El Viejo Árbol

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EL VIEJO RBOL

Una soleada maana un hermoso pajarillo decidi pararse en


una de las secas ramas de un viejo rbol.
Mientras el ave limpiaba cuidadosamente su rojo plumaje,
escuch que el rbol se lamentaba:
-Qu triste me siento! Antes era bello y frondoso, ahora slo
soy un montn de frgiles ramas! A quien le importa un rbol
que no da frutos! Ni siquiera los nios quieren treparme!
-A que se debe tanta desdicha? -pregunt el pajarillo al rbol.
-Pues vers, hace ms de dos meses que los dueos de esta
casa se fueron y desde ese da no he probado una sola gotita de
agua,
si
no
llueve
pronto
seguro
que
morir.
-Oh! Que triste! Quisiera ayudarte, pero no s como, slo soy
un pequeo pajarillo.
-Crees que puedas traerme aunque sea un chorrito de agua
fresca en tu piquito?
-Pregunt el rbol.
-Claro!- dijo el pajarillo- Es una excelente idea!, voy a pedir
ayuda a todos los pjaros del rumbo y juntos te refrescaremos
Ya vers!
-Muchas gracias pajarillo!- Exclam el rbol Las palomas, los
cenzontles, los jilgueros, las calandrias, y otras aves del lugar, se
reunieron en el ro y dirigidas por el pajarillo rojo llevaron en sus
picos agua para el viejo rbol.
-Gracias! Muchas gracias a todos! Que feliz y vivo me siento!Exclam el rbol cuando, despus de una larga espera, pudo
disfrutar de la lluvia que los pajaritos dejaban caer sobre l.
Todos los das los pjaros regaban con mucha generosidad al
rbol.
Poco a poco el viejo rbol recuper su color, miles de hojas
volvieron a crecer entre sus ramas y su tronco se hizo cada vez
ms fuerte. Todo l, volvi a estar lleno de hermosas y fragantes
flores que pronto se convirtieron en jugosas manzanas.
Que bello! El rbol volvi a sentirse vivo y frondoso. La
hermosura y presencia que el rbol daba al patio en el que viva
provoc que la casa nuevamente fuera habitada. Todos los das

la seora de la casa regaba al rbol y ste cada vez estaba ms


resplandeciente.
Los pjaros felices por la llegada de la primavera y por la dicha
del rbol decidieron organizar una fiesta en el patio.
No! No se paren en mis ramas! Por favor!- dijo el rbol a los
pajaritos- Que no ven que pueden tirar mis hojas, mis flores y
mis frutos. A nadie le gustan los rboles secos. Busquen otro
rbol para brincotear, hay muchos por este lugar.
El pajarillo rojo, junto con los otros pjaros, se fueron muy
tristes por la actitud del rbol a quien tanto haban ayudado. La
maana siguiente una paloma intentaba hacer su nido en el viejo
rbol. El rbol muy enfadado dijo- Oye! Qu no vez que
puedes daar y ensuciar mis ramas y mi tronco? Hay muchos
lugares donde puedes hacer tu nido, por qu no buscas otro?
La paloma huy avergonzada y entristecida. Lo mismo pas
con el jilguero y la calandria que intentaban alimentarse con las
manzanas del rbol.
Poco a poco, los pjaros se alejaron del patio y dejaron de
visitar al rbol. El rbol continu hermoso y resplandeciente por
un tiempo; pero cada da se senta ms pesado. Nadie coma ni
tiraba sus manzanas. Tena tantos frutos y flores encima que sus
ramas y su tronco comenzaron a inclinarse. La seora de la casa
pidi a su esposo que cortara el rbol porque en cualquier
momento podra caerse.
El rbol, que escuch lo que la mujer deca a su marido, llor
desconsoladamente. Los pjaros escucharon sus sollozos y
acudieron
al
patio.
-Qu te pasa viejo rbol? Por qu lloras? -Pregunt el pajarillo
rojo.
-Estoy muy triste! No dej que ustedes tiraran mis flores, ni
que comieran de mis frutos, ahora mis ramas pesan tanto que
mi
tronco
se
ha
doblado
y
van
a
cortarme!
-No llores, viejo rbol, nosotros te vamos a ayudar -Dijo el
jilguero.
Las aves comenzaron a tirar las manzanas, las flores y las hojas
del rbol. Poco a poco el viejo rbol se enderez y los seores de
la casa decidieron no cortarlo.
Aunque por un tiempo el rbol slo tuvo unas cuantas hojas
entre sus ramas, vivi feliz rodeado de pajaritos pues logro
comprender el valor del agradecimiento, del servicio y de la
generosidad.

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