Read, H. - Imagen e Idea
Read, H. - Imagen e Idea
Read, H. - Imagen e Idea
por
HERBERT READ
1955
1957
1965
1972
1975
Traduccin de
HORACIO FLORES SNCHEZ
Ttulo Original
!con and Idea: The Function of Art in the Development
of Human Conscousness
1955 Harvard Uni,ersity Press
PREFACIO
Quiz deba empezar por pedir, disculpas al lector, ya que presento una teora hasta cierto punto
revolucionaria en una forma que puede parecerle rutinaria. El libro fue concebido corno una
serie de siete conferencias, y esto impuso breve. dad a la exposicin y un estilo directo. Cuando, en 19 53, se me invit a dar las conferencias
Charles Eliot Norton en la Universidad de I-Iarvard, escog este tema porque era lo que ms me
preocupaba en ese momento, y porque deseaba
probar su viabilidad ante un pblico inteligente.
El. generoso recibimiento que encontr en esa,
ocasin me anima a ofrecerlo ahora, por incompleto que parezca, a un pblico ms amplio.
No pretendo ser el iniciador de la teora que
aqu expongo. Como sealo en el primer captulo, el embrin se encuentra latente en las olvidadas obras de Conrad Fiedler, y es tambin
una consecuencia evidente (aunque no 'autorizada) de la filosofa de las fonnas simblicas de
Cassirer. ste mantena que toda funcin autntica .del espritu humano encarna una fuerza
formativa, original. El arte, el mito, la religin,
el conocimiento, "todos viven en mundos especiales de imgenes, que no slo reflejan lo empricamente dado, sino que ms bien lo producen de
acuerdo con un principio independiente". Para
Cassirer cada una de estas funciones del espritu
humano crea sus propias formas simblicas y estas
7
8.
PREFACIO
PREFACIO
PREFACIO
pitaldad de la Lowell House, que debo agradecer al doctor y a la seora Eliot Perkins. Mi
consejero inmediato fue el profesor Frederick
Decknatel, Jefe del Departamento de Bellas Artes, y soy su deudor, lo mismo que del. seor
John Coolidge, Director del Fogg Museum of
Art, por sus continuas atenciones durante mi
permanencia de ocho meses. Quisiera tambin
dar las gracias a las seoritas Ward y Lucas y al
resto del personal de la Biblioteca del Fogg Museum, por su amabilidad y ayuda en la preparacin de las conferencias.
HERBERT READ
Agosto de 19 54
l. LA IMAGEN VITAL
Aquel que cre este buey salvaje
debe crear ahora su semejtnza; para
UJ. impetuosidad de su corazn dar un igual,
que luchen juntos y que Urk descanse.
EPOPEYA DE~ GILGAMESH
12
LA IMAGEN VITAL
slo trata de llevar el mundo visible a su conciencia, sino que, adems, se ve obligado a tratar
de hacerlo forzado por su propia naturaleza. Esta
actividad, aade Fiedler, no es fortuita, sino necesaria; sus productos no son secundarios o superfluos, sino absolutamente esenciales si el espritu humano no quiere atrofnse. 2
Algo parecido a esta teora haba existido en
la filosofa alemana mucho tiempo antes de la
poca de Fiedler. Encontramos indicios de ella
en Schelling, en Schiller y en Goethe, y sobre
todo en el poeta Holderlin. En l hallamos la
idea de que la funcin del poeta es la trasmuta. cin del mundo en palabras. La poesa es un
tomar posesin de la realidad, un primer deli11eamiento de las fronteras de la realidad en nuestro entendimiento. En nuestra poca Martn
Heidegger ha recogido esta idea de Holderlin:
la "Poesa -dice- es la fundacin del ser por la
palabra de la boca ... la Poesa es dar nombres
fundadores del ser y de la esencia de las cosas ...
y no es un decir cualquiera, sino precisamente
aquel que por primigenia manera saca a luz pblica (esto es, a la conciencia) todo aquello de lo
que despus, en el lenguaje diario, hablamos nosotros con redichas y manoseadas palabras." 3
Tal es la hiptesis que me propongo desarrollar en este libro en relacin con las artes plsticas, esperando poder demostrar histricamente
que las artes han sido los medios por los cuales el
hombre ha podido comprender paso a paso la naturaleza de las cosas. El arte nunca ha sido un
13
intento de aprehender la realidad como un todo
-eso est ms all de nuestra capacidad hmya. na-; no ha sido siquiera un esfuerzo por representar la totalidad de las aparien.cias, sino que rris
bien ha sido el reconocimiento 'fragmentario y l
fijacin paciente de lo significativo en la expe, riencia humana. La actividad artstica podra por
lo tanto describirse como una cristalizacin, a
partir del reino amorfo del sentimiento, de .formas significativas o simblicas. Sobre la base de
esta actividad se hace posible un "discurso simblico", y surgen la religin, la filosofa y la ciencia como modos del pensamiento.
Es sta una afirmacin realmente atrevida, ya
que otorga al arte el primer lugar y la funcin
primaria en la evolucin de todas. las facultades
superiores que constituyen la cultura humana.
Mi esfuerzo por fundamentar tal afirmacin se
extender travs de toda la historia del arte, y
de cuando en cuand.o ser necesario buscar la brjula filosfica. Si logro establecer esta idea, no
solamente habremos reinterpretado el pasado,
sino tambin habremos profundizado en los cimientos necesarios de nuestra propia cultura.
Slo incidentalmente, y a medida que sirva a
mi propsito inmediato, tratar de vez en cuando
de presentar una justificacin psicolgica de esta
hiptesis. Yo creo que crsta justificacin se encuentra inmediatamente a mano en la Gestaltps-ychologie, por ejemplo, y muy especialmente en
la "epistemologa gentica" de un psiclogo experimental como Jean Piaget. 4 Algunas de mis
LA IMAGEN VITAL
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LA IMAGEN VITAL
ideas, como he dicho ya en el prefacio, han sido
expresadas con mcha mayor autoridad por Ernst
Cassirer,5 y R. G. CQllngwood, uno de los pocos
filsofos contemporneos que estudian con seriedad los problemas del arte, me ha brindado alguna orientacin esencial. Finalmente debo mencionar la, para m, inagotable fuente de inspiracin que es la nica metafsica que se basa en la
ciencia biolgica, la metafsica de Henri Bergson. Me refiero en particular a su definicin
de trminos tan necesarios como conciencia e
intuicin.
As pertrechado me propongo describir las
etapas ms decisivas en la aprehensin esttica
que el hombre ha logrado de la realidad. Estas
etapas corresponden a pocas cronolgicas, aunque no necesariamente consecutivas, de la historia del arte, principiando en la prehistoria y
terminando en nuestra poca. Estas etapas significan conquistas sucesivas que la conciencia humana ha alcanzado- sobre modalidades definidas
de existencia: las esferas animal, humana, intelectual, numinosa, trascendental, real y supra-real
del ser o de la experiencia: No pretendo que estas
siete esferas agoten toda la realidad presente a
nuestra conciencia; ya que sta, al desarrollarse, se
extiende como un rbol en mil direcciones. Aun
en el terreno de las ;1rtes plsticas mi investigacin no tocar muchas variedades formales y estilos histricos. Pero si podemos indicar una correspondencia entre las principales pocas del arte
y una ampliacin de nuestra conciencia acerca
LA IMAGEN VITAL
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LA IMAGEN VITAL
acfo especficamente esttico es el tomar posesin de un segmento descubierto de lo real, establecer sus dimensiones y definir su forma. La
realidad es, pues, aquello que de este modo articulamos, y lo que articulamos slo puede comunicarse por su forma esttica.
. 17
instituciones humanas, es tremendo. Podemos
buscar el pasado, como lo ha hecho Gertrude
Rachel Levy,6 desde las p~cticas religiosas y las
costumbres sociales conocidas, par~ reconstruir, a
partir de una cuidadosa observacin de Ja evidencia fragmentaria, el amanecer de una conciencia
especficamente humana, una conciencia todava ilgica, sin nocin de causalidad, pero que
ya capta 1a sincronicidad, es decir, que es ya
capaz de establecer una conexin mental entre
1os hechos que ocurren en lugares separados. El
establecimiento de una conexin, por frracional
e ilgica que pueda ser, para nuestro sentido de
razn y lgica, fue el primer paso en la civilizacin, la base de la primera economa mgica. Pero
slo pudo establecerse una conexin -es decir, slo pudo hacerse visible, captarse y representarse perceptivamente- por medio de un signo, esto es, por medio de una imagen que puede
separarse de la percepcin inmediata y conseivarse en la memoria. El signo surgi para establecer
la sincronicidad, con el.oculto deseo de hacer que
un hecho correspondiera a otro.
Las principales . preocupaciones del hombre
prehistrico, las mismas de toda la historia, eran_
econmicas. Asegurarse el alimento suficiente
para mantener la vida, tal debe haber sido la pri, mera preocupacin de las hordas nmadas e,onstitudas por el hombre paleoltico. Los drsticos
cambios climticos que obligaron a estas hordas
a la bsqueda de regiones habitables deben haber
hecho aumentar gradualmente esta preocupacin
LA IMAGEN ViTAL
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LA IMAGEN VITAL
hasta alcanzar una intensidad de la que no tenemos idea actualmente. Pero de esa intensidad
naci la magia, que, fue el primer intento para
escapar de la causalidad directa e influir sobre
los hechos desde lejos, secretamente. La recoleccin de frutos, la caza de animales .comestibles,
a esto nos referimos al hablar de causalidad directa. Pero el aseguramiento del xito en la cata,
y despus el aseguramiento de la fertilidad del
suelo gracias a la lluvia, fueron esfuerzos que exigieron la concordancia de los deseos y el acto
mismo. El deseo se expresaba en forma de rito,
y el ritual, corno Jane Harrison y otros han reconocido desde_ hace tiempo, es inseparable de las
primeras manifestaciones del arte.
En un libro anterior 7 ataqu el punto de
vista demasiado simplista que afirma que el arte
fue originalmente un producto derivado del ritual; ya que sera igualmente lgico considerar
el ritual como un sub-producto del arte. Ninguna
facultad humana aparece aisladamente: el arte
surge, en el hombre primitivo y en el nio, de los
garrapatos y del reconocimiento accidental de sig-
nos significativos. Pero no surgira, y ste es el
punto, a 1nenos que hubiera algn propsito en
su surgimiento o desarrollo, algn deseo inconsciente que lo impulsara. El ritual se desarroll
a partir de las necesidades econmicas y a partir de una creencia en la correlacin efectiva de
hechos separados. Pero el ritual no podra haberse desarrollado sin un sistema ~e signos, gestos
elaborados en danzas, imgenes materializadas en
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LA IMAGEN VITAL
LA IMAGEN VITAL
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LA IMAGEN VITAL
de los dibujos infantiles~ podemos tambin encontrar formas animales en un caos de lneas
prehistrico. Pero si suponemos que el hombre prehistrico individual, a la manera del nio
moderno, pas por estas primeras etapas de miserable garrapateo, debe haber dado un salto hasta
el modo realista de representacin de exacta fidelidad eidtica. Las etapas esquemticas intermedias', tan familiares para nosotros en los dibujos de nuestros propios nios, faltan completamente. Es verdad que hay en Lascaux un dibujo
esquemtico de una figura humana (lm. 13),
pero slo refuerza lo que voy a decir, ya que esta
figura humana esquemtica va asociada con un
dibujo perfectamente naturalista de un animal y
no hay duda de que los dos dibujos fueron .hechos
al mismo tiempo. 9
sta puede ser. una casualidad histrica; fases'
anteriores del arte prehistrico, en que se representaran de manera esquemtica no slo los seres
humanos, sino tambin los animales, pueden haber desaparecido siri dejar huella alguna. Pero
parece, tomando como base este nico ejemplo,
que, por lo que se refiere a los animales, el hombre prehistrico estuviera dotado de una imaginacin eidtica particularmente intensa que lo
obligaba a dibujarlos de modo naturalista.
En general estos animales, en las cavernas del
sur de Francia y el norte de Espaa, estn dibujados como figuras aisladas, aunque se encuentren superpuestas, y aunque muchos dibujos separados estn aglomerados en el mismo techo
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o la misma pared (lms. 3 y 6 et). Algunas veces
los trazos estn grnbados en la superficie de la
roca, o modelados alrededor de protuberancias
naturales, pero en otros casos hay un dibujo
trazado con un pigmento oscro que. es. luego coloreado, logrando un efecto tridimensional,
o modelado (lm. 8). Pero debera descontarse,
hasta cierto punto, la impresin de sutileza
estilizada del modelado, ya que esto ha sido introducido ficticiamente con frecuencia en copias
de los dibujos rupestres realizadas antes de que se
tuviera a disposicin mtodos adecuados de fotografa.
,
El arte prehistrico es esencialmente un arte
de lneas, un arte de croquis, 10 y en esa medida
no es arte impresionista, como se ha dicho a veces.
El dar un esbozo lineal de una imagen es ya hacer
uso de una convencin artstica; es una etapa
ms all de la percepcin, un artificio que ayuda
a retener la. imagen en la mente; es, de hecho,
una imagen mnmica. Miembros y m{1sculos,
.entrantes y salientes, son claramente articulados
y correlacionado~ dinmicamente. Los ejes verticales y horizontales esenciales para la representacin del objeto suministran una estructuracin
primitiva del espacio, pero la composicin no
existe. De cualquier modo no parece haber una
intencin sostenida de colocar coherentemente
masas aisladas en el espacio. No hay proyeccin
perspectiv\l en el sentido cientfico del trmino,
aun cuando algunas veces los animales se hallan
pintados uno tras otro y puede verse una distar-
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LA IMAGEN VITAL
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cromas tri-dimensionales del estilo franco-canc
tbrico, son todava vitalistas, y no se apartan del
modo naturalista de representar al animal. Las
figuras humanas, en cambio, ~stn muy estilizadas, son siempre bi-dimensionales y generalmente monocromas. Si estn en movimiento, los
brazos y las piernas son alargados y estn en
tensin, dando un efecto general de revoloteo
de insectos. Esto se destaca de manera muy especial en las pinturas rupestres de los bosquimanos de .Sudfrica, que estilsticamente se hallan
vinculados con las pinturas rupestres del oriente
de Espaa. En estas hacinadas composiciones,
las diminutas figuras humanas estilizadas lanzan sus flechas alrededor de las bestias como ver#daderos mosquitos.
La palabra "estilizado" no es inuy adecuada para describir este tipo de arte prehistrico;
en s no es una palabra muy satisfactoria, ya
que hay muchos estilos en el arte,1 2 y el trmino
"estilizacin" se usa slo para indicar uno de
ellos, mi tipo particular de manerismo. Como el
principal objetiv.o del artista fue evidentemente
indicar movimiento, quiz podra llamarse "kintico" al estilo franco cantbrico. Pero todava
sera mejor, creo yo, la palabra "hptico'', inventada por el historiador austraco del arte Alois
Riegel, para describir tipos de arte en los que las
formas se hallan dictadas por sensaciones internas ms que por observacin externa. Los membros en po.icin de correr se alargan porque al
correr se sienten ms largos. En realidad, los dos
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principales estilos prehistricos se hallan determinados, por una parte, por la imagen captada
exteriormente, y por la otra, por la sensacin internamente sentida; y los trminos "imaginista" y
"sensualista" serviran muy bien como trminos
descriptivos.
Estos .dos estilos de dibujo no slo fueron
contemporneos, sino que fueron practicados por
los mismos artistas. Parecera, pues, que exista
una disociacin entre las imgenes perceptivas
recibidas por la vista y las imgenes hptcas debidas a la sensacin corporal (somtica). Como
puede mostrarse que esta disociacin existe en el
hombre civilizado a pesar de todos los intentos
de crear la ilusin de una percepcin integrada, se
puede suponer que existi tambin en el 1 hombre
prehistrico, que no tena el. mismo prejuicio intelectual a favor de un modo coherente de expresin.
En mi opinin los orgenes de la expresin
hptica no presentan ninguna dificultad teric:
la forma de toda expresin instintiva es determinada subjetivamente, y ya se trate de .un alarido
de clera o de un grito de gozo, la modulacin
se debe a un reflejo sensorial interno, quiz no
siempre tan evidente como una hinchazn en la
garganta, pero de la misma naturaleza fsica. Los
alargamientos y otras exageraciones del arte hptico tienen la misma explicacin: son modos
reflejos de expresin, asociados con modos particulares de accin. En vista a los fines que me
he propuesto podemos considerar estos modos
LA IMAGEN VITAL
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talistas.
La reproduccin externa de una imagen perceptiva es un proceso muy difercpt{;, que requiere
una perfecta coordinacin sensoi:notora, que slo
puede haberse desarrollado bajo una ,presin biolgica. "Tuvo que haber existido -como ha
dicho el Abate Breuil al hablar del arte paleoltico- un oculto resorte de intensa emocin visual." 13 Ese impulso o resorte fue producido
por los peligros de la caza mayor y aumentado por
el hambre. Para poder sobrevivir, en una cierta
etapa de su historia, el hombre prehistrico tuvo
que cazar y matar, y su presa era fuerte y feroz.
En el curso de los siglos estas formas anmales
llegaron a obsesionado, ya que su xito en la caza
dependa de la agudeza de sus facultades de observacin. Pensemos el proceso en trminos fisiolgicos: el mismo tipo de excitacin producido innumerables veces en el cerebro de innumerables
generaciones de cazadores, de hombres que ignoraban los modos discursivos del pensamiento y
que, sin embargo 1 deban, aprender, registrar, conservar y propagr sus conocimintos de la caza.
Adanse,-si se quiere, todos los accesorios mgicos de que estos hombres se sirvieron con el tiempo: Ja imagen, la imagen viva, del animal se hace
esencial. Pero slo el animal, slo el botn objetivo. El resto de la naturaleza, del paisaje, las
plantas, las aves y los peces que podan atraparse
sin peligro ni esfuerzo, no requeran nmguna ima, gen reveladora, no necesita.ban ninguna iden-
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tficacin mgica. 14 De este modo llegamos a esta
concentracin, de otro modo inexplicable, sobre
el animal, sobre la carne viva que significaba la
existencia para el hombre prehistrico.
Frobenius relata una de sus experiencias durante sus expediciones al Afr9a, que reconstruye,
tan vvida y exactamente como pueda desearse,
las circ;unstancias reales en las que se hicieron
los ltimos dibujos prehistricos. En 1905, se
encontr en la selva una tribu cazadora de pigmeos, que haban sido expulsados del valle al
refugio del Congo. Varios de sus miembros, tres
hombres y una mujer, guiaron la expedicin por
casi una semana y muy pronto. establecieron amistosas relaciones con Frobenius y sus compaeros.
Una tarde, al encontrar agotadas sus provisiones,
Frobenius pidi a uno de ellos que matara un
antlope, pues pens que sera tarea fcil para
tan expertos cazadores. El pigmeo y sus com-
paeros miraron a Frobenius con sorpresa y replicaron que s, que lo haran gustosos, pero que
desde luego no poda ser ese mismo da porque no
se haba hecho ningn preparativo. Despus de
una agitada discusin entre ellos, decidieron emprender la caza al amanecer. . Fueron en busca
de un buen lugar y finalmente se colocaron en
un promontorio de una colina cercana.
Como ansiaba conocer en qu consistan sus preparativos -refiere Frobenius-, dej el campamento
antes del alba y me deslic entre los matorrales hacia
el sitio que ellos haban escogido la noche anterior.
Los pigmeos aparecieron en la oscuridd, llevando con-
LA IMAGEN VITAL
29
, El esttico no necesita otra hiptesis ms elaborada que la sugerida por esta ancdota para
explicar el desarrollo del vitalismo en las figuras
rupestres. Ciertos tipos de arte primitivo pueden
haber estado asociados con ritos algo distintos,
pero el impulso sera el mismo, el deseo de "captar" el objeto sobre el cual habran de ejercerse
los poderes mgicos. El que ciertos dibujos contemporneos. sean ms naturales que otros puede
explicarse, no por una diferencia de talento en
los artistas, sino ms bien por una diferencia de
ambiente y de propsito. Me parece que es
verdad que los dibujos ms vivamente naturales
son los encontrados en la profundidad de las
cavernas.
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timiento interno y no por observacin e.xterna;
no pretende ser una representacin visual de la
figura-humana. No es siquiera una imagen .mnmica, sino ms bien un signo, y e:o el caso extremo
nos hallamos muy cerca del ideograma o pictografa china. Estarna~ al principib de la larga evolucin que condujo a la invencin de la
.
escritura.
.
Fue una evolucin que supuso una declinacin gradual del vitalismo, pero no necesariamente de la significacin esttica. Los artefactos
de las culturas mesoltica y neoltica son diferentes de los artefactos de las. primeras culturas aurignacienses y magdalenienses, no por una declinacin de la sensibilidad esttica, sino porque las
diferentes condiciones climticas imponan una
diferente forma de vida. Nuestro axioma en la
historia del arte debera ser ste: hay que esperar
siempre un factor esttico .constante, despus es
menester buscar las formas externas que lo transforman. Si lo que nos interesa es la sensibilidad
esttica, y no las exigencias sin importancia del
realismo pictrito, debemos hallar un atractivo
esttico tan grande en una hacha neoltica como
en una vasija egipcia pre-dinstica, o en una pintura rupestre de Altamira o de Lascaux.
El profesor Hawkes, en su Prehstorc Foundatons of Europe, nos ha prevenido contra la
falacia desuponer que el desarrollo histrico del
simbolismo al naturalismo es una mera degeneracin. Por el contrario, "sentir la necesidad de
un retrato fiel para fines mgicos es elemental
LA IMAGEN VITAL
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LA IMAGEN VITAL
LA IMAGEN VITAL
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Malraux-, esto es, humanizado, tal como el
hombre lo habra hecho si fuera Dios." No hay
ninguna tendencia humanizante en el arte paleo
ltico; pero hay, posiblemente, .una proyeccin
automtica de los modelos de la 'naturaleza, una
respuesta subjetivamente fsica a la Gestalt [forma] objetivamente "buena".
Como veremos en el prximo captulo, antes
de que pudiera surgir un sentid de la belleza,
tuvo que haber una abstraccin consciente del
proceso natural. No hay evidencia de que esta
accin consciente de abstraccin fuera realizada
por el hombre paleoltico. Lo ms que podemos
suponer es que la economa y el ritmo del movimiento -los ingredientes necesarios de la habilidad- fueron transferidos del artefacto a la imagen; que algo de la destreza instintiva adquirida
en la elaboracin de las herramientas de trabajo
o de las armas se aplic al dibujo de animales.
Esto podra explicar un elemento de estilizacin
en los dibujos; pero no explicara lo que yo
trato de explicar, la necesidad de realizar una
imagen en forma.plstica.
No especular sobre si el alto grado de destreza que encontramos en los dibujos prehistricos indica la existencia de un grupo especializado
o profesional con un adiestramiento tradicional
en la pintura. La nica evidencia, la de las comunidades primitivas actuales, muestra lo contrario. Slo puedo decir que no encuentro que
esta hiptesis sea estrictamente necesaria. Ms
bien supondra -y estoy de acuerdo en que no
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LA IMAGEN VITAL
es ms que una suposicin- que el hombre prehistrico posea una natural habilidad para dibujar, y aunque la prctica podra haber sido necesaria para perfeccionarla, un buen artista habra
sido como un buen cazador, es decir, un individuo
cuyas dotes sensoriales y corticales le dieran una
habilidad excepcional para esa actividad particular. En otras palabras, el artista prehistrico no
se hizo, naci.
No tenemos ningn indicio que nos pueda
guiar hacia la solucin del misterio de ese nacimiento, a menos que lo busquemos en nuestros
propios nmos. Esta bien hablar del reconocimiento que por casualidad el hombre prehistrico hace -en alguna protuberancia de las rocas,
en las huellas digitales de las hmedas paredes
arcillosas de una caverna- de una semejanza
con algn objeto natural; de la transicin de
ese reconocimiento casual a la imitacin deliberada. Pero eso no pasa de ser ms que una
cmoda teora, y es cierto que da 1a impresin
de ser convincente. Pero, aun concediendo completo crdito a esta afortunada mutacin en e1
proceder prim~tivo (la llamo "afortunada" porque lo que supone es una comparacin mental de imgenes percibida se imgenes mnmi'cas, y de un estado mental de atencin en que
se pueda efectuar la comparacin), necesitamos
un motivo que ponga el proceso en marcha, alguna forma de energa psquica. Qu ocurra
en la mente del hombre prehistrico? Cules
eran sus procesos conscientes de pensamiento,
LA IMAGEN VITAL
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cules sus procesos onricos inconscientes? Sabemos que el hombre primitivo de hoy cuenta con
una mentalidad muy diferente de la del hombre
civilizado. Es mucho ms fragqi.entado, mucho
ms discontinuo, ms "libre de Gestalt". El profesor Jung me dijo una vez que, en sus viajes por
el Africa, le .haban llamado la atencin las temblorosas pupilas de sus guas nativos; no era la
mirada fija del europeo, sino una precipitacin,
una inquietud de visin debida quizs a la constante acechanza de peligro. Estos movimientos
oculares deben hallarse coordinados con una vi.
veza mental y una imaginacin muy cambiante
que deje poca oportunidad para el razonamiento
discursivo, para la contemplacin y la comparacin. Por supuesto una mente as confundira
fcilmente, por un momento, un tocn 'con la
cabeza de un len, pero slo por un momento. La
impresin no sera elaborada, y no veo ninguna
razn fisiolgica por la que el proceso debiera
tender a hacerse creador o inventivo; ni veo tampoco ninguna razn para suponer que el hombre
primitivo debiera_;tratar de convertir deliberadamente los tocones en cabezas de len o debiera
pulir la protuberancia de una cueva para crear
el parecido con un bisonte. Para el advenimiento
de esta etapa de desarrollo fueron necesarias una
voluntad y una capacidad para artcular imgenes
y para retener la imagen en la memoria.
Apenas podemos concebir el desarrollo gradual, a travs de miles de aos de existencia humana, de la imaginacin. Pero, no hay duda que
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LA IMAGEN VITAL
se desarroll una capacidad para retener la imagen percibida, y que ella constituy la base de
una inteligencia especficamente humana. Y naturalmente ciertas imgenes tuvieron prioridad
en este desarrollo, aquellas conectadas con los
instintos primarios de la obtencin del sustento,
y del sexo. A las impresiones fsicas de la imaginacin perceptiva se les ha llamado engramas, y
si suponemos que el hombre hereda una predisposicin fsica hacia las imgenes que se ajustan
a estos modelos, llegamos a la concepcin del
arquetipo de Jung, trmino que indicaba en su
psicologa una estructura heredada del cerebro
que predispusiera a la raza humana, en ciertas
pocas, a la invencin de clases particulares de
smbolos o a la creacin de figuras mticas especiales. Estas caractersticas estructurales de la psique pudieron haberse desarrollado solamente por
experiencias colectivas de larga duracin, y de
gran intensidad y unidad. La lucha a vida o muerte con el animal, durante cierta poca geolgica
en la que la raza humana dependa para su supervivencia de la muerte de esos animales, fue precisamente una de esas profundas experiencias sociales, que, segn la hiptesis de Jung, son las
originadoras de un arquetipo.
En todo caso, el animal entr en la conciencia
humana como un arquetipo en este perodo prehistJico, y se manifest, en el artista individual,
como una obra de arte vital. Pero esta obra de
arte, este arte animal, fue arte por ser vital. Se
estableci una correspondencia entre la eficacia
LA IMAGEN VITAL
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LA IMAGEN VITAL
LA IMAGEN VITAL
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alrededor del ao 500 a. c. o en alguna catedral
gtica del ao 1150 d. c., ms o menos. Pero
siempre fue un equilibrio precario, difcil de conseguir e imposible de mantener.. En general el
artista ha tenido que escoger entre el camino de
. la vitalidad y el camino de la belleza:
El artista prehistrico, por razones obvias,
escogi el camino de la vitalidad. El camino
se pierde en la neblina del tiempo, pero lo encontramos de nuevo en toda civilizacin que
est en estrecha dependencia de la vida animal,
ms particularmente en las tribus nmadas ele
las Edades de Bronce y de Hierro. El estilo
animal que se extendi por la zona templada
de Europa y Asia en los siglos v1 y VII a. c. suministra los mejores ejemplos. Pero ese estilo
aparece nuevamente, con toda su vitalidad, siempre que el animal emerge de las profundidades in
conscientes, en su significacin arquetpica, para
tomar posesin de la mente del artista, por ejem
plo, en Mesopotamia, en China, en el frica, en
Grecia misma (lms. 9 b-11 b). La vitalidad, no
la belleza, es la _;caracterstica del arte etrusco
( lm. 11 a), y es la vitalidad animal lo que da al
arte vikngo y celta, a pesar de toda su elaboracin
abstracta, su sello distintivo. No es caprichoso
suponer que la misma energa arquetpica informa los caballos simblicos de Delacroix y aun los
caballos deportivos de George Stubbs.
Pero el vitalismo no es puramente un animalismo, es ms bien la Fuerza misma de la Vida, y
corno tal puede manifestarse en forma humana
LA IMAGEN VIT\L
y en forma animal, y aun en decoraciones abstractas. Es la caracterstica general de muchos
tipos de arte tribal; y dondequiera que los ritos
mgicos se hallen asociados con la vida humana o
animal, la vitalidad ms que la belleza es la cuali,
dad esttica dominante. La vitalidad como factor
esttico ha vuelto a aparecer en todo su incontrolable poder en el arte moderno. "La belleza -ha
declarado Henry Moore- no es el objetivo de mi
escultura ... Para m una obra debe tener en primer lugar una vitalidad propia ... una obra puede
tener energa reprimida, una intensa vida propia,
independientemente del objeto que represente." 2
La vitalidad en este sentido -ya ajena al arte
animal- es generalmente una reaccin contra la
mortal rigidez de todos los procesos de repeticin
e imitacin: la inanimada actividad del copiar, el
ritual mecnico. El smbolo pasa de las manos del
artista a las manos del sacerdote o a las del maestro, y finalmente a las del fabricante. Desprovisto del impulso vital original del artista creador,
se hace convencional, sistemtico, comercial. El
artista empieza entonces a desconfiar de toda la
tradicin de idealismo que lo ha alejado de las
fuentes animales de la vitalidad, y lucha por recuperar esa cualidad.
Al hacerlo recobra la confianza en s mismo.
En este sentido el vitalismo en el arte es un reto
al nihilismo en el arte, a la desesperacin producida por los refinamientos del idealismo o del intelectualismo. El nihilismo moderno en la filosofa y en el arte _es la violenta reaccin de un
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LA IMAGEN VITAL
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II. EL DESCUBRIMIENTO DE
LA BELLEZA
EL DESCUBRIMIENTO DE LA BELLEZA 43
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fundamento, que fuera la condicin predeterminante para tal desarrollo-. Si la cultura neoltica representa un avance social sobre la cultura
paleoltica, deberamos esperar que el arte correspondiente representara un horizonte ms amplio de sensibilidad esttica. Tal es, en mi opinin, lo que resulta del anlisis.
1
Que esta ampliacin de la sensibilida d esttica
fue acompaada por actividades econmicas de
paralela naturaleza parece ser bastante evidente. La evolucin esttica es comparable en su
alcance y significacin a la evolucin econmica
durante la cual se descubrieron muchas nuevas
artesanas, y conduce al descubrimiento de la
composicin formal. sta es una frase fcil de
decir, pero debemos tratar de damos cuenta de lo
que implica. He sugerido que los dibujos paleolticos fueron proyecciones automticas de la imagen mnmica: las composiciones y dibujos del
perodo neoltico suponen procesos mentales que
son inventivos y comparativos. Las imgenes son/
reunidas, ordenadas, invertidas y colocadas en
posicin dentro de un marco coherente: la multiplicidal se reduce a unidad, y por lo tanto
lo que Coleridge llam el poder esemplstic:o
de la imaginacin se presenta por primera vez en
la historia humana vvidamente.
Pero interviene algo ms que la imaginacin.
La imaginacin, convendra yo con R. G. Collingwood, es una forma de experiencia diferente
de la sensacin, pero ntimamente asociada con
ella; "tan ntimamente, como l dice, que con
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ms superficial que suponer que, si podemos establecer una conexin entre los diseos de la artesana y el ornmento geomtrico, hemos agotado
por ello la significacin del arte geomtrico en
general. No hemos explicado por qu el hombre
habra quedado satisfecho al abandonar la imagen vital, por qu por muchos siglos despus habra de refugiarse .en un smbolo abstracto. No
hemos explicado "el impulso del hombre hacia
la manipulacin y remodelacin de su mundo",
frase que quiz implica un motivo demasiado
consciente en las actividades del hombre neoltico. Debe haber habido un poderoso impulso
-comparable al menos en intensidad al impulso de la caza, que nos sirvi para explicar la
exactitud eidtica de la imaginacin paleoltica- que llev a estos artistas a expresarse no
por medio de imgenes vivas, sino por signos
jeroglficos.
Sabemos, por la supervivencia de estos tipos
geomtricos de arte entre las tribus aborgenes de
nuestros das, que la emocin que inspira esta
tendencia no representativa es el miedo, el miedo
a lo desconocido, el miedo a los acontecimientos
para los que no se tiene una explicacin causal.
Suponemos, basndonos en sentimientos nuestros
anlogos, que el hombre neoltico se vio atribulado por una angustia csmica, por un temor
a la existencia o al ser. El temor engendra el
secreto, un deseo de comunicacin en un lenguaje
ininteligible para el no iniciaclo, para las fuerzas
: hostiles.
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lo que los dedos haban conformado sensorialmente fue percibido y aceptado por el ojo. Las
formas de la cermica neoltica son numerosas,
pero son siempre elegantes, y pueden resolverse
en proporciones armnicas. Pero ni las formas, ni
los diseos geomtricos que las adornan, pueden
explicarse adecuadamente de un modo materialista o tcnico. 8
Max Raphael, en e] libro ya citado, distingue siete caractersticas diferentes en el estilo
geomtrico neoltico:
La sntesis, que refleja la voluntad de crear una unidad
visual a partir de una multiplicidad de elementos; la
simplicidad, que indica la voluntad de construir estructuras complejas con unos cuantos elementos; la necesida formal, que deriva de la vofontad tanto de representar como de ocultar un contenido en un signo
adecuado; el aislamiento, que surge de la voluntad del
artista de elevarse sobre todo contenido de los mundos
interno y externo, tanto de las emociones sensibles
como de los objetos fsicos; la definicin, que indica la
rnluntad de representar los contrastes eternos en una
forma evidente por s misma; la energa, que expresa
la voluntad de dominar por la magia lo que trasciende
los poderes fsicos del hombre, aun la vida misma; y,
finalmente, la conexin de contenido y significado con
dos mundos, el de la vida y el de la muerte.9
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bizantino y en el arte del norte de Europa durante el primer milenio d. c., el ornamento geomtrico lineal adquiere una vida que puede considerarse tan vital en un sentido como el ornamento
orgnico de otros perodos; y, por caminos extraos y libres, se resuelve con frecuencia en elementos naturalistas, como cuando una cabeza de
serpiente aparece sbitamente en el ornamento
entrelazado de un manuscrito celta (lm. 17).
Pero, antes de llegar a la etapa de la germinacin
del naturalismo, el ornamento abstracto en s
mismo, en toda su pureza geomtrica, puede adquirir lo que Worringer ha descrito tan bien
corno "el misterioso pathos que se adhiere a la
animacin de la vida orgnica". 10
Hay, desde luego, una explicacin no orgnica para esta vitalidad abstracta: los dibujos
tienen un significado mgico, y su poder mgico
los dota de una forma casi vital. Pero no sera
ms que supersticin de nuestra parte adscribir
valores estticos a las formas mgicas; se encuentra significado mgico en dibujos que han adquirido vitalidad en virtud de sus caractersticas
formales. Es posible que una de estas caractersticas, a la que Raphael llama la "necesidad
formal", surja de una tensin psicolgica creada
"tanto por la voluntad de representar como de
ocultar un contenido en un signo adecuado" .11
Pero, si as ocurri, fue una paradoja que no
podra sostenerse. Segn la interpretacin de Raphael del desarrollo del arte neoltico en Egipto, la nueva magia que hizo so de signos geo-
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de una conciencia esttica del equilibrio, El equilibrio, descubierto en el curso de la evolucin del
arte geomtrico, se traslada despus instintivamente al arte figurativo, y produce resultados estticamente satisfactorios. El artista sumerio, al
coordinar las imgenes necesarias parn su propsito narrativo en esta forma particular, sinti que
era la adecuada. No habra tenido ese sentimiento de satisfaccin si, dentro del rea dada de
su plancha de piedra, hubiera dispuesto sus figuras en un orden desequilibrado, o las hubiera
reducido a una uniformidad insignificante.
Esta forma coherente es algo muy distinto de
, la vitalidad integral de un dibujo paleoltico. La
conciencia del artista paleoltico se confina a
la imagen eidtica: no capta imgenes separadas
para referirlas a un fondo comn. Hay una multiplicidad o repeticin de imgenes, pero no una
unidad completa. Las imgenes del arte paleoltico son arrojadas a un espacio sin lmites: son
objetos enfocados, dentro de un contexto no enfocado. Las imgenes sumerias se hallan confi-
nadas dentro de un espacio artificial -el espacio
rectangular de l plancha- y la concentracin
del artista ya del objeto integral al rea que tiene
a su disposicin, y al problema de acomodar sus
imgenes dentro de esta rea dada. La composicin surge de la contencin, de la disciplina impuesta. Lo vital se somete a lo abstracto, la imagen al concepto. Su unin es el prototipo de
toda composicin pictrica a travs de las eda, des: la unidad que ahora consideramos como ca-
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sentidos. Mi tesis ha sido que esta, posicin existencial se expresa primariamente en smbolos que
son articulados por los sentidos -imgenes plsticas, signos con significacin- y que a ellos siguen varias formas de discurrir,. ,formas que depend~n de la adecuada articulacin de estos sm
bolos primarios. De all se sigue que cualquier
extensin de la conciencia de la realidad, cual
quier tanteo ms all del umbral qel conocimiento presente, debe establecer primero su conjunto
de imgenes sensibles. Nunca es esto ms evi~
dente que en la transicin de la magia a la
religin.
,
La distincin entre magia y religin, y las etapas del desarrollo humano que condujeron a ella,
fueron establecidas por primera vez de un modo
lgico por Sir James Frazer en un famoso captulo de La rama dorada. Nuestra comprensin
de la magia y la religin puede haber aumentado
desde la poca de Frazer, pero su principal distincin sigue siendo til. La religin es "una propiciacin o conciliacin de poderes superiores al
hombre que se cree dirigen o controlan el curS-O de la naturaleza y de la vida humana. Definida
de este modo, la religin consta de dos elementos, uno terico y uno prctico, a saber, una'
creencia en poderes superiores al hombre y un
esfuerzo por propiciarlos o complacerlos". 1 As
definida, la .religin "se encuentra en un antagonismo fundamental con respecto a la magia y a
la ciencia, que presuponen que el curso de la
naturaleza es determinado, no por las pasiones
Hasta aqu la teora es aceptable como una generalizacin, como una descripcin de un proceso que era completamente integral, en el que
el arte y el rito, ;al desarrollarse juntos, no se diferenciaban. Pero ms adelante, en este mismo libro, Jane Harrison separa este proceso integral
n etapas evolutivas y de esta manera la vida
fluye del arte y el arte del ritual. Afirma con mucha verdad, que
el dios surge del rito; poco a poco se separa de ste y tan
pronto como adquiere su propia vida y su propio ser
separados, se convierte en una primera etapa artstica,
en una obra de arte que existe en la mente, que se
separa gradualmente aun de la accin debilitadi del
ritual, y que despus se convierte en el modelo de la
obra de arte real, la copia en piedra.
Las etapas, segn esto, seran: la vida real con sus
reacciones motrices, la copia ritual de la vida, con
sus reacciones debilitadas, la imagen de un dios proyectada por el rito y, por ltimo, la copia de esa imagen, la obra de arte.12
_No! Primero fue la vida real con sus reacciones motrices, de acuerdo. Luego surgi una unidad, el dromendn, el hecho realizado, y este
hecho fue una danza, que es una forma de movimiento, una pintura o una figura esculpida, que
son las formas de la percepcin, y la vida del
ritual fue idntica a la vida de estas formas o modelos.13 La imagen del dios no fue "proyectada
por el rito"; el rito fue la imagen y la imagen
er~ a la vez obra de arte y dios. Slo despus
de siglos de desarrollo ocurri esa disociacin de
LOS
S,MBOLOS DE
.
. LO DESCONQCIDO 81
,basa en uha lgica de invariables: un toro es siempre un toro y el hombre no ~iene ms que actuar
en cirta forma par::i que el toro inevitablemente
caiga en la trampa y muera. Pero la religin tiene
una lgica muy diferente; porq1,1e si la religin
implica, como dice Frazer,
'primero, una creencia en los seres sobrehumanos que
rigen al mundo y, segundo, la pretensin de atraer sus
favores,. se deduce claramente que el Curso de la naturaleza es en cierta forma elstico o variable, y que
podemos persuadir o inducir a los seres poderosos
que lo gobiernan a desviar, para nuestro be'\leficio, la
corriente <;le los hechos del cauce en que fluye1i. Luego,
esta elasticidad implicada o variabilidad de la naturaleza se opone directamente a los principios de la
magia, as como a los de la ciencia, que presuponen qu~
los procesos de la naturaleza son rgidos e invariables
en su manera' ele operar, y que no pueden cambiar su
curso tanto por persuasin y splica, ni por amenazas
e intimidacin.rn
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de la baslica cristiana, concebida cmo la mt>rada del Espritu Santo y elaborada internamente
por grados hasta llegar a la estructura espacial sintnica de la catedral bizantina o gtica (lm. 32).
Estos contrastes entre el Oriente 'y el Occidente en la pintura y en la arquitectura son
patentes. Pero los interpretaramos superficialmente.si slo viramos en ellos un reflejo de modos dominantes del pensamiento. Es absurdo
suponer, por ejemplo, que del siglo x al siglo xrn
(perodo Sung) prevaleci en China una filoso-.
fa coherente de la vida que se "expres" entonces, como decimos nosotros, en la arquitectura, la
escultura, la pintura y la cermica de la poca.
Fue, desde el punto de vista de las ideas, un
perodo de confusin intelectual, de conflicto espiritual (budismo contra taosmo), de rebelin
y de invasiones, de crecimiento de las supersticiones y el oscurantismo. De acuerdo con lo que
ha escrito un historiador:
Se buscaron viejos sistemas de magia, filosofas
sutiles; las nebulosas edades anteriores al perodo Han
fueron consideradas como la Edad de Oro de todas las
virtudes y de todos los grandes secretos. De modo que
hubo una corriente doble, retraimiento filosfico y amor
del pasado, que hall expresin en una potica y soadora delicadeza, en un refinamiento incomparable; los
poemas fueron cuadros y. los cuadros poemas. Las ms
fugaces emociones en la naturaleza y en el pensamiento
lucharon por materializarse en la obra de esta poca,
pero siempre dentro de un marco arcaico ... Delicadeza
en la forma y en el tratamiento, nna tenue frescura en
el colorido, armona y gracia, una inspiracin sofiadora,
,:'
W ERNER
JAEGER
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nablemente abstracta, y la civilizacin griega habra sido t,an abortiva como las civilizaciones de
:M'..~sopotamia y Egipto, si no hubiera entrado un
nuevo elemento en su composiciqn, un element.~que nunca ha dejado de inspirar a la humanidad. Llamamos a este elemento "humanismo",
que es la idealizacin del hombre mismo, y
esto, de nuevo, se logr primero en el arte y por
el arte.
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LO HUMANO COMO EL lDEAL
ambicioso, libre y, especialmente en Atica, tiene una
alegra y un vigor infantiles. Algunas veces incluso
parece percibirse el asombrado deleite del artista ingenuo que nunca haba dibujado un hombre 3 (lm. 41 ).
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en todo caso enunciadas en sus elementos esenciales por los artistas paleolticos. La distintiva
contribucin griega fue un desarrollo del arte
neoltico, y consisti esencialmente en una aplicacin de los principios abstracts de la simetra
y de la proporcin armnica a la figura humana.
Beazley admite que "en la creacin de tipos,
o ms bien de formas modelo, Atenas no tom
la iniciativa; el Corinto del siglo vn jug un papel ms importante". Nos llevara muy lejos de
nuestro tema la discusin de las diferencias estilsticas de la pintura de vasijas en Atica y Corinto
(lm. 39). La creacin de tipos o "formas modelo" puede estudiarse ms fcilmente en la escultura griega, que pasar a tratar ahora.
Si tomamos, como punto de partida, las figuras cicldicas de la Edad de Bronce, encontramos
una geometrizacin que corresponde en estilo a
la de la pintura contempornea de vasijas. Por
ejemplo un detalle de la gran crtera corintia del
Museo Nacional de Atenas 7 (lm. 36) muestra
a la figura humana representada por una forma
abstracta muy semejante al violn. Pero la figura
humana se encuehtra en casi la misma forma en
dos figuras de mrmol de la Edad de Bronce, que
se hallan en el Museo de Louvre (lm. 42).
La presentacin de la figura humana desde este
punto de vista frontal es rara en la pintura de
vasijas, y estaba destinada a desaparecer muy
pronto hasta ser revivida en el ltimo "estilo libre" de la segunda mitad del siglo v. Para los
propsitos expresionistas del pintor, la vista de
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LO HUMANO COMO EL IDEAL
verdaderos individuos, que concibe. . . como esencfalmente completos y encerrados dentro de su presencia
espiritual objetiva, en reposo autosubsistente, liberadas
as de todo antagonismo contra objetos externos. En
el presentimiento de una individualidad de este carcter por la escultura, lo que es verdaderamente sustancial es siempre el fundamento esencial, y no debe permitirse de ninguna manera que predomine ni el puramente subjetivo autoconocimiento y la emocin, ni
una singularidad superficial y :mutable, sino que lo que
es eterno en lo divino y en nuestra humanidad debe,
despojado de todo capricho y de la contingencia del ser
particular, ponerse ante nuestros ojos en su inalterable
clarida<l.1 2
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V. LA ILUSiN DE LO REAL
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continua del espritu para llevar la propia conciencia del mundo visible a un desarrollo cada
vez ms pleno'',1 la filosofa era una labor incesante, continua del espritu para llevar el propio entendimiento de la natur~leza del ser a
una definicin cada vez ms clara. Pero la filosofa se habra de convertir ms y ms en una
actividad semntica o lgica. Se convino en que,
si los trminos de la filosofa podan definirse
-trminos como sensacin e imaginacin, sentimiento y pensamiento-, se podra llegar a proposiciones lgicas y la realidad misma podra
comprenderse por este medio. Descartes, Hobbes,
Spinoza, Leibniz, Locke, Berkeley,, Hume y Kant,
todos estos filsofos trataron por esfoerzos evidentemente vanos de determinar si lo que vemos
existe realmente, y si cualquier verdad universal
puede establecerse sobre la base de la conciencia
humana. La posicin filosfica actual, despus
de varios siglos de intensa actividad analtica, parece ser ms incierta que nunca. Segn Wittgenstein, no hay juicios que sean,~miversalmente vlidos, es decir, ~oda proposicin filosfica no
es ms que una, expresin del sentimiento subjetivo.2
El artista ha sabido siempre esto instintivamente, y su actividad, en tanto ha sido consistentemente esttica, ha sido un esfuerzo por establecer una claridad individual de la conciencia. No
una W eltanschauung, una teora de la realidad
o de la naturaleza del ser, sino slo de la realidad que l mismo puede percibir, desde un
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terior del pensamiento se basa en ella, y no se trata
del sentimiento en su forma cruda, sino del sentimiento transformado en imaginacin. Para considerar
las semejanzas y diferencias entre los sentimientos, para
clasificarlos o agruparlos en otros tipps de arreglos que
no sean clases, para representrnoslos 'arreglados en una
serie temporal, etc., es necesario, prime~o, que cada
uno de los sentimientos sobre los que se piensa se
observen y tengan la mente como algo con un carcter propio; y esto lo convierte en }maginacin.
La conciencia misma no hace ninguna de estas
cosas. Slo prepara el terreno para ellas. En s misma,
no hace ms que atender a un sentimiento que tengo
aqu y ahora. Al atender a un sentimiento presente,
perpeta ese sentimiento aunque a costa de convertirlo
en algo nuevo, no ya en puro o crudo sentimiento ( impresin), sino en sentimiento dominado o imaginacin
(idea) .3
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Debo disculparme por cansar al lector con estas definiciones elementales, pero la lgica de mi
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13)
argumento depende de ellas. El arte es un esfuerzo para perpetuar o registrar sentimientos. sa,
como hemos visto, es la actividad de la conciencia
misma. "Atender a un sentimiento quiere decir
mantenerlo ante el espritu; rescatarlo del flujo
de la mera sensacin, y conservarlo por todo el
tiempo que sea necesario para que podamos tomar nota de l." Ahora bien, tomar nota de un
sentimiento puede ser puramente un acto mental, un acto de la imaginacin; pero puede ser
concurrentemente un acto de expresin, una notacin externa del sentimiento particular. En los
dos casos hay un acto sostenido de sensacin. 6
Y ah empieza la dificultad. Es muy difcil
asirse a una sensacin sin disciarse de ella de
algn modo, adoptando una actitud crtica. Esto
es lo que Collingwood llama "la corrupcin de la
conciencia". Una verdadera conciencia es la confesin a nosotros mismos de nuestros sentimientos; una falsa conciencia sera repudiarlos, es
decir, pensar acerca de uno de ellos: "Ese sentimiento no es mo". 7 O, para aadir mi propio
comentario, "ese sentimiento debera tomar esta
forma requerida' 1 '~
Collingwood seala que
la posibilidad de este repudio va implcita ya en la
divisin de la experiencia sensorial en aquello a lo que
se atiende y aquello a lo que no se atiende, y el reconocimiento de lo primero como "mo". Si un sentimiento dado es as reconocido, es convertido de impresin en idea, y as dominado o domesticado por la
conciencia. Si no es reconocido, es simplemente rele-
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arte genuino: "una mala obra de arte es el fracasado intento de cobrar conciencia de una emocin dada", y "una conciencia que de este modo
fracasa sin captar sus propias emociones es una
conciencia corrompida o falsa":
Una cita ms de Collingwood y habr tenido ya bases suficientes para mi .argumentacin
subsecuente:
Nadie puede tener una conciencia completamente
corrompida. . . Las corrupciones de la conciencia son
siempre lapsos parciales o temporales en una actividad que, en conjunto, logra hacer lo que intenta hacer.
Una persona que en una ocasin no logra expresarse
es una persona acostumbrada a expresarse con xito en
otras ocasiones, o a saber que est hacindolo. Por la
comparacin de esta ocasin con su memoria de aquellas
otras, podra ver, por lo tanto, que no ha logrado expresarse esta vez. Y esto es precisamente lo que todo
artistas hace cuando dice: "Esta lnea no sirve". Recuerda lo que es la experiencia de expresarse, y a la
luz de ese recuerdo se da cuehta de que el esfuerzo
representado en esta lnea particular ,ha fracasado. La
corrupcin de la conciencia no es un pecado recndito
o una calamidad remota que vence slo a \mos cuan. tos desventurados o malvados; es una experiencia const.ante en la v_ida de todo artista; y la vida de ste es
una constante y, en general, afortunada lucha contra
ella. Pero esta lucha supone siempre una posibilidad
de derrota muy presente; y entonces cierta corrupcin
se hace inveterada.9
Es sta una teora sutil y suficiente para explicar la diferencia psiclogica entre buen arte
y mal arte, pero dudo que Collingwood hubiera
estado dispuesto a enfrentarse a las consecuen
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cas que resultaran de aplicar este criterio a la
historia del arte europeo desde la Edad Media,
aunque l reconoca que la conciencia corrompida es "el verdadero radix malorum". El arte
medieval, toda la tradicin del arte de la que
tratamos en el captulo m, el arte como expresin
de una conciencia de lo numinoso, haba condudo en una corrupcin que tom la forma,
como siempre, de smbolos divorciados de la
sensibilidad, de una elaborada artficialidad que
exhiba, no una conciencia de lo numinoso, ni
de ninguna experiencia sensorial, sino meramente una amanerada manipulacin de formas que se
haban convertido en cliss de diseo, en ornamentacin convencional vaca de sentimiento.
El artista, por as decirlo, estaba satisfecho
en ilustrar deliberadamente los conceptos intelectuales y los dogmas religiosos que no haban
entrado nunca en su conciencia como sensacin
o sentimientos, pero que estaban en l como ideas
ya recibidas, como frmulas inertes (lm. 52).
En tales circunstancias la corrupcin de la conciencia se hace endmjca, y slo volver a un
estado saludable por el impulso revolucionario
de uno o ms individuos excepcionales.
La conciencia del artista gtico se haba corrompido al imponrsele gradualmente la obligacin de ilustrar los dogmas, en lugar de permitirle. la gloria de asistir "al milagro del Ser pur9''.
La catedral gtica haba alcanzado los lmites fsicos de la aspiracin expresiva, hasta llegar a amenazar con derrumbarse si el hombre trataba de
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acercarse ms al cielo. Las plagas y las guerras
haban llevado a un cansancio del espritu, y haban minado, en un sentido terrblemente fsico,
la vitalidad del arte. Se requera un nuevo esfuerzo de la conciencia para evitar que el arte
pereciera.
Ahora debemos recordar los dos principios
bsicos del arte, aquellos que establecimos en conexin con los tiempos prehistricos: el principio
de la vitalidad y el de la belleza. En el arte medieval pueden reconocerse en los principios contrastados del naturalismo y el idealismo, a cuya
diferenciacin Max Dvork dedic un fa1Tioso
ensayo. 10 El idealismo del arte cristiano primitivo
haba sido un esfuerzo por expresar lo Desconocido, lo numinoso, las emociones trascendentales de la humanidad. El esfuerzo termin en
simbolismo sistemtico, en un elaborado ritual,
en formas sin sentimiento.
Durante el curso del siglo xm surgi a una
nueva conciencia de la vitalidad orgnica, que se
expres en una observacin ms de cerca de los
fenmenos naturales, que transform gradualmente todos los ,.tipos de ornamentacin (lm.
53), y en una reafirmacin del humanismo clsico
(que en el captulo ltimo interpret como una
sntesis, en la figura humana, de los principios
bsicos de vitalidad y belleza). Este resurgimiento de la sensibilidad orgnica tuvo su primera
manifestacin humilde en las Fioretti de San
Francisco de Ass, que son una potica cristalizacin de la sensibilidad franciscana. No sera im-
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lo que, si el trmino no estuviera contaminado
por la psicologa, podramos llamar super-realismo, esto es, el esfuerzo por alcanzar una autenticidad total por medios que no son realistas
en el detalle". 16 Me terno que mis trminos estn
completamente contaminados por la psicologa,
y veo en el estilo de Giovanni di Paolo un conflicto ~ntre una conciencia de la sustancia real
y una conciencia de lo numinoso que es igualmente real pero que no tiene sustancia, y debe
por lo tanto expresarse en lenguaje simblico.
En ese sentido, podemos, aun en el siglo xv,
hablar del bizantinismo de la escuela de Siena.
Podramos pasar un tiempo considerable siguiendo el curso del perfeccionamiento gradual
de los medios desarrollados por los artistas del
quattrocento en su deseo de captar la existencia
sustancial del mundo externo. Para nuestro propsito presente basta con hacer notar la perfeccin de esta nueva dimensin de la conciencia
en Piero della Francesca, Alberti y Leonardo.
Todos estos. artistas dejaron evidencia documental de sus puntos de vista, en forma de tratados
o cuadernos de notas, y el hecho de que fueran
tericos conscientes es tal vez su caracterstica
ms importante. 17
La pregunta que debemos hacernos es si
estos artistas alcanzaron una nueva dimensin de
la conciencia y, si as sucedi, de qu modo se diferenciaba del sentido griego de la belleza o del
sentido paleoltico de vitalidad. Que el siglo xv
atestigu un gran adelanto en las ciencias rna-
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que se alejaban, estas figuras que se empequeecan, la gradacin armnica de cada elemento
representado -todo el complejo de la perspectiva- obraba sobre los sentimientos, y los resultados, en un pintor como Jacopo Bellini (lm.
59) o Piero della Francesca (lm. 60), fueron
maravillosamente conmovedores, la ms exquisita
variacin en la conciencia del espacio jams lograda por el oficio de miniatura y bidimensional
del pintor.
Pero slo un artista de la inteligencia y de la
sensibilidad de Bellini o de Piero poda mantener tan delicado equilibrio. Conservar la conciencia artstica incorrupta habra significado conservar la sensacin de la perspectiva separada de la
dea de la perspectiva, y eso result ser muy difcil. "Nuestro arte -ha observado Bemard Berenson- tiene una tendencia fatal a convertirse
en ciencia, y apenas si poseemos una obra maestra que no lleve las huellas de haber sido un
campo de batalla de intereses divididos." El campo de batalla decisivo habra de ser la mente y
el arte de Leonardo Da Vinci.
Ver en Leonardo otra cosa que no sea un
genio supremo sera asumir una postura paradjica e impertinente. Mas es un hecho trgico -en
realidad, el hecho de la tragedia- que un hombre puede ser al mismo tiempo grande e infausto:
es el destino personificado en Fausto, ejemplificado en Napolen. No podemos negar a Leonardo una pureza de conciencia en la que el
sentimiento -su sentimiento por la persona de
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la mujer especial que us de modelo en la Anunciacin que se encuentra en las galeras U ffizi,
por ejemplo (lm. 61 ) - permanece suspendido
como en una especie de equilibrio cristalino en
potica inocencia. Si la ciencia. intervena era
slo para ser usada como un instrumento de que
el pintor inconscientemente se serva. Pero en esas
perdidas o nunca terminadas representaciones
monumentales de la realidad, de las que la batalla
de Anghari era el tipo, la ciencia es demasiado
evidente, y la inmediata sensibilidad, presente
en los bocetos preparatorios, se pierde en el consciente esfuerzo de composicin (lm. 62).
Esta grande pero dividida naturaleza se revela en toda su trgica magnitud en los cuadernos
de notas, el ltimo testamento del arte clsico.
Ellos muestran con un detalle y un descuidado
abandono, que no han sido superados nunca,
cmo funciona una gran mente. All, lado a lado,
encontramos sentimiento y sensaciones registrados en toda su potica realidad, y estos mismos
sentimientos y sensaciones convertidos en ideas,
framente analizados, disecados, materia physica, que Donne, n una frase que a Charles Eliot
Norton le encantaba repetir, llamaba: Esas im-
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guibles, ya que al moverse en crculo, todos a un
tiempo, los pjaros de una parvada se vean de lado,
esto es, mostraban lo menos posible de su cuerpo, y en
otro momento se dejaban ver completamente de frente;
la primera vez semejaban una nube apenas perceptible,
y luego las segunda y tercera secciones se definan poco
a poco a medida que se acercaban a los ojos del espectador.
La primera de las secciones antes mencionadas se
dej caer muy bajo con un movimiento en sesgo, y
descans sobre los cuerpos muertos, que fueron trados
por las aguas de este gran diluvio, y se alimentaron con
ellos; continuaron hacindolo hasta que la abundancia
de hinchados cadveres disminuy, y lentamente se hundieron hacia el fondo de las aguas.23
LA ILUSlN DE LO REAL
15 5
en l se refleje el modelo; compara entonces lo reflejado con tu obra y ve si el original est conforme con
la copia.
Y toma, sobre todo, al espejo por maestro -esto
es, un espejo plano--, pues en l se proyectan los objetos de un modo semejante en muchs puntos a como
se te dan en la pintura.
T ves que la pintura, aunque representa las cosas
sobre un solo plano, se presentan en ella de tal modo
que parece que adquieren relieve; el espejo, que es un
plano, hace lo mismo; la pintura es, como el espejo,
una sola superficie; la pintura es impalpable como el
reflejo, que si bien parece de bulto, y parece salirse del
plano, no puede ser, sin embargo, rodeado con la mano,
cosa que ocurre tambin con las pinturas. El espejo y
el cuadro muestran la similtud de las cosas con sus
sombras y sus luces.
Y si t sabes que el espejo, gracias a la disposicin
de sombras y de luces, te muestra los objetos de realce,
y tienes en tus colores sombras y luces ms poderosas
aun que las del espejo; si aciertas a combinarlas conjuntndolas, tu obra parecer una cosa natural vista en un
gran espejo. 24
Se habra podido hacer del espejo una imagen de la conciencia pura, pero slo metafrica:
mente hablando .. Esta aplicacin literal del espejo representa una corrupcin de la conciencia
porque sta no es tan mecnicamente comprehensiva. Aun el ojo, como lo ha demostrado la
psicologa experimental,25 no recibe la misma
clase de imagen que un espejo plano. Surgen
varias distorsiones cuando se hace un esfuerzo
para representar los objetos perifricos en un campo de visin en relacin con el punto del foco.
El reflejo de un espejo corresponde a las leyes
156
LA ILUSiN DE LO REAL
LA ILUSION DE LO REAL
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LA ILUSlN DE LO REAL
LA ILUSiN DE LO REAL
159
re~l mismo, de una realidad positiva y mensurable. Se sostuvo la existencia de un mundo externo slido y sustancial en su continuidad de
espacio, y se esper que el ~rtsta r.epresentara esa
realidad externa por mtodos prcticos que podan adquirirse en academias de arte. Europa
occidental desarroll una prodigiosa habilidad,
cuyo principal objeto no era ya crear smbolos
para el sentimiento o la intuicin;sino ms bien
para construir una ilusin de espacio a travs del
cual pudieran verse los objetos en coherente perspectiva. Los objetos podan, desde luego, arreglarse para relatar una ancdota, pero sta deba
ser juzgada entonces con un criterio moral, el
criterio tan insistentemente defendido por Tolstoy en Qu es el arte? Pero, ms frecuentemente,
la realidad fue su propia justificacin, Ja realidad
del paisaje o la naturaleza muerta, suficiente en
su propio estar all. Logrado el simulacro, sin
ninguna satisfaccin emocional, se introduce entonces el {Jc1thos o sentimiento: se permite el
sentimiento, no se define. Pero el propsito del
arte no es exter9ar sentimientos, o excitarlos,
sino darles forma, encontrar su "correlato objetivo", de modo que podamos reconocerlo por lo
que es, por lo que significa en nuestro discurso. El arte es siempre el instrumento de la conciencia, como aprehensin, captacin, materializacin.
La metfora del espejo sera sustituda, durante el perodo romntico, por otras metforas
ms apropiadas -la fuente de Coleridge, la lm-
160
LA ILUSiN DE LO REAL
PAUL KLEE
162
LAS FRONTERAS DEL YO
no tenemos conocimiento directo o relativamente inmediato de un objeto o hecho especial llamado el Yo
que permita ser observado aisladamente de otros objetos, tal como pueden observarse el sonido o el color
aisladamente de otros objetos.
163
Dejar a un lado por el momento el problema de lo que pasa en la mente en las etapas intermedias o de :trnsito entre una experiencia
reflexiva y otra. Hay, por ejemplo, un estado de
anticipaci6n de la conciencia que es. la inten
cin-de-reflexionar. Hablamos de "una mente en
blanco", de lagunas en la conciencia. Como ha
observado William James, "hay innumerables
conciencias de vaco, ninguna de las cuales to"
macla en s misma tiene un nombre, pero son sin
embargo diferentes unas de otras. Lo ordinario
164
LAS FRONTERAS DEL YO
es suponer que son vacos de la conciencia, y
por lo tanto el mismo estado. Pero el sentimiento de un blanco (en la mente) no es toto
coel distinto de la ausencia de un sentimiento?" 6
En otras palabras, hay percepciones que nunca
se articulan en el espritu consciente, y stas
tambin, debemos suponerlo, son una parte esencial del yo. Es posible que una de las funciones
del arte sea llevar estas percepciones desarticuladas a la conciencia?
Si aceptamos el punto de vista del profesor
Paton de que el hombre descubre su yo por reflexin, esto nos lleva a la necesidad de explicar
los orgenes o desarrollo de esta facultad. Por
medio de qu proceso arJiculamos una conciencia
del yo de tal modo que experimentemos un goce
consciente de ese yo como yo?
En el captulo n suger algunos de los caminos por medio de los cuales el hombre pudo
haber descubierto las formas geomtricas, las formas como tales abstradas de las actividades prcticas del tejido, la cestera, la cermica. Pero
estas experiencias no se realizaron individualmente; puede aun dudarse de que este proceso,
realizndose a travs de largos perodos del desarrollo econmico, incluso haya sido consciente.
Suger que ms bien el cerebro humano recibi
la impresin de algo en la forma de engrama, o
un modelo arquetpico: los elementos de los dibujos abstractos fueron un subproducto de las
actividades prcticas, y posteriormente las repre
sentaciones naturalistas fueron "compuestas" en
165
formas predeterminadas por la existencia de estos engramas o arquetipos en la mente del artista.
As modos condicionados de configuracin se
convirtieron en parte de las dotes sensibles del
hombre en una cierta etapa de s desarrollo.
Aun cuando en etapas histricas posteriores
se diferenci el artista de otros artesanos, y su
habilidad se desarroll como un talento individual, sigui presente el ms fuerte impulso para
alcanzar una uniformidad ideal, y a pesar de que
hay personalidades definidas entre los escultores
de la Grecia clsica, es muy difcil atribuir acentos personales a la obra de un Mirn o de un
Praxteles; las obras pueden diferenciarse por la
habilidad, por la cercana a la perfeccin ideal,
pero no expresan, y no se esper tampoco que lo
hicieran, lo particular de una individualidad. Su
estilo, podramos decir, es impersonal, y slo
cuando podemos hablar de un estilo personal es
posible esperar hallar alguna manifestacin de
Una conciencia del yo.
El Dr. Meyer Schapiro ha investigado el problema del estilo ,en un brillante ensayo 7 que
deja poco que dcir sobre la materia. De este
. ensayo surge una diferenciacin muy clara entre
el "estilo" como caracterstica de un individuo
y el "estilo" como caracterstica de un grupo. En
cada caso el estilo implica un factor constante,
"un sistema de formas con una cualidad y una
expresin significativa por las cuales -como dice
el Dr. Schapiro- pueden verse la personalidad
.del artista y la amplia actitud de un grupo".
166
Pero entre el estilo que es una "manifestacin de la cultura como un todo, los signos' visibles de su unidad", y el estilo que es manifestacin de la personalidad peculiar de un ;irtista
slo puede haber una conexin ambigua. En el
primer caso tenemos un denominador comn,
algo tan universal que contradice la nocin misma
de la afirmacin individual; en el segundo caso,
algo tan particular que su posesin por ms de
una persona provocara acusaciones de plagio o
de imitacin inconsciente. Es verdad, desde luego, que el estilo de una personalidad especialmente fuerte puede contagiar a las personalidades
de artistas ms dbiles del mismo perodo o de
uno posterior, y sa es una de las posibles explicaciones del origen del estilo de un perodo. Pero
por ahora tratamos del estilo como expresin del
"hombre mismo", y yo quisiera preguntar si aqu
interviene una dimensin especfica de la conciencia, y de ser as, cmo apareci y cmo se
ha desarrollado. Cundo aparece por primera
vez la conciencia del estilo en este sentido, y en
qu forma se relaciona con el proceso de reflexin por medio del cual, de acuerdo con el profeso~ Paton, el yo se hace yo y hace de sus objetos
objetos?
El "concete a ti mismo" es uno de los primeros preceptos de la filosofa, as como tambin
una de las ltimas recetas de la psicologa. Pero
exac_tamente. cmo debemos conocer:iiq~?1 Podemos pellizcarOs,'.pesarnos, mirarnos en el espejo
y recordar nuestro comportamiento por todo el
167
tiempo que queramos. Podemos distinguir nuestras sensaciones, y analizar nuestras emociones.
Pero cul es la entidad de la que as adquirimos
conciencia? Narciso se mira en el .estanque y
descubre una clara imagen de s m~smo, una imagen tan clara como la flor que ve al borde del
estanque o tan clara como el reflejo de esta flor en
el estanque, que puede comparar con su percepcin de la flor real. Pero este conocimiento reflejado es objetivo y superficial. Si tiene alguna correspondencia con el yo es puramente simblica:
la cara-de un hombre no es ms que una pelcula
sobre la cual la experiencia interior ha grabado
ciertos signos. Aun cuando nos concentremos
un momento en estos signos y tratemos de leerlos como la representacin de nuestro "yo", ten
dremos que leer el signo para atrs, y tomar de la
corriente de la conciencia los pocos datos que se
acomoden a la imagen externa de nosotros. El
yo es un elemento fluctuante: no puede ser enfocado; por lo tanto no puede ser fotografiado, o
aun representado por medios menos mecnicos,
Nuestra existencia es un proceso continuo, pero
el rea de la conciencia no tiene lmites espaciales
o temporale.s. Lo que abstraemos en cualquier
momento como el "yo" es meramente un punto
fijo hacia el cual nuestra atencin hace que ciertas imgenes converjan y constituyan un "estado
de conciencia", un momento de reflexin. Pero
este estado de conciencia no es una conciencia
de un "yo", sino slo de ciertos puntos en las
fronteras del yo.
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~' El a~tor se refiere a la escritura a mano, handwriting en ingls, que : diferencia en estJs lneas de
script y scripture, con el mismo significado, siendo las
ltimas palabras arcaicas en ingls. [T.]
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formas y composiciones tpicas, pero aunque todas estas caractersticas estilsticas dan una ide
de la personalidad del pintor, no indican por s
mismas la conciencia de un yo en el artista. Del
mismo modo los expertos shakespearianos identifican la autenticidad de un pasaje en un drama dudoso por el anlisis de la rima y el metro, el vpcabulario, la longitud de las palabras, la
frecuencia de ciertas combinaciones de vocales, etc. 'Pero tampoco estas caractersticas de la
personalidad de Shakespeare fueron una expresin deliberada de un yo consciente, y ni siquiera
indican una conciencia especfica de la existencia
de ese yo. Es decir, esas caractersticas no indican
la conciencia de un yo que se exprese por estos
medios particulares.
Hay en la literatura una categora especial
para las obras que tienen como objetivo hacer la
descripcin del yo: se llama autobiografa. Bien
puede suponerse que el arte de escribir estimulara el aislamiento y el reconocimiento de un
yo, pero esto no ha sucedido. La autobiografa
no es un arte tpico del mundo antiguo, por
ejemplo. El famoso investigador de la literatura
clsica Von Wilamowitz-Moellendorf admiti alguna vez que "no debemos pasar por alto el hecho de que as como los helenos no produjeron
verdaderas obras de historia, fueron tambin incapaces de concebir un hombre individual en la
plena realidad de su existencia" .8 Hay, desde
luego, narraciones personales, pero lo que le sucede a un hombre no es lo que un hombre es.
172
extrao pequ'eo mundo de retratos que Ha sobrevivjdo de las primeras tumbas cristianas en
'Fayum en Egipto y los retratos bizantinos en medallones de lmina de oro bajo vidrio (lm. 64)
tienen tambin una expresividad extraordinaria,
pero aunque supusiramos que uno de stos fuera
un auto-retrato, estaramos an en presencia de
una fJer.sona, una mscara que representara un
cierto estado emocional que el artista quera expresar en s mismo, pero que revelara el yo interior slo en detalles de la composicin: e1 vigor
o. suavidad de las pinceladas, la exageracin de
algn rasgo de la cara, como los ojos, a expensas
de otros rasgos, la seleccin de postura y fondo,
el marcado color o la lnea. Efectivamente, po~
dramos decir: es un hombre real, que podra
conocer en el Egipto actual y reconocer por su
retrato. Pero en qu sentido "conoceramos" al
hombre? Slo en el sentido en que conocemos
o reconocemos un caballo o cualquier objeto inanimado familiar.
He tratado, en este libro, de evitar la terminologa del psicoanlisis, pero a medida que nos
acercamos al problema de descubrimiento del yo,
no podemos evitar ciertas distinciones hechas por
la psicologa del individuo, y entre ellas est el
concepto de persona, trmino que us en el prrafo anterior y que tomo de Jung. No debe confundirse la prsona con la personalidad; por el
contrario, la persona es la mscara que presentamos al mundo, y es generalmente un efectivo
disfraz para el yo interior. El auto-retrato es una
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mente si al hacerlo se le saca el cuerpo a la erifermedad."14 ste no es el lenguaje de un psicpata, sino el de un artista.
El desenvolvimiento del auto-retrato, de Van
Gogh en adelante, muestra una desintegracin
progresiva de la imagen exterior u objc,:tiva y la
sustitucin de las formas simblicas que representan los sentimientos internos (lm. 69 a). Primero se hace un intento de acomodar estos smbolos dentro de la mscara: sta se distorsiona
hasta convertirse en una mscara de terror, de
xtasis o, menos deliberadamente, en una proyeccin de la sombra, el aspecto ms oscuro de .
nuestra psch~ que normalmente conservamos
oculto. Este desenvolvimiento llega a su lmite
en un auto-retrato como el de Paul Klee (lm.
69 b), en el que se pierde todo registro objetivo
de las facciones del rostro, y el smbolo del yo
existe en autosuficiente independencia. El yo,
nos dice ahora el artista, tiene poco o nada que
ver con la mscara convencional que prestnto al
mundo: puede ser adecuadamente representado
slo por signos o smbolos que tengan una equivalencia formal cori el mundo interior del sentimiento, cuya .mayor parte se halla sumergida bajo
el nivel de la conciencia.
Yo creo que el artista habra llegado a esta
conclusin sin el auxilio del psicoanlisis: a decir
verdad, el artista ha estado explorando el inconsciente por un tiempo considerablemente mayor
que el hombre de ciencia. 15 Las bases de una
teora cientfica del inconsciente deben encon-
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ms lejos en la exploracin del yo, dej casi nueve mil obras de arte (en su mayora acuarelas,
dibujos, gouaches, etc.) que en su totalidad
podran considerarse como un cuadro bastante
exacto de su mundo interno. Sera posible, me
parece, clasificar las obras de Klee, en un orden
que correspondiera aproximadamente a las profundid<des de las que surgieron. Muchas, por
ejemplo, son fantasas basadas en la experiencia
visual, en imgenes mnmicas. Vemos elementos
formales que pertenecen a una ciudad, a un puer-to (lm. 71 a) o a un jardn; pero estos elementos
son transfigurados. La fantasa entra en el campo
de la desintegracin y re-combinacin de imgenes mnmicas recuperadas, reflejos mentales
vertiginosos de cosas vistas en el mundo externo.
Pero en otros casos, para usar la metfora de Vctor Hugo, hay un espectro en el pozo (lm. 71 b),
una forma o figura que no proviene de ningn
nivel de la memoria consciente o semiconsciente,
sino que proviene del mundo de los sueos, que
es en s una compleja esfera de la conciencia, de
la que entendemos muy poco. Sabemos fuera
de toda duda que el sueo es una actividad intencional; casi podramos llamarla m1a actividad
cognoscitiva, ya que cuando se le interpreta se
encuentra referido a cuestiones serias, cuestiones
serias para el que suea, ya que no debe olvidarse
nunca, como. Jung dice, que "se suea primaria,
y aun exclusivamente, con uno mismo y de uno
.
'' .
.
mismo
El yo que expresamos en los sueos, y en
183
obras de arte que son una expresin de la actividad de ensoacin, no es necesariamente hermoso. La belleza, como insistieron los surrealistas, est ya fuera del problema, y es dudoso que
podamos hablar de "vitalidad" ell'.el sentido animalista o sensual. Roger Fry us uno de los dibujos de Klee para ilustrar lo que para l significaba
la "sensibilidad" en una obra de arte, una cierta
cualidad en la ejecucin de una obra de arte revelada por la sensibilidad de las lneas, por las
relaciones de tono y color, y por el manejo de
la pintura. 19 Encontramos todo esto en las pinturas de Klee, as como en esa otra forma de
su sensibilidad que es su sentido para la planeacin general del diseo, para lo que hemos llama.do la Gestalt.
Es evidente que estas cualidades son instintivas, es decir, no se adquieren por ningn proceso
de aprendizaje, sino que son un producto directo de la organizacin nerviosa del artista. Como
.dijo Fry:
Es casi seguro que en esos ritmos ntimos que constituyen la textura d~. una obra de arte, en aquellas partes que son producto de la sensibilidad del artista,
pasemos a regiones que escapan a toda formulacin
matemtica, como sucede de hecho con todas las formas orgnicas, excepto las ms simples. Pasamos de
relaciones rgidas y exactas a ritmos complejos e infinita:rentc variantes, a los que tal vez podemos llamar, hi
patticamente, ritmos vitales, por medio de los cuales
se nos revelan los sentimientos subconscientes del arJista en lo que llamamos su sensibilidad. 20
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ARP
En ese elevado tema para un gran poema filosfico que W ordsworth llam The Recluse el poeta usa una metfora que servir para introducir
la difcil nocin que trataremos en este captulo
final. Wordsworth habla del "intelecto discerniente del Hombre" como "unido en matrimonio con este hermoso universo en amor y-santa
pasin".
Dice:
Cun exquisitamente el Espritu individual
(y no menos acaso los poderes progresivos
de la especie entera)
al Mundo externo se acomoda:
y cun exquisitamente, tambin
(tema ste tan poco conocido entre los hombres),
el Mundo externo al Espritu se ajusta ... *
LA IMAGEN CONSTRUCTIVA
, 191
* The creation (by no lower name / Can it be cal. led) Which they with blended migth / Accomplish.
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LA IMAGEN CONSTRUCTIVA
ritmos y en su msica verbal, en sus imgenes
y ,metforas, todos ellos elementos que reflejan
la individualidad de su personalidad o yo. Pero
mientras ms tratamos de aislar estos eletnentrn
pedonales en una obra de arte, menos estructurales son. La caracterstica esencial de 'una obra
de' arte personal es que sea, como vimos en el
ltimo captulo, "libre de Gestalt".
Naturalmente, encontramos estas formas indefinidas en la literatura lo mismo que en un
arte grfica como la pintura. Desde el principio
del movimiento romntico en adelante la tendencia ha sido sustituir las formas "orgnicas"
de Coleridge por las formas geomtricas o esquemticas. El objetivo del poeta romntico es siempre establecer una equivalencia entre un sentimiento subjetivo y una corriente espontnea de
palabras simblicas de ese estado de nimo. James Joyce en Finnegan's Wake lleg a Ja etapa
final de ese desarrollo; y, como vimos en el captulo anterior, en las pinturas de artistas como
Jackson Pollok o Sam Francis la forma se desvanece en una mnorfa "Nube de lo ignoto".
Poc!emos aceptar por lo tanto que el yo o la
personalidad se comunica ms exactamente en
pinturas o poemas amorfos o libres de Gestalt,
pero vivimos no como personalidades aisladas
que cambian entre s sus pinturas como tarjetas
de visita, sino como miembros de comunidades
c,:on necesidades y actividades comunes, y nos
hallamos en la necesidad dp crear, a medida que
entramos en relacin con nuestros semejantes, un
LA !MACEN CONSTRUCTIVA
195
plan de accin. sta es, en trminos plsticos,
na cierta organizacin del tiempo y el espacio
que hace la vida no slo posible, sino aun agradable. Quiz el animal humano no habra sobevivido si no hubiera desarrollado 'la capacidad de
llevar una concha, un carapacho formado no slo
por las casas de ladllo o madera que habitamos,
sino por una conciencia general de las dimensiones humanas en el espacio y en'el tiempo. Hemos hecho el plano de las constelaciones y dividido el ao en unidades que se conforman a
los hechos csmicos: hemos inventado miles de
formas de medida e instrumentos que nos permiten manejar la materia e imponer una escala humana al aterrador caos del mundo visible. Se
trata, en todos los casos, de actividades extrovertidas, formas de dominio de la materia o limitaciones de la conciencia en bien de los intereses del sentimiento interno.
Los tipos de arte que hemos considerado hasta ahora han sido concebidos siempre como modos simblicos de expresin: Ja creacin de una
forma para significar un sentimiento. Pero Cassirer, que es el mjor representante de esta teora
simblica del arte, ha hecho hincapi en que- las
formas del arte "llevan a cabo adems una tarea
definida en la construccin y organizacin de la
experiencia humana. Vivir en el reino de las
foqnas no significa una evasin de los asuntos de
la vida, sino que representa, por el contrario, la
realizacin de una de las energas ms altas de
la vida misma. No podemos hablar del arte como
196
'tA IMAGEN CONSTRUCTIVA
'extra humano' o 'sobrehumano' sin perder de
vista uno de sus rasgos fllndamentales, su poder
constructivo en la estructuracin de nestro universo humano". 2
Del mismo modo diramos que pasamos por
alto el poder constructivo del arte si lo consideramos exclusivamente como "supra real", o "personalis.ta". He defendido que la exploracin de
las fronteras del yo es tambin una tarea constructiva. Pero abrir un paraguas sobre nuestra
cabeza es un tipo de acto constructivo; levantar
una cpula sobre. las cabezas de una congregacin maravillada es otro tipo de acto constructivo.
Abrir un pozo en las profundidades de la psique
individual es tambin un acto constructivo; especialmente si llega~os al nivel del sueo colectivo; y concebir un sistema de metafsica en que
todas las visiones individuales se unan o concilien es otro tipo diferente del mismo acto. Parece que nos encontramos en la necesidad, por lo
tanto, de distinguir entre dos tipos de arte, dos
clases de actividad artstica, aun cuando I1o creo
que necesitemos. expresar ningn juicio sobre su
valor relativo. No podemos decir, por ejemplo,
que la mente que concibi el plano ele San Pedro
fue ms grande que la mente que concibi y
esculpi la Pie.t colocada en el interior de San Pedro: fue 1a misma. No podemos decir que una
fuente creadora de formas simblicas, como Klee
o Picasso, sea ms o menos significativa que una
fuente creadora de formas constructivas como Le
Corbusier o Mies van der Rohe. Hay desde lue-
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plstica pura no se halla condicionada por el sentimiento subjetivo y la concepci~. . . Para crear una
realidad pura plsticame11te, es necesario redu,cir las
formas naturales a los elementos constantes de la forma,
y el color natural al color primario.5
Este lenguaje difiere muy poco del de Czanne, pero a la prctica de JVIondrian era esencial
una creencia en una "verdadera" realidad, que
no es la ilusin de una. realidad perceptible y
cientfica como la que buscaban los pintores del
Renacimiento, sino una unidad bsica lograda
por "la abolicin de toda forma particular", de
todas "las particularidades de foma y de color
natural", que simplemente "evocan estados subjetivos de sentimiento". Podra decirse que el
sentimiento se halla excludo de esta clase de
arte, que la obra de arte no es ya un smbolo para
un estado de nimo, sino ms bien una necesidad
lgica libre de toda limitacin personal y utilitaria, la schne freie N otwendigkeit de Hegel.
Ni la sensacin ni el sentimiento intervienen,
sino slo la intuicin, la intuicin de la perfeccin formal. Enwero, Mondrian aceptaba que
"la emocin esttiCa es un factor en el arte".
"Tanto la expresin plstica como la manera en
que una obra es ejecutada constituyen ese 'algo'
que evoca nuestra emocin y la hace arte." Pero
para evitar cualquier confusin .con las emociones evocadas por el arte figurativo, aade que
"el arte se expresa por la emocin universal y
'no es una expresin de la emocin individual.
Es . una expresin esttica de la realidad y de
'
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Mondrian no estaba solo. Adems de sus colegas inmediatos del grupo D(;} Stiil de Holanda,
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curas casas semejantes a cuevas y patronos a.ris-
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'mismos y en una construccin organizada
.
se convierten en seres ~su fuerza psicolgica es inmediata, irresistible y universal para toda la humanidad; y como no
son el resultado de una convencin, como las palabras,
no son ambiguas, y por esta razn pueden influir sobre
la psique humana; pueden romperla o moldearla; hacerla
regocijarse, deprimirse, exaltarse o desesperarse; pueden
llevar el orden adonde haba confusin, y pueden perturbar y exasperar donde haba orden.
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209
usado en el Ministerio de Educacin es una aplicacin del principio de la cortina veneciana; tiras
de metal ajustadas. en la direccin de los rayos del
sol. Pero el efecto total de la estructura se conforma segn una imagen, U:n sentido para acomodar todos estos elementos en un marco significativo. Ese diseo es una imagen constructiva.
Har otrn comparacin, tambin tomada del
Brasil. Pero primero considerems un ejemplo
de la obra de un artista que, segn creo, no
se llama a s mismo constructivista, pero cuyas
imgenes son, sin embargo, del tipo que he estado examinando; me refiero a Jean Arp (lm.
86). Las imgenes de Arp son tal vez ms biolgicas que arquitectnicas; parecen tener una
conexin con las, formas elementales de la vida
orgnica tal como se ven por el microscopio. Pero .
estn bien organizadas y claramente definidas y
son susceptibles de transmitir su vitalidad al nuevo mundo que est en proceso de creacin alrededor de nosotros. El proyecto de Oskar Niemeyer
para un teatro anexo al Ministerio de Educacin
de Ro ilustrar la transformacin de esta imagen
en arquitectura (lrn. 87). sta no es una estructura arbitraria, una deliberada imitacin de
una escultura de Arp. Es mi espacio para vivir,
perfectamente adaptado a nuestra sensibilidad
moderna, no funcional en el sentido tan frecuentemente implicado por la palabra (prctico y
econmico), sino funcina.l en el mismo sentido
en que un tem:plo griego o una catedral gtica
eran funcionales, funcional en tanto es una ima-
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NOTAS .
CAPTULO
1.
s Holderln y la esencia de la poesa [traduccin espaola de J. D. Garca Bacca. Mxico, ed. Sneca,
pp. 34-37].
4 Cf. en especial la Epstmologe gnetque, 3 vols.
(Pars, 19 53) .
5 Su ms importante trabajo es Die Phlosophie der
symbolschen Formen.
6 The Cate of Horn: A study of the relgious con
ceptons of the Sto ne , Age, and their influence upon
european thought, Londres, Faber & Faber, 1948.
1 Art and Society, z. ed., Londres, Faber & Faber;
1945, pp. 48-50. Tnbin A. N. Whitehead, Relgon
in the Makng, Cambridge, University Press, 1926,
pp. 18-19. .
218
NOTAS
nuestros das, con gran seguridad que "d elemento
primario no es el modelo natural, sino la ley que de
l se abstrae". Supone, en su histrica tesis, Abstral<-
tion und Einfhlung, Munich, 1~ ed., 1908 (trad.
esp 1, Abstraccin y naturaleza, Mxico, Fondo de Cultur~ Econmica, 19 5 3], que "el proceso consiste en la
posterior naturalizacin de un ornamento puro, esto
es, la forma abstracta, y no en la posterior estilizacin
de un objeto natural. .. El elemento primario no es el
modelo natural, sino la ley abstrada de l" (p. 69).
1o Yo prefiero hablar de la tcnica general del arte
prehistrico como "dibujo" ms que como "pintura",
porque los instrumentos utilizados generalmente hacan
lneas o puntos, ms que pinceladas o brochazos.
11 Max Raphael ha sugerido que se usaba la mano
humana para establecer la escala "modular" (para usar
el trmino de Le Corbusier); cf. Prehstorc Cave
Paintings, Bollingen Series IV, Nueva York, Pantheon,
1945.
1 2 Para .los diferentes sentidos de la palabra "estilo", segn se usa en la crtica y la historia del arte,
vase Meyer Schapiro, "Style'', en Anthropology Today
ed., A. L. Kroeber, Chicago, University of Chicago
Press, 195 3.
13 "Prchistoric Painting",
( 1949).
The
Month,
1 :249
NOTAS
219
ya he indicado, las imgenes paleolticas de los anima
les se hallan hasta cierto punto simplificadas, y deben
lhmarse ms bien imgenes mnmicas. Ahora bien,
el proceso de simplificacin puede haber ocurrido al
ser llevada la imagen eidtica a la pared de la cueva.
La "realizacin" de una imagen siem'pre implica expedientes expresivos, es decir, "estilizacin''.. Para una
interesante comparacin del arte paleoltico con el arte
-de los ciegos, vase Viktor Lowenfeld, "Psycho-Aesthetic Implications of the Art of the_ Blind", Journal
of Aesthetcs and Art Criticism, 10, n9 I, septiembre
de 1951.
17 Hay una representacin de una figura disfrazada en la cueva de Trois Freres en el sur de Francia,
pero lo que puede reconocerse como humano en esta
vaga imagen no es desde luego reali&ta. Algunas de las
primeras reproducciones de este dibujo eran optimistamente precisas. La ms antigua reproduccin hecha
a mano del dibujo y una fotografa de l pueden verse
una al lado de otra en Four Hundred Centuries of
Cave Art por el Abate Breuil.
1 8 C. F. C. Hawkes, The prehistoric Foundations
of Europe, Londres, Methuen, 1940, pp. 41-43.
19 El arte vital, en condiciones climticas y econmicas ms favorables, puede ser una expresin de exuberancia ms que de,.intensidad, de confianza ms que
de angustia. El arte cretense, que es desde el punto de
vista formal del mismo carcter que el arte levantino o
bosquimano, es un refinamiento, quiz juguetonamente
serio, quiz seriamente juguetn, de la conciencia plstica desarrollada por el artista paleoltico. Los foros
minoanos se hallan en conexin, distante, pero directa,
con los bisontes de Altamira. Para una interesaate
discusin del enigma cretense, vase H. A. Groenewe.
gen-Frankfort, Arrest and Movement, Londres, Faber
& Faber, pp. 185-216.
220
NOTAS
Henry Moore: Sculptures and Drawings, ed. Herbert Read, 3" ed., Londres, Lund Humphries; Nueva
York, CurtValentin, 1949, p. l.
2
CAPTULO
II
NOTAS
221
chas dobles) y representaciones de aves, toros, bices, ca
bras montaraces, perros, tal vez un caballo, ms raramente hombres, carcajes y ~na lanza. Pero los objetos
naturales representados. se hallan tan estilizados que se
convierten en diseos puramente decorativos. Frankfort
llama a este tratamiento 'abstracto' y lo considera como
ndice de la mentalidad abstracta del artista. Pero W.
Bremer (P. Z. XVI, 1925, 22) ha demostrado recientemente en detalle que la forma precisa de la estiliza
cin ha sido condicionada por el trabajo de cestera, en
tanto que muchas de las formas de vasijas podran tam
bin considerarse como copias de cestos (como en Ubai-.
da). En otras palabras, el alfarero de Susa copia modelos de la cestera, y las formas peculiares que imprime
a los animales obedecen a las exigencias del tejido ...
Al mismo tiempo las aves y los animales, as como los
smbolos geomtricos son los antecedentes de los signos mgicos o divinos posteriormente grabados en los
sellos y que. al pasar el tiempo habran de convertirse
en elementos de la escritura" ( Nw Light on the Most
Ancient East, pp. 138-139). Esta ltima frase parece
como si admitiera la operacin de una facultad de
'"abstraccin".
9 Raphael, p. 89.
10 W orringer, Abstraccin y naturaleza, Mxico,
Fondo de Cultura ~conmica, 1953.
11 l}aphael, pp. 90-91.
'
1 2 Gene W eltfish, The Origins of Art.
Indiana
polis, 1953.
1 3 Raphael, p. 14.
14 Ver Henri Frankfort, The Birth of Cvlzaton
n the Near East, Bloomington, Indiana Univ. Press,
19 51, p. 192. El profesor Frankfort seala en ese libro
que Jos arreglos simtricos del tipo a que nos referimos
son mucho ms tpicos del arte de Mesopotamia que
del de Egipto.
NOTAS
El Profesor Frankfort (p. 1O3) sugiere que el
objetivo del artista era "producir un diseo decorativo'',
y que los animales en estos diseos se "hallan sometidos a un propsito puramente esttico". "En Mesopotamia ... la imaginacin y el diseo generalmente
dominaban sobre la probabilidad y la naturaleza." No
parece .considerar esto como algo excepcional; en otras
palabras, atribuye al artista de Mesopotamia un "propsito esttico" ya existente, en lugar de una conciencia esttica de nueva aparicin.
16 Frankfort (p. 102): "Los grifos alados y las serpientes entrelazadas pertenecen tambin a la regin
de Mesopotamia a partir del primer perodo de escritura y hacen tambin una aparcin pasajera en Egipto."
222
u;
CAPTULO
III
NOTAS
'223
28-29.
11 Jane Harrison, Ancent Art and Ritual, Home
University Library, Londres, Williams & Norgate, s.
f., p. 26.
12
224
NOTAS
tra tesis. Pero desde el principio debe tenerse en cuenta
que en estas dos palabras griegas, dromenon y drama,
en su significado exacto, su relacin y su distincin,
tenemos la clave y el punto de partida de toda nuestra
discusin." (Harrison, pp. 35-36).
14 Cf. A. N. Whitehead, Religon in the Making,
Cambridge, 1926, p. 116: "Las vibraciones fsicas son
la expresin entre las abstracciones de la ciencia del
principie;> fundamental de la experiencia esttica."
15 Frazer, p. 77.
16 Cf. Ernst Cassirer, Antropologa filosfica. Introduccn a una filosofa de la cultura, Mxico, Fondo
de Cultura Econmica, 1951, p. 71: "No inmediatamente, sino por un proceso de pensamiento muy complejo y difcil, llega [el hombre] a la idea del espacio
abstracto, y es esta idea la que abre el camino al hombre no slo para un nuevo campo del conocimiento sino
para una direccin enteramente nueva de su vida cultural."
11 Cf. Jean Piaget y Barbe! Inhelder, La reprsentation de l' espace ehez l' enfant, Pars, Presses U niversitaires, 1948.
is Cf. infra. pp. 150-1.
19 "Oriente" y "Occidente" son trminos que se
usan en un sentido muy libre; Grecia, sin duda, tendra
que ser includa en el Oriente. "La verdad es que estas
etiquetas que se proponen indicar una orientadora generalizacin cientfica en la base no son, en general,
ms que una vana pretensin. S se tuviera que poner
una etiqueta geogrfica o etnolgica al grupo hebraico-zoroasfriano de religiones, no se les podra llamar ni
orientales ni occidentales, ni arias ni semitas .. Slo
podra decirse que todas ellas surgieron en algn pas
del Cercano Oriente, al occidente de la India y al oriente de Ellropa ... Spengler tena razn al notar que esas
cuatro grandes religiones (el cristianismo, el judasmo,
NOTAS
225
el Islam y el zoroastrismo) formaban un grupo con
ciertos supuestos comunes que las distinguan de igual
modo de la religin greco:romana por una parte y de
la religin india por la otra. 'Pero. yo dudo que pueda
derivarse alguna conclusin valiosa en relacin con su
carcter del hecho de que todas ellas surgieron dentro
de un rea geogrfica particular." Edwyn Bevan, Symbolsm and Belief, Londres, Allen & Unwin, 1938, p. 7L
NOTAS
226
beaucoup. plus vivant que l' art officel de Constantinople et beaucoup plus prs que lu de la tradition syrenne
et orientale. Des techniques moins luxueuses, la peinture murale substitue a la mosdique, un style tout realiste, une recherche des lments pttoresques, du mouVements, parfois confus, et de l' motion dramatique,
telles sont les caractristiques de cet art monastque et
populaire, d' origine syriaque et palestinienne comme les
posies rythm6es des mlodies, avec lesquelles il a tant
de ressemblance,
Estoy dispuesto a sostener que un dualismo semejante existe, y debe existir, en todas las civilizaciones;
cf. Grass Roots of Art, Nueva York y Londres, 1946;
nueva ed. 195 5, cap. 4. No es puramente una cuestin
de niveles sociales diferentes, lites y masas, sino ms
bien de una divergencia de sensibilidad humana en los
caminos de la introversin y la extroversin. El artista
halla el nivel de su tipo psicolgico, es decir, del tipo
de su sensibilidad.
Debe hacerse tambin una distincin entre los tipos primarios y secundarios de arte. Por tipos primarios quiero, indicar tipos que implican la aprehensin
de la realidad e1r el sentido ya definido (ver p. 106).
Por tipos secundarios quiero indicar el uso de medios
pictricos para simb.olizar conceptos ya dados, el arte
como ilustracin. Estos dos tipos se combinaron en
muchas iglesias bizantinas y gticas, pero nunca se confundieron, como sucede con nuestros realistas sociales
(o social:stas) modernos.
25 Para una definicin de la percepcin "libre de
Gestalt" y de la forma artstica "libre de Gestalt", ver
Anton Ehrenzweig, The Psycho-Analysis of Artistic
Vision and Hearing, Londres, RoutJedge & Kegan Paul,
1953.
2 n El arte celta, que es una de las races del arte
cristiano primitivo, puede concebirse como un ciego
llenar el espacio: no tanto como una reaccin abstracta
NOTAS
227
ante una desconfianza de lo orgnico, que es la teora
de Riegl y W orringer, sino ms bien como una cortina
apretadamente tejida frente a los horrores del espacio
infinito. El monstruo que habita este espacio infinito,
el gusano de Ouroboros, cae algunas v~ces en la trampa,
y queda encerrado en una jaula geomtrica. El azoro
numinoso del espacio adopta en este caso una repre
sentacin negativa.
21 Edwyn Bevan, Symbolism and Belef, pp. 28-81,
considera la "altura" como la cualidadcuya aprehensin
conduj.o a los sentimientos de reverencia sublimidad.
Los conceptos de altura y espacio no sori fcilmente
separables, y la mayor parte del tiempo (por ejemplo,
en su discusin de los "dioses celestes") el Dr. Bevan
describe la conciencia espacial. Puede concebirse al
cielo como un "all arriba", encima de nosotros, pero es
un lugar, y en la mayora de las representaciones cristianas (p. ej. el Paradiso del Dante) es un espacio interior. No obstante, el Dr. Bevan da una descripcin
muy convincente de los sentimientos inspirados por la
altura, y estamos de acuerdo en que intervienen en
la imaginacin trascendental del hombre. "El hombre
tiene el sentimiento de lo sublime, con relacin al cielo
especialmente, y estamos ms o menos justificados al
considerar ese sentido como algo tan poco apto para se~
analizado. como el sentido de la belleza. Describir el
objeto que nos afec,ta de tal modo como sublime, nada
dice, desde luego, ya que 'sublime' es simplemente una
de las palabras latinas para lo alto. Nos encontramos
por lo tanto ante el hecho de que la gran altura sobre
su cabeza da al hombre un sentimiento peculiar que
slo puede conocerse tenindolo. Sin embargo, tal vez
sea posible discernir ciertas cualidades del cielo que originan en el hombre el sentimiento de que hablamos.
Una de ,ellas, creo yo, es su diferencia del mundo terrestre. La natnraleza ofrece a los ojos del hombre,
desde el principio- de su existencia, dos mundos diferentes. Est all la superficie de la tierra, en la que
228
NOTAS
predominan las dos dimensiones que constituyen ua
superficie plana, todo un mundo ms o menos accesible
al hombre'. Con alguna dificultad, puede hasta ascender por las montafias, y puede tambin cruzar el agua.
Pero hy adems el mundo completamente separado que
ve sobre su cabeza en la direccin de una tercera dimensin [el subrayado es mo]. Puede verlo all con
tanta claridad como ve las piedras y los rboles en su
derredor; pero es un mundo completamente inaccesible, En l ocurren algul'los de los fenmenos que tienen
la ms aterradora semejanza con las expresiones de la
ira humana -los vientos rugientes, el rayo, el trueno.
Y, especialmente en las noches estrelladas, ofrece, como
ninguna otra cosa puede ofrecerlo, la visin. de una inmensidad abovedada. El mundo sobre nuestras cabezas
tiene otras dos caractersticas:
1) Es el mundo de la luz, que durante el da brilla
con la luz del sol y pdr la noche se cubre con el resplandor luminoso de innumerables estrellas ...
2) Ese mundo, la regin sobre las nubes, es el mundo del orden. En tanto que el mundo terrestre se
presentaba ante el hombre como una regin en la que
las leyes regulares slo parecan regir en ciertos segmentos (el fuego siempre arda, etc.) de la ms confusa
irregularidad, los movimientos de los cuerpos que brillaban en lo alto se repetan con invariable regularidad"
(pp. 61-62).
2s "El arco en la construccin era desconocido en
Europa hasta las conquistas de Alejandro, cuando los
arquitectos griegos adoptaron entusiastamente este,
para ellos, novel elemento, y fu.eron ellos, y luego los
romanos,. quienes introdujeron en el mundo occidental
lo que habra de ser el elemento distintivo de la arqui
tectura. El arco era un lugar comn en la construccin
babilnica -Nabucodonosor lo emple liberalmente en
la B:.1bilonia que reconstruy en 600 a. c.; en Ur se
yergue todava un arco en un templo de Kuri-Galzu,
rey de Babilonia alrededor de 1400 a. c.; en las casas
NOTAS
229
de los ciudadanos sumerios de Ur en 2000 a. c. las
entradas eran arqueadas con ladrillos colocados en verdadera forma de dovela; un desage arqueado en Nippur debe corresponder al afio 300 a, c.; verdaderas
bvedas sobre las tumbas reales de Ur demuestran el
conocimiento del principio otros cuatro o quinientos
aos atrs. He aqu una clara lnea de desarrollo desde
los albores de la historia sumeria hasta el mundo moderno. Lo que se dice del arco es igualmente aplicable
a la bveda y a la cpula." C. Leonai;d W oolley, The
Smnerans, Oxford, 1928, p. 191.
2 E. Baldwin Smith, The Dome: A Study in the
Hstory of Ideas, Princeton, Princeton University Press,
1950,p. 5.
so Smith, The Dome, p. 8. Cf. tambin Charles
Rufus Morey, Medioeval Art, Nueva York, Norton,
1942, p. 261 i "La arquitectura de los tiempos romanos
produjo el cambio fundamental en la composicin: por
primera vez se compona un edificio como un recinto
interior. . . La primera gran estructura que muestra el
cambio es el Panten de Adriano en Roma, construido
en una poca en la que el elemento trascendental transformaba rpidamente la fe mediterrnea -el perodo
de popularidad de los misterios a punto de ser susti~udos
por el naciente cristianismo, y vehculos de ese sentido
de infinito que el espacio arquitectnico viene precisamente a satisfacer. ,[Yo dira ms bien "inspirar" que
"satisfacer".] En la composicin del espacio del Panten, empero,.el sentido de infinito se reconoce pero no
se explota."
31 Pas por alto, en gracia a la simplicidad, el desarrollo paralelo de la bveda. Si debe hacerse una distinin entre la conciencia del espacio y la conciencia
de la altura (cf. nota 27 supra), entonces la bveda
podra tomarse como el smbolo de la altura y la cpula
como el smbolo del espacio.
a2 "Katakombenmalerei: die Anfnge der Christli-
230
NOTAS
chen Kunst", Kunstgeschchte als Gestesgeschchte,
Munich, 1924, pp. 31-32, 40.
11 3
54-55.
84 Cf. nuevamente Edwyn Bevan para el examen
de las "alternativas incompatibles" del simbolismo religioso hebraico-cristiano e hind-griego (p. 46). "Creo
yo que sera un error suponer que la idea que colocaba
el asiento .del Dios Supremo sobre la cima de una montaa era ms primitiva que la idea que lo colocaba en
el cielo. Algn ingenio ha dicho que los antiguos griegos crean que los dioses tenan su morada en la cima
del Monte Olimpo hasta que un da alguien subi a
la montaa y la hall desierta."
S5 Morey, Medoeval Art, pp. 10-11. La cita co.
rresponde a la tica a Nicmaco, ed. H. Rackham, Loeb
Classical Library, N9 73, II, VI, 14. [Ed. en esp. Bibliotheca Scriptorum Graecorum et . Romanorum Mexicana, trad. A. Gmez Robledo.]
so To me on anoeton; H. Diels, Die Fragmente der
Vorsokratker, Berln, 1903, p. 120.
s7 "Ver, por ejemplo, la Homila 18 de Gregorio
Nacianceno, y la descripcin de Procopio de la Santa
Sofa en Constantinopla" (Demus, nota al pie).
ss Demus, Otto, Byzantine Mosaic Decoraton, Londres, Kegan Paul, 1947, p. 12.
s9 Morey, p. 13.
40 Aun un tomista tan vehemente como Jacques
Maritain reconoce lo absurdo de esta metfora. "Los
constructores de catedrales no tenan ninguna tesis en
la mente. Eran ellos, segn la fina frase de Dulac, 'hombres inconscientes de s mismos'. No queran demos
trar lo correcto del dogma cristiano ni sugerir por algn
artificio una emocin cristiana. Pensaban incluso mucho menos en crear una obra bella que en hacer un buen
NOTAS
231
p. 4.
4 ~ Londres, Zwemmer; Bollingen Series XXIV, N ueva York, Pantheon, 1949, II, 58-59.
CAPTULO
IV
Beazley, p. 13.
Ibd.,
11
p. 34.
232
NOTAS
12
1
Ibd., p.
82.
NOTAS
CAPTULO
233
Collingwood, p. 206.
11 Collingwood, p. 209 [el subrayado es mo].
G Croce sostiene que no puede haber distincin
entre intuicin y expresin. "Toda verdadera intuicin
o representacin es tambin expresin ... La actividad
intuitiva posee intuiciones en la medida en que las expresa. Si esta proposicin parece paradjica a primera
vista, es sobre todo porque se da a la palabra "expret
sin" n. significado muy restringido, cuando con ella
nos referimos nicamente a las expresiones que se llaman verbales. Pero hay expresiones no verbales como
las de colores, lneas, tonos; a todas se extiende nuestra afirmcin. La intuicin, expresin al mismo tiem
po, de un pintor es pictrica, la de un poeta verbal.
Pero pictrica, verb,al, musical o como se llame, no
puede faltar expresin a ninguna intuicin como parte
integrante de. su naturaleza." Esttica como cienCia
de la expresin y lingstica general, trad. esp. de J. Snchez Rojas, Madrid, 1912, pp. 54-55.
7 Collingwood, p. 216.
s Collingwood, p. 2.17.
9 Collingwood, pp. 283-284.
4
234
NOTAS
NOTAS
235
ingls, John of Peckham, fue muy popular en el siglo xm
y probablemente la conocieron los hermanos Van Eyck.
Se imprimi en Miln en 1494. Cf. Joseph Kern, Die
Grundzge der lnearperspektvschen Darstellung in der
Kunst der Bruder van Eyck und ihrer. Schule, Leipzig,
1904. Para un excelente resumen sore todos los aspectos del problema de la perspectiva en r.elacin con
el arte de este perodo, cf. Erwin Panofsky, Early Netherl(Jndish Panting, Cambridge, Harvard University
Press, 1953, especialmente la introducci{m, pp. 1-20.
2o
so
a1
236
N.OTAS
CAPTTJLO
VI
H. J. Paton, "The Idea of the Self", en The Nature of Ideas, University of California Publications in
, Philosopby, Vol. 8, Berkeley, 1926, p. 75.
2 Paton, p. 78.
3 Paton, p. 77.
4 Paton, p. 86.
r. Paton, p. 86.
1
10
NOTAS
237
Cf. Ltdwig Goldscheider, Five Hundred SelfPortraits, Viena y Londres, 1937, pp. 12-14. Lmi
nas 1-2.
11
14
p. 230.
1s "Contemplation suprcme", en Post-scriptum de
ma vie, Pars, 1901, pp. 236-237; citada por Bguin,
p. 139.
19 Roger Fry, Last Lectures, Cambridge, University
Press, 1939, cap. 2, passim.
20
Fry, p. 33.
238
NOTAS
22 The Psycho-analysis of Artistic Vision and Hea, ring: An Introducton to a Theory of Unconscit>us Perception, Londres, 19 53.
2a "Unconscious Form-Creation in Art", British
f ottrnal of Medical Psychology, 21 ( 1948), 22 ( 1949),
Londres.
24 Las correspondencias entre la escritura y el dibujo de los artistas han sido estudiadas por Max Seeliger en Hndschrift und Zeichnung, Leipzig, 1920. Cf.
tambin Rudolf Arheim, "Experimentell-psychologische Untersuchungen zum Ausdrucksproblem", Psychologische Forschungen, 11:1-32 (1928). Klara C. Roman, en' Handwriting: A Key to Personality, Nueva
York y Londres, 19 54, reproduce ejemplos de la escritura de Claude Monet y de Jacques Lipchitz funto con
CAPTULO
VII
NOTAS
239
lNDICE GENERAL
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
l. La imagen vital . . . . . . . . . . . . . . . . . .
II. El descubrimiento de la belleza . . . .
III. Los smbolos de lo desconocido . . . . .
IV. Lo humano como el ideal . . . . . . . . .
V. La ilusin de lo re:: . . . . . . . . . . . . . .
VI. Las fronteras del yo . . . . . . . . . . . . . .
VII. La imagen constructiva . . . . . . . . . . .
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
11
42
72
106
129
161
190
217
ndice de lminas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
241