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12 Marco Biblico Teologico Ninez

Documento del Movimiento Juntos con la Niñez y la Juventud
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Las Nias y los nios

en los Propsitos de Dios


APORTES PARA UN MARCO BBLICO-TEOLGICO SOBRE LA NIEZ

Movimiento Juntos con la Niez y la Juventud


Agosto, 2004

n el Centro de Retiros Casa Nazareth, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, nos


reunimos, del 13 al 15 de noviembre de 2003, 46 lderes cristianos evanglicos, entre telogas y
telogos, biblistas, educadoras, educadores y otros servidores y servidoras de las iglesias, en la
Consulta Latinoamericana y del Caribe Marco Bblico Teolgico sobre la Niez. Este
evento fue convocado por las siguientes organizaciones: Compasin Internacional, Cristo para la
Ciudad Internacional, Misin Latinoamericana, Consejo Latinoamericano de Iglesias, Tearfund,
Visin Mundial Internacional y Red Viva.
*

Esta Consulta forma parte de las iniciativas del Movimiento Juntos por La Niez" y surge de
la necesidad de profundizar las bases bblicas y de alimentar un pensamiento teolgico que
estimule y oriente el ministerio de las iglesias evanglicas en favor de la niez.
El siguiente documento, titulado Las Nias y los Nios en los Propsitos de Dios, es fruto
de los aportes y reflexiones compartidos durante los das de la Consulta en Buenos Aires, y en la
Consulta Latinoamericana Niez, Adolescencia e Iglesia celebrada en Heredia, Costa Rica, en
septiembre de 2002. Su propsito no es otro que el de estimular reflexiones ms profundas que
contribuyan a anclar nuestros compromisos de fe en el slido
fundamento de la Palabra y en una reflexin teolgica ms
contextualizada y fiel.

1. Niez y Reino de Dios


1.1. Reino y plenitud de vida: Cul es el propsito de
**

Dios para los nios y las nias ? A la respuesta slo se


llega si se comprende la propuesta del Reino de Dios y su
justicia (Mt.6:33) tal cual fue anunciada por Jess (Mr. 1:1415; Lc. 4:18-19) y declarada en el mensaje de las Escrituras.
Decir reino es proclamar, junto con el Creador, el anhelo de
vida plena para todo y para todos, donde reine la justicia,
triunfe la esperanza y la paz sea posible.
1.2. El reino, corazn del evangelio: El reino de Dios es la
voluntad del Padre, fue la causa de Jess durante su*
ministerio terrenal, es el corazn del evangelio y debe ser la La Mesa de Trabajo Bblico-Teolgico del
pasin de los creyentes convocados por el Espritu paraMovimiento Juntos por la Niez, compuesta
por Enrique Pinedo, de Compasin
anunciar las buenas nuevas del Mesas hasta los confinesInternacional, Harold Segura, de Visin
1

Internacional y Joan Figueroa, del


de la tierra (Hch. 1:8). En este reino, la niez encuentraMundial
Consejo Latinoamericano de Iglesias, tuvo a
lugar primordial (Lc. 18:16).
su cargo la coordinacin de la Consulta y del
proceso de seguimiento.
**

1.3. Reino y realidad: Al afirmar la importancia de la niez Nias y nios incluye aqu muchachas y
en los propsitos de Dios y al describir sus anhelos de paz,muchachos hasta los 18 aos de edad.
igualdad, libertad, dignidad, justicia, amor y respeto, nos1
Todas las citas bblicas han sido tomadas de
enfrentamos, de inmediato, con la cruda realidad de nuestrola Nueva Versin Internacional NVI, Sociedad
mundo donde esos anhelos le son negados y donde laBblica Internacional, 1999.
exclusin y el sufrimiento parecieran imponerse de muchas
maneras sobre el deseo del Creador.

Existe, pues, una distancia entre el reino anhelado y la realidad vivida; entre el propsito
divino y la condicin humana. Esa realidad se ensaa de mil maneras sobre los ms
pequeos y dbiles de este mundo, entre los cuales hay millones de nios y nias. Esta
realidad, al contradecir un valor central del reino, se constituye en desafo esencial para la
iglesia, muy particularmente en Amrica Latina y el Caribe, donde las cifras de la pobreza,
la miseria y la negacin de la vida en sus mltiples facetas, forman parte de nuestra
cotidianidad.

2. Realidades del mundo, desafos de la iglesia


2

2.1. Empobrecimiento y niez: En nuestra regin hay una poblacin que supera los 400
millones, de los cuales ms de 200 pese a las mltiples riquezas naturales y humanas de
nuestros pases viven o sobreviven con 60 dlares, o menos, al mes. Semejante
situacin de pobreza y miseria hace que, debido a una discriminacin por la edad que se
aade cruelmente a la econmica y tnica, ms de la mitad de unos 190 millones de nios
y nias sean las primeras vctimas de la desnutricin, el hambre y el abandono, y vivan
expuestos a todos los peligros y mueran por alguna de esas causas. En muchos casos, ni
siquiera tienen registro legal, con lo cual los abusos fsicos y
psicolgicos cometidos contra ellos quedan impunes.
2.2. Niez en riesgo: Cerca de 20 millones de nias y nios
menores de 15 aos trabajan, a menudo en actividades de
alto riesgo. La violencia del medio, que los atrae, y del hogar
que a veces los rechaza, aleja a nios y nias de una
educacin que podra formarlos para el ejercicio de sus
derechos en la sociedad y los empuja a la delincuencia, los
vuelve vctimas de la industria de la droga y de la
explotacin sexual comercial y con dolorosa frecuencia los
conduce al suicidio.
2.3. Conflicto armado y niez: En los pases donde
subsisten conflictos armados, los menores de edad son
utilizados indiscriminadamente como escudos humanos o
botn de guerra, cuando no han sido las vctimas ms
inocentes de las minas antipersonales. Millares de ellos,
hurfanos o desplazados de sus hogares se ven obligados a
asumir las responsabilidades de jefe de familia a muy corta
2
edad.

Ver: Manifiesto por la infancia y la adolescencia

Amrica Latina y el Caribe de la Comisin por


Estos hechos vergonzosos, que se repiten a diario en todo de
la Infancia y la Adolescencia, Mxico 1999.
el continente, constituyen violaciones de los derechos de laTambin, Estadstica de la OIT acerca de la
infancia, pese a que, en 1959, el mundo entero admiti querealidad del trabajo infantil en Amrica Latina.
la humanidad debe al nio lo mejor que pueda darle y a que desde 1990 se ratific la
Convencin Internacional sobre los Derechos del Nio y el compromiso de cumplir su
mandato.

2.4. Trabajo infantil: Se considera que existen 128 millones de nios de los 6-18 aos,
que efectan labores de trabajo en pases del tercer mundo. Uno de cada 5 nios trabajan
en Amrica Latina. Estimados de la OIT indican que en Amrica Latina y el Caribe habran
algo mas de 7.000.000 de nios de 10 a 14 aos en condiciones de trabajadores.
Considerando que un sector importante de nios que trabajan tienen incluso menos de 10
aos de edad, podra estimarse que el total de nios que trabajan en la regin oscila entre
15 y 20 millones.

Nios, nias y adolescentes trabajan sin la proteccin de la sociedad, el estado y los


sindicatos. Casi todos desconocen sus propios derechos: Trabajan en condiciones de
subordinacin y explotacin; su remuneracin es inferior, aun en casos de desempeo en
tareas iguales a las del trabajador adulto y en jornadas de idntica duracin. Esa
remuneracin se concede en especie, a veces nicamente en techo y comida, peor aun,
con frecuencia no se remunera el trabajo del nio, porque contiene elementos de
invisibilidad, es decir tiende a ocultarse en penumbra de la estructura social.
Otra caracterstica universal para resaltar del trabajo infantil, es la de su bajo costo y las
formas de explotacin a que esto da lugar, lo cual se relaciona con la pobreza de las
familias que ven en el nio un recurso adicional para la obtencin de ingreso. El trabajo
infantil, como queda dicho, se da principalmente en el sector informal. Su salario, muchas
veces representado en especie (techo y comida), es 30 o 40% mas bajo que el salario de
los trabajadores adultos que hacen las mismas tareas, durante jornadas laborales de igual
duracin.
2.5. Desafos al quehacer misionero: Esta acuciante realidad presenta urgentes desafos
al quehacer misionero de nuestras iglesias y organizaciones cristianas, como pueblo que
pertenece a Dios (1 P. 2:9). Si el propsito de Dios para los nios y las nias es la vida en
su plenitud, qu ms podemos y debemos hacer para colaborar con Dios en el
cumplimiento de Su voluntad? Qu debemos y podemos hacer para que se haga su
voluntad en la tierra como en el cielo? (Mt. 6:10).

3. Dignidad y derechos
3.1. Sujetos de valor y dignidad: Los nios y las nias son personas creadas a imagen y
semejanza de Dios y, por lo tanto, sujetos de valor y dignidad. Como todo ser humano, su
dignidad deriva del acto soberano de Dios quien es su creador (Gn, 1:26-28). Tanto sus
derechos como su valor no han sido adquiridos ni concedidos por ningn poder humano,
sino que provienen de Dios y les son inherentes por creacin. La Biblia, aunque reconoce
la fragilidad y la vulnerabilidad de los nios y las nias no por ello les considera menos
valiosos o les trata como personas incompletas.
3.2. Derechos para todos: Es un privilegio de toda
criatura humana tener relacin con Dios mismo, con sus
semejantes y con el mundo material que le rodea. El
derecho a la relacin con el Creador significa su libertad de
profesar, practicar y propagar su fe, de pensamiento,
palabra y conciencia. El derecho de gozar del
compaerismo humano significa ser respetado y entablar
relaciones sin distingo de edad, idioma, etnia, sexo, origen
nacional o social u otra condicin. El derecho de ser parte
de la creacin implica poder participar de los recursos de la
tierra, a la vida, a la salud y a la alimentacin, entre otros.
3.3. Padre de hurfanos y defensor de viudas: Siempre
que esta dignidad es negada o reducida a causa de la
injusticia y de otras manifestaciones del pecado humano,
Dios levanta su voz, y con l su pueblo en su defensa.

Desde el Antiguo testamento Dios sale a la defensa de los ms vulnerables de su pueblo


como son los hurfanos, las viudas y los extranjeros (Dt. 24:19-22), pues Dios convoca a
su pueblo para que le honren como Padre de los hurfanos y defensor de las viudas y
quien ofrece hogar a los desamparados y libertad a los cautivos (Sal.68:5-6).
3.4. Voceros de su voluntad: El Seor atiende la voz de los que sufren y establece leyes
a su favor: No explotes a las viudas ni a los hurfanos, porque si t y tu pueblo lo hacen, y
ellos me piden ayuda, yo te aseguro que atender su clamor (Ex. 22:22). Dios, entonces,
no slo convoca a su pueblo a dignificar a los ms pequeos, sino que sirve de modelo
con sus propias acciones en favor de ellos. Los profetas del Antiguo Testamento, como
voceros de la voluntad de Dios, clamaron por la justicia cuando el pueblo haba olvidado el
pacto y haba violado la ley.
3.5. Bienestar integral: Son derechos de los nios y las nias la educacin integral, la
proteccin, el socorro, la recreacin, la salud, la alimentacin, la vivienda y los servicios
mdicos, as como el pleno desarrollo de su personalidad (Lc. 2:40).
Este pleno bienestar se describe en el Antiguo Testamento como Shalom, que es
bienestar integral del ser humano.
Ese bienestar fue
anunciado por los profetas (Is. 65:20-25) y ratificado por Jess
en sus palabras: yo he venido para que tengan vida, y la
tengan en abundancia (Jn.10:10).

4. La niez como metfora del Reino


4.1. Ser como las nias y los nios: El reino de Dios es fruto
de la gracia y como tal debe recibirse como lo hacen los nios
y las nias, porque el reino de Dios es de quienes son como
ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como
un nio, de ninguna manera entrar en l (Mr. 10:14-15).
Jess tambin ensea que quien recibe a los nios y a las
nias me recibe a m (Mt. 18:5). La participacin ciudadana
en el Reino de Dios implica ser como un nio o una nia, que
extiende sus manos generosas para dar sin lmites y recibir lo
que necesita sin pretensiones egostas.
4.2. La grandeza de lo pequeo: En otra parte de los evangelios (Mt. 18:1-5; Mc. 9:3337; Lc. 9:46-48; Mr. 10: 13-16; Mt. 19:13-15; Lc. 18:15-17), ante la pregunta de los
discpulos sobre quin es el ms importante en el reino de los cielos (Mt. 18:1), Jess
responde mostrando que la verdadera grandeza se encuentra en la capacidad de
encontrarse con la pequeez ilustrada por los nios y las nias quienes son metfora del
reino y el mejor ejemplo de lo pequeo (Mt. 18:2). No es por la grandeza ---a la manera
como la presenta el mundo--- como se logra la importancia en el reino de los cielos.
En la niez, entonces, encontramos el paradigma de lo pequeo y la representacin
simblica ms elocuente de aquellos que son tratados por el mundo como insignificantes y
excluidos, pero que en el reino son acogidos; ellos representan la presencia misma de
Jess. Los nios y las nias, en este sentido, se convierten en una imagen de otra realidad
ms amplia. El que es ms insignificante entre todos ustedes, se es el ms importante
(Lc. 9:48).
4.3. El reino ha llegado: La amorosa acogida de Jess hacia los nios y las nias
evidencia que el reino de Dios se ha acercado. l los abraza, los sana y los llama
ciudadanos del reino. Y despus de abrazarlos, los bendeca poniendo las manos sobre
ellos (Mr. 10:16). Los dbiles y vulnerables, los excluidos y despreciados, son recibidos y

se les regala la entrada al reino de Dios. Dense cuenta que el reino de Dios est entre
ustedes (Lc. 17:21).

4.5. A favor de la niez: La advertencia de Jess contra quienes escandalizan a los


pequeos (Mt. 18: 6-9) debera animar la crtica cristiana contra las sociedades y los
sistemas que, por una parte, descuidan la seguridad, la educacin y las oportunidades
para los nios y las nias, y por otra, la deforman con el uso moralmente escandaloso de
los medios de comunicacin. Estas enseanzas del Maestro han de animar los esfuerzos
en favor de los cambios de estructuras y de legislaciones que valoren a la niez.

5. Conversin a la niez
5.1. Seal y paradigma: El pueblo de Dios, como seal y
paradigma del reino, est llamado a seguir las pisadas de
Jess (1 Jn. 1:6) y a dar testimonio de cuidado,
proteccin, defensa, acogida y compromiso solidario para
con los nios y las nias. La Iglesia, fiel a su condicin de
sal de la tierra y luz del mundo (Mt. 5:13-16) est
convocada por el Seor para cumplir su papel de profeta
de la justicia, embajadora de la vida, artesana de la paz,
canal de solidaridad, de manera particular con los ms
pequeos (Lc. 4:18-19; 1 P. 2:9-10). Este compromiso
exige, ante todo, conversin; conversin a la niez, y en
sta a los ms pequeos de este mundo (Mt. 25:40).
5.2. Para entrar en el reino: Pero, junto a esta conversin en favor de la niez est la
invitacin de Jess a convertirnos en nios y nias, pues ste es requisito indispensable
para entrar en el reino de los cielos: Entonces les dijo: Les aseguro que a menos que
ustedes cambien y se vuelvan como nios, no entrarn en el reino de los cielos (Mt. 18:3).
Jess, pone a un nio en medio de sus seguidores (Mt. 18:2) y los invita a que sigan su
modelo.
5.3. Volverse a la niez: El quehacer educativo y pastoral de la Iglesia, en especial su
reflexin teolgica, podran ser enriquecidos a partir de un nuevo paradigma hermenutico
que contemple la niez como modelo del reino. Volverse a la niez es darse la posibilidad
de comprender mejor a Dios y descubrir sus nuevos rostros. El Dios alegre, el Dios que
juega, el Dios pequeo que hace alianza con los ms dbiles, el Dios tierno que nos invita
a refugiarnos debajo de sus alas (Lc. 13:34; Is. 66:12-13) y a encontrar descanso; el Dios
poeta que descubre su rostro libre y creativo y desde all nos libera de nuestro exceso de
prosa racional, el Dios nio (Is. 9:6) que se presenta ante nosotros y nosotras como
liberador y prncipe de paz.

6. Buenas nuevas para la niez


6.1. Convocados a seguirle: Los nios y las nias necesitan recibir la invitacin a
reconocer y aceptar el seoro salvador de Cristo. La iglesia est llamada a anunciarles la
necesidad de un encuentro personal con el Cristo viviente, mediante la intervencin del
Espritu Santo, recibiendo su perdn y aceptando el llamado al discipulado y a una vida de
servicio. Es privilegio de cada nio y nia escuchar las Buenas Nuevas de Jess.
6.2. Proclamacin integral: La evangelizacin de los ms pequeos es tarea ineludible
de la Iglesia; nada ni nadie deberan impedirla: Dejen que los nios vengan a m, y no se
lo impidan (Lc. 18:16). Evangelizar es afirmar el nombre de Dios en la persona de
Cristo como nico Salvador y Seor de la Historia (Hch. 4:12); y los nios y las nias
necesitan afirmarlo. Es llamar a todos a la fe y al arrepentimiento (Hch. 3:19); y los nios y
nias necesitan hacerlo. Es extender una invitacin abierta para participar de la Misin de
Jess (Mr. 1:17); y los nios y nias tambin estn convocados. Es involucrar, por la
accin soberana del Espritu, a hombres y mujeres en la lucha del reino de la vida contra

las huestes del mal y de la muerte (Ro. 12:2, 21; Am. 2:6-7).

6.3. Pecado y reconciliacin: Los nios y las nias participan del estado pecaminoso;
que es condicin de todos los seres humanos (Ro. 3:23). En las Escrituras no hay lugar
para calificativos de inocencia moral; por el contrario, en ella se reconoce que La necedad
est ligada al corazn del muchacho... (Pr. 22:15) y que desde la niez se participa de la
maldad comn. Esta condicin pecaminosa aleja a los nios y las nias de Dios, de sus
semejantes y de la naturaleza. Se manifiesta en formas individuales y corporativas, como
tambin en la esclavitud de su voluntad humana y en las estructuras sociales, polticas y
econmicas. La Iglesia ha recibido el encargo (Mt. 28:19-20; Mr. 16:14-18; Lc. 24:44-49;
Jn. 20:19_23) de anunciar, tambin a los nios y las nias el perdn del pecado y un
nuevo comienzo en las relaciones con Dios y con sus semejantes por medio de Jesucristo
(2 Co. 5:17-21).

7. Educacin y protagonismo
7.1. Desde el vientre de la madre: Declarar que los nios y
las nias necesitan reconocer el seoro salvador de
Jesucristo no significa desconocer que gozan, desde antes de
su nacimiento, de una relacin con Dios como su Creador. T
creaste mis entraas; me formaste en el vientre de mi madre
Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo ms
recndito era yo formado, cuando en lo ms profundo de la
tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en
gestacin (Sal. 139:13-16). Este encuentro con Dios desde
el vientre de la madre es el punto de partida de la
espiritualidad cristiana y tiene profundas connotaciones para la
labor educativa de la fe y el proceso discipular con los nios y
las nias.
7.2. Ministerio docente: La Iglesia, por su encargo misionero,
est llamada a cumplir con la niez una tarea docente
entendiendo la educacin cristiana de manera integral y
dndole a sta su verdadera dimensin evangelizadora. La
proclamacin del evangelio es incompleta si no se la
acompaa con una permanente formacin discipular (Mt. 28: 20) la cual incluye tambin
el desarrollo integral de la personalidad.
En una sociedad donde los medios de comunicacin procuran manipular a los nios y
las nias con valores opuestos al reino de Dios utilizando los recursos tcnicos y
psicolgicos ms avanzados, la tarea docente de las iglesias requiere claridad
pedaggica, creatividad metodolgica y una gran inversin de recursos materiales y
humanos.
7.3. Ser comunitario y en familia: Dentro del orden social concebido a la manera del
reino, la familia cumple un papel importante como institucin formadora del carcter de los
nios y las nias. Los padres y las madres son copartcipes con Dios en la educacin
integral de los hijos y de las hijas (Dt. 6; Ef. 6:1-4). Este lugar que la Biblia le asigna a la
casa ---bayit en hebreo--- resalta el sentido comunitario de la educacin, en el que lo
colectivo y lo individual se equilibran siendo el hogar su eje principal (Dt. 6:4-9).

7.4. Para colaborar con Dios: La formacin cristiana de los nios y las nias tiene
como objetivo su participacin como colaboradores activos de los propsitos de Dios en
el mundo y el desarrollo de su pleno potencial como seres humanos creados a imagen y
semejanza del Creador. El Seor les tiene en cuenta, los convoca a participar de su obra
redentora del mundo y los llama ciudadanos del Reino. Desde esta perspectiva, los
nios y las nias no son solamente la esperanza del maana, sino la promesa del
presente. No son objetos pasivos de la Misin de Dios en el mundo, sino sujetos activos
con plenos derechos de participacin. Son protagonistas centrales de la Historia y no
meros espectadores.
7.5. Presentes en la historia: El protagonismo infantil es una de las facetas relevantes
del relato bblico; baste slo unos ejemplos del Antiguo Testamento: Dios habla por
medio de un nio (1 S. 3:1-21); los ms pequeos tienen poder espiritual en sus cnticos
y oraciones (Sal. 8:1-9); una muchacha interviene en la sanidad de Naamn (2 R. 5: 23); un nio aparece en el centro de la promesa mesinica (Is. 9:6); a los nios se les
convoca para que participen en la misin proftica del pueblo de Dios (Jr. 1:6); los nios
y las nias presencian importantes episodios de reconciliacin (Gn. 33:1-7); se les
incluye en los pactos de Dios (Gn.12-15; Ex. 19); se les consagra desde muy pequeos
para el servicio de Dios (1 S. 1:22-28); estn presentes en los momentos cruciales del
pueblo junto con los jvenes y los adultos (2 Cr. 20:13; Esd. 10:1; Jl. 2:16); uno es
nombrado rey a los ocho aos de edad (2 R. 22:1), y sobre ellos se dice que Dios funda
su fortaleza para silenciar al enemigo y al rebelde (Sal. 8:2). Ellos y ellas, en la
visin del Creador son actores de transformacin y protagonistas en su Reino.

8. En resumen:
8.1. Tarea teolgica: La teologa cumple, entre otras, la
tarea fundamental de iluminar el peregrinaje de la Iglesia y
sealar en qu puntos est dejando de ser Iglesia de Dios.
Esta perspectiva ha orientado la redaccin del presente
documento. Teniendo en cuenta la realidad social, poltica y
religiosa de Amrica Latina y El Caribe, se plante la
pregunta: Cul es el propsito de Dios para nuestros nios
y nias? Las respuestas encontradas no tienen tono
terminante: son pistas iniciales que pueden servir como
referencia para una tarea ms profunda. El tema lo amerita.
Pero desde ya, estas primeras respuestas conducen a la
segunda y ms urgente pregunta: Cul es la
responsabilidad de las iglesias con los nios y las nias?
Para responder se requiere fidelidad y obediencia.
8.2. Compasin de Dios: La teologa bblica ofrece ricas y
suficientes muestras acerca de la compasin de Dios para con los nios y las nias. En
sus planes de redencin ellos estn involucrados. El Shalom, entendido como bienestar
integral, resume el sueo de Dios para ellos; un sueo que se confirm durante el
ministerio de Jess, el Mesas, y que concluir en la consumacin del Reino cuando no
haya ms nios que vivan pocos das y el que muera de cien aos ser considerado
joven (Is. 65:20). Este Reino futuro ya se hizo cercano. De eso no queda duda porque el
Mesas tan esperado bendijo a los nios y las nias, los abraz, los san y los llam
ciudadanos del Reino: Dejen que los nios vengan a m, y no se lo impidan, porque el
reino de Dios es de quienes son como ellos (Mr. 10:14).

8.3. Nuestra tarea: Y, a la luz de lo expuesto, cul es la responsabilidad de las iglesias?


Ellas estn llamadas a cumplir una tarea proftica en cuanto a la defensa y promocin de
los derechos de los nios y las nias. En Amrica Latina y El Caribe sta es una labor
impostergable. Tambin les compete una labor pedaggica que incluya a los ms
pequeos como sujetos activos y protagonistas centrales del actuar de Dios en la Historia.
En medio de una creciente e inhumana exclusin de los ms dbiles, el Seor nos
convoca a vivir con radicalidad los principios de la inclusin, la solidaridad y el respeto.
Esta labor pedaggica incluye, tambin, un cambio de modelo, en el que se les permita a
los nios y a las nias decirnos su verdad de parte del Seor y mostrarnos el camino del
Reino (Mt. 18:5). Tambin les incumbe una responsabilidad kerygmtica, entendida sta
como el anuncio --con vida, obras y palabras--- de todo el propsito de Dios (Hch.
20:27) y la proclamacin, a los nios y las nias, de las buenas noticias de redencin,
perdn y reconciliacin en Cristo (Mr. 1:15).
La misin de la Iglesia es proclamar las buenas nuevas del Reino, ser una comunidad
paradigmtica que encarne los valores de ese Reino y, colaborar con Dios para que sus
propsitos de plenitud de vida para todos los nios y las nias se hagan realidad, aqu y
ahora (Jn. 10:10).

Los ms niitos,
incluso antes de que
hayan pronunciado su
primera palabra,
hablan clara e
insistentemente de la
liberalidad de Dios
para con la raza
humana
Juan Calvino

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