Poemas Kariña

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Nota de Aporrea: Publicamos una breve seleccin de textos del poeta karia Jos

Canache La Rosa, como una forma de aproximarnos al imaginario y a las vivencias


del proceso de resistencia del indio venezolano ante el colonialismo, tanto en el
ayer como en estos das de nuestra contemporaneidad. Como informacin del
autor se indica que forma parte del grupo de poetas de la Mesa de Guanipa, nacido
en El Tigre en 1956. Ha publicado, entre otros libros, "Piel de Maraka" (1993) y ha
recibido el Premio nico, XIII Bienal Nacional de Literatura, "Toms Alfaro
Calatrava", gnero poesa, 1998 (Ateneo de El Tigre / Diario Antorcha / Anzotegui
/ Venezuela) y el Primer Premio, Bienal Nacional de Literatura, "Lucila Palacios",
mencin poesa, 1999, (Gobierno del Estado Bolvar / Venezuela), entre otros
galardones. Reside en Puerto La CruzSLO EN EL BORDE DEL MUNDO

el mar aguarda el naufragio de los ros
almadas como juncos y chenchenas

"Aparte las ramas
y el horizonte desliz su curva de cielo en mi boca"

Mui esclarecida Reina, e ass de tal manera
las islas deste mar crecieron e florecieron
de las manos de Dios para nuestra recordacin e memoria

Playas raspadas de resplandor bajo la ardenta del trpico
y sobre las ondas del oleaje
cabeceante
la proa
el relmpago de la cruz y la espada
bonetes coloreados medias colorinche
y collares de amatista al pecho

Miles de pjaros estallan plenos en la espesura
voceros graznidos

Crakg Crakg Crakg

"... pint mi cuerpo de rojo onoto
vestidura de la piel
para el oficio de la guerra inacabable..."

El amor es flaqueza
que no debo permitirme

Han incendiado mi casa
con mi gente dentro
les vi sali enloquecidos

Mi hija de dos aos
Mi padre...



1692

Todos duermen

Escucho la voz del puidei

Invoca Canta Llama

Maana es da de guerra

La voz del puidei habla a solas
su maraka es giro lento de la tierra
capachos en golpeteo rtmico

Dormimos a pierna suelta
"El nos cuida"

Al amanecer
seal muertos y prisioneros en el pajonal
quince muertos
dos prisioneros

Quince nudos en la paja entrelazados
Dos nudos solitarios



ENTONCES NO CEDERS A LA TRISTEZA

Pues das difciles abaten tu tribu
Y tiempo no hay para el desaliento
O la gravedad de la pesadumbre

Apresta entonces arco y macana
Varones diestros en el arte de la guerra
Artesanos hbiles en tallar flechas punzantes de odio
Guerreros sabios y prudentes en batalla
Que tiempo no hay para la desesperanza

El enemigo se aproxima
En densas hordas
Ondeando trapos negros que hablan de muerte
Pidiendo a gritos tu cabeza
Por la lengua seca del desierto
Y tiempo no hay para el abatimiento

Has de levantar en pie de guerra un pueblo
Defender tu estirpe y ancestros
Guiar victorias
Pues das difciles te cercan

Y slo de ti depende
Ser vuelo de ceniza en el aire
Esplendor de un destino
AREMI DE ESCUPIR AL HOMBRE DEL MAL

Mi odio te seguir
escoltando tus pasos
ser alambre de pas rasgando tu piel
garra tensa despellejndote lenta tenue
como brasa viva

No sentirs
mi aliento temblando en tu oreja
mi palabra flecha tinta de curare
cruzando invisible el aire hasta tu pecho

Mi odio
ser tu almohada
con plumn de cascabel
te dormirs


CADA DA MUERE UNO DE NOSOTROS

Llegan noticias.
Vuela el colablanca. Se escucha su grznido.
Caen estrellas de la pared del cielo
y un rbol, otro ms, se incendia.

Cada da muere uno de nosotros
y quin podr llevar la macana
hacer patacos invisibles en el camino
ser digno de plumas y chagualas
beber aj molido sin dolerse
no mostrar flaqueza ni cobarda ante el invasor.

Cada da muere uno de nosotros
y no hay reemplazo
hasta la gente ha comenzado a cambiar
ahora
en sus voces se escuchan palabras extraas

1692

Hemos perdido la batalla
les siento buscarme

Herir los matorrales
Golpear las piedras
Raspar la tierra

Su cobarda la cubren de conchas
No pelean como hombres: son terecayas
Ni rostro tienen: slo pelos
Despiden un olor a bicho muertos: repugnante

Eramos setenta y ocho
y fueron quince nudos en la paja entrelazados
dos nudos solitarios

Insistimos
tenan nuestras mujeres
la bella Mrica, esposa de Caripa
Airuma, prometida de Ipuremo
Maricushi, mujer de Aciparene
Pasticinume, Antashoma, Anacip...
y Tascanoni, mi hermosa Tascanoni, de voz leve como rumor de ro

NOS ENSEARON A OLVIDARNOS DE NOSOTROS

Horas, das y noches
mirbamos alucinados una cajita de luz
donde el mundo banalizaba sus portentos
ESCUCHO LOS LAMENTOS DE LAS ALMAS

Perderse en la distancia
A medida que pasan en parvadas
En destierro al sur

An el incendio quiebra su resplandor rojizo en las altas azoteas
An los perros continan pelendose por despojos de carne en los
cadveres
EL IMPERIO DEL GUILA UNIDO ERA CON LA TINIEBLA

Sus hijos envilecidos no hacan sino consumir drogas, alcohol y sexo

Surcaban los aires en gigantescos escarabajos
Llevando sangre y desolacin
A pueblos enteros que se negaban aceptar la soberbia de la Bestia

Y uno y otro fueron el mismo rostro
El monstruo bifronte
Bailoteando por el planeta
Embrutecido de contento


LOS PORTAVIONES VIGILAN LAS AGUAS DEL MAR OCANO

Lanzan inmensos zancudos
Plagas gigantes con zumbido de trueno
Contra lo que no comprenden
Lo diverso
Lo diferente
POR LA NIEVE AVANZAN LOS ASESINOS

A pasos lentos
Enfundados en pesados abrigos van
Cubierto el rostro con pasamontaas van
Llenos de paciencia van

Con garrotes golpean cabezas de focas
Con palos machacan cabezas de morsas
Cachorros Padres Madres

La nieve se agolpa de grandes manchas rojas
Una carnicera innecesaria
Para conseguir grasas
Aceites para encender lmparas
Que a nadie darn luz

SON LOS TIEMPOS DE LA DESOBEDIENCIA

Hijo contra padre
Padre contra hijo
Hermano contra hermano
Esposa contra esposo
Esposo contra esposa
Tiempo de la Gran Ramera fornicando por todo el planeta
Tiempo de la adoracin atolondrada del Becerro de Oro
DNDE ACUDIR A DESCANSAR DE LAS FATIGAS DEL MUNDO

No hay lugar en calma para el reposo

Como en espiral inmensa el planeta rueda ciego en la oquedad de la
sombra
Y grande isla es el alma del hombre
Cerrada en su individualismo
Apretada en su soberbia
Firme en su avaricia
Sin tierra firme para el justo
El hombre compasivo

UNA MSICA LEVE

Afirma su danza de quejumbre

Y tras el contrapunto y la armona
La voz de la Bestia habla su horror

Qu desolacin es sta que nos arrastra?
Qu ruidos son estos que afirman su podero?

La esperanza parece abandonarnos
La falta de fe comienza a nublar los dbiles de corazn
Y nuestras manos se crispan de congoja

Pero as la muerte nos tome
Y nuestros ojos afirmen la fijeza
Nuestras almas de guerreros
Tornarn una y otra vez al planeta
En el devenir del tiempo
En el devenir del porvenir

Y reencarnaremos en todos los cuerpos que sean necesarios

Vestidos de rojo onoto
Llevaremos el arco y la macana
Hasta triunfar ante La Bestia
Exilar hasta el confn del universo

Tanta Mierda

LOS AVAROS SON DUEOS DEL PLANETA

Y nos fren en su aceite de mezquindad

Como si en ello se les fuera la vida
Acumulan (como Rico Mac Pato)
Inmensas bovedas repletas de lingotes de oro
Pases enteros con sus yacimientos petroleros

"Oro Oro Oro"

Dicen conmovidos hasta las lgrimas
Cegados por el brillo centelleante del metal

Y nuevamente "El Macho Cabrio de Oro, Plata y Lapislzuli"
de la reina Shubad vuelve con sus fueros

"A los hombres de Uma, yo, Eannatum, he tirado la red grande"

ESTELA DE BUITRES

Dicen ser los Amos del Planeta
Y son los nuevos adoradores de las "Tres Cabras Monteses de Larsa",
Babilonia
Devotos de Shamash, Moloch y Labartu

Vicarios actuales de Pazuzu en la Tierra

PALABRA DE TIGLAT-PILESER I

"Los cuerpos de mis enemigos derrib como hace el dios de las
tempestades; corra su sangre por los barrancos. Les cort las cabezas y
las amonton a la entrada de sus ciudades, como gavillas de trigo.
Arrebat sus posesiones y los despoj de sus bienes"

UNA MUCHEDUMBRE VOCIFERANTE

Vestida de luto
Recorre Calles Avenidas Puentes
Ondeando banderas negras

Los rostros crispados de ira
Piden venganza

Los puos en alto
Reclaman la dicha perdida

Ah, nuestros viajes a la capital del imperio del guila
Ah, nuestros carros de lujo
Ah, nuestras ropas de marca
Nuestros vinos y privilegios

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