8 Cuentos 8 Fábulas y 8 Chistes

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8 cuentos

La belleza

La belleza se esconde en las almas extraordinarias por temor a ser corrompida;
por eso, si deseas verla, debes cerrar los ojos, pens Manuel mientras una paz
intensa lo embargaba. Antes de saberlo, el fotgrafo recorri todo el mundo
intentando encontrarla, asirla, apoderarse de ella.
Inquieto por encontrarse en un mundo lleno de tristeza y opresin, Manuel
abandon su hogar armado solamente con su cmara de fotos. La belleza tena
que estar en alguna parte, y l quera fotografiarla. En su viaje vio nios
muertos de sed, familias quebradas por la guerra, orfanatos y perreras
inundados de almas en pena. Pero la belleza no se asomaba por ningn rincn.
Vio estrellas reflejadas en los vidrios de una enorme catedral, bajo la que unos
mendigos depositaban sus sueos, casas llenas de guirnaldas y techos de chapa
que crujan con el viento. En ese viaje, Manuel fotografi decenas de rostros,
la mayora tristes o derrotados.
Cierta vez fotografi su rodilla sangrante en una revuelta de Ucrania en busca
de la paz, por si la belleza se hubiera escondido debajo de la sangre. Ni el
dolor, ni la tristeza le mostraron lo que deseaba ver. En ese viaje, Manuel no
vio morir a su madre porque se encontraba salvando vidas del otro lado del
ocano; y ese dolor tampoco le result esttico.
Durante aos la persigui con afn tras su obturador, en ciudades, pueblos,
caminos desolados, bosques La busc a tientas, grito por ella, rebusc en la
basura: lo nico que encontr fue un silencio obtuso y arrollador y millones de
almas perdidas en un mundo devastado por el odio.
Un da se dijo que era en vano. Cerr los ojos y fue encogiendo todo su
cuerpo, invadido de frustracin y vaco por dentro. Entonces, Bakunin, un
gato negro que haba recogido de un refugio afgano, se refugi en sus brazos y
bes su mejilla con ternura. Su lengita fra fue tallando la piel tersa de
Manuel con una delicadeza y una admiracin insobornables. Y, entonces, l lo
comprendi todo.


La nube violeta

El nio cerr el libro y, entonces, sucedi. En las copas de los
rboles se par una nube de color violeta y le habl. Estaba
narrndoles con lujo de detalles lo sucedido a sus amigos, necesitaba
decrselo a alguien. Pero se detuvo; saba lo que diran o incluso
pensaran, as que suprimi la ltima parte de la historia.
Habl de la nube y dijo que le haba parecido algo extrao e intent
averiguar si alguno de ellos la haban visto. No, nadie haba visto
jams una nube violeta y, como al nio le encantaban las historias y
saba contarlas de maravilla, sus amigos no dijeron nada, se
quedaron observndolo con asombro y les pareci eso, una bonita
historia.
La nube le dijo que pidiera un deseo y el nio, que todava se
hallaba baado de inocencia y credulidad, rog por un da de vuelta
a esa playa junto a sus padres, antes del derrumbe. Esa poca en la
que ellos lo miraban y l saba que exista por esa ternura que se
posaba sobre su cabeza y lo adormeca.
La nube result ser un hada capaz de cumplir cualquier deseo; y el
nio vio realizados sus sueos. Tuvo su da, su ciudad, su playa y,
despus, de nuevo la viudez; porque en su caso no era orfandad:
saba exactamente lo que haba perdido y por qu y poda contarlo.
Un nio sin padre slo sabe que no tienen lo que otros s.
No pudo contarles la verdad a sus amigos, porque en el fondo, saba
que no lo entenderan. As que, despus de pasar la tarde con ellos
regres a su casa, observando cada rincn del cielo, con la esperanza
de que otra vez, la maravillosa nube le arrebatara esa viudez.

La liebre y la tortuga

Algn da se preguntaron qu le habra ocurrido a la tortuga del
cuento si no hubiera recibido ayuda para vencer al conejo? Yo s, y
por fin lo he descubierto.
Cierta vez la tortuga desafi a la liebre a una carrera; despus de or
las risotadas y las burlas del mamfero, el lento reptil agreg que la
nica condicin para llevar a cabo dicha carrera era que se realizara
antes de la puesta del sol. Para la liebre fue la razn ms estpida
que alguien pudiera proponer como excusa pero la acept, quizs,
precisamente por ello.
Lleg el da, y, como todos saben, la tortuga venci: despus de las
sucesivas siestas de su contrincante y de la prdida de tiempo por su
parte. Cuando se encontraron en la meta, la liebre empez a escarbar
la tierra. S, conoca esa misma historia que nosotros descubrimos de
pequeos. Saben qu encontr? Absolutamente NADA.
No puede ser! Cmo lo has hecho? Se supona que debera
descubrirte encontrando a tus ayudantes bajo tierra y se invalidara
la carrera!
La tortuga era la que rea ahora. Por mucho que la liebre intent
conocer el secreto de tal hazaa no lo consigui. Durante los das
sucesivos la tortuga estuvo disfrutando de su victoria, recordndole a
la liebre el resultado y asegurndole que no se lo olvidara en la
vida; pero por mucho que la liebre intent convencerla para que se
hicieran amigas y para que compartiera con ella su secreto, no
consigui ms que ms risas y ms burlas.
Al cabo de una semana, la tortuga desapareci. La liebre estuvo
buscndole durante das enteros sin poder encontrarla. Despus, se
olvid de ella, aunque no de la carrera. Una tarde, al despertar de
una tremenda siesta, descubri a un duendecito azul entre los
matorrales, era el propio Rumpelstilskin! Y fue entonces que lo
comprendi todo.

La biblioteca

Era el nico lugar donde poda sentirse en paz. El resto era ruido que
se meta por sus odos y lo taladraba por dentro, un aluvin de agua
que intentaba arrasar con l y llevrselo a un pozo sin fondo. Afuera
el mundo se debata entre la vida y la muerte, y l no saba por cul
de los bandos optar. Dentro, todo el miedo pareca disiparse y sobre
las paredes las araas tejan voces plcidas, que le ataban el cuerpo a
un vaho que l crea se asemejaba al vientre materno, del que ya no
tena recuerdos.
La biblioteca era fresca en verano y en invierno ola a queroseno por
las estufas que rodeaban los corredores. Los libros, todos eran para
l, no haba reglas y detrs del mostrador la bibliotecaria siempre
estaba sonrindole y recomendndole lecturas que llenaban sus
tardes. La tarde en la que el nio descubri ese lugar supo que la
vida ya no sera tan terrible; comprendi que no importaba cunto
sufrimiento hubiera fuera, siempre tendra ese refugio esperndole.
Por eso, cuando esa maana se levant y su madre le dijo que la
inmensa biblioteca del pueblo haba ardido durante la noche no lo
crey; esa fue la nica vez que falt al colegio, tena que verlo con
sus propios ojos. El edificio, antes blanco y luminoso haba sido
invadido por las sombras, los cristales estaban renegridos y gran
parte del ala donde l sola sentarse a leer haba quedado
completamente a la intemperie. Muchos libros perecieron en el
incendio, muchos de ellos que el nio desconoca.
Pasaron los meses, todo fue recuperando su vida normal, pero el
nio nunca volvi a ser el mismo ni a descansar en paz. Cada
maana se levantaba con el plpito de que nuevamente muchos de
sus amigos haban pasado a mejor vida. Desde entonces cada vez
fueron ms usuales sus faltas al colegio y consuma su tiempo entre
aquellas paredes: leyendo vorazmente para guardar aquellas
historias, convencido de que si era capaz de leerlo todo, ningn
incendio podra llevarse la vida que moraba en esas pginas.

Rata de laboratorio

La noche estaba en silencio. A esa hora el peligro desapareca y le daba a Rulo algo
de paz para poder dormir acurrucadito contra uno de los barrotes de su celda. Era el
momento! Si no desapareca en ese instante, Rulo saba que posiblemente nunca lo
conseguira. Sus horas estaban contadas. Haba visto cmo el resto de sus hermanos
haban sido sacados de la jaula con violencia y puestos sobre una enorme mesa llena
de artilugios raros; a algunos les haban inyectado extraas sustancias, a otros les
haban abierto en canal y, sin or sus chillidos, los haban tenido as durante horas.
Cerca de los humanos nunca estar a salvo, pens Rulo. Trep hacia el ngulo de la
jaula que hbilmente haba ido limando con el paso de los das y salt hacia afuera.
El suelo estaba fro y ola a esos productos que siempre andaban utilizando los
humanos. En un perchero haba una larga cola de delantales blancos con etiquetas, y
sobre una estantera, una pequea ventanita le invitaba a esfumarse de esa horrorosa
pesadilla; dando pequeos saltitos Rulo consigui subir hasta ah y salir a la calle.
Todo estaba oscuro, casi se arrepenta de haber dejado la celda en la que no tena
que tomar decisiones. Comenz caminando lentamente, como si cada paso le pesar
una tonelada; al cabo de una hora su andar se haba tornado confiado y seguro y
Rulo se preguntaba cmo no haba conocido otras ratas deseosas de salir de ese
antro.
Haba huecos por todas partes, poda pasar la noche en cualquiera de ellos; sin
embargo, le pareca estpido echarse a dormir mientras poda conocer a fondo lo que
era una ciudad. El nuevo da lo sorprendi acostado en un montculo de hojas en una
plaza. Poda or todo lo que ocurra a su alrededor.
Un grupo de personas se apiaba con carteles y daban voces contra la
experimentacin animal. Supo que hablaban de l. Supo que se referan a sus
hermanos muertos y se sinti a salvo. Su madre le haba dicho que la confianza era
una virtud sin caducidad, entonces lo comprendi de verdad. Pero cuando estaba
disfrutando de ese instante y un arcoris se dibujaba ante sus ojos, algo pas; alguien
chill era l! Lo elevaron por los aires con violencia y fue depositado en un
cuarto oscursimo y que ola muy mal. Por mucho que Rulo grit y patale nadie
poda orlo.
Cerr los ojos y se dio por vencido, sabiendo que volvera al laboratorio y que su
cuenta regresiva comenzaba a ponerse nuevamente en marcha. Abri los ojos del
alma, todo estaba en silencio; se dispuso entonces a mirar hacia afuera: un pequeo
ratn de un color extrao lo estaba mirando. En cosa de un instante, una gran familia
de ratones se le haba acercado y le daba la bienvenida. Le contaron que haba tenido
la suerte de ir a parar a uno de los mejores basurales de la ciudad. Rulo sonri y se
sinti finalmente en casa.

La historia de Flor

Flor haba sido la ms pequeita de los seis hermanos y esta realidad jams
haba cambiado para ella. Al principio tena que conformarse con esperar a
que todos sus hermanitos tomaran la leche y cuando finalmente se apartaban,
la pequea se prenda vidamente contra su madre, antes de que ella se
levantara para estirar las piernas.
Pero el tamao no era la nica diferencia de Flor respecto a sus hermanos; era
la nica de los seis que haba nacido con espoln, la nica oscurita y la que
tena el timbre de voz ms chilln. Todo pareca haberse puesto en su contra.
Cuando algn visitante deseoso de adoptar un cachorro acuda al habitculo
que compartan Flor y sus hermanos, ella se quedaba en un rincn, invisible e
inmvil, viendo cmo ellos eran abrazados y besados. Nadie la quera. Nadie
reparaba en esos ojitos ni en su mnima naricita con forma de corazn. Uno a
uno sus hermanos fueron teniendo la oportunidad de formar parte de una
familia; pero para ella no haba un hogar, as que se conform con continuar
sus rutinarios das en aquel rincn oscuro. Por lo menos, all estaba su madre.
Una tarde un joven se acerc a ese mnimo rincn de la protectora. Vena en
busca de la madre, la haba visto y sinti tal compasin por ella que estaba
dispuesto a darle una nueva vida. Pero cuando se acerc a ella e intent
cogerla, la madre huy escabullndose por los rincones de la celda, y yendo
siempre a cobijarse junto a la mnima Flor que temblaba de miedo.
Despus de muchas idas y vueltas el chico crey comprender su rebelda y le
dijo: Est bien, si quieres, nos vamos los tres. Entonces, la madre cedi, y ella
y su pequea hija se fueron a la nueva casa.
A partir de entonces ya no habra ms llantos lastimeros ni bsquedas
incansables de afecto: Flor descubri en el nuevo hogar todo el afecto que no
haba sabido encontrar antes y comenz una nueva vida junto a su madre. En
poco tiempo se convirti en una hermosa perrita muy segura de s misma y
dispuesta a todo con tal de hacerse entender y querer. Los das de invisibilidad
haban quedado muy atrs.



Los dos amigos y el oso

Cierto da, dos amigos se encontraron dando un apacible
paseo por el bosque. Como hace tiempo que no se vean,
comenzaron a contarse todo aquello que les haba sucedido
en este prolongado perodo. Tan absortos estaban en su
conversacin, que no se dieron cuenta de que un enorme oso
se acercaba a la carrera hasta su posicin.
Cuando el oso estaba a un par de metros de los parlanchines
amigos, estos por fin se dieron cuenta de su presencia. El
ms resuelto de los dos, decidi subirse a un rbol para evitar
ser devorado; el otro, mucho menos gil se lanz al suelo
fingiendo estar muerto.
En un instante, el oso lleg hasta el lugar en el que el
segundo amigo se encontraba y al ver que este no se mova,
comenz a olisquearlo y tocarlo con una de sus garras para
comprobar si estaba realmente muerto. Minutos despus, el
animal se alej del lugar buscando algo que echarse a la
boca, ya que los osos nunca comen a otros que estn
muertos.
Al verle alejarse entre los rboles del bosque, el primer
amigo se baj raudo y veloz para comprobar si al que se
haba quedado abajo le haba sucedido algo y preguntarle
qu es lo que el oso le haba contado. El otro muy ufano le
dijo:
-Me ha dicho, que con amigos como t, no necesito tener
enemigos.


La pizarra mgica


Un da, mientras Pablito iba paseando por el bosque, descubri el en
tronco de un enorme rbol, una inmensa pizarra, junto a una caja
llena de tizas que brillaban de forma inusual. Maravillado ante tal
visin, tom una tiza entre sus manos y empez a dibujar todo tipo
de rboles y animales que viven en el bosque.
Asombrosamente, todo lo que el pequeo dibujaba, comenzaba a
cobrar vida ante sus ojos. Tan emocionado estaba por tal
circunstancia, que comenz a crear un maravilloso universo lleno de
vida, en el que incluy a toda su familia gozando de una estupenda
merienda en el campo. Una merienda llena de comida, en la que
tambin dibuj la basura que sus padres y hermanos dejaban siempre
que pasaban una jornada en la naturaleza.
Basura, que al volverse real, empez a marchitar todos los lugares
del bosque en los que Pablito la haba colocado. Asustando ante tal
circunstancia, corri todo lo que pudo para borrar la basura y
conservar su preciosa creacin. Gracias a sus veloces piernas, todo
qued en un susto y pudo seguir jugando.
Un da tan divertido que jams pudo repetir, ya que la pizarra
desapareci sin dejar rastro, pero del que obtuvo una valiosa leccin:
para conservar ese bonito entorno, toda la basura y los desperdicios
deben ser recogidos y eliminados en el lugar adecuado.

Mi primer amor:
- Amor, de ahora en adelante te llamar Eva por ser
mi primera mujer.
- Vale cario, pues yo te llamar dlmata por ser el
101.



Drogas:Le dice una madre a su hijo:
- Me ha dicho un pajarito que te drogas!
- La que se droga eres tu que hablas con
pajaritos!

Aprendiendo informtica:
- Mam, qu haces en frente de la computadora con
los ojos cerrados?
- Nada, hijo, es que Windows me dijo que cerrara las
pestaas..

El Beb: - Cario, dame el beb.
- Espera a que llore.
- A que llore?. Por qu?
- Porque no lo encuentro!!!!!!!
Buceo japons:Cmo se llama el campen de buceo
japons?.
Tokofondo.
Y el subcampen?.
Kasitoko

corrigiendo:- bamos yo y Nacho.
- No hijo, bamos Nacho y yo.
- Cmo? entonces yo no iba?

Noticias:- Mam, tengo dos noticias, una buena y una
mala
- Primero la buena, hija
- Pas una prueba
- Muy bien, Y la mala?
- Que era un Test de embarazo...

Mala noticia:- Oye, se muri Amparo.
- Vaya, lo siento mucho. Y cmo est su marido?
- Desamparado...


8 fbulas
El perro y el carnicero
Penetr un perro en una carnicera, y notando que el carnicero estaba
muy ocupado con sus clientes, cogi un trozo de carne y sali corriendo.
Se volvi el carnicero, y vindole huir, y sin poder hacer ya nada,
exclam:
- Oye amigo! all donde te encuentre, no dejar de mirarte!

Moraleja: No esperes a que suceda un accidente para pensar en cmo
evitarlo.


El milano y la gaviota
Trag una gaviota un pez demasiado grande y le estall la garganta,
quedando muerta a la orilla de la playa. La vio un milano y dijo:
- Tienes tu merecido, porque sabiendo de tu capacidad, abusaste de lo
que te estaba permitido.

Moraleja: Sabiendo cuales son tus capacidades, nunca intentes
sobrepasarlas si no te has preparado para ello.


La comadreja y la lima
Se introdujo una comadreja en el taller de un herrero y se puso a lamer
una lima que ah se encontraba.
Al cabo de un rato su lengua arrojaba sangre en abundancia, y la
comadreja se puso muy feliz pensando que haba arrancado algo al
hierro, hasta que acab por perder su propia lengua.

Moraleja: Piensa siempre que si haces un dao, tarde o temprano ste
regresar contra ti.




La vbora y la lima

A un taller de un herrero entr una vbora, pidindole caridad a las
herramientas. Despus de recibir algo de todas, faltando slo la lima, se
le acerc y le suplic que le diera alguna cosa.
- Bien engaada ests - repuso la lima - si crees que te dar algo. Yo
que tengo la costumbre, no de dar, sino de tomar algo de todos!

Moraleja: Nunca debes esperar obtener algo de quien slo ha vivido de
quitarle a los dems.




El len y la liebre
Sorprendi un len a una liebre que dorma tranquilamente. Pero
cuando estaba a punto de devorarla, vio pasar a un ciervo. Dej
entonces a la liebre por perseguir al ciervo.
Despert la liebre ante los ruidos de la persecucin, y no esperando
ms, emprendi su huda.
Mientras tanto el len, que no pudo dar alcance al ciervo, ya cansado,
regres a tomar la liebre y se encontr con que tambin haba buscado
su camino a salvo. Entonces se dijo el len:
- Bien me lo merezco, pues teniendo ya una presa en mis manos, la
dej para ir tras la esperanza de obtener una mayor.

Moraleja: Ms vale pjaro en mano que cien volando.
Las liebres y los leones
Las liebres arengaban en la asamblea y argan que todos deberan ser
iguales. Los leones entonces replicaron:
- Sus palabras, seoras liebres, son buenas, pero carecen de garras y
colmillos como los que tenemos nosotros.

Moraleja: Acepta que todos tenemos diferentes cualidades para
diferentes circunstancias.


La langosta y su madre
- No andes atravesada y no roces tus costados contra la roca mojada, -
deca una langosta marina a su hija -.
- Madre, - repuso sta,- t, que quieres instruirme, camina derecha y yo
te mirar y te imitar.

Moraleja: Antes de dar un consejo con tu palabra, primero dalo con tu
ejemplo.


El perro y el lobo
Se encontr un lobo con un corpulento perro sujeto por un collar, y le
pregunt:
- Quin te ha encadenado y quin te ha alimentado de esa forma?
- Mi amo, el cazador - respondi el perro -.
- Que los dioses nos libren a los lobos de semejante destino! Prefiero
morir de hambre a tener que cargar tan pesado collar.

Moraleja: Vale ms el duro trabajo en libertad, que el placer en
esclavitud.





La historia de Flor

Flor haba sido la ms pequeita de los seis hermanos y esta realidad jams
haba cambiado para ella. Al principio tena que conformarse con esperar a
que todos sus hermanitos tomaran la leche y cuando finalmente se apartaban,
la pequea se prenda vidamente contra su madre, antes de que ella se
levantara para estirar las piernas.
Pero el tamao no era la nica diferencia de Flor respecto a sus hermanos; era
la nica de los seis que haba nacido con espoln, la nica oscurita y la que
tena el timbre de voz ms chilln. Todo pareca haberse puesto en su contra.
Cuando algn visitante deseoso de adoptar un cachorro acuda al habitculo
que compartan Flor y sus hermanos, ella se quedaba en un rincn, invisible e
inmvil, viendo cmo ellos eran abrazados y besados. Nadie la quera. Nadie
reparaba en esos ojitos ni en su mnima naricita con forma de corazn. Uno a
uno sus hermanos fueron teniendo la oportunidad de formar parte de una
familia; pero para ella no haba un hogar, as que se conform con continuar
sus rutinarios das en aquel rincn oscuro. Por lo menos, all estaba su madre.
Una tarde un joven se acerc a ese mnimo rincn de la protectora. Vena en
busca de la madre, la haba visto y sinti tal compasin por ella que estaba
dispuesto a darle una nueva vida. Pero cuando se acerc a ella e intent
cogerla, la madre huy escabullndose por los rincones de la celda, y yendo
siempre a cobijarse junto a la mnima Flor que temblaba de miedo.
Despus de muchas idas y vueltas el chico crey comprender su rebelda y le
dijo: Est bien, si quieres, nos vamos los tres. Entonces, la madre cedi, y ella
y su pequea hija se fueron a la nueva casa.
A partir de entonces ya no habra ms llantos lastimeros ni bsquedas
incansables de afecto: Flor descubri en el nuevo hogar todo el afecto que no
haba sabido encontrar antes y comenz una nueva vida junto a su madre. En
poco tiempo se convirti en una hermosa perrita muy segura de s misma y
dispuesta a todo con tal de hacerse entender y querer. Los das de invisibilidad
haban quedado muy atrs.

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