ontolgico: pero tampoco a l se lo discute con el detalle con
que se lo hace en la Critica de la razn pura.
47
El argumento cosmolgico tiene dos momentos.
48
En el primero de
ellos
49
se demuestra que la evidencia emprica de un existente contin-
gente cualquiera conduce a suponer la existencia de un ser necesario.
En el segundo moment0
50
se determina al ser necesario, .que resulta
ser el Ser realisimo.
El primer momento del argumento cosmolgico, por s solo, no es
suficiente para mostrar la existencia de Dios. Slo muestra que algo
(que podra ser algunas veces una cosa, y otras veces otra; o que podra
ser un conjunto de cosas)51 debe existir necesariamente desde la eter-
nidad. Esto no nos obliga a reconocer la existencia de un Ser eterno
que sea el origen de todos los dems;52 sino ~ue demuestra slo la e-
xistencia de un "ente necesario cualquiera".5 Se hace, pues, impres-
41
Ed. Acad.XX, 302-:303. A estelugarpodrareferirselasexta delasnotasmarginales
~Ed. Acad.~, 330:"El Seroriginario,comoSersupremo..." (segun deVleesch
La Compostton'', p.173). auwer:
42
Ed. Acad.l, 395.
43 .
. Ed. Acad.11, 77s.
44 Crfti~a. k la Tazn pura, A592-603=B620-630;vasetambinlaLec ron de 1:1 .It~
de la reltgll5n, p. 65ss. c tuosopa
45
M.en~elssohn: Morgenstunden, XVII (ed. Bourel,Stuttgart,1979,p. 174s.)discutees-
taobjecin alapruebaontolgica,conservandofinalmentelapruebacomovlidaEl ar
gumento ontol6gi~haba ~idodesarrolladopor LeibnizenMonadologta, 45, ~nMe~
~:atlOnes de cognuione, ventare et ideis (ed.GerhardtIV,424,ed.deOlasop. 27~.
Ed.Acad, XX, 304:"Ahorabien,esabsolutamenteimposible...".
152
47 Critica de la razn pura, A 603-614= B 631-642;vasetambinCrttica del Juicio, Ed.
Acad.V, 475s. Leibnizexponeel argumentocosmolgicoenDe renun originatione radi-
cali (ed. GerhardtVII,302ss., ed. deOIaso473);Monadologia 38; Principios de la na-
turaleza y de la gracia, 8; Teodicea 7(segn Heimsoeth:Transzendentale Dialekiik, m,
p. 487,nota129).
48EstosdosmomentosseencuentrantambinenlaversinqueofreceM.Mendelssohn
delapruebacosmolgica; vaseMendelssohn,M.:Morgmstunden, XII y XVI, ed. del).
Bourel,Stuttgart,1979,pp. 109ss. y 161ss. respectivamente.
49Ed. Acad.XX, 303: "La argumentacindelasegundademostracin..."; comprese
Critica de la razn pura, A604 s = B 632s.AesteprrafodelosProgresos podrareferir-
selaterceradelasnotasmarginales(Ed. Acad.xx, 329-330)(segndeVleeschauwer:
'.'La Composition",p.173).
50 Ed. Acad. XX, 303: "Ahora bien, puesto que la necesidadde la existencia...";
compreseCritica de la razn pura, A 605s. =B633s. A esteprrafodelosProgresos
podrfareferirselacuartadelasnotasmarginales(Ed. Acad.XX, 330),segndeVlees-
chauwer:"La Composition",p.173.
51EnlaCritica de la rozn pura, A 488= B 516,seplanteantresposibilidadesparaeste
entenecesario:puedeserel mundomismo,ounapartedel,olacausadel mundo.
52EstolosealaLeibnizenNouveaux essais, libroIV,cap.X.
53 Critica de la razn pura, A586= B614.
153
cindible buscar "el concepto deunente queseaapto para un privilegio
tal, e
5
nlo tocante a su existencia, como es la necesidad incondiciona-
d
,,4
Es
l .
a . to es oque haceKant, en nuestro texto, al determinar el con-
cep!Ode un ser necesario: busca "entre todos los conceptos de cosas
posibles, auel que no tenga en s nada que contradiga ala necesidad
absoluta,,;5 yencuentra que el que mejor sepresta para ser concepto
de ~2ente.abso.luta~ente necesario, es el concepto del Ser reals-
mo. Esta identificacin del ens necessarium con el ens realissimum se
efecta delasiguiente manera:
. Puesto que la.ne~sidad slo puede conocerse por conceptos aprio-
n (no por expenencia, lacual ofrece siempre slo conocimiento delo
contingente), conocer la necesidad de la existencia de una cosa ser
e9uivalente a poder derivar del solo concepto de esa cosa, la existen-
CIa.Y puesto que la existencia equivale a la determinacin integral u
d
57 .
omn mo a, conocer por meros conceptos (como necesaria) la exis-
tencia de una cosa ser hacerse de ella un concepto tal, que contenga
la determinacin omnmoda; el ser que exista necesariamente ser
aquel cuyoconcepto contenga yaladeterminacin omnmoda (esto es,
la existencia). Como hemos visto, slo en un caso podemos saber a
priori cules son todas las determinaciones que pertenecen aun obje-
to: a saber, en el caso del Ser realsimo.
58
Este nico ente, el Ser re-
alsimo, tendr el privilegio deestar ntegramente determinado por su
solo concepto, esto es, ntegramente determinado a priori. Slo en l
estar dada la existencia en el mismo concepto. Por consiguiente, el
concepto del Ser realsimo es el nico que nos sirvepara pensar unser
necesario.
59
De este modo sehace coincidir al ser necesario con el Ser
realsimo ysemuestra que, como yasehaba dicho, "el segundo argu-
mento discurre alainversa: un ser que existe como necesario debe te-
ncr en s toda perfeccin (toda realidad), pues si no la tuviera no
podra (...) ser pensad? como ser necesario". Si r&tuci~os esta argu-
mentacin asuforma lgica, tenemos: Todo ser necesano es unser re-
alsimo; y por ser slo uno el realsimo, es vlida la conversin: todo
Ser realsimo es un ser necesario.
6O
De esta manera, el argumento cos-
molgico seasocia y secomplementa con el ontolgico, y slo as lo-
graalcanzar fuerza probatoria, que sin es~aasociacin l~faltara. Pero
yase ha visto que el argumento ontologco no se sostiene; de modo
queel cosmolgico, que seapoyaen l, tampoco resultar estable.
86. Refutacin del argumento cosmolgico (Ed. Acad. xx, 304).61
El argumento cosmolgico Ofrecemuchos ~ancos de ataqu~ a la
crtica. En laCrtica de la razn pura sehabla deunverdadero nido de
pretensiones dialcticas, que se enumeran y se analizan all mismo.~2
En nuestro texto, la refutacin seconcentra en el concepto denecesi-
dad ypresenta dos momentos. Uno deellos es, en realidad, una refu-
, 63 (apenas
tacin del argumento ontolgico. El otro momento ~penas msmu_~-
do en el texto, pero distinguible mediante lacomparacI~~ con la Criti-
ca de la razn pura o con laLeccin de filosofia de la rellgzn) es lacon-
sideracin delanecesidad absoluta.
64
Esta consideracin seefecta de
60 Critica de la razn pura, A 608 = B 636.
61 A esta pgina 304se refiere probablemente la primera de las notas marginales (Ed.
Acad. XX, 329), segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 172.
62 Critica de la razn pura, A 609 = B 637.
63Ed. Acad. XX, 304: "Ahora bien, es absolutamente imposible dar, de modo determi-
nado, unconcepto deunser queseadetal naturaleza, que si yolosuprimiese C?nel pen-
samiento surgira una contradiccin; aun si sesupone que lo tomo por latotahda.d dela
realidad. Pues una contradiccin en unjuicio tiene lugar solamente cuando supnmo un
predicado enunjuicio, yconservo empero en el concepto del sujeto uno que es i~ntico
aaqul; pero nunca tiene lugar, si suprimo lacosajuntamente con todos sus predicados,
ydigo, p. ej.: nohay ningnser realsimo ".
Comprese Critica de la razn pura, A 594ss. = B 622 ss.
64 Ed. Acad. XX, 304: "Por consiguiente, de una cosa absolutamente necesaria, como
tal, no podemos hacemos absolutamente ningn concepto (el fundamento deello es que
se trata de un mero concepto de lamodalidad, concepto que no como naturaleza de la
cosa, sino slo mediante una conexin delarepresentacin de lacosa con lafacultad de
conocer, contiene lareferencia al objeto)". Ce. Critica de la razn pura, A 613 = B 641;
Leccin de filosofia de la religin, p. 74.
54 Critica de la razn pura, A 585 = B 613.
~ . .'
Cruica de la razn pura, loe, cit.; vase tambin Ed. Atad. xx, 330s. (notas margina-
les).
56 Critica de la razn pura, A 586 =B 614.
57Si seadmite ladefinicin de Wolff y de Baumgarten yasometida acritica en Progre-
sos, Ed. Acad. XX, 301S. (vasenuestro 82).
58
Vase lanota de Kant aEd. Acad. XX, 326.
59 Critica de la razn pura, A 605 S. = B 633S.
154 .
155
manera indirecta, al presentar el concepto denecesidad como concep-
to modal, que no serefiere asu objeto como si lanecesidad fuese una
determinacin o propiedad delacosa;65por contraste se presenta as
aquella necesidad que s pertenece ala"naturaleza delacosa" (o pre-
tende pertenecer aella): lanecesidad incondicionada, ''verdadero abis-
mo para la razn humana". Esta necesidad es un concepto que sobre-
p.asanuestro entendimiento, yque slo puede admitirse como hpte-
SISdelarazn; no selopuede afirmar concerteza apodctca."
. En resumen? el argumento cosmolgico, fundado en el ens necessa-
nu~, no es vhdo (entre otras razones) porque toda su fuerza demos-
tratva procede del.argumento ontolgico, cuyainvalidez quedara de-
mostrada al estudiar el problema del ens realissimum: y porque
adems, la necesidad absoluta a la que este argumento ~smolgi~
hace ~eferencia supera a larazn humana (pues el nico concepto de
necesidad adecuado anuestra facultad cognoscitiva es el concepto mo-
dal de necesidad, explicado en lospostulados de la Critica de la razn
pura).
Notemos que esta refutacin del argumento cosmolgico no consti-
tu~e un rechazo general de toda la demostracin de la existencia de
DIOS~~r ~ta va. Elementos de esta argumentacin (el concepto de
ens o,"!gznan_umque es alavez ens realissimum) seconservan con vali-
dez.h~~ottIca, como suposicion~~necesarias para laexplicacin de la
POSI?Ihdadd~lo condicionado. Esto se ver ms claramente en la
seccin queSIgue.
del criticismo. En primer lugar se tratar la demostracin de la exis-
tencia de Dios, ofrecida por la filosofa crtica. Esto ocurre en una
pgina que lleva por ttulo "Trnsito de la metafsica alo suprasensi-
ble, despus delapoca deLeibniz ydeWolff'. En ellaseresume yse
repite lo que se haba expresado en la exposicin histrica del tercer
estadio68yen el primero de los artculos del credo mora1.
69
La argu-
mentacin sigue el curso de los pasajes correspondientes de la Crtica
. 70 . 1 d 1 C" d l h .. 71
de la razn prctica yespecia mente e a nuca e UlClO.
El trnsito delametafsica a lo suprasensible secumple en primer
lugar con un conocimiento de Dios. Para este conocimiento indirecto
deDios recurrimos alaanaloga con un ser dotado deentendimiento.
Esta analoga no esarbitraria, sino que sefunda en una necesidad dela
razn prctica' ues es deber n~estro ~l ~ntribuir ala real~zacin~el
bien supremo;? ypor tanto es ImprescmdIble (esuna necesidad subje-
tiva) suponer la posibilidad de este supremo bien; ahora bien, por la
ndole de nuestra facultad racional, esta posibilidad (la posibilidad de
que la felicidad se enlace con la virtud en la proporcin correspon- ,
diente a esta ltima) slo podemos concebirla si suponemos como
causasuprema delanaturaleza aun ser queseacreador delanaturale-
zapor inteligencia ypor voluntad moral, esto es, si suponemos laexis-
tencia deun Dios creador. Como el mandato derealizar el bien supre-
mo, por ser mandato moral, posee necesidad prctica absoluta, esta
necesidad setransmite alas condiciones slo bajo las cuales es conce-
Examinados as los fundamentos de la teologa precedente, pode-
mos efectuar el paso que nos llevar a lo suprasensible en el estadio
65 Critica de la razn pura, A 218= B 266 Y A 226= B 279.
66
C
':.J'
flaca de la razn pura, A 218=B 266 Y A 226=B 279
67 ,.
D~e~te n~~o se con~elVa la vieja demostracin de la existencia de Dios ofrecida en
D~r,~mzlg mogliche Bewets_grund. ..; en laLeccin de filosofta de la religin (1783)p. 78,di-
ce. pues un ser ~~~ conttene los datos para todo lo posible, y cuya supresin suprimira
a.la vez toda poslblhd~d, un ser realsimo originario tal, es una suposicin necesaria pre-
crsarnente por su relacin con la posibilidad de todas las cosas".
156
68 Ed.Acad. xx, 294(vase nuestro 62).
69Ed.Acad. xx, 298(vase nuestro 69).
70Ed.Acad. V, 124-132.
71 87,Ed.Acad. V, 450.Vase tambin MetafIsica de las costumbres, doctrina de la vir-
tud, Ed. Acad. VI, 482.El argumento moral aparece por primera vez en Trdume eines
Geistersehers ... (segn Schmucker, J.: Die Ontotheologie des vorlaitischen Kant, Berln,
1980,p. 57).Una variante de este argumento se encuentra en MetafIsi~a de las cos~-
bres, doctrina de la virtud, 13,Ed.Acad. VI, 439.Sobre la teologa tica vase Revira,
Rogelio: Teologfa tica. Sobre la fumltnentaci6n yconstruccin de una Teologia racional
segn los principios del idealismo transcendental de Kant, Madrid, 1986,especial?Iente el
captulo V: "Laprueba moral de la existencia de Dios", pp. 155-179; vase tambin Ade-
la Cortina Orts: Dios en la filosofta transcendental de Kant, Salamanca, 1981, p. 263ss.
72 Critica de la rozn prctica, Ed. Acad. V, 113Y 125; Critica del Juicio, 86,Ed. Acad.
V, 446,Y 87,Ed.Acad. V, 450.
157
87. La teologa del idealismo crtlco. El argumento moral (Ed. Acad.
XX, 30S s.),
bible, para nosotros, la posibilidad de cumplir aquel mandato;73 es
"moralmente necesario suponer laexistencia de Dios,,?4 Para esta su-
posicin es suficiente la mera posibilidad lgica (ausencia de contra-
diccin) del concepto deun creador tal (sin que larazn terica tenga
que dete!lerse en el problema insoluble desu posibilidad real); yaque
l~necesitamos slo para poder comprender la posibilidad del sumo
bien, al cual, como quiera que se~nos lo propone larazn por finali-
dad obligatoria denuestra accin. 5
ste es el argumento moral demostrativo de la existencia de Dios.
Con. l la metafsica crtica ha logrado realizar el trnsito a lo supra-
sensible, que lametafsica dogmtica haba intentado en vano.
76
En el
prrafo siguiente del texto delosProgresos seexponen las limitaciones
deesta prueba; 77aellas yanos hemos referido al tratar los menciona-
dos pasajes delaexposicin histrica del tercer estadio ydel credo mo-
ral, yal considerar landole del conocimiento prctko-dogmtico?8
73Dicho de otra manera: la imposibilidad del bien supremo probarla la falsedad de la
ley moral, que entonces se dirigirla a fines vados e imaginarios (Critica de la razn prcti-
ca, &1. Acad. V, 114).
74 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 125.
75
La ley moral nos manda esforzarnos por la realizacin del sumo bien, inde-
pe.ndien~emente del xito que alcancemos con nuestro esfuerzo. AunqlllO no se crea en la
existenciade Dios, sigue siendo obligatorio este mandato de la razn; slo que el xito es
entonces ms dudoso (Critica del Juicio, 87,Ed. Acad. V, 452).
76 "La b 1 ".
~rue a mora su~ne un~ aplicacon analgica de las categoras a los objetos su-
prasensibles con proposlto prctico y (...) esa aplicacin, por basarse en un inters racio-
nal absolutamente incondicionado, proporciona un verdadero ingreso en el mundo
noumnico" (R. Rovira: Teologia tica. Sobre la fundamentacin y construccin de UIUl
Teologia racional segn los principios del idealismo transcendental de Kant Madrid 1986
p.I68.) , , ,
77 Comprese Critica del Juicio, 88,Ed. Acad. V, 453.
78
Vanse nuestros 62, 63, 65, 67 Y 69; este argumento sirve para demostrar la exis-
tencia de Dios, slo en la medida en que larazn humana prctica necesita suponerla.
Con ello se fundamenta una teora de lo suprasensible, pero siempre limitada solamente
a la~necesidades de la ra~n p~ctica ~eferidas al fin final (al bien supremo). La demos-
tracin no establece la exstenca de DIOSde un modo satisfactorio para la razn terica;
pero s prueba que suponer esa existencia es algo que est de acuerdo con la razn' esto
es suficie?te par~ que sea !egftimo au.n desde un punto de vista terico, otorgarle ~eali-
dad. prctica a la Idea de DIOSas fabncada por la razn humana. A la idea de Dios, con-
cebida por analoga y segn principios morales, se le otorga realidad prctica en la medi-
da en que se le otorga influjo real sobre las decisiones en que se funda la accin; sta
158
En el ltimo prrafo dela pgina 305 seex~one la utilidad que re-
sulta de las limitaciones del argumento moral: 9con l la teologa no
puede transformarse en un imposible "conocimiento terico de lana-
turaleza divinaydesuexistencia,,:80lateologa no puede volverse teo-
sofa. Sealcanza, en cambio, un conocimiento del fundamento de de-
terminacin de nuestra voluntad. Es verdad que este fundamento es,
en el fondo, incognoscible: no podemos conocer directamente el fun-
damento nico, por el cual nuestra voluntad, aun sabindose insufi-
ciente para realizar el fin final, alberga en s aste como fin necesario
suyo.8l Pero conocemos este fundamento por analoga al suponer,. por
las razones antedichas, quese halla en una naturaleza suprasensble:
en un Ser supremo. Slo deesta manera podemos suplir ladeficiencia
denuestra voluntad, lacual, apesar de reconocer corno suyo el fin fi-
nal, no encuentra en s misma el poder suficiente para realizarlo.
Laexposicin de laprueba moral en los Progresos termina con una
repeticin de las palabras de la Crtica del.Juicio,82 segn las cuales la
prueba moral no dice nada acerca desu objeto considerado en s mis-
mo (segn laverdad), sino que serefiere slo a lo que ese objeto su-
prasensible es para los hombres. No por ello es meramente subjetiva la
conviccin quelaprueba produce; laaceptacin del argumento no de-
pende del modo depensar decadacual, sino que suvalidez seextiende
ltima se desarrollar como si se basara en la realidad del objeto de aquella idea, tal co-
mo, en el ejemplo del comerciante de granos, ste basaba su acci~ en la creencia en la
mala cosecha futura (Ed. Acad. XX, 298); slo que en ,la fe en DIOS (como ser moral,
condicin del bien supremo) no se basa una accin tcnico-prctica, sino la accin mo-
ral: es una creencia' abrigada por la razn "moral-prctica"; (la expresin 'razn moral-
prctica', por contraste con 'razn tcnico-prctica', se encuentra en Critica del Juicio,
88, Ed. Acad. V, 455),
79 Comprese Critica del Juicio. 89, Ed. Acad. V, 459.
80 As se define la teosofa en Critica del Juicio, Ed. Acad, V, 479.
81 El fundamento por el cual nuestra voluntad busca la realizacin del bien supremo no
es slo la representacin de la ley moral; sino adems el deseo de fehclda~. Esto hace
que tengamos en realidad dos fundamentos heterogneos para querer el bien sup~emo
(Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 114). Si los dos se basan en un,!~rcero, o SI ~::a-
so son unifica bies es algo que no sabemos; por eso dice el texto que es inescrutable el
fundamento de d~terminacin de nuestra voluntad. C C . Critica del Juicio, 88, Ed. Acad.
V.455.
82 Critica del Juicio, 90, Ed. Acad. V, 462 s.
159
atodos los seres racionales finitos, aquienes landole desu razn les
impone los mismos principios del juzgar. Esta validez no es suficiente
para afirmar nada con certeza acerca del objeto, aunque s para tener
la seguridad de que tampoco podr nadie afirmar con certeza lo con-
trario de lo demostrado con un argumento "segn los hombres"
(kat'anthropon).83 La especial modalidad del asentimiento despertado
por este tipo deargumento lahemos estudiado yaal considerar la na-
turaleza del conocimiento prctico-dogmtico, yladelafe.
slo al carcter provisorio del texto, y que habra sido subsanada en
una redaccin posterior. Pero tambin parece admisible lasuposicin
de que la omisin seala la intensidad relativa del inters del autor,
que no sedetiene en el dominio delateologa cuando sta seconvierte
enun tema independiente.
Por otra parte, la omisin del tema de los atributos de Dios (tema
que sera lacontinuacin natural de lademostracin de su existencia,
como seveen los textos citados) aporta un fundamento -aunque no
un fundamento definitivo- para sostener que el desarrollo de la teo-
loga queda trunco, y que por tanto quiz no sea un desarrollo de la
teologa lo quesigueen el texto: los "presuntos progresos (...) en late-
leologa moral.;", a pesar de que algunos editores han considerado
conveniente cambiar, en este ttulo, laexpresin 'teleologa moral' por
'teologa moral'.
88. Omisiones en la teologa moral de los Progresos de la metaftsica.
Si bien el argumento demostrativo delaexistencia deDios es laba-
seyel ncleo delateologa tica, con l no seagota sta; sino que del
mismo argumento pueden extraerse -siempre con la misma limita-
cin, a saber, teniendo en cuenta que se trata de juicios de reflexin
que no dicen nada sobre lanaturaleza del objeto- predicados que de-
terminan el concepto del Ser supremo. As, sehalla en laCritica de la
razn prctica que a Dios le corresponden los predicados de omnis-
ciencia,ubicuidad, omnipotencia ~eternidad,84 adems delos desanti-
dad, bienaventuranza ysabidura; 5 en laCrtica del Juicio sedetermi-
na el concepto de Dios con los predicados de omnisciencia, omnipo-
tencia, bondad, justicia, sabidura, eternidad y ubicuidad; y algoseme-
jante seencuentra en otros textos.
86
Nada deesto aparece en los Pro-
gresos. yno es que tal omisin est aqu justificada por tratarse deun
texto de metafsica y no de uno de teologa: en sus lecciones de me-
tafsica (vno slo en las defilosofa delareligin) desarroll Kant es-
tetema.
s
'?
Sepodra pensar que laomisin deesta parte delateologa sedebe
89. La cosmologa crtica: la teleologa moral (Ed. Acad. XX,
306-308).
La reconstruccin de la metafsica, emprendida en los Progresos,
exige, junto ala doctrina deDios yaladoctrina del alma, una doctrina
del mundo ocosmologa.
SS
Esverdad que lacosmologa tradicional ha
sido yaexpuesta y criticada en las Antinomias; pero ahora se trata de
ver qu es 10 que se habr de poner en lugar de ella. En nuestra opi-
nin, el trozo del texto de los Progresos que lleva por ttulo "lI. Pre-
suntos progresos terico-dogmticos en lateleologa moral, durante la
poca de Leibniz y de Wolff,89 cumple la funcin de desarrollar esta
cosmologa. Con esta opinin nos oponemos no slo alos editores que
han preferido cambiar el ttulo del pasaje poniendo, como sehadicho,
'teologa' en lugar de 'teleologa';9O nos oponemos tambin a Max
83Critica de la razn pura, A739= B767.
84 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 140.
85 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 131, nota.
86 Critica del Juicio, 86,Ed. Acad. V, 444;Ueber das Mlsslingen aller philosophischen
Versuche in der Theodicee, Ed. Acad. VIII, 257; Metaftsica de las costumbres, doctrina de
la virtud, 13, Ed, Acad. VI, 439;Leccin defitosofia de la religin, p. 130,etc.
87lmmanue/ Kant 's Vorlesungen ber die Metaphysik, etc. ("Metafsica Plitz"), Erfurt,
1821 (Darmstadt, 1975),p. 323.
160
ssCf. Immanuel Kants Vorlesungen ber die Metaphysik. .. etc., (Metaphysik Plitz), Er-
Iurt, 1821(Darmstadt, 1975)pp. 18Y 19;comprese el ya citado Baumgarten: Metaphysi-
ca, 2; vase tambin Knutzen: Elemento philosophiae rationalis seu logicae, Regiomonti,
1747,27(citado por Oesterreich, K.: Kant und die Metaphysik, 1906 (Wrzburg, 1959)
p.14).
89Ed. Acad. XX, 306.
90Ellos son Lehmann (Ed. Acad.) y G. Hartenstein (Immanuel Kant's Werke, sorgfiiltig
revidirte Gesamtausgabe in zehn Blinden, Leipzig, 1838, tomo 111). Los sigue F. Duque en
su edicin de los Progresos, p. 101Yp. 115,nota 48.
161
.:
Wundt, quien sostiene que precisamente en esta parte delosProgresos
se nota la ausencia de una cosmologar" y nos oponemos adems a
Karl Vorlander, quien, aun confirmando que este texto debe llevar por
ttulo "teleologa moral" yno "teologa moral", afirma que en l Kant
n~hace ms que criticar la teleologa moral de Leibniz y de WOlff,92
mientras que nosotros hallamos que expone aqu la suya propia. Pro-
curaremos hacer aceptable nuestra opinin en lo que sigue. .
Formulemos primeramente esta opinin nuestra, para buscar luego
sufundamentacin en los textos. Afirmamos 1) que el contenido dees-
te pasaje no es solamente una crtica a la metafsica dogmtica, sino
que en l hay un positivo desarrollo de una doctrina crtica. As como
el apart.ado anterior, si bien inclua el examen crtico de las pruebas
dogmticas de la existencia de Dios, inclua adems la exposicin del
argumento crtico (la prueba moral) en favor de esa existencia, as
tambin aqu el contenido principal del pasaje es la misma doctrina
crtica que aparece como tal-y no como mera repeticin delaleibni-
ci?-wolffiana- en numerosos pasajes paralelos de las obras mayores;
afirmamos adems,2) que nos hallamos aqu ante una cosmologa,
aunque setrate deuna cosmologa fundada en conceptos prcticos. El
texto no serefiere aotra cosaque al mundo tal como ste es en s
93
al
mundo en lamedida en que es adecuado a las intenciones ltimas de
una razn pura prctica. Una vez aceptada laexistencia de Dios como
creador del mundo, podemos admitir "una naturaleza delas cosas que
concuerde" con laleymoral; yello sehaceimprescindible porque "sin
la colaboracin de la naturaleza sera imposible" realizar el fin final
quelarazn prctica nos manda.
94
Veamos ahora esto tal como se10 encuentra en el texto delos Pro-
gresos. El texto se presenta dividido en cinco prrafos que a primera
vista pueden parecer muy confusos, pero que en realidad son el desa-
rrollo de una argumentacin rigurosamente coherente. Esta argumen-
tacin tiene un estrecho parentesco con ladela Crtica de la razn pu-
ra: "Del ideal del bien supremo",95 slo que en la Crtica se procede
analticamente, desde lasuposicin del sumo bien, hacia la teologa, y
en los Progresos procederemos sintticamente/? desde Dios (sumo
bien originario) hacia el sumo bien derivado: el mundo inteligible.
Prrafo primero. En el primer prrafo se presenta la idea del bien
supremo mediante el concepto --que la metafsica terico-dogmtica
comparte con la filosofa crtica-e- de la gloria de Dios. La filosoa
terico-dogmtica vea-rectamente- en lagloria deDios el finfinal
de'laereacin.
97
Esta gloria consista en lareunin detodos los espri-
tus, vinculados entre s segn leyes morales, y sometidos al gobierno
deDios enla Ciudad deDios. "Esta Ciudad de Dios, esta Monarqua
verdaderamente universal, es un Mundo Moral en el mundo Natu-
ral" 98Leibniz lallama tambin "Reino delaGracia", para distinguir-
la del reino fsico de la naturaleza.
99
En las palabras de nuestro texto
delosProgresos, lagloria deDios es unenlace delos fines'en el mundo
91WU?dt, M.: Kant als_M_etaphysiker, Stuttgart, 1924,p. 380; este autor considera que el
C?ntemdo del texto principal de los Progresos se organiza en un prlogo, una introduc-
cin, y~os grupos de explicaciones; el primero de estos grupos expone los estadios de la
~etaffslca; el. se.gu.ndo grupo debe exponer el trnsito de la metafsica a lo suprasensible
en las. tres dlsclpl.mas de la teologa, la cosmologa y la psicologa (...) Esta parte no est
concluida; en particular, falta la cosmologa".
92y r' d K. "E' l' "
o~an er, : m eitung en: Immanuel Kants kleinere Schriften zur Logik und Me-
taphysik; he.rausgegeben v.on Karl Yorliinder, Leipzig, 1905(2da ed.), p. XIII: "Desde el
pun.to de vista as conquistado sufre luego la metafsica leibnicio-wolffiana una aguda
crtica, asaber: 1) su "~ologa transcendente" (...),2) su teologa, o mejor, teleologa mo-
ral (1~.140),3)s~ ps~cologa transcendente o doctrina de la inmortalidad" (Vorliinder
se r~fIere a la paginacin de su propia edicin, que concuerda respectivamente con las
paginas 306-308 de la Ed. Acad.).
93 Critica de la razn pura, A812ss. = B840ss.
162
94 Critica del Juicio, 88,Ed. Acad. Y, 455.
95 Critica de la razn pura, A 804ss. = B832ss.
96 Vase Progresos, Ed. Acad. XX, 295.
97En otras dos ocasiones aprueba Kant esta caracterizacin del fin final de la creacin
como "la gloria de Dios": en Critica de la rawn prctica, Ed. Acad. V, 131,Y en Critica
del Juicio, 87,Ed. Acad. V, 449,nota. Pero hay que notar que el concepto de esta gloria
es algo diferente en la filosofa crtica y en la terico-dogmtica, como veremos ensegui-
da.
Wolff (cit. por Duque, en su edicin de los ProgrSos, p. 115, nota 49)afinna en Theolo-
gia naturalis Il, 371: "El fin de la Creacin es la manifestacin de la gloria de Dios".
98Leibniz: Monadologia, 86.
99 Leibniz: Monadologia, 87;Vmdicacion de la causa de Dios ... , 46; Principios de la
naturaleza y de la gracia. .. , 15.
163
real, tal, que contenga el sumo bien posible yque sea digno deuna di-
vinidad. Este reino deDios es, para Leibniz, obra deDios mismo.100
Prrafo segundo. En el segundo prrafo seintroduce una dificultad.
No resulta satisfactoria una fundamentacin de la posibilidad del fin
final que la derive enteramente de una creacin del mundo por Dios.
La libertad delos seres racionales es-por ser condicin dela morali-
dad- tambin necesaria para que sea posible el sumo bien. Precisa-
mente la novedad que Kant piensa introducir en la metafsica es la
funcin de la razn prctica y de sus principios, como va para el
trnsito a10suprasensible. La gloria deDios, para lafilosofa terico-
dogmtica, era obra deDios mismo, que no requera ni admita volun-
tades independientes; pero para la filosofa crtica esta gloria consiste ..
enlalibre observancia delaleydivina, por parte devoluntades autno-
mas.
10l
Por eso dice el texto que mientras que las muchas y variadas
perfecciones fsicasdelosseres naturales sepueden atribuir auna cau-
sadiferente del mundo, laperfeccin moral-teleolgca debe fundarse
originariamente en el hombre mismo. No puede ser un efecto querido
slo por una voluntad ajena a la del hombre (pues en ese caso yano
sera perfeccin moral). La fundamentacin terica de la posibilidad
del sumo bien en el concepto delacreacin divina muestra aqu su in-
suficiencia.
102
Prrafo tercero. An no se ha agotado el intento terico-dogmtico
de explicar la posibilidad del bien supremo. Ya que no se ha podido
fundarla de manera terica en un Dios creador exterior al mundo, se
puede intentar fundarla en lanaturaleza humana misma, sin recurrir a
Dios enmodo alguno. Esto es lo que han hecho lasescuelas griegas 103
deestoicos yepicreos, yeslo que seexamina en el tercer prrafo.
Este intento terico de fundamentacin de la posibilidad del sumo
bien (intento de explicar laconexin devirtud yfelicidad) puede pre-
sentarse en dos variantes. La primera de ellas afirma que lavirtud no
es ms que laconciencia de lamxima debuscar la felicidad. El fin fi-
nal moral del mundo selograr mediante el fomento (o la bsqueda)
delasolafelicidad. sta es laposicin deEpicuro.
104
El elemento fsi-
codel sumo bien, lafelicidad, resulta aqu el fundamental; en lafelici-
dad consiste todo el bien supremo. Pero entonces queda suprimida la
moralidad, queeslomsvaliosodel finfinal. Por ellofracasaesteintento
decomprender terico-dogmticamente laposibilidaddel finfinal.
La otra variante de este intento es la estoica. lOS Consiste en poner
por condicin del bien supremo lavirtud. Esto escorrecto; pero si, co-
mo lo hicieron los estoicos, sefundamenta todo el bien supremo en la
virtud, sin tomar en cuenta el otro elemento de l (la felicidad, irre-
ductible a aqulla), con ello queda incompleta la representacin del
bien supremo, yas fracasa tambin este otro intento deexplicar supo-
sibilidad por vaterica.
Queda entonces lava prctico-dogmtica, que es la del criticismo.
Por ella podemos efectuar el trnsito a este ideal de la perfeccion del
mundo. Este trnsito delametafsica al mundo como objeto suprasen-
sible consiste en suponer, en el mundo como cosa en s, una conexin
mora-teleolgica cuyafinalidad ltima sea el sumo bien. Con ello no
conocemos tericamente al mundo como cosaen s; pero losuponemos
prcticamente as determinado.
Ntese que no setrata aqu yadel trnsito al otro objeto suprasen-
sible, aDios (trnsito yaefectuado por lametafsica), sino del trnsito
al mundo como ideal. Ms claramente lo dir Kant en el prrafo quin-
to: setrata del progreso alo suprasensible del mundo en que vivimos:
al mundo como nomeno. En laCrtica de la razn pura hablar Kant,
enigual contexto, del mundo inteligible, y lo asimilar al reino de la
gracialeibniciano.
106
Este mundo no es otro que el que creara cualquier hombre hones-
to, si ello estuviera en su poder, guiado por larazn prctica: "no slo
100Leibniz: Monadologia, 86: es "lams elevaday lamsdivinadelasobras de Dios".
Sobre el reino de Dios como caracterizacin del sumo bien vase Critica de la razn
prctica, Ed. Acad. V, 127s.
101 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 131.
102De un modo semejante seafirma en Ueber das Misslingen aller philosophischen Ver-
suche in derTheodicee, Ed. Acad. VIII, 264, que si pretendemos conocer tericamente el
finfinal de Dios apartir del conocimiento emprico del mundo, ste sevuelve para noso-
tros unlibro cerrado; y ello porque laintencin final deDios essiempre moral, es prcti-
cay no terica.
103 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 126.
164
104 Critica de fa razlI prctica, Ed. Acad. V, 126.
105 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 126s.
106 Critica de la razn pura, A 811 = B 839 Y A 812 = B 840.
165
lo elegira de acuerdo con la idea moral del supremo bien (...) sino que
querra tambin que en todo caso existiera un mundo, porque la ley
moral Quiere que sea realizado por nosotros el supremo bien posi-
ble...".107
Con este texto de los Progresos completa Kant un pensamiento que
haba expresado poco antes en la Teodicea. AlU haba dicho que "el'
mundo, como obra de Dios, podemos considerarlo (...) tambin como
una anunciacin divina de las intenciones de Su voluntad,,;108 pero es-
tas intenciones (yen especial la intencin ltima de Dios, que es siem-
pre moral) no podemos averiguarlas a partir de una consideracin del
mundo emprico (objeto de la ciencia terica, no de la prctica). En
los Progresos se completa este pensamiento, al presentar al mundo co-
mo la digna obra de un creador divino moral. Es esta consideracin
moral del mundo la que nos permite conocerlo como objeto de la in-
tencin ltima de Dios. Como obra de un Dios creador que es moral
en su intencin, el mundo ha de presentar en s "una conexin de fines
tal, que contenga en ella (...) el sumo bien posible"; ~efectivamente tal
es la conexin de fines que hay "en el mundo real". 09Gracias a esta
conexin de los fines nsita en el mundo real, en l se pueden llevar a
cabo las acciones de un ser racional libre y responsable.
Prrafos cuarto y quinto. Para efectuar este trnsito a lo suprasensi-
ble, esto es, para poder afirmar que en el mundo en que vivimos, consi-
derado como nomeno, se encuentra la mencionada conexin te-
leolgica, tenemos un fundamento firme en el mandato dogmtico (a
priori) incondicionado de la razn prctica, que nos obliga a realizar el
sumo bien; slo con aquella suposicin de la ndole del mundo tal co-
mo queda descripta, podemos nosotros comprender la posibilidad de
aquello alo que de todas maneras estamos obligados. No es, pues, una
teora la que nos permite sostener que en el mundo hay una ordena-
cin teleolgica que lleva .hacia el sumo bien. Sino que lo afirmamos
basados en un principio prctico: la razn prctica nos manda actuar
segn esta suposicin: nos manda actuar como si viviramos a la vez
en el mundo sensible y en el reino de la gracia. 110Es cierto que la limi-
tacin de nuestra comprensin nos fuerza a considerar este mundo co-
mo futuro;111 pero el mandato de la razn pura prctica es que nos si-
tuemos en este mundo inteligible,112 que vivamos en l "aqu en la tie-
rra", esto es, que vivamos en l a la vez que vivimos en el mundo de la
determinacin natural.
As se ha logrado el progreso real de la razn hasta el mundo consi-
derado como nomeno. Con esto queda cumplida la parte de la me-
tafsica especial referida al mundo: la cosmologa racional; slo que no
se funda ahora ya ms en principios terico-dogmticos, sino en prin-
cipios dogmticos s (es decir: a priori), pero prcticos. Del mundo in-
teligible sabemos que debemos considerarlo a priori como un sistema
de fines (anlogo al de la teleologa fsica que se presenta en el mundo
fenomnico), apto para concordar con el fin final moral de todas las
cosas. 113
El pasaje- destinado a exponer la que hemos llamado cosmologa
crtica termina con un resumen
1l4
que repite los temas que se desarro-
llaron: la posibilidad del sumo bien no puede considerarse efecto de
un Creador exterior y ajeno, sino que requiere al hombre como su cau-
sante, pues es un producto moral. Tampoco puede comprenderse la
posibilidad del sumo bien atendiendo slo a la naturaleza humana y a
sus dos facultades de perseguir a cada uno de los componentes del su-
mo bien (virtud y felicidad). En general, no puede comprenderse teri-
camente la posibilidad del bien supremo (a pesar de que as lo intenta-
ra la filosofa de Leibniz y de Wolft). Pero p.ara la metafsica prctico-
107Die Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft, Ed. Acad, VI, 5(citadopor
GmezCaffarena:El teismo moral de Kant, Madrid,1983,p. 192).
108 Ueber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodicee, Ed, Acad.
VIII,264.
109
Progresos, Ed. Acad.XX, 306.
1.10 Critica de la razn pura, A 812= B840:"Verseunoas mismoenel reinodelagra-
~Ia,. dondenosesperatodaclasedefelicidad,salvoenlamedidaenquenosotrosmismos
hmlt.emosnue~traparticipacinenellapor habernoshechoindignosdeser felices,es
unaIdeaprcticamente necesariadelarazn".
111Critica de la raz~n pura,A 811=B839.
112Critica de la razn pura, A 814~B842:"unmundoenel cual debemossituarnos,
segnlospreceptosdelaraznpuraperoprctica".
113
Contodoloexpuestoquedan,segnnosparece,demostradaslasdostesisquepro-
pusimosal comienzodeeste89:enestaseccinsehadesarrolladounadoctrinadel cri-
ticismo,y tal doctrinahasidoprecisamentelacosmologacrtica.
114 Progresos, Ed. Acad.XX, 307308: "sepuedey sedebesuponeresto,conel findees-
forzarseporalcanzar.,.".
166
167
dogmtica el concepto del sumo bien derivado (es decir, el concepto
de un mundo creado, en el Cual se correspondan la felicidad y la vir-
tud) es un concepto real, yla razn prctica nos lo presenta como un
deber. .
90. La cosmologa y el postulado delalibertad (Ed. Acad. XX, 306
ss.y 295).
tres partes de la metafsica crtica con los tres postulados de la razn
prctica; en este caso, junto a secciones referidas a la existencia de
Dios yalainmortalidad del alma, deberamos tener una seccin dedi-
cada al tema de lalibertad_n7 La posibilidad de referirse acualquiera
de los dos trminos de comparacin mencionados (a las partes de la
metafsica segn Baumgarten, o a los postulados de la razn prctica
segn laCrtica de la razn prctica) permite explicar que sehayavaci-
lado de tal manera al formular este segundo artculo del credo. Pero
creemos que hay tambin una explicacin ms satisfactoria; que seba-
saen un pasaje anterior,118en el que sehaban distinguido dos aspec-
tos de lalibertad: laautonoma ylaautocracia. Esta autocracia
119
vie-
ne aser lo que los filsofos helensticos llamaron la autarca: la inde-
pendencia o autosuficiencia para el logro delafelicidad. Al aplicar es-
te concepto al problema delarealizacin defines morales, Kant reto-
malanocin estoica deautarca ylaadapta asus propsitos. Ladefine
como lafacultad nuestra derealizar, como seres sensibles, y apesar de
todos los obstculos, "aqu en lavida terrenal" la moralidad. 20 Esto
requiere cierta "colaboracn" de lanaturaleza con nuestras intencio-
nes morales.
121
Por consiguiente, si lalibertad sehadeentender como
tal autarca, implicar cierta ordenacin del mundo natural, que al me-
nos no lahaga imposible; y al afirmar esta ordenacin afirmamos tam-
bin, indirectamente, lalibertad, que siguesiendo el tema del segundo
artculo del credo moral y el tema del pasaje que ahora nos ocupa.
Quedan as vinculadas libertad y cosmologa, ydesaparece laoposicin
entre lasdos posibles interpretaciones del sentido deeste pasaje.
Bien mirado, el progreso de la metafsica crtica en la cosmologa
consisti en procurarle realidad objetiva (aunque slo prctica), a la
idea del sumo bien derivado: alaidea del mundo como nomeno. Esta
realidad objetiva prctica selogra, como sabemos, por medio de lafe;
demodo que el mundo ha deser uno delos tres objetos delafeconsi-
derados cuando tratamos el credo ~oral.115
Ahora bien, los objetos delaferacional, segn los postulados dela
razn prctica, eran laexistencia deDios, lainmortalidad del alma y la
libertad (no el mundo)_l16 Cmo hacer compatible esto con lainter-
pretacin que acabamos de defender, deque este pasaje de losProgre-
sos contiene unacosmologa?
Ya nos hemos encontrado antes con esta dificultad: en ocasin de
referirnos al credo moral habamos visto que mientras que dos de los
artculos de laferacional (el primero, laexistencia deDios, y el terce-
ro, lainmortalidad del alma) permanecan casi invariables en lasdiver-
sas formulaciones que de ellos ofreca el texto de los Progresos, el se-
gundo artculo de la fe presentaba variaciones notables en su forma,
que hacan pensar en correspondientes modificaciones de su conteni-
do. Setrata ahora del mismo problema, y quiz la consideracin con-
junta delos dos casos nos facilite lasolucin.
Notemos que nuestra interpretacin del presente pasaje de losPro-
gresos (sobre la teleologa moral) se ha basado, hasta ahora, en una
comparacin delametafsica crtica con lametafsica especial tradicio-
nal. As fue como advertimos que en el pasaje dereferencia debamos
tener una cosmologa (como luego 10 confirm el texto mismo). Nos
hallamos ahora frente a la alternativa que consiste en comparar las
115 Progresos, Ed. Acad. XX, 298;vanse nuestros 69Y 70.
116 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 132.
168
117As lo exige tambin la coherencia con el texto de los mismos Progresos, Ed. Acad.
XX,295.
118En Progresos, Ed. Acad. XX, 295,nmero 1.
119 Tambin mencionada en Critica del Juicio, so, Ed. Acad. V, 421Y en Metaftsica de
las costumbres, doctrina de lavirtud, Ed. Acad. VI, 383.
120Progresos, Ed. Acad.XX, 295; ntese el paralelismo con el pasaje de Ed. Acad. XX,
307 que estamos considerando.
121 Critica del Juicio, 88, Ed, Acad. V, 455; el mundo debe ser de tal ndole, que en l
se puedan llevar a cabo las acciones de un ser libre y responsable.
169
91. La psicologa (Ed. Acad. xx, 308-309). . al cuerpo. El conocimiento que as logramos es conocimiento empr-
codel alma.
126
En el segundo prrafo sepropone una aparente objecin a lo afir-
mado en el primero, basada en el "Aquiles delos argumentos dialcti-
cos de la psicologa pura".127Con ste se sostiene la simplicidad y la
consiguiente inmaterialidad del alma. La mezcla de motivos dialcti-
cos y motivos crticos que presenta este prrafo segundo hace difcil
advertir que se trata aqu de una objecin ala definicin de la psico-
logacomo antropologa emprica. El texto dice:
Completando la exposicin de la metaphysica specialis, en el texto
seofrece acontinuacin un examen de la psicologa racional terico-
dogmtica, seguido de una breve relacin de los progresos de la filo-
sofa critica en este terreno. La argumentacin de esta parte de los
Progresos se configura segn el modelo de la Crftica del Juicio; segn
estaobra,122 lapsicologa terica no vams all del conocimiento ne-
gativo de que es imposible explicar los fenmenos del sentido interno
con unadoctrina materialista; yello porque esimposible conocer posi-
tivamente de manera terica la naturaleza del alma (ya sea segn el
materialismo osegn el pneumatismo);123 todo lo dems, en esta cien-
cia dela psicologa, es antropologa: es conocimiento emprico del yo
pensante. A esta antropologa se opone la psicologa racional moral,
que no es una ciencia terica, sino una doctrina derivada de la teleo-
loga'moral.
Pero si bien es cierto que laargumentacin delosProgresos seorga-
nizasegn este modelo, no por ello podemos dejar deobservar las nu-
merosas referencias a temas y apasajes de la Cntica de la razn pura;
las haremos notar en lo quesigue.
La argumentacin seinicia con una definicin de psicologa y con
una delimitacin delosalcances deesta ciencia. La psicologa no es, ni
puede ser, ms que antropologa: conocimiento del hombre completo
(yno del alma sola) slo que limitado alo que se refiere al objeto del
sentido interno,124sinque en ellasetenga en cuenta lo que el hombre
puede, con el sentido externo, saber des mismo (como cuerpo). Si de-
finimos a la psicologa como estudio de la psique, del alma, entonces
debemos definir al alma del hombre como el objeto del sentido inter-
no;125pero no tenemos acceso aesteobjeto si no escuando est unido
122Critica del Juicio, 89, Ed. Acad. V, 460s.
123Sobre laoposicin de materialismo y pneumatismo (o espiritualismo) vase Critica
dela razn pura, A 379.
124 Critica del Juicio, 89, Ed. Acad. V, 461:lapsicologa es "antropologa del sentido
interno", conocimiento de nuestro yo pensante en la vida. Es ciencia terica, pero
emprica. Sobre esta ciencia vase lo dicho en Progresos, Ed, Acad. XX, 285SS., Y
comprese F. Duque: suedicin delosProgresos, p. 70,nota 70y p. 115,nota 52.
125El alma es nuestro propio yo pensante, como fenmeno del sentido interno. Critica
de la razn pura, A 342 =- B 400.
170
"Que l de ninguna manera es mero cuerpo se puede demostrarlo
con rigor, sise considera este fenmeno como cosa en si misma, por-
que launidad delaconciencia, unidad que debe encontrarse necesaria-
mente en todo conocimiento (ypor tanto tambin en el conocimiento
de s mismo), hace imposible que las representaciones, repartidas en-
tre varios sujetos, puedan integrar la unidad del pensamiento; por eso
nunca puede emplearse el materialismo como principio dela explica-
cin delanaturaleza denuestra alma".
La psicologa racional pretende demostrar la inmaterialidad del al-
ma. Para ello debe proceder mediante principios apriori delarazn, a
partir del concepto de una substancia pensante. Pero lafilosofa trans-
cendental, en lugar de demostrar la inmaterialidad de la substancia
pensante, demuestra que una explicacin del yo pensante (no de la
substancia, pues nada nos autoriza a afirmar que el yo pensante sea
una tal) es imposible mediante principios materialistas. Y logra de-
mostrar esto sin recurrir a aquellos principios racionales, sino va-
lindose slo de la representacin ''yo soy".l28 En nuestro texto se
contrastan estas dos demostraciones (la ofrecida por la psicologa ra-
cional pura, ylaofrecida por lafilosofa transcendental) siguiendo un
pasaje paralelo que se encuentra en la Cruica de la razn pura:
129
la
126 Critica de la razn pura, A 382.
127 Critica de la razn pura, A 351.
128Critica de la razn pura, A 383.
129 Crttica de la razn pura, B 419.Ms que contra Leibniz o contra Wolff, laargumen-
tacin sedirigeaqu contra Moses Mendelssohn, tal como loreconoce Kant en Critica de
la razn pura, B 414.Mientras que Leibniz admita laposibilidad de que las substancias
171
La exclusin del materialismo como principio explicativo de la
ndole de un sujeto pensante no es suficiente para demostrar que el
fundamento suprasensible, noumnico, de los fenmenos que llama-
mos materia yalma no sea quiz uno solo, comn aestos dos fenme-
nos. La inmaterialidad del alma en sentido metafisico (como cosa en
si) no queda demostrada con laconclusin alcanzada por lapsicologa
racional terica (ypor consiguiente no queda demostrada tampoco la
incorruptibilidad, que se derivaba de aquella inmaterialidad). Esto se
ve claramente en cuanto se considera al cuerpo y al alma como
fenmenos. El nomeno que est en el fundamento delos fenmenos
externos einternos "no es ni materia, ni un ser pensante en s mismo,
sino un fundamento desconocido delos fenmenos".132 Por tanto, no
sepuede distinguir almaymateria, en lo que respecta al substrato (o a
los substratos) deuna yotra.
133
Quiz aquel mismo algo que produce
ennosotros, al afectar nuestro sentido externo, lasrepresentaciones de
espacio, de materia, etc., sea en s mismo, tambin, sujeto de pensa-
miento; por lo pronto, no se puede afirmar que este algo sea ex.tenso,
ni compuesto, ni impenetrable, porque todos stos son predicados
propios de lasensibilidad yde sus objetos; ytampoco sepuede negar,
ni es contradictorio, que aaquel substrato lecorrespondan predicados
. . 134
tales como representaciones opensamiento.
En conclusin, podemos decir que, puesto que las expresiones
'cuerpo' y'alma' no serefieren msque afenmenosdel sentido exter-
no ydel interno, laconciencia simple no es un conocimiento de lana-
turaleza simple denuestra alma, que nos permita disting~lrlaasta de
lamateria como dealgo compuesto. La simplicidad del yopensante no
es un conocimiento deun objeto real. Y con ello sederrumba el resul-
tado alcanzado por la psicologa racional; no sepuede, tampoco aqu,
pretender ampliar el conocimiento por meros conceptos, sin recurrir a
laexperiencia.
135
Como quiera que resolvamos esta cuestin del substrato noumni-
co de los fenmenos del sentido externo ydel interno, nos enfrentare-
mos siempre a la dificultad de establecer, respecto de la~repre-
sentaciones del sentido interno, qu es lo que en ellas proviene del
apercepcin es algo real y simple; no hay, en el espacio, nada igual a
ella: no hay nada que seaextenso, real ysimple (yaque laextensin es-
pacial es infinitamente divisible en partes exteriores las unas a las
otrs). Si no considersemos que con laexpresin 'materia' nos referi-
mos slo a cierta clase de fenmenos;130si, antes bien, usramos esa
expresin ('materia') para referirnos aunasubstancia extensa existente
p.ors y.diferente del ~lma (yas emplean los materialistas esta expre-
sin); SI, adems, olvidsemos que del sujeto del pensar no se puede
decir que sea una substancia, sino slo que es un sujeto: entonces se
vera inmediatamente que es insostenible laexplicacin delanaturale-
zadeun sujeto pensante, mediante principios materialistas. Porque en
una substancia pensante espacial launidad delaconciencia estara re-
partida entre todas las partes de la materia, como entre otros tantos
sujetos,131yjams podra haber unidad del pensar.
El prrafo tercero delaexposicin delapsicologa en los Progresos
haquedado inconcluso; pero selo puede completar con ayudadepasa-
jes paralelos de laCrtica de la razn pura. El texto delosProgresos di-
ce:
"Pero si consideramos tanto el cuerpo como el alma slo como
fenmenos, lo cual no es imposible, pues ambos son objetos de los
sentidos, ysi tenemos en cuenta que el nomeno que yaceen el funda-
m~nto de aquel fenmeno, esto es, el objeto externo, como cosa en s
misma, pudiera ser quiz unser simple".
simples pereciesen por aniquilacin (Monadologfa . 6), Mendelssohn intent mostrar
que aun esto era imposible, de modo que la indestructibilidad del alma fuese completa
ent~o r~pe~to. Para ell.osebas en lasimplicidad del alma, arguyendo que, puesto que
u?a disminucin progresl~a ?el ~Imaera impo~ible(por carecer sta de parles que pu-
diesen sustrarsele), laaniquilacin debera ser Instantnea; pero entonces habra unins-
ta?te e~queel alma existiese, yotro en el que yano existira, yentre ambos no transcu-
rrira ningn lapso de tiempo, locual es imposible. Por consiguiente es imposible laani-
quilacin del alma. '
130 Los del sentido externo, para distinguirlos de otra especie de fenmenos, que nos
representamos slo con el sentido interno (Critica de la raz6n pura, A 385).
131Critica de ta razon pura, A 352.
172
132 Critica de la raz6n pura, A 380.
133Critica de la razn pura, A 359.
134Critica de la razn pura, A 359; comprese Leibniz: MonadologIa, f17.
135 Critica de la raz6n pura, A 361.
173
cuerpo, y qu ha de atribuirse al otro fundamento presuntamente in-
material.
Aunque aceptemos que el alma sea una substancia inmaterial, no
demostramos con ello que estas representaciones internas por las cua-
lesconocemos al alma en nosotros, lepertenezcan aaquella substancia
exclusivamente, de modo que las conserve despus de separarse del
cuerpo en lamuerte.
Pensamiento y voluntad
136
no pueden atribursele con certeza al al-
ma separada del cuerpo. No se puede afirmar que el alma sea un
espritu, que piense y quiera por s sola sin laintervencin del cuerpo.
Pero no slo no sabemos nada sobre lo que podremos hacer despus
delamuerte, sino que tampoco sabemos lo queseremos, ni si acaso se-
remos algo; todo nuestro conocimiento del alma es emprico 137y seli-
mita a lo que podemos averiguar de ella en vida del hombre, cuando
est unida al cuerpo.
A pesar de todo esto, la filosofa de Leibniz y de Wolff haba pre-
tendido demostrar lavidafutura del alma.as como lainmortalidad de
sta.
138
Tales demostraciones se pueden refutar a priori, como acaba-
mos dehacerlo.
Una vez examinado el presunto progreso terico-dogmtico en la
psicologa, seestudia laposibilidad derealizar tambin en esta ciencia
un trnsito prctico-dogmtico alosuprasensible. Este trnsito consis-
te en suministrar realidad objetiva (aunque slo prctica) a una idea
que no puede ser objeto de laexperiencia. Y ello se logra al suponer,
por motivos morales, lainmortalidad del alma.
La fundamentacin deesta suposicin seofrece en nuestro texto de
una manera muy abreviada, siguiendo los pasajes correspondientes de
la Crtica del Juicio
139
y de la Crtica de la razn prctica;140 la argu-
mentacin sebasa en el concepto del sumo bien y.en las condiciones
de posibilidad de ste; no la desarrollaremos aqu.
141
Pero hemos de
notar cmo Kant interpreta, en este texto delos Progresos, el postula-
do de la razn prctica, no como algo que tuviese inters slo para
sta, sino como un progreso delametafsica en el dominio delosupra-
sensible.
142
136 Cf. Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenschaft, Ed. Acad. IV, 544. Pensa-
miento y voluntad parecen corresponder, en este pasaje de los Progresos, a la percepcin
yla apeticin, atributos de la mnada leibniciana (Monadologia, 14, 15 Y 19).
137Prolegmenos, ~ ~8, Ed. Acad. IV, 335; cf. Metafisica de las costumbres, doctrina de la
virtud, 4, Ed. Acad. VI, 419; Critica del Juicio, ~ 89, Ed, Acad. V, 461; Critica de la
razn pura, A 394. Recurdese Progresos, Ed. Acad. XX, 286.
138 Monadologia, 4, 6, 14 Y 77; Systme nouveau de la nature el de la communication
des substances, 16;' Discours de mtaphysique, 32; Principes de la nature et de la grace,
4,etc.
139 Critica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 469 Y 471 nota.
140 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 122 ss.
141- Para una exposicin de la d,9Ctrina metafsica del alma en la Critica de la razn pura
vase Paulsen: lmmanuel Kant Stuttgart, 7ma. ed., 1924, p. 260 ss.
142 Lo hace con las palabras: "...yesta doctrina es un trnsito prctico-dogmtico a lo
suprasensble, esto es, a aquello que es mera idea y no puede ser objeto de la experiencia,
y que posee sin embargo realidad objetiva".
174
175
CONSIDERACIONES FINALES
92. Mirada retrospectiva y evaluacin deloalcanzado (Ed. Acad.
XX,310).
El cuerpo principal del texto delosProgresos termina con dos pgi-
nas en lasqueseecha una mirada retrospectiva sobre los resultados al- ,
canzados en laexposicin crtica del tercer estadio, y en las que sere-
aliza una reflexin final sobre lametafsica.
El intento de alcanzar el fin ltimo de la.metasica, lo suprasensi-
ble, por lavadelaespeculacin, result infructuoso. Slo al alcanzar,
mediante lasleyesmorales, losuprasensible en el hombre (lalibertad),
slo entonces pudo la razn pretender tener conocimiento de lo su-
prasensible; pero este conocimiento selimita alo imprescindible para
nuestro uso prctico de larazn. Para este uso, larazn prctica debe
confeccionarse ellamisma ciertas ideas, que, como vimos ya/ estn co-
rrelacionadas de modo que las unas representan la condicin de las
otras; pero ello slo para nuestra facultad deconocimiento: no setrata
de ideas a las que tericamente se les pueda atribuir validez objetiva
1
Progresos, Ed. Acad. XX, 295; vase nuestro f62.
177
(como si fueran conocimientos de J os respectivos objetos, caso en el
cual tendramos una teosofa, una msticayuna pneumatologa). Estas
ideas corresponden alos tres artculos del credo moral, yalas tres par-
tes dela metafsica especial; son laidea del Creador del mundo; ladel
sumo bien (objeto de lavoluntad de todos los seres mundanales que
tengan una voluntad moral, esto es, una voluntad adecuada alavolun-
tad de Dios), ylade lainmortalidad del alma (nico estado en el cual
losseres mundanales podran alcanzar el finfinal).
Enseguida comienza lareflexin sobre lametafsica. Kant caracteri-
zaaqu la metafsica como "slo la idea de una ciencia", dando aen-
tender que seladebe desarrollar como una totalidad sstematlca.r Este
proyecto de desarrollo da lugar ala metfora deuna construccin ar-
quitectnica:
3
para la construccin de la metafsica poseemos ya los
planos (la idea de la razn) y las herramientas (el mtodo).4 En esta
metfora seexpresa repetidas veces aquella integridad de lametafsica
alaque nos hemos referido; pero seincluyen adems otros elementos:
serecomienda que el edificio est siempre habitado, para evitar que lo
invadan las alimaas; ysediceque para su construccin serequiere el
concurso devarios artfices. Esto ltimo es una alusin aun tema de-
sarrollado varios aos antes por Kant:
5
laconstruccin delametafsica
es una tarea "en la cual pueden tomar parte por igual todos los hom-
bres pensantes", y de cuyo feliz xito no cabe dudar. El modo como
pudieran reunirse los esfuerzos delos estudiosos no lo describa Kant
en aquel pasaje de los Prolegmenos; pero expresaba su confianza en
que afuerzade examinarse lacuestin crticamente, los ataques, las l-
mitaciones, las repeticiones, laconfirmacin, los complementos yam-
pliaciones inevitablemente acabaran por producir unsistema."
Con esto ha quedado respondida lacuestin de laAcademia, y ter-
mina el tratado. Seagrega un "Apndice" con el que da fin laobra, y
con cuyoexamen terminaremos tambin nuestro trabajo.
93. "Apndice para una apreciacin de] conjunto" (Ed. Acad. XX,
311).7
El apndice est organizado endos prrafos, que contienen, respec-
tivamente, consideraciones abstractas sobre launidad sistemtica, y la
aplicacin de estas consideraciones a la metafsica por medio de una
metfora. El primero deestos temas yalo hemos tratado en la intro-
duccin: esel tema delaintegridad sistemtica delametafsica:
8
"Si un sistema est constituido detal modo, queprimeramente todo
principio en l esdemostrable por s, yen segundo lugar, que si uno re-
celara de su exactitud, conduce sin embargo, tambin como mera
hiptesis, inevitablemente atodos los restantes principios de l, como
consecuencias, entonces no sepuede exigir nada ms para reconocer la
verdad detal sistema".
Aqu laintegridad y laconcatenacin de J osprincipios de un siste-
ma se ponen por garanta de laverdad del sistema mismo; se trata de
la verdad lgica
9
del sistema: de laverdad como coherencia lgica de
las partes deuna estructura sistemtica que es en s misma una estruc-
tura slo lgca'" yque no tiene pretensin devalidez objetiva.
2Vase nuestro 7.
3Comprese Prolegmenos, 33, Ed. Acad. IV, 316s.
4Por desarrollo quiz debe entenderse aqu, por ejemplo, ladeduccin de las propieda-
des de Dios (como enLeccin de filosofta de la religin, pp. 127SS., o en Critica del Jui-
cio, Ed. Acad, V. 481), o la explicacin del mal en el mundo mediante una teodicea
"autntica" quedescifre el libro del mundo con ayuda de principios prcticos yno teri-
cos (Ueber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodicee, Ed. Acad.
VIII,264).
5 Prolegmenos, Ed. Acad, IV, 381Y 382; vase tambin Critica de la rozn pura, B 11;A
82 = B 108; A856 =B884, etc.
178
6.Prolegmenos, lococit. Ha de notarse que en losProlegmenos no se toca el tema del
ble~supre~o, sobre el cual sebasa, en losProgresos, el desarrollo del sistema; ni setrata
casi lacuestin delaferacional (slo enEd. Acad. IV, 278Y371).
7A las ltimas lneas de esta pgina podra referirse la ltima de las notas marginales
(Ed. Acad. XX, 332), segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 174.
8Vanse nuestros 7Y9; comprese laPrimera introduccin a la Critica del Juicio, Ed.
Acad, XX, 195S.
9 Lgica, Ed. Acad. IX, 51s.
10 Critica de la rozn pura, A 838=.8866.
179
En el segundo prrafo seejemplifica esta unidad sistemtica con el
caso delametafsica quehayasido precedida, como es debido, por una
crtica de la razn. Ello se hace mediante una metfora en la que los
principios se presentan como los goznes sobre los cuales la metasica
gira; y la idea que presta unidad sistemtica al conjunto de los princi-
pios ap'arece como lajamba' o el marco en que aquellos goznes se in-
sertan:
ll
"Hay, a saber, dos goznes sobre los cuales gira: Primeramente la
doctrina delaidealidad del espacio ydel tiempo, doctrina que con res-
pecto alos principios tericos no hace ms que meramente aludir alo
suprasensible pero incognoscible para nosotros, mientras que ella mis-
maes terico-dogmtica en sucamino haciaesta meta, donde seocupa
en el conocimiento a priori de los objetos de los sentidos; en segundo
lugar ladoctrina delarealidad del concepto de lalibertad, como con-
cepto deun suprasensible cognoscible, en lo cual lametafsica es, ~m-
pero, slo prctico-dogmtica. Pero ambos goznes estn, por decirlo
as, encajados en las jambas del concepto de lo incondicionado en la
totalidad detodas lascondiciones subordinadas unas aotras, que es un
concepto delarazn".
Abara bien. estos principios yano son los meramente lgico-forma-
les,12sino que uno de ellos es esttico-transcendental (el principio de
laidealidad del tiempo ydel espacio) yel otro es prctico (el principio
delarealidad de lalibertad). Por elprimero deestos principios lame-
tafsicaalcanza, siguiendo una vaterica ydogmtica, el conocimien-
to delos lmites denuestro conocimiento deobjetos. El conocimiento
de un lmite es ya superacin de l, y es advertencia acerca de un
"afuer" de los lmites,13aunque lo que est fuera de los lmites de la
sensibilidad sea incognoscible para nosotros. Este principio permite
un conocimiento por analoga que esuna aproximacin terica alosu-
prasensible. A l sesuma luego el segundo principio, el de la realidad
de la libertad. Este permite otorgar validez objetiva (prctica) a los
conceptos alos que laanaloga nos haba conducido. Por l, el sistema
delametafisica deja deser terico-dogmtico, yviene aser un sistema
prctico-dogmtico que s tiene cierto derecho deaspirar auna verdad
que seaalgo msquela mera verdad formal-lgica.
11Wundt: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p. 428S., seala, acerca deeste pasaje,
que "ladistincin platnica del mundo sensibleydel inteligible lesuministr aKant esos
dos goznesde sufilosofa, y el concepto platnico de idea ledio aquellajamba en laque
pudo encajarlos yas! unirlos formando untodo:'
12En Ueber eine Entdeckung ... , Ed. Acad. VIII, 195Y 241, reaparece la metfora de los
goznes. Pero para Eberhard estos goznes son puramente 16gic:os:son el principio. de 110
contradiccin yel principio derazn suficiente; deellos sesosuene toda lametasica.
13 Comprese Prolegmenos, 59, Ed. Acad. IV, 360. Vase tambin Progresos, Ed.
Acad. XX, 260, Ynuestro 8.
180
181
CONCLUSION
Hemos acabado nuestro examen de los Progresos de la metafisica.
Nos corresponde ahora juzgar el camino recorrido, y especialmente
considerar lametafsica elaborada en este escrito.
Al menos dos veces se nos advirti, en el texto de Kant, que no
debamos confundir la metafsica en l desarrollada, con una metafsi-
cadelascostumbres.
Vimos, sinembargo, que larazn prctica tena una funcin impor-
tante en la argumentacin de los Progresos; pero esto no debe llevar-
nos a desconocer aquellas explcitas advertencias de Kant. En la me-
tafsica de Kant se entrelazan y se renen momentos prcticos y mo-
mentos tericos, sin que sepueda decir que lametafsica pertenezca al
dominio delarazn prctica.
Es la razn terica la que elabora la doctrina de las ideas como
principios regulativos de la actividad del entendimiento. Pero si tu-
visemos esto solo, tendramos una metafsica inmanente, referida, en
ltimo trmino, al mundo fenomnico; y no es esto lo que se nos pre-
sent aqu.
La razn prctica aporta a la metafsica el concepto de fin final o
sumo bien; y no slo suministra el concepto, sino a lavez -como co-
183
rresponde a la razn prctica- la exigencia incondicionada de que se
lo realice.
Entonces la razn terica reflexiona sobre las condiciones de posi-
bilidad de la realizacin del sumo bien ("sin teora" no podramos
comprenderlas), y obtiene los tres conceptos de Dios, libertad e in-
mortalidad (y tambin el de mundo, dentro del de la libertad, como
hemos visto). La determinacion de estos conceptos la realiza la misma
razn terica; la asignacin de validez objetiva es otra vez obra de la
razn prctica, sobre el mismo fundamento que permiti otorgar reali-
dad objetiva al concepto del sumo bien: la necesidad incondicionada
prctica.
En conclusin, podemos decir que tenemos aqu una metafsica que
incluye (no caprichosamente, sino por una necesidad constitutiva de
ella misma) momentos tericos y momentos prcticos.
Los postulados afirmados en los Progresos (la existencia de Dios, la
inmortalidad del alma, la teleologa moral del mundo, la libertad), se
afirman con fundamentos prcticos, pero no con una intencin prcti-
ca. La razn prctica se asocia aqu a la terica para suministrar un su-
plemento imprescindible para la elaboracin de una metafsica en la
cual ambas colaboran. Como sistema acabado, est metasica no deja
nada fuera de s; es decir, integra tambin razn prctica y razn teri-
ca en un sistema universal.
La intencin de este sistema es la transcendencia. Se trata de cono-
cer, por fin, y en la medida en que la crtica lo admita como posible, al
Dios de Wolff, al alma, y al mundo. Claro que ello no es posible para
un conocimiento slo terico. La asociacin de la razn prctica y la
terica en una metafsica prctico-dogmtica, sin embargo, permite un
modesto (pero no nulo) conocimiento por analoga, y una firme e in-
dudable afirmacin prctica de la validez objetiva de sus conceptos. La
razn terica ha alcanzado aqu, en la medida en que ello le puede ser
dado, el mundo inteligible. .
Dado el carcter reflexivo de esta metasica, el conocimiento teri-
co puede extraer de ella, para su propio uso, un corolario; ste es: que
con su esfuerzo por conocer lo transcendente, la razn termina cono-
cindose --en sentido estricto- a s misma.
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ADVERTENCIA PRELIMINAR, 7
INTRODUCCION,9
1. Historia del texto, 11
2. Caractersticas del texto, 13
3. La organizacin interna del.texto principal, 15
4. Plan de nuestro trabajo, 16
LA INTRODUCCION DE KANT, 17
5. La introduccin (Ed. Acad. XX, 259-264 Y 314-320), 17
6. La metafsica (Ed. Acad. XX, 259 ss. y 315 ss.), 17
7. La metafsica y el mar (Ed. Acad. XX, 259), 19
8. Las definiciones de la metafsica, I (Ed. Acad. XX, 260 Y 316), 23
9. Las definiciones de la metafsica, 11 (Ed. Acad. XX, 261 Y 317),25
10. El segundo tema de la introduccin en el primer manuscrito: los
tres estadios (Ed. Acad. XX, 261-264), 28
11. El segundo tema de la introduccin en el tercer manuscrito (Ed.
Acad. XX, 318 s.), 29
194
195
12. La exposicin de la filosofa crtica y la composicin del texto de
los Progresos. Advertencia previa, 33
13. La exposicin de la filosofia crtica CEdoAcad. XX, 265-280), 34
14. La "seccin primera", 35
15. La "seccin primera" I CEdoAcad. XX, 265 ss.), 36
16. Las condiciones de la posibilidad de los juicios sintticos a priori,
1: la intuicin a priori CEdoAcad. XX, 266 ss.), 38
17. Vacilaciones CEdoAcad. XX, 268-269), 40
18. La idealidad del tiempo y del espacio CEdoAcad. XX, 268), 40
19. Certeza de esta doctrina de la idealidad transcendental del tiem-
po y del espacio (Ed. Acad. XX, 268),41
20. La realidad emprica del tiempo y del espacio. El fenmeno CEdo
Acad. XX, 268-269), 42
21. Fenmeno y mera apariencia. Refutacin del idealismo (Ed.
Acad. XX, 269), 43
22. Transicin al examen del entendimiento. El sentido interno (Ed.
Acad.XX,269),44
23. La paradoja del sentido interno (Ed. Acad. XX, 269-271), 45
24. Las condiciones de posibilidad de los juicios sintticos a priori,
11:los conceptos (Ed. Acad. XX, 271), 50
25. Intuicin pura, determinacin y sntesis (Ed. Acad. XX, 271), 51
26. El conocimiento de la sntesis: sus condiciones (Ed. Acad. XX,
271),51
27. Las categoras (Ed. Acad. XX, 271), 52
28. Los juicios y la condicin suprema intelectual de la posibilidad
del conocimiento apriori (Ed. Acad. XX, 271-272), 53
29. Unidad sinttica y unidad analtica (Ed. Acad. XX, 271 s.), 54
30. Synthesis intellectualis (Ed. Acad. XX. 272), 55
31. Mirada retrospectiva y prospectiva (Ed. Acad. XX, 272-273), 56
LA EXPOSICION DE LA FILOSOFIA CRITICA,Il, 59
32. La "seccin primera" 11 (Ed. Acad. XX, 273 ss.), 59
33. Introduccin a la deduccin transcendental (Ed. Acad. XX, 273-
274),60
34. La deduccin subjetiva. Esquematismo (Ed. Acad. XX, 273-274),
61
196
35. Esquemas y lmites del conocimiento (Ed. Acad. XX, ~
36. La deduccin transcendental CEdoAcad. XX, 274-276), 63
37. Idealismo transcendental y validez objetiva del conocimiento
(Ed. Acad, XX, 276-277), 67 .
38. Continuacin de la deduccin transcendental: deduccin de los
conceptos de la razn (Ed. Acad. XX, 277-280), 69
39. La tentativa de la lgica formal (Ed. Acad. XX, 277-279), 70
40. Una hoja traspapelada CEdoAcad. XX, 280), 74
41. La tentativa de la lgica transcendental. Deduccin de las ideas
(Ed. Acad. XX, 279-280), 76
42. La simbolizacin (Ed. Acad. XX, 280), 79
43. La analoga (Ed. Acad. XX, 280), 81
LA EXPOSICION DE LA FILOSOFIA CRITICA 1,33
LA EXPOSICION "HISTORICA", 85
44. La "seccin segunda" (Ed. Acad. XX, 281-311), 85
45. Los estadios de la metafisica (Ed. Acad. XX, 281), 86
46. Los estadios como mtodos (Ed. Acad. XX, 281), 87
47. Los estadios como etapas histricas, 1(Ed. Acad. XX, 281), 88
48. Los estadios como etapas histricas, H(Ed. Acad. XX, 281), 90
49. Los estadios como etapas ideales (Ed, Acad. XX, 281), 91
50. El dogmatismo (Ed. Acad. XX, 281-286), 93
51. El principio de la identidad de los indiscernibles (Ed. Acad. xx,
282),95
52. El principio de razn suficiente (Ed. Acad. XX, 282-283), 96
53. La armona preestablecida (Ed. Acad. XX, 283-284), 98
54. La monadologa (Ed. Acad. XX, 284-285), 100
55. La metafisica de la naturaleza (Ed. Acad. 285-286), 102
56. El segundo estadio: el estancamiento escptico de la metasca
(Ed. Acad. XX, 286-292 Y Anexo 11, Ed. Acad. XX, 326-329), 105
57. El texto del segundo estadio (Ed. Acad. XX, 286-292 Y Anexo H,
Ed. Acad. XX, 326-329), 110
58. El tercer estadio (Ed. Acad. XX, 293-301),111
59. Introduccin del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 293-296), 112
60. El concepto de conformidad a fines (Ed. Acad. XX, 293-294),113
' 61. El concepto de fin final (Ed. Acad. XX, 294), 119
62. Las condiciones de la posibilidad de realizar el finfinal (Ed,
Acad. XX, 294-295), 120
197
63. Consideraciones generales sobre la introduccin al tercer esta-
dio, 123
64. La "resolucin- del problema acadmico" (Ed. Acad. XX, 296-
301),124
65. Conocimiento prctico-dogmtico (Ed. Acad. XX, 296-297), 125
66. Lasmodalidades del asentimiento (Ed. Acad. XX, 297 ss.), 125
67. La fe (Ed. Acad. XX, 297), 127 .
68. La libertad del asentimiento (Ed. Acad. XX, 298), 129
69. El credo moral (Ed. Acad. XX, 298), 130
70. Variaciones en el contenido del segundo artculo del credo mo-
ral,132
71. El credo moral: tercer artculo (Ed. Acad. XX, 298), 133
72. Fe y clculo probabilstico (Ed. Acad. XX, 299), 133
73. La ilusin transcendental (Ed. Acad. XX, 299 Y 300), 135
74. El crculo (Ed. Acad. XX, 300),136 .
75. Final de la exposicin histrica del tercer estadio, y mirada pros-
pectiva (Ed. Acad. XX, 300-301),137
76. Consideraciones generales sobre esta exposicin del tercer esta-
dio, 138
S8. Omisiones en la teologa moral de los Progresos de la metafsica,
160
89. La cosmologa crtica: la teleologa moral (Ed. Acad. XX, 306-
308),161
90. La cosmologa y el postulado de la libertad (Ed. Acad. XX, 306.ss.
y 295),168
91. La psicologa (Ed. Acad. XX, 308-309), 170
CONSIDERACIONES FINALES, 177
92. Mirada retrospectiva y evaluacin de lo alcanzado (Ed. Acad.
XX, 310),177
93. "Apndice para una apreciacin del conjunto" (Ed. Acad. XX,
311),179
CONCLUSION, 183
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77. La exposicin crtica del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 301-310),
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78. Resumen del desarrollo de la exposicin crtica del tercer estadio
(Ed. Acad. XX, 301-310),139
79. La teologa transcendente (Ed. Acad. XX, 301-306),142
80. El concepto de ser realsimo (Ed. Acad. XX, 301-302),143
81. Uso legtimo del ideal (Ed. Acad. XX, 302),146
82. Determinacin omnmoda y existencia (Ed. Acad. XX, 301-302),
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304),151
84. El argumento ontolgico (Ed. Acad. XX, 303), 152
85. El argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 303-304), 153
86. Refutacin del argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 304), 155
87. La teologa del idealismo crtico. El argumento moral (Ed. Acad.
XX, 305 s.), 156
198 199
Se termin de imprimir en el mes de
octubre de 1989 en Imprenta de los
Buenos Ayres S.A., Galicia 1860
Buenos Aires - Argentina