En Defensa Del Graffiti
En Defensa Del Graffiti
En Defensa Del Graffiti
pretensiones del supuesto soberano el pueblo claro est, sino de empresarios, de las
lites, de los sectores privilegiados. Es decir, de quienes se hallan, circunstancial aunque
prolongadamente, en situaciones de poder. Me refiero, lgicamente, al corrompido
sistema democrtico representativo, al arquetipo de la ausencia del pueblo en la poltica,
para evitar una reflexin y accin real contra el sistema de desigualdad.
Qu he dicho hasta este punto? Capitalismo y Estado, respondiendo a su lgica natural
y correspondida, llevan a cabo una estrategia colosal de uso del espacio pblico, a partir
de la imagen grotesca y antiesttica, o vanidosamente engaosa, para imponer sin reparo
alguno, mensajes de alienacin y perpetuacin del sistema de dominacin, de opresin y
de desigualdad. En esta movida siniestra, tiene lugar una colaboracin reciproca y casi
coreografiada entre el capital privado y los recursos pblicos. Esto es, todos los recursos
que de alguna y u otra forma le son enajenados a las masas, son utilizados en detrimento
de las mismas. Para mantener las mentes aletargadas, las aspiraciones subordinadas a las
necesidades del sistema, los deseos e ideales completamente enajenados e idiotizados.
El progreso o desarrollo capitalista se manifiesta, entre otras cosas, a travs del uso de la
imagen en espacios pblicos, para secuestrar las mentes de las individualidades. Esta
debe ser, sin lugar a dudas, la cspide de la decadencia de la humanidad. El
empobrecimiento absoluto de las voluntades, de las mentes, de la misma esttica
funcionalizada para dominar.
En contrapartida, existen vivencias sensibles, autogestionarias y resistentes. Que llevan
a cabo una lucha desigual contra el sistema putrefacto y decadente descrito, a partir de
dos ejemplos, en los prrafos anteriores. Es una lucha desde distintos mbitos. La
formacin de identidades colectivas urbanas, que no son otra cosa que estrategias
sociales para hacer frente a la enajenacin absoluta a la que conduce el sistema, es una
de estas vivencias. Sensibles porque para manifestarse, para compartir su mensaje de
resistencia, optan por el recurso artstico. Expresiones que no dejan de ser innovadoras.
No por su reciente aparicin, sino porque continan incomodando a los defensores
retrogrados de la esttica convencional o clsica. No es una cuestin de indecencia sin
sentido, o de subdesarrollo mental que conlleva a ensuciar las calles. En este caso me
refiero al graffiti, que recientemente ha sido objeto de ataques sin sentido ni reflexin.
Se trata de una estrategia, entre muchas otras, de recuperar el espacio compartido, que
no por ser pblico es propiedad del Estado o de las empresas. La cualidad de esta
manifestacin artstica es que comparte un mensaje, una vivencia individual o colectiva,
una idea desprendida y desinteresada. El uso de la imagen, con vocacin artstica,
contrarresta potencialmente el discurso dominante y alienante que describ lneas atrs.
Y, esta estrategia de lucha es llevada a cabo desde el anonimato, la clandestinidad y la
constante amenaza de la represin. Represin fsica que es llevada a cabo por entidades
creadas, justamente, para defender el discurso dominante frente a toda iniciativa de
proponer otro mensaje, otra vivencia Es decir, alternativas.
Pero, todo esto no puede comprenderse si no se ha comprendido en primera instancia
qu es el graffiti. A ms de ser imagen y/o letras estilizadas, o mensaje directo en las
paredes, se trata de un movimiento que aparece desde finales del siglo XIX. Es una
estrategia de uso del espacio pblico para compartir un mensaje estilizado e innovador
en trminos estticos. Aunque es uno de sus elementos ms recurrentes, el graffiti no se
limita al tag (firma con caracteres estilizados), sino que comprende diversas expresiones
y estilos. Entre stos, por ejemplo, se halla el stencil que al igual que los dems, en
muchas metropolis de avanzada sobre las que les gusta referirse a los enamorados de
todo lo que es extranjero y desarrollado, es considerado como una tcnica artstica
ms. No bastara un simple texto de rplica como ste, para poder describir todo lo que
comprende el graffiti. Aunque si corresponde resaltar su funcin como dispositivo de
expresin libre, de apropiacin del espacio pblico para compartir un mensaje,
cualquiera sea ste, que en ltima instancia contraviene a las estrategias del sistema para
imponer y sostener idearios siniestros y decadentes.
En ese marco, resulta preocupante que para los crticos del graffiti, defensores de la
moral y las buenas costumbres, de la esttica convencional, les incomode tanto una
manifestacin urbana como el grafftiti, y no as todos los dems mensajes impuestos por
el poder lato sensu, que alienan y violentan silenciosamente a sus familiares, amigxs
e hijxs. Es ms, alguno de estos crticos sale en defensa de la libertad de expresin
pasiva y alienada: el conformismo del ciberactivismo: Juventudes pasivas que piensan
ganar su redencin como seres humanos, por el simple hecho de manifestar su
inconformidad o indignacin frente a alguna situacin, desde la pantalla y el teclado de
un ordenador. En ese marco, la problemtica, que resulta del lxico utilizado por estos
crticos, es aun ms preocupante: Qu entienden estos sujetos por decadencia? O peor
an Qu es para ellos el progreso, el desarrollo? Intelectuales con capacidad de
difusin de sus ideas que, en un sentido gramsciano o foucaultiano o deleuziano o
althusseriano demuestran su absoluta funcionalidad al sistema de opresin y
desigualdad, y su total ausencia de crtica.