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La obra literaria de Emilio Carrere (II):

Emilio Carrere y sus poemarios Del Amor,
del Dolor y del Misterio y Dietario sentimental
JULIA MARA LABRADOR BEN
ALBERTO SNCHEZ LVAREZ-INSA
DICENDA. Cuadernos de Filologa Hispnica
Vol. 20 (2002): 121-156
ISSN: 0212-2952
RESUMEN
El presente trabajo contina la revisin exhaustiva de la obra literaria del autor Emi-
lio Carrere Moreno (Madrid, 1881-1947). En esta segunda entrega se completa su bio-
grafa potica y literaria y se estudian sus poemarios tercero y cuarto: Del Amor, del Do-
lor y del Misterio y Dietario sentimental. Se comparan sus diversas ediciones, se da
noticia de su recepcin crtica y se analizan sus contenidos y la mtrica de sus poemas.
Se incluye un ndice de primeros versos.
Palabras clave: Emilio Carrere. Biografa. Bibliografa. Bohemia literaria. Mo-
dernismo. Poemarios Del Amor, del Dolor y del Misterio y Dietario sentimental.
ABSTRACT
This current essay continues the in-depth research of the literary works of the author
Emilio Carrere Moreno (Madrid, 1881-1947). In this second study his poetic and lite-
rary biography is hereby completed, and his third and forth Poem Collections are re-
viewed: Of Love, of Pain, of Mystery, and Sentimental Diary. Also discussed in this es-
say are the various editions of his work, his literary criticism, and the structure and
content of his poems. In addition, an index of first verses is also provided.
Key words: Emilio Carrere. Literary biography. Literary bohemian. Bibliography.
Modernism. Poems books: Of Love, of Pain, of Mystery (Del Amor, del Dolor y del
Misterio) and Sentimental Diary (Dietario sentimental).
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Julia Mara Labrador Ben y Alberto Snchez lvarez-Insa La obra literaria...
Vol. 20 (2002): 121-156
I. INTRODUCCIN
Tras la edicin de sus dos primeros poemarios: Romnticas (Poesas)
(1902) y El Caballero de la Muerte (1909), Emilio Carrere deja pasar seis aos
hasta dar a la luz el tercero, Del Amor, del Dolor y del Misterio (1915), y tan
slo uno ms para alumbrar el cuarto, Dietario sentimental (1916). Han sido es-
tos parntesis, como lo fue el de siete aos que separ el primero del segundo,
un perodo de intensa produccin potica en el que utiliz como medio de
transmisin de sus poemas la prensa diaria y las publicaciones peridicas.
Nada tiene pues de extrao, y menos an conociendo los hbitos de Carrere de
publicar un nmero indeterminado de veces un artculo, un relato o un poema,
que la gran mayora de ellos no fueran inditos. Publicaciones como Nuevo
Mundo, Por Esos Mundos, Mundo Grfico, La Esfera y La Ilustracin Espa-
ola y Americana mostraron a sus lectores los mismos poemas que luego fue-
ron objeto de recopilacin, o bien les fueron ofrecidos tras la aparicin de los
poemarios como botn de muestra. Mencin aparte merecen dos revistas, Ac-
cin Socialista y Vida Socialista, en las que Carrere colabor en contraste con
sus posteriores posicionamientos polticos y en las que tambin aparecen al-
gunas de sus composiciones poticas.
Pero si Del Amor, del Dolor y del Misterio y Dietario sentimental fueron
punto de llegada de los versos de Carrere dispersos por la prensa, tambin lo
fueron de partida. En 1919 aparece el tomo I de las Obras Completas de Ca-
rrere editadas por Mundo Latino, la segunda edicin de El Caballero de la
Muerte, y tres aos ms tarde, en 1922, la tambin segunda edicin de Ro-
mnticas, que ampli su ttulo para reflejar la inclusin de una nueva seccin,
Otros poemas, no existente en la primera. Entre ambas se haban publicado en
Renacimiento la segunda de Del Amor, del Dolor y del Misterio (Obras Com-
pletas, 4) y la tercera de El Caballero de la Muerte (Obras Completas, 6.
Ao 1921), y en Mundo Latino la segunda de Dietario sentimental (Obras
Completas, 5). Esta secuencia temporal ilustra qu poemas del tercer y cuarto
poemarios fueron a engrosar la seccin Otros poemas de Romnticas y la
segunda y tercera ediciones de El Caballero de la Muerte. Asimismo, y con
una desfachatez habitual en nuestro autor, se republicaron por segunda vez en
las mismas revistas en que vieron inicialmente la luz. En el apartado IV (ndi-
ce de primeros versos) de este artculo ofrecemos informacin sobre las dife-
rentes ediciones de ambos poemarios, su interrelacin con los dos primeros, y
la pre y postpublicacin de sus poemas en las revistas de mayor difusin. El
lector podr fcilmente deducir, habida cuenta las fechas de publicacin en
forma de libro, cules fueron recopilados y cules ofrecidos como botn de
muestra o simple refrito.
Los inicios periodsticos de Carrere, su vuelta a la escena, unos cuantos
prlogos de antes y despus de la guerra y su muerte y resurreccin
En una entrevista con Artemio Precioso, director de La Novela de Hoy
1
,
Carrere declar que su primera entrega periodstica fue un poema publicado en
Blanco y Negro en 1903. Efectivamente, el 24 de octubre de dicho ao apareci
en la citada revista su poema Ante el clave, ya incluido en Romnticas en
1902 y ms tarde, en 1909, en El Caballero de la Muerte; en 1914 Lpez N-
ez se equivoca, en otro sentido, y afirma que el citado poema es un artculo
2
.
Pero hay ms. Existen al menos tres poemas cuya publicacin en la revista Nue-
vo Mundo es anterior a la de Blanco y Negro: Poetas jvenes, Cancin de la
noche y Lejos (15 de julio, 27 de agosto y 1 de octubre de 1903). Carrere se
equivoca una vez ms al decirnos que su primera publicacin periodstica fue
Ante el clave y en la revista Blanco y Negro. Doce aos ms tarde aparecera
en La Esfera
3
, de la mano de El Caballero Audaz, una entrevista que Carre-
tero y Novillo refrit mil veces: el vicio de Carrere haba hecho escuela. Un
dato curioso es la publicacin de varios poemas de nuestro autor en la serie li-
teraria argentina La Novela Semanal
4
entre 1917 y 1928, en concreto en los n-
meros 289 (Jardn de otoo e Intermedio romntico), 475 (Las mujeres de
Bcquer) y 544 (sin identificar). En 1927 Carrere volvi a la escena con su
zarzuela en tres actos La novicia de Alcal
5
. Siguiendo su costumbre, Carrere
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1
Artemio Precioso: Como si fuera Prlogo, en Emilio Carrere: El diablo de los ojos verdes.
La Novela de Hoy, 13 (Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 11-VIII-1922), pp. 7-11.
2
Juan Lpez Nez: Emilio Carrere, dibujos de Echea, en Por Esos Mundos, n.
o
236 (sep-
tiembre 1914), pp. 305-312. Este artculo se incluira posteriormente, con mnimas variaciones, en:
Juan Lpez Nez: Triunfantes y olvidados. Episodios de la historia desconocida (Madrid: Renaci-
miento, 1916), pp. 97-114.
3
El Caballero Audaz: Nuestras visitas: Emilio Carrre, en La Esfera, 101 (4-XII-1915), pp. 10-11.
4
Esta coleccin se edit en Buenos Aires a partir de 1917.
5
La msica era de los maestros Eduardo Granados y Conrado del Campo. Su libreto, escrito en co-
laboracin con Ricardo Gonzlez del Toro, se ha perdido y desconocemos si lleg a estrenarse. Tena
un segundo ttulo: El reloj de la leyenda. Emilio Carrere public con el primero de ellos, La novicia de
Alcal, una novela en dos entregas, refrito de El reloj del amor y de la muerte, en Nuevo Mundo: 30-
IX-1927, pp. 17-20 y 29-30; y 7-X-1927, pp. 15-18 y 27. La coincidencia de ttulos entre zarzuela y no-
vela evidencia la autora argumental de Carrere. La primera noticia que encontramos sobre La novicia
de Alcal es una breve mencin dentro del artculo de Ortiz de Pinedo Del mundo farandulero. Los po-
etas en el teatro, publicado en La Esfera (8-I-1927, pp. 13-14). Miguel Alonso en Catlogo de obras
de Conrado del Campo (Madrid: Fundacin Juan March, 1986), pp. 81-82 dice que no hay libreto en el
archivo de la SGAE y por tanto, no identifica la autora. En cambio, en Conrado del Campo, catlogo
realizado por el propio Miguel Alonso y lvaro Garca Estefana (Madrid: Fundacin Autor, 1998), p.
103, se indica que el texto fue escrito en colaboracin entre Emilio Carrere y Ricardo Gonzlez del
Toro; mantiene como fecha 1925-28, y da como fuente unos materiales de la SGAE. Luis Iglesias de
Souza: El teatro lrico espaol. II. Ensayo de catlogo: letras F-O (La Corua: Excma. Diputacin Pro-
vincial, 1993), p. 804, ficha n.
o
16235 da como fecha 1927 y la autora del libreto como desconocida.
Tampoco nosotros hemos encontrado nada referente al libreto al revisar los archivos de la SGAE, don-
de se conserva una partitura incompleta. No obstante todas estas incongruencias, estamos seguros de la
autora de Carrere por la coincidencia de ttulos ya apuntada y por las fuentes de prensa de la poca.
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escribi varios prlogos, unas veces en verso y otras en prosa, para algunos de
sus colegas y amigos como Alejandro Bher
6
, Mariano Toms
7
, Antonio S. de
Larragoiti
8
y Rafael Rosillo
9
. El 1 de mayo de 1936, public el captulo 9 de la
obra colectiva Cien por cien (Novela multiplicada, cada captulo un autor),
en la serie La Novela de una hora
10
.
Emilio Carrere, como ya indicamos en un artculo publicado en el nmero
anterior de esta revista, se ocult en el Madrid rojo en un sanatorio huyendo de
la guerra. Los nacionales le dieron por muerto en 1937, y as lo publicaron en la
revista Fotos
11
con el ttulo El poeta asesinado por los rojos. Culpabilizaran
de su muerte, inicialmente, a aqul que lo salv: Pedro Luis de Glvez. Libe-
rado Madrid, Carrere resucit.
Entre sus publicaciones posteriores a la guerra hay una singular: un captulo
de la novela Nueve millones
12
, otra obra colectiva en la que participaron die-
ciocho autores, entre otros, Jos Francs, Concha Espina, Carmen de Icaza,
ngeles Villarta, Luis Antonio de Vega, Luis Astrana Marn, Camilo Jos
Cela, Joaqun Calvo Sotelo y Concha Linares Becerra. La obra fue editada por
Afrodisio Aguado, su ltimo captulo fue producto de un concurso y dio lugar
a una novela radiofnica emitida en Radio Madrid
13
.
Diez aos despus de su muerte, Carrere apareci en una antologa de hu-
moristas espaoles realizada en 1957 por Jos Garca Mercadal
14
con un frag-
mento de su novela corta La conquista de la Puerta del Sol
15
. En el centenario
de su nacimiento, una revista del Ayuntamiento de Madrid, Villa de Madrid, le
dedic un artculo muy elogioso firmado por el conocido locutor y periodista
Jos Luis Pecker
16
.
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6
Alejandro Bher: Dila... Poesas en prosa (Madrid: s. n., 1919). En pginas previas sin numerar
incluye el poema de Emilio Carrere A Mara de la Paz.
7
Mariano Toms: La capa del estudiante. Versos (Madrid: Atlntida, 1925). Despus de In-
trusin breve de Jos Bruno aparece el poema de Emilio Carrere (pp. 15-17).
8
Antonio S. de Larragoiti: La araa. Poema simblico en dos partes (Madrid: Hauser y Menet
Calleja, 1936). Libro de regalo en edicin de biblifilo (pliegos sueltos en una caja). Incluye tres
poemas de Emilio Carrere titulados: El poeta, El poema y El smbolo.
9
Rafael Rosillo: La gloria de Rafael Escudero, prlogo de Emilio Carrere (Madrid: s. n.,
1942). El prlogo de Carrere, Glosa lrica de esta novela, que es un romance gitano, ocupa las pp.
7-12.
10
Emilio Carrere: Captulo noveno de Cien por cien, en Alberto Insa: El secreto de la
abuela. La Novela de una hora, 9 (Madrid: Editores Reunidos, 1-V-1936), pp. 50-55.
11
J. Lan: El poeta asesinado por los rojos, en Fotos, 15 (5-VI-1937), p. 15.
12
Emilio Carrere: Captulo XVI, en Nueve millones (Madrid: Afrodiso Aguado, 1944).
13
La adaptacin radiofnica fue realizada por Francisco Garzn. Prestaron su voz a los perso-
najes Tefilo Martnez, Vctor Seijo, Maribel Alonso, Mara Josefa Lpez y Carmita Arenas, entre
otros.
14
Jos Garca Mercadal (ed.): Antologa de humoristas espaoles del siglo I al XX (Madrid:
Aguilar, 1957), pp. 1230-1232.
15
Emilio Carrere: La conquista de la Puerta del Sol. Novela indita. La Novela Corta, 87
(Madrid: Prensa Popular, 1-IX-1917).
16
Jos Luis Pecker: Hace cien aos naci Carrere, en Villa de Madrid, 72 (1981), pp. 55-60.
II. DEL AMOR, DEL DOLOR Y DEL MISTERIO
Como ya indicamos en el apartado anterior, Del Amor, del Dolor y del Mis-
terio tuvo dos ediciones: la primera en 1915
17
y la segunda probablemente en
1920
18
; ambas presentan notables diferencias que pasamos a sealar.
1. Las dos ediciones de Del Amor, del Dolor y del Misterio
Adems de las distintas caractersticas editoriales (tamao, ilustraciones, etc.)
existen entre ambas ediciones otras diferencias. As, el poema que abre el libro re-
cibe la denominacin de Prlogo en 1915 y carece de ttulo en la segunda edicin.
Dieciocho poemas de la primera desaparecern en la segunda: El conde de Villa-
mediana, La hora oportuna, Verbena de antao, La bruja blanca, La rima
sincera, Balada del rey ausente, La cancin de Blanca-nia, El hospital,
Del siglo lindo, Rufianesca, Los ojos de los fantasmas, Carnaval, El es-
pejo encantado, Baile de mscara, Ceniza, Caf galante, La Estadea y
Jardn Nocturno; y slo incorporar uno nuevo: Premonicin de Amrica.
Curiosamente, no hay inclusin de los poemas eliminados ni en el siguiente poe-
mario, ni en las sucesivas ediciones de El Caballero..., ni en Romnticas y Otros
poemas. Sin embargo, con El Caballero de la Muerte coinciden otros catorce poe-
mas: El rey cretino, El reloj de San Plcido, La Plaza Mayor, La pipa,
Dogal de amor, Los ojos de los gatos, Caf de artistas, El rey chispero,
Oracin a la bohemia, Elogio de las rameras, El hospital, La danza de los
siglos, Las manos de Elena y Los jardines de la noche. De los ochenta y ocho
poemas de ambas ediciones, sesenta y uno se publicaron en Nuevo Mundo (ocho de
los poemas dos veces), cuarenta en La Esfera (cuatro poemas dos veces), cinco en
Por Esos Mundos, cuatro en Mundo Grfico, cuatro en Cervantes, dos en Vida So-
cialista, y slo uno en Accin Socialista, El Eco teatral y del comercio, Prometeo y
La Ilustracin Espaola y Americana; dicha publicacin tuvo carcter reiterativo,
incluyndose en ocasiones el mismo poema ms de una vez en la misma revista o en
publicaciones diferentes. nicamente quince de los poemas no aparecieron ni antes
ni despus de su publicacin en libro en las citadas revistas. Los nicos poemas que
se incorporaron al siguiente poemario fueron precisamente aquellos cinco que, nu-
merados en romanos y junto con nueve ms, compondran la seccin que le da su t-
tulo: Dietario sentimental. Nos parece interesante indicar que el ttulo parafrasea
el de una novela de Enrique Gmez Carrillo: Del amor, del dolor y del vicio
19
. Fi-
nalmente, sealar que la segunda edicin concluye con una Impresin de lectura
firmada por Jos Francs, que posteriormente comentaremos.
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17
Emilio Carrre: Del Amor, del Dolor y del Misterio (Madrid: Prensa Grfica, 1915).
18
Emilio Carrere: Del Amor, del Dolor y del Misterio. Obras Completas de Emilio Carrere, 4
(Madrid: Renacimiento, [s. a.]).
19
Enrique Gmez Carrillo: Del amor, del dolor y del vicio (Madrid: La Campaa, [s. a.]).
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2. La mtrica de Del Amor, del Dolor y del Misterio
Cuando aparece su tercer poemario Carrere ha ido consolidando su tcnica
potica, manteniendo siempre los postulados modernistas. Cultiva y aborda con
facilidad todo tipo de metros, con preferencia por los ms largos: endecaslabo,
dodecaslabo, tridecaslabo, alejandrino, pentadecaslabo, hexadecaslabo, has-
ta alcanzar incluso las veinte slabas, como en Rosa en la nieve:
Amada, para que olvide las tragedias de la vida desolada,
abandona entre mis manos tu mano plida y breve,
y en mi pecho tu cabeza, como una rosa rizada;
como una rosa en la nieve.
Esta mtrica le lleva, de forma natural, a quebrar habitualmente el verso,
como en el ejemplo que antecede. Aunque su preferencia mtrica en este poe-
mario sea el alejandrino y la gran mayora de los poemas se inscriban en el arte
mayor, no le impide utilizar mtricas ms ligeras y mezclar con acierto ambas
artes, mayor y menor, como en La hora florida:
Oh, la carta primera! Casta paloma,
que tiene en los recuerdos un santuario,
y que hallamos un da con un aroma
antiguo, en el misterio de un relicario. [...]
La copla lleva un tierno
jirn de alma:
Dnde irs t, bien mo,
que yo no vaya!
Dentro del arte menor cultiva el romance octoslabo y algn que otro so-
netillo, descendiendo, si es preciso, hasta composiciones en tetraslabos. Una de
sus caractersticas ms notables fue la utilizacin de estrofas largusimas, que en
dos casos sobrepasan el medio centenar de versos: El Diablo y la Muerte y
Dilogo heroico. Pero su forma expresiva cristaliza cerca de una veintena de
veces en forma de soneto, alejandrino en su prctica totalidad, salvo en una oca-
sin en que utiliza el raro dodecaslabo; en la mayora de los casos los cuartetos
son independientes y utiliza la rima cruzada. Hemos seleccionado el segundo
cuarteto de Mi mejor trofeo como ejemplo:
El ambiente ignaro de bellaquera
me da un noble gesto de renunciacin
y apreso en las redes de mi poesa
la divina msica de mi corazn.
La tendencia a rimar en forma de serventesios de metro alejandrino es una
constante a lo largo del poemario, manteniendo unas veces su forma pura, e hi-
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bridndola otras, o mezclndolos con pareados, o agrupndolos de dos en dos
con un esquema de rima que los convierte en una octava modernista. Veamos
Infantina de balada:
Cantan las claras fuentes de los jardines reales
floridos madrigales a la gentil Infanta,
y el ruiseor romntico, entre las frondas canta,
al claro de la luna, sus trinos musicales.
Y el pjaro poeta y el agua cristalina
parece que musitan en su galana ofrenda:
Tu alma es tambin cristal y msica, Infantina,
tu almita azul de lrica princesa de leyenda.
Esas combinaciones de dos serventesios y de pareado con serventesio se
ampla a otras para alcanzar estrofas de un mayor nmero de versos; en La
flauta llora la ltima estrofa, formada por once versos, se estructura como si-
gue: pareado, quinteto y serventesio, con rima AABCBCCDEDE. Finalizamos
este apartado con un ejemplo de arte menor en el que se hibridan cuartetas con-
sonantes con romances de asonancia mantenida en los pares; el fragmento
est tomado de La Estadea, poema que desapareci en la segunda edicin de
Del Amor, del Dolor y del Misterio:
Rapaces ilusionados
que tornis de romera,
no topis nunca en los prados
con la Santa Compaa!
Junto al llar ennegrecido
hila su copo la abuela,
la rapaza est prendida
del hilo de sus consejas.
3. Los contenidos de Del Amor, del Dolor y del Misterio
Como ya apuntbamos, se muestra Carrere en este su tercer poemario
como un poeta maduro, afincado en el verso, seguro poticamente de s mismo;
pero ha perdido algo de frescura, se ha alambicado un tanto. Curiosamente, apa-
rece preocupado por su edad, siente que se va haciendo viejo, y slo tiene
treinta aos!: en consonancia con el sentir de su poca, piensa que su juventud
ya ha pasado y que se aleja presurosa. Dedica Carrere algunos de sus poemas a
hablar de s mismo, de sus sentimientos, de su pensar, de su vivir y de su poe-
sa. Siente que ha malgastado la vida y su estro potico y que, inexorablemen-
te, est abocado a la muerte. As lo expresa en el soneto que da inicio al poe-
mario:
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Mi alma es como mi estilo, doloroso y burlesco;
mi carne arde en las llamas del pecado mortal.
La gente no ve en m ms que lo pintoresco,
slo yo s mis hondas angustias de ideal. [...]
La musa del arroyo, mi blasn de poesa,
y aguardo entre las brumas de mi melancola
que llame el Caballero de la Muerte a mi puerta.
Esta juventud que se va, ay!, para no volver se canta en cuatro poemas:
Rima de renunciacin, Sonetos del buen ayer, Elega de los treinta aos
y Cancin de la juventud. En el tercer poema hace alusin al autor de Imita-
cin de Cristo y nos dice que envejecer, para l, es peor que morir, porque ni la
gloria, ni el amor, ni la vida valen nada cuando la juventud se va. As lo expresa
en uno de los ltimos poemas de su libro, Cancin de la juventud:
Mi alma, sedienta de placeres,
siente el encanto de pecar;
qu habrn de darme las mujeres
cuando ya no pueda besar? [...]
Oh juventud, loca y florida,
talismn de vaga virtud!
Para qu querr yo la vida
cuando no tenga juventud?
A Carrere lo que realmente le preocupaba eran las mujeres. A ellas, amadas
o no, dedica un gran nmero de poemas. En Florilegio de amor desgrana en
tres sonetillos cmo se dej siempre dominar por el pecado y cmo gast su ju-
ventud:
Ante una bella mujer
me hunde su agudo pual
hasta la cruz el tercer
dulce pecado mortal. [...]
porque tiene muchas rosas
mi florilegio galante! [...]
Porque tiene muchos sueos
mi florilegio galante![...]
cunto he llorado de amor!
Que tiene mucho dolor
mi florilegio galante!
Dos aspectos hay que obsesionan a Carrere: los ojos de las mujeres y su
condicin perversa, su pasin enfermiza por las rameras. Empecemos por los
ojos: en ellos est el origen de su atraccin perversa, capaz de embrujar. Vea-
mos el poema Los ojos brujos:
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Y es que tu beso envenena:
qu puede importar la vida,
junto a tu carne morena,
lujuriosa y pervertida?
Pero tus ojos... Oh, magos
ojos de fascinacin!
Divinas cisternas, lagos
de locura y tentacin.
La obsesin llega al lmite ante la muerte. Al igual que Nervo, Carrere can-
tar a La amada inmvil, con una altura literaria tal vez menor. En su sone-
to xodo Carrere concibe la muerte como un partir con la amada:
Morir tu belleza como mueren las rosas;
siento, al besar tus labios, el horror de perderte,
y por eso aprisiono tus manos temblorosas,
porque te quiero y tengo mucho miedo a la muerte.
Pero para la amada y el amado nada hay tan demoledor como el paso del
tiempo. Oigamos los rememorantes versos de Saudade:
Ante el viejo balcn de la novia
era el corazn como un incensario, [...]
Tena los ojos tan hondos, tan claros,
cargados de sueos azules...
y yo veinte aos!
En el viejo balcn ya no hay flores;
la vida nos ha separado. [...]
Nunca hemos de vernos. Tal vez se hundira,
al verla, mi viejo palacio de encanto;
que ella ya no tiene los ojos tan puros,
ni yo veinte aos.
La obsesin de Carrere por el mal se plasma en su fascinacin por las ra-
meras, por su carne tumefacta y sus besos macerantes con hlitos de hospital.
En Elogio de las rameras Carrere acumula, uno tras otro, los mayores des-
propsitos:
Cuando beso esos ojos de cerco alucinante,
donde arde la lujuria como sangrienta flama,
busco un algo divino que espero en cada instante
que no he sentido nunca, ni s cmo se llama. [...]
Yo amo esas almas raras, nobles y corrompidas,
con hedor de pantano y excelsitud de cumbres,
y lanzo mis estrofas ms hondas y floridas
como lluvia de estrellas sobre su podredumbre.
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Entender que la prostitucin es producto del vicio y de la lujuria es algo que
Carrere y algunos de sus coetneos, en su ingenuidad, crean. La verdad es muy
otra: la prostitucin es un hecho social producto de la miseria ms absoluta; la
lujuria no es atributo de las rameras, a lo ms la fingen y, en caso de que la ten-
gan, la reservan para quien ellas eligen, nunca para aquel ingenuo que compra
sus servicios. Ante tanta exageracin uno duda si Carrere estaba loco de atar
(como Vidal y Planas) o deca esas barbaridades para hacerse el interesante. Ca-
rrere opina que la lujuria se redime por el amor; cuando canta a Teresa, a la
Teresa de Espronceda, nos viene a decir que, como a Mara de Magdala, hay
que perdonarla porque am mucho:
Oh, Teresa, tu nombre tiene un nimbo inmortal,
la corona de estrellas del amor y el dolor;
tu carne ardi en las brasas del pecado mortal
y hoy eres casi santa, porque te ungi el amor!
Pero no es slo Espronceda el homenajeado, lo sern tambin Cervantes,
Baudelaire, Zorrilla, Joaqun Dicenta, Villn, Verlaine, Schopenhauer, y Javier
Valcarce. Nos referimos, naturalmente, a los literatos. Destacan dos poemas: la
Epstola a Joaqun Dicenta, publicada ahora tras su muerte, y el poema a
Schopenhauer, al que no vamos a referirnos, pues figura en todas las anto-
logas. S comentaremos su homenaje a Dicenta; en l Carrere reivindica la
acracia:
Un hombre inteligente debe ser anarquista. [...]
Debe ser anarquista sentimental; su acracia
es una flor de lis de blanca aristocracia,
Pero a diferencia de los discpulos de Bakunin, Carrere no confa en abso-
luto en el pueblo, borracho de ignorancia y de vino, y nicamente interesado en
los toros. Sin embargo, Carrere sigue con su apostolado hacia ninguna parte:
Un bardo es un apstol. Debe ser su cancin
el gallardo penacho de la revolucin; [...]
Aqu todos se burlan de esas almas inquietas
y se hace feria del dolor de los poetas.
Es la amarga verdad, Joaqun; qu se va a hacer
en este pueblo triste que no sabe leer?
No es ste el nico poema en el que Carrere aborda el tema poltico.
Con motivo de su visita a Espaa dedica a Poincar un poema de circunstan-
cias, cuyo nico inters es, a nuestro juicio, su deuda total con Adelphos de
Manuel Machado; veamos esto ltimo (nuestro subrayado indica las coinci-
dencias):
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Es nuestra vieja Espaa, tierra de las chisperas
de navaja en la liga, de locas danzaderas
y de toreadores, y el rabe espaol, [...]
Sed bien venido a esta tierra parda de ascetas,
de guerreros y msticos, de locos y poetas
que ganaron un mundo y luego lo tiraron
y en las fiestas de toros de luz se emborracharon.
Hay alguna figura retrica comn ms, pero creemos que lo apuntado es su-
ficiente. Tambin resulta curioso el poema en el cual Carrere entiende que
Amrica, la Amrica hispana, es la reserva espiritual y poltica del mundo, la
nueva Atlntida. Fiel a su incoherencia, Carrere, que antes nos hablaba del as-
cetismo de Toms de Kempis, se descuelga ahora con un aluvin de smbolos
masnicos y esotricos, fuertemente influido por su amigo y maestro Mario
Roso de Luna
20
. As leemos en Premonicin de Amrica (el subrayado es
nuestro):
[...] los caballeros
luminosos y armiados como nuevos Lohengrines,
que traern la Rosa-Cruz sobre sus cascos guerreros [...]
los guiara la blanca estrella de los jinas tutelares [...]
Los hermanos del Tringulo, los tesofos ascetas,
Hay que sealar que una buena parte de la produccin potica de Carrere
utiliza la forma narrativa. Carrere nos cuenta historias, como la del pirata moro
veneciano que se ahorca con las trenzas de sus amantes para evitar su muerte
afrentosa a manos de los Borgia: Dogal de amor, una rplica a La cancin
del pirata, junto con otras que contemplan tres pocas: el siglo de los Austrias,
los finales del XVIII y las figuras de Alfonso XII y la reina Mercedes. Dos
poemas dedica a este ltimo tema; el primero, El rey chispero, nos habla de
la muerte de la reina y de la del rey. El segundo, El viejo palacio, es curio-
ssimo: se trata de una rplica a la Sonatina de Daro, con una enorme in-
fluencia de Poe, en concreto de El hundimiento de la casa Usher; no sabemos
a qu edificio se refiere, pero no nos cabe duda de que el personaje de quien
nos habla es Alfonso XII:
que evoca la memoria del prncipe galante!,
de aquel rey amador, sediento de placeres,
que soaba en los brazos de todas las mujeres,
que entornaban los ojos encendidas de amor
bajo de su mostacho blondo y conquistador.
131
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20
Abordamos la vinculacin de Emilio Carrere con el esoterismo en nuestro artculo Gnesis y
autora de La torre de los siete jorobados de Emilio Carrere, en Revista de Literatura, 64, n.
o
128
(2002), pp. 475-503.
132
Oh, buen rey, tejedor de amores y quimeras,
el del talle galn y las hondas ojeras,
que dej cien leyendas de su breve reinado
y se muri muy mozo porque am demasiado!
Al Rey poeta dedica Carrere otros dos poemas: Verbena de antao y
El reloj de San Plcido, tema este ltimo sobre el que escribi muchas pgi-
nas
21
. Otro monarca tratado es Carlos II. Carrere se siente fascinado por su tris-
te figura y por la sombra perversa de la Inquisicin; al prncipe hechizado de-
dic Carrere una novela corta de gran inters: La Casa de la Cruz
22
. Carrere
nos habla del Siglo de Oro y mezcla su evocacin con la de aquellos rincones
del Madrid de los Austrias que tanto le apasionaron. Le llama tambin la aten-
cin el Madrid goyesco y en concreto la figura de Mara Luisa, a la que en-
cuentra incluso atractiva; La reina y el torero nos describe un lance amoroso
de la reina con Pepe-Hillo:
Era en aquel buen tiempo de Pepe-Hillo. Un da
se fueron de los sotos por la verde maraa,
y el torero gust lo dulce que saba
la boca ms pomposa de la corte de Espaa.
Don Carlos Cuarto, a verle torear nunca fue;
odiaba el rey los cuernos, l sabra por qu!
Ella le vio caer una tarde fatal,
No tenemos manera alguna de saber si el episodio fue cierto, pero si non e
vero e ben trovato y, dada la aficin del torero de yacer con damas de alta al-
curnia y la ligereza de cascos de la soberana, no tendra nada de raro que as hu-
biera sucedido. Joseph Delgado (Hillo), creador de la escuela taurina sevillana,
era torero de ventaja y floritura, de ganado pastueo y lidiador de damas en-
copetadas. A (H)illo, analfabeto, que dict su famosa tauromaquia, lo mat un
toro en 1801.
A Carrere le haba tocado vivir el episodio terrible de la I Guerra Mundial,
de la Gran Guerra como se la denomin en aquella poca. Nuestro poeta dedi-
ca a tan luctuoso episodio cuatro composiciones excelentes en las que se incli-
na, claramente, por los aliados; estos poemas guardan una gran coherencia
entre s, y elementos de uno continan en otro: Balada de la guerra, La glo-
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21
Sobre las mltiples versiones de ese tema puede consultarse la interesante conferencia de Jos
Fradejas Lebrero: Emilio Carrere: La penltima versin de la Leyenda de San Plcido. Ciclo de con-
ferencias: El Madrid de la Guerra y la posguerra, 16 (Madrid: Ayuntamiento de Madrid Instituto de
Estudios Madrileos, 2001).
22
Emilio Carrere: La Casa de la Cruz, il. Izquierdo Durn. La Novela de Hoy, 99 (Madrid:
Sucesores de Rivadeneyra, 4-IV-1924). Existe reedicin incluida en Emilio Carrere: La Casa de la
Cruz y otras historias gticas, ed. Jess Palacios, il. Izquierdo Durn y Mximo Ramos. El Club Di-
genes, 158 (Madrid: Valdemar, 2001), pp. 179-249.
ria de la guerra, Dilogo heroico y El Diablo y la Muerte. Veamos una
seleccin de ste ltimo, comenzando por su retrato del kiser:
Guillermo es un buen mozo.
Se honra con ser mi amigo;
siempre amigo del Diablo fue todo buen guerrero;
en su imperial palacio, lo consult conmigo
la vspera de alzar en guerra al mundo entero.
Para celebrar tanto desastre y afliccin, el Diablo propone a la Muerte...
copular!, hallazgo esplndido en lo potico y en lo conceptual: Y de esta ale-
gre cpula de la Muerte y Satn, / va a salir muy lucida la familia de Adn! En
Dilogo heroico Carrere satiriza en un parlamento a tres bandas entre Ba-
bieca, Rocinante y el perro de Digenes sobre la ciencia aplicada a la destruc-
cin de la humanidad; el ltimo verso es antolgico: y levant la pata... filo-
sficamente., orinndose en los caones.
Mendigos y poetas conforman un totum revolutum del que forma parte la
poetambre, ese sector de la bohemia, cuya denominacin ha tomado prestada en
nuestros das Juan Manuel de Prada. En El rey Cretino, Carrere plantea ya
desde el principio la oposicin entre filisteos y bohemios. Canta luego a su vie-
ja pipa bohemia, mientras que el bohemio comparte con rameras, trotacalles y
hampones las mesas de El viejo fign soando con una musa nbil, o escu-
cha las notas de La Bohemia en un Caf de artistas esperando, siempre es-
perando:
Suaves rincones umbrosos,
donde se siente la pena
de la vida que se pasa
y de la gloria que no llega.
Carrere entona su Oracin a la bohemia por todos cuyos ojos cegados /
por un milagroso jirn de ideal nunca conocieron la luz; mientras se envuelve
en La capa de la bohemia, el manteo de Verlaine y Villn, sus poetas admi-
rados. El poeta sigue su trayectoria sin hacer Un alto en el camino; y sin
aceptar los brazos de mujer que se le brinda entera: yo te ofrezco mi frente,
que orlan los negros rizos, / y mi seno, en que pacen dos corderos mellizos.
Bella metfora sta, pero no suficiente para detenerlo:
La zagala contempla alejarse al romero [...]
Lrico paladn de una egregia locura,
su frente ama el dulzor de los frescos laureles;
a su paso, de sangre tie la tierra dura
y la Muerte le azuza sus siniestros lebreles.
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Carrere marcha inexorablemente hacia la muerte, esa muerte que le obse-
siona. Ni siquiera ante la nueva vida, ante los hijos, se olvida del dolor y de la
muerte; leemos en Los hijos:
En los xtasis ciegos de la embriaguez sensual
tej la urdimbre de su suerte;
el dolor, la miseria, la lacera carnal
y despus el abismo de la muerte. [...]
Cuando veo dormidos a mis hijos pequeos
se me llena de llanto el corazn:
Qu poco os durarn vuestros azules sueos
y la paz en el corazn!
Pero si lo anterior es triste y pesimista, el colmo llega en Cancin de
cuna, donde la pobre hermanita y la blanca cajita son literal y literaria-
mente para matarlo!:
Dormid; hasta el nevado candor de vuestra cuna [...]
y sollozo pensando en la pobre hermanita
que se fue toda blanca, en su blanca cajita,
una tarde muy triste para siempre jams!
Prostitutas, poetas y mendigos se mezclan en un triple hermanamiento en el
dolor. Estos ltimos pueblan la geografa literaria de Carrere, y nos hablan en
La voz de los mendigos. Lo ms terrible llega al final:
Turbando la alegra del sol y de las rosas
por las calles rientes de los parques galanos,
salmodiando el rosario de sus cuitas leprosas
se arrastran los mendigos lo mismo que gusanos. [...]
Oh, los nios mendigos que ha tatuado el horror,
y en las flcidas ubres van bebiendo el dolor
de vivir, [...] A qu especie de zahrda sombra
me ha trado tu ciega lujuria, madre ma?
Hemos llegado al final del libro sin comentar una parte importante de l:
Dietario sentimental, agrupacin de cinco poemas; dado que forma parte fun-
damental del siguiente poemario, a l nos remitimos. Amor, Dolor, Misterio:
Carrere desgrana estos tres aspectos de su vida, de su sentir y entender la vida.
Hemos tratado de encontrar un poema que resuma estos tres arcanos; tal vez
La voz del enigma sea el que mejor satisface ese objetivo:
Silencio...! Del jardn asciende la fragancia
de un rosal, y suspira una voz en mi estancia:
No se muere jams![...]
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Si miras al azul una noche estrellada,
o en los ojos divinos de una mujer amada,
vers escrito: Eternidad! [...]
Y lo mismo que un sueo celeste se perda
la voz del corazn del mundo, que deca:
No se muere jams!
4. La valoracin de un crtico: Impresin de lectura de Jos Francs
La segunda edicin de Del Amor, del Dolor y del Misterio concluye con un
panegrico de Jos Francs titulado Impresin de lectura
23
, que haba sido
publicado previamente en forma de artculo en la revista Mundo Grfico
24
. Hay
que decir ante todo que lo escrito por Francs sobre Carrere es inteligente. En-
tiende bien al literato y al personaje que en modo alguno son el mismo;
slo hay algo en lo que se equivoca, su perdurabilidad literaria, aspecto que re-
pite dos veces, al principio y al final de su estudio: Examinada seriamente, sin
apasionamientos adversos o propicios, la poesa contempornea, no podramos
hallar con un derecho perdurable y capaz de resistir todas las revisiones futuras,
sino tres o cuatro nombres de poetas espaoles. Uno de estos nombres es el de
Emilio Carrre. E insiste al final: uno de los tres o cuatro poetas que existen
hoy da en Espaa con derecho a la inmortalidad.
Se equivocaba Francs, se equivocaba. Ahora ya sabemos que Carrere,
como la casi totalidad de su generacin, ni es inmortal, ni lo ser jams. La ge-
neracin que hubo de sucederlos los barri de un plumazo. Y no porque Carrere
no pueda leerse ahora: algunos de sus versos, los menos, son excelentes; algu-
nos de sus relatos se leen hoy con fluidez e inters, como resultan graciosas y
bien construidas las novelas cortas subidas de tono de Joaqun Belda y de
lvaro Retana; no as los textos plmbeos y aburridos, cuando no ridculos, de
algunos de sus coetneos ms o menos cannicos. Carrere tuvo una gran cultura
literaria, Francs seala muy acertadamente su Retablillo literario, una gran ca-
pacidad versificadora y una no despreciable capacidad narrativa y periodstica.
Pero eligi, porque en literatura todo se elige, no el camino del canon, sino el
de la popularidad: Carrere fue frvolo, y eso, en Espaa, no se perdona; hay que
ponerse el birrete de la seriedad y entonar a voz en cuello la sinfona dedicada
al esprit de la pesanteur.
En circunstancias normales, Carrere no hubiera alcanzado la inmortali-
dad. En las que le toc vivir, an menos. Lo que ni Carrere ni Francs podan
prever es que el nuevo rgimen al que se apuntaron de inmediato acabara lite-
rariamente con ellos, y que el canon lo construiran un puado de Flechas y Pe-
135
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23
Vase nota 18, pp. 253-259.
24
Jos Francs: La vida literaria. Emilio Carrre y su ltimo libro, en Mundo Grfico (11-
VIII-1915), pp. 4-5.
136
layos con moral de monaguillo onanista y deseos firmes de apualar al padre
para hacerse sitio; con voluntad de convertir lo mostrenco en imperial y ha-
ciendo guardia bajo los luceros disearn lo que debe y no debe ser la literatu-
ra. Contribuirn a tan magna obra los escolsticos del estalinismo, emergiendo
del Acento Cultural del Sindicato Espaol Universitario, por aquello de que los
extremos se tocan y los fascismos, de uno y otro signo, siempre acaban coin-
cidiendo. Como es evidente, en esa Msica de Pompa pueblerina y perversa
Circunstancia, en ese concierto imperialmente desafinado, don Emilio Carrere
no tena ningn instrumento que tocar.
III. DIETARIO SENTIMENTAL
Como ya indicbamos en la introduccin, Dietario sentimental, al igual que
Del Amor, del Dolor y del Misterio, conoci dos ediciones: 1916
25
y [1920]
26
.
Ambas presentan diferencias dignas de sealar.
5. Las dos ediciones de Dietario sentimental
La primera edicin de Dietario sentimental nos ofrece sesenta y dos poe-
mas sin divisin en secciones. De ellos, siete sern suprimidos en la segunda
edicin: los tres dedicados a los escultores Mariano Benlliure y Mateo Inurria
y al escritor Jacinto Benavente, adems de los titulados Lirio mstico, El
madrigal de los ojos, Salutacin triunfal y El estudiante truhn. Otros se
aaden, como alguno de los que componen el largusimo poema (sera ms
adecuado llamarle seccin) que da inicio a la segunda edicin, Dietario
sentimental, que agrupa hasta catorce poemas independientes, numerados en
romanos; de ellos, los cinco primeros no aparecen en la edicin inicial, pero
no eran inditos, haban sido ya publicados en el anterior poemario (Del
Amor, del Dolor y del Misterio), mientras que los poemas que van del VI al
XIV ya estaban presentes en la primera edicin y aqu slo pierden su ttulo.
Por otra parte, otros dos poemas presentes en la edicin original se agruparn
en la segunda bajo el ttulo de uno de ellos, La musa del ro (el segundo se
titulaba originalmente Oh puente toledana...!). Finalmente, aparece en la
segunda edicin una ltima seccin titulada Cancionero de los jardines for-
mada por cuatro poemas: La espada del cadete, Laura, La va de la
amargura y Cancionero de ayer; todos ellos estaban tambin presentes en
la primera.
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25
Emilio Carrre: Dietario sentimental (Madrid: Renacimiento, 1916).
26
Emilio Carrere: Dietario sentimental, il. Ochoa. Obras Completas, 5 (Madrid: Mundo Latino,
[s. a.]).
La edicin de 1916 se abre con una dedicatoria al torero mejicano Rodolfo
Gaona, inventor del lance que lleva su nombre: A Rodolfo Gaona. Hroe de la
fiesta de la sangre, que sabe sonrer cuando la muerte le roza los caireles... En
cambio, en la segunda edicin la dedicatoria desaparece y debajo de un bello
dibujo que representa a una mujer que leyendo deja escapar una lgrima, Ca-
rrere nos obsequia con el siguiente verso procedente del poema nmero XIII del
largusimo Dietario sentimental: La gloria? Acaso! Cuando un da / una
mujer, ciega de amor, / llore con una estrofa ma / ...aunque no recuerde el au-
tor. Mientras que la primera edicin carece de ilustraciones y de ndice, la se-
gunda incorpora unos muy bellos dibujos de Ochoa, que a veces simplemente
en forma de pequeos motivos cierran muchos de los poemas, e incluye un n-
dice en sus ltimas pginas (223-224) en el que se enumeran tan slo cuarenta
y seis poemas, nmero que, habida cuenta los agrupados en los poemas-sec-
ciones Dietario sentimental y La musa del ro, hacen un total de sesenta,
dos menos que en la primera edicin.
Al igual que en el tercer poemario (Del Amor, del Dolor y del Misterio), el
nmero de poemas de Dietario sentimental prepublicados y postpublicados en
revistas es notable: veintinueve en Nuevo Mundo (uno dos veces), treinta y cua-
tro en La Esfera (seis dos veces), cuatro en La Ilustracin Espaola y Ameri-
cana y tres en Mundo Grfico; tan slo uno, La gloria procede de un poe-
mario anterior, la primera edicin de El Caballero de la Muerte. Por el
contrario, uno de los poemas, En la noche de San Juan, se volver a publicar
en la seccin Otros poemas de la segunda edicin de Romnticas, y cuatro en-
grosarn las sucesivas ediciones de El Caballero de la Muerte: La sibila, La
va de la amargura, Nocturno de verano y Una aventura de don Juan. Seis
no aparecieron en ninguna de las revistas citadas.
6. La mtrica de Dietario sentimental
A lo largo de sus tres poemarios anteriores Emilio Carrere ha desarrollado
una gran capacidad versificadora, depurando sus iniciales planteamientos que,
aunque inscritos en los de los versificadores modernistas, a los que no renuncia,
se alejan de ciertas simplificaciones ramplonas como rimar el sustantivo men-
te con diversos adverbios, o el artculo indeterminado una con luna,
algo ejemplificado perfectamente en el ms famoso de sus poemas, La musa
del arroyo: Cruzbamos tristemente / las calles llenas de luna / y el viento
forma una / zarabanda en nuestra mente (el subrayado es nuestro). Evita tam-
bin las palabras poco usuales como laceria, tan socorrida para rimar con his-
teria, miseria, etc., los neologismos inventados y ciertos arcasmos. Pese a
todo, a veces nos obsequia con un lenguaje original. Si tuviramos que definir
la mtrica de Carrere diramos que, cuando menos, es difcil y problemtica. El
metro es, en general, el alejandrino, con sonetos sencillos, dobles y aun triples,
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138
con cuartetos (tanto de rima cruzada como abrazada) independientes en la ma-
yora de los casos. Reproducimos a modo de ejemplo las dos primeras estrofas
de La juglaresa canta, el soneto alejandrino que abre la primera edicin:
En la tragicomedia de la existencia ma,
mi alma, que es juglaresa de su propio dolor,
slo tiene un remanso cordial, la poesa;
el verso que hace msica la pena y el amor.
All, sin bambalinas, ni afeites ni comparsa,
la emocin es ms honda y el gesto ms sincero,
nos rompe el corazn la verdad de la farsa
y se asoma a los ojos un llanto verdadero.
Pero el metro alejandrino no es el nico, alternando incluso en la misma
composicin con endecaslabos, eneaslabos y heptadecaslabos. La tendencia
de Carrere a quebrar el verso es muy notable, como por ejemplo en la segunda
estrofa de Nocturno de verano:
Noche blanca de estrellas y blanca de azahares,
en que tiene el amor
el sabor del divino Cantar de los Cantares
sobre una boca en flor!
No retrocede Carrere ante el metro ultralargo con versos hexadecaslabos e
incluso de un nmero de slabas todava mayor, como en Salutacin triunfal,
poema en el cual la deuda con Daro es evidente:
Salud, preclaros varones, que ha elegido la fortuna
para aadir nuevos timbres a los laureles hispanos,
que hoy retornis vencedores de la muerte, de los odios de la feroz media luna,
como en un viejo romance de moros y de cristianos!
Versos largusimos son tambin los del poema Glosas de la guerra, for-
mado por dos sonetos. Veamos los dos tercetos que cierran el poema en los que
de nuevo la deuda rubeniana es palpable:
Las voces profticas se cumplen, los signos del rojo Destino;
una ola de fuego arrasa las flores del suelo latino.
El Destino es cmitre de nuestros futuros; el Destino es fuerte.
Racimos de vidas! Penachos de fuego son las Catedrales!
Pasa el Anticristo y oye el mundo, atnito, sus salmos triunfales,
sonando en el ara de Nuestra Seora la Muerte.
Frente a metro tan extremado, Carrere utiliza versos eneaslabos para entrar
en el arte mayor y octoslabos en el menor, formando sonetillos, romances, ro-
mancillos, agrupaciones de cuartetas y redondillas, coplas de arte menor y
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sextillas, descendiendo en el metro hasta los hexaslabos y aun los tetraslabos,
como en Mientras es primavera:
Soar es mirar las cosas
tras de milagrosos tules,
es tener alas azules
y armoniosas.
Gusta de las mieles sabrosas
del dulce mayo nupcial,
que muy pronto en tu rosal
no habr rosas!
Con respecto a la rima, Carrere se ajusta, en general, a la demandada por el
tipo de composicin elegido, pero no tiene ambajes a la hora de utilizar la aso-
nancia, incluso la asonancia anmala, aunque la composicin sea de arte mayor,
como en el poema que abre la seccin Cancionero de los jardines, La espada
del cadete, que comienza: La espada de ese cadete dicen que la tengo yo; / en el
puo de oro fino lleva una empresa de amor.; para continuar con versos octos-
labos que riman en consonante: Rendida empresa de amor / como ninguna, ga-
lana. / Solo me vence el rigor / de una nia toledana. A veces la asonancia en
los pares se hace irregular, como en la composicin dedicada a Inurria. En con-
traste, Carrere ingresa en la cuaderna va con tetrsforos monorrimos como
los versos que dan inicio al poema dedicado a La plaza de las Comendadoras:
Es una plazoleta arcaica y provincial,
apacible solana bajo el sol invernal;
tiene un aspecto prcer, devoto y ancestral
con sus viejas mansiones y su atrio conventual.
En esa paradigmtica y medievalista composicin formada por seis estrofas
alejandrinas de cuatro versos cada una la rima se alterna: en la primera, tercera
y sexta estrofas es monorrima, y en la segunda, cuarta y quinta adopta el es-
quema de serventesios independientes. Ser precisamente el serventesio la es-
trofa preferida por Carrere en la mayora de las composiciones alejandrinas y en
las de metro quebrado. Veamos como ejemplo el poema dedicado a Crdoba,
deudor esta vez de otro modernista, Manuel Machado:
Alma cordobesa
triste y soadora!
En las muertas calles parece que pesa
la tristeza mora. [...]
Pupilas extticas
entre las ojeras,
mujeres ardientes, mujeres dramticas
como los sollozos de las peteneras.
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No podemos concluir este apartado sin aclarar que, pese a lo complejo
del tratamiento potico, los versos estn en general bien construidos, tanto en el
metro como en la rima, sin que observemos, como en los poemarios anteriores,
irregularidades en los hemistiquios.
7. Los contenidos de Dietario sentimental
En este poemario, como en los que le preceden, Carrere nos habla de s
mismo, de su concepcin del arte, de la poesa y de la vida, esa vida que en-
tiende como un esperar la muerte. As, en el segundo terceto de La juglaresa
canta, poema que abre la primera edicin, nos dice:
y espera desgranado su lrico dietario
a que suene una hora... y entre en el escenario
el perfil de marfil antiguo de la Intrusa.
Bello verso este ltimo y no menos bella metfora. Ese esperar la muerte
tan heideggeriano es constante en Carrere; lo expresar de otro modo en Die-
tario sentimental. I, poema que abre la segunda edicin:
Cuando el barro doliente slo anhela dormir
y estn los labios mustios cansados de besar,
y el alma, blanca nao, slo suea en partir
al pas del que nunca se puede regresar.
Dos lenitivos nicamente encuentra Carrere a su condicin de ser-para-la
muerte: el arte (la poesa) y el amor. Por eso, tras la estrofa que antecede nos
dice:
Hasta ese horrible abismo de mi renunciacin
llegaste t, mujer, y tu voz de cristal
cay en mi corazn
como un chorro de agua riente y musical.
Carrere entiende, o dice que entiende, la vida como tragedia, como absurdo.
Al comienzo de Dietario sentimental. II leemos: Qu sentido tendr esta
absurda y diaria / tragedia del vivir? [...] Y en Dietario sentimental. IV
apunta el ideal bohemio como encubridor del triste y banal sino del hombre:
Caballeros bohemios, plidos legendarios,
prncipes vagabundos, borrachos de ideal:
que la luna os ofrende sus sueos visionarios,
para no ver la vida tan triste y tan banal.
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En Dietario sentimental. VIII Carrere, pirata, emperador y guerrero de
ficcin, encuentra en el oficio de poeta otra de las formas de alegrar, ennoble-
cer y justificar la vida:
Fui poeta, dej de mi vida el secreto
en el cofre de sndalo de mi mejor soneto;
fui amante de una reina y cincel mi historia
con un beso de amor y un penacho de gloria.
Pero Carrere es consciente de que la gloria literaria y el amor son pura fic-
cin. As lo expresa en Dietario sentimental. XIII:
Gloria y amor! Temas floridos
de esa irnica comedieta;
los mismos versos repetidos
y siempre la misma careta.
El poeta concluye su Dietario con una peticin de perdn a sus hijos,
algo que ya haba apuntado en otros poemas ya citados, en algn caso de forma
terrible. Otra de las constantes de Carrere es la oposicin entre los bohemios y
los filisteos, entre la inteligencia y la enfatuada ignorancia que da el poder po-
ltico y sobre todo econmico. El rey Cretino, poema que ya hemos citado al
analizar Del Amor, del Dolor y del Misterio, no se refiere a ningn monarca
concreto; es una alegora de la piara de los seguidores de Pluto, el dios menor
del dinero y la opulencia. En Nocturno de verano Carrere apologiza, sensu
contrario que el fabulista, a la cigarra, esa cigarra que es poeta, frente a la des-
preciable hormiga:
Canta, cigarra, ebria de ensueo y de emocin,
entre las rosas y entre las espigas;
para ti es el laurel, el beso y la cancin;
lo dems para las hormigas!
Tiene Carrere especial cario a las ciudades, a su geografa urbana recole-
ta y sentimental. Jardn pblico, Del viejo Madrid galante, La plaza de las
Comendadoras y El viejo Pars ilustran este contenido. Tambin estn pre-
sentes con fuerza los temas literarios y los homenajes a sus autores. A uno de
ellos, Poe, dedica su poema Ligeia, que se inicia con un panegrico del autor:
El bardo del Horror, aquel divino Edgardo, para concluir aludiendo al per-
sonaje y a la doble personalidad literaria de Poe, genial como constructor de
cuentos de miedo y como poeta:
Prodigiosa Ligeia, rubia virgen proftica,
una noche de luna, misteriosa y magntica,
te fuiste de la vida para siempre jams
141
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lo mismo que un penacho de incienso... Y el protervo
cuervo de ojos redondos, el fatdico cuervo
en el alma del bardo clav su pico acerbo,
con su negro estribillo: Nunca ms! Nunca ms!
Carrere, que tradujo a Poe y lo conoci a travs de la edicin francesa de
Baudelaire, est tan influido por su obra narrativa como por su famoso poema
The raven, al que alude en muchas de sus composiciones. Otro nuevo homenaje
literario es el realizado a Wilde. Es la Salom de Wilde, y no otra (ni la de
Flaubert, ni la de Mallarm), la que inspira el poema La muerte de Salom,
como antes inspir una de sus narraciones republicada mil veces bajo diferen-
tes ttulos: El manto de oro de Salom
27
. En el poema dedicado a Salom Ca-
rrere nos narra, porque la forma potica que elige es la narrativa, la muerte de la
hija de Herodas; aunque la suya es una historia totalmente inventada y sin la
menor apoyatura histrica.
En un interesante ensayo Delfina Rodrguez
28
ha desarrollado la influen-
cia de la Salom de Wilde en las letras hispanas. Hay que aadir que pocas
obras literarias han influido ms en el polisistema literario no slo espaol,
sino europeo y occidental. Pero an ser mejor decir sobre el polisistema cul-
tural: sobre la iconografa y sobre la msica, adems de la literatura. La Sa-
lom de Wilde, la del decadentismo y del simbolismo, rompe con la tradicin
histrica que va desde los Evangelistas y Flavio Josefo hasta Flaubert e in-
cluso hasta Mallarm. Salom, la virgen perversa, desplaza a su madre, He-
rodas, y asume todo el protagonismo; es ella quien decide que la cabeza de
Juan el Bautista ruede, porque vivo es incapaz de conseguirlo: mata aquello
que ms ama, como en la Balada de la crcel de Reading; y clava sus dientes
en los labios crdenos del ajusticiado, an calientes. Carrere conserva todos
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27
El manto de oro de Salom. Novela, il. Izquierdo Durn. El Cuento Popular. Revista Litera-
ria, 3 (Madrid: Imprenta Artstica de Sez Hermanos, 15-VI-1914), pp. 3-15. La public poste-
riormente bajo los siguientes ttulos:
La rosa del Albaicn, dibujos de Cerezo Vallejo, en Por Esos Mundos, n.
o
244 (mayo 1915),
pp. 513-522.
La rosa del Albaicn, en Emilio Carrre: La rosa del Albaicn. Novelas (Madrid: Librera de
la Viuda de Pueyo, 1917), pp. 5-34; y (Madrid: Librera de los Sucesores de Hernando,
1917), pp. 5-34. Ambas ediciones son idnticas.
El embrujamiento de Pablo Reinol. La Novela Corta, 132 (Madrid: Prensa Popular, 13-
VII-1918).
Las Sirenas de la Lujuria. La Novela de Amor, 11 (Madrid: [s. n.], [s. a.]).
Cadalso de oro. Novela. La Novela de Hoy, 313 (Madrid: Atlntida, 11-V-1928).
Vase el anlisis de esta novela en nuestro artculo Emilio Carrre en la revista Por Esos
Mundos (1906-1915), en Anales del Instituto de Estudios Madrileos, 41 (2001), pp. 393-417.
28
Delfina P. Rodrguez Fonseca: Salom: La influencia de Oscar Wilde en las literaturas his-
pnicas. Coleccin alternativas, 2 (Oviedo: Universidad de Oviedo KRK ediciones, 1997). Las pa-
ginas dedicadas a Carrere son: 145-158 y 228-229.
estos elementos y los manipula a su antojo. La Salom de Wilde ha surgido
en un final de siglo en el que la perversin era omnipresente
29
(perversin
que hoy resultara algo ingenua); la literatura y el arte se haban llenado de
erotismo, pero de un erotismo perverso: tribadismo, zoofilia, necrofilia, sa-
tanismo, etc. Una de sus derivaciones literarias ser el vampirismo, con
Stocker y Sheridan Le Fanu a la cabeza, continuadores del XVIII y del movi-
miento romntico con Byron y Polidori. Un final de siglo en el cual algunos
excntricos van a beber sangre a los mataderos. Carrere conoce estos extre-
mos y se encuentra en su salsa. Por eso mata a Salom, no a la manera de
Wilde los soldados del Tetrarca la aplastan, sino como si fuera un vam-
piro, siguiendo una de las recetas de Van Helsing, el cazavampiros de Stoc-
ker. Carrere liquida a la vampira Salom por el agua y por la decapitacin. El
hado construye para ella una espada de hielo:
Fue su ltimo baile! Un filo de hielo,
igual que un alfanje de blanco cristal,
seg su cabeza. Caa del cielo
la nieve como una losa funeral.
Oh, princesa extraa, perversa y artista;
ya sus locas danzas no trenzar nunca!
Rueda por el hielo su cabeza trunca
como la cabeza de Juan el Bautista!
Cabe imaginar el regocijo que le supuso escribir estos versos. Pero no sern
esos poemas dedicados a Ligeia y Salom los nicos que Carrere dedicar a
Poe y Wilde; a ambos, acompaados por Verlaine, les dedicar dos sonetos
agrupados bajo el ttulo global Las simas, en los que se pone moralista ya
desde el primer cuarteto:
Simas de la lujuria! Oscar Wilde, el narciso,
y Verlaine, el mendigo, se hundieron en las simas;
fueron lo que el demonio de la lujuria quiso...
Ruiseores protervos de milagrosas rimas! [...]
Las simas del alcohol! Bohemia tabernaria,
la costra y el andrajo que huyen la luz del sol
sin un amor que encante la vida solitaria...
Edgar Poe fue grande, a pesar del alcohol.
El colmo llega cuando en el penltimo terceto concede a la dipsomana y a
la homosexualidad un carcter satnico:
143
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29
Bram Dijkstra: Idols of Perversity. Fantasies of feminine evil in fin-de-siecle culture (New
York Oxford: Oxford University Press, 1986). Trata el tema del vampirismo en el captulo X (pp.
333-351) y las figuras de Judith y Salom en el captulo XI (pp. 352-401).
144
El Alcohol, la Lujuria, monstruos de las cavernas
del alma; en los prostbulos y en las hoscas tabernas
cantan las letanas del Seor Satans!
Una vez ms Carrere, pretendidamente bohemio, se pasa con armas y ba-
gajes a los filisteos; pero, por mucho que lo pretenda, es incapaz de sustraerse
a la atraccin del Mal: hace del Enemigo de Dios el protagonista de sus poe-
mas; en tres de ellos, el Diablo est presente. El primero, El campanario de las
brujas, nos describe un aquelarre sabtico... pero slo al principio; el poema,
excelente, da la vuelta en la tercera estrofa. A continuacin reproducimos su
primera y ltima estrofas:
Las brujas van envueltas en sus negras dalmticas,
y cantando los salmos del padrino Saturno,
a media noche vuelan a las cortes sabticas
del Gran Macho Nocturno. [...]
Porque es cierto que hay brujas... Las he visto yo mismo
hechizando a la triste y absurda Humanidad
desde siglos remotos. Se llaman Fanatismo,
Ignorancia y Crueldad.
El segundo poema, El diablo funda un hospicio, ejemplifica el conocido
dicho El diablo, harto de carne, se meti fraile, parafraseado al comienzo de
su segunda estrofa:
Ya era viejo el gentilhombre
cuando dej estas andanzas,
y se torn muy devoto
harto de carne de faldas.
El don Juan arrepentido vive un truculento episodio: el reo que llevan al pa-
tbulo es hijo suyo. Como resultado, y aunque los hijos de su liviandad deban
ser tan numerosos como ya talludos, el anciano arrepentido decide llevar a cabo
una obra tan encomiable como meritoria con la que finaliza el poema:
Fund un hospicio en la corte
el gentilhombre de Italia,
aquel rijoso diablillo
harto de carne de faldas.
Al Carrere moralista el donjuanismo le parece simptico, porque los peca-
dos de la carne, sin excesos y dentro de lo normal, son para l inevitables; as se
lo recuerda a Fausto:
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Fausto tiene la clave
del Cielo, de la Tierra y del Infierno;
pero el viejo filsofo, triste y casto, no sabe
la emocin inefable que hace el pecado eterno. [...]
Y Fausto redivivo se entreg a la serpiente
que sabe el misterioso sortilegio sensual,
y conden su alma eternamente
por la rosa de Venus... como cualquier mortal.
Mundo, demonio y carne son temas recurrentes en Carrere. En La flor de
la verbena, utilizando un motivo procedente de la lrica popular medieval, ad-
vierte a las jvenes virginales que pueden perder lo que no deben al ir a coger
dicha flor:
Nia que bajas al soto
por la flor de la verbena,
ten cuidado no se mustie
la rosa de tu pureza, [...]
cuidad que no os vea el Diablo,
que va a endemoniar doncellas,
Carrere, al igual que sus coetneos, se pone pesadsimo con las ojeras, a las
que atribuye la condicin de estigmas de todo tipo de excesos y onanismos, so-
bre todo en el caso femenino. Tamaa estupidez estuvo muy extendida entre el
vulgo y los escritores cursis. Su expresin literaria ms digna de mencin es la
regocijante novelita de Joaqun Belda titulada precisamente Las ojeras
30
, la ni-
ca que merece la pena ser leda dentro de la antologa que Lily Litvak dedic a
la narrativa ertica de esa poca
31
. Vase el tratamiento que da al tema el
compaero de generacin de Carrere Germn Gmez de la Mata en su madrigal
Ojeras
32
:
Presumes de indiferente;
pero, aunque ocultarlo quieras,
te est vendiendo el ardiente
morado de tus ojeras,
esas sombras traicioneras
que son un dato elocuente
de que te abrasan hogueras
mientras tu boca nos miente,
145
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30
Joaqun Belda: Las ojeras. Novela, il. Mihura. La Novela de Hoy, 206 (Madrid: Imprenta
Artstica Sez Hermanos, 23-IV-1926).
31
Lily Litvak (ed.): Antologa de la novela corta ertica espaola de entreguerras. 1918-
1936. Clsicos Taurus, 20 (Madrid: Taurus, 1993), pp. 329-360.
32
Germn Gmez de la Mata: Ojeras, en Madrigales, en La Esfera, 202 (10-XI-1917).
146
sonriente,
frialdades embusteras...
Presumes de indiferente
y te venden tus ojeras.
El Diablo tambin est detrs en El caballero guardia, protagonista de una
relacin sucbica que Carrere republic bajo diferentes formas: novela corta, poe-
ma, artculo, un nmero exagerado de veces. La necrofilia de nuestro autor se
plasma en varios poemas en los que, de una forma u otra, la muerte est omni-
presente: Voces de agorera, Los cipreses, A la salud de los muertos!,
Da de difuntos e Igual que las sombras. Nada de raro tiene, habida cuenta
la fecha en que se publica este poemario, que Carrere nos hable, como en el an-
terior, de la guerra, de la Gran Guerra, en un doble soneto de largusimo metro
(Glosas de la guerra); anotemos el segundo terceto del primero:
En gesta de fuego que tiene el impulso de una catarata
viene el Anticristo, que lleva en las sienes un casco de plata,
un rojo penacho y un manto de armio como Lohengrn.
Por si haba alguna duda de la deuda potica, a Carrere la prosopopeya le
viene siempre de Daro, el segundo cuarteto del ltimo soneto nos la aclara de
forma irrefutable:
El mundo retiembla al golpe del casco brutal y sonoro;
la muerte en la tierra, la muerte en los mares, la muerte en lo azul...
Viajeros de Europa, los cuervos fatales, vuelan sobre el oro
de los minaretes, de la legendaria dorada Stambul.
Los temas goyescos y taurinos tambin estn presentes en Carrere, que abu-
sa de la forma narrativa y le encanta contar historias. Aguafuerte taurino es la
descripcin de una corrida nocturna, y Del viejo Madrid galante y Un due-
lo de Pepe-Hillo con la espada de Godoy tienen como protagonistas a estos
dos ltimos junto con la reina Mara Luisa (a la que Carrere, demostrando un
gusto lamentable, encontraba, como ya dijimos, muy atractiva):
Esas frondas le vieron y escucharon la risa
urea risa italiana de la Reina espaola.
Oh rubia Mara Luisa,
que se iba a las verbenas vestida de manola.
Flor de la gitanera, La sibila y un poema dedicado a Pastora Impe-
rio, novia y luego mujer, aunque por poco tiempo, de Rafael El Gallo, en-
lazan los temas taurinos con la gitanera, con una escassima fortuna potica.
No es fcil encontrar unos versos tan lamentables como la siguiente estrofa del
poema La sibila:
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Gitanilla auribronceada,
tu grcil figura anacrnica
guarda, como una luz sagrada,
la vieja ciencia faranica.
Donde s acierta Carrere, poeta desigual donde los haya, es en la descrip-
cin de la Espaa de charanga y panderetas o en una de las mejores compo-
siciones de todo el poemario, Castillos en Espaa:
Los castillos de Espaa! Oh la gloria lejana,
el laurel, el romance y la hidalgua!
Se alzan como fantasmas sobre la tierra llana,
sobre la tierra llana seca de poesa. [...]
Don Quijote y el Cid duermen eternamente;
sus gestas milagrosas suenan a cosa extraa;
el Ensueo y la Gloria son, irnicamente,
castillos en Espaa...
Esa alusin al Quijote no es nica; al Caballero de la Triste Figura, a su
cansado Rocinante y a otros personajes de Cervantes les dedica Carrere cuatro
poemas en este libro: La posada de la sangre, El manco gallofero, El viz-
cano y El viejo caballo, que forman un homenaje cervantino. Dos figuras
romnticas, Fgaro (junto con sus compaeros literarios) y Chopin, protagoni-
zan sendos poemas. Es curioso que en este recorrido biogrfico-panegrico, los
tres poemas ms significativos, los dedicados a Benlliure, Inurria y Benavente,
fueran eliminados en la segunda edicin. El primero y el tercero merecieron un
soneto, mientras que al escultor de Las Edades de la Mujer lo despach
con un romance de asonancia irregular que comienza con los siguientes versos:
Tu Venus de mrmol rosa
tiene la pura elegancia
de las griegas versallesas
del siglo lindo de Francia.
Divinas marquesas, ninfas
de cabellera empolvada,
y pastorcillas picantes
de pastorelas lejanas.
Puesto a homenajear, Carrere lo hace a manos llenas y en todas direcciones.
En La musa del ro encontramos los siguientes panegricos: a Toledo, Gar-
cilaso, el Romancero, Camoens, Carlos V, el Greco y Zorrilla (hay una alusin
a El Cristo de la Vega). Como dato curioso, hemos de anotar que en el se-
gundo apartado del poema aparece la palabra puente como sustantivo de g-
nero femenino, una forma muy poco usual (el subrayado es nuestro):
147
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148
Oh puente toledana, en tu ojo negro y hueco
hay una eterna lgrima por la gloria ancestral;
t viste la pupila visionaria del Greco
siguiendo la corriente del ro musical!
Para finalizar nos parece importante sealar que Carrere dedica en la sec-
cin Cancionero de los jardines dos sonetos al Cristo de La va de la Amar-
gura. El poeta establece su comunin con el Hijo al unirse a l en una misma
Pasin:
Cristo de la tremenda Pasin y del Calvario,
en mi alma no hay luz, en mi alma no hay luz;
siento por ver tu esencia un ardor visionario,
y, cual T, estoy clavado sobre una negra cruz!
La cruz de la pobreza, sarcstico madero,
y la cruz de ignorar la razn de m mismo;
y aguardando a la muerte con un terror sincero,
mi vida es una lgrima colgando en un abismo.
Poeta alambicado, rampln a veces, genial las menos, desigual, profundo y
a la vez frvolo, en el que realidad y mscara se confunden, siempre supo, de
una forma u otra, llegar al corazn de sus lectores.
IV. NDICE DE PRIMEROS VERSOS
33
A dnde vas, doliente y plido viajero? Un alto en el camino (A)
(PEM, V-1910).
A pesar de tu porte frvolo y cortesano, Javier Valcarce (A).
Alma cordobesa Crdoba (D) (IEA, n.
o
36, 30-IX-1915) (NM, 28-I-
1916).
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33
Despus del ttulo indicamos a qu poemario pertenece cada poema incluyendo entre parn-
tesis las siguientes iniciales: (A) para Del Amor, del Dolor y del Misterio y (D) para Dietario senti-
mental; si un poema aparece slo en una de las dos ediciones del poemario lo sealamos aadiendo
a la sigla el superndice de la edicin correspondiente: A
1
, A
2
, D
1
y D
2
. Cuando haya poemas publi-
cados tambin en los poemarios analizados en nuestro primer artculo, aadiremos entre corchetes la
inicial de estos: [R] corresponde a Romnticas, [C] a El Caballero de la Muerte y [OP] a Romnticas
y otros poemas; si procede, sealamos las variantes de ttulo; obviamente, su aparicin en esos libros
obedece en unos casos a una primera publicacin y en otros a su inclusin en ediciones posteriores de
Romnticas y El Caballero de la Muerte. Finalmente, incluimos tambin las siglas correspondientes
a la publicacin peridica en la que, previa o posteriormente, apareci el poema, con indicacin de la
fecha; si procede, ofrecemos tambin las variantes de ttulo (marcamos en versales la parte del ttu-
lo que tiene carcter de seccin); las siglas de las revistas son: AS, Accin Socialista; Cer, Cervantes;
ETC, El Eco teatral y del comercio; LE, La Esfera; IEA, La Ilustracin Espaola y Americana; MG,
Mundo Grfico; NM, Nuevo Mundo; PEM, Por Esos Mundos; P, Prometeo;VS, Vida Socialista.
Amarrado a la arcilla de mi espritu precito; La voz de la sombra (A)
(NM, 2-X-1913) (Voces del misterio, LE, n.
o
105, 1-I-1916).
Amor de vrtigo, amor Rosa de vesania (A).
Andan sueltos los pecados Verbena de antao (A
1
) (NM, 6-VIII-
1914) (LE, n.
o
292, 2-VIII-1919).
Antifaces y sedas, encajes y pompones, Baile de mscara (A
1
) (NM,
20-II-1915).
Blanca sois, seora ma, La cancin de Blanca-nia (A
1
) (CANCIO-
NERO DE LOS JARDINES: La cancin de Blanca-nia, NM, 3-X-1912).
Blancas manos de Elena, Las manos de Elena (A) [C] (NM, 7-V-
1914).
Bohemios troveros, de gachos sombreros, Oracin a la bohemia
(A) [C].
Bruja blanca, blanca luna: La bruja blanca (A
1
) (NM, 30-X-1913)
(LE, n.
o
51, 19-XII-1914) (LE, n.
o
821, 28-IX-1929).
Callejas de Pars del tiempo de la Corte Viejo Pars (D) (Rincones de
Pars del tiempo de la Corte, LE, n.
o
241, 10-VIII-1918).
Callejuela torcida, silente encrucijada La calle del Rollo (A) (NM, 12-
XII-1914) (Rincn del viejo Madrid, LE, n.
o
197, 6-X-1917).
Cantan las claras fuentes de los jardines reales Infantina de balada
(A).
Castillos de la tierra castellana! Castillos en Espaa (D) (LE, n.
o
113,
26-II-1916).
Ciprs meditabundo, mstico y solitario Los cipreses (D) (LE, n.
o
127, 3-VI-1916).
Como hosco cortejo de podre y de harapos Agua-fuerte (A) (Del flo-
rilegio rebelde, VS, 14-VIII-1910) (NM, 9-IV-1914).
Como hubo un rey poeta, hubo otro rey chispero El rey chispero
(A) [C].
Como sombras vanas pasan por la vida... Igual que las sombras (D)
(MG, 7-VII-1915) (Filosofas lricas, LE, n.
o
792, 9-III-1929).
Coqueta y rubia azafata Coqueta y rubia azafata... (D
1
) (Dietario sen-
timental. X, D
2
) (La dama ideal, NM, 22-X-1915).
Cual dos sombras ilustres del Poema de Hierro Dilogo heroico (A)
(NM, 5-XII-1914) (Cer, V-1917).
Cuando veo dormidos a mis hijos pequeos, Los hijos (A) (NM, 18-
XII-1913) (Un hijo es el amor..., LE, n.
o
53, 2-I-1915).
De los incas prisionero La virgen de los ltimos amores (A) (NM, 4-
IX-1913) (LE, n.
o
307, 15-XI-1919).
Del manso Manzanares en la alegre ribera, La reina y el torero (A)
(La reina en los toros, LE, n.
o
814, 10-VIII-1929).
Dime, abuela, por qu ahora, Balada de la guerra (A) (La guerra
pasa..., LE, n.
o
49, 5-XII-1914) (Balada, Cer, VIII-1917).
149
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150
Diz que era el Diablo en persona El espadn (D) (NM, 24-IV-1915).
Dolor de la pobreza! Romero del camino Dietario sentimental. IV
(A) (D
2
).
Dormid; por vuestras frentes cruzan azules sueos, Cancin de cuna
(A) (NM, 3-X-1914) (Junto a la cuna, LE, n.
o
132, 8-VII-1916).
Dulces rincones de amor Caf galante (A
1
) (NM, 6-III-1915 y 18-
VII-1924).
El bardo del Horror, aquel divino Edgardo, Ligeia (D) (LAS MUJERES
DE LOS POETAS: La musa de Poe, LE, n.
o
727, 10-XII-1927).
El bello Don Juan es eterno Una aventura de Don Juan (D) [La
aventura de Don Juan, C] (LE, n.
o
114, 4-III-1916).
El cementerio en fiesta! Ceremonia burlesca, Da de difuntos (D)
(NM, 29-X-1915).
El destino de los pueblos, dramaturgo misterioso, Premonicin de
Amrica (A
2
) (Canto de premonicin, LE, n.
o
524, 19-I-1924).
El rey cretino tiene un jardn, El rey Cretino (A) [C] (NM, 8-II-
1912) (AS, 6-II-1915).
En el fondo del alma hay mgicos cristales El espejo encantado (A
1
)
(NM, 31-XII-1920) (EMOCIONARIO: El cristal interior, NM, 7-I-1927).
En el Potro de Crdoba y en la alegre almadraba El manco gallofero
(D) (LE, n.
o
121, 22-IV-1916) (Maese Miguel, LE, n.
o
672, 20-XI-1926).
En el viejo balcn florecido Saudade (A) (Aoranza juvenil, NM,
20-XI-1913) (Balada de los veinte aos, NM, 5-XII-1919).
En la noche de Abril, ensoadora y clida, Chopin (D) (LE, n.
o
216,
16-II-1918) (IEA, n.
o
20, 30-V-1920).
En la noche de San Juan La flor de la verbena (D) [La noche de San
Juan, OP] (MG, 30-VI-1915) (La rosa de San Juan, LE, n.
o
391, 2-VII-
1921).
En la tragicomedia de la existencia ma, La juglaresa canta (D) (La
juglaresa, NM, 9-I-1920).
En las calles solitarias, Por qu allan los perros (A) (NM, 24-X-
1914).
En los jardines pblicos hay un recogimiento Jardn pblico (D)
(NM, 31-III-1916) (Lirios en el arroyo, LE, n.
o
779, 8-XII-1928).
En una vida antigua fui yo un bravo pirata En una vida antigua... (D
1
)
(Dietario sentimental. VIII, D
2
) (LE, n.
o
112, 19-II-1916).
En una vieja calle hay un viejo fign El viejo fign (A) (NM, 25-VI-
1914).
Encadenado al dolor, El madrigal de los ojos (D
1
) (NM, 28-XI-1912).
Envuelto en su capa grana, La otra (A) (NM, 31-X-1912) (El gran
amor de don Juan, LE, n.
o
79, 3-VII-1915).
Era como un cristal azul el alma ma, Sonetos del buen ayer (A)
(La cancin del buen ayer, LE, n.
o
11, 14-III-1914) (NM, 16-VII-1914).
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Era don Juan de Tassis un gentil caballero El Conde de Villamediana
(A
1
).
Es domingo. Los viejos y los convalecientes El hospital (A
1
) [C]
(NM, 15-I-1914) (Sol en el hospital, NM, 2-I-1920).
Es el dolor de amar, de vivir, de morir, Jardn nocturno (A
1
) (NM, 12-
II-1914).
Es el dolor ms negro el dolor del hasto; Dietario sentimental. III (A)
(D
2
) (Hojas sueltas, NM, 11-VI-1914) (Dietario sentimental
34
, LE, n.
o
94,
16-X-1915).
Es la hora de encanto en los jardines La hora florida (A) (Hora de
primavera, LE, n.
o
220, 16-III-1918).
Es una plazoleta arcaica y provincial, La Plaza de las Comendadoras
(D) (LIENZOS MADRILEOS. La Plaza de las Comendadoras, LE, n.
o
100, 27-
XI-1915) (CANCIONES DE LA CALLE: La plaza del Conde de Miranda, LE, n.
o
701, 11-VI-1927).
Este artista supremo del mostacho diablico Benavente (D
1
) (NM, 13-
VIII-1915).
Este gran escultor parece un mosquetero; Benlliure (D
1
) (NM, 3-
VII-1915).
Este viejo flautista tiene calva de santo, La flauta llora (A).
Fausto sabe la clave de todo cuanto existe, Fausto (D) (LE, n.
o
117,
15-III-1916).
Filsofo jamelgo viejo, triste y cansado, El viejo caballo (D) (El ca-
ballo, NM, 28-VII-1916) (Mrtir sin gloria, NM, 4-III-1927).
Fue Don Sancho de Azpeitia un gentil escudero El vizcano (D) (LE,
n.
o
137, 12-VIII-1916).
Fue el gentilhombre de Npoles El Diablo funda un hospicio (D)
(IEA, n.
o
13, 8-IV-1915) (NM, 14-VII-1916) (MEDALLONES CLSICOS: La
conversin del napolitano, LE, n.
o
797, 13-IV-1929).
Fue en aquel tiempo galante Un duelo de Pepe-Hillo, con la espada de
Godoy (D) (NM, 17-VII-1915).
Galantes pastorelas, fiestas de Carnaval; Una estampa del siglo XVIII
(D) (LE, n.
o
126, 13-V-1916) (Abanico versallesco, LE, n.
o
673, 21-XI-
1926).
Genio hurao y burlesco, mago del agua-fuerte, Las viejas de Goya
(A) (PEM, XI-1914) (NM, 10-XII-1920) (La vieja coqueta de Goya, LE, n.
o
814, 10-VIII-1929).
151
Vol. 20 (2002): 121-156
34
Con el ttulo genrico Dietario sentimental aparecieron varios poemas en las revistas de re-
ferencia. Algunos pasaron a engrosar la seccin as llamada que aparece al inicio de la segunda edi-
cin de Dietario..., y otros fueron incluidos con distinto ttulo. No obstante, existe uno que no se in-
cluy en el poemario: Lloran los campanarios de toda la ciudad Dietario sentimental (LE, n.
o
241, 26-II-1921), tal vez porque en la fecha de su publicacin ya haba aparecido la segunda edicin
de Dietario sentimental.
152
Gitana, reina gitana, Flor de la gitanera (D) (LE, n.
o
95, 23-X-1915).
Gitanilla del Albaicn! La sibila (D) [C] (La zahor, LE, n.
o
125,
20-V-1916).
Gloria y amor! Temas floridos Sin ttulo (D
1
) (Dietario sentimental.
XIII, D
2
) (Dietario sentimental, LE, n.
o
135, 29-VII-1916).
Habis visto entre las sombras Los ojos de los fantasmas (A
1
) (NM,
14-XI-1914) (LE, n.
o
219, 9-III-1918) (La ronda de los fantasmas, LE, n.
o
781, 22-XII-1928).
Hoy es un pasadizo sombro e inquietante, El perro embrujado (A)
(NM, 19-XII-1914).
Jess de Galilea, blanco y dulce Rab, Lirio mstico (D
1
) (NM, 27-
III-1915).
Jess, el de la yerma calle de la Amargura, La va de la amargura (D)
[C] (Azucenas cristianas, NM, 13-V-1927).
La cigarra es poeta, la cigarra es cantora, Nocturno de verano (D) [C]
(Verano, IEA, n.
o
48, 30-XII-1915) (En la noche vernal, NM, 23-VI-
1916) (Exaltacin de las cigarras, LE, n.
o
702, 18-VI-1927).
La ciudad es de plata bruida como una Invierno (A) (NM, 1-I-
1914).
La ciudad est nevada; Rosa en la nieve (A) (PEM, VII-1910)
(Acuarela de invierno, NM, 26-XII-1914) (Balada de la nieve, LE, n.
o
ex-
traordinario, I-1919).
La ciudad, bajo la nieve, arde en jocunda alegra; La Nochebuena se
viene...! (A) (NM, n.
o
extraordinario, I-1915).
La clara campana Resurreccin (D
1
) (Dietario sentimental. XII, D
2
)
(NM, 3-IV-1915).
La espada de ese cadete dicen que la tengo yo; CANCIONERO DE LOS
JARDINES. La espada del cadete (D) (NM, 27-XI-1913) (LE, n.
o
173, 19-V-
1917).
La Espaa de ayer: romnticas Miniatura romntica (D) (LE, n.
o
67,
10-IV-1915).
La Locura se envuelve en negras tocas Ceniza (A
1
) (NM, 20-II-
1915).
La Monclova es el clsico vergel de los chisperos; Del viejo Madrid
galante (D) (LE, n.
o
110, 5-II-1916) (Estampas castizas 1805, LE, n.
o
796,
6-IV-1929).
Las brujas van envueltas en sus negras dalmticas, El campanario de
las brujas (D) (LE, n.
o
97, 6-XI-1915).
Las ventanas cerradas, silenciosa y oscuras, Los jardines de la no-
che (A) [C] (VS, 9-IV-1911) (NM, 9-VII-1914).
Laura ha salido a la calle, bajo la lluvia otoal, Laura (D) (NM, 3-XII-
1915).
Vol. 20 (2002): 121-156
Laura, Blanca, Matilde, tres gentiles coquetas Elogio de las nias cur-
sis (A) (NM, 25-IV-1912) (Tragicomedia de las nias cursis, LE, n.
o
188, 4-
VIII-1917).
Leonardo el Moro su imperio tena Dogal de amor (A) [C] (NM, 11-
IX-1913) (Las trenzas de la muerte, LE, n.
o
61, 27-II-1915).
Lmpida tarde azul, rayito de oro Lmpida tarde azul,... (D
1
) (Dieta-
rio sentimental. VI, D
2
).
Los viejos peregrinos de barbas apostlicas El crucero (D) (ES-
TAMPA DE GALICIA: Peregrinos, LE, n.
o
795, 30-III-1929).
Lujurioso y funambulesco, Carnaval (A
1
) (Piruetas carnavalinas,
NM, 13-II-1915).
Madre, por qu echan a vuelo La gloria de la guerra (A) (NM, 19-
IX-1914) (Cer, V-1917).
Magas pupilas de oro, blanca mano monjil A Manon (A).
Mayo es un trovador que rima en sus canciones Mayo florido (A)
(NM, 16-V-1912) (POESA DE PRIMAVERA: Mayo galn, LE, n.
o
123, 6-V-
1916).
Mi alma es como mi estilo, doloroso y burlesco; Prlogo (A
1
) (Sin
ttulo, A
2
) (Auto-retrato, NM, 30-V-1912).
Mira a Zocodover la estancia donde vive La posada de la sangre (D)
(NM, 12-V-1916).
Morir tu belleza como mueren las rosas; xodo (A) (El dolor de
partir, NM, 26-III-1914) (Dietario sentimental, MG, 24-I-1917).
Mujer ardiente y fragante Rosas de pasin (D
1
) (Dietario sentimen-
tal. XI, D
2
) (Rosa de pasin, NM, 1-X-1915).
Noche fragante: suena lejana una cancin, Hojas secas (A) (MG,
19-VIII-1914).
No os en los aires como un prodigioso clamor sobrehumano? Glosas
de la guerra (D) (La gesta de fuego, LE, n.
o
133, 15-VII-1916).
Norabuena, comadre, por el craso festn; El Diablo y la Muerte (A)
(LE, 31-X-1914) (Cer, V-1917).
Oh puente toledana, en tu ojo negro y hueco Oh puente toledana...
(D
1
) (La musa del ro. II, D
2
).
Oh, Teresa, tu nombre tiene un nimbo inmortal Teresa (A) (Elega
romntica, LE, n.
o
589, 18-IV-1925).
Ojos de color de cobre Retrato (A) (NM, 4-XII-1913) (Clownesa,
LE, n.
o
445, 15-VII-1922) (La dama equis, NM, 7-XII-1928).
Otra vez el otoo! Bajo el gris fantasmal Otra vez el otoo!... (D
1
)
(Dietario sentimental. VII, D
2
o
108, 22-I-
1916).
Palacios encantados en un sueo ancestral El viejo Madrid (A)
(CANCIONES DE LA CALLE: MADRID. El barrio de Sacramento, LE, n.
o
862, 12-
VII-1930) .
153
Vol. 20 (2002): 121-156
154
Pastora; la danza mora; Pastora Imperio (D) (Garrotn, MG, 9-
IV-1919).
Perdonadme, hijos mos, si os di esta adolorida Sin ttulo (D
1
) (Die-
tario sentimental. XIV, D
2
o
214, 2-II-1918)
(La ms triste cancin, LE, n.
o
713, 3-IX-1927).
Pobre Carlos segundo, dolorido y grotesco, El prncipe hechizado (A)
(LE, n.
o
34, 22-VIII-1914).
Pobre manteo andrajoso La capa de la bohemia (A) (NM, 21-VIII-
1913) (LE, n.
o
152, 25-XI-1916).
Por lo que he amado y he sufrido, Rima de renunciacin (A) (NM,
13-XI-1913) (Hora de olvido, LE, n.
o
315, 17-I-1920).
Prncipe de ensueos y de galana, Mi mejor trofeo (A) (PEM, V-
1911).
Qu aroma alucinante, qu maleficio exhala La Gloria (D) [C].
Qu bruja, entre las sombras, envenena mi vida? Maleficio (A)
(NM, 19-II-1914 y 21-XI-1919).
Qu busco yo en los ojos de las tristes rameras Elogio de las rameras
(A) [C] (P, n.
o
16, 1910).
Qu miran sus ojos verdes Los ojos de los gatos (A) [C] (NM, 18-
VI-1914) (Las esmeraldas del Diablo, IEA, n.
o
24, 30-VI-1915).
Qu misterio inquietante tienen en los senderos Las cruces del cami-
no (D) (LE, n.
o
99, 20-XI-1915) (Los cruceros gallegos LE, n.
o
791, 2-III-
1929).
Qu ola del ocano de dolor de mi vida Dietario sentimental. V (A)
(D
2
) (Divagacin sentimental, NM, 30-IV-1914).
Qu ruido tienen de noche Las casas deshabitadas (A) (NM, 2-VII-
1914).
Qu sentido tendr esta absurda y diaria Dietario sentimental. II
(A) (D
2
) (En el umbral del misterio, NM, 25-XII-1913).
Rapaces ilusionados La Estadea (A
1
) (NM, 13-III-1915).
Raras pupilas calinas Los ojos brujos (A) (NM, 11-XII-1913) (Ojos
de condenacin, LE, n.
o
335, 5-VI-1920).
Revive en este libro de antaonas siluetas Rufianesca (A
1
).
Riela en mis ventanas un lucero de oro La voz del enigma (A) (NM,
18-IX-1913 y 1-XII-1916).
Salamanca cuenta en una El estudiante truhn (D
1
).
Salom fue rubia, y el ureo raudal La muerte de Salom (D) (LE, n.
o
60, 20-II-1915).
Salud, preclaros varones, que ha elegido la fortuna Salutacin triunfal
(D
1
) [R] (Cancin de guerra y de amor, LE, n.
o
743, 31-III-1928).
Seor, cuando pisis esta tierra de moros, A Mr. Poincar (A) (NM,
9-X-1913).
Vol. 20 (2002): 121-156
Si acaso no he conseguido La hora oportuna (A
1
) (NM, 8-I-1914)
(MG, 14-X-1914).
Simas de la lujuria! Oscar Wilde, el narciso Las simas (D) (NM, 19-
IX-1919).
Sobre un arroyo negro de linfa pantanosa A la salud de los muertos!
(D) (LIENZOS MADRILEOS: A la salud de los muertos!, LE, n.
o
136, 5-VIII-
1916) (Mscaras fnebres (Apunte de Madrid. Las ventas del Espritu San-
to), NM, 1-IV-1927).
Solar de los bigardos y la pobretera, La Plaza Mayor (A) [C].
Solar de majas y chisperos, Panderetas (D) (NM, 17-IV-1915) .
Son las horas vulgares igual que negras simas Dietario sentimental. I
(A) (Dietario sentimental. I, D
2
) (Madrigal del amor prohibido, LE, n.
o
15,
11-IV-1914).
Soadora, soadora, Mientras es primavera (D) (LE, n.
o
124, 13-V-
1916) (Estampa de primavera, LE, n.
o
489, 19-V-1923).
Soy un poeta de amor, Florilegio de amor (A) (Florilegio galante,
NM, 29-I-1914) (Sonetario galante, LE, n.
o
176, 12-V-1917).
Tarda el laurel de la victoria Cancin de la juventud (A).
Tiene la reina un tesoro Balada del rey ausente (A
1
) (NM, 28-III-
1912).
Tiene los ojos negros y se llama Pastora, La novia del torero (A).
Tienes la gracia de una princesa gitana; Mi princesa gitana (A) (ETC,
17-I-1910) (MG, 19-VIII-1914).
Titiritero triste de la vida y la gloria La rima sincera (A
1
) (NM, 5-II-
1914) (El verso ms sincero, LE, n.
o
216, 16-II-1918).
Toda la noche, toda la noche, como una incierta Voces de agorera
(D) (NM, 7-I-1916).
Toros de noche!... Focos de un fulgor amarillo: Agua fuerte taurino
(D) (NM, 3-IX-1915).
T eres de aquel buen tiempo generoso y romntico Epstola a Joaqun
Dicenta (A).
Tu Venus de mrmol rosa Inurria (D
1
) (NM, 20-VIII-1915).
Turbando la alegra del sol y de las rosas La voz de los mendigos (A)
(La voz mendicante, PEM, I-1914).
Un blancor de luna nieva los jardines La danza de los siglos (A)
(NM, 6-XI-1913) (La orquesta invisible, LE, n.
o
300, 27-IX-1919).
Vieja pipa bohemia que me daba un perfil La pipa (A) [C] (NM, 5-
III-1914).
Vieja plaza sombra. A lo lejos se ve La Cruz Verde (A) (LIENZOS MA-
DRILEOS: La Cruz Verde, NM, 23-X-1913) (LE, n.
o
301, 4-X-1919) (CAN-
CIONES DE LA CALLE: La encrucijada de la Cruz Verde LE, n.
o
784, 12-I-1929).
Viejo caf solitario Caf de artistas (A) [C] (NM, 25-IX-1913) (M-
sica de Bohemia, NM, 4-VIII-1922).
155
Vol. 20 (2002): 121-156
156
Viejo horologio que evoca El reloj de San Plcido (A) [C] (LIENZOS
MADRILEOS: El reloj de San Plcido, NM, 6-VIII-1914) (El reloj del Amor y
de la Muerte, LE, n.
o
208, 22-XII-1917).
Viejo palacio al lado de la muerta laguna, El viejo palacio (A) (El
palacio muerto, LE, n.
o
26, 27-VI-1914).
Viejo puente de Alcntara sobre el Tajo armonioso! La musa del
ro (D
1
) (La musa del ro. I, D
2
) (LE, n.
o
101, 4-XII-1915).
Viejo Schopenhaer, doloroso asceta, Schopenhaer (A) (LE, n.
o
24,
13-VI-1914).
Ya voy cruzando el trgico cabo de las tormentas, Elega de los trein-
ta aos (A) (NM, 9-III-1914) (Las ltimas rosas galantes, LE, n.
o
227, 4-V-
1918).
Yo fui un nio enfermizo, plido y enlutado, Cancionero de ayer
(D) (LE, n.
o
122, 29-IV-1916).
Yo muchas veces bes tu mano Del siglo lindo (A
1
) (NM, 11-IV-
1912) (Cancin del siglo galante, LE, n.
o
157, 30-XII-1916).
Yo soaba con la Gloria Yo soaba con la Gloria... (D
1
) (Dietario
sentimental. IX, D
2
) (Idilio antiguo, NM, 4-II-1916).
Vol. 20 (2002): 121-156

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