Oraciones y Conjuros de Danielle
Oraciones y Conjuros de Danielle
Oraciones y Conjuros de Danielle
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Santa Marta virgen por caramanchel vas a consumir hoy por la llama con
que se enciende esta vela y por el algodón con que se limpiaron los
santos oleos te enciendo yo esta vela para que remedies mis
necesidades, socorras mis miserias y me venzas todas las dificultades
como venciste la fiera brava que tienes a tus pies, para ti no hay
imposibles, dame suerte y dinero para cubrir mis miserias y
necesidades...
Este es un ritual tan antiguo y secreto que pocas personas lo conocen. Es uno de los
más poderosos para hacerse escuchar por el universo con la mediación del Príncipe de
los Arcángeles. Por favor, utilícelo solamente cuando sea necesario.
“Yo te conjuro Oh, espada de espadas por tus tres sagrados nombres: Albrot,
Abracadabra, Jehová elico. Sé mi fuerza y defensa contra mis enemigos visibles e
invisibles en cualquier trabajo mágico. Por el sagrado nombre Saday que es grande en
poder, y por tus otros nombres: Cados, Cados, Cados, Adonai, Elohi, Zena, Oth,
Ochimanuel, el primero y el último: Sabiduría, Camino, Vida, Virtud, Príncipe y Jefe,
Boca, Oración, Esplendor, Luz, Sol, Fuente, Gloria, Montaña, Puerta, Vid, Piedra,
Compañía, Sacerdote Mesías Inmortal. Espada, guía mis acciones y prevalece sobre
aquellas cosas que se oponen a mí. Amén”.
• MIGUEL: Arcángel de Fuego, del Este y del Sur, del Primer Rayo y de la
Tierra, protector, de la fuerza, la luz y el color. Día: Domingo. Vela azul o
naranja, sello naranja. Número Uno, Planeta: Sol. Piedras: zafiro, cuarzo
blanco, diamante Herkimer, cuarzo citrino, ágata azul. Flor: rosa, girasol,
dalia, geranio, orquídea. Metal: oro. Signo: Leo. Elemento: aire, Regente del
Sur y del Cuarto Cielo (Machanon). Color: azul cristal. Símbolos: espada y
balanza, cadenas, escudo, lanza. Símbolos: pavorreal, caballo blanco,
unicornio. Es Anubis, Thoth, Mithra, Horus y Hermes, según las diversas
mitologías.
EL LIBRO DE SAN CIPRIANO (I)
Quizá no haya habido
nunca un libro más
codiciado y buscado, ni
que despertase más
pasiones y deseos de
poseerlo, hasta el punto
de que mucha gente
cayera en la locura,
enfermase gravemente o
se arruinara
económicamente, sólo
por intentar conseguir un
ejemplar del mismo o por
poner en práctica los
rituales que en él se
contenían. Estamos
hablando del Libro de San
Cipriano, popularmente
conocido como Ciprianillo.
Parece que no hay testimonios de gente que se hiciera rica gracias al Ciprianillo,
aunque seguramente lo que pasó fue que, quienes se hicieron ricos por estos medios,
lo mantuvieron en silencio para evitar robos, como pasa hoy en día con los ganadores
de la lotería. Sin embargo muchos de los inicialmente felices poseedores del libro,
después no lo fueron tanto, ya que agotaron capital y salud buscando los magníficos
tesoros prometidos. Esto fue especialmente cierto en Galicia, donde abundaron los
casos de gente que adquiría algún ejemplar, pagando grandes sumas de dinero que
juntaban, a menudo, vendiendo toda su hacienda. El escritor e historiador orensano
Vicente Risco relata en su trabajo “Los tesoros legendarios de Galicia” publicado en
1950 en la “Revista de Dialectología y Tradiciones Populares”, que en los años 20 y 30
del siglo XX se llegaba a pagar en Galicia 500 ptas. por un libro que adquirido en
Portugal o Brasil podía valer 3 o 4 ptas. Toda esta especulación económica llevó al
historiador gallego Bernardo Barreiro a publicar, en 1885, en su obra “Brujos y
astrólogos de la Inquisición y el Libro de San Cipriano”, una versión muy parcial del
mismo, con el fin de que toda la gente lo pudiera adquirir a un precio popular y vieran
además lo absurdo de su contenido, destruyendo así su fama y que la gente dejara de
buscar tesoros.
El santo al que se le atribuye la redacción del libro es, San Cipriano de Antioquia, que
vivió en el S. III D.C. (no tiene nada que ver con San Cipriano, Obispo de Cartago, con
el que a menudo es confundido). El relato de la vida de San Cipriano más conocida
(aunque ya hay citas en el s. IX) es la recogida en las diversas obras publicadas con el
título de Flos Sanctorum (entre ellas la del padre jesuita Pedro de Ribadeneyra editada
en Madrid 1599-1601). Según estos relatos, San Cipriano nació en Antioquía, entre
Siria e Arabia; sus padres, idólatras y poseedores de grandes riquezas, lo destinaron,
por sus cualidades, al culto de los falsos dioses. Fue hombre de gran cultura, viajó
mucho (por Grecia, Egipto, la India y Caldea) y llegó a ser un profundo conocedor de
las artes mágicas. A los treinta años se convierte al cristianismo, gracias a la
predicación de Antipo, Obispo de Antioquía y por culpa de un episodio que le ocurrió:
un joven llamado Aglaide se enamora de Justina y la pide en casamiento, que ella
rechaza por estar consagrada a Jesucristo. Aglaide recurre a Cipriano para que Justina
se rinda a sus deseos, lo que intenta con todas las artimañas posibles, sin resultado.
Entonces Cipriano invoca a Lucifer para que le diga por qué son inútiles todos los
sortilegios que hace a Justina, y Lucifer le responde que el Dios de los cristianos es el
señor de todo lo creado, estando él también sujeto a su poder, de forma que no podía
hacer nada contra quien hiciese el signo de la Cruz.
En Cataluña la devoción al Santo debió ser muy popular ya que Palau cita ocho folletos
publicados de la Oración de San Cipriano, a veces acompañada de la Oración a la
Santa Cruz de Caravaca, escritos en catalán y en castellano. De estas obritas
reproducimos la portada de la editada en Manresa, por la Sociedad Editorial
Manresana.
Quisiéramos hacer unas puntualizaciones en este libro, por supuesto personales, pero
que consideramos importantes a fin de clarificar conceptos esenciales en magia que
son fuente de confusión y de grandes errores. Por supuesto no somos teólogos ni
tenemos ningún titulo en dogmas, fe y religión, pero si hemos investigado mucho,
reflexionado, meditado y sacado conclusiones que queremos transmitir con el único
interés de aportar luz útil a aquel que la busque. La verdad hay que buscarla y esta es
la nuestra.
Hay quien dice que la magia cuyo fin sea beneficiar al mago y que coartando la libertad
del otro e invocando a espíritus infernales para ponerlos al servicio del nigromante,
corresponde al trabajo de magia negra. Se me ocurre una pregunta según esa
definición : ¿y cuando no lo hace?, todo trabajo de magia potencia digamos las
“habiliades del mago, como toda práctica ya sea física mental o espiritual potencia al
practicante o sino ¿Qué sentido tendria hacerlo?, otra cosa es la intención o el objetivo
de la practica. Dicen que coharta la libertad individual: ¿Dónde esta el limite entre mi
deseo y el deseo del otro ¿…¿Cuál seria el fin de la magia sino conseguir mediante
artes ocultas lo que aparentemente no logro con mi propio magnetismo personal . Y en
cuanto a la invocación de espiritus infernales, pues lógicamente cada practicante de
magia recurre a aquellos seres con los que se identifica mejor…pero la magia en si es
UNA y como todo en este plano denso tiene dos polaridades, positivo, negativo, de
cómo lo cataloguemos dependerá en el lado que nos encontremos los participantes.
¿Es posible hacer un trabajo de magia amorosa sin perjudicar?, No y Nunca. Solo si la
propia pareja acude al mago pidiendole que les una y lo soliciten los dos, es el único
caso en que no habrá manipulación, y aun así corren el riesgo de torcer ellos sus
propios caminos puesto que nadie puede garantizar que son pareja de por vida. Mi
opinión personal es que si son pareja de por vida, ¿Qué necesidad tienen de recurrir a
otras artes para unirlos ¿ ¿Tan poca confianza tienen en su amor que necesitan recurrir
a manos ajenas para mediante su cesión de voluntad manipulen sus vidas?…
Los grimorios combinan la magia astral, típicamente árabe y de origen persa y griego
(que actúa por el poder de los astros celestes y depende su efectividad de ciertos
signos celestes, días, horas, posiciones planetarias, todo ello unido a fumigaciones y
aspersiones), con los exorcismos (típicamente cristianos y judíos), la magia natural (lo
que los antiguos consideraban la ciencia oculta, que se refire al uso de sustancias
naturales) y la magia diabólica (en que intervienen de seres infernales),
categorizaciones que en la práctica no eran fáciles de hacer y que llevaron a los
eruditos de la Edad Media a enzarzarse en discusiones de si un tipo de prácticas
mágicas eran diabólicas o no.
Respecto al origen de los grimorios, éste es incierto. Se sabe que en el Antiguo Egipto
ya existieron libros que recopilaban conjuros. Sus más claros precedentes proceden de
la magia babilónica, que influyó en la magia judía. En los últimos siglos del Imperio
Romano circularon extensamente obras de magia, muchas de ellas de posible origen
judío, que dejaron su impronta posteriormente en los grimorios medievales. En Europa
comenzó su difusión a partir del s. XII, al producirse una serie de cambios en el mundo
de la cultura y de la vida intelectual europea, como el florecimiento de las Cortes y de
las Universidades como centros culturales, al margen de las escuelas catedralicias y
monasterios, lo que promovió una sed intelectual de búsqueda en fuentes ajenas a la
ortodoxia o en el conocimiento clásico atesorado por el mundo islámico, que se produjo
en zonas de confluencia donde ambos mundos convivían en armonía. El Islam heredó
de la Antigüedad Griega, junto con el saber clásico, la astrología y la alquimia, que se
incorporan en este siglo al saber europeo y, también dentro del saber árabe, se
difundieron los conocimientos mágicos judíos.
El empleo de este tipo de libros fue siempre dentro de los ámbitos cultos y
eclesiásticos, ya que las clases populares no sabían leer, abundando en los anales
históricos las referencias a condenas de frailes, monjes y clérigos por su posesión.
Circulaban por villas y ciudades copiados a mano en secreto, por el evidente peligro
que tenía la posesión de este tipo de libros, lo que hizo que, al pasar el tiempo, las
diversas versiones de un mismo grimorio fuesen diferentes entre sí.
Desde mediados del s. XVIII, los grimorios cayeron en descrédito, no siendo hasta el s.
XIX cuando resurge la afición por este tipo de literatura de la magia ceremonial y el
ocultismo en general (a pesar de la llegada del racionalismo y la cultura científica) con
las obras de Francis Barret, Eliphas Levi, Papus, C. W. Leadbeater, Aleister Crowley y
Arthur E. Waite. En esta época se reeditan los grimorios más famosos de siglos
anteriores y se publican un nuevo género de grimorios “fantásticos” (inventados),
fundamentalmente por el establecimiento de la propiedad comercial e intelectual y la
prohibición de copiar libros de otros editores y autores. Ello hizo que se tuviese que
buscar materiales inéditos en antiguas bibliotecas y que, dada su poca longitud, tenían
que editarse en compilaciones con los más diversos títulos (El Tesoro del Viejo de las
Pirámides, La Gallina Negra, Secretos de las Artes Mágicas, El Libro Negro de la Magia,
y algunas ediciones del Libro de San Cipriano, Tesoro del Hechicero) como luego
veremos.
Los grimorios más famosos e influyentes de magia negra fueron popularizados a través
de las ediciones publicadas en Francia durante el s. XIX (que provenían de ediciones
del s. XVIII, muchas veces italianas) y, en España, en el cambio del s. XIX al XX,
comentando, a continuación, los más importantes, los que guardan más similitud con
el Ciprianillo:
El Gran Grimorio del Papa Honorio, escrito supuestamente por el Papa Honorio III.
Existen diversas ediciones, alemanas, francesas, las más conocidas la de Paris de 1670
y la que sigue la de Roma de 1760 (las españolas están basada en ésta, entre otras la
de la Librería de Rosendo Pons, hacia 1915). Tiene una parte conforme al ritual
católico, de exorcismos y oraciones y otra de invocación a los siete espíritus infernales
(Surgat, Lucifer, Frimost, Astaroth, Silchard, Bechard, y Guland), le sigue una lista de
diferentes recetas mágicas con las finalidades típicas (amor y salud) y un curioso
porcentaje de recetas contra animales dañinos, que revela su antigüedad. Este
grimorio tiene parentesco con el Grimorium Verum (traducido del hebreo por
Plaingiere, dominico jesuita) y publicado supuestamente en Memphis, por Alibeck, el
Egipcio, en 1517 (realmente es de 1817). Su semejanza es evidente, ya que coinciden
algunos de los espíritus infernales invocados y algunas de las recetas mágicas que
aparecen al final de los dos grimorios.
Otro sería el Dragon Rouge, del que circulan numerosas versiones, entre ellas la de “El
Verdadero Dragón Rojo donde se trata del arte de mandar a los espíritus infernales,
aéreos y terrestres, hacer que aparezcan los muertos, saber leer en los astros, poder
descubrir los tesoros ocultos, los manantiales, las minas, etc. Y además La Gallina
Negra edición aumentada con los secretos de la reina Cleopatra. Secretos para que
una persona llegue a ser invisible cuando quiera; los secretos de Artephius, etc.“. Hay
ediciones francesas, la más famosa de Nimes de 1825 y, en castellano entre otras, la
de la editorial Maucci de alrededor de 1910 y la supuesta de Venecia de 1905 por
Enediel Shaiah. Esta edición comparte con el Grand Grimoire y con algunos Libros de
San Cipriano, gran parte de sus contenidos, manera de hacer la varita rabdomántica,
confección del círculo mágico, pactos con el diablo (en realidad con el lugarteniente de
Lucifer, Lucifugo Rofocale), el espejo de Salomón, el Anillo de Giges, y otros apartados
que aparecen en otros grimorios, astrología, fisiognomía, etc. Comparte sellos con el
Gran Grimorio del Papa Honorio.
Otro sería Le Grand Grimoire (el Gran Grimorio), del que se conocen numerosas
ediciones, las más famosas las francesas de 1750 y 1845. Hay una edición española de
1820. Es el grimorio europeo por excelencia y ha servido de modelo para muchos otros
y es al que más se parecen algunas versiones del Ciprianillo. Trata de la preparación
del mago y de sus instrumentos, del círculo cabalístico, invocación y pacto con Lucifer,
lista de espíritus infernales, y una lista de secretos mágicos (la mano de gloria, espejo
de Salo-món, etc.). Un libro editado en castellano prácticamente idéntico a éste es el
titulado Los Secretos del Infierno o sea El Emperador Lucifer y su ministro Luci-fugo
Rofocale. Contiene la gran Llave de los Pactos para dominar a los Espíritus, el Secreto
para hablar con los Muertos, la Cábala para ganar a la Lotería y la Magia para
descubrir los Tesoros Ocultos. Contiene, además, los Responsos al Revés para hacer
devolver lo robado y castigar a los que nos quieren mal o nos han ocasionado algún
daño o perjuicio, sacado de un manuscrito de 1522. La edición más conocida es la del
Mago Bruno, publicada por la imprenta La Neo-tipia de Barcelona, hacia 1910,
reedición supuesta de una francesa de Nimes, del año 1823 o 1835.
Para acabar mencionaremos otros grimorios de los que también existen ediciones
españolas, los atribuidos a San Alberto Magno, Obispo de Ratisbona y santo de finales
del s. XIII, Los Admirables Secretos de Alberto el Grande (conocido popularmente
como “El Gran Alberto”), que es básicamente un tratado de magia natural, con las
virtudes de animales, plantas y piedras, libro muy popular del que hubo innumerables
ediciones desde el s. XVII hasta nuestros días. En castellano ha tenido diversas
ediciones, entre otras la de Alejandro Martínez, Barcelona, 1889. Otra obra que se le
atribuye es “Secretos Maravillos de la Magia Natural y Cabalística del Pequeño Alberto”
(conocido popularmente como “El Pequeño Alberto”), grimorio muy popular entre los
brujos franceses (la edición más famosa la de los Hermanos Beringos de 1729), con
sus recetas de magia blanca y negra (con apartados de fisiognomía y quiromancia,
talismanes, recetas de amor, para conseguir una mandrágora, la mano de gloria, etc.).
Entre finales del s. XIX y el primer tercio del s. XX, hubo un gran número de ediciones
de grimorios (incluido el Libro de San Cipriano) en España, sobre todo en Barcelona y
en Madrid, al principio por editores y libreros (Manuel Saurí y Rosendo Pons en
Barcelona y por Francisco Pueyo en Madrid, entre otros) y, posteriormente, por
editoriales, como Maucci de Barcelona. Después de la Guerra Civil desaparecen estas
publicaciones, por la censura cultural y religiosa de la Dictadura y proliferan las
ediciones realizadas en Argentina y México (por Domingo Ferrari y editoriales como
Caymi y Saturno). Con la Democracia se vuelven a publicar en España estas obras (en
editoriales como Edicomunicación S.A., Humanitas, Edaf, etc.) pero casi siempre, salvo
honrosas excepciones, sin explicar la procedencia de las ediciones reeditadas y con la
novedad, en concreto, en los Libros de San Cipriano, de publicar traducciones de
ediciones portuguesas.
ORACION DE SAN CIPRIANO
ORACION DE SAN CIPRIANO. PARA COMBATIR TODA CLASE DE HECHIZOS,
SACAR LOS MALOS ESPIRITUS DEL CUERPO, ALEJAR AL DEMONJO, BENDECIR
UNA CASA. ES EFICAZ ASIMISMO CONTRA RAYOS, PEDRISCOS, HURACANES,
TEMPESTADES , ETC.
Y0 no conocía tu Nombre santo y terrible, Altísimo Señor; mas ahora sé que eres Dios
fuerte, Dios grande, Dios omnipotente, Dios sempiterno. + Yo ataba las nubes e impedía
cayese la Lluvia sobre el haz de la tierra, y la hierba de la tierra se secaba, y los árboles
no daban fruto, y las mieses se marchitaban en los campos. Yo pasaba por en medio de
un rebaño y las bestias se dispersaban y se perdían. Yo encantaba a un hombre, a una
mujer, a un niño, solo con un rayo de mi mirada; mi poder para el mal era muy grande,
pero hasta ahora no he conocido la ciencia secreta del bien, +oh grande y poderoso
Señor! + +Oh, Dios omnipotente y sempiterno! Yo te ruego
Pentaculo 8 concedas a tu humilde siervo Cipriano que todo hombre o
mujer que rezare devotamente mi oración se vea libre de
hechizos, posesiones, sortilegios, encantamientos y otras
malas artes de brujería, así como le preserves de
tempestades, terremotos, huracanes, rayos e incendios. +
Amen.
+ Huic thalamo presto Lucas defensor adesto. + Marce praecare Jesmn ne simus
doemonis oesu. + Te precor ut damnes fantasmata cuc Joannes. + Esto custos
meus dum dormiam nocte Mattheus. + Jesu Filii David miserere mei. + Amen. + In
nomine Patris + et Filii + et Spin tus Sancti, + Amen.
Una visión un tanto distinta es la que da Robert Graves en "los mitos griegos", el
cual dice " A pesar de todo, la Esperanza Falaz, les convenció con sus mentiras
para que no cometieran un suicidio general." Con esta curiosa interpretación, se
trataría la esperanza como si fuera un mal más.
Por otro lado, creo que la obra donde se ofrece un mayor desarrollo de este mito
no es la Teogonía, sino Los trabajos y los días, también de Hesíodo. En ella no se
dice expresamente que la caja contenía todos los males, sino que Zeus dice
"mandaré a los mortales un mal , al que todos sin embargo halagarán
amorosamente como si no se tratara de una desgracia", es decir, supuestamente
ese mal fue Pandora.
La caja de pandora es una metáfora que hace referencia al ser humano como un
todo.
Pandora es la llave: ella somos nosotros mismos abriendo la caja de nuestra vida.
Así que cuando abrimos la caja de nuestra vida, de ella pueden salir todos los
males, todos los dolores, todas la controversias y problemas que tendremos
durante la misma... sin embargo, hay algo que siempre está con nosotros, y es la
esperanza. La esperanza no solo representa una luz en la obscuridad, sino que
representa holísticamente un todo de bienestar y la certeza de que por más oscuro
que quiera verse el tunel de nuestra vida, al final siempre hay una luz.
La esperanza siempre es nuestra y nadie nos la puede quitar.
LA CAJA DE PANDORA
Por orden de Zeus padre de los dioses, Hefesto dios del fuego,
famoso por sus habilidades, formó la estatua de una hermosa
doncella. La propia Atenea que, celosa de Prometeo, habíase
trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una vestidura
blanca y reluciente, aplicóle sobre el rostro un velo que la virgen
mantenía separado con las manos, coronóla de frescas flores y le
ciñó el talle con un cinturón de oro, adornada maravillosamente
con policromas figuras de animales. Hermes, el mensajero de los
dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y Afrodita le daría
todo su encanto amoroso.