Oración de Jesús y Oración Nuestra Sobrino

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JON SOBRINO

LA ORACIN DE JESS Y DEL CRISTIANO


Hoy vivimos una crisis generalizada de la oracin. Su prctica no es la tradicional.
Tericamente no se acaba de ver su sentido. En el Primer Mundo, la teologa de la
secularizacin y el correspondiente "fin de la religin" parece que acaben con la
posibilidad de "entrar en contacto con Dios". En el Tercer Mundo, ms que la
problemtica de la secularizacin, la problemtica de la politizacin parece hacerla
ineficaz si no alienante. Pero tanto en el Primero como en el Tercer Mundo hay un
fuerte resurgimiento; en uno desde coordenadas ms bien sacrales: meditacin
trascendental, orientalismos, pentecostalismos, o desde coordenadas postreligiosas,
como en el mismo caso de Bonhoeffer, quien a pesar de anunciar el fin de la
concepcin religiosa del cristianismo, fue "uno de los poqusimos hombres para quien
Dios era algo real y cercano a l". En el Tercer Mundo, los telogos de la liberacin
afirman repetidamente la necesidad de la oracin para encontrar el sentido de la praxis
cristiana en y dentro de esta praxis: la experiencia de trascendencia y de sentido
acaece en la praxis, pero el "ms" que surge de esta praxis tiene que ser considerado
para que aparezca la experiencia de gratuidad; es as como el cristiano se
autoencuentra como cristiano en la realizacin de esta praxis.
La oracin de Juess y del cristiano, Christus, 42 n. 500 (1977) 25-48
A un nivel descriptivo, la oracin puede describirse genricamente como una de las
formas de ponerse en contacto con la divinidad. Tiene que ver, por lo tanto, con la
experiencia de sentido, de totalidad, de explicitacin de lo que es considerado como
ltimo. Se diferencia, en un primer momento, de otras formas de intentar dominar la
problemtica de sentido, como pudieran ser el discurso racional-analtico sobre la
divinidad o la experiencia y actividad praxicotica. Pero adentrndonos un poco ms en
la problemtica tpicamente cristiana de la oracin, tenemos que afirmar que su esencia
no se va a deducir de lo que histrica, antropolgica o fenomenolgicamente se entiende
por oracin en la historia de las religiones. La oracin cristiana no presupone
simplemente el contacto con la divinidad o con el absoluto, sino con el Padre de Jess.
Por tanto la oracin cristiana ha de tener la originalidad de la misma fe cristiana.
Desde esta perspectiva, en el transfondo de este trabajo late el deseo de dar respuesta a
las siguientes preguntas: Si el Reino de Dios es el horizonte ltimo de cualquier realidad
cristiana, qu puede significar "oracin por el Reino" (igual que decimos "celibato por
el Reino")? Si la ltima experiencia de sentido, la misma gratuidad cristiana se hace real
en ltimo trmino en el hacer qu puede significar "contacto con Dios" en la oracin?
Si el cristiano est siempre en camino al Padre, si Dios no es todava todo en todo qu
puede significar la bsqueda de la voluntad de Dios en la oracin, en contraposicin a la
posesin de Dios que parece implicar el "contacto con Dios"? Si el cristiano llega a
serlo en la realizacin del Reino de Dios cmo se puede distinguir la generalizacin de
que toda la vida es oracin, de la adversacin de que nada es oracin?

LA ORACIN DE JESS
Vamos a presentar un muy breve resumen, y limitado a los sinpticos, para obtener al
menos los criterios fundamentales de lo que ha de ser la oracin cristiana 1 .

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Lo que Jess condena de la oracin concreta de su pueblo
- Narcisismo espiritual. (El Fariseo y el Publicano. Lc 18,11) . Aparece aqu a travs de
su negacin lo que es la antropologa fundamental de la oracin cristiana. Jess condena
la autoafirmacin del yo egosta que vicia de raz la oracin al negar la alteridad del
otro. Para el fariseo, el polo referencial no es Dios, ni el otro hombre, sino l mismo.
Falta el fundamento posibilizante de la oracin: la auto-comprensin a partir de algo o
alguien que no sea uno mismo.
- Falta de pobreza ante Dios: (Cuando oris no seis como los hipcritas... Mt 6,5). La
oracin supone la actitud de pobreza teolgica ante Dios, mientras que aqu es expresin
de la propia grandeza; no se es honradamente humilde en un campo donde esto es
indispensable.
- Palabrera. (Y al orar no charlis mucho... Mt 6,7). Es una crtica al "fatigare deos" de
los paganos.
Condena el intento de llegar a Dios a travs de aquello que es lo menos profundo de la
persona. Falta la confianza radical, presupuesto indispensable de la oracin, y hay tina
sacralizacin de las frmulas de oracin a las que parece se quiere conceder una
autonoma absoluta. En cambio, en la oracin, de lo que se trata es de encontrar aquello
que el Padre ya sabe, y lo que hay que pedir es que se nos vaya revelando esta voluntad.
Por esto la peticin fundamental slo puede ser "hgase tu voluntad".
- Instrumentalizacin espiritualista alienante. (No todo el que me diga "Seor, Seor"...
Mt 7,21). Esta oracin es criticada porque no es expresin de una praxis ni la acompaa.
El texto da una primaca a la praxis sin la cual no hay el material sobre el cual versar
una experiencia cristiana de sentido.
- Instrumentalizacin opresora. (Los escribas que devoran los bienes de las viudas so
capa de largas oraciones... Mc 12,40). Se ataca una oracin que se ha convertido en
mercanca. El presupuesto de la condena es la opresin de las viudas -smbolo bblico
del desamparado y oprimido- por medio de la oracin, que es aquello que es el acceso a
Dios. Es la total perversin del culto: los escribas con pretexto de largas oraciones se
comen las haciendas de las viudas.
Valgan estas citas para afirmar que Jess no es un ingenuo respecto a la oracin, ni le
concede tal autonoma que haga que un mecanismo de oracin sea ipso facto un
mecanismo salvfico. A partir de esta crtica negativa, podremos comprender mejor qu
fue positivamente la oracin para Jess.

La oracin de Jess
Ante todo, hay que afirmar que Jess hizo oracin y que sta tuvo gran importancia en
su vida, y que los sinpticos diferencian claramente la actividad analtica y reflexiva de
Jess de lo que propiamente se puede llamar oracin. Podemos considerar tres niveles
en su oracin. Ante todo la tpica del judo piadoso, de la cual encontramos textos aqu
y all a lo largo de todo el evangelio. Ahora nos fijaremos ms detenidamente en un

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segundo nivel: la oracin personal de Jess en los momentos de tomar decisiones; y en
un tercer nivel: la oracin en la que Jess concentra lo ms profundo de su vida.
a) Oracin personal en el momento de tomar decisiones. Toda la vida de Jess se
realiza en un clima de oracin. Su vida pblica comienza con la oracin en el bautismo,
el cual es interpretado como la toma de conciencia de Jess sobre su misin, sobre
aquello que va a totalizar y polarizar su vida. Termina con una oracin - la del huerto-,
expresada diversamente como oracin de angustia y esperanza, pero en definitiva como
relacin explcita al
Padre. Entre uno y otro momento los evangelios estn jalonados de innumerables
alusiones a la oracin de Jess. Antes de tomar decisiones importantes: eleccin de los
Doce (Lc 6,12), al ensear el Padrenuestro (Lc 11,1), antes de curar al nio epilptico
(Mc 2,29). Jess ora por personas concretas: por Pedro (Lc 22,22), por sus verdugos (Lc
23, 24). Alude a la oracin en ocasiones histricas, como cuando afirma que cierta clase
de demonios no se expulsan sin la oracin (Mc 9,29), o cuando la relaciona con la
conviccin de la fe (Mc 11,23). La oracin era algo habitual en Jess y as lo reconoce
Lucas cuando en un sumario, es decir en los versculos donde concentra la actividad de
Jess, afirma que "...numerosa multitud aflua para orle y ser curados... Pero l se
retiraba a los lugares solitarios" (Lc 5, 15s). Jess ora en situaciones histricas concretas
de importancia, ms all de las oraciones clticas de su pueblo.
b) Oracin en la que concentra lo ms profundo de su vida, en momentos cruciales de
su existencia. En ellos, recoge el sentido ltimo de su persona, actividad y destino ante
el Padre. Los dos pasajes principales son la oracin de accin de gracias y la oracin del
Huerto.
-Oracin de accin de gracias. "Yo te bendigo, Padre, Seor del cielo y la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado a pequeos" (Mt
11,25; Lc 10,21). La formulacin de esta oracin hay que entenderla en el transfondo
apocalptico de comunicacin de la revelacin, cuyo contenido es el Reino de Dios.
Jess ha hecho la experiencia de no ser aceptado por los grandes y en este contexto de
gracias al Padre porque son los "pequeos" los que han comprendido. Se alegra
sencillamente de que el Reino de Dios se realice entre los pequeos. Esta accin de
gracias aparece en un contexto dialctico y polmico. Se ha hecho posible lo que
pareca imposible: han comprendido no aquellos que parecan poder comprender - los
sabios- sino aquellos que parecan no poder comprender - los pequeos-. Se introduce en
la oracin el elemento de escndalo que se repite constantemente en los evangelios, y
que es imprescindible para acceder al Padre de Jess, y no a cualquier divinidad.
En esta oracin, aparece el Padre como el ltimo horizonte de la persona y la actividad
de Jess. Este horizonte de trascendencia -Padre- no se describe abstractamente, es un
Dios parcial hacia los pequeos, alejado de una divinidad igualmente cercana o lejana a
todos los hombres. Es un Dios con una voluntad determinada que debe buscarse y
cumplirse: "S, Padre, pues tal ha sido tu beneplcito".
Es una oracin que recoge una profunda experiencia de sentido. Ora despus de. su
actividad histrica, en medio del conflicto que la origina, consciente de la divisin que
su misin ha ocasionado. Y, en esta situacin, se dirige al Padre para darle gracias
porque algo inesperado y maravilloso se ha realizado. Es, por tanto, la expresin de un

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momento denso, de una de las experiencias fundamentales de sentido: el dar gracias, el
saberse referido a alguien a quien poder agradecer. No es, por tanto, la repeticin
mecnica de frmulas, sino la expresin de una profunda experiencia de sentido.
-Oracin del Huerto. "Suplicaba que a ser posible pasara de l aquella hora. Y deca:
'Abba, Padre'... pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que t quieras" (Mc 14,35s y
paralelos). Es el momento en el que la crisis cuestiona el sentido de la totalidad de su
vida. No es, sin ms, la muerte lo que Jess quisiera rehuir, sino la muerte que va a ser
consecuencia histrica de su vida que, por su actividad proftica desenmascarando la
injusticia y los intereses de los poderosos, provoca las reacciones de quienes quieren
darle muerte. En los evangelios, especialmente en Juan, toda la actividad de Jess se ve
jalonada con la reflexin sobre la amenaza a su vida. La oracin del Huerto recoge en
un momento denso la crisis de Jess a lo largo de su vida.
Por otra parte, es una oracin que desemboca en una accin histrica:. la decisin de ser
fiel hasta el fin a la voluntad del Padre. Aunque Jess pida que Dios haga llegar el
Reino sin que le preceda el sufrimiento, Jess consciente de su "yo", lo sacrifica en
nombre de la voluntad del Padre. Es, por tanto, un momento denso de profundo sentido,
de la relacionalidad constitutiva de Jess.
Resuena nuevamente el "Abba", la palabra con que Jess se diriga al Padre con
inusitada confianza; sigue viva su confianza, aun cuando no quisiera que su voluntad
fuera la Cruz y el abandono del Padre. En este momento de crisis ltima, a la oracin de
Jess le compete un no saber, que se hace parte del saber ms profundo del Padre.
La oracin del Huerto, es, por tanto, una oracin tpica de Jess; se hace en un contexto
histrico bien determinado, en continuidad con su vida; en ella aparece algo esencial a
la oracin, como es la bsqueda de la voluntad de Dios, y la confianza en el Padre como
aquel que incluso en estos momentos es el polo referencial de sentido.
As como antes Jess recogi en la oracin la totalidad de su vida, expresada en un
"gracias", ahora, en la crisis, la recoge en un "hgase tu voluntad".
Resumiendo a) y b) podemos decir que la oracin de Jess es la expresin de este "ms"
que va surgiendo en su propia historia. Ese "ms" va apareciendo en la bsqueda de la
voluntad de Dios, en la alegra de que llegue el Reino, en la aceptacin fiel hasta el final
de la voluntad de Dios y en la confianza incondicional hacia el Padre. Orar para Jess es
expresarse en totalidad. Esa expresin vive de la historia concreta, no es, por lo tanto,
meramente intencional. Esta oracin presupone que, aun cuando l mismo va haciendo
el sentido de su propia historia, ese sentido no puede ser pleno sin la referencia a
Alguien, que vaya totalizando lo que en la historia slo aparece como parcial. La
oracin de Jess es como es porque surge de una determinada concepcin de quin es
ese Alguien.

EL PRESUPUESTO DE LA ORACIN DE JESS. "EL DIOS DE JESS"


Jess or de una manera determinada porqu tena una determinada concepcin de
Dios. "Oracin" y "Dios" son realidades correlativas. Lo que de problema tenemos en la

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oracin no es otra cosa que la expresin de lo que de problema hay en la realidad de
Dios.

Algunas observaciones sistemticas


La oracin se diferencia del mero discurso analtico en que es un acto en que se
pretende recoger histricamente la totalidad de sentido y el sentido de la totalidad. La
oracin presupone un polo referencial de sentido que pueda ser totalizante y, por ello,
que sea radicalmente "otro" para el sujeto que ora, para que la totalidad no quede
reducida a la propia subjetividad. Y ha de ser de tal manera "otro" que en ningn
momento pueda ser adecuadamente comprensible y abarcable por el sujeto que ora. Y
debe ser tal que sea capaz de desencadenar siempre una historia dentro de la cual el
sujeto que ora pueda encontrar sentido. Dicho en el lenguaje de la tradicin: afirmamos
que este polo referencia] ha de ser trascendente y que su contenido ha de ser el amor.
Desde esta perspectiva, podemos comprender la oracin de Jess como bsqueda de la
voluntad de un Dios siempre mayor, cuyo ser mayor se muestra precisamente en la
exigencia y capacitacin para una accin histrica cuyo ncleo es amor.
Este polo referencial totalizante puede influir a dos niveles: al nivel del discurso
analtico y de las estrategias concretas y al nivel de la oracin y de la estrategia global.
(Igual que en la accin de Jess, este polo referencial influye al nivel de las tcticas
concretas: sobre el mostrarse o no en pblico, el hablar a la muchedumbre o a los
discpulos, etctera; y al nivel de las estrategias totalizantes: la decisin de subir a
Jerusaln -decisin de enfrentarse con la totalidad-, las tentaciones -que ponen en
cuestin la totalidad de su misin-, el anuncio del Reino, el mandamiento del amor,
etc.). Es sobre todo a este ltimo nivel, donde se hace importante e imprescindible la
reflexin sobre el Dios de Jess, sobre el Dios ante quien ora en los momentos densos y
totalizantes de su existencia.

Las diversas tradiciones sobre Dios que confluyen en Jess


Sin nimo de ser exhaustivos, podemos ir delineando las diversas tradiciones sobre
Dios, propias de Israel, que influyen en Jess. En primer lugar, la tradicin proftica
con su Dios de la parcialidad ante el pobre y que est contra el pecado histrico que crea
una situacin de injusticia, el Dios que busca la conversin personal, que suscita la
vocacin del profeta, exigindole todo, incluso la propia vida. El Dios del conflicto,
precisamente por su parcialidad hacia los oprimidos. La tradicin apocalptica sobre
Dios, con el nfasis en la renovacin de la realidad como obra de los ltimos tiempos,
renovacin gratuita, llevada a cabo por su poder, y a la que preceder un cataclismo
universal. La tradicin sapiencial del Dios creador - providente, que permite que en la
historia crezcan juntos justos y pecadores, el Dios bondadoso en quien se puede confiar.
La tradicin sobre el Dios. del cual slo se escucha su silencio -como en el huerto y la
cruz-, con antecedentes en algunos salmos, el Qohelet y Jeremas.
Es difcil reconciliar estas tradiciones diversas e incluso un tanto contradictorias; se ha
intentado hacerlo tericamente. Creemos ms bien que la solucin al problema de qu
nocin de Dios tena Jess tiene que basarse en la misma historia de Jess, sin

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presuponer que desde el principio hubiese tenido un nocin de Dios, sino que ms bien
su historia concreta fue sintetizando la gama de matices que sobre Dios le presentaban
las diversas tradiciones. La originalidad de Jess va a consistir en esta sntesis concreta
que l va haciendo a lo largo de su vida.

Sntesis en Jess de todas estas tradiciones: trascendencia, amor


La sntesis histrica apunta a lo ya dicho antes: Dios es un Dios siempre mayor, y su
realidad ms profunda es el amor. Esto es lo que va a explicar la oracin de Jess.
1. Trascendencia. En Jess, no aparece un concepto sistemtico de trascendencia, de
que Dios "es mayor", pero se colige de su doctrina y actitudes. En efecto, aparece la
idea de soberana, de incomprensibilidad, incluso de Dios creador... con sus correlatos
de respeto y reverencia. Pero esto no es algo tpico de Jess. Nos adentramos ms en su
visin de Dios cuando consideramos que, para Jess, Dios es gracia. Esto aparece en
numerosas parbolas: del amigo inoportuno (Lc 11,5-8), en la comparacin de Dios con
el padre que da a su hijo pan y no una piedra (cfr Mt 7,6), y, sobre todo, en la del hijo
prdigo (Lc 15,11-24), donde la trascendencia de Dios aparece como la realizacin de
algo que parece imposible, la gracia de Dios como algo absolutamente no pensado.
Tambin cuando le preguntan si los ricos pueden salvarse a lo que responde que "para
los hombres es imposible pero no para Dios; pues para Dios todo es posible" (Mc 10,
27). La realizacin de lo imposible es la expresin de la trascendencia de Dios. "Lo
imposible aparece as: no como acontecimientos supranaturales desde un mundo del
ms all con consecuencias absurdas para este mundo. Sino de esta forma: el hombre
pobre, el impo, el malo puede de nuevo, y de manera inesperada, volver a llamarse
hombre" (H. Braun).
Esta trascendencia la muestra tambin en sus discusiones con los fariseos cuando les
acusa, por ejemplo, de querer manipular a Dios a travs de sus tradiciones (Mc 7,1-17);
y ntese que se trata de tradiciones religiosas.
Por ltimo, la trascendencia de Dios es la que explica la misma historia de Jess. La
vida de Jess va pasando por diversas etapas que son diversas para su concepcin de
Dios. Y el paso de la una a la otra no se da sin la tentacin, la crisis, la ignorancia. Esa
es la forma concreta cmo Jess deja que en su vida Dios sea Dios. La realidad de un
Dios trascendente, de un Dios siempre mayor incluso que las reflexiones del propio
Jess, es lo que explica la vida de Jess, los cambios y rupturas dentro de esta misma
vida. El Dios de Jess es trascendente, misterio santo e inmanipulable. Este es el
presupuesto de su predicacin, de su actitud reverente, de sus polmicas con quienes
crean tener a Dios aprisionado en sus tradiciones, y en el fondo el presupuesto de la
trayectoria de su misma vida, siempre abierta a la voluntad soberana de Dios.
2. Amor. Si la formalidad del Dios de Jess es la de ser siempre mayor, el contenido de
su realidad es el amor. Para Jess Dios es ante todo "Abba". La ltima experiencia de
sentido no la encuentra en que Dios sea "Rey", "Seor"..., sino "Padre". El fondo ltimo
de la realidad no lo encuentra en la belleza, poder... sino en el amor. Pero ese Dios cuya
esencia es el amor no se revela como un amor abstracto e intemporal, sino como un
amor parcial, que se dirige no a los que detentan el poder -quienes suponen que Dios es

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poder- sino a los sin-poder. ("Me ha enviado a anunciar la Buena Nueva a los pobres..."
Lc 4,18).
Que la realidad de Dios es amor, es decir, un ser parcial en favor de los hombres, y que,
por tanto, va a ser el amor a los hombres la mediacin privilegiada de acceso a Dios
aparece claramente en el evangelio, sobre todo en aquellos pasajes en los que podra
parecer que el amor al hombre entra en colisin con los derechos de Dios. Segn Jess,
Dios no quiere proclamar ningn derecho para s que no fuera el amor eficaz a los
hombres. Por esto, el culto no es entendido por Jess como la esfera autnoma de Dios,
de sus derechos. Si Dios es amor, es imposible en el sentido ms radical de la palabra
que coexista un culto que no sea -a su vez manifestacin de amor; de lo contrario,
habra una estricta contradiccin entre la mediacin para llegar a Dios y la realidad de
Dios a quien se quiere llegar. Por esto no puede haber sbado que no sea para los otros.
Dios no es un ser egocntrico cuya realidad es ser para s mismo, sino que es para los
dems.
Por ltimo, aportemos el pasaje en el que se habla de los mandamientos del amor a Dios
y del amor al prjimo (Mc 12,28-34 y paralelos) y en donde resultan equiparados. La
afirmacin de "amar a Dios", cuando se hace cristianamente tiene una novedad y una
complejidad desconocidas. "Amar a Dios" es una expresin doxolgica en la que se
quiere afirmar que la ltima realidad para el hombre y la ltima experiencia de sentido
que puede realizar es la del amor. Significa que corresponder a un Dios que es amor
slo puede hacerse en la praxis del amor. Pero la complejidad surge cuando uno se
pregunta por las mediaciones histricas de esta afirmacin doxolgica. La fe cristiana
afirma que es imposible amar a Dios en directo, sin que ese amor sea mediado por un
amor histrico.
Cuando se habla de amor a Dios, entonces materialmente se est hablando de amor al
prjimo, del amor histrico y real del hombre. El que el amor al prjimo se pueda
calificar adems como amor a Dios depende de la formalidad de este amor al prjimo.
Si ste se hace realmente sin reservas ni condiciones y con la conviccin de que pase lo
que pase el que ama hasta el fin ha vivido en plenitud, entonces tiene sentido formular
esta experiencia histrica del amor al prjimo como amor a Dios.
No es que existan, por lo tanto, dos objetos distintos del amor: Dios y el prjimo. Existe
una nica experiencia de la praxis del amor, cuyo material es el amor al prjimo, y en
cuya formalidad -cuando se hace sin reservas- se da tambin la experiencia de Dios; y
por ello puede formularse como amor a Dios.
El amor al prjimo es la condicin de posibilidad de la experiencia de Dios como
trascendente, como Dios siempre mayor; es su nica mediacin histrica. En el amor,
por una parte, aparece el "ms", el exceso de realidad y sentido; por otra, la praxis del
amor es el lugar en que se experimenta la apora fundamental: quien de verdad ama es
perseguido, quien se pone en el camino del amor siente sobre s el peso del pecado.
Aceptar cristianamente la trascendencia no es una identificacin ingenua con la
exigencia de un absoluto, sino corresponder a un absoluto a pesar de su cuestionamiento
por la historia. En la frase tradicional de Pablo, significa tener esperanza contra toda
esperanza.

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Conclusin
Todas las tradiciones sobre Dios que recibe Jess quedan sintetizadas en la tradicin
"del reino de Dios". Este reino es la alteridad ltima de Jess. En cuanto "reino" apunta
al amor real e histrico, a la comunin del individuo con los dems hombres, y de stos
con el origen y futuro de ellos mismos, es decir, con Dios. En cuanto es reino "de Dios"
apunta a la ltima profundidad del reino, a la trascendencia, al Dios mayor.

LA ORACIN DEL CRISTIANO: FUNDAMENTO Y ESTRUCTURA


TEOLGICA
Fundamento
Analizando la oracin de los cristianos de la primera comunidad, tras la experiencia de
la resurreccin, vemos que su fundamento es trinitario.
En su oracin mencionan al Padre, misterio ltimo de la existencia, santo e
inmanipulable, trascendente como creador y origen de todo o como futuro absoluto.
Amor, que se expresa como redentor y reconciliador. El Padre es puesto, adems, en
relacin con la historia a partir del misterio del mal y del pecado: su sabidura se
muestra en la cruz, que es locura y escndalo.
Mencionan tambin al Hijo unignito del Padre. Eso significa que, desde Jess, el Padre
como misterio trascendente ha expresado claramente su voluntad, ha roto la simetra
abstracta de un Dios que -en cuanto poder- pudiera ser por esencia salvacin y
condenacin. Desde Jess, lo que se sabe del Padre es que es en directo salvacin y no
condenacin. Y, por otra parte, al mencionar al Hijo mencionan que ha aparecido en la
historia el modo correcto de corresponder y as acceder al misterio del Padre; que en
este Hijo ha aparecido el camino de acceso al Padre.
Mencionan al Espritu para afirmar que el misterio de Dios no slo ha aparecido en la
historia de Jess, sino que se ha hecho interior al hombre y a la comunidad de hombres.
Significa que la novedad de vida no es algo propuesto slo ejemplarmente en Jess
como el Hijo, ni una posibilidad pensada o una nueva manera de comprender la
naturaleza, la historia y el hombre, sino que es un cambio real en la vida. Significa que
el hombre se hace deiforme al hacerse hijo en el Hijo. Ms generalmente, significa que
Dios se ha introducido en la historia y que la historia est asumida en Dios.
Esta realidad trinitaria explica la oracin del cristiano en el NT. La oracin cristiana
comienza con la fundamental afirmacin de mantener el misterio de Dios y por ello el
"no saber cmo conviene orar" (Rm 8, 26). El lugar de la oracin cristiana es la historia
y su insercin en ella, la solidaridad y la no evasin de la misma a pesar de los
sufrimientos, la vanidad de la creacin, nuestra flaqueza... (Rm 8, 18.20.22). Dentro de
la historia, la oracin se hace en el Espritu que nos capacita para decir " Abba! " y para
seguir "gimiendo", buscando la voluntad del Padre (Rm 8, 15.26). Lo que Pablo est
intentando decir es que la oracin del cristiano se hace, en primer lugar, a partir de la
vida real, entre la miseria de la historia y en solidaridad con ella, sin tratar de superar la
historia concreta buscando algn otro lugar para la oracin aparentemente ms
tranquilo, pero realmente menos propicio y aun imposible para la oracin cristiana.. Lo

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primero que hace el Espritu es que esta vida sea cristiana. Y desde esa vida cristiana la
oracin se hace trinitariamente. Se ora al padre, misterio trascendente, pero a quien se
puede llamar Padre. Como Jess, usando su misma expresin "abba", e introducidos en
la historia como l, solidariamente con ella, dirigindose al Padre con la misma
confianza y los mismos gemidos. Se ora en el Espritu, es decir, dentro de una vida real
cristiana, la vida en el Espritu de Jess.

Estructura
En toda oracin, para que sea cristiana, y no meramente oracin en el sentido de las
religiones, no ha de faltar ninguno de los siguientes elementos:
a) Or la palabra de Dios. En este or est implicado que el misterio de Dios es personal
y tiene una voluntad salvfica y liberadora. Las mediaciones de este or son, de una
parte, la vida de Jess consignada en la Escritura y acumulada en la tradicin; y, de otra
parte, la palabra de Dios que se manifiesta en la situacin histrica concreta en todas sus
dimensiones personales, sociales, polticas y eclesiales.
b) Hacer lo que se ha escuchado. Ms all de la problemtica nominalista de si el
"hacer" es ya oracin, lo que queremos afirmar es que corresponde a la estructura global
de la oracin cristiana.
c) Palabra de accin de gracias o de peticin de perdn. Este es el momento de
pronunciar el "abba", o bien a la manera de Jess, dando gracias, o bien a la manera del
hijo prdigo, pidiendo perdn.
La cronologa de estos tres pasos puede ser ms compleja: el or puede acaecer en lo que
descriptivament se llama accin; la accin puede ser aquello que nos capacita para or,
etctera.
El or es la traduccin antropolgica del ser mayor de Dios, la necesidad de
discernimiento de la voluntad de Dios, que por ser un Dios que supera absolutamente
todo, no puede ser adecuadamente captado a travs de la naturaleza, de la inercia de la
historia, de las tradiciones de los hombres y ni siquiera de las prescripciones eclesiales.
Todo esto sern elementos del discernimiento, pero no su solucin. El hacer es la
condicin de posibilidad y la verificacin de que la actitud de quien ora es cristiana. Es
en el hacer y no meramente en la interioridad de la oracin donde se van concretando
las actitudes del cristiano que posibilitan que la interioridad expresada en la oracin
corresponda a la objetividad de la exigencia cristiana. La palabra de respuesta es la
expresin doxolgica de corresponder, de ser afn a la realidad que llamamos Dios. Dar
gracias o pedir perdn son expresin de la afinidad experimentada con Dios, como
misterio ltimo, o la expresin de su ausencia.

Oracin y accin por la justicia


Se trata de hallar la correcta relacin accin - oracin superando una cierta tendencia al
"ex opere operate" atribuido por unos a la oracin y por otros a la accin. De hecho la
absolutizacin de la oracin ha alienado, como la absolutizacin de la accin no resulta

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algo infrecuente hoy. Vamos a presentar dos modelos tericos de relacin
accin/contemplacin y los vamos a analizar y criticar tericamente, sin desconocer que
la riqueza de sus realizaciones escapa a nuestra esquematizacin.

Modelo "contemplata aliis tradere"


Nos parece inadecuado. Presupone que oracin y contemplacin son dimensiones
adecuadamente separadas y separables. El "tradere" implica la entrega de un realidad
constituida en la oracin a un destinatario que no ha influido en su constitucin.
Adems, se da una supremaca cronolgica, y quiz tambin real, a la contemplacin.
Desde la filosofa y las ciencias sociales hemos de afirmar que la teora -en este caso lo
contemplado- no se puede constituir como tal sin mediar la praxis que ha de condicionar
la teora. Desde la teologa, hemos de afirmar que slo se puede contemplar desde la
praxis del amor; el acceso a Dios est mediado por el amor a los hermanos y,
concretamente, los oprimidos, en el hacerse de la historia. Los "aliis" no pueden ser
considerados como puros destinatarios, sino tambin como aquellos en cuyo contacto se
constituye el contenido -o por lo menos parte fundamental de l de lo contemplado. Por
lo que toca a la accin misma, resumida en el "tradere" , hay que preguntarse si es una
entrega que anuncia meramente aquello que se ha contemplado, o si anunciando trata de
hacer lo que se ha contemplado. Se trata de ver qu tipo de accin va a ser el elemento
indispensable para que la oracin sea cristiana: si el mero anuncio de la salvacin, o el
anunciarla a travs de una accin histrica que la haga ya de alguna manera presente.

Modelo "contemplativus in actione"


Es el modelo que consideramos vlido con la salvedad que propondremos. Supone,
filosficamente, que el sujeto se va constituyendo en su interioridad de sujeto en un
hacer externo a esta interioridad. La contemplacin es entonces una dimensin dentro
de un proceso ms global de hacer y de hacerse sujeto, y cuya necesidad aparece para
que el hacer y el hacerse sea realmente del sujeto, y no un mero hacer y hacerse
mecnicos. Supone, desde el punto de vista bblico, que la revelacin de Dios, es decir
aquello que va a ser contemplado, sucede en la historia y en el hacer la historia. En la
Escritura, hay numerosos paralelos a esta afirmacin fundamental: conocer a Dios es
hacer la justicia, la verdad se hace en la caridad, conoce a Dios quien ama al hermano.
Por ltimo, este modelo no hace tanto hincapi en la cronologa de la relacin
oracin/accin; no analiza si el primer momento es descriptivamente un inicio de
oracin o un inicio de contemplacin. Su inters reside ms en el mismo proceso de la
relacin entre ambos y su dialctica.
Pero, y esta es la salvedad que anuncibamos, "contemplativo" no en cualquier accin,
sino "en la accin por la justicia". La accin que posibilita la contemplacin del Dios de
Jess y la contemplacin de la historia desde este Dios es, precisamente, el seguimiento
de Jess en aquello que le sea nuclear. Y si este ncleo no estuviera presente no se
podra suplir a base de "purificar la intencin" en otras acciones, aun neutralmente
buenas.
En principio, se debe decir que el ncleo de la accin cristiana es el amor. En la
situacin actual del Tercer Mundo no cabe duda de que esta concrecin primordial del

JON SOBRINO
amor es la promocin y lucha por la justicia en favor de las grandes masas oprimidas.
Es a partir de la relacin con este "otro" mayoritario y oprimido donde se da la categora
teolgica de "otro". Analizando un poco ms la "accin por la justicia" como el lugar de
la contemplacin cristiana hay que notar, en primer lugar, que es en el contacto y
orientacin hacia las masas oprimidas donde se encuentra privilegiadamente el "no"
incondicional y radical que Dios pronuncia sobre el mundo del pecado. La experiencia
de este "no" es necesaria e imprescindible para que exista una contemplacin del Dios
de Jess y de la historia segn Dios.
En segundo lugar, es normalmente en esta accin donde ms se le exige al hombre: sus
cualidades, su tiempo, su seguridad e incluso su vida; y es en ella donde el elemento de
gratificacin puede estar ms ausente que en otras expresiones del amor.
En tercer lugar, es en la lucha por la justicia donde normalmente surge con ms agudeza
la apora cristiana y el elemento del "contra" de la fe, la esperanza y el amor. Mantener
esta apora en la vida real es una de las condiciones para la experiencia del Dios de
Jess, y por tanto de la oracin. Y por tanto se convierte en el lugar privilegiado para la
conversin de la persona y del grupo. Es una gran verdad evanglica que el pobre es el
que tiene capacidad de convertir a los dems. Toda otra conversin que no pase por el
pobre, y operativamente por una vida de hacerle justicia, es ilusoria; se podr quedar al
nivel del cambio de la autocomprensin de la propia persona, pero difcilmente llegar
al cambio que debe operarse en la conversin cristiana: el cambio de poseer la vida a
entregarla.
Por esto "el camino hacia la fe y hacia la justicia son inseparables", y la accin por la
justicia nos parece el lugar privilegiado para la contemplacin, pues concretiza el lugar
en el cual la contemplacin pueda ser contemplacin del Dios cristiano, y de esta
manera el lugar de contemplar tambin la realidad del mundo y de la historia a la luz de
Dios.
Quiz para terminar habramos de mencionar algunos criterios que a posteriori puedan
confirmar si existe verdadera contemplacin o slo accin mecnica por la justicia.
Podran ser: La experiencia de gratuidad de la accin que se lleva a trmino basada en
que "Dios nos ha amado primero". La conversin permanente del "propio" pecado, la
necesidad constante de negar la propia voluntad de poder, la adquisicin de las
disposiciones y virtudes enumeradas en el Sermn de la Montaa. Las nuevas acciones
por la justicia que desencadena la contemplacin del Dios siempre mayor, que ningn
cauce de praxis de la justicia podr agotar. Y finalmente, que la contemplacin exista y
sea descriptiblemente verificable en lugares, tiempos y formas concretas, no slo porque
esto es una condicin exigida normalmente por la psicologa humana, sino tambin
porque esto es ya una expresin de que se quiere realmente or la Palabra y que se
quiere referir realmente lo hecho en la accin por la justicia al Padre de Jess, a la
fuente de ese primer amor.
ORACIN PERSONAL Y COMUNITARIA
En la historia de la Iglesia, ha privado hasta pocas muy recientes la oracin individual.
En la historia de la Iglesia reciente, ha tomado mucho empuje la oracin comunitaria, la
cual indudablemente tiene su fuente en la eclesialidad de la fe. La oracin comunitaria
no es meramente la que se hace colectivamente por la reunin fsica de varias personas,

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sino que es aquella en que se comparten comunitariamente los tres pasos de la estructura
de la oracin que hemos comentado.
Para comprender la oracin comunitaria hay que tener en cuenta dos cosas: a) Que Dios
tambin es mayor que el propio sujeto y que, por tanto, la subjetividad individual no
puede agotar la experiencia de Dios, y que se ha de estar abierto a la manifestacin de
Dios a travs de los otros. b) Que los cristianos no se salvan individualmente. Las
afirmaciones tradicionales sobre la comunin de los santos y la intercesin encierran
una profunda intuicin: a Dios se accede como pueblo. Recurdese, por ejemplo, como
en el bautismo la renovacin de la vida individual se hace dentro e incorporndose a una
comunidad, a la Iglesia. E histricamente es una constatacin cotidiana que, cuando
existe una profunda conversin individual, se busca como lugar de la nueva vida, o una
orden religiosa o una comunidad de base. La fe del individuo va acompaada de su
insercin en la comunidad.
Y analizando los tres pasos de la estructura de la oracin veremos su dimensin
comunitaria. Or comunitariamente, adems de ser ya expresin de la disponibilidad del
individuo a evitar autoengaos, es tambin el modo histrico de acertar mejor con esta
voluntad. Tanto por lo que toca a la voluntad de un Dios mayor que la propia
subjetividad, como por lo que toca a la complejidad del mundo histrico sobre el cual se
quiere discernir la voluntad de Dios. La comunidad es tambin el lugar donde se
encuentra la suficiente imaginacin y nimos para que la praxis del amor sea lucha por
la justicia en un mundo conflictivo; si el proceso total de la oracin necesita testigos de
la fe, necesita tambin testigos de la justicia. Por otro lado, el grupo comunitario es el
lugar donde se hace la experiencia de saberse amados por Dios y por Jess, cuya figura
nos viene mediada por la actuacin de personas reales y contemporneas. Por lo que
toca a la palabra doxolgica de accin de gracias o de peticin de perdn, se ha de
afirmar que le pertenece tambin el que sea comunitaria, precisamente porque es
palabra doxolgica de sentido. "Sentido" e "individualidad exclusiva" parece que se
excluyen. "Sentido" que no se comparte carece de sentido.

Notas:
1
Nosotros sintetizamos todava ms, aun con el evidente peligro de que resulte una
pobre esquematizacin. (N. de la R.).
Condens: FRANCESC RIERA I FIGUERAS

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