Tesoros
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Universidad de Los Andes. Mrida. Chjalmar Ekman, Francisco Chacn. Tesoros ... pp 431-461
Tesoros y entierros:
Mitos y rituales de los cazadores de
botijas de
Santa Cruz de Mora, Estado Mrida.*
Chjalmar Ekman
Francisco Chacn
Universidad de Los Andes
Escuela de Historia
Resumen
Este artculo intenta realizar una aproximacin, desde el punto de vista
etnogrfico, al fenmeno conocido como cacera de botijas en la poblacin de Santa
Cruz de Mora y sus adyacencias, en el estado Mrida. La cacera de botijas, si bien podra
entenderse como bsqueda de tesoros comn y corriente, ha demostrado ser un fenmeno
con mltiples anclajes en la heterogeneidad cultural caracterstica de la comunidad que
genera y sostiene el mito, dado que los rituales y creencias de los personajes involucrados
hacen referencias constantes a un mundo mgico, fantasmal, que compone la esencia
del quehacer mtico y convierte a la tierra y al hombre que la trabaja en una dualidad
constante sembrada de secretos y expectativas, dando al individuo una forma particular de
ver el mundo a partir de sus propias creencias y deseos. Presentamos una descripcin del
acto de cazar botijas en sus aspectos mticos y rituales, principalmente, y un posterior
esbozo de interpretacin, con base en argumentos etnogrficos e histricos.
Palabras claves: mito, ritual, tesoro, Merida
Abstract
An attempt from an ethnographic perspective to give insight into an activity
known as treasure hunting in Santa Cruz de Mora in the State of Merida, Venezuela.
Treasure hunting as the discovery of ordinary valuables is seen to be grounded on a
recognized cultural phenomena in the community which generates and sustains this
activity as part of a mythical tradition. The classification of the accompanying rituals
and beliefs on the part of persons involved as traditional is due to a continuing reference
to magic and fantasy which involves the participants in a constant duality of hidden
secrets and expectations. A worldview is formed on the base of individual beliefs and
desires. Treasure hunting, its myths and rituals is defined and discussed on the basis of
historical and ethnical findings.
Key words: myth, ritual, treasure, Merida
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1. Qu es una botija?
Una botija, en su acepcin ms general, es cualquier objeto
cncavo y de arcilla fabricado por el hombre. Segn el Diccionario
de la Real Academia Espaola (2006), es una Vasija de barro
mediana, redonda y de cuello corto y estrecho; en otra acepcin,
atribuida al castellano coloquial de Honduras, una botija tambin
es un Tesoro oculto o enterrado. Pero en la comunidad de Santa
Cruz de Mora, la botija es, adems del objeto real, el objeto ritual
alrededor del cual ocurre la magia; donde rondan una serie de creencias y prcticas que conforman un mito. Aqu, la palabra botija no
es utilizada tanto para nombrar a una vasija de barro comn, como
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A) Entierro de la botija
Las personas que entierran alguna botija son en general
hombres o mujeres que han podido acumular a lo largo de su vida
una cierta cantidad de oro o plata (joyas o monedas) y que deciden
esconderla en la tierra por cualquier motivo. El hecho de guardarla
bajo tierra o enterrarla, de por s, no garantiza que el tesoro est
totalmente seguro, razn por la cual el enterrador establece ciertas
condiciones, previas e irrevocables, para quienes posteriormente
pretendan expropiar la botija. En este punto entran en juego las
creencias religiosas en torno a la vida ms all de la muerte y el
poder de los conjuros mgicos: el tesoro que iba a ser escondido,
tena que ser protegido de los posibles usurpadores, ya fuese por
medios fsicos, o mgicos.
Segn los testimonios de las personas que han vivido de cerca
el fenmeno de las botijas, la persona que se dispone a realizar un
entierro prepara una vasija especial, ya sea de barro (mcura), de
hierro o de cobre, en cuyo interior deposita los objetos de valor que
desea esconder y procede a envolverla con algn tipo de veneno para
protegerla de quien quisiera expropiarla. Uno de los venenos ms
conocidos popularmente para tales efectos es llamado Solimn, y
segn afirman, tiempo atrs era posible su adquisicin en cualquier
farmacia; informacin que resulta de sumo inters, tomando en
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B) Manifestacin de la botija
La primera manifestacin de la botija ocurre despus
de la muerte de su dueo legtimo. Esta manifestacin, que de
acuerdo con las descripciones de los informantes calificamos
como fantasmal, puede ocurrir de modos muy diversos. Dentro
de los factores ms comunes tenemos que la manifestacin suele
darse por las noches, luego de la cada del sol; segn quienes han
experimentado el fenmeno, se percibe la aparicin de luces de
origen desconocido que se posan o flotan sobre el sitio donde se
encuentra la botija. Muchos las describen como esferas de luz6
que vagan en el aire y se posan en el suelo, o como una especie
de brasa incandescente que no se consume y que permanece largo
tiempo en el lugar donde se cree que est enterrada la botija. Este
tipo de manifestaciones ocurre con ms frecuencia cuando la botija
se encuentra en un terreno abierto y lejano, en la parte ms distante
de una finca, en las ruinas de alguna casa antigua y abandonada, o
en algn bosque deshabitado, llamando as la atencin de quienes
estn en la distancia.
Cuando las botijas estn ocultas en construcciones o lugares ms cerrados y habitados, las manifestaciones toman formas
distintas de las anteriormente descritas. Quienes han estado en
casas donde se piensa que existe algn entierro cuentan que se
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C) Desentierro de la botija
El tercer momento es sin duda el ms extraordinario por
ser el ms elaborado en cuanto a rituales, y el que ms subsiste en
el presente; mientras que los momentos anteriores del mito suelen
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atribuirse a generaciones previas y no se conocen sino por referencias de la tradicin oral. El momento de sacar la botija constituye el
ncleo ritual de los cazadores de botijas en el presente, y es entonces
cuando despliegan todo su conocimiento y tcnica para contrarrestar
las fuerzas que luchan para que el tesoro permanezca oculto.
Mientras que la poblacin entera participa en el proceso
de preservar, modificar y transmitir de manera oral los aspectos
mticos de las botijas, a la hora de abrir la tierra y revelar sus secretos, slo uno es el protagonista: el cazador de botijas; especie
de sacerdote profano que conoce los secretos para contrarrestar
los designios de los espritus de la tierra, y que es capaz de llegar
hasta donde muy pocos se atreveran a ir en busca del tesoro. No
obstante, algunas botijas han sido encontradas por mera casualidad. Se cuenta, por ejemplo, que en la aldea de San Isidro una
retroexcavadora desenterr un bal lleno de morocotas durante la
construccin de la carretera; tambin el caso de Canagu, donde
la demolicin de una casa antigua dej al descubierto una botija
enorme que estaba oculta en los cimientos, y que aprovecharon
muchos de los que se encontraban en los alrededores - hasta que
finalmente fue confiscada por la Guardia Nacional. Estos casos,
considerados verdicos por muchos pobladores que dicen haber
presenciado los hechos, fortalecen an ms la tradicin oral y reavivan la esperanza de los cazadores de, un da, encontrar su propio
tesoro. A partir de estas y otras muchas historias, los cazadores de
botijas ejercen su sabidura y su particular cosmovisin, utilizando
los antiguos rituales y creando nuevas y originales variaciones
y recombinaciones de los actos rituales, con el fin de hacer ms
efectiva su bsqueda; muchas veces, la cacera de botijas exige
tanto de ellos, que terminan dedicando su vida a una bsqueda
que no se saben si ser o no fructfera; pero que de serlo, ofrecera
perspectivas infinitamente superiores a las que puede ofrecer el
trabajo comn y corriente.
As que, con el fin de hacerse rico rpidamente, el cazador
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de botijas sale a la bsqueda del tan anhelado tesoro. Recoge testimonios, especialmente los referentes a manifestaciones sobrenaturales como luces, nimas aparecidas y cualquier tipo de eventos
que puedan ser considerados como seales o pistas que revelen la
ubicacin tentativa de una botija escondida.
El cazador de botijas posee un conocimiento preciso respecto del fenmeno, as como de los modos ms adecuados para
desenterrar la botija y evitar, al mismo tiempo, que los espritus de
la tierra la cambien de lugar o la transformen en alguna otra cosa
sin valor. Una rica tradicin ritual lo acompaa en su trabajo: oraciones especiales, conjuros, ritos, herramientas las cuales estn
estrechamente emparentadas con muchas creencias catlicas como
son el poder de la palabra a travs de la oracin, el poder de las
reliquias y smbolos sagrados; e ideas relacionadas con otras formas
menos ortodoxas de conocimiento, tales como ciertos asomos de
alquimia en la constitucin de algunas herramientas, y cualquier
elemento animista o de otro tipo, como se ver mas adelante.
Existen muchas maneras de desenterrar botijas, puesto que,
como dijimos antes, cada cazador es libre de modificar su tcnica
si considera que con ello puede lograr mejores resultados. Sin
embargo, podemos sealar aspectos generales en el procedimiento
y la indumentaria de los cazadores.
Los instrumentos utilizados para extraer las botijas varan
mucho. Hay quienes poseen una indumentaria que va desde el
agua bendita, hasta la estola sacerdotal de un cura catlico (lo cual
puede ser considerado como sacrilegio si es portado por alguien
que no sea sacerdote). Podemos sealar, no obstante, que los instrumentos absolutamente necesarios son: la aguja7, que sirve para
localizar, mediante una supuesta relacin qumica o magntica de
atraccin de metales, el sitio preciso donde se encuentra la botija.
El cazador de botijas extiende su brazo horizontalmente y deja
colgar libremente de una cuerda a la aguja, la cual, partiendo de
la posicin esttica, comienza a realizar distintos movimientos
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subsisten bajo la esperanza de que despus de una ardua excavacin estar el premio de un gran tesoro. Sin embargo, siempre
existe la posibilidad de que despus de mucho cavar, apenas
pueda encontrarse una piedra gigante, o algunas vasijas llenas de
carbn, de piedra, o incluso de huesos. Cuando ocurre alguna de
estas circunstancias, los cazadores de botijas, lejos de decir que
ubicaron mal el entierro, pueden interpretar que el conjuro puesto
sobre la botija era tan poderoso que los espritus de la tierra movieron la botija, o la transformaron en otra cosa para evitar que se la
llevaran; el fracaso en un ritual tambin puede ser achacado a los
malos pensamientos del excavador, o simplemente a que la botija
no estaba destinada para l. De cualquier manera, en la mayora de
los casos las piedras, carbones o cualquier objeto que se descubra
al realizar la excavacin ser conservado por el cazador de botijas,
con la esperanza de que algn nuevo ritual, o simplemente el paso
del tiempo y la debilidad del conjuro, puedan volver el tesoro a su
estado natural. Muchas veces, incluso, a estas piedras obtenidas
en las excavaciones se le atribuyen propiedades mgicas, tales
como la capacidad de marear y enfermar a quien se acerque, o la
capacidad de convertirse en animales salvajes y atacar a su dueo.
Uno de nuestros entrevistados nos mostr, con mucho celo, una
piedra inmensa que haba encontrado en una excavacin y que
mantena escondida en un rincn de su finca, con la esperanza de
que pronto se transformara en oro. La piedra, segn nos cont, lo
enfermaba constantemente de males que los mdicos no entendan,
hasta que con el paso del tiempo la enfermedad ces, razn por la
cual consideraba que el conjuro estaba pasando. De cualquier manera, cmo desechar una piedra que parece una piedra, cuando la
aguja no deja de dar vueltas vigorosamente sobre ella, anunciando
la inminente presencia del oro?
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cando algo bajo la tierra. Puede ser el oro, la riqueza, una piedra,
un atado de huesos, o quizs algo ms profundo, ms antiguo y
ms abstracto: un objeto, real o imaginario, que permanece mticamente en el recuerdo. La memoria parece volverse mito cuando
se suelta del asidero del tiempo concreto y el espacio profano11, y
ya sin soporte en algn punto de la ciencia, se vuelve pensamiento
mtico; sin embargo, cada sujeto que piensa el mito es una entidad
ontolgica fundamental con una posicin temporal cierta aunque
cambiante, razn por la cual el hombre que vive el mito lo recrea
constantemente, cristalizndolo en distintos lugares de la tierra, y
en distintos momentos del tiempo. Nuestro hombre mtico, de esta
manera, corre el riesgo de encontrarse a s mismo en su bsqueda.
Y lo que resulta ms interesante: corre tambin el riesgo de no
reconocerse, y pasarse de largo. El mito, de cualquier forma, lo
impulsa a buscar la respuesta a sus expectativas en la tierra de una
forma particular.
Para realizar un anlisis final de los mitos y rituales de los
cazadores de botijas de Santa Cruz de Mora, hemos querido tomar
en cuenta de manera global la informacin que obtuvimos en el trabajo de campo, y contrastarla con la historia concreta, buscando tal
vez puntos de concordancia que nos permitiesen advertir un origen
para cada una de las representaciones que conforman la estructura
esencialmente heterognea del mito. Sin embargo, para los fines de
este artculo, dejaremos intactas algunas de las preguntas menos
explcitas para centrarnos en las posibilidades ms visibles, y dar
una visin general de los fenmenos observados.
La idea central de nuestro anlisis es la siguiente: la cacera
de botijas, as como la bsqueda de tesoros escondidos en general
(fenmeno muy extendido, aunque con significativas variaciones, a lo
largo y ancho del territorio venezolano y americano) tiene su origen en
los tiempos de la conquista espaola de los territorios americanos. Es
un hecho muy difundido en la historia12 que la empresa de conquista
sembr sus bases desde el principio en el oro; desde el ao 1493,
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llamados chibchas17:
mtenlos entre unas mantas, muy liados, sacndoles primero las
tripas y lo dems de las barrigas, y hinchndoselas de su oro y esmeraldas y sin esto les ponen, tambin, mucho oro por fuera a raz
del cuerpo () otra manera de enterrar muertos es en el agua ()
metidos los muertos en atades de oro () y dentro del atad el oro
que puede caber (Jimnez de Quesada, 1992:245)
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pero sabemos, por una parte, que la moneda del imperio espaol en
Amrica siempre llev impresa la efigie del rey de Espaa, y que
la primera moneda de oro que llev el dibujo de un guila en el
nuevo continente fue acuada en los Estados Unidos de Amrica, a
mediados del siglo XIX. Por otra parte sabemos que, segn Martens,
en la regin andina, especialmente la que corresponde al rea de
Colombia y Venezuela, son muy comunes las placas aladas y las
representaciones de aves de alas extendidas realizadas en piedras
o metales (oro) (Martens, 1994:135). Se atribuyen muchos significados a tales placas aladas25, pero resulta lgico pensar que las
guilas a las que se refieren constantemente los cazadores de botijas
tendran ms que ver con el recuerdo estas placas, seguramente
transmitido en la tradicin oral entre los huqueros de profesin,
como los llama Salas (1956), que con la moneda norteamericana
del siglo XIX, aunque en todo caso esto es una suposicin, y quedara por verificar ms especficamente si no existieron realmente
monedas de oro con dibujos de guilas en algn otro momento y
lugar de Amrica a las que nuestros cazadores de botijas puedan
estar haciendo referencia. La heterogeneidad en la composicin
del fenmeno, queda ejemplificada por otra parte en la cuestin
de las velas de La Candelaria como herramienta importante dentro
del ritual de desentierro de las botijas; como antes mencionamos,
la luz de tales velas es la nica que los difuntos o espritus no
se atreven a apagar. Varias correspondencias importantes entre la
Candelaria y la diosa o entidad llamada Arca, autctona en varios
lugares de los Andes, ya han sido establecidas por Clarac (1981).
Resulta interesante mencionar que una de las versiones del mito de
origen recopilada por Clarac en Lagunillas cuenta que la Laguna,
centro del mito de la pareja Arco-Arca, entidades acuticas, surgi
de una inundacin cuando unos Indios comenzaron a excavar un
puntico de agua, pensando que podan encontrar oro26. No sabemos
hasta qu punto esa bsqueda de oro mtica ser de origen verdaderamente Indio, o tendr ya matices derivados de los valores
europeos, de su fiebre del oro. De cualquier manera, ese origen
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De arriba a abajo, ejemplos de las herramientas bsicas utilizadas por los cazadores
de botijas para realizar el ritual: aguja, cruces de palma, vela de La Candelaria, agua
bendita (en frasco con forma de virgen), crucifijo, escapulario, y barretn.
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Notas
* Este trabajo fue entregado en julio de 2006, evaluado y arbitrado en
septiembre del mismo ao (Nota Comit Editorial).
1
Santa Cruz de Mora es la capital del municipio Antonio Pinto Salinas
del Estado Mrida, en Venezuela; se encuentra en el valle del ro
Mocotes a 65 Km. de la ciudad de Mrida. Tierra de caractersticas geogrficas variadas en cuanto a altitud y temperatura, el
municipio en general consta de una economa fundamentalmente
agrcola, centrada en la produccin de caf a pequea y mediana
escala como principal rubro, incorporado localmente a mediados
del siglo XIX. La gran mayora de los pobladores son agricultores en estrecha relacin con la tierra, y en mucha menor medida
comerciantes. El pueblo resulta intrnsecamente ligado al paso del
ro Mocotes, fuente principal de agua de suma importancia para la
agricultura, pero tambin amenaza natural, dadas las caractersticas
geomorfolgicas de la zona.
2
Resulta curioso que con recurrencia, en el presente, los venezolanos ante
las distintas inestabilidades financieras y bancarias recuerden, en
broma y en serio, la antigua costumbre de enterrar sus riquezas.
3
Palabra popularmente utilizada para hacer referencia a las antiguas monedas de onza de oro; Segn el Diccionario de la Real Academia
Espaola (2006), probablemente proviene de una voz indgena
venezolana (morrocoyo) utilizada para hacer referencia a un tipo
de pez dorado muy grande, o a un tipo de tortuga (morrocoy) de
caparazn dorado, que habita en las zonas hmedas y prximas a
los ros del Amazonas.
4
Esta picada podra tener alguna relacin con la picada de Arco o Enfermedad de Arco, enfermedad tnica propia de varias comunidades
de los Andes merideos descrita y explicada por Clarac (1981).
5
Los colocamos dentro de la categora de dioses chtonianos, con relacin
a la descripcin de este tipo de entidades, en su versin suramericana, hecha por Clarac de B. (1981), en Dioses en Exilio, p. 99.
6
En este punto recordamos la descripcin que hace Clarac (1981, 100) del
cucuy, insecto ligeramente mayor que la lucirnaga y con similares
propiedades luminosas, que los campesinos interpretan como un
muerto que viene a reclamar algo que se le debe.
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6.Bibliografa
Acosta, Vladimir. 1998. El continente prodigioso: Mitos e imaginario
medieval en la Conquista americana. Caracas: Ediciones de la
Biblioteca. Universidad central de Venezuela.
Ales, Catherine & Pouyllau, Michel (1995). El Dorado revisitado
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Becco, Horacio J. (Seleccin, prlogo, notas y bibliografa) 1992.
Historia real y fantstica del nuevo mundo. Caracas: Biblioteca
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Mrida. Comparacin con la modalidad de la invasin espaola.
En: Clarac de B., Jacqueline (Comp.), Mrida a travs del tiempo,
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