La Metafísica de Kant-Mario Caimi PDF

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Cairni, Mario Pedro Miguel

L ~I metafsica de Kant / Mario Pedro Miguel


Caimi.-1
3
ed. - Buenos Aires: Eudeba, 1989.
200p.
I ncluyebibliografa.
I SBN950-23-0488-8
L A M E T A F I S I C A
D E K A N T
o
S istem a deBibliotecas ydeI nformacin -SI SBI - UBA
L A M E T A F I S I C A
D E K A N I
Reconstruccin delaargumentacin del escrito deKant
"Los progresos delametafsica desde lapoca deLeibniz
y deWolff'.
Mario Caimi
Edit orial Universit aria de Buenos Aires
Tapa: Carlos Prez ViIlamil
ADVERTENCIA PRELIMINAR
EUDEBA SE.M.
Fundada por la Universidad de Buenos Aires
Miembro de la Asociacin de Editoriales Unlv..... tarl ..
de Amrica Latina y el Caribe - EULAC
El presente trabajo se realiz con el apoyo del Consejo Nacional d~
Investigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET) y del Deutscher
Akademischer Austauschdienst (DAAD), de la Repblica Federal d~
Alemania. LaFundacin Antorchas, de Buenos Aires, se hizo cargo d~
todos los gastos de publicacin. Deseo expresar aqu mi agradecmen.
to a estas instituciones, as como al Philosophisches Seminar de 1"
Universidad J ohannes Gutenberg, de Mainz, Alemania Federal, donde
se llev a cabo una parte importante de la investigacin. Agradezco
tambin especialmente a los seores Prof. Dr. A Carpio y Prof. Dr. J .
E. Dotti (de la Universidad de Buenos Aires), Prof. Dr. G. Funke,
Prof. Dr. R. Malter y Prof. Dr. T. Seebohm (de la Universidad d~
Manz) por su ayuda en la elaboracin del manuscrito. Aunque es m,
posible mencionarlas a todas, deseo expresar aqu mi gratitud tambin
a las muchas personas que de los modos ms variados me apoyaron ~
me ayudaron en este trabajo.
Este libro fue concebido como un comentario al texto de Kant so-
bre los "Progresos de la metafsica", y originalmente deba acompaar
a la traduccin de ese texto. sta se publica por separado; y como m)
siempre ha sido posible citar completos, en el comentario, los pasaje,
7
el 1989
EDITORIAL UNIVERSITARIA DE BUENOS AIRES
Sociedad de Economia Mixta
Rivadavia 1571n3
Hecho el depsito que marca la ley 11.723
ISBN 950-23-0488-8
IMPRESO EN LA ARGENTINA
Esta edicin se publica merced a un subsidio otorgado
por la fuNDACiN ANToRCHAS
a los que se haca referencia, se ha conservado, en los ttulos de los
pargrafos, laindicacin delos lugares delaobra kantiana tratados en
stos.
Las citas de obras deKant se hacen con lasola mencin del ttulo,
sin el nombre del autor. La Crtica de la razn pura se cita, como es
usual, segn A y B; los dems escritos deKant secitan indicando el to-
mo (en cifras romanas) y lapgina (en cifras arbigas) delaedicin de
laAcademia Prusiana delasCiencias, deBerln. Ocasionales excepcio-
nes aesteproceder seexplicarn demanera suficiente en lasnotas.
INTRODUCCION
En el escrito deKant quevamos aestudiar sepresenta un concepto
demetafsica segn el cual sta no es slo una elaboracin de larazn
prctica, y no es tampoco, en lo terico, tan slo el sistema delos pri-
meros principios apriori de la posibilidad de la experiencia (no es la
llamada "metafsica inmanente"). Esto parece contradecir muchos
conceptos firmemente establecidos, acerca de la actitud de Kant res-
pecto delametafsica, y acerca del lugar que esta ciencia ocupa, y dela
funcin que cumple, dentro de la filosofa transcendental. Se pueden
hacer esfuerzos para resolver este conflicto;' nosotros procuraremos
presentar el texto con toda su intencin de transcendencia, como un
intento deefectuar el trnsito de lo sensible a lo suprasensible. Ya en
losProlegmenos haba ofrecido Kant un intento deelaborar una me-
tafsica cientfica que no sereduca abuscar el acceso alos objetos de
1 Mediante el recurso de presentar el concepto de metasica aqu desarrollado como
unahiptesis detrabajo que luego resultar refutada (J . Kopper); o integrando este con-
cepto enel contexto deuna evolucin del pensamiento kantiano (M. Wundt); ointerpre-
tando lametafsica aqu expuesta como unametafsica de lascostumbres (H. J . deVlees-
chauwer, F. Duque); o, finalmente, al reducir lametasica de losProgresose lasola dis-
posicin natural (F. Holz).
8
9
las ideas por la va prctica (de la que en los Proleg11!en?s casi no hay
mencin) y que no se limitaba tampoco a una metafsica inmanente, SI-
no que procuraba un acceso a 10 suprasensible por la analoga, con
ayuda del concepto de lmite. Este rumbo es el que retoma el pensa-
miento de Kant en los Progresos de la metafisica, incorporando los
avances que la Critica de la razn prctica y sobre todo la Critica del
Juicio haban hecho en esa direccin. Con elementos aportados por las
tres crticas, y por otras obras: con la deduccin transcendental de las
ideas, con los conceptos de conformidad a fines, ?~analog~, de fe ra-
cional, etc., se elabora en los Progresos una metafsica que, sm retroce-
der a una posicin pre-crtica, tiene todas las partes que ~nfiguran ~-
ta ciencia segn Baumgarten: una ontologa y tres metasicas especia-
les: la teologa, la cosmologa y la psic?loga racional.. .
Si bien se encuentran con frecuencia, en las exposiciones del pensa-
miento de Kant, citas y aun interpretaciones de pasajes de los Progre-
sos de la metafsica, no son muchas las o~ras que t~man e~te texto por
tema. De stas hay que mencionar en pnmer trml~o el hbro de Max
Wundt: Kant als Metaphysiker. Ein Beitrag zur Geschichte der deutschen
Philosophie im 18. Jahrhundert, Stuttgart, 1924, cap. 8, obra a la qu.ede-
bemos ms de lo que hemos podido reconocer en las notas (se c~tar:
Kant als Metaphysiker). Hermann J ean de Vleeschauwer ha dedicado
varios trabajos a los Progresos: La dduction transcendantale dans
l'oeuvre de Kant, Amberes, Paris, Gravenhage, 1937, tomo llI, pp. 444 -
490 (se citar como La dduction); "La Cindere~la dans l'~euvre Kan--
tienne" en: Actas del 4to. Congreso Kant Intemacional. Berhn, 1974, t~-
mo 1, pp. 297-310 (se citar como "La Cinderella"); y "La Compos~-
tion du Preisschrift d'lmmanuel Kant sur les progres de la. mtaphys-
que" en: Journal of the History of Philosophy, XVII (Apnl 1979) pp.
143 - 196 (se citar como "La composit~on"). ,~oachim. ~~pper estudia
los Progresos de la metafsica en su artculo Der Krtizsmus: Apot-
heose und Scheitern der reinen Vernunft" en: Kopper, J . y Marx, W.
(editores): 200 Jahre Kritik der reinen Vernunft, Hildesheim, 1981, pp.
129-168. Friedbart Holz comenta brevemente nuestro texto en su libro
Kant et l'Academie de Berln, Frankfurt-Bern-Cirencester, 1981, pp. ~6-
65. Algunos de los editores del texto se refieren a l en las int~oducciO-
nes o en los prlogos de sus ediciones. As 10 hace K. Vo~land~r e.n:
Imrnanuel Kants K1einere Schriften zur Logik und Metaphysik, Leipzg,
1905, pp. IX-XVII. Igualmente G. Lehmann en su edicin de los Pro-
10
gresos de la metafisica en: Kant's gesammelte Schriften, edicin de la
Academia Prusiana de las ciencias, tomo XX, Berln, 1942, pp. 479-
483. Lo mismo hace P. Manganaro: "Introduzione" en: l. Kant: 1 Pro-
gressi della Metafisica, a cura di Paolo Manganaro, Napoli, 1977, pp.
11-59. Lo mismo T. Humphrey: "Translator's introduction" en: Imma-
nuel Kant: What Real Progress Has Metaphysics Made in Germany sin ce
the Time of Leibniz and Woljf? Translation and introduction by Ted
Humphrey, New York, 1983, pp. 11-43. Un lugar destacado merece el
"Estudio preliminar" de Flix Duque en: Immanuel Kant: Sobre el Te-
ma del Concurso para el ao de 1791propuesto por la Academia Real de
Ciencias de Berln: Cules son los efectivos progresos que la Metafisica
ha hecho en Alemania desde los tiempos de Leibniz y Woljf?, estudio
preliminar y traduccin de Flix Duque, Madrid, 1987, pp. XI-
CCXXX. A esta lista habra que agregar las obras ms generales que
desarrollan interpretaciones metafsicas del pensamiento de Kant sin
tomar a.los Progresos por tema. No las mencionaremos aqu; el lector
las encontrar comentadas en los trabajos de G. Funke: "Die Diskus-
sion um die metaphysische Kantnterpretation" en: Kant-Studien, 67,
1976, pp. 409-424, Y "Die Wendung zur Metaphysik im Neukantianis-
mus des 20. J ahrhunderts" en: Laberge, P. , Duchesneau, F., Morrisey,
B. (editores): Actes du congrs d'Ottawa sur Kant dans les traditions An-
glo-Amricaine et Continentale tenu du 10 au 14 Octobre 1974, Ottawa,
Canad, 1976, pp. 36-76, Y en el artculo de R. Malter: "Main currents
in the german interpretation of the Critique of Pure Reason since the
beginnings of neo-kantianism" en: Journal of the History of Ideas, vol.
XLII, n? 3, J uly-September 1981, pp. 531-551.
1. Historia del texto.
Los manuscritos de los Progresos de la metafsica no fueron redacta-
dos antes de 1788, y con probabilidad se puede decir que 10 fueron al-
rededor de 1793. La primera fecha corresponde a la propuesta de Ni-
cols de Beguelin (24 de enero de 1788) ante la Real Academia Prusia-
na de las Ciencias, del tema de concurso: Quels sont les progrs rels de
la Mtaphysique en Allenzagne depuis le temps de Leibnitz et de Woljf?
Este tema no se dio a conocer al pblico hasta 1790; el6 de octubre de
1791 se repiti el llamado a concurso, poniendo como plazo para la
entrega de manuscritos el1 o de enero de 1793; plazo prorrogado luego
11
hasta ello dejunio de 1795. En lasemana que sigui al 25deseptem-
brc de 1795(cumpleaos del rey) se entregaron los premios. La me-
moria de Kant no fuepresentada al concurso.
2
Una de las hojas suel-
tas en las que Kant anot un esbozo de la estructura de los Progresos
est escrita en el papel deuna carta dirigida aKant, fechada el5 deno-
viembre de 1793. Por ello, ypor una carta deKant a Kastner demayo
de 1793, seha supuesto ~ue fueste el ao en el que comenz la ela-
boracin del manuscrito.
No faltan indicios deque por esetiempo buscaba Kant laoportuni-
dad deformular con precisin algunos aspectos desudoctrina en con-
traposicin con la"escolstica" delos leibnizianos yde loswolffianos,
en particular en vista de la actitud polmica de Eberhard en el Philo-
sophisches Magazin y en el Philosophisches Archiv.
4
Kant respondi a
aquellos ataques con el escrito Ueber eine Entdeckung, nach der alle
neue Critik der reinen Vernunft durch eine altere entbehrlich gemacht
werden soll (1790); en l, al volverse contra Eberhard, someta acrtica
indirectamente lafilosofa deLeibniz, alaque reinterpretaba para ha-
cerla concordar con lasuyapropia. En losProgresos esta discusin se
torna ms franca, ylacrtica aLeibniz esdirecta.
5
Es difcil encontrar una explicacin depor qu el trabajo qued in-
concluso. Sehadicho queKant sehabr sentido agobiado ante lapers-
pectivadetener que repetir unabuena parte delaargumentacin dela
Crtica de la razn pura. Seha sugerido que temi la humillacin que
resultara si la Academia no lo favoreciese con el premio. Se ha afir-
mado tambin que es improbable que Kant tuviese intencin departi-
cipar siquiera en el concurso, yque debemos considerar los Progresos
como un ensayo independiente, vinculado slo exteriormente al certa-
men de la Academia. El exceso de trabajo, el temor a la censura, las
molestias de la edad avanzada, el disgusto por su propio texto, son
otros tantos motivos probables, considerados como posibles razones
del abandono delaredaccin. Pero no sepuede alcanzar certeza en es-
to.
6
La I?ublicacin tuvo lugar en 1804, poco despus de la muerte de
Kant. E:'te lehaba encargado aRink en 1799laedicin dealgunos de
sus escntos; probablemente se refiera precisamente alos Progresos de
la metafsica la anotacin suya (quiz de 1802) que dice: "Revisar y
clasificar el saco demi manuscrito, en lagaveta, prof. Rink".
2. Caractersticas del texto.
2Lahistoria del concurso larefieren con detalle F. Duque en el "Estudio Preliminar" ci-
tado, y P. Manganaro en laintroduccin asutraduccin italiana delosProgresos, pp. 19 a
27; tambin trata el tema H. J. deVleeschauwer: "La Cinderella", p. 297 Y ss. Vase tam-
bin F. Holz: Kant et l'Academie de Berlin, Frankfurt-Bern-Cirencester, 1981, pp. 46 ss.
3 Vase la introduccin de Lehmann a su edicin de los Progresos de la metafisica en:
Kant's gesammelte Schriften, edicin de la Academia Prusiana de las Ciencias, Berln,
1942, tomo XX pp. 480 Y 481; ver tambin deVleeschauwer: La deduction, tomo III, p.
447 nota. A partir defines de1795 dej Kant (segn Duque, op. cit. p. LXXXIII) detra-
bajar en losProgresos, para comenzar el Opus postumum.
~Vase deVleeschauwer: La dduction, I1I, p. 447 Y "La Composition" p. 145.
Lehmann, en la introduccin citada, p. 480, afirma que "el escrito, por su intencin y
por sudisposicin, pertenece al contexto deaquella contienda deKant con Eberhard, no
apreciada an con suficiente profundidad". DeVleeschauwer diceque "no sonsino uno"
el escrito preparado parael concurso yel citado Ueber eine Entdeckung ("La Cinderella",
p. 303); en el mismo sentido se pronuncia este autor en "La Cornposition", p. 145 Y p.
166, haciendo notar que en ambos textos deKant lacrtica de los principios leibnicianos
le basaenel mismo fundamento, que es ladistincin especficaentre intuicin y concep-
to. Por el contrario, Ted Humphrey hace notar las diferencias de objeto y de contenido
entre ambos trabajos en: "Translator's introduction" en: Immanuel Kant: What Real Pro-
grcss lIas Metaphysics Made in Germany since the Time 01 Leibniz and Wolff?, New York,
1983, pp. 16s.
12
El texto cuyoestudio emprendemos aqu seofreci asu primer edi-
tor, Friedrich Theodor Rink, en la forma de tres manuscritos inde-
pendientes e incompletos, dotados de algunas notas marginales. Nin-
guno de estos manuscritos se ha conservado, de modo que tenemos
que conformarnos con una primera edicin
7
en la que no se explica
mucho acerca delas caractersticas del original; ni siquiera nos hade-
jado Rink indicacin alguna acerca del lugar en el que se deben inser-
El estudio definitivo de lacuestin esel realizado por F. Duque; ste haestudiado cuida-
dosame~te las relaciones internas de Ueber eine Entdeckung con losProgresos, as! como
lasrela~lOnes?,eaquel ~~critocon losartculos del Philosophisches Magazin, ensu"Estu-
dIO preliminar a suedicin deLos Progresos de la Metafisica, pp. XXII-XLVII.
6De Vleeschauwer: "La Cinderella" p. 305 examina las razones mencionadas. Tambin
lohace F. Duque, op. cit. p. XL, LXXII Y LXXXIII, agregando otros motivos posibles: el
augedelasfilosofas "hipercrticas" de Fichte, Beck ySchellingylas insuperables tensio-
nes internas del proyecto deKant.
7Reeditada como facsmil en laserie "Aetas Kantiana" nro. 216, Bruxelles, 1981.
13
lar las notas marginales, que l puso a continuacin del texto princi-
pal.
La redaccin es muy descuidada y presenta numerosas lagunas y re-
peticiones, de lo que se infiere que ninguno de los manuscritos haba
sufrido una revisin definitiva cuando los publcaronf Los motivos
por los que Rink prefiri no modificar los textos los explica l mismo
en su prlogo.
9
La forma en la que se nos presenta el texto en la edicin de Rink es
la sguienter"
1) Prlogo de Rink (Ed. Acad. XX, pp. 257 Y 258).
2) Un primer manuscrito (Ed. Acad. XX, 259 a 286) dividido por
Rink en dos partes, la segunda de las cuales aparecer como anexo 11.
3) Un segundo manuscrito (Ed. Acad. XX, 286 a 311).
4) Los anexos:
a) El tercer manuscrito (anexo 1,Ed. Acad. XX, 315 a 326).
b) El final del primer manuscrito (anexo 11, Ed. Acad. XX, 326 a
329).
e) Las notas marginales (anexo I I 1, Ed. Acad. XX, 329 a 332).
5) Las hojas sueltas (Ed. Acad. XX, 335 a351).
Existen adems en el tomo XXI I I de la Ed. Acad. algunos borrado-
res que se refieren a los Progresos de la metafsica.
La obra propiamente dicha, organizada (dentro de los lmites que
sealamos) en una argumentacin continuada, abarca lo que hemos
colocado en los lugares 2) y 3), es decir, la mayor parte del primer ma-
nuscrito y todo el segundo.
I 3. La organizacin interna de) texto principal.
14
A grandes rasgos, y simplificando muchas idas y venidas, se podra
describir el contenido de los dos primeros manuscritos de la siguiente
manera:
1) Introduccin (Ed. Acad. XX, 259 a 264): discusin del concepto
de metafsica; primera exposicin de la historia de la filosofa en tres
estadios. (Esta introduccin se repite, con variantes, en el 3er. manus-
crito, Ed, Acad. XX, 314 a320).
2) Exposicin de la filosofia crtica.
2 a) "Seccin primera" 1 (Ed. Acad. XX, 265 a 273): posibilidad
de los juicios sintticos a priori; la intuicin pura; la sntesis; de-
duccin metafsica.
2b) "Seccin primera" 11 (Ed. Acad. XX, 273 a 280): posibilidad
del conocimiento a priori; deduccin transcendental de los con-
ceptos puros del entendimiento; deduccin transcendental de los
conceptos de la razn.
3) Exposicin histrica: los estadios de la metafsica. (Ed. Acad. XX,
281 a 301).
3 a) El primer estadio, dogmatco (Ed. Acad. XX, 281 a 286):
discusin de la filosofa de Leibniz.
3 b) El segundo estadio, escptico (Ed. Acad. XX, 286 a 292): la
antinomia de la razn pura. (Se repetir en el anexo 11,Ed. Acad.
XX, 326 a 329).
3 e) El tercer estadio, crtico o prctico-dogmtico (Ed. Acad.
XX, 293 a 301): trnsito al conocimiento de lo suprasensible; los
conceptos de fin final y de fe; alcances y lmites de la metafsica.
4) Exposicin crtica (Ed. Acad. XX, 301 a 310): relacin del trnsi-
to de la metafsica a lo suprasensible en las disciplinas de la metafsica
especial.
4 a) La teologa (Ed. Acad. XX, 301 a 306).
4b) La cosmologa (Ed. Acad, XX, 306 a308).
4 e) La psicologa (Ed, Acad. XX, 308 a309).
5) Consideraciones generales y apndice para una apreciacin del
conjunto (Ed. Acad. XX, 310 Y311).
Probablemente la organizacin del texto est regida por dos planes
diferentes, unificados slo exteriormente en la edicin de Rink: se ad-
vierte, por una parte, la intencin de ofrecer una exposicin (histrica,
15
8De Vleeschauwer advierte que no estamos ante una obra acabada, pero tampoco ante
un conjunto de hojas sueltas, sino ante algo intermedio: frente a una obra en gestacin
que guarda una manifiesta unidad pese a las repeticiones y a los defectos de redaccin
("La Composition", p. 147ss.).
9 Segn de Vleeschauwer, "La Composition", pp. 147 Y 154, Rink advirti probable-
mente muy bien el estado de los manuscritos, pero por respeto y piedad por Kant prefi-
ri fingir que comparta laconviccin deste, deque el texto estaba casi listo para su pu-
blicacin.
10Lasigla"Ed. Acad." significala edicin delas obras de Kant por laAcademia Prusia-
nade lasCiencias: Kant's Gesammelte Schriften, Berlin, (desde 1902). En losucesivo esta
edicin se citar con esa sigla, seguida del nmero de tomo (en cifras romanas), y del
nmero depgina (en cifras arbigas).
o histrico-ideal) de la evolucin de la metafsica en tres estadios. En
el desarrollo deeste plan,a lafilosofa crtica lecorrespondera el ter-
cer estadio. Pero por otra parte senota el propsito deofrecer, con los
Progresos, un sistema completo de la metafsica. Para ello, la filosofa
transcendental deberla exponerse antes de las otras partes, ocupando
el lugar deuna ontologa (como efectivamente ocurre).n
LA INTRODUCCION
4. Plan denuestro trabajo.
Examinaremos ahora el texto principal delosProgresos. En ello nos
guiar un doble propsito: por una parte trataremos de reconstruir el
curso general de la argumentacin (proponiendo la hiptesis de que
esta argumentacin existe
12
y deque no estamos ante una agrupacin
arbitraria de pginas inconexas); por otra parte procuraremos clarifi-
car los pasajes que, por su redaccin especialmente complicada o im-
perfecta, presenten dificultades decomprensin. Con esto queda dicho
a la vez lo que no haremos, que es tratar los problemas doctrinales,
salvo en el caso deque sean cuestiones que aparezcan slo en nuestro
texto yque no hayan sido estudiadas por los comentaristas delas obras
mayores deKant.
5. Laintroduccin (Ed. Acad. XX, 259-264 Y 314-320).
Trataremos a continuacin la introduccin de los manuscritos pri-
mero y tercero.' La introduccin del primer manuscrito tiene dos te-
mas: laexplicacin del concepto de metafsica, yla "historia ideal" de
esta ciencia. La introduccin del tercer manuscrito incluye, en el pri-
mer tema, una descripcin del asunto dela metafsica; alaexposicin
de los tres estadios se alude en el manuscrito tercero slo indirecta-
mente; en cambio setrata all demodo ms explcito el problema dela
validez objetiva delos conceptos delosuprasensible.
6. La metafsica (Ed. Acad. XX, 259 ss: y 315 ss.),
El concepto demetafsica desarrollado en losProgresos est lejos de
reducir esta ciencia aun saber acerca de las condiciones apriori de la
11A esto nos referiremos en el 12titulado "La exposicin de la filosoffa crtica y la
composicin del texto de losProgresos. Advertencia previa."
12En favor deesta hiptesis sepronuncia tambin deVleeschauwer: "La Composition",
p. 144Yp. 153.
16
1De Vleeschauwer: "La Composition", pp. 162-164ofrece unacomparaci6n cuidadosa
delasdos introducciones.
17
"Entre lo sensible contamos no slo aquello cuyarepresentacin se
considera en relacin con los sentidos, sino tambin aquello cuya re-
presentacin se considera en relacin con el entendimiento, siempre'
que los conceptos puros deeste ltimo sean pensados en su aplicacin
a objetos de los sentidos; siempre, por tanto, que sean pensados en
atencin a una experiencia posible; por consiguiente, se puede decir
que lo no sensible, p. ej. el concepto de causa, que tiene su sede y su
origen en el entendimiento, sin embargo, por lo que concierne al co-
nocimiento deun objeto por suintermedio, pertenece tambin al cam-
po delosen sible, esdecir, al campo delos objetos delos scntidos".3
Las definiciones del concepto de metafsica ofrecidas en la intro-
duccin se pueden ordenar en dos grupos:" metafsica es la "ciencia
del trnsito del conocimiento delosensible al delosuprasensible" yes
el "sistema de todos los principios del conocimiento racional puro
terico por conceptos". Pero antes deexaminar estas definiciones con-
sideremos la descripcin metafrica de la metaslca que se ofrece en
la introduccin. Se compara aqu a la metafsica con un mar; con-
vendr interpretar esta metfora, porque es muy rica y. nos dar mu-
chas informaciones acerca del concepto al queserefiere
5
.
7. La metafsica y el mar (Ed. Acad. xx, 259).
"Pero esta ciencia es lametafsica, yesto cambia enteramente laco-
sa. sta es un mar sin orillas, en el cual el progreso no deja huella al-
guna, y cuyo horizonte no contiene ninguna meta visible con respecto
alacual sepueda percibir cunto seha acercado uno aella. Con res-
pecto aesta ciencia, lacual casi siempre haexistido tan slo en laidea,
latarea propuesta es muydifcil, casi como para desesperar delaposi-
bilidad misma deresolverla; yaunque sepudiera llevarla abuen trmi-
no, esta dificultad aumenta todava por lacondicin prescripta, de po-
ner alavista en un discurso breve los progresos que ha hecho. Pues la
metafsica es, por su esencia y por su intencin ltima, una totalidad
acabada: o nada, o todo."
posibilidad de la experienca.r Explcitamente se declara en el texto
que el esfuerzo sedirigir alosuprasensible, yque por tal seentender
aquello que nada tenga que ver -ni aun como condicin de posibili-
dad- con laexperiencia. Conceptos quetienen "su sedeysuorigen en
el entendimiento", como el concepto de causa, se contarn, para los
propsitos delametafsica que aqu buscamos, como pertenecientes al
dominio de lo sensible, en la medida en que son conceptos que se re-
fieren auna experiencia posible:
No se trata, en la metafsica tal como se la entiende en los Progre-
sos, de los conceptos puros del entendimiento, ni de sus principios,
por ms que stos sean apriori. No setrata deuna metafsica delaex-
periencia; y si tomamos en todo su rigor ladefinicin de lo sensible a
laque acabamos dealudir, tampoco podremos conformarnos aqu con
una metafsica en laque las ideas delarazn sirvan slo para sistema-
tizar el conocimiento delaexperiencia.
En primer lugar sellama alametasca- "un mar sin orillas"; cono-
cemos la costa de nuestro lado; podemos trazar el lmite de la tierra
2.Sobre las i~terpretaciones de lametafsica kantiana, y en especial sobre lainterpreta-
cin metaffsica de la filosoffa de Kant vase Funke, G.: "Die Diskussion umdie me-
taphysische Kantinterpretaton" en: Kant-Studien 67,1976, pp. 409-424; Funke, G.: "Die
Wendung zur Metaphysik imNeukantianismus des 20. J ahrhunderts" en: Laberge, P.,
Duchesneau, F., Morrisey, 8. (editores): Proceedings ofthe Ottawa Congress on Kant in
the Anglo-American and Continental Traditions held October 10-14 1974 Ottawa 1976
pp. 36-76; ~alter, R: "~ai~ currents inthe german interpretaton; of th~Critique' of Pu~
re Reason smce the begmnmgs of Neo-Kantianism" en: Joumal of me History of Ideas
XLII, nro. 3, 1981, pp. 531-551. '
3
Progresos, Ed. Acad. XX, 260.
18
4 Igualmente Oeste~eich: Kant und die Metaphysik, 1959, p. 57s. Comprese Baumgar-
len, A;G.: Metap~yslca (7~~. ed., Ha~le, 1779, reimpresi6n Hildesheim 1963) 3: "Me-
taphysica naturalis est cogmuo rerum mmetaphysica occurrentium solo usuacquisita, cu
accedere artificialem 1. definitam utile est..." etc. Vase tambin Kant: Lgica, Intro-
duccin, 111,Ed. Acad. IX, 23SS.; Critica de la razn pura A 838 =8 866. En Prolegome-
nos 5 (Ed. Acad. IV, 279 s.) y luego en la Critica de la razn pura (8 21 s.) estos dos
gfU~S reciben.los.nombres clsicos de "metafsica como disposicin natural" y "me-
taffsica como ciencia". Segn R Malter ("Der Ursprung der Metaphysik in der reinen
Vernunft. Systematische Ueberlegungen zuKants Idcenlehre" en: Kopper, J . y Marx, W.
(editores): 200 Jahre IV:iti~ ~ reinen Vemunft, Hildesheim, 1981, pp. 169-210, aqu p.
172) el onge~deesta distincin, en los textos kantianos, hade buscarse enEl nico [un-
demento posible para una danostracin de la existencia de Dios.
: '1 Ed. Acad. XX, 259: "sta es un mar sinorillas...". Comprese Critica de la razn pura,
A235s. =8294s.
19
habitable para nosotros (el dominio accesible anuestro entendimien-
to), yesto lo hemos hecho efectivamente con lacrtica; pero la exten-
sin que queda al otro lado deeste lmite (laextensin delosuprasen-
sible) no podemos alcanzarla nunca, yaun menos podemos medirla ni
determinar sus lmites exteriores. Esta declaracin sobre lo ilimitado
del territorio delametafsica est en una oposicin extraa con lo que
seexpresa al final deeste mismo prrafo, como despus veremos.
En este mar la metafsica no deja huella alguna. Sealude aqu aun
defecto del que Kant se haba quejado yaen otras oportunidades: la
metafsica no ha podido hasta ahora "tomar el camino seguro de la
cenca'j'' si no fuese as, no setendra que empezar siempre denuevo
laexploracin deeste mar, sino que sepodran aprovechar los resulta-
dos delos trabajos dequienes sehubiesen aventurado antes en l; yde
este modo sera posible la colaboracin para promover el inters
comn, tal como lo reclama el epgrafe de la Crtica de la razn pura,
Pero para esto se requiere un mtodo universalmente vlido, basado
en larazn pura.
Finalmente, el horizonte deeste mar no tiene ninguna meta visible,
nada respecto delo cual pudisemos medir una aproximacin o un ale- ,
jamiento. Con esta imagen se toca el problema de lavalidez objetiva
delosconceptos puros del entendimiento ydelarazn: no nos esdado
objeto alguno respecto del cual pudisemos medir (juzgar) si nuestros
conceptos de10suprasensible son correctos; por ello, aunque nuestros
conceptos estn enteramente libres de contradiccin, no se puede de-
cidir si en lametafsica tenemos realmente un conocimiento, o si slo
nos ocupamos en invenciones denuestra fantasa.
7
La metfora describe, pues, lametafsica atendiendo asu extensin
inconmensurable; atendiendo a su mtodo, y atendiendo a la validez
objetiva desus expresiones yconceptos. Todos estos aspectos del con-
cepto demetafsica darn lugar aproblemas que setratarn detallada-
mente en el curso de la investigacin. Si seconsideran de cerca estos
problemas, se advierte que "la tarea propuesta es muy difcil, casi co-
mo para desesperar delaposibilidad decumplirla".
En el mismo prrafo en el que sehadesarrollado lametfora seha-
cen algunas otras declaraciones acerca delametafsica. Sediceall que
esta ciencia "casi siempre haexistido tan slo enlai~~a". Sob,r~el sen-
tido de la expresin 'ciencia en la idea' nos da noticia la Critica de la
razn pura: la idea de una ciencia "yace en la razn como un germen
en el cual las partes todas ~stn ?cultas ~m,~~envuel~as, ~apenas ~on
reconocibles por observacin microscpica. Una ciencia que eX.lste
en laideano llegaaser an un objeto, sino slo un esquema qu~slf~e
solamente para representarse indirectamente las partes de. la ciencia
en su unidad sstcmtica." La metafsica existe slo en la Idea, en. la
medida en que no haalcanzado todava una configuracin sistemtica
(por la lllle habrla llegado a ser una cienc~a) si.noque no ~sms que
una disposich~nnatural que provoca repetidos ntcntos fallidos de 10-
gnll aquel rango desaber cientfico.
Mas importante es lacaracterizacin de la metafsica qu~tiene lu-
gar al final del p:hr~d'o:"Pues lametafsica es, por su esencia y por su
intencin ltima, una totalidad acabada: o nada, o todo; lo que se re-
quiere para su finltimo no puede ser t~ata?o frag~entariamente, co-
moocurre con lamatemtica o con laciencia empmca dela naturale-
za, que avanzan sin cesar". Esto presenta una notable. incongruencia
con el comienzo del prrafo, en el que sehablaba precisamente de un
ocano infinito de lametafsica, mientras que ahora selapresenta co-
mo una totalidad acabada. Es cierto que con esta totalidad acabada se
alude alametaphysica artificialis yno alamera disposicin natural; es
cierto que esta metafsica cientfica se caracteri~, formalmente, por
ser un sistema. Pero esto no es fundamento suficiente para la preten-
sin deintegridad absoluta queseexpresa aqu (nadie afirmara que la
matemtica es un mero agregado deconocimientos carente detoda e~-
tructura sistemtica; y sin embargo esta ciencia puede progre~ar sin
trmino nunca seconsidera completa). Qu esloque haocurndo e~-
treel principio yel final del prrafo, entre la metafsica como dspos-
cin natural y la metafsica como ciencia, para q~e seha.y~~asad~de
lainfinitud deaquel mar sinorillas, aesta integridad definitiva yngu-
6 Critica de la razn pura, B XV Y passim,
7Progresos, &J . Acad. XX, 318 ss.
8 Critica de la razn pura, A 834 = B 862.
9 Critica de la razn pura, A 670 =B 698. Comprese A 838 =B 866: la filosofa es "la
mera idea de una ciencia posible, que en ningn lado est dada en co~creto, y a la cual
empero intentamos aproximarnos por muchos caminos". Vase tambin Prolegmenos,
40, Ed. Acad. IV, 327 nota, y Lgica, Introd. I1I, Ed. Acad. IX, 24.
20 21
En el sistema de Baumgarten el trnsito deuna metafsica alaotra
seefecta, como vemos, sinfractura.
Muy diferente es lo que encontramos en la filosofa deKant. Aqu
larelacin entre la metafsica como disposicin natural ylametafsica
como ciencia est establecida por una previa crtica de la razn. Esta
crtica no sedirigeaaquel mar sinorillas para encerrarlo en lalnea de
una costa; sino que sevuelvealafacultad humana dehacer metafsica,
ladelimita ymidetodo sualcanceysuextensin. Lacrtica, al conside-
rar larazn pura, puede estar segura de no perder devista nada de lo
que pertenece alametafsica, pues esta ciencia tiene lugar dentro dela
razn pura misma, sin requerir datos empricos, y sin que le puedan
ser suministrados datos de lo suprasensible.Y Por consiguiente, en la
medida en que, en la metafsica, dejamos de regirnos por el objeto y
tomamos la facultad cognoscitiva por criterio y por fundamento para
lainvestigacin del objeto (esto es, en la medida en que realizamos la
revolucin coperncanaj+' se nos presenta la posibilidad de contem-
plar el sistema delametafsica en su totalidad: como un crculo cerra-
do, "cuyo lmite secierra sobre s mismo yencierra as una totalidad de
conocimientos delosuprasensible, fuera delacual no haynada ms de
esta especie".14La revolucin copernicana es, pues, lo que transforma
en metafsica cientfica alametafsica producida por ladisposicin na-
tural; la tcita suposicin de esta inversin del modo de pensar es la
explicacin de laextraa incoherencia que habamos observado, entre
el comienzo yel final del prrafo que estamos considerando.
En este prrafo introductorio estn contenidos, como seve, casi to-
dos los elementos que sirven para determinar el concepto demetafsi-
caen los Progresos. Estudiaremos ahora cada uno deestos elementos
en su desarrollo, tal como sevan presentando en el texto. En primer
trmino, consideraremos las definiciones del concepto de metafsica.
Selas puede ordenar, como yahemos dicho, en dos grupos, delos cua-
les no faltan indicios en este prrafo introductorio que acabamos de
estudiar,
rosamente delimitada? Cmo tenemos que definir, en general, la re-
lacin entre estas dos especies demetafsica?10
Para Baumgarten esto era comparativamente fcil: la metaphysica
naturalis sedistingue, segn l, delaartificialis tan slo porque lapri-
mera seadquiere con el uso (solo usu), mientras que lasegunda debe
estudiarse sistemticamente. La metafsica artificial se suma (accedit)
ala natural sin dificultad, con el mero estudio cientfico, para lo cual
no hacefalta msquedesarrollar losconceptos delametaphysica natu-
ralis, definir susprincipios ydar certeza yrigor asus demostracionesY
10Sobre este tema vase el ya citado trabajo de R. Malter: "Der Ursprung der Metaphy-
sik in der reinen Vernunft. Systematische Ueberlegungen zu Kants Ideenlehre" en: Kop-
per, J. y Marx, W. (editores): 200 Iahre Kritik der reinen Vemunft, Hildesheim, 1981, pp.
169210.
11Baumgarten, AG.: Metaphysica, 3.
12 Critica de la razn pura, B XVIIIXIX nota.
13 Critica de la razn pura, BXVI.
22
H. tus definiciones de la metafsica, 1(Ed. Acad. XX, 260 Y 316).
Tanto en el primer manuscrito como en el tercero, encontramos un
primer grupo de definiciones en el que se caracteriza a la metafsica
por el finque sepersigue con ella: metafsica es "la ciencia deprogre-
sar mediante la razn, del conocimiento de lo sensible al de lo supra-
sensible".15
Loquesepretende alcanzar con lametafsica esun gnero decono-
cimientos: el conocimiento delo que est fuera de la experiencia y no
puede ser objeto de sta.
16
Pero si la ciencia metafsica busca, como
acabamos dever, el conocimiento de lo que est fuera de la experien-
cia, no deberamos decir directamente que la metafsica es la ciencia
de lo suprasensible? (dejando para una ulterior reflexin crtica la
cuestin de lalegitimidad detal ciencia). Por qu dice Kant que es la
ciencia del trnsito del conocimiento delo sensible al delo suprasens-
hle?
Una vez trazados, por lacrtica, los lmites del conocimiento, sabe-
mos que lo que queda fuera deellos (lo que queda fuera delos lmites
de laexperiencia) no puede ser conocido por larazn; por ms que la
metafsica, como ciencia racional, aspire al conocimiento de lo supra-
14 Progresos, Ed. Acad. XX, 300.Sobre la relacin entre la revolucin copernicana y la
Integridad de la metafsica vase Critica de la razn pura, BXXII ss.
15Ed. Acad. XX, 260 Y316. Vase tambin Uebereine Entdeckung: Ed. Acad. VIII, W7.
16Vase Progresos, (Hojas sueltas), Ed, Acad. XX, 335.
23
sensible, el mundo inteligible es para ella terreno vedado. No por ello
queda encerrada, sin embargo, larazn en el dominio de 10 emprico;
sino que ya por el solo hecho de haber sido capaz de establec~r l~s
lmites del conocimiento hamostrado que es algo ms que expenencia
(la cual no puede ponerse lmites a s misma, sino que se mantiene
siempre dentro de sus lindes, pasando sin cesar de un condicionado a
otro).l7 De tal modo, aunque larazn no pueda alca.nzar nunca el co-
nocimiento delo inteligible, no debe por ello renunciar enteramente a
esavocacin suyaque laempuja aalgo queyana es losensible. Lame-
tafsica, como ciencia, no tiene sulugar en el mundo inteligible (al que
con ninguna ciencia se puede llegar) ni en el reino de la experie?cia;
sino en lalinea divisoria, en ellmte mismo entre lo sensible ylo nte-
ligible.
18
Aqu es posible un conocimiento positivo; pero no delos ob-
jetos inteligibles mismos, sino de las relaciones de lo sensible con
ellos. Por estar situadas en el lmite mismo entre los dos mundos, las
relaciones pertenecen aambos; yas larazn, al proponrselas por ob-
jeto, no infringir la prohibicin de divagaren el terre~o de lo supr~-
sensible. El estudio deestas relaciones comprende tambin una doctri-
na del mtodo: de laanaloga, delasuposicin relativa, y, sobre todo,
de la fe.
19
Esta situacin fronteriza de la metafsica es la que viene a
ser expresada con aquella definicin que ca~a~terizaa esta di~ciplina
como laciencia del "trnsito" entre el conocmento delo sensible yel
delo inteligible.
17Prolegmenos, 59, Ed. Acad. IV, p. 360.
18Prolegmenos, 59, Ed. Acad. IV, 361: "Puesto que, sin embargo, un lmite es algo
positivo que pertenece tanto aloque est dentro de.l: como al espaci_o. que queda fuera
de un conjunto dado: por consiguiente, es un conocimento rea~y POSItiVO~q~el ~elque
se hace partcipe la razn yaslo con ampliarse hasta este lmite (...). La hmltacl~n del
campo de la experiencia mediante algo que por otra parte a ella le es d~co~oc~dO, es
efectivamente un conocimiento que lequeda todava a larazn en esta situacin: y con
ello no queda ella encerrada dentro del mundo sensible" ni.divaga.ta~poco fuera. de l,
sino que, tal como corresponde a un conocimiento del.hmlte, se hmlta,~la relacln.de
aquello queyace fuera del lmite, con loque est contemdo dentro del .Vase tambin
Critica de la razn pura, A 761 = B 789.
19Todo esto sever expuesto en laltima parte delaobra, Ed. Acad. XX, p. 293enade-
lante.
La metafsica delosProgresos ser as un desarrollo deaquella con-
cepcin expresada en losProlegmenos: ser laexplicitacin deun co-
nocimiento cuyolugar esel lmite delaexperiencia, ycuyoobjeto es la
relacin de lo sensible con lo que est fuera de ese lmite. El auxilio
que esta mctasica recibe por parte de la razn prctica no debe en-
gaarnos respecto de su verdadero carcter de ciencia terica. El re-
curso a los postulados, o mejor, a la postulacin con fundamentos
prcticos (el recurso a la fe) sirve slo para apuntar, desde el lmite
mismo, hacia el "otro lado" inalcanzable. Pero esta metafsica terica
no ha de confundirse tampoco con la filosofa transcendental. Expre-
samente ladistingue Kant deesta ltima, que es slo una prop-eduti-
ca, "la antesala o el atrio delametafsica propiamente dicha".20Que-
daas caracterizada una metafsica terica que no podemos identificar
con la metafsica inmanente (u ontologa), que contiene "las condicio-
nes v los primeros elementos de todo nuestro conocimiento a prio-
." 21
n.
9. Las definiciones de la metafsica, 11(Ed. Acad, XX, 261 Y 317).
Dentro del segundo grupo de definiciones de la metafsica se pue-
den distinguir algunas diferencias entre el primer manuscrito de los
Progresos y el tercero. En laintroduccin del primer manuscrito setra-
zacon firmeza lalnea divisoria entre ladisciplina metafsica que aho-
ra nos ocupa, y el acceso a lo suprasensible por lava prctica. En la
introduccin del tercer manuscrito parece buscarse, en cambio, una
delimitacin delametafsica con respecto alamatemtica.
Veamos en primer lugar el texto del manuscrito primero. En l se
ofrecen tres formulaciones deuna definicin delametafsica.
22
Segn
laprimera deellas, seentiende por metafsica una ciencia escolstica y
un sistema de ciertos conocimientos tericos a priori en los cuales se
ocupa uno inmediatamente. En esta definicin advertimos que los co-
nocimientos en los que consiste lametafsica estn vinculados entre s
24
20 Progresos, Ed. Acad. XX, 260.En esa misma pgina se expresa que los conceptos y
principios puros, en lamedida en que se refieren a una experiencia posible, han de con-
tarse entre lo que pertenece al conocimiento delo sensible, y no forman parte del cono-
cimiento delosuprasensible que estamos buscando.
21 Progresos, loe, cit.
22Ed. Acad. XX, 261: .....Iametafsica, por lacual seentiende unaciencia escolstica...".
25
formando un sistema. Sobre estos conocimientos mismos no se dice
mucho en esta primera definicin: son conocimientos tericos (y por
23 . '( ,. )24
tanto no pertenecen a la tica) y son a pnon; no son e~p~ncos .
Lo importante parece ser aqu no tanto laespecie deconocimientos de
que setrata, sino lavinculacin sistemtica deellos, ye~~e.chodeque
uno seocupe en ellos inmediatamente. Po~ello ~stadef~mclnesexte-
rior yescolstica: en ella seatiende ala~mdad.slstemtlca tan slo co-
mo coherencia lgica, sintomar en consideracin el fundamento dela
unidad del sistema.
25
La unidad aqu mencionada, lejos deser un me-
dio para algn findelarazn, esbuscada por s misma, demanera "in-
mediata".
A esta definicin siguen, en el mismo prrafo, otras dos; segn ellas
la metafsica "es el sistema de todos los principios del conocimiento
puro terico delarazn por conceptos; o, dicho brevemente: es el sis-
tema delafilosofapura terica ".
Tambin aqu sepodra pensar que launidad sistemtica alaque se
hace referencia es la interconexin meramente lgica de las partes de
laciencia: que es launidad sistemtica necesaria para exponer los co-
nocimientos, o para aprenderlos. Pero puesto que sehabla d~un siste-
ma de la filosofa, podemos considerar que la unidad del sistema no
est dada aqu por un fincontingente cualquiera, sino que responde a
las leyes delarazn: es unidad fundada en una idea_26As fundado, el
sistema goza dela propiedad de laintegridad formal: cada parte de l
tiene un lugar determinado, yno admite que le sea sustrada parte al-
guna, ni que se le agregue ningn elemento que no concuerde con la
legalidad propia del sistema.
27
Esta integridad formal del sistema, en
el caso de la metafsica, resulta absoluta cuando se ha efectuado pre-
viamente una crtica delarazn.
28
As lecorresponde alametafsica la
"rara fortuna,,29 de formar un sistema perfecto, que no tolera incre-
mento ni mengua/'" pues todas sus partes son necesarias, y cada uno
de sus principios conduce necesariamente a todos los restantes?1 En
laintroduccin del tercer manuscrit0
32
seveclaramente que esta pro-
piedad dela integridad est implcita en las definiciones demetafsica
que estamos estudiando.
Para terminar este examen de las definiciones del segundo grupo
consideremos otro elemento que aparece en ellas; selo advierte mejor
_en el tercer manuscrito: all dice que la metafsica es "el conjunto de
los conocimientos racionales a priori por conceptos (sin la construc-
c i n de stos)".:\3 Al tener lugar por conceptos, el conocimiento me-
t aO s l c o se distingue de todo conocimiento que se realice mediante la
tntuicin, Pero muy especialmente se alude aqu al conocimiento ma-
23Lapreocupacin. por distinguir ~ainvestig~.ci.n ~e la ~etafsica llevada a ~bo en ,!os
Progresos, de las indagaciones propias de una ciencia racional enteramente dlferen.te ,a
saber de la metafsica de las costumbres, se manifestar luego con mayor extensin al
comi~nzo de la exposicin del tercer estadio, Ed. Acad. XX, 293.
24Por lo que se ha dicho hasta aqu, podran pertenece~ a la matemtica. Todava no se
ha efectuado la distincin entre esta ciencia y la metasica; se la llevar a cabo ms ade-
lante.
25 Critica de la razn pura, B 866.
26 En rigor, el solo concepto de sistema exige ya que la uni~ad del sist~~a est fu~dada
en una idea; por sistema se entiende "la unidad de los mltiples conocimientos bajo una
idea." (Critica de la razn pura, A 832= B860).
26
27La idea que funda la unidad del sistema "es el concepto de la razn de la forma de
una totalidad"; mediante este concepto "se determina a priori tanto la extensin de la
multiplicidad, como la posicin relativa de las partes" (Critica de la razn pura, A 832=
B 860); "la totalidad est entonces organizada (oo.) y no acumulada (oo.); puede crecer
desde adentro (oo.) pero no exteriormente (per appositionem), como un cuerpo animal,
que con el crecimiento no adquiere ningn miembro nuevo, sino que, sin cambiar la pro-
porcin, vuelve ms fuerte cada miembro y ms apto para sus fines" (Critica de la razn
pura, A 833=B 861).
28 La metaffsica es autrquica: no recibe datos empricos (pues no los necesita para su
fin, que es conocer lo supraemptrco): ni recibe tampoco datos de lo suprasensible (que
le serian tiles, pero que no pueden serie dados). De modo que todo lo que la metafsica
pueda decir acerca de su objeto estar contenido enteramente en la naturaleza de la fa-
cultad cognoscitiva de la razn, tal como la establece la critica (Progresos, Ed. Acad. XX,
321).
29 Critica de la razn pura. BXXIII ss.
30
Progresos, Ed. Acad. XX, 310.O:lmpreseProlegmenos, Ed. Acad. IV, 381S.
31
Progresos, Ed. Acad. XX, 311.
32
Progresos, Ed. Acad. XX, 321.
33 Progresos, Ed. Acad. XX, 317.La diferenciacin respecto de la matemtica aparece
tambin en el primer manuscrito, pero menos desarrollada.
27
temtico, que es el que procede por construccin de los conceptos.f" y
que queda as excluido de la metafsica.
Concluimos as nuestro examen de las definiciones de la metafsica,
que forman el primer tema de la introduccin.
35
Tanto el manuscrito
primero como el tercero tienen adems, en sus introducciones, un se-
gundo tema que consideraremos enseguida.
10. El segundo tema de la introduccin en el primer manuscrito: los
tres estadios (Ed. Acad. XX, 261-264).
nolgico en el que se presentaron las distintas teoras y escuelas, sino
que sigue un orden fundado en la naturaleza de la razn humana mis-
ma y en la de la metafsica?7 As se presentan los tres estadios de la
evolucin de la metafsica: el estadio terico-dogmtico, llamado tam-
bin el del dogmatismo de la razn pura; el estadio del escepticismo; y
el estadio prctico-dogmtico, llamado del criticismo de la razn pura,
en el que se produce el buscado trnsito a lo suprasensible. No nos ex-
tenderemos en el examen de estos textos, que se encontrar desarrolla-
do ms adelante.
38
En el primer manuscrito se traza a contnuacinf'' una historia
ideal de la metafsica; esto es, una historia que no sigue el orden ero-
11. El segundo tema de la introduccin en el tercer manuscrito (Ed,
Acad. Xx, 318 s.).
34 Critica de la razn pura, A 713 = B 741. Esta diferenciacin del mtodo de la me-
tafsica y el de la matemtica se encuentra ya establecida como doctrina en el escrito de
1763: Investigacin sobre la nitidez de los principios de la teologia natural y de la moral
(Ed. Acad. Il, passim). Sobre esto vase Garca Belsunce, E.: "El pensamiento de Kant
en 1762-63" en: Cuadernos de filosofta, Buenos Aires, 1973, pp. 357-369, Y Malter, R.:
"L'analyse cornrne procd de la rntaphysique. L'opposition la rnthodologie wolffien-
ne dans la Preisschrift de Kant en 1763 (1764)" en: Archives de Philosophie, 42, 1979, pp.
575 - 591.
35 Para tener una nocin ms completa de lo que ha de entenderse por metafsica, y de
las partes de esta ciencia, convendr tomar en cuenta el extenso pasaje de Cruica de la
razn pura A 845 ss. = B 873 ss.. La metasica se divide all en metasica de las costum-
bres y rnetaflsica de la naturaleza. Esta ltima consiste en la filosofa transcendental u
ontologa (que se refiere a objetos en general, sin atender a objetos dados) yen la fisio-
loga de la razn pura (que se refiere a la naturaleza como conjunto de los objetos dados;
vase Primeros principios metafisicos de la ciencia de la naturaleza, Ed, Acad. IV, 469 s.).
La fisiologa racional puede ser inmanente o transcendente. La fisiologa inmanente con-
sidera la naturaleza en la medida en que sta nos puede ser dada a nosotros; tiene dos
objetos: la naturaleza corprea (objeto de los sentidos externos) y la naturaleza pensante
(objeto del sentido interno); la metasca de la naturaleza corprea se llama Physica ra-
tionalis; la de la naturaleza pensante es la Psychologia rationalis. La fisiologa racional
transcendente, por su parte, considera ya la conexin interna de la totalidad de los obje-
tos de la experiencia (y es entonces el conocimiento transcendental del mundo), ya la co-
nexin externa de la totalidad de la naturaleza con un ser sobrenatural (y es entonces el
conocimiento transcendental de Dios). "Segn esto, el sistema entero de la metaffsica
consiste en cuatro partes: 1) la Ontologia; 2) la Fisiologfa racional; 3) la Cosmologia ra-
cional; 4) la Teologia racional. La segunda parte (...) contiene dos secciones, la Physica
rationalls y laPsychologia rationalis. Es la idea originaria de una filosofa de la razn pura
la que prescribe estas divisiones." (Critica de la razn pura, A 846 s. = B 874 s.)
36
Progresos, Ed. Acad. XX 261: "Para tener un patrn .;",
En el manuscrito tercero, despus de hacer notar que la metasca
que en otro lado haba llamado dogmtica no alcanz a acercarse en lo
ms mnimo al fin que se propona, resume Kant los resultados de esta
prim~r~ aproximacin .al ~roblema; aproximacin que hasta aqu ha
consistido en una explicacin de los conocimientos que la metafsica
aspira a poseer. En este resumen insiste Kant en distinguir el conoci-
miento a priori que puede encontrar en la experiencia sus objetos (y
que slo pertenece a la metafsica como medio), del conocimiento a
priori en el que cifra su ambicin la metafsica, y que tiene sus objetos
fuera del alcance de cualquier experiencia. Los nombres de Aristteles
y de. P~atn qued?n ~sociados respectivamente a estos dos tipos de co-
nocirruentos apnon,
Al comienzo de esta introduccin el autor haba subrayado, en la
pregunta propuesta por la Academia, la caracterizacin de "reales" re-
ferida a los progresos de la metafsica. Ahora se dispone
39
a desarro-
llar este aspecto de la cuestin:
"En efecto, la segunda exigencia contenida tcitamente en el pro-
blema de la Real Academia quiere que se demuestre: que los progre-
sos que la metafsica pueda jactarse de haber realizado sean reales.
Una exigencia severa ...".
37 Vase Ed. Acad. XX, 340 - 343.
38 Sobre los tres estadios vase Progresos, Ed. Acad. XX, 281 ss. y nuestro comentario.
Comprese Critica de la razn pura, A 761 .. B 789.
39
Ed. Acad. XX, 318.
28
29
Kant seala lanecesidad deuna deduccin odemostracin delava-
lidez objetiva (realidad) de los conceptos puros referidos a lo supra-
sensible. A esta cuestin seatiende al hacer referencia, en este pasaje,
1
si 40 La .. d
alaforma o al mtodo de ameta isica. expenencia no pue eser-
vir para la verificacin dela validez objetiva de estos conceptos, pues
por definicin sehallan fuera detoda experiencia posible. El principio
decontradiccin sirve, s, para establecer suposibilidad lgica, pero no
alcanza agarantizar que tales conceptos no sean vacos, yque no sean,
por consiguiente, errneas las proposiciones que toman por efectiva-
mente existentes los objetos de tales conceptos.
41
El ejemplo del con-
cepto delo suprasensible sirvepara ver claramente este problema. No
hay en l contradiccin, y por tanto es lgicamente posible; pero no
hay modo de determinar si no ser acaso mera invencin, o si por el
contrario corresponder a algo real. Y de ello depende, sin embargo,
que el trnsito de lo sensible alo suprasensible, en lo cual consiste la
metafsica, seareal, oseaslo una quimera.
Hasta aqu se ha expuesto en general el tema de la metafsica, su
concepto ysu mtodo. Sigueuna exposicin que equivale, por su con-
tenido, alarelacin histrica delostres estadios delametafsica, ofre-
cidaenlaintroduccin del primer manuscrito:
A la dificultad de encontrar un criterio que permita decidir acerca
deestavalidez objetiva delos conceptos delarazn sesuma laconfu-
sin surgida deno haber diferenciado entre los conceptos del entendi-
miento (cuyo origen es apriori, pero que seaplican aobjetos delaex-
periencia) y las ideas (cuyo origen es tambin a priori, pero que slo
pueden tener por objeto lo suprasensble), Puesto que ni unos ni otras
seobtienen por la experiencia, ingenuamente selos tiene por concep-
tos delamismaespecie, ysecaeen el error debuscar con las ideas una
ampliacin dogmtica del conocimiento a priori, semejante a la am-
pliacin que selogr efectivaylegtimamente con los conceptos puros
del entendimiento.
42
La aparente ampliacin del saber apriori as obtenida, tropieza con
un fenmeno que muestra su endeblez. Este fenmeno es el conflicto
entre las proposiciones apriori que transpasan los lmites de la expe-
riencia (laantinomia delarazn pura). Por l pierde larazn pura to-
da credibilidad, y se introduce el escepticismo, que encuentra en l su
justificacin.Y' La nica salida de tal situacin es someter la razn a
una crtica, de manera que seestablezca con seguridad hasta dnde lle-
gasu facultad deconocer apriori.
44
La crtica, segn seseala aqu, es
necesaria, 110 para fundamentar los conocimientos delamatemtica ni
losdelaciencia delanaturaleza, sino para establecer con certeza el al-
cancey lalegitimidad delametafsica como ciencia.
45
40 Comprese Ed. Acad. XX, 279 ss.: El modo de procurar validez objetiva alos concep-
tos puros de la razn.
41 Comprese con Ed. Acad. XX, 325s., y 279 s..
42 Comprese la introduccin del primer manuscrito, Ed. Acad. xx, 262.
30
43
Ed. Acad. XX, 320.
44 La introduccin del tercer manuscrito anticipa as el desarrollo de los tres estadios.
De Vleeschauwer negaba, en La deduction, tomo IlI, p. 451, que hubiese en la introduc-
cin del tercer manuscrito referencia alguna a la doctrina de los estadios. Posteriormen-
te, en "La Composition", p. 161, admite que el tema est presente en este pasaje, pero
advierte que tal como est presentado aqu no forma la espina dorsal de la memoria de
Kant; ste habra notado la conveniencia de organizar su texto segn los estadios, y por
ello habra abandonado esta primera redaccin de la introduccin sustituyndola por la
que figura en el primer manuscrito.
45
cr,Prolegmenos, 40, Ed. Acad. IV, 327.
31
LA EXPOSICION DE LA FILOSOFIA CRITICA I
12. La exposicin de la filosofa crtica y la composicin del texto de
los Progresos. Advertencia previa.
La introduccin del primer manuscrito termina en Ed. Acad. 264y
deja paso a una larga exposicin de la filosofa crtica. La funcin de
esta parte delaobra puede interpretarse dediversas maneras. Era na-
tural que al ponerse Kant a responder la pregunta de laAcademia lo
hiciesedetal modo que lafilosofacrtica apareciese precisamente co-
mo el real progreso de la metafsica. Pero el plan trazado en laintro-
duccin y confirmado en otras partes del escrito indicaba que el criti-
cismo deba aparecer como el tercer estadio del desenvolvimiento dela
metafsica. Sepodra decir que lafuncin deeste captulo es ladeade-
lantar alguna explicacin acerca del mtodo que se iba a seguir en la
exposicin; pero para ello habra bastado una explicacin mucho ms
breve que laefectivamente ofrecida, quevadesde lapg. 265delaEd.
Acad. hasta la280. Cul es el motivo por el que seadelanta aqu esta
larga exposicin de la filosofa transcendental? Qu funcin cumple
aqu estaexposicin?
El intento de responder aesta pregunta nos conduce a lacompro-
33
bacin de que la composicin de los Progresos presenta trazas de dos
intenciones o dedos planes deelaboracin. Por una parte, el texto se
organiza como una relacin delas etapas de lametafsica, relacin en
lacual el lugar del criticismo esel estadio tercero. Por otra parte, el es-
crito toma la configuracin de un sistema de metafsica; para ste se
necesita anteponer una ontologa, y sta est representada, en losPro-
gresos, por la exposicin dela esttica y delaanaltica transcendenta-
les.
Ahora bien, si laintencin que gui lacomposicin del texto de los
Progresos hubiese sido la de ofrecer una exposicin sistemtica de la
metafsica crtica, delarelacin delaevolucin delametafsica en tres
estadios slo habra quedado la discusin de la filosofa de Leibniz
(discusin que era inevitable por el planteo mismo del tema delaAca-
demia). Por ello, el hecho de que los estadios segundo y tercero ten-
gan, efectivamente, un desarrollo deficiente en el escrito par~c~una
confirmacin denuestra hiptesis: como si su pleno desenvolvimiento
hubiese estado impedido por la existencia de otro plan de c~~posi-
cin, que estaba guiado por el propsito de ofrecer una exposicin de
la metafsica crtica en la forma de un sistema tradicional, con su me-
taphysica generalis y sumetaphysica specialis.
13. La exposicin de la filosofa crtica (Ed, Acad. XX, 265-280).
En un prrafo introductorio sedistinguen, dentro de la exposicin
delametafsica, partes formales, referidas slo al mtodo que larazn
sigue en laelaboracin delametafsica, y partes materiales en las que
seencontrar el contenido propio deesta ciencia. Las partes formales
del sistema estn ntimamente ligadas a las materiales: los progresos
dela metafsica (respecto delo "material" deella) derivan del mtodo
que ha seguido la razn para elaborarla como ciencia; la crtica de la
razn es condicin previa a toda determinacin segura del contenido
real delametafsica; y una determinacin segura deesecontenido ser
imprescindible para poder evaluar los progresos y distinguir los apa-
rentes delos reales. Precisamente es este mtodo el que haservido pa-
ra poner a la metafsica en el camino seguro de la ciencia, disipando
las vaguedades originadas en tanteos y en apreciaciones probabilsti-
cas.
1
1Sobre laapreciacin probabilstica en lametafsica vase ms adelante, el captulo re-
ferido alaferacional (72).
34
Setrata (lo dice Kant expresamente en este pasaje) de una ciencia
terica; es decir, que no tomaremos en consideracin aqu a la me-
tafsicadelascostumbres, sino slo aaquella filosofaespeculativa que
se vale nicamente de conceptos a priori, i que en otro lado Kant
haba llamado "metafsica delanaturaleza". Esta ciencia terica es la
que en sentido estricto lleva el nombre de "metafsica". Consiste en
una parte formal (que se identifica con la filosofa transcendental u
ontologa) y en una parte material: la "fisiologa racional".3 Las dos
partes del texto que llevan el ttulo "seccin primera" estarn dedica-
das a la exposicin de la parte formal de la metasica; a la filosofa
transcendental." En una segunda parte seexpondrn los contenidos de
la metafsica: aquellos conocimientos que ella trata de alcanzar, y la
medida en laquesehaacercado aellos.
14..La "seccin primera",
El ttulo "seccin primera" aparece dos veces en el primer manus-
crito; pero no se trata de dos versiones independientes de un mismo
texto; la comparacin con las secciones primera y segunda del tercer
manuscritof nos hace pensar ms bien que hay un error en los ttulos,
pero que la argumentacin sigue un desarrollo continuado en las dos
"seccin primera" que configuran as, entre ambas, la"primera parte"
delasolucin del problema delaAcademia (laparte dedicada alaex-
posicin de la filosofa transcendental). La exposicin se desarrollar
segn el mtodo analtico, y guardar, en esto y en otras cosas, cierto
paralelo con laargumentacin delosProlegmenos. A partir delapre-
gunta crtica fundamental: cmo son posibles los juicios sintticos a
,.,
.. Critica de la razn pura, A 845 =B 873. Una interpretacin divergente en de Vlees-
chauwer: La dduction, IlI, p. 460; en "La Composition", p. 149, el mismo deVleeschau-
wer identifica laexposicin de"lo material" con el texto deEd. Acad. XX, 281-311.
3 Critica de la razn pura, loco cit.
4 Sobre las relaciones de la Iilosoffatranscendental con la metaffsica vase Kopper, J .:
"Der Kritizismus: Apotheose und Scheitern der reinen Vernunft" en: Kopper, J . y Marx,
W. (editores): 200 Jahre Kritlk der reinen Vemunft, Hildesheim, 1981, p. 138ss.
SDeVleeschauwer (La dduction, Ill, p. 462, nota 1) diceque lasdos secciones primeras
forman un desarrollo continuo, en el que la una estudia la posibilidad de intuiciones y
conceptos apriori, y laotra estudia larealidad objetiva deellos.
35
priori?, sealcanzarn las condiciones de laposibilidad deeste conoci-
miento a priori: la intuicin pura y los conceptos puros. Luego, en la
segunda "seccin primera", la argumentacin seguir el camino
sinttico para demostrar (en una deduccin transcendental) lavalidez
objetiva del conocimiento puro a priori. La deduccin culminar Con
un examen del modo deestablecer lavalidez objetiva delos conceptos
delo suprasensible: culminar en una deduccin transcendental de las
ideas delarazn mediante lasimbolizacin ylaanaloga.
seproposiciones sintticas apriori, no reposaran sobre el principio de
contradiccin, y con respecto a ellas surgira la pregunta (...): Cmo
son posibles lasproposiciones sintticas apriori?" 9 Pero efectivamen-
tehay tales proposiciones: as lo prueban, presentndose como he'i~os
indiscutibles, lamatemtica pura ylaciencia pura delanaturaleza.
La cuestin que en losProlegmenos ( 5) yen laCrtica de la razn
pura (B 19) se planteaba con lapregunta: Cmo son posibles los jui-
cios sintticos apriori?, contena en realidad dos preguntas: una refe-
rida alaposibilidad delaformulacin detales juicios (cmo es posible
la conexin delos elementos componentes de un juicio sinttico), y
otra referida a lavalidez objetiva del juicio sinttico (cmo es posible
que un juicio tal exprese autntico conocimiento de un objeto). Nues-
tro texto hace explcito este doble contenido+' y formula ambaspre-
guntas en dos pasos separados.
Si bien la continuacin del texto estar dedicada a desarrollar la
doctrina de la Intuicin a priori -y por consiguiente a responder la
primera de las dos preguntas-, la argumentacin toma por punto de
partida la segunda, que en el texto se formula: "Cmo es posible un
conocmento apriori apartir dejuicios sintticos?". Ya en el concep-
to de "conocimiento" est contenida la propiedad de valer objetiva-.
mente, esto es, de referirse a objetos empricos: "El conocimiento es
un juicio del cual s.urgeun concepto (una nocin, o una concepcin)
que tiene realidad objetiva, esto es, al cual lepuede ser dado un objeto
correspondiente en la experiencia".12 Ha de ser, entonces, el conoci-
miento emprico, la experiencia, el hecho que setomar por punto de
partida del anlisis. El anlisis de la experiencia nos lleva adistinguir
15. La "secci6n primera" 1(Ed. Acad. xx, 265 ss.),
El primer paso en el examen crtico delarazn es ladiferenciacin
delosjuicios en analticos ysintticos. Los Progresos no traen noveda-
des con respecto a la doctrina expuesta en otras obras sobre aquella
distincin; pero s la formulan de manera especialmente clara.
6
Analticos son los juicios cuyo predicado representa explcitamente
tan slo aquello queestaba pensado demanera implcita en el concep-
to del sujeto. "Todos losjuicios analticos son juicios apriori, yvalen,
por consiguiente, con estricta universalidad y con necesidad absoluta,
porque sefundan enteramente en el principio de contradiCcin.,,7 Los
juicios sintticos son aquellos cuyo predicado contiene algo que no es-
taba pensado en el concepto del sujeto. "Aqu no sepregunta si el pre-
dicado est siempre enlazado con el concepto del sujeto, o si no lo
est, sino solamente sedice que el predicado no est pensado en este
concepto, aunque deba aadrsele necesariamente." Si hubiese propo-
siciones sintticas que valiesen con estricta universalidad ycon necesi-
dad absoluta, no podra explicarse esta necesidad ni esta universalidad
-aduciendo el principio de contradiccin, el cual no es el fundamento
delosjuicios sintticos (aunque s lo seadelos analticos).
8
"Si hubie-
6 En el primer manuscrito no se ofrece mucha aclaracin sobre estos juicios; seguiremos
la exposicin de la seccin primera del tercer manuscrito (Ed. Acad. XX. 322 Y 323). que
trae una explicacin detallada y suministra ejemplos. El tema de la diferenciacin entre
juicios analfticos y sintticos apa~ece especialmente tratado en Prolegmenos. ~ 2. Ed.
Acad. IV, 266 ss; en Crica de la razn pura, introduccin, A 6 ss., B 10 ss.; en Lgica ~36;
en Ueber eine Entdeckung: .. Ed. Acad. Vlll, 228 ss.etc. Vase sobre esto Torretti, R.:
"J uicios sintticos a priori" en: Cuadernos de filosofta, Buenos Aires. 1973. XI. 20. pp.
297-320. Vase tambin Duque. F.: su edicin de los Progresos, p. 55. nota 2.
7 Ed. Acad. XX. 323. Recurdese Critica de la razn pura. A 150 ss.B 189 ss.
8Recurdese Critica de la razn pura. A 154 = B 193.
9Ed. Acad. XX. 323.
10 Ed. Acad. XX. 266. La misma afirmacin del hecho de la matemtica en Ed. Acad.
XX, 323. Comprese Prolegmenos. Ed. Acad. IV. 279. s.y passim.
11 En su comentario a este pasaje de los Progresos. Vaihinger llama "psicolgica" a la
primera pregunta. aclarando que no quiere referirse con ello a la psicologa emprica, si-
no a una "psicologa transcendental"; la pregunta se refiere a nuestra facultad subjetiva
de formular tales juicios; mientras que la segunda pregunta atiende a la posibilidad gno-
seolgica de estos juicios, esto es, a cmo resulta de ellos conocimiento de un objeto:
Vaihinger, H.: Commentar zu Kants Kritik der reinen Vernunft (2da. ed., Stuttgart, 1922,
reimpresin Aalen, 1970) (en lo sucesivo se citar: Kommentary; tomo J , p. 323 s.
12 Ed. Acad. XX, 266. Comprese Critica de la razn pura, B 147.
36
37
en ella intuicin y concepto; ninguna de estas dos clases de repre-
sentaciones constituye, por s sola, conocimiento;13 pero ellas sern las
condiciones de la posibilidad, tanto de la formulacin de los juicios
sintticos, como desuvalidez objetiva. Sellegaas, partiendo, como lo
exigeel mtodo analtico, del hecho delaexistencia efectivadeconoci-
mientos sintticos apriori, aestablecer las.condiciones desu posibili-
dad, que son laintuicin apriori ylosconceptos apriori. En lo sucesi-
vo, laatencin sedirigir a laintuicin a priori; los conceptos se tra-
tarn msadelante.i"
16. Las condiciones delaposibilidad delosjuicios sintticos a
priori, 1: laintuicin apriori (Ed. Acad. XX, 266 ss.),
al volverse fenmeno, esto es, al ser representado por nuestra facultad
representativa; yesta forma (que es, asaber, la espacialidad y la tem-
poralidad) la impone necesariamente la sensibilidad atodos los obje-
tos que laafectan, pues se trata de laforma dela receptividad misma,
slo gracias alacual puede tener lugar laafeccin. Esta forma (carac-
terizada en el texto como lanaturaleza propia delaforma del sentido,
considerada como modo deser del sujeto, sintener en cuenta los obje-
tos que pudiesen ocuparla) es lacondicin que hace posible una intui-
cin a priori: una intuicin que "preceda" a toda percepcin efectiva
deunobjeto. Ahora -dice Kant- sepuede comprender laintuicin a
priori, y con ella la posibilidad de los juicios sintticos a priori; se la
puede comprender en la medida en que esta posibilidad depende de
aquella intuicin pura (con esta salvedad daaentender que esta posi-
bilidad delosjuicios sintticos apriori est sujeta todava aotras con-
diciones dendole diferente).
Hasta aqu nos ha trado el regreso analtico: hasta esta condicin
delarepresentacin deobjetos, que nos espropia en lamedida en que
somos seres sensibles. Para continuar el regreso necesitaramos com-
prender la posibilidad de otras formas de intuicin no pasivas (no su-
jetas alasensibilidad), o al contrario, comprender cmo o por qu es
necesario que nuestra forma de intuicin sea tambin la forma de la
intuicin de todos los seres. Pero tal comprensin est fuera de nues-
tro alcance, y debemos conformarnos con aceptar aquella condicin
como un hecho.
17
Por eso contiene el texto una referencia anuestra in-
tuicin humana: para indicar lalimitacin desusconclusiones alo que
sepuede alcanzar en lasituacin del hombre. Con otras palabras: no
podemos responder a la pregunta de por qu tan slo el espacio y el
tiempo han deser las nicas intuiciones puras. La referencia alaCrti-
ca de la razn pura, al final del texto que estamos consderando.i'' no
sirvepara aclarar esta cuestin; nos recuerda solamente las exposicio-
nes metafsicas del tiempo ydel espacio, en las que sedemostraba que
stos, al no ser conceptos, eran intuiciones, yque eran intuiciones pu-
ras apriori, viniendo acoincidir con lasbuscadas aqu.
El prximo paso, en una argumentacin conducida segn el mtodo
analtico, debera ser preguntar por lacondicin deposibilidad deesta
intuicin apriori. Yen efecto, lacontinuacin del texto serefiere aes-
te asunto. Introduce para ello un planteo que corresponde al de la
Esttica transcendental de la Crtica de la razn pura, o ms exacta-
mente (por la forma analtica de laargumentacin) alos 6a 13de
losProlegmenos. En primer lugar, sedistingue entre materia y forma
deuna representacin. La materia (la sensacin) nunca puede ser ob-
jeto deuna intuicin apriori (es precisamente lo propiamente empri-
codelarepresentacin);15 queda entonces laforma como lo nico alo
que puede referirse laintuicin apriori, lacual debeser independiente
deloemprico. Esta formaalaque laintuicin apriori serefiere hade
ser comn al sujeto yal objeto: no puede ser laforma que posea el ob-
jeto en s, independientemente del sujeto (pues entonces slo
podramos limitarnos a comprobar esta forma, que no poseera para
nosotros necesidad alguna,' sino que sera una configuracin even-
tual del objeto); sino que tiene que ser laforma que adopta el objeto
13 Comprese Critica de la razn pura, A 51 =B 75.
14A partir de Ed.Acad. XX, 271.
15Adems del desarrollo de este tema en la Critica de la razn pura A 166ss., B 207ss.;
A 225ss., B 272ss., vase Ueber eine Entdeckung ... Ed. Acad. VIII, 198a 207.Sobre este
tema vase Caimi, M.: Kants Lehre von der Empfindung in der Kritik der reinen Vemunft,
Bonn, 1982.
16Ed.Acad, XX, 267.:
38
17Critica de la razn pura, B 146.Vase tambin A 41= B 58,B 139,Y A 393; CrItica
del Juicio, 77,Ed. Acad. V, 405s, Cf. Vaihinger: Kommentar, II, 436,ss,
18Ed.Acad. xx, 267 al final, y 268.
39
17. Vacilaciones (Ed. Acad. xx, 268-269).
En lacontinuacin del texto pareciera que el plan dela exposicin
fuese vacilante. El tema de la intuicin interna, introducido en cone-
xin con el precedente tratamiento del tiempo, queda apenas esboza-
do,19para dejar lugar enseguida alateora delaidealidad del espacio
ydel tiempo; sta asu vez introduce nuevamente/" el problema de la
intuicin del yo. En compensacin por estas idas yvenidas, en el texto
se pasa, en transicin natural (y no abrupta), de la exposicin de la
doctrina de la sensibilidad a la exposicin de la doctrina del entendi-
miento ydesus elementos;21 ello ocurre con auxilio del concepto de10
compuesto.
22
Con esto termina esta primera "seccin primera".
(debido aque stos no son ms que formas subjetivas denuestra intui-
cin sensible, yno determinaciones delas cosas en s) podemos enun-
ciar juicios sintticos a priori acerca denuestras intuiciones puras del
tiempo y del espacio (como lo hacemos en lageometra). A estos jui-
cios sintticos los enunciamos a priori, esto es, les damos el valor de
universales ynecesarios sinnecesidad deverificar previamente el esta-
do de cosas al que se refieren, porque todo objeto real al que puedan
referirse deber adecuarse alas formas denuestra sensibilidad, yestos
juicios se refieren auna materia (alas intuiciones puras del espacio y
del tiempo) que tiene tambin laforma denuestra sensibilidad. A esta
enunciacin dejuicios acerca deintuiciones puras la llama Kant en el
texto "determinacin delasintuiciones".25
18. La idealidad del tiempo ydel espacio (Ed. Acad. xx, 268).
En 10 precedente haquedado demostrado que el espacio yel tiem-
po son formas de lasensibilidad, y que pertenecen tambin al objeto,
pero slo en lamedida en que ste ingresaen el mbito delasubjetivi-
dad (es decir, en lamedida en que es fenmeno). No podemos atribuir
el espacio yel tiempo alas cosas consideradas tal como son en s mis-
mas, independientemente del sujeto: el tiempo yel espacio no existen
como propiedades de las cosas en s, ni existen en s mismos inde-
pendientemente; sino que son formas de nuestra intuicin sensible.
Esta es la doctrina de laidealidad transcendental del tiempo y del es-
pacio, formulada yaen 1770
23
ydesarrollada extensamente en laCriti-
ca de la razn pura.
24
Debido aesta idealidad del espacio ydel tiempo
19. Certeza de esta doctrina de la idealidad transcendental del
tiempo y del espacio (Ed. Acad, XX, 268).
19En Ed. Acad. XX,268: "Deseo advertir todava que, con respecto al sentido interno,
el doble yo en la conciencade m mismo ...". En la Critica de la razn pura, B 68, aparece
este tema en un contexto semejante. F. Duque sugiere que este prrafo de Ed. Acad.
XX, 268 est fuera de su contexto propio; que deberla ir a continuacin del prrafo si-
guiente (Duque, F.: su edicin de los Progresos, p. 59, nota 15).
20 Ed. Acad. xx, 269, al final.
21Cf. de VIeeschauwer: La dduction, 1II, 467: "La esttica y la anaUtica ya no forman
[en los Progresos) sino un solo y nico problema epistemolgico".
22Ed. Acad. XX, 271.
23 En De mundi sensibills atque intclligibilis forma et principiis, 14, nilmeros S y6, Y
15,DyE.
24 Critica de la razn pura, A 34 ss. = B SI ~.
40
El fundamento de la doctrina de la idealidad transcendental del
tiempo ydel espacio seindica en el texto diciendo que "precisamente
slo por ello podemos determinar apriori estas intuiciones nuestras".
Conviene tener en cuenta aqu la expresin "precisamente slo". Ella
indicaque lascondiciones deposibilidad aqu halladas yexpresadas no
son construcciones hipotticas para explicar la posibilidad del conoci-
miento sinttico apriori, ytales, que pudieran ser sustituidas por otras
hiptesis diferentes e igualmente admisibles. Sino que son las nicas
condiciones que puedan hallarse, de la posibilidad de aquel conoc-
miento.
26
La misma firme conviccin deque as yslo as puede expli-
carse el hecho del conocimiento sinttico apriori, lleva aKant aafir-
mar en el prrafo siguiente que no setrata deuna mera hiptesis, sino
deunaverdad firmemente establecida.
27
25Ed. Acad. xx, 268: "determinar significa juzgar sintticamente".
26 Con esto se adelanta Kant a una objecin que ms de un siglo despus expresar A
Riehl: para que el mtodo regresivo o analtico sea legftimamente concluyente se requie-
re, entre otras 008aR, que los fundamentos del hecho tomado por punto de partida sean
los nicos fundamentos concebibles (Riehl, A: Der philosophische Kritizismus. Geschi-
chte und System: Tomo 1, Leipzig, 1924 (3
8
ed.), pp. 441 ss.).
27La misma afirmacin se encuentra, referida tambin a esta doctrina, en Critica de la
razn pura, B XXII nota, A 46 = B 63 Y A 48 s. =B 66. Al pasaje citado en ltimo trmi-
41
Pero el argumento segn el cual las condiciones me~cionada~son
lasnicas posibles no esel nico deque seval~Kant ~q~I para afirmar
el carcter definitivo desudoctrina. Hay tambin un indicio deuna ar-
gumentacin decarcter formal: el rechazo deesta doctrina. d~laidea-
lidad del tiempo y del espacio (el rechazo del carcter subjetivo de la
condicin formal suprema de laintuicin apriori) acarreara u~~con-
tradiccin; losjuicios sintticos .apri?r~eran, en tal caso, emplflco~y
contingentes, lo que es contradictorio, No es, pues,.tan slo la eXIS-
tencia efectiva (empricamente comprobada, o capnchosamente su-
puesta) de tales juicios sintticos a priori el pu~t.o de arranq~e .~ela
reflexin, a partir del cual llegamos a las cond,IcIOnesde posibilidad
que acabamos de hallar (esa experiencia podna pon.erse en duda, y
aquella suposicin caprichosa podra desechar~e): Sino q~e para la
concebibilidad misma de un conocimiento a pnorI se reqUiere,.como
condicin, laforma subjetiva delasensibilidad que hemos est~dIado; y
de esta subjetividad se desprende inevitablemente la doctrina de la
idealidad transcendental del espacio ydel tiempo.
mente dadas est determinada por laforma apriori delareceptividad,
ysinconsiderar las "cualidades secundarias" que dependen, como ma-
teria, de lacomplexin contingente de los rganos sensoriales de cada
cual. En contraste con la mera subjetividad de lasensacin (subjetivi-
dad material), lasubjetividad formal delos fenmenos no es obstculo
para que las representaciones cognoscitivas referentes a ellos tengan
validez universal (intersubjetiva). Muy al contrario, precisamente por
estar fundado en principios a priori de la intuicin pura, el conoci-
miento delos fenmenos puede llegar aconvertirse en ciencia demos-
trativa cierta?9
21. Fenmeno y mera apariencia. Refutacin del idealismo (Ed.
Acad, XX, 269).
Esta doctrina de la idealidad transcendental del tiempo ydel espa-
cio vaindisolublemente unida alade la realidad emprica de ellos: al
exponer esta ltima, el texto ofrece una explicacin ~laradelo que h.a
deentenderse por fenmeno. Fenmenos son.los objetos d~los senu-
dos considerados como intuiciones --es decir, en la medida en que
estn dados en la sensibilidad- pero teniendo en cuenta sio la de-
pendencia desuforma respecto de lanaturaleza s~bje~i~adel sent.do;
esto es, teniendo en cuenta que laforma deestas mtuiciones efectiva-
El contraste entre la subjetividad transcendental del fenmeno yla
subjetividad de la imagen material sensorial constituida por la sensa-
cin (o, desde otro punto devista, el equvoco al que podra llevar la
palabra alemana con queseexpresa el concepto "fenmeno") hace ne-
cesario diferenciar el fenmeno aqu definido, delamera aparenca.P"
Esta es la tarea que emprende el prrafo siguiente
31
para llegar final-
mente a una formulacin de la realidad emprica del espacio y del
tiempo que ~ermite disipar toda sospecha de idealismo en el sentido
de Berkeley. 2Pero antes de alcanzar esta conclusin, setoca lacues-
20. La realidad emprica del tiempo y del espacio. El fenmeno (Ed.
Acad. xx, 268-269).
29Ed, Acad. XX, 268s. Recurdese ladoctrina delosjuicios deexperiencia y losjuicios
depercepcin enProlegmenos 18Y 19, Ed. Acad. IV, 297ss.
30 Fue precisamente la necesidad de considerar esta mera apariencia por s, y de dar
cuenta de ella, lo que lleva Kant (segn Prauss, G.: Erscheinung bei Kant. Ein Problem
der "Kritik der reinen Vemunft", Berlin, 1971, 9, esp. pp. 14S ss.) aelaborar lateora de
losjuicios depercepcin expuesta en el pasajecitado deProlegmenos (18). Vase Du-
que: suedicin delosProgresos, p. 60, notas 17y18.
31Ed. Acad. XX, 269.
32Laverdadera refutacin del idealismo no est, sinembargo, en laafirmacin delare-
alidad emprica del fenmeno; sino que fueofrecida antes, asaber, cuando sereconoci
laincapacidad de nuestra facultad cognoscitiva para alcanzar las condiciones ltimas de
nuestro conocimiento de objetos. Pues entonces, al establecer un lfmue al progreso de
nuestro conocimiento, se denunci la ilegitimidad de todo enunciado referente a lo que
queda del otro lado deese Ifmite: tambin lailegitimidad del enunciado idealista que di-
ceque msalldel nohaynada.
noserefiere Paton para comentar: "No sepuede decir que laposicin deKant, tal como
est expresada aq~, tenga la certeza demostrativa que pretende tener" (Paton, H. J ::
Kant's Metaphysic 01 Experience, London/New York, 1970 (S8 ed) tomo 1, p. 18~). RI-
chard Kroner observa (en coincidencia con lasreflexione~deA Riehl que.h~moscitado)
que el argumento que determina que intuicin y ent~ndlmle~to s~n condlc.lOnes.deuna
experiencia posible es concluyente; pero que siguen Siendohipotticas la.exlstencla~f~c-
tvay lalegitimidad del conocimiento emprico (Kroner, R.: Von Kant b I S Hegel, Tbin-
gen, 1977(3
8
edicin), tomo 1,74ss.).
28Ed. Acad. XX, 268.
42 43
tin dela"cosa ens en sentido emprico", que haba sido tratada en la
Critica de la razn pura~3
En el lenguaje de la experiencia empleamos el par de expresiones
'apariencia' y 'cosa en s' para distinguir respectivam~~te entre el as-
pecto meramente subjetivo de un fenmeno (el arco ms ysus color~s,
oel aspecto abovedado del cielo) yaquello que es el fundamento obje-
tivo deestos fenmenos slo subjetivos (en los ejemplos menciona~os,
respectivamente las gotas de lluviay la refraccin de la luz, y.el cielo
con todas sus estrellas). En sentido transcendental, en cambio (yen
conformidad con la doctrina de la idealidad transcendental del espa-
cio), aun aquello que ea sentido emprico o en "sentido fsico:'
llambamos una cosa en s, es un mero fenmeno, quedando el trmi-
no 'cosa ens' reservado para el fundamento incognoscible deste. Pe-
ro esto que en sentido transcendental llamamos fenmeno no es
idntico alo que en sentido emprico llambamos "mera apa.rien~ia";
sino que tambin aquel fundamento objetivo delamera apanencla, ~l
que denominbamos (en sentido empirico) "cosa en s:', ~e:, en sent~-
do transcendental, fenmeno, sinmenoscabo desu objetividad o reali-
dad emprica.
22. Transicin al examen del entendimiento. El sentido interno (Ed.
Acad. XX, 269).
En lacontinuacin del text0
34
seemprender el examen del sentido
interno, como ampliacin del tema delasensibilidad. La di~tincinen-
tre sentido interno yapercepcin seaprovechar para reahzar el pas~-
je al examen del entendimiento, pasaje que en losProgresos es ms di-
recto que en la Crtica de la razn pura, lacual presentaba un abrupto
. 1 An 1" 35
corte entre laEsttica y a aruca.
El examen del sentido interno tendr por tema laautoconciencia y
laparadoja que sta llevaconsigo. Este tema sehaba anunciado ~aan-
tes que secomenzase aexplicar laidealidad transcendental del tiempo
- y del espacio;36su desarrollo en el pasaje que vamos a examinar se
ver interrumpido por un tema subsidiario, intento de determinacin
ms precisa delosubjetivo delaforma delasensibilidad. Esto subjeti-
vo se explicar como "forma derepresentacin": como aquella forma
derepresentacin deacuerdo conlacual nuestro sentido esafectado, y
que es el fundamento del carcter fenomnico delos objetos del cono-
cimiento (inclusiveel objeto interno, el alma). Ms adelante, enlasec-
cin que llevael ttulo "De losconceptos apriori", seretomar el exa-
men de esta forma subjetiva de lasensibilidad, para mostrar su estre-
chaasociacin conlaactividad sinttica del entendimiento?7
23. Laparadoja del sentido interno
38
(Ed. Acad. xx, 269-271).
La paradoja consiste en queyo (el yoque piensa, el yo que es siem-
pre sujeto) soy para m mismo un objeto de la intuicin, distin-
guindome as de m mismo. Sera contradictorio, dice Kant, que hu-
biera un dobleyo;39ysinembargo parece desdoblarse el yoen sujeto y
objeto: en sujeto pensante lgico, apercepcn pura, por un lado, yen
objeto delapercepcin, objeto del sentido interno, por otro lado.
Es sta verdaderamente la paradoja? Si as fuera, Kant lo resol-
vera todo muyfcilmente, conslo decir, como en efecto lo haceen la
misma pgina que estamos leyendo: no hay tal doble personalidad; si-
no que lapersona (el sujeto) cognoscente (el yoque piensa yque intu-
ye) es uno, yel yo intuido es un objeto como cualquier otro. La para-
doja slo empieza aqu. Porque este objeto intuido por m no es un
33Critica de la razn pura, A 45=B63.
34 Ed.Acad. XX,269: "Pero en la teora detodos 101objetOl de 101sentidOl como me-
ros fenmenos ...".
35DeVleeschauwer, La dduction, III, 467.
36Ed. Acad. XX,268: "Slo deseo observar ......
37De Vleeschauwer (La dduction, m, p. 470s.) hace notar que el pasaje que comienza
"Lo subjetivo en laforma delasensibilidad.;." (Ed, Acad. XX,269)interrumpe laconca-
tenacin lgica de la argumentacin; pero no puede encontrarle en el texto otro lugar
mssatisfactorio.
38La paradoja del sentido interno est tratada en lasegunda edicin de la Critica de la
razn pura, B 67SS., Yluego especialmente en B 152ss. En lamisma obra aparece consi-
derada en ambas ediciones del captulo de los Paralogismos, A 341SS., B 399SS., especial-
mente enA 398ss.,y en B428-430. Tambin tocael tema laAntropologia en los4,7,Y
24. En conexin con ella hay que ver tambin los Primeros principios metafisicos de la
ciencia de la naturaleza, Ed.Acad. IV, 471.Vase tambin el curioso paralelo de Me-
tofisica de las costumbres, Doctrina delavirtud, 13, Ed. Acad. VI, 439,nota.
39
Antropologia, 4, Ed.Acad. VII, 134, nota.
44 45
objeto cualquiera, sino que es mi propio yo; y con respecto a esta si-
tuacin se plantea la pregunta propuesta en la Crtica de ~arazn pura:
Cmo puede un sujeto intuirse a s mismo, por dentro?4
La solucin dada a este problema toma en cuenta algunos elemen-
tos establecidos previamente: la pasividad d~la intuicin requ~ere que
para una autointuicin haya una autoafeccin. Se o~onen a~l, en un
primer momento, un sujeto activo, afectan te, y un sujeto pasIvo, afec-
tado. Pero a su vez es el mismo sujeto activo afectante el encarga~o de
reunir las representaciones que la afecci~ efectuada _por. ~l mismo
provocara en el sujeto pasivo, pa~a que C?nfIguren una intuicin (sl?
mediante esta reunin del matenal sensible dado se produce conocI-
miento). Por otra parte, es impropio ha?lar, como lo es~a~os haci~n-
do, de dos sujetos, uno activo y otro pasiVO(en eso,cons~stlf~ precisa-
mente la .contradiccn sealada en la Antropologiay: SI hubiese algo
as como un sujeto pasivo, no sera necesario el re~ger y .unificar las
afecciones para obtener un autoconocimiento del sujeto, .Sl~? que esa
autointuicin se dara ya con la sola afeccin. Pero la sensl~lhdad sol~,
lo sabemos, es ciega; no puede ser consciente de sus propIOs contem-
dos,41 y no alcanza entonces nunca la posibilida~.de llamarse yo, esto
es, de ser sujeto.
42
Slo el entendimiento la unifica de modo que las
representaciones de mi sensibilidad puedan llamarse "mas", esto es,
pertenezcan a un sujeto.
43
~ ind.ispensable la interve~ci~ del e,nte.n-
dimiento para que haya conciencia, en general, y conciencia de SI mis-
mo en particular.
No sera entonces de esperar que el yo transcendental, el yo pen-
sante tuviera inmediata conciencia de s mismo; sin necesitar dar el
rode~ por la sensibilidad? El que no ocurra .as es otra d~las maneras
en que se nos manifiesta la paradoja; en reahdad, es la pnmera manera
en que se ha manifestado ya en el prrafo pre~dent~: n~da es ms ex-
trao que el que yo, como objeto de mi pr?pl0 sentido mterno~ ~enga
que conocerme tan slo como fenmeno; 19ualm~nte, en la Crttica de
iarazn pura se plantea la paradoja en estos trminos: cmo es que el
40 Critica de la razn pura, B68.
41Sobre esta interpretacin de la ceguera de la sensibilidad, vase Lgica, V, Ed. Acad.
IX, 33,Y Antropologia, 5, Ed. Acad. VII, 135.
42La misma formulacin de los Progresos en Antropologia, 1, Ed, Acad. VII, 127.
43 Critica de la razon pura, B 160 s., nota. Ce. de Vleeschauwer, La dduction, I1I, 468.
sentido interno nos hace conocernos tan slo como nos aparecemos a
. 44
nosotros mismos, y no como somos.
Lo ms que me da la apercepcon es la conciencia de que existo; no
me hace conocer cmo soy, ni tampoco cmo me aparezco: esta repre-
sentacin de que existo en un pensamiento y no un conoctmento."
Por eso nuestro texto dice que no podemos conocer absolutamente na-
da acerca de la naturaleza del yo lgico, sujeto de la apercepcin, por
ms que sea una representacin a priori (de la que podra esperarse un
conocimiento independiente de todo dato sensible); no podemos co-
nocer nada, mientras nos falte la afeccin.
46
Cuando, en cambio, la actividad espontnea del yo lgico se dirige a
una multiplicidad dada, para sintetizarla, entonces se dirige al sentido
interno y lo afecta (porque aquella multiplicidad dada estar dada en
el sentido interno). Esta afeccin se produce al "poner" el entendi-
miento sus representacones+' (al recogerlas, recorrerlas y reproducir-
las en la sntesis); equivale a una determinacin del sentido interno por
parte del sujeto de la sntesis.
48
Al recoger el entedimiento las repre-
sentaciones provenientes del sentido externo (que vienen a ser la ma-
teria propia del sentido interno), al sintetizarlas e incorporarlas a la
unidad de la conciencia, ejerce acciones sobre el sentido interno, y as
lo afecta a ste, hacindose de este modo fenmeno l mismo; lo que
tengo entonces es un fenmeno psicolgico: el yo percipiente, Como a
44 Critica de la razn pura, B 152s. Vase Paton, H.: Kant's Metaphysic 01 Experience,
London/New York, 1970, 11,398.
45 Critica de la razn pura, B158.
46 Ce. Paton, H. J .: Kant's Mctaphysic af Expcrience, Il, 404: "Para conocemos a nosotros
mismos no slo debemos pensar y ser conscientes de ese pensar: nuestro pensamiento
debe, adems, 'afectar' el sentido interno mediante la sntesis trascendental de la imagi-
nacin".
47 Critica de la razn pura, B 67 s.
48 De "determinacin" se habla aqu porque al unificarse el tiempo en un tiempo nico
por la intervencin del entendimiento (como se ve en Critica de la razn pura B 160/161
nota, y como lo requiere el primer principio transcendental, A 116)cada instante adquie-
re una posicin relativa con respecto a cualquier otro; de modo que no se puede ya ha-
blar de un "instante cualquiera" (como no sea en la abstraccin), porque cada instante
est determinado con respecto a todo el tiempo (puede recibir, por ejemplo, un numero
que lo identifique). AsI, al prestar unidad a la intuicin pura del tiempo, el entendimien-
to lo determina, y "el yo sensible es determinado por el intelectual" (Progresos, Ed, Acad.
XX,270).
46
47
todo fenmeno, a ste tambin lo puedo conocer (empricamente).
Las percepciones de este yo psicolgico sesometen a las condiciones
del tiempo, y la aprehensin de estas percepciones se somete por su
parte a las funciones de sntesis que estn en estado puro en el yo
transcendental (esto es quiz loque quiere decir laltima frasedeeste
prrafo: "siendo determinado el yo sensible por el intelectual, para la
acogida de aqullas en la conciencia".49El texto caracteriza al yo psi-
colgico como "sujeto delapercepcin"; loque equivale adecir: como
realizador deos enlaces que seexpresan enjuicios de~ercepcin. Por
eso, el contenido del pasaje que estamos considerando o podra expre-
sarse de la manera siguiente: La aprehensin es temporal; ocurre en
un orden enteramente subjetivo que equivale aaqul en el que el suje-
to es afectado por las percepciones (aqu trmino equivalente asensa-
ciones o impresiones); pero, por otro lado, la intervencin determi-
nante del yo intelectual, al incorporar laspercepciones alaconciencia,
las enlaza en conexiones objetivas (diferentes del orden delaaprehen-
sin) ordenndolas en un tiempo nico; de este modo se puede tener
conocimiento del yo (yno solamente desus contenidos perceptivos).
Como ilustracin de esto se ofrece
51
un ejemplo similar al que se
haba propuesto en laCrtica de la razn pura ,52 slo que mientras all
49La expresin 'acogida en laconciencia' podrfa querer decir "acogida en laconciencia
emptrica", y entonces el enlace de percepciones as realizado tendrfa validez slo subjeti-
va (Critica de la razn pura, B 140), por ms que, como todo enlace, se realizara ste
tambin de acuerdo con las nicas formas posibles de enlace (las de las funciones de
sntesis). As obtendrfamos el juicio de percepcin de los Prolegmenos. Pero es ms
probable que se refiera Kant aqu alaacogida en una conciencia en general; entonces, el
enlace delaspercepciones noslo seefecta deacuerdo con los modelos propuestos por
las funciones de sntesis, sino que estas funciones, como funciones de una conciencia en
general, conectarn ellas mismas, activamente, lo aprehendido, enjuicios.de validez uni-
versal yobjetiva(juiciosdeexperiencia; Critica de la razn pura, B 142, Prolegmenos, 18).
Puesto que al principio del prrato se ha hablado de los "conocimientos" de que es
capaz o susceptible el yo emprico, lasegunda posibilidad (la de laacogida en una con-
cienciaengeneral) debe ser laque aqu setiene encuenta; pues ene. otro caso no habra
conocimiento, sino enlaces asociativos devalidez slo subjetiva.
50Es el prrafo que comienza: "Pero el yoenlasegunda significacin (como sujeto dela
percepcin) ...". Progresos, Ed. Acad. XX, 270.
51 Progresos, Ed. Acad. XX 270, ltimo prrafo: "Cualquier observacin...".
52B 156/157, nota. Ver tambin el yacitado pasaje dePrimeros principios metafisicos de
la ciencia de la naturaleza, Ed. Acad. IV, 471: "yalamismaobservacin altera y deforma
el estado del objeto observado". If,.
48
lafinalidad del ejemplo parece ser mostrar laautoafeccn, en nuestro
te~to el ejemplo parece ms bien servir para mostrar que el conoc-
miento de nosotros mismos es conocimiento de un femmeno, y no
del yoen s.
Cmo hemos de efectuar el experimento que se menciona en el
ejemplo? En laCrtica pareciera que cualquier acto deatencin sirvie-
separa ello; porque con laatencin, el entendimiento unifica lamate-
rias~nsi?l~(c~ntenida en ~l sentido interno) demodo que. llegue aser
una IntUICInInterna. Y aSI ocurre una afeccin del alma, delacual el
eje~plo de laCrtica no dams explicaciones, sino que dice que laad-
vertlf~cualquiera que haga el experimento. En nuestro texto sepreci-
sameJ or .el acto deatencin apropiado. Debe ser una observacin psi-
colgca interna; pero no un mero advertir contenidos en el sentido in-
terno; sino que debe ser una observacin efectuada activamente por
nosotros. Una caracterizacin todava ms precisa deesta observacin
psicolgica nos laofrece Kant en laAntropologa: ha de ser una reco-
lecci.~metdica de lo percibido en nosotros mismos, tal que pudiese
sunumstrar el material para un diario ntimo. 53Con este acto de aten-
cin afectamos, segn senos dice, el sentido interno. Todos los conte-
nidos ~ue as ,a?vierte nuestra atencin forman parte de la repre-
sentacin .empm:a de nu~stro estado: no solamente las intuiciones y
lassen~aclOnes,SIllOtambin los pensamientos, considerados aqu co-
mo aCCl~ente~,~flyo. Esto nos permite observar "el juego denuestros
pensamientos y, ms precisamente, observar los actos del entendi-
miento por los cuales unificamos la materia sensible interna' actos
sintticos cuyaregla queda plasmada en laconfiguracin que 1;hacen
adoptar a la materia sensible. Actos que as llegan a formar parte del
contenido emprico del sentido interno, pudiendo nosotros entonces
conocerlos yconocernos por ellos. La mera conciencia intelectual del
acto de espontaneidad secompleta as con laintuicin sensible de m
53
Antropologfa, 4, Ed. Acad. VII, 132. Paton (en: Kant s Metaphysic 01 Experience Lon-
don/N~w York, 19~0(~a ed.), n,397 nota 4) compara este acto de atencin sobre los
contenI~os del senll~o interno, con el i~t~nto de observar las imgenes que hubiese en
un~I?CJ o,pero consderandolas en su bdimensionalidad, como modificaciones de lasu-
perficie reflectante.
54 Critica de la razn pura, B405.
49
mismo, que es lacondicin para que aquella concienciaque era slo
pensamiento) llegueaser unconocimiento dem mismo?
As conoceramos el fenmeno del yo transcendental. La materia
sobre la cual se ejerce su accin es el contenido del sentido interno;
contenido que asuvez losuministra el sentido externo.
25. Intuici6n pura, determinaci6n y sntesis (Ed. Acad. xx, 271).
24. Las condiciones de posibilidad de los juicios sintticos a priori,
11:los conceptos (Ed. Acad. Xx, 271).
La doctrina de la realidad emprica e idealidad transcendental del
tiempo y del espacio deca que todos los objetos de la experiencia se
intuyen de conformidad con las formas de la sensibilidad: que todos
los objetos son fenmenos, y no cosas en s. La forma de lasensibili-
dad viene a ser as la forma de los objetos; pero con esto deja de ser
una formavaca, el inventario demeras relaciones posibles:
58
sevuelve
una forma determinada. La determinacin, yalo hemos visto, consiste
en una actividad espontnea sinttica del entendimiento: consiste en
juzgar snttcameniei" En el ejemplo que pone Kant aqu, la deter-
minacin del espacio puede describirse como un sealamiento de la
posicin relativade esa porcin deespacio con respecto alos espacios
contiguos, yfinalmente con respecto al espacio nico (unificado por el
entendimiemo).60 Pero tambin dentro delaporcin deespacio deter-
minada, la multiplicidad se ha agrupado (sintetizado) de acuerdo con
una regla que le presta unidad aesa porcin de espacio, a lavez que
establece sus lmites. En conclusin: la representacin de un espacio
determinado llevaconsigo larepresentacin delacomposicin, que no
esoriunda delasensibilidad, sino del entendimiento.
Habiendo buscado, segn el programa trazado al plantear las pre-
guntas, las condiciones de posibilidad de los juicios sintticos a priori
por el lado delaintuicin, ydespus dehaber discutido algunos delos
problemas (como el de la intuicin interna) que se presentan en este
respecto, se emprende ahora en el texto el examen de las condiciones
de posibilidad de los juicios sintticos apriori por el lado de los con-
ceptos~6 Esto conducir a una deduccin metafsica de las categoras.
La arfumentacin se apoyar en el concepto de sntesis (o composi-
cin). .
55 Critica de la razn pura, B 157.
56Ed. Acad. XX, 271.
57 De Vleeschauwer: La dduction, Ill, 467, afirma que esta primada del concepto de
sntesis se debe a la influencia de J akob Sigismund Beck, quien habra propuesto una
reorganizacin de laestructura interna de ladoctrina del criticismo, con el propsito de
superar ladivisin entre la Esttica y la Analtica. "Dado que no se puede construir la
doctrina de laintuicin apriori sinel concurso constante delaAnaltica, lecorresponde
aesta ltima parte suministrar el principio universal del que sederiva todo el criticismo"
(loc. cit.). Recordemos, no obstante, que yaen ladeduccin metafsica de 1781el con-
cepto de sntesis tena un lugar destacado, aunque no estuviera empleado (como aqu)
como principio nico para unificar la doctrina de lasensibilidad y ladel entendimiento
(vaseCritica de la razn pura, 10).
Flix Duque ("Estudia preliminar" citado, p. LVy nota 73) estudia con detalle lacorres-
pondencia entre Kant y Beck acerca deeste punto, y basndose en unacarta de Kant del
20de enero de 1792concluye que "salvo que el trmino Zusammensetzung se hallara en
lacarta perdida de Beck, haypues que afirmar que es Kant quien brinda aaqul trmino
yconcepto [...] sobre el que basar Beck suStandpunkilehre. Por lodems Kant yahaba
tratado el tema en laEntdeckung (VIII, 201 ss). Ver tambin sobre esto F. Duque; su
edicin delosProgresos, p. 62, nota 27.
En desacuerdo con de Vleeschauwer se manifiesta Humphrey, T., en: h'nmanuel Kant:
What Real Progress Has Metaphysics Made in Germany since the Time of Leibniz and .
Wolff? NewYork, 1983, introduccin del traductor, p. 41nota 19.
50
26. El conocimiento de la sntesis; sus condiciones (Ed. Acad. xx,
271).
Despus dehaber planteado as el hecho delacomposicin, proce-
de Kant a estudiarla a sta, como concepto que es, y condicin de la
posibilidad de la representacin de espacios o tiempos determina-
dos?} Primero distingue larepresentacin delacomposicin, diferen-
cindola de las representaciones intuitivas. La composicin misma no
es algo que se intuya, ni siquiera en ocasin <lela intuicin de algo
compuesto (layuxtaposicin delas partes del espacio o del tiempo, tal
como sedaen la intuicin, lo mismo podra ser una composicin que
58 Critica de la razn pura, B 66 s.
59Ed. Acad. XX, 268. ce. nuestro 23, nota48.
60Comprese Progresos, Ed. Acad. XX, 276.
61Ed. Acad. XX, 271: "Ahora bien, larepresentacin delocompuesto ...".
51
una disgregacin). Para representarnos locompuesto no nos valelain-
tuicin, sino que necesitamos un concepto que debe ser independiente
dela experiencia, yaque larepresentacin de lo compuesto no lareci-
bimos, sino que laefectuamos con un acto de laespontaneidad (snte-
sis)~2
Este concepto bsico yace a priori en el fundamento de todos los
conceptos deobjetos delossentido.s. Si bien ~scon~fto deuna~ccin
nica, equivalente para toda sn,te~Isque re~lIce!ll.os'64adopta diversas
modalidades al aplicarse alo mltiple delaIntuicin:
latabla completa de las variedades de los juicios, una tabla completa
. 67
deaquellos conceptos apnon. .
27. Las categoras (Ed. Acad. XX,271).
28. Losjuicios y lacondicin suprema intelectual delaposlbilidad
del conocimiento apriori (Ed. Acad. XX, 271-272).
Llegamos as al prrafo en el que ha deculminar esta seccin. Aqu
sebuscar lacondicin delaposibilidad delasntesis efectuada por el
entendimiento, con lo cual sealcanzar el objetivo del regreso analti-
co:
62 Critica de la razn pura, 15, B 129 s.
63 Critica de la razn pura, B 130: "Fcilmente se advertir que esta accin originaria-
mente debe ser nica, equivalente para todo enlace".
64Por otra parte, lasntesis reconoce una condicin de laque depende: launidad de la
apercepcin. De esto setratar enseguida.
65Ocurri en Critica de la razn pura, 19.
66 Critica de la razn pura, A 69 =B 94.
52
"El entendimiento muestra sufacultad solamente en los juicios, los
cuales no son otra cosaque launidad delaconciencia en larelacin de
los conceptos en general, sin que se determine si aquella uni~a~es
analtica o sinttica. Ahora bien, los conceptos puros del entendimien-
to, conceptos delos objetos en general dados en laintuicin, so~pre-
cisamente estas mismas funciones lgicas, pero slo en la medida en
que representan a priori la unidad sinttica de la apercepcin de lo
mltiple dado en una intuicin en general; as pudo ser formulada de
manera completa la tabla de las categoras, paralela a aquella tabla
lzi ,,68
glca....
Setrata aqu deexplicar laposibilidad del juicio, esto es, laposibili-
dad de establecer, entre conceptos, relaciones diferentes de la mera
asociacin; laposibilidad deconexiones deconceptos convalidez obje-
tiva.
Hemos dicho yaque todas las funciones del entendimiento pueden
reducirse al juicio. El juicio sedefine aqu de manera abreviada como
launidad de la conciencia en la relacin de los conceptos en general.
Esto quiere decir
69
que no slo tenemos en el juicio una relacin entre
conceptos (tambin hay relacin entre conceptos en el caso de "aso-
ciaciones de ideas"); sino que es una relacin fundada en la unidad de
la conciencia. En el juicio nos representamos esta unidad de la con-
Las diversas modalidades de la composicin (sntesis) se expresan
en otros tantos conceptos que yacen a priori en el entendimiento, y
queseaplican necesariamente atodos los objetos dados alos sentidos.
Estos conceptos son las categoras: conceptos propios del entendi-
miento, e independientes de la experiencia; conceptos intelectuales
puros detodos losobjetos que puedan presentarse anuestros sentidos.
Pero los modos delacomposicin son "modos de launidad sintti-
ca de la apercepcin de la multiplicidad dada en la intuicin". Esta
afirmacin presupone una discusin que no ha tenido lugar aqu?5 y
adelanta el momento culminante deesta investigacin delas condicio-
nes de la posibilidad de los juicios sintticos a priori del lado de los
conceptos, al adelantar el concepto de unidad sinttica de la apercep-
cin.
Como toda actividad del entendimiento, la actividad sinttica de la
que aqu hablamos puede reducirse al juzgar.
66
Por consiguiente, todas
rasformas posibles de lasntesis realizada por el entendimiento sern
otras tantas formas del juzgar. Esto permite tener, dado que poseemos
67 Critica de la razn pura, A 79 s. = B 105.
68Ed. Acad. XX, 2711272.
69 Critica de la razn pura, B 19.
53
ciencia70 en relacin con representaciones diferentes, y conello "lleva-
mos" lasrepresentaciones alaunidad delaapercepcin.
71
.(Puesto que
launidad de laapercepcin seejerce siempre slo enjuicios, sepuede
decir tambin deesta manera abreviada, como lo hace Kant aqu, que
losjuicios son launidad delaconciencia.) "Llevar alaunidad delaau-
toconciencia" significareunir los conceptos desujeto y predicado, pe-
ro no detal modo que estn meramente juntos en una conciencia sub-
jetiva, sino detal manera que suunificacin est fundada en launidad
transcendental delaapercepcin; esta unificacin seproduce gracias a
la referencia necesaria de las representaciones al yo pienso nico. Por
ello, la unidad de las representaciones en el juicio es objetivamente
vlida: es -{) pretende ser- una unidad en el objeto, y no slo en la
conciencia.
72
Al alcanzar as launidad de laconciencia (en los juicios) sealcanza
la suprema condicin de posibilidad de los juicios sintticos a priori.
Con esto llega.asuconsumacin el movimiento regresivo emprendido
segn el mtodo analtico, y queda respondida la primera pregunta,
que indagaba la condicin de posibilidad de la sntesis de repre-
sentaciones enel juicio sinttico apriori.
dada en la intuicin. Este desacuerdo es slo aparente. Al dejar inde-
terminado si launidad delaconciencia en larelacin delos conceptos
es analtica o sinttica, seadmite que puede ser cualquiera de las dos
cosas, o ambas. Ahora bien, es la misma accin del entendimiento la
que sevale delaunidad analtica (es decir, delaunificacin por notas
comunes) 73 para producir laforma deunjuicio, y(aplicada alamulti-
plicidad de laintuicin en general) sevalede launidad sinttica de lo
mltiple dado en laintuicin para referirse aun objeto. Las funciones
lgicas ejercidas por el entendimiento son las mismas en ambos casos
(por ello sepudo ex~raerdelatabla delosjuicios ladelas categoras).
En el primer caso launificacin produca la mera forma de un juicio,
esto es, setrataba de una unificacin slo lgico-formal; mientras que
en el segundo casoseejerci una unificacin transcendental:
74
unifica-
cinque pertenece tanto al conocimiento como asuobjeto.
75
30. Synthesis intellectualis (Ed. Acad. XX, 272).
29. Unidad sinttica y unidad analtica (Ed. Acad. xx, 271 s.).
En este mismo prrafo nos hace observar Kant que los conceptos
puros del entendimiento representan apriori launidad sinttica de la
apercepcin de lo dado en una intuicin en general. Esto, como vere-
mos enseguida, es una indicacin acerca de la independencia del en-
tendimiento respecto delasensibilidad, ycontribuye alafundamenta-
cin de la posibilidad de unpensar que se ejercer sobre un dominio
msamplio que aquel delaexperiencia sobre el que seejerce el cono-
cer. Ello seexpresa en el prrafo sguente.? al decir que lascategoras
no presuponen una determinada especie deintuicin: no estn ligadas
ni siquiera alas formas denuestra sensibilidad, al espacio yal tiempo.
Como formas del pensar, se refieren tan slo aun objeto de la intui-
cin en general, decualquier especie que sta pueda ser. (Con una in-
tencinparecida alaque aqu nos hace hablar delaintuicin en gene-
Llamar laatencin el final delafrasecon laque sedefinen losjui-
cios: "sin que se determine si aquella unidad es analtica o sinttica".
Esto parece estar en desacuerdo con lo expresado pocas lneas antes,
cuando se haca aparecer a los conceptos a priori como expresin de
los modos de la unidad sinttica de laapercepcin de la multiplicidad
70 Lgica, 17, Ed. Acad. IX, 101: el juicio es la representacin de que la conciencia de
distintas representaciones es una.
7.1 C!rltica de la razn pura, B 141: "Un juicio no es otra cosa que el modo de llevar cono-
cimientos dados, a la unidad objetiva de la apercepcin",
72 Esto supone una deduccin transcendental que explique cmo es que la unidad
sinttica originaria de la apercepcin es el fundamento de la objetividad; tal explicacin
ser el contenido de la "secci6n primera" n. Por ahora s610 buscamos respuesta a la pri-
mera de las dos preguntas planteadas en Ed. Acad. XX, 266: buscamos slo la condici6n
de posibilidad de la sntesis de reptesentaciones en un juicio; no buscamos todava la
C?ndici6n de la posibilidad de la sntesis de lo mltiple en un objeto. Buscamos las condi-
ciones del pensar, no las del conocer (cf. Critica de la razn pura, B 145 s.).
54
73 Unidad analtica de la conciencia: Critica de la razn pura, ~ 133/134, nota.
74 Critica de la razn pura, A 78 = B 104.
75 La unidad de las representaciones en un juicio analitico es tambin una unidad
sinttica, y a ella se aplica tambin lo dicho aqu en general sobre los juicios. cr. Critica
de la razn pura, B 131, nota.
76 Ed. Acad. XX, 272: "Hay que notar, sin embargo .,",
55
ral, 'sedijo en pginas anteriores 77 que era necesario pensar una intui-
cin que no estuviese sometida a condiciones de la sensibilidad.) La
sntesis operada as por lascategoras sobre una multiplicidad intuitiva
en general sehaba llamado en laCrtica de la razn_pura "synthesis in-
tellectualis;,78 para distinguirla de lasynthesis speciosa, que sedirige a
lamultiplicidad deuna intuicin sensible basada en lareceptividad.
Con esta exposicin delasfunciones desntesis apriori, ydelauni-
dad sinttica de la apercepcin, queda completada labsqueda de las
condiciones de la posibilidad de los juicios sintticos apriori tambin
por el lado del entendimiento. Con ello seha respondido alaprimera
de las preguntas por las condiciones de la posibilidad de los juicios
sintticos apriori, planteada al comienzo deesta seccin. Secierra as
esta primera etapa delaexposicin delafilosofatranscendental.
31. Mirada retrospectiva y prospectiva (Ed. Acad. XX, 272-273).
posibilidad de todos los conocimientos apriori en general, con lo que
seabarca tambin aquel particular conocimiento apriori que es lame-
tafsica. Precisamente se trata de fundar la posibilidad de sta, como
conocimiento a priori.
79
La metafsica por su parte pretende extender
el dominio de la razn pura hasta el campo de lo suprasensible. En
ello consiste la finalidad ltima de la razn pura. Que se trata de un
"salto peligroso" porque no hay continuidad en un mismo orden de
principios, lo repetir el tercer manuscrito.
80
Que el trnsito hade re-
alizarse a pesar de todo, es algo que se dice aqu mismo, al presentar
unavez ms los tres estadios.
Cul ser la"doctrina delasabidura" llamada arealizar el trnsi-
to a lo suprasensible? Setrata de una doctrina prctico-dogmtica en
la que se renen los resultados de la Crtica de la razn pura, de la
Crtica de la razn prctica ydelaCrtica del Juicio. Laveremos al estu-
diar el estadio correspondiente al criticismo.
Queda pendiente, sinembargo, una segunda pregunta: laque sere-
fiere' alas condiciones delaposibilidad delaaplicacin apriori deese
conocimiento ("cm<?es posible un conocimiento apriori por juicios
sintticos?", deca en Ed. Acad. XX, 266). Por eso parece prematura, y
parece una intrusin en el curso delaargumentacin, laparte que em-
pieza acontinuacin con las palabras: "lafilosofa transcendental, esto
es, ladoctrina de laposibilidad detodos los conocimientos apriori en
general...". Es cierto que el regreso analtico est ahora completo; pe-
ro no es menos cierto que falta una parte importante delaargumenta-
cin, que precisamente est expuesta en lasegunda "seccin primera".
No sepuede decir, por tanto, que se hayaexpuesto "ntegramente" la
losoa transcendental en lo que precede.
En apoyo de la opinin de que este texto tiene carcter intrusivo
puede aducirse tambin el hecho de que el plan que setraza en l no
secumple en lacontinuacin; ni los textos de lasegunda "seccin pri-
mera", ni los quevienen despus, seajustan al plan trazado aqu.
El contenido de este prrafo retrospectivo y prospectivo no ofrece
mayores novedades con respecto alas doctrinas habituales de~idealis-
mo crtico. Presenta la filosofa transcendental como la doctnna de la
77Ed. Acad, XX, 267.
78Critica de la razn pura, BISO.
56
79Aqu la filosofa transcendental seentiende como ontologa: no es la metafsica mis-
ma, sino una preparacin para sta.
80 Ed. Acad, ,XX, 317; vase tambin 324. Sobre el concepto de salto vase Duque: su
edicin delosProgresos, p. 63, nota 33.
57
lA EXPOSICION DE lA FILOSOFIA CRITICA, 11
32. La "seccin primera" 11(Ed. Acad. XX, 273 ss.),
La tarea propuesta al principio dela"seccinprimera" 1eradoble, de
acuerdo con las dos preguntas por las condiciones de posibilidad. Por
una parte, se trataba de investigar las condiciones de posibilidad
delosjuicios sintticos apriori (investigacin que ocup toda la "sec-
cin primera" 1); por otra parte, seplanteaba all mismo el problema:
"Cmo es posible un conocimiento apriori apartir dejuicios sintti-
cos?". Este problema consista en demostrar larealidad (validez) obje-
tivadetales juicios, mostrando que su uso es necesario para laposibi-
lidad delaexperiencia.' Esto eslo que sehar ahora.
En la"seccin primera" 11observamos una primera parte en laque
un anlisis delaexperiencia llevahasta los principios deella; luego un
progreso sinttico conduce desde los principios de la posibilidad del
conocimiento, hasta la experiencia misma, que queda as fundada en
aquellos conceptos e intuiciones puros. Con eso sedemuestra laval-
1Ed. Acad. xx, 266.
59
La deduccin transcendental en los Progresos la introducen cinco
prrafos que en parte constituyen un adelanto delas conclusiones que
sealcanzarn mediante laargumentacin," yen parte son una elabora-
cin por separado y por anticipado de algunos elementos necesarios
para laresolucin del problema.
Las conclusiones se adelantan en el "juicio exponible" con que se
iniciael captulo:
(Unjui~io e~poni?le esaqul ~uecontiene alavez una afirmacin y
u~a negaCl?n). AqUI lo queseafirma es lavalidez objetiva del conoc-
miento racona puro; laparte negativa del juicio limita aquella validez
alossolos objetos delossentidos.
La demostracin de estas proposiciones requerir que se explique
no ~a..~posibilidad delosjuicios sintticos apriori en general, sino la
posibildad deun conocimiento apriori deobjetos delos sentidos. Sin
esta dem~s!r~cin nunca estara~os verdaderamente seguros de que
nuestros J UICIOSacerca de los objetos de los sentidos no fuesen ms
que "un mero juego de la imaginacin o del entendmento.'" La in-
troduccin del concepto de conocimiento marca, como ya hemos di-
cho, el.cambio e? _laorientacin de laargumentacin, que deja de ser
deduccin metafsica para pasar aser deduccin transcendental.
dez objetiva deellos. Laargumentacin vale, pues, por una deduccin
transcendental.
2
La segunda parte es fragmentaria? contiene una contraposicin de
dos intentos deefectuar ladeduccin transcendental delasideas: el in-
tento leibniziano (que no logra empero ir ms alldelalgica formal)
y el intento crtico, que es el delalgicatranscendental y que culmina
en una deduccin transcendental de las ideas con ayuda del concepto
deanaloga.
33. Introduccin aladeduccin transcendental (Ed. Acad. XX,
273-274).
34. Ladeduccin subjetiva. Esquematismo (Ed. Acad. XX,
273-274).
"El alcance del conocimiento terico delarazn pura no seextien-
demsall delos objetos delossentidos.
En esta proposicin, como juicio exponible, estn contenidas dos
proposiciones:
1) que la razn, como facultad del conocimiento apriori de las co-
sas, seextiende hasta losobjetos delossentidos;
2) que la razn, en su uso terico, puede, ciertamente, tener con-
ceptos, pero nunca un conocimiento terico, deaquello que no puede
ser objeto delos sentidos".
Antes de la exposicin de la deduccin transcendental, en los Pro-
gresos se~laboran por separado ladeduccin subjetiva yladoctrina del
esquemattsmo,
Al conocimiento se.10haba definido en la Crtica de la razn pura
como una representacion acompaada de conciencia y referida a un
objeto7. En. nuestro texto seampl~aes.a.dyfinicin agrefando que esa
~epr~~entacIn.est formada por IntUICIny concepto. Mediante la
IntUICInel .0bJ etoes dado, con lo que el concepto recibe un conteni-
do. ~ r~lacInentre e~concepto y su correspondiente intuicin, en el
conocmuento, sedescribe en general como relacin desubordinacin
osubsuncin: el conocimiento eslarepresentacin decmo el concep-
to co~tiene ba~o.s la intuicin de un objeto. En el caso del concepto
de ongen empnco, esta relacin es fcilmente comprensible, porque
el concepto contendr en s mismo, como una de las representaciones
2 Recurdese Critica de la razn pura, B 117: .....llamo deduccin transcendental de los
conceptos apriori laexplicacin del modo como esos conceptos apriori pueden referirse
a objetos" (trad. Garca Morente). Cf. Brven, Henri Clernens: Immanuel Kants Trans-
zendentale Deduktion,Berln, 1913, p. 11: "hacer comprensible lavalidez objetiva de las
formas puras a priori del conocimiento es la tarea de la deduccin transcendental".
Vase en lamismaobra tambin p. 17.
3Consideramos segunda parte deesta seccin el pasajeEd. Acad. XX277-280.
4DeV1eeschauwer: La dduaion, III, 472.
5 Lgica, 31, Ed. Acad. IX, 109.
6Critica de la rozn pura, B 298. Ver tambin B 206s., B 299, B 147.
7.Crftica de la_r~n pura, A 320 = B 377(comprese B 147). Lavalidez objetiva era pro-
piadel conocimiento tambin enladefinicin que apareci en Ed. Acad. XX, 266.
8Comprese Critica de la razn pura, 22, B 146. Vase tambin 14, B 125.
60
61
35. Esquemas y lmites del conocimiento (Ed. Acad. xx, 274).
miento. Con respecto a estos sus objetos propios el conocimiento pue-
d ' di 1 11
e, segun .Ice e texto, proceder de modo dogmtico: puede progre-
sar y amplIa1~e por ~onceptos solos, sin estar ligado a la experiencia
come:fi!ente. Esta mdependencia le permite al entendimiento dictar
a pnon leyes que valen .para objetos de los sentidos, y que valen para
tod~ la ~1~uraleza, conslder~da.como conjunto de los objetos de la ex-
penen CIa. Pero esta amplacon del conocimiento mediante meros
~onceptos s.lo es legtima cuando los objetos que se conocen son ob-
J etos espaclO-!e~porales .. No es vlida tal ampliacin dogmtica de
nuestro conocmuento terico, ms all de los lmites as trazados.
36. Ladeduccin transcendental (Ed. Acad, XX,274-276).
El problema general de la deduccin transcendental (que ya cono-
cemos en su formulacin de la Crtica ~e la raznpura/
4
se plantea en
los Progresos
15
como pregunta por la posibilidad del conocmento
t~r~co d~objetos de los sentidos, entendiendo esta posibilidad en la
slgmfi~cln que he~os.llamado (con Vahnger) gnoseolgica: cmo
es posible que conocimientos (juicios sintticos) a priori concuerden
con la experiencia. Esta pregunta podr tambin formularse: Zcul es
el fundam~nt.o de la Iegitimidad d.emi aplicacin de las sntesis (reali-
zadas a pnon en los J UICIOSsintticos] a los objetos de la experiencia?
(
id" ?)16 La .
qu junst y ; respuest~ se halla resumida en el mismo prrafo:
slo de dos maneras es posible la concordancia del conocimiento con
las cosasF si la experiencia es fundamento del conocimiento, o si ste
11&1. Acad. xx, 274, en el prrafo que comienza: "Pero puesto que todo conocimiento
del cual el hombre...".
12 Critica de la razn pura, A736S.=B764s. Cf. Proleumenos. 26.
1\ O'
. l'rolt:,o(menos, 16.
14ARS _ B 117.
IS l' 1 ,
~ne psrrsro que comienza: "El conocimiento de obietos de los sentidos " Ed
Acad. XX. 274. J ... ,
16 Crlti~a de la razn pura, A 84s. =B 116s. Vase Birven, Henri Clemens: lmmanuel
Kants 1ran.rz~tkntale Dedulaion, Berlin, 1913, pp. 11 Y 13 (Kant-Studien Cuaderno
complcmentano N 29). '
17 Critica de la razn pura, B 166/167, ct, B XVII; B 124 s.; Prolegmenos, 36, Ed.
Acad. IV, 319. Una tercera manera aparece en Critica de la razn pura B 167slo p
ser desechada inmediatamente (cC. Birven, op. cit. p. 13). ,ara
parciales en las que consiste, a su intuicin correspondiente, slo que
con la forma lgica de la universalidad (es decir, no la contendr en su
singularidad individual, sino como nota o caracterstica).
Pero en el caso de conceptos cuyo origen no es emprico, existe una
heterogeneidad entre el concepto y la intuicin, que hace difcil la sub-
suncin o subordinacin; precisamente por ser de origen puramente
intelectual, estos conceptos nunca pueden hallarse en la experiencia?
La relacin entre estos conceptos (las categoras~ y las correspondien-
tes intuiciones ser mediada por la imaginacin, o que debe construir
un simulacro del concepto en la multiplicidad pura temporal, de modo
que el concepto pueda tener con esta multiplicidad pura intuida deter-
minada una relacin semejante a la que el concepto emprico (p. ej. el
de cuadrpedo) tiene con la intuicin emprica (de un caballo). Esto
es el esquema. Para lograr tal cosa, la imaginacin debe sintetizar
aquella multiplicidad pura siguiendo precisamente las reglas de snte-
sis contenidas en el concepto: debe efectuar una sntesis de acuerdo
con la unidad sinttica de la apercepcin pensada mediante la cate-
gora. Esta sntesis es una determinacin a priori de la multiplicidad
intuitiva. Por estar contenida esta multiplicidad en toda repre-
sentacin emprica, es' posible, gracias al esquema, subordinar (subsu-
mir) tambin los fenmenos bajo las categoras.
Precisamente los esquemas son lo nico que permite superar la he-
.terogeneidad de los conceptos puros y los fenmenos. Por eso slo
podrn ser contenido de los conceptos puros aquellos objetos que
puedan vincularse con ellos mediante el esquema: los objetos que obe-
dezcan a las condiciones de la sensibilidad.
La intuicin a priori slo es posible, para nosotros, como espacio o
tiempo. Y los objetos de nuestro conocimiento terico debern ser,
por tanto, fenmenos espacio-temporales, objetos de los sentidos y no
cosas en s mismas. Y esto tanto en el caso obvio del conocimiento
emprico, como en el caso de la ampliacin a priori de este conoci-
9 Critica de la razn pura, A137 =B176.
10 En el texto no se menciona la imaginacin, sino de una manera general la facultad
representativa.
62
63
es (ocontiene) el fundamento delaexperiencia. Delaprimera deestas
dos maneras seexplicalaconcordancia delas representaciones empiri-
cas consusobjetos; no esste el problema que queremos resolver aho-
ra. La posibilidad delaaplicacin deconceptos y principios apriori a
objetos de la experiencia sefunda en que en el conocimiento a priori
estn contenidas tanto lascondiciones deposibilidad delaexperiencia
en general, como las condiciones de posibilidad de los objetos de esa
experiencia18. Estas condiciones son el tiempo, el espacio y las cate-
goras, "las cuales contienen apriori launidad sinttica delaconcien-
cia...". Aquellas intuiciones yaquellos conceptos por los cuales nos ex-
plicamos (en la"seccin primera" 1) laposibilidad delasntesis aprio-
ri en losjuicios, son las condiciones deposibilidad delos objetos alos
que esos juicios. se refieren; de este modo sejustifica laaplicacin de
aquellos juicios asusobjetos.en unconocimiento verdadero.
Sabemos que estas afirmaciones estn suficientemente demostradas
en laCrtica de la razn pura; pero ello no debe ocultarnos el hecho de
que en este texto, por ahora, son meras. afirmaciones necesitadas de
prueba. Por eso sigueahora lapregunta que expresa "el problem.asu-
premo de la filosofa transcendental", pregunta con la c~al comienza
el momento culminante de la deduccin: Cmo es posible la expe-
riencia?19 Por 'experiencia' se entiende aqu "el conocimiento de los
objetos delos sentidos como tales, esto es, mediante representaciones
empricas de las cuales uno es consciente (mediante percepciones en-
lazadas):,20 Precisamente este enlace es el que hace posible la con-
ciencia deobjetos, al hacer posible laautoconciencia~l
Cmo seorigina este enlace? Esta pregunta est formulada dema-
nera explcita poco despus:
22
"De dnde les vienen alos objetos de
18Critica de la razn puro, A 111,B197.
19En Prolegmenos, 36, Ed. Acad. IV, 318,la pregunta suprema de la filosofa trans-
cendental es en cambio: "Cmo es posible la naturaleza misma?". CL Duque: su edi-
cindelosProgresos, p. 65,nota 45.
20 Progresos, Ed. Acad. XX, 274.
21 CL Birven, H.C.: Immanuel Kants Transzendemale Deduktion, Berlin, 1913,p. 28
(Kant-Studien, cuaderno complementario N 29).
22Progresos, Ed, Acad. XX, 275,en el prrafo que comienza: "Pero como, sinembargo,
atales proposiciones ...". Cf. ladoctrina de laafinidad en Crllic~ de ~a rozn pura, A 113.
Antes ha tenido lugar la discusin del empirismo y del racionalismo (Progresos, Ed.
Acad. XX, 275)que' noconsideraremos aqu,
los sentidos laconexiny laregularidad desu coexistencia, tales que le
es posible al entendimiento reunirlos bajo leyes universales, yencon-
trar la unidad deestas leyessegn principios?". Lo que sebusca no es
una descripcin de la generacin del enlace, sino la condicin de su
posibilidad; sebuscaun "principio apriori delaposibilidad delaexpe-
riencia misma". Para hallarlo sesigue en la argumentacin el mtodo
analtico: nos valemos de un anlisis dela experiencia~3 Entre las re-
presentaciones en lasque consiste sta, hayuna sola~ueno pertenece a
lasensibilidad: es larepresentacin de10 compuesto 4. Este concepto
delo compuesto es el que soporta toda laargumentacin de ladeduc-
cin transcendental de los Progresos~5 La composicin es una activi-
dad espontnea que no pertenece alasensibilidad (que es pasiva). Es-
tacomposicin no es necesaria solamente para lasntesis delas repre-
sentaciones en unjuicio (como qued demostrado en la "seccin pri-
mera" 1), sino que selarequiere tambin para laposibilidad delasen-
sibilidad misma: para que sta pueda ser considerada como una multi-
plicidad pura unificada (como unobjeto delaintuicin pura)~
La sntesis de lo mltiple tiene por condicin "el concepto de un
23
Prolegmenos, 20, Ed. Acad. IV, 300.
24 Critica de la razn pura, 15,B 129,YProgresos, Ed. Acad. XX, 271:"el nico con-
cepto fundamental apriori, fundamento de todos los conceptos de objetos de los senti-
dos",
25 Cttca de la razn pura , B 129s.; comprese lateora del objeto en lamisma obra, A
104s.
26 Cf. Critica de la razn pura, B 143Y especialmente B 160/161Y 18nota: "El espacio
representado como objeto ( ...) encierra algo ms que la mera forma de la intuicin, en-
cierra conjuncin delo mltiple..." (trad. Garca Morente). Al estudiar la manera Cmo
lo' conceptos intelectuales podan aplicarse a los objetos empricos (en la elaboracin
anticipada del esquematismo, Progresos, Ed. Acad. XX, 274Y nuestro 35) vimos que
era indispensable para ello la sntesis de la multiplicidad pura. En el pasaje que ahora
consideramos, lanecesidad de launificacin de laintuicin pura por parte del entend-
miento est expuesta como algo casi secundario; pero se trata de un problema funda-
mental. Por esta sIntesis de la multiplicidad de la intuicin sensible de acuerdo con la
unidad sinttica de la apercepcin, el entendimiento puede pensar a priori la unidad
sinttica delaapcrcepcin "como lacondicin alacual deben someterse necesariamente
todos losobjetos de nuestra intuicin (delaintuicin humana)" (Critica de la razn pura,
B 150).Con ello cobran realidad objetiva lascategoras, que pueden as! aplicarse aobje-
tos que nos puedan ser dados en laintuicin. Esta sntesis delamultiplicidad de laintui-
cin sensible es lasynthesis speciosa o sntesis transcendental de la imaginacin (Crttica
de la razn pura, B151).
64
65
compuesto" (la sntesis misma, como producto de la imaginacin, que
es ciega, consiste tan slo en el agrupamiento de los elementos de la
multiplicidad; este agrupamiento nos lo representamos como una uni-
dad gracias al concepto, que lo unifica en una unidad que ya no es slo
asociativa sino ~ue tiene necesidad, y que por eso mismo deja de ser
slo subjetiva)~ La unidad del concepto "no es otra que la unidad
formal de la conciencia en la sntesis de lo mltiple de las repre-
sentaciones:,28 Por eso, si se requiere el concepto de composicin o
sntesis "se requiere la unidad sinttica de la apercepcin". As llega-
mos.) por el camino analtico, a esta condicin suprema de la experien-
cia? Para consumar la deduccin podemos ahora extraer de esta con-
dicin suprema de la posibilidad de la experiencia, la posibilidad de la
aplicacin de conceptos intelectuales puros, a objetos empricos. La
unidad sinttica de la apercepcn requiere diferentes funciones para
enlazar las representaciones intuitivas; estas funciones son las cate-
goras. (De aqu les vienen a los objetos de los sentidos "la conexin y
la regularidad de su coexistencia"; de aqu procede la posibilidad de la
experiencia.) En palabras de Kant: "Toda sntesis (por la cual la per-
cepcin misma se hace posible) est sujeta a las categoras; y por ser la
experiencia conocimiento por percepciones enlazadas, las categoras
son condiciones de la posibilidad de la experiencia, y valen a priori pa-
ra todos los objetos de la experiencia:,30 As se explica cmo un con-
cepto del entendimiento puede referirse a priori a objetos: al referirse
a priori la unidad de la conciencia (y con ella las categoras) a la multi-
plicidad pura de la sensibilidad, se refiere necesariamente a todo obje-
to dado en esa forma pura?1 Con esto queda consumada la deduccin
transcendental de las categoras.
Una vez alcanzada as la meta de la deduccin, emprende Kant una
nueva exposicin, pero esta vez "desde abajo~,32 en la que los elemen-
tos de la deduccin se van sumando, empezando por la sensacin y ter-
minando por la unidad sinttica de la apercepcin, hasta constituir la
posibilidad completa de la experiencia. Por la sensacin es dado un ob-
jeto. En unin con la conciencia, la sensacin (materia de la experien-
cia) se llama percepcin. A ella debe aadrsele la forma. Esta forma
consiste en las relaciones espaciales y temporales que las percepciones
guardan entre s; pero no slo como percepciones unidas asociativa-
mente en una conciencia emprica, sino como objetos, unidos necesa-
riamente en una conciencia en general. Para ello se requiere una unifi-
cacin del espacio y del tiempo, de modo que se puedan determinar en
ellos las relaciones necesarias de los objetos. Tal unificacin slo es
posible mediante la sntesis figurativa realizada por funciones de snte-
sis a priori, que unifiquen la multiplicidad sensible en una conciencia
nica universal de acuerdo con la unidad sinttica de la apercepcn.
As se hace posible la experiencia, conocimiento a posteriori entera-
mente cierto.
37. Idealismo transcendental y validez objetiva del conocimiento
(Ed. Acad. xx, 276-277).
27 Vase Birven, H.C.: Immanuel Kants transzendentale Deduktion, Berln, 1913 (Kant-
Studien, cuaderno complementario N 29) p.24: "Entonces la sntesis ya no puede ocu-
rrir segn el capricho individual ni momentneo, sino que tiene que ocurrir de una vez
para siempre segn la unidad de una regla".
28 Critica de la razn pura, A 105; vase B 131 s.
29 No nos detendremos a desarrollar el concepto de la apercepcin, que tampoco est
tratado en el texto.
30 Critica de la razn pura, B 161.
31Critica de la razn pura, B 143.Vase Paton, HJ .: Kant's Metaphysic 01 Expcrience,
London/New York, 1970 (S" ed.), 1,557; de Vleeschauwer (La dductionlll, 474) obser-
66
Contra la certeza de la experiencia externa se alza una duda: aun
admitiendo que el conocimiento de objetos dentro de la experiencia
sea perfectamente cierto, podra sospecharse que fuera del mbito de
la experiencia no hubiese nada que correspondiese al conocimiento
emprico. Significa esto que el conocimiento emprico es vaco y es un
mero juego del entendimiento, sin correlato objetivo?
Del trazado de los lmites del conocimiento a priori se sigue un co-
rolario: cualquier pregunta por lo que est ms all de esos lmites ca-
rece de significado para nosotros. Hasta tal punto, que tenemos que
organizar nuestro conocimiento como si los objetos que consideramos
va que esta conclusin no aparece en el texto, porque ya fue adelantada al comienzo del
captulo.
32Ce. Critica de la razn pura, A 119 s., donde tambin se emprende una exposicin
"desde abajo, es decir, empezando por lo emprico".
67
exteriores a nosotros (objetos de los cuales tenemos, como ensea la
doctrina ~e la ~ealidad emprica del espacio, un conocimiento cuya
certeza em~edlatez no sediscuten) estuviesen slo en nosotros, como
representacones; pues no podemos, estrictamente, afirmar que les co-
rresponda algo fuera de nosotros; o dicho de otro modo: la existencia
ultrafenomnica de cosas externas es una conclusin o inferencia a
partir delapercepcin interna~3
Encontramos otra vez, entonces, en este reparo concerniente a la
certeza de la experiencia externa, una nueva afirmacin del realismo
emprico yde su contrapartida, el idealismo transcendental de los ob-
jetos del sentido externo. Los fenmenos externos no son nada, sepa-
rados de n~estra sensibilidad; se los llama externos slo porque son
representacl~es que serefieren al espacio, no porque sean objetos ex-
ternos en s mismos. Son meras representaciones, yno cosas en s mis-
J Ilas:WLalimitacin denuestro conocimiento, demostrada en ocasin
~ever~fi~rse ladeduccin transcendental de las categoras, implica la
mposiblidad deun conocimiento deobjetos que no puedan ser dados
alasensibilidad: no hayciencia delos nomenos. Esto muestra cierta-
men~ela imposibilidad de un trnsito terico-dogmtico a lo supra-
sensible. Pero no afecta en nada la legitimidad de la aplicacin de las
categoras aI?S fenmenos empricos. Antes bien, slo al ser aplicadas
alaspe~cepclne.syalas formas delaintuicin en ellas, configuran las
categonas sus objetos propios, yalcanzan validez objetiva. .
Con estas observaciones sobre lavalidez objetiva ysobre los lmites
del conocimiento por entendimiento puro se completa la deduccin
transcendental delascategoras~5 .
33
J ?e~mos recordar que no setrata aqu de inferir laexistencia de losobjetos de laex-
penencia -que nos son dados-, pues para stos valeel principio de larealidad empri-
ca. 'Externos' significaaqu: no fenomnicos. (Vase Cruica de la razn pura, A 373:"Pe-
r? p~esto que laexpresin: fuera de nosotros, llevaconsigo una ambigedad inevitable, al
signicar tanto algo que existe como cosa en s(, diferenciado de nosotros, cuanto algo
que ~rtenece meramente al fenmeno externo; por ello distinguiremos (O o.) los objetos
emplricamente ext"!l0s de los que podran denominarse as en sentido transcenden-
taL".) ce. Duque, F.: suedicin delosProgresos, p. 66nota 53.
34 Critica de la razn pura, A 369/370.
35N f .
o nos re enremos al breve prrafo colocado entre asteriscos en Ed, Acad. XX, 277.
DeVle~hauwer lo estudia en "La Composition" p. 155,Yconcluyeque ladivisinde la
metasica delaque sehace mencin all hadeser laque distingue entre metafsica teri-
co-dogmtica, ymetafsica prctico-dogmtica.
68
38. Continuacin de la deduccin transcendental: deduccin de los
conceptos de la razn (Ed, Acad. XX, 277-280).
Quiz laprincipal diferencia entre ladeduccin transcendental em-
prendida en laCrtica de la razn pura ylaofrecida en losProgresos de
la metafsica resida en que esta ltima no termina al alcanzarse la ex-
plicacin decmo es posible que los conceptos puros del entendimien-
to serefieran aobjetos; sino que una vez esclarecido este punto (que
pertenece a lo que se haba llamado antes ontologa, o metafsica in-
manente)~ seextiende laindagacin hasta el dominio delametafsica
transcendente, buscando una justificacin del uso objetivo de los con-
ceptos puros, no yadel entendimiento, sino delarazn.
A esta empresa sededicar todo el resto de laexposicin del idea-
lismo crtico. Pero no sela llevaracabo con todo el detalle que sera
deesperar; probablemente porque ms adelante, en ocasin de referir-
sealafe, sevolver sobre el tema con mayor extensin. Laexposicin
selimitar, por ahora, msbien alas lneas generales del procedimien-
to por el cual sepuede lograr, demodo indirecto, una confirmacin de
lavalidez objetiva de las ideas. Este procedimiento se presenta como
simbolzacin, yel conocimiento alcanzado mediante l recibe el nom-
bredeconocimiento por analoga~7
La configuracin del texto deesta deduccin transcendental de las
ideas puede parecer desconcertante aprimera vista. Laargumentacin
puede dividirse en dos tramos complementarios. En el primero seejer-
ce una crtica a dos principios de la filosofa de Leibniz, con los que
sta pretenda haber logrado el trnsito a un conocimiento de lo su-
prasensible. La crtica a estos principios (de razn suficiente para la
36Critica de la razn pura, A 845 =B 763.Comprese lacarta deKant aS. Beck, del 20
deenero de 1792, Ed. Acad. XI, 313ss.
37
W
d .
un t menciona tres conceptos de los cuales sevaleKant para caracterizar la refe-
rencia delaidea al contenido expresado por ella: el concepto de "como si", el de la "ana-
loga", yel de la "suposicin relativa". Este ltimo se estudiar ms adelante (Ed. Acad.
XX, 296ss.j, al considerar laferacional (ver Wwndt, M.: Kant als Metaphysiker. Ein Bei-
trag zur Geschichte der deutschen Philosophie im 18. Jahrhunden, Stuttgart, 1924, p. 257).
Sobre el tema vase tambin Zocher, Rudolf: "Zu Kants transzendentaler Deduktion
der Ideen der reinen Vernunft" en: Zeitschrift fr philosophische Forschung, XII, 1958,
pp. 43-58, as como Malter, Rudolf: "Der Ursprung der Metaphysik in der reinen Ver-
nu~ft. Systematische U~?erlegungen zu Kants Ideenlehre" en: Kopper, J . y Marx, W.
(editores): 200 Jahre Kritik der reinen Vemunft, Hildesheim, 1981, pp. 169-210.
69
39. La tentativa de la lgica formal (Ed. Acad. XX, 277-279).
muestra que tales intentos fueron fallidos. Pero en el pasaje que ahora
consideramos se hace notar, como hemos dicho ya, que con los princi-
pios mencionados (el de razn suficiente, y el de la diferenciacin de
las representaciones en claras, oscuras, distintas y confusas) no se sale
de la lgica formal,42 y no se da ni un solo paso en la metafsica; y que
los conceptos de la lgica, por s solos, no son suficientes para dar
razn de ciertos conocimientos (porque stos tienen un origen inde-
pendiente, en la intuicin). Con el principio de razn. suficiente con-
fiaba Leibniz poseer un fundamento meramente conceptual que per-
mitiera la ampliacin sinttica del conocimiento a priori; este princi-
pio 10 mismo abarcaba lo sensible qUl~lo intelectual, y se aplicaba
igualmente a las ideas y a sus objetos;43 permita reducir toda verdad
contingente a una necesidad raconal," con 10 cual se alcanzaba el ob-
jetivo de la deduccin transcendental, al suprimir toda diferencia fun-
damental entre los conceptos a priori y la experiencia, quedando en-
tonces implcitamente demostrada la posibilidad de la referencia de
los conceptos a priori a las cosas.
Pero en lugar de referirse a cosas, el principio se refiere slo a pro-
posiciones, y solamente puede servir para explicar la diferencia entre
juicios problemticos y juicios asertricos.
45
En resumen, el principio
de razn suficiente pertenece, junto con el de contradiccin y el de ter-
cero excluido, a la lgica formal, como principios, respectivamente, de
existencia de las cosas, yde la diferencia entre representaciones oscu-
ras, claras, confusas y distintas) se repetir luego, al exponer el primer
estadio (terico-dogmtico) de la metafsica. Cules el motivo por el
que se la adelanta aqu?38
Puesto que se trata aqu, por fin, del tema mismo del concurso con-
vocado por la Academia, es natural que se haya procurado exponer
primeramente el estado de la metafsica en los tiempos de Leibniz yde
WOlff, para establecer una comparacin con la filosofa transcendental
y trazar a partir de all el progreso realizado por esta ltima. Pero si se
mira con cuidado este ~rimer tramo de la argumentacin, y se 10 con-
fronta con el segundo, se advierte que 10 que se contrapone aqu son
dos intentos de deduccin de la validez objetiva de las ideas; uno de
ellos no va ms all de los lmites de la lgica formal, mientras que el
otro es un intento en el cual los conceptos no quedan vacos, sino que
reciben un contenido: se los estudia precisamente en su relacin con
objetos. La lgica formalse contrapone aqu a la transcendental.t"
Los dos principios de la filosofa de Leibniz-Wolff examinados en el
primer tramo de la argumentacin sern estudiados otra vez al tratar
el primer estadio de la metafsica.
41
En ambas ocasiones se los presen-
ta como intentos de acrecentar la ciencia metafsica, y en ambas se
42 Kurt Hildebrandt (en: Kant und Leibniz, Meisenheim, 1955, pg. 75) hace notar que
es errnea esta interpretacin kantiana de la filosofa de Leibniz.
'43 Leibniz: Monadologia, 32; Nouveaux Essais, Libro Il, cap, XXI, 13; Vase tambin
Leibniz, G.W.: Escritos filosficos, edicin de Ezequiel de Olaso, Buenos Aires, 1982, pp.
~y~ .
44 Monadologia, 36; De rerum originatione radicali, en: Leibniz, G.W.: Escritos filosfi-
cos, ed. cit. p. 473.
45 Cf. Ueber cine Entdeckung: .., Ed. Acad. VIII, \93 ss. La aplicacin del principio de
razn a los objetos da lugar solamente a un retroceso infinito en la serie de las condicio-
nes. Aun si, para evitar este retroceso, se busca una razn suficiente 61tima en una cosa
(ens a se) que tenga en s misma la razn de su existencia (como lo hace Leibniz en Mo-
nadologia 38,Principes de /a nature et de /a grce, 8, De rerum originatione radicali, ed.
de E. de Olaso, Buenos Aires, 1982, p. 472 ss., o en ed. cit. p.501), no se saldr del te-
rreno de las proposiciones, ypor consiguiente no se ir ms all del dominio de la lgica
formal. Pues aquello que lleva en s mismo sus fundamentos es el juicio analftico (Ueber
eine Entdeckung. .. , Ed. Acad. VIII, 198).
Cf. Duque, F.: su edicin de los Progresos, p. 67, nota 55.
38De Vleeschauwer: "La Cornposition", p. 148, 156 Y especialmente pp. 164 ss., afirma
que se trata simplemente de una "penosa duplicacin" de la crtica de Leibniz, que no
tiene aqu su lugar, yque debera estar ms adelante. Procuraremos justificar, en lo que
sigue, nuestra disidencia con este autor, mostrando la funcin que cumple la crtica a
Leibniz en el lugar que aqu ocupa.
39 Que es el que lleva el ttulo "Del modo de procurar realidad objetiva a los conceptos
puros del entendimiento y de la razn", Ed. Acad. XX, 279 ss. Que tambin en el primer
tramo se trata de una deduccin transcendental lo confirma Ueber eme Entdeclcung. .. pri-
mera parte, seccin e,Ed. Acad. VIII, 212 s,
40 Critica de /a razn pura, A 55 = B 79 s.: En la lgica transcendental no se hace abs-
traccin de todo contenido, sino que se toman en cuenta las reglas del pensamiento puro
de un objeto. Vase Dotti, J .E.: "Lgica formal, lgica transcendental y verdad en la pri-
mera Critica" en: Cuadernos de Filosofta, Buenos Aires, 1983, N 30-31, pp. 121-134,
aqu p. 127 ss.
41 .
Ed. Acad. XX, 282 y 283.
70 71
los juicios problemticos (l6gicamente posibles), asert6ricos (lgica-
mente reales, o verdaderos) y apodcticos (l6gicamente necesarosj.t"
No se puede, por consiguiente, aprovecharlo para procurar realidad
objetiva a una idea de la razn (y por consiguiente no sirve para efec-
tuar el buscado trnsito a lo suprasensible).
Por lo que respecta al segundo prncpcca la asimilacin del cono-
cimiento sensible a un conocimiento confuso,47 asimilacin que lleva-
ba a admitir una sola fuente del conocimiento, Kant ofrece en nuestro
texto una refutacin diferente de la que haba presentado en otras oca-
siones.
48
Admitamos que pudisemos llevar la distincin de una repre-
sentacin hasta un grado extremo, en el que nos representsemos los
elementos simples mismos. Aun entonces el espacio seguira siendo
una condicin de posibilidad de la coexistencia de estas mnadas, y se-
guira, por consiguiente, ajeno al proceso de distincin que habamos
llevado a cabo. Seguira siendo -para los leibnicianos- una repre-
sentacin confusa, y como tal, meramente emprica. Pero si el espacio
es una representacin emprica, cmo explicar que una proposicin
referente a l, como "el espacio tiene tres dimensiones", posea necesi-
dad y universalidad?49 (pues lo conocido empricamente es contingen-.
te y particular).
La existencia de una proposicin tal, con su validez universal y ne-
cesaria, es prueba -debera decir Kant a esta altura de la discusin-
de que nuestro conocimiento del espacio no es emprico; es prueba de
46SobreestovasePalacios,J .M.:El idealismo transcendental: teorta de la verdad, Ma-
drid,1979.
47Leibniz:Nouveaux essais, Libro11,cap.XXIX (en: Leibniz,GottfriedWilhelm:Nou-
.veaza essais sur l'entendement humain, ed.deJ acquesBrunschwig, Paris, 1966,p. 223);
Meditationes de cognitione, veriuue et ideis, ed.deE. deOlaso,BuenosAires,1982,p.271
SS.; Monadologia, 49.VasetambinUeber cine Entdeckung: .. Ed. Acad.VIII,pp.208,
216,217s.ylanotaa p.217.
48 Es laargumentacinde Ueber cine Entdeckung. .. , Ed. Acad.VIII, 218ss. Antesse
habavalidoKantdel argumentollamado"delascontrapartidasincongruentes", emplea-
doen1768(Von dem ersten Grunde des Unterschiedes der Gegenden im Raume) parafun-
damentar unaconcepcindel espaciocomoexistentepor s,yen 1783 (Prolegmenos,
13)parafundamentarlaconcepcindelaintuicincomofuentedeconocimientodife-
rentedel entendimiento;vasesobreestoVaihinger:Kommentar, 11,518 SS; lainterpre-
tacindeestaparadojaporVaihingerdifieredelanuestra.
49Ed. Acad. XX, 278(279.El mismoejemploen Ueber eine Entdeckung: .. , Ed. Acad.
VIII,220.
72
que el espacio es una intuicin a priori, y'de que la sensibilidad no es
una mera aprehensin confusa de las cosas en s; es prueba, en fin, de
que es insostenible la teora de que el espacio (la intuici6n sensible)
no se diferencia del conocimiento conceptual salvo por el grado de ds-
tincin.
so
Pero en lugar de decir esto, Kant inicia una argumentacin
nueva.
Sl
Aceptemos el espacio, con su propiedad necesaria de la tridi-
mensionalidad, pero sin pretender explicarlo. Con esto no eludimos
los problemas que se nos planteaban al pretender reducirlo a conoci-
miento intelectual confuso; aun peor: nos situamos ante. una antino-
mia que opone la intuicin (la geometra, que opera con la intuicin y
demuestra la infinita divisibilidad del espacio) al entendimiento (que
para entender mediante meros conceptos la posibilidad del cuerpo re-
quiere que lo supongamos a ste compuesto de partes simples). Esta
conclusin contradictoria nos obliga a desechar la argumentacin que
nos condujo a ella,S2 ya admitir que la intuicin y el concepto son es-
pecies diferentes de representacin, irreductibles una a otra.
Queda as manifiesto el fracaso de la deduccin transcendental in-
tentada por Leibniz, que procuraba relacionar los conceptos puros con
las intuiciones sensibles negando que hubiera diferencia entre ellos:
considerando la sensibilidad tan slo como un modo confuso del mis-
mo conocimiento que, en su modo distinto, era el conocimiento por
conceptos.
Pero la deduccin leibniciana no pretenda explicar slo la concor-
dancia de los conceptos puros del entendimiento con los objetos
empricos. La metafsica de Leibniz, extraviada por el comn origen a
priori de los conceptos puros del entendimiento y de las ideas de la
razn, confunda unos y otras,S3 y entonces pretenda que la deduccin
so As esenefectolaargumentacinenUeber elne Entdeckung. .. , Ed. Acad.VIII,219SS.;
compreseCritica de la razn pura, A 43s. = B60ss.
5.1 Ed.Acad, XX, 27_9: "Perosi l admiteel espacioconsupropiedaddelastresdimen-
siones co~o necesano...": Quizhayaaqu influenciadelaorganizacindel captulo co-
rrespondente deUeber eme Entdeckung. .. , queofrecevariospasajesparalelos(primera
parte, C: "Mtodoparaascenderde losensiblea lo suprasensible,segn el Sr. Eber-
hard"~;v~seespecial.mentelaoposicinentreel Conocimientoporentendimientopuro,
ylasciencias geomtncasyfsicas,Ed. Acad.VIII,220.
52 Nteseel paraleloconlasegundaantinomiadelaCritica de la raz(jn pura, A 434s. =
B462ss.
53
Progresos, Ed. Acad.XX, 262Y 319.
73
transcendental justificase el uso a priori de las ideas para el conoci-
miento de los objetos de ellas. Con su argumentacin, Leibniz intenta- .
ba alcanzar, por puros conceptos, un conocimiento de los objetos su-
prasensibles; pretenda alcanzar un conocimiento de las cosas en s
mediante un anlisis del conocimiento sensible, hacindolo a ste cada
vez ms distinto, hasta convertirlo en (presunto) conocimiento intelec-
tual de las cosas, no ya tal como stas se nos aparecen, sino "tal como
son".54El idealismo transcendental mostr, con la antinomia que he-
mos visto, el fracaso de este intento, y ense que la sensibilidad no es
una mera "aprehensin emprica [confusa] de las cosas en s',55 sino
una especie independiente de representaciones.
Solo entonces se resuelve la antinomia, al aceptar la limitacin, ya
enunciada, de la validez objetiva de los conceptos puros del entendi-
miento, los cuales nunca pueden alcanzar las cosas en s, sino que slo
pueden referirse legtimamente a los fenmenos; pues en este caso to-
das las partes de lo dado fenomnicamente sern a su vez tambin
fenmenos, y por tanto no se hallarn nunca en ellas los elementos
simples; mientras que lo simple slo puede estar contenido en la cosa
en s, a la cual no la podemos conocer, pues al sernas dada para nues-
tro conocimiento, no nos es dada con las propiedades que en s le co-
rresponden, sino de acuerdo con las condiciones subjetivas de nuestra
sensibilidad. 56
En este lugar corresponde incluir el fragmento titulado "De lo en-
gaoso de los intentos de otorgar reali9ad objetiva a los conceptos del
entendimiento aun sin la sensibilidad",57 a pesar de que aparece en el
texto algo ms adelante. Corresponde incluirlo aqu porque ya desde
mucho antes haba reclamado Kant, que por consideracin "a la inte-
gridad de la divisin" lgica, se tratase el "principio de la exclusin de
un mediador entre dos juicios opuestos entre s de modo contradicto-
rio" en el mismo contexto en el que se trataban los otros dos princi-
. lzi 58 1
plOS gICOS; esto es, en e contexto de lo que hemos llamado "tenta-
tiva de la lgica formal". Adems, el tratamiento que en nuestro frag-
mento se da al principio de los indiscernibles
59
es en todo semejante al
modo como se han examinado los otros dos principios leibnicianos que
acabamos de estudiar: tambin aqu conduce a una antinomia (entre lo
que la sensibilidad nos ensea, y lo que ensea el entendimiento) pre-
tender conocer las cosas en s mismas, mediante conceptos solos, sin
tomar en cuenta la sensibilidad, que nos las presenta como fenmenos,
En tercer lugar, el trasladar el fragmento mencionado a este contexto
sejustifica porque aqu se presenta (con el ejemplo de las dos gotas de
agua, indiscernibles por el entendimiento, pero discernibles para la
sensibilidad) el problema de una diferencia que no puede serentendi-
da por el entendimiento (por muy distintamente que ste conciba al
objeto) y que por consiguiente testimonia: a) la existencia de una
fuente de representaciones diferente del entendimiento: la intuicin; y
testimonia: b) a la vez la impotencia del entendimiento para repre-
sentarse por s solo (sin la colaboracin de la sensibilidad) cosas en s.
Este mismo tema es el que se acaba de tratar en los pasajes que
venamos estudiando, y es el que est presente en el pasaje paralelo de
Ueber eine Entdeckung ...,60 aunque de modo implcito y sin referencia
directa al principio de los indiscernibles; all dice que la sensibilidad es
(para Eberhard) slo la incapacidad de percibir distintamente todas
las representaciones parciales; corresponde entonces al entendimiento
percibirlas a stas (habr que concluir, entonces, que lo que el enten-
dimiento no perciba se dar por inexistente, aunque la sensibilidad
40. Una hoja traspapelada? (Ed. Acad. XX, 280).
54En1770considerabatambinKantqueel entendimientopuronoshacaconocerlos
objetos,nocomofenmenos,sinocomosonens mismos:vaseDe mundi sensibilis...,
sectio n,4.
55 Ueber eine Entdeckung: .. , Ed.Acad.VIII,220;Critica de la razn pura, A 43=B60Y
A44=B62.
56 Ueber eine Entdeckung ... , Ed. Acad.VIII,209s.;Critica de la razn pura A 490SS., B
518SS.; A 504/505=B532/533;A513=B541;A 525/526=B553/554;A772=B800,
etc.
57Ed. Acad.XX, 280.DeVleeschauwer: "La Composition", p. 157reconocequeeste
pasajecompletael tratamientodelafilosofadeLeibnizquehemosvenidohaciendo,pe-
ro sostiene(comoya explicamos)que su lugar propio es la exposicindel estadio
dogmtico.
58Ed.Acad, XX,278.
59Sobreel principiodelosindiscerniblesvaseDuque,F.:suedicindelosPr0gres4S, p.
69,nota66.
60 Uebereine Entdeckung..., Ed.Acad.VIII,218/219.
74 75
perciba diferencias, con ladistincin que lees propia). A esta doctrin.a
le opone Kant la de que el entendimiento es la "f~cultad del co~o.c~-
miento por conceptos", que requiere la colaboracin de la sensibil-
dad, y no una "facultad del conocimiento disti.n~0.,,61(que slo en el
grado deladistincin sediferenciara delasensiblidad).
stos son los motivos por los cuales creemos que probablemente
estemos aqu ante una hoja traspapelada, cuyo lugar legtimo est a
continuacin de la discusin de los otros principios leibnicianos, que
acabamos de hacer,62yno es el lugar que tiene en el texto, despus de
laseccin titulada "Del modo deprocurar realidad objetiva alos con-
ceptos puros del entendimiento ydelarazn"... ,
El hecho deque el fragmento objeto deesta d1sc~~lntenga un titu-
lo propi0
63
podra hacer pensar que se trataba ong1?alme?te de una
hoja suelta, lo cual hara an msve~osmil nuestr~hiptesis, Pero es-
to no puede afirmarse con certeza. S podemos decr que por su conte-
nido, este fragmento es ms afin alos que estamos tratando que alos
que tiene por vecinos ensuubicacin actual.
41. Latentativa dela.lgicatranscendental. Deduccin delas ideas.
(Ed. Acad. XX, 279-280).
61 Ueber em e Entdeckung: .. , Ed, Acad. VIII, 217nota.
62Es decir, en Ed. Acad. XX, 279.
63Se advertir que el ttulo guarda poca relacin con el contenido del pasaje.
64Ed, Acad, XX, 279 s.: "Del modo de procurar realidad objetiva a los conceptos puros
del entendimiento y de la razn". A este pasaje podrfa referirse la ltima de las notas
marginales (Ed. Acad. xx, 332),segn de Vleeschauwer: "La Com~ition", p. 174.
Tambin remite a esa nota marginal, en este punto, F. Duque, en su edicin de los Pro-
gresos, p. 68, nota 62.
concepto, y que las tenga reunidas en una sntesis cuya unidad sea la
pensada en el concepto mismo; demodo que al representarse el objeto
se represente tambin el concepto. Como hemos visto al examinar el
esquematismo, ser la configuracin espacio-temporal del objeto de
acuerdo con una categora (esdecir, ser el esquema del objeto) lo que
har posible que aquel concepto puro tenga una relacin con el objeto
(apesar delaheterogeneidad que losepara del) ylo que har posible
para nosotros exhibir el concepto en un objeto, es decir, procurarle re-
alidad objetiva.
La deduccin de lavalidez objetiva de las categoras demostr tam-
bin que el uso deellas deba restringirse aobjetos que al menospudie-
ran ser dados en lasensibilidad. Esto hacadelascategoras "conceptos
delosensible",65y paraestos conceptos rigeloantedicho, asabe~quese
pueden exhibir inmediatamente, demostrando ostensvamente" su re-
alidadobjetivagraciasalacorrespondiente intuicin.
Los conceptos delosuprasensible no pueden, por definicin, ser ex-
hibidos directamente en la intuicin. Pero para mostrar su realidad
objetiva es posible recurrir, afalta de algo mejor, alaexhibicin indi-
recta detales conceptos: alasimbolizacin.
. Antes depasar aexaminar lasimbolizacin, debemos considerar un
posible reparo basado en el texto mismo. El texto nos diceque los con-
ceptos delo suprasensible, o ideas, pertenecen al conocimiento, y que
pertenecen al necesariamente. No basta acaso esta pertenencia, co-
mo demostracin delavalidez objetiva delas ideas, sinqueseanecesa-
rio emprender lamencionada simbolizacin?
Lapertenencia delas ideas al conocimiento esde ndole particular.
No puede haber conocimiento en sentido estricto, delos objetos delas
ideas, porque no hayintuicin deellos. Pero lasideas tienen una doble
relacin, lgica y transcendental, con el conocmento.V Su funcin
lgicaconsiste enorientar laactividad del entendimiento demodo que
ste, en el progreso del conocimiento, alcance la mxima unidad a la
En lacontinuacin del texto,64aestos principios con los que sein-
tenta sin xito alcanzar una referencia aobjetos, y que son principios
slo lgico-formales, se les contrapone una indicacin sobre el mod?
legitimo de otorgar realidad objetiva a conceptos puros del entend-
miento ydelarazn. . ..
Ante todo, Zqu se entiende por "procurar reahda~ ob~et1vaa un
concepto puro"? Significa hallar un objeto de la expenenc1a tal, que
en l estn contenidas las representaciones parciales que forman el
65Ed. Acad. XX, 260.
66 Critica de la razn pura, B699.
67Wundt, M.: Kant als Metaphysikcr, Stuttgart, 1924, p. 250; vase tambin Rojo, R.:
"Razn y referencia en Kant" en: Revista de la Sociedad Argentina de filosofia, ao 11,N
2, Crdoba (Argentina), 1982, pp. 119124.
76
77
vez que logre lamayor extensin posible.
68
ste esel uso regulativo de
las ideas. Con l, larazn propone al entendimiento una meta, que es
la integridad de todos los conocimientos en un sistema.
69
Pero este
uso legtimo delas ideas es, como hemos dicho, meramente lgico,70y
no incluye ninguna referencia a objetos de las deas.
71
Con esto, en-
tonces, no habramos progresado en la metafsica ni un poco ms que
los tratadistas terico-dogmticos, aquienes acabamos dereprocharles
que no podan salir del dominio delolgico-formal con sus principios.
Ahora no setrata deconsiderar este uso lgico delasideas, sino deen-
contrar su referencia a objetos: hay que demostrar que no son meros
conceptos vacos, sino que tienen validez objetiva. Esta demostracin
equivale a una deduccin transcendental de los conceptos puros de la
72
razn. 73
Pero launidad meramente lgicadeunsistema es caprichosa. Pa-
ra que configure un verdadero sistema ordenado arquitectnicamente
se requiere un objeto de la idea, como fundamento de la unidad sis-
temtica: "La razn no puede pensar esta unidad sistemtica de otro
modo que dndole asuideaalavez un objeto, el cual empero no pue-
de ser dado mediante ninguna experiencia; pues la experiencia no su-
ministra nunca unejemplo deperfecta unidad sistemtica. Ahora bien,
este ente de razn (ens rationis ratiocinatae) es una mera idea, y por
consiguiente no es supuesto de manera absoluta, yen s mismo, como
algo real, sino que solamente se lo pone, de modo problemtico, por
fundamento (...) para considerar todas las conexiones de las cosas del
mundo sensible como si tuviesen sufundamento en este ente derazn;
pero esto solamente con la intencin de fundar all la unidad sis-
temtica que es imprescindible para larazn,,_74Larepresentacin in-
directa de los objetos sensibles mediante la relacin que guardan con
la idea (que los ordena en una unidad sistemtica) se logra mediante
una especie de "esquema,,75delaidea, anlogo al esquema que serva
para procurar realidad objetiva alosconceptos puros del entendimien-
to. Este es~uema determina apriori el orden ylareferencia mutua de
las partes
7
de un todo. Los objetos de las ideas (o los esquemas de
stas) son "anlogos" acosas reales.
77
Las ideas encierran, pues, una
referencia a un objeto, si bien ste no puede ser dado directamente
mediante ninguna experiencia. La deduccin consistir entonces en
procurar indirectamente (mediante una relacin con objetos de los
sentidos) un objeto correspondiente ala idea. Este procedimiento in-
directo eslasimbolizacin.
42. La simbolizacin (Ed. Acad. xx, 280).
68 Critica de la razn pura, A 642 SS., B 670ss.
69 Critica de la razn pura, A 645= = B673,A 680=B708,etc.; Prolegomenos, 56.
70 Critica de la razn pura, A 648= B 676;la unidad sistemtica de los conocimientos
del entendimiento, o unidad racional, es un principio lgico.
71 Wundt, M.: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924,p. 255;comprese Zocher, R.: "Zu
Kants transzendentaler Deduktion der Ideen der reinen Vernunft" en: Zeitschrift fr phi-
losophische Forschung, XII, 1958,p. 48:el sentido regulativo de la idea se puede enten-
der muy bien, y aun mejor, si se deja de lado el presunto "objeto".
72 Critica de la razn pura, A 669ss., B 697ss.
73Es slo tcnica, apta para un fin cualquiera, y no arquitectnica; vase Critica de la
rozn pura, A833= = B861;B703,B705.
78
Qu sealasimbolizacin, lo explicaKant en el 59 de laCrtica del
Juicio. All la describe como la transposicin de la reflexin sobre un
objeto de la intuicin, a otro objeto. Por este medio, a un concepto
que slo larazn puede pensar, yal que no le corresponde adecuada-
mente intuicin alguna, se le puede hacer corresponder sin embargo
una intuicin, queviene aser un smbolo. Para ello, lafacultad dejuz-
gar sevaledeuna analoga, en lacual realiza una doble operacin: pri-
mero elabora un concepto para un objeto de la intuicin sensible, y
luego toma lamera regladelareflexin sobre aquel objeto delaintui-
cin78ylaaplica aun objeto enteramente diferente, del cual el prime-
ro pasa a ser smbolo. Por ejemplo, la reflexin sobre un padre y su
74 Critica de la razn pura, A681=B709.
75 Critica de la razn pura, B698.R. Zocher (op, cit., p. 54)llama "cuasi-esquema" a
ste al que la idea se refiere; por referirse a l, la idea tiene validez objetiva.
76 Critica de la razn pura, A832s. =B860.
77Critica de la razn pura, B702.
78Esta regla es el concepto mismo, pero en abstraccin de los datos, como regla que go-
bern la sntesis de los datos empricos necesaria para la elaboracin del concepto
emprico. Cf. Erste Fassung der Einleitung indie Kruik der Urteilskraft, ed. por W. Weis-
chedel en: lmmanuel Kant: Werke in zehn Bnden, Darmstadt, 1975,tomoS, p. 188.
79
causalidad respecto de sus hijos se traspone a Dios, y se emplea el
smbolo del padre para referirse a Dios. Entre un padre humano y
Dios no hay quiz semejanza algu~a, pero s lahayentre l~sreglas qu~
en cada caso observa lareflexin sobre ellos, yque condujeron aapl-
car al padre humano el predicado deabrigar amor por sus hijos.
El smbolo es, respecto delasideas,7910 que el esquema esrespecto
delos conceptos puros del entendimiento: tanto en uno como en otro
caso se procura una representacin intuitiva para un concepto puro.
El procedimiento de la facultad deju~gar es an~l?~o en a~bos casos;
slo que mientras los esquemas contienen e~hlblclOnes ~lfectas (de-
mostrativas u ostensivas) del concepto, los smbolos exhiben el con-
cepto (es decir, le procuran una representacin intuitiva~de manera
indirecta, mediante unaanaloga, tal como lo hemos descripto.
Seadvierte aqu que tanto el smbolo como el esquema (como tam-
bin el ejemplo, cuando setrata deconceptos empricos) son intentos
de exhibir en la intuicin los objetos de ciertos conceptos;y 9ue p~r
tanto no se los puede confundir con meros signos, que no exhiben, SI-
no que representan a los concep.tos mismos, y lo hacen con r~pr~-
sentacones sensibles que no contienen nada que pertenezca alamtu-
cin del objeto (en trminos delalingstica: son arbitrarios). ~~esar
de ser ellos mismos sensibles, los signos pertenecen al conocimiento
discursivo: son tan slo medios para tener presentes los conceptos '/
para expresarlos cuando forman parte de frmulas complejas; mien-
tras que los smbolos pertenecen al conocimiento intuitivo, como los
ejemplos ylos esquemas. Setrata aqu, como dice Ada Lamacchia, de
una "semntica delarazn".80
Con esta concepcin del smbolo seopone Kant ala tradicin leib-
niziana que entenda por 'smbolo' ms bien lo que Kant llama aqu
signo.
8i
Al suministrar la intuicin correspondiente a los. conceptos
79Si bien nos limitamos aqu al examen del empleo del smbolo en metafsica, hay que
advertir que "nuestro lenguaje est lleno de estas exhibiciones indirectas, por a~aloga,
en las cuales ta expresin no contiene propiamente el esquema del concepto, sino tan
slo unsmbolo para lareflexin" (Critica del Juicio, 5?,FA. Acad. V, 352).Cf, F. Du-
que: suedicin delosProgresos, p. 68, nota 63.
80 Lamacchia, Ada: "La cognltio symbolica: un problema de lahermenutica kantiana",
en: Cuadernos de Filosofta, Buenos Aires, 1973, XI, 20,pp. 371-411(aqu p. 399).
81Leibniz: Mediuuiones de cognitione, veruate el ideis, en: Leibniz, G.W.: Escritos filosfi-
cos, ed: deE. deOlaso, Buenos Aires, 1982, p. 273(cf. FA. Gerhardt, IV, 423).
80
puros delarazn, el smbolo permite una especie deconocimiento =-at
menos, no se trata ya de mero pensamiento- del objeto de la idea.
Pero puesto que larepresentacin intuitiva suministrada por el smbo-
lo esuna exhibicin slo indirecta del objeto delaidea, el conocimien-
to as obtenido no ser conocimiento ensentido pleno, sino slo cono-
cimiento por analoga.
43. La anaJ oga (Ed.Acad. xx, 280).
En laCrtica de la razn pura
82
serefiere Kant alas analogas dela
filosofa, y las compara con las de la matemtica. En esta ltima son
frmulas que expresan la igualdad de dos relaciones cuantitativas, de
tal modo que si tres de los miembros delaproporcin estn dados, se
puede construir el cuarto miembro desconocido. En filosofa la ana-
loga no consiste en la igualdad derelaciones cuantitativas, sino dere-
laciones cualitativas. De este modo, a partir de los tres miembros da-
dos, puedo conocer solamente larelacin con el cuarto miembro des-
conocido, pero no puedo conocer este cuarto miembro mismo. Si este
miembro puede ser dado en la experiencia, tendr, con la analoga,
una regla para,buscarlo en laexperiencia. Si no esun ser que pertenez-
ca al mundo sensible, podr al menos pensarlo por analoga con los
. di' . 83
objetos e aexperiencia.
Con mayor precisin se define la analoga en los Prolegmenos,
siempre siguiendo el modelo delamatemtica: laanaloga "no signifi-
ca, como seentiende ordinariamente lapalabra, una semejanza imper-
fecta entre dos cosas, sino una semejanza perfecta de dos relaciones
entre cosas completamente desemejantes". "Por ejemplo, el fomento
dela felicidad de los hijos =aes al amor de los padres =b, como la
prosperidad del gnero humano =ees aaquello desconocido en Dios
=x que llamamos amor; no como si tuviese la menor semejanza con
una inclinacin' humana cualquiera; sino porque la relacin de este
amor conel mundo podemos establecerla como semejante alaque tie-
nen lascosasdel mundo entre s1.,,84
82A179/180=B222.
83 Critica de la razn pura, A 696/697=B 724n25; vase tambin A 698=B 726,A 700
=B 728; Lgica, 84; Critica del Juicio, 90, ed. Acad. V, 464S., Y lanota.
84 Prolegmenos, Ed. Acad. IV, 357/358, Y la correspondiente nota; ver tambin en la
mismaobra 58Y59;Critica de la razn pura, B'702s.
81
La analoga dentro del mundo sensible nos sirve para buscar, por
ejemplo, una causa para un fenmeno dado; no nos dicecul es lacau-
sa buscada misma,sino slo nos suministra una regla (el principio de
causalidad) segn lacual, dada larelacin entre B (efecto) yA (causa),
ydado D (efecto), es desuponer que hayaun Xdesconocido que est
con D en lamisma relacin en que A est con B; es decir, que X sea la
causadeD. Y como, por hiptesis, este Xpertenece tambin alaexpe-
riencia, sepodr hallarlo enella.
En los ejemplos de los Prolegmenos, en cambio (y tambin en
otros delaCrtica de la razn pura, posteriores alos citados), el cuarto
miembro de la ecuacin no pertenece al mundo sensible, y por tanto
sigue siendo incgnito; no podemos conocerlo, y lo consideramos tan
slo en su relacin con los miembros conocidos delaecuacin. Si pen-
samos, por ejemplo, una inteligencia suprema como causa de toda la
estructuracin del mundo, "con ello no se transfiere la razn, como
propiedad, al Ser primordial en s mismo, sino slo a la relacin del
Ser supremo con el mundo sensible". Al Ser Supremo "se leatribuye
razn slo por analoga, esto es, en lamedida en que esta expresin in-
dicasolamente larelacin que lacausasuprema, desconocida para no-
sotros, tiene con el mundo".85 As tambin en nuestro texto, el sujeto
delarelacin permanece desconocido, yslo selaconoce aella.
De este modo podernos atribuir (aunque slo por analoga) ciertos
predicados alos objetos suprasensibles, ypodemos alcanzar as un co-
nocimiento analgico de ellos.
86
El procedimiento por el cual el en-
tendimiento realiza esta analoga (por decirlo as, el lado subjetivo del
conocimiento analgico) lo hemos examinado yaal tratar el smbolo.
Queda as consumada ladeduccin transcendental de las ideas, una
vez que sehamostrado cmo es posible suministrarles intuiciones que
lescorrespondan; lo cual fuetanto como demostrar lavalidez objetiva
delos conceptos puros delarazn.
Lo que aqu sehaexpuesto en general sedesarrollar ms adelante,
en el tercer estadio de la metafsica, respecto de las ideas de la me-
tafsica especial. Seagregarn all dos conceptos que guardan relacin
con ladeduccin transcendental delas ideas: el concepto de finalidad,
y el defe.
85 Prolegmenos, 58;cf, Critica del Juicio, 90, Ed. Acad. V, 465;Critica de la razn
pura, B 698s.
86na interpretacin divergente de laanaloga y de su funcin en lametafsica ofrece
Humphrey, T.: "Translator's Introduction" en: Immanuel Kant: What Real Progress Has
Metaphysics Made in Germany since the Time 01 Leibniz and Wolff?, translation and intro-
duction by Ted Hurnphrey, NewYork, 1983, p. 28.
82 83
LA EXPOSICION "HISTORICA"
44. La "seccin segunda" (Ed. Acad. XX, 281-311).
De acuerdo con lo anunciado. a continuacin de la introduccin ge-
neral,' la segunda seccin estar dedicada a obtener, mediante el
mtodo establecido en la primera, el fin ltimo que la razn se propo-
ne alcanzar con la metafsica; y estar dedicada a comprobar en qu
medida este fin ha sido alcanzado. En esta segunda seccin no se tra-
tarn ya asuntos formales ni preliminares, sino que se considerar la
metafsica propiamente dicha, segn su contenido efectivo, de manera
positiva.
Cuantitativamente, la seccin segunda constituye ms de la mitad
de la obra. En ella se pueden distinguir tres partes:
a) La "exposicin histrica", donde se desarrolla la doctrina de los
tres estadios de la metafsicar'
b) la "exposicin crtica",3 en la que se muestran los progresos que
1Ed. Acad. XX, 265.
2 Ed, Acad. XX, 281 - 301
3 Ed. Acad, XX, 301-310.
85
el criticismo realiz en la metafsica: se expone el contenido de esta
ciencia, obtenido segn el mtodo crtico;
e) laltima pgina estar dedicada aunaapreciacin del conjunto.
Por lo que llevamos dicho sepuede advertir que laseccin segunda
no recorre yael carril delaargumentacin delaCrtica de la razn pu-
ra, sino que toma por una senda nueva, que integra los resultados de
las tres grandes Crticas ydeotras obras kantianas delapoca.
Estudiaremos ahora la "exposicin histrica". En ella los dos pri-
meros estadios seexponen demanera breve; el criticismo estdesarro-
llado con mayor extensin. En primer lugar consideraremos la doctri-
namisma delos tres estadios.
crtica que hemos realizado en las dos "seccin primera". Especial-
mente notable es que el tercer estadio, que llevael nombre deestadio
del criticismo, viene a ser por una parte "la crtica de la raz~pura
misma",7ypor otro lado, en el pasaje que estamos examinando, selo
caracteriza como el estadio de la teologa, dejando para el estadio se-
gundo, o del escepticismo, aquello que estamos acostumbrados acon-
siderar como el contenido principal de la Crtica de la razn pura: la
determinacin delos lmites del uso puro delarazn." Para aclararnos
lafuncin deesta divisin en tres estadios, yel significado-de cadauno
destos, ser conveniente examinarlos ms decerca. Lo haremos con
ayudadealgunos comentaristas.
45. Los estadios de la metafsica (Ed. Acad. xx, 281).
Ya desde las primeras pginas de los Progresos presenta Kant esta
ordenacin de la historia de la metafsica en tres etapas.' que llama
dogmatismo (o doctrina de la ciencia, o etapa terico-dogmtica), es-
cepticismo (o doctrina de laduda) ycriticismo (o doctrina de la sabi-
dura, o etapa prctico-dogmtica). Esta ordenacin sepresenta como
fundada en lanaturaleza mismadelarazn; pero apesar deesta inten-
cin manifiesta de establecer un orden apartir de un principio racio-
nal, es muy difcil encontrar este principio en las varias menciones de
los tres estadios, en las que parecieran entremezclarse varios princi-
pios de ordenacin. Cada uno de los tres estadios se identifica de ma-
nera variable ypoco comprensible con diferentes momentos del desa-
rrollo de la metafsica, o aun con diferentes partes deella. As, el pri-
mer estadio secaracterizar por el empleo deconceptos tomados dela
ontologa formal, para obtener conocimiento delosuprasensble.i yse
lo ejemplificar con lametafsica deLeibniz; pero tambin selo iden-
tificar con la ontologa general, incluyendo la que corresponde al
idealismo transcendental, yselo entender como ladoctrina delo que
debe pensarse a priori de los objetos de la experenca." con lo que
quedara incluida en este primer estadio toda larevisin delafilosofa
46. Los estadios como mtodos (Ed, Acad. xx, 281).
Basndose en laCrtica de la razn pura:
lO
Vahinger interpreta los
estadios como otros tantos mtodos propios de la metafsicaY El
'mtodo crtico establece una instancia medadora'f entre los mtodos
dogmtico y escptico. Al mediar entre stos, el criticismo los incluye
en s; esta mediacin no ocurre de manera mecnica y exterior, sino
que es una interpenetracin, un entretejimiento de los tres mtodos:
"En su criticismo Kant toma del dogmatismo el mtodo (o laforma), y
del escepticismo toma la determinacin del objeto". Del dogmatismo
toma el apriorismo y el racionalismo (la posibilidad de conocer obje-
4 Progresos, Ed, Acad, XX, 261 SS.; vase tambin Ed. Acad, XX, 272 Su
5 Ed. Acad. XX, 262.
6 Ed. Acad. XX, 337/338; ver tambin Ed. Acad. XX, 286.
86
7 Ed. Acad. XX, 263/264.
8 Ed. Acad. XX, 281.
9 La identificacin de la filosofa crtica con el escepticismo ocurri ya en Ed. Acad. XX,
263, Y ser el tema del desarrollo del segundo estadio. Ed. Acad. XX 286 ss. Y 326 ss.
10 A 856 = B 884.
11 Vaihinger, H.: Kommentar, 1, pp. 26, 27, 43. Este autor ofrece, segn su propia decla-
racin, un recuento completo y un examen sistemtico de todos los pasajes de Kant refe-
ridos al dogmatismo, al escepticismo y al criticismo; pero est guiado en su exposicin
por un inters exclusivamente gnoseolgico (cf. Kommentar 1, 63) que conviene poco a
nuestro propsito. En los pasajes citados desarrolla con detalle las relaciones entre los
tres mtodos.
12 Vaihinger: Kommentar 1, 49 ss. Una interpretacin diferente en Cohen, H.: Kants
Theore der Erfahrung, Berlin, 1918, p. 110.
87
tos. por razn pura); del escepticismo, la limitacin del conocimiento a
objetos de la experiencia.
13
.
Con esta explicacin de los tres estadios como mtodos muestra
Vaihinger cmo el criticismo ejerce una funcin mediadora entre dog-
matismo y escepticismo; as logra explicar, por el remanente de estos
ltimos en aqul, las vacilaciones que se notan en el texto de los Pro-
gresos cuando se trata de asignar a uno u otro de estos estadios un con-
tenido determinado.
Pero esta explicacin de Vaihinger queda demasiado expuesta a in-
terpretar los tres mtodos como posibilidades entre las cuales se pu-
diera elegir con libertad de indiferencia. Si bien el mismo autor entien-
de tambin dogmatismo, escepticismo y criticismo como categoras
hstrcas'", corre el riesgo de no destacar suficientemente que, como
mtodos, estn ligados a momentos de una evolucin, y que guardan
entre s una relacin histrica necesaria.
47. Los estadios como etapas histricas, 1(Ed. Acad. xx, 281).
tafslca del Iluminismo, termin por fundar una metafsica completa-
mente nueva~6
El cambio, en la doctrina de los estadios, reside en que el escepticis-
mo no se concibe ya como si estuviera dirigido al mundo de la expe-
riencia (como en efecto 10 estaba en la crtica de Hume); ni son ya los
escpticos tampoco aquellos "nmades" del prlogo de la Critica de la
razn pura. Ahora presentan un aporte positivo al progreso de la me-
tafsica. El escepticismo se identifica con la crtica del mismo Kant al
dogmatismo, llevada a cabo en la Dialctica transcendental'{ La Criti-
ca de la razn pura, en asuntos de metafsica, queda ubicada as en el
estadio del escepticismo: en un momento preparatorio de la metasica
misma. Su funcin es la de determinar los lmites del conocimiento
humano. Habr que reformular entonces la concepcin del criticismo
como tal, el cual ya no se identificar solamente con la primera Critica,
sino que tendr, a diferencia de sta, el cometido de elaborar positiva-
mente (y no de solamente preparar) la metafsica. Para expresar esta
nueva concepcin del criticismo, y para librarlo del significado dema-
siado negativo unido a este nombre, se cambi la denominacin del
tercer estadio, llamndolo prctico-dogmtico; "Esto deberan tenerlo
en cuenta todos los que quieren hacer de Kant tan slo un crtico?,18
Este mismo giro hacia la metafsica se observa en la identificacin de
dogmatismo con ontologa, escepticismo con psicologa y cosmologa,
y criticismo con teologa: "El concepto de Dios y de sus efectos en el
conocimiento del mundo viene a ser as tanto el fin ltimo de la me-
tafsica en general, como el fin ltimo de la filosofa de Kant:,19
Pero adems los tres estadios pueden considerarse como partes de
la metafsica, y en conexin con las tres disciplinas de la metafsica tra-
dicional. Entonces dejan de ser etapas pasadas y superadas, para venir
a ser momentos de la metafsica crtica misma: el anlisis de nuestra
facultad conceptual, llevado a cabo por el dogmatismo, conserva su va-
lidez tambin en el tercer perodo de la filosofa. Igualmente mantiene
Existe suficiente sustento en los textos de Kant para una interpreta-
cin de los estadios como etapas histricas. As lo reconoce Vaihinger,
quien nos informa que la ordenacin de la historia de la filosofa segn
estos tres criterios del dogmatismo, del escepticismo y del criticismo es
una novedad aportada por Kant a la historiografa Iilosfica.
15
La concepcin de los estadios como etapas de la historia de la filo-
sofa le sirve a Max Wundt no slo para aclarar las variaciones en la
significacin precisa de cada estadio, sino tambin para explicar un
cambio profundo en la concepcin de la metafsca dentro del criticis-
mo. Wundt ve en la doctrina cambiante de los tres estadios presentada
en los Progresos un ejemplo del cambio sufrido por la filosofa de
Kant, quien, habindose propuesto fundar ms slidamente la me-
13El problema del contenido de lafilosofa es un problema de mtodo en lamedida en
que serefiere alacuestin de lalegitimidad de laextensin del empleo de un mtodo a
undominio deobjetos (Vaihinger: Kommentar 1,27).
14Vaihinger: Kommentar, 1,p. 26.
15V ihi 1 .
al inger, oc. Cit.
16Wundt, M.: Kant als Metaphysiker. Ein Beitrag zur Geschichte der deutschen Philo-
sophic im18.J ahrhundert, Stuttgart, 1924, p. 376.
17Wundt: op. cit., pp. 386ss.
18Wundt: op. cit., p. 388.
19Wundt: op. cit., p. 389.
88 89
su validez la critica escptica, que como hemos visto coincide con la
Crtica de la razn pura. El tercer estadio retoma las metas que el pri-
mero se haba propuesto, pero que no haba podido alcanzar debido a
las deficiencias de su mtodo. Lametafsica crtica "consuma entonces
10 que el antiguo dogmatismo haba intentado; slo que aplica para
ello un mtodo perfeccionado". En todo lo cual hay que tener en
cuenta, sin embargo, que la nueva concepcin -positva- de la me-
tafsica y del criticismo se alterna en los Progresos con recadas en la
concepcin antigua, que separaba rgidamente dogmatismo y criticis-
mo~o
48. Los estadios como etapas histricas 11(Ed. Acad. xx, 281).
tercero a la razn prctica. En la segunda acepcin, el primer estadio
corresponde a la ontologa, el segundo a la cosmologa y psicologa ra-
cionales, y el tercero a la teologa.
La distincin hecha por de Vleeschauwer tiene, entre otros incon-
venientes, el de que lleva a considerar el criticismo (como hecho
histrico) como la culminacin de un progreso ilusorio. Esto es in-
comprensible en s mismo, pero adems es muy inverosmil que lo ha-
ya afirmado Kant. Tampoco se entiende bien por qu habra de ser tan
slo la razn prctica la que mereciese ser llamada "criticismo" (en el
progreso legitimo), si el texto habla expresamente de un progreso de la
metafsica como ciencia terica. El fundamento que de Vleeschauwer
encuentra en el texto para su afirmacin es insuficiente~
Lainterpretacin de Wundt no es la nica que se ap0'y~en un~ con-
cepcin histrica de los estadios. De un modo ms explcito 1.0hizo de
Vleeschauwer. Laconfusin que hemos sealado en la doctrina de los
estadios se debe, segn este autor, a que se mezclan, en la argumenta-
cinde los Progresos, la exposicin de un progreso ilusorio, y la de un
progreso real. El progreso ilusorio y el real recorre.n, tanto uno como
el otro, tres etapas que llevan en ambos casos los mismos nombres: es-
tadio dogmtico, estadio escptico y estadio crtico~1 Mientras ~ue en
la descripcin del progreso ilusorio estos nombres de los estadios e~-
taran "tomados en su acepcin comn" (histrica), ellos mismos reci-
biran en cambio, cuando se los emplea para describir el progreso re-
al, un~ significacin propia de este texto de los Progresos. ~n esta lti-
ma significacin, no histrica sino sistemtica, los estadios se refe-
riran a "etapas doctrinales" de la filosofa ~~Hica,~lsma, y se. C?~fun-
diran "con las grandes divisiones del criticismo' Estas divisiones
del criticismo estaran consideradas, por su parte, de dos maneras dife-
rentes, segn se examinen los estadios con respecto al c~iticismo mi~-
mo, o con respecto a las divisiones clsicas de la metasica '.En la pn-
mera acepcin, el primer estadio corresponde a la Es~tIca. y a la
Analtica tericas, el segundo estadio corresponde a la Dialctica, y el
20Wundt:op. cit.,p.390,nota.
21DeVleeschauwer:La dduction, 1Il,pp.478ss.Vasetambin,del mismoautor: "La
Composition",p.151.
22DeVleeschauwer: La dduction, I1I,p.481.
49. Los estadios como etapas ideales (Ed. Acad. XX, 281).
Sin dejar de reconocer el evidente auxilio que prestan a la interpre-
tacin, tanto la concepcin metdica de los estadios como la histrica,
hay que admitir que dejan algunas preguntas sin respuesta. Si el signi-
ficado de los estadios no fuese el de etapas histricas, sino el de mto-
dos, no se explicara el tratamiento de la metafsica de Leibniz en el
primer estadio, que habra debido contener ms bien algo as como "la
disciplina de la razn pura en su uso dogmtico:,24 Si en cambio se
hubiese querido hacer una exposicin slo histrica, no corresponda
incluir siempre a la Dialctica de la filosofa crtica en el estadio
escptico; sino que, del mismo modo como se trata la filosofa de Leib-
niz al hablar del dogmatismo, habra que haber tratado aqu la filosofa
de Hume
25
o quiz las de Schulze, Priestley o Bayle~ Esto nos condu-
23Setratadeladenominacin"prctico-dogmtico"aplicadaal tercer estadio,ydelas
coincidenciasentreunapartede losresultadosdel tercerestadio,ylospostuladosde la
Critica de la rozn prctica.
24 Critica de la razn pura, A 712-738= B741- 766.
25Comoefectivamenteocurreenladiscusindel escepticismoenCritica de la razn pu-
ra, A764=B792;ce. A856=B884;Prolegmenos, Ed.Acad.IV,262Y360.
26SobrePriestleyvaseCritica de la razn pura, A 745= B 773; sobreBaylecomo
escpticovaseHeimsoeth,H.: Transzendentale Dialekk: Ein Kommemar zu Kants Kritik
der reinen Vemunft, Berlin,1971,tomoIV,p. 711;remiteaEd.Acad.XXIV,208;sobre
Schulze, AbichtyPlatnercomoescpticosvasePlitz (editor): Immanuel Kant 's Vorle-
sungen iiber die Metaphysik, (Erfurt, 1821)Darmstadt1975,p.LVII.
90 91
ce a pensar que debemos entender los estadios como momentos de
una historia, pero deuna historia ideal; o tambin co~o mtod?s, p~-
ro no tales queofreciesen posibilidades indiferentes ysle~p~e dspon-
bles: sino como mtodos ligados a etapas del desenvolvimiento de la
razn; mtodos que se fueron sustituyendo y desplazando entre s de
acuerdo con unprincipio deevolucin. . 27
En las hojas sueltas sobre losProgresos de la metojisica trata Kant
el problema de componer una historia de la filosofa, ~o.segn el or-
den cronolgico en el que sehan ido presentando las distintas concep-
ciones, sino segn un orden ideal (que aveces llama "matemtico"),
racional, o a priori. Este orden estara dad,opor l~n~t~raleza de la
razn humana misma, de la cual se extraena un pnnclplO del que se
deduciran luego lasetapas que necesariamente habra debido recor.rer
la meditacin filosfica en su propio desarrollo. Con una expresin
notablemente "hegeliana";S diceKant que tal "historia filosofante de
lafilosofa" "no eslahistoria delasopiniones que surgen casualmente
aqu o all, sino la historia de la razn, que se desarrolla a p~rtir de
conceptos". Los datos de la historia cronolgica seordenanas en un
sistema dela razn. El resultado es que sellega adistinguir, en el de-
senvolvimiento de la razn, tres momentos (los estadios) vinculados
entre s por una necesidad interna. Por ello, los ejemplos deca~aesta-
dio pueden tomarse tanto delahistoria ef~ctiva~ente acontecida, ~-
mo delas partes o de los aspectos de un mismo SIStema;con lacondi-
cin deque guarden entre s larelacin evolutiva ideal que guardan en
aquel despliegue dela razn. . .,
Este principio general de interpretacin del sgnfcado de.los es~-
dios no nos exime, sin embargo, depreguntarnos por el sentido parti-
cular del pasaje que estamos examinando. Apesar dela ingeniosa in-
terpretacin de Wundt~9 creemos que la desc~ipcin de ~osconteni-
dos delos estadios que sepresenta en este pasaje, yque asigna al,esta-
dio segundo la psicologa y la cosmologia,y al tercero la teologa, no
tiene un fundamento suficiente interno en la teora. No podemos ex-
plicarnos por qu ladoctrina delainmortalidad del alma hayade que-
dar excluida de la filosofa transcendental, a la que pertenece como
postulado; ni podemos comprender por qu habra de quedar la teo-
logaexcluida dela duda escptica~ finalmente, ladoctrina dela na-
turaleza (cosmologa aplicada) pertenece, segn se afirma en otro lu-
gar de losProgresos
31
alaparte dogmtica delametafsica, yno al es-
tadio escptico. Probablemente se querr decir, con esta distribucin
de temas en los estadios, que hay que admitir la ontologa elaborada
por el dogmatismo, yque igualmente hayque dar por buenas ypor de-
finitivas las objeciones de los escpticos al presunto saber dogmtico
sobre el mundo yel alma; pero que estas dudas escpticas no resultan
justificadas en la teologa, pues el criticismo -<:omo sever ms ade-
lante- confirmar, desde una perspectiva prctico-dogmtica, algunas
delasdoctrinas terico-dogmticas acerca deDios.
50. El dogmatismo (Ed. Acad. xx, 281-286).
El dogmatismo es el primero de los momentos de la historia ideal
de la razn pura. De las muchas caracterizaciones de l que ofrece
Kant
32
podemos recoger los rasgos siguientes;3 con el propsito de
describir el concepto:
El dogmatismo reconoce como nica fuente del conocimiento a la.
razn pura (la sensibilidad no constituye para l una fuente inde-
pendiente de conocimiento, sino que se diferencia del entendimiento
slo por el grado dedistincin). El conocimiento delarealidad seob-
tiene deductivamente, por anlisis deconceptos ydeprincipios queya-
27 Ed. Acad. XX, 340 - 343.
28 Vaihinger: Kommentar, 1,p. 42 nota 2. Sobre la razn que sedespliea vase Crldca de
la razn pura, A835 =B 863.
29Wundt, M.: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p. 389.
30 Com~rese Critica de la razn pura, A 741 = B 769, donde se ponen ejemplos toma-
dos pre~lsamenle de la teologa para mostrar el conflicto de la razn pura consigo mis-
ma; con lo cual la teologa queda ubicada en un mismo estadio (escptico) junto con las
otras dos partes de la metafsica especial.
31
Ed. Acad. XX, 285 s.
32Vase por ejemplo Ueber cine Entdeckung ... Ed. Acad. VIlI, 226, donde "por dogma-
ti.smo de la metafsica" se entiende "la confianza general en sus principios, sin crftica pre-
vra de la facultad de la razn, slo por lograr su propsito". Vase tambin Critica del
Juicio, 74, Ed. Acad. Y, 395.
33S' . d V ihi v
rguien o a al inger: Kommentar 1, pp. 23SS., especialmente pp. 28 Y ss.
92
93
cen a priori en la razn; el modelo de este conocimiento es la ma-
temtica puraf4 su fundamento es el principio de que "el orden y la
conexin de las ideas es idntico al orden y a la conexin de las co-
sas..;35de este modo, las leyes del pensar: el principio de contradiccin
y el principio de razn, son leyes por las que se rigen tambin los obje-
tos del conocimiento, ya sean stos objetos inteligibles osensibles. Y
aun los conceptos estn organizados en su estructura del mismo modo
que las cosas. De tal manera, los objetos se resuelven sin r~sto en C ? n -
ceptos, y lo real se concibe como enlazado por una necesidad lgica:
toda oposicin real sevuelve, entonces, contradiccin lgica. 36
La discusin del dogmatismo se presenta en los Progresos como
una discusin de los principios de la filosofa de Leibniz. La argumen-
tacin kantiana 'sedirige a mostrar que ste (y con l Wolft) no distin-
gui, como hubiera debido, entre intuicin y concepto, y no reconoci
a la intuicin como principio de conocimiento?7 de aqu derivan todos
los errores del dogmatismo, especialmente la elaboracin de una me-
tafsica en la que las relaciones entre los conceptos eran, sin ms, rela-
ciones entre los objetos~ y en la que 10 que no es representable por
conceptos solos se daba por imposible. .. .
El examen de las relaciones entre la filosofa de Kant y la de Leibniz
sobrepasara largamente los lmites de este trabajo, y constituye un te-
ma que debe tratarse por separado. Aqu nos limitaremos a sealar al-
gunos paralelismos textuales con la C rtica de la razn pura
39
y con Ue-
ber ein e En tdeckun g ...
51. El principio dela identidad delos indiscernibles (Ed. Acad. xx,
282).
Mientras que en la C rtica de la razn pura
40
se reconoce que este
principio conserva validez lgica (que es vlido cuando se trata de
comparacin de conceptos como objetos del entendimiento solo), aqu
en nuestro texto se toma el principio con referencia a cosas, y entonces
resulta falso. Su falsedad tiene aqu no slo la consecuencia de mos-
trarnos que es necesario distinguir el orden lgico-formal del orden
l~gico-tra~scendental (com~ en el pasaje anteriormente estudiado):1
sino tambin la consecuencia de mostrarnos que el principio no tiene
utilidad alguna para el conocimiento de las cosas en s. Precisamente
ste era el uso que Leibniz quera hacer de este principio~2
Vaihinger ha sealado la vinculacin existente entre la discusin
del principio de identidad de los indiscernibles y la paradoja de las
contrapartidas ncongruentesj ' esta paradoja se resuelve (tal como las
paradjicas implicaciones de este principio) tan pronto como se le
34 La aplicabilidad del mtodo matemtico a la metafsica se discute en la introduccin
del primer manuscrito, Ed, Acad. XX, 261.
35 Spinoza: Erhica, Il,prop. VII.
36 Ed. Acad. XX, pp, 282 - 286; hay tambin una exposicin importante del primer esta-
dio en las hojas sueltas, Ed. Acad, XX, 337 ss.
37 Ueber ein e En tdeckun g: .. , Ed. Acad. VII~ 205 y 208.
Vase Martin G.: "Kants Auseinandersetzung mit der Bestimmung der Phiinomene
durch Leibniz und Wolff als verworrene Vorstellungen" en: Kaulbach, F. y Ritter, J.
(editores): Kritik und Metaphysik. Studien Hein z Heimsoet zum achuigsten Gebun stag,
Berlin, 1966, pp. 99 -105.
Que Leibniz no degrada el conocimiento intuitivo a mero conocimiento intelectual con-
(uso, lo muestra 1(. Hildebrandt: Kan t un d Leibn iz, Meisenheim, 1955, p. 49 Y p. 76, nota
37.
38 Wundt, M.: Kan t als Metapn ysiker, Stuttgart, 1924, pp. 390 S.; c, C ritica del Juicio, f
76, Ed. Acad. V, 402.
94
39 C ritica de la razon pura, A 260 ss, = B 316 ss.: "De la anflbola de los conceptos de la
reflexin",
40 C r!~ic~ de la razon pura, A 2631264 =B 319/320; comprese Prin cipiorum primorum
cogruuorus metaphysicae n ova dilucidario, sectio II, propositio XI, 2.
41
Progresos, Ed. Acad. XX, 280.
42 Leibniz: Nouveaux essais, libro 11,cap. 27, 1Y siguientes; Mon adologia, 9; De ipsa
n atura, 13 (en la edicin de Gerhardt: Leibn iz. Die philosophischen Schriften , IV, p.
514; en la ~dlcln de E. de 01350: G. W. Leibn iz. Escritos filos6ficos, Buenos Aires, 1980,
p. 497); Discours de mtaphysique, 9, etc. Vase tambin en la edicin de E. de Olaso
cit., p. 341 (edicin de L. Couturat: Opuscules et fragmen ts in dits de Leibn iz. Extrait des
mun uscrits de, la Bibliotheque Royale de Han n ovre, Pars, 1903, Hildesheim, 1961, p.
519/520). I~interesante notar que en C on fessio philosophi (Ed. de E. de Olaso cit., p.
1~1;< :d. de O. Saame, ~rankf~n, 1967,p. 124/126) se admite que la sola ubicacin espa-
Cial, dl~crcnt~ es cnteno suficiente para diferenciar cosas iguales. Sobre el principio de
los indiscernibles vase tambin F. Duque.: su edicin de los Proeresos p.69 nota 66
43 " o' "
Vaihinger: Kommen tar, tomo 11, p. 529 ss, (vase nuestro 39, nota 47). Comprese
~o~.dem erst~ G~ des Un terschiedes der Gegen den im Raume, passim; De mun di sen -
slbilis alq~~ in tclligibilis forma el principiis, 15, C; Prolegmen os, 13; Metaphysische
An fan gsgrn de der Naturwissen schaft, Ed, Acad. IV, 484, etc.
95
44Ed. Acad, XX, 277s. (vasenuestro 39).
45Antes bien, seexpresa all queal "principio deque las realidades (como meras afirma-
ciones) no seoponen nunca lgicamente entre s (oo.) no lo present Leibniz con lapom-
padeunprincipio nuevo" (A 272{273=B 328/329);cosaque s hizoLeibniz con el prin-
cipio derazn suficiente (Monadologia, 32;Nouveaux essais Il, 21,13;Principes de la
nature et de la grace, 7);vasetambin Crica de la razn pura, A 264s. =B 320s.
46Ladiscusin del principio derazn suficiente data por lomenos de1755,cuando sele
dedica toda laseccin segunda delaPrincipiorum primorum cognitionis metaphysicae no-
va dilucidatio; all seofrece un tratamiento delarelacin del principio derazn suficien-
tecon laoposicin real de magnitudes negativas (Ed. Acad. 1,406 ss.). El problema de la
oposicin de magnitudes reales (Realrepugnanz) estyapresente enel primero deloses-
critos de Kant, y alcanza su desarrollo pleno en el ao 1763en los escritos Der eintig
mgliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes, Ed. Acad. 11,86s. y es-
pecialmente Versuch, den Begriff der negativen Grssen in die Weltweishcit einzufiihren, de-
dicado e-nteramente a este problema. En numerosos pasajes se vincula, en esta ltima
obra, el lema de laoposicin real con el principio derazn (p. ej. Ed. Acad. 11,pp. 184s.;
190s.; 198s.; y especialmente enla"observacin general", Ed. Acad. n,201 ss.); aqu se
presenta laafirmacin deque el principio de razn tiene indiscutida validez en lalgica,
pero que lasmagnitudes negativas no son meras privaciones, sino que son efecto deopo-
siciones reales, que nosepueden explicar por aquel principio lgico. Nos hemos referido
yaal tratamiento del tema de laoposicin en la Crltica de la razn pura (A 272s. =B
328s.YA 264 s. = B 320 s.). Hay una mencin del mismo tema enDie Religion innerhalb
der Grenzen der blossen Vemunft, Ed. Acad. VI, 22, nota. Al tratamiento deesta cuestin
en Ueber eine Entdeckung.c, Ed, Acad. VIII, 193ss. nos referiremos en el texto. Sobre el
principio de razn suficiente vase tambin F. Duque: su edicin de losProgresos, p. 67,
nota55.
cin sinttica a priori del conocimiento mediante la sola razn. No se
discute su val.idez en el dominio de la lgica formal. En el pasaje que
e~tamos considerando, la vinculacin entre el principio de razn sufi-
cIe~te ~el tema de la oposicin real se explica en la frase: "pues l
[Lc.lbmz] crey ~ue no necesitaba poner bajo sta [esto es, que no ne-
cesitaba subordinar al solo concepto de razn suficiente o de funda-
mento] ninguna intuicin a priori, sino que redujo la representacin
de este .funda~ento a ~eros a;>nceptos a priori". Una comprensin
ms ~atlsfa~tona de la vinculacin entre los dos temas se logra si se
examma el mtento de derivar el principio de razn del de contradic-
cin. El principio de razn suficiente vale y es legtimo, y adems se si-
gue inmediatamente del principio de contradiccin, cuando se limita
su a~licacin a proposiciones o a los juicios asertricos~7 Pero si pre-
tend.lramos ~emostrar la validez de este principio para las cosas (esto
es, SI pretendiramos establecer su validez objetiva), no podramos ha-
cerio remitindonos solamente al principio de contradiccnt'' Pues
sabemos que la no-existencia de una cosa no se debe tan slo a la falta
de un fundamento. sino que puede ser el efecto de una oposicin real.
La existencia de la oposicin real pone de manifiesto la esterilidad del
intento de alcanzar, con un principio (el de razn) dependiente slo de
las leyes de la lgica (sin hacer intervenir la sensibilidad), conocimien-
to vlido acerca de objetos en general. La aplicacin del principio lgi-
co-formal de raz~~ suficiente al mundo de las cosas conduce a que el .
hecho de la OpOSIcInreal se vuelva una paradoja inexplicable. Sta se
resu~l~~ tan pronto como se reconoce que junto al entendimiento, la
sensibilidad ~s una fuente de conocimiento independiente; pero en-
tonces los objetos del conocimiento se vuelven fenmenos.
Queda con esto intacta la validez lgica del p'rincipio de razn co-
mo "criterio de la realidad lgica de los juicios".49 Slo si se renuncia
47 Ueber eine Entdeckung.i., Ed. Acad. VIII, 197; comprese Prolegmenos, 4, Ed.
Acad. IV, 271Y36R
48
Como trata de hacerlo Eberhard, y antes que l Baumgarten (citado por Kant en Ve-
ber eme Entdeckung. Ed. Acad. VIII, pp. 196Y 197):"Si algo no tuviera fundamento,
entonces habra algocuyo fundamento fueselanada, locual escontradictorio".
49Palacios, J. M.: El idealismo transcendental: teorta de la verdad, Madrid, 1979,captulc
VIII, pg. 73.~~~rese Kant: Lgica, Ed. Acad, IX, 51:el principio de razn suficiente
es.uno de.Ioscntenos formales delaverdad enlalgica; mediante l sedetermina lare-
alidad 16~lcade unconocimiento. Vase tambin Progresos, Ed. Acad. XX, 278.
concede a la sensibilidad el valor que le corresponde, de principio in-
dependiente de conocimiento.
52. El principio de razn suficiente (Ed. Acad. xx, 282- 283).
El principio de razn suficiente se presenta, en este pasaje de los
Progresos, vinculado estrechamente al tema de la oposicin lgica y la
oposicin real. Ello no fue as en la discusin anterior,44 ni tampoco
aparece, en el tratamiento de los conceptos de oposicin y de concor-
dancia, en la Crtica de la razn pura, referencia alguna al principio de
razn~5
Esta aparente novedad es en realidad un planteo antiguo en Kant~
Su inclusin en la presente exposicin se debe a la intencin metafsi-
ca de esta parte del escrito; el principio de razn est considerado en
los Progresos tan slo en atencin a su aptitud para ayudarnos a sobre-
pasar los lmites de la lgica formal, y para hacer posible una amplia-
96 97
al intento de obtener conocimiento metafsico con la sola ayuda del
principio meramente lgico derazn (derivable del deco~tradiccin),
y secondesciende asubsumirle intuiciones (con lo cua.l d~J ~deser de-
rivable del decontradiccin), selepuede otorgar al pnnclp~o d~razn
validez objetiva; pero entonces valeslo dentro delaexperiencia, y no
. . t fsi 50
tiene competencia enme a isica.
53. La armona preestablecda+' (Ed. Acad. XX, 283- 284).
sentarse como independientes las unas de las otras, tanto en lo que
concierne aSil existencia, como en lo que respecta asus estados.
52
Pe-
ro deben estar en comunidad entre s, pues pertenecen a un mismo
mundo. Esta comunidad se puede explicar como influjo fsico
53
si se
98
reflexin de lo exterior y lo interior; ello conduce al concepto de mnada como ser que
no tiene relaciones (externas) sino slo representaciones, .puestas en correspondencia
mutua por la causa comn de la que todas las mnadas dependen. Como fenmeno, la
substancia consiste, al contrario, en meras relaciones (A 265 = B 321, A 284 = B 340), Y
a pesar de ello puede seguir siendo el substrato de todas las percepciones, ya que el espa-
cio suministra el substrato necesario para que las relaciones se establezcan (A 285 =B
341). No es necesario pensar estas relaciones como causales, sino que el espacio permite
concebir relaciones no causales, en las que cada cosa determina el lugar de las dems,
antes de toda causalidad empricaj'A 285 =B 341). El inters por el examen del princi-
pio de la comunidad de las substancias est guiado, en la Critica, por el estudio de las
condiciones de posibilidad de, la experiencia. Por eso el examen culmina con el estableci-
miento del principio de ia accin recproca o comunidad de las substancias como
fenmenos dados en el sentido externo (A 211; B 256)
En el escrito Ueber eme Entdeckung, ... (Ed. Acad. VIII, 249 ss.) intenta Kant presentar el
sistema de la armona preestablecida como una prefiguracin leibniciana del problema
(tratado luego por Kant) de la concordancia de las facultades del espritu entre s con mi-
ras al conocimiento del mundo emprico. La comunidad de substancias diferentes (como
lo son alma y cuerpo) se explica al considerar que los cuerpos son fenmenos que, como
meras representaciones, dependen de las formas subjetivas de la intuicin y por tanto de-
penden de la peculiar ndole del sujeto; por ello se puede concebir la comunidad de en-
tendimiento y de sensibilidad en un mismo sujeto, segn leyes a pnori, conservnaose al
mismo tiempo la relacin (de dependencia) de la sensibilidad con las cosas exteriores, es-
to es, evitando caer en un idealismo que niegue realidad a estas cosas. As se explica la
"armona entre entendimiento y sensibilidad", en la medida en que ella es condicin ne-
cesaria para el conocimiento de experiencia.
Sobre la armona preestablecida vase tambin F. Duque: su edicin de los Progresos, p.
70, nota 72.
52 De mundi sensibilis , 18; Critica de la razn pura, A 274 s. =B 330 s.
53 De mundi sensibilis , 17; al influjo fsico lo haba definido Baumgarten (en: Baum-
garten, A O.: Metaphysica, Halle, 1779, reed. Hldesheim, 1963, 211 Y 450) como la
accin real de una substancia sobre otra. La realidad de esta accin consiste en que
aquella substancia sobre la que recae, la padece, y no la recibe activamente (como en el
influjo ideal, propio de la armona preestablecida) (Vase Baumgarten, Metaphysica cit.,
212). Fsico se llama al influjo probablemente por distinguirlo del influjo espiritual o
pneumtico, por el cual mnadas espirituales, dotadas de percepcin, se comunicaran
entre s o con los seres humanos (Trdume eines Geistersehers, Ed. Acad. 11, 329 ss.). O
bien por distinguirlo del influjo hiperfsico mencionado en la carta a Mareus Herz del 21
de febrero de 1772 (cit. Hildebrandt: Kant und Leibniz, Meisenheim am Glan, 1955, p.
47; eC. Immanuel Kant: BriefwechseL Auswahl und Anmerkungen von Otto Schndorer,
bearbeitet von Rudolf Malter, Hamburg, 1986, p. 102, carta Nro. 42 [70].)
99
Consideradas con el entendimiento solo (mientras no venga aagre-
garse al concepto ninguna intuicin), las substancias deben repre-
50 Critica de la razn pura, A 786 = B 814: si a un principio ~ 10,toma como principio de
la razn pura (esto es, sin la intuicin correspondiente) ser mtll ?asarse,e~ l para fun-
damentar demostraciones transcendentales, pues carecer de vahdez objetiva y condu-
cir a una dialctica' si en cambio, se lo toma como principio del entendimiento, no se
podr alcanzar, basndose en l, ninguna idea de la raz~; p~es est?s principios (como p.
ej. el de causalidad) valen slo para objetos de una expenencia posible,
51 Entre los textos de Leibniz sobre este tema mencionaremos: Monadologia, 50, 5~,
56, 78, 79, 80, 81; Systme nouveau de la nature et de la communication des ~bstances (e,d.
Oerhardt: Die philosophischen Schriften von G. W. Leibniz, tomo IV, Berlin .. 1~0, HII-
desheim 1960, p. 483 ss.; ed, E. de Olaso, Buenos Aires, 1982, p. 4665S.); Principes de la
nature et-de la gr{lce, 3 (ed. Gerhardt VI, 599, ed. de Olaso p. 598) ~15 (ed. Gerhardt
VI, 605, ed. de OIaso p. 604); Nouveaux essals II, cap. XXI, 72; De tpsa natura, 10 (ed.
OerhardtlV, 510, ed. de Olaso P: 492); Discours de metaphysique 14 Y 15 (ed. Ger-
hardt IV, 439-440, ed. de Olaso pp. 295 s.); Couturat, L.(editor): Opuscules el fragmen_ts
indits de Leibniz. Extrait des manuscrits de la Bibliothque Royale de Hannovre, Pans,
1903, Hildesheim 1961, P: 521 (traducido en ed. de OIaso p. 343): .,' .
Kant discute el concepto de armona preestablecida desde sus pnmeras obras. En Princi-
piorum primorum cognitions metaphysicae nova dllucidatio, p~p. XII ~XIII, Ed. ~~,~,
410 SS., 415 s., propone una armona universal de las substancas en Virtud del pn~c~plo
mismo de su existencia, por haber sido concebidas ya con sus nexos en la mente .dIVlna.
Esta armona fundada en el nexo que une necesariamente a todas las substan~las por
proceder todas ellas de una causa comn es tambin la explicacin del coI?erclo en~re
substancias en De mundi sensibilis ... , Iv, 22, Ed. Acad. lI, 409. Es~a hannon~a generalter
stabilita es, segn este texto, la nica que puede fundar un comercio real, fSICO,entr~ las
substancias, y en consecuencia la nica de la cual resulta el mund? ~omo un todo real, se
opone a la armona preestablecida, la cual funda s610 un comercio Ideal, del cual resulta
un mundo que es un todo ideal. En la Critica de la razn pura, A 27,S =B 331,
desecha Kant este concepto puramente intelectual de la armoni~ uDl,ver~~lmen-
te establecida, pero mantendr el concepto de comercio real o Influjo flsICO;. el
concepto de armona preestablecida se examina all (A 274/275 =B 330/331, A
282/283 =B 338/339; A265 = B 321; A 390) en conexin con el concepto de
admite la intuicin pura del espacio. Pero por meros conceptos que-
dan slo dos posibilidades de explicacin: el ocasionalismo y la ar-
mona preestablecida (laconsideracin delassubstancias segn meros
conceptos excluyelaposibilidad del influjo).54La economa deprinci-
pios aconseja entonces preferir. laarmona preestablecida como princi-
pio deexplicacin. As vemos surgir "la ms pasmosa de las ficciones
que haya inventado jams lafilosofa". Con ella no selogra fundar sa-
tisfactoriamente launidad del mundo como comunidad desubstancias;
porque al no haber un comercio real entre las substancias, sino slo
uno ideal (al haber "armona sin verdadero comercio"),55 el mundo
que resulta esuna totalidad ideal, no real.
En cambio, lacomunidad delassubstancias como fenmenos, posi-
bilitada por laintuicin pura del espacio yefectuada por el influjo fsi-
co, es real, y presenta laventaja deque por ella sepuede comprender
launidad del mundo, lacual no puede demostrarse por meros concep-
tos.
56
cpo de la filosofa dogmtica discutido aqu dar lugar, en el estadio
. . d 1 59
escptico, alasegunda antmoma e araz npura. ., .
Labreve crtica deKant no necesita comentario; seIimita arepetir
laobservacin general de que el co~ocimiento delos fen~~nos, fun-
dado en la intuicin, no debe confundirse con un conoclml~nto por
puros con~tos; es la misma censura que aparece en )aCritica de l~
razn pura. Pero enrealidad esta critica tan general encubre una di-
dif . d 61
sidencia deKant conLeibniz que tiene aspectos muy uerencia os.
Con esta exposicin de la monadologa terI?ina el ex~men de l < ; > s
principios delafilosofa deLeibniz, correspondiente al pnmer estadio
dela historia ideal dela metafsica. Probablemente Kant tena pensa-
do un desarrollo mayor de este primer estadio, pues dice que al final
del podr el lector, si est libre deun excesivorespeto por los gran-
des nombres, juzgar por s mismo hasta qu punto hubo aqu unver~a-
dero progreso. Pero no hay continuacin. Otras tesis de la metafsl.ca
terico-dogmtica seexaminarn ocasionalmente en el tercer estadio,
54. La monadologa (Ed. Acad. xx, 284- 285).
muerte slo relativa (Monadol. 72, 73). Si bien el texto ?riginal de laMo~~dologfa no
se public hasta 1840, en el S. XVIII se conocieron la versin alemana de Koh~er ~la la-
tina de Hansche (Acta erudltorum de Leipzig, 1721) (segn Boutroux en: Leibnitz: f . : t J
Monadologie. Ed, annote et prcde d'une Exposition (...) par E. Boutroux, Pars,
1968, p. 135).
59 ce. Critica de la razn pura, A 441 '" B 469: la tesis de la 2da. antinomia "puede lla-
marse el principio dialctico de la monadologa".
60 Critica de la razn pura, A 274 =B 330; A 283 :: B 340; comprese con la tesis de la
segunda antinomia, A 442 :: B 470.
61 La principal diferencia entre los dos sistemas. de la que derivan todas las otras. con-
siste (segn Belaval, Yvon: "Sur un point de comparaison entre Kant et Leibniz". en:
Kaulbach, Fr. y Ritter, J. (editores): Kritik und Metaphysik: Studien Heinz Heimsoet mm
achtzigsten Geburtstag, Berlin, 1966, pp. 1-9) en que la substancia, para Leibniz. est do-
tada de percepcin; mientras que Kant sustrae la percepcin a la substancia (en lo c~al
sigue a Wolff, quien haba reservado el privilegio de la percepcin a las m?adas espiri-
tuales solamente. en Psychologia 644Y 712); lleg as Kant a concebir (en 1756)
mnadas Isicas que no tenan percepcin y que actuaban unas sobre otras desde afuera,
por el influjo sico del que ya hemos hablado (Metaphysicae cwn geometna iunctae usus
inphilosophia naturali ... passim). En la Critica de la razn pura desarrolla ~nt por una
parte la doctrina de la substancia como fenmeno. y por otra parte la doctnna de la cosa
en s; se ha sostenido (Adickes, E.: Kant und das Ding an sich, Berlin, 1924, p. 18, nota)
que la mnada leibniziana est presente en la cosa en sf kantiana; para que ello fuese as],
observa Belaval (op. cit. p. 6 s.), la cosa en sI debera tener percepcin y apeticin; pero
Kant deja indeterminado su concepto.
El examen delametafsica leibniciana concluyecon una explicacin
delamonadologa, similar alaexposicin ofrecida envarios pasajes de
la Crtica de la razn pura. 57 Como lo observa Guillermit, el texto de
losProgresos es un resumen delaMonadologa deLeibniz, gudindose
establecer una correspondencia precisa entre ambos textos.
8
El prin-
54 Critica de la razn pura, A 390: hay slo tres sistemas posibles para explicar la comu-
nidad de alma ycuerpo: el influjo ffsico, la armona preestablecida y la asistencia sobre-
natural.
55 De mundi sensibilis ... ZZ, Ed. Acad. 11,409.
56 De mundi sensibilis ... 17: el influjo fsico es la nica especie de comercio entre las
substancias que merece ser llamada real, y la sola por la cual el mundo se puede llamar
1111 todo real, no ideal ni imaginario.
57 A 266 = B 321 s.; A 274 :: B 330; A 283 = B 339.
58 Guillermit, Louis (traductor): Emmanuel Kant: Les progrs de la mtaphysique en
Allemagne depuis le temps de Leibniz et de Wolf, Pars, 1973 (2da. ed.), p. 129, nota 3; aqu
seala este autor las correspondencias siguientes: definicin de mnada (Monadol. 1);
simples y agregados (Monadol. 2 - Y 3); determinaciones internas (Monadol. 7.8 Y
11); facultad de representacin (Monadol. 14); el adormecimiento (Monadol. 20); los
espejos vivientes (Monadol , 63. 77, 83); pasaje a un grado superior (Monadol. 82);
100
101
En cambio, sigue una seccin que pertenece al estadio dogmtico, pe-
ro que no tiene relacin alguna con lacrtica alafilosofa deLeibniz.
de un pasaje paralelo;63 all diceKant que una doctrina racional de la
naturaleza es ciencia si, yslo si, las leyesnaturales que toma por pun-
to de partida son conocidas apriori, y no son slo leyes empricas. La
metaffsica de la naturaleza contendr siempre principios puros; pero
puede ser una doctrina transcendental (yreferirse alas condiciones de
posibilidad de la naturaleza en general, sin distincin de objetos) o
bien puede ser una doctrina especial (es decir, sus leyes, sin dejar de
ser apriori, pueden aplicarse aobjetos empricos determinados). Esto
ltimo ocurre por medio delaintuicin pura, cuando aquellos princi-
pios puros se aplican alas dos especies de objeto denuestra sensibili-
dad: objetos del sentido externo y objetos del sentido interno; en este
caso, lametafsica delanaturaleza sebasa en los conceptos empricos
demateria ydeser pensante, ybusca precisar el alcance de los conoci-
mientos que larazn puede tener apriori deestos objetos. As sedis-
tinguen, en lametaffsicadelanaturaleza, lametafsica delanaturaleza
corprea (ffsica) yla metafsica de lanaturaleza pensante (psicologa).
Estas doctrinas metaffsicas pueden alcanzar el rango de ciencias: "La
doctrina delanaturaleza sevuelveciencia delanaturaleza en la medi-
da en que construye sus conceptos empricos en la intuicin pura. Y
esto significa: que considera, en el objeto de su concepto, las relacio-
1 1,,64La ntesi
nes puramente espacia esypuramente tempora es . ss n eSISque
as seobtienen valenapodcticamente (a pesar de que la forma deter-
minada delaconstruccin es deorigen emprico) porque describen re-
laciones de la intuicin pura. Este conocimiento por construccin de
conceptos es lo que constituye laesencia delamatemtica. Por eso di-
ce Kant que "en cada doctrina especial de la naturaleza habr tanta
ciencia propiamente dicha, cuanta matemtica seencuentre en ella".65
SS. La metafsica dela naturaleza (Ed. Acad. 285- 286).
"A laparte terico-dogmtica delametafsica pertenece tambin la
doctrina. racional univer~al de la naturaleza, esto es, la filosofa pura
sobre objetos delossentidos, delosexternos, esto es, ladoctrina racio-
nal del cuerpo, y del interno, la doctrina racional del alma; por ellas
los principios de laposibilidad de una experiencia en general se apli-
can a una doble especie de percepciones, sin poner por fundamento
otra cosa emprica, salvo el que hay dos objetos tales. En ambas slo
puede haber ciencia en la medida en que se puede aplicar en ellas la
matemtica, esto es, laconstruccin delosconceptos; por eso, loespa-
cial de los objetos de la fsica puede ms, a priori, que la forma del
tiempo, lacual yaceen el fundamento delaintuicin por el sentido in-
terno, forma que tiene slo una dimensin."
El prrafo referido alametafsica delanaturaleza esdifcil deorde-
nar dentro del texto. Pertenece -lo dice Kant explcitamente- a la
exposicin del dogmatismo. Quiz debamos considerarlo como una
prueba deque losestadios no son slo etapas histricas, sino que con-
vivencomo momentos intemporales, deparejo valor, deun despliegue
ideal de la razn. En esta pgina se muestra una parte del estadio
terico-dogmtico que conserva intacta su validez despus de sufrir la
crtica de la razn; la conserva en la medida en que la limitacin del
objeto (es "filosofa pura", pero "referida a objetos de los sentidos")
llevaconsigo el acatamiento de los resultados del criticismo, que res-
tringi lavalidez del conocimiento apriori precisamente a este domi-
nio de loque puede pertenecer auna experiencia. Dentro deeste do-
minio, yuna vez dado yael objeto en laexperiencia, eslegtima laapli-
cacin del mtodo dogmtico, esto es, del mtodo que procede apriori
por meros conceptos.
El pasaje al que nos referimos
62
est redactado de manera muy
apretada. Ser til, para comprenderlo con menos esfuerzo, valernos
63 Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwlssenschaft ; Ed. Acad. IV, 469ss.; comprese
Cruica de la razn pura, A 381; de Vleeschauwer: "La Composition", p. 166, afirma que
este pasaje pertenece ms bien al estadio escptico; de modo semejante sostiene J. Kop-
per en "Der Kritizismus: Apotheose und Scheitem der reinen Vemunft" en: Kopper y
Marx (editores): 200 Jahre Kritik der reinen: Vemunft, Hildesheim, 1981, p. 147, que la
obra de Kant Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenschaft pertenece, en su con-
junto, al segundo estadio de la metafsica.
64Stadler, A: Kants Theoric der Materie, Leipzig, 1883, p. 5.
65Stadler, loc. cit. La cita de Kant proviene de Metaphysische Anfan&f8l1lde der Natur-
wissenschaft, Ed. Acad. IV, 470.
62Ed. Acad. XX, 285 s.; es el que comienza: "A la parte teorico-dogmatca de la me-
tafsica pertenece tambin ...".
102
103
La metatIsica delanaturaleza en general (laque examina el concep~
to de naturaleza en general) puede prescindir de la matemtica. Pero
una metatIsica referida a objetos determinados de la naturaleza (una
doctrina del alma y una doctrina del cuerpo) no es posible sin la ma-
temtica, porque sin sta no habr conocimiento apriori, y por tanto
no habr ciencia. La doctrina emprica del alma no es propiamente
una ciencia delanaturaleza, porque no sepuede aplicar lamatemtica
alos fenmenos del sentido interno, salvoen muypequea parte. Slo
sepuede aplicar aqu laleydecontinuidad, para el fluir deloscambios
interiores; yesto, en comparacin con laampliacin apriori del cono-
cimiento, que puede alcanzarse mediante lamatemtica en ladoctrina
delo corpreo, escomo ladoctrina delaspropiedades delalnea recta
comparada con la geometra entera. "Pues la intuicin pura interna,
en la cual habra que construir los fenmenos del alma, es el tiempo,
que tiene una sola dimensin".66 Nosepuede, por tanto, reconducir la
doctrina emprica del alma a un fundamento a priori, por el cual
podra llamarse propiamente ciencia; en la psicologa racional los po~
cos principios a priori son el concepto de la inmaterialidad de una
substancia pensante, el concepto desu cambio y el de la identidad de
lapersona en los cambios. Todo lo dems es psicologa emprica; pero
aun sta presenta la dificultad de que no sabemos distinguir entre lo
que pertenece al alma y lo que pertenece al cuerpo; de modo que en
lugar de referirnos a una psicologa emprica deberemos hablar, con
mayor propiedad, de una antropologa emprica que contiene los co-
nocimientos que seobtienen al observar al alma yal cuerpo unidos.
67
yesto no es deninguna utilidad para nuestro propsito depasar delo
sensible alosuprasensible.
El conocimiento racional puro de la naturaleza corprea, en cam-
bio, que es mucho ms rico en principios a priori, lo desarroll Kant
en el mencionado tratado Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwis-
senschaft, donde seestudian los principios puros apriori en los que se
funda lacerteza apodctica delacienciadelanaturaleza.
56. El segundo estadio: el estancamiento escptico de la metafsica
(Ed. Acad. XX, 286~292 YAnexo 11,Ed. Acad. xx, 326-329).
El desarrollo ideal delarazn reclama, luego deatravesar el estadio
del dogmatismo, un momento dedetenimiento reflexivo. Este momen-
to, que en su efectiva realidad histrica se manifiesta en las diversas
variedades del escepticismo, consiste en la suspensin provisoria de
aquella confianza en larazn, queel dogmatismo profesaba demanera
ilimitada. Sevuelveas el escepticismo contra el dogmatismo.
Pero son varios los sentidos que se pueden atribuir al trmino 'es-
cepticismo'. Tendremos que aclarrnoslos, si queremos entender dis-
tintamente el modo particular de escepticismo que se presenta en
nuestro texto como segundo estadio de la metatIsica. En un primer
sentido, toda la Crtica de la razn pura puede considerarse como ex-
presin deuna doctrina escptica, en lamedida en que afirma nuestra
necesaria ignorancia en todo lo referente a lo suprasensible y limita
nuestro conocimiento al dominio de la experiencia~ Pero esta afir-
macin slo esposible despus dehaber determinado apriori los lmi-
tes del conocimiento racional puro: es posible slo cuando yaseha al-
canzado el estadio crtico~9 En un sentido ms preciso, el escepticis-
66 MetaphysischeAnfangsgrnde der Naturwissenschaft, loe. cit.
67 Prolegmenos, 48; Critica del Juicio, 89, Ed. Acad. V, 460 S.; Progresos, Ed. Acad,
XX, 308 SS.; Critica de la razn pura, A 342 =B 400. .
104
68 En los Progresos, la crtica kantiana al dogmatismo no slo abarca la Dialctica trans-
cendental, sino que se extiende tambin por la Analtica para terminar identificndose
con toda la Critica de la razn pura; as lo afirma Wundt: Kant als Metaphysiker, Stuttgart,
1924, pp. 386-389; vase tambin Tonelli, G.: "Kant und die antiken Skeptiker" en:
Heimsoeth, H., Henrich, D., y Tonelli,G. (editores); Studien zu Kants philosophischer
Entwicklung (Studien und Materialien zur Geschichte der Philosophie, tomo 6), Hildes-
heim, 1967, p. 96;vase tambin Kopper, J .: "Der Kritizismus: Apotheose und Scheitem
der reinen Vemunft" en: Kopper y Marx (editores): 200 Jahre Kritik der reinen Vemunft,
Hildesheim, 1981, pp. 144 ss.: "La Critica de la razn pura [es] expresin y realizacin del
estancamiento escptico de la razn" y luego en la misma obra, p. 146: "La Critica de la
razn pura constituye la realizacin del segundo estadio de la metasica ...';.
Consideraron escptico a Kant sus contemporneos Hamann (carta a Herder del 27 de
abril de 1781, en Hamann, J . G.: Briefe, ed. por W. Ziesemer y A Henkel, Wiesbaden
1955-59, tomo IV, p. 283); C. Fried. Stiiudlin (en su Geschichte und Geist des Skeptizis-
mus, Leipzig, 1794) (ambos citados por Tonelli, op. cit., p. l21); Fr. H. J acobi Ueber dos
Untemehmen des Kritizismus, die Vemunft zu Verstande zu bringen, 1801); Hegel (Encyk-
lopiidie der philosophischen Wissenschaften, 1817, 39 obs.) (los dos ltimos segn Dotti,
J . E.: Dialctica y Derecho. El proyecto tico-poltico hegeliano, Buenos Aires, 1983, pp. 30
Y 66).
69 Critica de la razn pura, A 758 =B 786.
105
mo es una doctrina o un modo de pensar que, aun oponindose al dog-
matismo, tiene sin embargo cierta afinidad con l. Es un principio
cientfico de la Ignorancia, que socava los fund~wentos de t~do cono-
cimiento, para no dejar confianza alguna en l; es la doctnna de los
" 71 d difi i d
"nmades que aborrecen todo cultivo duradero, to.a e Iicaci n ~
sistemas de la razn. Este escepticismo absoluto o radical se contradi-
ce a s mismo; pues al afirmar que todo conocimiento es apariencia
ilusoria presupone la nosesin de un criterio para distinguir entre me-
,r72 .'
ra apariencia, y verdad. Pero el mtodo de los escpticos puede. a~~-
larse de la resolucin negativa que ellos dan al problema de la pO.SIbll~-
dad del conocimiento; en efecto, el principio de la escuela esa:puca.dI-
ce que "a cada razn se opone una razn del mis~~ peso yde Ig~al.Im-
portancia".73 Si bien este principio conduce a diluir todo conoclI~llen-
to en la duda que queda como lo nico cierto, y lleva al escptico a
adoptar una cita neutralidad 74en lo referente a los prob~emas me-
tafsicos, sin embargo es posible aplicarlo de man~ra metdl~, no pa-
ra decidir nada acerca de lo que podamos. saber, SIDOsuspendIendo el
juicio 75 hasta d~scubrir el punto d~~rigen del ~nflicto de la. razn
consigo misma? Este es el escepticismo metodico, que consste en
provocar el conflicto de las afirmaciones de la raz~ pura, no con el
propsito de resolverse por u~a. u ~tra de las a~rmacIOnes contrapues-
tas sino con intencin de decidir SI acaso el objeto de ellas no ser un
espejismo?7 Este mtodo puede describirse como la actitud de alguien
70Critica fk Irazn pura, A424= B451-
71Critica de Irazn pura, A IX.
72 Ldgica, Ed. Acad. IX, 84.
73Brucker: Historia critica philosophiae, Lipsiae 1742(cit. por Tonelli, O., op. cit. p.
101);comprese Progresos, Ed. Acad. XX, 263.
74 Critica de la razn pura, A756s. =B784s.
75El mtodo de la suspensin del juicio: Lgica, Ed. Acad. IX, 84.
76Critica de Irazn pura, A 423=B 451ss. Cf. A 507=~535:la Dialctica transcen-
dental no favorece al escepticismo, pero s{al mtodo escptico,
77Critica de Irazn pura, A 423ss. = B 451ss. ~~e mt~o ya lo haba ap~eciado ~nt
desde mucho antes como el ms apropiado para disipar ~l disenso entre los fllsofo~. Ver
einzig mijgliche Beweisgrund ... Ed. Acad. Il,67s. Tambin l? .taba probado expenmen-
talmente; intentando "con toda seriedad demostrar proposiCiones y demostrar s~s C~)fl-
trarias no para establecer una doctrina escptica, sino porque, sospechando una Ilusl6~
del entendimiento, quena descubrir dnde resida': (Refl. 5037,Ed. Acad. XVIll, 69,en
por Heimsoeth, H.:Transzendentale Dialelaik, Berhn, 1971,p. 689,nota).
106
que, sin intervenir, observase la disputa de dos metafsicos que demos-
traran el uno una tesis, y el otro la anttesis;78 se lo llama tambin
mtodo dialctico?9 La metafsica ofrece innumerables ocasiones de
aplicar este mtodo; en ella hay sobrados ejemplos de conflictos;80 en-
tre los que tuvieron lugar en los tiempos ms recientes, Kant habr po-
dido tener presentes la correspondencia entre Leibniz y Clarke, o la
polmica de Crusius con Wolff, o la discusin de Leibniz con Locke en
los Nouveaux essais~l
Laaplicacin del mtodo escptico llevar a descubrir que en estos
aparentes conflictos de la razn consigo misma no hay una autntica
contradiccin lgica, sino un gnero de oposicin que Kant llama
82
oposicin dialctica. Reducida a su forma lica, esta oposicin
vendra a ser la contrariedad o la subcontrariedad, 3 que no nos ponen
-<:omo las proposiciones contradictorias- 84ante la alternativa inelu-
dible de reconocer la verdad de uno de los miembros de la oposicin y
la falsedad del otro.
Pero para descubrir que el conflicto de la razn consigo misma no
es tal, sino que se trata de la sola oposicin no rigurosa que tiene lugar
78Refl. 5051,Ed. Acad. XVIII, 61(cit. por Tonelli, O., op. cit., p. 98).No fue un mtodo
empleado slo por los escpticos, sino tambin por algunos pensadores no escpticos de
la poca, entre ellos Fr. A Schultz, de quien fuera alumno Kant (segn Tonelli, op. cit.,
p.l06).
79 Critica de la razn pura A 502=B530.
80 Critica de la razn pura, A 853ss. =B 881ss.; cf. B XV, A IXs., etc.
81Ejemplos tomados de Heimsoeth: Transzendentale Dialekiik, Berlin, 1971,p. 689,no-
ta.
82Critica de la razn pura, A 504=B532.
83
Progresos, Ed. Acad. XX, 291; vase el Anexo I1, Ed. Acad. XX, 328. J uicios contra-
rio.s son aquellos de los cuales uno afirma de manera universal, y el otro niega tambin
universalmente; no p~eden ser am.~.verdaderos, pero s pueden ser ambos falsos (Lgi-
ca, ~ 49). Subcontranos son dos J UICIOScuando uno de ellos afirma o niega de manera
particular lo que el otro niega o afirma, respectivamente, de manera tambin particular.
Pueden ser ambos verdaderos, pero no pueden ser ambos falsos; antes bien, si uno de
ellos es falso, ~epuede concluir laverdad del otro, aunque no se pueda inferir la falsedad
de .uno a partir de la verdad de su subcontrario; por ejemplo: algunos hombres son ins-
truidos I algunos hombres no son instruidos (Lgica, 50).
84Lgica, 48.
107
entre los juicios contrarios o subcontrarios, no .basta con reducir a su
forma lgica las oposiciones; pues esta tormatzacon tendr resulta-
dos diferentes, segn se la realice antes o despus que, por aplicacin
del mtodo escptico, se haya descubierto el origen del conflicto. Si se
supone que el mundo (la serie completa de los fenmenos) es una cosa
en s que existe independientemente ~e ?,lis,~epresentacio~es, ~n~?n-
ces las proposiciones "el mundo es fimto y el mundo es infinito se
. . 85 P' dmt 1 n
pueden considerar contradictorias: ero SI no sea nu e que e mu -
do sea una cosa en s, entonces la contradiccin se vuelve una mera
oposicin dialctica: el mundo no exis~e en si (no existe con. inde:
pendencia de la serie de mis re~resentaclon~) y po~tanto ~ existe m
como totalidad infinita en si, m como totahdad fimta en s~ las pro-
posiciones en conflicto, que afirmaban respectivamente una de estas
dos alternativas, son ambas falsas.
Seve aqu que el conflicto se elimina tan pronto como se deniega la
pretensin de validez objetiva de las pro~fslclones que se refieren al
mundo (a la totalidad de los fenmenos). Pero para llegar a la co~-
clusin de ~ estas proposiciones acerca del mundo no poseen val-
dez aajetiHi hubo que descubrir pre,'iamente la apariencia ilusoria
transcendental~9 que se origina en la exigencia interna de la razn de
completar la totalidad de la serie de las condiciones. Mientras la razn
no haga ms que plantear esta exigencia, no tiene por qu haber ex-
travo dialctico (pues la mencionada exigencia es slo una mxima
subjetiva del uso de la razn). Pero s lo habr tan pronto como-en
correspondencia con esta exigencia- se supong~ q~~est dada la tota-
lidad que la razn exige: en cuanto se busque (ilegtimamente) un co-
rrelato objetivo para este requerimiento de la razn, suponiendo ya
dada la totalidad de las condiciones, como totalidad de las cosas reales.
Ah es donde surge la oposicin dialctica?O
Hasta aqu llega la competencia del mtodo escptico: hasta la de-
terminacin del origen del conflicto. Pero, bien mirada, la decisin
acerca de la falsedad o verdad de las proposiciones en conflicto no
ocurre dentro de este estadio escptico, que consiste ms bien en la
parlisis o en el estancamiento del progreso de la metatlsica?l La de-
cisin slo podr ser tomada por la filosotla crtica, que es la llamada a
decidir la pugna, no por capitulacin de uno de los bandos, sino me-
diante una inteligencia mutua que integra a los dos bandos Ins.
tantneamente?2
La razn exige la totalidad de la serie de las condiciones para todo
condicionado dado. Cuando, por una suposicin que es la que da ori-
gen al conflicto dialctico, suponemos que esa totalidad est dada, la
entendemos como la totalidad de las cosas contenidas en el espacio y
en el tiempo?3 Pero esto es lo que se entiende por mundo?4 Por ello,
el segundo estadio se llamar tambin "estadio cosmolgico" y se limi-
tar al examen del conflicto de la razn consigo misma en la cosmo.
loga~5
85 Critica de la razn pura, A 504=B532.
86Critica de la razn pura, A 505= B 533.
87Por esta pretensin de validez objetiva (pretensin de decir algo acerca de las cosas
reales) el conflicto entre las proposiciones no es meramente lgico, sino transcendental
(Progresos, Ed. Acad. XX, 291;d.Anexo Il,Ed. Acad. XX, J 27).
88Es decir, para llegar a laconclusin de laidealidad transcendental de los fenmenos
que componen el mundo, y para poder concluir que a ste slo se lo halla al recorrer
empricamente laseriede losfenmenos, serie que essiempre condicionada y que nunca
est dadaensu totalidad (Critica de la razn pura, A 505=n533).
89 Critica de la razn pura, A 297=B353;comprese A 3%.
108
90Progresos, Anexo 11,Ed.Acad. XX, 326s.; comprese Critica de la rozn pura, A 396,
91 Progresos, Anexo n, Ed.Acad. XX, 329.
92 Verkndigung des nahen Abschlusses eines Trakuus zum ewigm Prieden in der Philose:
phie, Ed, Acad. VIII, 421;comprese Critica de la rozn pura, A 490=B 518(titulo de la
seccin sexta) yA 497=B 525(ttulo delaseccin sptima).
93 Progresos, Ed.Acad. XX, 287.
94 Critica de la razn pura, A 419=B 447;vase tambin A 418ss. = B 446ss.; A 506=
B534s.; A 455= B483;A 334= B391.
95Las proposiciones de lateologa racional: "Dios existe" / "Dios no existe", y lasde la
psicologa racional: "el alma esunay perenne" / "el alma no es una ni perenne", son pro-
piamente contradictorias; su conflicto no se puede arreglar acudiendo a una diferenCia
entre fenmeno y cosa ens (Critica de la razn pura, A 740ss. = B 768ss.). Si fuera po-
sible ofrecer argumentos racionales demostrativos de cada una de estas proposiciones,
nos hallaramos ante un autntico e insoluble conflicto de larazn consigo misma. Peto
tales demostraciones dogmticas son imposibles, pues requeriran juicios sintticos a
priori que no podran fundar suposibilidad en laexperiencia posible (tambin aqu es la
insostenible pretensin devalidez objetivade losjuicios acerca de objetos suprasensibles
loque dasustento al conflicto; vaseCritica de la razn pura A 750= B778).No sienClo
posibles las demostraciones, las anttesis no son resultado de una exigenciainterna de la
razn, sino que son afirmaciones arbitrarias de una uotra de las proposiciones en COn-
flicto (Critica de la razn pura, A 742=B770).
109
57. El texto del segundo estadio (Ed. Acad.XX, 286-292 y Anexo 11,
Ed. Acad. XX, 326-329).
No haremos un examen detallado de la exposicin, breve y algo
confusa, del segundo estadio: sino que nos limitaremos a describir la
estructura general del texto?6
Tras una breve comparacin de las tareas que la metafisica se pro-
pone en el primer estadio y en el segundo, sejustifica laidentificacin
de este segundo estadio con la cosmologa transcendental del modo
como lohemos expuesto. En seguida seintroduce el tema del conflicto
delarazn y selovincula con el escepticismo. En su intento dealcan-
zar lo incondicionado como ltimo miembro de la serie completa de
las condiciones, larazn seenreda en un conflicto consigo misma, de-
bido a la "insondabilidad que atraviesa todas las clases de cate-
goras",97es decir: debido aque con ellas, cuando se las aplica alare-
lacin de las consecuencias con sus fundamentos, no se puede nunca
alcanzar un fundamento ltimo no fundado a su vez. Este conflicto
precipita a la razn en el escepticismo. El conflicto se expresa en las
contradicciones (''verdaderas o meramente aparentes": acerca de esto
sepodr decidir al final del estadio) matemticas ydinmicas.
En este punt0
98
se interrumpe el texto y se inserta en l un largo
pasaje entre corchetes, sobre cuyaredaccin especialmente descuidada
hemos advertido en las notas a la traduccin. Se refiere aproximada-
mente alas dos primeras antinomias, y termina bruscamente al enun-
ciar laanttesis delasegunda?9 All mismo contina entonces la inte-
rrumpida presentacin de las antinomias matemticas y dinmicas,
que acaba en una nota donde seanaliza laoposicin dialctica en oca-
sin depresentarse el problema delafinitud o infinitud del mundo.
Siguen cuatro "observaciones" especialmente interesantes. En la
primera seconsidera laidealidad transcendental delos fenmenos, en
conexin con la oposicin dialctica~oo En la segunda y en la tercera
96 De Yleeschauwer: "La Composition", pp. 169-170ofrece una comparacin de las dos
versiones del segundo estadio, en el primer manuscrito y en el segundo.
97
Progresos, Ed.Acad. XX, 287.
98
Ed. Acad, XX, 288.
99 Ed.Acad. xx, 289.
100 Progresos, Ed. Acad. XX, 290 a.; lamisma conexin se muda en Critica de la raWn
pura A S06 =B 534.
110
se estudia la estructura lgica de la oposicin dialctica, respectiva-
~e~te en lasant~nomias matemticas y en lasdinmicas. En lacuarta y
ltima observaCI?n se hace referencia al progreso dogmtico que la
razn pue~e realizar en el dominio de lo suprasensible, si no desde el
p.untodevista te!ico, s en laintencin prctica. Este progreso es po-
sible por la peculiar ndole de la conexin sinttica dinmica la cual
admite laheterogeneidad delos elementos sintetizados~Ol Tal hetero-
geneidad permite admitir una causalidad por libertad que acte sobre
el mundo sensible;102y permite tambin admitir un ser necesario que
est en con~xin con lo contingente~03 De este modo es posible una
argumentacin que parte de lo sensible para llegar, valindose del
vnculo entre condicionado y condicin (por postulacin o por ana-
loga) 104 alo inteligible.
E.l estancamiento escptico no es, por tanto, definitivo; sino que a
parur de.l-por medio delacrtica, esto es, yaentrando en el prxi-
mo estadio tercero- sealcanza un verdadero progreso de larazn en
el dominio de lametafsica. A este progreso sereferir el texto al tra-
tar el tercer estadio delametafisica.
Tres asteriscos sealan, como lo anunciara Rink en su prlogo, una
laguna en el manuscrito original. Los prrafos restantes resumen laar-
gumentacin de la cuarta observacin, acerca de las antinomias
dinmicas, y la~t;nplet~n con una referencia alos objetos suprasens-
bles de la metafsica, DIOSy el alma. Con esto termina la exposicin
del segundo estadio.
58. El tercer estadio (Ed. Acad. xx, 293-301).
Estudiaremos ahora la tercera etapa de la historia ideal de la me-
tafsica, dejando para la ulterior "exposicin crtica" el estudio de sus
contenidos doctrinales. Se distinguen en la composicin del captulo
del tercer estadio tres partes:
101Critica de la razn pura, 8201/202, nota,
102 Critica de la razn pura, A 544 ss. = B 572 ss.; Critica de la razn prctica, Ed. Acad.
Y, 103ss. (ver tambin p. 54 ss.); Progresos, Anexo 11,Ed.Acad. XX,328 s.
103 Critica de la razn pura, A 560 = B 588.
104 Critica de la razn pura, A 566 =8594; Critica de la razn prctica, Ed.Acad. Y, 56 s.
111
a) una introduccin (Ed. Acad. XX, 293-296) cuyo principal tema
es el concepto de conformidad a fines y su funcin en la fundamenta-
cin de una metasca terica;
b) la "resolucin del problema acadmico" (Ed. Acad. XX, 2%-
3(0) en la que se expone el mtodo por el que se efectuar el trnsito a
lo suprasensible; el principal tema de esta parte es el concepto de fe;
e) una reflexin general sobre el tercer estadio (Ed. Acad. XX, 300-
301), que contiene tambin una mirada prospectiva sobre los temas de
la metafsica especial.
La funcin del tercer estadio consiste en exponer la doctrina del cri-
ticismo en relacin con las etapas anteriores, como consumacin de la
historia ideal de la razn. Aqu habr de verse cmo se supera el es-
cepticismo, y cmo es posible, aun respetando los estrechos lmites im-
puestos por la crtica a la razn especulativa, un trnsito a lo suprasen-
sble, Tendremos que tener presentes, en este estadio, las discusiones
previas acerca de la deduccin transcendental de las ideas, y acerca del
concepto de analoga. Estos conceptos se enriquecern en el tercer es-
tadio con el agregado de los de suposicin relativa, de fe y de postula-
do, y de conformidad a fines. Kant habra podido extenderse acerca de
otros aspectos del estadio crtico: acerca de cmo en ste se integran
las oposiciones del dogmatismo y el escepticismo, etc. Pero prefiere
concentrar su exposicin en los positivos avances (en los "reales pro-
gresos") del crticismo en el terreno de la metafsica terica. El desa-
rrollo general del tercer estadio guarda cierto paralelismo con el desa-
rrollo de la segunda parte de la Crtica del Juicio.
59. Introduccin del tercer estadio (Ed. Acad. xx, 293-296).
En primer lugar vuelve a sealar Kant
l05
que la metafsica de que
aqu se trata es una ciencia terica, y que no debe confundrsela con la
metafsica de las costumbres. Recordando el despliegue del concepto
de metafsica que haba ofrecido en la Crtica de la razn pura, a la me-
tafsica que trata lo que es (y no lo que debe ser) la llama "metafsica
de la naturaleza,,:106
105Como yalohaba hecho enlaintroduccin general, Ed, Acad. XX, 261.
106 Cruica lla rozn pura, A 845 ss. =B 873ss, Comprese Fundamentacin <k /a me-
taftsica de las costumbres, Ed. Acad. IV, 388. Por "naturaleza" ha deentenderse aqu el
conjunto formado por los objetos dados (yasean dados anuestra intuicin sensible, o a
algunaotra especie de intuicin).
112
"Ante todo se debe tener presente que en todo este tratado, de
acuerdo con la tarea acadmica propuesta, se considera la metafsica
meramente como ciencia terica, o, como tambin puede llamrsela,
como metafsica de la naturaleza, y que por tanto el trnsito de la me-
tafsica a lo suprasensible no debe ser entendido como un pasaje a una
ciencia racional enteramente diferente, a saber, la moral-prctica, la
cual puede llamarse metafsica de las costumbres; pues esto sera un ex-
travo en un dominio enteramente diferente ...".
Luego comienza en la introduccin un movimiento argumental que,
partiendo del estancamiento escptico, mediante el concepto de con-
formidad a fines (finalidad) introduce el concepto de fin final; ste a su
vez permite introducir los postulados (que son las condiciones de su
posibilidad). Veamos esto con mayor detalle.
Acabamos de ver, en el segundo estadio, que el trnsito terico-
dogmtico a lo suprasensible es imposible. Nos toca ahora intentar un
trnsito prctico-dogmtico, y ello (aunque parezca paradjico) sin de-
jar de edificar una metafsica terica, distinta de la metafsica de las
c~stumbres. Esto e~posi?le lb~acias a que encontramos en nosotros
mismos de manera Inmediata la facultad de actuar segn fines: es la
voluntad.
108
sta es la facultad que, referida propiamente a fines de la
libertad, aplicamos analgicamente a fines de la naturaleza 109 obte-
niendo el concepto de conformidad a fines. Este concepto nos permi-
tir abandonar el estancamiento escptico y efectuar el trnsito a lo
suprasensible.
60. El concepto de conformidad a fines (Ed. Acad. Xx, 293-294).
El concepto de conformidad a fines se presenta en los Progresos en
una frase especialmente larga y complicada:
107Critica <k la razn prctica, Ed. Acad. V, 47; comprese Critica de! Juicio, 86, Ed.
Acad. V, 447, YProgresos, Ed. Acad. XX, 345.
108Critica del Juicio, 64, Ed. Acad. V, 370; comprese Fundameruacin de la metafisi-
ca de las costumbres, Ed. Acad, IV, 427YCndca del Juicio, 10,Ed. Acad. V, 220.
109 Acerca del uso <k principios teleolgicos en la filosofta, Ed. Acad. VIII, 181ss.; Critica
del Juicio, 61,Ed. Acad. V, 359ss., etc.
113
"Ahora bien. entre los conceptos que, de cualquier modo que sea,
pertenecen al conocimiento de la naturaleza, encontramos tambin
uno dendole tal, que mediante l no podemos hacernos comprensible
lo que est en el objeto, sino aquello que podemos hacernos compren-
sible meramente por ponerlo nosotros en l; concepto que, por tanto,
no es propiamente una parte integrante del conocimiento del objeto,
pero que es sinembargo un medio o un fundamento, suministrado por
.la razn, para el conocimiento, a saber, para el conocimiento terico
pero no por ello dogmtico; yste es el concepto de una conformidad
de la naturaleza, a fines, lacual puede ser tambin un objeto de laex-
periencia, yque por tanto es un concepto inmanente, no transcenden-
te, tal como el delaestructura delosojos ydelosodos...,,~10
All diceque este concepto forma parte delos que pertenecen al co-
nocimiento de la naturaleza. En sta encontramos, en efecto, objetos
que adems de poseer la unidad propia de un objeto en general, pre-
sentan una copertenencia de laspartes, por lacual poseen una unidad
determinada: son los objetos orgnicos. La unidad deestos objetos no
podemos explicrnosla como producto delacausalidad mecnica dela
naturaleza (pues desde el punto de vista de tal explicacin, las unida-
des que se formen son producto de una mera coincidencia casual de
causas)~l1 La coincidencia o armonizacin de las causas mecnicas,
para que sea posible la produccin de un objeto orgnico, slo pode-
mos comprenderla si suponemos que las causas mecnicas fueron
guiadas por intenciones o por finalidades
112
al producir eseobjeto. Si
un objeto slo puede ser posible, a nuestro entender, si suponemos
una causalidad orientada hacia fines (una voluntad) que lo hara pro-
ducido, entonces decimos que eseobjeto es "conforme afines". 13 As
surge el concepto deconformidad afines, que nos resulta imprescindi-
blepara conocer ciertos objetos delanaturaleza en su peculiaridad~14
Son los objetos naturales mismos los que nos dan ocasin (emprica)
deelaborar este concepto
115
queseaplica luego aellos;116por eso po-
demos decir que laconformidad delanaturaleza afines esobjeto dela
experiencia.
Pero si bien laexperiencia dalaocasin para laelaboracin decon-
cepto, y proporciona su campo de aplicacin, no es menos cierto que
el concepto deconformidad afinesno es un dato que percibamos en el
objeto. No es algo que est en el objeto; no podemos afirmar ~ueste
haya sido efectivamente un fin para la causa que lo produjo.17 Por
ello, mediante laconformidad afines "no nos explicamos algo que est
en el objeto", sino que ponemos 118nosotros en ste el concepto defin
para explicarnos laposibilidad del objeto (como producto de una cau-
-sa inteligente que actuara segn fines).119Somos nosotros quienes no
podemos comprender la posibilidad deque las causas mecnicas de la
naturaleza generen un producto orgnico; pero ello no quiere decir
que podamos afirmar que es imposible la generacin de lo orgnico
por causas naturales mecnicas sin intervencin de la intencin ni de
lainteligencia: podra haber en la naturaleza un fundamento escondi-
. ibl d ibilid d
120
do emaccesi epara nosotros, eesta posi 1la.
110Ed. Acad, xx, 293.
111Ctitica del Iuicio, 64, Ed. Acad. V, 370;61,Ed. Acad, V, 359SS.; 75,Ed. Acad.
V,3988.
112Crica del Iuicio, 65,Ed. Acad. V, 373.
113 Crftica del Iuicio, 10, Ed. Acad. V, 220.
114 Cntica del Juicio, 76,Ed.Acad. V, 40~.
114
115 Cruica del Juicio, 63.Ed. Acad, V, 366s.
116 Cntica del Juicio, 74,Ed. Acad, V, 3%.
117Cruica del Juicio, 75,Ed. Acad. V, 399:los fines delanaturaleza no nos son dados
por el objeto; no losobservamos, sino que slo lesaadimos el concepto definalospro-
ductos naturales conel pensamiento, al reflexionar sobre ellos.
118"Mediante razonamientos especiosos" (Progresos, Ed. Acad, XX, 294;Critica del Jui-
cio, 61,Ed. Acad. V, 359)introducimos enel objeto el concepto defin; para ello pensa-
mosel concepto del objeto como si nofuera unconcepto que estuviese en nosotros, sino
en lanaturaleza, y como si este concepto poseyera una causalidad propia: como si pose-
yera lafacultad de mover a lanaturaleza a producir el objeto de l (Critica del Juicio,
61,Ed. Acad. V, 360). Al hacer esto, nos representamos a la naturaleza mediante una
analoga con lacausalidad de un entendimiento (Critica del Juicio, 75,Ed. Acad. Y,
398)Y podemos as comprender laposibilidad del objeto al representamos a ste como
findeunacausa inteligente.
119Esto esloquesignificalacomplicada frase: "mediante l no podemos hacemos com-
prensible lo que est en el objeto, sino aquello que podemos hacemos comprensible me-
ramente por ponerlo nosotros enl".
120 Critica del Juicio, 75,Ed. Acad. Y, 400; comprese en lamisma obra Ed. Acad. Y,
388: Para unentendimiento finito, que no tiene acceso al "fundamento interior primero"
115
Por ello, con el concepto de finalidad (conformidad a fines) no po-
demos decidir nada sobre el objeto mismo; es un concepto que slo se
aplica porque nuestra facultad cognoscitiva es incapaz de comprender
la posibilidad de los seres naturales orgnicos por accin de la sola
causalidad mecnica de la naturaleza. Si al emplear el concepto de
conformidad a fines tenemos siempre presente esta limitacin de su
validez (si tenemos presente que vale slo en relacin con nosotros) y
si renunciamos a la pretensin de decidir, con este concepto, algo acer-
ca del objeto mismo, entonces nuestro uso del concepto ser "terico,
pero no dogmtico": haremos un uso crtico del concepto~21
Precisamente esta restriccin crtica en el uso del concepto nos im-
pide considerarlo como concepto transcendente, y nos obliga a tenerlo
por inmanente; podemos considerar los seres orgnicos que encontra-
mas en la experiencia como si fueran efectos de una causalidad guiada
por intenciones (y por tanto, racional); pero sabemos que esto slo va-
le para nosotros, por la limitacin de nuestra facultad cognoscitiva; no
nos autoriza a afirmar nada acerca de una inteligencia suprasensible
creadora, de la cual fuesen productos los seres orgnicos. A pesar de
que el com:epto de conformidad a fines parece referirse a una caesa
suprasensible de los objetos, es slo un concepto inmanente, y no
transcenden te~22
delasleyesparticulares de lanaturaleza, es contingente ycasual laarmona delas causas
mecnicas de lanaturaleza, reconocible en laforma delos productos de ella (si trata de
explicrsela solamente desde el punto devista delacausalidad mecnica). Pero la razn
seempea en conocer lacondicin de posibilidad delageneracin deesta forma casual;
ypara ello tiene que encontrar lasleyesalasque esaforma obedece (Cruica del Juicio,
64, Ed. Acad. V, 370). Estas leyesnoson ni lasdelacausalidad mecnica, ni tampoco las
que se pueden conocer a priori "por determinacin del concepto de objeto" en general
(Crica del Juicio, 76, Ed. Acad. V, 404). Por ello, recurre [arazn auna leyde [ocon-
tingente; esta "legalidad de locontingente" es precisamente laconformidad afines; slo
mediante ella puede la razn representarse esto contingente como necesario. Pero en-
tonces [aconformidad a fines es un concepto que se introduce en el conocimiento de la
naturaleza slo para satisfacer un requerimiento de la razn, y por tanto no sirve para
determinar al objeto, sino slo para determinar el uso dela facultad deconocer (Critica
del Juicio, 75, &1. Acad. V, 398). Esto explicatambin por qu dice en el texto de los
Progresos que el concepto deconformidad afines est "suministrado por larazn" como
medio parael conocimiento.
121 Crilica del Juicio, 74, Ed. Acad. V, 395: "Procedemos (...) crticamente con un con-
cepto, cuando loconsideramos (...) slo COII respecto anuestra facultad cognoscitiva, sin
intentar decidir nada acerca desuobjeto".
122Cruica del Juicio, 74, Ed. Acad. V, 396s.: "El concepto de una cosa como finde la
116
Este concepto de la conformidad de la naturaleza a fines no lo too
mamos de la experiencia de los objetos de la naturaleza. Encontramos
en nosotros mismos la facultad de actuar segn fines: la voluntad, y
transferimos esta facultad, por analoga, a la naturaleza, al considerar
los productos orgnicos de sta como fines suyos~23
El sentido y el uso del concepto de conformidad a fines se ejemplifi-
can en el texto con una referencia a la doctrina de Epicuro?24 el ejem-
plo es adecuado, pero no debemos dejar de advertir en l cierta irona;
pues en otras oportunidades Kant ha expresado un fuerte rechazo por
naturaleza es exorbitante para la facultad determinante de juzgar ( ... ) (aunque sea inma-
nente para lafacultad reflexivadel juzgar, con respecto alosobjetos delaexperiencia)'.'
123ste es el sentido de lafrase deProgresos, Ed, Acad. XX, 294, que diceque tenemos
en nosotros, apriori, el concepto dela teleologa de lanaturaleza. Por cierto que no sig-
nifica que tengamos una representacin innata de la naturaleza, sino que aplicamos a
sta, independientemente de toda observacin de ella, un concepto que hemos hallado
en nuestra experiencia interna: conocemos lacausalidad final "por experiencia en noso-
ITOS mismos, en nuestro entendimiento yen nuestra voluntad, como causas de laposibili-
dad de ciertos prcnctcs arregraos afines, asaber, de ras obras de\ arte" [Ueber den Ge-
brauc teleologischer Prinzipien ... , Ed. Acad. VIII, 181).Cf. Paulsen, F.: Immanuel Kant,
Stuttgart, 7ma. ed., 1924, p. 279.
124No he podido hallar el ejemplo en los textos de Epicuro. Tampoco se lo encuentra
en Brucker, quien expone slo el pensamiento general (Brucker: Historia critica philo-
sophiae ..., Lipsiae 1742, tomo 1. p. 1.276: "Ex hoc vero sequitur, ut partes animalium non
fuerint ab usque initio eo, quo sunt modo, propter fines ususve iIlos confonnatae, quos
habere deprehendetur"), Lucrecio menciona ojos y ofdos en conexin con la discusin
de las causas finales (pe rerum natura IV, 824 Y 839); pero Kant sigue probablemente
aqu a Gassend: Philosophiae Epicuri syntagma, parte 2, sect, 111,cap. 8. Por ser sta una
obra rara, lacitaremos con alguna extensin. Despus deunaintroduccin general seme-
jante alaque encontramos en Brucker, Gassend escribe: "Heinc neque fuere oculi ad vi-
dendum acu, neque aures ad audendum (...); quoniam membra haec prius nata sunt,
quamesset videre, audire (...); sed ipsorumofficiaexstitere exnatis.
Nempe, quia intra ipsumcorpus confonnata est simul Anima, eaque sensus capax; conti-
git simul oculum eiuscemodi fieri contexturae, UI applicata ilIi Anima, non potuerit sen-
sumvidendi 1I0nelicere; &auremeiuscemodi, ut iIli adiuncta, non potuerit non exserere
auditionem" (PelTUs Gassendi opera omnia. Reimpresin facsimilar de la edicin de
Lyon, 1658, Stuttgart-Bad Cannstatt, 1964, p. 39).
Un ejemplo parecido se encuentra en Mendelssohn, M.: Morgenstunden, oder Vorlesun-
genber das Dasein Gottes, Berlin, 1785, XI, Stuttgart, 1979, edicin de D. Bourel, Re-
clam, p. 104.
Vase tambin Eme Fassung der Einleitung in die Kritik der Uneilskraft, IX y X (ed. Weis-
chedel tomo V!8, p. 219).
117
esta doctrina que slo admite una causalidad segn leyes del movi-
miento~25
Con este prrafo que rene tan apretadamente temas de la Critica
del Juicio, queda introducido en laargumentacin el concepto decon-
formidad afines. La reflexin metafsica que tome su punto departida
en este concepto ser una reflexin terica; no corremos el riesgo de
incurrir en una metbasis, en una transposicin que nos lleve a un
gnero enteramente diferente, como es la metafsica de las costum-
bres. Pero al mismo tiempo el concepto de conformidad afines tiene
u!ladoblevinculacin con laesferadelo prctico: por suorigen (como
yahemos visto, pues sulugar originario es nuestra voluntad) yporque,
por otra parte, conduce, por requerimiento delarazn, alaidea deun
fin final que preste unidad sistemtica atodos los fines dela naturale-
za~26 Este concepto de fin final pertenece al dominio de la razn
prctica, pero llegamos ahora al por larazn terica. Precisamente la
funcin que el concepto de conformidad afines cumple, dentro de la
argumentacin, es la de hacer posible, y aun inevitable, la pregunta
por el finfinal.
Pero laconsideracin de lanaturaleza como un sistema defines no
es suficiente para que tengamos un concepto determinado del fin fi-
nal;127y la determinacin de es.teconcepto es imprescindible, pues
ser precisamente lainvestigacin desus condiciones deposibilidad lo
que nos permitir efectuar el trnsito alo suprasensible. El desarrollo
general de la argumentacin es que si bien los fines de la naturaleza
nos llevan a suponer, para explicrnoslos, una inteligencia creadora,
no nos resultan suficientes para determinar el concepto deesta inteli-
gencia como concepto deun Dios~28 La consideracin de los fines de
lalibertad, en cambio, nos conduce al concepto determinado deun fin
125 Critica del Iuicio, 72, Ed. Acad. V, 391:"El sistema de la casualidad, que se atribu-
ye a Epicuro o a Dem6crito, es tan obviamente absurdo, si se lo toma al pie de la letra,
que no nos detendremos en l". Comprese en la misma obra el 73,Ed. Acad, V, 393.
126 Critica del Juicio, 82, Ed. Acad. V, 427; comprese en la misma obra el 84, Ed.
Acad. V, 434 s.
127 Critica de/ Juicio, 85, Ed. Acad. V, 437;comprese la "observacin general", Ed.
Acad. V, 480.
128Para explicamos la posibilidad de los seres orgnios bastara con suponer un de-
miurgo; la teleologa de la naturaleza conduce apenas a una demonologa (Critica del Jui-
cio, 85, Ed. Acad.V, 439 s.; comprese en la misma obra 86, Ed. Acad. V, 444).
118
final y a travs de l auna teologa en la que podemos determinar el
concepto delacausainteligente del mundo, con los predicados que co-
rresponden al concepto deDios~29Veamos ahora esto con mayor de-
talle, tal como estexpuesto enel texto delosProgresos~30
61. El concepto de fin final (Ed. Acad. XX, 294).
Puesto que pensamos un entendimiento al que tenemos que consi-
derar causadelasformas delosseres naturales orgnicos, no podemos
dejar de preguntarnos cul sera el motivo (no el capricho subjetivo,
sino larazn oel fundamento objetivo) por el cual este entendimiento
sepropone los fines que al leatribuimos. Este fundamento objetivo
esel fin final delaCreacin~31
Fin final es a'}rel fin que no requiere ningn otro como condicin
de su posibilidad.
32
Todos los fines de la naturaleza son condiciona-
dos; por ms que remontemos indefinidamente la serie deestos fines,
jams llegaremos aobtener el concepto de fin final. Este no es un fin
que la naturaleza se proponga, sino que es ms bien la razn por la
cual la naturaleza misma, en su totalidad, existe. No pertenece al do-
minio de la necesidad natural, sino al de la libertad y de la razn
prctica~33 A los fines delanaturaleza (que para un ser finito dotado
deaptitud para proponerse fines, pueden resumirse en lafelicidad) se
agrega el mandato incondicionado delaleymoral, al cual los fines na-
turales deben subordinarse. Este mandato es el que suministra aquel
carcter deincondicionado que, por definicin, serequiere para el fin
final.
Deeste modo, laleymoral establece apriori un fin final, cuyareali-
129 Critica del Juicio, 86, Ed. Acad. V, 444.
130 En el prrafo que comienza: "Entonces, aunque las doctrinas sco-teleolgicas (de
fines de la naturaleza) ...';Progresos, Ed. Acad. XX, 294.
131 Critica del Juicio, Ed. Acad. V, 434 s.
132 Critica de/ Juicio, loc. cit. Sobre la distincin entre fin ltimo y fin final vase Critica
del Iuicio, 82, Ed. Acad. V, 426; comprese en la misma obra 84, Ed. Acad. V, 436,
nota, y Critica de /a razn pura, A 840 = B 868.
133 Slo en el dominio de lo prctico se hallan valores absolutos cuya realizacin debe,
incondicionalmente, intentarse (Critica de/ Juicio, 86; Ed. Acad. V, 443).
119
zacin debe intentarse ncondicionalmente.f" Este fin final es el sumo
bien posible en el mundo~35
En el concepto del sumo bien se renen la felicidad y la virtud. Esta
ltima es "la condicin, slo con la cual la razn (...) les reconoce a los
seres mundanales racionales"l36 una pretensin legtima sobre la feli-
cidad. Estos dos elementos del sumo bien son heterogneos~37 Se
comprende a priori que es necesario que ambos formen parte del con-
cepto del sumo bien; pero puesto que la conexin de ambos conceptos
no se toma de la experiencia ni es analtica (su unidad en el concepto
de sumo bien no puede explicarse por anlisis del concepto de felici-
dad ni por anlisis del concepto de virtud, pues ninguno de ellos impli-
ca al otro), ser necesario demostrar la posibilidad de esta sntesis de
felicidad yvirtud, a la que llamamos el sumo bien.
"Este objeto de la razn es suprasensible; progresar hacia l, como
fm final, es un deber; 'por consiguiente, que debe nacer un estadio de
la metafsica para este trnsito y para el progresa en l, es indudable.
Pero esto es imposible si se excluye toda teora. pues el fin final no
est enteramente en nuestro poder, y por ello debemos hacernos un
concepto terico de la fuente de la cual l puede surgir. Sin embargo,
una teora tal no puede tener lugar de acuerdo con aquello que cono-
cemos en los objetos, sino a lo sumo de acuerdo con aquello que noso-
tros introducimos, porque el objeto es suprasensible."
deber de progresar hacia l, esto es, de "contribuir con todas nuestras
fuerzas a la realizacin del sumo bien posible en el mundo".l38 Pero la
realizacin de este fin no es algo que dependa de nosotros solos; si
bien est enteramente en nuestro poder la posibilidad de ser virtuosos,
no ocurre lo mismo con la posibilidad de unir a esta virtud, por nues-
tro solo esfuerzo, la felicidad (y bien podra ser que esto ltimo fuese
enteramente imposible, con lo que la idea del fin final resultara ser
una quimera sin realidad objetiva). Con la sola prctica ("sin nada de
teora") no alcanzamos ms que a una parte del sumo bien: a la reali-
zacin de la virtud. Por consiguiente, tenemos que formarnos, en la re-
flexin sobre el fin final, un concepto de una causa suficiente de l: un
concepto "de la fuente de la cual l podra surgir,,139 y que explique su
posibilidad. As llegamos a la suposicin de una causa moral del mun-
do: a la suposicin de un Creador moral, condicin de la posibilidad
de la sntesis de felicidad y virtud, y por tanto condicin de la realidad
objetiva de la idea del fin final. Slo con esta suposicin podemos pro-
ponernos el fin final como factible, y no como quimera de la razn
prctica~40
A esta suposicin de un Creador moral 'nemas llegado porque
habamos partido del deber moral de realizar el sumo bien en el mun-
do; ahora bien, este punto de partida implicaba una suposicin: la de
la libertad (lo suprasensible en nosotros). Y adems, la realizacin del
sumo bien exige la perduracin infinita de nuestra existencia aun des-
pus de nuestra vida sensible~41 De este modo alcanzamos tres "con-
ceptos facticios o ideas transcendentes" de lo suprasensible: la liber-
tad, Dios y la inmortalidad del alma. Por supuesto que no tenemos un
62. Las condiciones de la posibilidad de realizar el fin final (Ed.
Acad. XX, 294-295).
Para demostrar la posibilidad del sumo bien (o fin final) contamos
con algo seguro, a saber: con el conocimiento de que este fin final es
un objeto necesario de la voluntad racional; savemos que tenemos el
138 Ueber den Gemeinspruc ... , Ed. Acad. VIII, 279;Critica del Juicio, 88, Ed. Acad, V,
453.
139
Progresos, Ed. Acad. XX, 294.
140 Critica del Juicio, 87,Ed. Acad, V, 450:tenemos que suponer una causa moral del
mundo (un creador moral) para proponernos un fin final segn la ley moral; y en el mis-
mo grado en que esnecesario lo ltimo, es tambin necesario lo primero. Comprese, en
la misma obra, 88, Ed. Acad, V, 455,Y 91,Ed. Acad, V, 471;vase tambin Ueber den
Gemeinspruch ..., loe. cit.
141 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V. 122 ss.; comprese Critica del Juicio. 91,
Ed. Acad. V, 470.Por cierto que esta exigencia es para que podamos nosotros pensar la
posibilidad de realizar aquel fin, mediante el uso de nuestra libertad.
134 Critica del Juicio, 87,Ed. Acad. V, 450;comprese UeDer den Gemeinspruch .... Ed.
Acad, VIII. 279,nota; vase tambin Critica de la razn prCtica, Ed. Acad, V, 113: "Es
necesario a priori (moralmente) producir, por la libertad de lavoluntad, el sumo bien".
135 Critica del Juicio, 84, Ed. Acad, V, 435,Y87,Ed. Acad- V, 448nota.
136 Progresos, Ed. Acad. XX, 294.Sobre el concepto del sllmo bien vase Critica de ID
razn prctica. Ed. Acad, V. 110 ss.
137Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 112 s.
120
121
conocimiento terico deestos objetos mismos; sino que nuestra teora
se refiere slo a conceptos que nosotros mismos nos hacemos segn
las limitaciones de nuestra facultad cognoscitiva, y que nos hacemos
slo porque nosotros no podemos explicarnos deotro modo la posibi-
lidad del fin final. Por eso dice nuestro texto que esta teora no tiene
lugar segn lo que conocemos en el objeto, sino segn lo que ponemos
en l. Si alcanzamos estas ideas, es porque nos resultan imprescindi-
bles como condiciones slo bajo las cuales podemos concebir la posi-
bilidad derealizacin del finfinal:
1) La libertad
142
seentiende aqu como condicin dela realizacin
dela moralidad en este mundo sensible; esto es, como condicin dela
realizacin del sumo bien en lo que depende estrictamente de noso-
tros. De las condiciones concebibles del sumo bien; la libertad es la
nica cuya realidad se puede exhibir en la experiencia; no laconoce-
mos aella directamente, pero s conocemos sus leyes: las leyes prcti-
casdelarazn, y las acciones conformes aellas; lalibertad es, por tan-
to, la nica idea de la razn pura cuyo objeto es un hecho que deba
contarse entre lascosas cognoscibles (sciblia) 143yofrece as un punto
departida para el regreso analtico.
2) A la idea de Dios llegamos tambin por buscar las condiciones
que nos permiten concebir la posibilidad de la realizacin del sumo
bien. Por lo mismo, nuestra argumentacin no dice todava nada acer-
ca delaexistencia del Creador; sino quediceslo quesin lasuposicin
deuncreador moral, nosotros no podramos explicarnos laposibilidad
delasntesis de felicidad yde moralidad en laque consiste el fin final,
ni podramos explicarnos por qu una naturaleza indiferente ibaaco-
laborar con nuestras intenciones morales.
3) Lainmortalidad es condicin del gocedelafelicidad.(0 del pade-
cimiento de lainfelicidad) proporcional al grado demoralidad decada
ser racional terrenal, al dar lugar auna infinita refl'pnsabilidad por las
consecuencias denuestro comportamiento moral.
142Sobre las consecuencias deesta concepcin de lalibertad vase ms adelante, Pro-
gresos, Ed. Acad. XX, 306ss.
143 Critica del Juicio, 91,Ed. Acad. Y, 468.
144Ntese la diferencia con la fundamentacin del postulado de la inmortalidad en la
Critica de la razn prctica, Ed. Acad. Y, 122ss.; all larealizacin del sumo bien exigela
inmortalidad del alma como condicin pan realizar el esfuerzo infinito requerido para
alcanzar lasantidad.
Estas ideas deDios, delalibertad ydelainmortalidad las hemos al-
canzado por el mtodo analtico, esto es, al buscar las condiciones de
posibilidad de algo que aceptbamos como dado y que efectivamente
nos esdado apriori por larazn: el finfinal. Para exponer sistemtica-
mente ordenadas estas ideas seria ms conveniente el mtodo sintti-
co,145que pone primero a Dios, luego la libertad, y finalmente la in-
mortalidad. Con esto, ycon una referencia aladisposicin natural pa-
ralametafsica, termina laintroduccin del tercer estadio.
63. Consideraciones generales sobre la introduccin al tercer
estadio.
Lo que hemos llamado introduccin al tercer estadio es, ms pro-
piamente, la primera parte de una argumentacin que continuar in-
mediatamente. En ella sereprodujo, en general, el curso delasegunda
mitad de la Crtica del Juicio. Sealcanz a determinar el concepto de
finfinal; conello seestablecieron lasbases para alcanzar losconceptos
delo suprasensible en los que propiamente seocupa la metafsica: los
conceptos de Dios, de la libertad y de la inmortalidad del alma. A la
vezseestableci con exactitud el valor cognoscitivo que podemos asig-
nar alos conceptos as alcanzados: semostr que slo valen para no-
sotros, yque no establecen nada acerca de los objetos que les podran
corresponder. Son slo suposiciones que nuestra facultad cognoscitiva
necesita hacer, para poder comprender la posibilidad de ciertos fines
que nos son impuestos por larazn prctica.
Pero como condiciones deposibilidad del fin final, estos conceptos
no quedan privados de toda determinacin, sino que adquieren deter-
minaciones muyprecisas: slo un Dios moralmente santo, omnipoten-
te, omnisciente, creador delanaturaleza, que quisiese para sus creatu-
ras la mxima felicidad, etc. podra ser la condicin del fin final (los
dioses.de Epicuro, con su indiferencia hacia el gnero humano, que-
dan excluidos, y con ellos muchas otras divinidades posibles). Pode-
mos, por tanto, afirmar que el resultado de esta introduccin es que
hemos determinado los conceptos de los objetos suprasensibles (sin
afirmar nada an acerca de lavalidez objetiva de estos conceptos, ni
sobre laexistencia de objetos que les correspondan, lo cual ser el te-
madelaseccin siguiente).
145 Critica de la razn pura, B395,nota.
122 123
a) Una introduccin (Ed. Acad. XX, 29fr297) en la que se resume
la argumentacin que hemos venido desarrollando: imposibilidad de
conocer objetos suprasensibles demanera terico-dogmtica; explora-
cindelavaprctico-dogmtica, mediante el concepto definfinal, re-
nunciando aun saber terico, pero asegurndonos por lo menos tanta
validez cuanta ledaanuestro concepto el mandato delarazn prcti-
ca.
b) Un examen de las modalidades del asentimiento. La bsqueda
del modo de otorgar validez objetiva a los conceptos obtenidos me-
diante regreso analtico apartir del finfinal conduce adeterminar una
modalidad intermedia del asentimiento, entre la mera opinin yel sa-
ber: lafe (Ed. Acad. XX, 297).
e) El desarrollo deconcepto defe, desarrollo en el que seincluyeel
ejemplo del comerciante degranos (Ed. Acad. XX, 297-298).
d) La aplicacin delafealos objetos delos conceptos delo supra-
sensible previamente obtenidos: Dios, lalibertad ylainmortalidad. Es-
to dapor resultado el "Credo" delarazn prctica ysus tres artculos
(Ed. Acad. XX, 298-299).
e) La diferenciacin de la fey el clculo probabilstico (Ed, Acad.
XX, 299).
f) Una advertencia sobre el peligro deconfundir lasuposicin rela-
tivadeconceptos obtenidos apartir del fin final, con el conocimiento
de la existencia de los objetos correspondientes (Ed, Acad. XX,
299/300).
g) La metfora del crculo (Ed. Acad. XX, 3(0).
h) Una mirada prospectiva, sobre los temas que seguirn (Ed. Acad.
XX, 300-301).
124
65. Conocimiento prctico-dogmtico (Ed. Acad. XX, 296-297).
Despus de haber recordado la imposibilidad de un conocimiento
terico-dogmtic? ~e lo supra~ensible, se.ex~~~calo que debe enten-
derse por conocimiento practco-dogmarco. No consiste ste en
una investigacin de la naturaleza de las cosas suprasensibles (de las
q.ueslo pOdemos.s~ber que su concepto no encierra contradiccin);
sino que es conoclmlen~o de cmo te!"emos nosotros que suponer que
sean lascosassuprasenstbes, para mejor cumplir con nuestro deber de
realizar el finfinal.
147
Adec~ar nuestra accin alaideadel sumo bien es un deber. Pero ya
~en.lOsvisto que el mandato de laleymoral, tomado estrictamente, se
limita a la virtud, dejando fuera de nuestro alcance el otro elemento
del sumo .bien: lafelicidad. Para cumplir con aquel deber derealizar el
s~mo bien tenemos, por tanto, que averiguar qu otros princi-
pIOS.-adems delos morales- seimponen alaaccin cuando esa in-
~enclnla gua (p. ej. el principio de obrar como si existiese un Dios
J usto, creador d.el mund~). La in~estigacin de estos otros principios
nos lleva.a~onslderar aciertos objetos suprasensibles, dotados decier-
t~specu!landades, como condiciones de larealizacin plena del sumo
~len. As alcan~mos un co.no~imiento prctico dela naturaleza pecu-
liar deest~s o~J etos; conoclm.lento que slo seextiende alo requerido
por la.r~ah~cln d.el ~umobien, yque slo vale prcticamente: como
SUP.oslcinmprescindble, desde nuestro punto devista, para la reali-
zacin de a~uel fin oblig~torio..Este conocimiento se llama prctico
porq~e consiste en una afirmacn voluntaria de su objeto; tanto ms
lo afrmaremos, cuanto ms fervientemente queramos =-como es
nuestro deber quererla-la realizacin del sumo bien.
148
64. La "resolucin del problema acadmico" (Ed. Acad. xx,
296-301).
La seccin que sigueno est meramente introducida por lo que he-
mos llamado "introduccin del tercer estadio", sino que es una conti-
nuacin de la argumentacin all iniciada. Pero el discurso se vuelve
menos apretado, deja deser simplemente alusin alo desarrollado en
otras oportunidades (aunque reproduce siempre laconfiguracin dela
argumentacin de la Crtica del Juicio), y se torna explcito. En esta
seccin podemos distinguir las partes siguientes:
66: Las modalidades del asentimiento (Ed. Acad. XX, 297 ss.),
Por este m~dio, renunciando aun conocimiento terico delos obje-
tos suprasensbes, alcanzamos un conocimiento y un saber prctico-
146
Progre_sos, Ed. Acad. XX, 296: "En este caso, no tendramos que investigar la cosa
suprasensble ...".
147
Vase Gmez Caffarena, J .: El teismo TTUJral de Kant Madrid 1983 p.71 nota 115
148 ' " .
Lgica, Ed. Acad, IX, 70. Vase nuestro 67.
125
dogmtico. Esto que aqu sellama provisoriamente "un conocimiento
yun saber" requiere una determinacin ms precisa. Puesto que seha
renunciado a considerar el aspecto objetivo de este saber (pues el ob-
jeto de l cae fuera de nuestra facultad deconocer), la~eterminacin
P
artir del aspecto subjetivo: partir del saber este, considerndolo tan
., 149 Ii t
slo como algo que ocurre en un entendimiento; para rea Izar es a
determinacin nos atendremos slo a la validez subjetiva del juicio
. lid bjetiva) 150
(sinque por ello afirmemos queste deledetener va.I ~zo let~va;
no pretenderemos decidir sobre laverdad del conocimiento, SInO que
consideraremos solamente el aspecto subjetivo del juicio por el cual se
:'151 bi 1 t'
representa algocomo verdadero. Este aspecto su [etivo ese asen 1-
miento~52 Buscamos aqu, por consiguiente, determinar nuestro asen-
timiento.
El asentimiento tiene tres aspectos o modalidades: laopinin, la fe
y el saber~53 Nuestro conocimiento prC!ico-dogmtico no puede.de-
terminarse cmo unsaber, pues ste requiere certeza, esto es, concien-
ciadelanecesidad ydelavalidez universal (objetiva) del juicio. Tam-
poco podemos determinar nuestro asentimiento como mera opinin,
pues aunque el fundamento objetivo deesteconocimiento nuestro que
estamos tratando dedeterminar seainsuficiente, no loes el fundamen-
to subjetivo; sino que a ste nos lo presenta la razn como necesa-
rio~54Puesto que ni el mero "estar persuadido" ni laconviccin mera-
'dI~ d .
mente senu a pue en contarse entre las modalidades del asenti-
miento propias del conocimiento dogmtico, queda solamente la fe,
queser entonces lamodalidad buscada.
149 Critica de la razn pura, A 820 = B 848.
150 Critica de la razn pura, A822 = B850.
151 Lgica, Ed. Acad. IX, 65s.
152La palabra alemana es aqu ms explicitaque la~paola, pu~ Iit~ralmente dice "el
tener-por-verdadero". Sepodra traducir por 'creencia, pero yaLeibniz en losNouveaux
essais emplea 'assentiment' con lamismaintencin. .'
Garela Morente pone 'asentimiento' para lamismapalabra, en su tradu~ln de ~aCriti-
ca de la razn prctica, Madrid, Espasa-Calpe, 1975,p. 197.J. M. PalaCIOSexphca con
buenas razones su preferencia por la traduccin 'asentimiento' en su libro El idealismo
transcendental: teoria de la verdad, Madrid, 1979, p. 34nota 3_
153Vasesinembargo Critica del Juicio, "observacin general", Ed. Acad. V, 475.
154Lascuestiones deopinin slo pueden referirse aobjetos del conocimiento emprico
posible, alos que no tenernos acceso por algn impedimento (Lgica, Ed, Acad. IX, 67;
Critica del Juicia, 91,Ed. Acad. V, 467s.).
126
67. Lafe (Ed. Acad. XX, 297).
A diferencia delaCrtica de la razn pura (en laque seadmita una
"fe pragmtica" y una "fe doctrinal" distintas de la fe moral),156 se
presenta en los Progresos la fe en primer lugar como un modo del
asentimiento propio slo delarazn prctica yselaidentifica con lafe
moral;157luego, con el ejemplo del comerciante degranos, seadmitir
lafepragmtica.
El texto ofrece dos definiciones defe, en losdos ltimos prrafos de
Ed. Acad. XX, 297. En laprimera sediferencia lafedelaopinin ydel
saber, atendiendo alos fundamentos del asentimiento en cada uno de
estos tres casos: mientras la 0Binin y el saber se basan en un juicio
terico, lafeesuna suposicin 58quesehacenecesaria porque sebasa
en una regla prctica necesaria: sefunda en el mandato deesforzarnos
por realizar el fin final moral. Esta regla, cuyo cumplimiento condu-
cira a la realizacin del sumo bien, carecera de sentido si fuese, por
una parte, mandada por larazn, y por otra parte fuese imposible de
cumplir. No podemos nosotros comprender cmo es posible el cum-
plimiento de esta regla dentro del mundo natural; pero aun sin com-
prender su posibilidad, ni ladel sumo bien, confiamos en que el man-
d~to ~elaleymoral tendr sentido, esto es, que el finfinal por cWare-
alizacin la ley moral nos manda esforzarnos, ser factible.
15
Esta
155A d" . di' .
. . nerencia e e aconviccin en lacual los fundamentos subjetivos seconocen clara
ydistintamente como suficientes, y que es idntica alafe (Lgica, Ed. Acad. IX, 72no-
ta).
156Critica de la razn pura, A 824ss. =B 852ss.
157As tambin enlaCritica del Juicio, 91passim.
158 C: ritica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 471: la fe "es un principio permanente del
espfn~~, desuponer verdadero aquello que es necesario suponer como condicin para la
posibilidad del supremo finfinal moral; ydesuponerlo as porque ese finesobligatorio".
Sobre lasuposicin relativavase Critica de la razn pura, A 676= B 704, YWundt: Kant
als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p. 257.
159 Critica del J~cio, ~1, Ed. Acad. V, 471nota y472; Lgica, Ed. Acad.lX, 69(nota a
p. 67).Sobre lainfluencia de Mendelssohn en esta concepcin de lafevase Was heisst:
Sich im Denken orientiren? Ed. Acad. VIII, 138nota.
127
confianza implica una afirmacin de lo que para nosotros, subjetiva-
mente, son las nicas condiciones deposibilidad que podemos conce-
bir, de la realizacin del fin final: la afirmacin de la existencia de
Dios, ydeunavidafutura~60
El prrafo siguiente nos ofrece una segunda definicin defeque re-
pite y resume las explicaciones que acaban de darse: "Una fetal con-
siste en el asentimiento en una proposicin terica (...) por parte dela
razn prctica". El asentimiento es: tener algo por verdadero. Por ser
una proposicin terica lo que se tiene por verdadero, la feest ocu-
pando a~u el lugar de un conocimiento, sin ser ella misma conoci-
mento." Por ser larazn prctica laque afirma, el saber que deaqu
se obtiene ser prctico-dogmtico. En el caso de que la proposicin
terica tenida por verdadera por la razn prctica sea la proposicin
"Dios existe", el asentimiento es abrigado por la razn pura prctica;
porque laexistencia deDios (laexistencia deun sumo bien originario)
serequiere como condicin para que sea posible laaplicacin de una
regia prctica absolutamente necesaria, que sin atender a ningn con-
dicionamiento emprico, memanda perseguir el finfinal.
Pero tambin podra ocurrir que la proposicin terica tenida por
verdadera por larazn prctica no fuese objeto del asentimiento de la
razn. prctica p~ra; sino que su fundamento subjetivo poseyese una
nec~ldad C?ndlclOnada: fu.eseuna mxima deaccin, pero fundada en
un imperanvo de la sagacidad, y no en un principio moral absoluta-
~ente necesario. El asentimiento de la razn prctica en tal proposi-
cinvendra aser lo que en laCrtica de Ja razn pura sehaba llamado
"4" t ,,162 Es 1
le pragm I~.. to es o que se presenta en el ejemplo que se
ofrece a continuacin: fees el asentimiento en la proposicin terica
"ha?~ una malacosecha", abrigado por quien debe fundar en esa pro-
poscon su ob~ar: por el co.merciante de granos. Una vez que ste
otorga su asentmento practico ala proposicin, sta funciona como
un f.undament.odeterminante de ~uaccin actual y presente (aunque.
sea mcognosclble en el presente la realidad objetiva del hecho futuro
al que laproposicin serefiere): La accin tiene lugar como si lamala
cosecha fuese.un hecho COnocidocon certeza, yeste hecho ser el que
lepreste sentido. a~aregla delaa~in (al acopio degranos). Con ello,
alavez, el asentimiento del acopiador dar realidad prctica alamala
~osecha: l~prestar una eficacia, una influencia sobre laaccin, seme-
jante alanfluenca que tendra si fuesealgo efectivamente existente.
160"Es un deber el realizar, lo ms que podamos, el sumo bien; por consiguiente, l de-
beser posible; por tanto, es inevitable, para todo ser racional mundanal, suponer aquello
que es necesario para la posibilidad objetiva de l" (Critica de la razn prctica, Ed.
Acad. V, 144, nota). Los objetos de la feson condicin para poder concebir (nosotros,
subjetivamente) la posibilidad de cierta concordancia que queda indefinida en el texto:
"lanicamanera delaconcordancia deellas entre s para el finfinal". Setrata delacon-
cordancia o conexin de larealizacin del mandato de laleymoral, con el objeto que de
all tendra que resultar: el sumo bien, esto es, lamximafelicidad de los agentes mora-
les, proporcional asuvirtud. Pero esto depende de laconcordancia de la naturaleza del
mundo con laconformidad moral a fines (Progresos, Ed. Acad. XX, 300); esta concor-
dancia resulta de una "disposicin originaria" de lanaturaleza, por lacual sta secunda,
consus leyes, nuestros esfuerzos en pos del finfinal: sin lacolaboracin de lanaturaleza,
larealizacin del finfinal serfaimposible (Critica del Juicio, 88, Ed. Acad. V, 455).
Por otra parte, si definimos el finfinal como el "fundamento deladeterminacin del en-
tendimiento supremo al crear los seres mundanales" (Critica del Juicio, 86, Ed. Acad.
V, 443), entonces el finfinal del hombre concuerda con el finfinal delacreacin, y lavo-
luntad humana, que tiene por objeto aquel fin, concuerda con lavoluntad divina(Critica
de la razn prctica, Ed. Acad. V, 129).
161"Mi fe enlaverdad de una proposicin o en larealidad deuna cosa es algo que slo
ocupa, con respecto a m, el lugar de unconocimiento, sinser eo mismo conocimiento"
(L6gica, Ed. Acad. IX, 70; comprese Critica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 471).
128
68. La libertad del asentimiento (Ed. Acad. xx, 298).
En el prrafo siguiente sedemuestra que lafees un acto libre: "Por
ello lafe, desde el punto de.vista moral-prctico, tiene l:aen s misma
unvalor moral, porque co~tle~e una suposicin tbre".' 3La adopcin
d.elafeper~enecealo ment.ono, ynoyaalo obligatorio.
164
En efecto,
SI slo consideramos las acciones desde un punto devistamoral, no te-
nemos necesidad delafe, bastndonos laobediencia incondicionada a
laley, Pero si mediante lasacciones queremos realizar el objeto (el su-
162
Critica de la razn pura, A 824= B 852.
163Comprese Critica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 472: "La fees unasentimiento libre
(...) enalgoque suponemos en bien deuna intencin obediente alas leyesdelalibertad".
164 Criti.ca de la razn prctica, Ed. Acad. V, 125: lasuposicin de laexistencia de Dios
es necesl~a~subjetiva y no objetiva (no es deber). Al afirmar explcitamente lalibertad
del asenumento, Kant parece hacer alusin aJ. B. Basedow y asu principio del "deber
decreer"; comprese Mendelssohn, M.: Morgenstunden oder Vorlesungen ilber dar Dasein
Gottes, VIII, ed. deDominique Bourel, Stuttgart, Rec1am, 1979, p. 79.
129
mo bien) entonces tenemos que suponer que este objeto esposible. Es
slo laintencin moral dellevar asuconsumacin los fines que deto-
das maneras debo ~erseguir, lo que me conduce a lasuposicin en la
que consiste lafe.
1
5 Y tanto ms firmeser mi suposicin delareali-
dad delos objetos delafe, cuanto msvivamente quiera larealizacin
plena del sumo bien.166 Es claro que la vivacidad de este querer no
puede ser mandada: el credo moral no admite el modo imperativo.
Tampoco sepuede transmitir lafemediante razones, pues las razones
qu me conducen a ella dependen enteramente de mi inters moral
subjetivo!67 Por eso, lademostracin deque son acertadas las propo-
siciones de feque configuran el credo, no es una demostracin de la
realidad de los objetos de ellas. Lo que me ensea esta demostracin
tiene validez slo subjetiva y prctica: me indicaque obre como si su-
piera que estos objetos fuesen reales.
69. El credo moral (Ed. Acad. xx, 298).
que tenga por finfinal suyo lafelicidad delos seres mundanales raco-
nates, pero sujeta alacondicin deque esos seres sean dignos deella.
El segundo articulo del credo est formulado de una manera que
hacedificultosa suinterpretacin. Dice: "creo en laposibilidad decon-
cordar, en la medida en que ello depende del hombre, con respecto a
este fin final". Parece aceptable suponer que quien tiene que concor-
dar es el hombre; pero con qu o con quin tiene que concordar? La
respuesta aesta pregunta sehalla en un pasaje delaCrtica de la razn
prcrica
l71
donde se expresa que la ley moral me manda hacer del
mximobien posible en el mundo el objeto ltimo demi conducta; pe-
roque no puedo esperar realizar esto, s no es mediante laconcordan-
cia de mi voluntad con lavoluntad de un creador del mundo, santo y
bondadoso.
Esta concordancia de mi voluntad con una voluntad santa viene a
ser concordancia con unavoluntad que acta slo movida por larazn
pura prctica (sin que intervengan motores ajenos a ella). Una volun-
tad tal es una voluntad libre. Creer en laposibilidad de la concordan-
ciacon lavoluntad deDios es tanto como creer en laposibilidad dela
libertad.
Creo, pues, en laposibilidad dehacer que, en lo que dem depende,
mi voluntad concuerde con lade Dios. El fin de lavoluntad divina es
el sumo bien; por ello, esta concordancia entre mi voluntad yladivina
es concordancia con respecto al sumo bien. Mediante esta concordan-
ciademi voluntad con ladeunDios moralmente santo, yadems bon-
dadoso (deseoso de la mxima felicidad posible para sus criaturas, en
unasuma limitada slo por los desmerecimientos destas), contribuyo
arealizar el sumo bien, esforzndome por alcanzar el mayor grado po-
sible devirtud junto con la mayor felicidad que me sea dado alcanzar
como hombre (lo que como realizacin del sumo bien no es gran cosa,
porque no est en mi poder el obligar a la naturaleza a adecuarse
siempre enteramente amis fines; pero tampoco puede decirse que no
sea nada, porque al menos puedo, como ser humano, actuar segn la
leymoral, esto es, realizar al menos uno delos componentes del sumo
bien).
Siendo tres los objetos que la feafirma, sern tres los artculos en
los que seexprese esafe~68El primero expresa lafeen un Dios nico,
sumo bien originario que hace posible laconexin, en el mundo, de la
virtud con la felicidad proporcional aella~69Sepresenta aDios aqu
como fuente originaria de todo bien en el mundo, determinando as
ms precisamente el modo cmo Dios es condicin de este bien; para
que verdaderamente sea condicin de posibilidad del sumo bien, esto
es: para que haga posible laconexin devirtud ycorrespondiente feli-
cidad, debemos pensar aDios como causadelanaturaleza, vcomo una
causaque, en su causalidad, proceda con intencin moral~70 es decir:
165 Lgica, Ed. Acad. IX, 69(nota a p. 67).
166 Lgica, Ed. Acad, IX, 70:cuanto mayor sea la disposicin interior moral de un hom-
bre, tanto ms viva ser su fe.
167 Lgica, Ed. Acad. IX, 70.
168 Critica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 474; comprese Progresos, Ed. Acad. XX, 295.
En Rousseau: Du contrat social ou prncipes du droii politique libro IV, cap. VIII, apare-
cen artculos de fesemejantes a los expresados aqu,
169 Critica de la razn pura, A 804 ss. =B 832 ss.; Critica de la razn prctica, Ed. Acad.
V, 124 ss.: "La existencia de Dios, como postulado de la razn pura prctica".
170Vasesobre esto nuestro 87"Lateologa del idealismo crtico".
171Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 129. Vase Beyer, Kurt: KanIS Vorlesungen
iiber die philosophlsche Religionslehre, Halle, 1937, pp. 243 s.: "Nuestra razn debe poder
medirse con una voluntad moralmente perfecta ",
130 131
Creo, por tanto, en larealidad deotra delas condiciones de posibi-
lidad del sumo bien en el mundo: en larealidad delalibertad.
71. El credo moral: tercer artculo (Ed. Acad. XX, 298).
70. Variaciones en el contenido del segundo artculo del credo moral.
Por lo que respecta al tercer artculo del credo moral, hemos nota-
do ya, en oportunidad deuna aparicin anterior del tema dela inmor-
talidad~75 una diferencia respecto de la fundamentacin de este pos-
tulado en la Crtica de la razn prctica. La formulacin del tercer
artculo del credo moral que ahora consideramos admite las dos inter-
pretaciones:
a) Por una parte, puesto que los seres racionales pertenecientes al
mundo sensible son incapaces dela santidad (perfeccin moral), y sin
embargo sta leses mandada, como condicin del sumo bien; por tan-
to, esnecesario, segn principios delarazn pura prctica, suponer un
progreso infinito hacia laperfecta adecuacin denuestra voluntad con
la ley moral. Este progreso infinito es posible solamente si el mismo
ser racional tiene una existencia infinita. Esto es lo que llamamos la
inmortalidad del alma. "Por consiguiente, el sumo bien es, Rrctica-
mente, posible slo si sepresupone lainmortalidad del alma" 6
b) Por otra parte, una "constante aproximacin del mundo al sumo
bien posible en l" significa tambin que se va realizando este sumo
bien; que lossujetos morales reciben lasuma defelicidad proporcional
asuvirtud. Tambin para esto es necesario suponer unavidaeterna, si
para establecer aquella proporcin sehan detener en cuenta las infini-
tas consecuencias morales yfsicasdelasacciones. 77
La interpretacin del segundo artculo que hemos ofrecido serefie-
reslo aun aspecto delacompleja concordancia de laque setrata en
l
l72
Yalaformulacin vacilante del contenido deesteartculo
173
nos
llama la atencin sobre los mltiples asuntos a los que tenemos que
atender aqu. En efecto, laadecuacin del mundo alos fines de los se-
res racionales poco apoco vadejando deser un contenido del artculo
correspondiente a Dios, y vavolvindose un tema independiente que
tiende aocupar todo el artculo segundo. Enste sedejar, en losuce-
sivo, de mencionar lalibertad, yen lugar deella sehablar deun esta-
do decosas moral en el mundo, que haga posible larealizacin del su-
mo bien. Intentaremos dar razn de esta variacin del contenido del
segundo artculo del credo moral cuando nos refiramos ala teleologa
moral~74
172 Nos referimos a esta concordancia y a sus mltiples aspectos en nuestro 67, nota
160.
173En Ed. Acad. XX, 299 se presenta el segundo arttculo de fe como condicin de la e-
xistencia del sumo bien. En XX 300 se presentan los tres artculos dos veces; como con-
diciones del sumo bien aparecen las ideas de Dios y de la inmortalidad, y "la confianza
(...) en el buen xito de esta intencin"; luego se menciona la imposibilidad de demostrar
terico-dogmticamente las proposiciones "hay un Dios, hay, en la naturaleza del mun-
do, una disposicin originaria, aunque incomprensible, para la concordancia con la con-
formidad a fines morales", y la proposicin referida a la inmortalidad del alma. En XX
301 se menciona la esterilidad de los esfuerzos de la metasica por conocer la naturaleza
divina, por conocer la inmortalidad del alma humana, y por conocer "la naturaleza de un
mundo en el cual, y por el cual, ha de ser posible el sumo bien derivado". Esta transfor-
maci6n del segundo artculo alcanza su grado mximo en el tratamiento de la teleologa
moral en Ed. Acad. XX, 307. Se la encuentra todava en Ed, Acad. 310, donde se hace
referencia otra vez a las ideas facticias del Creador del mundo, de la inmortalidad del al-
ma ydel "objeto de la voluntad de los seres mundanales, como fin final de ellos adecua-
do a esa voluntad" (o: "adecuado a aquel Creador"). .
174. Progresos, Ed. Acad, XX, 306 ss. y nuestro 90 "La cosmologa y el post~ de la
libertad".
72. Fey clculo probabilstico (Ed. Acad. XX, 299).
Para terminar decaracterizar lafe, seladistingue, en el texto delos
Progresos, deun clculo probabilstico. La necesidad demostrar que la
fedequese trata en nuestro texto no est determinada por un clculo
(acerca delamayor o menor probabilidad de laexistencia desus obje-
tos) tiene un doble origen: por unlado, venayapresupuesta en el cur-
so previo delaargumentacin latesis deque en asuntos de feno es la
razn laque se rigepor los objetos, sino que son aqu tambin (como
175
Progresos, Ed. Acad. XX, 295.
176 Critica de la razn prctica, Ed, Acad, V, 122.
177
Como se afirm en Progresos, Ed. Acad. XX,295.
132 133
178
Pascal: Penses, fragm. ~18(Brunschvcg 233)y fragm. 721(Brunschvicg 917) en:
Ocuvrc.~completes. Prsentation et notes deLouis Lafuma, Paris, 1963,pp. 550/551Y593
respecuvamente, Kant menciona a Pascal en laAntropologia, 4Y 24, EJ . Acad, VII,
pp. 133Y ~62respectivamente; en relacin con lareligin aparece el nombre de Pascal
enlareflexin 1571,Ed. Acad. XVI, 9, pero nosetrata all delaprobabilidad.
Hume: AII Enquiry conceming human understanding section VI, comprese Treatise on
human nature, Book 1,section XII.
Mendelssohn: Morgenstunden oder Vorlesungen ilber das Dasein Gottes, Berln, 1785,XI
(Stuttgart, 1979,ed. D. Bourel, Reclam p. 104);vase tambin en la misma obra lasec-
cin II (ed. cit. p. 26).
179La evolucin del concepto kantiano de probabilidad, desde el sentido tradicional
(lgico) de ''verosimilitud'' hasta el sentido moderno (matemtico) la ha estudiado G.
Tonelli en el trabajo citado: "Kant und die antiken Skeptiker" en: H. Heimsoeth, D.
Henrich y G. Tonelli (editores): Studien zu Kants philosophischer Entwicklung Hildes-
heim, 1967,pp. 93.123, especialmente pp. 103-105. '
134
dos tercios de la razn suficiente, -laprobabilidad de que suceda non A
slo podr ser de un tercio~80
De aqu se puede concluir fcilmente que el concepto de probabili-
dad admite un incremento de los fundamentos de la creencia (median-
te la suma de los momentos de sta) de modo que haya una aproxima"
cin a la certeza. Pero esto presupone que se puedan sumar los mo-
mentos de la creencia (para lo cual deben ser homgneos entre s) y
supone que se conozca la razn suficiente de lo que se considera pro-
bable, de manera que se pueda comparar aquella suma con la totalidad
(con la razn suficiente). No ocurre as en el conocimiento filosfico;
en l los fundamentos del asentimiento son heterogneos, y no pueden
sumarse; y por otra parte no se los puede comparar nunca con la razn
suficiente de aquello a lo que se asiente, para establecer el grado de la
probabilidad: pues el objeto del asentimiento es aqu toto genere dife-
rente de lo sensible, y al 110 ser posible un conocimiento de l, no hay
una posible certeza con la que pueda comparar mi asentimiento!81
Lo que en el conocimiento filosfico se suele llamar probabilidad

. '1' d
182
N .
no es m s que verosimi Hu . o existe, por tanto, cuando se trata
de lo suprasensible, ninguna modalidad del asentimiento a la que se
pudiera llamar probabilidad.
73. La ilusin transcendental (Ed. Acad. XX, 299 Y 300).
El examen del conocimiento prctico-dogmtico termina con una
referen~ia.a la ilusin transcendental que consiste en que las reglas del
uso subjetivo de la razn se toman por princlplos objetivos; de donde
resulta que una conexin de nuestros conceptos, necesaria subjetiva-
mente, parece ser una necesidad objetiva: parece una determinacin
de la ,. 183 Es '1 .
cosa en SI misma: ta 1usin resulta en nuestro contexto ms
en l~Revolucin Copernicana de la razn terica) los objetos los que
se ngen por la razn prctica; se los ha determinado segn las necesi-
dades de sta, y se ha afirmado libremente su existencia. Corresponde
ahora expresar que, de acuerdo con esto, la feno se rige por la mayor o
menor probabilidad de la existencia de sus objetos.
Pero adems, por otro lado, la distincin entre fe y clculo pro-
babilstico es algo que se requiere por un motivo histrico. En efecto,
fueron varios los autores que intentaron fundar la fe en consideracio-
nes acerca de la probabilidad. Entre los que Kant suele citar mencio-
naremos a B. Pascal, a D. Hume ya M. Mendelssohn~78 Estos son,
pues, a nuestro juicio, los motivos de la presencia de este prrafo sobre
la probabilidad, en la construccin argumental.
Kant sostiene que el concepto de probabilidad no es aplicable en la
metafisica, sino slo en la matemtica.
179
Por definicin, la probabili-
dad se basa en fundamentos homogneos, que pueden sumarse, y con-
siste en el clculo de la relacin entre la suma de los fundamentos in-
suficientes, y la razn suficiente; de tal modo se puede determinar
cuantitativamente la probabilidad como proporcin con respecto a un
todo: como, p. ej., 2/3 de la razn suficiente, o tres cuartos de ella, etc.
De aqu se obtiene al mismo tiempo la determinacin de la relacin
que guardan los fundamentos de la creencia en lo contrario, con esa
misma totalidad; de modo que si la probabilidad de que suceda A es de
180 Lgica, Ed. Acad. IX, 81S.; comprese Critica del Juicio, 90, Ed. Acad, V. 445s.
181D ll Ios '1
. e~ que osJ UICIOS probabi sticos slo puedan referirse aobjetos de laexperien-
cia: Critica de la razn pura, A775=B803.
182
. Prolegmenos, Ed. Acad. IV, 369; laverosimilitud no puede tener cabida en lame-
tafsica, quees u~saber.a priori, apodcticamente cierto; en laverosimilitud secomparan
losfundamentos insucentes en favor deunaafirmacin, nocon larazn suficiente, sino
con los fundamentos, igualmente insuficientes, en favor de laafirmacin contraria (Lgi-
ca, Ed. Acad; IX, 82).
183 Critica de la razn pura, A297= B353.
135
engaosa todava, porque pareciera tener cierto sustento en la expe-
riencia, yaque las acciones arregladas alaley dela libertad son accio-
nes que se encuentran en laexperiencia. Parece entonces, que hubiese
una base emprica para conocer tericamente laexistencia de objetos
. 184 PI' t
correspondientes alasformas deaquellas acciones: ero ocier oes
que por un camino terico no logramos acercarnos en lo ms mnimo
alaconviccin delaexistencia deDios, delaexistencia del sumo bien,
ni delainminencia deuna vida futura; yque el conocimiento prctico
que tenemos deestos objetos selimita adarles realidad slo en lame-
dida en que as sefavoreceel uso delalibertad humana.
Estas consideraciones se repetirn ms adelante, al final de la pg.
300 de laEd. Acad.: el conocimiento prctico-dogmtico no es un co-
nocimiento especulativo. Pretender demostrar de modo terico-
dogmtico las proposiciones que configuran el contenido de la me-
tafsicasera arrojarse en losexcesosdeuna especulacin desaforada.
Para poder alcanzar el punto devista delas ideas, larazn hadebi-
do desligarse delascondiciones delaintuicin sensible; yesto slo pu-
do hacerse mediante un deslinde muy preciso del campo en el que es-
tas condiciones tienen validez inexcusable, para poder as trazar a la
vez los lmites del dominio en el que es posible una consideracin de
losobjetos diferente del conocimiento terico. Sehadebido "suprimir
el saber, para obtener lugar para lafe".l86
En el dominio as ganado, los objetos se relacionan entre s de tal
modo, que se suponen mutuamente, sin admitir sustracciones ni adi-
ciones: el conocimiento de lo suprasensible es un todo fuera del cual
no hay nada ms, yencierra todo lo que pueda satisfacer la necesidad
de la razn; porque la razn aqu no tiene las fuentes de su conoci-
miento enlos objetos, sino ensi misma; yfuera deladeterminacin de
las leyes fundamentales de su propia facultad, no le queda a la razn
. . . d t 187
nada por conocer apnon, ru na apor pregun aro
74. El crculo (Ed. Acad. xx, 300).
184La forma de una accin es su concordancia con la ley moral universal (Fundamento-
ci6n de la mctafisica de las costumbres, Ed. Acad. IV, 416;Critica de la razn prctica, Ed,
Acad. V, 27);la expresin 'esta forma', que aparece. al comienzo de Ed. Aca~. XX, 300,
significa por consiguiente, la conformidad de las acciones con las leyes de la libertad, con
independencia de su contenido emprico.
185Wundt, M.: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p_ 399.
75. Final de la exposicin histrica del tercer estadio, y mirada
prospectiva (Ed. Acad. XX, 300, 301).188
En el final delaexposicin del tercer estadio seanuncian los temas
que seguirn. En primer lugar se tratar lateologa, en lacual el pro-
greso es muy fcil mientras la filosofa no pretenda un conocimiento
especulativo, sino que se dirija al fin final, siendo de este modo una
doctrina de lasabidura~89 Seguirn lacosmologa y lapsicologa. En
todos los casos, el tratamiento decadatemaestar precedido por una
demostracin de laesterilidad detodos los intentos pasados y futuros
de la razn, de ampliar de modo terico-dogmtico su conocimiento
del ysuconocimiento acercadel finfinal~90
186 Critica de la razn pura, 'SXXX.
187Prolegmenos, Ed. Acad. IV, 366. Sobre la integridad de la metafsica vanse nues-
tros 7y 9.
188A este prrafo puede referirse la segunda de las notas marginales (Ed. Acad. XX,
329:"Tdo el mundo tiene .," ) segn de Vleeschauwer: "La Composition", p. 172.
189 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 108,S. y 130-131: sabidura es el conoci-
miento del sumo bien, yla adecuacin de lavoluntad a l.
190 Ntese la formulacin ofrecida en este pasaje, de lo que correspondera al segundo
articulo del credo moral: "la naturaleza de un mundo en el cual, y mediante el cual, debe
ser posible el sumo bien derivado". Vase sobre esto nuestro 70.
La exposicin del tercer estadio culmina con una metfora en la
que sedescribe lametafisica
185
mediante laimagen deun crculo. ~te
viene aser el horizonte delarazn, cuando ella contempla sus objetos
desde el punto devista de las ideas. Para alcanzar este punto devista,
la razn ha debido someterse a s misma a lacrtica. Pero ahora, gra-
cias asta, puede contemplar sus objetos tal como son en si mismos. Y
no hay peligro de que esto signifique un retroceso hacia una actitud
metafsica de las que sehaban dado por superadas con lacrtica; pues
este conocimiento del objeto en s mismo es un conocimiento prcti-
co-dogmtico, posible gracias ala inversin copernicana del punto de
vista, por lacual conozco estos objetos como algo que mi razn prcti-
carequiere necesariamente, yles otorgo realidad objetiva slo en vis-
tas deeserequerimiento.
136
137
76. Consideraciones generales sobre esta exposicin del tercer
estadio.
LA EXPOSICION "CRITICA"
Si consideramos en su conjunto laexposicin que hemos desarrolla-
d?, encon.tram~s q~e cumple una doble funcin. Por una parte, me-
dante la nvestgacon del concepto del fin final y de sus condiciones
de POSi?ilid
1
g
i
logramos determinar los conceptos de los objetos su-
prasensbles, . Por otra parte, la fe les otorg realidad objetiva (aun-
que slo prctica) a los conceptos as determinados: dada la decisin
de la razn prctica de afirmar, con la fe, los objetos suprasensibles,
~llos al~anzan una influencia sobre la accin de los sujetos morales
Igual al influjo que tendran si existiesen efectivamente; de este modo,
e~os objetos reciben realidad prctica. Queda cumplida as una deduc-
cin transcendental de los conceptos de lo suprasensible, al demostrar-
~eque no son vacos, sino que se aplican a priori, legtimamente, a ob-
J etos reales.
77. La exposicin crtica del tercer estadio (EIl. Acad, XX, 301-310).
Ha terminado as la exposicin del tercer estadio que se haba ini-
ciado en Ed. Acad, XX, 293 Yque abarc una seccin que presentamos
como introduccin y otra que llev el ttulo de "resolucin del proble-
ma acadmico". Con ella termina toda la llamada "exposicin histri-
ca", que se refiri a los tres estadios de la metafsica. Lo que sigue aho-
ra es la aplicacin del mtodo crtico para lograr un efectivo trnsito a
los tres objetos suprasensibles, temas de la metafsica especial: Dios, el
mundo y el alma. A esta penltima parte del texto la hemos llamado,
siguiendo a Wundt, "exposicin crtica" del tercer estadio; abarca unas
nueve pginasde la edicin acadmica, en las que se trata, con exten-
sin desigual, la teologa, la cosmologa y la psicologa, ofreciendo en
cada caso un examen crtico de lo que sobre estas ciencias haba dicho
la metafsica de Leibniz y de Wolff, seguido del avance realizado en los
mismos asuntos por la filosofa crtica.
78. Resumen del desarrollo de la exposicin crtica del tercer
estadio (Ed, Arad. XX,301-310).
191Vase nuestro 163.
138
Para tener una visin de conjunto del curso de la argumentacin,
139
veamos un resumen delaexposicin crtica del tercer estadio, antes de
pasar al estudio pormenorizado delos distintos temas.
I.Teologatranscendente.
El concepto de una cosa en general, en la ontologa, se elabora a
partir deposiciones, deafirmaciones derealidades; apartir deestas re-
alidades se determina aquel concepto; pero las determinaciones son
negaciones; demodo queladeterminacin debe tener supunto depar-
tida en el concepto deuna realidad ilimitada. Si esta condicin subjeti-
vaa la que est sujeto el pensar se toma por condicin objetiva de la
posibilidad delascosas mismas, entonces todas las determinaciones de
una cosa, efectuadas mediante negaciones, seentendern como efecti-
vas limitaciones de un conjunto universal de larealidad, efectivamente
existente; todas lascosasderivarn del enterealsmo originario.
Esto tendra por consecuencias: a) que el mal sera slo negacin:
seraslo lo formal (el lmite) delascosas; yb) que loverdaderamente
existente, aunque sujeto a esa limitacin, no sediferenciara esencial-
mente deladivinidad.
Planteado as el concepto del ser realsmo, sedirigelaatencin ha-
cialaspruebas desuexistencia. Setoman en consideracin dos demos-
traciones, presentadas como otras tantas variedades de prueba on-
tolgica. Laprimera deellas es laprueba ontolgica clsica, que sede-
ja delado sin mayor discusin. Lasegunda demuestra laexistencia de
una cosa absolutamente necesaria, para determinar luego su concepto
como el concepto deDios. Lacrtica aeste argumento secentra sobre
laimposibilidad dedeterminar el concepto deser necesario; ypor otra
parte semuestra que este ltimo concepto slo tiene validez en larela-
cin de la representacin con la facultad de conocer, es decir, que no
se refiere al modo de ser de una cosa. As vuelve asu propia nada el
argumento cosmolgico, que aqu seincluyeen el ontolgico.
A estos argumentos seles contrapone el conocimiento de Dios por
analoga, ylapostulacin basada en fundamentos prcticos.
II. La cosmologa ("11.Presuntos progresos terico-dogmticos en
lateleologa moral durante lapoca deLeibniz ydeWolff'; Ed. Acad.
XX, 306-308).1
1 SI atendemos a lo que se dir en la nota 3 al 79 encontraremos natural que el t{lulo
de la seccin presente se refiera a los progresos de la teleologia moral, y que se interprete
140
Trtase aqu del fin final de la Creacin, que sesupone que ser la
gloriadeDios? Sehacever que laadecuacin del mundo para lareali-
zacin del fin final en l presupone laconformidad del mundo a fines
morales. Esto equivale apresuponer laposibilidad deafirmar lateleo-
logra moral del mundo, respecto del sumo bien. Esta afirmacin ~,
tambin ella, una suposicin basada en un mandato delarazn prct-
ca; no es, como en la cosmologa de Leibniz y de Wolff, un concepto
terico-dogmtico. En esta seccin culmina laconcepcin de la liber-
tad que hemos considerado al examinar las diferentes versiones del se-
gundo artculo del credo moral.
lll. Lapsicologa ("lII. Presunto progreso terico-dogmtico de la
metafsica en la psicologa, durante la poca de Leibniz y de Wolff';
Ed. Acad. XX, 308-309).
ste esel menos desarrollado delos temas delametafsica especial.
Tambin aqu se contrapone la consideracin del alma como cosa en
si, alaconsideracin del alma como fenmeno. En este ltimo caso, la
psicologa sereduce auna antropologa. Esto hace imposible alcanzar,
por vaterica, una decisin acerca delasubsistencia del alma separa-
dadel cuerpo.
La va prctica ofrece un fundamento suficiente para suponer una
perduracin del alma despus delamuerte del hombre.
IV. Conclusi6n del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 309-310).
Despus dehaber efectuado una crtica delarazn pura, sepueden
retomar los esfuerzos de la metafsica tradicional (esfuerzos que
haban sido infructuosos por estar mal encaminados en lavade laes-
peculacin y del conocimiento terico). Las leyes morales permiten
volver sobre los objetos suprasensibles de la metafsica y conocerlos,
dentro delimitaciones que lequitan anuestro conocimiento un alean-
esta parte como un estudio de la COSI ologta; y ello a pesar de que al menos dos edicio-
nes hayan preferido poner 'teologa' en lugar de 'teleologa' en el ttulo, con la consi-
guiente influencia sobre la interpretacin del contenido del pasaje. Wundt (Kant als Me-
taphysiker, Stuttgart, 1924, p. 380) afirma que el tratamiento de la cosmologa racional
est ausente en esta parte de los Progresos.
2 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 131.
141
ce slo ilusorio, pero que por ello mismo le dan mayor solidez
pr.estndoles validez objetiva -aunque slo prctica- a las ideas d~
Dlos,.de laor~anizacin del mundo conforme a la teleologa moral y
delammortahdad del alma. '
A travs delametfora deun edificio para cuyaconstruccin sepo-
seen el pl~no ylos materiales, seexpresa nuevamente laintegridad de
la me~afslca; C?nello seretoman temas que yase haban presentado
en lamtroduccln.'
80. El concepto de Ser realslmo (Ed. Acad, xx, 301-302).
El primer prrafoS de laseccin titulada "teologa transcendente",
en el que se comienza a desarrollar el concepto del Ser realsmo, no
ofrece propiamente una argumentacin, sino msbien una descripcin
muyresumida del camino que toma larazn, eI11ametafsica, para co-
noccr al Ser supremo. Presuponiendo conclusiones que ha alcanzado
yaen la Crtica de la razn pura, Kant no se preocupa por distinguir
aqu loque considera aceptable delo que considera ilegtimo; por ello
esdificil comprender este pasaje si no es comparndolo con otros pa-
ralclos'' delos que nos valdremos en lo que sigue. El texto delos Pro-
gresos dice:
79. La teologa transcendente (Ed. Acad. XX, 301-306).
~abiendo ~nsiderado as en su conjunto laargumentacin deesta
seccin, examinemos de ms cerca laprimera y ms importante de las
partes delasquesecompone: laque tiene por tema lateologa' El de-
sarroll~dee~teasunto en el texto de losProgresos presenta tres gran-
desrhCulaclOnes: en primer lugar, setrata el concepto de Ser reaIsi-
mo; en s~gundo luga.r se discuten los dos argumentos tradicionales
demostrativos delaexistencia deDios;5finalmente seexpone el nuevo
argumento ~rop~esto por el crucsmo," En las dos primeras etapas la
argumentacin sigueel curso delaCrtica de la razn pura?
"La razn quiere, en lametafsica, formarse un concepto del origen
de todas las cosas, del Ser originario (ens originarium), y desu consti-
tucin interna, y empieza subjetivamente por el concepto originario
(conceptus originarius) de la cosidad en general (realitas), esto es, por
aquello cuyo concepto representa en s mismo un ser, adiferencia de
aquello cuyoconcepto representa unno-ser; slo que ella, para pensar
objetivamente tambin lo incondicionado deeste Ser originario, selo
representa como si l contuviese latotalidad (omnitudo delarealidad
(ensrealissimum), y as determina ntegramente el concepto de l co-
moel concepto del Ser supremo, lo cual no puede hacerlo ningn otro
concepto; y por lo que concierne a la posibilidad de tal Ser, no es
difcil, como agrega Leibntz, demostrarla, porque realidades, como
meras afirmaciones, no pueden contradecirse entre s, ylo que es pen-
sable porque su concepto no se contradice a s mismo, esto es, todo
aquello cuyoconcepto es posible, es tambin una cosa posible; ante lo
cual larazn guiada por lacrtica meneara probablemente lacabeza ".
La razn, en la metafsica, aspira a conocer al Ser originario. ste
3 .
Tal co~~ ~epresenta el texto, laseccin titulada "teologa transcendente" parece ser
una subdivisin .del trozo titulado con lacifra romanaI, y que abarca toda laexposicin
de~tercer estad.1O(~, Acad. XX, 296). Pero la organizacin aparente del texto es en-
ganosa. La~CCI?ntitulada "te~loga transcendente" debera tener lamisma importancia
q~elospasajes sigu entes, referidos alacosmologa yalapsicologaynumerados con las
CIfrasromanas. 11y III. Para ello, el tftulo "teologa transcendente" debera llevar el
~~~ro 1en CIfrasromana~(as lo observa tambin de Vleeschauwer: ."La Compos-
1I0n ~p. 158, cf. La dduction, III, p. 451). Esto sirve adems para apuntalar nuestra
eleccin de laexpresin 'teleologa' en lugar de'teologa' para el ttulo del nmero 11.
4
Ed. Acad. XX, 301s.
5
Ed. Acad, XX, 302 - 304.
SVase Heimsoeth: Transzendentale Dialektik, III, p. 438 nota 48.
9 Critica de la razn pura, A 571 ss. =B 599 ss.: "Del ideal transcendental (prototypon
transcendentale)" y laleccin de 1783/84sobre lateora filosfica de lareligin editada
por Plitz, que consultamos en laedicin crtica de Kurt Beyer: Kants Vorlesungen iiber
die philosophische Religionslehre, Halle, 1937 (en adelante lacitaremos con laabreviatu-
ra: "Leccin de filosofta de la religin ").
6
Ed, Aca.d. XX, 305-306; es el pasaje que llevael ttulo "Trnsito de la metafsica a lo
suprasenstme despus delapoca deLeibniz yde Wojff".
7
A 571 ss =B 599 ss.: "Del ideal transcendental'" A 584 ss =B 612 ss.: "O I f d
ment d I ' ".. e os un a-
os. e araz nespeculativa para deducir laexistencia deunser supremo".
142
143
es Dios, considerado "como una cosa que no se deriva de ninguna
t ,,10 . .
o ra, meo ente que no es derivado, Para formarse un concepto de
este ser ydesu propiedades, recurre la razn aun concepto que le es
cercano: al concepto transcendental de realidad; y ello porque, como
sever, el concepto transcendental de realidad en general, es un con-
cepto originario del cual derivan los conceptos delas cosas singulares,
y.sepodra suponer queel correlato objetivo deeste concepto origina-
rIO fuese aquel Ser originario buscado. Del ens originarium sepasa as
al ens realissimum, Veamos primeramente cmo llegalarazn al con-
cepto del ser realsmo.
A cadacosaexistente lecorresponde siempre unpredicado detodos
los pares ~osibles depredicados opuestos. Para conocer perfectamente
una cosasmgular, tendramos que conocer el conjunto total delaposi-
bilidad, para determinar ntegramente la cosa respecto de todos los
pred~cados posibles. En el progreso denuestro conocimiento (al ir de-
terminando cadavez ms lascosas) nos guiamos por una ideadel todo
delaposibilidad, que presuponemos corno condicin deladetermina-
cin integral (uomnmoda) decadacosa.
l1
. .
Esta idea del todo de laposibilidad puede determinar apriori 1nte-
. gramente asuobjeto; pues aste lecorresponden todos los predicados
no d~rivados;. el.conjunto de los predicados no derivados permite de-
terminar apr~o~l ntegramente a lacosa correspondiente a laidea, ya
que por definicin los posee todos, y no es necesario -<:omo s lo es
en el caso delascosas finitas- ir determinando lacosa mediante cada
par ~osible de predicados opuestos, para ver cul deestos opuestos le
.conviene, ycul no. La idea del todo de laposibilidad es, entonces, el
co~cepto de una.cosa singular, determnada apriori ntegramente por
suIdea. Ahora bien, lasafirmaciones transcendentales (adiferencia de
lasafirmaciones lgicas) ponen realidades como efectivamente existen-
tes; (losjuicios afirmativos son laexpresin lgicadel concepto de re-
alidad o cosidad~2 que es el concepto que expresa en s mismo unser);
10 Leccin de filosQfla de la religin, p. 38 s.
11 Critica de la razn pura, A 573= B 601.
12Annelic:se Maier: Kants Qualitiitskategorien, Berlin, 1930, p. 40. La expresin 'cosidad'
(que tambin aparece en el pasaje correspondiente de la Critica de la razn pura, A 574
= ~6(2) "de~ entenderse simplemente como traduccin literal de realitas" (Maier, An-
nehese, loe, CIt. nota). .
144
y las negaciones (transcendentales, o supresiones) son conceptos der-
vados, que no sepueden pensar si no essobre labase delascorrespon-
dientes afirmaciones. Por tanto, aquella cosa singular determinada
ntegramente por suideatendr por predicados slo realidades; ser la
idea del todo de la realidad (omnitudo realitatis) la que determine a
priori ntegramente a esta cosa en s singular, que es el ideal de la
razn pura; stevieneaser, por tanto, el ser realfsimo~3
Dejemos para ms adelante lacuestin de lavalidez objetiva de la
idea del Ser realsmo (en nuestro texto aparece inmediatamente, co-
mo cuestin delaposibilidad real del Ser supremo), yveamos cmo es
queel Ser realsimo esalavez unser lgicamente originario.
14
Ello es
as por una condicin subjetiva del pensar, por la cual la determina-
cin deuna cosasingular mediante negaciones no sepuede pensar sin
suponer las realidades correlativas; o, con otras palabras, ocurre as
porque las negaciones transcendentales son siempre derivadas!5 Por
tanto, siempre quequeremos formarnos unconcepto de una cosa (esto
es, no unconcepto meramente lgico, sino uno ontolgico: un concep-
to que posea referencia auna realidad efectivamente existente), si esta
cosa es diferente del todo delarealidad, debemos presuponer este to-
do, para poder determinar, mediante negaciones, la cosa de la que
queremos formarnos un conceptoi" Los conceptos de las cosas parti-
culares surgen como consecuencia de suprimir algunas realidades,en
el concepto del Ser realsmo. Son conceptos en parte reales. yen par-
13 Critica de la razn pura, A 576 .. B 604.
14 Leccin de fitosofia de la religin, p. 41: "un ens realissimum es por consiguiente tam-
bin un ens logice orfginarium".
15 Critica de la razn pura, A 575 = B 608.
16 Puesto que esta determinacin no es meramente lgica, sino ontolgica (no es slo
lgico-formal, sino tambin lgico-transcendental), la cosa en general se determinar
como "algo" (Critica de la razn pura, A 574 s =B 602 s.). Para ello se requiere una afir-
macin limitan te: afirmacin que oponga este algo a la nada, y limitacin que distinga el
algo del todo. Los juicios por los cuales se realiza esta determinacin son los juicios inde-
finidos (Anneliese Maier: Kants Qualitiitslwtegorien, Berlin, 1930, p. 42: "La relacin en-
tre el juicio negativo y el indefinido es la misma que existe entre la negacin de la cosa y
la limitacin en la relacin de la cosa con el todo de la realidad"). Estos juicios suponen,
para limitarla, "la esfera infinita de todo lo posible" (Critica de la razn pura, A 72= B
97).
145
te negatvos.i" que derivan todos lgicamente del Ser realsimo. ste
es, pues, el Ser originario, del cual derivan los conceptos de todas las
dems cosas.
18
81. Uso legtimo del ideal (Ed. Acad. xx, 302).
mente) la determinacin omnmodar'' Esta tampoco est dada ~acon
las cosas existentes, sino que es una tarea que debemos realizar. 1 En
la realizacin de esta tarea, el entendimiento va guiado por la razn,
cuya idea de la determinacin omnmoda funciona as como regulati-
va. Pero la tarea del entendimiento seejerce sobre realidades que de-
ben ser dadas en lasensacin~2 ypor consiguiente, los objetos someti-
dos al principio de determinacin omnmoda son los objetos fe-
nomnicos~ Al integrar en una experiencia nica las diversas realida-
des empricamente percibidas, el entendimiento les presta unidad; esta
unidad es slo distributiva (consiste en considerar cada "dato" como
perteneciente aun mismo conjunto) yes ilegtimo confundirla con una
unidad colectiva, esto es, considerarla como launidad propia deun to-
do objetivamente dado, tal como si ste constituyese efectivamente
una cosa~ La omnitudo realitatis termina,pues, por convertirse en la
experiencia nica yomnabarcadoraf No hayaqu, por tanto, trnsito
alguno alo suprasensible, apesar delanecesaria suposicin del Ser re-
alsimo.
Para mejor entender la crtica a la metafsica tradicional y a su uso
veamos ahora cul es el uso legtimo del ideal de la razn pura. En
nuestro texto dice:
"Es verdad que si queremos formarnos a priori de una cosa en ge-
neral, esto es, ontolgica mente, un concepto, ponemos siempre por
fundamento, como concepto originario, en nuestros pensamientos, el
concepto deun ser realsimo; pues una negacin, como determinacin
de una cosa, es siempre slo una representacin derivada, porque no
sela puede pensar como supresin (remotio) sin haber pensado antes
la realidad opuesta a ella como algo que es puesto (positio s. reale), y
as, si hacemos de esta condicin subjetiva del pensar una condicin
objetiva delaposibilidad delas cosas mismas...". 82. Determinacin omnmoda yexistencia (Ed. Acad. xx, 301-302).
Para poder formarnos a priori un concepto deuna cosa real en ge-
neral, tenemos que presuponer (subjetivamente) una idea: la idea de
un todo delarealidad, como substrato transcendental. Pero slo debe-
mos presuponer laidea, sin llegar aatribuirle un correlato objetivo; no
debemos confundirla con una efectivamente existente totalidad de la
realidad. Esta totalidad no nos es dada nunca; 19 jams tenemos el todo
dela realidad. Slo tenemos la idea de laomnitudo realitatis, y gracias
a esa idea podemos representarnos (no efectuar deuna vez y completa-
En contraste con este enfoque crtico, el tratamiento tradicional del
tema suprima por una parte la restriccin segn la cual la omnitudo
realitatis se refiere slo a la realidad fenomnica, y por otra parte su-
prima la restriccin segn la cual la totalidad se piensa idealmente,
17Leccin de filosofta de la religin, p. 41.
18 Critica de la razn pura, A 578 =S 606: "Toda la multiplicidad de las cosas no es ms
que una manera mltiple de limitar el concepto de la suma realidad (...) Por eso, al obje-
to del ideal de la razn (objeto que se halla slo en ella) se lo llama tambin el Ser origi-
nario (ens originarium)".
19 El suponer esta totalidad de la realidad como algo efectivamente existente es hposta-
siar el concepto del Ser realsimo; al hipostasiarlo, se le otorga realidad objetiva; luego se
lo personificar, con lo cual quedar convertido en el Dios metafsico (Critica de la razn
pura, A 582 s. =B 610 s., y la nota).
146
20 Critica de la razn pura, A 577 s.= S605 s.; recordemos que esta determinacin con-
siste en atribuir al concepto un predicado de cada par de todos los pares de predicados
contrarios posibles.
21 Critica de la razn pura, A 573 = S601: "Ladeterminacin omnmoda es, por consi-
guiente, un concepto que nunca podemos exhibir in concreto en su totalidad, y se basa
(...) en una idea que tiene su lugar slo en la razn, que prescribe al entendimiento la re-
gIa de su uso completo". ce. Heimsoeth, H.: Transzendentale Dialekiik, m, p. 433.
22 Critica de la razn pura, A 143 =S 182; comprese A 128 = B 266.
23 Critica de la razn pura, A 340 = S 398; vase Pich, Claude: Das Ideal: Ein Prob/em
der Kantischen Ideenlehre, Bonn, 1984, p. 83.
24 Critica de la razn pura, A 582 s. =S 610 s.
25 Pich, C.: Das IdeaL.. cit., p. 84.
147
pero no sesupone efectivamente existente. Al exponer el punto devis-
ta de la metafsica dogmtica terica sobre esta cuestin, se refiere
Kant, aunque sin decirlo, aladefinicin deexistencia que haba ofreci-
do Baumgarten, yque l haba sometido acrtica yaen 1763?-6 Baum-
garten haba afirmado que lo que diferenciaba auna cosa meramente
posible, deuna cosaexistente, era que esta ltima estaba ntegramente
determinada~7 La determinacin integral (omnmoda) era aquello
que seagregaba a la mera posibilidad ydaba por resultado. la existen-
ciaefectivadelacosa~ Una determinacin tal slo era posible, empe-
ro, mediante una comparacin delacosasingular con todos los predi-
cados positivos posibles; la negacin de algunos de estos predicados
determinara lacosacomo lo que ella fuese, dividiendo el universo en-
tero entre "esta cosa" y"todas las dems" que ella no es~9 En el caso
del Ser realsimo (que por definicin posee todos los predicados posi-
tivos), tal determinacin es posible apriori, ycon ella laatribucin de
laexistencia; al estar ntegramente determinado por sumismo concep-
to, el Serrealsimo es existente (segn la definicin de existencia de
Wolff yde Baumgarten). As, en este nico caso, del concepto mismo
resulta laexistencia del objeto.
Pero ya en el pasaje mencionado de Der einzig mogliche Beweis-
grund ... dice que "en el enlace de una cosa con todos.los predicados
que sepuedan pensar, no se encuentra nada que la diferencie de una
cosa meramente posible". Laomnmoda determinatio no equivale ala
existencia. En la representacin que Dios tiene de las cosas posibles
"no falta ni una sola" determinacin, "y sin embargo no est entre
ellas la existencia, pues Dios las conoce slo como cosas posibles".
26 En Der Einzig miigliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes, &t.
Acad. 11,76.
27 Baumgarten, A. G.: Metaphysica, 54Y 55.
28Tambin loafirm asf.Wolfr(Ontologia, 174),segn el mismo Kant, Ed. Acad. XXI,
603 (citado por Heimsoeth: Transzendentale Dialktik; Berln, 1%9,II, p. 427nota). La
distincin entre laexistencia y lamera posibilidad lahace residir Wolff enel complemen-
tum possibilitas, como lo observa Kant enVer einzig mogliche Beweisgrund. .. , lococit.; la
determinacin omnmoda vendra aser precisamente esecomplemento. En losProgresos
recurrir Kant otra vezaesta definicin de existencia(Ed. Acad. xx, 303).CC. Mendels-
sohn: Mcngenstunden, XIV, ed. Bourel, Stuttgart, 1979, p. 137.
29 Fink, E.: Todo y nada. Una introduccin a la filosofta, Buenos Aires, 1964,p. 142
(Al/es und Nchts. Ein Umweg zur Philosophie, 1959, trad. deNorberto Alvaro Espinosa).
148
"No podra ser que, si existiesen, contuviesen un predicado ms; pues
en laposibilidad deuna cosa, tras sudeterminacin integral, no puede
faltar ningn predicado.,,30 La conclusin crtica ~e q.uela existe~cia
no es un predicado supone que "todas las determnacones y predica-
dos delacosa real pueden encontrarse tambin en lamera posibilidad
de ella".31 Con lasola determinacin omnmoda no basta para resol-
ver el problema delavalidez objetiva (posibilidad real) de un concep-
to; no basta para resolver la cuestin de si se trata de un concepto
vacoosi acaso tiene un correlato real. Segn lametasca tradicional,
lonico que poda oponerse alasrealidades eran las negaciones tran~-
cendentales (las carencias, el no-ser); demodo que una suma de reali-
dades era, por definicin, posible. Kant hace notar que de este modo.
se logra, s, establecer (como lo hiciera Leibniz) la posibilidad lgica
delaomnitudo realitatis (pues latotalidad dela realidad no puede en-
cerrar contradiccin); pero que no es lcito pasar de all a afirmar su
posibilidad real; pues aunque no ha~~contradiccin entre l~sreal~da-
des, puede haber una oposicin real entre ellas, que haga imposible
su coexistencia en una misma cosa, sin que sesupriman mutuamente.
Si slo seconsidera laposibilidad lgica, sintomar en cuenta laposibi-
lidad real ysus condiciones propias, sedar, por posible lacosa misma,
con slo establecer la ausencia de contradiccin en el concepto; pero
33
ello slo porque seconfunden los conceptos con lascosas ylos nom-
bres de las cosas
34
se toman por conceptos. As se llegaba al "sumo
bien metaffsico;,35 que contena en una totalidad colectiva la materia
30 Der enzig moglicheBeweisgrund: .. , Ed. Acad. II, 72.
31 Ver einzig mOgliche Beweisgrund. .. , Ed. Acad. II, 75;comprese Mendelssohn: Mor-
genstunden, XVII, edicin deD. Bourel, Stuttgart, 1979, p. 174ss.
32Vase Progresos Ed. Acad. XX, 282ss, y nuestro 52.En su Versuch, den Begriff der
negativen Grossen ;;, die Weltweishet einzufiihren (1763)llama Kant "repugnancia real" a
esta oposicin que no encierra contradiccin. En Ver einzg mOgliche Beweisgrund. .. apa-
receel concepto derepugnancia real enconexin con el concepto de lasuma de toda re-
alidad (Ed. Acad. II, 86).
33Progresos, Ed. Acad. XX, 302.cr. Ed. Acad. XX, 282ss.
34Serefiere al Ser realsmo, del cual slo tenemos el nombre, pero no tenemos concep-
toalguno.
35Ed. Acad. XX, 302,prrafo cuarto: "Esto que la metafsica, no sesabe bien 001110 ..."
(A este prrafo podra referirse laquinta nota marginal, Ed. Acad. xx, 330: "La exigen-
149
de toda realidad. Supuesto ste, la funcin del entendimiento dejaba
deser la determinacin progresiva delos fenmenos en una experien-
ciainfinita (tarea en la que el entendimiento vaguiado por la idea de
una determinacin omnmoda); sino que le corresponda al entendi-
miento simplemente limitar este Ser, para derivar as del las cosas fi-
nitas.
Deaqu seseguan dos consecuencias. Laprimera era que el mal no
poda ser real -recurdese que toda realidad estaba en Dios, como
propiedad del o como consecuencia suya- yconsista en lacarencia
derealidad: en lanegacin; pero sta (lanegacin) era asuvez el fun-
damento de la individuacin; por ella sedistinguan unas cosas singu-
lares de las otras. Por consiguiente, las cosas malas slo lo eran por lo
mismo que las haca ser cosas finitas y no ser el todo dela realidad~
Esta primera consecuencia presupone la confusin entre negacin en
el concepto yoposicin real, delaque acabamos dehablar. Lo que se
opone auna realidad no es, para Kant, una mera "sombra en un mar
de luz", sino otra realidad de signo contrario. Habr que admitir, por
consiguiente, un mal moral con consistencia propia, que no sea una
mera privacin. La segunda consecuencia es que Dios, como Ser re-
alsimo as definido, no se distingue claramente del mundo, que es
tambin una totalidad de lo realmente existente. La metafsica
precrtica conduce por tanto aunpantesmo que Kant identifica con la
doctrina deSpinoza.
En conclusin, digamos que el Ser supremo, como ideal (regulati-
vo) de larazn pura, tiene una funcin legtima. Representa la m.xi-
maunidad ideal en el uso del entendimiento; la ilegitimidad empieza
cuando sepiensa al "concepto originario" como constitutivo: lasupre-
maunidad ideal setoma entonces:;80r una cosareal originaria. En esto
consiste lailusin transcendental.
83. Las demostraciones de la existencia de Dios (Ed. Acad. XX,
302_304).38
Habiendo examinado as el concepto del ser realsimo, y despus de
haber sealado las dificultades que encierra la pretensin de darle a
esta idea, identificndola con Dios, un contenido objetivo, se vuelve
Kant hacia las "presuntas demostraciones de la existencia de un ser
tal".39En primer lugar seala que slo hay dos argumentos ontolgi-
cos acerca delaexistencia deDios, y que no pueden ser ms.
40
El pri-
mero deellos es el ontolgico propiamente dicho, que parte del con-
cepto del ser realsimo; el otro esel cosmolgico, que parte deun exis-
37Heimsoeth, H.: Transzendentale Dialelaik, III.p. 509; Critica de la razn pura. A 619=
B647.
38La sptima nota marginal (Ed. Acad. XX. 330-332) vieneaser (segn deVleeschau-
wer: "La Composition", p. 173)unaversin alternativa deeste pasaje.
39 Ed. Acad. XX. 302 al final: "Pero aun sin tener en cuenta todos estos reparos .,". Se
hasealado que con este giro que daasu argumentacin. Kant pierde laposibilidad de
pensar de manera ms inmediata latotalidad de larealidad. esto es. depensarla sinapli-
carle los medios de pensamiento que sirven para el conocimiento decosas que no son la
totalidad; y ello porque no podra Kant pensar latotalidad de la realidad de otro modo
que como una cosa ms: carecera de un medio para pensar esa totalidad de un modo
"no-csico", como "el misterioso. innominado e indecible fundamento primigenio" (E.
Fink: Todo y nada. Una introduccin a la filosofia, trad. de Norberto Alvaro Espinosa.
Buenos Aires. 1964.p. 142). Ante esto debernos observar que toda la argumentacin
kantiana es precisamente unesfuerzo para mostrar. por un lado -mediante lacrtica-
la impotencia del pensamiento "c6sico" ante aquello misterioso e innominable que la
metafsica terico-dogmtica pretenda ilegtimamente nombrar; y por otra parte. es un
esfuerzo para establecer -mediante laanaloga. lasuposicin relativay lafe- una rela-
cincon loque nosepuede concebir como cosa.
40Los argumentos posibles sobre laexistenciadeDios sedividen en argumentos apriori
y argumentos a posteriori en Der einzig mogliche Beweisgrund: .. Ed. Acad. Il, 155 ss.;
tambin en Critica de la razn pura A 591 =B 619 se reconocen slo dos vas de argu-
mentacin, laemprica ylatranscendental, para lademostracin delaexistencia deDios.
Comprese Moses Mendelssohn: Morgenstunden, IX y XII, ed. D. Bourel, Stuttgart,
1979,pp. 90 ss. y 109ss. respectivamente. F. Duque (en su edicin de los Progresos, p.
114. nota 41) remite, enconexin con estos dos argumentos, aWolff: Theologia naturalis,
II, 9Y10.
ciadela razn.,", segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 173).Comprese Crui-
a de la rozn pura, B 610Y Mendelssohn: Morgenstunden, XII (edicin de D. Bourel,
Stuttgart, 1979,p. 116s.).
36 La determinacin se produce por negaciones, y el principio lgico que gobierna esta
determinacin por negaciones es el principio detercero excluido. Este principio seaplica
a cada uno de los miembros del conjunto de toda la realidad, atribuyendo algunos de
ellos a lacosa que se determina, y excluyendo aotros de esta cosa. Este procedimiento
concuerda con laforma del silogismo disyuntivo, que viene aser as el origen lgico de
esteuso dialctico delarazn. Comprese Critica de la razn pura, B 392s., YA 577=B
605;vase tambin Anneliese Maier: Kanes Qualittskategorien, loe. ct.
150
151
tente cualquiera, para obtener el concepto del ser necesario concepto
que luego se determinar y resultar ser el concepto de Dios:
41
La exposicin est extremadamente condensada; no se considera
aqu el argumento a posteriori (la prueba fisico-teolgica), ni se toma
e~~uenta el.argumento que Kant haba formulado como suyo en Prin-
ctptorum pnmorum cogn~tio~is me~aphysicae nova dilucidatio 42 y que
desarroll luego en Der eznzlg mogliche Beweisgrund. .. 43
84. El argumento ontol6gico (EI.Acad. XX, 303).
En los Pr_ogresos no desarrolla Kant el argumento ontolgico en la
f~rma .ampha en que lo haba hecho en la Critica de la razn puror la
discusin del argum~n.to es sumaria, lo que parece indicar que el in-
ters de Kant no se dirige a la prueba ontolgica, y que slo la mencio-
na por _cumplir con exigencias formales de la exposicin. En efecto,
s.l0s:nala que en esta prueba se aade la existencia, como una deter-
mmacI~n ms, al conceg~o de ~n~ cosa (aad.ido cuya ilegitimidad ya
haba Sido demostrada); y se limita a denunciar la falta de fundamen-
tode esta prueba, que no merece, segn se expresa en el texto, que de-
tengam.os en ella nuestra atencin. Pero ms adelante
46
se ofrece una
refutacin ~s detallada de este argumento, junto con la del argumen-
to cosmologco ..
85. El argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 303-304).
Este argumento recibe en los Progresos un tratamiento ms extenso
que el ontolgico: pero tampoco a l se lo discute con el detalle con
que se lo hace en la Critica de la razn pura.
47
El argumento cosmolgico tiene dos momentos.
48
En el primero de
ellos
49
se demuestra que la evidencia emprica de un existente contin-
gente cualquiera conduce a suponer la existencia de un ser necesario.
En el segundo moment0
50
se determina al ser necesario, .que resulta
ser el Ser realisimo.
El primer momento del argumento cosmolgico, por s solo, no es
suficiente para mostrar la existencia de Dios. Slo muestra que algo
(que podra ser algunas veces una cosa, y otras veces otra; o que podra
ser un conjunto de cosas)51 debe existir necesariamente desde la eter-
nidad. Esto no nos obliga a reconocer la existencia de un Ser eterno
que sea el origen de todos los dems;52 sino ~ue demuestra slo la e-
xistencia de un "ente necesario cualquiera".5 Se hace, pues, impres-
41
Ed. Acad.XX, 302-:303. A estelugarpodrareferirselasexta delasnotasmarginales
~Ed. Acad.~, 330:"El Seroriginario,comoSersupremo..." (segun deVleesch
La Compostton'', p.173). auwer:
42
Ed. Acad.l, 395.
43 .
. Ed. Acad.11, 77s.
44 Crfti~a. k la Tazn pura, A592-603=B620-630;vasetambinlaLec ron de 1:1 .It~
de la reltgll5n, p. 65ss. c tuosopa
45
M.en~elssohn: Morgenstunden, XVII (ed. Bourel,Stuttgart,1979,p. 174s.)discutees-
taobjecin alapruebaontolgica,conservandofinalmentelapruebacomovlidaEl ar
gumento ontol6gi~haba ~idodesarrolladopor LeibnizenMonadologta, 45, ~nMe~
~:atlOnes de cognuione, ventare et ideis (ed.GerhardtIV,424,ed.deOlasop. 27~.
Ed.Acad, XX, 304:"Ahorabien,esabsolutamenteimposible...".
152
47 Critica de la razn pura, A 603-614= B 631-642;vasetambinCrttica del Juicio, Ed.
Acad.V, 475s. Leibnizexponeel argumentocosmolgicoenDe renun originatione radi-
cali (ed. GerhardtVII,302ss., ed. deOIaso473);Monadologia 38; Principios de la na-
turaleza y de la gracia, 8; Teodicea 7(segn Heimsoeth:Transzendentale Dialekiik, m,
p. 487,nota129).
48EstosdosmomentosseencuentrantambinenlaversinqueofreceM.Mendelssohn
delapruebacosmolgica; vaseMendelssohn,M.:Morgmstunden, XII y XVI, ed. del).
Bourel,Stuttgart,1979,pp. 109ss. y 161ss. respectivamente.
49Ed. Acad.XX, 303: "La argumentacindelasegundademostracin..."; comprese
Critica de la razn pura, A604 s = B 632s.AesteprrafodelosProgresos podrareferir-
selaterceradelasnotasmarginales(Ed. Acad.xx, 329-330)(segndeVleeschauwer:
'.'La Composition",p.173).
50 Ed. Acad. XX, 303: "Ahora bien, puesto que la necesidadde la existencia...";
compreseCritica de la razn pura, A 605s. =B633s. A esteprrafodelosProgresos
podrfareferirselacuartadelasnotasmarginales(Ed. Acad.XX, 330),segndeVlees-
chauwer:"La Composition",p.173.
51EnlaCritica de la rozn pura, A 488= B 516,seplanteantresposibilidadesparaeste
entenecesario:puedeserel mundomismo,ounapartedel,olacausadel mundo.
52EstolosealaLeibnizenNouveaux essais, libroIV,cap.X.
53 Critica de la razn pura, A586= B614.
153
cindible buscar "el concepto deunente queseaapto para un privilegio
tal, e
5
nlo tocante a su existencia, como es la necesidad incondiciona-
d
,,4
Es
l .
a . to es oque haceKant, en nuestro texto, al determinar el con-
cep!Ode un ser necesario: busca "entre todos los conceptos de cosas
posibles, auel que no tenga en s nada que contradiga ala necesidad
absoluta,,;5 yencuentra que el que mejor sepresta para ser concepto
de ~2ente.abso.luta~ente necesario, es el concepto del Ser reals-
mo. Esta identificacin del ens necessarium con el ens realissimum se
efecta delasiguiente manera:
. Puesto que la.ne~sidad slo puede conocerse por conceptos aprio-
n (no por expenencia, lacual ofrece siempre slo conocimiento delo
contingente), conocer la necesidad de la existencia de una cosa ser
e9uivalente a poder derivar del solo concepto de esa cosa, la existen-
CIa.Y puesto que la existencia equivale a la determinacin integral u
d
57 .
omn mo a, conocer por meros conceptos (como necesaria) la exis-
tencia de una cosa ser hacerse de ella un concepto tal, que contenga
la determinacin omnmoda; el ser que exista necesariamente ser
aquel cuyoconcepto contenga yaladeterminacin omnmoda (esto es,
la existencia). Como hemos visto, slo en un caso podemos saber a
priori cules son todas las determinaciones que pertenecen aun obje-
to: a saber, en el caso del Ser realsimo.
58
Este nico ente, el Ser re-
alsimo, tendr el privilegio deestar ntegramente determinado por su
solo concepto, esto es, ntegramente determinado a priori. Slo en l
estar dada la existencia en el mismo concepto. Por consiguiente, el
concepto del Ser realsimo es el nico que nos sirvepara pensar unser
necesario.
59
De este modo sehace coincidir al ser necesario con el Ser
realsimo ysemuestra que, como yasehaba dicho, "el segundo argu-
mento discurre alainversa: un ser que existe como necesario debe te-
ncr en s toda perfeccin (toda realidad), pues si no la tuviera no
podra (...) ser pensad? como ser necesario". Si r&tuci~os esta argu-
mentacin asuforma lgica, tenemos: Todo ser necesano es unser re-
alsimo; y por ser slo uno el realsimo, es vlida la conversin: todo
Ser realsimo es un ser necesario.
6O
De esta manera, el argumento cos-
molgico seasocia y secomplementa con el ontolgico, y slo as lo-
graalcanzar fuerza probatoria, que sin es~aasociacin l~faltara. Pero
yase ha visto que el argumento ontologco no se sostiene; de modo
queel cosmolgico, que seapoyaen l, tampoco resultar estable.
86. Refutacin del argumento cosmolgico (Ed. Acad. xx, 304).61
El argumento cosmolgico Ofrecemuchos ~ancos de ataqu~ a la
crtica. En laCrtica de la razn pura sehabla deunverdadero nido de
pretensiones dialcticas, que se enumeran y se analizan all mismo.~2
En nuestro texto, la refutacin seconcentra en el concepto denecesi-
dad ypresenta dos momentos. Uno deellos es, en realidad, una refu-
, 63 (apenas
tacin del argumento ontolgico. El otro momento ~penas msmu_~-
do en el texto, pero distinguible mediante lacomparacI~~ con la Criti-
ca de la razn pura o con laLeccin de filosofia de la rellgzn) es lacon-
sideracin delanecesidad absoluta.
64
Esta consideracin seefecta de
60 Critica de la razn pura, A 608 = B 636.
61 A esta pgina 304se refiere probablemente la primera de las notas marginales (Ed.
Acad. XX, 329), segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 172.
62 Critica de la razn pura, A 609 = B 637.
63Ed. Acad. XX, 304: "Ahora bien, es absolutamente imposible dar, de modo determi-
nado, unconcepto deunser queseadetal naturaleza, que si yolosuprimiese C?nel pen-
samiento surgira una contradiccin; aun si sesupone que lo tomo por latotahda.d dela
realidad. Pues una contradiccin en unjuicio tiene lugar solamente cuando supnmo un
predicado enunjuicio, yconservo empero en el concepto del sujeto uno que es i~ntico
aaqul; pero nunca tiene lugar, si suprimo lacosajuntamente con todos sus predicados,
ydigo, p. ej.: nohay ningnser realsimo ".
Comprese Critica de la razn pura, A 594ss. = B 622 ss.
64 Ed. Acad. XX, 304: "Por consiguiente, de una cosa absolutamente necesaria, como
tal, no podemos hacemos absolutamente ningn concepto (el fundamento deello es que
se trata de un mero concepto de lamodalidad, concepto que no como naturaleza de la
cosa, sino slo mediante una conexin delarepresentacin de lacosa con lafacultad de
conocer, contiene lareferencia al objeto)". Ce. Critica de la razn pura, A 613 = B 641;
Leccin de filosofia de la religin, p. 74.
54 Critica de la razn pura, A 585 = B 613.
~ . .'
Cruica de la razn pura, loe, cit.; vase tambin Ed. Atad. xx, 330s. (notas margina-
les).
56 Critica de la razn pura, A 586 =B 614.
57Si seadmite ladefinicin de Wolff y de Baumgarten yasometida acritica en Progre-
sos, Ed. Acad. XX, 301S. (vasenuestro 82).
58
Vase lanota de Kant aEd. Acad. XX, 326.
59 Critica de la razn pura, A 605 S. = B 633S.
154 .
155
manera indirecta, al presentar el concepto denecesidad como concep-
to modal, que no serefiere asu objeto como si lanecesidad fuese una
determinacin o propiedad delacosa;65por contraste se presenta as
aquella necesidad que s pertenece ala"naturaleza delacosa" (o pre-
tende pertenecer aella): lanecesidad incondicionada, ''verdadero abis-
mo para la razn humana". Esta necesidad es un concepto que sobre-
p.asanuestro entendimiento, yque slo puede admitirse como hpte-
SISdelarazn; no selopuede afirmar concerteza apodctca."
. En resumen? el argumento cosmolgico, fundado en el ens necessa-
nu~, no es vhdo (entre otras razones) porque toda su fuerza demos-
tratva procede del.argumento ontolgico, cuyainvalidez quedara de-
mostrada al estudiar el problema del ens realissimum: y porque
adems, la necesidad absoluta a la que este argumento ~smolgi~
hace ~eferencia supera a larazn humana (pues el nico concepto de
necesidad adecuado anuestra facultad cognoscitiva es el concepto mo-
dal de necesidad, explicado en lospostulados de la Critica de la razn
pura).
Notemos que esta refutacin del argumento cosmolgico no consti-
tu~e un rechazo general de toda la demostracin de la existencia de
DIOS~~r ~ta va. Elementos de esta argumentacin (el concepto de
ens o,"!gznan_umque es alavez ens realissimum) seconservan con vali-
dez.h~~ottIca, como suposicion~~necesarias para laexplicacin de la
POSI?Ihdadd~lo condicionado. Esto se ver ms claramente en la
seccin queSIgue.
del criticismo. En primer lugar se tratar la demostracin de la exis-
tencia de Dios, ofrecida por la filosofa crtica. Esto ocurre en una
pgina que lleva por ttulo "Trnsito de la metafsica alo suprasensi-
ble, despus delapoca deLeibniz ydeWolff'. En ellaseresume yse
repite lo que se haba expresado en la exposicin histrica del tercer
estadio68yen el primero de los artculos del credo mora1.
69
La argu-
mentacin sigue el curso de los pasajes correspondientes de la Crtica
. 70 . 1 d 1 C" d l h .. 71
de la razn prctica yespecia mente e a nuca e UlClO.
El trnsito delametafsica a lo suprasensible secumple en primer
lugar con un conocimiento de Dios. Para este conocimiento indirecto
deDios recurrimos alaanaloga con un ser dotado deentendimiento.
Esta analoga no esarbitraria, sino que sefunda en una necesidad dela
razn prctica' ues es deber n~estro ~l ~ntribuir ala real~zacin~el
bien supremo;? ypor tanto es ImprescmdIble (esuna necesidad subje-
tiva) suponer la posibilidad de este supremo bien; ahora bien, por la
ndole de nuestra facultad racional, esta posibilidad (la posibilidad de
que la felicidad se enlace con la virtud en la proporcin correspon- ,
diente a esta ltima) slo podemos concebirla si suponemos como
causasuprema delanaturaleza aun ser queseacreador delanaturale-
zapor inteligencia ypor voluntad moral, esto es, si suponemos laexis-
tencia deun Dios creador. Como el mandato derealizar el bien supre-
mo, por ser mandato moral, posee necesidad prctica absoluta, esta
necesidad setransmite alas condiciones slo bajo las cuales es conce-
Examinados as los fundamentos de la teologa precedente, pode-
mos efectuar el paso que nos llevar a lo suprasensible en el estadio
65 Critica de la razn pura, A 218= B 266 Y A 226= B 279.
66
C
':.J'
flaca de la razn pura, A 218=B 266 Y A 226=B 279
67 ,.
D~e~te n~~o se con~elVa la vieja demostracin de la existencia de Dios ofrecida en
D~r,~mzlg mogliche Bewets_grund. ..; en laLeccin de filosofta de la religin (1783)p. 78,di-
ce. pues un ser ~~~ conttene los datos para todo lo posible, y cuya supresin suprimira
a.la vez toda poslblhd~d, un ser realsimo originario tal, es una suposicin necesaria pre-
crsarnente por su relacin con la posibilidad de todas las cosas".
156
68 Ed.Acad. xx, 294(vase nuestro 62).
69Ed.Acad. xx, 298(vase nuestro 69).
70Ed.Acad. V, 124-132.
71 87,Ed.Acad. V, 450.Vase tambin MetafIsica de las costumbres, doctrina de la vir-
tud, Ed. Acad. VI, 482.El argumento moral aparece por primera vez en Trdume eines
Geistersehers ... (segn Schmucker, J.: Die Ontotheologie des vorlaitischen Kant, Berln,
1980,p. 57).Una variante de este argumento se encuentra en MetafIsi~a de las cos~-
bres, doctrina de la virtud, 13,Ed.Acad. VI, 439.Sobre la teologa tica vase Revira,
Rogelio: Teologfa tica. Sobre la fumltnentaci6n yconstruccin de una Teologia racional
segn los principios del idealismo transcendental de Kant, Madrid, 1986,especial?Iente el
captulo V: "Laprueba moral de la existencia de Dios", pp. 155-179; vase tambin Ade-
la Cortina Orts: Dios en la filosofta transcendental de Kant, Salamanca, 1981, p. 263ss.
72 Critica de la rozn prctica, Ed. Acad. V, 113Y 125; Critica del Juicio, 86,Ed. Acad.
V, 446,Y 87,Ed.Acad. V, 450.
157
87. La teologa del idealismo crtlco. El argumento moral (Ed. Acad.
XX, 30S s.),
bible, para nosotros, la posibilidad de cumplir aquel mandato;73 es
"moralmente necesario suponer laexistencia de Dios,,?4 Para esta su-
posicin es suficiente la mera posibilidad lgica (ausencia de contra-
diccin) del concepto deun creador tal (sin que larazn terica tenga
que dete!lerse en el problema insoluble desu posibilidad real); yaque
l~necesitamos slo para poder comprender la posibilidad del sumo
bien, al cual, como quiera que se~nos lo propone larazn por finali-
dad obligatoria denuestra accin. 5
ste es el argumento moral demostrativo de la existencia de Dios.
Con. l la metafsica crtica ha logrado realizar el trnsito a lo supra-
sensible, que lametafsica dogmtica haba intentado en vano.
76
En el
prrafo siguiente del texto delosProgresos seexponen las limitaciones
deesta prueba; 77aellas yanos hemos referido al tratar los menciona-
dos pasajes delaexposicin histrica del tercer estadio ydel credo mo-
ral, yal considerar landole del conocimiento prctko-dogmtico?8
73Dicho de otra manera: la imposibilidad del bien supremo probarla la falsedad de la
ley moral, que entonces se dirigirla a fines vados e imaginarios (Critica de la razn prcti-
ca, &1. Acad. V, 114).
74 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 125.
75
La ley moral nos manda esforzarnos por la realizacin del sumo bien, inde-
pe.ndien~emente del xito que alcancemos con nuestro esfuerzo. AunqlllO no se crea en la
existenciade Dios, sigue siendo obligatorio este mandato de la razn; slo que el xito es
entonces ms dudoso (Critica del Juicio, 87,Ed. Acad. V, 452).
76 "La b 1 ".
~rue a mora su~ne un~ aplicacon analgica de las categoras a los objetos su-
prasensibles con proposlto prctico y (...) esa aplicacin, por basarse en un inters racio-
nal absolutamente incondicionado, proporciona un verdadero ingreso en el mundo
noumnico" (R. Rovira: Teologia tica. Sobre la fundamentacin y construccin de UIUl
Teologia racional segn los principios del idealismo transcendental de Kant Madrid 1986
p.I68.) , , ,
77 Comprese Critica del Juicio, 88,Ed. Acad. V, 453.
78
Vanse nuestros 62, 63, 65, 67 Y 69; este argumento sirve para demostrar la exis-
tencia de Dios, slo en la medida en que larazn humana prctica necesita suponerla.
Con ello se fundamenta una teora de lo suprasensible, pero siempre limitada solamente
a la~necesidades de la ra~n p~ctica ~eferidas al fin final (al bien supremo). La demos-
tracin no establece la exstenca de DIOSde un modo satisfactorio para la razn terica;
pero s prueba que suponer esa existencia es algo que est de acuerdo con la razn' esto
es suficie?te par~ que sea !egftimo au.n desde un punto de vista terico, otorgarle ~eali-
dad. prctica a la Idea de DIOSas fabncada por la razn humana. A la idea de Dios, con-
cebida por analoga y segn principios morales, se le otorga realidad prctica en la medi-
da en que se le otorga influjo real sobre las decisiones en que se funda la accin; sta
158
En el ltimo prrafo dela pgina 305 seex~one la utilidad que re-
sulta de las limitaciones del argumento moral: 9con l la teologa no
puede transformarse en un imposible "conocimiento terico de lana-
turaleza divinaydesuexistencia,,:80lateologa no puede volverse teo-
sofa. Sealcanza, en cambio, un conocimiento del fundamento de de-
terminacin de nuestra voluntad. Es verdad que este fundamento es,
en el fondo, incognoscible: no podemos conocer directamente el fun-
damento nico, por el cual nuestra voluntad, aun sabindose insufi-
ciente para realizar el fin final, alberga en s aste como fin necesario
suyo.8l Pero conocemos este fundamento por analoga al suponer,. por
las razones antedichas, quese halla en una naturaleza suprasensble:
en un Ser supremo. Slo deesta manera podemos suplir ladeficiencia
denuestra voluntad, lacual, apesar de reconocer corno suyo el fin fi-
nal, no encuentra en s misma el poder suficiente para realizarlo.
Laexposicin de laprueba moral en los Progresos termina con una
repeticin de las palabras de la Crtica del.Juicio,82 segn las cuales la
prueba moral no dice nada acerca desu objeto considerado en s mis-
mo (segn laverdad), sino que serefiere slo a lo que ese objeto su-
prasensible es para los hombres. No por ello es meramente subjetiva la
conviccin quelaprueba produce; laaceptacin del argumento no de-
pende del modo depensar decadacual, sino que suvalidez seextiende
ltima se desarrollar como si se basara en la realidad del objeto de aquella idea, tal co-
mo, en el ejemplo del comerciante de granos, ste basaba su acci~ en la creencia en la
mala cosecha futura (Ed. Acad. XX, 298); slo que en ,la fe en DIOS (como ser moral,
condicin del bien supremo) no se basa una accin tcnico-prctica, sino la accin mo-
ral: es una creencia' abrigada por la razn "moral-prctica"; (la expresin 'razn moral-
prctica', por contraste con 'razn tcnico-prctica', se encuentra en Critica del Juicio,
88, Ed. Acad. V, 455),
79 Comprese Critica del Juicio. 89, Ed. Acad. V, 459.
80 As se define la teosofa en Critica del Juicio, Ed. Acad, V, 479.
81 El fundamento por el cual nuestra voluntad busca la realizacin del bien supremo no
es slo la representacin de la ley moral; sino adems el deseo de fehclda~. Esto hace
que tengamos en realidad dos fundamentos heterogneos para querer el bien sup~emo
(Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 114). Si los dos se basan en un,!~rcero, o SI ~::a-
so son unifica bies es algo que no sabemos; por eso dice el texto que es inescrutable el
fundamento de d~terminacin de nuestra voluntad. C C . Critica del Juicio, 88, Ed. Acad.
V.455.
82 Critica del Juicio, 90, Ed. Acad. V, 462 s.
159
atodos los seres racionales finitos, aquienes landole desu razn les
impone los mismos principios del juzgar. Esta validez no es suficiente
para afirmar nada con certeza acerca del objeto, aunque s para tener
la seguridad de que tampoco podr nadie afirmar con certeza lo con-
trario de lo demostrado con un argumento "segn los hombres"
(kat'anthropon).83 La especial modalidad del asentimiento despertado
por este tipo deargumento lahemos estudiado yaal considerar la na-
turaleza del conocimiento prctico-dogmtico, yladelafe.
slo al carcter provisorio del texto, y que habra sido subsanada en
una redaccin posterior. Pero tambin parece admisible lasuposicin
de que la omisin seala la intensidad relativa del inters del autor,
que no sedetiene en el dominio delateologa cuando sta seconvierte
enun tema independiente.
Por otra parte, la omisin del tema de los atributos de Dios (tema
que sera lacontinuacin natural de lademostracin de su existencia,
como seveen los textos citados) aporta un fundamento -aunque no
un fundamento definitivo- para sostener que el desarrollo de la teo-
loga queda trunco, y que por tanto quiz no sea un desarrollo de la
teologa lo quesigueen el texto: los "presuntos progresos (...) en late-
leologa moral.;", a pesar de que algunos editores han considerado
conveniente cambiar, en este ttulo, laexpresin 'teleologa moral' por
'teologa moral'.
88. Omisiones en la teologa moral de los Progresos de la metaftsica.
Si bien el argumento demostrativo delaexistencia deDios es laba-
seyel ncleo delateologa tica, con l no seagota sta; sino que del
mismo argumento pueden extraerse -siempre con la misma limita-
cin, a saber, teniendo en cuenta que se trata de juicios de reflexin
que no dicen nada sobre lanaturaleza del objeto- predicados que de-
terminan el concepto del Ser supremo. As, sehalla en laCritica de la
razn prctica que a Dios le corresponden los predicados de omnis-
ciencia,ubicuidad, omnipotencia ~eternidad,84 adems delos desanti-
dad, bienaventuranza ysabidura; 5 en laCrtica del Juicio sedetermi-
na el concepto de Dios con los predicados de omnisciencia, omnipo-
tencia, bondad, justicia, sabidura, eternidad y ubicuidad; y algoseme-
jante seencuentra en otros textos.
86
Nada deesto aparece en los Pro-
gresos. yno es que tal omisin est aqu justificada por tratarse deun
texto de metafsica y no de uno de teologa: en sus lecciones de me-
tafsica (vno slo en las defilosofa delareligin) desarroll Kant es-
tetema.
s
'?
Sepodra pensar que laomisin deesta parte delateologa sedebe
89. La cosmologa crtica: la teleologa moral (Ed. Acad. XX,
306-308).
La reconstruccin de la metafsica, emprendida en los Progresos,
exige, junto ala doctrina deDios yaladoctrina del alma, una doctrina
del mundo ocosmologa.
SS
Esverdad que lacosmologa tradicional ha
sido yaexpuesta y criticada en las Antinomias; pero ahora se trata de
ver qu es 10 que se habr de poner en lugar de ella. En nuestra opi-
nin, el trozo del texto de los Progresos que lleva por ttulo "lI. Pre-
suntos progresos terico-dogmticos en lateleologa moral, durante la
poca de Leibniz y de Wolff,89 cumple la funcin de desarrollar esta
cosmologa. Con esta opinin nos oponemos no slo alos editores que
han preferido cambiar el ttulo del pasaje poniendo, como sehadicho,
'teologa' en lugar de 'teleologa';9O nos oponemos tambin a Max
83Critica de la razn pura, A739= B767.
84 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 140.
85 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 131, nota.
86 Critica del Juicio, 86,Ed. Acad. V, 444;Ueber das Mlsslingen aller philosophischen
Versuche in der Theodicee, Ed. Acad. VIII, 257; Metaftsica de las costumbres, doctrina de
la virtud, 13, Ed, Acad. VI, 439;Leccin defitosofia de la religin, p. 130,etc.
87lmmanue/ Kant 's Vorlesungen ber die Metaphysik, etc. ("Metafsica Plitz"), Erfurt,
1821 (Darmstadt, 1975),p. 323.
160
ssCf. Immanuel Kants Vorlesungen ber die Metaphysik. .. etc., (Metaphysik Plitz), Er-
Iurt, 1821(Darmstadt, 1975)pp. 18Y 19;comprese el ya citado Baumgarten: Metaphysi-
ca, 2; vase tambin Knutzen: Elemento philosophiae rationalis seu logicae, Regiomonti,
1747,27(citado por Oesterreich, K.: Kant und die Metaphysik, 1906 (Wrzburg, 1959)
p.14).
89Ed. Acad. XX, 306.
90Ellos son Lehmann (Ed. Acad.) y G. Hartenstein (Immanuel Kant's Werke, sorgfiiltig
revidirte Gesamtausgabe in zehn Blinden, Leipzig, 1838, tomo 111). Los sigue F. Duque en
su edicin de los Progresos, p. 101Yp. 115,nota 48.
161
.:
Wundt, quien sostiene que precisamente en esta parte delosProgresos
se nota la ausencia de una cosmologar" y nos oponemos adems a
Karl Vorlander, quien, aun confirmando que este texto debe llevar por
ttulo "teleologa moral" yno "teologa moral", afirma que en l Kant
n~hace ms que criticar la teleologa moral de Leibniz y de WOlff,92
mientras que nosotros hallamos que expone aqu la suya propia. Pro-
curaremos hacer aceptable nuestra opinin en lo que sigue. .
Formulemos primeramente esta opinin nuestra, para buscar luego
sufundamentacin en los textos. Afirmamos 1) que el contenido dees-
te pasaje no es solamente una crtica a la metafsica dogmtica, sino
que en l hay un positivo desarrollo de una doctrina crtica. As como
el apart.ado anterior, si bien inclua el examen crtico de las pruebas
dogmticas de la existencia de Dios, inclua adems la exposicin del
argumento crtico (la prueba moral) en favor de esa existencia, as
tambin aqu el contenido principal del pasaje es la misma doctrina
crtica que aparece como tal-y no como mera repeticin delaleibni-
ci?-wolffiana- en numerosos pasajes paralelos de las obras mayores;
afirmamos adems,2) que nos hallamos aqu ante una cosmologa,
aunque setrate deuna cosmologa fundada en conceptos prcticos. El
texto no serefiere aotra cosaque al mundo tal como ste es en s
93
al
mundo en lamedida en que es adecuado a las intenciones ltimas de
una razn pura prctica. Una vez aceptada laexistencia de Dios como
creador del mundo, podemos admitir "una naturaleza delas cosas que
concuerde" con laleymoral; yello sehaceimprescindible porque "sin
la colaboracin de la naturaleza sera imposible" realizar el fin final
quelarazn prctica nos manda.
94
Veamos ahora esto tal como se10 encuentra en el texto delos Pro-
gresos. El texto se presenta dividido en cinco prrafos que a primera
vista pueden parecer muy confusos, pero que en realidad son el desa-
rrollo de una argumentacin rigurosamente coherente. Esta argumen-
tacin tiene un estrecho parentesco con ladela Crtica de la razn pu-
ra: "Del ideal del bien supremo",95 slo que en la Crtica se procede
analticamente, desde lasuposicin del sumo bien, hacia la teologa, y
en los Progresos procederemos sintticamente/? desde Dios (sumo
bien originario) hacia el sumo bien derivado: el mundo inteligible.
Prrafo primero. En el primer prrafo se presenta la idea del bien
supremo mediante el concepto --que la metafsica terico-dogmtica
comparte con la filosofa crtica-e- de la gloria de Dios. La filosoa
terico-dogmtica vea-rectamente- en lagloria deDios el finfinal
de'laereacin.
97
Esta gloria consista en lareunin detodos los espri-
tus, vinculados entre s segn leyes morales, y sometidos al gobierno
deDios enla Ciudad deDios. "Esta Ciudad de Dios, esta Monarqua
verdaderamente universal, es un Mundo Moral en el mundo Natu-
ral" 98Leibniz lallama tambin "Reino delaGracia", para distinguir-
la del reino fsico de la naturaleza.
99
En las palabras de nuestro texto
delosProgresos, lagloria deDios es unenlace delos fines'en el mundo
91WU?dt, M.: Kant als_M_etaphysiker, Stuttgart, 1924,p. 380; este autor considera que el
C?ntemdo del texto principal de los Progresos se organiza en un prlogo, una introduc-
cin, y~os grupos de explicaciones; el primero de estos grupos expone los estadios de la
~etaffslca; el. se.gu.ndo grupo debe exponer el trnsito de la metafsica a lo suprasensible
en las. tres dlsclpl.mas de la teologa, la cosmologa y la psicologa (...) Esta parte no est
concluida; en particular, falta la cosmologa".
92y r' d K. "E' l' "
o~an er, : m eitung en: Immanuel Kants kleinere Schriften zur Logik und Me-
taphysik; he.rausgegeben v.on Karl Yorliinder, Leipzig, 1905(2da ed.), p. XIII: "Desde el
pun.to de vista as conquistado sufre luego la metafsica leibnicio-wolffiana una aguda
crtica, asaber: 1) su "~ologa transcendente" (...),2) su teologa, o mejor, teleologa mo-
ral (1~.140),3)s~ ps~cologa transcendente o doctrina de la inmortalidad" (Vorliinder
se r~fIere a la paginacin de su propia edicin, que concuerda respectivamente con las
paginas 306-308 de la Ed. Acad.).
93 Critica de la razn pura, A812ss. = B840ss.
162
94 Critica del Juicio, 88,Ed. Acad. Y, 455.
95 Critica de la razn pura, A 804ss. = B832ss.
96 Vase Progresos, Ed. Acad. XX, 295.
97En otras dos ocasiones aprueba Kant esta caracterizacin del fin final de la creacin
como "la gloria de Dios": en Critica de la rawn prctica, Ed. Acad. V, 131,Y en Critica
del Juicio, 87,Ed. Acad. V, 449,nota. Pero hay que notar que el concepto de esta gloria
es algo diferente en la filosofa crtica y en la terico-dogmtica, como veremos ensegui-
da.
Wolff (cit. por Duque, en su edicin de los ProgrSos, p. 115, nota 49)afinna en Theolo-
gia naturalis Il, 371: "El fin de la Creacin es la manifestacin de la gloria de Dios".
98Leibniz: Monadologia, 86.
99 Leibniz: Monadologia, 87;Vmdicacion de la causa de Dios ... , 46; Principios de la
naturaleza y de la gracia. .. , 15.
163
real, tal, que contenga el sumo bien posible yque sea digno deuna di-
vinidad. Este reino deDios es, para Leibniz, obra deDios mismo.100
Prrafo segundo. En el segundo prrafo seintroduce una dificultad.
No resulta satisfactoria una fundamentacin de la posibilidad del fin
final que la derive enteramente de una creacin del mundo por Dios.
La libertad delos seres racionales es-por ser condicin dela morali-
dad- tambin necesaria para que sea posible el sumo bien. Precisa-
mente la novedad que Kant piensa introducir en la metafsica es la
funcin de la razn prctica y de sus principios, como va para el
trnsito a10suprasensible. La gloria deDios, para lafilosofa terico-
dogmtica, era obra deDios mismo, que no requera ni admita volun-
tades independientes; pero para la filosofa crtica esta gloria consiste ..
enlalibre observancia delaleydivina, por parte devoluntades autno-
mas.
10l
Por eso dice el texto que mientras que las muchas y variadas
perfecciones fsicasdelosseres naturales sepueden atribuir auna cau-
sadiferente del mundo, laperfeccin moral-teleolgca debe fundarse
originariamente en el hombre mismo. No puede ser un efecto querido
slo por una voluntad ajena a la del hombre (pues en ese caso yano
sera perfeccin moral). La fundamentacin terica de la posibilidad
del sumo bien en el concepto delacreacin divina muestra aqu su in-
suficiencia.
102
Prrafo tercero. An no se ha agotado el intento terico-dogmtico
de explicar la posibilidad del bien supremo. Ya que no se ha podido
fundarla de manera terica en un Dios creador exterior al mundo, se
puede intentar fundarla en lanaturaleza humana misma, sin recurrir a
Dios enmodo alguno. Esto es lo que han hecho lasescuelas griegas 103
deestoicos yepicreos, yeslo que seexamina en el tercer prrafo.
Este intento terico de fundamentacin de la posibilidad del sumo
bien (intento de explicar laconexin devirtud yfelicidad) puede pre-
sentarse en dos variantes. La primera de ellas afirma que lavirtud no
es ms que laconciencia de lamxima debuscar la felicidad. El fin fi-
nal moral del mundo selograr mediante el fomento (o la bsqueda)
delasolafelicidad. sta es laposicin deEpicuro.
104
El elemento fsi-
codel sumo bien, lafelicidad, resulta aqu el fundamental; en lafelici-
dad consiste todo el bien supremo. Pero entonces queda suprimida la
moralidad, queeslomsvaliosodel finfinal. Por ellofracasaesteintento
decomprender terico-dogmticamente laposibilidaddel finfinal.
La otra variante de este intento es la estoica. lOS Consiste en poner
por condicin del bien supremo lavirtud. Esto escorrecto; pero si, co-
mo lo hicieron los estoicos, sefundamenta todo el bien supremo en la
virtud, sin tomar en cuenta el otro elemento de l (la felicidad, irre-
ductible a aqulla), con ello queda incompleta la representacin del
bien supremo, yas fracasa tambin este otro intento deexplicar supo-
sibilidad por vaterica.
Queda entonces lava prctico-dogmtica, que es la del criticismo.
Por ella podemos efectuar el trnsito a este ideal de la perfeccion del
mundo. Este trnsito delametafsica al mundo como objeto suprasen-
sible consiste en suponer, en el mundo como cosa en s, una conexin
mora-teleolgica cuyafinalidad ltima sea el sumo bien. Con ello no
conocemos tericamente al mundo como cosaen s; pero losuponemos
prcticamente as determinado.
Ntese que no setrata aqu yadel trnsito al otro objeto suprasen-
sible, aDios (trnsito yaefectuado por lametafsica), sino del trnsito
al mundo como ideal. Ms claramente lo dir Kant en el prrafo quin-
to: setrata del progreso alo suprasensible del mundo en que vivimos:
al mundo como nomeno. En laCrtica de la razn pura hablar Kant,
enigual contexto, del mundo inteligible, y lo asimilar al reino de la
gracialeibniciano.
106
Este mundo no es otro que el que creara cualquier hombre hones-
to, si ello estuviera en su poder, guiado por larazn prctica: "no slo
100Leibniz: Monadologia, 86: es "lams elevaday lamsdivinadelasobras de Dios".
Sobre el reino de Dios como caracterizacin del sumo bien vase Critica de la razn
prctica, Ed. Acad. V, 127s.
101 Critica de la razn prctica, Ed, Acad. V, 131.
102De un modo semejante seafirma en Ueber das Misslingen aller philosophischen Ver-
suche in derTheodicee, Ed. Acad. VIII, 264, que si pretendemos conocer tericamente el
finfinal de Dios apartir del conocimiento emprico del mundo, ste sevuelve para noso-
tros unlibro cerrado; y ello porque laintencin final deDios essiempre moral, es prcti-
cay no terica.
103 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 126.
164
104 Critica de fa razlI prctica, Ed. Acad. V, 126.
105 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 126s.
106 Critica de la razn pura, A 811 = B 839 Y A 812 = B 840.
165
lo elegira de acuerdo con la idea moral del supremo bien (...) sino que
querra tambin que en todo caso existiera un mundo, porque la ley
moral Quiere que sea realizado por nosotros el supremo bien posi-
ble...".107
Con este texto de los Progresos completa Kant un pensamiento que
haba expresado poco antes en la Teodicea. AlU haba dicho que "el'
mundo, como obra de Dios, podemos considerarlo (...) tambin como
una anunciacin divina de las intenciones de Su voluntad,,;108 pero es-
tas intenciones (yen especial la intencin ltima de Dios, que es siem-
pre moral) no podemos averiguarlas a partir de una consideracin del
mundo emprico (objeto de la ciencia terica, no de la prctica). En
los Progresos se completa este pensamiento, al presentar al mundo co-
mo la digna obra de un creador divino moral. Es esta consideracin
moral del mundo la que nos permite conocerlo como objeto de la in-
tencin ltima de Dios. Como obra de un Dios creador que es moral
en su intencin, el mundo ha de presentar en s "una conexin de fines
tal, que contenga en ella (...) el sumo bien posible"; ~efectivamente tal
es la conexin de fines que hay "en el mundo real". 09Gracias a esta
conexin de los fines nsita en el mundo real, en l se pueden llevar a
cabo las acciones de un ser racional libre y responsable.
Prrafos cuarto y quinto. Para efectuar este trnsito a lo suprasensi-
ble, esto es, para poder afirmar que en el mundo en que vivimos, consi-
derado como nomeno, se encuentra la mencionada conexin te-
leolgica, tenemos un fundamento firme en el mandato dogmtico (a
priori) incondicionado de la razn prctica, que nos obliga a realizar el
sumo bien; slo con aquella suposicin de la ndole del mundo tal co-
mo queda descripta, podemos nosotros comprender la posibilidad de
aquello alo que de todas maneras estamos obligados. No es, pues, una
teora la que nos permite sostener que en el mundo hay una ordena-
cin teleolgica que lleva .hacia el sumo bien. Sino que lo afirmamos
basados en un principio prctico: la razn prctica nos manda actuar
segn esta suposicin: nos manda actuar como si viviramos a la vez
en el mundo sensible y en el reino de la gracia. 110Es cierto que la limi-
tacin de nuestra comprensin nos fuerza a considerar este mundo co-
mo futuro;111 pero el mandato de la razn pura prctica es que nos si-
tuemos en este mundo inteligible,112 que vivamos en l "aqu en la tie-
rra", esto es, que vivamos en l a la vez que vivimos en el mundo de la
determinacin natural.
As se ha logrado el progreso real de la razn hasta el mundo consi-
derado como nomeno. Con esto queda cumplida la parte de la me-
tafsica especial referida al mundo: la cosmologa racional; slo que no
se funda ahora ya ms en principios terico-dogmticos, sino en prin-
cipios dogmticos s (es decir: a priori), pero prcticos. Del mundo in-
teligible sabemos que debemos considerarlo a priori como un sistema
de fines (anlogo al de la teleologa fsica que se presenta en el mundo
fenomnico), apto para concordar con el fin final moral de todas las
cosas. 113
El pasaje- destinado a exponer la que hemos llamado cosmologa
crtica termina con un resumen
1l4
que repite los temas que se desarro-
llaron: la posibilidad del sumo bien no puede considerarse efecto de
un Creador exterior y ajeno, sino que requiere al hombre como su cau-
sante, pues es un producto moral. Tampoco puede comprenderse la
posibilidad del sumo bien atendiendo slo a la naturaleza humana y a
sus dos facultades de perseguir a cada uno de los componentes del su-
mo bien (virtud y felicidad). En general, no puede comprenderse teri-
camente la posibilidad del bien supremo (a pesar de que as lo intenta-
ra la filosofa de Leibniz y de Wolft). Pero p.ara la metafsica prctico-
107Die Religion innerhalb der Grenzen der blossen Vernunft, Ed. Acad, VI, 5(citadopor
GmezCaffarena:El teismo moral de Kant, Madrid,1983,p. 192).
108 Ueber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodicee, Ed, Acad.
VIII,264.
109
Progresos, Ed. Acad.XX, 306.
1.10 Critica de la razn pura, A 812= B840:"Verseunoas mismoenel reinodelagra-
~Ia,. dondenosesperatodaclasedefelicidad,salvoenlamedidaenquenosotrosmismos
hmlt.emosnue~traparticipacinenellapor habernoshechoindignosdeser felices,es
unaIdeaprcticamente necesariadelarazn".
111Critica de la raz~n pura,A 811=B839.
112Critica de la razn pura, A 814~B842:"unmundoenel cual debemossituarnos,
segnlospreceptosdelaraznpuraperoprctica".
113
Contodoloexpuestoquedan,segnnosparece,demostradaslasdostesisquepro-
pusimosal comienzodeeste89:enestaseccinsehadesarrolladounadoctrinadel cri-
ticismo,y tal doctrinahasidoprecisamentelacosmologacrtica.
114 Progresos, Ed. Acad.XX, 307308: "sepuedey sedebesuponeresto,conel findees-
forzarseporalcanzar.,.".
166
167
dogmtica el concepto del sumo bien derivado (es decir, el concepto
de un mundo creado, en el Cual se correspondan la felicidad y la vir-
tud) es un concepto real, yla razn prctica nos lo presenta como un
deber. .
90. La cosmologa y el postulado delalibertad (Ed. Acad. XX, 306
ss.y 295).
tres partes de la metafsica crtica con los tres postulados de la razn
prctica; en este caso, junto a secciones referidas a la existencia de
Dios yalainmortalidad del alma, deberamos tener una seccin dedi-
cada al tema de lalibertad_n7 La posibilidad de referirse acualquiera
de los dos trminos de comparacin mencionados (a las partes de la
metafsica segn Baumgarten, o a los postulados de la razn prctica
segn laCrtica de la razn prctica) permite explicar que sehayavaci-
lado de tal manera al formular este segundo artculo del credo. Pero
creemos que hay tambin una explicacin ms satisfactoria; que seba-
saen un pasaje anterior,118en el que sehaban distinguido dos aspec-
tos de lalibertad: laautonoma ylaautocracia. Esta autocracia
119
vie-
ne aser lo que los filsofos helensticos llamaron la autarca: la inde-
pendencia o autosuficiencia para el logro delafelicidad. Al aplicar es-
te concepto al problema delarealizacin defines morales, Kant reto-
malanocin estoica deautarca ylaadapta asus propsitos. Ladefine
como lafacultad nuestra derealizar, como seres sensibles, y apesar de
todos los obstculos, "aqu en lavida terrenal" la moralidad. 20 Esto
requiere cierta "colaboracn" de lanaturaleza con nuestras intencio-
nes morales.
121
Por consiguiente, si lalibertad sehadeentender como
tal autarca, implicar cierta ordenacin del mundo natural, que al me-
nos no lahaga imposible; y al afirmar esta ordenacin afirmamos tam-
bin, indirectamente, lalibertad, que siguesiendo el tema del segundo
artculo del credo moral y el tema del pasaje que ahora nos ocupa.
Quedan as vinculadas libertad y cosmologa, ydesaparece laoposicin
entre lasdos posibles interpretaciones del sentido deeste pasaje.
Bien mirado, el progreso de la metafsica crtica en la cosmologa
consisti en procurarle realidad objetiva (aunque slo prctica), a la
idea del sumo bien derivado: alaidea del mundo como nomeno. Esta
realidad objetiva prctica selogra, como sabemos, por medio de lafe;
demodo que el mundo ha deser uno delos tres objetos delafeconsi-
derados cuando tratamos el credo ~oral.115
Ahora bien, los objetos delaferacional, segn los postulados dela
razn prctica, eran laexistencia deDios, lainmortalidad del alma y la
libertad (no el mundo)_l16 Cmo hacer compatible esto con lainter-
pretacin que acabamos de defender, deque este pasaje de losProgre-
sos contiene unacosmologa?
Ya nos hemos encontrado antes con esta dificultad: en ocasin de
referirnos al credo moral habamos visto que mientras que dos de los
artculos de laferacional (el primero, laexistencia deDios, y el terce-
ro, lainmortalidad del alma) permanecan casi invariables en lasdiver-
sas formulaciones que de ellos ofreca el texto de los Progresos, el se-
gundo artculo de la fe presentaba variaciones notables en su forma,
que hacan pensar en correspondientes modificaciones de su conteni-
do. Setrata ahora del mismo problema, y quiz la consideracin con-
junta delos dos casos nos facilite lasolucin.
Notemos que nuestra interpretacin del presente pasaje de losPro-
gresos (sobre la teleologa moral) se ha basado, hasta ahora, en una
comparacin delametafsica crtica con lametafsica especial tradicio-
nal. As fue como advertimos que en el pasaje dereferencia debamos
tener una cosmologa (como luego 10 confirm el texto mismo). Nos
hallamos ahora frente a la alternativa que consiste en comparar las
115 Progresos, Ed. Acad. XX, 298;vanse nuestros 69Y 70.
116 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 132.
168
117As lo exige tambin la coherencia con el texto de los mismos Progresos, Ed. Acad.
XX,295.
118En Progresos, Ed. Acad. XX, 295,nmero 1.
119 Tambin mencionada en Critica del Juicio, so, Ed. Acad. V, 421Y en Metaftsica de
las costumbres, doctrina de lavirtud, Ed. Acad. VI, 383.
120Progresos, Ed. Acad.XX, 295; ntese el paralelismo con el pasaje de Ed. Acad. XX,
307 que estamos considerando.
121 Critica del Juicio, 88, Ed, Acad. V, 455; el mundo debe ser de tal ndole, que en l
se puedan llevar a cabo las acciones de un ser libre y responsable.
169
91. La psicologa (Ed. Acad. xx, 308-309). . al cuerpo. El conocimiento que as logramos es conocimiento empr-
codel alma.
126
En el segundo prrafo sepropone una aparente objecin a lo afir-
mado en el primero, basada en el "Aquiles delos argumentos dialcti-
cos de la psicologa pura".127Con ste se sostiene la simplicidad y la
consiguiente inmaterialidad del alma. La mezcla de motivos dialcti-
cos y motivos crticos que presenta este prrafo segundo hace difcil
advertir que se trata aqu de una objecin ala definicin de la psico-
logacomo antropologa emprica. El texto dice:
Completando la exposicin de la metaphysica specialis, en el texto
seofrece acontinuacin un examen de la psicologa racional terico-
dogmtica, seguido de una breve relacin de los progresos de la filo-
sofa critica en este terreno. La argumentacin de esta parte de los
Progresos se configura segn el modelo de la Crftica del Juicio; segn
estaobra,122 lapsicologa terica no vams all del conocimiento ne-
gativo de que es imposible explicar los fenmenos del sentido interno
con unadoctrina materialista; yello porque esimposible conocer posi-
tivamente de manera terica la naturaleza del alma (ya sea segn el
materialismo osegn el pneumatismo);123 todo lo dems, en esta cien-
cia dela psicologa, es antropologa: es conocimiento emprico del yo
pensante. A esta antropologa se opone la psicologa racional moral,
que no es una ciencia terica, sino una doctrina derivada de la teleo-
loga'moral.
Pero si bien es cierto que laargumentacin delosProgresos seorga-
nizasegn este modelo, no por ello podemos dejar deobservar las nu-
merosas referencias a temas y apasajes de la Cntica de la razn pura;
las haremos notar en lo quesigue.
La argumentacin seinicia con una definicin de psicologa y con
una delimitacin delosalcances deesta ciencia. La psicologa no es, ni
puede ser, ms que antropologa: conocimiento del hombre completo
(yno del alma sola) slo que limitado alo que se refiere al objeto del
sentido interno,124sinque en ellasetenga en cuenta lo que el hombre
puede, con el sentido externo, saber des mismo (como cuerpo). Si de-
finimos a la psicologa como estudio de la psique, del alma, entonces
debemos definir al alma del hombre como el objeto del sentido inter-
no;125pero no tenemos acceso aesteobjeto si no escuando est unido
122Critica del Juicio, 89, Ed. Acad. V, 460s.
123Sobre laoposicin de materialismo y pneumatismo (o espiritualismo) vase Critica
dela razn pura, A 379.
124 Critica del Juicio, 89, Ed. Acad. V, 461:lapsicologa es "antropologa del sentido
interno", conocimiento de nuestro yo pensante en la vida. Es ciencia terica, pero
emprica. Sobre esta ciencia vase lo dicho en Progresos, Ed, Acad. XX, 285SS., Y
comprese F. Duque: suedicin delosProgresos, p. 70,nota 70y p. 115,nota 52.
125El alma es nuestro propio yo pensante, como fenmeno del sentido interno. Critica
de la razn pura, A 342 =- B 400.
170
"Que l de ninguna manera es mero cuerpo se puede demostrarlo
con rigor, sise considera este fenmeno como cosa en si misma, por-
que launidad delaconciencia, unidad que debe encontrarse necesaria-
mente en todo conocimiento (ypor tanto tambin en el conocimiento
de s mismo), hace imposible que las representaciones, repartidas en-
tre varios sujetos, puedan integrar la unidad del pensamiento; por eso
nunca puede emplearse el materialismo como principio dela explica-
cin delanaturaleza denuestra alma".
La psicologa racional pretende demostrar la inmaterialidad del al-
ma. Para ello debe proceder mediante principios apriori delarazn, a
partir del concepto de una substancia pensante. Pero lafilosofa trans-
cendental, en lugar de demostrar la inmaterialidad de la substancia
pensante, demuestra que una explicacin del yo pensante (no de la
substancia, pues nada nos autoriza a afirmar que el yo pensante sea
una tal) es imposible mediante principios materialistas. Y logra de-
mostrar esto sin recurrir a aquellos principios racionales, sino va-
lindose slo de la representacin ''yo soy".l28 En nuestro texto se
contrastan estas dos demostraciones (la ofrecida por la psicologa ra-
cional pura, ylaofrecida por lafilosofa transcendental) siguiendo un
pasaje paralelo que se encuentra en la Cruica de la razn pura:
129
la
126 Critica de la razn pura, A 382.
127 Critica de la razn pura, A 351.
128Critica de la razn pura, A 383.
129 Crttica de la razn pura, B 419.Ms que contra Leibniz o contra Wolff, laargumen-
tacin sedirigeaqu contra Moses Mendelssohn, tal como loreconoce Kant en Critica de
la razn pura, B 414.Mientras que Leibniz admita laposibilidad de que las substancias
171
La exclusin del materialismo como principio explicativo de la
ndole de un sujeto pensante no es suficiente para demostrar que el
fundamento suprasensible, noumnico, de los fenmenos que llama-
mos materia yalma no sea quiz uno solo, comn aestos dos fenme-
nos. La inmaterialidad del alma en sentido metafisico (como cosa en
si) no queda demostrada con laconclusin alcanzada por lapsicologa
racional terica (ypor consiguiente no queda demostrada tampoco la
incorruptibilidad, que se derivaba de aquella inmaterialidad). Esto se
ve claramente en cuanto se considera al cuerpo y al alma como
fenmenos. El nomeno que est en el fundamento delos fenmenos
externos einternos "no es ni materia, ni un ser pensante en s mismo,
sino un fundamento desconocido delos fenmenos".132 Por tanto, no
sepuede distinguir almaymateria, en lo que respecta al substrato (o a
los substratos) deuna yotra.
133
Quiz aquel mismo algo que produce
ennosotros, al afectar nuestro sentido externo, lasrepresentaciones de
espacio, de materia, etc., sea en s mismo, tambin, sujeto de pensa-
miento; por lo pronto, no se puede afirmar que este algo sea ex.tenso,
ni compuesto, ni impenetrable, porque todos stos son predicados
propios de lasensibilidad yde sus objetos; ytampoco sepuede negar,
ni es contradictorio, que aaquel substrato lecorrespondan predicados
. . 134
tales como representaciones opensamiento.
En conclusin, podemos decir que, puesto que las expresiones
'cuerpo' y'alma' no serefieren msque afenmenosdel sentido exter-
no ydel interno, laconciencia simple no es un conocimiento de lana-
turaleza simple denuestra alma, que nos permita disting~lrlaasta de
lamateria como dealgo compuesto. La simplicidad del yopensante no
es un conocimiento deun objeto real. Y con ello sederrumba el resul-
tado alcanzado por la psicologa racional; no sepuede, tampoco aqu,
pretender ampliar el conocimiento por meros conceptos, sin recurrir a
laexperiencia.
135
Como quiera que resolvamos esta cuestin del substrato noumni-
co de los fenmenos del sentido externo ydel interno, nos enfrentare-
mos siempre a la dificultad de establecer, respecto de la~repre-
sentaciones del sentido interno, qu es lo que en ellas proviene del
apercepcin es algo real y simple; no hay, en el espacio, nada igual a
ella: no hay nada que seaextenso, real ysimple (yaque laextensin es-
pacial es infinitamente divisible en partes exteriores las unas a las
otrs). Si no considersemos que con laexpresin 'materia' nos referi-
mos slo a cierta clase de fenmenos;130si, antes bien, usramos esa
expresin ('materia') para referirnos aunasubstancia extensa existente
p.ors y.diferente del ~lma (yas emplean los materialistas esta expre-
sin); SI, adems, olvidsemos que del sujeto del pensar no se puede
decir que sea una substancia, sino slo que es un sujeto: entonces se
vera inmediatamente que es insostenible laexplicacin delanaturale-
zadeun sujeto pensante, mediante principios materialistas. Porque en
una substancia pensante espacial launidad delaconciencia estara re-
partida entre todas las partes de la materia, como entre otros tantos
sujetos,131yjams podra haber unidad del pensar.
El prrafo tercero delaexposicin delapsicologa en los Progresos
haquedado inconcluso; pero selo puede completar con ayudadepasa-
jes paralelos de laCrtica de la razn pura. El texto delosProgresos di-
ce:
"Pero si consideramos tanto el cuerpo como el alma slo como
fenmenos, lo cual no es imposible, pues ambos son objetos de los
sentidos, ysi tenemos en cuenta que el nomeno que yaceen el funda-
m~nto de aquel fenmeno, esto es, el objeto externo, como cosa en s
misma, pudiera ser quiz unser simple".
simples pereciesen por aniquilacin (Monadologfa . 6), Mendelssohn intent mostrar
que aun esto era imposible, de modo que la indestructibilidad del alma fuese completa
ent~o r~pe~to. Para ell.osebas en lasimplicidad del alma, arguyendo que, puesto que
u?a disminucin progresl~a ?el ~Imaera impo~ible(por carecer sta de parles que pu-
diesen sustrarsele), laaniquilacin debera ser Instantnea; pero entonces habra unins-
ta?te e~queel alma existiese, yotro en el que yano existira, yentre ambos no transcu-
rrira ningn lapso de tiempo, locual es imposible. Por consiguiente es imposible laani-
quilacin del alma. '
130 Los del sentido externo, para distinguirlos de otra especie de fenmenos, que nos
representamos slo con el sentido interno (Critica de la raz6n pura, A 385).
131Critica de ta razon pura, A 352.
172
132 Critica de la raz6n pura, A 380.
133Critica de la razn pura, A 359.
134Critica de la razn pura, A 359; comprese Leibniz: MonadologIa, f17.
135 Critica de la raz6n pura, A 361.
173
cuerpo, y qu ha de atribuirse al otro fundamento presuntamente in-
material.
Aunque aceptemos que el alma sea una substancia inmaterial, no
demostramos con ello que estas representaciones internas por las cua-
lesconocemos al alma en nosotros, lepertenezcan aaquella substancia
exclusivamente, de modo que las conserve despus de separarse del
cuerpo en lamuerte.
Pensamiento y voluntad
136
no pueden atribursele con certeza al al-
ma separada del cuerpo. No se puede afirmar que el alma sea un
espritu, que piense y quiera por s sola sin laintervencin del cuerpo.
Pero no slo no sabemos nada sobre lo que podremos hacer despus
delamuerte, sino que tampoco sabemos lo queseremos, ni si acaso se-
remos algo; todo nuestro conocimiento del alma es emprico 137y seli-
mita a lo que podemos averiguar de ella en vida del hombre, cuando
est unida al cuerpo.
A pesar de todo esto, la filosofa de Leibniz y de Wolff haba pre-
tendido demostrar lavidafutura del alma.as como lainmortalidad de
sta.
138
Tales demostraciones se pueden refutar a priori, como acaba-
mos dehacerlo.
Una vez examinado el presunto progreso terico-dogmtico en la
psicologa, seestudia laposibilidad derealizar tambin en esta ciencia
un trnsito prctico-dogmtico alosuprasensible. Este trnsito consis-
te en suministrar realidad objetiva (aunque slo prctica) a una idea
que no puede ser objeto de laexperiencia. Y ello se logra al suponer,
por motivos morales, lainmortalidad del alma.
La fundamentacin deesta suposicin seofrece en nuestro texto de
una manera muy abreviada, siguiendo los pasajes correspondientes de
la Crtica del Juicio
139
y de la Crtica de la razn prctica;140 la argu-
mentacin sebasa en el concepto del sumo bien y.en las condiciones
de posibilidad de ste; no la desarrollaremos aqu.
141
Pero hemos de
notar cmo Kant interpreta, en este texto delos Progresos, el postula-
do de la razn prctica, no como algo que tuviese inters slo para
sta, sino como un progreso delametafsica en el dominio delosupra-
sensible.
142
136 Cf. Metaphysische Anfangsgrnde der Naturwissenschaft, Ed. Acad. IV, 544. Pensa-
miento y voluntad parecen corresponder, en este pasaje de los Progresos, a la percepcin
yla apeticin, atributos de la mnada leibniciana (Monadologia, 14, 15 Y 19).
137Prolegmenos, ~ ~8, Ed. Acad. IV, 335; cf. Metafisica de las costumbres, doctrina de la
virtud, 4, Ed. Acad. VI, 419; Critica del Juicio, ~ 89, Ed, Acad. V, 461; Critica de la
razn pura, A 394. Recurdese Progresos, Ed. Acad. XX, 286.
138 Monadologia, 4, 6, 14 Y 77; Systme nouveau de la nature el de la communication
des substances, 16;' Discours de mtaphysique, 32; Principes de la nature et de la grace,
4,etc.
139 Critica del Juicio, 91, Ed. Acad. V, 469 Y 471 nota.
140 Critica de la razn prctica, Ed. Acad. V, 122 ss.
141- Para una exposicin de la d,9Ctrina metafsica del alma en la Critica de la razn pura
vase Paulsen: lmmanuel Kant Stuttgart, 7ma. ed., 1924, p. 260 ss.
142 Lo hace con las palabras: "...yesta doctrina es un trnsito prctico-dogmtico a lo
suprasensble, esto es, a aquello que es mera idea y no puede ser objeto de la experiencia,
y que posee sin embargo realidad objetiva".
174
175
CONSIDERACIONES FINALES
92. Mirada retrospectiva y evaluacin deloalcanzado (Ed. Acad.
XX,310).
El cuerpo principal del texto delosProgresos termina con dos pgi-
nas en lasqueseecha una mirada retrospectiva sobre los resultados al- ,
canzados en laexposicin crtica del tercer estadio, y en las que sere-
aliza una reflexin final sobre lametafsica.
El intento de alcanzar el fin ltimo de la.metasica, lo suprasensi-
ble, por lavadelaespeculacin, result infructuoso. Slo al alcanzar,
mediante lasleyesmorales, losuprasensible en el hombre (lalibertad),
slo entonces pudo la razn pretender tener conocimiento de lo su-
prasensible; pero este conocimiento selimita alo imprescindible para
nuestro uso prctico de larazn. Para este uso, larazn prctica debe
confeccionarse ellamisma ciertas ideas, que, como vimos ya/ estn co-
rrelacionadas de modo que las unas representan la condicin de las
otras; pero ello slo para nuestra facultad deconocimiento: no setrata
de ideas a las que tericamente se les pueda atribuir validez objetiva
1
Progresos, Ed. Acad. XX, 295; vase nuestro f62.
177
(como si fueran conocimientos de J os respectivos objetos, caso en el
cual tendramos una teosofa, una msticayuna pneumatologa). Estas
ideas corresponden alos tres artculos del credo moral, yalas tres par-
tes dela metafsica especial; son laidea del Creador del mundo; ladel
sumo bien (objeto de lavoluntad de todos los seres mundanales que
tengan una voluntad moral, esto es, una voluntad adecuada alavolun-
tad de Dios), ylade lainmortalidad del alma (nico estado en el cual
losseres mundanales podran alcanzar el finfinal).
Enseguida comienza lareflexin sobre lametafsica. Kant caracteri-
zaaqu la metafsica como "slo la idea de una ciencia", dando aen-
tender que seladebe desarrollar como una totalidad sstematlca.r Este
proyecto de desarrollo da lugar ala metfora deuna construccin ar-
quitectnica:
3
para la construccin de la metafsica poseemos ya los
planos (la idea de la razn) y las herramientas (el mtodo).4 En esta
metfora seexpresa repetidas veces aquella integridad de lametafsica
alaque nos hemos referido; pero seincluyen adems otros elementos:
serecomienda que el edificio est siempre habitado, para evitar que lo
invadan las alimaas; ysediceque para su construccin serequiere el
concurso devarios artfices. Esto ltimo es una alusin aun tema de-
sarrollado varios aos antes por Kant:
5
laconstruccin delametafsica
es una tarea "en la cual pueden tomar parte por igual todos los hom-
bres pensantes", y de cuyo feliz xito no cabe dudar. El modo como
pudieran reunirse los esfuerzos delos estudiosos no lo describa Kant
en aquel pasaje de los Prolegmenos; pero expresaba su confianza en
que afuerzade examinarse lacuestin crticamente, los ataques, las l-
mitaciones, las repeticiones, laconfirmacin, los complementos yam-
pliaciones inevitablemente acabaran por producir unsistema."
Con esto ha quedado respondida lacuestin de laAcademia, y ter-
mina el tratado. Seagrega un "Apndice" con el que da fin laobra, y
con cuyoexamen terminaremos tambin nuestro trabajo.
93. "Apndice para una apreciacin de] conjunto" (Ed. Acad. XX,
311).7
El apndice est organizado endos prrafos, que contienen, respec-
tivamente, consideraciones abstractas sobre launidad sistemtica, y la
aplicacin de estas consideraciones a la metafsica por medio de una
metfora. El primero deestos temas yalo hemos tratado en la intro-
duccin: esel tema delaintegridad sistemtica delametafsica:
8
"Si un sistema est constituido detal modo, queprimeramente todo
principio en l esdemostrable por s, yen segundo lugar, que si uno re-
celara de su exactitud, conduce sin embargo, tambin como mera
hiptesis, inevitablemente atodos los restantes principios de l, como
consecuencias, entonces no sepuede exigir nada ms para reconocer la
verdad detal sistema".
Aqu laintegridad y laconcatenacin de J osprincipios de un siste-
ma se ponen por garanta de laverdad del sistema mismo; se trata de
la verdad lgica
9
del sistema: de laverdad como coherencia lgica de
las partes deuna estructura sistemtica que es en s misma una estruc-
tura slo lgca'" yque no tiene pretensin devalidez objetiva.
2Vase nuestro 7.
3Comprese Prolegmenos, 33, Ed. Acad. IV, 316s.
4Por desarrollo quiz debe entenderse aqu, por ejemplo, ladeduccin de las propieda-
des de Dios (como enLeccin de filosofta de la religin, pp. 127SS., o en Critica del Jui-
cio, Ed. Acad, V. 481), o la explicacin del mal en el mundo mediante una teodicea
"autntica" quedescifre el libro del mundo con ayuda de principios prcticos yno teri-
cos (Ueber das Misslingen aller philosophischen Versuche in der Theodicee, Ed. Acad.
VIII,264).
5 Prolegmenos, Ed. Acad, IV, 381Y 382; vase tambin Critica de la rozn pura, B 11;A
82 = B 108; A856 =B884, etc.
178
6.Prolegmenos, lococit. Ha de notarse que en losProlegmenos no se toca el tema del
ble~supre~o, sobre el cual sebasa, en losProgresos, el desarrollo del sistema; ni setrata
casi lacuestin delaferacional (slo enEd. Acad. IV, 278Y371).
7A las ltimas lneas de esta pgina podra referirse la ltima de las notas marginales
(Ed. Acad. XX, 332), segn deVleeschauwer: "La Composition", p. 174.
8Vanse nuestros 7Y9; comprese laPrimera introduccin a la Critica del Juicio, Ed.
Acad, XX, 195S.
9 Lgica, Ed. Acad. IX, 51s.
10 Critica de la rozn pura, A 838=.8866.
179
En el segundo prrafo seejemplifica esta unidad sistemtica con el
caso delametafsica quehayasido precedida, como es debido, por una
crtica de la razn. Ello se hace mediante una metfora en la que los
principios se presentan como los goznes sobre los cuales la metasica
gira; y la idea que presta unidad sistemtica al conjunto de los princi-
pios ap'arece como lajamba' o el marco en que aquellos goznes se in-
sertan:
ll
"Hay, a saber, dos goznes sobre los cuales gira: Primeramente la
doctrina delaidealidad del espacio ydel tiempo, doctrina que con res-
pecto alos principios tericos no hace ms que meramente aludir alo
suprasensible pero incognoscible para nosotros, mientras que ella mis-
maes terico-dogmtica en sucamino haciaesta meta, donde seocupa
en el conocimiento a priori de los objetos de los sentidos; en segundo
lugar ladoctrina delarealidad del concepto de lalibertad, como con-
cepto deun suprasensible cognoscible, en lo cual lametafsica es, ~m-
pero, slo prctico-dogmtica. Pero ambos goznes estn, por decirlo
as, encajados en las jambas del concepto de lo incondicionado en la
totalidad detodas lascondiciones subordinadas unas aotras, que es un
concepto delarazn".
Abara bien. estos principios yano son los meramente lgico-forma-
les,12sino que uno de ellos es esttico-transcendental (el principio de
laidealidad del tiempo ydel espacio) yel otro es prctico (el principio
delarealidad de lalibertad). Por elprimero deestos principios lame-
tafsicaalcanza, siguiendo una vaterica ydogmtica, el conocimien-
to delos lmites denuestro conocimiento deobjetos. El conocimiento
de un lmite es ya superacin de l, y es advertencia acerca de un
"afuer" de los lmites,13aunque lo que est fuera de los lmites de la
sensibilidad sea incognoscible para nosotros. Este principio permite
un conocimiento por analoga que esuna aproximacin terica alosu-
prasensible. A l sesuma luego el segundo principio, el de la realidad
de la libertad. Este permite otorgar validez objetiva (prctica) a los
conceptos alos que laanaloga nos haba conducido. Por l, el sistema
delametafisica deja deser terico-dogmtico, yviene aser un sistema
prctico-dogmtico que s tiene cierto derecho deaspirar auna verdad
que seaalgo msquela mera verdad formal-lgica.
11Wundt: Kant als Metaphysiker, Stuttgart, 1924, p. 428S., seala, acerca deeste pasaje,
que "ladistincin platnica del mundo sensibleydel inteligible lesuministr aKant esos
dos goznesde sufilosofa, y el concepto platnico de idea ledio aquellajamba en laque
pudo encajarlos yas! unirlos formando untodo:'
12En Ueber eine Entdeckung ... , Ed. Acad. VIII, 195Y 241, reaparece la metfora de los
goznes. Pero para Eberhard estos goznes son puramente 16gic:os:son el principio. de 110
contradiccin yel principio derazn suficiente; deellos sesosuene toda lametasica.
13 Comprese Prolegmenos, 59, Ed. Acad. IV, 360. Vase tambin Progresos, Ed.
Acad. XX, 260, Ynuestro 8.
180
181
CONCLUSION
Hemos acabado nuestro examen de los Progresos de la metafisica.
Nos corresponde ahora juzgar el camino recorrido, y especialmente
considerar lametafsica elaborada en este escrito.
Al menos dos veces se nos advirti, en el texto de Kant, que no
debamos confundir la metafsica en l desarrollada, con una metafsi-
cadelascostumbres.
Vimos, sinembargo, que larazn prctica tena una funcin impor-
tante en la argumentacin de los Progresos; pero esto no debe llevar-
nos a desconocer aquellas explcitas advertencias de Kant. En la me-
tafsica de Kant se entrelazan y se renen momentos prcticos y mo-
mentos tericos, sin que sepueda decir que lametafsica pertenezca al
dominio delarazn prctica.
Es la razn terica la que elabora la doctrina de las ideas como
principios regulativos de la actividad del entendimiento. Pero si tu-
visemos esto solo, tendramos una metafsica inmanente, referida, en
ltimo trmino, al mundo fenomnico; y no es esto lo que se nos pre-
sent aqu.
La razn prctica aporta a la metafsica el concepto de fin final o
sumo bien; y no slo suministra el concepto, sino a lavez -como co-
183
rresponde a la razn prctica- la exigencia incondicionada de que se
lo realice.
Entonces la razn terica reflexiona sobre las condiciones de posi-
bilidad de la realizacin del sumo bien ("sin teora" no podramos
comprenderlas), y obtiene los tres conceptos de Dios, libertad e in-
mortalidad (y tambin el de mundo, dentro del de la libertad, como
hemos visto). La determinacion de estos conceptos la realiza la misma
razn terica; la asignacin de validez objetiva es otra vez obra de la
razn prctica, sobre el mismo fundamento que permiti otorgar reali-
dad objetiva al concepto del sumo bien: la necesidad incondicionada
prctica.
En conclusin, podemos decir que tenemos aqu una metafsica que
incluye (no caprichosamente, sino por una necesidad constitutiva de
ella misma) momentos tericos y momentos prcticos.
Los postulados afirmados en los Progresos (la existencia de Dios, la
inmortalidad del alma, la teleologa moral del mundo, la libertad), se
afirman con fundamentos prcticos, pero no con una intencin prcti-
ca. La razn prctica se asocia aqu a la terica para suministrar un su-
plemento imprescindible para la elaboracin de una metafsica en la
cual ambas colaboran. Como sistema acabado, est metasica no deja
nada fuera de s; es decir, integra tambin razn prctica y razn teri-
ca en un sistema universal.
La intencin de este sistema es la transcendencia. Se trata de cono-
cer, por fin, y en la medida en que la crtica lo admita como posible, al
Dios de Wolff, al alma, y al mundo. Claro que ello no es posible para
un conocimiento slo terico. La asociacin de la razn prctica y la
terica en una metafsica prctico-dogmtica, sin embargo, permite un
modesto (pero no nulo) conocimiento por analoga, y una firme e in-
dudable afirmacin prctica de la validez objetiva de sus conceptos. La
razn terica ha alcanzado aqu, en la medida en que ello le puede ser
dado, el mundo inteligible. .
Dado el carcter reflexivo de esta metasica, el conocimiento teri-
co puede extraer de ella, para su propio uso, un corolario; ste es: que
con su esfuerzo por conocer lo transcendente, la razn termina cono-
cindose --en sentido estricto- a s misma.
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ADVERTENCIA PRELIMINAR, 7
INTRODUCCION,9
1. Historia del texto, 11
2. Caractersticas del texto, 13
3. La organizacin interna del.texto principal, 15
4. Plan de nuestro trabajo, 16
LA INTRODUCCION DE KANT, 17
5. La introduccin (Ed. Acad. XX, 259-264 Y 314-320), 17
6. La metafsica (Ed. Acad. XX, 259 ss. y 315 ss.), 17
7. La metafsica y el mar (Ed. Acad. XX, 259), 19
8. Las definiciones de la metafsica, I (Ed. Acad. XX, 260 Y 316), 23
9. Las definiciones de la metafsica, 11 (Ed. Acad. XX, 261 Y 317),25
10. El segundo tema de la introduccin en el primer manuscrito: los
tres estadios (Ed. Acad. XX, 261-264), 28
11. El segundo tema de la introduccin en el tercer manuscrito (Ed.
Acad. XX, 318 s.), 29
194
195
12. La exposicin de la filosofa crtica y la composicin del texto de
los Progresos. Advertencia previa, 33
13. La exposicin de la filosofia crtica CEdoAcad. XX, 265-280), 34
14. La "seccin primera", 35
15. La "seccin primera" I CEdoAcad. XX, 265 ss.), 36
16. Las condiciones de la posibilidad de los juicios sintticos a priori,
1: la intuicin a priori CEdoAcad. XX, 266 ss.), 38
17. Vacilaciones CEdoAcad. XX, 268-269), 40
18. La idealidad del tiempo y del espacio CEdoAcad. XX, 268), 40
19. Certeza de esta doctrina de la idealidad transcendental del tiem-
po y del espacio (Ed. Acad. XX, 268),41
20. La realidad emprica del tiempo y del espacio. El fenmeno CEdo
Acad. XX, 268-269), 42
21. Fenmeno y mera apariencia. Refutacin del idealismo (Ed.
Acad. XX, 269), 43
22. Transicin al examen del entendimiento. El sentido interno (Ed.
Acad.XX,269),44
23. La paradoja del sentido interno (Ed. Acad. XX, 269-271), 45
24. Las condiciones de posibilidad de los juicios sintticos a priori,
11:los conceptos (Ed. Acad. XX, 271), 50
25. Intuicin pura, determinacin y sntesis (Ed. Acad. XX, 271), 51
26. El conocimiento de la sntesis: sus condiciones (Ed. Acad. XX,
271),51
27. Las categoras (Ed. Acad. XX, 271), 52
28. Los juicios y la condicin suprema intelectual de la posibilidad
del conocimiento apriori (Ed. Acad. XX, 271-272), 53
29. Unidad sinttica y unidad analtica (Ed. Acad. XX, 271 s.), 54
30. Synthesis intellectualis (Ed. Acad. XX. 272), 55
31. Mirada retrospectiva y prospectiva (Ed. Acad. XX, 272-273), 56
LA EXPOSICION DE LA FILOSOFIA CRITICA,Il, 59
32. La "seccin primera" 11 (Ed. Acad. XX, 273 ss.), 59
33. Introduccin a la deduccin transcendental (Ed. Acad. XX, 273-
274),60
34. La deduccin subjetiva. Esquematismo (Ed. Acad. XX, 273-274),
61
196
35. Esquemas y lmites del conocimiento (Ed. Acad. XX, ~
36. La deduccin transcendental CEdoAcad. XX, 274-276), 63
37. Idealismo transcendental y validez objetiva del conocimiento
(Ed. Acad, XX, 276-277), 67 .
38. Continuacin de la deduccin transcendental: deduccin de los
conceptos de la razn (Ed. Acad. XX, 277-280), 69
39. La tentativa de la lgica formal (Ed. Acad. XX, 277-279), 70
40. Una hoja traspapelada CEdoAcad. XX, 280), 74
41. La tentativa de la lgica transcendental. Deduccin de las ideas
(Ed. Acad. XX, 279-280), 76
42. La simbolizacin (Ed. Acad. XX, 280), 79
43. La analoga (Ed. Acad. XX, 280), 81
LA EXPOSICION DE LA FILOSOFIA CRITICA 1,33
LA EXPOSICION "HISTORICA", 85
44. La "seccin segunda" (Ed. Acad. XX, 281-311), 85
45. Los estadios de la metafisica (Ed. Acad. XX, 281), 86
46. Los estadios como mtodos (Ed. Acad. XX, 281), 87
47. Los estadios como etapas histricas, 1(Ed. Acad. XX, 281), 88
48. Los estadios como etapas histricas, H(Ed. Acad. XX, 281), 90
49. Los estadios como etapas ideales (Ed, Acad. XX, 281), 91
50. El dogmatismo (Ed. Acad. XX, 281-286), 93
51. El principio de la identidad de los indiscernibles (Ed. Acad. xx,
282),95
52. El principio de razn suficiente (Ed. Acad. XX, 282-283), 96
53. La armona preestablecida (Ed. Acad. XX, 283-284), 98
54. La monadologa (Ed. Acad. XX, 284-285), 100
55. La metafisica de la naturaleza (Ed. Acad. 285-286), 102
56. El segundo estadio: el estancamiento escptico de la metasca
(Ed. Acad. XX, 286-292 Y Anexo 11, Ed. Acad. XX, 326-329), 105
57. El texto del segundo estadio (Ed. Acad. XX, 286-292 Y Anexo H,
Ed. Acad. XX, 326-329), 110
58. El tercer estadio (Ed. Acad. XX, 293-301),111
59. Introduccin del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 293-296), 112
60. El concepto de conformidad a fines (Ed. Acad. XX, 293-294),113
' 61. El concepto de fin final (Ed. Acad. XX, 294), 119
62. Las condiciones de la posibilidad de realizar el finfinal (Ed,
Acad. XX, 294-295), 120
197
63. Consideraciones generales sobre la introduccin al tercer esta-
dio, 123
64. La "resolucin- del problema acadmico" (Ed. Acad. XX, 296-
301),124
65. Conocimiento prctico-dogmtico (Ed. Acad. XX, 296-297), 125
66. Lasmodalidades del asentimiento (Ed. Acad. XX, 297 ss.), 125
67. La fe (Ed. Acad. XX, 297), 127 .
68. La libertad del asentimiento (Ed. Acad. XX, 298), 129
69. El credo moral (Ed. Acad. XX, 298), 130
70. Variaciones en el contenido del segundo artculo del credo mo-
ral,132
71. El credo moral: tercer artculo (Ed. Acad. XX, 298), 133
72. Fe y clculo probabilstico (Ed. Acad. XX, 299), 133
73. La ilusin transcendental (Ed. Acad. XX, 299 Y 300), 135
74. El crculo (Ed. Acad. XX, 300),136 .
75. Final de la exposicin histrica del tercer estadio, y mirada pros-
pectiva (Ed. Acad. XX, 300-301),137
76. Consideraciones generales sobre esta exposicin del tercer esta-
dio, 138
S8. Omisiones en la teologa moral de los Progresos de la metafsica,
160
89. La cosmologa crtica: la teleologa moral (Ed. Acad. XX, 306-
308),161
90. La cosmologa y el postulado de la libertad (Ed. Acad. XX, 306.ss.
y 295),168
91. La psicologa (Ed. Acad. XX, 308-309), 170
CONSIDERACIONES FINALES, 177
92. Mirada retrospectiva y evaluacin de lo alcanzado (Ed. Acad.
XX, 310),177
93. "Apndice para una apreciacin del conjunto" (Ed. Acad. XX,
311),179
CONCLUSION, 183
BIBLIOGRAFIA, 185
:".
IA EXPOSICION "CRITICA", 139
77. La exposicin crtica del tercer estadio (Ed. Acad. XX, 301-310),
139
78. Resumen del desarrollo de la exposicin crtica del tercer estadio
(Ed. Acad. XX, 301-310),139
79. La teologa transcendente (Ed. Acad. XX, 301-306),142
80. El concepto de ser realsimo (Ed. Acad. XX, 301-302),143
81. Uso legtimo del ideal (Ed. Acad. XX, 302),146
82. Determinacin omnmoda y existencia (Ed. Acad. XX, 301-302),
147
83. Las demostraciones de la existencia de Dios (Ed. Acad. XX 302-
304),151
84. El argumento ontolgico (Ed. Acad. XX, 303), 152
85. El argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 303-304), 153
86. Refutacin del argumento cosmolgico (Ed. Acad. XX, 304), 155
87. La teologa del idealismo crtico. El argumento moral (Ed. Acad.
XX, 305 s.), 156
198 199
Se termin de imprimir en el mes de
octubre de 1989 en Imprenta de los
Buenos Ayres S.A., Galicia 1860
Buenos Aires - Argentina

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