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Los 4 Sólos

El documento resume los 4 Sólos de Lutero, las cuatro doctrinas fundamentales de la fe luterana: 1) Sólo Cristo como fundamento de la fe y mediador entre Dios y los humanos, 2) Sólo la Escritura como fuente de revelación, 3) Sólo la fe como necesaria para la salvación, no las obras, y 4) Sólo la gracia de Dios, no los méritos humanos, como fuente de la salvación. Estas doctrinas enfatizan que la salvación viene únicamente por la fe en Cristo y la

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Los 4 Sólos

El documento resume los 4 Sólos de Lutero, las cuatro doctrinas fundamentales de la fe luterana: 1) Sólo Cristo como fundamento de la fe y mediador entre Dios y los humanos, 2) Sólo la Escritura como fuente de revelación, 3) Sólo la fe como necesaria para la salvación, no las obras, y 4) Sólo la gracia de Dios, no los méritos humanos, como fuente de la salvación. Estas doctrinas enfatizan que la salvación viene únicamente por la fe en Cristo y la

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Los 4 SLOS de Lutero*

La Iglesia Luterana es una Iglesia Cristiana, por lo cual su nico


fundador es Jesucristo. La Iglesia Luterana es una Iglesia Protestante, esto
significa que su primera y ltima razn de ser es el anuncio de la Buena
Noticia de Jesucristo (= Evangelio) y que lucha o protesta contra toda
discriminacin, desigualdad y opresin en el mundo. La revelacin de Dios
en las Sagradas Escrituras ha permitido que la Iglesia Luterana resuma su
confesin de fe en cuatro doctrinas fundamentales extradas de la Biblia,
conocidas como los 4 SLOS que dan una idea clara y concisa de la fe
cristiana, segn nuestra perspectiva desde la libertad en esa fe que
recibimos de Dios
1. SLO CRISTO: El nico fundamento de toda la Iglesia, de su fe y de la fe
de cada uno de los cristianos es Cristo y solamente Cristo: pues nadie
puede poner otro fundamento que el que ya est puesto, que es Jesucristo
(1 Corintios 3:11). Slo en Cristo y por Cristo el ser humano puede conocer
a Dios y recibir su salvacin y Vida Eterna. Jesucristo es el fundamento
porque gracias a l, conocemos el infinito amor de Dios y su Palabra de vida.
Como el Hijo de Dios, Jesucristo entrega su vida para morir por nosotros en la
cruz y en ese acto, nos libera de la muerte y abre el camino a la resurreccin
y Vida Eterna. Con esto, sabemos que el nico mediador entre Dios y
nosotros es el mismo Dios en Jesucristo, por lo cual no se puede aceptar
ningn tipo de mediacin o mediador entre Dios y los seres humanos que no
sea Cristo. Ya sea los Santos o la mismsima Virgen Mara, no podemos
tomarlos como mediadores, ya que aunque se crea en ellos, ellos no tienen
poder ni autoridad para mediar con Dios, sino slo Dios mismo en su Hijo
Jesucristo: Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los seres
humanos: Jesucristo, el cual se dio a s mismo en rescate por todos (1
Timoteo 2:5-6). Adems, Lutero ense que la consciencia del individuo debe
rendir cuentas slo ante Dios y no ante seres humanos, por lo cual Jesucristo
es el nico intermediario entre Dios y el ser humano: No se dejen esclavizar
por nadie con la vacuidad de una engaosa filosofa, inspirada en tradiciones
puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo. Cristo,
Cabeza, Salvador y Mediador (Colosenses 2:8).
2. SLO ESCRITURA: La nica fuente de revelacin son los ESCRITOS
CANNICOS 1 de las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento. Su
mensaje constituye la nica norma para la enseanza y vida de la Iglesia, ya
*

Basado en Bosquejo del Luteranismo. Ed. El Testigo, Puerto Rico, 1941 (editado por
FEDERACIN LUTERANA MUNDIAL. Comisin Nacional Finlandesa.). Editado por pastor Rodolfo
Olivera Obermller. ltima revisin, 20 de junio de 2011.
1
Nos referimos a escritos cannicos como todos los escritos bblicos que estn dentro del
CANON. Antiguamente se usaba la palabra griega kanoon para referirse a los libros separados
por su autoridad reconocida. La palabra CANON quiere decir lista, norma o regla. Por
eso, hasta hoy, se habla de libros cannicos para indicar el conjunto de libros y escritos que
forman en AT y NT. Los libros cannicos son la NORMA DE FE y de vida del pueblo de Dios; as
lo son tambin para nosotros hoy, que somos parte del Pueblo de Dios, la Iglesia. Los
llamados libros deutero-cannicos son aquellos que la iglesia canoniz (autoriz) despus,
y que estn en las Biblias catlico-romanas. Lutero los puso como apndice en su traduccin
de su Biblia al alemn, sealando que son provechosos para la lectura, pero no deben ser
utilizados como norma de fe.

que creemos es testimonio original de Cristo: Toda la Escritura est


inspirada por Dios, y es til para ensear y para discutir, para corregir y para
educar en la justicia, a fin de que cada hijo de Dios sea bueno y est
preparado para hacer siempre el bien (2 Timoteo 3:16-17). De aqu que los
cristianos luteranos creemos en que no hay otro libro ni documento que sea
revelacin de Dios, inspirada por el Espritu Santo, a parte de la Biblia.
Ninguna profeca ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los
hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espritu Santo (2
Pedro 1:21).
Los escritos luteranos como la CONFESIN DE AUGSBURGO, los escritos de
Lutero y otros telogos, no son Palabra de Dios, sino una interpretacin de
sta, la cual se puede discutir, criticar o aceptar. Jess realiz muchos otros
signos en presencia de sus discpulos, que no se encuentran relatados en
este Libro [el Evangelio]. Pero stos han sido escritos para que ustedes
crean que Jess es el Mesas, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su
Nombre (Juan 20:30-31).
3. SLO FE: La fe es la nica va de unin entre Dios y el ser humano, por
ende, la fe es lo nico necesario para la salvacin y Vida Eterna. La fe es la
certeza de lo que se espera y confianza de lo que no se ve (Hebreos 11:1),
es decir, la fe implica tanto creer en Dios, como confiar en Dios, entregarse a
l y vivir la vida en esa fe. La cita el justo por la fe vivir (Romanos 1:17)
ser la que cambiara la vida de Lutero y tambin del mundo, al entender
que el justo (el bautizado) vive por su fe, y no por sus obras ni trabajo.
Debemos recordar que en la poca de Lutero se vivan tiempos totalmente
distintos al actual, en donde la Iglesia venda la entrada al cielo por dinero
u obras de caridad. Dios mira nuestros corazones y luego nuestras manos.
Con esto comprendemos que el pecado no consiste en una suma o
acumulacin de actos malos, sino en el estado en el cual se encuentra la
humanidad toda, que tiene constantemente una mala actitud hacia Dios, y
por lo tanto, tambin hacia el prjimo y hacia s mismo. Todo ser humano
nace en pecado y permanece hasta su muerte en esa condicin, pero gracias
a Cristo, Dios nos hace justos a travs del Bautismo y la fe. Tanto el Antiguo
como el Nuevo Testamento sostienen esta realidad: Porque yo reconozco
mis faltas y mi pecado est siempre ante m. Contra Ti Seor solo pequ e
hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, ser justa tu sentencia y tu juicio
ser irreprochable; yo soy culpable desde que nac; pecador me concibi mi
madre. T amas la sinceridad del corazn y me enseas la sabidura en mi
interior (Salmo 51:5-8). El mismo Apstol Pablo sostiene que: Es doctrina
cierta y digna de fe que Jesucristo vino al mundo para salvar a los
pecadores, y yo soy el peor de ellos. Si encontr misericordia, fue para que
Jesucristo demostrara en m toda su paciencia, ponindome como ejemplo
de los que van a creer en l para alcanzar la Vida eterna (1 Timoteo 51:58).
Para vencer este pecado esencial del ser humano hace falta un
cambio profundo de corazn y de actitud ante Dios y el prjimo, y ese
cambio slo puede venir gracias a la fe que nos es dada por Dios en nuestro
Bautismo y la cual renovamos cada vez que confesamos nuestros pecados y
recibimos el perdn de Dios, y que fortalecemos cuando compartimos la
Santa Cena en Comunidad. Los cristianos luteranos rechazamos la idea de
que el ser humano puede salvarse por medio de buenas obras, ya que las
2

obras, para ser buenas, deben nacer de un corazn bueno y transformado,


de un corazn con fe. Por eso decimos que slo la fe salva,
sobreentendiendo que desde la fe, Dios obra en nosotros buenas obras, ya
que una fe sin obras no es fe, sino ilusin, autoengao y mera imaginacin:
De qu le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? Acaso podr
salvarlo esa fe? (Santiago 2:14).
La promesa de Vida Eterna, entonces, no depende del mrito o de la
virtud de los seres humanos sino que es un regalo inmerecido que recibimos
por gracia de Dios (= gratis). Todos los seres humanos somos pecadores y,
nos guste o no, tendemos al mal y somos incapaces de contribuir a nuestra
propia liberacin. Los luteranos sostenemos que la fe, entendida como la
confianza en el amor infinito de Dios, es la nica forma que los seres
humanos tenemos para responder al llamado de Dios para confiar en l y
entregarnos a l. De esta forma la salvacin slo por la fe se convirti en el
caracterstico y polmico estandarte del PROTESTANTISMO, ya que otras
iglesias sostenan que esta doctrina no hace justicia a la responsabilidad
cristiana de practicar buenas obras. Ante esto respondemos que la fe debe
hallarse viva en el amor y que, si hay buenas obras, ellas deben originarse
en la fe igual que un buen rbol produce buenos frutos. Sin fe no hay buenas
obras, para que nadie se glore de s mismo. Y todas las buenas obras son
una consecuencia de la fe y del actuar de Dios en nuestras vidas, y no al
revs: Dios hace buenas obras en nosotros para el mundo a travs de la fe.
As llegamos a un centro de nuestra fe: la libertad cristiana, que es la fe
nica que no nos convierte en ociosos o malhechores, sino en personas que
no necesitan obra alguna para recibir la justificacin y salvacin de Dios. Por
la fe, Cristo se apropia del pecado de los creyentes, como si l mismo
hubiera cometido el pecado. As los pecados son absorbidos por Cristo y
mueren en l en la cruz, limpindonos de nuestras culpas, en virtud de
nuestra fe liberada y dotada con la justicia eterna lograda por Jesucristo. Ya
no hay condenacin por los pecados una vez que stos tambin son de
Cristo, porque en l han muerto para liberarnos a nosotros. Cristo, como Hijo
de Dios, hace participar de este don a todos los cristianos, a fin de que por la
fe todos sean sacerdotes con Cristo. La fe eleva al cristiano por encima de
todas las cosas, de manera que se convierte en el soberano espiritual de las
mismas, sin que ninguna pueda malograr su salvacin. Antes al contrario,
todo le queda supeditado y todo ha de servirle para su salvacin. Esta es la
hermosura del seoro y la libertad de los cristianos. Este honor lo recibe el
cristiano slo por la fe y no por las obras. La fe es la que da de todo en
abundancia. Si furamos tan necios de pensar en ser justos, libres, salvos o
cristianos en virtud de nuestras buenas obras, perderamos la fe y con ella
todo lo dems.
Aun cuando el cristiano est ya interiormente justificado por la fe y en
posesin de todo cuanto precisa, sigue viviendo en el mundo y ha de
gobernar su propio cuerpo y de convivir con sus semejantes. Aqu comienzan
las obras. El cristiano va al unsono con Dios, se goza y se alegra por Cristo,
que tanto ha hecho por l, y su mayor y nico placer es, su vez, servir a Dios
con un amor desinteresado y voluntario. Desde aqu sostenemos que nuestra
fe nos llama a vivir en libertad, desde la autoconsciencia de cada uno hacia
la bsqueda de servir a Dios y al prjimo, como respuesta al amor de Dios,
acto que realizamos libremente y no para ganarnos a Dios ni el cario de
3

nuestros prjimos. En esto consiste nuestra libertad cristiana, en que cada


uno y juntos en Comunidad alabamos y servimos a Dios por amor, sin
esperar nada a cambio, slo por la fe y la necesidad de externalizar nuestro
amor por Dios.
El cristiano vive no slo en su cuerpo y para l mismo, sino tambin con y
para las dems personas. Esta es la razn por la cual no podemos prescindir
de las obras en el trato con nuestros prjimos; aunque dichas obras en nada
contribuyen a nuestra justificacin y salvacin. La vida cristiana consiste en
realizar buenas obras con intencin libre y las miras puestas slo en servir y
ser til a los dems, sin pensar en otra cosa que en las necesidades de
aquellos a quienes servimos. Este modo de obrar para con los dems es la
verdadera vida del cristiano, y la fe actuar con amor y gozo; una vida en la
que todas las obras atienden al bien del prjimo, ya que cada cual posee con
su fe todo cuanto para s mismo precisa y an le sobran obras y vida
suficientes para servir al prjimo con amor desinteresado.
4. SLO GRACIA: Dios nos ama incondicionalmente y nos acepta como sus
hijos e hijas, perdonndonos slo por misericordia y gracia, por medio de la
muerte vicaria de Jesucristo en la cruz. Gracias a que Jess muri por
nosotros y resucit, todos los que creemos en l como nuestro Salvador
podremos resucitar tambin junto con l y as, vivir la vida eterna en la paz y
comunin con Dios. ste es un regalo que, a menudo, nos cuesta
comprender y aceptar, precisamente por ser gratuito. Los luteranos somos
muy claros en decir que no hemos hecho nada para merecerlo! Sino es pura
bondad de Dios quien en su infinito amor nos ha dado vida en la muerte de
su propio Hijo: Porque tanto am Dios al mundo, que dio a su nico Hijo,
para que todo el que cree en l no se pierda, sino que tenga Vida Eterna.
Dios no envi a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo
por medio de l (Juan 3:16-17). Es precisamente la gracia de Dios, la que
nos hace ser cristianos y nos fortalece para que vivamos con una fe viva y
dinmica en el mundo que nos rodea: Porque la gracia de Dios, que es
fuente de salvacin para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos
ensea a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida
presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz
esperanza y la manifestacin de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador,
Cristo Jess. l se entreg por nosotros, a fin de librarnos de toda maldad,
purificarnos y crear para s un Pueblo elegido y lleno de celo en la prctica
del bien (Tito 2:11-14).
Lutero bas en gran parte su teologa en el pensamiento del Apstol
Pablo. ste resume en pocas palabras el dilema entre el ser humano, el
pecado y la fe en Dios: el Evangelio anuncia y hace presente la obra que
Dios ha realizado en Jesucristo para la salvacin del mundo (Romanos 1:1617). Pero con el fin de poner de manifiesto la absoluta imposibilidad del ser
humano para acercarse a Dios por sus propias fuerzas y mritos, l traza un
cuadro absolutamente realista de la humanidad, sometida a la esclavitud del
pecado, es decir, que tendemos siempre al mal, aunque no nos demos
cuenta. En la prctica slo hay que hacer un breve anlisis de cuntos
pensamientos buenos y cuntos malos hemos tenido durante el da, y nos
daremos cuenta que siempre hay egosmo y tentacin en nosotros. De aqu
que nos damos cuenta que necesitamos de Dios, de su luz, de su paz y de su
camino para buscar y vivir la alegra en nuestras vidas. Fuera de Cristo, la
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humanidad entera se enfrenta a un callejn sin salida en cuanto nadie es


justo por s mismo delante Dios: Todos han pecado y estn privados de la
gloria de Dios (Romanos 3:23). Una vez que nos damos cuenta e
internalizados esta realidad (= contricin), comprendemos que slo a travs
de la gracia de Dios podemos evitar caer en tentaciones y conseguir el
perdn, el cual no merecemos ni nos hemos ganado, ya que pase lo que
pase, seguiremos pecando, aunque ahora desde la fe, buscando ser mejor
cristiano cada da. Para esto Dios nos ofrece a Jesucristo el cual fue
entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificacin
(Romanos 4:25).
Slo podemos llegar a ser justos aceptando la promesa de salvacin
y Vida Eterna que Dios nos ofrece gratuitamente por medio de Cristo. El que
se une a Cristo por la fe se reviste de l (Glatas 3:27), es renovado
interiormente por el don del Espritu y alcanza la libertad de los hijos de Dios.
Si somos hijos de Dios, ya no somos esclavos del pecado, aunque seguimos
siendo pecadores en esencia: Simul justus et peccator (al mismo tiempo
justos y pecadores) es el gran verso de la Reforma Protestante del siglo XVI,
que nos da luz para comprender que a los ojos de Dios somos tanto justos
(por la fe) como pecadores (por esencia), y que as nos conoce y nos ama;
tal cual somos. Es desde esta realidad que Dios nos llama para recibir su fe,
su perdn y una nueva vida con sentido y direccin. Ahora, por la fe en
Cristo muerto y resucitado, Dios justifica al pecador, lo libera del pecado y lo
reconcilia con l: Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo muri
por nosotros cuando todava ramos pecadores. Y ahora que estamos
justificados por su sangre, con mayor razn seremos librados por l de la ira
de Dios. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, mucho ms ahora que estamos reconciliados, seremos
salvados por su vida (Romanos 5:8-10).
La justicia de Dios recibida por la fe es un don gratuito, del que nadie
puede enorgullecerse, y marca el comienzo de una nueva vida, fundada en
la gracia de Dios. Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo
Jess, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido
revestidos de Cristo (Glatas 3:26). Una vez que hemos sido justificados por
la fe (= hechos justos a los ojos de Dios a pesar de nuestros pecados),
debemos considerarnos muertos al pecado y vivos para Dios (Romanos
6:11), y obrar en conformidad con la nueva Ley, la Ley del Espritu que da la
vida, nos gua y nos hace sentir la presencia de Dios en nuestra experiencia
de fe (Romanos 8:1-12). En consecuencia, las obras no son la causa de
la justificacin, sino el fruto de la misma. He aqu la TICA PROTESTANTE que
nos ensea a vivir en el mundo practicando los frutos de nuestra fe,
ejerciendo de la mejor manera posible nuestra vocacin y trabajo, de modo
tal que en todo lo que hagamos, estemos ayudando a nuestros prjimos y
alabando a Dios al mismo tiempo. Esta tica implcita en el quehacer
cotidiano de los luteranos es la razn por la cual los pases ms prsperos
del mundo, y en los que se vive mayor libertad, son los pases con tradicin
protestante (Alemania, Suecia, Canad, EE.UU., Noruega, Dinamarca, Suiza,
etc.).
LA LIBERTAD CRISTIANA (1520)
5

No se puede entender el pensamiento luterano sin hablar de LA


LIBERTAD CRISTIANA. ste es uno de los escritos ms importantes de Lutero y el
texto fundante de la confesionalidad luterana y del protestantismo del siglo
XVI en adelante. As buscamos vivir la fe en libertad:
A fin de que conozcamos a fondo lo que es el cristiano y sepamos
en qu consiste la libertad que para l adquiri Cristo y de la cual le ha
hecho donacin como tantas veces repite el apstol Pablo quisiera
apuntar estas dos afirmaciones:
El cristiano es libre y seor de todas las cosas y no
est sometido a nadie.
El cristiano es servidor de todas las cosas y est
sometido a todos.

Ambas afirmaciones se encuentran claramente expuestas en las


epstolas de San Pablo: Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho
siervo de todos (1 Co 9:19). Asimismo: No debis a nadie nada, sino el
amarse unos a otros (Ro 13:8.).
Lo nico que en el cielo y en la tierra da vida al alma, por lo que
es justa, libre y cristiana, es el santo Evangelio, Palabra de Dios
predicada por Cristo. As lo afirma l mismo: Yo soy la vida y la
resurreccin; quien cree en m vivir para siempre (Jn11:25) y Yo soy
el camino, la verdad y la vida (Jn 14:6).
Si bien el cristiano es libre, debe hacerse con gusto servidor, a fin de
ayudar a su prjimo, tratndolo y obrando con l como Dios ha hecho con
cada uno de nosotros por medio de Jesucristo. El verdadero cristiano lo har
todo sin esperar recompensa, sino nicamente por cumplir con la Voluntad
de Dios; ah est su alegra y su paz interior. As como el prjimo padece
necesidad y ha de necesitar aquello que a nosotros nos sobra, as
padecamos nosotros mismos tambin gran necesidad ante Dios quien nos
regal su gracia, su perdn y su salvacin por medio de la fe en nuestros
corazones. Por consiguiente, si Dios nos ha socorrido gratuitamente por
Cristo, tenemos la misin de auxiliar nosotros tambin al prjimo con todas
las obras y servicio que hagamos. No podemos ms que alabar y dar gracias
a Dios por este infinito amor y bondad para con toda su Creacin, pero al
mismo tiempo debemos estar siempre prevenidos de no proponernos
alcanzar la justicia y la salvacin con dichas obras, porque justicia y
salvacin slo son posibles por la fe en Cristo. Si hacemos esto entonces
somos verdaderos cristianos. As pondremos nuestra fe y justicia en servicio
y favor del prjimo delante de Dios, a fin de cubrir as sus pecados y
tomarlos sobre nosotros como si fueran nuestros, como Cristo lo ha hecho
con nosotros mismos.
De aqu que los luteranos definimos nuestro ser como un vivir la fe
en libertad, es decir, que en la fe nos sentimos libres para amar, para
entregarnos a Dios y al mundo, pero siguiendo su Voluntad por sobre la
nuestra. Nuestra fe est por sobre las estructuras de la Iglesia y de los
hombres, y nuestra primera y ltima fidelidad es y ser siempre hacia Dios.
Es por esto que la Iglesia Luterana se presenta como una iglesia horizontal y
no jerrquica, dedicada a la adoracin a Dios, el estudio crtico de la Biblia,
el servicio Cristiano y la vida en Comunidad.
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