Psicoanalisis y Criminologia
Psicoanalisis y Criminologia
Psicoanalisis y Criminologia
PSICOANLISIS Y CRIMINOLOGA
Estanislao Zuleta
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Presentacin - Por: Juan Fernando Prez S.
Que el psicoanlisis se interese por la criminologa es algo que va de suyo. En efecto
Freud con sigue reconocer en la base misma del inconsciente, de la dinmica humana,
el crimen. Si algn sentido tiene una tesis psicoanaltica capital como es la del
Complejo de Edipo, es poner de presente la significacin de los deseos criminales en el
hombre y la funcin que la Ley desempea en l. Ello no significa que ese inters se
haya traducido en esclarecimientos para quienes de una u otra forma analizan el acto
criminal, en un orientarse mejor en su examen o en sus juicios. Por lo dems, parece
posible afirmar que a pesar de una cierta difusin que el pensamiento freudiano ha
logrado adquirir, ciertas nociones fundamentales para el psicoanlisis y la criminologa,
tales como las de culpabilidad o responsabilidad, hoy por hoy siguen siendo oscuras y
maltratadas y que en general todo indica que existe finalmente un desconocimiento
recproco, voluntario o involuntario, entre criminlogos y psicoanalticos, lo cual no es
un hecho sin implicaciones para unos y otros, como para el criminal mismo.
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Texto reproducido con fines estrictamente acadmicos
http://criminologiausco.blogspot.com/2005/08/psicoanlisis-y-criminologa.html
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Las razones de lo anterior son complejas y quizs sea necesario, si se espera modificar
este estado de cosas, activar el dilogo y la discusin entre psicoanlisis y criminologa,
hecho que parece apenas balbuciente en Colombia y que un trabajo como ste de
Estanislao Zuleta, es de esperarse, ha de estimular.
En este contexto convendra recordar que el reconocimiento psicoanaltico de la
universalidad de ciertos deseos criminales no hace desde luego a todos los hombres
criminales, lo cual introduce la necesidad de diferenciar con rigor las nociones de deseo
y acto y precisar las condiciones necesarias para el paso al acto, problemas tericos
stos esenciales y que no siempre parecen bien reconocidos, especialmente cuando se
trata del examen de hechos particulares. De ello fuese prueba, por ejemplo, el uso y
concepcin que se tiene de la interpretacin psicoanaltica, bien sea en la clnica
analtica o en peritazgos que puedan apoyarse en la teora y la clnica freudiana, o las
vacilaciones con que se enfrenta el concepto de responsabilidad.
Un psicoanalista contemporneo, Lacan, ha insistido en la necesidad a partir de Freud,
de situar el crimen en referencia a un orden simblico, a un orden cruzado por la ley
fundamental y por el lenguaje, contra una tradicin que tanto en el derecho como en la
psiquiatra forense, tiende a privilegiar el orden biolgico y por consiguiente a
deshumanizar el crimen.
Estanislao Zuleta recoge en este texto conceptos y referencias fundamentales para el
anlisis del problema en cuestin y que servirn de importan te orientacin para
quienes se interesen en l.
Vamos a ver en este breve trabajo cmo el pensamiento de Freud puede arrojar nueva
luz sobre los problemas que plantea el delincuente y proporcionar una explicacin del
delito. Para llegar a esa comprensin es necesario que introduzcamos primero, en
forma muy breve y muy sucinta, los fundamentos del pensamiento de Freud y las bases
que constituyen lo que se denomina ahora la revolucin psicoanaltica, una revolucin
que ha modificado la antropologa en general y ha tenido una enorme influencia en la
crtica literaria, en la historia sobre todo en la historia de la religin en el
conocimiento de la magia, en la mitologa, en la lingstica y de paso tambin, ha
removido otras viejas ramas del saber.
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PSICOANLISIS Y CRIMINOLOGA
Les voy a exponer, pues, en qu consisten las bases fundamentales del pensamiento
de Freud, sin lo cual no podemos tener entendimiento alguno del psicoanlisis de la
delincuencia.
En primer lugar, Freud es el creador de una concepcin que podemos denominar, como
l llam, el determinismo psquico. Consiste ste en sostener el postulado segn el cual
todos los actos humanos, tanto los actos importantes conscientemente realizados,
como los actos ms insignificantes: los actos fallidos, los olvidos, los errores al escribir,
al hablar, todos los actos humanos en conjunto, estn estrictamente determinados por
una causa que es posible hallar y que los explica. De ningn acto humano pequeo,
grande, intrascendental o fundamental en la vida de la persona, puede decirse que
carezca de causa. El postulado primero del psicoanlisis es ante todo, extender a la
vida anmica de los hombres el criterio de determinismo, por el que se guan todas las
ciencias exactas y naturales y aplicar a la vida humana el criterio general de la ciencia.
Una definicin concisa del criterio general de la ciencia podra ser sta: una ciencia es
un con junto de conocimientos demostrables porque si no son demostrables no son
conocimientos, son opiniones que aplicadas a un objeto permiten explicar por sus
causas los fenmenos que ocurren en ese objeto. Esas son las condiciones mnimas
para que se pueda decir que algo constituye una ciencia. Por lo tanto, las condiciones
mnimas de la ciencia postulan que el objeto al cual se aplican el conjunto de
conocimientos es un objeto en el cual todos los fenmenos que ocurren estn
determinados por causas.
Si consideramos que los actos humanos no estn determinados por causas que los
expliquen, entonces, de paso hemos dicho que no pueden ser objeto de una ciencia
que slo pueden ser, por ejemplo, objeto de un intento de comprensin por medio de la
simpata, pero no objeto de una explicacin.
Ahora bien, este ltimo postulado fue muy frecuente antes de Freud y lo sigue siendo
en todas las tendencias existencialistas. Por ejemplo, es el postulado que introdujo
Dilthey en la historia, una ciencia del espritu, comprensiva, no una ciencia de la
naturaleza, explicativa. Es el postulado comn a todos aquellos que niegan que los
hechos humanos pueden ser explicados y que afirman que los hechos humanos
solamente pueden ser comprendidos, apreciados, valora dos pero que no pueden ser
explicados porque son el producto de libres voluntades y por lo tanto, no de causas. El
postulado freudiano es exacta mente el postulado inverso: que los actos huma nos
pueden ser perfectamente explicados porque son el resultado de un conjunto de causas
que los determinaron. Este es un postulado primero y primordial del psicoanlisis. Es
bueno tambin agregar de paso lo siguiente: el determinismo implica siempre la
aceptacin de que un hecho puede ser explicado por lo que antecede, por el conjunto
de hechos que le antecede, pero no implica que neguemos el azar. Eso es otra cosa, el
azar no es la falta de causa.
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El azar consiste en que series de causas independientes se encuentran. Por ejemplo,
un seor va todos los das a la oficina a las 8 de la maana esa costumbre es
perfectamente explicable por las costumbres del pas donde habita, por su nivel de
vida, por su situacin profesional, etc. Y si un ladrillo se cae de una azotea tambin
es perfectamente explicable por la erosin que las lluvias producen en el cemento que
lo pegaba. Pero si el ladrillo le cae al seor en la cabeza, es un fenmeno que nosotros
denominamos azar, es decir, se encontraron dos series de causas que son
independientes. No hay nada en la vida del seor que implique que un ladrillo le iba a
caer en la cabeza y no hay nada en la erosin del ladrillo, que le evite caerle encima a
ningn seor. Tales sucesos son series independientes que se encuentran, lo cual es
frecuentsimo en el mundo y se denominan azares o casualidades. Por lo tanto, no hay
que creer en una concepcin mstica del mundo, segn la cual, el hecho de que
afirmemos el determinismo excluye la posibilidad del azar y confiar as en el mundo
como un reloj montado en el cual todo lo que se produce fatalmente tena que haber se
producido. Somos deterministas en la medida de que afirmamos que una ciencia puede
explicar, pero ya no somos deterministas de esa manera mstica que consista en
pensar el mundo como una gran maquinaria de relojera, como se lo imaginaron
algunos filsofos franceses del siglo XVII, en la que no se puede producir nada que no
fuera previsible.
El determinismo psquico se diferencia profundamente del determinismo orgnico,
Ustedes, en sus estudios de derecho, encontrarn que Freud no es el nico
determinista. Ustedes se encontrarn con otros deterministas anteriores a Freud y
algunos contemporneos a l. Por ejemplo, los positivistas que tambin piensan que el
delito se explica por causas y que las causas pueden ser escritas, halladas, estudiadas.
Pero los deterministas de este gnero, los positivistas, son deterministas orgnicos,
postulan que el conjunto de la conducta humana se explica como resultado de los
rasgos de diversos tipos cerebrales o anatmicos del organismo, que el hombre, por lo
tanto, es el resultado de su configuracin biolgica, que sus actos son expresin de esa
configuracin hereditaria segn algunos, o congnita segn otros. El pensamiento de
Freud difiere profundamente de estos deterministas biolgicos u orgnicos en cuanto
que su determinismo es principalmente un determinismo psquico.
Para introducirles a este concepto les voy a exponer la doctrina bsica en que se funda.
Un hombre es un ser a la vez biolgico y social y esa doble configuracin constituye su
naturaleza propia. Hay en nosotros una serie de fenmenos biolgicos que tienen como
su causa otros fenmenos que no son biolgicos. Por ejemplo, a nosotros nos puede
dar rabia, y este es un fenmeno psquico y biolgico que tiene, por supuesto, sus
representantes orgnicos en la respiracin, en el ritmo sanguneo, etc. Pero la causa de
la rabia puede ser no orgnica, puede ser por ejemplo, que nos hicieron un chiste que
nos molest y que sin embargo, produjo efectos orgnicos. Es decir, que hay muchos
fenmenos que siendo sociales tienen efectos orgnicos y que hay otros fenmenos
que siendo orgnicos producen efectos en nuestra vida social. Por ejemplo, podemos
perder el habla por una deficiencia orgnica, pero tambin podemos perder el odo,
perder la vista y entrar en una parlisis sin ninguna causa orgnica, como ocurre en la
histeria, y hasta tal punto carece de una causa orgnica, que con un simple dilogo, sin
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droga ninguna, puede recuperarse por completo lo perdido, o por medio de la hipnosis
tambin, aunque no en forma permanente, pero s en forma momentnea, lo que
tambin demuestra que el problema no es orgnico.
Debemos pensar la determinacin de los actos y de los fenmenos humanos de
acuerdo con dos lneas de causas: las causas psquicas, que en el fondo son sociales y
son histricas, y las causas orgnicas, que son actuales y estn presentes en el
organismo como efectos actuales. As, el des cubrimiento del determinismo psquico
conlleva lo siguiente: no podemos explicarnos la conducta del hombre, cuando se
conduce de una u otra manera, por arbitraria decisin de una voluntad que escapa a
toda causa, pero tampoco podemos explicarnos su conducta como un producto del
estado actual de su organismo. Puede ser que esta conducta sea el producto de todo lo
que ha sido su vida, de su recuerdo, de lo que ha olvidado, de los fenmenos que han
repercutido a travs de toda su vida, es decir, podemos considerar que su conducta se
puede explicar por su historia y por las relaciones que con las otras personas ha tenido;
por el sentido fundamental de esa historia, comenzando por sus relaciones originarias
con su madre, hasta las ltimas que haya tenido. Si nosotros creemos que el afecto
puesto en estas relaciones, la forma que estas relaciones tuvieron y la manera como
fueron vividas determina una conducta, estamos afirmando el determinismo psquico.
Ese determinismo psquico se extiende, pues, a todos los campos de la vida humana.
Veamos un ejemplo para que comprendan mejor y puedan desarrollar la teora.
Freud cuando sostiene que ningn acto huma no es arbitrario, que carece de causa,
toma muchas veces este tipo de ejemplos: tomar una persona y decirle: diga un nmero
y trate luego de averiguar por qu dijo ese y no otro. A pesar de la conviccin ntima
que la persona tiene de haber dicho ese nmero sin ningn motivo, simplemente por
que se le ocurri, sin embargo, tiene que haber un motivo para que se le haya ocurrido,
porque nada existe sin causa. Ahora bien, les voy a dar uno de los mltiples ejemplos
que ustedes pueden encontrar en la obra de Freud, especialmente en algunas cartas y
en el libro denominado PSICOPATOLOGIA DE LA VIDA COTIDIANA.
Un joven a quien Freud le haba pedido que dijera un nmero contest 986. Entonces,
Freud le pregunt: qu asocia usted con ese nmero, qu le recuerda?. Nada, no
recuerdo nada, ni tengo ningn motivo para haber dicho ese nmero ms bien que
otro, contest el joven. Freud le replic: cree usted en eso, pero si vamos a investigar
con detenimiento ya ver que no. Comience por contarme lo primero que se le ocurra.
Entonces lo primero que se le ocurri al joven fue retirarse de la chimenea porque
estaba haciendo mucho calor, estaba prendida la chimenea, y en el momento que se
retir comenz a recordar que en efecto vio el nmero 986 en un peridico en el verano
anterior. Por ah comienza. Y qu le recuerda el haberlo visto? sigue el cuestionario.
Entonces vino la respuesta: me recuerda que era un error que me produjo mucha risa
porque deca que la temperatura estaba a 986 grados, lo que no es posible y por eso se
me grab tal vez. Le preocupa a Freud el que le haya producido tanta risa una cosa tan
poco chistosa como semejante error.
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Entonces no se contenta con eso ni mucho menos y sigue investigando en tal direccin.
, con qu problema asocia al calor? entonces el joven empieza a hablar del problema
de la energa, de la energa solar y va encontrando un tema sobremanera interesante y
es que a este seor le preocupa mucho la prdida de energa. En realidad le parece
terrible que se pierda tantaenerga y a veces le causa un poco de angustia cuando est
frente a su casa, en el momento de acostarse, ve la chimenea de una fbrica por la cual
sale humo y a veces llamas, y piensa que tanta energa tan valiosa en el universo se
est desperdiciando en esa forma en vez de estar utilizada en algo. Freud rpidamente
encuentra por esa va el camino que le conduce a mostrar que esa preocupacin por la
prdida de energa es una preocupacin, en este muchacho, muy natural, porque
procede de una preocupacin por la prdida de su propia energa, porque a raz de
acontecimientos graves en su infancia adquiri una fuerte timidez en el trato con las
mujeres y entonces, la energa de su juventud est siendo derrochada, lo que le
produce una angustia grave, naturalmente, y un sentimiento muy fuerte de culpa. Esos
acontecimientos se produjeron bsicamente en los seis primeros aos de su vida, de tal
manera que el nmero que crea haber hallado al azar, el 986, es un emblema de su
vida, y est determinado, no digamos por tal o cual detalle, sino por lo que l
profundamente es, e incluso, por lo que l ignora que es. Y as se puede en uno y otro
ejemplo hacer la prueba, en la medida que aprendan el mtodo, en sus propios casos,
siguiendo una serie de nmeros.
Quise darles este ejemplo para que ustedes comprendan en qu proporciones un acto
humano cualquiera est severamente determinado. Es curio so que a nosotros nos
moleste ms eso, en lo insignificante que en lo grande. Muchas veces nos resistimos a
la idea de que cuando decimos un nombre que cremos encontrar al azar lo que es
un experimento ms fcil que el nmero nuestra eleccin es estrictamente
determinada. Cuando creemos haber dicho algo sin motivo y nos aseguran que hay un
motivo para haberlo dicho, generalmente no nos gusta la idea, y sin embargo, cuando
hacemos una cosa fundamental presentamos renuncia donde trabajamos, se toma
una decisin matrimonial, o algo as decimos que no podamos haber hecho otra
cosa, que estaba determinada por todos los hechos, all s nos gusta ms bien afirmar
el determinismo.
Sin embargo, es preciso afirmar el determinismo porque si no lo afirmamos, el hombre
no puede ser objeto de una investigacin explicativa. El psicoanlisis slo puede servir
de ayuda a una disciplina que busque explicar los hechos humanos en la medida en
que el psicoanlisis concibe el acto humano como eminentemente explicable. Pero,
tambin hay que decir otra cosa, y es que al concebir el acto humano como
eminentemente explicable y rgidamente determinado, pasamos a un campo en el cual
no podemos aceptar algunas de las nociones que son frecuentes en cierta rama de la
concepcin jurdica del delito, con las cuales resulta completamente incompatible el
psicoanlisis, por lo que les acabo de decir.
Por ejemplo, la nocin de culpa que es una nocin importada del mundo de la religin,
don de tiene un papel muy claro que desempear: el papel de garantizar el concepto de
pecado, y efectivamente desempea ese papel. La nocin de culpa procede de otra
nocin, la del libre albedro, porque si uno no afirma el concepto de libre albedro, no
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puede afirmar el concepto de culpa y debe hablar de acto perjudicial para la sociedad,
por ejemplo, pero no se puede hablar de culpa mientras uno sostenga al mismo tiempo
que no cree en el libre albedro.
El concepto de culpa, el de dolo y el concepto de libre albedro, son radicalmente
necesarios e interdependientes, y por lo tanto, no podemos criticar la doctrina del libre
albedro, sin encontrarnos inmediatamente con algunas de las nociones jurdicas, que
en una perspectiva psicoanaltica no podrn ser aceptadas y tendrn que ser
liquidadas, como lo han hecho todos los psicoanalistas que han estudiado problemas
importantes en este campo de la delincuencia. Les deca que estas nociones como la
culpa y el dolo proceden evidentemente del mundo de la religin, de la concepcin
religiosa del hombre y tienen una estructura muy similar y unas funciones muy similares
a las que tuvieron en el mundo de la religin. Por eso, cierto notable tratadista
colombiano, el doctor Prez Vives, hace una serie de definiciones sobre estos temas,
de las que recuerdo las siguientes: el criterio que tiene para definir la culpa, es el de
que puede haberse previsto pero que no se hizo a propsito; mientras que define dolo
con el criterio de que adems de haber sido previsto, fue hecho a propsito, es decir,
con pleno conocimiento y plena libertad. As presenta ese par de conceptos al
comienzo de la notable obra que tiene sobre obligaciones. Y es bueno que ustedes
recuerden esas definiciones, porque van a encontrar un extrao parecido con la
definicin de pecado mortal y de pecado venial. El uno, con plena advertencia y pleno
conocimiento, dice el Padre Astete, y el otro, sin plena advertencia ni pleno
consentimiento, pero habindolo podido prever. Como el que sale a la calle des nudo y
hace escndalo pero no sali para escandalizar y el que sale para escandalizar. El uno,
es mortal, y el otro, es venial. Ustedes van a encontrar la misma estructura en esta
pareja de trminos, y no por casualidad ni mucho menos, sino por una necesidad
interna de estos conceptos. Van a encontrar que es la misma estructura precisamente
porque ambos proceden de la misma fuente, del libre albedro; de la idea de que el acto
humano no est determinado. Ambos actos se encuentran con el mismo obstculo: una
ley normativa, prosaica o jurdica, no interesa ahora; una norma establecida que ambos
actos transgreden, constituyndose en transgresiones, y en ambos casos, tienen el
mismo resultado: un castigo, una pena. Por lo tanto, se trata de una estructura similar y
no de un parecido externo. Y esa estructura del pensamiento jurdico, que muy
frecuentemente es una estructura heredada, es incompatible por completo con el
pensamiento psicoanaltico. Es bueno decir clara y francamente desde el comienzo, no
solamente que los dos se oponen, sino que son incompatibles.
Toda doctrina del determinismo implica, por supuesto, lo siguiente: que nosotros
pensamos que el acto humano no debe ser calificado en esos trminos, que debe ser
explicado simple mente por sus causas, y pensado segn resultados reales o posibles,
pero no calificado en esos trminos de origen religioso. Por lo tanto, el psicoanlisis
puede ayudar a explicar en general una conducta, pero no puede contestar a la
pregunta de en qu medida es culpable el delincuente, porque esa pregunta est
planteada en trminos que el psicoanlisis rechaza. Por lo tanto no puede contestar a
esa pregunta. As lo dijo Mara Bonaparte en el peritazgo que hizo de uno de los ms
sonados asesinatos en Francia, donde un suegro asesin a la nuera, y ella estudia el
caso como perito. No puede ella contestar al interrogatorio por la manera como est
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planteada la pregunta. Muchas veces ocurre en la ciencia, y ustedes lo saben, que el
problema no est solamente en cmo responder sino tambin en cmo preguntar; hay
preguntas que ya tienen una serie de res puestas implcitas y uno no puede
contestarlas sino que tiene que criticar las preguntas. Porque la diferencia entre la
ciencia no est solamente en la manera de responder a unas mismas preguntas, sino
que est tambin en la manera de hacer las preguntas, de preguntar. La diferencia est
en que la ciencia hace preguntas abiertas; es decir, preguntas cuyas respuestas no
estn implcitas en el planteamiento de las preguntas, y la ideologa hace preguntas que
estn llenas de implicaciones, que tienden a determinar una respuesta; por eso cuando
se pregunta quin hizo el mundo? se implica que el mundo fue hecho y fue hecho por
alguien. Si uno acepta la pregunta no tiene ms que una respuesta. Si uno pregunta
cmo se form el sistema solar, hay muchas respuestas posibles; puede haberse
formado por contraccin, por explosin y hasta puede haber sido hecho por alguien,
pero la forma de pregunta no implica una respuesta. Por lo tanto, el psicoanlisis como
ciencia puede colaborar en el estudio de la delincuencia pero tiene sus propios
planteamientos. No puede constituirse como una rama que vaya a responder en forma
de ayuda cmplice a las preguntas jurdicas. Si se pregunta: cules son las causas por
las que un determinado individuo realiz los actos que estamos estudiando, puedo
iniciar una investigacin y es esa nica pregunta a la que puedo y pretendo tratar de
responder.
Este postulado bsico del determinismo psquico implica tambin lo siguiente:
El hombre es un ser que se diferencia de los animales por muchas cosas, entre otras
muy importantes, porque es un ser que no es naturalmente social. Es decir, que para
estar en sociedad tiene que estar comprimido por una serie de condiciones que no son
dadas por la naturaleza, como el lenguaje, por ejemplo, y que no se heredan, que
necesitan ser aprendidas, que no son instintivas como las normas de parentesco, el
noviazgo y los tabes, etc., que son normas en las cuales al hombre se le obliga a
ingresar, que no son natura les en l y que no lleva instintivamente. Por eso, nosotros
tenemos que aprender tantas cosas mientras que los animales nacen sabiendo casi
todo lo que van a necesitar. Pues bien, ese carcter antifsico, como deca Marx, o esa
contradiccin entre la naturaleza y la cultura de que hablan hoy los antroplogos, es un
rasgo esencial del ser humano, es un rasgo que a la ciencia le preocupa. No es una
contradiccin entre el espritu y la materia, ni ninguna idea afn, sino, y sobre todo, es
una contradiccin entre la naturaleza, lo orgnico, lo biolgico y lo social, lo uno
normativo, lo otro fisiolgico. Ambos marcan pro fundamente lo que somos y nos
marcan todo lo que hacemos. Llevamos la huella de nuestro in a la enseanza en el
aprendizaje de nuestras relaciones con nuestros padres y con nuestra familia, en todos
los rasgos de nuestro ser, e incluso en nuestro cuerpo tenemos esa huella marcada.
Nuestros sentidos mismos han sido modificados por nuestro ingreso en la ley. Por
ejemplo, en la ley de la limpieza, que es una de las primeras leyes que se nos imponen
y que por lo tanto no es espontnea, nos invierten los sentidos del gusto y del olfato.
Tenemos un olfato contrario al de todos los vertebrados superiores. Lo que a ellos les
huele bien a nosotros nos huele mal y lo que a ellos les huele supremamente mal, como
pueden verificar poniendo a un perro a oler un frasco de perfume, a nosotros nos huele
supremamente bien. Tenemos un olfato invertido por ley. Y no slo eso mismo sino
todo un conjunto. Somos una construccin social al mismo tiempo que un producto
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orgnico. Esa doble condicin nuestra es lo que constituye la naturaleza humana que
hoy estudian las ciencias humanas: los problemas de esa contradiccin, el carcter de
las normas, el origen de las normas, los rasgos que las componen. Las normas ms
importantes de todas las que conocemos son las normas del lenguaje, las reglas
lingsticas.
Un nuevo auge tuvo el psicoanlisis a raz del descubrimiento de la lingstica moderna,
por Jakobson concretamente, que es pionero de la lingstica moderna y el jefe de la
escuela estructuralista, el fundador del Crculo de Praga, ya que descubri, no hace
mucho, que las leyes esencia les del lenguaje son leyes que haba encontrado Freud
como leyes fundamentales del inconsciente, y logr, al mostrarnos en un magnfico
estudio sobre la afasia, la forma como se puede perder el lenguaje. A partir de entonces
la lingstica y el psicoanlisis se han unificado como ciencias que investigan nuestros
mismos inconscientes comunes, los unos, en el lenguaje que practicamos, una serie de
leyes que no conocemos, y los otros, en lo que ofrece la vida en general, en los sueos,
los actos fallidos, etc. Esta investigacin permite comprender que los actos humanos
tienen una causa y de qu tipo es.
Hasta ahora hemos hecho una afirmacin muy vlida: que las causas son psquicas.
Todas las leyes que tienen doctrina intencionalista no piensan de la misma manera, que
las causas de los hechos humanos son psquicas, que los propsitos, los favores que
persiguen, los anhelos, los proyectos son las causas de los actos humanos. Esto
tambin es un determinante psquico. As entonces, no daremos un slo paso adelante
si nos limitamos a repetir que las causas de los actos humanos no son solamente
orgnicas sino tambin psquicas.
En qu se diferencia el pensamiento de Freud y el de todos los seguidores del
intencionalismo en el mundo moderno? (porque la simple afirmacin segn la cual las
causas de los actos humanos son psquicos, no es suficiente para diferenciarlos). Se
diferencia ms bien en que la causalidad de Freud no es una causalidad intencional, no
es una causalidad final como s lo es la de Aristteles. Aristteles formula que hay
cuatro causas principales: causa material, causa formal, causa eficiente, y causa final.
En otras versiones da seis, pero generalmente se atiene a las cuatro anunciadas aqu.
Es decir, que la causa material de este peridico es el papel y la tinta, la causa eficiente
es el trabajo de quienes lo hicieron, la causa formal es la imagen que tenan antes de
hacerlo los que lo hicieron, la forma que queran seguir, el modelo, es una causa final el
deseo de hacerlo, el propsito. Esas cuatro causas lo explican todo, segn Aristteles.
Esto plante la doctrina de la causalidad ms diversificada y profunda que hasta hace
poco se conoci. Por lo tanto, es bueno que nos remontemos a l.
En la naturaleza la causa final ya ha sido abandonada. Por ejemplo, ya nadie cree que
llueve para que la cosecha no se vaya a daar, es decir, con un propsito, sino que
llueve porque la nube se condens. Es decir, que las causas eficientes son
determinantes en la naturaleza y las causas finales no operan en la naturaleza sino en
el hombre, o en Dios, para quien participa del tesmo. Al animismo se le llama tambin
pensamiento mgico, que es el pensamiento de que la naturaleza tiene propsitos, es
decir, un nimo; ha sido prcticamente erradicado o casi erradicado. Pero parece como
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si lo humano, lo social y lo histrico hayan recogido para s aquella causa final, que ha
abandonado a la naturaleza como territorio.
Lo que en la investigacin de la historia de la sociedad y del individuo se viene
produciendo desde hace cierto tiempo, es el abandono progresivo de la teleologa. La
sociedad debe ser explicada tambin por un conjunto de procesos que no son el
resultado de la eleccin de nadie y que, al contrario, ponen al hombre en la situacin
que determinan sus propsitos. En ese sentido, Marx desde el momento en que
produce su concepcin de la historia, construye el primero y ms importante intento de
erradicacin de la teleologa, en cuanto a lo humano se refiere, pero se haba quedado
refugiada la teleologa como forma causal, en lo individual, y en ese sentido, Freud, que
era un gran estudioso de Aristteles, sobre el cual hizo largas investigaciones, vino a
producir una mutacin fundamental y la mutacin que introdujo es la siguiente: Las
intenciones humanas deben ser explicadas por las condiciones en que el hombre vive y
por la historia que arranca desde su nacimiento en lugar de creer que unas intenciones
irreductibles, producto de nada, lo explican todo. Es decir, va a tomar la posicin que
progresivamente se tom ante la naturaleza en lo que respecta a la investigacin de la
conducta humana. Pero esta posicin se tacha continuamente de mecanicista, de
determinista y cientifista. Hay algunos que creen que decir que alguien es cientifista es
una crtica.
Freud es cientfico y cientifista y partidario de la ciencia pura, al contrario de algunos, en
cierto sentido, nunca le ha parecido que comprender sea lo que se propone el trabajo
de la ciencia. Comprender qu es? Comprender es ponerse uno en el caso del otro,
llegar a una sensacin ntima de lo que comprende. Haba hecho yo lo mismo?
Conceptuar deca Scheller en una palabra, es tratar de identificarse. Pero eso no
es entender. Eso no es explicar. Uno puede ser capaz de identificarse y decir: hombre,
si yo hubiera estado en su caso, tambin la habra peleado, o tambin lo habra
matado, etc. Pero eso no quiere decir que explique por qu se produjo lo que se
produjo. Comprender no es explicar, y en general, comprender es una palabra inexacta
para la ciencia social. Se toma la identificacin por la explicacin, pero la identificacin
es un mecanismo contra el que debemos defendemos y que precisamente Freud
estudi con todo detalle y veremos por qu es muy importante en lo que al delito
respecta. En cambio, la explicacin, por supuesto, no es ningn mecanismo psquico.
Es el resultado de una investigacin y es un descubrimiento que suele ser demostrable
para que sea un verdadero descubrimiento y no una opinin. El determinismo psquico
consiste en afirmar muchas cosas que parecen difciles de concebir. Primero, que el
hombre nunca ha sido determinado principalmente en sus actos por el estado actual de
su organismo, sino por sus relaciones con los otros hombres: lingsticas, afectivas e
histricas, es decir, por su infancia. Y segundo, que esa determinacin no es a la
manera teleolgica, la que dice que sus proyectos, sus anhelos, sus deseos y sus
valores determinan lo que hace; esa es ms bien la imagen que trata de hacerse de s
mismo. Pero hay una determinacin que no conoce, pero que es eficaz. Esa
determinacin es operada por el inconsciente. Ms adelante explicar qu es el
inconsciente, para que nos podamos formar una idea de en qu consiste el mtodo y el
pensamiento central de Freud, y luego s tomaremos algunos casos de delincuencia.
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El tema ms importante de todos los que presenta el pensamiento de Freud, el ms
notable de sus descubrimientos es el del inconsciente, pero desgraciadamente tambin
es el ms difcil de todos los problemas que plante en el estudio del hombre. El
pensamiento de Freud en ningn punto como en este del inconsciente se contrapone
ms radicalmente por no decir ms escandalosamente a la cultura de su tiempo.
Hay una notable incompatibilidad entre lo que Freud pro puso como esquema de la
estructura psquica y lo que toda la cultura de su tiempo haba pensado del hombre.
Hay una radical incompatibilidad, por ejemplo, entre el pensamiento de Freud y toda la
doctrina evolucionista, en psicologa, en antropologa, en sociologa; en filosofas como
la de Hegel, todas las doctrinas fenomenolgicas que surgieron contemporneamente a
su obra y que son radicalmente contrapuestas a su pensamiento, y por supuesto al
pensamiento religioso de todo tipo y de toda ndole, tambin se contraponen de la
manera ms clara, ms abierta y ms irreconciliable. Por lo tanto, para Freud era de
esperar una gran oposicin, silencio, rechazo, tergiversacin, es decir, una psima
recepcin para ese elemento extrao en la cultura de su poca, el inconsciente.
A los filsofos que creen tener las cosas claras y tienen una refutacin rpida a la
manera sartriana, hablar de pensamientos inconscientes es una contradiccin en los
trminos, es lo mismo que no hablar de nada, es como hablar de hielo frito, porque un
pensamiento es consciente por definicin, y punto. As, hablar de sentimientos
inconscientes es algo tan ridculo como hablar de un sentimiento que no se siente, de
sentimientos insensibles. De manera que los filsofos, que creen tener las ideas ms
claras, comenzaron a refutar el problema en sus propios trminos, pero para su propia
desgracia, el problema no solamente era un hueso duro de roer sino que tambin era
difcil de sospechar, y una vez que Freud produjo el tema, tampoco era fcil ocultarlo y
ocultar la obra que alrededor de ese tema segua creciendo en el campo de la
antropologa, de la lingstica, de la teraputica y de la crtica literaria. Esto no se poda
acallar, y el mismo Sartre, despus deber reconocer que su claridad (en EL SER Y LA
NADA) es pura ignorancia, y que el psicoanlisis es indispensable en el mundo
moderno.
Otro autor muy notable, doctor Hesnard, haba escrito un libro por la misma poca del
Ser y la Nada que denomin EL UNIVERSO MORBIDO DE LA CULPA, en el cual
produca una gran superacin del pensamiento de Freud, superacin saludada con gran
alarde en el prlogo del doctor Walion, presidente del Instituto Francs de Psicologa,
pero unos 22 aos ms tarde, el Dr. Hesnard produjo otro libro que se llama LA OBRA
DE SIGMUND FREUD Y SU IMPORTANCIA PARA EL MUNDO MODERNO, que
public en el ao de 1963, en el cual descubre tambin lo mismo que Sartre, que la
superacin del psicoanlisis era un desconocimiento del psicoanlisis. Esa historia de la
superacin es una historia muy interesante, y la traigo aqu a cuento, como una alerta
sobre la dificultad intrnseca del tema que vamos a tratar; una dificultad contra la que
desgraciada mente no podemos hacer nada, porque hay cosas que son difciles en su
propia esencia, que no depende de nuestra exposicin, aunque podamos hacer un
esfuerzo para simplificarlo. De la misma manera que no se puede ensear la doctrina
de Einstein, por ejemplo, en trminos de aritmtica elemental, hay tambin una parte
fundamental del pensamiento de Freud que no se puede simplificar demasiado y
debemos aceptar el trabajo de abordarlo.
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El mismo Freud deca en una carta, precisa mente a Einstein, que era su amig6, lo
siguiente: Usted y yo nos encontramos Dr. Einstein en una situacin muy diferente y
muy desventajosa para m; porque ambos estamos explorando dos partes del universo.
Usted est explorando el universo fsico en su conjunto y su ley, y yo estoy explorando
otro universo que es la mente humana y le aseguro que no es ms complejo ni ms
basto el que usted explora del que yo exploro. Pero, a diferencia de usted, yo trabajo en
un campo en el que todo el mundo cree saber de qu estamos hablando, mientras que
usted trabaja en un campo en el que la gente al menos reconoce que no sabe de qu
est hablando. Por lo tanto mi situacin es supremamente desventajosa frente a la
suya. Y eso es cierto.
Una de las mayores dificultades de exponer el terna que estarnos principiando a
abordar es que tenernos que romper primero capas de prejuicios acumulados,
negativos unos, que no son los ms graves, otros positivos, es decir, aceptaciones
prematuras de la teora del inconsciente. El inconsciente puede ser considerado,
primero, para comunicarlo en una forma descriptiva de la siguiente manera: hay una
serie muy grande de fenmenos en nuestra vida de los cuales no se preocupa nuestra
conciencia, pero que no por eso han desaparecido. Por ejemplo, tenemos una gran
cantidad de recuerdos de nuestra infancia, de nuestra juventud en los cuales no
pensamos continuamente pero que tampoco hemos olvidado. Si alguien nos pregunta
cules son los recuerdos ms amables de nuestra infancia, volvemos a recuperar
aquella zona que tenamos alejada de nuestra atencin y volvemos a hacerla presente.
De la misma manera tomamos una decisin: ir al teatro maana, y compro una boleta.
Esa decisin permanece en nosotros viva y esperando sin necesidad de que estemos
todo el da desde la compra de la boleta hasta el da siguiente consciente de ella, pero
pensamos en ella una vez, tres veces, cuatro veces, es decir, est viva pero no est
actualmente en nuestra conciencia. Todo aquello de lo que no se ocupa nuestra
conciencia actual pero es disponible para nosotros, aquello que podemos recuperar y
abordar es lo que Freud llama preconsciente. Para que se sepa que el inconsciente no
es un fenmeno descriptivo; aquello que no est presente en la conciencia pero es
disponible para nosotros no es inconsciente, es preconsciente. Es importante hacer
esta distincin para lograr por lo menos negativamente empezar a dibujar la figura del
inconsciente en el sentido primordial. El inconsciente en realidad no es disponible, no
es aquello a lo que podemos regresar cuando queremos. El inconsciente es aquello que
est vivo y operante en nosotros; sin embargo, es algo inaccesible a nuestra
conciencia; es aquello que resulta incompatible con nuestro yo positivo. Incompatible,
es decir, que si accedemos a nuestro inconsciente tenemos que modificar la estructura
de nuestra personalidad. Y precisamente un psicoanlisis busca eso, la modificacin de
la estructura de la persona por medio del acceso al inconsciente. Por lo tanto, debemos
ahora buscar una definicin que contenga esta otra particularidad del inconsciente.
Hay muchas cosas en la vida que hemos olvida do porque no son muy importantes,
porque no han estado presentes durante mucho tiempo en nuestra percepcin. Por
ejemplo, hemos olvidado miles y decenas de miles de rostros que hemos visto en la
calle, los nombres que hemos odo, los nmeros de telfonos que hemos marcado, todo
ello lo hemos olvidado porque no impresion suficientemente nuestra vida anmica, o
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porque no lo ha impresionado permanentemente, o no lo hemos querido recordar.
Antes de Freud, casi todas las teoras del olvido consistan en describir nuestra
retentiva o nuestro olvido de acuerdo con lo que acabo de exponer: el olvido es indicio
de la falta de importancia; el recuerdo es indicio de que hemos dejado una huella
profunda. En Freud nos encontramos con una doctrina en la cual se sostiene algo un
poco ms que diferente, algo casi contrapuesto a esto. Hay un conjunto enorme de
experiencias, experiencias infantiles originarias que nos han marcado para siempre y
tambin experiencias posteriores, extraordinaria mente graves y fuertes pero
incompatibles con la idea que tenemos de nosotros mismos, que hemos reprimido y por
lo tanto, han pasado al olvido. Pero no porque se hayan borrado por su debilidad sino
porque se han excluido por su incompatibilidad con nuestra vida consciente, con
nuestra conciencia, y por lo tanto, siguen operando en nosotros aunque no seamos
conscientes de esas experiencias; esas experiencias constituyen el inconsciente.
Pueden ser pensamientos representaciones, afectos, incluso pueden ser pasiones
desconocidas y sin embargo operantes que se conocen por sus resultados pero no
muestran sus rostros.
No se necesita hacer un anlisis de los que Freud inaugur para obtener ejemplos de
esto. Hay otros que tambin lo han hecho, por ejemplo, Shakespeare y Dostoievsky
hicieron muchos anlisis de ese tipo; Freud encuentra sus precursores en ellos, como l
mismo lo dice en muchas partes. Consideremos, pues, una pasin desconocida, vamos
a tomar un ejemplo de los ms sencillos, uno que es muy frecuente y que se llama el
fenmeno de la madre y del padre ansiosos. Es el fenmeno que consiste en lo
siguiente: hay una serie de padres, ustedes tal vez han presenciado algn caso, que
produce un fenmeno denominado ansiedad, es decir, que viven con una preocupacin
completamente injustificada por los hechos ms simples, por la realidad ms inocente.
Se preocupan que sus hijos vayan a sufrir un accidente. Llegan a casa corriendo,
sudorosos, agitados, pensando que un nio se ha cado por la ventana y sienten una
enorme alegra al ver que los nios estn completos, que el niito, si es uno solo, no ha
tenido ningn accidente. Estn permanentemente en ascuas si se encuentran en un
paseo a la orilla del mar, sin poder entender por qu. S sienten incapaces de dejar al
nio un minuto solo ante el terrible temor que tienen de que el nio vaya a sufrir un
accidente. Su conciencia no logra ver sino la exageracin de su preocupacin por el
nio, preocupacin que es muy molesta para el mismo nio. Este terror y sobre esto
hay brillantsimos anlisis de diversos psicoanalistas es un sentimiento inconsciente
de hostilidad hacia el nio. El sentimiento mismo es el ms alejado que puede haber a
la conciencia del padre. El padre no sabe por qu se comporta con tantos y
extraordinarios cuidados ni que es lo que tiene que temer que le ocurra al muchachito.
Sin embargo, teme que el muchachito se le caiga por una ventana, que se lo pise un
carro, que se lo pise un tren. Lo que ms lejos est de suponer es que esto pueda
deber- se a algn problema originario con su propio padre y con el cual est
identificado; quien le abandon o trat muy mal a su madre, o algn caso similar, y as,
siente hostilidad inconsciente por su hijo y un gran amor consciente. Porque nosotros
somos contradictorios. No se puede seguir hablan do ya del sujeto unitario como los
filsofos des de Platn hasta Hegel lo han hecho, sino de una estructura de tensiones y
contradicciones que reemplaza a esa unidad mtica con sus deseos, a ese hombre de
los filsofos liberales de la vieja Inglaterra, de Bentham y John Stuart Mill, a ese hombre
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que desea aumentar sus placeres y disminuir sus dolores y por esto hace todo lo que
hace y as explican Bentham y Mill todo lo que pasa en la economa y en la sociedad.
Ese hombre de bien, qued convertido, de una unidad irreductible que era, qued
constituido en una estructura llena de contradicciones por obra de Freud y
precisamente por eso produjo la ms notable revolucin terica de los ltimos tiempos.
La conducta humana, los actos humanos son explicables por sus causas, por sus
hechos psquicos. Los hechos que los explican son en gran medida inconscientes y
slo se pueden conocer cuando se abren nuevos ojos para mirar y nuevos odos para
escuchar, como deca Freud. Es posible realmente hallar una explicacin a lo que
pareca arbitrario. Freud, en ese estilo tan extraordinariamente bello con que escribe y
desgraciadamente, por lo general, tan mal traducido, deca, hablando de una paciente a
la que descubri un gran problema por simples movimientos que haca en el divn: el
que tiene ojos para ver y odos para escuchar, sabe que los mortales son incapaces de
guardar un secreto. Aquello que en los labios callan baila en la punta de los dedos y por
todos los poros la traicin se asoma. El hombre expresa todo lo que ve en todo lo que
hace. El problema es descifrar por qu el hombre es permanentemente un conjunto de
signos, un ser descifrable.
El anlisis es el proceso por el cual se descubre el inconsciente. El sentimiento
inconsciente es un sentimiento que no se conoce, no por su debilidad sino por estar
reprimido, que no por ser desconocido deja de ser operante. El ejemplo que les acabo
de mostrar es un ejemplo muy directo, pero podemos acercarnos ms a nuestro tema si
tomamos un ejemplo del mbito propio de nuestra preocupacin actual, el mbito de la
en criminologa. Freud escribi muchos y muy notables artculos sobre este tema y la
caracterologa freudiana, como la caracterologa dostoievskiana siempre tienen mucho
qu ver con el problema del delito, y en todo caso, con el problema de la transgresin.
Hablemos ms bien de eso, de la transgresin de una norma que es vlida para quien
la transgrede, y hablamos tanto de una norma positiva, que puede variar de un pas a
otro, como la transgresin de una norma negativa. Por ejemplo, en un pas puede estar
prohibida la prostitucin y en otro no, pero, en el super-yo (del que habla remos ms
adelante) de la prostituta si est prohibido y su prostitucin es una transgresin. Lo que
nos interesa es esa transgresin y no la transgresin de la norma positiva. Ahora bien,
en esa caracterologa freudiana nos encontramos con uno de los problemas ms
interesantes y ms relacionados con el que comenzamos a mirar antes, el problema de
la culpa pero ya no como la encontramos en el mbito de la religin o en el mbito del
derecho como culpa real en el psicoanlisis siempre que se hable de culpa (culpa
quiere decir sentimiento de culpa) es un sentimiento independiente de toda calificacin
moral del acto a que se refiere. El sentimiento de culpa procede de que cuando
nacemos ingresamos en la vida social por medio de leyes y de normas, por medio de
prohibiciones. Cuando venimos al mundo y nos encontramos con un no, el no del aseo,
el no que nos obliga a controlar los esfnteres, que nos obliga a alejarnos de lo sucio,
que nos obliga a tantas cosas esa normatividad que produce lo que llama un filsofo
moderno la humanizacin forzosa del animalito humano ese no, progresivamente,
precisamente en la medida en que no nos convirtamos, por ejemplo, en seres
perversos, se va interiorizando en nosotros hasta convertir- se en una entidad interior,
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que sigue imponindose desde el interior y prohibindonos la afirmacin de nuestra
espontaneidad contra las normas y nos convierte en un ser contradictorio en el que el
deseo y la norma luchan en nuestro seno, y no el deseo adentro y la norma afuera.
Pues bien, ese ser que somos, puede perfectamente tener el sentimiento de haber
cometido un horrible crimen por haber tenido sencillamente una grave hostilidad, una
presin negativa inconsciente, pero terriblemente fuerte e interna. Se produce,
entonces, el extrao fenmeno de la culpa, extrao por la dificultad para explicarlo y la
persona que lo sufre no sabe a qu adjudicarle tal sentimiento de culpa sin objeto; as
como hay una angustia que es un temor sin objeto en que no se sabe a qu se teme,
pero que existe como un temor interior.
Decimos culpa sin objeto, en cuanto la persona no sabe cul es ste, y si no sabe
quiere decir que el objeto es inconsciente y no inexistente, como suponen tan
alegremente los existencialistas: la angustia es un temor a la nada, porque es un temor
sin objeto. El objeto existe perfectamente. Cualquiera de esos existencialistas que por
casualidad lo vive y se somete a un psicoanlisis, rpidamente lo hallar en el divn,
aunque al principio fuera desconocido.
Este es uno de los problemas humanos que parecen ms graves en sus consecuencias
prcticas, un sentimiento agudo de culpa que no puede adherirse a un objeto
determinado ni a un acto. Es un sentimiento de autorreproche que busca vanamente
algo de qu reprocharse sin lograr encontrar realmente un objeto razonable para ese
reproche. Nos encontramos aqu con esas personas que sufren de lo suele llamarse
melancola. El enfermo se reprocha a s mismo como la persona ms vil que posa sobre
la tierra. Se considera horrible, merecedora de todo castigo y sin embargo, en un
dilogo razonable, no puede encontrar ningn acto, ningn pensamiento del que pueda
realmente afirmar que ha ocasionado esa horrible culpa que pesa sobre l. Esa culpa
suele ser una de aquellas pasiones negativas inconscientes, una hostilidad inconsciente
contra una persona tan querida, y precisamente tan querida que la hostilidad no puede
ser consciente, y produce por lo tanto, una culpa enorme. As titul Freud uno de los
trabajos ms importantes en este campo: EL DELINCUENTE POR SENTIMIENTO DE
CULPA, porque encontr en el anlisis de varios casos, como l relata all, y no slo en
casos de adolescencia, que es lo que generalmente se afirma sino en las madres
tambin, un fenmeno que pareca extrasimo y consistente en que el sentimiento de
culpa proceda del delito, y no lo suceda, como parecera lgico; que el sentimiento de
culpa no era la consecuencia del delito, sino la causa; en que el hombre acosa do por
una culpa de origen desconocido, buscaba un castigo, un hecho real al cual poder
adjudicar- la. Ese sentimiento de culpa llegaba a ser intolerable y la persona halla un
enorme alivio al lograr realizar algo a lo cual atribuir esa culpa.
Los que se preocupan por estas materias y las conocen mucho mejor que yo, saben
que hay un maestro reconocido mundialmente en este terreno, que es Fedor
Dostoievski, un pionero de todas las investigaciones sobre criminologa. Dostoievski ya
haba encontrado esto y lo haba expuesto con magnfica claridad y con la seguridad
instructiva de su genio que da siempre en el blanco. Recordarn tal vez, en CRIMEN Y
CASTIGO hay un curioso pasaje en el cual dos pintores, que por casualidad se
encontraban cerca del lugar de los acontecimientos donde Raskolnikov asesina a la
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anciana usurera, van donde el juez de instruccin, donde Porfirio Petrovich y confiesan
que ellos dos hicieron el asesinato, que ellos son los asesinos y tienen ya la confesin,
nada menos que la confesin, una prueba bastante importante en aquella poca en que
no faltaba quin creyera que era la prueba decisiva. Dostoievski tal vez haya
colaborado mucho con sus obras a quitar un poco de la cabeza de ciertas gentes la
idea de que la confesin es una prueba total. Estos dos son sus delincuentes por
sentimientos de culpa, que buscan un castigo para encontrar la tranquilidad y buscan
un objeto al cual adjudicar ese sentimiento, tanto ms insoportable en cuanto que su
origen permanece desconocido. Ellos dos, los pintores, no hicieron el asesinato; en
otros casos los que confiesan, realmente lo han cometido, aunque por el mismo motivo.
Dostoievski nos arroja luz con ellos dos sobre la esencia inconsciente de Raskolnikov,
mostrando que detrs de todas aquellas racionalizaciones, identificaciones con
Napolen y todo lo dems, busca tambin algo que le permita aliviar su terrible
sentimiento de culpa, busca entonces, un castigo. As, encontramos en la ltima parte
de la obra, casi en el texto o en el contenido manifiesto del texto, que CRIMEN Y
CASTIGO deba haber sido titulado El Crimen por el anhelo del Castigo. Pues bien,
Dostoievski es un pionero en esto.
El delincuente por sentimiento de culpa es aquel que pasa a la accin material pero no
rea liza el acto all donde est la causa. Esa permanece inconsciente. La hostilidad se
dirige contra un ser que tal vez ama en una forma ms compensatoria, ms neurtica,
pero ms entraable, y en cambio, el acto real de la agresin se desplaza hacia una
persona que suele ser, en estos casos, indiferente Buscan algunas racionalizaciones,
es decir, tratan de acusar a una pobre vieja agiotista de que es perjudicial a la
humanidad mientras que ellos, pueden ser Napolen o algo por el estilo. Pero otros no
lo buscan, otros escogen al azar, y el crimen al azar puede llevamos, por lo menos, a la
sospecha de que se trata de delincuencia por un sentimiento de culpa y es interesante
examinar esta posibilidad cuando no se vea relacin alguna entre el acto y el motivo,
por ejemplo, un inters claro y un odio personal. Es por lo menos interesante examinar
esta posibilidad que entre muchos otros en este campo, ms que presentida, fue abierta
por Dostoievski.
Tambin encontramos en CRIMEN Y CASTIGO un brillante anlisis de la
consecuencia del crimen, de la soledad en que cae el criminal, de la incomunicacin y
sobre todo, el sentimiento que tiene de que ya realiz algo irreversible y de que va no
va a encontrar ninguna manera de organizar una relacin ms. Los poetas han visto
muchas cosas similares: Un personaje de Shakespeare, despus que comete un
asesinato, vuelve con las manos ensangrentadas sobre los espectadores y dice: y
ahora habr seriedad en la vida.
Es muy interesante ver estas primeras formas de estudio del sentimiento inconsciente y
su relacin con un fenmeno de delincuencia. Pero por supuesto no es la nica relacin
posible. A veces la delincuencia se verifica precisamente sobre el objeto de la
hostilidad. Hay un caso en el cual es brutal, y bellamente expuesto tambin por
Dostoievski.
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LOS HERMANOS KARAMASOV constituye otra obra maestra en el estudio del delito,
pero en este caso no del delito desplazable sino del delito que podramos llamar en
equipo, por odio parricida. Tal vez recuerden ustedes la proclamacin en el juicio: Y
quin no ha deseado la muerte de su padre?. Pero en este caso se confabulan un
conjunto de personajes que despus de todo no son ms que diferentes negaciones del
padre. Ivn Karamasov es una negacin del padre, una negacin intelectual que
Dostoievski refinadsimamente construye as: aquel que es demasiado racional niega la
autoridad, porque la razn niega la autoridad. Ivn Karamasov es antipaternal, est
contra lo viejo porque es un intelectual puro porque no reconoce ms que la pura razn.
Eso ya lo haban visto los griegos, Aristfanes le deca a Scrates que su racionalismo,
su teora de que uno deba obedecer sino aquello que uno cree que es justo y a su
propia conciencia, es la teora de que slo la razn debe guiar a la vida de los hombres,
y estaba dirigida contra los padres por lo tanto, era parricida.
Dostoievski propone una nueva frmula de racionalismo parricida en la imagen
luminosa de la racionalidad de Ivn Karamasov. Pero propone el parricidio por la
competencia directa, en el amor de la madre y en el amor de la mujer en Dimitri
Karamasov un activo que directamente se enamora de la mujer del padre, compite con
el padre en los mismos objetos. Y tambin nos hace la maravilla de construirnos un
parricida mstico, un hombre que se niega a identificarse en ningn sentido con el
padre. Alioscha que se autofeminiza, que se niega a toda violencia y a toda pasin, as
erradica a su propia vida tambin junto con la del padre, porque el padre no solamente
es un objeto externo y prohibidor sino tambin un orientador y un modelo. De manera
que tres parricidas concluyen en un parricidio con sus deseos, como en el juicio se ve,
asesinan por cuarta mano al padre. Pero en realidad es un asesinato por procuracin,
es decir, es dictado por otro. Smerdiacov, asesina porque se identifica con los deseos
de sus medios hermanos, y no porque l tenga la capacidad de decidir nada: l es
semitonto y epilptico.
Se ve, pues, que esto de la delincuencia y las razones inconscientes y las
identificaciones inconscientes, la culpa por motivos inconscientes, no es un
descubrimiento que podemos adjudicar en una forma tan directa a Freud. Podemos
adjudicar a Freud el que nos haya prestado los instrumentos tericos para su
sistematizacin, para la investigacin positiva directa, y que nos haya introducido en la
temtica de la manera ms profunda posible.
Con el tema tan repetido del Complejo de Edipo, hay que anotar, desgraciadamente,
que a veces la vulgarizacin resulta peor que el desconocimiento total. Hay amigos de
Freud y de Marx que les hacen mucho ms dao y que son mucho ms injustos con
ellos que sus peores enemigos. Eso es muy frecuente en esos casos, y Freud es en
gran parte vctima de sus amigos y colaboradores y de sus sucesores.
Es muy importante que se tenga una idea de lo que Freud entiende por el padre, para
que en adelante nos pongamos de acuerdo al estudiar las relaciones sobre la
delincuencia y el complejo de Edipo. Freud entiende por el padre lo siguiente: el padre
es un ser a la vez prohibidor y protector, es tambin un ser tentador, porque se permite
hacer lo que prohbe. Es aquel que no nos deja salir a la calle, pero s sale l: que no
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nos deja dormir con la madre, pero s duerme l con ella; que no nos deja hacer una
gran cantidad de cosas, quedarnos por la noche, etc., etc. y l las hace. Es aqul que
nos invita a que nos identifiquemos con l que deseemos a travs de l hacer algn da
lo que l hace y prohbe. Es el tentador, el diablo, pero tambin es el prohibidor. Dios.
Esa combinacin de personajes, Dios, el diablo, es pues, una estructura muy compleja.
Nuestras relaciones con esa figura y con la otra figura primordial la madre, objeto
primordial de los deseos, dice Freud, representa en nosotros dependencia originaria y
naturaleza protectora; nuestro conflicto, nuestra vida conflictiva con ellos dos, el drama
en que nosotros entramos al nacer y que determina lo que seremos. Ese drama es, por
supuesto, como su nombre lo indica, mucho menos simple de lo que algunos creen,
que se imaginan que el nio quiere matar al padre y acostarse con la mam y que
Freud descubri eso y que eso es el complejo de Edipo. As no sera nada complejo,
sera una de las historias ms simples. Adems no la descubri Freud. No recuerdan,
acaso, que Yocasta dice a Edipo: no te preocupes tanto por lo que has hecho. Qu
hombre no hace alguna vez lo que t hiciste?. Sfocles no tena tal vez tal
inconsciente, ni por su puesto Dostoievski tampoco. Lo que describi Freud fue su
estructura, su complejidad y la manera cmo pone su marca en nuestras vidas. A partir
de all, veremos la relacin de esto con la delincuencia.
Puesto que el delito es violacin de la ley, transgresin de una norma, vamos a estudiar
en una perspectiva un poco unilateral, el enriquecimiento de nuestro concepto de ley
por el pensamiento de Freud y el aporte que ste hizo al estudio de las normas,
especialmente en su obra TOTEM Y TABU.
En primer lugar, Freud se preocup toda su vida por un problema que es el complejo de
Edipo. Este fenmeno nos plantea un problema de crimen y nos habla de las
tendencias a transgredir cierta norma: la prohibicin del incesto. Freud haba
descubierto desde 1896 aquello que 50 aos ms tarde Levi-Strauss presentar en su
famosa obra LAS ESTRUCTURAS ELEMENTALES DEL PARENTESCO. Levi-Strauss
no conoca todava el descubrimiento de Freud porque ste haba quedado en cartas
que fueron publicadas despus de 1950. Freud haba dicho a finales del siglo pasado
que la prohibicin del incesto era una ley universal, una norma universal. En eso
consiste una buena parte del pensamiento de Levi-Strauss sobre el origen de la
sociedad, y es notable que hayan llegado,, en forma tan independiente, a una
conclusin que hoy prcticamente constituye una doctrina un punto de partida de toda
la antropologa moderna. Queda el problema de averiguar por qu entre tantas
sociedades que han podido ser estudiadas y que presentan rasgos tan diferentes unas
de otras, modernas, antiguas, primitivas o desarrolladas, nos encontramos con una sola
norma que es comn a todas, una norma universal e slo esa, en todas las sociedades
conocidas, la prohibicin del incesto, que Levi-Strauss llama norma de normas. Pero
ocurre que la prohibicin del incesto no es una caracterstica especial que por
casualidad se encuentra en toda sociedad conocida. Es algo mucho ms importante.
La prohibicin del incesto es un acto de fundacin de la sociedad como tal.
Generalmente estamos acostumbrados a escuchar el lado negativo de esa norma, lo
que prohbe, pero si pensamos en su lado positivo podemos decir que la prohibicin del
incesto es al mismo tiempo, una orden de otras cosas y en el mismo acto por el cual las
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mujeres del clan estn prohibidas a los hombres de ese mismo clan, o viceversa, por
ese mismo acto las mujeres y los hombres de los otros clanes estn prometidos unos a
otros. De manera que la prohibicin del incesto es la otra cara de la obligacin del
matrimonio interclnico, entre grupos no consanguneos. De esa manera la sociedad
afirma una unidad que va ms all de las unidades consanguneas una unidad por
medio de la cual se garantiza que el grupo no se dispersar, y todos son, con respecto
a todos, promesas de solidaridad, de un matrimonio, de matrimonios cruzados casi
siempre. La funcin de la prohibicin del incesto es, por tanto, la funcin de mantener la
unidad y evitar la dispersin de un conjunto de familias o de clanes. Por eso es un
mandato que tiene la funcin de conservar la sociedad como una unidad.
Es muy frecuente encontrar, por ejemplo, el notable hecho de que la prohibicin del
incesto coincide con una forma de economa muy fuertemente colectivista y que la
economa colectiva se mantenga tambin a su turno como una especie de prohibicin
del incesto. Por ejemplo, hay una tribu en Nueva Guinea que se llama los Arapesh de la
Montaa, una tribu que fue estudiada larga mente por una antroploga norteamericana
Margaret Mead. Los Arapesh de la Montaa se caracterizan porque tienen una
economa muy fuertemente socializada, colectivista, hasta tal punto que a un arapesh le
est prohibido con sumir carne de un animal que l haya cazado, o comer el producto
de la yuca o del maz que hay sembrado en su propio jardn, o consumir el tabaco que
haya cultivado. El arapesh slo trabaja para regalar. Los Arapesh creen que los
productos del trabajo humano y de la tierra son, en cierto modo, hijos de los
trabajadores, que cuando un hombre fecunda una tierra con su trabajo se est
realizando un acto que ellos asimilan a la sexualidad con la cual obtienen un resultado
similar: el nacimiento de un ser que no exista para ellos. Por lo tanto, ellos consideran
el producto de su trabajo como su propio hijo, y la prohibicin del incesto les impide con
sumir el producto de su trabajo. As, estn obligados de hecho a regalarlos, pero
reciben igual regalo de los dems.
Es una sociedad, como digo, supremamente firme en el colectivismo y muy interesante
por otros muchos aspectos. A un arapesh a quien le preguntaron si exista propiedad
sobre la tierra se qued tan asombrado como si hubiera escuchado una blasfemia. No
solamente no conciben que la tierra pueda ser objeto de una pro piedad, sino que
conciben las cosas completa mente al revs: que los habitantes son propiedad de la
tierra, que la tierra est habitada por sus antepasados quienes les imponen una serie
de deberes, que los obligan a cultivarla y desherbar- la, porque la tierra es propietaria
de esos habitantes. En ella han vivido los antepasados; ella les ha dado el sustento; ella
les impone las obligaciones cclicas de cosechar y de sembrar, por lo tanto, para ellos,
es una idea completamente absurda la de la propiedad o no propiedad sobre la tierra.
Esa economa funciona por medio de una extensin de la prohibicin del incesto a lo
eco nmico, como un fin muy especfico: Mantener la sociedad corno una unidad o
impedir que se disperse en pequeas unidades productivas de trabajo aislado. A pesar
de que vivan en un espacio amplio, se sienten muy obligados, muy necesitados de la
solidaridad para su supervivencia. La ley primitiva es, pues: Una ley que al mismo
tiempo que prohbe y rompe un vnculo, establece en ese mismo acto un vnculo ms
amplio. Al mismo tiempo impide que la familia se vuelva sobre s misma, se cierre sobre
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s misma, se satisfaga consigo misma: impone que la familia se convierta en la
prometida de otras familias, y que otras familias tengan los prometidos en esa familia.
La prohibicin del incesto divide la pequea unidad para unirla en una unidad ms
amplia.
No es una casualidad que la prohibicin del incesto resulte ser una ley universal,
porque no es una caracterstica cualquiera entre otras que se puede quitar o poner en
una sociedad, sino que es una condicin para que la sociedad se afirme como tal contra
su dispersin en pequeas unidades. Es tanto ms fuerte, tanto ms complejo, la
prohibicin del incesto, cuanto ms primitiva sea la sociedad. Por eso se da el caso de
los Arapesh en que se extiende hasta la economa y otros campos de la vida, porque
precisamente ellos estn mucho ms amenazados de dispersin y necesitan ms de
ese aspecto de la vida social, que es la prohibicin del incesto.
Esto es muy importante tenerlo en cuenta para abordar algunas discusiones y
partimientos del tema que se est tratando. Cuando afirm Freud la universalidad del
Complejo de Edipo, lo afirm teniendo en cuenta que l ya haba considerado universal,
mucho antes que Lev Strauss, la prohibicin del incesto. El Complejo de Edipo es
universal en la medida en que se deriva de la prohibicin del incesto. Es decir, la
prohibicin del incesto impone al hombre un choque originario entre la naturaleza y la
cultura, entre sus deseos y las rdenes de la sociedad, y ese choque originario es el
que genera el Complejo de Edipo. Debemos tener en cuenta que la primera ley, las
primeras leyes, aunque son normativas, son leyes que presentan unas caractersticas
diferentes a las leyes de la sociedad moderna, y asimilarlas es un enorme error. Para
nosotros es muy interesante tratar de ver qu diferencia hay entre la ley de los Arapesh
la prohibicin del incesto y sus extensiones, y la ley de los Bororo o la ley de los
Nambikwara o cualquier otra ley primitiva, en una sociedad profundamente atrasada, y
una ley moderna.
Una primera diferencia muy importante para nosotros es sta: Los primitivos carecen de
todo aparato que les permita imponer la ley; no tienen estado, ni fuerza armada, ni
polica. Nos encontramos con sociedades en las cuales no tenemos nada que se
parezca a un cuerpo de polica. El chamn, por ejemplo, que encontramos en la mayor
parte de las sociedades primitivas, es una persona que fuera de sus prcticas de danza
y curaciones trabaja como los dems. Esto es as en los Nambikwara, en los Arapesh,
en los Bororo, en casi todas las tribus primitivas que no han llegado a la religin. Los
chamanes son magos, no son sacerdotes. La religin y la magia son fenmenos
completamente diferentes. La magia es una creencia en la omnipotencia de nuestros
deseos y nuestras posibilidades de actuar sobre el mundo. Por eso el mago, el brujo, el
hechicero conversa, baila y grita creyendo en la omnipotencia de los hombres, de sus
deseos y sus capacidades de actuar sobre las cosas por medio de smbolos, mientras
que el sacerdote reza, ruega, hace sacrificios, porque el sacerdote no cree en la
omnipotencia de los deseos humanos sino en la omnipotencia de otros seres a los
cuales ruega y convoca.
En las sociedades a que me refiero, que no son sociedades con estructura religiosa
sirio sociedades con una mentalidad mgica, no se encuentra lo que podramos
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denominar, para hacer una comparacin un cuerpo de polica, y sin embargo, hay una
legislacin y hasta una legislacin complicadsima a veces, muchsimo ms compleja
que nuestros cdigos que requieren conocimientos y una memoria enorme. Esos
conocimientos que llamamos primitivos, han resultado despus del anlisis de los
antroplogos modernos ser ms vastos de lo que parecan. Por ejemplo, hay tribus
que tienen cuatro mil plantas clasificadas, una persona corriente las conoce y las
clasifica segn su utilidad, segn el terreno en que se dan, la humedad que requieren,
etc., y las conoce de memoria. Son sociedades sin escritura, de manera que tienen en
realidad una organizacin bastan te compleja, muy diferente a la nuestra, pero mucho
ms compleja de lo que la palabra primitivo da a entender. Si primitivo quiere decir
simple, no hay sociedades primitivas. En todo caso, hablar de sociedades primitivas es,
en rigor, una impropiedad. Esas sociedades tienen una legislacin a veces tan compleja
como las nuestras; llena de complicaciones, de sutilezas, de diferencias, de
prohibiciones, de mandatos y, sin embargo, no tienen ningn cuerpo que les permita
ejercer un poder y prevenir el delito por medio de un rgano cual quiera o un castigo
especial. Por qu no lo tiene? Porque son sociedades en las cuales la norma es
concebida por una sola ideologa. Para entender algo de una sociedad primitiva se
debe pensar que en ella existe una ideologa que le es comn a todos y unas creencias
que le son comunes absolutamente a todos sus miembros. En segundo lugar, estas
sociedades conciben sus normas como normas vitales para el conjunto de la sociedad.
Consideremos las normas a que me refiero entre los Arapesh: Las normas de la
prohibicin del incesto son consideradas por los primitivos como inviolables, pero en
realidad quien viola una norma de esas amenaza la estructura general de la sociedad y
no los intereses de un grupo dentro de la sociedad. Esta es una diferencia
supremamente importante. Cuando un arapesh, por ejemplo, viola un mandato como a
veces ocurre, l mismo considera que ha hecho algo terrible contra las condiciones de
su existencia, digmoslo en esos trminos. Y a veces las consecuencias de la violacin
de un tab son fatales.
De esto podemos sacar desde ahora una conclusin muy interesante que se puede
desarrollar con un ejemplo. En las sociedades ms primitivas, como las llamamos
nosotros, en las sociedades donde no hay diferencias de clase, y esa es su
caracterstica ms importante, en las cuales no hay grupos dominados ni grupos
dominantes o clases; an en esas sociedades, la ley es muchsimo ms fuerte
muchsimo ms poderosa que en las sociedades de clase, porque es una ley que todos
tienen interiorizada. Por eso se llama un tab. Un tab es algo que da miedo realizar y
no slo porque est prohibido hacer lo sino porque es uno mismo. La fuerza de la ley en
una sociedad integrada sin clases, puede deducirse de un fenmeno muy curioso y muy
interesante que ocurre a veces en estas sociedades. Es lo que un mdico
norteamericano, Cannon, en unos de sus libros ms notables ha llamado LA MUERTE
VUDU haciendo un aporte a la medicina psicoanaltica y en general a la antropologa.
En esas obras, Cannon, y despus muchos otros, Lev-Strauss entre ellos, y algunos
mdicos ingleses en Australia, han captado en muy diversas regiones del mundo, en
Panam, en Hait en frica, en el centro del Brasil un fenmeno que al principio dej
completamente desconcertados a los antroplogos quienes se negaban a aceptar su
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realidad hasta que la sucesin continua de nuevos y nuevos datos y elementos de juicio
los oblig a aceptarlos: es la muerte por conjuro, un fenmeno supremamente curioso.
Uno de los casos ms conocidos es el siguiente:
Un chamn construye un mueco y con ese mueco representa la figura de alguien que
ha violado un tab, por ejemplo. Enseguida destruye el mueco y el que ha violado el
tab muere a veces en muy pocas horas. En el hospital de Darwin lograron salvar a uno
ponindole inconsciente y colocndole en una cmara de oxgeno, y sali convencido
de la enorme superioridad de la magia evidente que la magia del hombre blanco parece
tambin supremamente poderosa, tan poderosa, que puede matar por medio de un
smbolo. Cannon haba hecho antes una investigacin sobre la muerte, que le ayud
mucho, y que consiste en que en la guerra de 191418, la primera guerra mundial,
encontraron otro fenmeno igualmente curioso. En las trincheras haba una gran
cantidad de muertos que no presentaban heridas y le adjudicaron esos muertos al
corazn, por infartos, por sustos o por derrames cerebrales por ejemplo, o alguna cosa
por el estilo. Pero de todas maneras, el nmero era tan impresionante que el asunto
comenz a inquietar a varios mdicos entre ellos a Cannon y a algunos gobiernos
tambin. Finalmente descubrieron que eran en efecto, muertes de terror, pero no de
infarto, y se encontraba cerca de esos cadveres algn fenmeno que generalmente
podra explicar que haban llegado a considerar la muerte como inevitable. Por ejemplo,
una bomba que no explot, era muy frecuente, esas bombas silbantes desde la primera
guerra mundial que caan con gran estrpito y, naturalmente, aquellos que estaban
alrededor, al pie de donde caa una bomba de esas, se daban por muertos y se moran.
Cannon hace una explicacin fisiolgica supremamente interesante, que no puedo
repetirles sino fragmentariamente. Segn los estudios que l hizo, el miedo y la rabia
son dos respuestas orgnicas que tenemos en situaciones lmites. La rabia nos
prepara, al menos al comienzo, para el ata que y el miedo, nos prepara para la fuga.
Cuan do se presenta. para simplificar, un miedo muy fuerte y no hay la menor
posibilidad de fuga ni siquiera simblica, como le ocurre al primitivo que es condenado
por un chamn en cuyos pode res l mismo y toda la tribu cree y que vive en una
sociedad de la que no tiene salida porque para l es el centro del mundo y el nico
mundo concebible, y cuando ese mundo lo excluye por que al excluirlo el chamn todo
el mundo lo considera un muerto no lo miran y pasan cerca de l y no lo miran porque
no existe, porque ya lo destruyeron simblicamente entonces lo destruyen realmente.
El miedo que le da le produce unos efectos circulatorios que son fatales en pocas
horas. Es un ataque de terror mortal. Esto ya les permitir comprender, ya que no es
una sola sociedad donde esto se ha visto, sino en muchas; es uno de los fenmenos a
que me refiero, que estas sociedades no necesitan un rgano policivo para afirmar su
legalidad ni para castigar el delito, porque el delito y el castigo son en esas sociedades
prcticamente la misma cosa. El delito, es decir, la violacin del tab, la infraccin de la
norma tab, es una infraccin que inmediatamente pone fuera del juego social a quien
la realiza y ese castigo es a veces mortal
La sociedad es un conjunto de intercambios, intercambios lingsticos, intercambios
econmicos, intercambios sexuales que dan las reglas del parentesco. Cuando una
persona se descontina de esos intercambios en conjunto, produciendo la
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desintegracin de su personalidad social, tambin se producen efectos irreversibles en
su persona fsica. Precisamente el mismo hecho que l realiza lo descontina. En
nosotros, en cambio, en una sociedad dividida en clases, en grupos, con diferencias de
todo tipo, si nos desintegramos de una clase nos podemos integrar a otra, y si nos
echan de un partido nos podemos meter en el partido enemigo. No nos pueden
descontinuar. Hay fenmenos mucho ms interesantes que ese, y es que en el
momento en que cometemos un delito en una sociedad como la nuestra, con ese delito
se puede perjudicar a alguien y beneficiar a otro, por ejemplo, al que lo comete, si es un
hurto; y no tiene esa figura de delito primitivo que rompe los fundamentos de una
existencia colectiva. En la sociedad primitiva, en cambio, la ley es una ley
poderossima, es una ley primera y primitiva, una ley que como toda norma que sea
verdaderamente universal no requiere una coaccin especializada.
Slo son coactivas en forma especializada aquellas normas que no son realmente
universales y nosotros tenemos unas que no necesitan ser coactivas porque son
realmente universales y hasta son muy complejas, por ejemplo, las normas
gramaticales: el cdigo entero e inmenso que es el lenguaje, es un conjunto de normas.
Pero no hay ninguna polica que lo meta a uno a la crcel o lo persiga si rompe una de
esas normas, porque como es una norma universal, el perjudicado es el que la rompa.
Nosotros tenemos inters en obedecer este tipo de ley, en emplear este tipo de ley
aunque sea para insultarnos, aunque no tenemos intereses comunes. Por lo tanto, no
se necesita de ningn polica que le est advirtiendo a uno que no debe decirle a la
lmpara pap, sino lmpara, y a la silla mam, sino silla, porque si lo dice as el
perjudicado es uno. Eso lo sabemos todos sin necesidad de que ninguna coaccin,
como un cuerpo especializado, se lo imponga y no se le necesita imponer porque es
una norma universal, porque es una norma que consulta intereses universales, que es
vlido para todos porque va en inters de todos; en la vida social de una sociedad
dividida en clases, las normas que real mente podemos considerar universales son muy
pocas, son poqusimas y toda la otra parte de la legislacin que en realidad no funciona
en inters de todos los miembros de la sociedad tiene que ser coactivamente impuesta,
por ese mismo hecho, porque no funciona en inters de todos los miembros de la
sociedad. La norma puede decir que s, pero no funciona as. Eso es lo que todo el
mundo sabe desde hace muchos aos, que las normas que predican una universalidad
como vlidas para todos, dada las circunstancias reales, no funcionan as. Deca
Anatole France, creo que era prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes:
nuestra legislacin es universal slo en ese sentido. Esas son normas que indican una
coaccin, una figura coactiva.
En el delito nos encontramos con dos tipos de transgresiones: Primero, los actos o las
tendencias que se refieren a las normas primitivas esenciales y que son
autodestructivas y, segundo, con otras que son de muy diverso tipo, pero que son actos
en los cuales la persona se afirma y simplemente desde afuera se le opone una fuerza,
por ejemplo, ocupacin de tierras ociosas por campesinos sin tierra. Los campesinos
seguramente no se sienten culpables ni mucho menos, por haber ocupado y trabajado
la tierra de un terrateniente. Ese no es un delito que tenga nada que ver con el
sentimiento de culpa ni con la violacin de normas interiorizadas como las que todos
tenemos, sino que es un choque con una fuerza externa que defiende intereses ajenos
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y opuestos a los del campesino. Por lo tanto, no podemos trabajar con un concepto
como el de delito si le damos una aplicacin tan vasta; si llamamos con el mismo
nombre la ruptura de una norma interiorizada, la ruptura de la prohibicin del incesto, el
delito primitivo y primordial, por ejemplo, el parricidio, y al mismo tiempo una serie de
actos que no tienen nada que ver con una norma interiorizada, y que se presentan en
juegos de intereses econmicos opuestos: es abusivo emplear la misma palabra para
designar fenmenos tan diferentes, que tienen mecanismos diferentes de
funcionamiento. Y no hablo de las leyes en el sentido en que se habla de las leyes en
las ciencias que funcionan por razones distintas, que tiene por motivo suposiciones y
causas, por tanto, series de causas completamente diferentes.
Las teoras de la delincuencia, del psicoanlisis en particular, y la psiquiatra en general,
no tienen mayor cosa qu hacer cuando la delincuencia es de tipo poltico-econmico
como la ocupacin de tierras o la oposicin a los intereses de otra clase que no tiene
nada que ver realmente con la delincuencia. Esa delincuencia, esa llamada
delincuencia, nada tiene que ver con el psicoanlisis y no puede ser objeto de estudio
psicoanaltico en el sentido de que todo poder establecido considera como delincuencia
a la oposicin extra legal, es decir, la que se opone a l fuera de los lmites que l
mismo le asigna. Por supuesto, esa delincuencia tildada de tal y sealada poltica-
mente, si uno es un cientfico, no podr aceptar que el objeto de estudio proceda de
fuera de su mbito cientfico. Cul es el objeto que estudio yo? el que me diga en
general: quin est en el poder, no puede ser. En general quien est en el poder
puede designar como delincuentes a los que ayer considerbamos como prohombres,
como ha sucedido en ms de un pas de Amrica Latina.
De manera que debernos reducir la delincuencia a una problemtica ms pequea para
poder estudiarla desde un punto de vista psicoanaltico. Digamos esto: un delito es una
trasgresin de normas que quien las transgrede reconoce como vlidas. Reduzcamos,
el asunto a este punto, porque si uno combate una norma, la transgrede si puede,
precisamente porque es una norma que no reconoce. Este es otro fenmeno que
precisamente no plantea problemas p sicoanalticos, puede ser un problema poltico
muy interesante, un problema sociolgico interesantsimo, pero precisamente no
plantea problemas psicoanalticos y, en cambio, s sera muy peligroso que el
psicoarialista se tomara el derecho de estudiar esos problemas como su propio objeto
como lo hacen algunos psicoanalistas reaccionarios, no poco frecuentes. Por ejemplo
en Norteamrica, es muy frecuente hacer esto, y all hay instituciones donde el
izquierdista es considerado desde un punto de vista psiquitrico y se estudian ciertos
problemas de las clulas cerebrales, sus neuronas, etc. Si, hay una institucin de
ingeniera humana, ese es un ttulo nada bello, qu hace eso?
El tipo de delito con el cual el psicoanlisis tiene que entenderse, es pues, este: la
transgresin de normas que quienes las transgreden reconocen como vlidas. Ese es
un fenmeno sin embargo, frecuentsimo tanto en nuestras sociedades modernas como
en las primitivas y sus interesantes consecuencias histricas han sido estudiadas,
primero por Nietzsche, que de manera genial logr tomar algunos vistazos de los
fenmenos ms importantes que hoy estudia la antropologa. Luego, ese fenmeno ha
sido estudiado principalmente por Freud y los antroplogos modernos y algunos otros
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psiclogos, entre ellos el trabajo del doctor Lacan sobre psicoanlisis y criminologa.
Vamos a estudiar, pues, el delito y el psicoanlisis en esa perspectiva, en la medida
que el estudio de las sociedades primitivas, de las que hice una pequea introduccin,
nos ayuda a comprenderlo, y en la medida de que se trata de una delincuencia en la
cual el delincuente rompe una norma que reconoce, slo en ese sentido lo
estudiaremos.
Es conveniente que prevenga al lector de una peligrosa tendencia en el empleo del
psicoanlisis al tratar los problemas de la criminologa. Es una tendencia que se ha
desarrollado en algunas de las muchas escuelas que se construyeron despus de la
muerte de Freud, ms o menos bajo su inspiracin pero alejndose a veces de los
puntos esenciales del pensamiento originario. Esa tendencia a que me refiero es la que
consiste en volver, despus de un rodeo tan largo como es el psicoanlisis, a plantear
teoras sobre el delito, que se haban formulado mucho antes y que haban sido
descartadas en el mundo moderno, por ejemplo, teoras sobre el carcter innato del
delincuente. En este caso se la formula como una irrupcin de instintos, de instintos
ideales que superan las barreras morales de la persona y se realizan en conductas
delictivas. Esa posicin en realidad, no difiere mucho, a pesar de que emplee
vocabulario psicoanaltico, de algunas de las doctrinas ms burdas que sobre el tema
de la delincuencia se han formulado hasta ahora, especial mente en las doctrinas
orgnicas o biolgicas. Al fin y al cabo nos plantea una concepcin del delito como
resultado de un proceso fundamentalmente hereditario, o de un factor hereditario
combinado con algunos elementos de la vida social actual, especialmente con el hecho
de que en determinadas personas por alguna razn, los frenos morales que impiden la
accin de los llama dos instintos criminales son tan dbiles, que son superados por
esos instintos.
Tanto el fundador del pensamiento psicoanaltico, Freud, como sus grandes seguidores
en esta materia de la delincuencia corno Alexander, Reik, Mara Bonaparte, Lacan y
tantos otros que constituyen la corriente propiamente psicoanaltica en el tema de la
delincuencia, estn todos de acuerdo en un punto del que debemos partir para evitar
equvocos posteriores. El pensamiento de Freud si algo nos aporta, es precisamente
una conviccin de que no existe nada en el hombre que podamos denominar instintos
criminales, y voy a exponer por qu el pensamiento de Freud es completamente
antagnico al mismo concepto de instintos criminales.
Todos sabemos que el instinto es una disposicin hereditaria. Ahora bien, la conducta
humana es con mucha frecuencia una conducta criminal y en una forma muchas veces
peor que la conducta de las especies animales. Por ejemplo, consideren a los
carniceros. Ya muchos autores han hablado de eso y han dicho que aquella frase que
dice que el hombre es un lobo para el hombre es una calumnia para con el lobo; en
efecto, las formas como se ejerce la criminalidad humana, la fenomenologa del delito
que podemos estudiar, muestra que est vinculado funda mentalmente a perversiones
sexuales y aberraciones personales que se gestan en nuestra vida y que no son en
modo alguno dispositivos hereditarios. As, por ejemplo, el examen en clnicas de una
gran cantidad de criminales permite mostrar que el crimen coincide casi siempre, si el
examen es suficientemente atento con algunas formas de perversin, de
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aberraciones sexuales dira Freud. Ahora sabemos todos que esas formas son
fijaciones de nuestra libido en un momento de nuestro desarrollo, fijaciones que
proceden todas de alguna perturbacin en nuestras relaciones con el padre, la madre o
los hermanos. Por lo tanto, en ningn caso podemos tomar como un elemento
hereditario instintivo algo que precisamente es adquirido y ya sabemos, despus de la
teora de Freud, que todo aqul que trate el problema deber consultar LOS TRES
ENSAYOS PARA UNA TEORIA DE LA SEXUALIDAD, uno de cuyos ensayos se llama
Las aberraciones sexuales Ya sabemos sus causas y su mecanismo y se han tratado
miles y miles de casos, pero qu sabemos de las aberraciones sexuales?
Una de las cosas que sabemos es que son sociales hasta tal punto que prcticamente
no se dan en el mundo animal. No hay animales fetichistas, no hay siquiera
homosexualismo en los animales, sino puramente ocasional y como sustituto de una
relacin heterosexual, pero no como preferencia. No hay ninguna de las otras
perversiones de que ustedes habrn odo hablar o visto en muchas pelculas en que se
expone el masoquismo, el sadismo, etc. Nada hay de eso en el mundo animal.
Precisamente lo que supuestamente tendramos de instintivos sera, entonces, nuestra
animalidad, segn aquellas teoras, pero es eso lo que no hay en el mundo animal.
Es que en la configuracin de nuestra vida se monta un determinado mecanismo
simblico, como son los fetichismos y todas esas otras perversiones que impiden que
tengamos un objeto sexual fuera de las contradicciones que la aberracin impone. El
hombre se diferencia precisa mente de los animales en que no se relaciona
sexualmente por medio de un mecanismo dado en estmulo-respuesta teniendo ya su
objeto instintivamente logrado de antemano, predeterminado. Por eso el hombre es un
ser cuya vida sexual es mucho ms variada. Puede manifestar su objeto o inhibirlo del
todo, pasar a la impotencia psicgena o puede entrar en una serie de estructuras
desconocidas por el mundo animal. Por lo tanto, si algo nos separa de los animales es
precisamente esos rasgos de nuestra vida y no hay nada ms torpe y ms opuesto al
pensamiento freudiano que tratar de construir, precisamente con base en el
psicoanlisis, la idea de un instinto criminal, una idea completamente absurda si uno la
compara con el pensamiento de Freud y, por lo tanto, no tiene relacin alguna con l.
Esas ideas gustan mucho por ciertas razones que no se necesita ser muy malicioso
para comprender. Lo mismo ocurri con algunas de las ideas de los positivistas sobre
los riesgos hereditarios que determinan el delincuente y la prostitucin, todas esas
tienen como ventaja para el orden establecido, que absuelve a la sociedad de producir
esos fenmenos y queda muy claro que si es un fenmeno biolgico hereditario no es
un producto de la estructura de la sociedad, no es un producto, por lo tanto, de las
relaciones sociales y no puede ser superado variando las relaciones sociales, porque si
no vara las clases no modifica con ello seriamente a los determinantes biolgicos.
Entonces, eso es un pensamiento que est destinado por una ideologa generalmente
racista, que combina muy bien con el fascismo, aunque el fascismo le precedi en Italia;
est destinado a justificar una sociedad en la que existen fenmenos que ella produce
por la estructura familiar que engendra, por las situaciones econmicas que la
caracterizan. En esas doctrinas del determinismo biolgico se presentan como ajenas a
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la estructura de la sociedad los problemas que esa sociedad produce: las aberraciones,
la prostitucin y todo aquello.
Hoy ya sabemos suficiente, inclusive por la simple experiencia histrica, que esas
teoras han sido refutadas ya, no slo por la ciencia sino tambin por la realidad.
Sabemos cmo cambian las sociedades en cuanto a la delincuencia y a la prostitucin,
cuando cambia el rgimen social. Lo que ocurre es que hemos adquirido,
desgraciadamente, en una forma muy difundida, la costumbre de mantenernos en la
pura hipocresa moral que consiste en combatir incansablemente la prostitucin con
sermones que se han pronuncia do en todos los plpitos, durante quinientos aos, pero
al mismo tiempo, teniendo por sagradas las causas de ese fenmeno. Esas si no se
combaten, son sagradas, son parte de los derechos naturales y divinos del ser humano.
Entonces llegamos a la situacin a que llegan los pases donde no se practica ms que
ese tipo de combate, combate sobre los efectos, como en Espaa, por ejemplo, donde
ciertamente se han pronunciado bastante ms sermones contra la prostitucin que en
Rusia, donde casi no existe ya.
Es importante dejar en claro este punto: el psicoanlisis no tiene nada que ver con
ningn determinismo biolgico, ni es posible apoyarse en el pensamiento psicoanaltico
para volver a construir una teora como los llamados instintos criminales del hombre,
ms agudos en unos que en otros. Dejemos ese punto y pasemos a otro que es muy
importante.
He tratado antes, que al aceptar el pensamiento psicoanaltico, el aceptar una doctrina
como la del determinismo psquico, generalizando como lo dijo Freud y como lo
repitieron Alexander y todos los dems que sobre el tema han tratado, sacamos una
consecuencia inevitable, inmediata, y es que al mismo tiempo que la idea de la culpa
queda ciertamente destruida, tambin la idea del castigo debe ser abolida. Despus
que dejamos de lado la idea del concepto del libre albedro y con l el de culpa, en
consecuencia, los conceptos de castigo y de pena deben ser igualmente dejados de
lado, como conceptos que proceden y han sido simplemente adaptados al derecho
directamente del mundo de la religin y del pensamiento religioso sobre el pecado.
Entonces, el problema del castigo debe ser tratado de nuevo en otra forma y creo que
el psicoanlisis ha hecho un aporte muy notable al tratamiento de esta idea. El primero
que la inaugur fue igualmente Freud en su obra TOTEM Y TABU.
El castigo es un fenmeno que tiene orgenes que no debemos olvidar porque son muy
esclarecedores de su significacin actual. La primera forma o primera idea del castigo
es la figura de la expiacin. Encontramos muy frecuentemente en la conducta religiosa
de los pueblos que tienen religiones primitivas, el adjudicar a un ser, que puede ser uno
de los del pueblo o puede ser un animal, todas las culpas de la comunidad y luego
expulsarlo al exterior o despedazarlo o sacrificarlo segn los diversos ritos. Es el chivo
expiatorio, el chivo emisario. Esa es una de las prime ras figuras del castigo, figura que
no tiene relacin alguna originalmente con la conducta de la persona que sirve de
emisario; no se trata que en algunas partes la persona que desempea ese papel haya
hecho tal o cual cosa, sino que es una funcin que la mentalidad del grupo considera
necesaria, dentro de determinado ciclo: limpiar nos de culpas, y alguien debe cargar
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con ellas para que no pesen sobre todo el grupo, para que el grupo pueda ser aliviado
de la culpa. Esa es de las figuras ms primitivas de la idea de castigo, expiacin,
expulsin, exorcismo.
Tambin se castiga para extraer algn demonio del cuerpo de aquel a quien se castiga.
Todava en el tiempo de la edad media la idea de exorcizar predomina en una forma de
juicio que se llama la Inquisicin, que tiene como resultado un castigo concreto. Y la va
del exorcismo todava predomina en el siglo XVI. Slo despus fue superado este
problema. Pero antes de que concibiramos la historia como historia, haba una
creencia sobre ella y no slo un silencio al respecto. Era una concepcin de la historia
como brujera, y un tratamiento por medio de la tortura y d quemar viva a la persona, se
usaba para curarla. Esa es otra concepcin del castigo: el castigo como medio para
extraer el mal, para exorcizar.
El castigo tambin tiene otra concepcin ms clsicamente conocida y ms burda, que
es la de u venganza: en las leyes primitivas, la pena del talin, ojo por ojo, diente por
diente; se compren de directamente esta ltima modalidad como la ms formal.
Esas son las figuras originarias del castigo, d la concepcin del castigo que no son tan
originales ni tan lejanas a nosotros. Siempre hay muchos fenmenos muy modernos
que podemos estudiar y en los cuales volvemos a encontrar la antigua concepcin del
castigo. Por ejemplo, consideren ustedes por un momento, al racismo tal como se
produjo entre los alemanes en la poca de 1933-1946. El antisemitismo que all domin
y que con dujo a una masacre colectiva, como todos sabemos, era un fenmeno
bastante curioso y muy digno de ser estudiado con mucho cuidado y, en realidad ha
sido estudiado, no sin cierto cuidado por fortuna. La concepcin que all oper es un
procedimiento muy similar al mecanismo que les acabo de describir: el procedimiento
primitivo del chivo emisario. Por medio del antisemitismo se trataba de hacer lo
siguiente: expulsar todas las contradicciones internas del pueblo alemn y traducirlas
todas a una sola contradiccin racial entre los alemanes y los judos. As, lo que era
contradicciones internas se desplaz, como dira Freud, hacia una contradiccin
externa. En lugar de las contradicciones de clase, de grupos, de ideas una
contradiccin de raza, y en lugar de dispersin y de las contraposiciones en el seno del
pueblo alemn, una unidad mtica por contraposicin a otros pueblos, a otros estados y
a otras razas. Entonces, mgicamente se puede suprimir todo el problema con la
supresin de los judos, denominada por los nazis la solucin final. Eso todava es la
misma estructura mental que rige a los primitivos que encargan a alguien de salir
destrozado y llevarse consigo las culpas de la comunidad inocente. Por lo tanto, los
fenmenos que determinan el origen del castigo y la idea del castigo siguen siendo
supremamente atvicos y antiguos, de tipo semimgico y semirreligioso. Generalmente
ya la religin interviene en esas formas. Son fenmenos que no por antiguos estn
alejados de nuestras sociedades modernas, no estn erradicados ni mucho menos; si
los vemos ms claros en las sociedades antiguas, eso no quiere decir que estn
erradica dos en las sociedades modernas, y si nosotros pudiramos pensar otro rato
sobre ese problema all donde todava existe con harta virulencia como en el sur de
Norteamrica y en general en los Estados Unidos, podramos ver cmo algunos
psicoanalistas lo han hecho y tambin otros tericos, fenmeno terriblemente atvico
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y supremamente interesante avanzaramos un poquito ms sobre lo que significa el
castigo.
Un fenmeno que podra parecer curioso a primera vista a quienes no tengan cierto
entrenamiento en esta clase de problemas, es el racismo nazi. No digo mejor ni peor,
sino un poco diferente por su funcionamiento. Las regiones donde se ha desarrollado
son precisamente las regiones donde se establecieron las poblaciones ms puritanas,
los ququeros, quienes vinieron con las ideas morales ms exageradas, y diramos
nosotros para simplificar, con las ms fuertes formas de represin en aquella poca,
con una tica del ahorro desarrollada como ninguna otra; ahorro de placer, ahorro de
disfrute, ahorro de dinero y todo para la inversin, para el futuro. Precisamente esta
gente super-reprimida desat una furia que ha terminado tantas veces en el
linchamiento contra la poblacin negra, e invent un personaje completamente
inexistente en el sur de los Estados Unidos. Ese personaje es el negro del racismo
norteamericano, un personaje incendiario, violador de mujeres, desatado animal, de
una sexualidad sin ningn control.
En realidad, el negro del sur de los Estado Unidos, hasta hace poco, era un hombre que
haba, desgraciadamente, interiorizado mucho la opresin de la esclavitud y su figura
contrastaba curiosamente con la imagen del negro en la mente del racista, porque era
ese negro del que ustedes han odo las canciones del Negro Spiritual, esas canciones
de tristeza y sumisin, el negro de la ms compleja interiorizacin religiosa, de una
religiosidad similar aunque ms profunda que la de sus amos. Era pues, digmoslo as,
un hombre que haba interiorizado la opresin de una manera muy visible como lo
manifestaba todo su folklor. Pero el racista vea en l lo contrario, la animalidad
desatada, el deseo incontrolable, la capacidad de violar y de incendiar. Por qu vea
en l eso? Freud respondera: porque lo proyectaba. Porque lo reprima por medio de
un mecanismo de ultra-represin en s mismo, con toda su violencia, su sexualidad, su
agresividad; lo que tena en s mismo reprimido y condenado al silencio, lo proyectaba y
lo vea en los otros. Se le apareca bajo la figura de los negros y por eso los blancos
crearon toda una mitologa sexual, una mitologa incluso delictiva, y convinieron en
protegerse as mismos contra el enorme peligro que constituan los negros. Ese
mecanismo es un mecanismo de crimen o de castigo. Cuando una comunidad como los
nazis o los blancos del sur de los Estados Unidos tienen el poder y leyes represoras y
los ejercen: es un castigo o es un crimen? Este concepto de castigo no se opone tanto
al de crimen, como se suele creer. Son dos conceptos muy hermanos. Hay muchos
castigos que son crmenes colectivos, y hay muchos crmenes que son castigos
privados, de manera que su oposicin es mucho menor de lo que se cree.
Cuando uno examina con cierto cuidado la idea de castigo, se ver que contiene rasgos
de mentalidad simblica y de necesidades neurticas colectivas. Por eso es difcil an
en un mundo tan impregnado de pensamiento cientfico y determinista, erradicar esa
idea, y sin embargo, ningn tratamiento de los problemas que plantea el delito podr
llegar a ser cientfico mientras no se comience por erradicar primero la idea de castigo;
idea que es en s misma esencialmente anticientfica y se funda en toda una cadena de
ideas similares; en la idea de libre albedro, en la idea de culpa, etc. una cadena de
ideas que se defiende con el muy prestigioso concepto de libertad, concepto que es
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aplicado en este mbito, como es aplicado en el mbito religioso, para formular como
deca Nietzsche, la extraa idea de que el hombre es causa de s mismo, de que l es
al mismo tiempo el producto de sus actos y la causa de sus actos; que es un ente, un
ser causa sui. Idea contradictoria en realidad, pero que procede de la necesidad de
hacer que las vctimas de un determinado estado de cosas puedan considerar que la
causa de su situacin son ellos mismos. Es una idea prctica porque modifica la
direccin del resentimiento dice de nuevo Nietzsche por que el resentimiento que
deban tener aquellos que han sido desalojados de todo y larga mente oprimidos,
deben, segn la idea de libertad, volverse sobre s mismos. S, es cierto, viene a
decirles el padre, dice Nietzsche, alguien debe tener la culpa de su situacin. Es cierto
hijo mo, que alguien la tiene. Ese alguien, eres t mismo. Castgate, arrepintete As,
en lugar de buscar las causas sociales y las formas de determinacin de la conducta
como la manera ms expedita de tratar los problemas, convierten esa ideologa en una
fuerza de estabilidad de la sociedad. Producen una duda de libertad que, como dice !de
nuevo Nietzsche, no es ms que una metafsica de verdugos, una justificacin
metafsica del castigo, del castigo como expiacin y como venganza de un conjunto
social amenazado con una conducta cualquiera, de cualquier tipo.
Quera decirles entonces, que el psicoanlisis para que nos aproximemos a esta
elaboracin es en s mismo incompatible con la idea de una determinacin biolgica
del delito, con la idea del instinto criminal, y es igualmente incompatible con la idea de
castigo y todos sus aditamentos; slo cuando limpiemos el campo de esos dos
conceptos, podemos empezar a abordar el tema de nuestro propio territorio sin el temor
de que lleguemos a confusiones con doctrinas, tendencias y conceptos que son en su
estructura, ajenas e incompatibles con el pensamiento psicoanaltico.
El aporte del psicoanlisis a la criminologa consiste fundamentalmente en la
presentacin de una nueva forma de explicacin de los actos humanos. Por lo tanto, no
se puede estudiar el aporte del psicoanlisis a la criminologa si no se estudia
simultneamente la teora psicoanaltica propiamente dicha. Es necesario, es
indispensable para conocer el aporte del psicoanlisis a la criminologa, conocer los
elementos esenciales de la teora psicoanaltica. Es esencial conocer lo que solemos
llamar la estructura psquica o la teora tpica de las tres instancias: ello, yo y super-yo;
las relaciones que guardan entre s y la composicin que tiene cada una, su estructura,
porque sobre esas tres instancias finalmente configur Freud la teora del acto humano
y la teora del carcter. Por lo tanto, nadie puede ahorrarse ese trabajo si quiere
conocer realmente el aporte del psicoanlisis a la criminologa. Pero, como aqu el
propsito es hacer apenas una presentacin del tema, voy a tratar de exponer en una
forma ms directa cules son los puntos esenciales en lo que el psicoanlisis ha
abordado directamente los temas de la criminologa.
Precisar algunos aspectos que son muy importantes y el lector los podr completar
luego con otros estudios en la, medida que se interese por el tema. Podemos sintetizar
de la siguiente manera:
En primer lugar hemos considerado el tema del delincuente por sentimiento de culpa.
Expliqu brevemente el mecanismo que haba descubierto Freud a ese respecto. Otro
31
aporte directo de Freud lo encontramos en el mismo texto donde l hace exploraciones
de caracterologa; es un pequeo estudio que lleva por ttulo LAS EXCEPClONES y
que resumiendo consiste en lo siguiente: Freud encontr en muchos de sus pacientes,
y tambin en la literatura, un tipo de carcter que tiene una particularidad curiosa y es
que parece considerar que aunque las normas y las leyes y los frenos morales son
vlidos en general, no lo son en su caso. En su caso constituyen una excepcin. Esas
gentes se pueden permitir una serie de actos que condenaran en otros, y es un tipo de
carcter que, por simple descripcin que se ha hecho de l como ustedes se
imaginan est continuamente en el umbral de la delincuencia. La exploracin que
Freud lleva a cabo sobre esas personas que manifiestan al mismo tiempo una
aprobacin de la ley en conjunto, pero consideran a sus propios casos como
excepciones, conduce a un rasgo que todos presentan en comn y es que todos ellos
creen haber sido vctimas. A menudo es un sentimiento inconsciente de una injusticia
originaria que los dispensa de entrar en el orden que es vlido para aquellos que no
fueron originariamente vctimas de una tan grave injusticia. Esto se ve, por ejemplo, en
esas gentes que acusan como culpables a sus padres de alguna enfermedad de tipo
hereditario o congnito que tienen y conciben como una grave injusticia que les depar
el destino. Por lo tanto, las normas que originariamente sus padres les dan, no son
interiorizadas por ellos, y en realidad son rechazadas y reclaman continuamente el
derecho de cobrarse esa injusticia. Freud, nos cita al comienzo de su estudio, el caso
de Gloucester en RICARDO III de Shakespeare, cuando Gloucester se presenta en un
monlogo en el que dice:
Pero yo, que no he sido hecho para los juegos placenteros ni formado para
poderme admirar en un espejo; yo, cuyas rudas facciones no pueden reflejar las gracias
del amor ante una ninfa traviesa e inconstante; yo, a quien la caprichosa naturaleza ha
negado las bellas proporciones y los nobles rasgos, y a quien ha enviado antes de
tiempo al mundo de los vivos, deforme, incompleto, bosquejado apenas y hasta tal
punto contra hecho y desgraciado; que los perros me ladran cuando me encuentran a
su paso.., si no puedo ser amante y tomar parte en los placeres de estos bellos das de
felicidad, he de determinarme a ser un malvado y a odiar con toda mi alma los goces
frvolos.
Freud cita este texto y pasa inmediatamente al anlisis de por qu aquel personaje,
Gloucester, tan contrahecho y moralmente tan pervertido, tan framente capaz de
asesinatos y de conspiraciones, sin embargo, es un personaje que para nosotros tiene
una validez artstica y dramtica muy honda. Y comenta Freud, es porque el artista
supo hacer ver el mecanismo profundo de la vida de Gloucester y de sus reacciones, y
supo con ello iluminarnos una parte de nuestro ser; no hay ninguno de nosotros que no
tenga o crea tener algo de qu quejarse del destino, de la suerte, del azar y no trate de
disculpar con ello algo que no puede justificar. Por lo tanto, es un personaje que como
todo personaje que realmente vale la pena ver, habla a una zona de nuestro ser,
porque Freud dijo del teatro algo ms o menos inverso de lo que dijo Aristteles, quien
deca que el teatro nos emociona porque nos permite, por una identificacin con los
personajes que all vemos, la catarsis; es decir, vivir una serie de cosas y descargarnos
de ellas. Freud pensaba ms o menos lo contrario: el teatro nos con mueve y nos
ensea tanto, porque nos permite el acceso a ciertas cosas que somos y que
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desconocemos, porque nos permite el acceso a ciertas zonas de nuestro ser. Freud
dice eso en un estudio muy notable que se llama Personajes Psicopticos en el Teatro
En este caso de Ricardo III, Freud muestra que Gloucester est originariamente herido
y por eso no ha podido configurar lo que llamamos un super-yo, lo que le impida pasar
al acto que coaccione sus propias tendencias, es decir, una interiorizacin de las
normas; porque aquellos que primero le dieron sus normas son tildados por l de
culpables una desgracia de la que l es inocente. Tenemos, pues, en el umbral de la
delincuencia, un nuevo personaje que Freud denomina la excepcin.
Un tercer personaje muy conocido de los analistas freudianos, es el estafador. La
psicologa del estafador ha sido estudiada por varios analistas, primeramente tal vez
por Ferenczi y Karl Abraham quienes estudiaron largamente dos casos. El caso de
Abraham, tuvo luego una curacin espontnea por un matrimonio acertado, porque hay
muchas curaciones espontneas tanto en criminologa como en la neurosis.
Por otra parte, la seora Greenacre en un libro que se llama PSICOANALISIS DE LA
CREACIN ha hecho un brillante estudio de la psicologa del estafador a propsito de
una obra muy conocida y extraordinariamente bella de Thomas Mann, que se llama
CONFESIONES DEL ESTA FADOR FELIX KRULL. All Thomas Mann nos presenta
un estafador, y tiene la curiosa ocurrencia artstica de presentarnos un hombre que se
disfraza de conde y anda por el mundo haciendo toda clase de improperios con una
enorme habilidad y una extraordinaria sensibilidad, como una imagen del artista. Es
precisamente la ltima de las presentaciones del artista que Thomas Mann nos ha
hecho en su obra. La ltima imagen del artista que nos da Thomas Mann, es la del
artista como estafador. Fenmeno, supremamente curioso. El estafador es considerado
all como una persona que no afirma, que no se identifica con un yo socialmente
establecido, y que calificado por todos los asociados en una funcin determinada, con
un conjunto de deberes que cumplir y de derechos a que acogerse, es una persona que
puede darnos mucho ms de lo que es su deber; nos puede dar una gran cantidad de
cosas: obras, composiciones musicales, libros, aportes a la cultura que nadie le podra
decir a nadie que tiene el deber de dar. Digmoslo as: que puede precisamente darnos
todo aquello que no es su deber de dar, pero que no suele tampoco estar en posicin
de que nadie le recia me otras cosas que s son sus deberes. Entonces, ustedes
siempre lo ven un poco desintegra do, desadaptado, y por otra parte, haciendo siempre
ms de lo que debe y no haciendo lo que debe. Ese personaje curioso, pero tan
conocido, del artista, es presentado como un estafador y Thomas Mann hace all un
brillantsimo estudio sobre los orgenes del carcter del estafador que aqu podemos
reducir a lo siguiente: la imposibilidad de identificarse con un yo y la necesidad de
disfrazar con otras personas, con otros nombres, con otros oficios, a los que realmente
tiene, si tiene alguno. Se trata de esa extraa habilidad que tiene el artista de pasar a
desempear muchos papeles, aunque no sea un dramaturgo; tiene que estar habitando
continuamente en otras sensibilidades y otras situaciones para poderles dar vida. Pues
eso, todo procede de una dificultad originaria de identificarse con su padre. Esa
identificacin con el padre o con un sustituto del padre, es una muy importan te
necesidad de estabilidad y fortalecimiento del yo, para decirlo en pocas palabras.
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Thomas Mann nos hace ver una persona que puede desplegar grandes habilidades
pero no las puede desplegar en su propio nombre. Cuntos no tienen que cubrirse con
su seudnimo? Incluso hay algn filsofo que iba cambiando su seudnimo sobre la
marcha, como Kierkegaard, que tan pronto lo encontramos bajo un nombre, Johannes
del Silencio, pasa a otro, Juan Campanero, y nunca nos lo encontramos como
Kierkegaard. Despus, tuvo que ser reconstruida toda su obra.
Pero hay otro caso an ms interesante, de un msico que pretenda ser de los ms
grandes eruditos en la historia de la msica que ha tenido Europa. Se trata de Kroisler
el violinista y compositor que en realidad no era tan erudito como pretenda pero era
mucho ms grande msico de lo que dejaba saber. Tan grande era que pretenda haber
descubierto bellas obras de Vivaldi y Paganini para violn y en realidad las haba
compuesto l. Esas obras tuvieron enorme xito en conciertos en todas las salas de
Europa, hasta que se vino a descubrir la estafa. Es una estafa que en realidad slo
procede del anhelo de ser otro, de firmar otro, de no poder afirmar el propio yo y que no
perjudica a nadie. Este caso nos al-roja luz sobre el carcter que luego han explorado
los psicoanalistas
Aqu desgraciadamente no puedo reproducir todo este asunto pero les recomiendo el
estudio de Phyllis Greenacre y el de Abraham, al que quiera profundizar un poco en l.
El de Abraham est en una obra que se llama PSICOANALISIS Y PSIQUIATRIA y el
de Greenacre, en una obra que se llama PSICOANALISIS DE LA CREACION y ambas
obras se consiguen en castellano.
Hay un caso de investigacin psicoanaltica todava ms interesante y que tiene una
importancia mayscula para la criminologa, para el estudio del delito, especialmente el
asesinato y el homicidio en diversas formas, el caso que podramos denominar como
alguien lo llam alguna vez la legtima defensa preventiva del paranoico. La paranoia
es una psicosis o un momento le psicosis, que se caracteriza desde el punto de vista de
la observacin clnica por el predominio de delirios de persecucin, de delirios de
interpretacin, de celos delirantes, y en ciertas oscilaciones, entre el crecimiento de la
autoestima ms all de todo realismo y sucesivos hundimientos de la consideracin del
propio valor, tampoco nada realista. La paranoia es una enfermedad, desde el punto de
vista del psicoanlisis, en que predominan los mecanismos proyectivos: es decir, la
tendencia a proyectar las propias representaciones y los propios afectos inconscientes
en los dems. El hecho de que el delirio persecutorio se organiza a espaldas de la
conciencia en una forma tan clara, es lo que permite diferenciar la paranoia de un
problema neurtico, porque el neurtico sabe que se encuentra mal y siente que su
caso es un caso, aunque no puede superarlo por el hecho de darse cuenta de ello y
aunque no conozca ni las causas ni los mecanismos de sus problemas; mientras que el
proceso paranoico y eso es lo que lo hace peligroso se realiza enteramente a
espaldas de la conciencia del sujeto. El hombre siente que encontrndose l muy bien,
de la manera ms injusta est siendo perseguido por gentes que lo odian a muerte, y
graves repercusiones de su enferme dad se producen en la estructura de su
personalidad. Hasta que todos empiecen a tratarlo como a un loco, y que su locura sea
inocultable, l no puede aceptar que tiene un problema. Mientras tanto resulta, que su
propia hostilidad inconsciente contra alguien, la proyecta, y precisamente porque la
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proyecta, concibe que es terriblemente odiado sin causa alguna, pero no es ms que el
odio que l mismo tiene y que ha proyectado en el otro. Sin embargo, el odio tal no
existe en la direccin en que el paranoico cree que existe sino en la direccin inversa, y
est reprimido y proyectado; pero hay una manera para que lo reprimido triunfe sobre lo
que le reprime, y es que el paranoico como se ha analizado en algunos casos muy
interesantes sintindose cada vez ms perseguido, puede tomar medidas definitivas
que consisten en la supresin del que lo persigue, y ha ocurrido en casos que han sido
analizados de manera exhaustiva. Es pues, un fenmeno supremamente peligroso y
mucho ms frecuente de lo que se imaginan. Tal vez si tuviramos los medios y los
casos, podramos llevar a cabo estudios de este tipo sobre algunos pasajes de nuestra
violencia aqu en Colombia, en la que se produjeron tan tos fenmenos de difcil
explicacin, y tal vez, encontraramos la legtima defensa preventiva del paranoico
operando como uno de los mecanismos de la violencia. Este es uno de los fenmenos
ms interesantes para el estudio de ciertas formas del asesinato, que podemos llamar,
las relaciones entre el crimen y los episodios psicticos.
Dos muchachas del servicio que se haban mostrado siempre muy buenas, muy
obedientes y no presentaban ningn sntoma raro, en un momento, terminaron matando
a la seora y a la hija de la seora y vistindose sus ropas. Un psicoanlisis descubri
que fue un episodio psictico. Un caso que es todava ms conocido y que ha sido
objeto de largos estudios de varios psicoanalistas, es el caso de Madame Lefebvre,
estudiado por Mara Bonaparte y por Franz Alexander; este caso tambin puede ser
denominado como un fenmeno psictico.
La seora Lefebvre era suegra de su vctima. Perteneca a una pequea burguesa
puritana, moralista, terriblemente avara y muy tradicionalista, del norte de Francia. Esta
seora de pronto resuelve comprar una pistola con el pretexto de que teme a los
ladrones que merodean por su vecindario y va en un viaje en automvil con su nuera y
le descarga la pistola en la cabeza, producindole la muerte inmediatamente. Como no
tena ni el menor antecedente, naturalmente llamaron a un perito, que fue la doctora
Mara Bonaparte, para que diera un diagnstico. Muy sabiamente ella se neg a
contestar el tipo de preguntas que le planteaban, porque eran preguntas que la teora
psicoanaltica critica como tales y por lo tanto no poda responderlas. Cuan do uno
considera que una pregunta est daada tericamente en su misma formulacin, uno
no debe contestarla sino criticarla, y esto hizo la seora Bonaparte. A la pregunta:
Poda distinguir el bien del mal no quiso responder. A la pregunta Lo hizo de manera
responsable, es decir fue intencional o no intencional, tampoco responde porque no
estaba interesada en esta pareja de conceptos. Entonces su peritacin forense poco le
sirvi a la seora. Al menos no la condenaron a muerte pero s estuvo toda la vida
presa. El hecho es que esta seora tuvo lo que suele llamarse un episodio psictico,
como lo demostr en un largo y muy brillante estudio Mara Bonaparte ese episodio
haba sido preparado con una gran cantidad de fenmenos de su vida, desde su ms
remota infancia, a la que se remont el anlisis de Mara Bonaparte. Haba tenido una
serie de problemas graves de personalidad. El primero de todos fue la relacin que tuvo
con su propia madre, relacin en la que predomin la hostilidad y los celos, por el hecho
de que la madre tuvo varios hijos posteriores y por el carcter mismo de la madre que
surge muy claramente en el anlisis. El hecho es que esta mujer vivi toda una serie de
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gravsimos problemas neurticos antes de caer en este episodio psictico. Por ejemplo,
en el momento en que le vino la menopausia comenz a enfermarse continuamente y
pas aos de su vida con terribles dolores. Esos dolores eran hipocondracos, y como
el anlisis logr mostrar, todo aquello no era ms que la protesta por haber perdido la
posibilidad del embarazo, porque ella viva el embarazo como una recuperacin
fundamental, como una reparacin esencial. Entonces, estaba viviendo embarazos
neurticos, histricos, que son muy frecuentes. Incluso, hay neurosis que conducen
hasta la sala de maternidad, por fallas de los que atienden a las seoras, toman una
neurosis con suspensin de la menstruacin durante los nueve meses con crecimiento
del vientre, por un embarazo real, aunque todo eso viene de la cabeza. Pero en este
caso, no lleg hasta all la neurosis. Esta seora haba convertido a su hijo en el
esposo de su nuera, en el consuelo de su vida, pero naturalmente, un consuelo ms
profundo que el que suele decirse en las visitas. El consuelo de todos sus complejos
infantiles, de castracin -(porque las mujeres tambin lo tienen)- de prdida irreparable.
Lo haba enfocado todo en su hijo, y en el matrimonio de su hijo. Como se podrn
imaginar, no fue de su agrado por lo tanto, la noticia del embarazo de su nuera. Eso fue
lo que desat el proceso psictico en ese momento. En el momento en el cual esta
seora lleg a tener la noticia de que su nuera estaba embarazada, inmediatamente
descubri que le daban miedo los ladrones y fue y compr un revlver. Ya el proceso
estaba en marcha y tan pronto se con- firm el embarazo la nuera misma lo confirm
en palabras un poco duras para la suegra, dicindole: pues ya ve usted ahora qu
lugar ocupo en su vida, y que tiene usted que contar conmigo la seora consider
que se haban sobrepasado todos sus lmites y produjo el crimen, porque en ese
momento un elemento fundamental de su mecanismo psquico, como mostr
posteriormente Alexander (Mara Bonaparte no alcanz a ver ese problema) le fall. En
ese momento cay en un proceso de identificacin consumada, y crey hacer, a
nombre de su madre, es decir, de lo que interpretaba y proyectaba en su madre, un
acto que era el cumplimiento de un deber. Todava en el proceso lo dice: tengo la
sensacin de haber cumplido con un deber. Ese acto es lo que se denomina un
episodio psictico. Claro que este caso no se puede estudiar sin, por lo menos, saber
en qu consiste prcticamente la psicosis y cmo se diferencia de la neurosis. Por eso
les digo que todos los aportes reales del anlisis a la criminologa, todos dependen de
que uno estudie lo fundamental del anlisis.
Sin embargo, quiero seguir dando algunos ejemplos de estos aportes, con el fin de que
el lector se interese y prosiga y no con el fin de que con esta simple informacin o
introduccin, vaya a quedar sabiendo de esto.
Otro aparte muy conocido es el estudio que tambin introdujo el psicoanlisis, de los
actos simblicos compulsivos que son muy frecuentes entre delincuentes, por ejemplo,
la cleptomana como acto simblico compulsivo. Esta funcin simblica impone la
necesidad, la compulsin de robar, a gentes que no necesitan hacerlo y no se ve qu
motivos puedan tener para tomar semejante riesgo y exponerse a un peligro gravsimo
de quedar en una forma poco digna y hasta en peligros fsicos reales. Sin embargo, lo
hacen por una extraa compulsin.
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Mientras uno no descubra el smbolo que en el caso de la persona tiene el acto de
robar, no puede solucionarlo en absoluto, ni tampoco juzgarlo, por su puesto. Por lo
tanto, recomiendo hacer alguna investigacin a este respecto.
Hay otro que tambin es muy conocido y que resulta bastante ms grave: es la
piromana como compulsin simblica a quemar, y que por sus resultados, puede y
suele tener consecuencias gravsimas. Es muy bueno, por tanto, estudiar tambin sus
mecanismos, y ellos los pueden encontrar en muchas partes.
Por ltimo, voy a hablar de otros dos aportes muy notables del psicoanlisis al
problema de la delincuencia, y son los siguientes: el estudio de dos pocas de la vida
humana en las cuales se pueden producir fenmenos de ese tipo, la adolescencia y el
climaterio. Son momentos difciles de la vida humana, como Freud lo supo mostrar
brillantemente.
La adolescencia es un perodo en el cual ha terminado una etapa que solemos llamar la
Latencia, una etapa despus del Edipo, en la cual el nio entra a un largo perodo en el
que sus deseos, hostilidades y temores hacia sus padres han sido ya finalmente
reprimidos, y estn sublimados en juegos, deportes y en sus preferencias. Es la edad
en que el nio quiere afirmar su virilidad ya no imitando al pap sino siendo bombero,
polica, aviador. Quiere buscar imgenes mucho ms abstractas de la virilidad y de la
autoridad y no ya la imagen directa del padre. La nia tambin entra en un perodo de
formacin de identificaciones y entra tambin en el juego como forma de competencia y
de realizacin simblica.
El perodo de latencia va desde los seis o siete aos a veces desde los cinco hasta
que comienza la pubertad, cuando es necesario volver a encontrar los problemas que
haban quedado en ese largo aplazamiento. En esa latencia que tan bella y dulcemente,
una historia infantil, trata como el sueo de la bella durmiente, antes del despertar de
la pubertad.
Ese largo sueo es la latencia hasta que viene la pubertad, perodo en el cual la
persona se encuentra en una serie de necesidades, las necesidades sexuales, esta
vez, directamente genitales una maduracin orgnica, como deca Freud, que
precede a la maduracin sexual. El joven, el adolescente ya est maduro para el amor,
para la sexualidad orgnicamente, pero no lo est social- mente. Para esto todava
necesita hacer ms estudios o trabajar ms y acumular ms dinero para poder casarse,
pero no se puede casar en ese momento, al menos en nuestra cultura. Entonces
comienza ese largo perodo de desequilibrio entre lo que uno ve como maduracin
orgnica y de lo que uno no ve como maduracin social. As lo formul Freud en el
estudio LA MORAL SEXUAL CULTURAL Y LA NERVIOSIDAD MODERNA.
En ese proceso se producen adems muchas cosas. Por ejemplo, la necesidad de
encontrar un objeto para el amor, un objeto fuera de los dados ya, porque hasta
entonces el objeto le era inmediatamente dado en la madre o sus sustitutos o sus
smbolos, y adems la sexualidad era en gran parte auto-ertica, polimorfa, con
satisfacciones generalmente artstica de las zonas ergenas, la boca, el ano, etc. Pero
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en la pubertad se plantea la necesidad de hallar el objeto, es decir, el objeto de una
satisfaccin ertica que no sea autoertico sino heterosexual, para lo cual los
adolescentes tienen graves dificultades porque nada los ha preparado para ello y
muchas prohibiciones han pesado sobre el joven. Es el perodo de la timidez, que es
peor que la timidez misma o la timidez vencida. Es el perodo de las dificultades, de
encontrar el objeto, perodo en el cual el yo no est an estructurado, y por lo tanto, la
bisexualidad se manifiesta en las grandes amistades, en las amistades inseparables,
entre los hombres y entre las mujeres. Es el perodo tambin en que el hombre se
encuentra en un momento de no inscripcin social. Se parece ms al artista en ese
momento, de lo que se parecer nunca. Y est mucho ms prximo, en ese momento,
por eso mismo, a la poesa, al arte y tambin a la revolucin, en el sentido ms
romntico. Luego entra en la Edad de la Razn, en la oficina, en el yo estructurado y
pierde sus posibilidades y sus angustias. Adquiere tranquilidad y un poco de
embrutecimiento funcional. Esto se llama la edad de la razn. Al pasar por ese perodo,
pues, el hombre tiene graves problemas y uno de ellos es que adems de estar ms
vecino al arte, a la revolucin soadora y ms tmido tambin, est ms propenso al
delito, porque tiene mucho menos interiorizadas las normas, porque tiene muchos ms
conflictos de autoridad vivos y patentes que en otros perodos. Por eso el estudio de la
adolescencia que el psicoanlisis abri para nosotros es una gran ayuda en
criminologa.
Un hecho que todos conocen, la delincuencia juvenil, es un fenmeno de una gran
importancia social. Un gran pensador moderno, el Dr. Lacan, deca a este respecto:
nos encontramos bajo el signo de un fenmeno colectivo, de un fenmeno de
civilizacin de repercusin insospechada por nosotros, que es la decadencia de la
autoridad paternal y la presencia de una nueva figura en la historia: el padre cado, el
padre vencido, el padre que ya no puede encarar la autoridad, y esto ha desatado
fenmenos colectivos inslitos .
El otro perodo problemtico, es el climaterio. El episodio psictico que acabo de narrar
es una ilustracin del momento en que la persona pierde o abandona, o por una razn
orgnica pierde las funciones sexuales que ha tenido. Es un momento de la vida que le
plantea graves problemas inconscientes, porque todo lo que haba puesto en ella,
sabindolo y sin saberlo, es de nuevo soltado. Todo aquello que haba servido para la
realizacin o para la ocultacin de ciertas tendencias, deja sin terminar muchas cosas y
deja que empiecen a manifestarse muchas otras. El fin de la sexualidad de las mujeres
aparte de la prdida de la posibilidad de maternidad como una brusca irrupcin, puede
presentar en una persona graves trastornos de la personalidad, fundamentalmente en
lo que Freud denomin, la regresin: al no poderse realizar en la etapa genital de la
vida, la persona puede regresar a una etapa anterior, por ejemplo a la etapa anal, y
entonces puede retornar a lo que se denomina en psicoanlisis el sadismo anal, una
etapa de la vida en la cual las figuras de la posesin y agresin eran determinantes de
la conducta. Por lo tanto, esto puede presentar graves problemas. Fuera de los
episodios psicticos peligrossimos, puede presentar tambin muy graves problemas
neurticos, relacionados con el dinero y la agresividad.
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Quiero introducir un tema muy complejo que tambin abri Freud en su obra
METAPSICOLOGIA, ltimo captulo. Es el tema del suicidio que hace parte en cierto
modo de la criminologa. Pues bien, Freud mostr all este primer elemento del juicio: el
suicidio es generalmente una muy fuerte tendencia a una enfermedad psquica que se
denomina la melancola o que algunos denominan la psicosis maniacodepresiva, cuyo
cuadro clnico es el siguiente: la persona se encuentra muy bien, mejor que lo que
deba, confiada y tranquila y un poco exaltada. Pero en seguida viene un perodo en el
cual se siente deprimida y comienza, cosa tpica de la enfermedad y rasgo que la
caracteriza, el perodo de los auto-reproches. Persona que se senta necesaria para la
vida de la sociedad, comienza de pronto a considerarse como el ser ms vil que pisa
sobre la superficie de la tierra, como un ser indigno de estar vivo, y comienzan los
reproches cada vez ms fuertes junto con una gravsima angustia y un gravsimo dolor
que termina psquicamente en la auto-agresin y muy frecuente mente, si no se logra
impedirlo, en el suicidio. Esta es la forma ms manifiesta del mecanismo del suicidio, la
forma en que puede ser estudiada de una manera ms clara. Examinmoslo ms de
cerca: en ambos momentos, la exaltacin y la depresin, hay una muy fuerte corriente
narcisista de la libido a una catexia, un investimiento de la libido sobre s misma, sobre
el propio yo, y en otro, que uno es una persona tan vil como para poder perjudicar al
mundo y ser daina al universo, se necesita valorarse mucho, se necesita creerse una
persona supremamente importante. Hay muchos, piensa el melanclico, que son tan
poca cosa que no logran hacer dao ni an con su vileza; en cambio l considera que
su caso es un caso hondamente perjudicial para los hombres y por lo tanto mantiene
las posiciones de su libido en el yo, slo que invierte el efecto: lo que en un momento
aprueba, en ese momento condena, pero en ambos momentos infla y exagera. Este
personaje, dice Freud, (para reproducir- les el sistema muy simplificado) se ha
identificado con uno de sus padres y esa identificacin est cambiada por la mayor
hostilidad contra uno de sus padres, que suele ser la madre, por lo dems, con la que
se encuentra identificado. Y al identificarse con aqul y haber reprimido esa
identificacin, vuelve contra su propio yo la hostilidad que originariamente tena y haba
reprimido contra el padre de que se trataba. Ustedes ya pueden ver que es una
enfermedad que se produce por muy malas situaciones originarias familiares que
obviamente deshacen al nio. Por ejemplo, una grave hostilidad contra la madre, muy
frecuente, como reaccin a situaciones de abandono repetidas que termina en una
identificacin. El suicidio es el acto por el cual simblicamente liquida a aqul con el que
est identificado. De manera que todas estas teoras sobre el suicidio que par ten de la
base de que el suicidio no representa nada simblico, sino un acto de agresin directa
contra s mismo, olvidan lo principal del caso.
Los anlisis del suicidio desde el ngulo socio lgico, han sido muy interesantes; por
ejemplo, Balendier que tambin es un hombre de formacin psicoanaltica, hizo una
investigacin sobre el suicidio de los negros, en las haciendas en el Brasil y encontr
una constante muy interesante, para que profundicemos un poco en este tema, y es la
siguiente: se encontraban casos frecuentes de suicidio en determinadas haciendas
donde los patronos y los capataces eran muy buenos; mientras que donde no se
encontraba ningn caso de suicidio, los capataces eran prcticamente sdicos. El
anlisis con investigacin supremamente detenida sobre el terreno, condujo primero a
ese resultado, y despus, a otros maravillosamente complejos que desgraciadamente
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no puedo referir ahora. Pero ese primer resultado es el que me interesa: aquel que
puede ubicar fuera de s al objeto de su hostilidad no tiene por qu suicidarse. Puede
intentar el asesinato, u otra cosa, como valorarse, que era lo ms frecuente en esas
haciendas del Brasil. Si al negro le apareca el capataz con imagen de un padre terrible,
una autoridad terrible que lo haba reducido a una situacin objetiva muy vecina a la
esclavitud, y sin embargo al mismo tiempo apareca como un ser protector y bondadoso
contra el cual no puede poner a funcionar su enorme hostilidad, se identificaba con
aquel objeto de sus viejos odios y los volva contra s mismo, de manera que si ese
patrn era muy bueno el hombre se mataba y si el patrn era muy malo, se volaba.
Preferible el patrn malo en ese caso. El suicidio es pues, otro tema que la reflexin
psicoanaltica abri para nosotros y tiene mucha importancia en criminologa.
Voy a hacer la siguiente reflexin final: trat de mostrar anteriormente, que el
psicoanlisis se opone al concepto de castigo, considerando ese concepto como un
sntoma de una neurosis social, de una tendencia neurtica de la sociedad en su
conjunto. Pero, naturalmente no es slo el psicoanlisis el que se opone a la nocin de
castigo. Por ejemplo, todo determinista se opone a l por definicin aunque sea un
determinista organicista. Y muchas otras clases de positivistas, por simple lgica
interna, se tienen que oponer a la nocin de castigo y tienen que oponer la nocin de la
prctica criminal sobre una nocin como la de peligrosidad social y la prevencin de ello
como defensa de la sociedad contra amenazas que pueden estudiarse objetivamente
aunque no puedan culparse. Entonces, en ese caso tendramos que desplazar todas
nuestras preocupaciones al estudio de la grave culpa, al estudio de la grave
peligrosidad. Caso difcil de realizar en la prctica por razones de diverso tipo. Primero,
porque es una posicin mucho ms radical de lo que se cree. La peligrosidad
considerada en s misma es difcil de tomar como un objeto directo de la criminologa
por lo siguiente: Porque la peligrosidad en una persona es algo independiente de que
haya cometido o no un delito. Si juzgamos la peligrosidad exclusivamente y no tenemos
ninguna idea de venganza o de castigo, un seor que lanza un ladrillo desde la azotea
de un edificio y no mata a nadie es igualmente peligroso al seor que s mata a alguien,
porque la peligrosidad de estas dos personas no depende de que por azar pasara o no
pasara nadie por debajo, sino del acto que realizaron. Es igualmente peligroso, si
habiendo podido prever que el automvil no tena frenos se le atraviesa un nio o no se
le atraviesa. La peligrosidad es la misma.
La peligrosidad ya no permite pasar de la realizacin del delito a la determinacin de
culpa sino al anlisis de la configuracin de la estructura de la persona, al anlisis ms
psiquitrico que criminolgico. Sin embargo, el concepto de peligrosidad es un concepto
esencial y tal vez algn da ocupe el lugar importante que merece. Pero el problema
que surge a este respecto, es que nos introduce en un tema que excede los lmites de
la temtica propuesta en este primer trabajo, y slo podemos indagar en que tipo de
sociedad podra ser necesario ese concepto de peligrosidad social, porque en esta
sociedad, en que no hay intereses comunes, es evidente que ese concepto no puede
funcionar ni es requerido.