Modelo Examen Resuelto Nietzsche
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Cuestiones:
1/ Expn el contexto histrico, cultural y filosfico del texto.
(2 puntos)
2/ Comentario del texto (5 puntos):
2. a. Explica el significado de los trminos subrayados en el texto.
(1,50 puntos)
2. b. Expn la temtica planteada en el texto.
(1,50 puntos)
2. c. Justifica la temtica planteada en el texto desde la posicin filosfica del
autor del texto.
(2 puntos)
3/ Relaciona la temtica expuesta en el texto con la otra posicin filosfica y haz
una valoracin razonada sobre su posible vigencia o actualidad.
(3 puntos)
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RESPUESTAS:
1/ Contexto histrico, cultural y filosfico del texto.
El texto que comentamos pertenece a la obra de Nietzsche El crepsculo
de los dolos, que es subtitulada por Nietzsche con la expresin Cmo se filosofa
con el martillo. Este segundo ttulo muestra claramente las intenciones de nuestro
autor. Escrita en 1888, su ltima etapa de lucidez, la ms prolfica y fecunda, es
casi el ocaso consciente del propio autor; recordemos que, meses ms tarde,
despus de una crisis en la que pierde la conciencia, ya apenas volver a hablar
hasta su muerte en 1900.
La crtica a la cultura occidental es demoledora en esta obra y se dirige a
todos sus campos: la ciencia positivista, las religiones judaica y cristiana, la moral
socrtica y, como hemos visto en el texto que comentamos, la filosofa tradicional.
Lo que el ttulo de la obra designa como dolo es, simplemente, lo que hasta
ahora se ha tenido por verdad. As pues, la expresin crepsculo de los dolos
viene a significar lo mismo que fin de la vieja verdad. La vieja verdad es la de
la metafsica socrtico-platnica, aunque perviva en sus versiones cartesiana o
kantiana, y la de la ontologa occidental, que encorseta el devenir en conceptos
universales sobre el ser, camuflados tras la aparente objetividad de un lenguaje
que slo disimula el miedo acrrimo a la vida y la falta de decisin para vivirla.
El conjunto de la obra de Nietzsche es inmenso, y muchos de sus libros estn
precisamente escritos a base de aforismos breves y prrafos sueltos, justamente
porque desconfiaba del orden lgico y racional a la hora de exponer las
contradicciones de todo pensamiento vivo y porque hua de la lgica expositiva de
los tratados tradicionales de Filosofa. Se pueden distinguir tres grandes perodos
en su obra:
a) el primero, de juventud, en el que las influencias de Shopenhauer, Wagner
y su interpretacin de la cultura presocrtica se reflejan en su primer y
polmico libro: El origen de la tragedia en el espritu de la msica.
b) en un segundo perodo, marcado por su distanciamiento de estas primeras
ideas y un acercamiento a la actitud crtica de los ilustrados franceses,
escribe obras como Humano, demasiado humano y La Gaya Ciencia.
c) finalmente, hay un tercer perodo de plena madurez filosfica, en el que
destacan las ms conocidas y provocativas obras de Nietzsche, como lo
son Ms all del bien y del mal, Genealoga de la moral, y, sobre todo, As
habl Zaratustra. A este ltimo perodo pertenece precisamente la obra
que comentamos.
La vida de Nietzsche ocupa casi exactamente la segunda mitad del siglo
XIX (1844-1900), un siglo muy agitado como lo fueron tambin los siglos
anteriores. Es el siglo en el que toman cuerpo las profundas transformaciones que
se venan preparando desde el nacimiento de la modernidad: proceso de
industrializacin, revoluciones sociales incesantes, auge de los nacionalismos, etc.
Si hubiera que condensar tan agitado siglo, podra hacerse en funcin de la
contradiccin existente entre, por un lado, un despliegue vertiginoso de la ciencia
y la tcnica (que se aplicarn a casi todos los mbitos de la vida humana) y, por
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otro lado, el desarrollo social de una creciente masa de poblacin, cuyos deseos de
protagonismo social y poltico nada ni nadie pueden evitar.
As las cosas, el problema histrico de esta poca es cmo conciliar las
demandas y aspiraciones de amplias capas de la sociedad burguesa, recientemente
incorporadas a los procesos productivos de la industria capitalista, con unas
estructuras polticas y sociales an no suficientemente preparadas para estos
cambios. De ah que la tensin entre tradicin y revolucin, entre minora
dirigente y masa, sea un factor que marque tanto la convivencia social como la
reflexin ideolgica de este siglo.
La lucha entre los viejos valores de la antigua aristocracia y los valores
emergentes de las masas desfavorecidas va a generar, pues, unas clara
polarizacin del pensamiento a lo largo del siglo XIX. Muchos pensadores, entre
ellos el propio Nietzsche, se decantan por una reinterpretacin de la historia y la
cultura occidental en trminos de aoranza o nostalgia por los ideales de la
Antigedad. Nuestro autor, por ejemplo, diagnostica que la cultura occidental ha
sufrido una progresiva decadencia, tornndose una cultura antivital y enfermiza,
oponindose, al mismo tiempo, tanto a los valores de la burguesa reinante como
a los de los movimientos obreros, a los que siempre desprecia por ser, a su juicio,
claro sntoma de gregarismo y falta de autenticidad vital.
Si hubiera que buscar un portavoz del fin de siglo, sin duda sera Nietzsche
el que mejor podra asumir ese papel. Desde el mundo de la cultura existe una
aparente ruptura con todo el orden establecido. La msica, la pintura y la poesa
juegan a provocar a una burguesa decadente y aburrida. Pero este juego se realiza
desde la reivindicacin de un talante elitista y diletante, actitud que simboliza
mejor que ninguna otra la figura del bohemio, alguien que renuncia a vivir de
acuerdo con los valores dominantes, que busca constantemente experiencias
nuevas que le hagan sentirse tanto vivo como diferente al resto de los hombres, y
siempre con el afn de provocar, de que su propia vida sea una obra de arte, tal y
como defiende Oscar Wilde en medio del puritanismo de la Inglaterra victoriana.
En Francia, por ejemplo, Rimbaud, Verlaine y Baudelaire siguen la misma
consigna, revolucionando tanto los moldes de la poesa tradicional como la
firmeza de las buenas costumbres. Y tambin Nietzsche muestra una gran
preferencia por el arte o por la actitud artstica como mejor modo de penetrar en el
carcter contradictorio de la vida, su denominada metafsica del arte es una
clara apologa de lo creativo frente a lo conceptual, de lo concreto frente a lo
abstracto. Especialmente significativa fue la relacin de Nietzsche con la msica,
en general, y con Wagner, en particular. Nuestro autor, msico de vocacin
temprana, pas de admirar profundamente a Wagner a despreciarlo, al considerar
que su msica haba dejado de ser la flauta de la vida, de Dionisos, para
convertirse en un fenmeno ms de la decadencia universal.
Filosficamente hablando, en el siglo XIX proliferan diversos ismos
(idealismo, romanticismo, positivismo, vitalismo,...) que se suceden unos a otros
por reaccin. Contra los ideales racionales de la Ilustracin, el romanticismo
reivindica un nuevo concepto de razn: la filosofa de Hegel, muy influyente a
principios de siglo, la concibe como una fuerza que dirige la marcha de la historia
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realidad, el de las Ideas, del cual este mundo en el que vivimos, la realidad
sensible, no es sino una copia o plido reflejo, es decir, realidad de segundo orden
o realidad dependiente de la anterior.
En conclusin, la Teora de las Ideas es utilizada por Platn para, por una
parte, construir una teora de lo que hoy denominamos valores morales y, por otra,
realizar una interpretacin del mundo (cosmos) como la realizacin o
ejemplificacin de un orden ideal, que tal y como se nos cuenta en el Timeo,
resulta imperfecto por la propias limitaciones de la materia sensible que lo
conforma, que muestra una dura resistencia a ser moldeada de acuerdo con la
perfeccin de las Ideas.
Como acabamos de exponer, esta infravaloracin de la realidad sensible
llevada a cabo por Platn y, sobre todo, a juicio de Nietzsche, el desdoblamiento
de la realidad en dos rdenes radicalmente diferentes, son los claros sntomas de
esa tela de araa que la filosofa fue tejiendo desde Platn en adelante con el
claro objetivo de poner a salvo los conceptos supremos de todo cambio o
contradiccin posibles.
Resulta claro pues que, para Nietzsche, esta inversin de la realidad debe,
de nuevo, ser puesta del revs, es decir, es necesario recuperar los predicados
atribuidos a lo ltimo para lo primero, pues slo as se borrar la ficticia e
innecesaria distincin entre lo primero y lo ltimo, entre lo de aqu y lo de ms
all. En este empeo Nietzsche se opone, como hemos visto, a la larga tradicin
metafsica, por no decir puramente escapista, de la filosofa occidental.
Valoracin:
Hoy en da, parece que hemos depositado en la ciencia todas nuestras
expectativas de verdad y conocimiento y que la filosofa juega aqu un mero papel
secundario. Pero no podemos olvidar que gran parte del siglo XX ha sido tambin
el escenario de la dictadura tecnocientfica, que, a fin de cuentas, es otra verdad
parcial erigida en un nuevo dolo.
Las profecas de Nietzsche al respecto, por llamarlas de algn modo,
resuenan con claros ecos. La crisis del proyecto ilustrado, tan destacada por los
posmodernos, encontr ya en la obra de Nietzsche una clara oposicin. Segn el
mismo Nietzsche, nada cambia si sustituimos a Dios por otras grandes palabras,
sean stas las de Razn, Progreso o Humanidad, pues el fondo del problema
permanece invariable: seguimos necesitando sucedneos para la vida, somos una
cultura decadente que vive de espaldas a lo inmediato. El nihilismo, ya sea en su
vertiente indolente o pasiva, ya en la desesperada bsqueda de un sentido que nos
oriente, es un rasgo permanente de nuestra cultura. Adems, nuestro tiempo es el
de la masificacin, el del gregarismo llevado hasta sus ltimas consecuencias,
aunque todos nos sintamos nicos y diferentes...
Finalmente, hay que hacer constar que el valor de la obra de Nietzsche
radica precisamente en sus contradicciones, tan parecidas a las nuestras. Nietzsche
ha puesto de relieve como nadie la hipocresa de la moral occidental y nos ha
invitado a desarrollar nuestros impulsos creadores. Pero tambin dej escritas
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rotundas y solemnes frases en las que manifiesta su desprecio por otros valores
que tambin forman parte de la vida, sobre todo de aquellas vidas corrientes que
tambin constituyen la historia de la humanidad. Su elitismo, su falta de
sensibilidad ante los problemas sociales y polticos de su tiempo, son claras lacras
en alguien que pretendi analizar a fondo los problemas modernos.
Pero tampoco podamos esperar de Nietzsche un programa poltico y
social: sus incoherencias y contradicciones nos revelan a un ser humano que se
debata consigo mismo y con su poca: solo entre la gente pero buscando con
ahnco, a veces casi infantil, el reconocimiento y aprecio de los dems. Qu ms
se le puede pedir a un ser humano sino que sea eso mismo: humano, demasiado
humano...?
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