Juarez en La Sombra
Juarez en La Sombra
Juarez en La Sombra
JUDITH TORREA
200 pginas / 17,50 euros
Judith Torrea, como las grandes cronistas, su mtodo es emprico. Cuenta lo que
ve e investiga con el bagaje de cubrir Ciudad Jurez desde hace catorce aos y la
experiencia de haber mostrado el mundo de la poltica europea, la estadounidense o las
aventuras de las estrellas del espectculo en Nueva York.
Es una periodista especializada en narcotrfico, crimen organizado, pena de muerte,
inmigracin y poltica en la frontera de Mxico con Estados Unidos.
Ganadora de diversos premios de periodismo en Estados Unidos, Francia y Espaa; entre
ellos, el premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital 2010 por su blog Ciudad Jurez, en
la sombra del narcotrfico.
Ha impartido conferencias en universidades estadounidenses como Columbia, Brown y la
de Texas en Austin. Adems de talleres de periodismo ciudadano en zonas de conflicto en
las favelas de Brasil, las zonas marginales de Panam y las colonias de Ciudad Jurez.
Cada da Judith Torrea recorre las calles de Ciudad Jurez alertada por los disparos. No le
hace falta ir muy lejos para encontrarse con los cadveres acribillados a balazos. A veces
son 5 al da, otras son 8 o 15 los muertitos. Es el resultado de la guerra sin cuartel desatada
entre los carteles de la droga, agravada por el despliegue del gobierno de miles de federales
y fuerzas del orden. Pero Judith Torrea no se limita a constatar el nmero de cadveres y
las cifras de la violencia, sino que traspasa ese umbral y cuenta quines eran las vctimas,
que no son solo los muertos sino una ciudad entera. El trabajo de esta joven periodista
navarra, conocido por su blog (http://juarezenlasombra.blogspot.con), ha sido reconocido
con el premio Ortega y Gasset de periodismo y es un estremecedor testimonio de quin
comparte da a da el dolor de una ciudad agonizante.
No tengo miedo, si lo tuviera no estara viviendo en mi querida Ciudad Jurez: pero s reconozco el
peligro. A lo nico que le tengo miedo en la vida es a no hacer lo que siento que debo hacer. Son las 11.50
de la noche: he acudido a reportar diez crmenes en menos de seis horas. Torrea lleg a este infierno
en el desierto de Chihuahua, al norte de Mxico y separada de El Paso (Texas) por el Ro
Bravo, desde el glamour de Nueva York. Opt por Juaritos como llaman a la ciudad los que
aun la quieren y sobre todo por su gente. Ha acompaado a viudas, consolado hurfanos,
entrevistado polticos, forenses, enterradores, abogados, presos, policas y cuenta todo lo
que ha visto desde el rigor periodstico, pero tambin desde el compromiso y el corazn.
Quines son esos muertitos baleados desde vehculos en marcha o abandonados en cunetas,
degollados, torturados? Para el gobierno, son narcos vctimas de otros narcos, en la lucha
por el control del fabuloso negocio del trfico de drogas que enfrenta a bandas rivales
como el cartel de Jurez y el de Sinaloa, entre otros. Pero Judith Torrea tiene otra versin.
Ella ha visto cadveres de estudiantes de colegio, de universidad, de trabajadores de las
maquilas, de ciudadanos que pasaban por all. La historia oficial quiere repetir ahora lo que
ya hizo con los miles de asesinatos de mujeres, casi siempre muy jvenes y humildes, que
comenzaron en Ciudad Jurez hace 20 aos. Son prostitutas decan a modo de
justificacin. A sus madres les ha costado aos conseguir que reconozcan que sus nias
eran estudiantes, obreras, vctimas de asesinos que hasta el da de hoy estn impunes.
Torrea ha profundizado en retratar algunos personajes secundarios que demuestran la
dimensin del horror. Es El Buitre, el hombre que sabe que hay que esperar unos 45
minutos a que la mujer, que acaba de descubrir el cadver de su esposo o hijo tirado en la
calle, deje de gritar desesperada para entregarle su tarjeta de servicios funerarios.
Generalmente contratarn el cajn ms barato porque los sueldos de la mayora que trabaja
en las maquilas -fbricas y cadenas de montaje en la frontera de Mxico que emplea a
personal poco cualificado para ahorrar costos- gana poco ms e 50 dlares a la semana. O
Manuel Cano el enterrador, que aun no se acostumbra a dar sepultura a tanto nio o casi
nio.Ciudad Jurez est masacrada. Es una ciudad fantasma. Ya no hay futuro., se lamenta
mientras echa paladas de tierra en las sepultura. O el que se ha instalado un negocio de
chucheras en el cementerio, que es uno de los lugares concurridos de la ciudad y donde los
nios corretean entre las tumbas recientes. O las prosidectoras, las jvenes que diseccionan
a toda prisa los cadveres en la morgue para que los mdicos forenses no pierdan tiempo
con el trabajo ms duro. Oficios feroces que prosperan en una ciudad feroz.
Chuy tena 15 aos, excelente estudiante y deportista. l es uno de los dieciseis chavos que
fueron asesinados en una fiesta estudiantil, siete de los cuales fueron despedidos en la
misma calle, en la misma iglesia, en el mismo cementerio. Todos vecinos. Sus amigos los
entierran. Son nios enterrando a otros nios. Tienen entre 13 y 19 aos, ms o menos como los
ejecutados. Adems del record de muertos, se contabilizan unos 10 mil hurfanos de los que
muchos han sido testigo del asesinato de sus padres. No hay asistencia ni psicolgica ni
econmica para ellos ni sus madres viudas que recorren la ciudad buscando ayuda o algo
aun ms escaso: justicia.
Las hay que no se rinden hasta la muerte. Como Esther Chvez Cano, una de las primeras
en gritar al mundo lo que le estaban haciendo a las mujeres en Ciudad Jurez. Fund Casa
Amiga, un refugio y centro de denuncia de los femicidios y por su labor recibi en 2008 el
Premio Nacional de los Derechos Humanos. Antes de morir, a los 77 aos, le dijo a Judith
que si no se hace nada esos hurfanos sern los que maana corten cabezas o cuelguen
cadveres. La solucin? Que se vayan los militares, que asuma la autoridad civil su obligacin o
renuncie, porque fueron votados y muchos ciudadanos les entregaron no solo su poder, sino su confianza.
Jurez es una ciudad fallida. Luz Mara Dvila es madre de sus dos hijos muertos, lo nico
que tena en este mundo. Ella se atrevi a encarar al actual presidente de Mxico, Felipe
Caldern, en su visita a la ciudad exigiendo justicia para sus dos hijos y los dems. Por
supuesto, le contest desde su asiento el presidente. La respuesta no fue suficiente para
Luz Mara. No me diga por supuesto! Haga algo!!
La guerra al narcotrfico de Felipe Caldern ha consistido en mandar tropas del ejrcito y
de la Polica Federal. El remedio ha sido peor que la enfermedad y los ciudadanos son
ahora sometidos a la violencia y la extorsin por parte de quienes han venido a salvarlos. El
dueo del restaurante donde Judith suele comer le cuenta su experiencia que tuvo
encaonado con una pistola en la sien por un uniformado: Los federales son unos abusones y
piden ms (dinero). No vemos con claridad quines son los enemigos. Finalmente al gobierno y a los malos
ya los vemos igual, porque hablan el mismo idioma, el mismo lenguaje, sa es la tristeza a que nos
enfrentamos en la actualidad.
El desastre ha provocado la desbandada. Unos dicen que 250 mil personas han
abandonado la ciudad, otras fuentes hablan de 500 mil desde que comenz la ola
desenfrenada de violencia en 2008. Los comerciantes y los que pueden han cruzado la
frontera y se han establecido en El Paso. Las calles son reflejo del abandono. Casas
vaciadas apresuradamente, comercios y restaurantes cerrados, y los que quedan es porque
no tienen cmo salir huyendo. Un lector del blog de Judith le escribi: Adnde puedo ir?
Estoy atorado en esta ciudad que huele a muerte, ansiedad y desesperacin, donde las miradas de la gente
estn perdidas porque no queremos ver a los ojos a nadie por el miedo de que sea alguien del crimen
organizado...Sabes?...tengo miedo. Tengo miedo de que sea la ltima vez que escribo.
Entre los que se quedan est Judith Torrea y gracias a su valioso trabajo Ciudad Jurez ha
dejado de ser un cmulo de cifras negras para convertirse en una lugar poblado de personas
valientes que resisten a pesar del dolor, de las balas, del olor a muerto, a la indiferencia, al
cinismo. JUREZ EN LA SOMBRA no es solo un libro de denuncia, es un texto
apasionado de defensa de una ciudad, de sus gentes, de su cielo tan azul. All Judith
encontr mucha vida a pesar de tanta muerte. Como escribe Juan Cruz en el prlogo: Los
que lean este libro saldrn de l sabiendo por qu Judith Torrea es mucho ms que una periodista, es una
militante de la vida que est dispuesta, con la esperanza entre los dientes, a dar la batalla por el sitio donde
ms duele vivir y donde ella vive con ms ternura.