La Arquitectura Del Museo Vista Desde Dentro
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El programa arquitectnico:
la arquitectura del museo
vista desde dentro
Ministerio
de Cultura
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El programa arquitectnico:
la arquitectura del museo
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www.mcu.es
www.060.es
Coordinacin
Vctor Cageao Santacruz
Edicin a cargo de
Vctor Cageao Santacruz
Mara Luisa Snchez Gmez
MINISTERIO DE CULTURA
Edita:
SECRETARA GENERAL TCNICA
Subdireccin General
de Publiaciones, Informacin y Docuementacin
De los textos: sus autores
NIPO: 551-10-115-4
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MINISTERIO
DE CULTURA
ngeles Gonzlez-Sinde
Ministra de Cultura
Mercedes E. del Palacio Tascn
Subsecretaria de Cultura
ngeles Albert
Directora General de Bellas Artes y Bienes Culturales
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Agradecimentos
Los editores agradecen la colaboracin prestada por las siguientes personas e instituciones en la edicin
de esta publicacin y en la organizacin y desarrollo del curso La arquitectura del museo vista desde dentro, qu le exigen los profesionales del museo a su edificio?: Agencia Espaola de Cooperacin Internacional y Desarrollo, Ana Azor, Centro Cultural de Espaa en Buenos Aires, Emilia Aglio, Ayuntamiento de
Madrid, Lidia Blanco, Sonia Daz, Mara Soledad Gil de los Reyes, Lourdes Gonzlez, Andrs Gutirrez,
Noelia Ibez Prez, Clara Lpez Ruiz, Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Museo Xul Solar
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En el marco de la cooperacin internacional desarrollado en los ltimos aos por el Ministerio de Cultura y la Agencia Espaola de Cooperacin Internacional para el Desarrollo, se organiz en 2008, en Buenos
Aires, el curso La arquitectura del museo vista desde
dentro: qu le exigen los profesionales del museo a su
edificio?, cuyos planteamientos y conclusiones han
sido el punto de partida para el desarrollo de la monografa El programa arquitectnico: la arquitectura
del museo vista desde dentro.
Esta publicacin es el resultado de la colaboracin
entre profesionales de distintas latitudes, con realidades diferentes pero con problemas parecidos y, sobre
todo, con soluciones que pueden ser compartidas. Su
lectura, por tanto, fomentar el desarrollo de dinmicas de dilogo multilateral, especialmente fcil de aplicar en el mbito de los museos y ms concretamente de la arquitectura de museos.
Adems, el Ministerio de Cultura es especialmente consciente de la importancia que alcanza la programacin arquitectnica en el contexto cultural, social y econmico actual. Su aplicacin durante el
desarrollo de proyectos de construccin o rehabilitacin de edificios para museos da pie a unos resultados satisfactorios desde un punto de vista cientfico
Ministerio de Cultura
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NDICE
Pg.
INTRODUCCIN ................................................................................................................................................................................... 9
ARQUITECTURA Y MUSEOLOGA
Arquitectura de museos: del diseo a la experiencia museogrfica .................................................................................... 15
Mara ngeles Layuno Rosas
Arquitectura y museologa: una relacin compleja ................................................................................................................... 35
Vctor M. Cageao Santacruz
La arquitectura del museo ayer y hoy: aspectos esenciales .................................................................................................... 51
Vctor M. Cageao Santacruz
ARQUITECTURA DE MUSEOS Y PROGRAMACIN
Los conservadores del museo planifican su edificio: el Plan Museolgico y su programa arquitectnico ............ 71
Mara Luisa Snchez Gmez
Antecedentes y generalidades en los programas arquitectnicos ........................................................................................ 91
Elena Carrin Santaf
La programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Cmo debe acoger el museo a sus visitantes? ....... 111
Mara Luisa Snchez Gmez
La programacin de los espacios pblicos con colecciones: salas de exposicin permanente
y salas de exposicin temporal ..................................................................................................................................................... 127
Elena Carrin Santaf
La programacin de los espacios internos con colecciones: reas de recepcin de bienes culturales,
laboratorios de restauracin y almacenes .................................................................................................................................. 147
Paloma Muoz-Campos Garca
La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal,
el mantenimiento y las instalaciones ........................................................................................................................................... 161
Blanca Padilla Blanco
El programa expositivo del Plan Museolgico: pensando en la exposicin en paralelo a la arquitectura ........... 177
Vctor M. Cageao Santacruz
Un caso particular: la reconversin de edificios histricos en museos ............................................................................ 197
Vctor M. Cageao Santacruz
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Pg.
Un caso particular: la programacin arquitectnica de los almacenes externos ........................................................... 219
Blanca Padilla Blanco
Un caso particular: el programa arquitectnico del Museo de Mlaga ............................................................................. 235
Mara Morente del Monte
ARQUITECTURA, MUSEOS Y PLANIFICACIN: UNA VISIN DESDE LATINOAMRICA
Arquitectura de museos en Latinoamrica: una breve reflexin ........................................................................................ 259
Vctor M. Cageao Santacruz
De sastrera militar a sala de exposicin. Breve relato sobre la transformacin de un edificio .............................. 267
Toms Ezequiel Bondone
Renovacin de las salas de exposicin permanente del Museo de Arte de Lima MALI .............................................. 273
Juan Carlos Burga Campodnico
Ampliacin del Museo de la Ciudad, Rosario, Argentina ...................................................................................................... 279
Ral DAmelio
Museo Guamin como proyecto cultural ..................................................................................................................................... 285
Leontina Etchelecu
Museo interactivo Del barro al masapn: Plan Museolgico para la conservacin
y difusin del patrimonio cultural de la parroquia de Caldern, Quito, Ecuador ........................................................ 291
Juan Carlos Fernndez-Cataln y Gabriela Mena Galrraga
Plan de recuperacin de las cubiertas del Museo de Arte de Belm, Brasil ................................................................... 297
Idanise Santana Azevedo Hamoy, Maria Amlia Rodrigues Morgado, Rosa Maria Loureno Arraes y Tatiana Sinimbu Lima
Museo-Casa de Yrurtia: anexo museal ......................................................................................................................................... 303
Gabriela Maltz
La tipologa arquitectnica en el Plan Museolgico ............................................................................................................... 311
Gabriela Maltz
Tres intervenciones arquitectnicas en edificios patrimoniales de museos chilenos ................................................. 319
Andrea Mller Benoit
Museo Nacional de Costa Rica. Protegiendo el pasado y mirando al futuro .................................................................. 325
Ronald Quesada Chaves
Seguridad en museos adaptados. El Museo de la ciudad de Mxico: un museo seguro? .......................................... 331
Mara Liliana Reyes Sariana
Estudio de caso: el Museo del Barro. El museo en el Paraguay: un breve panorama .................................................. 337
Osvaldo Salerno
EPLOGO
Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de Cultura de Espaa: un avance de resultados ........ 345
Vctor M. Cageao Santacruz y Gema Palacio
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Introduccin
En los ltimos tiempos uno de los avances ms significativos en la gestin de las instituciones culturales ha
sido la incorporacin a su da a da de metodologas
de planificacin estratgica, con el objetivo de agilizar
y mejorar su administracin y optimizar los casi siempre escasos recursos econmicos y humanos en la consecucin de metas definidas pero, fundamentalmente,
como medio para ofrecer un servicio pblico de calidad a los ciudadanos, en definitiva los beneficiarios
y razn ltima de ser de estas instituciones. Los museos no se han quedado al margen de esta corriente;
hoy la planificacin se considera imprescindible para
su actividad cotidiana.
En este contexto, el Ministerio de Cultura de Espaa, a travs de la Subdireccin General de Museos Estatales de la Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales, ha sido desde hace tiempo consciente
de la importancia de trabajar con una metodologa que
entienda a los museos como sistemas complejos, con
reas y funciones muy diversas e interrelacionadas.
Fruto de esta inquietud, se plante el inters de crear una herramienta que apoyase a los centros en el
anlisis de su realidad y sus carencias; y en la definicin de su misin, visin y objetivos para, a continuacin, disear la programacin de lneas de trabajo en
todos los mbitos de la institucin que, de modo coherente y coordinado, avanzaran en la consecucin de
metas globales.
Con el fin de crear una gua de trabajo que fuera
de utilidad en la vida cotidiana de los ms de 80 museos que dependen directamente de l, el Ministerio
de Cultura impuls hace ya cinco aos la publicacin
Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico
(VV.AA., 2005). La gran acogida que el texto ha tenido por los profesionales de la museologa y museografa en mbito nacional e internacional (lo que ha
motivado una reedicin en ingls: VV.AA., 2006) evidencia que la demanda de un corpus terico, aunque muy prctico en su uso, en esta materia era, y contina siendo, elevada. Desde entonces, el Ministerio y
todos los museos a l ligados continan trabajando firmemente para conseguir la plena implantacin de es-
te modo de trabajar. En esta misma lnea, la mayor parte de las unidades y servicios que en las Comunidades Autnomas espaolas son competentes en la materia se han sumado a este esfuerzo, incrementando
incluso en algn caso la relevancia de los Planes Museolgicos como herramienta de trabajo, al otorgarles validez legal en su normativa.
Como resultado de la aplicacin de esta metodologa, los museos estatales se han centrado en los ltimos aos en la redaccin de Planes Museolgicos completos, as como desarrollos parciales de stos cuando
las circunstancias apremiaban. En estos casos, por lo
general han sido los programas arquitectnicos y expositivos los que con mayor frecuencia se han trabajado, puesto que ambos suponen la base de las reformas que mayor repercusin tienen en los museos:
las de los edificios y sus exposiciones permanentes. El
Museo Nacional de Artes Decorativas o el Museo de
Len han sido pioneros en la aplicacin del modelo
completo (adelantndose, incluso, en la redaccin de
sus respectivos planes a la publicacin de Criterios).
Por su parte, el programa arquitectnico del Museo de
Mlaga (presentado en este volumen) o el programa
expositivo del Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA de Cartagena resultan buenos ejemplos de la potencialidad de este tipo de documentos
como germen de posteriores proyectos arquitectnicos y expositivos.
El gran inters del Ministerio por dar a conocer su
propuesta de trabajo, posibilitando as su aplicacin y
diferentes mbitos y favoreciendo el debate sobre sus
presupuestos y eficacia, ha motivado la organizacin
de cursos de formacin especficos sobre el tema, como el titulado Plan Museolgico y exposicin permanente en el museo, celebrado en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) en 2004 o las I Jornadas de Formacin
museolgica: Museos y planificacin: estrategias de futuro, celebradas en Madrid en 2006.
La especial relevancia que la planificacin museolgica presenta en el mbito arquitectnico impuls la
celebracin de un curso especfico acerca del tema.
As, entre los das 17 y 21 de noviembre de 2008
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Figura 1. Grupo de profesores y alumnos asistentes al curso La arquitectura del museo vista desde dentro. Qu le exigen los profesionales del museo a su
edificio?, ante el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. 20 de noviembre de 2008.
de participar activamente en ste, partiendo del desarrollo de una cuidada programacin de necesidades.
La visin que del edificio tienen los profesionales y la
adecuada exposicin de sus necesidades, tanto en
lo que tiene que ver con su trabajo cotidiano como
con la conservacin y seguridad de las colecciones
y la atencin al pblico, es fundamental para que cualquier arquitecto pueda disear una buena obra.
Por todo ello, los principales objetivos del curso
fueron la definicin de instrumentos que permitan a
los profesionales de los museos trasmitir a los arquitectos sus necesidades de uso en materia de planificacin arquitectnica de edificios de museos y el establecimiento de vas de comunicacin y entendimiento
entre profesionales del museo y de la arquitectura, superando viejos tabes referidos a la incomprensin y
desencuentro entre ambos colectivos profesionales.
Asimismo, se persegua el fortalecimiento de las relaciones profesionales entre Espaa e Latinoamrica.
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Introduccin
El curso se estructur en torno a una serie de sesiones tericas, impartidas por profesionales de museos procedentes de Espaa (Ministerio de Cultura y Consejera de Cultura de la Junta de Andaluca) y un taller
prctico, en el que participaron activamente los 30
alumnos, todos ellos profesionales de la arquitectura
y la museologa procedentes de diferentes pases latinoamericanos (Figura 1).
El desarrollo del encuentro result enormemente
satisfactorio. El inters de los contenidos tratados, as
como los intensos debates que stos generaron, enriquecidos por la amplia trayectoria profesional de los
alumnos, hicieron a sus organizadores plantearse la
conveniencia de publicar una monografa en la que,
ms all de resultar unas actas del curso, se recogiesen
los temas en l tratados y se abordase el problema con
mayor perspectiva. Afortunadamente, los responsables
del Ministerio de Cultura consideraron interesante y
oportuna la publicacin que hoy ve la luz.
La publicacin se organiza en cuatro apartados. En
el primero de ellos se aborda, a modo de introduccin,
un panorama general de la arquitectura de museos en
la actualidad; para ello se ha invitado a la profesora Mara ngeles Layuno, prestigiosa investigadora y autora
de numerosas publicaciones en la materia, que redacta
un texto preliminar centrado en el incuestionable protagonismo de la arquitectura en la vida de los museos
actuales; este artculo se completa con una visin de los
aspectos esenciales de la arquitectura del museo y de
su relacin con la propia disciplina museolgica.
La segunda parte est integrada por diez artculos
en los que, diferentes profesionales espaoles, la mayora de ellos ponentes en el curso La arquitectura del
museo vista desde dentro, nos acercan a los fundamentos de las intervenciones arquitectnicas en museos y sobre todo a la programacin de las diversas
actuaciones, desgranando para ello las caractersticas
de los programas arquitectnicos y de sus contenidos,
as como las necesidades de las cuatro reas bsicas
del museo: espacios pblicos con y sin colecciones y
espacios internos con y sin colecciones. Adems, se
aaden visiones particulares de relacin del programa
arquitectnico con el expositivo y casos especiales, como son los de la rehabilitacin de edificios histricos
para museos, la programacin de almacenes externos
y un caso concreto: el programa arquitectnico del
Museo de Mlaga.
El tercer apartado expone una visin desde Latinoamrica de los procesos de programacin arquitectnica en museos y de otros temas sobre la arquitectura de museos. Partiendo de una introduccin sobre
arquitectura de museos en Latinoamrica, se incluyen diez artculos que relatan otras tantas experiencias
de profesionales americanos sobre distintos aspectos
de la arquitectura del museo, desde la planificacin, a
la seguridad o la integracin social.
Por ltimo, se aade un eplogo en el que se ofrece un avance de los estudios que se llevan a cabo en
este momento sobre tipologa y caractersticas de los
edificios de museos estatales, que ayudar a conocer
mejor la realidad de stos.
En el nimo de todos los profesionales que se han
implicado en el desarrollo de este trabajo se asienta,
como objetivo principal, que su contenido sea til para el desarrollo de programaciones arquitectnicas de
museo ms prcticas y exitosas.
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Arquitectura y museologa
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Arquitectura de museos:
del diseo arquitectnico
a la experiencia museogrfica
Mara ngeles Layuno Rosas1
Escuela Tcnica Superior de Arquitectura,
Universidad de Alcal
Alcal de Henares, Espaa
Resumen
Abstract
The museum as bulding type is part of a crossroads of functional and conceptual factors, besides the
many architectural realities and meanings which require a thorough critical analysis. The museum incorporates new aspects to those traditional functions
that make more complex the architectural project.
The building should always meet various missions:
to fulfill the programmatic needs of each institution,
to express itself as a work of architecture, to make a
contribution to the site, to interpret exhibition requeriments correctly and to express the ideological values conferred to the culture in our time, without overall solutions, since every museum can be a lesson
in this regard.
Palabras clave
Keywords
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El origen de este enunciado, la polmica entre funcionalidad versus artisticidad de la arquitectura del museo, se halla en el origen de la elaboracin tipolgica y formal del museo en los siglos XVIII-XIX, y se
enraiza en factores de la cultura arquitectnica del momento, cuya continuidad en el contexto actual parece
evidente, como es la necesidad de monumentalizar la
trama urbana con smbolos de prestigio para la ciudad
o la creacin de un nuevo contexto semntico para las
piezas. Desde la revisin de los postulados del Movimiento Moderno, una parte de la historiografa musestica se dedic a demostrar la desidentificacin entre arquitectura musestica moderna y funcionalismo
argumentando razones tanto formales como conceptuales, a pesar de las evidentes aportaciones, teoras y
planteamientos arquitectnicos, museolgicos y museogrficos desarrollados hacia la consecucin de un
museo funcional. La alternativa reclamaba resituar la
mirada en la historia del museo (Searing, 1989), y considerar, como afirmaba Luc Benoist, que un museo es
un monumento de su tiempo antes de ser un museo
(Benoist, 1971: 46).
Muy pocas veces la crtica hacia la arquitectura del
museo se realiza desde las mltiples escalas de lectura que demanda la complejidad del fenmeno musestico. A pesar de la inadecuacin evidente de muchos edificios musesticos debido a mltiples razones,
a menudo se producen enjuiciamientos confusos respecto a la arquitectura, que encubren problemas museolgicos o de programacin, cuando no ideolgicos,
a partir de visiones parciales que excluyen la totalidad
de las actuaciones, valorando slo una parte del organismo arquitectnico, su lenguaje formal, o su apariencia externa, y contraponiendo los trminos forma y
funcin como excluyentes. Es realmente as? Lo es en
todos los casos? Existe la posibilidad de que un museo monumental sea al tiempo funcional?
Basndonos en la comprensin del funcionalismo
como categora atemporal que hace dcadas expuso
Edward de Zurko, podemos asegurar que la funcionalidad de un museo reside en la manera en que el edifico es capaz de materializar una programacin museolgica previa a travs de la adecuacin a un programa
arquitectnico y museogrfico, y no de una determinada opcin lingstica. En cualquier caso, la situacin
ideal es siempre un mtodo de trabajo en fases y en
colaboracin entre los diversos agentes implicados,
que respete las necesidades e intereses de cada parte,
como se estableci en el Congreso de ICOM celebrado en Mxico en 1968 sobre el tema Arquitectura de
Museos, al hacer recaer el xito o el fracaso de un museo en el arquitecto, y por tanto, conferirle una sustancial participacin en todo el proceso de programacin, desde las fases iniciales en el equipo compuesto
por los expertos del campo de la museologa, durante la fase del estudio del proyecto, en el estudio de los
detalles con las personas encargadas de las reas museolgicas y, finalmente, en el rodaje y comprobacin cientfica de su funcionamiento.
Lo que resulta evidente es que el reduccionismo es
inviable; en la actualidad no es posible realizar un planteamiento genrico de la arquitectura de museos sin
caer en una visin muy tpica y simplificada de la
realidad, porque existen en realidad casi tantas propuestas de edificios de museos como museos, o al menos cada museo es un microcosmos; por ello, el tema
demanda la reflexin previa sobre el concepto de museo en la actualidad, qu funciones, pblicos y contenidos es susceptible de albergar. Adems, el museo como espacio arquitectnico plantea un enfoque
polidrico en el que diversos factores se entretejen y
combinan, superando los requerimientos museolgicos y los estticos y tcnicos de la propia disciplina arquitectnica para alcanzar la rbita de la poltica, la
economa, la sociologa, entre otras.
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Figura 1. Museo Nacional del Prado. Arq. Rafael Moneo. 1a: Vista area. Foto: Aeronor para Ministerio
de Cultura. 1b: Ampliacin del Museo Nacional del Prado. Seccin. Foto: Estudio Rafael Moneo. 1c: Ampliacin del Museo Nacional del Prado. Planta de acceso. Foto: Estudio Rafael Moneo.
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del museo-palacio o museo-templo heredado, incorporando nuevas funciones como cines, auditorios, bibliotecas, restaurantes, etc., y fomentando la transformacin de la obsoleta institucin en un lugar
democrtico y moderno abierto a la comunidad como
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Figura 2. MuseumsQuartier. Plaza interior. Arq. Ortner & Ortner/ Manfred Wehdorn. Viena, 2001. Foto: . Layuno.
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Figura 4. Centro Pompidou Metz (2003-2010). Arq. Shigeru Ban/Jean de Gastines/Philip Gumuchdjian. Foto: Suma, Stefania: Musei 2 architetture 2000-2007,
cedida por Shigeru Ban Architects Europe.
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Figura 5. Plan Director de la Museumsinsel de Berln. Plano del paseo arqueolgico (1997). Arq. David Chipperfield. Foto: V. Magnano y A. Sachs (2001):
Museums for a new Millenium. Concepts, Projects, Buildings.
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en la programacin arquitectnica y museogrfica dentro del Plan Museolgico, adems de los estticos propios de la disciplina (Izquierdo y Cageao, 2007).
La respuesta emocional que para George Simmel
exige la obra de arte por parte del espectador plantea
la idea de museo como cesura de lo cotidiano, como
un idealista reducto de la esttica que el romanticismo
alemn asoci a la religin del arte, como recoge la
emocionada descripcin de Goethe en su visita a la Galera de Dresde en 1786, posteriormente secularizada
por Bruno Taut en la Stadtkrone como una elevada metfora catedralicia necesaria para la cohesin social.
Junto a los evidentes procesos de desacralizacin y
democratizacin del museo como lugar ldico y sociocultural desarrollados desde las primeras dcadas del
siglo pasado, hay que destacar la constante emergencia
de las connotaciones del pasado, la nocin del museo
como tmenos sagrado, que ha perdurado hasta la actualidad en algunos proyectos como el Chichu Art Museum, en la isla Naoshima, Japn (2000-2004), proyectado especficamente como un templo hipogeo por
Tadao Ando para la obra de tres artistas: Claude Monet,
Walter de Mara y James Turrell (Suma, 2007: 216), como lugar para la reflexin y la contemplacin solitaria
de las relaciones entre arte, arquitectura y paisaje.
Contrariamente a la negacin del sustrato del museo tradicional como monumento pblico a travs de
la anulacin de la fachada esbozada por Le Corbusier en su propuesta de museo ideal de arte contemporneo, publicado en Cahiers dArt en 1930, la arquitectura del museo en paralelo a la historia de la
arquitectura ha reforzado la condicin formal del edificio, entendiendo en muchos casos que el museo puede convertirse en la quintaesencia de la creacin arquitectnica (Garai, Iiguez y Ustarroz, 1992). Como
consecuencia de las crticas a la prdida de significacin de la arquitectura del Estilo Internacional y a su
uso simblico de la tcnica, se producir la recuperacin del concepto de monumentalidad no slo a travs de la opcin lingstica clsica como pretenden
los hagigrafos del postmodernismo, sino en el sentido de la antigua nocin de carcter, rotundamente expresada por Sert, Giedion y Lger en su manifiesto revisionista Nueve puntos sobre la monumentalidad
firmado en Nueva York en 1943: De los edificios destinados a su sensibilidad social y a su vida comunal,
el pueblo anhela algo ms que la mera satisfaccin
funcional. Desea que en ellos se tenga en cuenta su
ansia de monumentalidad, de alegra y de ntima exaltacin (Donato, 1972: 3).
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tizado, de los espacios de la memoria. Proyectos como la remodelacin del Muse National dArt Moderne, MNAM, en el seno del Centre Pompidou a cargo
de Gae Aulenti, o la ampliacin de la Staatsgalerie de
Sttutgart de James Stirling, materializaron estas ideas y
marcaron un nuevo rumbo que no deba pasar necesariamente por el paradigma del clasicismo sino expresarse a travs de opciones diversas.
Como afirma Luigi Gazzola en su estudio sobre la
relacin entre tipologa y semntica, la reapropiacin
histrica y moderna de las antiguas tipologas, no slo transmite organizaciones espacio-estructurales recurrentes, sino aquellos aspectos del patrimonio cultural de los cuales es expresin (Gazzola, 1987: 32-35).
Y hago esta apreciacin porque dentro de la heterogeneidad reinante es posible identificar la materializacin de determinados discursos expositivos en determinados tipos espaciales y clichs museogrficos
que provocan una homogeneizacin de unos espacios
con otros. Realic en su da esta investigacin en el caso de los museos de arte contemporneo pero el mtodo es extrapolable a cualquier campo temtico del
museo (Layuno, 2004).
Pero adems, junto a la sistemtica reutilizacin de
preexistencias tipolgicas en edificios histricos, asistimos a la aniquilacin de la autoridad tipolgica (ya
cuestionada por la modernidad), al abrir la posibilidad
a un continuo proceso de repensar el museo por parte del arquitecto. Existe un evidente trabajo proyectual
contra el tipo que exacerba la capacidad de conceptualizar el programa y los contenidos en formas espaciales novedosas, cargadas de valores narrativos o representativos, como el Museo Guggenheim Bilbao
(1992-1997) de Frank Gehry, el Jdisches Museum de
Berln (1989-1998) de Daniel Libeskind, con su parlante arquitectura que reconstruye la memoria del Holocausto, o el Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA, de Cartagena, Murcia (2002-2010) de
Guillermo Vzquez Consuegra (Figura 6), un contundente ejercicio de conceptualizacin y respuesta al programa, a los contenidos y al propio contexto en que
se emplaza.
La hibridacin y el carcter manipulable de las tradiciones tipolgicas y museogrficas es evidente en
muchos ejemplos de los ltimos aos, entre ellos, el
proyecto de Nouvel, destinado a museo de arte moderno y contemporneo de la coleccin Samsung (Figura 7), dentro del complejo cultural diseado por OMA
en Sel (1999-2004). Tipolgicamente el edificio desarrolla una extraa yuxtaposicin de dos concepciones
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Figura 6. Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA de Cartagena (2002-2010). Arq. G. Vzquez Consuegra.
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Figura 7. Leem Samsung Museum, Sel (1995-2004). Arq. Jean Nouvel. Vista del espacio expositivo. Foto: Stefania Suma.
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ra (Maderuelo, 2008), y en el caso de los museos aparece en parte ligada a las investigaciones sobre las formas
de percepcin, en concreto a la fenomenologa y a la
psicologa de la percepcin. La recontextualizacin de
las obras, la expresin de conceptos o las obras creadas
especialmente para el museo en el caso de artistas vivos
han incidido sobre este tema. La historia del museo es
tambin la historia de las formas de percibir el arte en
funcin de criterios didcticos, pedaggicos, o de pura
fruicin; las tapiceras y acumulaciones del museo-palacio decimonnico, objeto de las crticas de Valry, cedieron el paso a una visin ms pedaggica y funcional
del espacio musestico a lo largo del siglo XX, se reivindicaron otras formas de percepcin con fondos neutros, intervalos ms amplios entre piezas, etc. Esta preocupacin por la percepcin pedaggica nace con la
institucin musestica, ya que histricamente las relaciones de escala y formales entre el marco de soporte y la
obra en muchos casos no respondan a los objetivos actuales, sino que revelan dificultades de percepcin (pienso en los frescos de Caravaggio en San Luigi dei Francesi en Roma). Por otra parte, en el museo actual la
radicalizacin de la dimensin espacial frente a la temporal (Jameson, 2001: 37) parece evidente, junto al auge de los aspectos sensoriales y emocionales del conocimiento. La programacin arquitectnica y expositiva
debe considerar, adems y en esta lnea, los cambios en
los conceptos musesticos y en los discursos de las ciencias y las artes, tales como la crisis de los metarrelatos y
de las narraciones enciclopdicas a favor de los discursos acotados, sincrnicos, junto al desarrrollo de tcnicas museogrficas para determinados contenidos tendentes a potenciar la experiencia sensorial del pblico.
Desde una ptica museogrfica son muchas las cuestiones que se plantean y de nuevo no generalizables
para todas las instituciones. El espacio del museo es un
espacio ficticio, donde se recrea una narracin en funcin de unos contenidos, y no es el nico pero s el
ms importante del museo. La relacin de la arquitectura con la museografa es siempre estrecha, hasta el
punto que en la mayora de los casos ambas se identifican, pero en muchos casos, adems, el interior del
edificio-museo recibe frecuentemente otra arquitectura como soporte de los contenidos, del discurso expositivo y las instalaciones tcnicas, que pueden formar parte de un mismo proceso sincrnico llevado
a cabo por el mismo o diversos profesionales en un
edificio creado de nueva planta, o conformar procesos diacrnicos, generalmente en edificios de otras pocas rehabilitados. La forma y el tamao de las salas y
la disposicin de las mismas en funcin de un recorrido que expresa una narracin museolgica dependiente del carcter o naturaleza de los fondos, determinan una intervencin interior en la que el color; los
materiales de revestimiento; los diversos sistemas de
iluminacin en funcin de la sensibilidad de los contenidos y la calidad ambiental; los sistemas de conservacin, paneles, peanas, vitrinas, y los elementos
grficos, audiovisuales y didcticos, intermedian entre
el espectador y los objetos musesticos en funcin del
mensaje que se desea transmitir en cada caso.
En muchos museos, como en los museos de arte en
general, se produce una trascendencia de los valores
del objeto al entorno espacial, y esto se refleja en el
tratamiento museogrfico del espacio. Los primeros museos pblicos como el Altes Museum de Berln, de
Schinkel, o el Kunsthistorisches Museum de Viena, presentan una escenografa cuya meta era la recreacin de
un nuevo locus para los objetos que contextualizara las
piezas procedentes de diversos emplazamientos y funciones, constituyndose en esta convocatoria de muchos lugares en una forma de heterotopa. Tambin los
artistas de vanguardia ensayaron un nuevo locus para
el arte de vanguardia, a travs de experimentos como
el Gabinete Abstracto de El Lissitzky para la Exposicin
Internacional de Arte de Dresde (1926), adems de las
implicaciones que tuvo la abstraccin y la comercializacin del arte en la consagracin del cubo blanco como espacio ideal para el arte contemporneo. A su vez,
tensando todos los lmites posibles, el espacio musestico materializa en ocasiones una crisis de las categoras o identidades espaciales; me refiero a la ubicuidad
de determinadas acciones o exposiciones que exceden
los contornos del espacio expositivo para extenderse
y dialogar con el edificio en su conjunto, o ampliar
su accin al entorno urbano o natural.
La revisin del estilo internacional ha cuestionado
la neutralidad ideolgica de determinados espacios del
museo moderno convencional, y se ha lanzado a la
bsqueda de lugares alternativos fuera de sus lmites. Las definiciones de espacio y lugar han entrado
a formar parte en las ltimas dcadas de los debates
sobre la institucin musestica por parte generalmente de arquitectos y muselogos del arte contemporneo. Javier Maderuelo (2008: 17) define el lugar como
un tipo concreto de espacio, aquel que posee unas
condiciones fsicas determinadas y una forma emotiva y simblica que la hace reconocible, lo que le permite poseer un nombre propio. Podramos decir que
el lugar es un espacio culturalmente afectivo.
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Paralelamente a la reflexin conceptual, el acercamiento a los lugares con memoria histrica, tanto la
rehabilitacin de edificios como la musealizacin del
patrimonio in situ de inmuebles o contextos ms amplios, requiere necesariamente un estudio de viabilidad de la preexistencia para conocer el grado en que
va a procurar la satisfaccin de las necesidades museolgicas, no slo en cuanto a conservacin susceptibilidad de recibir los implantes tecnolgicos necesarios, costes de mantenimiento, y presentacin de
los fondos metros cuadrados, distribucin de espacios y recorridos, sino adems en cuanto a la posibilidad de adecuarse a los nuevos programas y servicios que demanda un museo actual. Muchos de estos
espacios son recuperados para usos culturales por motivaciones patrimoniales, por tanto, se persigue tambin la posibilidad de musealizacin de la propia sede. Por ello, los mtodos proyectuales de intervencin
en la arquitectura histrica mantienen siempre el frgil equilibrio entre conservacin e intervencin, aplicndose diversos grados de transformacin y reordenacin espacial, entre el respeto a la arquitectura
original y la adecuacin a un nuevo uso, que debe
partir en cada caso del estudio de la preexistencia, su
grado de transformacin, valor patrimonial, factores
que reflejan ejemplos recientes como la ordenacin
museogrfica de la planta principal del Palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada para Museo de Bellas Artes, de A. Jimnez Torrecillas (1999-2006), y la
remodelacin del Colegio de San Gregorio, sede principal del Museo Nacional de Escultura de Valladolid,
en la actualidad Museo Nacional Colegio de San Gregorio, a cargo de los arquitectos Enrique Sobejano y
Fuensanta Nieto (2002-2006).
La adaptacin de un edificio histrico como museo
es un reto que supera lo arquitectnico para incidir en
lo museogrfico, con la finalidad de procurar una sincrona necesaria entre un marco ya existente y unas
obras y funciones ajenas que entablan una relacin
con el mismo. Los principios de intervencin museogrfica responden en cada caso a motivaciones diversas, incluidas, por supuesto, la naturaleza y el valor de los fondos expuestos. La neutralizacin del
espacio, la conservacin del marco arquitectnico original sobre el que contrastar directamente los objetos artsticos y el rediseo del espacio transicional con
el fin de crear nuevos soportes y fondos a los contenidos, son las operaciones habituales, a veces en convivencia dentro de un mismo edificio, segn las reas y sus funciones (Layuno, 2004: 328-331).
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Figura 8. Museos Capitolinos, Roma. Vista del saln expositivo del Palacio de los Conservadores tras la remodelacin. Foto: . Layuno.
titucin, pues la operatividad de la funcin expositiva, educativa y divulgativa del museo deriva de la
museografa.
Los museos en la actualidad muestran una heterogeneidad de realidades, objetivos y temticas, en algunas de las cuales los objetos por su naturaleza plantean una mayor dificultad de comprensin y un menor
atractivo para el pblico no especializado; por tanto,
necesitan un mayor grado de contextualizacin didctica e interpretacin para ser aprehensibles y atractivos. En los museos arqueolgicos, de prehistoria, de
historia, ecomuseos, etnogrficos, de ciencias y tcnicas, industriales, entre otros, se han desarrollado lenguajes y recursos museogrficos innovadores basados
en nuevas tecnologas aplicadas a la exposicin, que
emplean con profusin estmulos visuales, tctiles o
acsticos. Estos avances tecnolgicos permiten aprovechar al mximo las inmensas posibilidades que brinda la sociedad de la informacin, pero tambin caer
en el riesgo si no se hace con un mnimo de rigor
cientfico de convertir la cultura en un espectculo
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nmica, frecuentemente integrados en redes de museos o en nuevas figuras como parques culturales, paisajes y espacios culturales, afecta a unidades territoriales amplias y significativas por sus valores culturales.
En este punto, la conexin con los cambios operados en el mbito de las normativas patrimoniales parece obvia, ya que los bienes patrimoniales constituyen los objetos y los objetivos de la museologa y la
museografa, lo que comporta el empleo de nuevos
instrumentos de intervencin y nuevas metodologas
de musealizacin, que deben considerar, en primer lugar, los lmites y la escala de la intervencin territorio, ciudad, etc..
Estos nuevos conceptos afectan a la idea tradicional de arquitectura musestica. Junto al desarrollo de
proyectos de nueva planta de calidad para cobijar bienes no desplazables de su lugar original, como es el caso de los yacimientos arqueolgicos, antes no dotados
de esta singularidad arquitectnica, se amplan los lmites de la recuperacin patrimonial a tipologas como la arquitectura verncula o la industrial, hasta alcanzar unidades urbanas o territoriales, entornos,
conjuntos e instalaciones dispersas. Si estas prcticas
son perfectamente legtimas, habra que matizar que
en esta extensin sin lmites de lo museable, en muchas ocasiones se producen estrategias de salvaguarda del patrimonio inmueble activando procesos de musealizacin sin una clara conciencia de la necesidad o
de la calidad del contenido del museo.
Los sistemas territoriales de patrimonio y los sistemas territoriales de museos convergen en las legislaciones y polticas actuales en Espaa, sobre todo en
el mbito autonmico, a travs de la creacin de una
red de museos que potencia la identidad y el patrimonio local, etnogrfico en los museos de identidad de
Extremadura, e industrial en el Sistema Territorial de
Museos de Patrimonio Industrial en Catalua, a travs del mNACTEC (Museo Nacional de la Ciencia y de
la Tcnica de Catalua). En este ltimo caso, los 25
museos distribuidos por todo el territorio vertebran
una visin integrada de la Revolucin Industrial como
sea de identidad catalana, combinando la creacin
de museos con la recuperacin del patrimonio industrial, antiguos centros de produccin, paisajes y rutas
industriales. Algunas sedes han sido seleccionadas por
el valor de sus inmuebles, por ejemplo, la sede principal del mNACTEC ubicada en Terrasa, en el magnfico vapor textil Aymerich, Amat y Jover, obra del arquitecto modernista Llus Muncunill; el Museo Molino
Papelero de Capellades (Figura 9), excepcional por su
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en centros histricos de gran valor patrimonial. Muchas de estas actuaciones aspiran a convertirse en enmarcamientos aurticos (Dotte, 1993: 391) con fines
de revitalizacin de partes de la ciudad o de los bienes que albergan, activando mecanismos de seduccin
del pblico a travs de una estrategia de nuevo arquitectnica. El Vesunna, Muse Gallo-Romain de Prigueux, Francia (1993-2003), de Jean Nouvel, consiste
en un prisma de hormign, acero y cristal que protege y expone los vestigios de una gran casa galo-romana de la antigua Vesunna con rica decoracin de pinturas (Figura 10). A su vez, el museo se convierte en
un espacio de interpretacin del contexto de la ciudad
romana al reflejarla y conectar con el entorno a travs
de sus superficies acristaladas, as como de una cuidadosa exposicin de algunas de sus piezas, constituyendo el edificio el punto de partida de un recorrido museogrfico por el barrio galo-romano donde son todava
visibles la Torre de Vsone, corazn de un antiguo santuario, los vestigios del anfiteatro del siglo I y el recinto amurallado del Bajo Imperio, construido al final del
siglo III. Pienso que es una de las intervenciones ms
logradas de Nouvel, que ha contribuido positivamente al enriquecimiento del lugar, satisfaciendo los aspectos funcional, urbano y simblico.
Esta doble lectura crtica del museo como objeto
urbano y contenedor musestico alcanza una significacin especial en el polmico Museo dellAra Pacis de
Roma (1995-2006), de Richard Meier (Figura 11). Si
la arquitectura de Meier no sale demasiado airosa en
su dilogo con la ciudad por su radical contraste lingstico, o la escasa reestructuracin de un rea conflictiva como la del mausoleo de Augusto, sin embargo, a diferencia de los desaciertos del Museo de Arte
Contemporneo de Barcelona MACBA, es loable su
funcionamiento expositivo, destacando la transparencia del espacio, su comunicacin con el exterior, la
gradacin lumnica desde el hall de entrada hacia el
monumento, la modularidad clsica y la tectnica de
la blanca y pulida estructura, y el excelente tratamiento de la iluminacin natural y artificial. Desde el punto de vista semntico, Franco Purini alude al cambio
en la imagen de lo antiguo operado desde la dcada
de 1980 en Roma, desde la seduccin romntica de la
ruina intocada del pasado a una reactualizacin de
lo antiguo requerida por la visualidad meditica del
turismo de masas (Purini, 2007: 128).
Un modelo poco frecuente de sensible armonizacin entre arquitectura y programacin y entre arquitectura y contexto es el Muse National de Prhistoire
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Figura 11. Museo del Ara Pacis, Roma (1995-2006). Arq. Richard Meier. Vista interior. Foto: . Layuno.
las galeras de exposicin que afirman su presencia contra el citado acantilado, y una secuencia fragmentada
de varios volmenes cbicos que, alineados sobre la calle, se prolongan en el tejido urbano de la villa, alojando los espacios de acogida y de trabajo y las salas
de exposicin temporal y el auditorio, en respuesta a la
escala del municipio.
La organizacin del museo est vinculada al descubrimiento del lugar, y la arquitectura, sin descuidar su
contemporaneidad lingstica, potencia esta idea, desde
el recorrido interior ascendente hasta un recorrido exterior que retorna desde la terraza alta hacia la villa, reflexionando sobre los estratos del tiempo o del paisaje condensados en el museo. La museografa, del estudio H
+ B Design, ha sido clave en la consecucin de los fines
divulgativos del museo, apoyndose en el uso de las
nuevas tecnologas para proporcionar una informacin
acorde con las demandas de un amplio pblico sin perder en ningn momento el rigor cientfico. El volumen
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Figura 12. Museo Nacional de Prehistoria de Les Eyzies-De-Tayac, Francia (1992-2002). Seccin. Arq. Jean-Pierre Buffi y asociados. Foto: Direction des Muses de France.
Conclusiones
Como afirma Viollet-le-Duc en Historia de una casa,
la morada del hombre debe ser como un vestido a medida, en consonancia con las costumbres, el clima, el
emplazamiento y los hbitos de sus moradores; una
casa puede ser bella pero incmoda e inadecuada si
no responde a una distribucin lgica y racional de
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Bibliografa
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Arquitectura y museologa:
una relacin
compleja
Vctor M. Cageao Santacruz2
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
Palabras clave
Keywords
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Es evidente que el edificio del museo ocupa en la actualidad uno de los puestos esenciales en el conjunto de elementos que integran la institucin musestica, pero conseguir una aproximacin certera a la
definicin del papel real que la sede fsica puede jugar en el funcionamiento efectivo de una institucin
musestica no resulta tan fcil.
Aunque nadie duda de la importancia de la participacin del edificio en el cumplimiento de las responsabilidades que el museo ha asumido con el patrimonio y la sociedad, somos conscientes de que hoy en da
se produce una convivencia entre instituciones de perfil tradicional, gestoras de relevantes colecciones y edificios, y centros innovadores, que, aunque se denominen museo, pueden disponer de magnficos edificios
pero no de coleccin permanente o, al contrario, carecer de presencia fsica, existiendo tan slo en la red
intangible de Internet (Figura 1). Por todo ello, el rol del
edificio en el museo puede ser estudiado desde puntos
de vista muy diferentes, existiendo muchsimos factores, derivados de la concepcin actual de la institucin musestica, que influyen en este anlisis.
Desde la creacin efectiva del museo, a finales del
siglo XVIII, ste ha ido cambiando y adaptndose a la
caracterizacin social y a las demandas y comportamientos culturales de cada perodo, hasta asentarse su
concepto actual como institucin dedicada a la conservacin, documentacin, investigacin y difusin del
Patrimonio Cultural, en beneficio de la poblacin, como agente productor de recursos y dinamizador del
territorio en que se asienta. Entre los motivos ms destacados de esta nueva realidad (Layuno, 2002: 10-28),
podramos citar:
Motivos de carcter conceptual, como la evolucin y asentamiento de la disciplina museolgica; la superacin de la idea de museo como conservador de tesoros, en pro de su consideracin
como servicio cultural a la sociedad; el inters
por la creacin de museos dedicados a otras disciplinas, adems del arte y la arqueologa; la potenciacin de la vertiente educativa y didctica
por encima de la puramente conservativa; el incremento de la colaboracin con otras entidades
culturales; la profesionalizacin de la museologa; la dotacin de medios tcnicos, cientficos,
materiales y personales ms modernos o la aplicacin al museo de criterios y mtodos de planificacin y programacin de actuaciones.
Motivos de carcter legal y poltico, derivados de
la organizacin poltica mundial surgida tras la
Segunda Guerra Mundial; la democratizacin del
patrimonio y el libre acceso al conocimiento; la
descentralizacin de la cultura; la promulgacin
de normas legales y la creacin de organismos
nacionales e internacionales en el mbito de los
museos.
Motivos de carcter econmico y social, como la
mejora de la renta per cpita, que favorece el gasto, el estado del bienestar, la disposicin de tiempo libre y, por tanto, la asistencia al museo (Figura 2), pero a la vez la aparicin de formas de ocio
que suponen competencia; la aplicacin al museo de conceptos de rentabilidad econmica y su
inclusin en la sociedad de consumo como industria cultural; el incremento del inters de los medios de comunicacin por la cultura; el desarrollo urbano y territorial, que entiende el museo
como hito y su apertura al patrocinio y mecenazgo del sector privado.
La consecuencia final de todo ello es la crisis del museo tradicional y la conversin del mismo en una institucin compleja, que alcanza un indudable protagonismo
pblico, en el que la sede desempea un rol trascendente, aunque su importancia relativa en el conjunto de la
institucin puede variar dependiendo del tipo de museo,
de su historia, administracin, medios e implicacin social. En ocasiones, el museo buscar en su edificio un
mero espacio cubierto en el que conservar la coleccin,
Figura 1. Imagen del Museo Virtual de Arte El Pas (Uruguay), que dispone de
un edificio proyectado exclusivamente para la red por el arquitecto Ricardo
Supparo. Imagen: Museo Virtual de Arte El Pas, 17 de noviembre de 2009.
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Figura 3. Logotipos del Museo de Antioquia (Colombia), el Museum der Arbeit de Hamburgo (Alemania), el Auckland War Memorial Museum de Auckland (Nueva Zelanda), el Ohio Statehouse Museum de Columbus (Estados
Unidos), el Museo Nacional de Arte MUNAL (Mxico), el Museo de la Ciudad
de Rosario (Argentina), el Museo del Ferrocarril de Madrid, el Museo ThyssenBornemisza de Madrid, el Museo Extremeo e Iberomericano de Arte Contemporneo MEIAC de Badajoz, el Museo Casa de Cervantes de Valladolid y el Museo de Bellas Artes de Valencia (Espaa), todos los cuales utilizan
el edificio como elemento compositivo principal.
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exhibirla y desarrollar actividades profesionales o ldicas; en otros casos, lo convertir en la pieza ms atractiva de la coleccin, anteponindolo, incluso, a los bienes muebles cuya proteccin tiene encomendada.
Los papeles del edificio en el museo
Por tanto, el edificio puede jugar muchos ms papeles en el museo que el de servir de sede fsica para
la coleccin, el pblico y el personal (Cageao, 2008b:
16). Entre ellos podramos citar los siguientes:
Imagen del museo
El edificio es la cara visible, el primer elemento, junto
a la pgina web, con el que los usuarios tienen contacto cuando se acercan a un museo. Por ello, si pretende servir de ejemplo para captar pblico, debera transmitir sensaciones de claridad, limpieza, accesibilidad,
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empresariales, la oferta cultural de la ciudad o el funcionamiento del propio museo, puede producirse una
modificacin de la costumbre turstica en la ciudad y
su entorno, dando lugar a la inclusin de la poblacin
en circuitos tursticos que hasta la construccin del edificio no la tenan en cuenta.
Regenerador del entorno
Tambin en muchos casos el edificio de museo es utilizado como regenerador urbano (Lorente, 2004: 27-33);
la implantacin en un entorno urbano degradado de un
edificio relevante, sede de una institucin que va a atraer
pblicos novedosos, se utiliza como revulsivo para la
mejora del barrio, con consecuencias como la atraccin
de turistas, la reduccin de delincuencia, la instalacin
de comercios y otros centros culturales y la creacin de
puestos de trabajo y la inversin econmica en definitiva. En Espaa, entornos desfavorecidos se vieron muy
mejorados con la implantacin de museos como el Museo de Arte Contemporneo de Barcelona MACBA, la
Domus, Casa del Hombre, en A Corua (Figura 5) o el
Museo Guggenheim en Bilbao, el caso ms conocido,
que la escritora Espido Freire refleja con estas palabras:
Viv la decadencia lenta y sucia de una ciudad que arrastraba una leyenda de virutas de acero, carbn y agua
contaminada, y a la que rescat un museo: el Guggenheim. () Posado como una nave extraterrestre en la
orilla de la ra sucia, el museo del perrito de hiedra y
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Lugar de encuentro
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Figura 7. Sala de billar del Museo Nacional del Romanticismo, ejemplo de modelo contextual no original. Foto: Museo Nacional del Romanticismo, 2009.
La relacin de dependencia entre edificio y colecciones es especialmente relevante, como recuerda Jaume Coll (2007: 116-117), en el espacio expositivo, que
debe convertirse en un elemento fundamental para la
adecuada exhibicin de los bienes, por lo que el espacio contenedor no slo requiere calidad arquitectnica, sino especialmente una ptima relacin entre el
inmueble y la coleccin. De acuerdo con esto, se podran citar dos grandes modelos de vinculacin segn
la dependencia entre arquitectura y bienes muebles:
Modelo contextual, en el que la coleccin y el edificio estn contextualizados histrica y/o temticamente; pudiendo distinguir entre inmuebles histricos que conservan y muestran bienes muebles
originales, en su contexto, e inmuebles histricos
que exhiben colecciones que pretenden armonizar con el estilo del edificio, aproximndose a los
originales, sin serlo (Figura 7).
Modelo clsico, en el que el edificio y la coleccin
no tienen relacin previa: las colecciones han
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sido introducidas artificialmente para ser conservadas y expuestas en el edificio en cuestin. Dentro
de este modelo podramos diferenciar a su vez entre los casos de inmuebles preexistentes rehabilitados para museo, que acogen bienes culturales
muebles de otra procedencia, sin mostrar ni pretender mostrar relacin contextual, e inmuebles construidos de nueva planta para ser museo, tomando
en consideracin o no en su diseo las caractersticas de las colecciones que sern contenidas.
El edificio y el pblico
Del mismo modo, el edificio del museo se debe a las
personas que lo visitan y que convierten al museo
en institucin cultural que conserva colecciones y las
ofrece al pblico, definiendo as su singularidad. Por
ello, el edificio del museo debe procurar sorprender
al visitante y convertir su visita en una ruptura con lo
cotidiano, en una diversin y un acontecimiento, evitando todo rechazo.
Hacia los visitantes el edificio del museo tiene tambin una serie de responsabilidades, entre ellas:
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Responsabilidad de acogida, para recibir al pblico en las mejores condiciones, facilitando el acceso y mostrando una cara amable, atractiva y
comprensible, siendo especialmente importante
el papel de los vestbulos y espacios de recepcin.
Responsabilidad de accesibilidad, permitiendo la
entrada, circulacin y movimiento de cualquier
persona, sean cuales sean sus condiciones fsicas,
por todos los espacios del museo, sin barreras ni
impedimentos de ningn tipo.
Responsabilidad de confort, garantizando la adecuacin de las condiciones medioambientales en
el interior de los espacios pblicos a aquellas ptimas para la presencia de personas, sin obligar
a los visitantes a pasar fro ni calor y disponiendo adems espacios de descanso ligados a las zonas de exposicin.
Responsabilidad de actividad, puesto que el edificio ha de proporcionar espacios adecuados para el desarrollo de labores educativas, comerciales y de ocio.
El edificio y el personal
Igualmente, el edificio se debe a los profesionales que lo
hacen funcionar, contrayendo con ellos responsabilida-
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La solucin integrada
En las soluciones integradas, el profesional de la arquitectura resuelve el museo con una nica formulacin,
que responde a las necesidades del museo, pero sin
descuidar la calidad arquitectnica; en estos casos se
disean espacios que nacen del anlisis pormenorizado de la coleccin y de la misin del museo, as como
del estudio de las condiciones idneas en que deben
desarrollarse las funciones del museo, en especial de
aquellas que tienen que cumplir los espacios donde se
exhibirn y conservarn las colecciones. En este tipo de
edificios, nacidos por y para la institucin que acogen,
todo gira en torno a una idea integradora y espacios
pblicos y sirvientes se disean con el mismo nivel de
calidad. El Abteiberg Stdtisches Museum de Mnchengladbach, obra de Hans Hollein, se pone a menudo como ejemplo claro de este tipo de edificios de museo.
La combinacin de extremos
En las soluciones en las que se percibe una combinacin de extremos, denominadas por algunos autores dicotoma pactada o museo en dos formulaciones (Alonso, 1999: 286) se produce un binomio ms
o menos armnico entre la definicin de las reas pblicas sin colecciones, que alcanzan gran carcter y
personalidad arquitectnica, y los espacios con colecciones, que se definen de una manera neutra y controlada, pensada para cumplir prioritariamente funciones
museolgicas claras. En ocasiones, a estos dos extremos se suma la solucin de los espacios internos sin
colecciones, puramente funcional. Esta modalidad se
observa en varios de los museos diseados por el arquitecto britnico Stirling.
El sometimiento funcional
En las relaciones de sometimiento funcional, al contrario de lo que ocurra en las de prevalencia arquitectnica, la funcionalidad es el nico presupuesto que
se tiene en cuenta para la creacin del edificio, descuidndose sin embargo cualquier reflexin de carcter arquitectnico; se considerarn aspectos relativos
a la conservacin, la adecuacin medioambiental y fsica, las circulaciones y todos cuantas cuestiones tengan que ver con las colecciones, incluyendo su exposicin, pero los valores intrnsecos de la arquitectura,
la riqueza espacial, forma, color, composicin, textura o material, aquellos que hacen de un edificio algo
ms que una construccin, no resultarn priorizados.
La arquitectura y el museo:
un tema de estudio
Estas complejas y comentadas relaciones entre museo
y arquitectura, as como las necesidades y caractersticas que tericamente debera reunir el edificio del
museo, han despertado el inters de expertos en ambas materias, dando lugar a interesantes teoras, muchas de las cuales han sido plasmadas en publicaciones que abordan la arquitectura de museos desde
diferentes puntos de vista. Del mismo modo, el tema ha favorecido la organizacin de exposiciones y
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En Espaa, autores como Aurora Len, Alfonso Muoz Cosme o Josep Mara Montaner, entre otros, han
reflexionado sobre la relacin entre edificio y museo.
Aurora Len, pionera en los estudios de museologa en Espaa con su obra El museo. Teora, praxis, utopa, afirma (1978: 82-90) que la estructura arquitectnica y la actividad del museo son conceptos
inseparables, si bien el edificio deber aportar un valor no permanente y flexible a la institucin, ya que
as lo son sus contenidos; por este motivo Len califica al edificio del museo como su inacabada autobiografa.
Muoz Cosme, en su reciente obra Los espacios de
la mirada. Historia de la arquitectura de museos, realiza una visin contempornea del edificio del museo, identificndolo como el aglutinante de casi todas
las funciones pblicas de la ciudad moderna, convirtindose de este modo en el lugar pblico por excelencia en la metrpoli contempornea, un exponente de cmo una sociedad se contempla a s misma,
cmo comprende su origen y su historia, y cmo quiere verse representada y admirada (Muoz Cosme,
2007: 12).
Algo parecido afirma tambin el arquitecto Josep
Mara Montaner en varios de sus trabajos (1991: 233),
pues reconoce que el museo, a travs de su edificio,
ha pasado a representar un papel preponderante tanto en las pequeas como en las grandes ciudades, asumiendo el rol de monumentos o hitos urbanos que justifican las grandes inversiones pblicas en conjuntos
musesticos de los ltimos aos.
Las teoras de todos los expertos antes citados y de
otros muchos, sobre aspectos relacionados con la planificacin, el diseo, las nuevas tipologas, la distribucin o la evolucin histrica del edificio, han sido publicadas en obras convertidas, en muchos casos, en
manuales de referencia, como ocurre con A history
of building types, de Pevsner, cuyo captulo VIII se dedica a los museos; Museums of influence, de Keneth
Hudson, obra de gran tradicin; el reciente Museum
buildings, a desing manual, de Paul von Naredi-Rainer, o los libros sobre planificacin de edificios de museos de Barry Lord y Gail Dexter Lord. Junto a estas
obras se han publicado, en algunos casos con alarde
de medios, numerosos compendios de proyectos de
edificios de museo.
La mayora de la bibliografa no se ha editado en
castellano, aunque en Espaa son de destacar los trabajos de los autores espaoles antes citados y de otros
como Juan Carlos Rico o Carlos Baztn.
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Arquitectura y museologa:
caminos para la integracin
Figura 9. Portadas de los libros A History of Building Types, de Nikolaus Pevsner (Princeton University Press, 1976) y Musographie, Architecture et amnagement des muses dart (Office International des Muses, 1934).
Del mismo modo, el atribulado dilogo entre arquitectura y museo ha dado lugar a la inclusin de artculos sobre el tema en numerosas publicaciones peridicas, entre ellas, en las revistas Mouseion y Museum,
as como a la organizacin de foros y reuniones internacionales, entre las que destaca el Congreso de Madrid de 1934, que dio origen a la publicacin Museographie, Architecture et amnagement des muses dart
(1935) (Figura 9) y al montaje de exposiciones como
New American Art Museums, celebrada por el Whithney Museum of American Art de Nueva York entre junio y octubre de 1982, fundamental para la comprensin de la historia de la arquitectura de museos
americana, o, entre las ms recientes, Museums for a
New Millenium: Concepts, Projects, Buildings, concebida por Suzanne Greub y producida por el Centro de
Arte de Basilea, que itiner entre 2000 y 2003 y que
ha tenido ya varias secuelas.
En Espaa han sido fundamentales las exposiciones Museos y arquitectura; nuevas perspectivas, organizada por el Ministerio de Obras Pblicas, Transportes y Medio Ambiente en 1994 en el Crculo de
Bellas Artes de Madrid y Museos espaoles. La renovacin arquitectnica, promovida por el Ministerio
de Educacin y Cultura de Espaa en 1997 (Figura 10),
que itiner por diferentes pases iberoamericanos.
Para el estudio y la investigacin sobre el tema es
relevante el papel del ICAMT, International Committee for Architecture and Museums Techniques, Comit
Internacional de ICOM dedicado al estudio de la planificacin, programacin y construccin de edificios
para museos.
La mayora de los estudios que ms arriba se han citado manifiestan que el edificio de museo ha de ser
una pieza arquitectnica de referencia, heredera de su
tiempo, que juegue un papel relevante en el funcionamiento de la institucin que acoja, a cuyas exigencias y necesidades ha de responder. La mayor parte de
estos estudios destaca tambin, que por la dificultad
del cumplimiento de esas premisas, entre la arquitectura y el museo se establece, a menudo, una relacin
compleja.
Evidentemente, los museos son, en cierta manera,
por s mismos, instituciones contradictorias, que tienen la obligacin de proteger el Patrimonio y, simultneamente, de ponerlo a disposicin del pblico. A
la vez, se trata de entes en continuo proceso de cambio, porque se lo demanda la sociedad y porque sus
Administraciones gestoras les exigen rentabilidad y sostenibilidad econmica y cultural (Chinchilla, 2008: 20).
Por ello, en la gestacin de cualquier edificio de museo no slo hay que tomar en consideracin el planteamiento conceptual y la misin del mismo, las colecciones y su conservacin, los intereses de los
pblicos, convertidos en usuarios y el consumo cultural, sino tambin evaluar su eventualidad de cambio,
a fin de poder dar una respuesta arquitectnica que
resulte satisfactoria, objetivo verdaderamente ambicioso, pero no imposible de alcanzar.
Efectivamente, la experiencia cotidiana de los profesionales que da a da trabajan en la definicin de
arquitecturas para museos avala la idea de que hay al-
Figura 10. Imagen de la exposicin Museos espaoles. La renovacin arquitectnica, en su sede de Mxico, D.F. Foto: J. P. Rodrguez Frade, 1997.
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Figura 11. Equipo de trabajo para la rehabilitacin del Palacio de la Aduana como sede del Museo de Mlaga. Integrado por representantes del Museo de Mlaga, Ministerio de Cultura (Subdireccin General de Museos Estatales y Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura), Junta de Andaluca (Servicio
de Museos de la Direccin General de Museos y Arte Emergente), Arquitectos
redactores y directores facultativos de la obra y Asesores externos (arqueologa). Fotografa realizada en el Palacio de la Aduana el 21 de octubre de 2009.
culpan a los arquitectos, por no haber escuchado suficientemente sus necesidades antes de proceder al
diseo del edificio; de manera simultnea, los arquitectos critican a los responsables del museo por no
haberles proporcionado un adecuado programa y los
responsables polticos acusan a los tcnicos por no
haber desarrollado un programa til.
El resultado final es que el edificio no cumple su
funcin, el dinero invertido queda total o parcialmente desperdiciado, las colecciones y el pblico pierden
una oportunidad nica y, en cierto modo, se confirma
la comentada mala relacin entre arquitectos y conservadores de museos.
En la mayor parte de las ocasiones el problema viene generado por posturas profesionales errneas y a
veces contrapuestas. Algunos responsables de museos, por ejemplo, consideran que la edificacin de una
sede para la institucin es una tarea exclusivamente
constructiva, que slo puede resolver un arquitecto, y
en la que poco o nada podran participar quienes se
ocupan de la preservacin de las colecciones; otros
profesionales del museo adoptan la postura opuesta:
dejndose llevar por la experiencia imaginan un edificio ideal para la coleccin y pretenden exigirle a
los diseadores que definan su proyecto siguiendo a
pies juntillas sus indicaciones, aunque stas carezcan
de lgica arquitectnica o estructural. La misma disparidad se produce entre los arquitectos, algunos de los
cuales consideran que su labor se ha de limitar a traducir a planos tcnicos las especificaciones que determinen los muselogos, sean stas cuales sean, mientras que otros se consideran capaces de idear el mejor
museo, sin necesidad de escuchar a los profesionales
que lo van a usar.
Evidentemente, en toda la cuestin influyen las actitudes personales: algunos profesionales son individualistas y otros no, y ante este tipo de posturas es
difcil actuar. De cualquier modo, es necesario apuntar que s existe una razn lgica que puede estar
en el origen de los comentados desencuentros entre
arquitectos y muselogos y que expone con claridad Juan Carlos Rico en la introduccin de la obra
Museos, Arquitectura, Arte. Los espacios expositivos
(1994: 13) cuando reconoce que el conflicto y los criterios diferentes, y en muchos casos encontrados, de
arquitectos y muselogos se deben primordialmente
a sus diversas formaciones, que llegan al objeto museable desde ngulos muy diversos: espacial y prctico en el caso de los primeros, terico y minucioso
en el de los historiadores.
Efectivamente, el arquitecto, por formacin, se supone capacitado para enfrentarse al diseo de cualquier tipo de edificio, pero su conocimiento previo del
funcionamiento de un museo no tiene por qu ser muy
profundo; lo conocer probablemente de manera superficial y deber realizar una inmersin rpida en el
mismo; la redaccin del proyecto del museo y su ejecucin representarn un momento puntual en su currculum, que adems puede simultanearse con otros
proyectos; cuando la construccin del museo finaliza,
el arquitecto dejar de ocuparse de lleno de este edificio, para dedicarse a otros trabajos.
Para el muselogo, la remodelacin o construccin
de un nuevo edificio para el museo en el que trabaja
representar, a menudo, un momento estelar en su carrera; conocer con profundidad las necesidades de
las colecciones y aquello que debe exigrsele al edificio que acoja el museo, y lo podr comprobar cuando acabe la construccin del edificio y comience su
plena relacin con el mismo, pero, en principio, carecer de conocimientos espaciales, estructurales o tcnicos en el mbito de la arquitectura. Adems, dentro del museo hay profesionales con visiones distintas,
por lo que se necesita una coordinacin interior para
no ofrecer desde el seno de la institucin conclusiones divergentes.
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Figura 12. Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico (VV.AA., 2005),
Ministerio de Cultura.
A pesar de ello, la aplicacin de mtodos de planificacin al museo no est todava generalizada, aunque en pases como Estados Unidos, Canad, Francia
o Reino Unido tiene ya larga trayectoria. Lo habitual,
como veamos, es que los museos acudan a ciertos tcnicos (arquitectos, consultores, gestores, economistas,
etc.) para resolver problemas concretos de espacio, organizacin o gestin, a menudo de manera apresurada y con apremio de plazos y dineros; en estas condiciones suelen ofrecerse soluciones tambin apresuradas
y poco efectivas. Sin embargo, la planificacin musestica no puede improvisarse: debe ponerse en prctica con anterioridad a cualquier intervencin, reflexionando sobre la situacin previa en todos los mbitos
del museo y definiendo necesidades de futuro, hasta
plasmar sus conclusiones en documentos escritos, comprensibles por los profesionales de la arquitectura y
de otros mbitos, que peridicamente puedan ser evaluados. La aplicacin de mtodos de programacin y
planificacin garantizar que las intervenciones y las
inversiones realizadas en el museo sean las adecuadas
al fin que se quiera conseguir, y as lo demuestran experiencias de planificacin desarrolladas en el mbito
anglosajn por autores como Kevin Moore, Darragh y
Snyders o Lord y Lord.
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La redaccin del Plan Museolgico no est nicamente enfocada al mbito arquitectnico, pero s puede estar motivada principalmente por cuestiones de
edificio, y en su aplicacin y desarrollo posterior habrn de contemplarse necesariamente aspectos de carcter arquitectnico, cuyos hitos principales seran:
Bibliografa
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COLL CONESA, J. (2007): Las colecciones y la exposicin permanente. Su documentacin, seleccin, tratamientos y procesos, en IZQUIERDO PERAILE, I. (Coord.) (2007): Plan Museolgico y exposicin permanente
en el Museo. Ministerio de Cultura / Agencia Espaola de Cooperacin Internacional, Madrid.
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La arquitectura
del museo ayer y hoy:
aspectos esenciales
Vctor M. Cageao Santacruz4
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
Partiendo de una reflexin sobre la evolucin de la arquitectura de museos a lo largo de la historia y de las
caractersticas del edificio de museo tradicional, que
antecede a lo que actualmente se considera uno de los
elementos fundamentales de la institucin musestica,
este artculo realiza, de manera sinttica, una aproximacin a su situacin real, a sus mbitos cientficos
principales y a los aspectos formales y funcionales esenciales que deben ser tenidos en cuenta para proyectar o analizar un edificio de museo (aspecto exterior,
entorno, accesibilidad, circulaciones, categorizacin espacial, seguridad, adaptacin a la coleccin, iluminacin, instalaciones, calidad medioambiental, etc.).
Palabras clave
Keywords
Museum architecture; history of architecture; architectural program; characteristics of the museum building.
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Una de las caractersticas del museo desde la segunda mitad de los aos setenta reside en el progresivo
protagonismo concedido a su arquitectura. Con esta
rotunda aseveracin la profesora Mara ngeles Layuno pone de manifiesto en su obra Los nuevos museos en Espaa (2002: 91) la importancia del edificio
en la institucin musestica actual. Para ilustrar su afirmacin, Layuno recuerda que la evolucin de la museologa y de la arquitectura, as como otros factores
indirectos de carcter sociolgico, poltico, econmico o puramente arquitectnico influyen en la condicin del edificio de museo, que hoy en da representa algo ms que un espacio cubierto para conservar
y exhibir colecciones y encierra gran variedad de significados y aspectos simblicos, incide en la trama urbana, prestigia a los poderes pblicos que lo erigen
y transmite valores culturales asociados a su nuevo rol
como fenmeno de masas y emblema de progreso.
Es indudable que, en la actualidad, el edificio puede ser considerado, junto a las colecciones, el pblico y el personal, uno de los elementos esenciales que
integran y posibilitan la existencia de la institucin musestica, en la que juega, no uno, sino muchos papeles
relevantes, siendo adems responsable de proporcionar espacio fsico e instalaciones oportunas para el adecuado desarrollo de todas las funciones museolgicas,
entre ellas, la conservacin de los bienes culturales y
su presentacin ante el pblico, la recepcin de este
pblico sin barreras y la dotacin de espacios confortables para el trabajo de los profesionales que lo gestionan y mantienen su actividad (cf. ver texto de Cageao en este mismo volumen sobre la relacin entre
arquitectura y museologa).
El anlisis de los edificios de museos que se han
construido o proyectado en nuestros das nos permite resaltar una serie de caractersticas bsicas que definen con bastante claridad cules son los aspectos ms
sobresalientes de la arquitectura de museos actual, los
tipos cientficos de museo para los que se estn construyendo o rehabilitando edificios con mayor asiduidad y los aspectos bsicos que los profesionales y usuarios del museo exigen con prioridad a su edificio y que
son aquellos en los que los arquitectos han de poner
su mayor atencin a la hora de proyectarlo.
Sin embargo, antes de entrar al anlisis de estos aspectos esenciales de la arquitectura de museos de hoy
resulta conveniente lanzar una mirada al pasado porque, como en casi cualquier otra esfera del saber, el
conocimiento del pasado ayuda a entender mejor la
realidad del presente.
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Durante el siglo XVIII los tericos de la arquitectura reflexionaron al respecto, y crearon primero proyectos utpicos para, posteriormente, siguiendo las
tendencias de su poca y combinando entre s los espacios propios para la exposicin antes citados (gabinete, galera, patio y rotonda), dieron lugar al tipo edificatorio museo y con l a los primeros proyectos
tericos de museo, entre todos los cuales destacaremos, por su trascendencia, el de Durand (Pevsner, 1976;
Rico, 1994).
Los museos clsicos
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Las denominaciones que Montaner propone para estas tipologas de museos en su obra Museos para el siglo XXI (2003, Editorial Gustavo Gili, Barcelona), seran respectivamente: museo museo, museo caja y museo minimalista, museo que se anuda sobre s mismo, museo desmaterializado,
museo como organismo extraordinario y museo collage de fragmentos.
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Figura 3. Iglesia de Santa Clara de Mrida, reconvertida en sede del antiguo Museo Arqueolgico de Mrida en 1838. Foto: V. Cageao, 2009.
nera uniforme y globalizada, sino que en la mayor parte de los casos pervivieron hasta su renovacin reciente, y en muchas ocasiones an perviven, edificios de
conceptualizacin clsica, en paralelo a los cuales fueron surgiendo construcciones innovadoras desde un
punto de vista formal, material, programtico o funcional, resultado de iniciativas, conceptos o presupuestos tambin innovadores, que influyeron en la tendencia habitual, modificndola poco a poco.
La pervivencia de tipos edificatorios clsicos es comprensible, puesto que hasta hace no mucho tiempo
haba una ausencia prcticamente generalizada de polticas musesticas oficiales, entendidas propiamente
como tales; las dotaciones econmicas y el personal
especializado eran escasos y no se desarrollaban programas de difusin musestica ni procesos de planificacin de actuaciones.
Ante esta situacin, y hasta muy recientemente, lo
habitual era que estos museos tradicionales mantuviesen para el museo una sede de concepcin clsica
(Baztn, 1999), cuyas caractersticas generales seran:
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Figura 4. Maqueta del Centro de Cultura Contempornea de Crdoba. Arq. Nieto Sobejano. Foto: Nieto Sobejano Arquitectos, 2009.
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Figura 6. Centro de visitantes e interpretacin de Mancha Blanca, Parque Nacional de Timanfaya, Lanzarote. Arq. Abarca, Cano, Cano, Corrella y Cosn.
Foto: V. Cageao, 2007.
Adems, se percibe la relevancia que est cobrando la creacin de instituciones culturales que no son
museos pero que tienen funciones relacionadas con
las de stos y que casi siempre se presentan en edificios relevantes, a menudo de nueva planta, entre los
que podramos destacar:
Centros de exposicin sin coleccin permanente, como el Caixaforum de Madrid y el Caixaforum de Barcelona.
Centros de interpretacin, en general entendidos
como instituciones educativas pblicas en las que
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Figura 8. Fachada principal del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa,
con las dos torres de ascensores. Arq. Vzquez de Castro e iguez de Onzoo.
Foto: V. Cageao, 2007.
quitectnicas, a fin de garantizar que las personas puedan acceder y circular por el museo sin impedimentos
y, en la medida de lo posible, sin distincin de recorridos; a la vez, el arquitecto deber crear un edificio seguro y accesible para los bienes culturales que va a
albergar, pensado para su adecuado movimiento, por
lo que debern tenerse en cuenta sus requisitos formales y fsicos. La importancia concedida en la actualidad por la sociedad a la accesibilidad es tan grande que
resulta frecuente que los elementos de comunicacin
(ascensores, escaleras mecnicas, etc.) sean utilizados
como elementos de composicin arquitectnica en el
interior o exterior del edificio y como afirmacin de
su apuesta por la accesibilidad (Figura 8).
Pero tambin el edificio ha de resultar psicolgicamente accesible, siendo la claridad de la ordenacin
espacial una de las ms importantes condiciones que
se le ha de exigir a un edificio para museo (Montaner,
1991: 235). El visitante necesita disponer, desde su acceso al edificio, de una primera informacin sobre la
globalidad del espacio y la coleccin para poder distribuir su tiempo de visita y para ello se le ha de facilitar la comprensin de la estructura organizativa
de la institucin y del edificio, la sucesin espacial y
las formas de movimiento, entradas, salidas y accesos a cualquiera de sus servicios, especialmente si se
trata de personas con alguna discapacidad, con el fin
de evitar la desorientacin, una de las ms importantes causas de fatiga en museos.
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Sostenibilidad
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Arquitectura sostenible es aquella que tiende a minimizar el impacto ambiental de todos los procesos edificatorios implicados en su construccin, demolicin
o uso. En este sentido, al redactar un proyecto de museo debern tenerse en cuenta una serie de pautas,
aplicndolas de manera lo ms estricta posible en el
caso de edificios de nueva planta y en la medida en
que lo permita el edificio histrico, cuando se trate de
proyectos de rehabilitacin. Ser necesario tener siempre presente el uso musestico que, por su implicacin
patrimonial y la presencia de bienes culturales cuya
conservacin est por encima de otros criterios, puede favorecer o imposibilitar la toma en consideracin
de alguna de estas medidas. Mejorar el aislamiento intrnseco que determina el propio edificio; evitar la disposicin de excesos de instalaciones y sistemas automticos; aprovechar las ventajas climticas que, en cada
caso, pueda ofrecer la orografa del terreno, la orientacin y la ubicacin del edificio o disear las comunicaciones del museo de manera que eviten exceso de
recorridos, son medidas que favorecen, entre otras,
la sostenibilidad.
Adems, no debemos olvidarnos que ste es un
concepto directamente relacionado con una de las exigencias que arquitectos y usuarios deben plantearle a
cualquier edificio de museo: la perdurabilidad. El edificio ha de nacer con la intencin de durar la mayor
cantidad de tiempo posible en las mejores condiciones, por lo que la sencillez y viabilidad de mantenimiento debe ser un elemento a tener en cuenta desde el principio del proyecto.
Adems, el circuito del museo es el elemento distributivo y compositivo que enlaza entre s las diferentes reas y espacios y uno de los aspectos que ms
condicionan el tipo de edificio que va a resultar en
funcin de su diseo como elemento cerrado, abierto, continuo, etc.; su trazado concreto depender de
numerosos factores, entre ellos la seguridad y el control de accesos, el discurso museolgico y la cualidad de los espacios que enlace.
Respuesta a los condicionantes previos
El edificio del museo, como el que da cabida a cualquier otro servicio o funcin, debe dar respuesta a todos los condicionantes previos que implica su ubicacin fsica, la historia de la institucin, su funcionamiento
o la relacin con terceros. En este sentido, el arquitecto deber ser informado o recabar por s mismo documentacin acerca de cuantos condicionantes previos
puedan afectar al desarrollo del proyecto o a la obra del
museo, ya sea de nueva planta o rehabilitacin: cargas
urbansticas, informacin histrica, restos arqueolgicos
que deban ser conservados in situ, servidumbres, cargas legales, etc. (Baztn, 1999: 31; Cageao, 2008a: 106).
Accesos y circulaciones
En un edificio de museo es muy importante que los
accesos se diseen de manera adecuada en tamao,
nmero y situacin para usuarios, personal y bienes
culturales (Figura 9). Igualmente, resulta recomendable estudiar, dentro de las facilidades que aporte
el edificio, la posibilidad de diferenciacin de la circulacin de bienes culturales y personas (usuarios
externos, suministradores, personal del museo y personal de mantenimiento). Del mismo modo ser necesario estudiar las comunicaciones rodadas y peatonales en el entorno, en especial la circulacin de
vehculos pesados, el rgimen de transportes pblicos, los aparcamientos y los sistemas de desembarco de colecciones.
Figura 9. Acceso de colecciones en el edificio ampliacin del Museo de Pontevedra. Arq. Pesquera Ulargui. Foto: V. Cageao, 2008.
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Del mismo modo deber conocer la normativa especfica que afecta al museo, no slo desde el punto de vista arquitectnico, como edificio pblico y, en su caso,
monumento, sino tambin como contenedor de bienes
culturales protegidos y de oficios y actividades que estn regulados por sus propias normativas de funcionamiento, seguridad o higiene.
Categorizacin espacial
Uno de los aspectos ms destacados que habr de
tenerse en cuenta a la hora de redactar un proyecto
de edificio de museo ser el cumplimiento del programa arquitectnico y de sus necesidades espaciales.
Habitualmente, la caracterizacin bsica de los espacios en los museos se apoyaba en una diferenciacin de usuarios, distinguindose entre zonas pblicas, internas y semipblicas, pero en la actualidad, los
tericos de la arquitectura de museos consideran que
se deben incorporar desde el principio criterios relacionados con la conservacin de los bienes culturales.
Parece adecuado, pues, utilizar dos pautas para condicionar los espacios que deben conformar un museo:
el tipo de usuarios que va a ocupar los espacios y el
de si stos van a contener o no bienes culturales. Ambos criterios dotan a la arquitectura de requerimientos
precisos relacionados con los tratamientos formales y
materiales, la conservacin preventiva y la seguridad,
obtenindose una clasificacin cruzada en cuatro zonas o categoras (Losada y Martnez, 2001: 70-71):
Zona pblica sin bienes culturales: espacios de
acogida y representacin; servicios comerciales
(tienda, cafetera, restaurante, etc.); espacios de
atencin a grupos y talleres didcticos; aulas, salones de actos o conferencias; biblioteca (que en
algunos museos puede tener la consideracin de
espacio pblico con colecciones); aseos y salas
de cuidado infantil; locales para asociaciones o
instituciones relacionadas con el museo.
Zona pblica con bienes culturales: salas de exposicin permanente; salas de exposiciones temporales; almacenes visitables y salas de atencin
a investigadores.
Zona interna con bienes culturales: rea de recepcin de bienes culturales (con zonas de carga y descarga, desembalaje, almacn de trnsito, registro, salas de fumigacin, etc.); salas de
documentacin; laboratorios de restauracin y
depsitos de coleccin.
La seguridad es uno de los temas que ms han de preocupar al diseador de un edificio de museo. Debe estar dirigida tanto al personal y a los usuarios como a
las colecciones, establecindose diferentes niveles para cada espacio, en funcin de la presencia o no de
bienes culturales dentro del mismo y del grado de accesibilidad que se desee permitir, esto es, del control
de las personas que van a poder acceder a su interior.
En general, el nivel de mxima seguridad se aplicar
a la zona interna con bienes culturales en reposo, que
deber tener acceso restringido al personal tcnico del
museo; un segundo nivel lo formar la zona interna
con bienes en movimiento; el tercero la zona pblica
con exposicin de bienes culturales, en las que las medidas de seguridad debern ser lo ms sutiles posible;
el cuarto la zona pblica e interna sin bienes y el quinto el permetro del edificio y su entorno.
Flexibilidad, modularidad, extensibilidad
Algunos tericos de la museologa, como G. H. Rivire, (Leroux-Dhuys, 1993: 439, 442), solicitaban al edificio de museo capacidad para ser flexible, modular y
extensible. Sera, sin duda, deseable que la estructura
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Figura 10. Museo de las Ciencias Prncipe Felipe de Valencia, conceptualmente extensible. Arq. Calatrava. Foto: V. Cageao, 2009.
portante del edificio, los cerramientos y las compartimentaciones, as como las instalaciones expositivas y
los equipamientos, pudiesen prestarse a cuantas modificaciones puedan exigir los progresos cientficos y tcnicos, la variacin del comportamiento del pblico y
el confort, sin que esto supusiese una modificacin del
circuito museogrfico, una reorganizacin estructural
o una obra de adaptacin, ya que, como dice Muoz
Cosme, una arquitectura flexible, transformable y extensible es hoy una arquitectura mucho ms til que
cualquier edificio tipolgica y funcionalmente exacto,
pero rgido e inmutable (2008: 144).
Sin embargo, la experiencia nos dice que ni los condicionantes fsicos, ni las soluciones arquitectnicas,
ni la realidad cientfica posibilitan de manera habitual
tales aspiraciones e incluso a veces, en los casos de
rehabilitacin, la extensibilidad y flexibilidad son muy
escasas (Figura 10). No obstante, debemos aspirar en
todo caso a que el edificio de museo sea mnimamente flexible, especialmente en lo relativo a acabados y
terminales de instalaciones (tomas de corriente, puntos de voz y datos, etc.), sobre todo en espacios muy
verstiles, como las salas de exposicin temporal. Igual-
mente, estructuras, cerramientos e instalaciones deberan facilitar futuros crecimientos en volumen o superficie, cuando as lo demanden las necesidades estticas y tcnicas y las posibilidades econmicas.
Conocimiento del pblico
Sera interesante que el arquitecto, antes de disear un
edificio de museo, tuviese referencia del pblico potencial (y en el caso de museos existentes, real) que
puede visitar el edificio que va a crear, para poder dimensionar accesos, comunicaciones, locales, etc. El
edificio del museo, y en particular cada uno de sus espacios, debe dar respuesta a la cantidad de pblico
que previsiblemente va a acoger en cada actividad; por
otra parte, el programa arquitectnico debe tener en
cuenta los pblicos esperados, para considerar o descartar la presencia en el mismo de espacios concretos
como pueden ser talleres didcticos, salones de actos,
camerinos, cabinas de traduccin, tiendas, etc. Al mismo tiempo, debern ser muy tenidos en cuenta los posibles visitantes con necesidades especiales, como pueden ser los nios o los discapacitados.
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Figura 11. Interior del Museo de la Barca Solar de Keops, ubicado junto a la
Gran Pirmide de Giza, en El Cairo (Egipto) y construido a propsito para acoger
la Barca de Keops. Foto: V. Cageao, 2006.
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Igualmente, y como veremos en los siguientes epgrafes, el edificio ha de ser proyectado con las condiciones medioambientales que exija la coleccin.
Control de la iluminacin
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Todas las instalaciones han de favorecer el cumplimiento de los cometidos encargados al museo, evitando en todo caso, con su trazado y funcionamiento, la
interferencia en el desarrollo de dichos cometidos. Por
ello es importante la previsin de las necesidades en
esta materia antes de la redaccin del proyecto, sobre
todo en algunos espacios, como las salas de temporales, donde el clculo de instalaciones ha de ser generoso y verstil, para prever cualquier posible uso.
En el caso concreto de edificios rehabilitados para ser museos, el trazado de instalaciones debe ser
cuidadosamente reflexionado, ya que puede exigir
modificaciones tan importantes en los edificios, nunca pensados para soportar este tipo de conducciones,
que sus sistemas referenciales (espacial, compositivo,
estructural) resulten tergiversados, lo que implicara
una renuncia al uso de dicho edificio histrico como museo.
Control de los acabados
Es fundamental el anlisis del tipo de materiales que
se van a proyectar para los acabados de suelos, techos
y paredes, no slo desde el punto de vista de la conservacin, evitando siempre materiales que puedan resultar contraproducentes para la conservacin de los
bienes culturales, sino desde la perspectiva del uso pblico y cultural del edificio.
As, el acabado superficial de los suelos podr favorecer el recorrido o lo dificultar, si provoca ruidos
molestos al paso de las personas, crea reflejos, levanta
polvo o impide el trasiego de carritos en almacenes; el
color de las paredes puede competir con las obras de
arte, agotar al espectador o atraer excesivamente al tacto; el color de los techos de las salas de exposicin puede favorecer la iluminacin general de las piezas o perjudicarla, etc.
Conclusin: una arquitectura de museos
para el futuro
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto,
podemos afirmar que arquitectnicamente, a punto de
iniciar la segunda dcada del siglo XXI, ya casi todo est experimentado en el diseo de edificios de museo.
Como hemos visto, la premisa principal, universalmente aceptada, que ha de seguirse a la hora de idear una pieza arquitectnica para acoger un museo es
conjugar bienestar y preservacin de los bienes culturales que va a conservar en su interior, cuya presen-
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Por todo ello, podemos considerar que el momento actual es una poca fructfera y de relevancia para
la arquitectura de museos y, de acuerdo con numerosos medios de comunicacin y expertos en la materia, una poca de xito, para confirmar lo cual resultara suficiente consultar estadsticas de creacin de
museos, leer peridicos de gran tirada, ver informativos de televisin, estar al tanto de la actualidad en materia de arquitectura o pasear por las calles de las principales ciudades del mundo.
La previsin de futuro no es tan fcil de asegurar.
Autores como Ascensin Hernndez (2003: 125), tomando en consideracin la calidad del planteamiento
de muchas instituciones culturales actuales, su relacin
con el arte y con el concepto universalmente aceptado de museo, hablan de crisis y pronostican escaso futuro para el museo, vislumbrando su fin.
Del mismo modo, leamos recientemente en uno
de los peridicos espaoles de mayor tirada unas declaraciones realizadas en Madrid por Tomas Krens,
antiguo mximo responsable de los museos Guggenheim, que resultan como mnimo preocupantes para el futuro de los museos. Krens afirma que la poca de innovaciones sin lmite y dinero a raudales para
los museos ha finalizado, pronosticando que en un
par de dcadas el mapa musestico del mundo habr
cambiado; segn Krens, en el contexto actual de crisis econmica, las donaciones disminuyen porque las
empresas ya no tienen los espectaculares beneficios
de antao y el apoyo a la cultura ya no est tan de
moda; adems, si el turismo disminuye, tambin lo
harn las entradas y por tanto los recursos, que pueden obligar al recorte de actividades y grandes proyectos, entre ellos, los arquitectnicos, hasta el punto de hacer inviables en el futuro proyectos similares
a, por ejemplo, la ampliacin del Museo del Prado.
Por ello, Krens pronostica que es necesario inventar
un nuevo modelo que tiene que ver con el consumo
mundial de la cultura (), algo muy diferente a lo
vivido hasta ahora y afirma que tendremos que reinventar todo y recurrir a la mxima audacia (Garca,
2009: 34).
Considerando que algunas de estas premoniciones
pueden hacerse realidad; que es evidente que las modificaciones en la industria del ocio y en la gestin del
arte y de la cultura se estn materializando, que la proliferacin de instituciones musesticas dificultar el adecuado mantenimiento de todas ellas con los recursos
econmicos actualmente destinados a la cultura, que
cada vez es ms intenso el desarrollo de institucio-
nes culturales de importancia que carecen de coleccin permanente y se dedican al desarrollo de eventos o exposiciones temporales del ms variado concepto y que la multiplicacin y nivel de calidad de las
instituciones musesticas digitales, sin edificio, es cada
vez mayor, no parece arriesgado pensar que en un futuro el panorama de la arquitectura de museos va a
resultar modificado.
Pero del mismo modo, y con toda probabilidad,
an teniendo muy claro que el boom edificatorio resultar frenado, que van a aparecer instituciones culturales que podrn desarrollar parte de sus funciones por Internet y que va a ser necesario asegurar con
mayor firmeza la disposicin de una serie de recursos
antes de poner en marcha ningn proyecto arquitectnico de museo, y convencidos de la fortaleza y necesidad social de la institucin musestica, el valor
inalienable de las colecciones, la asuncin universal
de los planteamientos en materia de conservacin del
Patrimonio y los avances ya citados realizados en materia tecnolgica y de planificacin y programacin arquitectnica, podemos aventurar la garanta del mantenimiento futuro de una arquitectura de museos de
calidad.
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Arquitectura de museos
y programacin
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Resumen
Abstract
La aplicacin de la planificacin arquitectnica a edificios de museos es relativamente reciente en nuestro pas. Sin embargo, la experiencia evidencia las indiscutibles ventajas de ofrecer a los arquitectos que
redactarn los proyectos, de modo previo al comienzo de su trabajo, un programa de necesidades bien reflexionado y ordenado, que responda a un buen conocimiento de la institucin y que exprese con claridad
sus necesidades espaciales y de infraestructuras. Para
conseguir su mxima eficacia, este documento debera ser redactado por los propios tcnicos del centro y
en el marco de una planificacin de actuacin global.
Architectural planning in museum buildings is a quite recent practice in Spain. However, last years experience shows the clear advantages of providing architects with a complete and carefully thought
Requirements Program before they begin their work.
Such a Program should reflect a deep knowledge of
the institution and clearly express the museum infrastructure and spatial needs. In order to achieve the maximum efficacy, this document should be drawn up by
the museum staff in a global action planning.
Palabras clave
Keywords
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La planificacin museolgica
Al igual que ocurre con instituciones hermanas (archivos y, fundamentalmente, bibliotecas), los museos son
Figura 1. Fachada del Muse dOrsay, Pars. Uno de los primeros hitos en la
planificacin musestica. Foto: V. Cageao, 1995.
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Para qu?
Figura 2. Portada de la edicin inglesa de la publicacin Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico (VV.AA., 2008).
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Ley n. 11.904, de 14 de enero de 2009; Captulo II, Seccin III, artculos 44-47.
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una secuencia de prioridades. Los programas se definen como documentos que relacionan las necesidades en cada uno de mbitos del museo y que podrn
concretarse en sucesivos Proyectos, o documentos
ejecutables que supondrn la materializacin de las
soluciones a las necesidades previamente planteadas.
Se propone estructurar el Plan Museolgico en dos
fases sucesivas. La fase I, de definicin de la institucin, establecer su planteamiento conceptual para,
a continuacin, pasar a analizar y evaluar su situacin
real y necesidades futuras. Tras esta valoracin previa, la fase II incluir ya los programas o propuesta de soluciones concretas en los diferentes mbitos
de actuacin del centro.
La fase de definicin de la institucin debera comenzar con una reflexin sobre su planteamiento conceptual, donde se precisen la razn de ser, identidad
y responsabilidad del museo respecto a sus colecciones y entorno sociocultural; su misin, marco temtico, cronolgico y geogrfico de sus colecciones; mensaje a transmitir; tipo de pblico receptor o lenguaje,
canales de comunicacin y difusin que se utilizarn. Esta labor introspectiva sobre la esencia misma
del centro debe constituirse en el punto de partida del
proceso de planificacin posterior, por lo que debera
ser clara, objetiva, concisa y realista.
A continuacin, se acometer el anlisis del centro
en todos sus mbitos, con el objeto de obtener un diagnstico en sus distintas reas funcionales, recursos y
servicios, que lleve a un conocimiento profundo de la
realidad del museo, detectando sus principales carencias y estableciendo una prioridad de actuaciones. En
este captulo se analizar la globalidad de la institucin, por lo que contendr epgrafes relativos a su historia y carcter, colecciones, arquitectura, exposicin,
difusin y comunicacin, seguridad, recursos humanos o recursos econmicos.
La segunda fase del plan quedar conformada por
los programas, redactados a partir del conocimiento efectivo de la institucin en cada uno de sus mbitos. Los programas pretenden ser los instrumentos
que posibiliten la materializacin de la teora museolgica en soluciones prcticas de carcter museogrfico, por lo que establecern los criterios bsicos de actuacin, procedimientos, normativa de aplicacin y,
fundamentalmente, necesidades que debern resolver
los futuros proyectos. Las propuestas de cada programa se convertirn en pautas que guiarn la redaccin
de los proyectos, significando la garanta de que stos
respondan a las necesidades planteadas. Lejos de ser
elementos aislados, que responden a necesidades nicas de los diferentes mbitos del museo, los programas deben estar ntimamente relacionados entre s,
puesto que son el resultado de objetivos y estrategias globales y, como tales, deben estar perfectamente imbricados y coordinados, tanto en tiempos como
en objetivos.
Siguiendo el modelo del MCU, se expondrn brevemente los contenidos bsicos que deber contener
cada programa. El primero en redactarse debera ser
el programa institucional, que se entiende como
la reflexin justificada en torno a las necesidades del
centro en todo lo relativo a su denominacin, definicin jurdica, frmula de gestin, propuesta de estructura organizativa o relaciones institucionales previstas.
En los programas de colecciones tienen cabida
cuatro reas de contenidos, que abordarn las cuestiones relativas a los bienes culturales (Alquzar, 2008).
El programa de incremento se centrar en el crecimiento de las colecciones, garantizado con la redaccin de
la poltica de adquisiciones. El programa de documentacin se detendr en los sistemas y prioridades de documentacin, organizacin de archivos, adopcin de
vocabularios normalizados, campaas de inventario
y catalogacin, implantacin de sistemas informatizados, digitalizacin de colecciones o control de movimientos. El programa de investigacin contemplar
tanto las investigaciones dirigidas desde el museo como las lideradas por otras instituciones y detallar, entre otras cuestiones, las directrices generales de investigacin, el orden de prioridades en las materias a
investigar o las relaciones con instituciones externas.
Por ltimo, el programa de conservacin establecer
los criterios generales de conservacin preventiva y
restauracin.
En cuanto al programa de exposicin, deber
recoger las especificaciones y requerimientos en el
mbito de la exposicin permanente, puesto que ser el punto de partida para la redaccin del proyecto expositivo (Figura 4). Su objetivo fundamental debe ser establecer los trminos en los que la institucin
desea que se produzca la relacin entre las colecciones, el edificio y el pblico. Por ello, atender a aspectos como concepto; mensaje a transmitir; valores, contenidos y organizacin de stos; circulaciones
generales; bienes culturales a exponer; requerimientos de conservacin; requisitos de contenedores y
soportes; estrategias y recursos de comunicacin o
elementos museogrficos de apoyo (cf. ver texto de
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Figura 4. Portada del Programa Expositivo del Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA de Cartagena, 2007.
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La integracin de la arquitectura
en una herramienta de planificacin global
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Figura 5. Museo Arqueolgico de Sevilla, proyecto en el que se ha planteado un programa arquitectnico para su rehabilitacin integral. Foto: V. Cageao, 2008.
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Figura 6. Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, proyecto en el que se ha planteado un programa arquitectnico para su rehabilitacin parcial.
Foto: V. Cageao, 2008.
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Figura 7. Museo de Burgos, proyecto en el que se ha planteado un programa arquitectnico para su ampliacin. Foto: V. Cageao, 2008.
Desde poca antigua se constata la inquietud de grandes tericos (desde Vitruvio o Plinio el Viejo, en poca romana, a Serlio en el Renacimiento) por estudiar
las principales cuestiones a tener en cuenta en la programacin de espacios destinados a exponer obras de
arte, fundamentalmente en aquellos aspectos relativos
a la configuracin fsica, orientacin o iluminacin de
las salas de exposicin (Muoz, 2007). Ya en el siglo
XX, en nuestro pas debe citarse como precedente
terico de la programacin arquitectnica en museos
la Conferencia de la Oficina Internacional de Museos
celebrada en Madrid en 1934, con algunos trabajos
centrados en la cuestin (Hautecoeur, 1934).
Partiendo de que el edificio del museo es algo ms
que un mero contenedor (bien cultural, hito y motor de
revitalizacin urbana, atraccin turstica, generador de
recursos, etc.), ste debe responder a su misin principal: trasmisor de una imagen y mensaje concretos, creador de un espacio de trabajo confortable, lugar de
recepcin de un pblico sin barreras y, fundamentalmente, conservador y expositor de bienes culturales.
El xito de la adaptacin, o creacin, de un edificio
para museo depender en buena medida de la consecucin de lo que Grau (2008) denomina un espacio capaz, es decir, aquel cuya configuracin, superficie, resistencia, acabados e instalaciones sean aptas tanto para
albergar las colecciones como para crear las condiciones necesarias con el objeto de que la institucin cumpla correctamente con las funciones que, en relacin con
stas, tiene encomendadas. Por ello, el fin principal del
programa ser plantear los objetivos y necesidades de
la institucin en materia arquitectnica en relacin con
sus principales actores: colecciones, personal y pblico,
as como con las actividades que stos generan. El documento debe identificar y reflejar con claridad los principales valores y potencialidades del edificio, en su caso, as como sus carencias y disfunciones.
Para conseguir estos objetivos, antes de que el profesional de la arquitectura empiece a redactar su proyecto, debera tener un documento en el que se detallasen, de modo conciso pero completo y organizado,
todas las necesidades espaciales y funcionales del futuro edificio, las caractersticas de sus colecciones, de
su pblico potencial, del personal que va a trabajar all,
de los medios econmicos con los que va a contar, etc.
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funcionamiento de circulaciones. Algunas de estas consideraciones pueden resultar de inters para el equipo redactor del proyecto, por lo que puntualmente podrn apuntarse a modo de sugerencias en el programa,
pero nunca debern imponerse ni condicionar el futuro proyecto.
Qu informacin que debera contener
el programa arquitectnico?
Como se ha apuntado, el programa arquitectnico ser un documento que seale las necesidades espaciales y de infraestructuras del centro, pero que no
apunte soluciones concretas para resolverlas. Desde el
conocimiento preciso de la realidad de la institucin
(tras una primera fase de diagnstico) los tcnicos del
museo recabarn la documentacin necesaria para luego pasar a ordenarla y elaborarla de modo que sirva
de base al equipo de arquitectos seleccionado para la
redaccin de un proyecto que responda a las necesidades previamente expresadas. El planteamiento de
las necesidades debe ser prctico y realista, derivado
del conocimiento certero de las caractersticas del centro (y de sus recursos materiales y humanos) as como el alcance de la intervencin a desarrollar.
Bsicamente, la documentacin que se facilite al
equipo redactor deber contener, en primer lugar, cuantas consideraciones previas puedan resultar de inters
en relacin con las necesidades arquitectnicas de la
institucin. A continuacin, conviene exponer una serie de criterios generales de carcter arquitectnico;
consideraciones sobre accesos, comunicaciones y circulaciones; consideraciones en torno a los mbitos de
seguridad y los grados de accesibilidad y una completa relacin de espacios, que detalle sus usos, funciones y cualidades, instalaciones necesarias para su funcionamiento y correcto cumplimento de normativa, as
como consideraciones sobre su equipamiento.
Consideraciones previas
Esta parte introductoria del programa debera tener como base necesaria el apartado denominado arquitectura de la fase de anlisis y diagnstico del Plan Museolgico, gracias a la que se contar con informacin ya
recopilada pero en la que tambin se habrn detectado las carencias de la institucin en materia de infraestructuras, que debern ser subsanadas. Adems, habran de contemplarse cuantos aspectos puedan condicionar
el desarrollo del futuro proyecto arquitectnico, tanto si
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Por otra parte, deber puntualizarse en el programa el imprescindible respeto de los elementos singulares del edificio (portadas, patios, escaleras, solados,
pinturas murales, etc.) que debern ser objeto de actuaciones especficas de proteccin, restauracin y
puesta en valor, llevadas a cabo por profesionales en
la materia. El museo debera proporcionar la relacin
y documentacin exhaustiva de estos elementos al
equipo que redacte el proyecto (Figura 9). Por ltimo,
se plantear la necesaria resolucin en el futuro proyecto de cuantas patologas hayan sido detectadas en
el inmueble durante la redaccin del documento (relativas a la resistencia de forjados, humedades, deficiencias en instalaciones, etc.).
Resulta tambin conveniente transmitir en el programa algunas consideraciones relativas a la condicin
del edificio como centro cultural pblico que, con
frecuencia, aspira a convertirse en una institucin de
referencia en su entorno. Este uso pblico implicar
la necesidad de crear espacios y servicios destinados
a la acogida de visitantes, donde habr de atenderse
a diferentes servidumbres (tipos de accesos, diferencia de horarios, etc.). La consideracin de la diferencia de horarios es primordial, ya que debe posibilitar
el funcionamiento a distintas horas de los distintos servicios, as como el funcionamiento simultneo de actividades pblicas e internas. Adems, al programar-
Figura 9. Elementos singulares a conservar: patio de la Casa Pinillos (ampliacin del Museo de Cdiz). Foto: V. Cageao, 2007.
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Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminacin y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.
las necesidades presentes sin comprometer la demanda de las generaciones futuras. Por ello, resulta
conveniente sugerir la reflexin sobre el impacto ambiental de los procesos implicados en la construccin o rehabilitacin del edificio, desde la seleccin
de los materiales, su transporte, la eliminacin de
desechos, los impactos acsticos, el consumo de
energa o el reciclado de materiales de derribo. Para ello podrn sugerirse algunas pautas bsicas, cuya aplicacin ser ms o menos viable en funcin de
las caractersticas concretas de cada proyecto. Medidas como la mejora de los sistemas de aislamiento
trmico, el estudio de la orientacin de los espacios
de acuerdo a sus necesidades energticas, la huida
de un exceso de automatizacin en las instalaciones,
el aprovechamiento de las energas renovables y la
inercia trmica del inmueble o el uso de materiales
constructivos fabricados con el menor gasto energtico posible y que cuenten con las certificaciones de
produccin ecolgica necesarias, son algunas de las
cuestiones a considerar para conseguir edificios ecolgicos y sostenibles.
Resulta igualmente de inters que en el programa
se llame la atencin sobre el entorno del edificio, estudiando la insercin del museo en el conjunto urbano y otorgndole un tratamiento adecuado. Con ello,
se pretende cuidar la relacin del edificio con su espacio circundante, potenciando su presencia visual,
as como atendiendo a sus necesidades de facilidad de
acceso pblico (paradas de transporte pblico, zonas de aparcamiento, rebaje de aceras, ausencia de
obstculos, etc.) e interno (definicin de zonas de carga-descarga o posibilidad de acceso y aparcamiento
de vehculos de gran tonelaje).
Accesos y circulaciones
Un aspecto esencial en el funcionamiento de un edificio de museo es la adecuada diferenciacin de sus
accesos por tipos de usuarios, por lo que se instar a
que preferentemente se diseen accesos diferenciados
para pblico, personal, proveedores y bienes culturales, lo que facilitar la labor diaria y revertir en la
seguridad de la institucin. En caso de que no resulte posible cumplir con estos requisitos, al menos conviene contar con accesos diferenciados para pblico
y colecciones.
Asimismo, resulta fundamental en la vida cotidiana
del centro que las circulaciones sean rpidas, eficaces
y seguras para los distintos colectivos de usuarios y,
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recorridos y circulaciones se relacionan de forma determinante con el modo, la evolucin y el tempo del
discurso (Grau, 2008). En cuanto a la circulacin de
colecciones, habr que prestar especial atencin a sus
caractersticas fsicas, esencialmente pesos y tamaos,
puesto que pueden condicionar, adems de los recorridos, las caractersticas de diseo de las comunicaciones verticales y horizontales. Por otra parte, habr que especificar que nunca debern transcurrir
al aire libre.
mbitos de seguridad y accesibilidad
Esta parte del documento plantear la seguridad integral de la institucin. sta debe englobar tanto al
propio edificio (en tanto que primer elemento fsico
de la seguridad) como a los bienes muebles que contiene y, por supuesto, a las personas que lo ocupan,
tanto pblico como personal (Campos y Villalba, 2009).
Tras examinar el anlisis de los riesgos recogido en el
programa de seguridad, el programa arquitectnico
deber detenerse en la valoracin del nivel de seguridad necesario en cada uno de los espacios del edificio, atendiendo a su funcin y ubicacin. Con ello, establecer unos mbitos de seguridad, segn la
gradacin de los riesgos en cada uno de ellos. Junto a
ello, conviene hacer alusin a la importancia de tener
en cuenta la seguridad especfica de las personas (plan
de autoproteccin) y colecciones (plan de emergencia) (VV.AA., 2008b).
Se estudiarn tambin los grados de accesibilidad
a los espacios, estableciendo diferentes categoras segn los distintos tipos de personas que tendrn acceso a ellos (pblico general o acreditado, personal tcnico, proveedores, personal de servicios, etc.).
Instalaciones
En cuanto a las instalaciones, el programa deber
proporcionar las pautas bsicas sobre aquellas que
necesitar el edificio para el correcto cumplimiento
de sus funciones as como la normativa aplicable, especialmente en lo que se refiere a sistemas de control ambiental y su sectorizacin; sistemas de iluminacin y su control; conexiones telefnicas e
informticas; conexiones elctricas y acsticas, etc.
A la hora de acometer su diseo, debe perseguirse
la mxima sostenibilidad y ahorro energtico posibles, as como el mnimo coste de mantenimiento
(Figura 12).
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Relacin de espacios
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Debido a su especial condicin, los espacios pblicos deben estar pensados en funcin de las necesidades de los visitantes, por lo que debern ser claros, accesibles, confortables, representativos, tener un cuidado
diseo y estar dotados de una sealizacin que facilite la orientacin. Por el contrario, en los espacios internos el nivel de acabado no necesita de tanta excelencia, si bien su grado de confortabilidad tambin
es importante en aquellos lugares en los que se concentrar el personal del centro. Por su parte, las zonas
que contengan bienes culturales estarn dotadas de
las instalaciones especficas relativas a la mxima seguridad y conservacin de las colecciones. En cambio,
las zonas que no contengan colecciones primarn en
su tratamiento la eficacia y comodidad de sus instalaciones, de acuerdo a las actividades a las que estn
destinadas, sin exigir unos requisitos de seguridad tan
estrictos.
Adems de los requerimientos generales de cada
una de las reas, el programa ofrecer los requerimientos y necesidades especficas de cada uno de los espacios concretos, en lo que se refiere a la oportunidad
de su existencia; uso, funcin y calidades; superficie
aproximada; tipo de actividades que va a acoger; relacin con otros espacios y con las comunicaciones
(verticales y horizontales); accesos y sus caractersticas; posible distribucin interna; necesidades de tratamiento especficas (materiales y acabados); grado de
accesibilidad y seguridad (segn el tipo de usuarios
que vayan a acceder a ellos); requisitos tcnicos para
instalaciones; equipamientos o, en su caso, necesidades de stos en la configuracin arquitectnico de los
espacios.
Conclusiones
La redaccin de un programa arquitectnico bien reflexionado e inscrito en el marco de un Plan Museolgico global permitir que el edificio resultante del
futuro proyecto garantice una institucin que cumpla
con sus objetivos al servicio de la sociedad y atienda correctamente a sus necesidades de funcionamiento con respecto a sus principales actores: colecciones, personal y pblico. Por otra parte, un buen
programa facilitar que el proyecto cumpla con la
normativa vigente, fundamentalmente en materia de
seguridad, accesibilidad y proteccin patrimonial. Por
ltimo, si el programa expone un planteamiento realista de la institucin (en relacin con su carcter,
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Los conservadores del museo planifican su edificio: el Plan Museolgico y su programa arquitectnico
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Antecedentes y generalidades
en los programas arquitectnicos
Elena Carrin Santaf8
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
El presente artculo realiza una aproximacin al anlisis de la documentacin que ha de ser tenida en cuenta antes del desarrollo de un programa arquitectnico
de un museo, partiendo de un acercamiento al diagnstico previo y a los problemas ms comunes detectados en los edificios de museos y continuando por la
referencia a los datos descriptivos que han de ser recogidos, los estudios previos que pueden ser realizados y los criterios que han de ser aplicados en la actuacin que se programa, desde el punto de vista
urbano, arquitectnico o patrimonial, y sin perder de
vista la accesibilidad, la sostenibilidad y la seguridad.
This article is an approach to the analysis of the documentation that must be taken into account before the
development of an architectural program of a museum,
from a previous approach to diagnosis and common
problems encountered in the museum buildings and
continuing with references to descriptive data to be
collected, previous studies that can be made and criteria to be applied in the action which is programmed
from different points of view: urban, architectural or
heritage, without losing sight accessibility, sustainability and security.
Palabras clave
Keywords
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Como paso previo a la descripcin de las necesidades arquitectnicas especficas de cada espacio, los programas arquitectnicos incluyen una gran cantidad de
documentacin: datos descriptivos y criterios generales
para la futura actuacin. En el caso de museos ya existentes, estos antecedentes comparten gran parte de la
reflexin realizada sobre la institucin y sus instalaciones
en la fase I (diagnstico) del programa arquitectnico9;
en principio, ser este anlisis el que condicionar la
toma de decisin sobre la actuacin arquitectnica adecuada a las necesidades de cada institucin.
El diagnstico previo
92
El obligado proceso de reflexin previo a cualquier intervencin detectar las carencias fundamentales de
los museos, tanto desde un punto de vista funcional
(en el caso de instituciones ya creadas, con sedes a intervenir o en proceso de ampliacin) como desde una
perspectiva puramente arquitectnica (del edificio en
s mismo como bien inmueble).
Esta reflexin que la institucin realiza sobre s misma habra de convertirse en el criterio fundamental
que, en principio, determinar el alcance, fines y procedimientos para llevar a cabo la actuacin.
Problemas comunes detectados
en los edificios musesticos
En 1997 el Ministerio de Cultura publicaba un diagnstico general de la situacin de los museos estatales desde un punto de vista funcional y arquitectnico (Baztn, 1997). Resulta interesante constatar cmo,
a pesar de las numerosas actuaciones acometidas en
muchos de los principales museos espaoles, el diagnstico realizado detectaba entonces carencias en gran
medida similares a las de los museos actuales.
Problemas funcionales
1. La accesibilidad para personas con movilidad reducida constituye una de las asignaturas pendien-
Recordamos que un Plan Museolgico ha de tomar como punto de partida la descripcin y anlisis de una serie de elementos constitutivos del museo, y que desde el punto de vista arquitectnico consisten, bsicamente,
en el anlisis de la relacin entre sede y funcionamiento, la descripcin de
los valores singulares del edificio como elemento patrimonial inmueble y
la recopilacin de los estudios previos existentes.
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1. Las patologas que presentan los edificios histricos son diversas, pero destacan entre ellas, por su
frecuencia y gravedad, los problemas en estabilidad y cimentacin (Palacio de Espartero, sede del
Museo de La Rioja), la falta de estanqueidad de cubiertas (Museo de Palencia) o la presencia de humedades generalizadas (que en el caso del Museo
Arqueolgico de Ibiza y Formentera han obligado
a plantear la sustitucin de la sede histrica). Junto a ello, son abundantes las afecciones de la piedra y elementos decorativos (as por ejemplo, las
que afectaron al Palacio del Marqus de Dos Aguas,
sede del Museo Nacional de Cermica y Artes Suntuarias Gonzlez Mart; VV.AA., 2001), agravadas
por la ubicacin de muchos museos en espacios
urbanos sometidos a una intensa polucin. Tambin se detectan problemas arquitectnicos derivados del aprovechamiento de edificios concebidos con intencin efmera (as las instituciones
implantadas en las arquitecturas destinadas a acoger exposiciones universales de principios del siglo XX: por ejemplo, el Palacio de Montjuic utilizado como Museo Nacional de Arte de Catalua).
2. No menos importante es la presencia de instalaciones obsoletas y fuera de la normativa actual, algo
que obliga a una constante revisin y al desarrollo de actuaciones especializadas y costosas (recientes intervenciones en el Museo de Mallorca o en el
Museo de Huelva, por ejemplo). No pocos muse-
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Figura 1. La toma de decisin: traslado de las colecciones del Saln de Reinos (antigua sede del Museo del Ejrcito) a su nueva ubicacin en el Alczar de
Toledo. Foto: Museo del Ejrcito.
lgico Nacional) o a rehabilitaciones parciales de edificios, optimizando espacios y dotndolos de servicios pblicos adaptados a las nuevas exigencias (reas de acogida, cafetera, salas de exposicin temporal, etc.).
En lo que respecta a la materializacin arquitectnica de estas opciones, todas ellas pueden plantearse como construccin de nueva planta (por ejemplo, el Museo Nacional y Centro de Investigacin de Altamira,
nueva sede inaugurada en 2001) o como rehabilitacin
de edificios ya existentes, acondicionados para su nuevo uso (Museo Nacional Colegio de San Gregorio)10. La
conveniencia de la utilizacin de edificios patrimoniales para uso musestico es un tema largamente debatido (por ejemplo, Alonso Fernndez, 1993; Kalman, 1999:
345; Zubiaur, 2004; Layuno, 2004b: 317), en el que intervienen consideraciones funcionales, tcnicas e ideolgicas, adems de las puramente econmicas: la recuperacin para museo de edificios patrimoniales implica
generalmente una repercusin econmica sustancialmente mayor que la construccin ex novo.
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la institucin, anlisis del coste de mantenimiento futuro o modificaciones de los contratos de servicios
existentes para adecuarlos a las nuevas necesidades.
Consideraciones previas
de los programas arquitectnicos
A partir de las conclusiones obtenidas en la fase de
diagnstico y adoptada la decisin correspondiente
sobre las caractersticas generales de la actuacin
(ampliacin, sustitucin de sede, reforma general o
parcial, etc.) se inicia la redaccin del programa arquitectnico. ste, especialmente en su parte de antecedentes, es un documento flexible que se adapta en alcance y contenidos a cada situacin de
partida.
As, en el caso de instituciones de nueva creacin,
el diagnstico previo y los antecedentes a la relacin
de espacios se centrarn en aspectos descriptivos, arquitectnicos y jurdicos del edificio ya existente o del
solar seleccionado para edificios a crear ex novo, o incluir, en su caso, recomendaciones para su seleccin
(Cageao, 2008).
Corresponde ahora la recopilacin de toda la documentacin que pueda condicionar el futuro planteamiento arquitectnico: datos descriptivos, jurdicos,
histricos o patolgicos, entre otros, referidos al solar o edificio/s objeto de intervencin. En el caso de
instituciones ya existentes, gran parte de esta informacin habr sido ya desarrollada en la fase diagnstica del Plan Museolgico.
Datos descriptivos
La primera parte de este gran conjunto de antecedentes es bsicamente descriptivo e implicar una investigacin exhaustiva de la documentacin existente sobre el edificio: planimetras (histricas y actuales), fichas
catastrales, documentos de calificacin urbanstica, informacin grfica y textual sobre el inmueble, documentacin jurdica, etc. Citamos a continuacin algunos de los documentos fundamentales.
Rgimen jurdico del edificio/solar
Se recopilarn los datos urbansticos y catastrales del
inmueble y solar (ubicacin, propiedad, superficie, ao
de construccin, usos actuales, usos permitidos, etc.),
as como las fichas de calificacin urbanstica. Se inci-
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Figura 2. La consulta patrimonial durante el proceso de programacin:
Plan General de Ordenacin Urbana de Sevilla, que determina los usos permitidos y el grado de proteccin asignado a cada finca.
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la circunstancia que pone de manifiesto situaciones jurdicas mal documentadas, complejas y que dificultan administrativamente el normal desarrollo de la intervencin, al requerir exigir el desalojo de instituciones
fuertemente arraigadas en el edificio.
Figura 3. Convento de la Merced Calzada (sede del Museo de Bellas Artes de Sevilla): la abundancia del vacos condiciona la distribucin y la programacin de espacios.
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tico como patrimonial. Y en este sentido, se atender a las autorizaciones requeridas para la intervencin en un Bien de Inters Cultural (o nivel de proteccin equivalente) que ha de conceder la
administracin gestora de la institucin, se acatarn
los Planes Generales de Ordenacin Urbana redactados por el municipio, y, en su caso, el consecuente Plan Especial, documento preceptivo en el caso
de intervenciones en espacios e inmuebles sometidos a declaracin de proteccin.
Atencin especial deber prestarse a las circunstancias especficas de la propiedad del edificio/solar. En
el caso de las sedes de los antiguos museos provinciales, en razn de su origen, son frecuentes las titularidades municipales o de las diputaciones provinciales,
puestas a disposicin posteriormente del Estado o de
la Comunidad Autnoma como cesiones, donaciones
u otras frmulas mal documentadas y a veces sin regularizar. Existe tambin la posibilidad de una titularidad privada en el caso de inmuebles propiedad de la
Iglesia Catlica, de edificios monumentales pertenecientes a casas nobiliarias, o de casas vecinales o solares que a veces requieren expropiaciones a particulares, con la consiguiente paralizacin de los plazos
de actuacin.
El programa recoger tambin los usos actuales a
los que se encuentra sometido el inmueble. Muchos
museos, especialmente los antiguos provinciales, arrastran convivencias con archivos, bibliotecas o academias, siendo precisamente la redaccin del programa
Superficies disponibles
En el caso de las actuaciones sobre edificios ya
existentes, se incluirn las superficies tiles y construidas del edificio a intervenir, detallando al mximo su distribucin y todos los datos que puedan entenderse relevantes para la futura implantacin:
plantas bajo rasante o bajocubiertas con limitaciones
de habitabilidad y aprovechamiento, superficie de iluminacin, proporcin de superficies exteriores y de
fachadas a patios, etc.12 (Figura 3). Es importante sealar aspectos como la abundancia de espacios residuales, la existencia de elementos estructurales o
de difcil resolucin arquitectnica, y de cualquier accidente que pueda entenderse limitador de la libre
utilizacin del espacio disponible.
En el caso de construcciones de nueva planta, se
incluir la superficie del solar y el grado de edificabilidad del mismo, dato que determinar las exigencias del programa arquitectnico y de la futura intervencin. Resulta fundamental, en este sentido,
que el programa atienda a las superficies reales disponibles. La falta de ajuste de las superficies demandadas a las posibilidades reales puede acarrear problemas funcionales o incluso legales, en el caso de
contratos de redaccin de proyecto que se enfrenten a requerimiento espaciales de imposible cumplimiento (nos referimos a propuestas de programa
que, por ejemplo, no caben en el edificio o solar
a intervenir). Por su parte, los Planes Generales de
Ordenacin Urbana revisados por los Ayuntamientos suelen obligar a un tratamiento muy restrictivo
de la edificabilidad en los centros histricos, por
lo que se tendr en cuenta cualquier directriz en este sentido.
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Son ya clsicos los ejemplos del Museo de Arte Contemporneo de Barcelona o del Museo Guggenheim de Bilbao como proyectos revitalizadores de espacios urbanos degradados, pero, en general, las actuaciones en grandes museos siempre exigen estrategias urbansticas globales, tal como se observa en
la reciente ampliacin del Museo Nacional del Prado (Moneo, 2007).
Figura 4. Museo de Zamora: el edificio integrado en su entorno paisajstico, urbanstico y cvico. Foto: Museo de Zamora.
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Figura 5. Palacio del Marqus de Dos Aguas (sede del Museo Nacional de
Cermica y Artes Suntuarias Gonzlez Mart, Valencia): detalle de la excepcional portada. Foto: Ministerio de Cultura.
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jes, recorridos, etc.), al contenido (necesidades de conservacin de las piezas, seguridad, comunicacin, etc.),
y al contenedor (arquitectura, equipamiento, etc.). Adems, mbitos como el de colecciones o de la difusin,
por ejemplo, podran demandar estudios medioambientales o de pblico, respectivamente, que tambin tendran incidencia en la programacin arquitectnica general del edificio (Flrez Crespo, 2006). No hay que
olvidar aspectos fundamentales relacionados con la conservacin, por ejemplo las condiciones de estabilidad
ambiental de las colecciones como criterio esencial de
programacin y sectorizacin de instalaciones o a la hora de decidir la distribucin funcional en el edificio de
los espacios con bienes culturales (Tapol, 2005).
En este sentido, y siguiendo a Cageao (2008), podra distinguirse entre estudios previos y actuaciones
previas, entendiendo por stas a toda intervencin arqueolgica, actuacin de emergencia estructural, realizacin de catas geotcnicas o similar que implique
intervencin activa sobre el solar o el inmueble.
Estudios previos
Estudio histrico
Por todo lo dicho, los estudios previos constituyen realmente la primera fase de la redaccin de proyecto
arquitectnico, ya que condicionarn gran parte de su
contenido. Entendemos como estudios previos aquellos encargados de forma previa a la redaccin del proyecto y una vez decidida la envergadura y carcter de
la intervencin a acometer.
Aunque determinados estudios previos pueden contratarse junto con la propia redaccin de proyecto (pensemos, por ejemplo, en un estudio de pblico), especialmente aquellos que requieran intervencin sobre
el bien inmueble, tales como estudios geotcnicos o
arqueolgicos, debern ser encargados lo antes posible, para que el propio programa de necesidades arquitectnicas (o en su defecto, el proyecto arquitectnico) los analice e incorpore.
La relacin de estudios previos depende de las caractersticas especficas de cada intervencin. Determinados anlisis, como los histricos o patolgicos, deberan ser ineludibles en el caso de edificios patrimoniales.
Pero adems, en funcin de las necesidades, plazos y
recursos disponibles, podrn encargarse todo tipo de
estudios especializados, si las circunstancias lo requieren: hidrolgicos, geofsicos, ssmicos, etc., rebasando
el mbito de lo meramente arquitectnico. En materia
museogrfica, J. C. Rico (2008: 52) distingue entre estudios previos relativos a la lectura expositiva (mensa-
En principio los estudios histricos son trabajos meramente documentales sin intervencin fsica sobre el
bien, por lo que no es necesaria gestin ni autorizacin administrativa previa.
Uno de los elementos fundamentales a efectos de
programacin arquitectnica es la relacin de elementos singulares del edificio. El estudio histrico distinguir las partes originales de las adiciones suprimibles
como factor fundamental en la futura proyeccin arquitectnica. En el Museo de Bellas Artes de Granada, instalado en un edificio de gran excepcionalidad
patrimonial (planta primera del Palacio de Carlos V de
la Alhambra), el proyecto arquitectnico resolvi el anclaje de las nuevas estructuras atndolas a los forjados horizontales, por entenderse adiciones constructivas posteriores a la edificacin del grueso del palacio
( Jimnez Torrecillas, 2004, 2009).
Estudio arqueolgico
Resulta fundamental por su repercusin en la programacin arquitectnica del edificio, en el desarrollo posterior de la obra y en la propia proyeccin y carcter
de la futura exposicin. Toda la documentacin arqueolgica de la que se pueda disponer (memorias de intervenciones anteriores, planimetras, etc.) deber considerarse un elemento potencialmente condicionante del
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Aunque las distintas regulaciones imprimen una gran complejidad a las relaciones entre Comunidades Autnomas y Administracin General del Estado, como norma general la competencia en el tratamiento arqueolgico
de edificios musesticos corresponder a la Administracin gestora. Ello
supone que, en el caso de los edificios de museos de gestin directa del
Ministerio de Cultura, sern los rganos dependientes de la Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales (Subdireccin General de Proteccin del Patrimonio Histrico e Instituto del Patrimonio Cultural de Espaa)
los encargados de autorizar y supervisar las actuaciones arqueolgicas
en los edificios a intervenir. En el caso de los Museos de gestin transferida, sern los rganos autonmicos correspondientes los que autorizarn la intervencin, estableciendo las normas de supervisin.
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Figura 7. Estudios estructurales y levantamientos planimtricos de la Casa de las Veletas, sede del Museo de Cceres, realizados antes de la convocatoria
del concurso de rehabilitacin. Dibujo: Laboratorio de fotogrametra arquitectnica, Escuela Tcnica Superior de Arquitectura, Universidad de Valladolid.
Es importante la realizacin de un mapa de lesiones que identifique en plano los problemas detectados (Figura 7).
Estudios estructurales
Servirn para definir la resistencia de las estructuras
del edificio ante los usos previstos, y son realizados
por empresas especializadas de ingeniera. Suelen contener estudios de las estructuras horizontes y verticales, cimentaciones, cubiertas, forjados y sobrecargas
de uso, segn el caso, y pueden exigir la realizacin
de catas de averiguacin (Figura 8).
Estudios geotcnicos
Tienen por objeto determinar la naturaleza y propiedades del terreno, necesarias para definir el tipo y
condiciones de cimentacin; puede aplicarse tanto
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Al igual que en el caso anterior, suelen ser realizados por empresas especializadas y profesionales colegiados.
Documentacin planimtrica
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Figura 9. Palacio del Infantado, sede del Museo de Guadalajara. El Ministerio de Cultura ha encargado recientemente levantamientos planimtricos del edificio, de cara a la programacin de actuaciones. Dibujo: A. Tomillo, 2009.
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La Subdireccin General de Museos Estatales y la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura (Ministerio de Cultura) estn realizando
actualmente una campaa de actualizacin y puesta al da de la informacin planimtrica sobre los edificios de museos estatales, que en ocasiones cuentan con calidades documentales muy precarias.
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Tras este primer gran bloque de documentacin descriptiva (tanto la ya existente como la encargada ad
hoc como estudios previos), cada intervencin implicar la concurrencia de condicionantes especficos que
los redactores valorarn en funcin del edificio, del
carcter de la intervencin o de cada propuesta museolgica, entre otras consideraciones. ste que desarrollamos constituye un apartado fundamental y que
supone la primera toma de posicin, a nivel funcional
y arquitectnico, del equipo redactor.
Intervencin en el entorno
El programa interpretar el edificio en su entorno urbano, en dos aspectos fundamentales:
Su encaje cvico en el entorno inmediato, urbano o natural, sealndose los criterios generales
en este sentido. En ocasiones, la relacin con el
entorno se refina arquitectnicamente hasta conseguir una fusin completa, como en el caso del
Museo Nacional y Centro de Investigacin de Altamira en Santillana del Mar (proyecto de Juan
Navarro Baldeweg; Navarro, 2004). Es el museo
en el paisaje, que pujante en las ltimas dcadas del siglo XX, explota al mximo esta posibilidad (Muoz Cosme, 2007: 321). En otras ocasiones, en lugar de este mimetismo puede
perseguirse una presencia visual destacada, para
potenciar una imagen de institucin renovada que
proporcionan las nuevas actuaciones (Layuno,
2004a).
Su encaje urbanstico desde un punto de vista ms
pragmtico, proponiendo las necesidades en
Figura 10. Museo Arqueolgico Nacional (Madrid). Proceso de reforma arquitectnica en curso: intervencin en el patio sur. Arq. J. P. Rodrguez Frade,
2006. El programa sugera la conveniencia de recuperacin de los patios como espacio de exposicin. Foto: E. Carrin 2010.
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al yacimiento, es lo que J. C. Rico llama museo in situ autntico. La adecuacin y plena integracin de los
restos arqueolgicos en el proyecto de construccin y
en el discurso expositivo es mxima en el Museo Arqueolgico y Etnolgico de Crdoba, al que ms arriba nos referamos, y en el que el teatro romano de la
antigua Colonia Patricia Corduba se integra convirtindose en () la pieza ms valiosa de sus contenidos () un extraordinario escenario expositivo (op.
cit. supra: 112-113). Los museos estatales cuentan con
numerosos ejemplos de esta integracin de contextos
arqueolgicos en edificios de alguna forma excepcionales (Museo Arqueolgico de Asturias; Museo Arqueolgico Provincial de Ourense, etc.; ver, por ejemplo, Cageao et. al., 2007).
El programa deber insistir, adems, en la necesidad de realizar seguimiento arqueolgico durante la
fase de obra; dicho mandato, obligado generalmente
por el planeamiento municipal y la normativa autonmica, ser trasladado a los correspondientes pliegos
de prescripciones de cara a la futura ejecucin de la
obra.
Criterios de sostenibilidad
Las Administraciones promueven cada vez ms el desarrollo de una arquitectura duradera, climticamente
estable y propiciadora del ahorro de energa, especialmente en el caso de edificios pblicos. Por ello los programas arquitectnicos debern incluir criterios de sostenibilidad, ms all del marco legal impuesto por
normas como el proyecto de Ley de Economa Sostenible, de prximo desarrollo. Evidentemente estos criterios debern ajustarse a las circunstancias especficas de la intervencin, muy limitadas en el caso de
edificios patrimoniales.
Uno de los factores ms importantes a considerar
es el aislamiento intrnseco del edificio. Los grandes
ventanales al estilo ARQUA (Vzquez Consuegra, 2008)
pueden suponer graves inconvenientes, encareciendo
sustancialmente el futuro gasto de mantenimiento y limpieza, requerirn elementos de proteccin (pantallas,
persianas, vidrios dotados de cmaras aislantes) y un
anlisis energtico riguroso del comportamiento de la
luz, orientacin, latitud, horas de insolacin, etc. (Rico,
1999a). El aprovechamiento de la inercia trmica del
edificio (factor muy considerable en edificios histricos; ver, por ejemplo, Banks, 2000; Maekawa y Toledo,
2001), junto a otros factores de estabilidad energtica
(como la evitacin de automatizaciones innecesarias)
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son elementos favorecedores de la estabilidad que vienen exigindose, cada vez ms, en los programas de
necesidades. Tambin podr proponerse la utilizacin
de fuentes de energa alternativas (placas solares para
el agua caliente sanitaria, utilizacin de biomasa) y, en
general, la aplicacin de tecnologas de alta eficiencia
energtica para todas las instalaciones.
El diseo del edificio procurar el mejor aprovechamiento posible de la climatizacin mejorando el
aislamiento y evitando prdidas en los lugares de intercambio exterior e interior17. Especial atencin se
prestar a las comunicaciones de las salas de exposicin con las galeras abiertas para evitar que el trasiego de pblico altere las constantes interiores. En todo caso, debe tenerse en cuenta que la norma
(preparacin de prxima Orden Ministerial) obligar
a mantener la temperatura climatizada en los edificios
pblicos por debajo de 21 C y la refrigerada por encima de 26 C, aunque tambin estn previstas excepciones a su aplicacin en recintos con necesidades ambientales especiales.
El programa exigir tambin una razonable reduccin de las emisiones lumnicas y acsticas, y una atencin a los potentes equipos de climatizacin ubicados
en las azoteas de centros urbanos masivamente poblados, origen de no pocos conflictos entre museos y vecindario.
Criterios de accesibilidad
En la bsqueda de la mxima accesibilidad y de la eliminacin de barreras arquitectnicas (atendiendo siempre al valor histrico del edificio como criterio soberano), el arquitecto perseguir la plena integracin de
accesos y recorridos adaptados dentro de unos circuitos comunes a todos los colectivos. El programa, no
obstante, recordar las recomendaciones bsicas y la
necesidad de garantizar la accesibilidad, al menos,
en accesos, comunicaciones verticales y aseos.
Estas mismas prescripciones deberan respetarse en
las reas internas. No obstante, parece lgico que en
17
Lord y Lord (1991) sealan que, en un museo bien diseado, el mayor gasto energtico debera ser acondicionamiento de aire exterior, no el reacondicionamiento de aire interior obligado por las prdidas de calor o variaciones de temperatura causadas por falta de aislamiento. El programa informar
tambin sobre los espacios con mayor previsin de afluencia de visitantes,
circunstancia que modificar considerablemente las condiciones ambientales generales.
caso de que no sea posible conseguir la accesibilidad en la totalidad del edificio, los espacios menos favorecidos sean aquellos para los que est prevista una
menor afluencia de personas.
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Algunos tratados de arquitectura de museos, sin embargo, siguen describiendo el edificio musestico en trminos estrictamente funcionales (Rico, 2008).
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Figura 11. Acceso exterior al Museo Nacional del Prado (Madrid): ampliacin
inaugurada en 2007. Resulta imprescindible un estudio urbanstico del entorno para la correcta programacin de accesos.
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horizontales y verticales, incluyendo aquellas que exijan la utilizacin de medios mecnicos (ascensores,
montacargas).
En lo referido a usuarios, se tendrn en cuenta los
flujos fundamentales: el recorrido del pblico desde
las zonas de acogida hasta las salas de exposicin permanente, as como el trnsito por stas; el acceso del
pblico a las salas de exposicin temporal desde otros
espacios pblicos; el movimiento del personal tcnico, que generalmente contar con accesos independientes hacia el rea interna; el recorrido del personal
de los distintos servicios (incluidos suministradores externos); el de las visitas privadas o institucionales y
el de los investigadores y usuarios de biblioteca, siempre delicado por el carcter mixto (pblico/privado;
reas internas/externas) de sus movimientos.
En lo que respecta a las colecciones, el programa recoger sus principales movimientos: prstamos que se
reciben para exposiciones temporales (indicando su recorrido desde el muelle de carga hasta la propia sala,
as como el camino inverso) o bienes de la coleccin
permanente prestados para exposiciones externas; nuevos ingresos que pasan a formar parte de la coleccin
permanente, atravesando espacios de fotografa, registro, etc.; movilidad de los bienes de la coleccin permanente hacia las salas de reserva, el taller de fotografa, los laboratorios de restauracin, las salas de
investigadores, las salas de exposicin temporal, etc. Todo ello condicionar la anchura de vanos, los pavimentos y acabados y los medios mecnicos a aplicar (montacargas), adems del planteamiento general de los
circuitos, que evitarn los cruces no deseados.
Generalidades sobre seguridad e instalaciones
La adecuada sectorizacin de instalaciones (sobre todo de seguridad y climatizacin) resultan elementos
clave en la correcta programacin musestica. Por ello,
esta gran seccin de antecedentes que venimos desarrollando deber incluir una clasificacin razonada
de los distintos mbitos de seguridad e instalaciones
que caracterizan a cada espacio.
Para ello es tambin fundamental que el programa
incluya una clasificacin general estructurada de la accesibilidad permitida a cada uno las grandes reas en
funcin del uso previsto y de los sistemas de control
que se aplicarn en cada caso; desde algunos espacios
sin bienes culturales para el uso pblico general, con
limitadas exigencias de seguridad (por ejemplo, la cafetera o la tienda), a otros a los que nicamente ten-
drn acceso el director o el personal tcnico establecido en el protocolo de seguridad del museo (por ejemplo, salas acorazadas o espacios para depsitos judiciales, reas de reserva, laboratorios, etc.).
Se tendr en cuenta que una gran parte de los elementos arquitectnicos relacionados con la seguridad
son competencia meramente arquitectnica (muros y
puertas acorazadas, cristales blindados y enrejados,
sectorizacin cortafuegos, etc.), mientras otros dependen directamente de la instalacin museogrfica (incorporacin de vitrinas de seguridad o catenarias disuasorias, por ejemplo) (Figura 12). El programa de
seguridad tratar desde una perspectiva integral todos
estos aspectos.
En lo que respecta a instalaciones, ser de utilidad que se indiquen todos los medios tcnicos auxiliares previstos para cada uno de los niveles de seguridad previamente descritos: sistemas de deteccin
anti-intrusismo y sistemas de deteccin y extincin de
incendios; control mediante escner y arco de deteccin; cmaras de vigilancia conectadas a circuito cerrado de televisin CCTV; sistemas electrnicos informatizados para gestionar y registrar los permisos de
acceso; detectores biomtricos; detectores magnticos
anti-intrusismo en vanos exteriores, etc.
El programa tambin podr referirse de forma sumaria a generalidades sobre otras instalaciones. Entre ellas, destaca por su importancia el correcto fun-
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cionamiento de la climatizacin, exigindose una adecuada sectorizacin y especial atencin a los parmetros exigibles en las reas con bienes culturales. Tambin deber atenderse lo referido a instalaciones de
iluminacin, y a todos los elementos que, sobre todo
el caso de edificios histricos, puedan presentar problemas de compatibilidad.
Asimismo, se indicar la necesidad de proveer suficientes conexiones telefnicas e informticas y de
megafona, indicando la necesidad de sectorizacin
y automatizacin de todas ellas, que debern estar centralizadas en la medida de lo posible. En caso de existir sistema wi-fi, se garantizar su correcta cobertura a
todas las reas receptoras.
El proyecto arquitectnico incluir, adems, todas
las acometidas necesarias para el desarrollo de los servicios del edificio: electricidad, fontanera, agua caliente sanitaria, saneamiento, etc. Dado que estas instalaciones sern asumidas por defecto en cualquier
intervencin arquitectnica, no requieren especial recomendacin.
Conclusin
Del programa arquitectnico derivar la redaccin de
los correspondientes documentos ejecutivos, que sern redactados por el arquitecto seleccionado. En el
caso de iniciativas de las Administraciones pblicas, la
mayor o menor envergadura econmica marcar la necesidad o no de concurrencia de ofertas para la seleccin de arquitecto redactor, quien generalmente presentar a concurso un anteproyecto, que ser entendido
como mero punto de partida del posterior proyecto
bsico y del proyecto de ejecucin (estadios sucesivos
en complejidad y precisin).
Para el museo se ha abierto una nueva etapa de trabajo, de intensa actividad. Junto a la puesta en marcha
del traslado provisional de fondos y del personal afectado por las obras, de la restauracin de colecciones
que deban exhibirse al final de las mismas o la finalizacin definitiva del programa expositivo, comienza
la fase de intercambio entre el arquitecto y el profesional del museo, quien, especialmente en las fases
iniciales de la redaccin, deber supervisar cuidadosamente las soluciones adoptadas. La importancia de
esta relacin ha sido muchas veces sealada (Sanz Gamo y Cadalso Vecina, 1988; Rivire, 1993; Losada y
Martnez, 2000; Herreman, 2003; Chinchilla, 2005), dado que la falta de coordinacin en esta fase del pro-
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Resumen
Abstract
Dentro de la clasificacin espacial del museo que venimos utilizando, nos detendremos aqu en la programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Se trata
de reas cuya importancia ha aumentado significativamente en los ltimos aos, de la mano de la creciente
preocupacin de los centros por recibir bien a su pblico, ofrecindole servicios cada vez ms variados y de
mejor calidad. La inexistencia de bienes culturales en
estas zonas posibilita que su diseo sea ms libre, en lo
que a condiciones fsicas se refiere, y se centre en dar
respuesta a las necesidades de los servicios que acogen
y del pblico al que se dirigen, con una cuidada esttica y alto grado de confort.
Palabras clave
Key words
Architectural planning; public non-collection areas; public service; reception area; auditorium; shop; educational activity rooms; cafeteria; restaurant; library.
Programacin arquitectnica; espacios pblicos sin colecciones; servicio pblico; rea de acogida; saln de
actos; tienda; talleres didcticos; cafetera; restaurante;
biblioteca.
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llan la oferta y los compromisos que voluntariamente adquieren con los ciudadanos. Una incipiente gestin de calidad empieza a generalizarse (Hereza, 2006;
Valds, 2008). En este cambio conceptual, el pblico
ha pasado a ser considerado, adems, ciudadano
consciente y conocedor de sus derechos y deberes
y demandante de productos culturales de calidad
(Azuar, 2008).
Esta inercia de crecimiento de los visitantes se ve
al mismo tiempo incentivada por los propios organismos titulares de los museos, Administraciones pblicas en muchos casos, que se marcan como objetivo el incremento constante del nmero de visitantes.
Al resultar ste uno de los pocos indicadores objetivamente cuantificables, esta cifra constituye casi una obsesin entre los gestores y responsables polticos, como medio de mostrar la rentabilidad social de la
inversin econmica que se realiza en los centros.
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La programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Cmo debe acoger el museo a sus visitantes?
En este contexto, todo museo aspira a convertirse en un centro cultural de referencia, cuyo uso pblico hace necesaria la dotacin de espacios y servicios destinados a la acogida de visitantes. En ellos
debern considerarse las diferentes servidumbres a
que estn sometidos, como accesos de diferentes tipos de personas o diferencia de horarios. Este aspecto es primordial en la programacin, ya que la configuracin espacial de la institucin deber garantizar
la posibilidad de utilizacin a distintas horas de los
variados servicios, as como la posibilidad de funcionamiento simultneo de actividades pblicas e internas. Adems, en relacin con el carcter pblico
del edificio, deber tenerse en cuenta que ciertas actividades pueden implicar aglomeraciones, por lo que
habr de garantizarse la resistencia de su estructura
en determinados espacios.
gn nuevo proyecto que no dedique un porcentaje significativo de su superficie total a zonas de uso pblico. En nuestro pas, un ejemplo ilustrativo lo constituye la ampliacin y remodelacin del Museo
Arqueolgico Nacional (MAN). La situacin previa del
edificio nicamente destinaba a espacios pblicos sin
colecciones en torno a un 10% de su superficie. La ampliacin actualmente en marcha22, en parte motivada
por la necesidad de espacios adecuados para ofrecer
al visitante un servicio de calidad (Sanz, 2008), supondr un incremento de stos hasta alcanzar ms de un
25% de su superficie total. Otras grandes ampliaciones
recientes, como las del Museo Nacional del Prado o el
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa (MNCARS),
han perseguido igualmente el aumento y mejora de
estos espacios (Moneo, 2007; Azcue, 2009; Nouvel,
2002; Muoz, 2009).
Por todo ello, los aspectos relacionados con el pblico y los servicios que a ste se ofrecen deben ser
cuidadosamente reflexionados y plasmados por el personal de cada museo en su Plan Museolgico. El programa de difusin y comunicacin se centrar de forma especial en estos aspectos; no obstante, la redaccin
de los dems programas, y particularmente el referido
a la arquitectura, tambin se vern afectados por los
visitantes. Las necesidades arquitectnicas de los espacios pblicos se van a ver condicionadas por cuestiones como la proyeccin exterior del centro y sus relaciones institucionales; la valoracin del pblico
potencial al que se dirige; las actividades didcticas y
divulgativas que se desarrollarn as como los servicios que se quiere ofrecer. Tanto la cuanta como las
caractersticas concretas de las diversas actividades y
servicios ofrecidos harn necesarios espacios especficos con dimensiones y requisitos determinados.
A la hora de disear las zonas del edificio en las
que el pblico debe ser protagonista resulta fundamental conocer cmo percibe el visitante el museo,
qu barreras fsicas y psicolgicas encuentra. Los estudios de pblico sealan que con frecuencia el visitante encuentra los museos poco acogedores, rancios,
lgubres o con dificultadas de movilidad (Du Bery,
1994). Por ello, un programa arquitectnico bien reflexionado debe dejar traslucir la preocupacin de la
institucin por presentar espacios fsicamente atractivos, cmodos, que acojan al visitante.
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Sealizacin
En todos los espacios pblicos resulta fundamental
la instalacin de una sealizacin clara y fcil de comprender, que favorezca la orientacin de los visitantes
y su percepcin positiva. Con el objetivo de que el pblico se sienta cmodo y seguro, la sealizacin debe
estar cuidadosamente diseada, ser atractiva, acorde
con el diseo general del edificio y estar bien integrada en su arquitectura; pero, al mismo tiempo, debe
contar con suficiente visibilidad y ser fcilmente legible (Figura 2). Un diseo acertado conlleva un conocimiento profundo de las circulaciones de los visitantes, aspecto que debera ser objeto en todo edificio de
un estudio previo que, lamentablemente, resulta poco
frecuente en nuestros museos. Si un sistema de orientacin y sealizacin est bien diseado, se puede evitar la proliferacin de carteles y, con ello, la confusin
y desorientacin en el receptor de stos (Bitgood,
1994). El diseo de la sealizacin puede estar incluido en la contratacin del proyecto arquitectnico o
formar parte de un proyecto aislado pero, en cualquier
caso, el programa arquitectnico debe detenerse en el
cuidado estudio de las circulaciones, de modo que los
arquitectos plasmen sus condicionantes en el diseo
y reserven espacios adecuados para ubicar los distintos elementos donde sean requeridos.
Condiciones medioambientales
Requerimientos generales de
los espacios pblicos sin colecciones
Las caractersticas fsicas de los espacios temperatura, niveles de iluminacin y sonido son aspectos ligados a la percepcin de la visita y, en cierto modo,
Todos los espacios pblicos del museo deben disearse en funcin de las actividades que se pretenda
desarrollar en ellos pero tambin, especialmente cuando no contengan bienes culturales, en funcin de las
necesidades de sus visitantes. Por ello, deben estar
dotados de claridad, plena accesibilidad y confort, as
como de una sealizacin que facilite en todo momento la orientacin. Aquellos que no alberguen colecciones, se vern libres de los estrictos requerimientos de control climtico e iluminacin que stas
requieren. Sern tratados como cualquier lugar de uso
pblico o administrativo, adecuados a su funcin y,
en la medida de lo posible, relajantes y agradables,
de modo que proporcionen una experiencia satisfactoria a sus usuarios. Adems, y frente a los espacios internos, requerirn altos niveles de acabado y
presentacin.
Figura 2. Nueva sealizacin del Museo Nacional Centro de Arte Reina
Sofa, Madrid. Foto: M. L. Snchez, 2010.
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independientes de los elementos principales de sta (contemplacin de objetos patrimoniales), pero cuya importancia es incuestionable, ya que forman parte de la experiencia musestica y pueden decantar
positiva o negativamente el grado de satisfaccin del
visitante. Por lo general, las investigaciones sobre las
condiciones ambientales en los museos han estado
ms centradas en la conservacin de los bienes culturales. A pesar de ello, el control y cuidado de estos aspectos en los espacios sin colecciones resulta asimismo fundamental.
No existen estudios especficos sobre la influencia de los factores ambientales en los visitantes de
los museos, pero estudios procedentes de otros contextos sobre cmo determinados factores fsicos
afectan al rendimiento, la capacidad de atencin, los
niveles de estrs o la conducta, podran ser extrapolables (Prez, 2000: 209). La temperatura excesiva,
por ejemplo, puede disminuir el rendimiento, provocar irritabilidad o aumentar las conductas agresivas; por el contrario, un ambiente demasiado fro
produce escaso confort y deseo de huida. La iluminacin tambin afecta en el rendimiento, el estado
de nimo y puede facilitar o dificultar el confort y la
accesibilidad. Por ello, al margen de las consabidas
ventajas de la luz natural en las zonas sin colecciones, en aquellas donde la luz deba controlarse especialmente (como el saln de actos), es aconsejable
evitar contrastes excesivos, mediante la instalacin
de iluminacin transicional.
El confort se ve tambin afectado por cuestiones
como la acstica. Un ruido excesivo y constante produce disminucin de la capacidad de atencin y fatiga. La aplicacin de criterios de la llamada acstica arquitectnica, ciencia aplicada a la reduccin del
ruido y potenciacin de los sonidos deseados, es importante en el diseo de los espacios interiores. Las
paredes gruesas, los materiales aislantes, la instalacin de dobles ventanas y el adecuado aislamiento
de los conductos de climatizacin ayudan a controlar el ruido exterior y el provocado por servicios internos del propio edificio (Coleman, 1950, 226). El
ruido suele ser especialmente acusado en las zonas
con mayor acumulacin de pblico (reas de acogida o cafeteras) por lo que conviene llamar la atencin en el programa arquitectnico sobre la adecuada eleccin de los materiales de construccin y
acabados de paramentos, suelos y techos, solicitando la aplicacin, cuando sea necesario, de tratamientos de absorcin acstica.
Accesibilidad
Esta cuestin ha adquirido en los ltimos aos una especial relevancia, con la acuacin del concepto diseo universal o diseo para todos. ste parte del
hecho de que la creacin de ambientes adaptados a
personas con discapacidad redunda directamente en
el beneficio del resto de los usuarios, puesto que todos podemos sufrir movilidad reducida circunstancial.
Con ello, se debe tender a eliminar o, cuando esto no
sea posible, minimizar todo tipo de barreras arquitectnicas, sobre todo en los edificio de nueva planta,
de modo que no sea necesario adaptar los espacios,
ya que stos nacern accesibles para todos (Prez,
2000, 214; VV.AA., 2002)23.
Materiales y acabados
Su eleccin influye asimismo en la percepcin del pblico y en la calidad de su visita. Por ello, deben ser
cuidadosamente seleccionados, atractivos, cmodos,
elegantes, modernos o tradicionales, etc., segn los valores que la institucin desee transmitir. En cualquier
caso, se recomienda que sean acordes con el propio
edificio, su misin y su carcter representativo. En su
eleccin, adems de la esttica, deben primarse factores fundamentales en el da a da del museo, como
la facilidad y coste de su mantenimiento y limpieza.
Conviene tambin elegir materiales que minimicen ruidos y con tratamiento ignfugo. En relacin con la accesibilidad, se recomienda que no provoquen reflejos
ni deslumbramientos y que sean antideslizantes.
Equipamientos (mobiliario, equipos informticos
o audiovisuales, etc.)
Por lo general, se adquieren con posterioridad a la
finalizacin de la obra. No obstante, es importante que
el programa arquitectnico reflexione sobre las necesidades del edificio en esta materia, de modo que
se aporte a los arquitectos toda la informacin que de
algn modo pueda condicionar su proyecto (especialmente en materia de preinstalaciones).
Adems de todo lo expuesto, los espacios pblicos
sin colecciones de todo museo tienen una serie de re-
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Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminacin y accesibilidad universal de las personas con discapacidad.
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querimientos generales comunes. stos son, bsicamente, tener como destinatario todo tipo de pblico (y, por
tanto, una accesibilidad mxima, con las excepciones
que veremos); tener mnimas necesidades en materia de
seguridad (en relacin con otros espacios) y necesitar
de unos requisitos tcnicos mnimos, como iluminacin
controlada o conexiones informticas y telefnicas.
Relacin de espacios
y requerimientos especficos
Accesos
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Segn Coleman (1950: 110) en un mundo ideal debera haber una puerta en cualquier sitio donde fuera
til; sin embargo, considerando las especiales caractersticas de funcionamiento y riesgos a los que se enfrentan los museos, lo ms sensato es limitarlas al mximo. Por lo general, la teora museolgica tiende a
diferenciar los accesos segn el tipo de personas y objetos que harn uso de ellos, es decir, un museo perfecto debera contar con accesos de pblico, personal,
proveedores y colecciones, diseados, adems, de modo que sus circulaciones no se crucen. No obstante,
con frecuencia los museos ocupan edificios creados
para otros usos y con limitaciones espaciales, lo que
hace que este modelo ideal deba ajustarse.
Nos detendremos exclusivamente en los accesos de
pblico, por ser los nicos directamente conectados
con los espacios objeto de este estudio. En la programacin de museos de nueva planta, la entrada principal deber tener buen acceso desde la va pblica, situarse en las cercanas de aparcamientos, tener acceso
directo al rea de acogida y ser completamente accesible. En el caso de edificios rehabilitados, no siempre
resulta posible conseguir todos estos objetivos. De cualquier modo, en las rehabilitaciones de museos ya en
uso, el conocimiento que del funcionamiento del edificio tenga su personal podr llevar a sugerir en el programa arquitectnico consideraciones en torno a la
mejor ubicacin de su acceso principal.
El exterior del acceso de pblico debera permitir
instalar elementos de proteccin contra las inclemencias del tiempo, especialmente lluvia o sol excesivo,
de modo que los visitantes queden resguardados cuando se produzcan esperas prolongadas para acceder al
recinto (Figura 3).
En museos de gran tamao se puede plantear la
habilitacin de diferentes accesos, segn el tipo de vi-
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La programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Cmo debe acoger el museo a sus visitantes?
de pblico, las escaleras contar con pasamanos continuos a ambos lados, las rampas fijas tener pendientes suaves, acabados antideslizantes (en seco y mojado), pasamanos y no tener ni bombeo ni cada
trasversal24 (Figura 4). En principio, el pblico no tendr acceso a los comunicadores internos (esencialmente plataformas y montacargas), salvo en los museos cuya limitacin de infraestructuras no permita
tener ascensores habilitados para personas con movilidad reducida.
rea de acogida
24
Los pasillos deberan tener un ancho libre mnimo de 120 cm. para permitir el paso simultneo de varias sillas de ruedas. La anchura mnima de
las escaleras debera ser de 140 cm. y, al menos cada 150 cm. de desnivel, debera haber un rellano. Las pendientes mximas en las rampas no
deberan superar el 8-10% de desnivel (VV.AA., 2002).
Figura 5. rea de acogida del Museo de Almera. Foto: M. A. Otero / Ministerio de Cultura 2007.
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Figura 6. rea de acogida del Victoria & Albert Museum, Londres. Foto:
V. Cageao, 2009.
gran vestbulo en la planta stano, en la conexin entre el edificio nuevo y el antiguo, crean dos importantes ncleos de recepcin que generan nuevos ejes de
circulacin a partir de los cuales el museo ordena sus
circuitos de visita (Chinchilla, 2008).
Dependiendo del tamao, posibilidades y misin de
cada institucin, su rea de acogida podr contar con diferentes espacios y servicios, entre ellos: zona para agrupacin de pblico; punto de encuentro, mostrador de informacin, taquilla, espacio para ubicar directorios y
equipamientos informativos, control de acceso y de seguridad, punto expendedor de audioguas y signoguas,
punto de consulta-ordenadores, aseos y otros servicios
(telfono pblico, cajero automtico, botiqun, etc.).
Dentro de rea de acogida, debera reservarse un espacio para situar un mostrador de informacin personalizada. Tambin aqu se sita por lo general el punto de control de acceso de visitantes, que en numerosos
museos incorpora elementos fsicos de proteccin, como arcos de seguridad y escneres. Es conveniente que
la posibilidad de su inclusin se considere ya en el programa arquitectnico puesto que, de este modo, el proyecto podr incorporar la preinstalacin necesaria. Cuando se decida incluir estos elementos, conviene ubicarlos
en la cercana del acceso a las salas de exposicin, de
modo que el visitante pueda dirigirse a otros espacios,
como la zona comercial, sin someterse necesariamente
a su control. En cualquier caso, la instalacin de arcos
y escneres debera ir siempre precedida de una cuidada reflexin, ya que no en todos los casos est debidamente justificada y afecta notablemente a la imagen del
centro, convirtindose con frecuencia en intimidatorio
su pretendido valor protector y disuasorio.
Deberan programarse aseos en el rea de acogida
o, al menos, bien comunicados con sta. Adems, se debern incluir aseos convenientemente distribuidos por
todo el edificio, programando, al menos, un ncleo por
planta en inmuebles de gran tamao. Debern estar constituidos por zonas de uso masculino y femenino, y todos
ellos estar adaptados a personas con dificultades de movilidad. En su diseo deber primar la funcionalidad, por
lo que deberan evitarse puertas excesivamente pesadas,
espacios con quiebros o distribuciones complejas.
La conveniencia de habilitar una zona de cuidado
infantil, preferiblemente en el rea de acogida o cerca
de ella, surge de la cada vez mayor afluencia de familias
con nios pequeos, segmento de pblico con necesidades especficas que comienzan a tener respuesta en
la mayora de los museos. Es recomendable que estos
servicios se siten cerca de los aseos, pero no incluidos
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en ellos. En la medida de las posibilidades de cada centro, este espacio podra contar con sala de lactancia, zona de cambiador de bebs, aseos infantiles o guardera.
Salas que pueden parecer anecdticas, como la de lactancia, suponen un verdadero servicio de calidad para
el pblico e, incluso, pueden proporcionar fama al centro por aspectos extra musesticos25 (Figura 7).
Por todos es conocido el cansancio que provoca la
visita a los museos. Sin embargo, son comunes an los
centros que no han previsto espacios especficos para que el visitante haga una pausa, lo que permite alargar el tiempo de la visita e incrementar su grado de
satisfaccin. Estas zonas de descanso deberan programarse distribuidas por todo el edificio pero, de modo especial, contiguas a las zonas de acogida y de exposicin. Debern ser lugares diseados para favorecer
el relax y esparcimiento, contar con luz adecuada para la lectura y mobiliario ergonmico y cmodo.
El punto principal del rea de acogida es la taquilla, donde se expendern las entradas y se llevar el
control de visitantes. En caso de museos de pequeo tamao, con frecuencia la taquilla agrupa tambin otros
servicios (informacin, audioguas, signoguas, folletos,
etc.). Debera situarse en una zona destacada del rea
de acogida, pero resulta deseable que el pblico pueda
dirigirse a otros servicios situados en el espacio de acogida sin necesidad de pasar obligatoriamente por ella.
El equipamiento de la taquilla, en especial el mostrador, puede o no quedar incluido en un proyecto arquitectnico pero, de cualquier modo, en la reflexin que
lleva a redactar el programa arquitectnico deberan
siempre preverse sus necesidades y requisitos tcnicos.
En caso de que el mostrador est incluido en el proyecto, el arquitecto deber atender a una serie de requisitos ergonmicos. En relacin con el personal, dispondr en su interior de espacio suficiente para que se
desenvuelvan con comodidad todas las personas que
vayan a trabajar en l. Deber asimismo preverse espacio suficiente para acoger la cantidad necesaria de ordenadores e impresoras para el control de entradas. En su
parte exterior, el mostrador deber estar adaptado en altura para que nios o personas en sillas de ruedas puedan acceder con facilidad. La posibilidad de incluir en
el mostrador de taquilla una mampara de cristal es un
aspecto que no debera dejarse a la libre decisin del ar-
25
quitecto. En principio, su instalacin no resulta recomendable ya que, adems de suponer una barrera fsica y
psicolgica entre visitante e institucin, crea dificultades
visuales (reflejos) y auditivas. No obstante, en caso de
ser imprescindible, por dar la taquilla a un espacio exterior o por motivos de seguridad, la mampara debera
posibilitar la instalacin de sistemas de megafona.
Por ltimo, la instalacin de una consigna cerca de
la entrada supone un servicio de calidad al visitante, permitindole depositar ropa, bolsos, mochilas o paraguas,
de modo previo a la visita (Figura 8). El conocimiento
de la realidad del centro, o de sus posibilidades futuras,
en materia de personal determinar si se elige un es-
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rea comercial
Por lo general incluye la tienda-librera y la cafeterarestaurante. Teniendo en cuenta que la gestin de estos espacios en la mayor parte de los casos se cede a
empresas externas, su diseo debe estar condicionado a esta circunstancia, tanto en su ubicacin como
en la programacin de sus instalaciones y equipamientos. En relacin con su situacin en el edificio, conviene que los espacios comerciales estn bien comunicados con el acceso principal de pblico y con las salas
de exposicin pero, adems, resulta til que tengan
acceso directo desde la calle, de modo que puedan
funcionar a museo cerrado. En lo que se refiere a sus
instalaciones, es recomendable que el programa arquitectnico solicite su sectorizacin y la instalacin de
contadores independientes para los suministros (electricidad, telfono, agua, etc.).
Las dimensiones y diseo de la tienda-librera dependern en gran medida de las caractersticas y posibilidades del propio museo, as como de la proyeccin que pretenda darse al servicio (Figura 9). As,
resulta muy ilustrativa la comparacin de dos de los
grandes museos madrileos, el Museo Nacional del
Prado y el MNCARS, cuyas libreras tienen caractersticas muy diferentes, en superficie y enfoque, atendiendo a las necesidades que en su momento fij cada uno
de los centros. Dependiendo tambin del tipo de museo, puede sugerirse la instalacin de varios puntos de
venta distribuidos por el edificio.
A la hora de programar su distribucin interna, debe tenerse en cuenta la necesidad de espacios para situar el mostrador (zona de venta y cobro), exposicin
de productos, almacn de gnero y pequeo despacho para el personal. En caso de ser posible, resulta
tambin conveniente, y rentable, la dotacin de escaparate al exterior.
La posibilidad de que el visitante pueda hacer un
descanso y tomar un refrigerio en la cafetera-restaurante dentro del propio edificio es algo que hoy
prcticamente ningn gran museo rechaza (Figura 10).
Incluso, cada vez ms se tiende a hacer extensiva a estos espacios la idea de vivir una experiencia cultural,
sensorial y de calidad. Adems de alargar la duracin
de la visita y mejorar su oferta, no es infrecuente que
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los restaurantes de ciertos museos constituyan reclamos tursticos o culinarios en s mismos, vinculados
a grandes nombres de la gastronoma (Museo Thyssen
Bornemisza, MNCARS, Instituto Valenciano de Arte Moderno IVAM o Museo del Traje CIPE).
Resultan fundamentales una buena accesibilidad
desde la calle y, cuando el edificio lo permita, su instalacin en espacios con un atractivo especial o con
vistas al exterior (patios, terrazas o jardines), lo que
puede proporcionar un valor aadido al servicio (Museo Picasso de Mlaga o Museo Guggenheim Bilbao).
En caso de situarse en cubiertas o patios, deber estudiarse cuidadosamente la resolucin de su acceso pblico, especialmente con el museo cerrado. En todo caso, habr que prestar especial atencin a los recorridos
del pblico, personal del restaurante y proveedores; a
la situacin del cuarto de basuras (que facilite su aislamiento y evite la proliferacin de plagas u olores); la
extraccin de humos y la proteccin contra incendios.
Tambin debern cuidarse los requisitos normativos
para establecimientos pblicos en materia de salud e
higiene, riesgos laborales o evacuacin.
Conviene solicitar a los arquitectos la compartimentacin en dos zonas bien diferenciadas. En la zona pblica deben incluirse un espacio para barra, una sala
de mesas y aseos para los clientes. Asimismo, puede
contemplarse la posibilidad de habilitar un espacio que
pueda servir de comedor reservado. La zona interna
debera disponer de, al menos, un acceso directo desde el exterior del edificio (para facilitar la provisin de
suministros y la evacuacin de residuos) y un espacio
de cocina y almacenamiento. En el caso de establecimientos de mayor tamao, podr plantearse tambin
la habilitacin de antecocina, bodega o almacn de vinos, almacn de alimentos (con espacio para cmaras
frigorficas), vestuarios de personal con aseos, cuarto
de residuos y un pequeo despacho.
El equipamiento industrial de la cocina generalmente se instala con posterioridad a la ejecucin de la obra.
No obstante, a la hora de programar el espacio y, sobre todo, de disear sus dependencias, resulta fundamental prever el tipo de equipamiento que se necesitar, en lo que se refiere a su distribucin interna,
materiales, instalacin y potencias elctricas o sistemas
de extraccin de humos.
Aula didctica
El pblico infantil es el grupo ms numeroso de visitantes de los museos. Sin embargo, adems de otras
Figura 11. Talleres didcticos del Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA, Cartagena. Foto: ARQUA, 2009.
importantes barreras psicolgicas, estticas o cognitivas, stos no presentan por lo general espacios diseados especialmente para los nios ni para el desarrollo de programas educativos (Pol y Asensio, 2006).
Destacados museos en nuestro pas, algunos incluso
objeto de recientes ampliaciones, no cuentan an en
sus instalaciones con espacios adecuados a estas funciones. No obstante, la apertura definitiva de los museos a la sociedad en las ltimas dcadas ha motivado que los estudios sobre su funcin comunicativa y
educativa se hayan multiplicado (Garca, 1999, Santacana y Serrat, 2005), enfatizando la trascendencia de
la creacin de programas de actividades destinados al
pblico infantil y adolescente. A su vez, esto ha puesto de manifiesto lo imprescindible de considerar espacios dedicados a estos fines en la fase de programacin arquitectnica (Figura 11).
Las aulas didcticas estn destinadas a acoger funciones muy variadas, fundamentalmente talleres y explicaciones dirigidas a grupos escolares. Por las especiales caractersticas de las actividades y del pblico
al que estn dirigidas, deben contar con un acceso cmodo y directo desde el vestbulo del centro, estar bien
comunicadas con las salas de exposicin y contar con
la posibilidad de funcionar a museo cerrado. Es conveniente que sean salas difanas y verstiles, que cuenten con buena acstica y buen aislamiento acstico,
con conexiones a redes informticas, iluminacin controlada (resulta til la posibilidad de oscurecimiento
total), zona hmeda (con pilas de lavado y aseos) y
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Figura 12. Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa,
Madrid. Foto: J. L. Municio, 2007.
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La programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Cmo debe acoger el museo a sus visitantes?
En cuanto a los requisitos tcnicos, se deberan solicitar: iluminacin controlada y regulable (ajustable a
diferentes necesidades y con posibilidad de oscurecimiento total), previsin de ubicacin de instalaciones y equipamiento de imagen y sonido, condiciones acsticas idneas (posibilidad de insonorizacin),
climatizacin regulable e instalacin de bucle magntico (amplificador de frecuencia para audfonos).
Al igual que ocurre con el mobiliario de otros espacios, el del saln de actos puede o no ser objeto del
proyecto arquitectnico. En cualquier caso, el programa arquitectnico deber prever las necesidades en
esta materia, de modo que su diseo se adapte convenientemente. Un saln de actos de dimensiones medias debera contar con un escenario en el que pudieran colocarse, al menos, una mesa y asientos para los
ponentes. En cuanto al diseo del patio de butacas, la
disposicin de los asientos deber facilitar la visibilidad y dejar espacios libres suficientes en las ltimas
filas, de acuerdo a la normativa para personas con discapacidad. Asimismo, resulta fundamental que el programa apunte una estimacin del aforo requerido as
como las caractersticas que se consideren necesarias
en el diseo de los asientos (ergonoma, tipo de tapicera, posibilidad de incorporar bandeja para tomar
notas o reposabrazos, de ser plegados, etc.).
Biblioteca
Es uno de los espacios que presenta mayores problemas de atribucin. Debe considerarse un espacio pblico o interno? Debe quedar incluido en el rea con
o sin colecciones? Desde un punto de vista arquitectnico, la toma de decisin sobre ambas cuestiones condicionar en gran medida su ubicacin en el edificio,
sus accesos y su distribucin interior. Por lo general, el
rgimen de acceso de cada biblioteca lo decide el propio museo (o el organismo responsable de su gestin),
por lo que podr ser un espacio de uso interno, abierto a pblico acreditado o, incluso, de uso completamente pblico, aunque siempre con acceso controlado. En cuanto a su consideracin patrimonial, en ciertas
ocasiones la relevancia de los fondos bibliogrficos de
ciertos museos hace que su biblioteca sea considerada
dentro del rea con colecciones (Figura 13).
Para programar los espacios de la biblioteca con
resultados satisfactorios, adems de la decisin sobre
su grado de accesibilidad, es imprescindible conocer
en profundidad su funcionamiento, de modo que se
atienda con xito a las necesidades del personal y de
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los usuarios, sin descuidar la conservacin del material bibliogrfico. Por ello, es recomendable que en
la redaccin de esta parte del programa participe el
responsable de la biblioteca.
El concepto de biblioteca (como el del propio museo) ha evolucionado de forma notable en las ltimas
dcadas, desde su consideracin como mero espacio
de custodia de libros, a la idea actual de servicio pblico cuya misin fundamental es la difusin de sus
fondos. En lo que a su arquitectura se refiere, este cambio conceptual se ha visto tambin reflejado en su configuracin espacial, pasando de construirse inmuebles
compactos (con un espacio nico) a bibliotecas tripartitas, que enlazan a sus tres actores principales, fondos,
pblico y personal, en depsitos, salas de lectura y despachos, respectivamente (Carrin, 1987: 550 y ss.).
La IFLA26 ha debatido intensamente aspectos relacionados con la planificacin de espacios destinados
a acoger bibliotecas, principios que son tambin apli-
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ficheros; zona con terminales informticos para consulta de bases de datos o zona de reprografa (convenientemente aislada). Es recomendable apuntar que
las salas pblicas deben quedar diseadas de modo
que puedan vigilarse y atenderse con el menor nmero de personal posible. En la programacin de la zona interna se tendrn en cuenta despachos para personal tcnico, salas de proceso y depsito de fondos.
Las bibliotecas de grandes museos pueden contar, incluso, con espacios para restauracin y encuadernacin, microfilmacin o grabacin.
En cuanto a los requisitos tcnicos, la iluminacin
resulta clave. Deber ser proyectada en funcin de las
actividades que se realizan en cada espacio, siendo la
lectura la actividad que ms nivel lumnico necesita.
Es deseable la utilizacin de luz natural, pero debe evitarse la incidencia directa de los rayos solares sobre
fondos, usuarios y personal. Cuando sta no resulte
suficiente, se completar con iluminacin artificial (preferiblemente fluorescente). Por ltimo, resulta conveniente que las fuentes de luz estn ubicadas cenitalmente para lograr un mejor ngulo sobre el plano de
lectura.
Todos los ambientes de una biblioteca, en especial
las salas de lectura, deben ser confortables desde un
punto de vista climtico. De cara a la correcta preservacin de los fondos, resultan fundamentales la posibilidad de ventilacin y de control de la humedad,
por lo que es recomendable la instalacin de un sistema de climatizacin independiente. Los depsitos de
fondos conviene que estn ignifugados con aire hipxido o inerte.
La biblioteca deber ser lo ms silenciosa posible.
Para ello, a la hora de acometer su diseo debe conocerse en profundidad su funcionamiento. Su zonificacin interna y emplazamiento en el edificio debern ser cuidadosamente estudiados, para preservarla
en la medida de lo posible de los ruidos externos. Conviene situar las salas de lectura en las zonas ms silenciosas, dotar de un tratamiento acstico especfico a
los espacios generadores de ruidos (sala de audiovisuales, fonoteca, etc.) y agrupar aquellos donde se realicen actividades similares (lectura, oficinas, etc.).
En cuanto a los materiales constructivos y acabados,
deben ser lisos, resistentes, uniformes, que minimicen
el ruido y que no desprendan partculas de polvo ni
compuestos voltiles agresivos para los fondos ni presenten grietas o discontinuidades por las que puedan
acceder agentes de deterioro biolgico. Los paramentos verticales deben estar tratados para evitar la conden-
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La programacin de los espacios pblicos sin colecciones. Cmo debe acoger el museo a sus visitantes?
sacin de vapor de agua en su superficie y la proliferacin de hongos. Los techos deben ser continuos y sin
conducciones que acumulen polvo o, al menos, recubrirse con placas continuas a modo de falso techo.
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Otros espacios
Finalmente, el programa arquitectnico podr incluir,
segn las necesidades del museo, otro tipo de estancias que posibiliten la reunin de personas ajenas al
centro pero estrechamente relacionadas con l, como salas institucionales, de protocolo, espacio para
acoger a la Asociacin de amigos del museo, etc. Todas ellas deberan estar bien conectadas con el acceso desde la calle y cercanas a un ncleo de aseos; asimismo resulta conveniente la posibilidad de su uso
con el museo cerrado. Por otra parte, espacios como
jardines o patios pueden usarse, ocasional o permanentemente, con fines similares al saln de actos, las
salas de didctica o la cafetera, o simplemente ser habilitados como reas de descanso. En cualquiera de
estos casos, ser necesario prever sus necesidades en
materia de accesos, circulaciones, sealizacin, instalaciones o equipamientos. El uso de estos espacios resulta por lo general muy satisfactorio.
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Resumen
Abstract
El presente artculo se ocupa del anlisis de los espacios pertenecientes al rea pblica con colecciones y
particularmente al estudio de las caractersticas de las
salas de exposicin permanente y de exposicin temporal, espacios con especial responsabilidad en el conjunto de la programacin musestica, dada su repercusin en la percepcin que el visitante tiene del museo.
Para ello, y partiendo de las bases programticas y de
planificacin, se realiza un anlisis pormenorizado de
estos espacios, de sus comunicaciones, su arquitectura, sus instalaciones y sus acabados.
This article deals with the analysis of the spaces belonging to the public area with collections, and particularly with the study of the characteristics of permanent and temporary showrooms, spaces with special
responsibility for the whole museum programming,
because of their impact on the perception of the museum in the visitor. To do this, and starting from the
foundation program and planning, the article conducts
a detailed analysis of these spaces, their communications, architecture, facilities and finishes.
Palabras clave
Keywords
rea pblica con colecciones; salas de exposicin permanente; salas de exposicin temporal; programa arquitectnico; programa expositivo.
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expositivo refuerce su discurso con recursos alternativos, condicionando notablemente el diseo de espacios e instalaciones.
Adems, el programa expositivo, incluso en su fase I,
propondr la distribucin de la informacin en el espacio incluyendo la organizacin de los distintos circuitos
temticos (sucesivos, complementarios, alternativos, etc.),
la sucesin y jerarqua de las distintas unidades expositivas, e indicar, entre otros aspectos (Snchez Gmez,
2008), las piezas claves que requieren especial nfasis o
que presentan dificultad de montaje o visualizacin. Todo esto, lgicamente, condiciona la implantacin arquitectnica de las salas, la distribucin de circulaciones
en torno a recursos y piezas esenciales, los tiempos de
contemplacin, etc.; y en definitiva, la articulacin y el
ritmo del espacio expositivo.
Relacin entre programa de colecciones
y espacio expositivo
De nuevo observamos relaciones muy ricas y multidireccionales. En primer lugar, porque el programa definir los requisitos de conservacin de las colecciones, tanto a nivel ambiental (repercusin evidente en
las instalaciones del edificio: temperatura, iluminacin,
humedad) como en un nivel puramente espacial (ubicacin ptima dentro del edificio para la exhibicin
de determinadas colecciones, tratamiento ms o menos integrador de la luz natural, utilizacin de materiales y acabados arquitectnicos especficos, etc.).
Adems, la fase I del Plan Museolgico sealar
aquellos rasgos puramente fsicos de las colecciones
(dimensiones, pesos mximos, sistema de soporte previsto, etc.) que condicionan la altura de techos, la disposicin de los vanos, los pasillos para la circulacin
de las colecciones hasta las salas o la distribucin de
las propias piezas en el espacio expositivo, en funcin
de la resistencia de las estructuras horizontales y la capacidad portante de los muros (Figura 1).
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Precisamente, es ste un magnfico ejemplo de cmo el espacio expositivo se somete de forma ineludible al edificio histrico (distribucin de
las salas, sus acabados y la distribucin de vanos, entre otros aspectos;
Jimnez Torrecillas, 2004, 2009).
Figura 3. Palacio de Bellas Artes de Granada, instalado en el Palacio de Carlos V de la Alhambra. Cuando el edificio histrico condiciona el planteamiento expositivo. La distribucin de los vanos condiciona la distribucin de colecciones. Foto: Ministerio de Cultura, 2007.
En este sentido, y aunque las soluciones arquitectnicas concretas son competencia del proyecto arquitectnico, el programa podr manifestar criterios generales en el tratamiento del espacio expositivo.
Decidir una mayor o menor presencia de lo arquitectnico en la exposicin (amortiguacin, asepsia o independencia del escenario expositivo respecto al edificio; Rico, 1999), propondr la puesta en valor de
un determinado elemento arquitectnico o sugerir la
integracin del paisaje o de la luz natural en el espacio expositivo, entre otras muchas posibilidades. En
general, suele asumirse que la presencia museogrfica ha de resultar inversamente proporcional al valor
histrico y artstico del espacio (Rodrguez Frade, 2007);
siempre ser conveniente que el proyecto arquitectnico, en estos casos, evite cualquier elemento que distorsione la percepcin del espacio original.
El musegrafo B. Micka recoge la necesidad de que
el rea expositiva sea entendida como un espacio ()
tan neutro y flexible que los montajes ms revolucionarios, que todava no nos podemos ni imaginar, se
puedan lucir en l dentro de veinte o cincuenta aos
(Micka, 2007: 21). Ello implica dotar a las salas con un
equipamiento tcnico, flexible, ampliable y modificable. Esta exigencia llega a hacerse imprescindible en
los museos de arte contemporneo, en los que, superados los discursos cronolgico-estilsticos, se pre-
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cisa de espacios adaptados para todo tipo de presentaciones cambiantes e innovadoras (Tejeda, 2009). En
el otro extremo, encontraramos espacios expositivos
necesariamente conservadores, tales como los museos con interiores de ambiente o casas-museo, espacios condicionados tanto por sus circunstancias histricas como por la existencia de un espritu de lugar
como valor a preservar (Luca de Tena, 2007)30.
30
Los museos gestionados por el Ministerio de Cultura ofrecen diferentes variantes de esta interpretacin de los ambientes interiores (ver Luca de Tena, 2007), desde palacios prcticamente reciclados para un uso expositivo convencional (Museo Fundacin Lzaro Galdiano), hasta otros con
interiores mnimamente intervenidos (Museo Nacional del Romanticismo
o determinadas estancias del Museo Nacional de Cermica y Artes Suntuarias Gonzlez Mart).
as de descanso, rea de reunin de grupos). En museos de gran envergadura, la relacin entre espacio de
acogida y espacio expositivo es ms compleja, especialmente si se proponen recorridos verstiles, si existen mltiples accesos o si se disean patios o galeras que parcelen la percepcin del espacio (Maximea,
en Lord y Lord, 2002). En estos casos, es necesario un
esfuerzo de clarificacin de itinerarios y de dotacin
de servicios accesorios (seguridad, atencin al pblico, guardarropa, etc.) que deber preverse convenientemente en la planificacin general del centro.
Tambin quedar garantizada la comunicacin con
otros espacios de uso pblico (tienda, cafetera, reas de descanso exteriores a la exposicin, espacios de
uso didctico), aunque sin desatender el control de visitantes. Y no debe olvidarse la proximidad de los aseos, que se integrarn en el propio recorrido expositivo (de forma general, se solicitar al menos un ncleo
de aseos por planta), adems de los ncleos de aseos que darn servicio al saln de actos, la cafetera o
los talleres didcticos.
Por su parte, las salas de exposicin temporal debern contar con un acceso propio. En los casos, como la Tate Modern, en los que las salas de exposicin temporal quedan emparedadas entre otras
secciones de la exposicin, se limita considerablemente la proyeccin cvica y la posibilidad de encuentro casual del visitante con la muestra (Lehay,
2005). No obstante, accesos diferenciados suponen
multiplicacin de esfuerzo en mantenimiento y personal (dotacin de espacios de recepcin y acogida: guardarropa y taquillas, mostrador de venta de
entradas e informacin, escneres y personal de seguridad, etc.). Una opcin intermedia es prever un
rea de acogida, con todos sus servicios, comn al
mbito de la exposicin temporal y permanente, lo
que har posible la apertura de las salas en horario
independiente (el Plan Museolgico, en este sentido,
avanzar el programa de actividades extraordinarias
que puedan condicionar las comunicaciones: noches
en blanco, actividades especiales, etc.). Las salas de
exposicin temporal debern disponer, en cualquier
caso, de aseos propios (Figura 4).
Losada y Martnez (2001) insisten adems en la necesidad de privilegiar la conexin entre las salas de
exposicin temporal y el saln de actos. Sin olvidar la
necesidad de prever algn espacio de representacin
destinado a los actos inaugurales y de otras dependencias anejas para la custodia de elementos museogrficos y tramoyas (Hall, 1987).
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Figura 4. Museo Arqueolgico Nacional, Madrid. El rea de acogida como elemento fundamental en la distribucin. Proyecto: J. P. Rodrguez Frade, 2006.
Dibujo: J. P. Rodrguez Frade, 2006.
cios de recepcin de bienes culturales, que son objeto de frecuentes transportes (tanto de bienes culturales como de suministros y personal relacionado
con los montajes). Debern indicarse expresamente
unos requerimientos especficos: ausencia de barreras arquitectnicas, anchura suficiente de todos los
vanos y corredores, pavimentos y acabados que limiten al mximo las vibraciones y permitan el trnsito de traspals, gras, carros o de cualquier otro
sistema de transporte, pendientes mximas, etc. Igualmente, las comunicaciones verticales debern estar
convenientemente meditadas y resueltas, solicitndose el uso de montacargas si se considera necesario. Tambin deben atenderse cuidadosamente las
relaciones con todos los espacios accesorios (almacenes de trnsito, reas de embalaje-desembalaje, sala de fumigacin, etc.) que dan servicio a la exposicin temporal.
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While museums must meet the minimum requirements set forth by their countries laws, they can make efforts to go beyond the laws to make their exhibitions as inclusive as they possibly can by giving equal opportunities and satisfying experiences to everyone who comes through the museum doors. They
should also go beyond physical accesibility to provide full intellectual access
to as wide a range of visitors as possible (Johnson, 2002: 136). Aunque los
museos deben cumplir con los requisitos mnimos establecidos por las leyes de sus pases, pueden esforzarse en superar incluso dichos requisitos
para hacer sus exposiciones lo ms accesibles posible, dando igualdad de
oportunidades y experiencias satisfactorias a todos los que entran por las
puertas del museo, tambin desde el punto de vista intelectual, para facilitar
el acceso completo a la mayor cantidad de visitantes que sea posible. En definitiva: la accesibilidad supera el concepto meramente arquitectnico y se
ampla para comprender a otros valores puramente comunicativos.
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Se encuentra directamente condicionada por las colecciones y el discurso escogido. En general, para los museos de Bellas Artes, se incluir referencia a los metros
lineales necesarios para exposicin y correcta visualizacin de las colecciones (estimando quizs un espacio de
respeto de una persona por cada 1,2-1,4 m2), permitiendo con ello una cmoda contemplacin y un flujo de visitantes controlable (Liston, 1993; Garca Blanco, 1999).
En este sentido, resulta importante considerar la llamada dimensin humana del espacio expositivo (Alonso y Garca, 2010: 95), la creacin de un espacio confortable que garantice la libertad de movimientos, teniendo
en cuenta, incluso, parmetros de antropometra fsica.
Es importante cuantificar correctamente las posibilidades de mantenimiento futuro de estos espacios, especialmente costoso en las exposiciones de arqueologa o ciencias. Por otra parte, el carcter cada vez
menos tipolgico y ms selectivo de las presentaciones museogrficas, junto al ya mencionado protagonismo de otras reas del museo actual, han ido imponiendo una reduccin progresiva de la superficie
expositiva respecto al total construido. Algunos de los
museos de nueva planta inaugurados en los ltimos
aos por el Ministerio de Cultura constituyen un ejemplo de ello: 2001, Museo Nacional y Centro de Investigacin de Altamira (925 m2, 22% del edificio, excluyendo Neocueva); 2006, Museo de Almera (1.260 m2,
20% del edificio); 2008, Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA (1.600 m2, 26% del edificio)32.
Y consecuentemente, los proyectos recientes privilegian las salas de exposicin temporal en el conjunto edificado (500 m2 en el Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA; 528 m2 en el futuro Museo
Arqueolgico Nacional, actualmente en rehabilitacin)
por su especial proyeccin pblica. Junto a ello, J. Santacana (2005) comenta la existencia de una creciente
demanda de espacios para exposiciones temporales
32
Sin embargo, los grandes museos de larga tradicin ofrecen una abrumadora proporcin de superficie expositiva frente al total de lo edificado. As, el
Museo de Bellas Artes de Sevilla, con una superficie expositiva que roza el
75% del edificio (3.382 m2 de exposicin sobre 5.937 m2), excluyendo la superficie ocupada por vacos (claustros) sobre el total del edificio (1.375 m2).
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Figura 6. Museo de Almera. Presencia de atrio central como elemento vertebrador del espacio y definidor del espacio expositivo. Arq. Paredes Pedrosa (edificio); Micka (exposicin). Foto: M. A. Otero / Ministerio de Cultura, 2007.
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seolgico (en este caso, entre los programas arquitectnico, expositivo y de seguridad) resulta fundamental para la eficacia del diseo.
Tratamiento de la luz natural
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adems, garantizar una resistencia suficiente para los corredores de acceso que dan servicio a estos espacios.
Tambin se recomendarn, en general, puntos de fijacin
en suelo, techo y paredes, procurando siempre la mxima modularidad y versatilidad (Hall, 1987), as como
la dotacin de cuelgacuadros con estructuras reforzadas.
Tambin debern sealarse todos aquellos elementos de refuerzo de seguridad que impliquen al proyecto arquitectnico: vidrios y muros especiales, cerramientos y puertas blindadas, sectorizacin cortafuegos,
sin olvidar el acorazamiento de determinados espacios
para garantizar la seguridad de las colecciones (demanda tcnicamente muy compleja que el programa
deber adelantar convenientemente)34. De nuevo, la
coordinacin entre los distintos captulos del Plan Mu-
34
A modo de ejemplo, el nuevo Gabinete Numismtico del Museo Arqueolgico Nacional (en construccin) ha sido concebido como un espacio suspendido para evitar que la cmara acorazada descanse directamente sobre la estructura del edificio histrico.
Es un aspecto fundamental en la programacin del espacio expositivo. Como observacin general, puede entenderse recomendable la limitacin o tamizacin mxima de la luz natural en las salas de exposicin
(Coleman, 1950; Hall, 1987), tanto por motivos de conservacin (emisiones UV e IR) como por introducir una
relativa distorsin en la percepcin de las colecciones.
Sin embargo, la luz natural est presente desde los
edificios musesticos ms convencionales (generalmente con la asistencia de elementos intermedios: estores
o filtros, plafones, cpulas acristaladas) desde la propia
concepcin del edificio musestico en poca ilustrada
(Cageao, 2007) para, a partir de las dcadas de 1970 y
1980, empezar a integrarse plenamente en el espacio expositivo gracias al desarrollo de medios tcnicos sofisticados para su control (Rico, 2006; Forlini, 2008). Se inicia as una tendencia integradora de la luz en el edificio
musestico (Museo de Arte Contemporneo de Barcelona, ampliacin del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa, patio de acceso del British Museum, etc. Muoz Cosme llega a definir la tipologa arquitectnica del
museo translcido; Muoz Cosme, 2007: 314), aunque
por lo general, la integracin se centra casi siempre en
espacios pblicos de ingreso o distribucin.
Hoy la mayor parte de los programas arquitectnicos apuestan por una integracin responsable de la luz
natural en las salas de exposicin para favorecer el confort ambiental y la conexin del pblico con el entorno, e, incluso, como potencial ahorro de consumo energtico (Rico, 1999; Jimnez Torrecillas, 2004, 2009; Prez
Valencia, 2007; Forlini, 2008; Alonso Fernndez y Garca Fernndez, 2010). El programa deber realizar propuestas en funcin de las caractersticas del propio edificio y de las preferencias de presentacin de las
colecciones: tratamiento de la luz cenital, posibilidad
de uso de luz indirecta o reflejada, etc. En la reciente
ampliacin del Museo Nacional de Prado, un huecolinterna abierto en el espacio de exposicin temporal
permite el paso de la luz desde la cubierta del Claustro de Los Jernimos (Moneo, 2007; Lpez, 2007), a modo de lmpara que ilumina la zona de nueva construccin. Y sin olvidar el espectacular lucernario que
baa el espacio expositivo en el Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA (Vzquez Consuegra,
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La programacin de los espacios pblicos con colecciones: salas de exposicin permanente y salas de exposicin temporal
Figura 8. Control de la luz natural en el espacio expositivo. Salas de exposicin temporal del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa, Madrid. Foto: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa.
2008), de gran potencia arquitectnica. Especial sensibilidad merece la iluminacin de edificios histricos, y, dentro de estos, las casas-museo; si en las primeros no es infrecuente la presentacin de instalaciones
modernas jugando con los elementos histricos (ver,
por ejemplo, el tratamiento de los artesonados como
Instalaciones
La integracin discreta de las instalaciones en el espacio
expositivo es uno de los retos clsicos para el arquitecto de museos (Figura 9). Salvo en determinados tipos de
exposicin (cientfica o de vanguardia) los arquitectos
no suelen atreverse an a aplicar la tecnologa de forma
pura en edificios de gran presencia histrica (Rico, 1994,
1999). Por ello, en estos casos es habitual recurrir al panelado de paramentos, neutralizando el marco arquitec-
Figura 9. Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid. Integracin de instalaciones en el artesonado histrico. Arq. Nieto Sobejano. Foto: Ministerio
de Cultura, 2009.
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Electricidad
Al igual que en el caso anterior, se solicitarn suficientes
tomas elctricas en suelo, techo y paredes para permitir
un uso verstil de los espacios expositivos. Adems, la
potencia deber ser suficiente para soportar las futuras
exigencias de estos espacios, sobre todo en las salas
de exposicin temporal, que darn servicio a exigentes instalaciones museogrficas, trabajos de carpintera y
constantes labores de limpieza con asistencia mecnica.
En general, el programa deber favorecer la utilizacin de energas limpias y de un consumo energtico responsable.
Climatizacin
Figura 10. Museo de Segovia. La exposicin conjunta de colecciones con
diferentes exigencias de conservacin compromete la seleccin y funcionamiento de los sistemas de climatizacin. Foto: M. A. Otero / Ministerio de
Cultura, 2006.
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tnico cuando ste tiene excesiva personalidad o cuando perviven elementos de gran presencia visual, como
los artesonados (Nieto y Sobejano, 2008; Jimnez Torrecillas, 2009). De hecho, algunos autores reivindican una
mayor neutralidad del edificio histrico en las reas expositivas (por ejemplo, Prez Valencia, 2007).
Adems del respeto en la integracin de las instalaciones, el programa solicitar, en general, la mxima
versatilidad para stas, permitiendo futuros cambios
en el espacio expositivo debido al incremento de la
coleccin, al envejecimiento general del montaje expositivo o a los cambios en los paradigmas explicativos, entre otros factores de deterioro (Hall, 1987).
El programa exigir, cuanto menos, las siguientes
instalaciones:
Voz y datos
Deber estar previsto su uso en todas las salas, pero
especialmente en aquellas donde sea necesario ofrecer contenidos informativos en terminales o monitores.
Actualmente la transmisin wi-fi permite una mayor versatilidad de instalaciones y la eliminacin del
cableado y registros excesivos. Deber atenderse, no
obstante, a posibles limitaciones de cobertura en funcin del tipo de inmueble.
En las salas de exposicin temporal la posibilidad
de conexin debe quedar especialmente asegurada para facilitar la oferta interactiva en terminales y monitores.
Aunque todava algunos museos utilizan aparatos autnomos de aire acondicionado, la mayora de ellos cuenta ya con una climatizacin centralizada que garantiza
la conservacin preventiva de las colecciones, el confort del visitante y el registro sistemtico de datos.
No obstante, la climatizacin de los espacios expositivos es un aspecto no bien resuelto y siempre problemtico, con un funcionamiento condicionado por
mltiples factores: la masiva afluencia de visitantes, la
exhibicin de colecciones con distintas exigencias de
conservacin (Figura 10), las complejas inercias trmicas de muchos de los pesados edificios musesticos y
el hecho, sealado por Margaret Hall (1987), de que
muchos montajes expositivos conforman arquitecturas dentro de las arquitecturas interfiriendo en la libre circulacin de aire.
Adems, el aprovechamiento mximo de la instalacin de climatizacin depender en gran medida del
aislamiento arquitectnico. Por ello, debern limitarse
las prdidas energticas entre exterior e interior, atendiendo debidamente las comunicaciones de las salas
de exposicin y previendo los constantes movimientos de pblico que alterarn las constantes interiores.
En relacin con esto, se solicitar la sectorizacin de
la instalacin del sistema de climatizacin garantizando
su adecuacin a los requisitos de las distintas colecciones. Ocasionalmente, la exigencia de control ambiental puede trasladarse al interior de las vitrinas; el Plan
Museolgico del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla (Limn, 2009) propone una climatizacin general para la ambientacin de las vitrinas, de
tipo escaparate, independiente de la climatizacin de
los espacios de recorrido pblico, que tienen una menor exigencia de estabilidad higromtrica. Esta opcin
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puede reducir la incidencia del pblico en el ambiente controlado y suponer un notable ahorro energtico.
En general, el programa aportar unas recomendaciones genricas para la climatizacin de las futuras
salas de exposicin, aunque las condiciones especficas se establecern especficamente respecto a las caractersticas de las colecciones:
Parmetros sectorizables, regulables y controlados automticamente por el sistema: humedad relativa y temperatura del aire, filtrado de partculas y gases de alta eficacia (accesibles para su
mantenimiento).
Dispositivos necesarios para evitar un fallo total
del sistema por corte de fluido elctrico o mal
funcionamiento/avera de algn componente (sistemas de alimentacin ininterrumpida).
Control de la humedad relativa del aire. Se indicar un rango medio (por ejemplo del 45% al
65%) y unos lmites inferiores y superiores de oscilacin permitidos, particularizndose para aquellas colecciones que requieran condiciones ms
ajustadas.
Control de la temperatura en funcin de criterios
de conservacin y estndar de confort en los horarios de visita pblica; se indicar una fluctuacin mxima diaria para la temperatura, incidiendo, de nuevo, en las colecciones que requieran
condiciones especiales.
Estabilidad continuada (24 h. al da en el caso de
las reas con bienes culturales) de los valores seleccionados; se exigir un sistema de seguimiento ambiental para supervisin de los valores interiores y exteriores35.
Instalaciones de seguridad
La seguridad en las salas de exposicin debe combinar
la seguridad de las colecciones (dao o hurto) y la del
pblico (Prez, 2007). Slo una parte de la seguridad incluida en el programa arquitectnico afecta a las instalaciones, dado que muchos elementos relacionados con
la seguridad se relacionan con aspectos meramente cons-
35
Dada la complejidad de la climatizacin de los museos, la Direccin General de Bellas Artes y Bienes Culturales viene solicitando en los ltimos concursos de redaccin de proyecto arquitectnico la integracin en el equipo
redactor de ingenieros o especialistas en instalaciones de este tipo (por ejemplo, el Museo de Cceres o el Museo Nacional de Etnografa, entre otros).
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Figura 11. Museo del Traje y Centro de Interpretacin del Patrimonio Etnogrfico, Madrid. El proyecto museogrfico y la calidad del espacio se adecuan a las exigencias de conservacin de las colecciones. Foto: M. A. Otero
/ Ministerio de Cultura, 2004.
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La programacin de los espacios pblicos con colecciones: salas de exposicin permanente y salas de exposicin temporal
rrecta visualizacin y el confort del espectador. Adems, la interpretacin del objeto exigir un anlisis del color de la luz (expresado a travs de la temperatura de color) apropiada para cada pieza e,
incluso, en ocasiones, de las cualidades de la luz
con que el artista realiz su trabajo para entender
las necesidades actuales de su visionado (Celma,
1998; Forlini, 2008). Aspectos como la altura de salas, distancias y superficies de reflexin, materiales
y acabados arquitectnicos (por ejemplo, los pesados artesonados de los edificios histricos) condicionan la percepcin de la luz, obligando a soluciones lumnicas especficas para cada edificio
(Casal, 1984; Jimnez Torrecillas, 2009).
visitante. Esta dependencia es especialmente importante en los museos de Bellas Artes, donde el marco arquitectnico se convierte en el principal elemento escenogrfico. De hecho para Prez Valencia, la importancia
de color en la escena expositiva es tal que llega a condicionar totalmente la lectura que el espectador hace
del espacio, ya que de l () depende la recreacin
de sensaciones respecto a la lectura individual de las
piezas y del conjunto expositivo (Prez Valencia, 2007:
101). Los acabados, por tanto, sirven de fondo a las piezas expuestas y condicionan su percepcin.
As, las paredes claras se han entendido desde los
movimientos constructivistas, Stilj y la Bauhaus como
un soporte neutro, asptico y homogneo que no entra en conflicto con la obra de arte (Rico, 1999). A pesar de que en casi todos los museos se han elegido colores poco estridentes, algunas experiencias (caso de
las British Galleries del Victoria and Albert Museum;
Medlam, 2004) abogan por un uso ms atrevido del
color como recurso para combatir la monotona de las
presentaciones convencionales. El cambio de colores,
texturas y diseos en los paramentos fomentan el ritmo, incluso en edificios histricos de ambiente, en los
que el color general puede utilizarse como un recurso museogrfico y comunicativo (Figura 12).
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Figura 12. El color como recurso museogrfico en el Museo Nacional del Romanticismo. Arq. G. Snchez Hevia. Foto: Museo Nacional de Romanticismo, 2009.
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Por otra parte, se tendr en cuenta que los acabados arquitectnicos en edificios histricos suelen presentar diseos, brillos, etc., que condicionan el resultado (por ejemplo, el Museo Nacional del Prado, con
los mrmoles geomtricos del edificio Villanueva), especialmente en aquellas presentaciones en las que el
suelo se convierte en pedestal directo de la obra. Por
ello, algunos autores, como Prez Valencia (2007), abogan por la panelacin para ocultar el pavimento y eliminar interferencias, solucin como hemos visto inevitable en muchas de las amortizaciones de edificios
patrimoniales como museos (vanse el Museo de Bellas Artes de Granada Jimnez Torrecillas, 2009 o el
Museo Nacional Colegio de San Gregorio Nieto y Sobejano, 2008). Otros autores por el contrario, critican el aspecto de museos de pladur (Layuno, 2004:
203) que ofrecen muchas salas de exposicin actuales,
debido al abuso de este tipo de soluciones; sin olvidar
la alteracin de la proporcin original del espacio que
puede suponer el revestimiento interior del edificio
Con estas premisas de partida, citamos a continuacin algunas claves referidas al tratamiento de los acabados en el programa arquitectnico. A ello se une,
lgicamente, el cumplimiento de las correspondientes
normativas, especialmente estrictas en lo referido a utilizacin de materiales ignfugos en espacios pblicos, o las prescripciones en vigor contra la emisiones
de compuestos orgnicos voltiles en pinturas y barnices (RD 227/2006; Fernndez et. al., 2008).
Representatividad de los espacios
Como norma general, deber solicitarse para estos espacios pblicos la utilizacin de materiales acordes
con su especial condicin de espacio pblico. Este criterio suele suponer la utilizacin de materiales opulentos (Museo Nacional del Prado; Ministerio de Cultura, 2007; Lpez, 2007); en el caso de las salas de
exposicin temporal, los acabados tendrn un carcter ms asptico, neutro y efmero, primndose la
facilidad de reposicin sobre cualquier otro criterio.
La conservacin preventiva
El programa recordar la necesidad de utilizar materiales apropiados desde el punto de vista de la conservacin preventiva (limitacin de emisiones nocivas, atencin a las migraciones de elementos de los materiales,
posibles abrasiones, etc.). Adems de atenderse a las
recomendaciones existentes sobre el uso de determi-
nados materiales constitutivos en funcin de sus caractersticas qumicas (existen listados con indicaciones al
respecto, por ejemplo, Ttreault, 1994; Maximea, 2002,
etc.), se limitarn los elementos fsicos (tales como aristas) que pueda poner en peligro la integridad de las
colecciones. Los acabados de suelos y paredes facilitarn el trnsito seguro de bienes culturales.
Posibilidad de reposicin
Se insistir en la necesidad de garantizar un gasto futuro de reposicin adecuado a las posibilidades del museo, atendiendo a los medios tcnicos y al personal necesario para ello. En el caso de las salas de exposicin
temporal, se solicitar la utilizacin de acabados (poliuretano, epoxi, etc.; Prez Valencia, 2007) resistentes
al roce y humedades, lavables, neutros y adaptables a
los distintos montajes; para ello, ser importante que
permitan la fcil regularizacin mediante pintura, la adhesin y retirada de vinilos, etc. Ya hemos comentado cmo el panelado resulta un recurso habitual.
Por ltimo, una breve alusin a las salas de investigacin, espacios que, como anotbamos anteriormente, comparten unas exigencias de seguridad mximas (por tratarse de espacios con colecciones) y cuya
ubicacin debe quedar adecuadamente inscrita en los
circuitos de control y comunicacin interna del museo, pero vinculada a su vez con los espacios de reserva. La naturaleza de las colecciones puede requerir la multiplicacin de estas salas previendo situaciones
diferenciadas: colecciones voluminosas que requieran
consulta in situ en los propios almacenes (pensemos
en una escultura); colecciones arqueolgicas abundantes y de nuevo ingreso que requieran lavado y clasificado (zona hmeda, espacios amplios para remontajes, acabados especiales de fcil limpieza); colecciones
de bellas artes o artes decorativas que permitan un fcil traslado hasta espacios de investigacin vinculados
a las zonas de trabajo internas del museo, etc. Sin olvidar todas las exigencias de estas salas como espacio
de trabajo: buena iluminacin (natural si es posible) y
conexiones elctricas, telefnicas e informticas, adems de una adecuada climatizacin.
En definitiva, una estrecha relacin entre el programa arquitectnico de las reas pblicas con colecciones con el programa expositivo, una necesidad de meditacin sobre la articulacin de estos espacios con el
resto de reas pblicas y con las zonas internas que le
dan servicio, una especial responsabilidad en la seguridad de las colecciones y en el confort del visitante,
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as como en la percepcin que ste adquiere de la institucin que visita. Instalaciones, acabados, forma de
las salas, recorridos, integracin de elementos patrimoniales, luz natural y artificial, se convierten en elementos sustanciales del diseo, de la percepcin y
comprensin de las colecciones y de la imagen que el
museo proyecta en la sociedad.
Bibliografa
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La programacin de los espacios pblicos con colecciones: salas de exposicin permanente y salas de exposicin temporal
SANMARTN MONTILLA, C. (2007): Museo Arqueolgico de Sevilla. Plan Museolgico. Documento indito,
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Resumen
La clasificacin tradicional entre espacios pblicos e
internos ha dado paso, en los ltimos aos, a la clasificacin basada en el cruce de dos criterios fundamentales: la existencia o no de bienes culturales
y la presencia o no de pblico, dando lugar a cuatro categoras de espacios. Nos referiremos a la tercera de estas categoras: los espacios que integran el
rea interna con colecciones, que precisa instalaciones especficas junto a los requerimientos de seguridad de los trabajadores y a las necesidades de conservacin para los bienes culturales. En su diseo
siempre debe prevalecer la funcionalidad del espacio sobre las cuestiones estticas. A pesar de que actualmente la mayor parte de los fondos de los museos se encuentran en las reas de reserva, persiste
la inversin econmica desigual entre los espacios
visibles y los no visibles del museo. Revisaremos los
espacios de recepcin de bienes culturales: el muelle de carga y sus espacios asociados. Veremos c-
mo deben ser las vas de circulacin, los rasgos bsicos de los laboratorios de restauracin y las caractersticas de las reas de almacenamiento.
Palabras clave
rea interna con colecciones; conservacin; rea de
recepcin de bienes culturales; laboratorio de restauracin; salas de reserva
Abstract
Over the past ten years, the traditional division between public and internal spaces was replaced by the classification based upon two main criteria: the presence
or not of cultural items and the presence or not of
visitors. This approach resulted in four categories of
spaces. We will refer here to the third of these categories: the spaces devoted to the internal areas with co-
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Keywords
Internal areas with collections; conservation; reception
area for cultural items; conservation lab; storage areas
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taller, que aplica frmulas secretas para devolver el esplendor a la obra de arte. El restaurador es un tcnico, que trabaja en equipo con el resto de los profesionales del museo, al servicio de la funcin de
conservacin de las colecciones y en comunicacin,
siquiera sea virtual, con el resto de la comunidad tcnica internacional. Su lugar principal de trabajo, el
laboratorio, es un espacio abierto, dotado de equipamiento para el anlisis cientfico de los materiales, el
estudio de las tcnicas de fabricacin y de los procesos de deterioro.
Con respecto al concepto de almacn o reserva de colecciones, algunos profesionales consideran
peyorativo el empleo del trmino almacn, arguyendo que un almacn en el museo tradicional albergaba objetos no siempre pertenecientes a los fondos
museogrficos, sino todo tipo de cachivaches. Tales
autores consideran ms preciso el trmino reas de
reserva o reserva de colecciones ya que, efectivamente, en estos lugares se mantienen en reserva objetos que podrn o no formar parte de las reas de
exposicin.
En mi opinin, no es tan relevante la utilizacin de
uno u otro trmino, por lo que emplear indistintamente ambos en estas pginas.
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Muelle de carga
Es el nico acceso de la institucin por el que entran
o salen los bienes culturales. Es importante que el muelle de carga se encuentre sobrealzado, de modo que
quede enrasado con la boca de la bodega de los camiones, ya que no todos disponen de trampilla elevadora. Debe ser un espacio cubierto, con una cubierta
suficiente al menos para cubrir el ltimo tercio de la
trasera del camin. De este modo las operaciones de
carga y descarga no estarn expuestas a las inclemencias del tiempo. Debe ser un espacio amplio, con una
altura mnima superior a 4,80 m. y una anchura de,
al menos, 5,20 m. (el doble de un camin capiton),
para que puedan abrirse las puertas del camin con
holgura (Figura 3).
Algunos muelles de carga estn provistos de sistemas de extraccin de gases para absorber los humos
del camin mientras la plataforma elevadora est en
funcionamiento. No obstante, es ms sensato que en
el muelle dispongamos de un enchufe trifsico; de este modo podremos enchufar el cable de la plataforma
elevadora y no ser necesario tener el camin en marcha mientras utilizamos la plataforma. El pavimento
del muelle debe ser muy plano, sin obstculos de ningn tipo, que permita el deslizamiento suave de los
carros de transporte y facilite el movimiento de los
operarios. Tambin hay que tener en cuenta que los
camiones de dos mdulos no suelen disponer de plataforma elevadora en el tramo trasero. Por ello, si el
muelle no fuera sobrealzado, es interesante disponer
en esta zona de un puente hidrulico elevador para
facilitar las labores de carga y descarga en estos casos.
El muelle de carga debe contar con un montacargas
de acceso directo a las reas de reserva o almacenes de
bienes culturales y tiene que estar directamente conectado con la zona de cuarentena y la sala de trnsito. Con
el fin de evitar que durante las labores de carga y descarga se produzca un desequilibrio en las condiciones
ambientales de los almacenes ms cercanos, conviene
implementar mecanismos de apertura y cierre automtico en las puertas del muelle de carga que dan paso a la zona de cuarentena y al almacn de trnsito.
Almacn de trnsito
Se trata de un rea especfica, concebida para estancias cortas de obras que esperan su ubicacin definitiva y, si no existe un espacio especfico para ello, tambin servir para el almacenamiento provisional de
cajas de embalaje y las tareas de embalaje/desembalaje (Figura 4). Debido a la importancia de mantener
en esta sala unas condiciones ambientales estables, es
fundamental que est dotada de doble puerta, puesto
que, al igual que la sala de cuarentena, se encuentra
cerca del exterior y es por lo tanto ms vulnerable a
los cambios del clima. Debe poder cumplir varias funciones, por lo que el espacio estar compartimentado
y dotado para permitir las siguientes actividades:
1. Servir de espacio de aclimatacin de las cajas cerradas que ingresan en el museo (con destino a
una exposicin temporal) o van a salir de l (a
una exposicin temporal fuera del museo). Para
evitar que la apertura de la caja recin llegada
provoque un cambio brusco en las condiciones
termohigromtricas de la obra efecto choque
se recomienda que las cajas recin llegadas permanezcan cerradas durante al menos 24 horas.
Ello permitir una acomodacin ms suave de la
obra a las condiciones ambientales del lugar de
destino. No es algo necesario en todos los casos,
pero es importante tenerlo previsto.
2. Permitir el embalaje y/o desembalaje de objetos entrantes o salientes.
3. Permitir el almacenamiento provisional de cajas
de embalaje que no pertenecen a la institucin
(embalajes de los objetos venidos en prstamo).
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Zona de cuarentena
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Figura 5. Circulacin vertical deficiente en las escaleras del Museo Nacional de Artes Decorativas, en el que no existe montacargas. Foto: Museo
Nacional de Artes Decorativas.
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Las peculiares caractersticas de un laboratorio de restauracin hacen aconsejable que se cuente con las
aportaciones y consejos de un conservador-restaurador desde el principio. En trminos de espacio necesario y de dimensiones de las superficies de trabajo,
un laboratorio de restauracin tiene poco que ver con
el resto de categoras de laboratorios cientficos. El espacio necesario para las operaciones de examen, limpieza mecnica o lavado de los bienes culturales es,
evidentemente, proporcional a su tamao, pero hay
que contar adems con un espacio mnimo de deambulacin de unos 60 cm. alrededor de cada encimera
de trabajo. Es decir, que la normativa relativa a m2/espacio libre por persona prev mayor espacio que el
requerido para oficinas o laboratorios convencionales.
El sistema de aire acondicionado debe ser independiente del resto del edificio para evitar la transferencia de gases hacia otras zonas del museo.
Tradicionalmente, los laboratorios se han sectorizado en dos reas bsicas:
1. Zona hmeda, donde se llevan a cabo las labores con agua en pilas y cubetas de lavado, con
el suministro de agua correspondiente y el equipo de filtrado y desmineralizacin de la misma.
Figura 6. Laboratorio de restauracin del Museo Monogrfico y Necrpolis
Pnica del Puig des Molins, Ibiza. Foto: Ministerio de Cultura.
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Figura 8. Laboratorio de restauracin del Museo Nacional de Artes Decorativas: armario de seguridad para txicos. Foto: Museo Nacional de Artes
Decorativas.
Figura 7. Laboratorio de restauracin del Museo Nacional de Artes Decorativas: detalle del tubo extractor. Foto: Museo Nacional de Artes Decorativas.
3. Las paredes entre encimera y armario debern estar cubiertas con baldosa fcilmente perforable.
4. Todas las encimeras contarn con placas de enchufes dobles con toma de fuerza, a razn de
una placa por metro lineal.
5. El pavimento ser de resina sinttica con tratamiento antideslizante.
6. Todos los puestos de trabajo contarn con tubo extractor (trompa de elefante) (Figura 7) y enchufe colgante con toma de fuerza anclado al techo.
7. Todas las luminarias sobre puestos de trabajo sern fluorescentes compactos (con filtro anti-UV)
suspendidos del techo y regulables en altura.
8. Existirn armarios de seguridad segn la normativa vigente para el almacenamiento de cidos,
bases y productos inflamables (Figura 8).
9. Estarn provistos de colector de residuos txicos
slidos y lquidos (previsin de desalojo de sustancias txicas para su traslado a las plantas de
tratamiento).
Los sistemas de extraccin han de ser especficos e individuales (tubo extractor tipo trompa de elefante sobre cada puesto de trabajo), conectados a un circuito
separado del resto del edificio. Existirn cmaras de
consolidacin y/o barnizado con potentes sistemas de
extraccin, as como colectores de residuos txicos para su fcil traslado a los puntos de tratamiento fuera
de la institucin. Los productos txicos e inflamables
deben guardarse, como se ha comentado, en armarios
cerrados siguiendo la normativa vigente (en Espaa,
sta dicta un armario para cidos y bases y otro para
productos inflamables).
Los aseos, que estarn contiguos al laboratorio, deben contar con ducha instalada en muro alicatado y
con mampara plstica. El lavaojos grifo especial para el lavado de los ojos es preferible instalarlo en la
zona hmeda dentro del laboratorio, ya que en caso
de intoxicacin ocular es fundamental la inmediatez
en el lavado. Habr un espacio sealado para guardar
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requerimientos de accesibilidad en funcin de dos factores: la usabilidad de las colecciones (mayor facilidad de acceso para los que se prev mayor movimiento) y el Plan de Emergencia de Colecciones (mayor
facilidad de acceso para los objetos prioritarios de extraer en caso de emergencia).
Equipamiento
Condiciones ambientales y lumnicas
Todos los sistemas e instalaciones deben estar sectorizados. Lo ideal es contar con un sistema de climatizacin integral HVAC (Heating and Ventilation Air
Conditioning), dotado de filtros HEPA (High Efficiency
Particulates and Air) para la retencin de contaminantes slidos y gaseosos. Este sistema deber estar preparado para funcionar de manera continuada durante
24 horas al da los 365 das del ao y sectorizado para mantener diferentes consignas estacionales segn
los espacios. El coste del mantenimiento del sistema
de climatizacin resultar inversamente proporcional
a la capacidad de los materiales de construccin del
edificio para actuar como aislantes de las condiciones
exteriores, por lo que lo ms sensato es que los muros del almacn estn adecuadamente aislados. Para
el seguimiento de las condiciones medioambientales
es necesario utilizar un sistema integrado de adquisicin de datos por telemetra (equipo base, repetidores y sensores, que integrarn medicin de HR, temperatura y, en su caso, luxes y microvatios/lumen), que
pueda ser operado desde los laboratorios del departamento de conservacin.
Como norma general, los almacenes deben carecer
de luz natural y la iluminacin artificial estar tambin
sectorizada para asegurarnos de que slo est encendida en el lugar en el que se est trabajando.
En previsin de posibles inundaciones, todos los
objetos en el almacn deben estar situados a una distancia mnima de 20-25 cm. del suelo, lo que significa
que todo el mobiliario debe tener en cuenta esta previsin (rejillas metlicas, armarios, plataformas, compactos, estanteras, etc.).
Sistemas de almacenamiento y mobiliario bsico
Los sistemas bsicos de almacenamiento se han ido
determinando fundamentalmente en funcin de materiales y formatos de colecciones. Aunque las posibilidades son bastante amplias, podemos clasificar los sis-
Figura 9. Mobiliario de almacn en el Birmingham Museum of Art, Alabama, EE.UU.: muebles compactos para tejidos de gran formato en soportes cilndricos. Foto: P. Muoz-Campos.
temas en varios grupos en funcin del mtodo empleado para la estabilizacin del objeto en el espacio, con
algunos ejemplos concretos:
1. Posado: plataformas, armarios, estanteras. Para
escultura, objetos, mobiliario.
2. Suspendido por los extremos: soportes cilndricos (Figura 9). Pueden ser fabricados industrialmente (armarios) o no (estanteras con barras
metlicas o soportes metlicos forjados que se
anclan a pared). Para objetos textiles enrollados de mediano y gran formato.
3. Colgado del techo: soportes especiales anclados
a techo (para lmparas, por ejemplo).
4. Colgado por la parte trasera del objeto: pintura
y obra bidimensional enmarcada o sobre bastidor (lienzos, marcos, fotografas, tejidos enmarcados, etc.).
5. Inmovilizado en cajeado: contenedores forrados
de material de amortiguacin cajeado a la medida de la obra (objetos pequeos, tales como joyas, monetarios, ejemplares de historia natural).
Respecto del mobiliario especfico diseado para
colecciones de museos, existen en el mercado diversas opciones con rangos de precios y calidades, aunque tambin pueden utilizarse armarios y estanteras
de uso industrial convencional, teniendo en cuenta determinadas consideraciones (Figuras 10 y 11). Citamos
a continuacin algunos ejemplos y sus usos ms aconsejables:
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Estanteras abiertas regulables de metal, de distintas anchuras y alturas, con baldas que se fijan
en bastidores de metal perforados. Son tiles para colecciones compuestas de materiales varios,
siempre que el almacn sea hermtico, est climatizado y cuente con sistemas de ventilacin artificial filtrada. Pueden protegerse del polvo con
tapas de tela ancladas con velcro.
Las rejillas plsticas se utilizan como estantes intermedios insertables en muchos tipos de estanteras. Nos sirven para guardar objetos ligeros y
que necesiten buena ventilacin (cestera y otros
materiales etnogrficos, por ejemplo).
Mdulos o armarios con gavetas o cajones de muy
poca profundidad (planeros). Son interesantes para guardar objetos planos y que no se deban apilar (tejidos planos, grabados o dibujos).
Se emplean rejillas metlicas deslizantes sobre
guas para el almacenamiento de cuadros o tablas, espejos y otros objetos enmarcados. Se trata del sistema conocido coloquialmente como
peines (Figura 12). Existen diferencias en cuanto a la direccin de deslizamiento (en sentido
transversal o longitudinal al peine), el sistema de
accionamiento (mecnico-manual o automatizado), el modo de cerramiento (juntas de goma, de
polister), los tipos de rejilla (sencilla, doble, ms
o menos tupida) y la tcnica de anclaje (a suelo
o techo, o ambos). Cuando los objetos a colgar
son muy pesados, es mejor que las rejillas estn
ancladas a pared, en lugar de ser deslizantes.
Podemos optar por plataformas con ruedas enmoquetadas en el caso de almacenar grandes piezas de mobiliario, instrumentos musicales o esculturas grandes. Las ruedas tendrn sistema de
freno y capacidad para soportar las cargas previstas sin deteriorarse.
Finalmente, hemos de mencionar el sistema de
almacenaje mvil de alta densidad, coloquialmente conocido como sistema de compactos.
Aunque la inversin inicial es algo ms alta cada vez menos, debido a la demanda creciente
en museos, archivos y bibliotecas y debemos
prever la resistencia del forjado por su elevado peso, es el sistema ms eficaz, til y rentable cuando se dispone de poca superficie, y permite multiplicar el espacio en el caso de
crecimiento.
Con este tipo de mobiliario de almacn, las ventajas son numerosas:
Necesitamos un solo pasillo para deambular, ya
que son los mdulos los que se desplazan sobre guas.
El cerramiento es compacto y puede incluir sistema de seguridad.
Es hermtico (anti-suciedad), si as lo deseamos.
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La programacin de los espacios internos con colecciones: reas de recepcin de bienes culturales, laboratorios de restauracin y almacenes
en consonancia con la austeridad econmica, el cambio climtico y el estudio contrastado de los efectos sobre los distintos materiales constitutivos de los
objetos.
Las soluciones arquitectnicas para la programacin de espacios internos deben favorecer la instalacin de equipamientos compatibles con la sostenibilidad de los edificios, lo que significa incorporar una
visin de futuro que tenga en cuenta, adems de la
preservacin de los bienes culturales y la seguridad
y eficacia de las tareas que han de llevar a cabo los
trabajadores, los recursos econmicos de la institucin
a largo plazo.
Bibliografa
Figura 12. Sistema de almacenaje mvil de alta densidad (peines) en la planta segunda del Museo Nacional de Artes Decorativas. Foto: Museo Nacional
de Artes Decorativas.
Conclusin
La evolucin de los planteamientos del trazado de los
espacios internos del museo ha pasado por diferentes
fases acordes con el devenir de la arquitectura y la evolucin de la teora museolgica. Dos hitos destacan, a
nuestro juicio, en este camino. Del primero hemos hablado al inicio de este texto: la introduccin del criterio cruzado pblico / bienes culturales como factores para la sectorizacin de espacios. El segundo hito
se inserta en el desarrollo de los planteamientos ms
vanguardistas de conservacin preventiva en el mundo globalizado. Ello ha supuesto la transformacin de
las rgidas posturas de estndares medioambientales
imperantes en el ltimo cuarto del siglo XX hacia la
ms sensata aproximacin actual, que propone rangos
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Resumen
Abstract
One of the most unknown areas of the Museum is, undoubtedly, the internal area at the back stage of the
collection rooms. This article focuses on the importance of developing an adequate planning for this area,
in parallel to that of other museum spaces. A functional description of all, the general and specific, requirements that must be met for offices, working rooms
as well as facilities and maintenance areas is included here.
Palabras clave
Keywords
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El buque insignia de la cultura espaola. Con esta denominacin se refieren a menudo los medios de comunicacin al Museo Nacional del Prado o a otras instituciones musesticas relevantes. Si reflexionamos, nos
daremos cuenta de que ese buque tiene un capitn,
una tripulacin y unos motores que lo guan y sostienen para desarrollar sus funciones y que todos ellos
se alojan en unos lugares concretos del edificio. As
pues, valga este smil para definir el rea interna sin
bienes culturales como ese lugar donde se ejerce la
actividad diaria de direccin de la institucin; la gestin de las colecciones, as como una parte importante de su investigacin y estudio; la planificacin y
organizacin de actividades e, incluso, algunos momentos de asueto del personal. Adems de esta tarea
de mando y tripulacin de la nave, estos espacios sirven para albergar los motores fsicos de la institucin,
es decir, las instalaciones de electricidad, climatizacin,
seguridad, etc., indispensables todas ellas para el funcionamiento del museo.
En esta rea interna donde el pblico visitante no
puede acceder y donde tampoco encontraremos bienes culturales, no es preciso conseguir unas condiciones de control ambiental muy rigurosas, ni tampoco
de seguridad y conservacin de las colecciones. Aunque esto no significa que esta zona no requiera ciertas condiciones especficas como son la flexibilidad,
la facilidad en las comunicaciones, la comodidad y la
seguridad para los trabajadores y las instalaciones.
Cul es la situacin ms habitual en los museos?
Tradicionalmente y, en trminos generales, el rea interna ha sido la menos favorecida en la arquitectura
de museos. Si nos retrotraemos a los museos de principios y mediados del siglo XX, veremos cmo la configuracin de sus espacios internos se reduca a una
pequea superficie destinada a los despachos y stos, en muchos casos, apenas eran el despacho de direccin y un administrador, el espacio destinado a archivo y biblioteca y, finalmente, el sitio indispensable
para cobijar las calderas del sistema de calefaccin.
Respecto a su ubicacin, en la gran mayora de los
casos se situaban en las partes menos nobles de los
edificios. As, las plantas stano y bajo-cubierta han sido, y continan siendo, la ubicacin ms habitual. Ni
que decir tiene que las condiciones de estos espacios no han sido las ms adecuadas para garantizar
la seguridad y salud de los trabajadores, puesto que
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
lados realizados desde el edificio de Sabatini a las plantas altas del edificio de exposiciones temporales diseado por Jean Nouvel en el caso del Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofa (MNCARS) y la conversin
del Casn del Buen Retiro decorado con frescos de
Luca Giordano en el Centro de Estudios del Prado, de
modo que en este singular edificio se aglutinan todos
los despachos de las reas cientfico-tcnicas del Museo Nacional del Prado (Figura 1).
Por otra parte, y a partir de la actual normativa en
cuanto a prevencin de riesgos laborales y medidas
de seguridad y salud en el trabajo, los espacios destinados al personal de atencin al pblico, vigilancia,
mantenimiento y limpieza estn siendo objeto de una
especial atencin tanto en el momento de la programacin de sus necesidades como en la respuesta arquitectnica. Estos espacios, en el caso de museos
de nueva planta o en aquellos edificios histricos que
se adapten en la actualidad al uso como museo, suelen ser de fcil implantacin; en el caso de los museos ubicados desde tiempo atrs en edificios histricos
y sin posibilidad de ampliacin suponen un gran reto
por lo que, con frecuencia, sigue siendo necesario
adaptar espacios poco adecuados pero, desgraciadamente, los nicos disponibles. As, encontramos ejemplos de intervenciones parciales y recientes en algunos museos de titularidad estatal como son el Museo
Nacional del Romanticismo y el Museo Cerralbo, en
cuyas respectivas plantas stano y semistano se han
habilitado, entre otros servicios, sala de descanso, aseos y vestuarios para el personal (Figura 2).
Figura 2. Sala de descanso en planta stano. Museo Nacional del Romanticismo, Madrid. Foto: B. Padilla, 2008.
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estos espacios resulte til y sencillo, el confort en cuanto a sus proporciones, equipamientos y condiciones ambientales y lumnicas y, finalmente, la seguridad de las
instalaciones y, por tanto, de los propios trabajadores.
Por ello y, para que el arquitecto pueda proyectar
todas las zonas necesarias y ubicarlas en el lugar ms
adecuado, es fundamental disponer de una herramienta que, en forma de programa de necesidades, exponga los requisitos de estas reas en funcin del uso previsto y el nmero de trabajadores.
Otro tanto sucede con los lugares indispensables
para alojar las instalaciones y los espacios de mantenimiento. En bastantes ocasiones, la opinin del tcnico de museos puede quedar diluida ante el conocimiento y experiencia de los ingenieros y tcnicos de
mantenimiento, as como por los propios requisitos y
especificaciones de las instalaciones. Pese a ello, el
equipo del centro siempre debe hacer sus apreciaciones al respecto y, sobre todo, sealar aquellos requisitos que con respecto a otras reas deben cumplir estas zonas de instalaciones. Esta participacin de los
tcnicos, si bien es aconsejable en un proyecto de nueva planta, se hace imprescindible en las intervenciones en aquellos museos instalados en un edificio histrico pues, aunque exista una proteccin legal que
es indispensable respetar, la funcin de los facultativos del museo ser bsica para aportar la documentacin precisa para determinadas actuaciones, as como
para supervisar y controlar el respeto por aquellos elementos arquitectnicos del inmueble que resulten intocables por su valor histrico y/o artstico.
Respecto a la planificacin de la zona interna no existe un modelo o esquema de aplicacin universal. Como sabemos, cada proyecto de construccin, adecuacin o rehabilitacin de un museo deber adaptarse a
las propias caractersticas del centro: el tamao, la misin, los requerimientos de sus colecciones, el personal
del que dispone, etc. Por estos motivos, habr que recurrir al documento gua de la institucin, es decir, al
Plan Museolgico. Si bien todos los programas del plan
estn ntimamente relacionados con el arquitectnico,
en el caso concreto de las reas internas sin bienes culturales, se hace espacialmente importante el buen desarrollo de los programas de seguridad y, sobre todo, de
recursos humanos, determinante a la hora de planificar
estos espacios. Si no conocemos de qu personal se dispone para desarrollar las distintas funciones encomendadas al museo, la tarea de prever los espacios necesarios puede ser ardua y, en ocasiones, no llegar a
satisfacer las necesidades reales.
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
Figura 3. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa, Madrid. Nuevas oficinas en el edificio Nouvel. Son espacios amplios y difanos, modulados mediante el mobiliario. Foto: D. Muoz.
decir, realizar una fase previa de diagnstico y anlisis como seala la publicacin Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico (VV.AA., 2005). En cuanto a las necesidades del personal, la tarea de anlisis
y programacin corresponder tanto al jefe de recursos humanos, como al director y al gerente de la institucin, con el apoyo de cuantos otros tcnicos del
museo estimen conveniente. Lo ideal sera formar un
equipo donde estn representados los distintos grupos profesionales, coordinados por el responsable
de la planificacin general del museo. Asimismo, en
este primer anlisis, se cuantificar el nmero de trabajadores y se reflexionar sobre las funciones y tareas concretas de cada puesto de trabajo. No son los mismos espacios, ni los mismos requisitos los que debe
satisfacer el despacho destinado a la direccin del museo, que el espacio de trabajo para tcnicos o personal administrativo, o el del encargado de puesto de
control de seguridad, ya que stos desarrollan toda su
jornada laboral en el mismo lugar, frente a los requerimientos que puedan tener otros colectivos como son
el personal de sala encargado de la atencin al pblico y vigilancia de los bienes culturales, o el responsable de mantenimiento, o los operarios de movimiento de obras que circulan por distintas zonas del
museo a lo largo de toda su jornada laboral.
A continuacin y como segundo paso, este equipo
de trabajo o comisin se encargar de detallar con claridad todos los espacios precisos y sus requerimientos, tanto a nivel de superficies, como de distribucin,
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
accidentes. As, en la seleccin de pavimentos habr que evitar los suelos resbaladizos o que ocasionen excesivo ruido y limitar al mximo el uso
de moquetas ya que no favorecen las condiciones higinicas y suponen un gran riesgo de incendio por lo que, en caso de instalarse, debern
ser ignfugas; las superficies de paramentos y techos debern ser lisas para facilitar su limpieza;
tambin deber evitarse el uso de puertas y tabiques de vidrio ya que podran ser causa de accidentes y, en el caso de utilizarlos, habr que dotarlos de sistemas de proteccin que impidan las
roturas y debern estar debidamente sealizados;
las ventanas es preferible que sean practicables
para favorecer la ventilacin y debern ir provistas de elementos protectores de radiacin solar
(filtros UVA) y deslumbramientos como puedan
ser estores y persianas.
Dimensiones. Respecto al tamao de los espacios
de trabajo, servicios higinicos y locales de descanso, la legislacin espaola establece que la superficie libre por cada trabajador ser de 2 m2. Esta disposicin que, si bien en museos de nueva
planta puede ser fcilmente aplicable, en los edificios histricos adaptados como museos tropieza con la gran dificultad de alcanzar la superficie
requerida, mxime cuando las plantillas de trabajadores se incrementan cada vez ms, sin posibilidad de aumento de la superficie til. Sin embargo, la imposibilidad de proporcionar la superficie
mnima requerida puede generar hacinamiento y
molestias diversas (la limitacin de los movimientos de los trabajadores, el exceso de ruido que
dificulta la concentracin, la imposibilidad de instalar el mobiliario adecuado mesas pequeas,
archivos, etc. , la dificultad para instalar taquillas individuales en los vestuarios, etc.) que deberan subsanarse en la medida de lo posible.
Por otra parte y, en relacin con la altura de los
techos, la legislacin determina que las oficinas
y despachos debern tener una altura mnima de
2,5 m. No obstante, una tendencia generalizada
en los museos es el aprovechamiento de espacios
bajo cubierta, en ocasiones abuhardillados. Esta
solucin, que busca la rentabilidad de los espacios siempre escasos de los museos, puede llegar
a ocasionar incomodidades en los trabajadores,
por lo que lo aconsejable sera delimitar la zona
de trabajo en estos espacios abuhardillados, ocupando slo como rea de trabajo las zonas a par-
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Respecto a las comunicaciones verticales, y segn normativa, las escaleras tendrn una anchura mnima de un metro, salvo las de servicio, que,
en determinadas circunstancias, podrn llegar a
tener tan slo 55 cm. Tanto escaleras como rampas debern estar dotadas de pasamanos y/o barandillas con proteccin que impidan el deslizamiento por debajo de las mismas. Adems, el
pavimento no ser resbaladizo o, en todo caso,
dispondr de elementos antideslizantes.
En cuanto a los ascensores, debern ir provistos
de dispositivos de control de sobrecarga, sistemas
de alarma y un sistema de comunicacin bidireccional que permita la comunicacin con un servicio de intervencin rpida ante cualquier incidente. Adems, los rganos de mando (las
comnmente denominadas botoneras) debern
ser inteligibles por personas con discapacidades
sensoriales.
Iluminacin. Es otro de los factores que ha de
tenerse muy en cuenta en la planificacin de los
espacios internos y, por supuesto, deber adaptarse a las caractersticas de las actividades que
en ellos se desarrollen. Siempre que sea posible
deber ser natural, especialmente en aquellas zonas donde se realizan actividades a lo largo de
toda la jornada laboral (despachos y oficinas). La
iluminacin natural se completar con luz artificial general y, de manera localizada, cuando se
requieran niveles de iluminacin ms elevados.
Otro de los aspectos que han de cuidarse en la
distribucin de la iluminacin, es que sta sea lo
ms uniforme posible, evitando tanto las zonas
en penumbra como los deslumbramientos.
Condiciones ambientales. Otra cuestin muy significativa, ya que garantizar el confort de los trabajadores. En este sentido, habr que conseguir
una ventilacin regular, preferiblemente de modo natural, por lo que las ventanas debern ser
practicables. Si esto no fuese posible, el propio
sistema de climatizacin deber renovar el aire
con regularidad. Aunque el control de temperatura y humedad no tendr que ser tan estricto como en las reas con bienes culturales, evidentemente ser necesario disponer de unas
condiciones adecuadas, en funcin del tipo de
trabajo que se desarrolle. En trminos generales, podemos decir que la temperatura oscilar
entre 17 C y 27 C, mientras que la humedad relativa estar entre el 30% y el 70%.
Condiciones de seguridad y evacuacin. Sobre esta cuestin existe una amplsima normativa a la que
no haremos referencia detallada. No obstante, es
preciso sealar una serie de cuestiones generales
que debern ser tenidas en cuenta en la programacin. Por ejemplo, tanto las vas como las salidas
de evacuacin debern desembocar lo ms directamente posible en el exterior o en una zona de
seguridad. Este hecho, que parece lgico y necesario, se enfrenta a la realidad de esos edificios que
se adaptan para museos pero que en origen estaban concebidos para otros usos (palacetes, iglesias,
etc.). En estos casos, el cumplimento de la normativa se encuentra con evidentes dificultades y el
reto de los arquitectos ser hallar el equilibrio necesario para garantizar el respeto al edificio pero,
tambin, a las condiciones de seguridad de los trabajadores y pblico general. Por otra parte, y ya
durante el normal funcionamiento del museo, la
seguridad de los usuarios ser responsabilidad de
todo el personal, en general, y del director y el jefe de seguridad, en concreto. En este sentido, debemos recordar que todas las salidas y vas de evacuacin requieren estar correctamente sealizadas
y permanecer expeditas, es decir, libres de objetos
que las obstruyan. Y en este punto creo que muchos tcnicos recordaremos imgenes de algunos
pasillos que, en determinadas circunstancias y momentneamente, acumulan diversos objetos sin orden (como cajas y embalajes, elementos procedentes de desmontajes de exposiciones temporales,
etc.), obstaculizando dichas salidas.
Otro de los requisitos generales a satisfacer es que
los espacios estn equipados con los dispositivos
adecuados para la deteccin y extincin de incendios (extintores y BIES4), los cuales debern estar
correctamente sealizados y en condiciones de
uso, megafona, planos de situacin de las salidas
de emergencia e iluminacin de emergencia indicando los recorridos de evacuacin.
Requisitos generales para instalaciones
Las reas destinadas a instalaciones debern ubicarse
en las zonas ms alejadas posibles de aquellos espacios donde se encuentren bienes culturales (Figura 5).
A la hora de enfrentarse a la programacin de estos
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
espacios habr que considerar por una parte la superficie til total del edificio con el fin de calcular la potencia de las instalaciones y, de otra, la necesaria sostenibilidad de las mismas. sta vendr dada tanto por
los sistemas de aprovechamiento energtico que se
pretendan instalar en el edificio (energas renovables,
como la solar o la geotrmica) como por la propia arquitectura del edificio, donde deber potenciarse el
aislamiento de muros exteriores y cubiertas, las ventilaciones cruzadas, etc.
Por otra parte, no podemos olvidar que el estudio
de los aislamientos trmicos y del comportamiento del
edificio ser primordial en cualquier proyecto arquitectnico y, mxime, si se trata de la construccin de
un museo de nueva planta. As, aspectos fundamentales como la orientacin, los materiales constructivos o
la necesidad de crear una doble piel que envuelva
al inmueble sern claves para lograr inercia trmica,
especialmente importante en aquellos edificios de museos que se localizan en climas con fuerte insolacin
o de frecuentes precipitaciones, con el fin de aislar
el interior de manera adecuada. No olvidemos que invertir en un buen aislamiento trmico, aunque a priori pueda parecer un gasto innecesario, ser muy rentable para el museo a largo plazo, ya que supondr un
considerable ahorro energtico. Para poder dimensionar el aislamiento trmico necesario, adems de estudiar la climatologa local, ser preciso analizar el sistema constructivo del edificio, as como el coste y las
caractersticas del propio aislamiento trmico elegido.
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Figura 6. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofa, Madrid. Despacho individual en el edificio Nouvel. Foto: B. Padilla.
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del museo. Adems, son espacios donde deben trabajar y relacionarse diariamente muchas personas con
necesidades similares pero, a la vez, necesidades muy
personales, segn el cargo que desempeen y las formas de trabajo (Figura 6).
Como en cualquier espacio destinado a oficinas,
se deber calcular la superficie ajustada al nmero de
usuarios, adems de asegurar la calidez de los acabados, la adecuada iluminacin y las ptimas condiciones ambientales. Adems, en el caso concreto de
una institucin musestica, ser preciso estudiar con
detalle su ubicacin, de modo que se site en un espacio lo ms aislado posible de las reas pblicas sin
colecciones aunque, por otra parte, deber estar prximo a las reas internas con bienes culturales y con
buena comunicacin con las reas pblicas con bienes culturales.
Las condiciones de comodidad y ahorro energtico podrn lograrse con una orientacin favorable, en
funcin de la incidencia solar, de modo que, estas
estancias, se beneficien del aprovechamiento de la luz
natural. Asimismo, la posibilidad de disfrutar de la vista exterior a travs de amplios ventanales resulta muy
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
espacios de trabajo del Museo de Arte Contemporneo de Castilla y Len MUSAC en Len o el mencionado MNCARS, tienden a solicitar grandes salas unitarias, donde se puedan agrupar diversos profesionales,
logrando espacios difanos al no compartimentarlos
mediante la arquitectura y fomentando, por otra parte, la comunicacin, el intercambio de ideas y el trabajo en equipo.
Todos estos cambios son fruto de la evolucin de
los museos y los cambios en las formas de trabajo y
las relaciones entre los profesionales. As, de la laboriosa investigacin personal, que requera espacios cerrados, se ha pasado al desarrollo y planificacin de
proyectos que requieren espacios flexibles, donde el
espacio puede remodelarse y dividirse en funcin de
las futuras necesidades, mediante el uso de mobiliario
modular. Sin embargo, tambin es importante que cada persona pueda disponer de un entorno propio e
individual (lo que no quiere decir que sea un espacio
aislado fsicamente) que le permita trabajar de manera concentrada. Por tanto, el programa arquitectnico deber reflejar con detalle los diferentes requisitos para que, luego, el proyecto arquitectnico pueda
crear las condiciones ideales para el desarrollo de los
actuales procesos de trabajo en equipo, sin olvidarse
de las necesidades de cada persona individual. Por otra
parte, debemos sealar que, si bien la desaparicin de
las paredes en los lugares de trabajo ha trado una serie de ventajas, como el aumento del espacio til y la
mejora de la comunicacin entre los tcnicos, no podemos olvidar que, tambin, presenta ciertas desventajas como es la mayor contaminacin acstica y la dificultad de lograr el equilibrio entre las condiciones
ambientales generales y las necesidades especificas de
cada persona.
As pues, los espacios de trabajo tcnico-administrativo en un museo son, en primer lugar, los que conforman el rea directiva, es decir, la cabina de mando de la institucin, constituida por los despachos de
uso individual, donde se ejercen la direccin y control
econmico-administrativo del museo (despachos de
direccin, subdireccin y gerencia) dotados, cada uno
de ellos, si fuese necesario, de su puesto de secretara, as como una sala de espera, archivo, sala de reprografa y aseos que podrn ser comunes para los
tres despachos.
Como requisitos especficos es necesario sealar que
al tener cierto carcter representativo, los materiales,
acabados y mobiliario deben ser tan cuidados como en
las zonas pblicas. Evidentemente no son espacios para ser visitados por todos los usuarios del museo, pero s que tienen cierto carcter semipblico, ya que son
el lugar de encuentro con otros profesionales vinculados a la institucin (como puedan ser directores de
otros museos, gerentes de fundaciones y entidades pblicas o privadas, artistas, etc.). Como consecuencia,
junto a los equipamientos habituales conexiones de
voz y datos debern tener una superficie lo suficientemente amplia para que puedan equiparse con mesas
de reuniones, con una capacidad desde 4 a 8 personas
e, incluso, un armario guardarropa y un pequeo office, en el cual poder preparar un caf.
A continuacin, encontraremos el rea de gestin
y administracin que, en trminos generales, podra
estar formada por los despachos de la administracin
y otros servicios (administrador; jefaturas de recursos
humanos, informtica, seguridad, etc.), adems de los
espacios del personal vinculado como son secretara,
salas para personal administrativo, etc., y su propia sala de reuniones, sala de reprografa, archivo y aseos
(Figura 8). El criterio que debera predominar en la
programacin de estos espacios es el de la mayor funcionalidad y flexibilidad, puesto que estas reas suele concentrarse un gran volumen de documentacin y
es fundamental hacer un clculo del cubicaje necesario para los archivos administrativos, as como el reforzamiento de los forjados (Figura 9).
En un lugar no menos importante, hallamos los espacios destinados al rea cientfico-tcnica, es decir,
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los lugares donde se desarrollan las tareas de investigacin, difusin, registro, gestin de colecciones, organizacin de actividades, etc. El modelo de este espacio variar, como en el anterior caso, en funcin del
personal y el organigrama de la institucin. Sin embargo, stas son zonas que posibilitan esquemas mucho
ms flexibles, al ser lugares de intercambio y colaboracin de los distintos profesionales. En trminos generales, esta rea deber disponer de una serie de despachos individuales o colectivos para el personal
tcnico; as como salas de reuniones y salas de trabajo polivalentes, provistas de elementos informticos
y audiovisuales, que permitan la presentacin de proyectos. Como requisito bsico, estos despachos del
rea cientfico-tcnica debern situarse lo ms cerca
posible de las reas con bienes culturales y bien conectados con ellas, ya sean salas de reserva, salas de
exposicin o biblioteca. Debern ir dotados de todas
las conexiones de voz y datos necesarias, as como de
una serie de zonas de servicio ligadas a ellos (almacenes para publicaciones y material de papelera, la sala de reprografa y los aseos).
Los camarotes y otros espacios de servicio
En un museo necesitaremos tambin una serie de lugares de servicio y apoyo para el resto de la tripulacin. As, a la hora de programar, no podemos olvidarnos de todos esos lugares imprescindibles para otros
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
Figura 10. Centro de control del Museo del Traje, Madrid. Foto: Ministerio de
Cultura.
dado de las reas de circulacin del pblico. Para garantizar su seguridad, deber ser una sala revestida de
materiales resistentes como el hormign, con ventanas
provistas con vidrios de seguridad, puerta anti-vndalica, sistema de alimentacin ininterrumpida (SAI) independiente que asegure el suministro elctrico de los
equipos durante un posible corte del abastecimiento
y todos los equipamientos de recepcin de alarmas e
instalaciones de seguridad (es decir, la centralizacin
del circuito cerrado de televisin, de la deteccin y extincin de incendios, del control de accesos y de los
sistemas anti-intrusin). Como espacio de trabajo durante 24 horas, deber estar dotado de un sistema de
climatizacin independiente del resto del museo, aseo
y vestuario propio, as como zona de despacho y descanso, provista de un pequeo office y un almacn
anexo donde se podr ubicar el armero.
Otro elemento fundamental para el buen gobierno
de esta nave llamada museo, es el Centro de Procesamiento de Datos (CPD). Como bien sabemos, los actuales modos de trabajo requieren un gran soporte informtico, con instalaciones cada vez ms complejas
que demandan equipos de alta capacidad y rendimiento para evitar la prdida de informacin. La ubicacin
de estos sistemas motivan la creacin de los CPD o
data center, de modo que se garantice en todo momento el servicio a los usuarios, la proteccin fsica de
los equipos informticos y de las comunicaciones, as
como la seguridad de los servidores de bases de datos. Segn sea el tamao del museo, se deber calcu-
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lar la dimensin de estos centros pero, en general, requieren de tamao medio-grande, debido a la cantidad de equipamiento electrnico e informtico a instalar en ellos. Tambin requieren doble acometida
elctrica, cableado de voz y datos, proximidad al montacargas en caso de no ubicarse en planta baja, puertas anchas para el traslado de los equipos y suficiente altura de techos. Adems, es muy importante que
dispongan de medidas de seguridad propias, como
puedan ser puertas ignfugas, alarmas y detectores de
presencia, acceso controlado, extincin manual e incluso automtica en caso de incendio, medidas de drenaje en caso de inundacin y, sobre todo, climatizacin independiente del resto de los sectores del museo,
ya que para evitar el sobrecalentamiento de los equipos, es preciso mantener una temperatura baja constante (entre 21 C y 23 C).
Las salas de mquinas y dependencias auxiliares
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Figura 11. Sala de mquinas del Museo de Amrica, Madrid. Foto: V. Cageao,
2007.
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La programacin de los espacios internos sin colecciones: oficinas y espacios para el personal, el mantenimiento y las instalaciones
Conclusiones
Como vemos, la buena navegacin de los museos
depende no slo de sus capitanes, sino tambin de sus
motores. Conseguir espacios agradables y funcionales
para el adecuado desarrollo de la actividad profesional, no debe estar reido con un buen diseo del edificio, siempre que se detecten las necesidades y se
transmitan de un modo detallado.
Tambin el ajuste de las instalaciones a las necesidades reales del inmueble es posible si se realizan
los estudios y clculos previos que permitan adoptar
las decisiones ms acertadas en cuanto a los sistemas
a instalar, en funcin de su facilidad de mantenimiento, consumo energtico, etc.
El cumplimiento de ambas premisas espacios agradables y funcionales e instalaciones adecuadas y bien
dimensionadas slo ser posible si se da el dilogo
entre museo y arquitectura, entre facultativos de museos y equipos de arquitectos e ingenieros.
Bibliografa
BAZTN LACASA, C. (Ed.) (1997): Museos espaoles.
La renovacin arquitectnica. Ministerio de Educacin
y Cultura, Madrid.
CAGEAO SANTACRUZ, V. (2008): El programa arquitectnico del Plan Museolgico, en AZOR LACASTA,
A. e IZQUIERDO PERAILE, I. (Coords.) (2008): Actas
de las primeras jornadas de formacin museolgica.
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El programa expositivo
del Plan Museolgico:
pensando en la exposicin
en paralelo a la arquitectura
Vctor M. Cageao Santacruz5
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
Palabras clave
Keywords
Programa expositivo, exposicin permanente, Plan Museolgico, arquitectura de museos, proyecto expositivo.
Exhibition program, permanent exhibition, Museological Plan, museum architecture, exhibition project.
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La instalacin expositiva:
arquitectura dentro de la arquitectura
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nentes, definidas por Alonso y Garca (1999: 19) como aquellas propias y estables del museo por oposicin a las anteriores, concebidas como proyectos concretos y circunstanciales, con una duracin muy
limitada en el tiempo. Sin embargo, en este artculo
nos vamos a referir fundamentalmente a la exposicin
permanente, como elemento relacionado intrnseca y
directamente con el edificio del museo.
Dicho lo anterior, es indudable que la instalacin
expositiva juega un papel muy destacado en el funcionamiento del museo y en la relacin que ste establece con el pblico, pudiendo incluso afirmarse que
una parte importante del xito de la institucin, al menos en una primera instancia, se debe al acierto en
la presentacin de las colecciones.
Pero para presentar adecuadamente las colecciones ante el pblico no basta con seleccionarlas, ordenarlas cientficamente y colocarlas en una sala de
exposicin: es necesario disponer de una instalacin,
diseada por y para esas colecciones, que las ayude a
transmitir su mensaje y que, en cierto sentido, medie
entre espacio, piezas y pblico.
Esta instalacin expositiva estar compuesta por un
conjunto de elementos materiales que permitirn exhibir las colecciones y transmitir su mensaje, conservndolas adecuadamente y protegindolas de actos
vandlicos o descuidos. Formarn parte de la instalacin, por tanto, los elementos muebles que contengan
las colecciones y los que las soporten, los sistemas de
iluminacin que permitan su visin, los elementos gr-
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Figura 2. Sala del mundo simblico y funerario en la sociedad de los Millares, Museo de Almera. Arq. Paredes Pedrosa (edificio), Micka (exposicin permanente). Foto: M. . Otero / Ministerio de Cultura, 2008.
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las debern tener la forma (anchura, profundidad, altura, etc.), volumen y sistemas de iluminacin correctos y estar dotadas de las instalaciones necesarias para su funcionamiento
(electricidad, climatizacin, comunicacin, etc.),
todas ellas con la potencia, disposicin y capacidad convenientes;
a la inversa, la instalacin expositiva debe adecuarse a las caractersticas de la arquitectura que
la acoge, dialogando con su geometra, sus calidades y sus materiales y, sobre todo, con su filosofa arquitectnica; por lo tanto, resulta necesario que la instalacin expositiva respete el
edificio en que se asiente y potencie sus valores,
sin ocultarlos ni comprometerlos.
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En esta relacin de doble direccin, en la que juegan un papel muy importante los elementos de contacto que medien entre exposicin y edificio, en especial
suelos, paredes y techos, es fundamental la coordinacin de necesidades entre arquitectura, coleccin y exposicin. Esta coordinacin no siempre es sencilla y,
por eso, a menudo se habla de competencias e incluso
de malas relaciones entre instalacin expositiva y edificio. Cuanto ms especficamente se haya ideado la arquitectura del museo para responder a las necesidades
de la exposicin, menos afectar la construccin de sta a los valores del edificio, que a su vez facilitar la mejor transmisin del mensaje musestico; por el contrario, cuando los espacios disponibles para la exposicin
en un edificio de museo no hayan sido definidos en especial para ella (por ejemplo, por no haberse considerado la resistencia de forjados, las instalaciones o los
acabados que las colecciones requieren), podra requerirse la modificacin de la arquitectura, para adaptarla
a sus necesidades, cambiando calidades de acabados,
cegando o abriendo huecos o introduciendo instalaciones, lo cual es costoso e indeseable y demuestra falta
de planificacin.
Los motivos por los cuales se construyen edificios de
museos sin tener en cuenta las caractersticas de la exposicin pueden ser variados: decisiones polticas precipitadas, anlisis de necesidades expositivas superficiales,
programas arquitectnicos poco detallados, variaciones
en los usos previstos inicialmente, cambios en las orientaciones cientficas, incorporacin de nuevas piezas, etc.
Adems, en edificios construidos para otros cometidos,
transformados luego en museos, es especialmente difcil
la implantacin de las instalaciones expositivas, pues sus
espacios nunca fueron pensados para acogerlas.
La Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos del Ministerio de Cultura aplica esta frmula en algunos de los procedimientos abiertos que convoca para la adjudicacin de redacciones de proyectos de museos.
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sobre museografa (cf. ms arriba en este texto), siguiendo la normalizacin terminolgica establecida en los
Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico del
Ministerio de Cultura de Espaa (VV.AA., 2005), podramos concluir que la citada denominacin programa
expositivo es la ms adecuada para este documento.
El programa expositivo en el marco
del Plan Museolgico
grama expositivo (Figura 3) que, si es posible, vaya integrado en una herramienta de planificacin global, como puede ser el Plan Museolgico. Posteriormente,
cuando ya se conozca la arquitectura pensada para exponer esas colecciones, tenindola en cuenta, y con el
tiempo suficiente que ofrezcan los procesos de contratacin y redaccin del proyecto y contratacin y ejecucin de la obra, se deber completar la documentacin
antes desarrollada para programar la exposicin definitiva, que respete y rentabilice el edificio, obteniendo
una mxima satisfaccin para todas las partes.
El programa expositivo
Denominamos programa expositivo al documento escrito que desarrolla las necesidades del museo en materia de exposicin permanente, determinando todas
las caractersticas que la misma ha de poseer y recogiendo las especificaciones y requerimientos que han
de servir de punto de partida para la redaccin del proyecto expositivo y de base, por tanto, para la futura
construccin de la exposicin (VV.AA., 2005: 140).
Es habitual que al programa expositivo se le denomine de formas diversas, entre ellas programa museogrfico, proyecto museogrfico, proyecto de exposicin,
programa museolgico, etc. Teniendo claro que el proyecto es el documento ejecutivo que determina la manera de construir y programa el documento de necesidades, y partiendo de lo anteriormente especificado
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lo complementarn en aquellos aspectos que, formando parte de otros mbitos, afectan a la exposicin permanente y proporcionan datos imprescindibles para
la redaccin del proyecto de exposicin permanente.
Es decir, para obtener toda la informacin necesaria y
proyectar una exposicin permanente que satisfaga las
necesidades del museo, al diseador no le bastar con
conocer a la perfeccin el programa expositivo: deber conocer el plan entero.
As, el planteamiento conceptual expondr los objetivos primarios del museo y su misin, as como el
mbito temtico y los fundamentos de su discurso cientfico, que la exposicin del museo, como principal
medio de comunicacin del mismo, deber transmitir al pblico, y la fase de anlisis favorecer el conocimiento de la realidad presente de los diferentes mbitos del museo y sus carencias ms relevantes,
permitiendo al diseador conocer las caractersticas de
las colecciones, el edificio, el pblico, el personal y la
exposicin permanente que pueda existir y que debe ser en todo caso estudiada, aunque el plan proponga la construccin de una exposicin permanente completamente nueva.
En este sentido, la informacin contenida en el apartado exposicin y la referida a la exposicin en otros
epgrafes del anlisis-diagnstico del plan jugar un papel introductorio para el programa expositivo, y se completar con las necesidades y vas de futuro que en
cada mbito planteen los programas; cuando el Plan
Museolgico se redacte con el objetivo principal de crear un museo o de reformar las infraestructuras del museo (arquitectura y/o exposicin), las necesidades expuestas en los programas tendrn especial relevancia
porque definirn unas condiciones fsicas deseables, pero an no existentes, con las que habr de convivir la
exposicin que se plantee en el programa expositivo.
As pues, de todos los programas del plan se podrn obtener informaciones valiosas referidas al mbito de la exposicin (Izquierdo y Cageao, 2007: 37; Snchez, 2008: 124), pues no son compartimentos estancos,
sino que estn relacionados entre s, participando de
los mismos protocolos y procedimientos (Azor e Izquierdo: 2008, 67). As:
el programa institucional definir los objetivos
en materia de gestin y funcionamiento jurdico
del museo y las relaciones oficiales, profesionales y tcnicas con otras instituciones, que pueden
determinar caminos que perfilen el mbito, filosofa y apariencia de la exposicin permanente,
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De nada sirve redactar un programa que incluya requisitos imposibles de alcanzar con las circunstancias reales del museo, pues aunque pueda redactarse un proyecto sobredimensionado, ser en el momento del
montaje o durante su funcionamiento cuando el resultado se revele inadecuado y, por tanto, un fracaso. El caso contrario, es decir, el de un programa excesivamente modesto, tampoco resultar correcto, porque no
explotar las posibilidades del museo y de sus recursos.
Igualmente, huelga recalcar que el programa expositivo, al igual que sucede con el arquitectnico, no
debe proporcionar soluciones espaciales ni diseos
concretos para la exposicin, porque esto es cometido del proyecto; su razn de ser es manifestar necesidades y marcar pautas, a las que posteriormente el diseador dar forma.
Por todo ello, es necesario que el programa exponga sus contenidos de manera concreta y comprensible;
no es su objetivo recopilar todo el conocimiento disponible sobre las colecciones y los diferentes temas
que puedan sugerir para el discurso; basta con que
se manifiesten aquellos datos que sean imprescindibles
para el tratamiento expositivo de las piezas, para el diseo de la arquitectura que las soporte y las muestre
al pblico, para la elaboracin de la informacin complementaria y para la traduccin expositiva del discurso. Deber tambin tenerse en cuenta que parte de los
contenidos, especialmente los textos, podrn concretarse durante la redaccin del proyecto y la ejecucin
del montaje, pero el programa tendr que recoger todos los aspectos que se necesiten para definir fsicamente cada uno de los elementos de la muestra.
En la facilidad de comprensin de los contenidos
influye mucho la presentacin de los mismos, que se
recomienda sea lo ms clara posible; en este sentido,
los programas expositivos que recurren a presentaciones sencillas y metdicas, muy visuales, que transmiten sus requerimientos por medio de organigramas y
cuadros resumen, se han revelado como documentos
muy tiles, siendo recomendable la realizacin de fichas de pieza y de unidad expositiva en las que, de
un solo golpe de vista, se pueda conocer qu colecciones y qu recursos expositivos se proponen para
integrarse en ella (Figura 4).
Para que el programa expositivo pueda ser desarrollado con estos planteamientos, se necesitar que colaboren en su elaboracin profesionales pertenecientes a distintas especialidades, que se integren en un
equipo multidisciplinar y trabajen en una nica direccin desde diferentes vas (administracin, contenidos,
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En el caso de programas incluidos en un Plan Museolgico completo, bastara con establecer un enlace con
el epgrafe Exposicin y con otros como Colecciones
y Arquitectura que deberan estar presentes en el Diagnstico, que no se repetiran de manera expresa.
Objeto
Como aspecto previo, todo programa expositivo debe acotar el mbito que le compete y el marco en
que se encuadra, determinando los espacios fsicos
del edificio que puede o pretende ocupar; a menudo, el cometido del programa expositivo se centra
nicamente en la definicin de una exposicin permanente, pero tambin puede ser ms complejo, abordando varias exposiciones permanentes independientes en el mismo museo o incluso varias exposiciones
de diferente tipo (permanentes, semipermanentes,
temporales, etc.) que se pretenden construir a la vez.
Igualmente, es muy habitual que el programa expositivo aborde la exposicin de necesidades en materia de equipamiento para espacios del museo que
requieren un tratamiento museogrfico ligado a la exposicin, aunque no lo sean estrictamente, como sucede con los almacenes visitables o las reas de acogida (Figura 5).
Antecedentes
Como ya se ha indicado, cuando el programa se redacte de manera independiente a un Plan Museolgico u
otro documento de planificacin global del museo, debera contener datos que permitan conocer el punto del
que se parte en materia de exposicin permanente. As,
si el programa se elabora con la intencin de renovar
o sustituir una exposicin ya existente, deber incluir,
como primer epgrafe, una descripcin de la misma, con
referencias a su gestacin, produccin y funcionamiento hasta el momento de la firma del documento, resaltando los aspectos que, por su inadecuacin, justifican
la actuacin que se programa; si lo que se pretende es
definir una nueva exposicin porque el museo es de reciente creacin o porque an no est creado, sera conveniente incluir una descripcin de los elementos con
los que se cuenta para poder desarrollar la exposicin.
Adems, sera necesario incluir una presentacin del museo, en lo referente a misin y planteamiento conceptual, colecciones, arquitectura, personal o recursos econmicos, entre otros aspectos, a fin de que el diseador
pueda conocer con profundidad las caractersticas del
museo para el que se va a crear la exposicin.
Figura 5. rea de acogida del Museo de Len, cuyo diseo fue incluido en
el proyecto expositivo del museo. Foto: V. Cageao, 2007.
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Concepto y mensaje
El programa deber definir con absoluta claridad, puesto que se trata de su fundamento, cul ha de ser el
mensaje a transmitir, perfilando el enfoque que el museo pretenda darle y relacionando sus principales valores y contenidos; habr que indicar con claridad la
lnea o lneas principales del discurso y cuantos discursos transversales puedan desarrollarse. Es importante adems fijar el mbito temtico, y tambin el cronolgico, geogrfico, etc., y situarlos en el marco de
la misin del museo.
Organizacin y estructura
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Adaptacin a la arquitectura
Es conveniente que el programa expositivo presente
pautas que faciliten al diseador la traduccin espacial de los contenidos, relacionando la exposicin con
la arquitectura del edificio y, especialmente, con los
sistemas generales de comunicacin vertical y horizontal del museo (escaleras, ascensores, etc.), los accesos
de pblico, las instalaciones y servicios y con otros espacios del edificio, como pueden ser el rea de acogida, el saln de actos o las salas de temporales. Se
deber explicar, adems, el tipo de relacin fsica y el
grado de contacto o separacin que se espera obtener
entre las diferentes reas temticas, las cualidades espaciales que se pretenden para el recorrido o circuito, los acabados necesarios en suelo, paredes y techos
y la relacin que se desea establecer entre las piezas
y el edificio a travs de la arquitectura intermedia o
instalacin expositiva (Rodrguez Frade, 2007: 71).
En el caso de que se est desarrollando la fase I del
programa y no se conozca todava la arquitectura del
Figura 6. Sala VIII del Museo Nacional Colegio de San Gregorio, Valladolid,
en la que el artesonado original del edificio se estudia expositivamente junto con las colecciones. Foto: Ministerio de Cultura, 2009.
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Recorridos y circulaciones
Aunque en muchas ocasiones la arquitectura del edificio va a condicionar decisivamente la eleccin del recorrido, el programa debe reflexionar sobre el tipo de
circulacin del pblico en la muestra (dirigido y nico, total o parcialmente libre, en espacios concatenados, en espina de pez, etc.), marcando prioridades en
funcin del discurso, las colecciones, los soportes y
los elementos comunicativos que se definan.
Seleccin y jerarquizacin de piezas
Las piezas son, por su exclusividad, los elementos ms
importantes de la muestra, por lo que han de ser cuidadosamente seleccionadas, en funcin de su inters
intrnseco, o del que puedan despertar en el espectador, generar en conexin con otros objetos seleccionados o aportar al mensaje general a transmitir. Juegan un
papel esencial porque encierran en s mismos informacin, tienen valor patrimonial y son elementos volumtricos en torno a los cuales se compone la exposicin.
El programa deber proporcionar un listado de las
piezas para cada rea temtica (Figura 7), aportando
fichas o tablas que las identifiquen, al menos, con su
denominacin, procedencia y nmero de inventario;
adems, por lo anteriormente expuesto, el diseador
tiene que conocer una serie de datos fsicos sobre las
colecciones, entre ellos los materiales de que estn
constituidas, lo que puede recomendar la utilizacin
o rechazo de determinados acabados en soportes y,
sobre todo, su peso y sus medidas, que influirn en la
definicin geomtrica de soportes y contenedores.
Es fundamental entregar una fotografa de cada objeto. Igualmente, debe indicarse, para las piezas que lo
exijan, necesidades especficas de conservacin, presentacin y manipulacin, aspectos que pueden implicar decisiones de proyecto y condicionar la apariencia, presupuesto y viabilidad de la exposicin. En el
caso de que estos datos se hubiesen especificado previamente en el anlisis de colecciones del Plan Museolgico, o en otro epgrafe del mismo, bastar con
hacer una referencia en la lista de piezas; si no se ha
descendido a tal detalle, ser imprescindible proporcionarlo, al menos en la fase II del programa.
Del mismo modo, el programa deber indicar cmo se van a relacionar fsicamente las colecciones entre s, cmo se quieren agrupar y por qu. En este sentido, es muy importante que se definan las relaciones
de dominio o subordinacin de unas piezas con otras,
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Denominados por algunos autores elementos auxiliares de la instalacin expositiva, son aquellos objetos,
construcciones o unidades volumtricas que se sitan
especficamente entre la arquitectura y el contenido
expuesto. Su finalidad es sostener los objetos en una
posicin adecuada para su conservacin y exhibicin,
garantizar su seguridad y, en ocasiones, protegerlos
del contacto directo con el pblico.
El programa expositivo deber contener la definicin jerarquizada de tipos de elementos auxiliares que
debern ser proyectados, indicando en la seleccin de
piezas, qu contenedor o soporte necesita cada una o
cada conjunto. Entre estos tipos estaran los soportes o paneles verticales; los soportes horizontales individuales, como bases, peanas o pedestales y plintos; los soportes horizontales colectivos, como tarimas,
basamentos y mesas; los soportes intermedios, como
ganchos, anillas, garfios, trpodes o vstagos que, en
contacto directo con la pieza, permiten su sustento en
un soporte vertical u horizontal, y las vitrinas, contenedores y expositores de objetos.
Aunque se trata de piezas funcionales que, en general, no deberan jugar ningn papel en el aspecto
comunicativo, el programa debera definir el nivel de
calidad y apariencia que se desea que estos elementos proporcionen a la muestra. Igualmente deber determinar las caractersticas fsicas y requerimientos generales de cada uno de los tipos de soportes, aportando
los datos necesarios para su diseo en lo concerniente a conservacin, proteccin y seguridad de las colecciones; contemplacin; materiales constructivos;
condiciones para el mantenimiento, apertura y cierre; accesibilidad; iluminacin, etc.
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tud mxima de cada tipo y el apoyo grfico que deber acompaar al texto, en su caso. Ser preciso decidir
si se desean cartelas individualizadas por pieza, de grupo, de vitrina, de seccin, etc., carteles generales de presentacin o sala, etc. No ser necesario que el programa aporte todo el contenido textual de la exposicin;
bastar con que se presente al menos un modelo cerrado para cada tipo, a fin de que el diseador pueda ajustar formas y espacios y presupuestar. Se aportarn tambin pautas sobre soportes: materiales, durabilidad,
mantenimiento, etc., y sistemas de fijacin y reposicin.
Si se desea la presencia en la exposicin de textos porttiles, como hojas de sala que reproduzcan,
complementen o sustituyan a los fijos, deber indicarse en el programa, dando datos sobre el tipo de informacin que debern contener y los idiomas en que
debern redactarse. Las hojas de sala necesitan soportes que ocupan espacio y son elementos compositivos
de la muestra, por lo que es importante su indicacin
en proyecto.
En el caso de los elementos audiovisuales, deber
indicarse el punto del discurso en el que se habrn de
incluir, as como una duracin indicativa y el contenido bsico de cada uno de ellos. Como en el caso de los
textos, no ser necesario aportar los guiones cerrados
de todos ellos, pero s indicar qu imgenes, fotografas o contenidos van a ser proporcionados por el museo durante el perodo de redaccin y ejecucin del
proyecto y cules han de ser obtenidas por el diseador o ejecutor, aspecto que deber ser presupuestado.
Esto mismo deber indicarse para cualquier pelcula, dibujo o imagen fotogrfica que se desee incluir en la exposicin. En el caso de los elementos multimedia e interactivos se definir si se desean sistemas de uso y consulta
individual o de grupo, grado de interactividad, posibilidad de actualizacin por parte del museo, etc.
El programa deber hacer referencia a la imagen
grfica que ha de identificar la muestra, definiendo
cules han de ser los conceptos a transmitir, y si ha de
considerarse el manual de imagen grfica del museo,
adjuntndolo siempre en caso de que exista.
recursos econmicos disponibles para ello, pudiendo remitir al programa de recursos econmicos.
Medios
El programa deber incluir un estudio de los medios
profesionales que se consideran necesarios para llevar
adelante el trabajo, as como una especificacin de las
condiciones de mantenimiento de la exposicin cuando entre en funcionamiento (lmites de consumo, gastos, limpieza, etc.), as como una aproximacin a los
Figura 8. Planos de soportes del proyecto expositivo del Museo Monogrfico de la Necrpolis Pnica de Puig des Molins, Ibiza. Autores: acesinh,
2006-2009.
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Figura 9. Plano de distribucin general del proyecto expositivo del Museo de Bellas Artes de Granada. Arq. Jimnez Torrecillas, 2006-2007.
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Figura 10. Directorio de planta. Diseo grfico del proyecto expositivo de la Casa Pinillos, Museo de Cdiz. Proyecto: Rodrguez Frade / Vlera, 2008.
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Museos como el de Burgos, el de Cceres (Figura 12), el de Bellas Artes de Crdoba, el Arqueolgico de Sevilla, el de Bellas Artes de Sevilla o
el Museo de Zaragoza, que han elaborado la primera fase del programa y preparan la segunda
mientras se contratan los proyectos arquitectnicos y de exposicin.
Museos como el de Mlaga y el de las Peregrinaciones y de Santiago, en Santiago de Compostela, que trabajan en la redaccin del programa durante la ejecucin de la rehabilitacin del edificio
que ser su sede.
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Figura 11. Exposicin permanente del Museo Nacional de Arqueologa Subacutica ARQUA, Cartagena. Arq. Vzquez Consuegra (edificio) y Micka (exposicin) Foto: V. Cageao, 2008.
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Por el grado de desarrollo de algunos de estos programas parece todava prematuro abordar una evaluacin del resultado de la aplicacin de esta metodologa en los museos del Ministerio de Cultura, si bien,
en el caso concreto del programa expositivo, se evidencia ya la comodidad que aporta la redaccin previa de una planificacin detallada al trabajo de definicin de los pliegos de condiciones tcnicas, a su
interpretacin en los correspondientes proyectos y a
su ejecucin posterior.
Teniendo adems en cuenta las dificultades aadidas experimentadas en algunos museos renovados
recientemente y cuyos proyectos de exposicin permanente fueron contratados sin contar con programas
absolutamente cerrados, lo que oblig a la convocatoria conjunta de la redaccin de programa y proyecto (Snchez, 2008: 123), estamos en condiciones de
afirmar que, por la seguridad que ofrece al museo el
anlisis y definicin previa de objetivos y necesidades,
la tranquilidad que encuentran los diseadores al obtener los requerimientos por escrito y los buenos resultados obtenidos en los museos que programaron
con antelacin, nos hallamos en un momento positivo y ante un futuro halageo en el mbito de la planificacin tcnica de las exposiciones permanentes en
los museos estatales espaoles.
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Un caso particular:
la reconversin de edificios
histricos en museos
Vctor M. Cageao Santacruz9
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
Este artculo analiza la evolucin de criterios de utilizacin de edificios histricos para museos a lo largo
del tiempo, as como la visin del tema en el momento actual y realiza una reflexin sobre los problemas
inherentes a este proceso (herencia histrica, ubicacin en cascos antiguos, rigidez de estructuras, dificultad para encajar programas, cumplir normas legales
e implantar instalaciones, etc.), los objetivos a conseguir, los tipos de actuacin que se pueden seguir y las
intervenciones ms habituales. Teniendo todo ello en
cuenta, se realiza tambin una reflexin sobre las ventajas de la reconversin frente a la construccin de edificios de nueva planta para museos.
This article analyzes the evolution of criteria on utilization of historical buildings for museums throughout
the time, as well as the vision of the topic in the current moment. It realizes a reflection on the inherent
problems in this process (historical inheritance, location in ancient cities, inflexibility of structures, difficulty to fit programs and legal procedure and to implement facilities). It also studies the purposes that
it is necessary to prosecute, the types of processes we
can follow and the most habitual interventions. Having
all in account, a reflection is realized also on the advantages of restructuring opposite to construction of
new buildings for museums.
Palabras clave
Keywords
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Sobre una base de 148 edificios considerados principales o representativos. No se han tenido en cuenta los edificios secundarios o naves almacn.
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y aceptado, en puridad, debera aplicarse nicamente a las operaciones encaminadas a hacer apto un edificio para su uso primitivo; cuando nos refiramos a
cambios de funcin es preferible aplicar los trminos
reconversin o adecuacin.
Al margen de disquisiciones terminolgicas, el proceso ha generado, en especial desde la dcada de 1930,
encendidas polmicas entre los partidarios de la utilizacin para museos de arquitecturas histricas, como encarnaciones de las seas de identidad colectivas
(Hernndez Martnez, 2002: 134) y los defensores de
las construcciones de nueva planta. De ello tratan las
siguientes lneas.
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Figura 1. Plano de la galera de pinturas instalada en el Belvedere Superior de Viena, realizada por Mechel en 1778 por orden del canciller Kaunitz. Segn
Bazin, 1959: 157.
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Figura 2. Fachada de la iglesia del Convento del Carmen de Valencia, habilitado en 1838 como Museo Provincial de Bellas Artes. Foto: V. Cageao, 2006.
Figura 3. Museo Numantino de Soria, diseado de nueva planta e inaugurado en 1919. Arq. A. lvarez. Foto: V. Cageao, 2006.
construccin de edificios ex novo, aunque slo en casos excepcionales, para instituciones referentes, como
la Glyptothek de Munich, la National Gallery de Londres, el Philadelphia Museum of Art de Filadelfia o el
Metropolitan Museum of Art de Nueva York, se tom
la decisin de poner en marcha proyectos caros y complejos. De hecho, en Espaa, la va del uso de inmuebles histricos fue casi la nica a la hora de dotar de
sede a los nuevos museos que iban surgiendo en el
pas, siendo hasta la dcada de 1970 muy raros los casos en los que se decida construir expresamente un
edificio para museo (Baztn, 1999: 26) (Figura 3). Ya
que no haba una fuerte presin econmica derivada
de la caresta del suelo, el nuevo uso musestico, o
cualquier otro que se decidiese, apareca de manera
espontnea, lo que facilitaba la supervivencia del edificio, aunque no se extrajese de l el mejor provecho
posible (Cantacuzino, 1979; IX).
Aunque la concepcin del edificio histrico como
bien utilitario ms que cultural y la inexistencia de normas de proteccin del patrimonio no impidieron la realizacin de transformaciones relevantes cuando fueron necesarias para acoger el nuevo cometido y
resolver problemas de comunicacin o iluminacin
(eliminacin de muros, cegado o apertura de huecos, sustitucin de escaleras, etc.), en general, los edificios histricos no sufrieron en exceso durante su con-
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gedades en colonias o pases invadidos, como sucedi con los frisos del Partenn. Paralelamente, la actuacin del restaurador se hace ms cientfica y respetuosa con la obra artstica, al estimarse su valor documental,
y empiezan a gestarse las primeras teoras de restauracin contrarias a la creacin de falsos histricos, como
las de Prosper Merime, que aboga por la conservacin
obligatoria en los monumentos de las partes originales que subyazcan, aunque desde posturas didcticas,
por autores como Quatremre de Quincy, se sigue defendiendo el criterio de la reconstruccin o incluso de
la invencin.
Es en este momento, especialmente conflictivo, cuando aparecen tres figuras capitales en la evolucin de
los criterios de restauracin: Eugne Viollet-le-Duc, arquitecto y crtico de arte francs, que defiende la unidad formal y estilstica de la obra y la conveniencia de
restablecer la integridad del edificio hasta alcanzar un
estado que tal vez nunca tuvo; John Ruskin, representante del pensamiento romntico anglosajn, que propugna la menor intervencin posible, llegando a recomendar la conservacin de la ruina, y Camilo Boito,
padre de la restauracin moderna, cuyas ideas se enumeraron en el Tercer Congreso de Ingenieros y Arquitectos de Turn de 1883, configurando lo que se considera la Primera Carta de Restauracin, que establece
la legitimidad de la intervencin, defendiendo la figura del restaurador como mdico y la preferencia de la
consolidacin sobre la reparacin de los monumentos,
considerados documentos histricos (Capitel, 1992).
Las destrucciones provocadas por las guerras y la
asuncin por el Estado de un papel protector de las
obras de arte impulsan ya en el siglo XX la creacin
de organismos que perfilan los conceptos en materia
de patrimonio y restauracin. En 1930 la Sociedad de
Naciones crea el Office International des Muses, que
convoca en Roma la Conferencia Internacional para
el estudio de los mtodos cientficos aplicados al examen y la conservacin de obras de arte. En 1931 se celebra en Atenas la Conferencia Internacional para la
conservacin del Patrimonio Artstico y Arqueolgico, en la que se tratan temas que an hoy siguen siendo motivo de debate, entre ellos la legislacin en materia de proteccin del patrimonio, los principios de
restauracin, el estudio comparativo de doctrinas y
el uso de los edificios antiguos. Sus conclusiones se
integran en un documento, la Carta de Atenas, primer
paso internacional para la tutela de los monumentos,
que resalta la importancia de la conservacin y el mantenimiento, frente a la restauracin; la necesidad de
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museolgicas: el museo se convierte en una institucin totalmente pblica y plural, al servicio de la sociedad y del patrimonio, que intenta atraer a todo tipo de pblico y lucha por afianzar otras funciones
adems de la propia de exhibir. Ello implica, desde
un punto de vista arquitectnico, una complicacin
importante de los programas espaciales, puesto que
junto a las salas de exposicin deben proyectarse otros
espacios, como reas de acogida, tiendas, cafeteras,
laboratorios, almacenes, talleres didcticos, salas de
conferencias, etc., cada uno de los cuales exige condiciones especiales.
Por otra parte, la preocupacin por la conservacin
de las colecciones y el cumplimiento de las normativas
antes referidas, entre ellas las de accesibilidad, exigen
la dotacin de mecanismos de control y la implantacin de instalaciones complejas, difciles de incluir en
un edificio histrico. Todo ello ha complicado extraordinariamente el grado de intervencin en la transformacin de un monumento en museo, por lo que puede afirmarse que, en nuestros das, el museo ha dejado
de ser un uso blando para este tipo de inmuebles
(Baztn, 1999: 27).
Adems de su configuracin fsica, el edificio lleva consigo una carga sentimental asociada, pues las construcciones histricas quedan ligadas a los personajes que
en ellas vivieron y a los acontecimientos que tuvieron
lugar en su interior.
En ocasiones esta herencia es beneficiosa para el
fin musestico que queremos conseguir y el discurso
resulta enriquecido; es el caso, por ejemplo, de muchas casas de personajes notables transformadas en
museos o de los museos histricos que se instalan en
espacios marcados por ciertos acontecimientos; sin embargo, cuando el objetivo o misin no coincida exactamente con esa carga histrica, pueden producirse interferencias en la transmisin del mensaje, que hagan
fracasar la iniciativa; si la arquitectura est demasiado ligada a un personaje o hecho histrico en la memoria colectiva, es muy probable que el pblico no
consiga olvidar su fantasma, si lo que se pretende es
comunicar un discurso totalmente diferente (Figura 6).
Por otra parte, como antes hemos indicado, la mayora de los edificios que se adaptan para museo tuvieron en el pasado otro uso: fueron palacios, conventos,
cuarteles, hospitales, castillos, colegios, etc. La prdida
del destino original, unida en ocasiones a la del mobiliario y enseres a l ligados, puede destruir parte de
su carga expresiva. Resultar necesario valorar cualquier
decisin que implique retirada de bienes muebles, siendo preferible (y a veces, legalmente obligatorio) el mantenimiento de stos en su contexto; del mismo modo,
hay que valorar tambin el aspecto contrario y decidir
si la implantacin del museo en un espacio amueblado
de cierta manera es compatible con el objetivo que queremos conseguir. En todo caso, al monumento se le deberan aplicar los medios y lenguajes propios de la cultura contempornea, para extraer de l toda su
capacidad comunicativa, asegurando las mejores condiciones de visibilidad, comprensin y conservacin de
la coleccin, y preservando su integridad como expresin de una poca.
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Figura 6. Ofrendas a Diana, Princesa de Gales, en la verja de Kensington Palace, su domicilio en Londres. Foto: V. Cageao, 2009.
Es muy habitual que los edificios antiguos se hallen situados en los cascos histricos; esto trae consigo ventajas para el museo que en ellos se implante, como
el emplazamiento cntrico, la proximidad de otros monumentos, la posibilidad de establecer recorridos combinados, la atraccin del turismo, etc. Pero del mismo modo implica aspectos que pueden ser negativos,
como la imposibilidad o grave dificultad para el crecimiento, el aparcamiento y el acceso rodado, sobre todo de autobuses de visitantes y camiones de transporte de bienes culturales. Por ello, dependiendo de la
temtica del museo, las caractersticas fsicas de las piezas y las actividades que planee desarrollar la institucin, la ubicacin en centros urbanos muy congestionados puede ser causa de rechazo de algn edificio
para museo.
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Figura 7. Interior del baluarte de Santa Tecla de Ibiza, sede del Museo Arqueolgico de Ibiza y Formentera, ejemplo de sede de museo inflexible e
inextensible, por su configuracin arquitectnica y su ubicacin en la ciudad;
por este motivo, el Ministerio de Cultura ha programado la construccin de
una sede de nueva planta en un solar situado en otro lugar de la ciudad de
Ibiza. Foto: Museo Arqueolgico de Ibiza y Formentera, 2009.
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metodologa arqueolgica para su incorporacin al museo. Durante la remocin de tierras en las obras o el trabajo sobre el edificio es frecuente la aparicin de restos
arqueolgicos, susceptibles de ser documentados o bien
documentados, protegidos y ocultados, o bien incorporados de manera visible al propio edificio, como testimonio de un pasado, con la dificultad y riqueza museogrfica y museolgica que ello entraa (Figura 8).
Por todo ello, los proyectos arquitectnicos de adaptacin de edificios histricos para museos deberan incluir en todo caso previsiones de deteccin, restauracin y puesta en valor de los elementos singulares que
lo requieran, proponiendo, si es posible, medidas correctoras y tratamientos, as como un programa de seguimiento y mantenimiento de las intervenciones realizadas (Alcalde y Villegas, 2003: 10-11).
La dificultad para dar cumplimiento
a los programas funcionales
Aunque los edificios de museos tradicionales se dedicaban casi en su integridad a la funcin expositiva, la museologa moderna exige la presencia en los museos de
otros espacios destinados a la conservacin y estudio de
las colecciones, su difusin y la atencin al pblico.
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Figura 9. Planta del Museo de Bellas Artes de Granada, en el primer piso del
Palacio de Carlos V de la Alhambra, con representacin de los muros tcnicos construidos durante la actuacin de adecuacin para usos expositivos.
Arq. Jimnez Torrecillas. Plano: A. Jimnez Torrecillas.
El trazado y ubicacin u ocultacin de canalizaciones y maquinarias, para que no se distorsione el espacio ni se afecte a la conservacin del edificio, puede
implicar dificultades constructivas y distributivas, especialmente para la disposicin de cuartos centrales
de mquinas, que a menudo estn regulados por ley,
de manera generosa. Del mismo modo, las canalizaciones pueden provocar contaminacin visual; la ocultacin puede ser ms gravosa para el monumento que
su disposicin a la vista, por lo que ste ser un tema a reflexionar, estudiando para las conducciones
que se hayan de ver, su ubicacin y su relacin con la
arquitectura histrica. En general, se tiende a controlar la visin de conductos de aire acondicionado, calefaccin, etc., salvo que se quiera conseguir con ello
efectos expresivos (Figura 9).
La dificultad para asegurar
el control medioambiental
Por sus caractersticas fsicas, muchos edificios histricos presentan gran inercia trmica y favorecen el mantenimiento de medioambientes estables en su interior.
En ocasiones, sin embargo, estas construcciones, por
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Finalidades a perseguir
en el proceso de rehabilitacin
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, cualquier proyecto de rehabilitacin de un edificio histrico para museo debe partir de la superacin de las
dificultades referidas y aspirar a conseguir, al menos,
los siguientes objetivos:
Preservacin de la tipologa
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ximidad a otros monumentos, recorridos patrimoniales) y buscando alternativas para los inconvenientes
(aparcamientos, circulacin rodada, etc.).
Aplicacin de las normativas vigentes
Ha de ser aplicada la legislacin en vigor, en especial la relativa a accesibilidad y seguridad, en tanto no
se agreda a los valores arquitectnicos antes referidos,
favoreciendo la dotacin de sistemas de comunicacin
o proteccin alternativos a los previstos por las leyes, en caso de que stos afecten a la conservacin del
edificio histrico.
Inclusin no gravosa de las instalaciones
Resulta necesario incluir las instalaciones imprescindibles para el funcionamiento del edificio como museo,
potenciando la inercia trmica del edificio, el uso de
medidas que favorezcan la sostenibilidad y rentabilizando la disposicin original de huecos y la posibilidad de iluminacin natural, etc.
Integracin entre edificio y coleccin
Habr de facilitarse el dilogo entre los espacios histricos y los elementos expositivos y huyendo de las
relaciones de competencia, de manera que ambos resulten beneficiados museogrficamente.
Tipos de actuaciones
La consecucin de los objetivos antes indicados puede realizarse siguiendo varios caminos, que a su vez
pueden analizarse desde distintos puntos de vista:
Desde el punto de vista del uso previo del edificio
actuaciones en edificios que fueron proyectados
para museo;
actuaciones en edificios que, no habiendo sido
proyectados para museo, fueron en su momento
adaptados para tal fin;
actuaciones en edificios concebidos para otros
usos, nunca usados como museos.
En los dos primeros casos podramos hablar de rehabilitacin y en el tercero sera preferible, como decamos al principio de este texto, hablar de reconver-
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que permiten el incremento de la oferta espacial, pudiendo mantenerse los accesos y circulaciones existentes o no. En ocasiones, la ampliacin contigua puede ser considerada una parte
ms del edificio existente, favorecindose la intercomunicacin y la obtencin de un solo ente arquitectnico; en otras, se concibe como un
edificio adosado con funcionamiento independiente, circulaciones y accesos propios. A su vez
podra distinguirse entre la ampliacin en edificacin colindante que tambin se adapta para
museo y la ampliacin contigua de nueva planta; estas ampliaciones pueden proyectarse conjuntamente con la actuacin en el edificio principal o de manera independiente y, a su vez,
ejecutarse las obras a la vez o en fases independientes e incluso muy lejanas en el tiempo.
Ampliaciones exentas. Si los espacios del museo son insuficientes y nos encontramos con la
imposibilidad de actuar en el entorno inmediato, la solucin puede radicar, se rehabilite o no
la sede principal, en la creacin de un edificio
de nueva planta o en la rehabilitacin de un
edificio para ampliacin exenta, ya sea cercana al edificio original, separada del mismo o
unida a l por conector areo o subterrneo, o
lejana (Figura 11).
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Actuaciones integradoras, entre las que podramos citar las obras de algunos maestros de la museografa italiana, como Scarpa o Albini (Rico,
1994: 248), que pretenden la inclusin de nuevas
piezas arquitectnicas sencillas que no entorpezcan la comprensin del edificio ni nieguen la modernidad de la intervencin; estas obras pretenden resolver los problemas funcionales del museo
y a la vez desarrollar un papel didctico para el
pblico, compatibilizando el respeto a los valores histricos y estticos de los viejos contenedores y la conservacin eficaz con la presentacin
atractiva y la expresin arquitectnica contemporneas (Baztn, 1999: 26).
En el extremo de las actuaciones que pretenden
la integracin se situaran las reconstrucciones,
que incorporan en museos rehabilitados o de nueva planta piezas arquitectnicas histricas o recreadas; aunque en la actualidad la descontextualizacin y el trasplante de elementos originales
estn, en general, perseguidos por las normativas
en materia de patrimonio, antao muchos museos se vieron enriquecidos por elementos o conjuntos arquitectnicos desmontados de sus emplazamientos originales y trasladados a los nuevos,
atravesando a veces los ocanos, como sucedi
con las espectaculares reconstrucciones del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Actuaciones dominantes, como algunas proyectadas por Ungers o Gae Aulenti, que buscan su
afirmacin imponiendo un lenguaje contempor-
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Levantamiento planimtrico, esencial para el conocimiento de las caractersticas fsicas del edificio. Si
no existen planos actualizados del edificio, es imprescindible dibujarlos; si existen, deben ser cotejados con la realidad y, en su caso, transferirlos a algn lenguaje informtico. Estos planos actualizados
deben ser el documento de partida sobre el que
se incorporen mediante cdigos grficos las informaciones sobre materiales, sistemas constructivos,
evoluciones histricas, etc. (Esteban, 1990: 24).
Estudio histrico, que proporcionar un conocimiento del origen y vida del edificio, de sus cometidos, de los acontecimientos con los que estuvo
relacionado y de los avatares sufridos, extendiendo el anlisis, si fuese necesario, a edificios limtrofes e incluso al territorio. Igualmente, debera facilitar datos acerca de los materiales empleados en
la construccin del edificio, as como de las intervenciones realizadas en el pasado y de su proceso
evolutivo, refirindolas al conocimiento cientfico y
tecnolgico contemporneo a la construccin (Alcalde y Villegas, 2003: 11-12; Esteban, 1990: 23-24).
Es importante que se detallen textual y grficamente las fases constructivas y los elementos originales
y aadidos, siendo aconsejable la aplicacin para
ello de la metodologa arqueolgica, por su objetividad en la observacin de la realidad y la asuncin del valor de los pequeos detalles y de la investigacin, entendida como medio y fin para el
conocimiento del monumento. Puede ser necesario el rastreo de archivos, fondos fotogrficos y bibliogrficos, trabajos de investigacin anteriores,
obras literarias y cientficas- informacin periodstica e inscripciones en el edificio.
Estudio hidrogeolgico, imprescindible para la toma
de decisin sobre refuerzos estructurales, de cimen-
tacin o excavaciones, pues proporcionar informacin sobre resistencias y caractersticas del terreno,
niveles freticos, presencia de aguas y humedades,
composicin qumica del agua subterrnea, etc.
Estudio medioambiental, que proporcione datos sobre el comportamiento trmico del edificio, as como de los valores de humedad relativa, temperatura, iluminacin, ventilacin, etc. en el interior, si es
posible a lo largo de un ciclo climtico completo.
Excavacin arqueolgica. Con carcter previo a la
redaccin de cualquier proyecto arquitectnico de
rehabilitacin, es recomendable la realizacin de
sondeos de carcter arqueolgico en el edificio
desarrollando, si sus conclusiones lo recomiendan,
excavaciones en superficie; estos trabajos pueden proporcionar datos valiosos para la redaccin
del proyecto, aportando ms valores para su conversin en museo, enriqueciendo el discurso expositivo o, en casos extremos, desestimar la utilizacin del edificio escogido para este uso.
Estudio patolgico y de materiales, que determine
y proporcione mapeos de las lesiones que presenta el edificio en todos sus elementos constructivos,
proponiendo cauces de solucin y tratamiento para sus materiales y estructuras. Ha de partir de los
estudios anteriormente citados y de los indicadores visuales de alteracin, que orientarn los ensayos a realizar y las propuestas de posibles tratamientos, pudiendo ser necesaria la realizacin de
catas y la toma de muestras (limitada en cantidad
y extensin, para producir el menor dao fsico,
visual y, en su caso, de uso) (Figura 13). Con ellas
se podrn realizar anlisis qumicos, mineralgicos
Figura 13. Cata para estudio patolgico e histrico en la Sala IV del Palacio
de Jernimo Pez, sede del Museo Arqueolgico de Crdoba. Foto: Museo
Arqueolgico de Crdoba, 2009.
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Intervenciones estructurales
Dependiendo de las conclusiones de los estudios anteriormente citados, la estructura del edificio podr ser
ms o menos intervenida para acoger el uso musestico previsto.
Las estructuras horizontales de los edificios histricos a menudo resultan inadecuadas para soportar la
sobrecarga de uso para edificios pblicos y, en los museos, las cargas puntuales que pueden suponer determinadas piezas (Figura 14); de ah que para llevar a
cabo la adecuacin de un monumento a museo no sea
suficiente con conocer el programa arquitectnico, sino que es fundamental tener datos sobre las colecciones, el pblico y la exposicin, para recabar informacin sobre pesos, afluencias y distribuciones.
Los elementos estructurales originales deberan ser
conservados, aun cuando sea necesario liberarlos de la
funcin portante por medio de nuevas estructuras que
reemplacen en su trabajo a las antiguas, consolidndose solidariamente con la estructura original y soportando las nuevas exigencias. En el caso de estructuras formalmente referentes, como bvedas, artesonados, etc.,
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Figura 14. Piezas de gran peso en las salas de epigrafa del Museo de Segovia. Foto: M. . Otero / Ministerio de Cultura, 2007.
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se deberan incorporar, si es posible, al espacio pblico. A la hora de proyectar las nuevas estructuras portantes se evitar en todo caso la alteracin de las proporciones de los espacios, cuidando los grosores de
forjados o cubiertas y la relacin con la escala y los elementos verticales (puertas, alfizares de ventanas, etc.).
Al igual que las estructuras horizontales, puede ser
necesario reforzar las verticales. Si los muros o pilares no soportan las nuevas solicitaciones, ser necesario consolidarlos o suplementarlos, estudindolos
desde los cimientos. Tambin debe ser analizada desde un punto de vista estructural la eventual apertura
de nuevos huecos, sin olvidar tampoco la perspectiva compositiva, recomendndose el rechazo a la analoga formal entre los vanos existentes y los nuevos y
la manifestacin de la presencia de puertas o ventanas originales, aunque hayan sido cegadas (Minissi,
1983: 50).
En el caso de que sea preceptiva y legalmente viable la adicin de plantas o nuevos volmenes o la excavacin de stanos, se analizar tambin desde un
punto de vista estructural, a fin de garantizar la resistencia de la fbrica original, realizndose las adiciones
con respeto al edificio histrico, a sus valores y proporciones.
Igualmente, deber prestarse especial atencin a
los esfuerzos de fatiga y las vibraciones que pueden
introducir en los elementos portantes los sistemas tcnicos, escaleras, ascensores y rampas que se incluyan,
pudiendo ser necesaria la implantacin de estructuras
autnomas, disociadas de la histrica.
Del mismo modo, si las cubiertas requieren alguna
modificacin producida por causas museolgicas (apertura de lucernarios, colocacin de monteras en patios,
etc.), debern ser estudiadas desde la perspectiva estructural. En muchos casos, la solucin ms adecuada
puede ser la de rehacer por completo los tejados, conservando formas, volmenes y materiales, usando tcnicas modernas (Minissi, 1983: 48).
polgicos, espaciales y compositivos del edificio, previendo la situacin y, en su caso, la ocultacin de canalizaciones, o su ubicacin adecuada para que no se
distorsione el ambiente. En muchos casos, la adaptacin tecnolgica del edificio implica a su vez una adaptacin espacial, para acoger conductos y cuartos de
mquinas.
Intervenciones en la distribucin de los espacios
En la mayor parte de los casos, el programa de necesidades del museo es amplio, variado y ambicioso y
tiene unos requerimientos superiores a los que ofrece
la distribucin original del edificio histrico, a menudo nacido para otra funcin; del mismo modo, la ordenacin cientfica de la coleccin puede no ser fcilmente adaptable al sistema espacial original, por lo
que la conversin del edificio en museo exigir a menudo la realizacin de adaptaciones en la forma, distribucin y acabados de los espacios. En principio, toda adaptacin es admisible a condicin de que no
modifique de modo irreversible el carcter arquitectnico del edificio y su sistema espacial.
El respeto al carcter del edificio exigir a veces
la renuncia al cumplimiento estricto de algunas exigencias del programa arquitectnico, como pueden
ser las relaciones de contigidad entre espacios o la
extensin en superficie. La unificacin de habitculos para conseguir salas de mayor tamao es una intervencin habitual, que puede ser admitida si las particiones que se eliminan no marcan las trazas esenciales
de la composicin del edificio; no obstante, es necesario reflexionar acerca de qu espacios se prescinde
para conseguir otros nuevos; as, por ejemplo, en algunos palacios y viviendas transformadas en museo
se eliminaron en su momento los espacios sirvientes,
por considerarlos menos relevantes que las zonas nobles, minorando la esencia del edificio.
Intervenciones expositivas
Intervenciones tcnicas
En su adaptacin para museo el edificio antiguo deber acoger necesariamente instalaciones, a veces muy
sofisticadas, que no fueron contempladas durante su
proceso de construccin o lo fueron con dimensiones
y requerimientos muy diferentes a los que las nuevas
costumbres y legislaciones vigentes requieren. Por ello,
para la implantacin de los diferentes sistemas tcnicos ser necesaria la consideracin de los valores ti-
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Construccin de espacios creados a propsito para el fin que van a desempear, por lo que cumplirn con mayor precisin las exigencias en materia de superficie, volumen y circulacin, lo que
se traduce en una mayor eficacia funcional.
Obtencin de una mejor relacin entre superficie til y construida, ya que se minimiza, respecto a lo que ocurre en edificios histricos, la parte ocupada por los cerramientos.
Mayor facilidad para integrar instalaciones y elementos generadores y emisores en la arquitectura, consiguiendo edificios ms flexibles, controlables y optimizados.
Construccin con plazos de ejecucin ms cortos.
Mayor libertad de diseo y eleccin de materiales.
Mayor economa, puesto que la rehabilitacin exige en general procesos constructivos ms largos
y materiales ms caros, acordes con las calidades
del edificio histrico.
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pecie de reliquias de s mismos. Autores como A. Capitel solicitan por ello que se abandone la conversin
de edificios antiguos en museos cuando sta se realice slo para salvar el edificio, sin que su dotacin espacial as lo sugiera, proponiendo para ellos otro tipo
de usos ms acordes con su realidad (Capitel, 1991: 27).
Por ello, si el edificio no resulta mnimamente idneo y no rene valores documentales, de representatividad y estticos, tal y como record en la ya citada
reunin ICOM-ICOMOS de Polonia William T. Alderson, por entonces director de la American Association
for State and Local History (Alonso, 1999: 277), deber renunciarse a l. En todo caso ser premisa fundamental el rechazo para museo de todo edificio antiguo nacido para otros fines que carezca de inters
cultural, porque siempre ser ms econmico y coherente su derribo y sustitucin por un edificio nuevo, o
la construccin del museo en otro solar.
Bibliografa
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Metodologa de estudios previos y propuesta de tratamientos, en VILLEGAS SNCHEZ, R. y SEBASTIN PARDO, E. (2003): Metodologa de diagnstico y evaluacin
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ALONSO FERNNDEZ, L. (1999): Museologa y Museografa. Ediciones del Serbal, Barcelona: 275-278.
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Un caso particular:
la programacin arquitectnica
de los almacenes externos11
Blanca Padilla Blanco12
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
En el presente artculo se aborda la problemtica del almacenamiento de bienes culturales en los museos y cmo la tendencia actual es la creacin de centros externos. A lo largo del texto se analizan las causas de esta
situacin y cmo los distintos museos europeos estn
creando centros de muy distinto tipo, aunque con un
objetivo que supera la simple aspiracin de almacenar,
a favor de una correcta gestin y conservacin de las
colecciones. Finalmente, se realiza un breve avance sobre la planificacin del Centro de Colecciones de Museos Estatales, dependiente del Ministerio de Cultura.
Palabras clave
Keywords
Se agradece especialmente la informacin proporcionada por los siguientes tcnicos de la Subdireccin General de Museos Estatales: Eva Mara
Alquzar, Vctor Cageao, Reyes Carrasco, Leticia de Frutos, Alicia Herrero,
Isabel Izquierdo, Consuelo Luca de Tena, Carmen Rallo y Carmen Sanz.
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Correo electrnico: blanca.padilla@mcu.es
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El CGAC busca una nave de ms de mil metros cuadrados sin puertas ni ventanas exteriores. Deber estar situada a menos de veinte kilmetros de la sede del museo. La Consellera de Cultura obliga a que las instalaciones cuenten
con un sistema antirrobo, un circuito de videovigilancia conectado a la polica y
un sistema de deteccin y extincin de incendios (Paniagua, 2008).
estos almacenes externos segn la terminologa utilizada hace algunos aos? Posiblemente el impulso
est motivado por la combinacin de varios factores,
que van desde el incremento de coleccin hasta la ejecucin de obras que exigen el desalojo de los edificios. Tomando como ejemplo el caso concreto de los
museos espaoles de titularidad estatal pero, sabiendo que esta es una realidad comn a muchos museos
de titularidad autonmica, municipal, privada, etc.,
se pueden sealar diferentes causas que favorecen las
decisiones y puesta en marcha de estas actuaciones:
Como primera causa encontramos el incremento de
colecciones, en muchos casos imposible de asumir
por la tipologa y tamao de los edificios que sirven de sede a los museos. La mayora de las veces
el acrecentamiento es progresivo, fruto de una cuidada poltica de adquisiciones mientras que, en otros
casos, se puede producir un incremento puntual
producto de donaciones o adquisiciones de grandes colecciones, e incluso, puede tratarse de un acrecentamiento de carcter temporal, como pueden ser
los depsitos judiciales, pero que, tambin, precisan un espacio de almacenamiento adecuado. As,
recordemos que en la reciente Operacin Malaya
se incautaron ms de 1.200 obras de arte, de las que
ms de 400 fueron depositadas en el Museo de Mlaga, mientras que el resto se reparta por distintos
museos e instituciones andaluzas.
Al margen de esta situacin excepcional, existe una
realidad que condiciona el normal funcionamiento de los museos estatales espaoles de carcter arqueolgico y especialmente aquellos que proceden de los antiguos museos provinciales, derivado
del imperativo legal recogido en la actual Ley
16/1985 de Patrimonio Histrico Espaol14. Esta realidad es que los materiales y bienes arqueolgicos procedentes de excavaciones deben ingresar
anualmente en depsito en el museo estatal correspondiente por provincia o proximidad a la zona de
excavacin. A partir de ese momento, el museo depositario debe hacerse cargo de la gestin y al-
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Art. 42. 2. La autorizacin para realizar excavaciones o prospecciones arqueolgicas obliga a los beneficiarios a entregar los objetos obtenidos, debidamente inventariados, catalogados y acompaados de una Memoria, al
Museo o centro que la Administracin competente determine y en el plazo
que se fije, teniendo en cuenta su proximidad al lugar del hallazgo y las circunstancias que hagan posible, adems de su adecuada conservacin, su
mejor funcin cultural y cientfica.
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Figura 1. Museo Arqueolgico Nacional, Madrid. Naves provisionales en Alcal de Henares. Foto: B. Padilla, 2003.
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jorar sus reas de reserva. Este es el caso del Museo Nacional de Arte de Catalua (MNAC), en Barcelona, en cuya reorganizacin general del edificio de Montjuic desarrollada entre 2000 y 2004
las zonas de almacenamiento han sido cuidadosamente planificadas, creando diferentes espacios
para conservar las colecciones segn tipologas,
materiales y formatos, en torno al gran saln oval.
Adems, cuentan con espacios para el embalaje
y desembalaje, zonas de almacenamiento de los
distintos elementos para manipulacin y transporte de obras. Esta intervencin ha logrado un espacio de reserva de 2.600 m2 con unas estrictas
condiciones medioambientales y de seguridad.
d) Tambin hay museos, como el Lzaro Galdiano
de Madrid que, pensando en la visibilidad de las
colecciones, habilita almacenes visitables en su
propia sede, mientras que otros, como los Museos de vila o de Zamora, optan por la adecuacin de edificios cercanos, pero independientes
a la sede del museo. En los dos casos citados,
se han ocupando iglesias secularizadas que se han
adaptado para su uso como almacn o reserva visitable. As el Museo de Zamora, ubicado en el
Palacio del Cordn, habilit un almacn visitable
en la anexa iglesia de Santa Luca, mientras que
el de vila acondicion la iglesia de Santo Tom
en 1998, para exhibir una seleccin de los materiales ptreos de su coleccin (Figura 6).
Figura 6. Museo de Zamora. Almacn visitable, iglesia de Santa Luca. Foto: Ministerio de Cultura.
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La inversin en un nuevo centro puede resultar incluso ms rentable que la ampliacin de las actuales
sedes ya que, en muchas ocasiones, la adquisicin de
un inmueble prximo o anexo resulta inasequible, por
emplazarse en el centro de las reas urbanas donde
el coste del suelo es muchsimo ms elevado que en la
periferia; cuando no es del todo inviable pues, por el
hecho de encontrarse ubicado en el centro, apenas existen opciones de inmuebles factibles para la expansin.
Con esto no quiero decir que la creacin de un centro de recursos o colecciones sea una solucin ms econmica. Como bien sabemos, la puesta en marcha de
cualquier proyecto de alto nivel requerir, lgicamente, una elevada inversin, eso s, de larga duracin en
el tiempo y alto rendimiento para los bienes culturales.
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notacin negativa determin que empezasen a utilizarse trminos como espacios o salas de reserva que,
en el fondo, no dejaban de ser lugares de almacenamiento para aquellas colecciones que no podan ser
exhibidas de modo permanente.
Pese a todo, la influencia de la conservacin preventiva, que demanda una misma atencin al conjunto de las colecciones estn o no expuestas y puesta en prctica de una manera cotidiana, ha determinado
que la tendencia actual sea la superacin de ese antiguo concepto de almacn o reserva como espacio
slo de almacenamiento, sin ningn tipo de tratamiento de los fondos, en favor de un concepto de centro
con nuevas funciones ligadas a la gestin total de las
colecciones. De este modo, surgiran dos complejos vinculados al museo:
por un lado, el complejo o centro principal, dedicado a la exhibicin y difusin, el cual se ubicara
en la sede tradicional del museo o en un edificio
emblemtico de nueva planta situado en un lugar
urbano preferente, en el cual se desarrollaran las
funciones y actividades en relacin con el pblico;
y el complejo o centro de conservacin que, en una
sede externa, agrupara todo lo referido a la investigacin, conservacin y gestin de colecciones.
No obstante, esta nueva concepcin an no se ha
visto refrendada en la terminologa musestica y continan conviviendo trminos como reservas externas,
centro de conservacin, almacn externo, centro
de colecciones, centro de apoyo, centro logstico,
centro de recursos, etc.
De cualquier modo, es importante indicar que la
preocupacin por el estudio de estas infraestructuras
est muy presente en el mbito museolgico, como
puede deducirse de los diversos encuentros dedicados
a estos temas y celebrados ltimamente en pases de
nuestro entorno y, especialmente, en Francia. Entre los
ms recientes podran destacarse las Jornadas Rserve,
Ple de Conservation16, Centre de Conservation y el Seminario Les rserves: pour une gestion optimale des collections17. En ambos, se puso de manifiesto que la preocupacin por la conservacin de las colecciones y el
Jornada organizada por la Asociacin General de Conservadores de Colecciones Pblicas de Francia (Marsella, 16 de octubre 2007).
17
Seminario organizado por el Instituto Nacional de Patrimonio (Pars, 26 al
28 marzo 2008).
16
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En Espaa, encontramos el ejemplo del almacn externo del Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona, que proporciona espacio para el continuo crecimiento de los materiales arqueolgicos, permitiendo
su estudio a investigadores; se distribuye en dos unidades independientes, muy funcionales, uno para bienes inventariados adscritos a la coleccin del museo y
otro destinado al material arqueolgico de reciente llegada, con espacios para estudio y catalogacin del mismo. El equipamiento es funcional y estndar, adaptado perfectamente a las necesidades de conservacin
de las distintas piezas y colecciones.
Otro ejemplo es el del Museo Guggenheim de Bilbao, ubicado en el polgono industrial del municipio
de Artea. Se trata de un edificio de nueva planta de
casi 3.700 m2 de superficie, aunque con posibilidades de ampliacin, inaugurado a comienzos de 2008.
La construccin busca, en los materiales y en el color de sus fachadas, su integracin tanto con el resto
de las naves del polgono como con el paisaje circundante pero, tambin, el mximo aislamiento trmico y
acstico. Interiormente, los criterios de mxima seguridad y adecuada conservacin se mantienen, por lo
que se ha utilizado un pavimento de hormign pulido que evita las rugosidades que puedan causar vibracin en el traslado de las obras de arte, a la vez que
repele el polvo. Espacialmente, dada las caractersticas de la coleccin, se han previsto zonas especficas
de doble altura para el almacenamiento de los grandes formatos, as como diversos locales tcnicos, almacn de embalajes, archivo, aulas de formacin, oficinas y talleres y, por supuesto, un amplio muelle de
carga cerrado y cubierto con capacidad para dos camiones (Figura 7).
En el panorama internacional, entre los centros que
sirven a un nico museo es preciso destacar, por ser
uno de los ms novedosos y ambiciosos, el Storage
Center del State Hermitage Museum, en el distrito de
Staraya Derevnya de San Petersburgo (Rusia). Su construccin se inici en 1990 y, en la actualidad, dispone de ms de 35.000 m2 para la gestin y conservacin
de las colecciones. Este centro de almacenamiento fue
Figura 7. Museo de vila. Almacn visitable, iglesia de Santo Tom. Foto: Ministerio de Cultura.
considerado como uno de los factores clave para la renovacin del Museo del Ermitage, ya que responde a
la necesidad de proporcionar mayores y ms adecuadas infraestructuras para servicios y colecciones inapropiadamente conservadas en los edificios histricos del centro de San Petersburgo. Formado por varios
inmuebles, dedicados tanto a reas internas administracin, almacenaje, instalaciones y conservacin como a reas pblicas exposiciones y conferencias; las
zonas reservadas al almacenamiento se encuentran en
proceso de expansin, para configurar ocho edificios
especializados, de modo que ser unos de los centros
ms ambiciosos de este tipo en el mundo.
Junto a ste, tambin son destacables las Rserves
du Muse des Arts et Mtiers, en Saint Denis (Francia).
Construidas en 1994 a raz de la renovacin de la exposicin permanente del museo, actualmente custodia
el 95% de los fondos constituidos, sobre todo, por artes decorativas y bienes del patrimonio industrial. Arquitectnicamente, se estructura en dos grandes mdulos funcionales, claramente definidos: uno dedicado a
la investigacin y restauracin y, otro, denominado el
cofre, dedicado a las reservas organizadas en primer
lugar por dimensiones y, despus, por su tipologa. Este centro organiza visitas guiadas al pblico y, adems,
programa actividades monogrficas orientadas a fomentar el conocimiento y comunicar sus valores histricos
e influencias en la produccin industrial actual. Este
tipo de acciones son un ejemplo de cmo el almacn
externo se relaciona con la sociedad, no slo facilitando la visita pblica que es lo ms habitual, sino tambin
con la realizacin de otro tipo de actividades (Figura 8).
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Centros externos que sirven a varios museos y albergan sus reservas independientes, pero compartiendo las reas comunes (acogida, administracin, reas recepcin y expedicin), en un
esfuerzo por rentabilizar espacios, instalaciones
y equipamientos, como es el caso de la Rserve
Musale de la Capitale Nationale en Quebec (Canad), construida entre 2002 y 2003 para albergar, en mbitos individuales, los fondos del Muse de Qubec y el Muse de la Civilisation.
Centros externos que pretenden reforzar el concepto de coleccin nica, superando la tradicional adscripcin de fondos a un determinado museo y defendiendo un concepto ms amplio de
Patrimonio Cultural, como es el Centre des Collections des Muses Nationaux Suisses, en Albis,
en las proximidades de Zurich (Suiza) (Figura 9).
Esta institucin unifica las colecciones de los ocho
museos nacionales suizos y favorece el concepto
de coleccin nica para todos los museos, tanto en
lo que se refiere a gestin como a distribucin de
colecciones en las reas de almacenamiento, conservacin, documentacin, investigacin, prstamo
de obras, etc. Esta nueva nocin ha requerido un
cambio de mentalidad, no siempre bien recibido,
donde los profesionales de los distintos museos han
tenido que dejar de pensar en su coleccin a favor de una idea ms amplia de patrimonio cultural
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Por otra parte, segn el proceso y modo de gestin de la coleccin, podramos distinguir entre:
Centros que ordenan y almacenan las colecciones por tipologas, sin crear reas propias para
los fondos de cada museo, como el caso de las
Reserves des Muses de Marseille, instalados en
una antigua fbrica de tabacos, en la bsqueda
de la mayor rentabilidad del espacio fsico y de
la adecuacin de las condiciones de conservacin
de los bienes segn sus tcnicas y soportes.
Centros que ordenan sus colecciones segn el
museo del que dependen, sin tener en cuenta sus
tipologas, como sucede en el modelo instaurado para los tres museos de Saint-tienne18 en Francia. stos, pese a depender de administraciones
diferentes, comparten una misma nave industrial
una antigua fbrica de armas espacialmente ha-
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trabajo oculto de los museos, concienciar al visitante de la importancia de la conservacin y del respeto
por el patrimonio, disponer de un mayor apoyo poltico y financiero al ser algo visible, garantizar el correcto cuidado y mantenimiento de las instalaciones,
etc. superan considerablemente los perjuicios que
pueda suponer esta decisin, entre los que encontramos una menor rentabilidad del espacio, pues la distribucin de mobiliario deber permitir la circulacin
de grupos, la adopcin de mayores medidas de seguridad, la dotacin de determinados servicios pblicos como son zonas de acogida y consigna, etc.
Al margen de estas categoras podramos citar, adems, algunos casos singulares y novedosos como el
Depsito del Historisches Museum de Lucerna (Suiza),
cuya peculiar concepcin est a medio camino entre
el museo y el almacn ya que, el museo ubicado en
un antiguo arsenal, est concebido en s mismo como
un almacn visitable. De este modo se conservan,
muestran y divulgan las colecciones sin el sentido de
exhibicin propiamente dicha es decir, sin un discurso o hilo argumental, pero s con elementos de apoyo que permiten la identificacin de las piezas, facilitando, por otra parte, dar a conocer la cara oculta de
un museo sin mostrar el normal funcionamiento de un
almacn de museos como pueda ser el caso citado de
Glasgow (Figura 11).
Otro modelo singular es el Schaulager de Basilea,
institucin dependiente de la E. Hoffmann Foundation
y la Laurenz Foundation, que muestra sus colecciones
de manera restringida, slo a profesionales y, en especial, del mundo del arte contemporneo. ste es un
centro con importantes recursos y medios, ubicado en
un singular edificio, obra de los arquitectos Herzog y
De Meuron, cuyo planteamiento conceptual se encuentra a medio camino entre la idea de almacn visitable y la galera de arte privada.
Desde un punto de vista arquitectnico hay que sealar que, en la mayor parte de los casos, estos centros externos sirvan a uno o a varios museos, suelen ubicarse en edificios cuyos principales valores son
la funcionalidad, la versatilidad y, en mayor o menor
medida, la diafanidad. Aunque algunos se implantan
en edificios de nueva planta, muchos de estos centros
recuperan edificios construidos con anterioridad para otros usos, en la mayora de los casos para almacenes y, a veces, tambin cuarteles u otros inmuebles
que disponen de gran superficie, ofreciendo un amplio desarrollo en planta frente al escaso desarrollo en
altura, adems de brindar grandes posibilidades para
su fcil transformacin y adecuacin al nuevo uso.
Del mismo modo, en la mayor parte de los centros
citados, se aprecia una clara sectorizacin entre los distintos usos que puede compartir la institucin (reas
de reserva, investigacin, restauracin, documentacin,
etc.) variando en cada caso el modo en que la organizacin de las colecciones afecta a la arquitectura. De
esta manera, es bastante habitual el reparto de los diferentes usos del centro en edificios independientes,
como sucede en el ya citado almacn externo del Museo de Historia de la Ciudad de Barcelona o en el Centre for Preservation of Cultural Heritage en Vejle (Dinamarca), edificio con una composicin espacial y
funcional especialmente destacado desde este punto
de vista. Inicialmente se trataba de un centro de conservacin y restauracin con carcter regional al que,
en 2003, se le aadi el rea de almacenamiento para
servir a varios museos. El centro se ubica en un polgono industrial, con una arquitectura donde prima la
funcionalidad, as como la cuidada seleccin de materiales y acabados que proporcionan gran estanqueidad y, por tanto, un mantenimiento bastante econmico que es, quizs, otro de los aspectos que ms debera
estudiarse en cualquier proyecto de creacin y construccin de un centro externo. La configuracin arquitectnica en tres mdulos alineados responde a ese
origen del centro, entendido slo como lugar para la
conservacin y restauracin al que, con posterioridad,
se le incorpor el mdulo destinado a almacenamiento. En la prctica, esta organizacin resulta muy
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responsables y especialistas de todos los museos implicados, as como de sus organismos de gestin, para poder concretar el modelo y definir el tipo de centro que cubra sus expectativas y carencias.
Por otra parte, sera interesante que se procediese
a recabar el mximo de informacin posible en relacin con otros centros de caractersticas similares, as
como sobre sus instalaciones y equipamientos estableciendo, y si es posible, un programa de contactos o visitas a los almacenes y centros externos ms destacados, al menos del entorno prximo, al mismo tiempo
que se consulta la bibliografa especfica y las actas o
conclusiones de reuniones y seminarios relativos a esta cuestin.
Fase de conceptualizacin
Una vez analizada la realidad de los museos, sus colecciones y necesidades y recopilada toda la informacin adicional ser preciso proceder a la conceptualizacin del centro. Teniendo en cuenta que su
objetivo final ser conservar e investigar las colecciones de un modo adecuado, liberar espacio en los edificios de los museos para un mayor aprovechamiento de los mismos por parte del pblico y, finalmente,
extraer de los fondos en reserva un mayor rendimiento social, debern definirse, al menos las siguientes
cuestiones:
La idea generadora del centro y su relacin de
dependencia respecto de los museos y stos con
relacin a l. En este sentido, deber definirse su
naturaleza jurdica y adscripcin, pudiendo ir ligado a un solo museo, aunque d servicio a ms
de uno. Estos museos dependientes debern establecer una relacin con el primero (econmica, administrativa, de colaboracin, etc.) o bien
podrn agruparse bajo la dependencia del rgano de gestin del conjunto de museos a los que
el nuevo centro externo de servicio.
Los servicios que va a prestar el centro de recursos a los museos. De manera fundamental, ste deber contemplar la funcin de conservacin y almacenamiento, pero podr aadir tambin las de
restauracin, documentacin, visita pblica, etc.
La correlacin de los servicios que acoja el centro
con los ya existentes en los propios museos, determinando si la implantacin de algunos servicios en
el nuevo centro supondrn la desaparicin total o
parcial de los mismos en los museos o slo su am-
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museo ms, teniendo en cuenta que, aunque la vocacin principal del centro sea la custodia, conservacin e investigacin de las colecciones, ser precisa
la redaccin de todos los programas usuales en un
Plan Museolgico, como pueden ser los de colecciones, recursos humanos, recursos econmicos y, por
supuesto, el arquitectnico. Igualmente, si el centro
de recursos est tambin abierto al pblico, habr
que redactar otros programas como son los de difusin, comunicacin e incluso un programa que no
deberamos considerar como expositivo pero s de
presentacin de colecciones. Por otra parte, puede
ser preciso disear otros programas especiales como
pueden ser el de logstica y transporte, por las particularidades de la propia institucin, as como la necesidad de facilitar las comunicaciones entre el centro y los museos a los cuales da servicio, o un
programa especial de equipamiento.
As pues, de entre todos los programas que conforman el Plan Museolgico, el de un Centro de Colecciones o Recursos, deber desarrollar en especial los
siguientes:
El programa institucional ha de definir el centro
al menos desde tres puntos de vista: entidad jurdico-administrativa, estructura organizativa y relacin
con otras instituciones. Deber tambin sentar las bases para la emisin de la norma de creacin mediante la cual quedar claramente regulada su misin,
fines y funciones. Asimismo, este programa ser el
encargado de recoger el reglamento de rgimen interno y cuantas normas y protocolos sean precisos
para la prestacin de servicios, definiendo, en caso
de ser un centro compartido, sistemas de uso por los
museos a los que pertenezca o, si es el caso, de otros
ajenos.
El programa de colecciones ser una pieza fundamental para la concrecin del centro, puesto que
de l dependern otras muchas cuestiones tanto a nivel espacial, como de personal, funcionamiento, recursos, etc. Dentro de este programa se desarrollarn
subprogramas relativos a documentacin, investigacin y conservacin y, por ello deber definir, entre
otras muchas cuestiones, el protocolo para la admisin de piezas, tanto las que vayan a ser conservadas
y almacenadas de modo permanente como aquellas
susceptibles de una custodia temporal mediante cesin o alquiler de espacios, estableciendo los criterios en cuanto a tipologas, estado de conservacin,
situacin jurdica, etc. Tambin la gestin y documentacin de las colecciones son aspectos de este pro-
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Asimismo, es oportuno que en el programa se incluyan especificaciones relativas a los materiales constructivos, sistemas de control ambiental, acabados,
etc., con el fin de que el proyecto arquitectnico que
se ejecute garantice la correcta conservacin e higiene de los bienes culturales. Igualmente, si el centro
se instala en un edificio ya existente, deber proporcionar criterios para la adaptacin del mismo a sus
nuevos usos.
A la par, y teniendo en cuenta los elevados requerimientos tecnolgicos de este tipo de centros, debern mencionarse expresamente las necesidades con
respecto a las instalaciones, de manera que stas y, en
concreto, las de climatizacin e iluminacin, puedan
sectorizarse, con el fin de adecuarse a los distintos tipos de colecciones. Tambin el equipamiento informtico tendr gran relevancia, al igual que la aplicacin de criterios de sostenibilidad del edificio al ser,
por lo general, inmuebles de considerables dimensiones y con una funcin muy especfica, donde el control y mantenimiento de las condiciones ambientales
adecuadas y de la seguridad requieren un funcionamiento durante veinticuatro horas diarias, lo que har
que el coste energtico sea considerable. Por tanto, ser primordial recomendar en el programa arquitectnico la obtencin de la mxima eficacia energtica, estudiando el empleo de energas renovables como la
solar, adems de potenciar el propio aislamiento trmico y acstico del inmueble.
El desarrollo del resto de los programas del Plan
Museolgico estar ntimamente relacionado con el arquitectnico, condicionndose mutuamente. Especialmente relevante es el anlisis, en un programa independiente o bien dentro del propio programa
arquitectnico, de los sistemas y modos de circulacin,
acceso, transporte y aparcamiento. Un centro de colecciones o recursos vinculado a museos tendr una
actividad contina y permanente de movimientos externos de personal y bienes culturales que conviene
sean minuciosamente estudiados.
Ser imprescindible programar inserto en el propio
programa arquitectnico o bien en un apartado propio, los sistemas y mobiliarios de almacenamiento especfico (peines, planeros, compactos, estanteras, etc.)
y, en el supuesto de que se vaya a permitir la visita de
pblico, ser necesario estudiar y prever un sistema
que permita presentar y visualizar las colecciones por
parte del pblico, as como desarrollar los protocolos necesarios para la manera en que se va a proceder
a la visita y la difusin del centro.
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Figura 12. Centro de Colecciones de Museos Estatales, Madrid. Futura sede en San Fernando de Henares. Foto: V. Cageao, 2008.
Conclusiones
La creacin de un nuevo centro de caractersticas tan
similares a un museo aunque sin llegar a cubrir todas sus funciones, requiere de un profundo anlisis
y reflexin. Reflexin que no slo se produce durante la fase de programacin, sino que debe continuar
durante la fase de redaccin de proyecto arquitectnico, en un dilogo contino con el equipo del mis-
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mo. Porque no podemos olvidar que, por muy exhaustivo que sea el programa de necesidades, es necesario transmitir adecuadamente las expectativas al equipo encargado de satisfacerlas.
Tampoco podemos olvidar que un centro de estas caractersticas precisa de un riguroso y, sobre todo, dotado programa econmico, donde se establecern las necesidades con respecto a todos aquellos
aspectos derivados de la gestin financiera de la institucin, incluyendo las previsiones presupuestarias para el pleno funcionamiento de un centro de colecciones, recursos o logstico. As pues, adems de la
necesaria inversin durante la creacin y puesta en
marcha, habr que prever los gastos de funcionamiento y mantenimiento, as como las futuras inversiones
(nuevos equipamientos, instalaciones, etc.).
Bibliografa
FERRIOT, D. (1995): Las reservas en los museos: un
coloquio internacional, Museum Internacional, n.
188: 35-39.
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Un caso particular:
el programa arquitectnico
del Museo de Mlaga
Mara Morente del Monte19
Museo de Mlaga
Mlaga, Espaa
Resumen
Abstract
This paper presents the development process and features of the architectural program that the Malaga Museum, state ownership and management transferred to
the Government of Andalusia, has been developed for
deployment at the Palacio de la Aduana in the city of
Malaga. In that way, this article developes a concrete
example of the planning method proposed for the state museums.
Palabras clave
Keywords
Museo de Mlaga; Plan Museolgico; proyecto arquitectnico; programa arquitectnico; Palacio de la Aduana.
Mlaga Museum; Museological Plan; architectural project; Architectural Program; Palacio de la Aduana.
19
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En el ao 2008 la Subdireccin General de Museos Estatales nos invit, en representacin del Museo de Mlaga, a participar en el curso La arquitectura del museo vista desde dentro: qu le exigen los profesionales
del museo a su edificio?, celebrado en Buenos Aires,
en coordinacin con el Centro Cultural de Espaa en
dicha ciudad.
Un museo no es ajeno a sus circunstancias. El Museo de Mlaga cerr sus puertas al pblico en 1996 (la
seccin de Bellas Artes) y 1997 (la de Arqueologa).
Demasiados aos, demasiadas inercias, demasiadas
mudanzas, demasiadas sedes provisionales, para mantener el ritmo y los cometidos de un museo. Afortunadamente en nuestro caso, el constante apoyo de la ciudadana, que sigue esperando ilusionada la reapertura
en el Palacio de la Aduana, y el da a da del personal
del museo, que mantiene latente el espritu de la institucin, hacen posible que los entusiasmos aliados
obligados de las responsabilidades sigan candentes.
Pero, en cualquier caso, para una institucin con una
circunstancia como sta, cualquier apoyo cobra una
relevancia especial, y la invitacin que nos brind el
Ministerio de Cultura de compartir con ellos el curso,
exponiendo el programa arquitectnico del Museo de
Mlaga, supuso un reconocimiento que fue bien recibido20.
20
Este curso fue una muestra ms del continuo apoyo que la Subdireccin General de Museos Estatales viene prestando a los museos espaoles de gestin transferida y la expresin de un quehacer, que trasluce calidad, organizacin, responsabilidad y profesionalidad, adems de un trato humano de
gran correccin y cordialidad. Por ello, quiero mostrar mi agradecimiento y
el del Museo de Mlaga, a Marina Chinchilla, bajo cuya coordinacin empezamos esta andadura, a Santiago Palomero, en aquel entonces Subdirector
General de Museos Estatales y a Vctor Cageao, Jefe de rea de Infraestructuras, que depositaron su confianza en m, y a Marisa Snchez, Blanca
Padilla y Elena Carrin, que junto a Vctor, y a todos aquellos profesionales
que participaron y compartieron con nosotros en Buenos Aires sus reflexiones y experiencias, hicieron posible un curso que tanto me ha enriquecido
a nivel profesional y personal, y del que guardo un entraable recuerdo.
luz de Museos y Colecciones Museogrficas. Esta situacin administrativa marca ya un contexto concreto.
El actual Museo de Mlaga data de 1972, ao en el
que una Orden21 unifica el antiguo Museo Provincial de
Bellas Artes, fundado en 1913, y el Museo Arqueolgico Provincial, fundado en 1947, unindolos en una nica institucin con tres secciones (Bellas Artes, Arqueologa y Etnologa). El Ministerio de Cultura titular de la
institucin tom as la decisin administrativa de establecer en Mlaga, como en otras muchas provincias espaolas, un museo general y no dos museos especficos segn las naturalezas de las colecciones. Pero es
ahora, despus de treinta y ocho aos, cuando sus consecuencias se evidencian, pues con la prxima apertura del museo en la nueva sede del Palacio de la Aduana, por primera vez se van a unificarlas las tres secciones,
ya que por distintas circunstancias, que despus analizaremos, se han mantenido independientes hasta el momento, sin compartir nunca la misma sede. De hecho,
en la ciudad difcilmente se nombra a la institucin con
la denominacin genrica y actual de Museo de Mlaga, sino que siguen usndose las antiguas denominaciones de los museos provinciales.
El antiguo Museo de Bellas Artes se constituy por
un Real Decreto de 2 de julio de 1913, que obligaba a
crear un museo en todas las provincias espaolas que
an no contaran con l, con el objetivo de recoger y
tutelar los bienes muebles procedentes de la desamortizacin decimonnica22. En Mlaga la creacin del Museo de Bellas Artes data precisamente de este momen-
Orden de 16 de marzo de 197l por la que se crea el Museo de Mlaga y se integra en el Patronato Nacional de Museos (BOE 2-IV- 1973). Esta Orden argumenta su motivacin en la decisin de constituirse en un museo moderno,
con colecciones variadas que sean capaces de poner de relieve la importancia arqueolgica, artstica y etnolgica de la citada localidad y su provincia.
22
La Ley de instruccin pblica de 1857 ya haba determinado la creacin, bajo la tutela del Estado, en cada provincia espaola de un Museo de Bellas
Artes, con el objetivo primordial de custodiar el legado de las obras de
arte procedentes de los inmuebles desamortizados a fin de evitar su prdida o paso a manos privadas. La Desamortizacin fue un proceso histrico, econmico y social iniciado en Espaa a finales del siglo XVIII, que discurri hasta comienzos del siglo XX, siendo sus momentos lgidos los
decretos de los Ministros de Hacienda Juan lvarez Mendizbal en 1836 y
Pascual Madoz en 1855. El proceso desamortizador tena como objetivo pasar a propiedad pblica o sacar al mercado, mediante subasta pblica,
tierras y bienes no productivos de la Iglesia Catlica, rdenes religiosas o
de titularidad nobiliaria. Su finalidad era acrecentar la riqueza nacional, mediante un proceso econmico que tuvo como consecuencia social ms inmediata la modificacin de la propiedad de bienes del Antiguo Rgimen,
fortaleciendo el ascenso social de la nueva burguesa de la Espaa liberal
de la primera mitad del siglo XIX.
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to, como iniciativa de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, institucin que desde entonces mantiene una fuerte vinculacin con el museo23.
Se inaugur al pblico el 17 de agosto de 1916, en
un inmueble de la capital malaguea en la calle Pedro
de Toledo, alquilado a la familia Larios. En 1920, tras
la venta del inmueble por sus titulares a la institucin
Teresiana, es alojado en la sede de la Escuela de Bellas Artes de San Telmo creada igualmente por la Academia en el antiguo convento de la Compaa de Jess de la plaza de la Constitucin, donde permanecer
hasta que se instale en 1963, ya como Museo Provincial de Bellas Artes, en el Palacio de los Condes de
Buenavista24 en la calle San Agustn, donde permaneci hasta su clausura en 1996, en que debe ser desalojado por la decisin de destinar el edificio a la creacin del nuevo Museo Picasso Mlaga25 (Figura 1).
Esta relacin posee ms implicaciones que el hecho de que Academia y Museo siempre hayan compartido una misma sede. Academia y Museo se confunden realmente como instituciones, de forma que todos los vocales del
patronato que rige el museo, aunque representaran a otras instituciones, eran
en esas fechas miembros de la Academia, como los mismos directores del
Museo. De hecho, el Museo de Bellas Artes no tuvo nunca un archivo administrativo propio, sino que sus acuerdos, cuentas y decisiones se recogen en
las propias actas de la Academia. Esta estrecha vinculacin llega incluso a afectar a los fondos del Museo, sin que exista una claridad jurdica en las titularidades de muchas obras entre el Museo y la Academia.
24
El inmueble del Palacio de Buenavista, un edificio del siglo XVI, declarado
Monumento Histrico Artstico en 1939, fue alquilado por el Estado y rehabilitado en 1960 por el arquitecto Enrique Atencia, quien ampli el edificio
para su adecuacin a Museo Provincial.
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zona relativamente reducida26 en el recinto alto, donde permaneci con pocos cambios en su coleccin
y museografa hasta que en 1997 las obras de rehabilitacin a cargo de la Consejera de Cultura aconsejaron su traslado provisional al Convento de la Trinidad. La reclamacin de la titularidad del inmueble de
la Alcazaba por el Ayuntamiento de Mlaga en esos
momentos, solicitando su traspaso y gestin al Consistorio, hicieron que el Museo Arqueolgico ya no volviera a la Alcazaba como estaba previsto, instalando
su coleccin en un almacn provisional ubicado en la
periferia de la ciudad (Avenida de Europa), donde an
permanece. En la Alcazaba, tras el cierre del museo,
qued una pequea coleccin de fondos arqueolgicos cedidos por el Ministerio en calidad de depsito al Consistorio Municipal.
Figura 3. Vista area del antiguo Convento de la Trinidad de Mlaga. Foto:
Junta de Andaluca.
238
Llegados a esta situacin de cierre, la principal preocupacin en 1997 fue la bsqueda de una nueva sede.
En principio la inercia de haber contado siempre con
dos sedes independientes para las secciones de Bellas Artes y Arqueologa27 justificaron que se siguiera
pensando en dos ubicaciones, puesto que la situacin
se viva como dos problemas y no como uno. Uno de
los edificios posibles fue el antiguo Convento de la Trinidad, inmueble monstico de la orden trinitaria, de
principios del siglo XVI reformado en el siglo XVII
que, desamortizado en 1835, fue convertido en cuartel
veinte aos ms tarde (Figura 3). Este uso militar lo
mantuvo hasta 1974, quedando desalojado a partir de
entonces. Su titularidad estatal, y su adscripcin al Ministerio de Cultura, lo hicieron candidato idneo para
sede del museo, encargando el Ministerio, tras las primeras intervenciones y estudios28, en 2002, un proyec-
A comienzos de la dcada de 1980 se acometieron obras de rehabilitacin de la iglesia y claustro de la Trinidad por el Ministerio de Cultura, titular del inmueble, segn proyecto del arquitecto Miguel ngel Lpez Miguel y en 1999 la Consejera de Cultura, dentro del mbito del Plan General
de Bienes Culturales, elabor a cargo del arquitecto Pedro Salmern Escobar un estudio diagnstico, con el objetivo de evaluar el estado del inmueble y analizar qu partes del inmueble deban ser conservadas y cules eran susceptibles de demolicin. Actualmente el inmueble sigue
presentando un estado preocupante, mantenindose a la espera de que
se decida un uso definitivo y se acometa su acondicionamiento.
29
Proyecto Bsico. Museo Arqueolgico y Bellas Artes de Mlaga. Ministerio
de Cultura. Direccin General de Museos, 1999. Arquitectos Diego Prez Medina, Luis Burillo Lafarga, Alberto Marcos Flores y Amaya Prez Gardarias.
28
L. Torres Balbs (1960: 32) aluda a l en su obra La Alcazaba y la Catedral de Mlaga. Ed. Plus Ultra. Coleccin los Monumentos cardinales de
Espaa. Tomo XXIV, como un pequeo museo arqueolgico a base de
la vieja coleccin formada por el Marqus de Casa Loring en su finca de
la Concepcin, el Museo Loringiano, con objetos encontrados en esta provincia y en algunas otras andaluzas, sobre todo de Crdoba (ser refera
a la coleccin Rodrguez de Villaceballos, adquirida por Loring).
27
Realmente en Mlaga la seccin de Etnologa, que creara el Decreto de
1972, ha tenido muy poca incidencia. La coleccin no posee demasiada
potencia y nunca se ha considerado esta gestin a nivel de organizacin administrativa. La gestin del museo siempre se ha centrado en las
secciones de Bellas Artes y Arqueologa.
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no podemos pasar por alto. Nos referimos a la movilizacin ciudadana a favor de la reapertura del museo.
Mlaga es una ciudad compleja en sus relaciones
con la tradicin y el patrimonio. Una ciudad con relaciones con el exterior consolidadas a lo largo de su historia por contar con un puerto bien ubicado en el Mediterrneo. Una ciudad que sustenta su paso a la Edad
Moderna en una sociedad burguesa, fundamentalmente de origen forneo y extranjero, instalada en la ciudad atrada por el incentivo del comercio del siglo XVIII
y la produccin industrial del XIX. Una ciudad, que fracasada esta industria, busca una nueva vocacin econmica en el turismo a comienzos del siglo XX, definindose para ello como una urbe moderna, abierta a
influencias, cosmopolita, de buen clima ciudad del
Paraso, aos ms tarde, para Vicente Aleixandre; capital de la Costa del Sol en la dcada de 1960, etc. No
son stos, precisamente, ingredientes que hagan a una
ciudad ser proclive a la mirada al pasado, al celo por
las tradiciones o a un carcter patrimonial por excelencia. Sino que Mlaga construye su identidad en la imagen de una ciudad abierta, dispuesta siempre a los cambios, en sus metas, sus relaciones con su paisaje y
territorio, su entorno urbano o su legado histrico. Pero, sorprendentemente, esta ciudad cambiante y a veces desarraigada de su pasado apoy de forma masiva la reivindicacin por la apertura del museo, sobre
todo de la seccin de Bellas Artes, y la reclamacin para el mismo de un edificio histrico: el Palacio de la
Aduana. Un edificio monumental, construido entre 1788
y 1829 como Aduana portuaria, ubicado en pleno centro histrico, entre la Alcazaba, el puerto y el parque de
la ciudad, que hasta entonces haba estado destinado a
uso administrativo (Figura 4). En diciembre de 1997 se
organiz una manifestacin ciudadana masiva reclamando el inmueble para museo y, a partir de aqu, el apoyo ciudadano fue incondicional, movilizado a travs de
una Comisin Ciudadana, creada en septiembre de 1997
y cuyo manifiesto fue ratificado por cincuenta asociaciones entre las que se inclua el propio museo. De
estas movilizaciones surgi tambin la constitucin de
una nueva Asociacin de Amigos para el Museo de Mlaga, Arqueolgico y Bellas Artes, muy vinculada a todas estas manifestaciones (Figura 5).
La recuperacin de la Aduana para Museo de Bellas Artes cont con consenso y apoyo de los distintos grupos polticos y fue parte del programa electoral con el que el Partido Socialista obtuvo su primera
victoria en las elecciones municipales. Pero nunca cont con el consenso de la oposicin en el Gobierno
para que el edificio albergara tambin la seccin de
Arqueologa, apostando por el Convento de la Trinidad para este fin, pese al apoyo de su sector municipal. Una oposicin del partido en el poder municipal, que se mantiene vigente. El apoyo ciudadano se
mantuvo constante, movilizndose a travs de distintas acciones, entre las que destacan las manifesta-
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Originariamente construido en 1920 como Hotel Caleta Palace, y ampliado para su reutilizacin en 1943 como centro sanitario con la denominacin Sanatorio 18 de julio, obra del arquitecto Fernando Guerrero Strachan
y prototipo del regionalismo andaluz de comienzos del siglo XX.
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nes dispares propias tambin de la falta de consenso en la terminologa de la museologa espaola hasta poca reciente, se aglutinan documentos que, ante todo, son propuestas de exposicin permanente de
la coleccin adecuada a los distintos espacios ofertados en cada momento. Estos documentos fueron siempre redactados salvo el proyecto arquitectnico de
la Trinidad y el planeamiento urbanstico para el mismo por los tcnicos del museo. Fueron propuestas trabajadas de forma independiente para cada seccin del
museo, incluso cuando ambas se proponan para la
misma sede, como la primera redaccin del programa arquitectnico en 2005. Adems estas propuestas
expositivas, redactadas entre 1998 y 2002, se centraron
fundamentalmente en tomar decisiones respecto al programa expositivo de las colecciones. Se hace patente
en estos documentos el reflejo de los planes de aquellos momentos, faltos an de la metodologa y visin
de conjunto que vendra a traer la concrecin de los
planes museolgicos, poco despus.
En sntesis, los principales documentos son los siguientes:
FECHA REDACCIN
DOCUMENTO
SEDE
1996
1998
CONVENTO DE LA TRINIDAD
1990
CONVENTO DE LA TRINIDAD
CONVENTO DE LA TRINIDAD
ADUANA
ADUANA
CONVENTO DE LA TRINIDAD
CONVENTO DE LA TRINIDAD
ADUANA
ADUANA
2000
2000
2000
2002
2002
2002
2002
cin del Plan Museolgico (VV.AA., 2005), que ha marcado un punto de inflexin en los proyectos de creacin o remodelacin de museos en Espaa, sobre todo en el mbito de competencias de los museos de
titularidad estatal, implantando una metodologa y normalizando la terminologa y abriendo un proceso riguroso de reflexin sobre los procesos (Azor e Izquierdo, 2008; Izquierdo, 2007).
Con la decidida apuesta de la adaptacin de la metodologa de la planificacin estratgica al museo, se
incorporaba al diseo de los museos todas las ventajas de este recurso, que paulatinamente ha sido acogido tambin por el patrimonio y la gestin cultural,
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bajo la denominacin de planes estratgicos o planes directores. El plan estratgico aporta al museo
las oportunidades de una metodologa basada en el
diagnstico, la participacin y el consenso, que permite el establecimiento de objetivos y el diseo de actuaciones ordenadas y priorizadas, rentabilizando la
aplicacin de recursos y generando una coherente relacin entre todas las reas competenciales que se definen a travs de sus consecuentes programas (Chinchilla, 2008; Moore, 2005, 2008).
Los Planes Museolgicos, como planificacin estratgica que son, basan su coherencia interna en una estructura sistmica, donde todos los programas se relacionan entre s y a la vez estn condicionados por dos
circunstancias: la orientacin terica o los paradigmas
interpretativos que se elijan y las condiciones del contexto (cultural, socioeconmico, poltico, etc.) donde
se ubique territorialmente el producto cultural al que
se aplica. El programa arquitectnico es uno de los
programas o reas temticas integrantes del plan. Y,
por tanto, ya no se puede concebir como un documento aislado de otras reas o contenidos del museo,
sino que se tiene que abordar junto al resto de programas y estrechamente vinculado a los planteamientos directrices de la institucin. El documento de criterios de la Subdireccin General de Museos explica
esto con claridad y coherencia.
En el Museo de Mlaga ya no podamos continuar
planteando, de forma independiente y aislada, el programa expositivo, como hasta el momento se haba hecho. Aunque esta conviccin lleg tarde, porque el proceso arranc condicionado por la urgente adaptacin
del edificio de la Aduana como sede, anteponindose
a cualquier otro tipo de planteamiento. El programa arquitectnico despeg en 2005 con la urgencia que marcaban los plazos administrativos y quiz sin la conviccin todava de la necesaria vinculacin de unos
programas con otros y de la caracterizacin de la institucin como germen de cualquier reflexin y decisin. El documento de 2005 respondi bien a los contenidos marcados por el documento del Ministerio para
un programa arquitectnico, pero adoleci de una caracterizacin previa de la institucin y la coleccin. En
2006, ya con el proceso en marcha, concluimos el documento, dotndolo de una nueva orientacin y hacindolo ms participativo (Figura 7). Por fortuna, un
Plan Museolgico es un documento lo suficientemente flexible para adaptarse a las inflexiones y circunstancias que surjan, permitiendo una evaluacin continua
del proceso.
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te, en los que no poda haber an una decisin sobre la ordenacin de las colecciones; dado que en el
programa arquitectnico del 2005 se repetan las propuestas de aos anteriores, sin revisar el discurso, carcter u objetivos de la coleccin permanente, y manteniendo un tratamiento separado para las colecciones
de Bellas Artes y Arqueologa sin una argumentacin
o relato comn que las relacionara, decidimos dejar
esta reflexin pospuesta ante la premura de los plazos de entrega.
Otra cuestin es que el trabajo no haba surgido
de la participacin del equipo del museo y era preciso incorporar a todo el equipo, incluso a asesores
externos. Y, en tercer lugar, estableca propuestas demasiado concretas, extralimitando los objetivos de
un programa arquitectnico, cuestin que despus
analizaremos. Pese a estas tres cuestiones, presentaba aspectos valiosos y acertados, que han sido de
gran utilidad.
Lo cierto es que la aplicacin ordenada, metdica
y sin incidencias de un Plan Museolgico slo existe
prcticamente en los proyectos docentes, en las publicaciones o cuando hay tiempo suficiente sin presiones
de plazos administrativos. La realidad es que el esquema del plan, como bien apunta el Ministerio, ha de ser
adaptado siempre a las circunstancias de cada institucin, asumiendo y corrigiendo las desviaciones y
aceptando las decisiones y plazos administrativos como parte del propio proceso. sta es una de las virtudes de la planificacin.
Diagnosticar y caracterizar los valores y significados del edificio, estableciendo los criterios de actuacin y las limitaciones que impone el respeto a estos valores y el cumplimiento de la
legislacin vigente que le sea de aplicacin.
Y en paralelo, definir las necesidades del nuevo
museo, caracterizando los espacios y usos necesarios, acotando sus dimensiones, infraestructuras e instalaciones. Igualmente, se deben definir
las necesidades de comunicaciones y circulaciones entre estos espacios.
El programa arquitectnico es la puerta tras la que
se inicia la relacin conservadores- arquitectos. Cuanto mejor se definan ahora la filosofa, estrategias, objetivos y necesidades del museo, mejor podr asumirlas
el equipo de arquitectura en sus proyectos. Sobre todo, porque posibilita que las propuestas iniciales, del
concurso, ya puedan ir bien encaminadas. Parte de la
arquitectura de un museo es museologa, parte de la
museologa de un museo es arquitectura. Un arquitecto con una actitud a favor de esta idea se toma las consideraciones del experto en contenidos como un reto
a su creatividad. () Cuando el arquitecto disea una
caja a rellenar posteriormente por los muselogos, a
stos se le plantean problemas irresolubles. Esta reflexin de J. Wagensberg (1981), emitida con ocasin del
proyecto CosmoCaixa, debe ser aplicada tambin a los
conservadores porque el esfuerzo y la comunicacin
debe ser mutua. Y el comienzo de este dilogo es precisamente el programa arquitectnico.
El programa arquitectnico nunca debe pretender
ser un anteproyecto, y por tanto, no debe aportar soluciones arquitectnicas, urbansticas, ni disear la distribucin o ubicacin de los espacios. Esto es muy importante, porque es un error frecuente en el que se
suele caer, cuando se conoce bien las necesidades
de una institucin y se conoce bien la sede y se realiza una larga reflexin sobre ambas. El equipo del museo debe depositar la confianza en los arquitectos y
no extralimitarse de sus funciones. Tras el programa
arquitectnico son los arquitectos, generalmente a travs de la figura de un concurso de ideas, los que deben proponer las ideas previas que, posteriormente,
se desarrollan en un proyecto de rehabilitacin que
atienda a estas demandas y, sobre todo, que haga viable y compatible el cumplimiento de este programa
de necesidades con el respeto al inmueble. El programa arquitectnico del Museo de Mlaga cay en 2005
en este error y hubo de ser corregido. Los tcnicos del
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museo no debemos jugar a ser arquitectos, y los arquitectos deben ser suficientemente abiertos y dialogantes con el equipo de conservadores para entender
bien sus planteamientos y aspiraciones y poder dar
respuesta a ellos en sus proyectos. Este dilogo ha
sido una de las claves esenciales del proyecto de Mlaga, en el que nos hemos encontrados con unos arquitectos siempre abiertos a nuestras sugerencias y que
han captado bien el espritu de la institucin y sus planteamientos esenciales.
Un programa arquitectnico, por tanto, adems de
diagnosticar y analizar el inmueble, y definir las necesidades espaciales y arquitectnicas que va a requerir el museo, ha de ser capaz de transmitir a los arquitectos una serie de claves esenciales de museo:
la caracterizacin de la institucin, su historia,
personalidad y objetivos;
la caracterizacin de la coleccin y el discurso
que se elige para articularla;
el diagnstico del entorno sociocultural, histrico
y urbanstico, donde se ubica la sede (Figura 8).
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El documento del programa arquitectnico, por tanto, ha de ser lo suficientemente comunicativo para evocar todos estos matices que los arquitectos deben tener en cuenta al tratar al edificio. Pero para transmitir
estas miradas a los arquitectos es necesario tener respuesta a algunas preguntas claves del programa institucional que precisamente por esto se considera la fase I del plan. Igualmente necesitamos tener
cumplimentado el diagnstico del resto de los programas, pues van a generar conclusiones orientativas para
la adecuacin de la sede. El diseo de la sede se trate
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demandas y cometidos definidos por la museologa actual, cumpliendo su funcin social mediante el establecimiento de unas estrategias comunicativas que deben
tener como protagonista una coleccin, plural y diversa, de fuerte personalidad patrimonial. Esta misin se
concreta en una serie de retos u objetivos que constituyen el hilo argumental de la institucin, pero que siempre han de estar presentes cuando nos enfrentamos a la
arquitectura de la sede, porque de forma ms o menos
contundente, ms o menos explcita, la sede ha de permitir espacios que permitan acoger y desarrollar estas
vocaciones. En el programa del Museo de Mlaga lo entendimos as. Pero tambin estamos siendo cada vez ms
conscientes de que, tras la definicin de un programa
arquitectnico, la relacin institucin-sede (arquitectura) es bilateral, es un dilogo de ida y vuelta. No slo
hay que definir imposiciones y exigencias que el edificio debe contemplar, sino que tambin ste es sugerente y ofrece sus propias posibilidades. El edificio cuando es bien interpretado e intervenido aporta nuevas
posibilidades para la redefinicin de la institucin. Actualmente cada vez que visitamos las obras de la Aduana comprendemos esto: la nueva arquitectura impone
tambin nuevas posibilidades y atractivos para el desarrollo del futuro museo.
Las conclusiones fundamentales del programa institucional han de reflejarse en el programa arquitectnico, porque el proyecto ha de ser capaz de generar un
edificio cuyo lenguaje, aspecto y espacios vayan en sintona con los objetivos del museo y permitan su desarrollo. En nuestro caso, hemos podido observar, adems,
cmo la mayor parte de estos objetivos fundamentales
tienen consecuencias directas en la arquitectura. Entre
otros, una serie de decisiones o de vocaciones confirman esta circunstancia:
La unin de las colecciones de Bellas Artes y Arqueologa, vertebradas en un nico discurso, con
independencia de cmo se resuelva la ordenacin y presentacin museogrfica de las mismas
(objeto de reflexin en la actualidad). En el momento de redaccin del programa arquitectnico
no se haba definido an el programa expositivo,
por lo que nicamente pudimos dimensionar los
espacios deseables para exposicin permanente
y temporal, y solicitar que en caso de los primeros stos fueran suficientemente difanos y verstiles, y que se concretaran posteriormente a travs de la museografa. Pero el propio carcter y
tipologa del inmueble y su distribucin espa-
cial es un determinante importante para el programa expositivo, tal como estamos actualmente comprobando.
En segundo lugar, el Museo de Mlaga desea seguir manteniendo, tras su remodelacin, el carcter de referente patrimonial que siempre ha tenido para la ciudad, como institucin y como
coleccin de bienes culturales. A esta decisin se
une el carcter patrimonial del monumento Palacio de la Aduana, que debe entenderse como un
bien cultural ms del museo y que, por tanto, debe explicarse a s mismo a la vez que acoger los
usos de la institucin. En este sentido, el programa arquitectnico reflexion con bastantes
cautelas sobre los distintos valores culturales y
patrimoniales del edificio, que tras su remodelacin como museo debe salir fortalecido y no mermado en estos significados. Cuando, como en
nuestro caso, la sede del museo es un edificio histrico, ste es el principal reto del programa: compatibilizar las necesidades con los valores.
En relacin a este ltimo planteamiento, el museo
ratifica la historia de la institucin como el hilo
conductor que otorga coherencia a sus colecciones, y que explica tanto su germen y proceso como su presente. Y, sobre todo, dota de coherencia a las colecciones que posee, argumentando
tanto las presencias como las ausencias.
Tal como apunta Muoz Cosme (2007), el museo
ha de ser capaz de plantear un discurso, que junto a estos valores histricos, se sustente en unos
relatos y unos discursos sobre sus bienes culturales a los que ya no son ajenas las miradas interpretativas de la propia sociedad. Bienes culturales que ya no pueden ser comprendidos como
estables o neutros, sino parte integrante de un
proceso social que se acumula, se renueva y produce rendimientos que los distintos sectores se
apropian de forma desigual, como dice Garca
Canclini (1995) y se muestran como la reescritura de una herencia, en palabras de F. Ost (2008),
como la reformulacin de significados cambiantes y no necesariamente unvocos. Las interpretaciones, como los propios bienes culturales en
los que se sustentan, tuvieron un pasado, tienen
un presente y tendrn un futuro.
Respecto a la coleccin arqueolgica, una de las
apuestas fundamentales es romper la inercia de los
proyectos anteriores que se centraban nicamente
en la reordenacin de los bienes ingresados en el
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museo, excluyendo as numerosas muestras de cultura material que pudieran ser expresivas del avance que en los ltimos quince aos ha experimentado la investigacin arqueolgica en la provincia.
La reorganizacin e incremento de la coleccin se
considera imprescindible, tanto para la exposicin
y discurso del nuevo museo como para resolver las
deficiencias de custodia y tutela de estos bienes culturales que ha generado la situacin de transitoriedad y provisionalidad de la etapa anterior. La necesidad de espacio de almacenaje en los museos
con coleccin arqueolgica es siempre un tema crucial, aunque parece lgico pensar que salvo excepciones el museo puede alojar colecciones musesticas, pero no puede dar cobertura al almacenaje
y tutela de todas las piezas procedentes de excavaciones arqueolgicas.
Otra vocacin del Museo de Mlaga es ratificar el
papel del museo en el Sistema Andaluz de Museos y Colecciones Museogrficas que regula la
Ley 8/2007, de 5 de octubre, de museos y colecciones museogrficas de Andaluca, reforzando
su carcter de referente para otras instituciones
culturales de la provincia y un discurso que integre y fomente estas relaciones, y que considere
espacios o lugares ajenos a la coleccin, pero imprescindibles para cumplir la creacin de esta red.
Fomentar ciertas relaciones institucionales capaces de generar dinmicas activas tanto para la coleccin como para la funcin investigadora que
corresponde al museo, reviviendo relaciones que
se han visto mermadas en estos aos de clausura. Despus veremos cmo este objetivo de la institucin tiene su reflejo en las propuestas de espacios que desarroll el programa arquitectnico.
que otorgan mayor identidad y que bsicamente corresponden al Ministerio y a la Academia. A esto se acompaan otras etapas y colecciones que slo cobran coherencia conociendo la historia de la institucin, como el arte
antiguo o de edad moderna, bsicamente procedente de
depsitos estatales. Se une la representacin de las vanguardias histricas, a travs del depsito, sobre todo de
fondos de Jos Moreno Villa, vinculado a un momento
fundamental de la ciudad con la Generacin del 27 y el
crculo de la Residencia de Estudiantes madrilea, fondos que enlazan con la presencia en el museo de las colecciones litogrficas y bibliogrficas de Picasso a travs
del Legado Savater. De poca contempornea, la coleccin histrica incluye tambin una referencia a las artes
plsticas locales, una coleccin sin completar.
La titularidad de la coleccin arqueolgica se justifica por el reparto de competencias administrativas relacionado con las transferencias a las Comunidades
Autnomas en 1984. De forma que la coleccin estatal comparte escenario con la coleccin de la Junta de
Andaluca, incrementndose con algunos depsitos
puntuales. El carcter demanial de los bienes arqueolgicos y la determinacin de las Administraciones
competentes de designar a los antiguos museos provinciales, hoy de titularidad estatal y gestin transferida, las instituciones donde efectuar casi de forma generalizada los depsitos resultantes de hallazgos
casuales o intervenciones programadas, determina la
constitucin de la coleccin del museo, estando su
contenido matizado por las circunstancias histricas y
la propia coyuntura de los hallazgos y de la investigacin. El inters de la coleccin arqueolgica del museo est directamente relacionado con el resultado de
la investigacin en la provincia, dado que la mayor
parte de los fondos ingresan, por decisin administrativa, en este museo.
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El entorno sociocultural donde nos ubicamos, tambin debe ser tenido en cuenta. Determina que diseemos una institucin que no empieza y termina en
s misma, sino que debe tener en cuenta el papel que
va a desarrollar en el mbito de otras polticas estructurantes, como los sistemas musesticos en los que participa o el modelo de ciudad donde se ubica. En el primer aspecto es necesario considerar su vinculacin al
Sistema Andaluz de Museos y Colecciones Museogrficas de la Ley 8/2007 de 5 de octubre de museos y
colecciones museogrficas de Andaluca.
Por otra parte, uno de los contextos ms determinantes es el modelo de ciudad en la que se inscribe el museo. Mlaga cuenta con el segundo plan estratgico y en
la actualidad est embarcada en la candidatura a Capital Europea de la Cultura 2016, que ha generado la creacin de una Fundacin Cultural para el fomento de actividades y productos culturales. La presencia de oferta
musestica est en pleno auge, con un proyecto de incrementos de museos y colecciones museogrficas, que
puede ser discutido, pero que genera un panorama muy
concreto y que es preciso tener en cuenta estudiar el papel que debe jugar nuestra institucin en l.
Esta concrecin, que va a determinar ciertas opciones en el museo, puede afectar tambin al inmueble,
en cuanto en el desarrollo de un papel determinado;
la institucin puede considerar la necesidad de ciertos
servicios complementarios, que aunque sean actualmente propios de los museos, pueden adquirir dimensiones o significaciones especiales en cada caso. El auditrium, el restaurante, la biblioteca o la sala
institucional se solicitaron en el programa arquitectnico del Museo de Mlaga para cumplir unos usos concretos de la misin del nuevo museo, justificados por
intencionalidades muy puntuales. Por ejemplo, la Aduana siempre ha sido un edificio que ha jugado un papel institucional destacado33 en la ciudad, puesto que
ha sido la sede administrativa del Gobierno central.
Aunque este uso se ha extinguido al destinarse el edificio exclusivamente a museo, dada su ubicacin estratgica en el centro histrico, y el carcter emblemtico y representativo de su arquitectura, se ha diseado
una sala institucional en su bajo-cubierta, dando al mar
y a la Alcazaba, que pueda seguir utilizndose para este tipo de actos en ciertas ocasiones, compatibilizan-
33
Su dedicacin a funciones administrativas y el carcter monumental y emblemtico del edificio ha hecho que se utilice como sede de los acontecimientos administrativos destacados, como la recepcin en las visitas reales, etc.
34
En 1785 el puerto de Mlaga era punto de salida hacia Inglaterra, Pases Bajos
e Italia, a donde se exportaban vino, frutas, aceite y pescado. En los viajes de
vuelta llegaban paos ingleses, encajes y cintas de Holanda y Blgica, ferretera de los Pases Bajos y Gran Bretaa, y tejidos de Hamburgo. Desde 1787
se remite vino a Irlanda, Prusia, Hamburgo y norte de Europa, alcanzando espordicamente San Petersburgo. En 1790 entraban en Mlaga de 800 a 1.000
buques al ao, de los que slo el 10% eran espaoles. En ese mismo ao se
constituye la Junta de Navieros, resultado de la fusin de la Compaa de
Caracas y la Compaa Martima de Mlaga. El volumen de exportaciones
espaolas a las Indias ascenda en 1792 a cuatrocientos millones de reales de
velln, de los que Cdiz centralizaba el 70%, Barcelona el 13% y el Puerto de
Mlaga alcanzaba ya el 4%, con destino fundamentalmente en Caracas y Veracruz. Los muelles malagueos inauguraban as su poca ms dorada.
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Figura 10. Ubicacin del Palacio de la Aduana. Plano de la ciudad y puerto de Mlaga de Joseph Carrin de Mula, 1791. Reproduccin realizada por la Escuela
de Ingeniera Tcnica de la Universidad de Mlaga.
de abrir el comercio del puerto de Mlaga con Amrica para comercializar las manufacturas textiles. La
nueva institucin aduanera malaguea refuerza la poltica borbnica de fomento y modernizacin de las
actividades econmicas en la ciudad, por lo que se ve
acompaada por la creacin de otras instituciones tambin de carcter ilustrado de importante trascendencia, como el Montepo de Cosecheros (1776), el Consulado y la Junta de Comercio (1785), el Real Colegio
de San Telmo o la Sociedad Econmica de Amigos del
Pas (1789) (Figura 10).
El proyecto arquitectnico es tambin expresivo del
momento histrico que viva la ciudad, ya que el encargo de la Administracin local recay en el maestro de obras Miguel del Castillo, quien lleg a dise-
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Figura 11. Plano de planta baja del Palacio de la Aduana. Dibujo: F. Pardo, B.
Garca-Tapia y A. Prez Mora.
mia con los proyectos de Miguel del Castillo, y finalmente la falta de confianza de la institucin en su capacidad de adaptacin al nuevo estilo y la decisin de
que el proyecto se ejecutara directamente desde el crculo acadmico madrileo, recayendo el encargo en
Manuel Martn Rodrguez, sobrino de Ventura Rodrguez, a quien definitivamente se le aprueba el proyecto en septiembre de 1788. Este proyecto de Martn Rodrguez no se conoce por el momento. La planimetra
ms antigua documentada del edificio son los levantamientos de planta y seccin de la direccin de obras
de Miguel del Castillo e Ildefonso Balczer y Garca,
datados en 1791, que debe reproducir las intenciones de Martn Rodrguez y que muestra un diseo claramente influenciado por los prototipos de la arquitectura academicista de esos aos y, sobre todo, por
el prototipo que para la tipologa de Aduana implantara Sabatini, en el proyecto de la de Madrid de 1788.
Como sta, Mlaga se inspira en el modelo del palacio renacentista, articulado en un patio central y cuatro crujas edificadas, expresadas al exterior en cuatro
fachadas exentas, organizadas al modelo palacial clsico (Figura 11).
El patio central (Figura 12), ncleo distribuidor, debi usarse como lugar de carga y descarga, lo que justifica los dos grandes portalones de entrada en sus fachadas principal orientada a la ciudad, y su fachada
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Figura 13. Vista de Mlaga antes del incendio de 1922, con el Palacio de la
Aduana y su cubierta. Foto: Archivo Histrico Provincial de Mlaga.
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tribuye grandemente la presencia del recio almohadillado en la planta baja, esquinales y cadenetas. En la
planta noble y sobre los huecos aparece la caracterstica alternancia de frontones curvos y triangulares,
que fue motivo frecuente en la arquitectura civil de los
dos Rodrguez.
Si sta es la opinin generalizada, de rigor neoclsico y una arquitectura con clara inspiracin en el prototipo del palacio renacentista, es importante destacar
el impacto que siempre ha generado en el paisaje arquitectnico malagueo, por sus dimensiones, su ubicacin estratgica invadiendo el eje verde del Parque
y a los pies de la Alcazaba, conformando el borde sur
del conjunto histrico, y sobre todo por su lenguaje arquitectnico, tan clasicista y poco frecuente en la ciudad; constituyendo el prototipo ms contundente de
Neoclasicismo arquitectnico, que vendra a culminar
ese Barroco final y medido, de claras inclinaciones hacia el cambio de estilo que la Dra. Rosario Camacho ha
caracterizado como Barroco Clasicista. La Aduana es
el edificio neoclsico por excelencia de Mlaga, que de
forma discreta, dado que el estilo no llega a cuajar en
la ciudad, impone su influencia en algunas realizaciones locales, como es el caso de las viviendas burguesas del nuevo barrio de la Alameda.
Las obras de la Aduana se pusieron en marcha en
octubre de 179135 y siempre estuvieron cargadas de incidencias. En primer lugar, deban resolver el acondicionamiento y urbanizacin de la zona, hasta entonces un espacio de huertas vinculadas a la Alcazaba,
dentro del recinto de su muralla ms meridional. En
35
El administrador-director fue Pedro Ortega Monroy; el interventor, Antonio Ternero de Luque; los arquitectos directores, Miguel del Castillo e Ildefonso Valcrcel; los sobrestantes, Miguel Daz y Joseph Gamero; y el contador, Miguel
de Iramategui. A los arquitectos les sucedera en el tiempo Luis Prez y a ste, Silvestre Bonilla en 1803.
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que no lleg a ejecutarse del proyecto inicial y una serie de acondicionamientos para la corte, dirigidas por
el arquitecto Joaqun Rucoba. Una actuacin adicional, pero que se mantiene e imprime una impronta caracterstica, fue la ejecucin en terracota de veinte bustos que se colocaron en la balaustrada de la galera de
la segunda planta, obra de Luis Snchez Caballero, representando emperadores, matronas y guerreros romanos. Unos elementos de relativo valor histrico artstico, pero que acompaan la imagen urbana del
edificio, por lo que definitivamente se ha decidido restaurarlos y mantenerlos.
El cambio ms drstico en el inmueble lo gener
una catstrofe: el incendio ocurrido en 1922 (Lara,
2008), que desgraciadamente tuvo trgicas consecuencias en los inquilinos de las viviendas de la administracin que existan en las plantas altas del inmueble
y que afect profundamente al edificio, al quemarse
su cubierta y forjados superiores, obligando a una larga obra de restauracin emprendida entre 1922 y 1932,
cuya consecuencia ms destacada fue el cambio de tipologa, al eliminarse la cubierta a dos aguas y su sustitucin por una cubierta plana con azotea practicable
sobre unas jcenas roblonadas de hierro de gran canto, que dejaron mermado el uso de la planta tercera36.
Esta nueva imagen del edificio, que se ha mantenido
hasta la actualidad, ha generado una imagen urbana
contundente, siendo el replanteamiento de la cubierta uno de los aspectos ms delicados de las decisiones del programa arquitectnico y del nuevo proyecto (Figura 14).
La memoria histrica de un programa arquitectnico no tiene como objetivo realizar una documentacin
y recopilacin de datos. stos son necesarios en cuanto que sirven para documentar la historia del inmueble, fundamental cuando se trata de un edificio histrico. Pero lo ms importante es la interpretacin que
se realice de estos datos. El estudio histrico debe tener como finalidad no nicamente documentar sino
realizar un estudio patrimonial, y por tanto ha de ser
capaz de detectar los valores y significados fundamentales del inmueble, y debe permitir hacer las interpretaciones pertinentes que determine las pautas o criterios de los arquitectos a la hora de resolver el
proyecto del museo.
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Figura 14. Vista area del Palacio de la Aduana, en la que se aprecia la terraza construida tras el incendio de 1922. Foto: Junta de Andaluca.
En el caso del proyecto de Mlaga, realizados los estudios del programa arquitectnico, debatimos con los
tcnicos de la Comisin de Patrimonio y diversos especialistas, por ejemplo, qu decisiones se deban considerar ms afines a los valores del inmueble. Fundamentalmente existan unas cuestiones claves de decisin:
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Figura 15. Fachada sureste del Palacio de la Aduana, con el frente de palmeras. Foto: V. Cageao, 2004.
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vados. La solucin dada a la cubierta tras el incendio de 1922 tena importantes deficiencias para el uso, y el inmueble se considera desfigurado en su comprensin tipolgica y arquitectnica.
No se estableci un criterio tajante en la reconstruccin o no de la cubierta, pero s en contra de
las posibles soluciones historicistas.
La entrada principal al inmueble fue tambin objeto de discusin durante la redaccin. La entrada original, por la plaza de la Aduana, presenta
la ventaja de su ubicacin junto a la Alcazaba y
Catedral, pero es una va de trfico fluido con un
acerado peatonal muy estrecho, mientras que la
fachada sureste permite un espacio de acogida,
que puede ser adecuado como entrada. Adems,
la presencia de las palmeras dota a esta fachada
de una imagen muy potente de gran significado
para la ciudad (Figura 15).
Este tipo de reflexiones son importantes porque
estamos trabajando en un elemento patrimonial.
Por ejemplo, la reutilizacin de los bustos del patio, que hemos comentado. Se encuentran poco
documentados y muchos de ellos poseen factura de escasa calidad y una iconografa sin vinculacin a la ciudad o al inmueble. Pero su presencia durante el ltimo siglo les ha dotado de
una cierta vinculacin a la identidad del edificio,
pese a carecer de valores histrico-artsticos destacados.
El respeto a elementos histricos aunque no sean
originales sino aadidos posteriores. Caso de la
Todas estas indicaciones no deben ser contundentes, sino que deben dejar claros los lmites de proteccin necesarios, y sugerir todo lo dems sin coartar a
los arquitectos.
El programa arquitectnico
como programa de necesidades
El otro aspecto fundamental de un programa arquitectnico es establecer las necesidades espaciales y de infraestructuras que van a precisar las distintas reas del
museo. As como definir las comunicaciones y circulaciones precisas.
El documento Criterios para la elaboracin del Plan
Museolgico del Ministerio de Cultura que ha homologado la terminologa y clasificacin de estas reas
en cuatro grandes grupos segn su uso y la existencia
en ellas de colecciones de bienes culturales: reas de
uso pblico o interno y en ambos casos con o sin colecciones. Este esquema ayuda bastante a evaluar las
condiciones y circulaciones de cada espacio segn
se halle en cada uno de estos grupos.
Pero ms all de los espacios estndar que requiere cualquier museo moderno en cada una de estas cuatro reas, la complejidad de la definicin de las necesidades de una institucin concreta est en saber
evaluar su idiosincrasia para definir espacios singulares, en afinar en el tamao requerido para las distintos usos segn su coleccin, su envergadura o actividades, y en saber apreciar los condicionamientos
ineludibles que impone el inmueble.
En el caso del Museo de Mlaga, hubo determinaciones muy concretas que quedaron reflejadas en el
programa arquitectnico:
Determinacin del uso pblico de la planta baja,
de manera que la Aduana se integre en la ciudad,
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Las circulaciones son otra de las cuestiones imprescindibles de estudiar en el programa arquitectnico,
que deben ser definidas a modo de requisitos, dado
que cuando se est definiendo el programa se desconoce an la ubicacin concreta de los espacios que
los arquitectos van a disear en su proyecto. Los espacios de uso pblico sin colecciones, que pueden estar abiertos en horario fuera de museo, precisan una
atencin especial para permitir comunicaciones y circulaciones con una cierta autonoma que no condicione al museo ni genere debilidades para la seguridad
y vigilancia. En nuestro caso, ste era el caso del restaurante y el auditrium, finalmente ubicados en el
proyecto en la planta bajo-cubierta.
La definicin de necesidades del programa arquitectnico que redact el museo form parte del pliego de prescripciones tcnicas particulares del concurso convocado por la Gerencia de Infraestructuras
y Equipamientos del Ministerio de Cultura para la redaccin del proyecto bsico y de ejecucin, proyecto de actividad, direccin y coordinacin y seguridad laboral de las obras de rehabilitacin del Palacio
de la Aduana para Museo de Mlaga, en mayo de
200637. A este concurso fueron admitidos siete candidatos38, resultando ganador el equipo de los arquitectos Fernando Pardo Calvo, Bernardo Garca Tapia
y ngel Prez Mora. En enero de 2007 se present
el proyecto bsico, en junio el de ejecucin, en diciembre del mismo ao cont con el informe favorable de la Comisin Provincial de Patrimonio Histrico y autorizacin administrativa de la Consejera
de Cultura de la Junta de Andaluca y en diciembre
de 2008 se otorg la licencia municipal, inicindose las obras, que actualmente estn en plena ejecucin (Figura 16).
La decisin del concurso sobre este proyecto valor favorablemente, entre otros aspectos, los siguientes: la implantacin del museo dentro del monumento, la adecuada proporcin y distribucin
espacial, la acertada disposicin de los ncleos de
comunicacin, el mantenimiento del patio abierto,
la mnima intervencin en stano, la relacin del
museo con la ciudad, la rentabilidad espacial del
proyecto y la recuperacin del volumen original y
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diseo de la cubierta, que retoma la solucin histrica a dos aguas formalizada en un lenguaje contemporneo (Figura 17).
El proyecto de arquitectura debe aceptar las recomendaciones definidas por el equipo del museo a travs del programa arquitectnico, aunque difcilmente
pueda atenderlas de forma rgida; su propia coherencia hace preciso abrir un dilogo entre conservadores
y arquitectos adoptando decisiones compartidas que
permitan soluciones definitivas basadas en las propuestas del programa arquitectnico, pero abiertas siempre a nuevas propuestas y sugerencias. Si esta relacin
es franca, profesional y dialogante, el proyecto que
emana finalmente aportar nuevos elementos de inters respetando lo fundamental y atendiendo a las necesidades imprescindibles. El nuevo proyecto en el caso de la Aduana surgi de esta actitud y de este
dilogo. Pero lgicamente precis ajustar algunas de
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Figura 17. Palacio de la Aduana, en obras. Fotocomposicin: F. Pardo; B. Garca Tapia y A. Prez Mora.
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para su nuevo uso de museo. Sin duda alguna, el Palacio de la Aduana y el Museo de Mlaga se enriquecen
y benefician mutuamente con este feliz encuentro que
permitir en unos aos contar de nuevo con el museo
y recuperar para uso pblico este emblemtico edificio.
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Arquitectura, museos
y planificacin: una visin
desde Latinoamrica
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Arquitectura de museos
en Latinoamrica:
una breve reflexin
Vctor M. Cageao Santacruz1
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
This article serves as an introduction to all the contributions that a series of Latin American professionals
perform about museum architecture and architectural program following these lines. For this purpose it
is made a brief reference to a vision of architecture
in Latin America, and in particular of museum architecture in the twentieth century until the present, performing in each of the periods analyzed a selection of
outstanding museum buildings for its international impact or architecturally significant.
Palabras clave
Keywords
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Latinoamrica ahora nos ofrece una floracin exuberante de talento arquitectnico que aspira a medirse
con los logros de su inagotable acervo de escritores.
Impulsada por un nuevo clima poltico y social, pero
tambin por los cambios econmicos de los aos noventa del pasado siglo y por el reciente boom de las
materias primas, esta generacin de proyectos aborda
a la vez los grandes problemas urbanos del continente () y la reflexin ms ntima de sus autores. Con
estas palabras resume L. Fernndez Galiano (2009) la
situacin actual de la arquitectura en los pases de Amrica Latina, que en el entorno temporal de las celebraciones del bicentenario de la Independencia y salvando las peligrosas generalizaciones que pueden
cometerse cuando se aplican globalidades al conjunto de Latinoamrica (Shunway, 2000: 3), puede ser calificada de muy interesante y esperanzadora.
En paralelo, la situacin en el mbito de los museos puede ser calificada, del mismo modo, de extraordinariamente activa. En Latinoamrica existen ms de
4.500 instituciones museolgicas de muy diversa ndole, desde grandes y prestigiosas organizaciones de relevancia transnacional hasta pequeos museos comunitarios, que reflejan en conjunto un inters y una
preocupacin considerable por la institucin musestica y por la prctica museolgica en general.
El desarrollo de la disciplina museolgica en el continente, aunque profundo y de larga tradicin, presenta avances de diferente calado entre los distintos pases, en algunos de los cuales se han enraizado
posgrados y maestras con largo recorrido.
El inters por la materia lo demuestra tambin la
existencia de organizaciones relacionadas con el estudio e investigacin en materia de museologa, como
puede ser la Fundacin ILAM, Instituto Latinoamericano de Museos, organizacin no gubernamental establecida en 1997, con sede en San Jos, Costa Rica, y
dedicada al estudio y difusin de los museos o la organizacin regional para Amrica Latina y el Caribe
del Comit Internacional para la Museologa del ICOM,
ICOFOM LAM, que, adems de cumplir con los mismos objetivos generales del Comit Internacional, est destinada a consolidar un movimiento museolgico latinoamericano de alto nivel acadmico.
A pesar de todo ello, y aun teniendo en cuenta el
fructificante presente de la arquitectura latinoamericana, no es posible afirmar que exista en Amrica Latina una tradicin especfica en el desarrollo de una arquitectura de museos, que en cualquier caso manifiesta
un acusado desequilibrio con numerosos ejemplos en
pases como Mxico, Brasil y Argentina y escasas muestras de relevancia en otros lugares del continente.
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Figura 1. Palacio de Bellas Artes de Santiago de Chile, Chile. Foto: V. Cageao, 2003.
museos nacionales, entre otras instituciones. Detenida su construccin tras el estallido de la Revolucin Mexicana en 1910, la obra fue retomada en 1931, siendo inaugurado oficialmente el 29
de septiembre de 1934.
Museo de Arte Italiano de Lima (Per), inaugurado en 1923 como regalo de la comunidad italiana al Per y construido segn proyecto del arquitecto milans Gaetano Moretti. Es un edificio de
estilo neorrenacentista, realizado en mrmol y arenisca gris, con elementos decorativos que recuerdan el arte italiano del pasado (Bellido, 2008: 183).
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ejemplo del dilogo entre la arquitectura y el paisaje. La horizontalidad de su composicin, las fachadas de vidrio y la eleccin del hormign visto son elementos que componen su imagen.
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El cambio de siglo
El impulso que cobra la produccin arquitectnica de
la dcada de 1980, unido a la reactivacin econmica y a los cambios polticos, ha posibilitado una renovacin ideolgica de la arquitectura, que le ha permitido posicionarse a nivel mundial. La interlocucin
entre pasado y presente, el intento de reconocimiento de la arquitectura latinoamericana como produccin
cultural propia, la influencia de arquitectos como Le
Corbusier o Louis I. Kahn, el esfuerzo por la disolucin de las otrora bien marcadas fronteras, entre pases, entre centro y periferia, entre campo y ciudad o
la fascinacin por las orillas (borders) y los extremos
(edges) (Segawa, 2005), son ejemplo de este nuevo
sentir y del inters que la materia despierta y que se
refleja en manifestaciones como los conocidos Seminarios de Arquitectura Latinoamericana (SAL), las bienales de arquitectura que se celebran en varios pases,
las propuestas editoriales, la institucin del Premio Mies
van der Rohe de Arquitectura Latinoamericana, las ediciones especiales de revistas como Zodiac, AV, 2G,
Design Book Review, Casabella, Arquitectura Viva, etc.,
(Segawa, 2005) y los propios productos proyectuales
y constructivos, destacando en materia de museos ejemplos, tanto de nueva planta como de rehabilitacin, tales como:
Museo de Arte Contemporneo MARCO de Monterrey (Mxico), de 1991, proyectado por Ricardo
Legorreta, Vctor Legorreta y No Castro en una
de las esquinas de la plaza principal de la ciudad,
reuniendo en su arquitectura monumental las referencias a Barragn y a Kahn y dando lugar a
una obra monumental, de extrema sencillez volumtrica, contencin formal y dominio del color
y la textura.
Museu de Arte Contempornea de Niteroi (Brasil)
(Figura 2), inaugurado en 1997 y concebido en la
ms excelsa madurez por uno de los grandes arquitectos latinoamericanos de todos los tiempos,
Oscar Niemeyer, como una especie de platillo volante de lneas sinuosas, un museo-escultura en
homenaje a la modernidad.
Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
MALBA, Buenos Aires (Argentina) (Figura 3), que
acoge la coleccin de Eduardo Constantini, se ubica en un moderno edificio diseado a finales de
la dcada de 1990 por los arquitectos Gastn Atelman, Alfredo Tapia y Martn Fourcade del estudio AF7 Arquitectos, compuesto por una serie
de volmenes contrapuestos y palos vidriados
que conforman una gran rea de acogida que posibilita la apertura del edificio a la ciudad y, viceversa, la entrada de sta en el museo.
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Figura 3. Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires MALBA, Buenos Aires, Argentina. Foto: V. Cageao, 2008.
Museo de Arte de Maracaibo La Bermdez, en Maracaibo (Venezuela), inaugurado en 1993 en el antiguo Mercado Principal de la ciudad, un edificio de
estructura metlica prefabricada, con gran espacio
central de seis pisos de altura, levantado en 1928 en
el solar del antiguo Mercado de los Ventorrillos. La
rehabilitacin, considerada por algunos autores como pica por permitir no slo el redescubrimiento
del edificio, sino tambin de la ciudad por el visitante, fue impulsada por la artista La Bermdez y
proyectada por el arquitecto Jos Espsito por encargo del Ministerio de Desarrollo Urbano.
Pinacoteca do Estado, So Paulo (Brasil), ubicada en el barrio de la Luz, originalmente concebida en 1905 como Liceo de Artes y Oficios e inacabada, fue transformada entre 1993 y 1998 por Paulo
Mendes da Rocha, quien desafi su imperfecto estilo belle poque, desplazando vigor del eje transversal hacia el longitudinal, en palabras de Segawa (2005: 36). Este gesto de reorientacin se ve
reforzado por el trazado de pasarelas metlicas que
atraviesan los patios de robusta y desnuda fbrica.
Museu da Lingua Portuguesa en So Paulo (Brasil), ubicado en la antigua Estao da Luz, construida en 1901 por empresarios britnicos y trasformada a partir de 2006 en un espacio vivo e
interactivo sobre el idioma portugus, segn proyecto de Paulo y Pedro Mendes da Rocha, con diseo interior de Ralph Appelbaum; ha conseguido una museografa impactante, que atrae a miles
de visitantes.
Museo del Acero Horno 3, de Monterrey (Mxico),
proyectado por Nicols Grimshaw e inaugurado
en 2007. El proyecto consiste en la rehabilitacin
de uno de los tres altos hornos del Parque Fundidora y la construccin en torno al mismo de un
edificio contemporneo, parcialmente enterrado
e integrado en el entorno verde circundante ( Jodidio, 2010: 162).
Museo Universitario de Arte Contemporneo de
Ciudad de Mxico (Mxico), obra del arquitecto
Teodoro Fernndez de Len e inaugurado en
2008. Situado en uno de los lados de la plaza de
acceso al centro cultural de la universidad, est
compuesto por volmenes puros de hormign
blanco que dialogan con una llamativa fachada
de vidrio inclinada a 45 ( Jodidio, 2010: 148).
Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa,
Crdoba (Argentina), concebido en 1915 por el
arquitecto hngaro Johannes Kronfuss, sufri varias ampliaciones y reconstrucciones a lo largo
del siglo XX. En 2006 se decidi su ampliacin
y remodelacin, encomendndose al equipo
GGMPU el proyecto del museo propiamente dicho y de un nuevo edificio conector (Sector A)
que deba resolver problemas de accesibilidad y
fragmentacin espacial, lo que se solucion por
medio de una estructura metlica recubierta de
vidrio, de gran presencia, que enlaza todas las
piezas existentes, permitiendo que stas mantengan su propia individualidad y carcter original.
Museo del Chocolate de Toluca (Mxico), construido en 2007 y diseado por Rojkind Arquitectos,
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es un pequeo museo, que incluye saln de actos y tienda de chocolate y recuerdos, que permite el acercamiento a la fabricacin del chocolate dentro de un envoltorio arquitectnico de un
llamativo color rojo, estructurado por medio de
superficies plegadas.
Museo Fortabat, Buenos Aires (Argentina) (Figura
4), construido en Puerto Madero, es un edificio
diseado por el arquitecto uruguayo Rafael Violy,
y construido con tecnologa de ltima generacin,
en la que destaca el complejo sistema de parasoles
mviles de aluminio que se abren segn la posicin del sol. Acoge desde 2008 la coleccin de la
coleccionista Amelia Lacroze de Fortabat.
Museo de la Memoria y los Derechos Humanos,
Santiago de Chile (Chile), diseado por el equipo de arquitectos brasileos compuesto por Mario Figueroa, Lucas Fehr y Carlos Dias, ganadores
del concurso convocado en 2007 por el Ministerio de Obras Pblicas. Con forma de manzana
abierta, y frente a la Plaza de la Memoria, es un
edificio de gran simplicidad argumental y coherencia con el lugar y con la visin propuesta para el museo y el tema de los derechos humanos.
Del mismo modo, hay proyectos en marcha tan interesantes como el Museo de la Biodiversidad, diseado por Frank O. Gehry para Panam, quien ha proyectado un edificio denominado Puente de Vida, ubicado
en un parque natural visible desde la entrada al Canal desde el Pacfico. Igualmente singular ser el Museo del Maana de Ro de Janeiro (Brasil), diseado
por Santiago Calatrava y que se pretende finalizar en
2012; el proyecto musestico ms importante de la carrera del arquitecto espaol, segn sus propias palabras, forma parte de Puerto Maravilla y ser un edificio sostenible volcado sobre la baha de Guanabara.
A pesar de todo lo expuesto, y tal y como nos recuerda la profesora Bellido Gant (2007: 9), los museos latinoamericanos son grandes desconocidos dentro
del panorama europeo en general (). Se desconocen sus colecciones, su poder meditico dentro de la
sociedad, su (en casos) esplndida arquitectura, sus
avances metodolgicos y museogrficos.
No obstante, desde Espaa, el inters por la museologa y los museos americanos es grande, siendo Latinoamrica una de las lneas prioritarias de cooperacin en materia de museos del Ministerio de Cultura.
Desde 2008 esta cooperacin se ha intensificado con
la celebracin del Ao Iberoamericano de Museos y la
puesta en marcha en 2009 del Programa de Cooperacin Iberoamericana IBERMUSEOS en el que participa
Espaa junto con otros pases iberoamericanos y que
ha abierto nuevos caminos para la cooperacin en materia de museos entre ambas orillas del Atlntico.
Adems, desde hace aos, el Gobierno de Espaa,
sobre todo a travs del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacin y del Ministerio de Cultura,
viene proponiendo acciones de colaboracin en materia de museos que, en el caso de este ltimo, se centran en el desarrollo de encuentros profesionales de
carcter bilateral y multilateral, ejemplo de los cuales
son los Encuentros Iberoamericanos de Museos, cuya IV edicin se ha celebrado recientemente en Toledo (Espaa) y en el mantenimiento de programas de
formacin con becas, estancias de profesionales y cursos tanto en Espaa como en Latinoamrica que contribuyen al estrechamiento de lazos entre los sectores museolgicos de todos los pases.
En el mbito concreto de la arquitectura del museo, la planificacin y la programacin, en colaboracin con la AECID2, el Ministerio de Cultura ha desarrollado en los ltimos aos varios cursos, entre ellos,
Plan Museolgico y Exposicin Permanente en el Museo, celebrado en 2004 en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) o La arquitectura del museo vista desde dentro,
qu le piden los profesionales del museo a su edificio?,
origen de esta monografa, que se celebr en 2008 en
el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.
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Resumen
Abstract
Palabras clave
Keywords
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Las cuestiones relacionadas con transformaciones y adaptaciones de edificios preexistentes para ser destinados
a salas de exposiciones se han convertido en las ltimas dcadas en una problemtica recurrente. Repartidos por casi todo el mundo industrializado, se comenz a constatar la presencia de nuevos y diversos espacios
para la cultura como museos, salas de exposiciones, residencias para artistas o galeras de arte. Estos centros
expresaron una significativa revitalizacin de las zonas urbanas en las que se insertaron y, asimismo, originaron la concepcin de una nueva imagen positiva de
las ciudades que los acogan. Esta combinacin de renovacin arquitectnica y generacin de fuerza econmica y cultural era el doble objetivo buscado, por ejemplo, en Pars con el Centre Pompidou en el Beauburg,
en el casco viejo de Valencia con el Instituto Valenciano de Arte Moderno IVAM, o en Liverpool con la Tate
Gallery of the North en el Albert Dock.
La idea de lograr mejores condiciones de habitabilidad en zonas urbanas deprimidas presenta antecedentes histricos seeros en diversas partes del mundo, como la apertura en 1958 del Moderna Musset de
Estocolmo en unos astilleros abandonados. Dentro de
esta tendencia surgen en Nueva York la Dia Art Foundation y, sobre todo, el New Museum of Contemporary Art, instalado en un antiguo almacn de Broadway en 1977, y luego, en Burdeos, el Centre dArts
Plastiques Contemporaines reabierto en 1979 en un
enorme almacn aduanero del puerto de la ciudad (Lorente, 1997: 11-27). En la capital de Espaa, el antiguo
Matadero municipal y mercado de ganados de Arganzuela, ubicado en uno de los enclaves ms significativos de la arquitectura industrial madrilea de comienzos del siglo XX, se proyecta hoy, tras su desafectacin
y rehabilitacin, como un singular centro de exhibicin de la diversidad de creadores contemporneos.
En Sudamrica surgi esta tendencia al promediar la
dcada de 1990, con interesantes proyectos que, por su
complejidad y alcances, se constituyeron en casos paradigmticos dentro de una incipiente reactivacin del mapa cultural de la regin en los ltimos aos. Particular-
En el corazn de Argentina
En la ciudad de Crdoba, ubicada en el centro geogrfico de Argentina, un caso singular merece ser analizado, ya que por sus particularidades se inscribe dentro de la tendencia enunciada en el apartado anterior.
A continuacin ofrecer un breve relato sobre las caractersticas de la Sala de Exposiciones Ernesto Farina
ubicada en la Ciudad de las Artes e inaugurada en el
ao 2005 (Figura 1). Esta ciudad, vecina al decimonnico Parque Sarmiento, alberga a las cinco escuelas
superiores de artes dependientes del Ministerio de Educacin del Gobierno de la Provincia de Crdoba5 y
5
4
La zona inici su configuracin hacia fines del siglo XIX, cuando la actividad portuaria cre fuentes de trabajo y atrajo la radicacin de inmigrantes
italianos, en su mayora genoveses, logrando con todo ello la disposicin
de una tipologa edilicia singular. Cuando comenzaron a declinar las actividades productivas que dieron origen a La Boca, su estructura ambiental
y urbana empez a deteriorarse a travs del tiempo. La presencia de
Fundacin PROA origin la puesta en valor del barrio.
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lado oeste, por lo que fue necesario dotar a las ventanas de la sala de mayores medidas de proteccin junto a los filtros UV preexistentes.
Gracias al lenguaje y la disposicin exterior de la
construccin, se posibilit el diseo de zonas de transicin previas al ingreso a la sala, con un importante
prtico y fachada, sin aires de monumentalidad, ubicada en la interseccin y remate final de una gran avenida, que conduce a uno de los barrios ms poblados
de la zona sur del municipio. Tras la rehabilitacin de
los edificios preexistentes, junto a la creacin de los
nuevos, la configuracin de la Ciudad de las Artes origin una sugestiva y progresiva revitalizacin de un
rea urbana durante mucho tiempo deprimida y degradada.
Figura 3. Vista de la exposicin temporal Confluencias - Artistas contemporneos de Crdoba, Marzo - Mayo 2009. Foto: Picconi / Pea 2009.
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y preservacin de los objetos que se exhiben. Ello plantea constantes desafos, abriendo caminos a la concrecin de nuevos y futuros proyectos.
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Resumen
Abstract
Este artculo presenta la experiencia del proyecto de remodelacin del Palacio de la Exposicin, un edificio
con ms de 120 aos de antigedad que acoge el Museo de Arte de Lima desde 1961. Si bien fue originalmente concebido como un espacio de exposicin (sede principal de la Exposicin Nacional de 1872), sus
distintos usos han ido modificando y reformando los
espacios de una manera espontnea y desordenada. Ante la necesidad de una propuesta global, este proyecto propone la redistribucin de las funciones del edificio y explota las posibilidades expositivas de sus
espacios. Asimismo, recoge algunos de los recursos museogrficos que el MALI ha venido aplicando durante
muchos aos en las exposiciones temporales y que hoy
sirven para las futuras salas permanentes.
This article presents the restoration project of the Exhibition Palace, a 120 year old building which houses
the Museo de Arte de Lima since 1961. Although the
building was originally built for the 1872 National Exhibition, the palace has served for different purposes
throughout the years, and hence it has gone through
many architectural reforms without major planning or
coherence. This project is based in the redistribution of
the current spaces taking advantage of the exhibition
potentialities. It also considers the exhibition design resources that the MALI has been applying during many
years in the production of temporary exhibitions.
Palabras clave
Renovacin; edificio histrico; museografa; museo de
arte; exposicin permanente.
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Keywords
Restoration; historic building; exhibition design; art
museum; permanent exhibition.
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Renovacin de las salas de exposicin permanente del Museo de Arte de Lima MALI
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Figura 1. Fachada sur del Museo de Arte de Lima MALI. Foto: S. Sano, 2008.
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hayan ido cambiando, no slo para responder a objetivos diversos, sino tambin para adecuarse a las exigencias de uso de cada poca. Este nuevo proyecto
rescata soluciones de experiencias pasadas y explota
al mximo las potencialidades espaciales del edificio.
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Realizado por el arquitecto Emilio Soyer, el proyecto arquitectnico se caracteriza por su mnima intervencin
en el edificio. Logra la subdivisin del espacio en espacios menores de exposicin y, al mismo tiempo, respeta al mximo el carcter de la arquitectura original del
palacio. La idea general es crear en la gran sala una arquitectura interior que no interfiera con la envolvente
del edificio, una especie de segunda piel interna que genere los recorridos y espacios necesarios para que la exposicin permanente se presente de la manera ms adecuada. Esta nueva arquitectura llevar un tratamiento de
textura y color distinto al de la arquitectura continente,
enfatizando as su independencia y reversibilidad. Por
otro lado, Soyer propone la solucin opuesta para el tratamiento de las salas perimetrales del edificio. Las salas
de platera, fotografa, dibujo y textiles precolombinos
son propuestas de museografa que se desvinculan de
la arquitectura, creando mundos interiores completamente distintos al de la gran sala (Figura 2).
As es como la propuesta de la gran sala se basa en
la generacin de galeras de exhibicin en la planta libre. El proyecto aprovecha la modulacin estructural que
marcan las columnas de hierro para generar estos espacios expositivos, que son una clara alusin a las galeras de los grandes museos del siglo XIX. La subdivisin
del espacio se logra con paneles de placas de yeso, cuyas alturas y secciones han sido estudiadas para lograr
que las galeras tengan una proporcin de tendencia vertical, tpica de los espacios expositivos de antao.
La disposicin y orientacin de las galeras configuran un recorrido en sentido horario, siempre alrededor
del patio. En las cuatro esquinas se proponen reas de
descanso, que se convierten a su vez en el inicio y fin
de las cuatro secciones cronolgicas que conforman las
colecciones del museo: arte precolombino, arte colonial,
arte del siglo XIX y arte del siglo XX (Figura 3).
En las salas pequeas perimetrales, Soyer ensaya
con ms libertad distintas propuestas que giran alrededor de un solo gran espacio. En la sala de fotografa, una escalera que conduce a una pequea entreplanta articula y ordena un espacio de doble altura
para la exhibicin temporal y dos espacios, bajo y sobre el entrepiso, para la exhibicin de la coleccin permanente. En la sala de dibujo y arte costumbrista, un
panel escultrico en forma de U genera una circulacin perimetral en la sala y enfatiza la presencia de
una teatina10 falsa en el cielorraso. En la sala de textiles precolombinos, Soyer propone una gran vitrina
adosada a tres de las paredes de la sala creando un
pasillo perimetral de exhibicin.
Proyecto de estructuras
El proyecto de estructuras tuvo como misin inicial evaluar en profundidad el estado de las estructuras del edificio. Este trabajo implic la realizacin de calas de introspeccin sobre diversos puntos de las estructuras del
edificio. De acuerdo con el diagnstico de ese estudio se
disearon los proyectos de reforzamiento de las estructuras originales y de las estructuras de las nuevas instalaciones. Los principales puntos del proyecto fueron el
saneamiento de las vigas de madera atacadas por xilfagos, el aligeramiento del peso de la cubierta general, el
refuerzo de las estructuras internas de madera de los muros de quincha y el refuerzo de los muros de las cajas de
escaleras para contrarrestar en caso de sismo los esfuerzos horizontales del techo y forjado de piso.
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Renovacin de las salas de exposicin permanente del Museo de Arte de Lima MALI
Proyecto de climatizacin
La propuesta de ventilacin forzada es muy cuidadosa
en trminos de presencia y visibilidad, por lo que un
punto importante del proyecto es la creacin de un muro tcnico en las fachadas del patio que alojar la mayora de los equipos y conductos del sistema. El proyecto contempla la inyeccin de aire a travs de las
ventanas que dan al patio central. Tras pasar por una
serie de filtros, el aire se inyectar a las salas por la parte superior del muro tcnico. Una serie de extractores
ubicados en las teatinas de la galera central extraern el aire y a travs de conductos y difusores lograrn
su recirculacin hacia el interior de las salas. Cuando
el aire haya agotado su pureza, los mismos extractores
expulsarn el aire hacia el exterior. Durante el proceso de diseo del proyecto se evalu en todo momento la viabilidad del mantenimiento del sistema.
En las salas perimetrales se proyectaron sistemas
de aire acondicionado central que permiten contro-
El proyecto museogrfico sigue rigurosamente los requerimientos del guin elaborado por el equipo de conservadores del museo. Ya que la mayora de la coleccin
est compuesta por obras bidimensionales, la propuesta museogrfica se resume en la ubicacin exacta de las
piezas en las distintas salas. Para exhibir los objetos tridimensionales de la coleccin se proponen tres tipos de
vitrinas: aislada, de pared y de apoyo. Estas vitrinas se
ordenan segn la distribucin de las salas y la disposicin de los paneles propuestos por el proyecto arquitectnico. Las vitrinas se realizarn en cristal templado,
tratando de ser lo ms transparentes posible. Sin embargo, las vitrinas de apoyo y pared contienen en sus fondos un panel con grfica contextual que ayudar a explicar los contenidos. Se proponen tambin cuatro
espacios de consulta e interaccin donde se instalar
material multimedia y textos de consulta. Los paneles de
cada seccin llevarn un color distintivo.
Se ha aprovechado el carcter longitudinal de la galera central para generar narrativas cronolgicas o de
evolucin estilstica. Al inicio del recorrido este espacio servir para exhibir una lnea de tiempo sobre la
historia del arte en el pas. Esta instalacin infogrfica contendr piezas de la coleccin y grficos relacionados con cada etapa o punto de la historia. En la
sala de arte precolombino, la galera central exhibir
piezas de cermica representativas de cada cultura prehispnica, dispuestas en un orden cronolgico sobre
un grfico geogrfico. Por otro lado, en las salas de arte del siglo XIX y XX, la galera central permitir exhibir una serie de retratos de personajes de la historia
del Per y con ello evidenciar una evolucin en la manera de representarlos.
Otro punto importante en la instalacin museogrfica es el montaje del lienzo Los Funerales de Atahualpa de Luis Montero, un cuadro de 3,50 m 5,37 m.
Para ello, ha sido necesario destinar todo un panel,
que a su vez es un remate visual importante, entre las
salas de arte del siglo XIX y XX. El montaje tambin
implica la instalacin de repisas expositivas para exhibir documentos y objetos relacionados con esta imponente obra.
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Bibliografa
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Resumen
Abstract
El presente artculo refiere la situacin actual del Museo de la Ciudad de Rosario, Argentina. Contiene algunos conceptos sobre el modo en que entendemos
su tipologa, una breve resea sobre su historia, las caractersticas de sus colecciones, el modo en que enfrentamos la gestin y exposicin de las mismas y, finalmente, se comenta el proyecto de ampliacin en el
que hemos estado trabajando en los ltimos tiempos.
Palabras clave
Keywords
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Este ltimo aspecto es uno de los factores ms polmicos de la transformacin urbana de los ltimos tiempos en Rosario. El museo ha asumido
un compromiso fundamental en la divulgacin sobre la preservacin del
patrimonio arquitectnico.
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Pensar el tiempo
Teniendo claro que en las actuales condiciones son escasas las alternativas que ofrece el edificio para una
correcta labor museolgica, se han elaborado desde
la oficina tcnica del museo algunas posibles soluciones. Se trabaj en un primer esquema de diagnstico
de las colecciones y su tratamiento, no slo en los aspectos fsicos (condiciones de almacenamiento y conservacin) sino tambin en los conceptuales (exhibiciones, difusin, educacin, etc.). Surge en respuesta
a esta problemtica la necesidad de un proyecto de
ampliacin como solucin definitiva.
En una interesante y profunda visita en el ao 2005,
el arquitecto rosarino, residente en Alemania, Jos Gutirrez Mrquez, se interes notablemente por la situacin actual del museo. Propuso materializar algunas ideas para dar respuesta a los problemas planteados, como
una manera de colaboracin y aporte a la ciudad que
lo vio crecer. Es as que, despus de muchos correos
electrnicos y llamadas telefnicas, el estudio BFM Architekten15, con sede en Berln, Alemania, ha logrado
un acertado y austero proyecto de ampliacin. Gutirrez Mrquez, junto a la direccin del museo, ha hecho
las gestiones para que el proyecto arquitectnico quede a consideracin de las autoridades municipales.
Durante aproximadamente tres meses a comienzos
del ao 2005, el equipo tcnico del museo se dedic
a elaborar un documento (DAmelio et. al., 2005) donde se volcaron todos los requerimientos espaciales y
funcionales de acuerdo a las caractersticas de la institucin que fueron enviados al estudio en Alemania.
En los contenidos del escrito se estructuraron las necesidades edilicias para el correcto funcionamiento de
un museo contemporneo, poniendo en consideracin
los aspectos ms sensibles, como son el control del
medio ambiente, la conservacin de las colecciones y
la iluminacin, entre otros aspectos.
La idea principal contempla una ampliacin sobre
el rea del patio semicircular existente, liberando al
edificio histrico de las exposiciones temporarias y
otras actividades, para ocupar sus salas exclusivamente con piezas de la coleccin permanente y manteniendo, como hasta ahora, las reas de administracin, ser-
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La nueva planta
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El nuevo edificio cuenta con un pabelln de exhibiciones temporarias de 350 m2, diseado especialmente
para recibir las muestras ms importantes que genera el
museo. Se desarrolla en un espacio de planta libre, sin
divisiones permanentes, que puede compartimentarse en
otras salas ms pequeas y ampliar considerablemente
las posibilidades a la hora de las propuestas expositivas
(Figura 2). El techo del pabelln se eleva en las puntas
para permitir el acceso del pblico en el extremo norte
y de las colecciones en el sur; luego desciende lentamente hacia el centro permitiendo amplias visuales hacia el
parque. Los cerramientos laterales se han resuelto con vidriados que permiten la entrada de luz natural, controlada mediante pestaas-parasoles que se pueden abrir o
cerrar segn convenga. Ha generado mucho debate este recurso, ya que la luz natural en esta regin del mundo es muy intensa y podra daar las colecciones en exhibicin. De todos modos, al tener la posibilidad de
controlar totalmente el ingreso de los rayos de luz, hace
razonablemente factible su implementacin (Figura 3).
Para el correcto funcionamiento del pabelln de
exhibiciones, se intent crear un circuito para los visitantes que no fuera el de ir y volver sobre sus pasos,
sino un recorrido cclico que comienza y termina en
el mismo punto. Esta situacin simplifica la visita no
dejando ningn espacio por recorrer, ya que el circuito sugerido atraviesa tambin el edificio existente. Asimismo, es posible generar dos recorridos independientes, uno para muestras temporarias y otro para muestras
permanentes, debido a que los dos volmenes transparentes ubicados en los extremos del antiguo edificio funcionan a modo de exclusas, que direccionan
el flujo de pblico y lo conectan con el nuevo.
Figura 1. Izquierda: Planta baja. Nivel +/- 0,00 m. Derecha: Planta subsuelo Nivel - 3.00 m. Autor: BFM Architekten, 2006.
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Bibliografa
DAMELIO, R. et. al. (2005): Documento tcnico sobre
la ampliacin del Museo de la Ciudad. Consideraciones generales sobre diseo en museos. Museo de la Ciudad, Municipalidad de Rosario, Rosario.
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Museo Guamin
como proyecto cultural
Leontina Etchelecu16
Universidad del Salvador
Buenos Aires, Argentina
Resumen
Abstract
The Guamin Mission project, from its origin, took into account the intercultural connection and the urban,
suburban and rural contexts: these areas were going
to be related with the activities of the project. We believe that our commitment is to make society aware of
the importance that rescue and preservation of culture have in our country. This is one of the most deeprooted cultures, remaining its language mother tongue
within the Guaran community.
Palabras clave
Keywords
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cidades territoriales de esta regin alcancen su mxima expresin humana coactuando con la cultura local, entendida como la trama de valores, creencias,
costumbres, destrezas y conocimientos fundamentales
para este tipo de desarrollos.
El proyecto Guamin Misin surgi con la intencin de cuestionarse, desde su mismo diseo, la posibilidad de replicar este modelo de desarrollo sostenible en otras regiones del pas, siendo esto una
de sus fortalezas como tambin un desafo museolgico.
Este reto se ha enfocado desde una perspectiva que
considera que la competitividad de un destino turstico depende de la capacidad del sector de innovar y
mejorar permanentemente la oferta y la calidad, alcanzando sus objetivos de forma superior al promedio del
sector de referencia de manera sostenible.
Los objetivos que se persiguieron con el diseo de
Guamin Misin fueron los de dotar a la zona de una
oferta cultural que se materializara en una sntesis arquitectnica referencial que actuara de marco para la
reproduccin del modo de vida dentro de las reducciones jesutico-guaranes.
En Guamin Misin, el Museo al Aire Libre, de aproximadamente 2.600 m2, servir de enlace y ser un cohesionador social que permitir satisfacer los intereses
y expectativas del pblico y del habitante del lugar,
por cuanto alcanzar los modos de produccin artsticos de la zona en toda su dimensin: las artes plsticas, el teatro, la danza, la literatura, las artesanas y
la gastronoma.
Nuestra poca nos impone encontrar una plataforma comn, una sinergia entre arte y educacin, una
alianza estratgica que responda a los intereses del
desarrollo de ambas ramas como elementos de un mismo tronco, y el lugar idneo para esto es una organizacin cultural.
El desafo es hacer una museologa cuyo nfasis
est puesto en el modo de exhibicin y la manera de
comunicar las herencias e interpretaciones habituales (Prentice, 2001: 5-26). Deberemos integrar las emociones con las sensaciones del producto tangible:
sienta la msica, toque el espacio, etc., pueden
ser algunas de las premisas en que est basado un
museo para acercarlo al pblico. Esta rentabilidad
psicolgica ser capitalizada a lo largo del guin museogrfico.
Aqu juega un papel importante el capital simblico que es inherente al museo y que aporta otras ganancias que no se pueden adquirir con dinero pero
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Figura 1. Recreacin digital del Complejo Turstico-Cultural Guamin Misin. Autor: P. Ahumada, 2006.
tituciones como los museos en busca de autnticas verdades, no slo acerca de los mundos del pasado y
de las otras culturas, sino tambin para comprender
nuestras propias dificultades.
Por otro lado, un museo es el mbito necesario y
adecuado para que estos factores tomen contacto y se
desarrollen dentro del marco de polticas educativas
que en ese sentido los acompaen.
El proyecto cultural
desde la perspectiva econmica
El museo moderno es una institucin renovada y en
constante crecimiento, perfectamente capaz de competir con otras alternativas culturales, e incluso con
otras formas de ocio. La economa mundial nos alerta sobre el valor intrnseco de la funcin de proveer
servicios musesticos. En un proyecto cultural como
Guamin Misin la construccin del valor queda articulada por tres elementos convergentes:
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ceso de produccin que convertir su propio capital social, inherente a su oficio, en capital cultural. Coadyuvar con su quehacer a su cuota de capital simblico y
se sentir jerarquizado dentro de se su espacio de poder, principalmente porque se convertir en un agente
social dispuesto a cambiar el rumbo de las cosas.
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El museo contendr reproducciones realistas, teniendo en cuenta que van a ser contempladas desde muy
corta distancia. Sern realizadas a partir de referencias,
medidas (guardando la normativa internacional vigente para la copia de objetos de museos) y modelos acordados con el comitente. En casos en los que las condiciones de conservacin lo permitan, las piezas sern
reproducidas a partir de los materiales originales (cermicas, herramientas, etc.). Las mismas podrn representar las piezas en perfecto estado o cualquiera de
sus estados de conservacin.
Las reproducciones debern, adems, estar preparadas para resistir las condiciones climticas de su exhibicin: temperaturas elevadas, altos ndices de humedad, gran amplitud trmica, exposicin a los rayos
del sol y a iluminacin artificial, presencia de insectos,
hongos y dems agentes de deterioro en el ambiente.
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puesto que ofrece la posibilidad de ensear las distintas tcnicas de la escultura en piedra y en madera,
pasando por el estofado y el dorado de imgenes.
Conclusiones
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cas que Guamin Misin pondr en clave turstica-cultural permitir fcilmente la posibilidad de una visin de lo que fue una parte de la historia de este vasto territorio, ayudar a tener una aproximacin a la
magnitud de las misiones y servir de disparador de
inquietudes de la curiosidad internacional por conocer la regin.
Bibliografa
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Resumen
Abstract
Keywords
Palabras clave
Caldern; guagua of bread; minga; deceaseds; masapn.
Caldern; guagua de pan; minga; difuntos; masapn.
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Bajo este ttulo present Gabriela Mena su tesis de grado para obtener
la Licenciatura en Restauracin y Museologa. Proyecto que tiene el aval
de la Administracin Zonal Caldern, para su ejecucin.
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Si se considera al museo un contenedor de arte, resulta imposible trabajar los contenidos del patrimonio intangible en el mencionado espacio, siendo ste, esencialmente, la riqueza que ofrece la parroquia de Caldern.
Por este motivo, es necesario crear estrategias museogrficas alternativas, ya que la museografa tradicional
resultara poco adecuada para el montaje o materializacin, por ejemplo, de una fiesta tradicional. Se genera entonces la necesidad de convertir al contenedor en
difusor, de modo que se pueda trabajar con conceptos
ms efmeros del patrimonio cultural y materializarlos
en un espacio museable, a manera de propuesta museogrfica y no de proyeccin folklrica.
La naturaleza del patrimonio intangible, como un
elemento esencial de la cultura, inseparable de los
vestigios materiales, en constante evolucin y, a la vez,
en peligro de desvirtualizacin por la influencia externa, vuelve fundamental su conservacin mediante
la creacin de un espacio expositivo adaptado a sus
caractersticas, ponindolo en valor especialmente
frente a la comunidad a la que pertenece. De este modo, podr ser trasmitido a personas externas, no slo
desde el contenedor museo, sino tambin desde la
comunidad circundante integrada en la institucin
museo, trabajando por el mismo fin de apropiacin
y difusin cultural, lo que convertira al museo en un
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de produccin cermica han dado indicios de asentamientos del barro; pasando a travs de los distintos perodos de la historia, segn la secuencia que se
cita, se llegar a la poca actual en la que el masapn
es el producto principal de esta localidad:
Perodo prehispnico. Con contenidos de los orgenes prehispnicos y vestigios arqueolgicos encontrados en Bellavista y Llano Grande.
Perodo colonial. Se trabajar con la documentacin referente a la situacin agraria de los Huasipungos y la explotacin indgena que se dio en
todas las haciendas, dejando notar que el territorio del actual Caldern y sus sectores aledaos,
se redujo a una simple encomienda que los colonizadores conocieron con el nombre de Carapungo.
Perodo republicano. Se llegar hasta 1897, fecha
de la parroquializacin, con el fin de exaltar este
evento; se tratar a manera de lnea del tiempo,
dando cuenta del sentido comunitario de los habitantes. Se exhibirn facsmiles de las actas parroquiales y datos sobre el transporte urbano de
Quito a Caldern y la construccin de la carretera Panamericana Norte.
La minga. Este sistema de trabajo ha sido tomado en cuenta como un subtema independiente,
debido a su utilidad para resaltar el sentido de
apoyo comunitario que a lo largo del tiempo ha
caracterizado a Caldern, marcando su importancia en el Distrito Metropolitano de Quito.
Uno de los principales avances logrados gracias a
la minga es el transporte de agua potable desde el embalse de Ponciano hasta la localidad de Caldern.
Tradicin Cultural
Las manifestaciones de mayor trascendencia son:
Cultura ancestral mdica y tradicin amaznica
en el corazn de los Andes
Se tomar en cuenta la tradicin mdica ancestral y el
papel de las parteras, ya que han tenido un fuerte arraigo en la poblacin. Hasta la actualidad, los curanderos de San Miguel del Comn son conocidos en Quito y visitados por gran cantidad de gente que no
pertenece a la localidad. Se recrear una botica tradicional donde se expliquen las prcticas de la medici-
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Evolucin histrica del masapn. Se trabajar partiendo de la celebracin indgena de los difuntos
como mvil para la creacin de las figuras de masapn a manera de artesana, para llegar a su punto de auge analizando las dificultades de la poca actual.
Taller de elaboracin de masapn. Debido a su
fcil capacidad para convertirse en un elemento
interactivo, se ha considerado el desarrollo de un
taller demostrativo y participativo para los visitantes del museo. Mediante este espacio se pretende involucrar tanto a los artesanos del sector a
participar de los programas de capacitacin como a los turistas locales y extranjeros, para que
puedan disfrutar de la experiencia real al tomar
parte en la actividad, de modo que se refuerce la
experiencia comunicacional dentro del museo.
De manera guiada, se seguir el proceso artesanal, obteniendo como resultado una pieza parcialmente terminada (debido a que no es posible
hornearla en ese momento), que los visitantes podrn conservar.
La sala presentar paso a paso la elaboracin del
masapn de la siguiente manera:
Preparacin de la masa: ingredientes y mezclas
usadas en la actualidad.
Modelado de la pieza: tiempo de amasado, consistencia de la pasta y base de la figura en color crudo.
Coloreado: mezcla de la masa, tipos de colorantes.
Motivos decorativos tradicionales: figuras usadas en la decoracin tradicional, conocida como bordado.
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modo que el visitante sienta estar en medio de la celebracin real (Figura 2).
Adems, se presentar informacin acerca de la fiesta original indgena de velacin y enterramiento del muerto con las respectivas ofrendas, y su transformacin con
la llegada de los colonizadores, hasta llegar a la actualidad, donde el cementerio se ve invadido de fotgrafos,
investigadores y curiosos que no respetan el significado
espiritual de este rito para quienes lo celebran.
Con esto se busca la concienciacin del visitante a
travs de esta recreacin, pudiendo adquirir un vdeo
de la fiesta para realizar un anlisis y estudio ms profundo, sin descontextualizar la celebracin tradicional.
La definicin arquitectnica de su emplazamiento permitir una interaccin con el entorno cercano, concebido como un lugar de encuentro, que pone en relacin al museo con sitios ms dinmicos como las
escuelas, el mercado, el coliseo, el estadio, la iglesia y
su plaza principal y la casa barrial; las salas de exposicin estarn trabajadas con paneles modulares que
favorezcan un fluido recorrido por los espacios expositivos, permitiendo al visitante entrar en contacto con
los elementos expuestos, incluidos los discapacitados,
que tendrn acceso por un elevador y, al apropiarse
de su historia, valorar su identidad como fin principal de la propuesta museolgica (Figura 3).
El color que define el rea pblica con colecciones,
de la que forman parte las salas de exposicin, permite el lucimiento de los elementos museogrficos que
dan vida a cada uno de los temas, como los vestigios
del perodo prehispnico, la instalacin de la minga
Matrimonio indgena
Se considerar como punto clave en la presentacin
de esta fiesta la importancia social del matrimonio en
el mundo indgena y su trascendencia espiritual en
la vida de la pareja y de la comunidad, destacando el
compromiso que se realiza y su simbolismo. Las estaciones que sern expuestas tienen que ver con la
conquista, la fiesta, la intimidad y el ltimo azote.
La sala de la comunidad
(sala de exposiciones temporales)
La sala de la comunidad est planteada como un punto clave para la integracin del museo con su pblico.
Figura 3. Planta. Elevacin 3D de la distribucin museogrfica (detalle).
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Por lo tanto, se concluye que el museo responder a las expectativas planteadas de representatividad,
funcionalidad, acercamiento comunitario, accesibilidad, materializacin de lo intangible, interactividad y
desarrollo turstico, para incentivar el rescate cultural
de la parroquia de Caldern en el norte de Quito.
Bibliografa
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Plan de Recuperacin
de las cubiertas del Museo
de Arte de Belm, Brasil
Idanise Santana Azevedo Hamoy21
Universidad Federal do Par
Belm, Brasil
Resumen
Palabras clave
El objeto fundamental de este trabajo es presentar la experiencia que supuso la elaboracin del Plan de Recuperacin de las cubiertas del Museo de Arte de Belm,
un edificio histrico del siglo XIX, protegido por leyes
brasileas de patrimonio histrico. El artculo hace referencia al camino seguido para el desarrollo de este Plan
por el equipo tcnico redactor del mismo, integrado por
arquitectos, conservadores e ingenieros, pertenecientes
al personal del museo y familiarizados con sus problemas cotidianos. Este equipo fue seleccionado por el alcalde de la ciudad, D. Duciomar Costa, rompiendo el
paradigma de contratar profesionales externos al cuerpo tcnico de la institucin para la redaccin de este
tipo de documentos. Con el propsito de contextualizar
el estudio y hacerlo ms comprensible, tras una breve
introduccin histrica, se presenta el mapeo de daos y
la relacin de intervenciones necesarias para la elaboracin del proyecto de recuperacin de las cubiertas, dando adems orientaciones para su licitacin.
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Abstract
The main point of this research is to present the experience of the elaboration of the Recuperation Project
of Belms Art Museum roofs cover, an historical building from the XIX century protected by the Brazilians
Historical Heritage laws, pointing the best way to be
followed by the Museums technical staff, composed
by architects, conservators and engineers who are already familiarized with the institution problems. This
staff will be chosen by the city mayor, Mr. Duciomar
Costa, breaking all the paradigms that concerns hiring
professionals that does not belong to the institution
staff. Contextualizing the studies made and to make
it more understandable, a brief historical introduction
will be initialized followed by the records of the da-
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mage and interventions proposal, the covers recuperation project (roofs and linings) and the routing for
the bidding process.
Key words
Museum; architecture; heritage; roofs covers; restoration.
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Figura 1. Fachada del Palacio Antonio Lemos, sede del Museo de Arte de
Belm. Foto: J. Arraes, 2009.
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A travs del Decreto Municipal N 54.359/2007-PMB de 09/11/2007, alterado por el Decreto Municipal N 54.938/2008-PMB de 22/01/2008, y Decreto Municipal N 55.707/2008-PMB de 06/06/2008.
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y Tatiana Lima, arquitecta), un tcnico del Departamento de Patrimonio Histrico y Artstico (Marcos Carvalho, ingeniero civil), perteneciente, como el museo,
a la Fundacin Cultural del Municipio de Belm; un
tcnico de la Secretara Municipal de Obras (Silvia Nunes, arquitecta) y un tcnico del Gabinete del alcalde
(Antonio Valinoto, arquitecto), todos ellos bajo la coordinacin de la arquitecta Eugenia Coimbra, tambin
del propio Gabinete del alcalde. Seguidamente, se incorporaron al equipo los becarios Brenda Coutinho,
Bernard Rodrigues, Kemps Lobo, Marita Prado y Carla Silva.
La formacin de este grupo profesional, integrado
principalmente por arquitectos expertos en conservacin del patrimonio, que desarrollan sus actividades
en el propio espacio del museo, fue una gran ventaja
en la elaboracin del Plan, pues reuni agentes de la
Administracin, profesionales de museos, arquitectos
e ingenieros, que comprendan la relacin entre edificio histrico y museo, y conocan las responsabilidades y necesidades de conservacin, almacenamiento,
recepcin, investigacin, exposicin y seguridad en el
museo, as como la legislacin de proteccin de bienes inmuebles del pas, del estado y del municipio.
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El diagnstico
El estado actual de deterioro de la cubierta (Figura 2),
de 3.250 m2, presenta riesgo de agravamiento, por la
inestabilidad de la estructura del techo de yeso, lo que
podra poner en peligro la funcin que la cubricin
desempea en el mantenimiento de la integridad y
substancia del edificio. Hecha con tejas en forma de
cobija y canal, con ocasin de su ltima restauracin,
algunas de ellas fueron sustituidas por otras que no
permitieron un encaje perfecto, por lo que sufren constantes deslizamientos causados por el viento y las lluvias, lo que provoca pequeas grietas que favorecen
la filtracin de aguas de lluvia, muy frecuente en la
regin. Los canalones se encuentran en buen estado, pues fueron impermeabilizados en su momento,
pero necesitan un mantenimiento ms apurado. Gran
parte de la armadura de la cubierta, original, hecha
con resistentes piezas de madera de la regin, recibieron refuerzos con herrajes de hierro y tratamiento qumico con protector insecticida y fungicida de
eficiencia curativa en la restauracin realizada entre
1989 y 1994, aunque algunas de ellas fueron sustituidas en esa intervencin.
Para analizar las condiciones actuales de las maderas se realiz un anlisis y mapeo de daos en cada
pieza, organizndose un fichero (47 fichas), en el cual
se muestra la accin de filtracin del agua, la accin
de los xilfagos y la presencia de hongos y pudricin
blanca. Estas alteraciones ocasionaron, en parte, la disminucin de las secciones resistentes de la madera. Estn localizadas principalmente en los cabrios y en los
pares que sirven de estructura; sin embargo, este estado de precaria estabilidad es paliado en parte por la
buena conformacin del conjunto y por la calidad de
la madera.
Los techos de yeso y estuco (Figura 3) presentaban grietas y las pequeas piezas de madera de su estructura sufran lesiones desencadenadas por la presencia de humedad, ataque de xilfagos y por la
incidencia de intervenciones anteriores inadecuadas
(entre otras causas, por la colocacin de sucesivas piezas de madera sobre el techo para sostener la armadura de la cubierta) que provocaron la prdida de propiedad del material, haciendo peligrar la estabilidad.
La humedad destruy las armaduras metlicas introducidas en el estuco para sostenimiento de las lmparas, que tuvieron que ser removidas de su lugar de
origen. Adems, hay desprendimiento de partes de
yeso, a consecuencia de la inestabilidad y la vibracin
provocada por el trnsito intenso de coches en el entorno del edificio.
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Las instalaciones elctricas e hidrulicas necesitaban una reparacin urgente para atender las necesidades del museo, con toda su estructura administrativa, custodia de colecciones y recepcin de pblico,
a las cuales habra que sumar el mantenimiento de las
condiciones de uso y seguridad del Gabinete administrativo del alcalde.
Indicaciones de intervencin
El problema ms grave, aunque no el nico, que motiv el Plan, era la existencia de humedad de filtracin
en las cubiertas, la cual, como hemos indicado, pona
en riesgo su funcionalidad, esencial para la preservacin de los techos y la salvaguarda del edificio que alberga el museo.
Para solucionar el problema se propuso la sustitucin de todas las tejas, sujetndolas con grapas de hilo de cobre, que evitasen el desprendimiento. Deba-
jo de las cubiertas se colocar como cielo raso un aislante trmico tipo Duralfoil Acqua31 como segunda cubierta, lmina que sirve para proteger el tejado de filtraciones de agua, adems de ser aislante trmico. Las
piezas de madera de la armadura de las cubiertas, tomando como base el levantamiento y mapeo de daos, sern sustituidas cuando sea necesario y tratadas con proteccin qumica y fungicidas, prestando
especial atencin a las uniones de las maderas con los
elementos de albailera. Los canalones sern puntualmente intervenidos, con limpieza de microorganismos
y vegetales, y tratados contra la corrosin. Los techos
debern ser apuntalados y puestos en lnea; a continuacin sern eliminadas las fisuras y grietas.
Como un eslabn ms en la cadena de intervenciones necesarias, y para asegurar el mantenimiento del
propio edificio y la proteccin de las colecciones, se
plante la instalacin de un acceso mejor a las cubiertas, para sistematizar visitas peridicas de verificacin
de estos espacios en el Plan de Seguridad del edificio.
Con estas indicaciones, los ficheros y el mapeo de
daos elaborado por el equipo tcnico, que dedic
cerca de 6 meses a este trabajo, se redact el Plan de
Recuperacin de las cubiertas, con una previsin presupuestaria ms baja de lo que se esperaba, gracias a
los conocimientos que los tcnicos redactores tenan
en materia de patrimonio. Para llevar a cabo el trabajo, se concluy el Plan y a continuacin se redact un
proyecto, preparado para el proceso de licitacin.
Este gran esfuerzo dio tan buenos resultados gracias
al conocimiento y al manejo de criterios elementales de
conservacin de edificios histricos por parte de los integrantes del equipo tcnico, por la carga de sentimiento comn y por la disposicin para trabajar de manera
coordinada, buscando estrategias de conservacin adecuada, sin depositar la responsabilidad total en los gestores polticos, y valorando, de forma diferente, las ideas,
la tica profesional y la disciplina de trabajo.
Todo este proceso es solamente una parte de otro
ms amplio y complejo que se establece, de forma continuada en el tiempo, para la adecuada conservacin del
edificio, considerando que acoge una institucin que ha
de custodiar una coleccin en su interior y cumplir unas
funciones, imprescindibles en un museo de hoy.
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Bibliografa
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FUMBEL/BELM (1994): Palcio Antonio Lemos: Memria e Restauro. Fundao Cultural do Municpio de
Belm, Belm.
VV.AA. (1997): Tempo Passado Tempo Presente: Acervo do Museu de Arte de Belm. Prefeitura Municipal de
Belm, Belm.
PMB/BELM (2007): Proposta para contratao do servio de consultoria para restaurao do Palcio Antnio Lemos. Documento administrativo, Belm.
VV.AA. (1996): Museu de Arte de Belm: Memria & Inventrio. Prefeitura Municipal de Belm, Belm.
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Museo-Casa de Yrurtia:
anexo museal
Gabriela Maltz32
Secretara de Cultura
de Presidencia de la Nacin
Buenos Aires, Argentina
Resumen
Abstract
Palabras clave
Keywords
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As, entonces proyecta una casa cuya fachada principal va a ocupar la totalidad del terreno sobre la calle OHiggins, y reconstruye la lnea municipal sobre
la actual calle Blanco Encalada, cerrando finalmente
el jardn posterior con un muro a la manera de los jardines hispano rabes.
La fachada principal, sobre OHiggins, est compuesta con un gran portal de inspiracin cuzquea
que enmarca la puerta con dos columnas salomnicas. Las mismas sostienen una gran cornisa sobre la
que se apoya una hornacina y sendos pinculos. A ambos lados, el portal se articula con dos paos tripartitos, con tres ventanas de arco de medio punto separadas tambin por columnas salomnicas. Sobre cada
una de las ventanas se ubica un culo ciego que, junto con la cornisa y otros pinculos, completa la decoracin profusa de estos paos. El portal se conforma con una gran cornisa ondulada que arma el
peinetn, ornamentado con copones.
La fachada sobre OHiggins presenta adems dos
paos laterales desornamentados que contienen las
ventanas correspondientes a las dos habitaciones
frontales de la casa. Ambas ventanas tienen rejas de
hierro forjado. Los paos estn coronados por una
cornisa y balaustrada con decoracin de copones.
La otra fachada, sobre la actual calle Blanco Encalada, es ms sencilla. Sobre ella se ubica un segundo acceso de servicio, y otro que da directamente
al jardn, perforado sobre el muro que lo cierra (Figuras 1 y 2).
La casa est organizada siguiendo el modelo de la
casa de patios, adaptado a las condiciones de uso domstico de principios del siglo XX: una serie de habitaciones se enfilan en torno a los tres lados del patio central, donde se ubica una alberca. El cuarto lado del patio
se abre al jardn posterior. El patio central se halla rodeado por una galera cubierta con tejas espaolas, mientras que la casa tiene cubiertas planas con azotea, con
excepcin de los dos cuerpos de planta alta que cierran
la enfilada de habitaciones hacia el jardn, tambin stos cubiertos por techos de tejas espaolas a cuatro aguas.
Desde la puerta de acceso, se desarrolla el eje principal de la casa, sobre el cual se ubican el vestbulo, el zagun, el patio y el gran jardn posterior.
La casa fue habitada por su propietario y su primera esposa, Gertrudis Radersma, desde su llegada de
Pars. Posteriormente, junto a su segunda esposa, La
Correa Morales, transfieren al Estado la propiedad y
todo su mobiliario y obras de arte, el 30 de septiembre de 1942, por la Ley n. 12.824, presentada por Al-
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Figura 2. Vista sobre la calle Blanco Encalada de la casa-museo existente y el anexo museal. Arq. G. Maltz / Equipo de arquitectura de Patrimonio y
Museos, 2008.
fredo Palacios. En 1949 es abierta al pblico como museo y, en ella, Rogelio Yrurtia vive hasta su muerte,
el 4 de marzo de 1950. En 1921, la casa haba recibido el Premio Municipal de Arquitectura.
Como parte de su acervo, la casa conserva numerosas obras de arte, tanto de Rogelio Yrurtia como
de su esposa La Correa Morales, adems de obras
de Martn Malharro, ngel Della Valle, Eduardo Svo-
ri, Cesreo Bernaldo de Quiroz, Benito Quinquela Martn y Walter de Navazio, entre otros. Tambin se conserva una gran coleccin de objetos artsticos reunida
por el artista a lo largo de su vida, tales como batiks
javaneses, tapices chinos, chales de cachemira, textiles de Mxico y Bolivia, un tapiz de la Manufacture
Nationale des Gobelins, cermicas de Delft y de Talavera de la Reina, etc.
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Qu es una casa-museo?
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El anexo museal
El objetivo del proyecto del anexo museal fue liberar
la casa original, que testimonia la vida y obra del artista Rogelio Yrurtia, de las funciones que son de apoyo a la casa-museo, propiamente dicha.
La dificultad de adaptacin del edificio a estos nuevos usos especficos que exige la museologa hoy ha
producido el deterioro general de la casa y sus salas
originales.
Esto nos lleva a reflexionar sobre cul es el significado de este museo para luego elaborar cul es el programa museal y el programa arquitectnico adecuado
para la casa y el anexo, cul es el verdadero contenido a mostrar y considerar en general, en cada casamuseo, y cmo se calibra esta relacin pendular entre
el museo como espacio pblico y la casa como espacio privado.
Sucede en general que las colecciones que albergan estos museos estn formadas por su mobiliario,
los documentos que testimonian la vida de quien las
habitara, la propia obra y, a veces, la coleccin de otras
obras y muebles de alto valor patrimonial.
Existe en estos casos una estrecha relacin entre el
mobiliario y la arquitectura. En este caso hubo una es-
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Las nuevas tendencias en museos hacen que las sedes de los mismos crezcan en las reas tanto pblicas
como privadas, diferencindolas segn se exhiban o transiten por ellas las colecciones que el museo custodia.
Las reas pblicas sin coleccin van cobrando, en
general, en todos los museos, mayor protagonismo: cafetera, SUM (sala de usos mltiples), sala de exposiciones transitorias, tienda y aseos son ubicados en el anexo. Y el espacio de acogida, el punto de informacin
y recepcin se reubicaran en la casa-museo existente.
Las reas privadas con coleccin, que son las reas tcnicas de restauracin y reserva museal, son ubicadas en las reas nuevas del anexo. Esta institucin
requiere que la reserva sea accesible al pblico especializado. Esto plantea una nueva tipologa de reservas con requerimientos de seguridad y equipamiento muy especficos. En esta rea se reserva parte de la
coleccin que no se muestra al pblico, dado que all
est en proceso de restauracin, o porque la propuesta del guin museolgico requiere que sean exhibidas
algunas obras y no su totalidad.
El rea privada sin coleccin aloja las funciones
administrativas y tcnicas. Son aquellas reas donde
se ha ubicado el personal directivo, tcnico, administrativo, de mantenimiento y seguridad. Las mismas van creciendo a medida que es ms compleja la
actividad y las temticas que aborda la institucin.
Por lo tanto, requieren oficinas donde se realiza el
registro y archivo de colecciones, la documentacin
de las mismas y la programacin de actividades culturales (sobre todo cuando existe una poltica cultural de apertura hacia la comunidad). De esta manera, se necesitan espacios adecuados para esa funcin,
con infraestructura tcnica y de servicios especfica
para el rea; por lo tanto, son creados en el edificio nuevo.
Por ltimo, el rea pblica con coleccin queda ntegramente en la casa-museo existente.
Se utilizara la SUM ubicada en el anexo como sala de exposiciones temporarias para la exhibicin de
colecciones externas al museo.
Anteproyecto
El desafo fue plantear un anexo con lenguaje contemporneo, austero, que se articule sin estridencias con
la arquitectura existente y con el entorno urbano y que
d cuenta del momento histrico en el que se realiza.
El fin es poder garantizar con esta ampliacin un
buen funcionamiento de la totalidad del museo para
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Figura 3. Plantas. Planta baja de conjunto (casa-museo, anexo y jardines) y planta alta del anexo museal. Arq. Gabriela Maltz / Equipo de arquitectura de Patrimonio y Museos, 2008.
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articular, tanto desde lo funcional como desde lo esttico, la casa existente con el nuevo edificio.
El programa arquitectnico fue ajustado a la realidad del solar y a sus posibilidades.
Se tuvieron en cuenta las caractersticas del edificio
existente, las normativas del Cdigo de Edificacin,
las limitaciones de FOT y FOS (Factor Ocupacin Terreno y Factor Ocupacin Suelo), las consideraciones y
directivas del rea de Proteccin Histrica para dicho
edificio, las limitaciones y caractersticas del terreno (rea
de paso de un arroyo subterrneo hoy canalizado y las
capas freticas, muy cercanas al nivel de piso existente), el cumplimiento de las leyes de accesibilidad, etc.
El solar destinado al anexo est separado del edificio existente por el amplio jardn. Para el diseo de
la volumetra del nuevo edificio se tuvieron en cuenta elementos significativos y predominantes de la casa original con el fin de articular ambos: la lnea de
cornisa de teja colonial que cierra el jardn hacia la calle o la altura de las torres, que son llevadas como lneas directrices a la nueva fachada.
La transparencia de la nueva fachada recrea y duplica, por reflejo, la fachada interior de la casa-museo. La
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museo y la coleccin estn cerradas al pblico, y slo se realicen actividades en el anexo, como talleres o
conferencias.
El acceso de personal y objetos externos se plantea desde la calle lateral y por el anexo museal.
La circulacin de la coleccin desde el museo a los
talleres de restauracin ubicados en el anexo se articula en forma interna entre la casa y el anexo, planteando rampas en los senderos del jardn e instrumentando equipamiento rodado diseado especialmente
para su traslado (Figura 3).
Programa arquitectnico definitivo en el anexo
museal:
Planta baja-rea pblica:
1. SUM (sala de usos mltiples) para eventos, talleres o exposiciones temporarias
2. Hall
3. Bar
4. Sanitarios pblicos
5. Oficina de seguridad
Planta alta-rea privada:
6. Oficinas de direccin y administracin
7. Oficina de documentacin, investigacin, prensa y difusin, de museografa y curadura
8. Laboratorio de restauracin
Bibliografa
FEAL, N. (2008): Investigacin histrica sobre la CasaMuseo Yrurtia. Indita.
LUCA DE TENA, C. (2007): Escritor y personaje: dos
formas distintas de habitar una casa. Cervantes, Dulcinea y las casas-museo, en museos.es Revista de la Subdireccin General de Museos Estatales, n. 3. Ministerio de Cultura, Madrid: 98-109.
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La tipologa arquitectnica
en el Plan Museolgico
Mara Rebeca Medina33
Museo Nacional Estancia Jesutica
de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers
Crdoba, Argentina
Resumen
Palabras clave
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Abstract
Values and criteria for rehabilitation are always marked
by theoretical and political circumstances and the current practices during the intervention in heritage buildings. The disciplinary field of conservation of property
goods claims that the uses to which they are designated maintain a consistency with the values by which
each good was identified, ensuring an adequate profitability. In this context it seems appropriate to read
the constraints of the historic building as their cultural values through a typological analysis. In this way,
we have to recognize the interventions that it permits,
according to the original function for which it was designed. Thus, museums like the Museo Histrico Na-
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cional de la Estancia Jesutica de Alta Gracia seek to reconcile the physical with the mental parts into a Museological Plan that stems from the recognition of the essential values of the architectural type and museographic
discourse regarding the significance of these spaces.
Keywords
Architectural heritage; architectural typology; valuation;
intervention; museological plan.
Un conflicto: la relacin
museologa-patrimonio arquitectnico
Tipo: Del lat. Tipus. 2. Patrn, () usado
para valorar o graduar cosas de su misma especie.
Enciclopedia Encarta34
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El patrimonio no es en s mismo. Lo que es, es en relacin con el hombre que le atribuye diferentes valores,
que han evolucionado con el tiempo. La museologa,
seala Deloche (2003), se inscribe necesariamente en
un contexto histrico, pues los valores a los que el museo est sometido en una poca dada siempre son modificables (...). La evolucin histrica del museo se vio
marcada por debates y opciones no necesariamente
lineales, ya que en un mismo momento puede optarse simultneamente por mltiples orientaciones. La misma afirmacin cabe para la intervencin en el edificio
de valor patrimonial: los valores y los criterios de rehabilitacin estn siempre marcados por las circunstancias
tericas y polticas, ms las prcticas del momento.
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http://es.encarta.msn.com/ [20.03.2009].
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y tecnologa, ciencias naturales e historia natural, especializado, etnografa y antropologa, historia, de sitio, general, colecciones, etc. En la actualidad, muchas
veces no interesan tanto los fines y la coleccin de la
institucin, sino la trascendencia social, poltica y econmica del museo como smbolo de una ciudad o
de una organizacin.
Los tipos espaciales. Definidos a partir de las disposiciones de ejes espaciales:
Longitudinal con simetra bilateral: los pabellones de exposicin.
Central con simetra radial o libre: los museos con
rotonda central y galeras ortogonales; los desarrollados a partir del recorrido en espiral; los que
se desarrollan sobre un eje con conexiones espacios laterales no simtricas, que admiten crecimiento por adicin.
Cerrados: los grandes contenedores de exposiciones.
Libres: segn el diseo de la forma por parte del
autor, o ideales, utpicas, virtuales.
Condicionados: por formas preexistentes.
Los tipos formales o morfolgicos. La forma, indica
J. Arnau (2000), en castellano, es una palabra ambivalente. Por una parte quiere decir apariencia: lo que se
ve y se toca. Por otra, forma es lo que hace que las cosas sean como son: en este sentido, crear es dar forma.
La forma del tipo museo se puede analizarse a partir de:
La forma externa del objeto: la acadmica, la racional, la orgnica, la estructuralista, la fragmentada, la de autor, la condicionada por formas
preexistentes, etc.
La forma interna del objeto: segn las condicionantes de la coleccin, segn las intenciones institucionales-polticas, segn formas preexistentes,
segn las condicionantes de accesibilidad (real o
virtual), etc.
La forma que adoptan los componentes: estructura o morfologa segn el autor, las ampliaciones, los soportes tcnicos, etc.
Los tipos estructurales. Definidos por los elementos
solidarios e interdependientes entre ellos y con respecto a la totalidad, que sirven para transmitir fuerzas
y soportar cargas. Para este tipo:
Los tradicionales: adintelados y/o abovedados,
utilizados en el siglo XIX, con la incorporacin
de hierro y vidrio.
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Se deriva de la teora la existencia de una idea de museo, desde el momento que el hombre en la antigedad demostr inters en coleccionar y exhibir objetos
de particular inters, reunindolos para su proteccin
en un espacio apropiado. Espacios que comenzaron a
definir caractersticas que permiten identificar un tipo museo en la arquitectura, a partir de la comparacin de ejemplos de edificio diseados y/o construidos con este fin (Falcn, 2004-2007).
Posiblemente, el primer diseo realizado como ejercicio para resolver las necesidades de esta institucin
fue el de L. C. Sturm en 1704 (Rico, 1994). En l se encuentran las caractersticas del tipo que habran de continuarse en el siglo siguiente: una idea en funcin y
en forma tomada del tipo palacio aunque ms introvertido, que permita un recorrido, la separacin
en cuerpos en general simtricos e intentando organizar colecciones, y un acceso monumental que define
un eje central con un espacio central significativo (rotonda). Las reglas acadmicas impusieron sobre el tipo la simetra cierta tendencia a la planta en cruz griega inscrita en un cuadrado, la jerarquizacin de
volmenes monumentales y el clasicismo en su lenguaje. Ya no como arquitectura sobre papel, sino con
posibilidades de construir, J. N. L. Durand propone su
museo ideal a inicios del siglo XIX, incluido en su
publicacin Prcis des leons darchitecture (1802-1805).
El tipo se define de ahora en adelante, segn el funcionamiento interior de la institucin (exposiciones y
colecciones), as como las circulaciones y la iluminacin, economizando escala y ornamentacin.
Negado o desarrollado por las vanguardias del siglo XX, el tipo museo evoluciona en grandes espacios
con posibilidades de fragmentacin, cambiando la aso-
Figura 1. Museo. Esquema tipo funcional tradicional. A partir de la observacin de elementos que se repiten en ejemplos como El museo ideal, siglo XIX, Jean-Nicholas-Louis Durand, y Muse croissance illimite 1939,
Le Corbusier. Dibujo: R. Medina, 2009.
ciacin palaciega inicial con la de los grandes contenedores comerciales de la poca. Otra variante al tipo
la propone Le Corbusier: un recorrido (circulacin)
continuo, libremente compartimentado, desarrollado
en espiral, asociado esta vez al crecimiento. En este
caso an es posible detectar los rasgos del tipo inicial
y ser el Guggenheim Museum de F. Lloyd Wright
(1943-1959), el proyecto que lo lleve a esa realidad
ideal, donde forma y funcin son lo mismo (Figura 1).
Hacia finales del siglo XX los museos de nueva
planta se apartarn cada vez ms del tipo central, respondiendo ms al smbolo, a la forma y a la trayectoria de sus autores, que a la funcin. Los diseos de
mayor trascendencia incorporan las nuevas necesidades de la institucin museo (reas de descanso, difusin, reas educativas, almacenes, laboratorios, talleres, etc.), retomando un eje espacial central, vertical u
horizontal, alrededor del cual, a modo de constelaciones, gravitan los dems espacios segn sus jerarquas
(Figura 2).
Si ste es el tipo al cual responden los edificios
de nueva planta, quedan por considerar aquellas intervenciones que incorporan el tipo institucional museo a edificios emblemticos que fueron creados respondiendo a otros tipos. En estos casos, existen
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tambin obras emblemticas como el Museo Castelvecchio, Verona (1956-1964), intervencin del arquitecto C. Scarpa en la Cangrande II della Scala, 1354,
donde el proceso de diseo implica la lectura del tipo
original del edificio y su compatibilidad espacial, funcional, estructural y morfolgica con el tipo museo,
tanto en lo institucional como en lo arquitectnico y
urbano.
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Figura 3. Estancia Jesutica de Alta Gracia (1643). Axonometra de los edificios principales. Levantamiento PRAHC-UMSS, 2008.
El tipo espacial de la estancia es centralizado a partir de un sistema de claustros, alrededor de los cuales se disponen los espacios segn su funcin (religiosos, de trabajo, de vivienda, de acopio, de produccin,
etc.). Coincide en cierta forma con el tipo museo central con simetra libre, quedando el recorrido condi-
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La declaratoria se funda en los siguientes criterios de valoracin: (ii). Atestiguar un intercambio de influencias considerable, durante un perodo concreto o en un rea cultural o determinada, en los mbitos de la arquitectura o la tecnologa, las artes monumentales, la planificacin urbana o la
creacin de paisajes; (iv). Constituir un ejemplo eminentemente representativo de un tipo de construccin o de conjunto arquitectnico o tecnolgico, o de paisaje que ilustre uno o varios perodos significativos de la historia humana. Convencin para la Proteccin del Patrimonio Mundial
Cultural y Natural, UNESCO, 1972.
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cionado por las galeras y circulaciones del edificio jesutico. La forma preexistente, es decir, la fragmentacin del espacio en celdas y dependencias y su vinculacin por pasillos y galeras, determina en este caso
la espacialidad del Plan Museolgico.
El tipo formal queda condicionado por el monumento que se elige como sede de la institucin. La forma externa de lenguaje colonial convive en la actualidad con un tejido urbano del siglo XIX. En su interior,
colecciones y sistemas expositivos se adaptan a los espacios originales, evitando desvirtuar el tipo espacial
y formal (Figura 5).
El tipo estructural es quizs el que ms limita la
convivencia de los tipos: las bvedas y los muros que
las soportan no permiten ampliaciones ni vinculaciones libres sin afectar el tipo funcional y espacial, y el
diseo con nuevos materiales debe subordinarse a formas, texturas y percepciones que le son propias al edificio original.
Si el tipo del edificio monumental ha convivido en
armona con el tipo museo hasta el presente, esto se
debe probablemente a que el tipo funcional original
(residencia) tiene vinculacin con el tipo elegido para su rehabilitacin (casa-museo), en una poca en
que el Plan Museolgico no implicaba transformaciones en el inmueble, si bien cualquier intervencin, an
aquella realizada para volver un edificio a su uso original, importa una re-significacin.
En el marco de los proyectos del Programa Integral de Puesta en Valor y Restauracin de Museos
Nacionales - Anexos Museales - 2008-2010, Obras del
Bicentenario, este museo estudia su ampliacin para responder a las nuevas necesidades de la institucin: comunicacin, interpretacin y educacin. Es
comprometido responder a estos requerimientos fsicos y espaciales, tanto en el edificio original como
al momento de ubicar su posible ampliacin, sin enfrentarse al conflicto de modificar los rasgos caractersticos del tipo estancia, incluso contemplando
la posibilidad de llevarla al entorno urbano. De todas maneras, el anlisis indica que toda ampliacin
que resuelva las nuevas necesidades del tipo museo
transforma la percepcin de la tipologa estancia jesutica.
El desafo es que esos necesarios cambios que propone el nuevo Plan Museolgico no desvirten la tipologa arquitectnica analizada, el entorno urbano
que la acompaa y, sobre todo, las significaciones sociales guardadas en la memoria.
Bibliografa
ARGAN, G. C. (1966): El concepto de espacio arquitectnico del Barroco a nuestros das. Nueva Visin, Buenos Aires.
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Resumen
Abstract
Desde el ao 2001, la Subdireccin Nacional de Museos de Chile ha llevado a cabo el Plan Nacional de
Renovacin Integral de Museos. En diferente medida, los 23 museos dependientes de la Subdireccin
han desarrollado proyectos de renovacin en las distintas reas que estos comprenden. Dadas las caractersticas de cada museo, sus colecciones, tipo de edificio y requerimientos, tanto del equipo del museo como
de la comunidad, el desafo de la renovacin ha planteado distintos desafos en cada caso.
Palabras clave
Keywords
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La Subdireccin Nacional de Museos de Chile est poniendo en prctica, desde el ao 2001, el Plan de Renovacin Integral de los Museos Estatales. En estos
aos, ms de 12 de los 23 museos que se hallan bajo
su tutela han llevado a cabo renovaciones sustanciales tanto en sus edificios como en el discurso y la museografa. Actualmente, el resto de los museos se encuentra en proceso de ejecucin de obras en enero
de 2010 sern 4 los proyectos concluidos o finalizando la etapa de diseo.
Muchas de las edificaciones que albergan nuestros
museos han sido declaradas Monumento Nacional, categora que se le otorga, entre otros, a los edificios pblicos o privados que revistan inters histrico, arquitectnico, artstico, cientfico, etc., que requieran la
proteccin del Estado, la cual se ejerce a travs del
Consejo de Monumentos Nacionales, entidad responsable de autorizar, hacer observaciones y fiscalizar las
intervenciones en todo edificio bajo la proteccin de
una declaratoria.
En los tres casos descritos a continuacin, la renovacin de los museos ha presentado distintos problemas, en parte, por las caractersticas del edificio y,
en parte, por los requerimientos propios de su mantenimiento, por las necesidades actuales y futuras del
museo, por las caractersticas de la comunidad y de la
coleccin o por las necesidades del grupo de funcionarios que trabaja en cada uno de ellos. Por algunas
de estas razones el tipo de intervencin al que se opt en los tres casos es distinto.
Efectivamente, ya sea por el presupuesto, el estado del edificio o la urgencia de las distintas necesidades, en estos tres museos se realizaron trabajos con
distinto enfoque en la renovacin y puesta en valor
del edificio, siendo:
12. exclusivamente de restauracin y mantenimiento del edificio, sin incorporacin de ampliaciones o elementos nuevos, en la Aduana;
13. con una pequea intervencin en la Casa Thiers
para mejorar el espacio de exhibiciones permanentes y aseos para pblico;
14. con la incorporacin de nuevos espacios, la eliminacin de algunas ampliaciones posteriores
a la poca de construccin del edificio e incluso la creacin de un nuevo espacio que conecta al museo con su entorno, en el Palacio
Lyon.
Comparemos los tres museos.
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El proyecto de restauracin y rehabilitacin, realizado por la oficina de arquitectura de Teodoro Fernndez, debi asumir el trabajo, modificando el antiguo
uso de los espacios para definir claramente las reas
internas con y sin colecciones y las reas pblicas con
y sin colecciones, adems de adecuar el zcalo para
que fuera el lugar de la exhibicin permanente, profundizando el suelo del stano, a fin de darle la altura necesaria. En el zcalo estn los cimientos de la casa, por lo que el espacio est cortado por ms de 15
pilares estructurales. Esto, si bien complicaba el espacio y el diseo museogrfico, tuvo que ser asumido
como un hecho de la causa. Es as como los pilares se
transformaron en el bosque hmedo, hbitat fundamental de las culturas representadas en el nuevo guin
museogrfico.
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renovables, los cerca de 21.000 ejemplares que componen su coleccin sern puestos en valor en un edificio restaurado y con una nueva museografa.
El proyecto de rehabilitacin del palacio y del edificio anexo (ubicado en la parte posterior del terreno) se inicia en el ao 2002 por medio de un concurso pblico para la rehabilitacin arquitectnica del
museo. La habilitacin del ste era prioritaria, a fin de
reordenar los espacios administrativos y as dejar el
Palacio Lyon para desplegar la exhibicin permanente y temporal.
Con posterioridad, la Subdireccin Nacional de Museos realiz un nuevo concurso pblico, esta vez para abordar la museografa que se instalar en el Palacio Lyon una vez intervenido el edificio. Este concurso
tuvo como informacin de base la generada por el proyecto de arquitectura. De todas formas, y debido a los
cambios y mejoras al proyecto original de arquitectura, fue necesario hacer dialogar permanentemente a
ambos proyectos en cuanto a los requerimientos arquitectnicos y tcnicos de estos, intercambio que permiti prever situaciones y favorecer el proyecto.
El proyecto arquitectnico ya est en su segunda
etapa. En 2009 se recibi el edificio anexo ubicado
en la parte posterior del palacio, donde se ubicaron
las dependencias administrativas, biblioteca, laboratorios, bodegas, baos del personal y comedor, entre otros. Posteriormente se prev comenzar la restauracin del Palacio Lyon donde se habilitarn
espacios para: acceso, cafetera, salas de exposiciones temporales, auditorio, servicios higinicos para
pblico y ocho salas para la exhibicin permanente.
El proyecto arquitectnico, desarrollado por el arquitecto Michael Bier para el palacio, permiti intervenciones ms audaces respecto de las otras dos restauraciones. Como l mismo expone en el documento para el
concurso del anteproyecto: La proporcin entre ampliacin, remodelacin y mantenimiento determina el carcter de nuevo museo (). El proyecto se ajusta en todas
sus intervenciones a las normas y leyes vigentes. Adems, respeta las recomendaciones de ICOMOS formuladas en la Carta de Venecia (1964), Normas de Quito
(1967) y Declaracin de Amsterdam (1972), donde se
define claramente cmo ejecutar una intervencin contempornea en un ambiente histrico. Por estas razones,
todas las intervenciones del proyecto son en materiales
contemporneos, en un lenguaje moderno y con la funcionalidad que requiere un museo moderno (Bier, 2002).
Se modific completamente la escalera por razones de seguridad y estticas, se incluy un ascen-
sor y, en el hall interior, previo a las salas de exhibicin, se trabaj para recuperar la arquitectura original de patio interior, proyectando un gran techo vidriado.
En una apuesta por incorporar la vista de la ciudad
de Valparaso a la oferta del museo, se proyect la
construccin de una gran terraza sobre el techo del
palacio, que no modifica de manera estructural su techumbre, pero que abre el museo a un entorno nico. Esta intervencin, as como el proyecto en general, ya fue aprobada por la comisin de arquitectura
del Consejo de Monumentos Nacionales.
Otro de los desafos tuvo que ver con mantener
el estilo neoclsico francs que todava tiene una de
las habitaciones y el hall de acceso, en un museo donde el nfasis es la historia natural. La necesidad de contar con una cafetera y tienda para los usuarios del museo permiti conjugar la puesta en valor del espacio
neoclsico con una cafetera que rescate la poca del
otrora hogar de los Lyon.
Museo de Antofagasta.
II Regin, Norte de Chile
El Museo de Antofagasta (Figura 3) funciona en dos
edificios histricos que tienen el carcter de Monumentos Nacionales: la antigua Aduana y la antigua sede de la Gobernacin Martima, ambos ubicados a escasos metros de distancia, pero separados por una
calle, en el barrio histrico, sector en donde se funda
la ciudad de Antofagasta.
Dependiente de la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos desde 1984, en el ao 2003 se inicia la
restauracin del edificio de la Aduana, construccin
que alberga la exposicin permanente, la cual abarca
diversos aspectos de la historia natural y cultural de
Antofagasta.
La otra edificacin, la antigua sede de la Gobernacin Martima (1910), donde se encuentran las oficinas administrativas, videoteca y biblioteca especializada, laboratorios y depsitos de colecciones, no fue
parte del proyecto de restauracin en esta etapa.
El edificio fue construido por el Gobierno chileno en el puerto de Mejillones, en virtud de un convenio suscrito con el Gobierno boliviano. Fue inaugurado el 12 de septiembre de 1866. Llevaba la funcin
de Oficina Administrativa para las operaciones desarrolladas por empresarios chilenos en las explotaciones mineras de la zona, razn por la cual fue deno-
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Cuando se plantea la necesidad de restaurar un edificio pblico, en este caso tres museos con caractersticas diferentes, el desafo no slo tiene que ver con
mejorar la infraestructura y aspectos estticos.
La restauracin de un museo involucra el concepto de poner en valor un conjunto de bienes y valores insertos en un lugar y un momento histrico determinado para no slo preservar el edificio, sino
potenciar el significado de ese bien en su totalidad
dentro de la sociedad. En este sentido, la apuesta del
trabajo realizado por la Subdireccin junto a los funcionarios de cada museo y los distintos arquitectos supone un planteamiento y una planificacin que se
apropia del edificio para otorgarle nueva vida dentro de un contexto particular. En palabras del Consejo de Monumentos Nacionales, dentro de las acciones que se realizan para la puesta en valor de un bien
patrimonial se encuentra la proteccin, conservacin,
uso o disfrute, investigacin, interpretacin, difusin,
participacin, etc. (Consejo de Monumentos Nacionales, 2009).
La Subdireccin de Museos ha trabajado en esa lnea, hacindose cargo de la diversidad y asumiendo
la particularidad de cada inmueble, reconociendo y
respetando su historia, su materialidad, su sentido en
el contexto urbano y, no menos importante, el uso proyectado. Cada proyecto ha sido nico, adaptando los
edificios a las distintas y complejas necesidades de los
museos y sus visitantes. Los desafos no terminan aqu.
Algunos de los museos recin remodelados ya requieren nuevos proyectos. La Subdireccin continuar trabajando en desarrollar una metodologa que tiene como fundamento la participacin, el desarrollo de
concursos pblicos y la puesta en prctica, con estricto apego a la reglamentacin y recomendaciones para las intervenciones en edificios patrimoniales.
Bibliografa
FERNNDEZ, T. (2002) Proyecto de arquitectura para la remodelacin del Museo Regional de la Araucana en VALDS VALDS, F. (Ed.): Anteproyectos de Exhibiciones y de remodelacin arquitectnica.
Subdireccin Nacional de Museos, Santiago de Chile:
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El Museo Nacional
de Costa Rica. Protegiendo
el pasado y mirando al futuro
Ronald Quesada Chaves37
Museo Nacional de Costa Rica
San Jos, Costa Rica
Resumen
Abstract
Palabras clave
Keywords
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valor arquitectnico, pero con consecuencias lamentables para el buen uso de la plaza: la divida en dos
sectores diagonales e impeda la visibilidad del usuario, lo que la converta en un espacio peligroso, permitiendo por su diseo que fuera usada como escondite de delincuentes e indigentes.
Uno de los aportes de la reforma es convertir este
espacio, de gran complejidad topogrfica, en uno de
acceso universal; rampas, sealizaciones y barandillas,
entre otras cosas, la convierten en un espacio pblico
que puede ser usado por todos los ciudadanos de la
capital y quienes la visitan.
Otro de los logros fue la creacin de mayor cantidad de espacios arbolados y zonas de estar, para
suavizar lo rido y duro de la plaza. Con esto se pretende invitar al usuario de la capital a estar y disfrutar la plaza y contemplar el edificio recin restaurado (Figura 1).
La restauracin y rehabilitacin
desde dentro
Por la complejidad, la magnitud y el costo, la restauracin interna del cuartel se plante en seis etapas,
cada una de las cuales corresponde a un sector del inmueble; esto permitir, entre otras cosas, el control claro del avance de obra, la consecucin de los recursos y, quiz lo ms importante, mantener la institucin
abierta al pblico durante la restauracin.
En este artculo se contemplan las dos primeras
etapas.
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En primer trmino, el muro que encierra el mariposario en su extremo este cumple tambin la
funcin de contener el terreno del jardn central
del museo (alrededor de 8,5 m. de altura). Este
muro, que fue construido a principios del siglo
XX y est compuesto por ladrillos y calicanto,
con un espesor de un metro aproximadamente,
no posee columnas ni vigas que funcionen como contrafuertes, lo que ha provocado que, con
el paso de los aos, empiece a ceder al peso;
igualmente, la gran cantidad de agua que recibe por infiltracin desde el terreno que contiene, ha provocado el peligro de que ceda, ocasionando daos muy severos al resto de la
edificacin.
El torren suroeste del cuartel, que se encuentra ubicado dentro de esta rea, presenta un deterioro realmente preocupante; el revoco se ha
desprendido en un gran porcentaje, la armadura de la escalera y del remate cermico superior
est expuesta a la intemperie, al haberse cado el
hormign que la recubra, por lo que, evidentemente, se encuentra en un grave peligro de colapso.
Era de vital importancia dotar a esta rea de un
sistema de acceso universal para los visitantes y
usuarios en general, ya que en este momento el
nico acceso posible es mediante una escalera;
adems, el recorrido existente dentro del mariposario no cuenta con las pendientes que exige la
Ley de Igualdad de Oportunidades para personas
con discapacidad.
La restauracin consisti en:
Quitarle al muro la carga producida por el terreno y el agua en los puntos donde existe el mayor peligro de colapso y distribuirla en una serie de rampas, que la dividieron en varios muros
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de contencin y, a la vez, resolvieron el recorrido interno del mariposario, el acceso desde ste
hasta los calabozos, el torren suroeste y el acceso desde la Plaza de la Democracia. Adems,
se reforz el muro con una viga corona que lo
amarre a la estructura general y permita su conservacin.
Restaurar el torren suroeste y su escalinata, reforzar su estructura para ponerlo a disposicin de
los visitantes y rescatar uno de los puntos ms
emblemticos del edificio.
Rehabilitar todo el espacio del mariposario, para que cumpla con la Ley 760038 y sea de acceso
universal.
Dotar al Museo Nacional de Costa Rica de un nuevo acceso desde la Plaza de la Democracia, con
un lenguaje arquitectnico contemporneo que
revitalice la imagen del Museo como institucin
y que aporte un captulo ms a la historia arquitectnica de este inmueble (Figura 3).
Dotar al Museo Nacional de Costa Rica de un monumento icnico que represente un homenaje a
nuestros antepasados prehispnicos.
Para octubre del 2010 se ha previsto la inauguracin del nuevo acceso del Museo Nacional de Costa Rica desde la Plaza de la Democracia, para el cual
se dise una esfera de 8 m. de dimetro, en acero
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Ley 7600: Ley de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad, 29 de mayo de 1996, Costa Rica.
Bibliografa
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Resumen
Palabras clave
Mxico cuenta con recintos culturales adaptados, muchos denominados museos, que no cumplen cabalmente ni con su vocacin, ni con su misin y no hablemos de la falta de aplicacin de medidas mnimas
de seguridad, que se requieren para garantizar la integridad fsica de los individuos y objetos que ah se
concentran en caso de un conato de siniestro; ejemplo claro es el Museo de la Ciudad de Mxico que,
desde su inauguracin, no ha podido integrar en su
Plan Museolgico, museogrfico ni arquitectnico un
programa de seguridad y evacuacin eficiente; en parte por sus propias caractersticas arquitectnicas y su
ubicacin en el centro histrico de la ciudad y en otra,
por el uso indiscriminado de sus instalaciones musesticas como foro de expresin poltico-partidista, museogrfico y de ndole social, que ponen en riesgo permanente a sus visitantes.
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Abstract
Mexico has diverse adapted cultural venues; many
of them called museums, these venues expire adequately neither with their vocation nor their mission.
There is an apparent lack of minimum security measures required to guarantee the physical integrity of
individuals and objects in case of an attempt or accident. For example, since the opening of the Museo de
la Ciudad de Mxico, it has not been possible to integrate an efficient security and evacuation program
within its Museological, Museographic or Architectural Plan. This is, on one hand, due to its architectural
features and its location at Mexico Citys historical center, and, on the other, due to the indiscriminate use of
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its facilities as a political parties museographic and social nature expression forum, which puts its audience at a permanent risk.
Keywords
Security; conatus; sinister; adapted; individuals; evacuation; objects.
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En la ltima dcada Mxico ha sufrido grandes tragedias donde un nmero importante de personas, sobre
todo jvenes y nios, han perdido la vida a consecuencia de la incorrecta aplicacin y falta de un programa de evacuacin de recintos, que sea eficiente y que
se mantenga actualizado. La mayora de estos recintos
son edificios adaptados, tal como lo fueron las discotecas Lombombo, Newsdivine, o la guardera ABC de
Hermosillo, Sonora, donde han muerto al da de hoy
49 infantes; pero tambin existen otros recintos adaptados denominados museos. Uno de ellos, el Museo de la Ciudad de Mxico, merece mi atencin no
slo por su valor patrimonial y representativo de la arquitectura de inicios de la colonia en esta ciudad, sino por su constante actividad poltico-social-cultural,
al realizar eventos con alta concentracin de pblico.
Con el transcurrir de los aos, la majestuosa edificacin sufri los estragos del tiempo. Los arquitectos
de esas pocas, Lorenzo Rodrguez y Cayetano de Sigenza, observaron durante un recorrido por el inmueble que se encontraba ya en una fase de gran deterioro, pues sus muros haban sufrido grandes desplomes;
por ello, a finales del siglo XVIII, Juan Manuel Lorenzo Gutirrez Santiago, VII Conde de Santiago, contrat los servicios de Francisco Guerrero y Torres, ltimo representante del Barroco novohispano, para que
se encargara de la obra de reconstruccin del edificio
de nueva cuenta, con un costo total de 130.000 pesos de ese entonces. As, Guerrero y Torres dise el
actual palacio de tezontle y cantera; el 5 de junio de
1779 concluy la intervencin arquitectnica pero hasta el ao 1781 no pudo ser habitado de nuevo. An
hoy se pueden observar los vestigios de lo que fue
el primer edificio.
Para finales del siglo XIX el palacio, con el crecimiento de la ciudad de Mxico, fue absorbido dentro
del rea comercial del centro histrico. A su alrededor
se abrieron pequeos locales con fines comerciales,
por lo que los herederos del palacio, ya con una posicin social muy disminuida, adoptaron la idea de alquilar los cuartos interiores para vivienda, a fin de asegurarse un sustento. Los rpidos cambios en la traza
de la ciudad provocaron que esta zona ya no fuera de
carcter aristocrtico, sino popular, y el aspecto seorial de la antigua casa comenz a modificarse en funcin de sus nuevos usos, convirtindose poco a poco en una vecindad sucia y deprimente. El palacio
estuvo habitado por los descendientes de los condes
hasta mediados del siglo XX. Una de las descendientes contrajo nupcias con el artista ms destacado del
impresionismo en Mxico, el pintor mexicano Joaqun
Clausell (1866-1935): lo es porque fue quien ha tenido, con mucho, mejor fortuna crtica desde que se
inici como pintor y, despus, ya en el proceso de instauracin de la llamada escuela mexicana y el muralismo, crtica favorable que se ha mantenido ms adelante; lo es tambin, por la abundancia de su
produccin y, asimismo, por la gran calidad que ahora reconocemos en su obra (Castaeda, 2000).
Pint por completo, con maravillosos paisajes y rostros, la habitacin que habilit como estudio que, arquitectnicamente, rompe con el estilo del antiguo palacio. A fecha de hoy, dicho estudio es uno de los
atractivos del ahora museo: a ese espacio se le ha denominado la casa de las mil ventanas porque ah se
conservan alrededor de 1.300 pequeas escenas cua-
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Museos y seguridad
Este museo, al igual que todos los museos tradicionales, gira en torno al concepto o trinomio: Museo
tradicional = Edificio + Colecciones + Pblico. Hoy
en da intenta poner en marcha un nuevo trinomio, replantendose su vocacin y su misin: Nuevo museo
= Territorio + Patrimonio + Comunidad.
Ambos trinomios dan a cada concepto sus propias
caractersticas, jerarquas y roles, pero en ambos, en el
aspecto de la seguridad, existe una notable tendencia por proteger el edificio y la coleccin dejando al
pblico como el de menor importancia. En todos los
manuales, libros y artculos relacionados con museos,
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http://museosdevenezuela.org/Documentos/Normativas
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Idem anterior.
http://sic.conaculta.gob.mx/documentos/632.pdf.
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Idem anterior.
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Idem anterior.
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http://www.bellasartes.gob.mx/INBA/transparencia/marco/1063.pdf.
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mas generales de seguridad y que dicen en su Captulo IV: Captulo IV. Mecanismos de Coadyuvancia. Artculo 22.- Las dependencias o instituciones federales que tengan a su cargo la administracin de
museos podrn celebrar acuerdos o bases de coordinacin con las autoridades estatales o municipales,
as como con otras autoridades federales, para llevar
a la prctica, con la mayor eficacia posible, las medidas de seguridad que las presentes normas establecen. Asimismo, propiciarn programas de concertacin con entidades de la sociedad civil para inducir
su participacin voluntaria en el cumplimiento de los
programas de seguridad y proteccin del patrimonio
cultural45.
La seguridad en el Museo
de la Ciudad de Mxico
En ese sentido podemos observar que el Museo de
la Ciudad de Mxico, dependiente del Gobierno del
Distrito Federal, en relacin con el edificio, se norma
por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueolgicas, Artsticas e Histricas que dan sustento a los
Institutos Nacionales de Antropologa e Historia y de
Bellas Artes y Literatura (INAH e INBA, respectivamente), por lo que las acciones de conservacin, intervencin, restauracin y mantenimiento estn regidas por
la Ley Federal. En la actualidad la operacin del Museo como tal, le corresponde a la Direccin de Recintos Culturales de la Secretara de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.
Esta Secretara ha creado y reformado leyes como
la Ley de Fomento al Cine Mexicano en el Distrito Federal y la Ley de Filmaciones en el Distrito Federal,
pero no ha realizado o adoptado ninguna ley sobre
museos a pesar de contar con 5 recintos como son:
Museo
Museo
Museo
Museo
Museo
de la Ciudad de Mxico
Nacional de la Revolucin
Panten San Fernando
de los Ferrocarriles
Archivo de la Fotografa
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Haciendo una reciente visita a ese museo, nos hemos percatado de que hay una preocupacin por posicionarlo en el mbito musestico, y de hecho ha entrado recientemente en un intenso proceso de
adaptacin museogrfica, inaugurndose el 9 de junio
de 2010 los espacios necesarios para poder albergar
la exposicin retrospectiva ms importante sobre la
obra de una de las figuras clave de la abstraccin de
la postguerra: el maestro Pierre Soulages, donde se
aprecia la evolucin del artista francs vivo ms importante de esa poca, a travs de 90 piezas realizadas a lo largo de ms de seis dcadas de trabajo. Sin
embargo, falta mucho trabajo en conjunto, entre el Gobierno Federal y el Gobierno del Distrito Federal, para construir una iniciativa de ley, en materia de legislacin de museos, iniciativa que debera de surgir por
parte del Gobierno del Distrito Federal.
Conclusiones
Podemos concluir que el Museo de la Ciudad de Mxico an no cuenta con un programa establecido de
seguridad que proteja a los diferentes pblicos que
asisten a este recinto. Su edificio slo tiene una puerta principal, ubicada sobre la avenida Jos Mara Pino Surez (antes Calzada Iztapalapa), que funciona como acceso y salida del edificio; existe tambin una
salida lateral que da a la calle de Repblica del Salvador, que siempre est obstruida al interior del recinto por materiales de desecho, museogrficos y de montaje, y obstruida al exterior del recinto por automviles
o materiales de los comercios que circundan la zona,
por lo que salir en caso de una emergencia es una tarea difcil e imposible de realizar.
Es entonces el Museo de la Ciudad de Mxico un
museo seguro? La respuesta inmediata sera no, y slo nos queda apelar a que sus dirigentes tomen con-
ciencia de la importancia de implementar un programa de seguridad que permita establecer lineamientos claros y precisos de cmo actuar en casos de contingencias y anteponer la integridad fsica de las
personas, por encima de la integridad del patrimonio
cultural; tal vez as se evitarn las lamentables tragedias humanas que se han suscitado en este pas.
Bibliografa
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de 2009]
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Resumen
La histrica falta de apoyo del Estado y las empresas al
desarrollo de los museos en el Paraguay presenta, por
un lado, inconvenientes graves pero abre, por otro, posibilidades de explorar modelos alternativos de institucionalidad museal. As, carentes de apoyo, pero tambin libres de la presin de las academias y las
burocracias, ciertos museos nuevos emergen exentos
de la obligacin de disputar terreno a un sistema tradicional previo. Impulsados desde la sociedad civil, y
dispensados del compromiso de expresar conjuntos totales, estos museos irrumpen en la escena latinoamericana con mayores ocasiones de asumir formatos dinmicos, adaptables a las mediaciones locales. Mediante
esta flexibilidad pueden adecuarse mejor a objetivos especficos y situaciones locales: memorias de culturas o
subculturas particulares, perodos histricos acotados,
determinadas narrativas curatoriales, proyectos concretos de desarrollo comunitario o social, etc.
46
Palabras clave
Museo del Barro; Paraguay.
Abstract
The historical lack of support of the State and the private companies to the development of the museums
in the Paraguay presents, on one hand, serious disad-
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Keywords
Museo del Barro; Paraguay.
Primer punto
Levantar una mirada sucinta de la institucionalidad museal en el Paraguay supone partir de una ausencia: la
falta de polticas culturales que encuadren la prctica
de los museos. Dado que esta carencia es crnica en
trminos histricos, ella remite a otra carencia, que es
su consecuencia: la inexistencia de una tradicin estable de museos promovidos desde el Estado.
Aunque apunten a una inscripcin en la esfera pblica, los museos, y en particular los museos de arte,
han surgido en el Paraguay desde iniciativas ciudadanas y, muy secundariamente, desde programas desarrollados por la Iglesia.
Extraamente, el sector de empresarios no ha tomado inters en la ocupacin de un vaco que, para
sus intereses enmarcados en un capitalismo pobre e
inmediatista, resultara poco rentable. De este modo,
la institucionalidad museal ha partido, bsicamente, de
instancias particulares.
Como cualquier situacin histrica, sta se presenta con inconvenientes pero tambin con ventajas. Por
un lado, ella ocurre en el contexto de una nociva falta de institucionalidad sostenida a nivel estatal, que se
traduce en una carencia de regulacin legal, proteccin e incentivos. Y esto trae problemas. La desatencin por parte del Estado de sus compromisos en el
mbito de la cultura produce desajustes serios.
Por otro lado, aquel dficit de Estado en lo cultural presenta su costado ventajoso. Los museos, que surgen como pueden en el Paraguay, lo hacen en un descampado, a la intemperie. Ellos carecen de apoyo pero,
liberados de la restriccin de cnones academicistas y
burocracias, se inician eximidos de la obligacin de
disputar terreno a un sistema tradicional previo.
Me refiero al caracterstico modelo oficialista republicano que, surgido en Amrica Latina en el siglo XIX,
sobre el patrn de los grandes museos europeos, ha
funcionado como el depsito de una memoria nacional unificada, la cifra de una identidad embalsamada
y, en fin, el logro de un pas que, preocupado por la
imagen brbara con la cual contamina la periferia, pretende ofrecer su perfil civilizado.
Nada de eso. En el Paraguay existieron modelos
culturales bsicos, pero ninguno pretendi ejercer de
museo-smbolo de la cultura hegemnica.
Por supuesto, la Colonia y la Repblica haban tenido un proyecto cultural, pero ambas se basaron en
la importancia dispersa de pautas europeas y no pretendieron encarnar la diferencia nacional unificada.
El modelo cultural ms inmediato es el desarrollado durante la dictadura de Stroessner, carente de polticas culturales, pero no de intervenciones realizadas en el plano de la cultura y basadas en el mito del
ser nacional. Este modelo no se tradujo en un museo, sino en ciertas formas de la arquitectura stroessnerista moderna, el sistema formal de educacin
y un vago imaginario militar de tono pico, ms expresado en rituales y consignas que en instituciones
culturales.
Por eso, los pocos museos propuestos por el Estado corresponden a instituciones indigentes, apenas
orientadas por un romntico guin nacional-populista: entidades provincianas dispersas que custodian
obras-fetiche, residuos de la cultura oficial.
De atenernos a la memoria impulsada por estos
museos, ella nos devolvera slo el discurrir de situaciones vinculadas a la escena macropoltica y sobre todo a las acciones guerreras. El diagrama museal retratara un pas movilizado por estadistas y
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1. Sobre la base de sus funciones tradicionales (coleccin, cautela de patrimonio, difusin, investigacin), el museo se enfrenta hoy a la necesidad de subrayar sus compromisos variables con
las sociedades.
2. Pero la esfera pblica, actualmente, es tambin
escena pblica global. Por eso, las polticas pblicas deben asumir tanto la proyeccin transnacional como los impactos tecnolgicos de la cultura mundializada.
3. Esta cuestin trae aparejada la cuestin del museo ante la integracin regional. Debemos discutir cmo responden nuestros museos ante situaciones planteadas por los tratados de integracin
regional (como el caso del MERCOSUR). Y debemos imaginar estrategias de coordinacin de
legislaciones, polticas culturales, intercambios,
equiparaciones y negociaciones. Es decir, imaginar marcos institucionales a nivel macro para la
confrontacin de los museos.
4. Concretamente debemos pensar en regiones emparentadas por memorias compartidas. Lo indgena, lo colonial, la modernidad republicana, la
guerra de la Triple Alianza, la dictadura, la operacin Cndor y la presin postcolonial contempornea conforman una densa problemtica comn. El hecho de compartir un horizonte
histrico habilita a pensar una plataforma fuerte
para discutir el museo.
5. El otro lado de esta cuestin se relaciona con
la preservacin de las diferencias culturales. El
reto: cmo hablar de integracin sin sacrificar
las identidades?
6. Pero las identidades ya no significan hoy esencias previas a la historia sino procesos contingentes de construccin de subjetividades. Entonces,
el museo ya no puede pretender expresar una
sola identidad (local, regional, nacional), sino
abrir un espacio de encuentros, fricciones y acuerdo entre identidades variables. El museo debera ser pensado en la interseccin de intereses
cruzados y plurales.
7. Y ese concepto ayuda a concebir el museo como proyecto para ser configurado de modos distintos. El formato de los museos debe ser adecuado a los requerimientos de tiempos y regiones
diversas, polticas de curaduras especficas, a
proyectos determinados.
8. Los objetivos propios del museo deben ser considerados ante las situaciones de masificacin de
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Figura 1. Fachada nocturna. Centro de Artes Visuales/ Museo del Barro, Asuncin, Paraguay. Foto: F. Allen.
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Figura 2. Sala de imaginera. Centro de Artes Visuales / Museo del Barro, Asuncin, Paraguay. Foto: F. Allen.
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Figura 3. Coleccin de arte indgena. Museo de Arte Indgena. Centro de Artes Visuales /Museo del Barro, Asuncin, Paraguay. Foto: F. Allen.
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nir del arte moderno y actual del Paraguay y marcar ciertos puntos significativos de su historia.
El acervo incluye la produccin de artistas iberoamericanos.
Gabinete del Cabichu. Dedicado a la investigacin, el gabinete comprende colecciones de ilustraciones, peridicos y fotografas realizadas durante la guerra de la Triple Alianza (1865-1870).
Departamento de Documentacin e Investigaciones. Seccin que comprende el archivo, investigacin y publicacin de material referido al mbito trabajado por el museo. De este departamento
depende el Gabinete del Cabichu.
Coleccin de Arte Indgena. Cuenta con piezas
procedentes de los 17 grupos tnicos que pueblan el pas (Figura 3).
La estructura del museo se complejiza a partir de
ciertos programas suyos que suponen la proyeccin
de sus actividades sobre mbitos continuos y la concertacin de emprendimientos con otras entidades. En
esta direccin deben ser entendidas:
Museo de Oro y Plata. El Museo del Barro ha hecho un convenio con una entidad bancaria pa-
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Eplogo
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Usos y superficies
de los museos estatales
del Ministerio de Cultura:
un avance de resultados
Vctor M. Cageao Santacruz47
Subdireccin General de Museos Estatales,
Ministerio de Cultura
Madrid, Espaa
Resumen
Abstract
El presente trabajo ofrece un breve avance de resultados del estudio que sobre caractersticas de los edificios de museos estatales dependientes de la Direccin
General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura de Espaa (nmero total, nmero por
museo, categora, estado de desarrollo de obras, antigedad, usos originales, superficies, distribucin de
reas funcionales, etc.) se viene desarrollando desde
hace un tiempo en la Subdireccin General de Museos Estatales.
Keywords
Palabras clave
Arquitectura de museos; museos estatales; usos originales; estadstica; superficies.
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Segn los datos que proporciona el Anuario de Estadsticas Culturales 2009 (VV.AA., 2009: 229), existen
en Espaa un total de 1.560 museos y colecciones museogrficas48, de los cuales el 66,9% son museos pblicos49 (Grficos 1 y 2). 84 de estos museos dependen del Ministerio de Cultura, lo que supone un 6%
del total; de ellos, 81 estn adscritos a la Direccin
General de Bellas Artes y Bienes Culturales50; 17 de
estos museos son gestionados ntegramente por dicha
Direccin General, a travs de la Subdireccin General de Museos Estatales; el resto son instituciones musesticas repartidas por toda la geografa nacional, cuya gestin ha sido transferida a los gobiernos de las
Comunidades Autnomas en virtud de lo establecido
en los artculos 148 y 149 de la Constitucin Espaola de 1978, mediante la firma de convenios41. Segn
estos convenios de transferencia, el Estado, titular
de la mayora de los inmuebles y las colecciones, mantiene sus competencias respecto a los mismos, pero
confa la responsabilidad de gestin de recursos humanos, actividades cotidianas y mantenimiento a la
Grfico 1
Museos y colecciones museogrficas en Espaa por titularidad*
346
1,86%
Otras
Privada
31,27%
66,87%
Pblica
49
Grfico 2
Museos pblicos en Espaa por titularidad*
Otros
7,09% (4,7%)
Resto A.G.E.
3,82% (2,5%)
8,94% (6,0%)
Ministerio
de Cultura
13,97% (9,3%)
Administracin
autonmica
*
**
66,18% (44,3%)
Administracin
local
Comunidad Autnoma (Grfico 3). Adems, el Ministerio tiene en proyecto en estos momentos la creacin
de nuevas instituciones musesticas de titularidad estatal y gestin exclusiva, en la planificacin de cuyas infraestructuras se trabaja en estos momentos.
Uno de los cometidos principales de la Subdireccin General de Museos Estatales del Ministerio de Cultura de Espaa es llevar a cabo la coordinacin y programacin de actuaciones en materia de arquitectura
y museografa en los edificios de los citados museos
estatales espaoles.
Esta labor de coordinacin, que se ejerce desde el
rea de Infraestructuras de la Subdireccin General, pretende la obtencin de los mejores resultados
en las actuaciones que en las infraestructuras de los
museos estatales lleva a cabo de manera permanente el Ministerio de Cultura, por medio del desarrollo
de una labor de programacin del conjunto y la individualidad de cada una, a travs de la aplicacin
del mtodo de planificacin definido en la publicacin Criterios para la elaboracin del Plan Museolgico (VV.AA., 2005) y el seguimiento de las mismas
desde antes de su inicio hasta su puesta a disposicin del pblico.
Este seguimiento supone la implicacin de los tcnicos de la Subdireccin General y los museos en las
labores de planteamiento de actuaciones, programacin de necesidades, elaboracin de pliegos de prescripciones tcnicas, valoracin de propuestas en procedimientos de adjudicacin de proyectos y
seguimiento de la redaccin de proyectos y ejecucin
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con las unidades de museos y patrimonio de las respectivas Comunidades Autnomas, con las Administraciones locales y, en su caso, con profesionales liberales y empresas del diseo, la arquitectura, la
restauracin o el equipamiento.
El objetivo final es dar respuesta a las necesidades que en materia de edificios e instalaciones tienen los museos estatales, de acuerdo con sus intereses y los de las unidades administrativas citadas y
teniendo en cuenta el marco legislativo y presupuestario. Desde esta perspectiva, la preocupacin bsica
del Ministerio en el mbito de las infraestructuras de
museos ha sido la dotacin de sedes estables para
las instituciones que carecen de ella y el servicio a
aquellos centros ubicados en precario o ms desfavorecidos; del mismo modo, se ha perseguido el perfeccionamiento funcional de los edificios y sus instalaciones, adecundolos, en la medida de lo posible, a la
normativa actual en materia de seguridad y accesibilidad y a los criterios internacionalmente vigentes en
materia museolgica. Por todo ello, se han planteado
grandes intervenciones, como la rehabilitacin integral
de edificios histricos, la construccin de nuevas sedes o la ampliacin de las existentes, pero tambin actuaciones de carcter parcial y naturaleza muy diversa (desde renovacin de instalaciones o exposiciones
permanentes a restauracin de fachadas o equipamiento de espacios funcionales).
Las necesidades son, pues, muy variadas, porque
tambin lo es la realidad de los edificios que acogen los
museos. Conseguir buenos resultados en la puesta en
prctica de las actuaciones exige un conocimiento detallado de los edificios, y por este motivo se ha venido
realizando una labor de recopilacin de informacin sobre los edificios de los museos estatales, cuyas conclusiones avanzamos en este escrito por primera vez.
La primera de las labores realizadas en este estudio consisti en la recopilacin de la informacin grfica y fotogrfica existente sobre los museos en el Ministerio de Cultura, actuacin que culminar con los
resultados del trabajo de regularizacin y levantamiento planimtrico encargado por la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Cultura, que permitir
disponer de planimetras completas y regulares de todos los museos estatales.
A partir de ah se han podido obtener una serie de
datos que permiten un conocimiento profundo de los
edificios, adems de extraer conclusiones genricas
sobre caractersticas y condiciones de los museos, en
los siguientes aspectos:
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La inmensa mayora de los edificios en los que se ubican los museos estatales son de titularidad estatal, pero hay casos de edificios pertenecientes a otras Administraciones o estamentos, cedidos en uso al Estado
para su utilizacin como museo, como ocurre con la
iglesia de San Romn, sede del Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda de Toledo, de la que es
titular la Iglesia Catlica o con el edificio sede del Museo Arqueolgico de Sevilla, del que es titular el Ayuntamiento hispalense, que lo cedi indefinidamente al
Estado para su uso como museo.
El conocimiento profundo de la situacin jurdica
del inmueble es imprescindible a la hora de programar y poner en marcha cualquier actuacin de carcter arquitectnico o museogrfico, pues puede exigir procedimientos administrativos especiales o
realizacin de trmites previos que han de ser tenidos
en cuenta para abordar una planificacin de tiempos
realista.
Grfico 5
Titularidad de los inmuebles*
Diputaciones
Provinciales
3,38%
3,38%
Comunidades
Autnomas
Ayuntamientos 7,43%
2,70%
Grfico 4
Nmero de edificios por museo
Diciembre 2009
30
25
nmero de museo
348
20
15
10
5
Iglesia
Catlica
26
museos
con 1 ed.
2,03%
18
museos
con 2 ed.
Mixto
15
14
museos
museos
con 3 ed.
con 4 ed.
4
museos
con 5 ed.
81,08%
Estado
8
museos
con ms
de 5 ed.
*
0
nmero de edificios por museo
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Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de cultura: un avance de resultados
Edificios principales, los que engloban usos expositivos y, en general, tanto usos internos como
pblicos; por ejemplo, las sedes del Museo de Palencia o del Museo de Albacete.
Edificios secundarios, los que engloban slo
usos internos o slo usos pblicos no expositivos; por ejemplo, el edificio de Servicios Centrales del Museo Nacional Arqueolgico de Tarragona.
Edificios terciarios, los que sirven para el funcionamiento del edificio sin permanencia de personal ni pblico; por ejemplo, los edificios de servicios e instalaciones del Museo del Greco en
Toledo.
Naves almacn.
Edificios sin uso.
En la actualidad la inmensa mayora de los edificios que acogen funciones de museos estatales tiene
un carcter principal, lo que implica que la intencin
primera es, en la mayor parte de los casos, la disposicin de la institucin en un nico edificio que englobe todos los usos, porque simplifica el mantenimiento y la gestin. Es relevante el nmero de naves
almacn puestas a disposicin de los museos, como
ejemplo de solucin barata y rpida para casos de escasez de espacio.
La tendencia futura es, adems, el incremento del
nmero de edificios principales, por reunin en un
solo inmueble, mediante intervenciones arquitectnicas de reforma o ampliacin, de funciones que ahora se reparten entre edificios principales y secundarios.
Grfico 7
Uso del edificio en un futuro prximo
Ed. Principales
130 inmuebles
Naves almacn
34 inmuebles
17%
2%
66%
Ed. Terciarios
4 inmuebles
15%
Ed. Secundarios
130 inmuebles
Grfico 6
Uso actual del edificio
Grfico 8
Situacin de obras*
Diciembre 2009
5%
12 inmuebles
Pendientes adscripcin
34 inmuebles
Sin uso
26 inmuebles
107 inmuebles
Ed. Principales
15%
2%
18%
8 inmuebles
46%
14%
102 inmuebles
2 inmuebles
1%
34 inmuebles
Naves almacn
1 inmueble
5%
5%
70%
2%
5 inmuebles
Ed. Terciarios
18%
42 inmuebles
Ed. Secundarios
8 inmuebles
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Grfico 9
Antigedad del inmueble*
S.XVIII
S.XIX
8,11%
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40
S.XX-XXI
31
35
30
20
25
20
15 10
0
Antiguos
34,46%
11,49%
10
1
2,70%
8,78%
40
45
Sin datar
S.XX
S.XVII
Grfico 10
Edificios principales: usos originales*
1 1 1 2
4
2 1 1 1 2 2 1 2 2 2 1 2 3
2
Iglesias
Sinagogas
Convento
Seminario
Palacio
Vivienda
Caballerizas
Castillos
Cuarteles
Murallas
Hospital
Bancos
Aduanas
Ayuntamientos
Hospicios
Colegios
Universidades
Residencias
Mataderos
Fbricas
Comercios
Oficinas
Almacenes
Exposicin
Biblioteca
Cines-teatro
Museos
nmero de edificios
Uso original del edificio ocupado por el uso actual del museo
S.XXI
36,49%
S.XV
2,70%
Sin datar
5,41%
S.XIV
2,03%
Ed. Residenciales
60,81%
S.XVI
3,38%
Ed. Religiosos
2,03%
16,89%
3,38%
S.XII
Museos
S.XIII
2,03%
13,51%
35,81%
1,35%
S.XI
6,08%
6,08%
Ed. Comerciales y productivos
*
27,03%
Ed. Culturales
Museos
72,97%
6,08%
Ed. Civiles
3,38%
Ed. Educativos
Otros usos
Usos originales
Como vemos, la inmensa mayora de los edificios de museos estatales fueron concebidos para usos diferentes al
musestico. Dentro de los tipos de edificio ms utilizados para ser transformados en museo una vez perdido
su uso original, vemos que se encuentra la arquitectura residencial y la religiosa, aunque el catlogo de funciones primitivas resulta, como comprobamos en el Grfico 13, muy extensa. As, junto a museos instalados en
palacios, como el Museo de Guadalajara en el Palacio
del Infantado o en conventos, como el Museo de Bellas
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Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de cultura: un avance de resultados
Grfico 12
Superficie de los museos*
1000-3000 m2
3000-5000 m2
18,09%
29,79%
18,09%
2
0-1000 m
11,70%
13,83%
Grfico 11
Rehabilitacin-Nueva planta*
8,51%
5000-7000 m2
ms de 9000 m2
7000-9000 m2
31 inmuebles
Nueva planta
93 inmuebles
Rehabilitado
20,95%
15 inmuebles
Rehabilitacin
con ampliacin
de nueva
planta
Ubicacin urbana
10,14%
62,84%
6,08%
9 inmuebles
Creado de nueva
planta pero ya
rehabilitado
*
Superficie
Considerando el ncleo principal del museo, esto
es, despreciando edificios terciarios o naves almacn, vemos que ms o menos la mitad de los museos estatales tienen una superficie comprendida
entre 3.000 m2 y 7.000 m2, siendo los ms numerosos los comprendidos entre 3.000 m2 y 5.000 m2. Este dato es importante porque nos ayuda a conocer
el amplio espectro de situaciones y realidades que
se dan en el mbito de los edificios de los museos
estatales, entre los que existen ejemplos diminutos,
como el Museo Sefard de Toledo y otros de gran
tamao, como el Museo de Amrica, as como a tener una aproximacin a lo que sera el tipo medio
de museo estatal, til a la hora de realizar programaciones y aproximaciones econmicas a la inversin futura.
Grfico 13
Ubicacin urbana de los museos
Rural
o en yacimiento rural
0,68%
Industrial
12,16%
Periferia
7,43%
8,11%
71,62%
Urbano
en mbitos especiales
Centro histrico
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Grfico 14
Otros bienes asociados
Diciembre 2009
20
70
18
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nmero de bienes
16
15
10
5
1
Patio o explanada
externo
Jardines
Yacimiento
Cueva
Finca
Otros anlisis
Adems de los recuentos globales anteriormente citados, se han realizados algunos estudios sobre casos particulares, por ejemplo:
Estudio comparativo de superficies tiles de edificios de museos antes y despus de la realizacin
de obras, con anlisis particularizado de los porcentajes dedicados a cada una de las reas funcionales54; en el caso del Museo Arqueolgico Nacional (Grficos 15 y 16), por ejemplo, se
comprueba que, aunque la ganancia de superficie til no es muy relevante despus de las obras
de remodelacin que se llevan a cabo en estos
momentos, s lo es la modificacin de la distribucin porcentual del espacio, habindose incrementado extraordinariamente la superficie de reas pblicas sin colecciones, muy deficitarias antes
de la remodelacin.
Distribucin de reas funcionales en los edificios
de los museos, a fin de poder comprobar la relacin comparativa en tamao y ubicacin entre
las mismas y su grado de dispersin/concentracin en los edificios (Grfico 17). Este estudio es
especialmente interesante en edificios con varios
inmuebles.
Repercusin de costes de actuaciones arquitectnicas y expositivas. Tomando como base los estudios de superficiacin, y considerando las ltimas experiencias de rehabilitacin, construccin
de sedes de nueva planta e instalacin de nuevas
exposiciones permanentes, se ha procedido al estudio de la repercusin del coste de edificacin
e instalacin expositiva por metro cuadrado55,
cuestin en la que se sigue trabajando.
Grfico 15
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Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de cultura: un avance de resultados
Grfico 16
Museo Arqueolgico Nacional: estado actual + estado reformado
Relacin: total sup. til por rea / total sup. til del edificio
ESTADO ACTUAL
ESTADO REFORMADO
rea pblica sin colecciones
rea interna
sin colecciones
rea pblica
sin colecciones
9,99%
rea pblica
con colecciones
22,78%
18,60%
39,33%
rea pblica
con colecciones
40,18%
21,62%
rea interna
con colecciones
32,08%
15,43%
rea interna
con colecciones
Grfico 17
Distribucin de superficies del museo por reas segn el Plan Museolgico
Planta stanno
Planta baja
Planta primera
Bibliografa
VV.AA. (2005): Criterios para la elaboracin del Plan
Museolgico. Ministerio de Cultura, Madrid.
353
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Tabla*
Museos de titularidad estatal y gestin exclusiva
354
MUSEO
EDIFICIOS SIGNIFICATIVOS
Beneficencia
MUSEO DE ALTAMIRA
MUSEO SEFARD
Casa de Cervantes
Banco de Espaa
MUSEO DE AMRICA
Museo de Amrica
Antiguo MEAC
0,5
Antiguo MEAC
0,5
MUSEO SOROLLA
Vivienda Sorolla
MUSEO CERRALBO
Nave 15 Matadero
Tabacalera
CENTRO DE COLECCIONES
FOGASA
Sin sede
34
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Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de cultura: un avance de resultados
Tabla*
Museos de titularidad estatal y gestin trasferida
MUSEO
EDIFICIOS SIGNIFICATIVOS
MUSEO DE ALMERA
Nueva sede
MUSEO DE CDIZ
Academia/ Pinillos
Pez y ampliacin
Hospital de la Caridad
MUSEO DE LA ALHAMBRA
Palacio de Carlos V
0,5
Palacio de Carlos V
0,5
MUSEO DE HUELVA
Museo de Huelva
MUSEO DE JAN
Castillo de la Yedra
Palacio Dvalos
Casa Mudjar
MUSEO DE MLAGA
Sin sede
Pabelln Mudjar
Casa Murillo
MUSEO DE HUESCA
MUSEO DE ZARAGOZA
Centro Monogrfico
MUSEO DE MALLORCA
Museo Puig
MUSEO DE MENORCA
MUSEO DE ALBACETE
Museo de Albacete
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Tabla*
Museos de titularidad estatal y gestin trasferida
356
MUSEO
EDIFICIOS SIGNIFICATIVOS
MUSEO DE CUENCA
MUSEO DE SEGBRIGA
Museo de Segbriga
MUSEO DE GUADALAJARA
Casa de Dulcinea
MUSEO DE VILA
MUSEO DE BURGOS
MUSEO DE LEN
Museo de Navatejera
MUSEO DE PALENCIA
MUSEO DE SALAMANCA
MUSEO DE SEGOVIA
MUSEO ZULOAGA
MUSEO NUMANTINO
Ermita
Museo / Pabelln
MUSEO DE VALLADOLID
MUSEO DE ZAMORA
MUSEO DE CCERES
Veletas / Caballos
Convento Agustinas
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Usos y superficies de los museos estatales del Ministerio de cultura: un avance de resultados
Tabla*
Museos de titularidad estatal y gestin trasferida
MUSEO
EDIFICIOS SIGNIFICATIVOS
Museo
Pallozas
Casa de Cultura
Palacio Menahermosa
MUSEO DE LA RIOJA
TOTAL
114
148
357
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