La Evocatriz - Guillem Clúa - Por Miedo
La Evocatriz - Guillem Clúa - Por Miedo
La Evocatriz - Guillem Clúa - Por Miedo
DE GUILLEM CLUA
Noche. Una habitacin con una cama, un mueble bar y una silla donde est sentada
una Mujer, que fuma un cigarro. El Hombre, vestido con traje y corbata, est de pie
frente a ella y mientras habla se va moviendo arriba y abajo. Ella habla en un tono
seductor, despreocupado y misterioso.
HOMBRE: (Sealando la silla) Usted se encuentra aqu.
MUJER: S.
HOMBRE: Y yo aqu.
MUJER: Ah.
HOMBRE: No debera ser al revs?
MUJER: Por que?
HOMBRE: No lo s... Es usted quien...
MUJER: Parece todo un experto en eso.
HOMBRE: No, no, si es la primera vez.
MUJER: Que tierno.
HOMBRE: No se ra. Para mi no ha sido fcil.
MUJER: S, s, claro.
HOMBRE: No me cree.
MUJER: El que?
HOMBRE: Que sea la primera vez.
MUJER: A mi eso me da igual.
HOMBRE: Pensaba que lo tendra en cuenta.
MUJER: Lo que cuenta son los resultados.
MUJER: A que se dedica? (Sin esperar respuesta) No me lo diga. Es vendedor. O
agente de bolsa. O alguna otra cosa de estas que se requiere alta dosis de testosterona.
Me equivoco?
Pausa larga.
HOMBRE: Ayer enterr a mis padres.
MUJER: (Riendo) Usted? Personalmente?
El hombre le lanza una mirada fulminante.
MUJER: Las campanas. Son de una iglesia que est a un par de quilmetros, pero se
escuchan muy claras.
HOMBRE: S.
MUJER: No le hacen pensar en nada?
HOMBRE: Que son las ocho y media, que he llegado a nuestra cita con un poco de
antelacin. Que pretende decirme, que despus va a descontarme el tiempo?
MUJER: Ya se la hora que es. Y no me interesa. Lo nico que le peda era un sencillo
ejercicio de evocacin. Qu le hace pensar el lejano sonido de unas campanas en
medio de la noche?
HOMBRE: Evocacin.
MUJER: Exacto.
HOMBRE: Campanas... No lo s. Las campanadas dicen la hora.
MUJER: Y nada ms?
HOMBRE: No se me ocurre nada, no lo s.
MUJER: Hay lugares en que todo un pueblo se le ponen los pelos chinitos dependiendo
de cmo suenen unas campanas. Gracias a ellas saben si tienen que correr para apagar
un fuego, o llorar por la muerte de algn vecino, o alegrarse por la boda de algn otro.
Tambin le pueden sugerir soledad. Estamos muy alejados de la ciudad. No hay nadie
ms por los alrededores. Solos usted y yo. O nostalgia, o tristeza
HOMBRE: Todo eso por unas campanas?
MUJER: Evocacin. De eso se trata. De evocar.
HOMBRE: Mire. No se por que me explica todo eso. Yo he venido hasta aqu por un
motivo concreto. Concretsimo. Y tengo la sensacin que estamos perdiendo el tiempo.
MUJER: Djeme hacer mi trabajo.
HOMBRE: Djeme hacer, djeme hacer! Ni que eso fuera una consulta psiquitrica!
MUJER: En el fondo, se parece.
HOMBRE: No creo que usted pueda ayudarme.
MUJER: No lo cree.
HOMBRE: No, no lo creo. (La mujer se levanta y mientras habla se sirve una copa).
MUJER: Hagamos una cosa. Le demostrar que puedo. Saldr de aqu con lo que ha
venido a buscar. Pero antes tendr que confiar en mi. Seguro que no quiere toma nada?
HOMBRE: Ya le dije que no.
MUJER: Hagamos un juego. Un juego que le ayudar. Un juego en el que solo
podemos decir la verdad. Que le parece?
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HOMBRE: Yo que s.
MUJER: Yo empiezo diciendo la primera verdad, y a cambio, usted tendr que hacer lo
que yo le pida. Despus lo haremos al revs.
Al hombre se le escapa una sonrisa.
MUJER: Ahora es usted quien se re de mi.
HOMBRE: No es eso. Es que aqu, con usted en la cama dicindome todo esto no
s parece otra cosa
MUJER: Primera verdad. No s llorar. No he llorado nunca. (Pausa) Por que me mira
as?
HOMBRE: No la creo.
MUJER: No, por supuesto. Como que soy una mujer...
HOMBRE: No es eso.
MUJER: S, s, no le de pena lo que piense. Todos tenemos ideas estpidas. Como que
soy una mujer se supone que debo ser sensible y emocionarme cuando voy al cine a ver
un melodrama. Es eso? (Pausa)
MUJER: Primera verdad. No he llorado nunca. Que piensa de mi?
HOMBRE: No lo s.
MUJER: Le doy lstima.
HOMBRE: No lo s.
MUJER: Asco, quizs? O no... Compasin?
HOMBRE: No lo s. No lo s! Escuche, yo no he venido aqu para...
MUJER: Enseme usted.
HOMBRE: Que?
MUJER: A llorar.
HOMBRE: Est loca?
MUJER: Ha dicho que quera jugar.
HOMBRE: S, pero...
MUJER: Le puedo pedir cualquier cosa. Enseme a llorar.
HOMBRE: No me puede pedir eso.
MUJER: No veo el por que no.
HOMBRE: Sabe perfectamente el por que. No se haga usted la inocente.
MUJER: Confe en mi.
HOMBRE: Las reglas... las reglas del juego dicen que si digo la verdad, le puedo pedir
lo que quiera. Deje de apuntarme.
MUJER: Que inocente es. Las reglas siempre cambian cuando alguien tiene una
pistola. No lo saba? En todos los sitios ocurre lo mismo.
HOMBRE: No puede hacer eso.
MUJER: Nadie sabe dnde est. Estamos solos. No hay vecinos. Nadie nos est
escuchando. Estamos aislados, en otro mundo. Y en este mundo yo mando y usted
obedece.
HOMBRE: Que quiere de mi?
MUJER: An no lo s. La noche es joven. No s si matarlo ahora o esperar a que sufra
un poco ms. (Pausa) Si, si. Me ha odo bien. Matarlo. Haga lo que haga no saldr de
aqu con vida.
HOMBRE: No puede ser.
MUJER: Si puede ser. Mire si es posible que hasta ahora nunca me han agarrado. Ser
que nadie extraa a los desgraciados como usted que responden a mi anuncio. No le
ensearon sus padres a desconfiar de los desconocidos? Ays, perdn. No me acordaba
que los enterr ayer. Que desconsiderada soy.
HOMBRE: Djeme ir, por favor. Tengo mujer y mis hijos. No podrn vivir sin mi.
MUJER: Oh... que tierno. Quiere hacerme llorar otra vez? Ya le dije que no s. Y no
creo que nada de su pattica vida me haga cambiar de opinin.
HOMBRE: Solo quiero irme.. No dir nada a la polica.
MUJER: Claro que no. Ni lo dude. Puede estar seguro de ello.
HOMBRE: Por favor. Har lo que quiera. Por favor.
MUJER: No suporto que un hombre se rebaje de esta forma. (Se dirige al mueble bar y
se sirve otra copa).
MUJER: Y ahora dgame. Qu siente al saber que solo le quedan unos minutos de
vida?
HOMBRE: Que?
MUJER: Que le pasa por la cabeza? Tiene alguna experiencia mstica? No lo s. De
repente cree en Dios? Explquemelo
HOMBRE: Por que me hace esto?
MUJER: Slo le estoy pidiendo un sencillo ejercicio de evocacin. No sea tan aburrido.
Quizs una copa le ayudar.
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El hombre se incorpora poco a poco, sin dejar de llorar y tocndose las lgrimas,
como si no estuviese acostumbrado a verlas. La mujer ordena un poco la habitacin.
Sigue hablando en un tono fro y distante.
MUJER: No se seque los ojos. Ya puede ir a su casa con la mirada bien alta y bien
hmeda.
HOMBRE: (An sollozando) Y usted?
MUJER: Yo qu?.
HOMBRE: Es verdad que usted tampoco...?
MUJER: (Interrumpindole) Qu importa eso?
El hombre saca unos billetes de su cartera, paga a la mujer y sale. Mientras ella
cuenta el dinero, oscuro.
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BREVE SEMBLANZA
Un hombre decide asistir a una terapia () en una casa alejada de la ciudad con una
mujer que no conoce. A medida que transcurre la charla, el hombre se da cuenta que se
ha topado con una posible psicpata asesina.
INFORMACIN DE CONTACTO
Jordi Vall gendre
Celular: 33 14790645
Email: jvallge@yahoo.es
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