Oración de Jesús y Oración Nuestra Sobrino
Oración de Jesús y Oración Nuestra Sobrino
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LA ORACIN DE JESS
Vamos a presentar un muy breve resumen, y limitado a los sinpticos, para obtener al
menos los criterios fundamentales de lo que ha de ser la oracin cristiana 1 .
JON SOBRINO
Lo que Jess condena de la oracin concreta de su pueblo
- Narcisismo espiritual. (El Fariseo y el Publicano. Lc 18,11) . Aparece aqu a travs de
su negacin lo que es la antropologa fundamental de la oracin cristiana. Jess condena
la autoafirmacin del yo egosta que vicia de raz la oracin al negar la alteridad del
otro. Para el fariseo, el polo referencial no es Dios, ni el otro hombre, sino l mismo.
Falta el fundamento posibilizante de la oracin: la auto-comprensin a partir de algo o
alguien que no sea uno mismo.
- Falta de pobreza ante Dios: (Cuando oris no seis como los hipcritas... Mt 6,5). La
oracin supone la actitud de pobreza teolgica ante Dios, mientras que aqu es expresin
de la propia grandeza; no se es honradamente humilde en un campo donde esto es
indispensable.
- Palabrera. (Y al orar no charlis mucho... Mt 6,7). Es una crtica al "fatigare deos" de
los paganos.
Condena el intento de llegar a Dios a travs de aquello que es lo menos profundo de la
persona. Falta la confianza radical, presupuesto indispensable de la oracin, y hay tina
sacralizacin de las frmulas de oracin a las que parece se quiere conceder una
autonoma absoluta. En cambio, en la oracin, de lo que se trata es de encontrar aquello
que el Padre ya sabe, y lo que hay que pedir es que se nos vaya revelando esta voluntad.
Por esto la peticin fundamental slo puede ser "hgase tu voluntad".
- Instrumentalizacin espiritualista alienante. (No todo el que me diga "Seor, Seor"...
Mt 7,21). Esta oracin es criticada porque no es expresin de una praxis ni la acompaa.
El texto da una primaca a la praxis sin la cual no hay el material sobre el cual versar
una experiencia cristiana de sentido.
- Instrumentalizacin opresora. (Los escribas que devoran los bienes de las viudas so
capa de largas oraciones... Mc 12,40). Se ataca una oracin que se ha convertido en
mercanca. El presupuesto de la condena es la opresin de las viudas -smbolo bblico
del desamparado y oprimido- por medio de la oracin, que es aquello que es el acceso a
Dios. Es la total perversin del culto: los escribas con pretexto de largas oraciones se
comen las haciendas de las viudas.
Valgan estas citas para afirmar que Jess no es un ingenuo respecto a la oracin, ni le
concede tal autonoma que haga que un mecanismo de oracin sea ipso facto un
mecanismo salvfico. A partir de esta crtica negativa, podremos comprender mejor qu
fue positivamente la oracin para Jess.
La oracin de Jess
Ante todo, hay que afirmar que Jess hizo oracin y que sta tuvo gran importancia en
su vida, y que los sinpticos diferencian claramente la actividad analtica y reflexiva de
Jess de lo que propiamente se puede llamar oracin. Podemos considerar tres niveles
en su oracin. Ante todo la tpica del judo piadoso, de la cual encontramos textos aqu
y all a lo largo de todo el evangelio. Ahora nos fijaremos ms detenidamente en un
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segundo nivel: la oracin personal de Jess en los momentos de tomar decisiones; y en
un tercer nivel: la oracin en la que Jess concentra lo ms profundo de su vida.
a) Oracin personal en el momento de tomar decisiones. Toda la vida de Jess se
realiza en un clima de oracin. Su vida pblica comienza con la oracin en el bautismo,
el cual es interpretado como la toma de conciencia de Jess sobre su misin, sobre
aquello que va a totalizar y polarizar su vida. Termina con una oracin - la del huerto-,
expresada diversamente como oracin de angustia y esperanza, pero en definitiva como
relacin explcita al
Padre. Entre uno y otro momento los evangelios estn jalonados de innumerables
alusiones a la oracin de Jess. Antes de tomar decisiones importantes: eleccin de los
Doce (Lc 6,12), al ensear el Padrenuestro (Lc 11,1), antes de curar al nio epilptico
(Mc 2,29). Jess ora por personas concretas: por Pedro (Lc 22,22), por sus verdugos (Lc
23, 24). Alude a la oracin en ocasiones histricas, como cuando afirma que cierta clase
de demonios no se expulsan sin la oracin (Mc 9,29), o cuando la relaciona con la
conviccin de la fe (Mc 11,23). La oracin era algo habitual en Jess y as lo reconoce
Lucas cuando en un sumario, es decir en los versculos donde concentra la actividad de
Jess, afirma que "...numerosa multitud aflua para orle y ser curados... Pero l se
retiraba a los lugares solitarios" (Lc 5, 15s). Jess ora en situaciones histricas concretas
de importancia, ms all de las oraciones clticas de su pueblo.
b) Oracin en la que concentra lo ms profundo de su vida, en momentos cruciales de
su existencia. En ellos, recoge el sentido ltimo de su persona, actividad y destino ante
el Padre. Los dos pasajes principales son la oracin de accin de gracias y la oracin del
Huerto.
-Oracin de accin de gracias. "Yo te bendigo, Padre, Seor del cielo y la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeos" (Mt
11,25; Lc 10,21). La formulacin de esta oracin hay que entenderla en el transfondo
apocalptico de comunicacin de la revelacin, cuyo contenido es el Reino de Dios.
Jess ha hecho la experiencia de no ser aceptado por los grandes y en este contexto de
gracias al Padre porque son los "pequeos" los que han comprendido. Se alegra
sencillamente de que el Reino de Dios se realice entre los pequeos. Esta accin de
gracias aparece en un contexto dialctico y polmico. Se ha hecho posible lo que
pareca imposible: han comprendido no aquellos que parecan poder comprender - los
sabios- sino aquellos que parecan no poder comprender - los pequeos-. Se introduce en
la oracin el elemento de escndalo que se repite constantemente en los evangelios, y
que es imprescindible para acceder al Padre de Jess, y no a cualquier divinidad.
En esta oracin, aparece el Padre como el ltimo horizonte de la persona y la actividad
de Jess. Este horizonte de trascendencia -Padre- no se describe abstractamente, es un
Dios parcial hacia los pequeos, alejado de una divinidad igualmente cercana o lejana a
todos los hombres. Es un Dios con una voluntad determinada que debe buscarse y
cumplirse: "S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito".
Es una oracin que recoge una profunda experiencia de sentido. Ora despus de. su
actividad histrica, en medio del conflicto que la origina, consciente de la divisin que
su misin ha ocasionado. Y, en esta situacin, se dirige al Padre para darle gracias
porque algo inesperado y maravilloso se ha realizado. Es, por tanto, la expresin de un
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momento denso, de una de las experiencias fundamentales de sentido: el dar gracias, el
saberse referido a alguien a quien poder agradecer. No es, por tanto, la repeticin
mecnica de frmulas, sino la expresin de una profunda experiencia de sentido.
-Oracin del Huerto. "Suplicaba que a ser posible pasara de l aquella hora. Y deca:
'Abba, Padre'... pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que t quieras" (Mc 14,35s y
paralelos). Es el momento en el que la crisis cuestiona el sentido de la totalidad de su
vida. No es, sin ms, la muerte lo que Jess quisiera rehuir, sino la muerte que va a ser
consecuencia histrica de su vida que, por su actividad proftica desenmascarando la
injusticia y los intereses de los poderosos, provoca las reacciones de quienes quieren
darle muerte. En los evangelios, especialmente en Juan, toda la actividad de Jess se ve
jalonada con la reflexin sobre la amenaza a su vida. La oracin del Huerto recoge en
un momento denso la crisis de Jess a lo largo de su vida.
Por otra parte, es una oracin que desemboca en una accin histrica:. la decisin de ser
fiel hasta el fin a la voluntad del Padre. Aunque Jess pida que Dios haga llegar el
Reino sin que le preceda el sufrimiento, Jess consciente de su "yo", lo sacrifica en
nombre de la voluntad del Padre. Es, por tanto, un momento denso de profundo sentido,
de la relacionalidad constitutiva de Jess.
Resuena nuevamente el "Abba", la palabra con que Jess se diriga al Padre con
inusitada confianza; sigue viva su confianza, aun cuando no quisiera que su voluntad
fuera la Cruz y el abandono del Padre. En este momento de crisis ltima, a la oracin de
Jess le compete un no saber, que se hace parte del saber ms profundo del Padre.
La oracin del Huerto, es, por tanto, una oracin tpica de Jess; se hace en un contexto
histrico bien determinado, en continuidad con su vida; en ella aparece algo esencial a
la oracin, como es la bsqueda de la voluntad de Dios, y la confianza en el Padre como
aquel que incluso en estos momentos es el polo referencial de sentido.
As como antes Jess recogi en la oracin la totalidad de su vida, expresada en un
"gracias", ahora, en la crisis, la recoge en un "hgase tu voluntad".
Resumiendo a) y b) podemos decir que la oracin de Jess es la expresin de este "ms"
que va surgiendo en su propia historia. Ese "ms" va apareciendo en la bsqueda de la
voluntad de Dios, en la alegra de que llegue el Reino, en la aceptacin fiel hasta el final
de la voluntad de Dios y en la confianza incondicional hacia el Padre. Orar para Jess es
expresarse en totalidad. Esa expresin vive de la historia concreta, no es, por lo tanto,
meramente intencional. Esta oracin presupone que, aun cuando l mismo va haciendo
el sentido de su propia historia, ese sentido no puede ser pleno sin la referencia a
Alguien, que vaya totalizando lo que en la historia slo aparece como parcial. La
oracin de Jess es como es porque surge de una determinada concepcin de quin es
ese Alguien.
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oracin no es otra cosa que la expresin de lo que de problema hay en la realidad de
Dios.
JON SOBRINO
presuponer que desde el principio hubiese tenido un nocin de Dios, sino que ms bien
su historia concreta fue sintetizando la gama de matices que sobre Dios le presentaban
las diversas tradiciones. La originalidad de Jess va a consistir en esta sntesis concreta
que l va haciendo a lo largo de su vida.
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poder- sino a los sin-poder. ("Me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres..."
Lc 4,18).
Que la realidad de Dios es amor, es decir, un ser parcial en favor de los hombres, y que,
por tanto, va a ser el amor a los hombres la mediacin privilegiada de acceso a Dios
aparece claramente en el evangelio, sobre todo en aquellos pasajes en los que podra
parecer que el amor al hombre entra en colisin con los derechos de Dios. Segn Jess,
Dios no quiere proclamar ningn derecho para s que no fuera el amor eficaz a los
hombres. Por esto, el culto no es entendido por Jess como la esfera autnoma de Dios,
de sus derechos. Si Dios es amor, es imposible en el sentido ms radical de la palabra
que coexista un culto que no sea -a su vez manifestacin de amor; de lo contrario,
habra una estricta contradiccin entre la mediacin para llegar a Dios y la realidad de
Dios a quien se quiere llegar. Por esto no puede haber sbado que no sea para los otros.
Dios no es un ser egocntrico cuya realidad es ser para s mismo, sino que es para los
dems.
Por ltimo, aportemos el pasaje en el que se habla de los mandamientos del amor a Dios
y del amor al prjimo (Mc 12,28-34 y paralelos) y en donde resultan equiparados. La
afirmacin de "amar a Dios", cuando se hace cristianamente tiene una novedad y una
complejidad desconocidas. "Amar a Dios" es una expresin doxolgica en la que se
quiere afirmar que la ltima realidad para el hombre y la ltima experiencia de sentido
que puede realizar es la del amor. Significa que corresponder a un Dios que es amor
slo puede hacerse en la praxis del amor. Pero la complejidad surge cuando uno se
pregunta por las mediaciones histricas de esta afirmacin doxolgica. La fe cristiana
afirma que es imposible amar a Dios en directo, sin que ese amor sea mediado por un
amor histrico.
Cuando se habla de amor a Dios, entonces materialmente se est hablando de amor al
prjimo, del amor histrico y real del hombre. El que el amor al prjimo se pueda
calificar adems como amor a Dios depende de la formalidad de este amor al prjimo.
Si ste se hace realmente sin reservas ni condiciones y con la conviccin de que pase lo
que pase el que ama hasta el fin ha vivido en plenitud, entonces tiene sentido formular
esta experiencia histrica del amor al prjimo como amor a Dios.
No es que existan, por lo tanto, dos objetos distintos del amor: Dios y el prjimo. Existe
una nica experiencia de la praxis del amor, cuyo material es el amor al prjimo, y en
cuya formalidad -cuando se hace sin reservas- se da tambin la experiencia de Dios; y
por ello puede formularse como amor a Dios.
El amor al prjimo es la condicin de posibilidad de la experiencia de Dios como
trascendente, como Dios siempre mayor; es su nica mediacin histrica. En el amor,
por una parte, aparece el "ms", el exceso de realidad y sentido; por otra, la praxis del
amor es el lugar en que se experimenta la apora fundamental: quien de verdad ama es
perseguido, quien se pone en el camino del amor siente sobre s el peso del pecado.
Aceptar cristianamente la trascendencia no es una identificacin ingenua con la
exigencia de un absoluto, sino corresponder a un absoluto a pesar de su cuestionamiento
por la historia. En la frase tradicional de Pablo, significa tener esperanza contra toda
esperanza.
JON SOBRINO
Conclusin
Todas las tradiciones sobre Dios que recibe Jess quedan sintetizadas en la tradicin
"del reino de Dios". Este reino es la alteridad ltima de Jess. En cuanto "reino" apunta
al amor real e histrico, a la comunin del individuo con los dems hombres, y de stos
con el origen y futuro de ellos mismos, es decir, con Dios. En cuanto es reino "de Dios"
apunta a la ltima profundidad del reino, a la trascendencia, al Dios mayor.
JON SOBRINO
primero que hace el Espritu es que esta vida sea cristiana. Y desde esa vida cristiana la
oracin se hace trinitariamente. Se ora al padre, misterio trascendente, pero a quien se
puede llamar Padre. Como Jess, usando su misma expresin "abba", e introducidos en
la historia como l, solidariamente con ella, dirigindose al Padre con la misma
confianza y los mismos gemidos. Se ora en el Espritu, es decir, dentro de una vida real
cristiana, la vida en el Espritu de Jess.
Estructura
En toda oracin, para que sea cristiana, y no meramente oracin en el sentido de las
religiones, no ha de faltar ninguno de los siguientes elementos:
a) Or la palabra de Dios. En este or est implicado que el misterio de Dios es personal
y tiene una voluntad salvfica y liberadora. Las mediaciones de este or son, de una
parte, la vida de Jess consignada en la Escritura y acumulada en la tradicin; y, de otra
parte, la palabra de Dios que se manifiesta en la situacin histrica concreta en todas sus
dimensiones personales, sociales, polticas y eclesiales.
b) Hacer lo que se ha escuchado. Ms all de la problemtica nominalista de si el
"hacer" es ya oracin, lo que queremos afirmar es que corresponde a la estructura global
de la oracin cristiana.
c) Palabra de accin de gracias o de peticin de perdn. Este es el momento de
pronunciar el "abba", o bien a la manera de Jess, dando gracias, o bien a la manera del
hijo prdigo, pidiendo perdn.
La cronologa de estos tres pasos puede ser ms compleja: el or puede acaecer en lo que
descriptivament se llama accin; la accin puede ser aquello que nos capacita para or,
etctera.
El or es la traduccin antropolgica del ser mayor de Dios, la necesidad de
discernimiento de la voluntad de Dios, que por ser un Dios que supera absolutamente
todo, no puede ser adecuadamente captado a travs de la naturaleza, de la inercia de la
historia, de las tradiciones de los hombres y ni siquiera de las prescripciones eclesiales.
Todo esto sern elementos del discernimiento, pero no su solucin. El hacer es la
condicin de posibilidad y la verificacin de que la actitud de quien ora es cristiana. Es
en el hacer y no meramente en la interioridad de la oracin donde se van concretando
las actitudes del cristiano que posibilitan que la interioridad expresada en la oracin
corresponda a la objetividad de la exigencia cristiana. La palabra de respuesta es la
expresin doxolgica de corresponder, de ser afn a la realidad que llamamos Dios. Dar
gracias o pedir perdn son expresin de la afinidad experimentada con Dios, como
misterio ltimo, o la expresin de su ausencia.
JON SOBRINO
algo infrecuente hoy. Vamos a presentar dos modelos tericos de relacin
accin/contemplacin y los vamos a analizar y criticar tericamente, sin desconocer que
la riqueza de sus realizaciones escapa a nuestra esquematizacin.
JON SOBRINO
amor es la promocin y lucha por la justicia en favor de las grandes masas oprimidas.
Es a partir de la relacin con este "otro" mayoritario y oprimido donde se da la categora
teolgica de "otro". Analizando un poco ms la "accin por la justicia" como el lugar de
la contemplacin cristiana hay que notar, en primer lugar, que es en el contacto y
orientacin hacia las masas oprimidas donde se encuentra privilegiadamente el "no"
incondicional y radical que Dios pronuncia sobre el mundo del pecado. La experiencia
de este "no" es necesaria e imprescindible para que exista una contemplacin del Dios
de Jess y de la historia segn Dios.
En segundo lugar, es normalmente en esta accin donde ms se le exige al hombre: sus
cualidades, su tiempo, su seguridad e incluso su vida; y es en ella donde el elemento de
gratificacin puede estar ms ausente que en otras expresiones del amor.
En tercer lugar, es en la lucha por la justicia donde normalmente surge con ms agudeza
la apora cristiana y el elemento del "contra" de la fe, la esperanza y el amor. Mantener
esta apora en la vida real es una de las condiciones para la experiencia del Dios de
Jess, y por tanto de la oracin. Y por tanto se convierte en el lugar privilegiado para la
conversin de la persona y del grupo. Es una gran verdad evanglica que el pobre es el
que tiene capacidad de convertir a los dems. Toda otra conversin que no pase por el
pobre, y operativamente por una vida de hacerle justicia, es ilusoria; se podr quedar al
nivel del cambio de la autocomprensin de la propia persona, pero difcilmente llegar
al cambio que debe operarse en la conversin cristiana: el cambio de poseer la vida a
entregarla.
Por esto "el camino hacia la fe y hacia la justicia son inseparables", y la accin por la
justicia nos parece el lugar privilegiado para la contemplacin, pues concretiza el lugar
en el cual la contemplacin pueda ser contemplacin del Dios cristiano, y de esta
manera el lugar de contemplar tambin la realidad del mundo y de la historia a la luz de
Dios.
Quiz para terminar habramos de mencionar algunos criterios que a posteriori puedan
confirmar si existe verdadera contemplacin o slo accin mecnica por la justicia.
Podran ser: La experiencia de gratuidad de la accin que se lleva a trmino basada en
que "Dios nos ha amado primero". La conversin permanente del "propio" pecado, la
necesidad constante de negar la propia voluntad de poder, la adquisicin de las
disposiciones y virtudes enumeradas en el Sermn de la Montaa. Las nuevas acciones
por la justicia que desencadena la contemplacin del Dios siempre mayor, que ningn
cauce de praxis de la justicia podr agotar. Y finalmente, que la contemplacin exista y
sea descriptiblemente verificable en lugares, tiempos y formas concretas, no slo porque
esto es una condicin exigida normalmente por la psicologa humana, sino tambin
porque esto es ya una expresin de que se quiere realmente or la Palabra y que se
quiere referir realmente lo hecho en la accin por la justicia al Padre de Jess, a la
fuente de ese primer amor.
ORACIN PERSONAL Y COMUNITARIA
En la historia de la Iglesia, ha privado hasta pocas muy recientes la oracin individual.
En la historia de la Iglesia reciente, ha tomado mucho empuje la oracin comunitaria, la
cual indudablemente tiene su fuente en la eclesialidad de la fe. La oracin comunitaria
no es meramente la que se hace colectivamente por la reunin fsica de varias personas,
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sino que es aquella en que se comparten comunitariamente los tres pasos de la estructura
de la oracin que hemos comentado.
Para comprender la oracin comunitaria hay que tener en cuenta dos cosas: a) Que Dios
tambin es mayor que el propio sujeto y que, por tanto, la subjetividad individual no
puede agotar la experiencia de Dios, y que se ha de estar abierto a la manifestacin de
Dios a travs de los otros. b) Que los cristianos no se salvan individualmente. Las
afirmaciones tradicionales sobre la comunin de los santos y la intercesin encierran
una profunda intuicin: a Dios se accede como pueblo. Recurdese, por ejemplo, como
en el bautismo la renovacin de la vida individual se hace dentro e incorporndose a una
comunidad, a la Iglesia. E histricamente es una constatacin cotidiana que, cuando
existe una profunda conversin individual, se busca como lugar de la nueva vida, o una
orden religiosa o una comunidad de base. La fe del individuo va acompaada de su
insercin en la comunidad.
Y analizando los tres pasos de la estructura de la oracin veremos su dimensin
comunitaria. Or comunitariamente, adems de ser ya expresin de la disponibilidad del
individuo a evitar autoengaos, es tambin el modo histrico de acertar mejor con esta
voluntad. Tanto por lo que toca a la voluntad de un Dios mayor que la propia
subjetividad, como por lo que toca a la complejidad del mundo histrico sobre el cual se
quiere discernir la voluntad de Dios. La comunidad es tambin el lugar donde se
encuentra la suficiente imaginacin y nimos para que la praxis del amor sea lucha por
la justicia en un mundo conflictivo; si el proceso total de la oracin necesita testigos de
la fe, necesita tambin testigos de la justicia. Por otro lado, el grupo comunitario es el
lugar donde se hace la experiencia de saberse amados por Dios y por Jess, cuya figura
nos viene mediada por la actuacin de personas reales y contemporneas. Por lo que
toca a la palabra doxolgica de accin de gracias o de peticin de perdn, se ha de
afirmar que le pertenece tambin el que sea comunitaria, precisamente porque es
palabra doxolgica de sentido. "Sentido" e "individualidad exclusiva" parece que se
excluyen. "Sentido" que no se comparte carece de sentido.
Notas:
1
Nosotros sintetizamos todava ms, aun con el evidente peligro de que resulte una
pobre esquematizacin. (N. de la R.).
Condens: FRANCESC RIERA I FIGUERAS